La ley, el reglamento y la trampa

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La ley, el reglamento y la trampa
Por: Pablo León| 17 de marzo de 2014
Foto de David Niddrie para Momentum Magazine.
El Senado acaba de aprobar la reforma de la Ley de Tráfico, Vehículos a motor y Seguridad Vial y con
ella se inician los trámites del nuevo Reglamento de Circulación. Durante el recorrido parlamentario de
la normativa, se han rebajado las pretensiones de María Seguí, directora de la Dirección General de
Tráfico (DGT), de obligar al uso del casco a los ciclistas urbanos y solo se impone a los menores de 16
años:
“Los conductores y, en su caso, los ocupantes de bicicletas y ciclos en general, estarán obligados a
utilizar el casco de protección en las vías urbanas, interurbanas y travesías, en los casos y con las
condiciones que reglamentariamente se determinen, siendo obligatorio su uso, en todo caso, por los
menores de dieciséis años, y también por quienes circulen por vías interurbanas”
Desde el comienzo de su tramitación, el verano pasado, la nueva normativa levantó ampollas entre los
usuarios de la bicicleta. No solo por la imposición del casco sino también por una serie de iniciativas
que, según el colectivo, les relegaba a un segundo plano y que no incidía en propuestas que
aumentaran su seguridad. Tras la agria discusión pública, se han llegado a algunos acuerdos para
matizar la Ley de Tráfico. Aún queda el desarrollo del Reglamento.
“Confiamos en que la DGT, una vez conseguido su singular propósito de imponer el casco ciclista,
retome el diálogo con la Mesa Nacional de la Bicicleta para acordar las medidas necesarias que
garanticen la seguridad del ciclista frente a los vehículos a motor, y que promuevan de manera eficaz el
uso de la bicicleta en aras de la movilidad sostenible, indispensable para una ciudad con menos
accidentes, más económica y más saludable”. Con esta frase recibió Conbici, la coordinadora en
defensa del uso de la bicicleta que representa a más de 50 asociaciones locales, la aprobación, sin
consenso, de la propuesta legislativa.
Antes de la votación, tanto en el Congreso como en el Senado, la Mesa de la Bicicleta y Conbici
presentaron estudios, invitaron a expertos y propusieron buscar referencias normativas en países donde
el uso cotidiano de la bicicleta está más extendido. La mayoría de los partidos de la oposición
valoraron esas aportaciones -Izquierda Unida planteó incluso la devolución del proyecto de Ley al
Gobierno- no así el mayoritario Grupo Popular. “Nuestras propuestas, no han encontrado eco en el
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grupo parlamentario que apoya al Gobierno (PP)”, se lamentan los representantes de los ciclistas
que consideran que la reforma es un paso atrás y que estaba centrada, casi exclusivamente, en la
extensión de la obligatoriedad del casco ciclista a la circulación por zonas urbanas.
En lugar de investigar y adaptar las ciudades a un nuevo vehículo, beneficioso para la urbe y con gran
potencial de crecimiento, esta propuesta legislativa fomenta el miedo al extraño, la sensación de
peligro, la confrontación urbana y la sobrelegislación. Mientras países europeos permiten la
circulación a contramano por algunas calles de sus ciudades y matizan los semáforos para los ciclistas,
en España, para algunos políticos, los usuarios de las dos ruedas siguen sin estar reconocidos. El pulso
sostenido entre pedaleantes y administración, que pilló por sorpresa a la DGT, ha concluído con la
retirada parcial de la obligatoriedad del casco. Con una pequeña trampa ya que deja abierta su
imposición a través del desarrollo de la normativa. Esta ley representa, por un lado,un triunfo
agridulce para los ciclistas debido al evidente éxito de coordinación del colectivo ante la
amenaza; por otro, evidencia la desconexión total entre la DGT y el desarrollo urbano del siglo
XXI.
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