Esta es la sentencia. - Encastillalamancha.es

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Rollo Núm. ................. 11/2012.Juzg. Instruc. Núm. 3 de Toledo.Sumario Núm. .............. 2/2012.-
SENTENCIA NÚM. 1
AUDIENCIA PROVINCIAL DE TOLEDO
SECCION PRIMERA
Ilmo. Sr. Presidente:
D. MANUEL GUTIERREZ SANCHEZ-CARO
Ilmos. Sres. Magistrados:
D. EMILIO BUCETA MILLER
D. GEMA ADORACION OCARIZ AZAUSTRE
En la Ciudad de Toledo, a veintinueve de enero de dos mil catorce.
Esta Sección Primera de la Ilma. Audiencia Provincial de TOLEDO,
integrada por los Ilmos. Sres. Magistrados que se expresan en el margen,
ha pronunciado, en NOMBRE DEL REY, la siguiente,
SENTENCIA
Vista en juicio oral y público la causa que, con el número 2 de 2012,
tramitó el Juzgado de Instrucción Núm. 3 de Toledo, por delitos de homicidio en tentativa, asesinato en tentativa y lesiones, figurando como
parte acusadora el Ministerio Fiscal y F.C.A., D.P.N. y H.K.H. representados
por el Procurador de los Tribunales Sr. Sánchez Calvo y defendidos por el
Letrado Sr. Ibarrondo Merino, contra D.E.O., con D.N.I. núm.
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, hijo de
y de
, nacido en Toledo, el 17 de marzo de 1987, de ignoradas
instrucción y conducta, y sin antecedentes penales; en prisión provisional
por esta causa, salvo ulterior comprobación, del 23 de febrero de 2012
hasta hoy; representado por la Procuradora de los Tribunales Sra. Gómez
Camarero y defendido por el Letrado Sr. Sánchez de la Morena del Olmo; y
contra A.L.S., con D.N.I. núm.
, hijo de
y de
, nacido en Toledo,
el 23 de noviembre de 1.990, con domicilio en C/
de (Toledo), de
ignoradas conducta e instrucción, y sin antecedentes penales; en prisión
provisional por esta causa, salvo ulterior comprobación, del 23 de febrero
de 2012 al día de hoy; representado por la Procuradora de los Tribunales
Sra. Tardío Sánchez y defendido por la Letrado Sra. Biezma Moraleda.
Es Ponente de la causa el Ilma. Sra. Magistrado D. Gema Adoración
Ocariz Azaustre, que expresa el parecer de la Sección, y son,
ANTECEDENTES:
PRIMERO: El Ministerio Fiscal, en sus conclusiones elevadas a definitivas, calificó los hechos procesales primero como constitutivos de un delito
de homicidio en grado de tentativa y una falta de amenazas, previstos y
penados en los arts 138,15 16.1 y 62 asi como en el art 620,1 todos del
Código Penal, estimando criminalmente responsable en concepto de autor
de estos al referido acusado D.E.O., con la concurrencia de la circunstancia
agravante prevista en el art 22,4 del C. Penal, solicitando le fuera impuesta
la pena de NUEVE AÑOS DE PRISION con accesorias y prohibición de
acercarse a H.K.H. y de comunicarse con el por tiempo de doce años, asi
como por la falta de amenazas la pena de multa de quince días con cuota
diaria de doce euros y responsabilidad personal subsidiaria en caso de
impago, pago de costas y, que en orden a la responsabilidad civil, indemnizara H.K.H. en la cantidad de 4700 euros por lesiones y 2700 euros por las
secuelas aplicándose el art 576 de la LEC y asimismo calificando los hechos
procesales como constitutivos de un delito de asesinato en tentativa y otro
lesiones consumadas con uso de arma blanca previstos y penados en los
arts 139.1, 15, 16, 62 y 148,1 en relación con el 147 todos ellos del C.
Penal, asi como por una falta de amenazas prevista y penada en el art
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620,1 del C. Penal, estimaba penalmente responsable de estas infracciones
a A.L.S., con la concurrencia de la circunstancia agravante prevista en el
art 22,4 del C. Penal, solicitando le fueran impuestas las penas siguientes:
por el delito de asesinato intentado la de CATORCE AÑOS DE PRISION, con
accesorias y prohibición de aproximarse y comunicarse con D.P.N. por
tiempo de quince años, por el delito de lesiones consumadas la pena de
CUATRO AÑOS Y SEIS MESES de PRISION con accesoria y prohibición de
acercarse y comunicarse con F.C.A. durante seis años y por la falta de
amenazas a la pena de multa de quince días con cuota diaria de doce euros
y responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago, pago de costas
procesales y en orden a la responsabilidad civil que indemnice a D.P.N. en
la cantidad de 4625 euros por lesiones y en la de 2700 euros por secuelas
y a F.C.A. en la cantidad de 1775 euros por lesiones y en la de 5500 euros
por secuelas con aplicación del art 576 de la LEC
SEGUNDO: Por su parte, la acusación particular en la representación
de H.K.H., D.P.N. y F.C.A., calificó los hechos procesales como constitutivos
de los mismos delitos y falta que el Ministerio Fiscal, entendiendo criminalmente responsables en concepto de autores a los acusados para cada uno
de los delitos en la misma determinación que el Ministerio Fiscal, con la
concurrencia en ambos acusados de la misma agravante y solicitando se le
impusieran a D.E.O. las penas de NUEVE AÑOS DE PRISION por el homicidio intentado, la accesoria, y la prohibición de acercarse y comunicarse con
H.K.H. por tiempo de doce años y la de MULTA de VEINTE días con cuota
diaria de DOCE EUROS por la falta, con responsabilidad personal subsidiaria
y que en orden a la responsabilidad civil indemnizara a H.K.H. en la cantidad de 6000 euros por lesiones y 3700 euros por secuelas, con aplicación
del art 576 de la LEC y que se le impusieran a A.L.S. las penas de CATORCE AÑOS DE PRISION por el asesinato intentado y la accesoria, con la
prohibición de acercarse y comunicarse con D.P.N. durante quince años, la
pena de CINCO AÑOS DE PRISION por el delito de lesiones, la accesoria, y
la prohibición de acercarse y comunicarse con F.C.A. durante seis años y
por la falta la pena de MULTA DE VEINTE DIAS con cuota diaria de 12 euros
y responsabilidad personal subsidiaria y que en orden a la responsabilidad
civil indemnice a D.P.N. en la cantidad de 6000 euros por lesiones y 3700
euros por las secuelas y a F.C.A. en la cantidad de 3000 euros por lesiones
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y 9000 euros por secuelas con aplicación del art 576 de la LEC y pago de
costas para ambos, con inclusión de las devengadas a su representación
procesal.TERCERO: Las defensas de los acusados, en el mismo trámite de calificación, solicitaron la libre absolución de cada respectivo representado
HECHOS PROBADOS
Se declara probado que: 1.-En los primeros minutos de la madrugada del 19.2.2012, sábado de carnaval, los acusados D.E.O. y A.L.S.
transitaban, con un grupo compuesto en total por unas 20 personas, por la
calle Real del Arrabal de Toledo, traspasada la Puerta de Bisagra, en sentido
ascendente al casco antiguo de Toledo. Ambos acusados y la mayoría de los
integrantes del grupo eran simpatizantes de ideologías de corte neonazi.
Casualmente este grupo al que pertenecían los acusados coincidió en dicha
calle con otro grupo de cinco o seis personas, que descendían desde el
centro del casco antiguo, del cual formaba parte V.D.L., de raza negra,
A.C.H. que llevaba estética punk y H.K.H. que llevaba estética punk y es de
nacionalidad búlgara, a los que D.E.O. conocía por ser vecinos del mismo
barrio. Cuando los dos grupos estuvieron frente a frente alguno de los
integrantes del grupo al que pertenecían los acusados exhibieron navajas
ante ellos y profirieron insultos y frases como “guarros os vamos a matar”.
Los del otro grupo, ante ello, salieron corriendo en dirección a la Puerta de
Bisagra siendo perseguidos por algunos de los integrantes del grupo contrario, entre ellos D.E.O., apodado “El Willow”. Antes de llegar a la Puerta
de Bisagra, a la altura de la Plaza de la Estrella, H.K.H. se separo del resto
de su grupo y se dirigió por las escaleras de la citada Plaza a coger un
callejón a la izquierda (calle Alfonso VI) que iba a dar, sin cruzar la Puerta
de Bisagra, a una explanada destinada a aparcamiento del Hostal del
Cardenal, fuera de la muralla, saliendo en su persecución por este callejón
D.E.O. que le siguió portando una navaja y corriendo tras H.K.H., ambos a
solas en el callejón. Con animo de acabar con su vida, D.E.O. lanzo varias
acometidas con la navaja a H.K.H., al que tenia delante corriendo y dándole
en la espalda, hasta que D.E.O. consiguió asestarle un navajazo en la zona
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lumbar derecha, justo por debajo de la 12ª costilla, que le ocasiono una
herida penetrante de seis centímetros de profundidad que atravesó, ademas de la ropa, la pared lumbar y el peritoneo, lacerando el hígado en su
sexto segmento (grado II: entre uno y tres centímetros de profundidad) y
hemiperitoneo pues el hígado es un órgano muy vascularizado. El sangrado
que produjo fue autolimitado y el riesgo vital que la herida producía pudo
controlarse gracias a la rapidez de la asistencia medica recibida, evitando
complicaciones infecciosas o asociadas que habrían podido causar su
muerte. Para la curación de estas lesiones H.K.H. requirió asistencia medica
hospitalaria durante 8 días y tardando en curar 60 días, todos ellos con
impedimento para sus ocupaciones, quedándole como secuelas una cicatriz
de 1,3 centímetros en la región lumbar derecha que le ocasiona perjuicio
estético ligero.
D.E.O., de ideología neonazi, perpetro estos actos por motivo de discriminación contra H.K.H. (inmigrante extranjero de estética punk) por
razón de sus tendencias ideológicas antifascistas.
2.- Aproximadamente una hora mas tarde, ya en el centro del casco
histórico de Toledo, A.L.S., apodado “El Redi”, junto con unas diez o doce
personas mas, disfrazadas todas menos A.L.S. que iba a cara descubierta,
acudió a la calle Sierpes en las inmediaciones del Bar La Otra Bóveda,
regentado por D.R., a sabiendas de que este establecimiento era frecuentado por D.P.N., apodado “el Tanque”. Encontrando a D.P.N. acompañado
de C.M.R. en la calle, siendo ya la 1,30 horas aproximadamente, uno de los
integrantes del grupo en que estaba A.L.S. al identificar a D.P.N. le tiro un
vaso de plástico que impacto en este ante lo cual, entre tanto C.M.R. se
introducía en un portal y cerraba la puerta, D.P.N. se volvió hacia el grupo
preguntando qué pasaba. En ese momento el grupo, incluido A.L.S., rodeo
a D.P.N. que tras si solo tenia la pared y comenzaron a golpearle. En un
momento dado cuando empezaron a aparecer otras personas ajenas al
grupo atacante, los integrantes de este se separaron de D.P.N., salvo
A.L.S. que quedo frente a el. D.P.N. empujo a A.L.S. y al irse este hacia
atrás por efecto del empujón, portando un arma blanca en la mano que
pudieron ver todos los que acudían al lugar, realizo un acometimiento con la
misma para clavarla en el costado izquierdo de D.P.N., con animo de
quitarle la vida, en concreto penetrando el arma entre la 11ª y la 12ª
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costilla y causándole una herida penetrante de doce centímetros que
intereso el riñón izquierdo y llego a lacerar la arteria renal produciendo
sangrado y hematoma retroperitoneal y además hemotorax izquierdo,
habiendo salvado la vida D.P.N. por la asistencia medica rápida que tuvo y
tratamiento hospitalario mediante embolizacion quirúrgica urgente. En su
curación tardo sesenta días todos ellos impeditivos para sus ocupaciones, y
residuandole cicatriz de 5 cms en la región lumbar izquierda con perjuicio
estético ligero
3.- Tras la agresión a D.P.N. el resto del grupo al que pertenecía
A.L.S. salió corriendo hacia la Plaza de la Madalena, entre tanto quedaba allí
unos instantes mas A.L.S. que después siguió la dirección de sus amigos.
Uno de los que acudió al lugar desde el Bar La Otra Bóveda y presencio la
agresión a D.P.N., F.C.A., siguió por la calle Sierpes y en dirección a la Plaza
de la Madalena la carrera de A.L.S., encontrándose con el antes de llegar a
la plaza. A.L.S. se encaro con el esgrimiendo en la mano el arma blanca que
seguía portando. F.C.A. le pidió que la tirase si bien A.L.S., con animo de
menoscabar su integridad física, le lanzo a este un ataque con el arma con
dirección a la zona superior del tronco de F.C.A. quien, instintivamente y en
su defensa, se cubrió con el brazo sufriendo herida por el arma en el
antebrazo izquierdo. Ello causo a F.C.A. una herida inciso contusa en la cara
interior del antebrazo en forma de colgajo que preciso tratamiento consistente en sutura por planos y colocación de drenaje, estando un día hospitalizado, nueve días mas impedido para sus ocupaciones y curando en un
total de 30 días quedándole secuelas consistentes en cicatriz en forma de
“V tumbada” de 12 centímetros en la cara interna del antebrazo izquierdo
que le ocasiona perjuicio estético ligero y limitación en la flexión de los
dedos de la mano izquierda en sus últimos grados
FUNDAMENTOS DE DERECHO:
PRIMERO: Los hechos que se declaran probados en los párrafos
primero y segundo del anterior relato de hechos probados son legalmente
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constitutivos de dos delitos de homicidio en grado de tentativa, previstos y
penados en el art 138 en relación con el art 16 del Código Penal.
El tipo delictivo del homicidio requiere la concurrencia de los siguientes requisitos: 1º) la destrucción de una vida humana mediante la actividad
del sujeto activo, que afortunadamente no se ha producido en este caso,
aunque se ha intentado porque el agente practico todos los actos que
deberían producir, como consecuencia, la muerte de una persona si bien
esta no sucedió por causas extrañas a la voluntad de dicho agente, integrándose asi la tentativa prevista en el art 16 citado. Esta forma comisiva
desde el punto de vista interno y subjetivo existe cuando concurre una
resolución decidida de cometer unas determinadas infracciones, por lo que
concurre el dolo del injusto, y objetivamente se practican todos los actos
de ejecución que deberían causar, según las reglas normales de la experiencia, el resultado típico, y sin embargo este no se produce por causas
independientes de la voluntad del agente, siendo un delito completo en su
ejecución, pero fallido en su resultado. Esta concepción es observable en el
presente caso en cuanto, como seguidamente se analizara, los sujetos
activos de las agresiones examinadas pusieron de su parte la conveniente
actuación para conseguir el resultado de muerte si bien no llego a producirse al mediar actuación de terceras personas (asistencia medica) y/o coincidir una reacción, no en todo caso posible y no previsible sin mas, del
organismo de la victima (autolimitación del sangrado en el caso de H.K.H.)
que impidieron que las heridas que se causaron pudieran ocasionar la
muerte, sin que ello obste para considerar que los sujetos activos hicieron
lo posible por conseguir el objetivo pretendido
El segundo requisito o elemento del tipo del homicidio es la relación
de causalidad entre la conducta y el resultado, que en este caso concurre
en los descritos hechos probados por cuanto las heridas de las victimas que
se produjeron en el hígado (H.K.H.) y en el riñón y la arteria renal (D.P.N.)
se causaron porque los sujetos activos clavaron un arma blanca en su
cuerpo, y ello es causa adecuada y directa del efecto de un resultado de
muerte, si bien como se ha dicho fallido.
SEGUNDO: El tercer elemento del tipo del delito de homicidio es la
presencia de un dolo de muerte o animus necandi. Este animo del sujeto
activo pertenece al ámbito interno de la conducta por lo que, a falta de
prueba directa por su confesión o reconocimiento por el sujeto, ha de
inferirse de
las circunstancias de hecho y de su conducta que, por su
relevancia, asi lo determinen y en concreto delaten que este era el propósito del agresor. Este animo de matar la Jurisprudencia viene considerando
como circunstancias que lo determinan la propia dinámica comisiva, los
medios empleados en el ataque, la insistencia o persistencia en el mismo, la
zona de localización de las heridas del ataque, la intensidad del golpe o
golpes, la gravedad de las heridas y toda la gama de circunstancias facticas
anteriores, coetáneas o posteriores entre las que se consideran las relaciones previas agresor/agredido, el comportamiento del agresor antes durante
y después, por ejemplo frases amenazantes, la prestación de ayuda a la
victima o la forma en que finaliza la secuencia agresiva (entre otras muchas
STS 17.11.03 o 11.3.04) Estas circunstancias permiten determinar el dolo
de matar en alguna de sus formas, aun el meramente eventual, porque
revelan que el agente tenia conciencia del alcance de sus actos y voluntad
de realizarlos, en fin, de realizar una acción que sabían dirigida a matar una
persona. Asi señalo la STS 3.7.06 que el animo de matar comprende tanto
el dolo directo como el eventual y asi como en el primero la acción viene
guiada por la intención de causar la muerte, en el segundo caso tal intención no puede ser afirmada, si bien el autor conoce los elementos del tipo
de manera que sabe el peligro concreto que crea con su conducta para la
vida humana, bien jurídico protegido, a pesar de lo cual continua su ejecución o bien porque acepta el resultado probable o bien porque su producción le resulta indiferente y asi, en fin, “se estima probado que obra con
dolo quien conociendo que genera un peligro concreto jurídicamente desaprobado no obstante actúa y continua realizando la conducta que somete
a la victima a riesgos que el agente no tiene la seguridad de poder controlar, y aunque no persiga directamente la causación del resultado, no
obstante ha de comprender que hay un elevado índice de probabilidad de
que se produzca” (STS 10.3.10)
En este caso concreto y en cuanto al ataque sufrido por H.K.H. en valoración conjunta de lo probado en el juicio aparece que 1º) su agresor uso
un arma blanca, una navaja, que era perfectamente conocido por dicho
agresor, como por cualquier persona, que es instrumento plenamente
capaz de causar la muerte de una persona, pues tenia al menos y como
mínimo 6 centímetros de hoja, que es la profundidad de la herida causada,
según la pericial por médicos forenses ratificada en el juicio, 2º) la herida
se causa en la zona lumbar derecha por debajo de la 12ª costilla y tuvo la
profundidad bastante como para atravesar la pared lumbar, el peritoneo y
lacerar el hígado entre 1 y 3 centímetros (prueba pericial forense) además
de atravesar su ropa que era la propia del invierno, 3º) esta zona del
cuerpo el agresor no podía ignorar que la pueblan órganos vitales, como el
hígado que hirió, y las lesiones causadas precisaron por ello tratamiento
medico hospitalario de urgencia y aun asi solo pudo curar en 60 días lo que
da claro indicio de la gravedad de la lesión, y por ello los médicos forenses
informaron que de no recibir asistencia medica inmediata tal herida habría
causado la muerte porque generaba riesgo vital. En cuanto a ello se ha
incidido por la defensa de D.E.O. en que H.K.H. se beneficio de una reacción del organismo como es la autolimitación del sangrado, pero esto no es
una reacción que necesariamente se produzca en todo caso ni es controlable por el sujeto activo, de forma que el conocimiento y voluntad del agente
era realizar la herida centrado en la sabiduría de que podía matar y el
sangrado autolimitado por causas ajenas a dicha voluntad no resta gravedad al acometimiento y a la herida de riesgo vital, como se ha dicho que se
informo, siendo que dicha voluntad también la indica el hecho de que la
herida se causo porque el arma traspaso ropa de abrigo de invierno mas el
cuerpo lo que supuso el empleo de fuerza para alcanzar la mayor profundidad posible, 4º) el agresor insistió y persistió en el ataque corriendo tras la
víctima los varios metros de recorrido de un callejón de la cuidad, insistiendo el atacante en lanzar varios acometimientos con la navaja y no cesando
su conducta hasta que consiguió asestar el navajazo y ello, aunque no este
aportada en el procedimiento la ropa que llevaba H.K.H. para advertir el
numero de cortes que presentaba, resulta de lo declarado por la victima de
forma persistente y coherente, corroborado por la declaración testifical de
A.C. que, aparte de las dudas planteadas por la defensa sobre si por su
situación geográfica pudo o no presenciar la agresión, es obvio y no discutido que recibió a la victima a la salida del callejón y pudo comprobar su
sangrado y los varios agujeros de su ropa.
La defensa de D.E.O. además de alegar que el lugar al que se dirigió
el ataque no es de extrema gravedad (si bien los forenses como se ha
descrito, señalaron el riesgo vital de una herida de dichas características),
fundo sus alegaciones en la manifestación de las médicos forenses en el
juicio de que la herida “no era mortal de necesidad”, si bien la Sala considera que una herida mortal de necesidad, sea la que causa la muerte en el
acto, sea la que causa la muerte aun con asistencia medica, no es la única
que determina la consideración del dolo de matar sino también aquellas
otras que son igualmente mortales, porque pueden causar la muerte en un
espacio de tiempo breve si no se recibe asistencia sanitaria porque el
agente somete a la victima a un riesgo patente de muerte cuya enervación
se produce por circunstancias que el agente no puede controlar, y sabe que
no puede hacerlo, por lo que puede llegar a no producirse esta evitación del
resultado y asi lo sabe, pese a lo cual continua en su acción. No tiene
sentido lógico considerar que el sujeto activo no quiso matar cuando se
asesto herida en tal zona, aun desde la inestabilidad de ir corriendo tras la
victima por un callejón en pendiente descendente, salvando con su ataque
la distancia que le separaba de la victima para introducir el arma en el
cuerpo. En carrera yendo detrás pudo ejecutar otras acciones de resultado
lesivo, como un empujón o un golpe que produjera caída, pero lo que
demuestran los hechos es que quería atacar con la navaja, solo con la
navaja, y no buscaba cualquier lesión sino una en dicha zona en que se
encuentran órganos vitales, si bien afortunadamente carecía de la fuerza o
de la habilidad para obtener en su ataque la profundidad (muy pocos
centímetros mas según los médicos forenses) que aseguraba el carácter
letal de la herida, falta de destreza que no desvirtúa la consideración de
cual era su voluntad, bien directa bien como dolo eventual, de causar la
muerte.
En el caso del ataque sufrido por D.P.N. ha sido probado que 1º) su
agresor uso un arma blanca de la que cabe razonar lo mismo que en el
caso anterior, mas incluso al considerar que al menos este arma tenia 12
centímetros de hoja que es la profundidad de la herida causada, 2º) que
dicha profundidad de la herida, aun cuando la victima declaro que solo
llevaba puesta una camisa sin mas abrigo (de fácil penetración), indica una
fuerza importante para poder asestar el golpe, 3º) la herida se causo en el
costado izquierdo entre las costillas 11ª y 12ª penetrando, como se ha
dicho, 12 centímetros e, interesando el riñón, llego a herir la arteria renal y
quedo claro y patente en la pericial por médicos forenses que fue causada
en zona poblada de órganos vitales como los riñones, lo que es conocido
por cualquier persona, por lo que al menos, si no dolo directo, si que el
agresor había de representarse la alta probabilidad de dañar tal órgano
vital, 4º) la gravedad de la herida fue tal que preciso control en UCI y
tratamientos muy especializados como la embolizacion de forma urgente,
varios días de hospitalización y 60 días para curar, presentando como se ha
informado por los médicos forenses un riesgo vital alto.
A juicio de la Sala, conforme a las pruebas citadas y su resultado conforme a lo que indica el sentido común o la razón, ambos agresores tenían
intención de matar, al menos a titulo de dolo eventual, pues alguien que
con tal fuerza ataca con un arma blanca a otra persona dirigiendo su
ataque contra, no cualquier zona de la espalda o del costado, sino aquella
en que es conocido que a su altura se encuentran órganos tan precisos
para la vida como los descritos y con la intensidad que se deriva de la
profundidad de la penetración, es obvio desde la lógica que lo que quiere es
matar o al menos, previendo la alta posibilidad de matar, porque no podía
ignorarlo dadas las circunstancias, no quiso cesar en la ejecución del acto,
bien porque realmente consentía el matar y no lo rechazaba o bien porque
realmente no le importaba si mataba o no, lo que supone aceptar la muerte
si se produce.
TERCERO Los hechos relativos al ataque sufrido por D.P.N. son calificados por las acusaciones de delito de asesinato en tentativa previsto y
penado en el art 139,1 del C. Penal, por concurrir alevosía, lo que fundan
en el hecho de que la victima fue atacada con el arma blanca de forma
súbita y sorpresiva cuando era rodeada y golpeada por un grupo de personas que le arrinconaban en una pared, por lo que estaba indefensa frente
al ataque con el arma, y desbordada por el numero de agresores y por la
simultaneidad de ello con la acometida.
Ha señalado la STS 2.3.10 entre otras que para apreciar alevosía han
de concurrir: en primer termino un elemento normativo consistente en que
se trate de un delito contra las personas, en segundo lugar, como requisito
objetivo, que el autor utilice en la ejecución medios, modos o formas que
han de ser objetivamente adecuados para asegurar el resultado mediante
la eliminación de las posibilidades de defensa sin que sea suficiente el
convencimiento del sujeto acerca de su idoneidad, en tercer lugar, en el
ámbito subjetivo que el dolo del autor se proyecte no solo sobre la utiliza-
ción de los medios empleados, sino también sobre su tendencia a asegurar
la ejecución y su orientación a impedir la defensa del ofendido, eliminando
asi conscientemente el posible riesgo que pudiera suponer para su persona
una eventual reacción defensiva de aquel, y en cuarto lugar, que se aprecie
una mayor antijuridicidad de la conducta derivada precisamente del modus
operandi conscientemente orientado a aquellas finalidades y asi que en
realidad se produjera una situación de indefensión. Con la STS 26.9.03
entre otras se deben diferenciar tres clases de alevosía: a) la que se
denomina preditoria y que consiste en realizar la acción mediante acechanza, emboscada o traición de forma que el agresor se oculta y cae sobre la
victima cuando y donde no le espera, b) la sorpresiva, súbita e inopinada
con ataque imprevisto y fulgurante en la que la victima ve al agresor pero
no descubre su intención este y asi ni puede preverla el agredido y c) la de
prevalimiento en la que existe el aprovechamiento de una situación de
indefensión de la victima por sus circunstancias dadas.
En este caso el grupo de personas que iniciaron el ataque a D.P.N. no
se acercaron sigilosamente a el, sino que lo hicieron llamando su atención
lanzándole un vaso de plástico que le impacto cuando estaba de espaldas,
lo que le hizo volverse y apreciar la situación sin que ello le hiciese entrar
en el portal inmediato, como si lo hizo la persona que le acompañaba, sino
que se volvió para pedir explicaciones al grupo sobre qué pasaba. En el
grupo estaba el acusado por esta agresión, desde el principio del ataque y
este fue uno de los tres primeros que comenzaron a agredirle, según
declaración de la victima, siguiendo luego la agresión por todo el grupo de
10-12 personas. No se produjo una mera discusión verbal de la que no
pudiera esperarse una mutación a una agresión con arma, sino una agresión física desde el principio. El acusado de su agresión portaba un arma
blanca que exhibió en un momento dado antes del acometimiento ante
todos y asi, aunque la victima no pudiera verla, nada menos que los tres
testigos presenciales de la agresión no pertenecientes al grupo agresor
pudieron verla desde unos tres o cuatro metros de distancia (C., L. y F.) y
pudieron asi describir su tamaño ante la Sala y su característica de arma
blanca, de manera que no consta de forma rotunda que la agresión con el
arma fuera inesperada por la victima de todo punto, por esconderla u
ocultarla su agresor, ni consta abarcado por el dolo de este el que aquella
victima no pudiera verla, como si la vieron los demás, para asegurar el
resultado pretendido, como tal ataque sorpresivo, como tampoco oculto
este agresor sus intenciones lesivas cuando desde antes le estaba golpeando con el resto del grupo. El agresor lo tenia la victima, como ella y los
citados testigos declararon, frente a el y ya llevaba un tiempo frente a el,
no se le acerco inopinadamente y amparado en el tumulto, ni estaba fuera
de su vista, y en cuanto al aprovechamiento de la acción de golpear del
resto del grupo para evitar la defensa de la victima al apuñalar la Sala no
puede pasar por alto que la propia victima declaro haber dado un empujón
al acusado a consecuencia del cual, lógico dada la importante envergadura
física de la victima, este agresor cayo hacia atrás movimiento que aprovecho para asestar la puñalada, de forma que, la victima no tenia el rostro
tapado en actitud defensiva de golpes de los demás cuando fue atacado y
estaba defendiéndose frente a su concreto agresor. Todo ello ha de ponerse en relación con lo declarado por el testigo presencial ajeno al grupo
agresor, C.P., testigo de la acusación y conocido de la victima, quien,
aparte de los integrantes del grupo y de D.P.N., fue el primero que llego al
lugar de los hechos y que aseguro que pudo ver dar la puñalada, aun
desde una perspectiva lateral respecto de agresor y agredido, porque el
resto del grupo del agresor se retiro y cuando presencio el apuñalamiento
los compañeros del agresor “se habían ido” y por eso lo vio “sin nadie en
medio”, algo que los demás testigos, L. y F., que llegaban a continuación
no contradijeron pues ni siquiera se les pregunto sobre este concreto
particular. La Sala da toda la credilidad a lo relatado por el citado C.P.
porque además resulta lógico lo declarado por el pues no es muy común
que se pueda ver por tres personas (los testigos) la cara del agresor
concreto y el gesto concreto de ataque cuando este se halla integrado en
un grupo de 10/12 personas, según declaran los propios testigos, que
estaban rodeando por todos los lados al agredido (declaración de la victima)
y todos realizando igualmente movimientos de golpear y no es tampoco
muy lógico que quien esta siendo agredido simultáneamente por 12 personas recibiendo golpes de cada uno de ellos sea capaz de apreciar perfectamente la cara de uno de estos agresores para además individualizar, de
todos los golpes recibidos, cual es el que este agresor le asesto, pero si que
es lógico que al agresor se le pueda ver a la perfección e individualizar con
precisión el golpe concreto que este asesta, tanto por la victima como por
los testigos, si el resto del grupo inicialmente agresor se ha ido retirando
quedando separado del agresor y también de la victima y estando ya frente
a frente los dos, todavía sin solución de continuidad entre ellos, es decir,
sin ruptura por parte del agresor de la conducta de ataque, con la que
seguía a pesar de la cesación por los demás. El propio ofendido señalo que
cuando llego C.P. el grupo se disperso, pero C.P. llego antes del apuñalamiento y por eso pudo verlo. En fin, existen dudas razonables de que fuera
la victima atacada con el arma blanca aprovechando la distracción que
suponía que otras diez personas le estuvieran dando golpes y constan
elementos que no permiten descartar que, rompiéndose la situación de
acometimiento por varias personas, en un determinado momento quedaron
frente a frente y con cierta separación de los demás agresor y victima, la
cual pudo reaccionar para defenderse, de hecho empujo a su agresor, que
portaba un arma blanca visible, como lo fue para los testigos, otra cosa es
que la defensa de la victima no fuera eficaz.
En relación a estas circunstancias con la previa agresión del grupo la
STS 19.2.07 señalo que “cabe una mutación de las circunstancias en que se
produce la agresión. De modo que comenzando de una determinada
manera, con puñetazos o patadas por ejemplo, en un momento determinado puedan cambiar las circunstancias pasándose a utilizar medios (armas
blancas o de fuego) contra los que no quepa defensa alguna y mucho mas
si esto se hace subrepticiamente a espaldas del agredido de forma rápida e
inopinada. Esta Sala ha dicho que la conducta ha de ser alevosa desde el
momento mismo del inicio de la acción, sin embargo, ello no obsta a que,
iniciada una acción delictiva sin carácter alevoso, se inicie después otra
distinta contra el mismo sujeto pasivo en que pueda apreciarse tal alevosía
sobrevenida” y la STS 29.10.07 indica que es compatible la alevosía con
una discusión previa cuando uno de los contendientes no puede esperar
racionalmente una actitud exasperada de la otra parte que vaya mas allá y
se deslice hacia una agresión desproporcionada que coja por sorpresa al
acometido, es decir, la alevosía por sorpresa se da cuando aun mediando
un enfrentamiento previo se produce un cambio cualitativo en la situación
de forma que esta ultima fase de la agresión con sus propias características
no podía ser esperada por la victima en modo alguno en función de las
concretas circunstancias del caso. En este caso no se dan estas circunstancias: existió una previa agresión en que participo el agresor y el cambio
cualitativo no fue importante porque no se paso de repente de una disputa
no lesiva a la agresión inesperada, sino que se inicio todo con una agresión
de por si lesiva para la integridad física de la victima que paso a ser mas
lesiva al usarse un arma, uso del arma no de forma subrepticia sino de
forma visible para nada menos que todos los testigos que lo presenciaron, a
lo que se paso sin ruptura temporal ni en el curso de la acción ni con el
incidente lesivo anterior que para el agresor no había acabado y allí continuaba frente a la victima.
Todo ello impide apreciar, con la certeza y convicción que es necesaria, la concurrencia de alevosía y la consiguiente transmutación del homicidio intentado, ya apreciado en la agresión a D.P.N., en asesinato intentado.
CUARTO Los hechos declarados probados en el párrafo tercero del
relato de hechos de la presente sentencia son legalmente constitutivos de
un delito de lesiones consumado (art 147 del C. Penal) en la modalidad
agravada del art 148,1º del mismo texto legal por haber sido causadas
aquellas mediante el uso de un arma peligrosa como es un arma blanca de
al menos 12 centímetros de hoja, al ser la misma que hirió a D.P.N. Efectivamente concurren en la causa todos y cada uno de los elementos configuradores del tipo delictivo: el elemento objetivo constituido por la causación
de un resultado de menoscabo físico para la victima cuya curación preciso,
ademas de una primera asistencia medica, tratamiento medico quirúrgico y
el elemento subjetivo constituido por el dolo de lesionar, elemento que
concurre tanto si el autor lo quiere directamente como si lo prevé como
posible o eventual y a pesar de ello lo ha aceptado continuando con la
realización de la acción, elementos ambos que, a la vista de todo lo expuesto, es innegable que concurren en este caso.
QUINTO Por ultimo la acusación se dirige contra ambos imputados
por una falta de amenazas esgrimiendo un arma (art 620,1 C. Penal). Del
relato de hechos de la conclusión primera de los escritos de acusación
aparece que las amenazas ocurren en el primer incidente, que culmino con
la agresión de H.K.H., cuando los acusados, según la acusación, esgrimieron navajas ante el grupo en que se hallaba H.K.H., y les gritaron que les
iban a matar, aunque esta expresión también se relata como vertida ante
F.C.A. (“te voy a rajar”) esgrimiendo arma blanca por su agresor. El tipo se
configura por la acción de amenazar levemente a alguien esgrimiendo ante
el un arma, lo que supone intimidarle levemente con la causación de un
mal, que puede ser la muerte (homicidio) o lesiones, pero como señalo la
STS 20.7.2007 la amenaza presupone que el mal no ha comenzado a
ejecutarse y por el contrario, cuando la amenaza tiene lugar en unidad de
acción con el comienzo de la ejecución del mal y este por si mismo es
punible (en este caso la tentativa de homicidio de H.K.H. y las lesiones de
F.C.A.) solo puede configurar un concurso de normas que se resuelve
quedando absorbidas las amenazas en el delito intentado o consumado. Ello
supone la imposibilidad de condenar por esta falta independientemente
calificada ni al agresor de H.K.H., aunque antes le esgrimiera el arma, ni al
agresor de F.C.A. A partir de ahí solo queda la acusación de las amenazas
en el primer incidente relatado contra el acusado que esta descartado que
fuera agresor de H.K.H. en la tentativa de homicidio, es decir, A.L.S. Pero
en este caso concurren dos cuestiones a) que de los presuntamente amenazados, los pertenecientes al grupo que se hallaba con H.K.H., nadie ha
formulado denuncia por las amenazas e incluso los traídos como testigos en
instrucción renunciaron al ejercicio de acción penal por su parte y el art 620
del C. Penal establece que los hechos penados en su párrafo primero, los
objeto de acusación, solo serán perseguibles mediante denuncia de la
persona agraviada y b) en relación a H.K.H. este manifestó con rotundidad
en el juicio que no sabia quien le dijo que los iban a matar de entre todos
los del otro grupo, que señalo como 15/20 personas, y en concreto repitió
que no sabia lo que le dijo A.L.S. y que no sabia si este saco ante el una
navaja. Es cierto que el testigo A.C., que no formulo denuncia, señalo que
ambos acusados sacaron navajas, pero seria ante el, si bien no consta que
fueran esgrimidas por A.L.S. frente a H.K.H. porque este ni la vio y si se
esgrimieron concretamente ante otras personas no han sido denunciadas,
siendo que el otro testigo, P.M., nada dijo de que viera una navaja en
manos de A.L.S.. Existió otro testigo en el hecho V.D.L. que ni acudió al
acto del juicio ni pudo ser encontrado (se halla en busca y captura) para
ser traído al mismo, ni ante tales circunstancias su declaración en instrucción se introdujo en el plenario mediante la solicitud de su lectura, por lo
que lo por el afirmado en la causa no puede ser tenido en cuenta en cuanto
a este particular ni en cuanto a cualquier otro.
En fin, desde este mismo momento ha de concluirse que no están
probadas las amenazas objeto de acusación o bien simplemente no se
puede imponer condena por ellas por las razones de absorción y falta de
denuncia previa ya expuestas, lo que determina la absolución de ambos
acusados por esta falta objeto de acusación contra ambos.
SEXTO Del expresado delito de homicidio en grado de tentativa
cometido contra H.K.H. resulta criminalmente responsable en concepto de
autor, conforme a los arts. 27 y ss. del Código Penal, el acusado D.E.O.,
por la participación directa, material y voluntaria que tuvo en su ejecución.
La Sala en valoración conjunta de la prueba practicada conforme al art 741
de la LECrim ha llegado a esta conclusión por la valoración del resultado
arrojado por la declaración de la victima que, como ha indicado Jurisprudencia ya consolidada y pacifica puede ostentar valor suficiente para
desvirtuar la presunción de inocencia, siempre que no existan razones
objetivas que invaliden tal versión de los hechos. Dicha Jurisprudencia (por
todas STS 21.9.04) establece que se han de tener en cuenta ciertas cautelas a la hora de valorar la declaración de la victima como prueba de cargo
que fundamente la condena y, en concreto, valorar: a) la ausencia de
incredibilidad subjetiva derivada de las previas relaciones entre el acusado
y la victima que permitan deducir móviles de resentimiento, enemistad o
venganza, teniendo en cuenta que si bien todo denunciante tiene por regla
general interés en la condena del acusado ello no elimina de forma categórica la veracidad de sus manifestaciones, b) la verosimilitud de lo declarado
que se apoya por las corroboraciones periféricas de datos objetivos obrantes en el procedimiento y c) la persistencia en la incriminación por las
manifestaciones de la victima que habrán de ser firmes y sin contradicciones ni ambigüedades, en la forma en que dicha persistencia se conceptúa
por la Jurisprudencia que no exige total exactitud o identidad de declaraciones, sino que deja margen a matizaciones, siempre que se mantenga una
línea uniforme (por todas STS 8.5.02)
En este caso, la victima desde el principio manifestó que quien le persiguió por todo el callejón fue el acusado D.E.O. y tal declaración la ha
mantenido de forma persistente en la causa, en los términos descritos, sin
ofrecer duda alguna tal identificación puesto que no se efectuó por una
diligencia de reconocimiento entre un grupo de personas, aunque luego se
practicase rueda para confirmación, sino desde el inicio de sus declaraciones porque conocía desde antes de los hechos perfectamente a D.E.O. por
ser vecino de su barrio, si bien no constan relaciones previas personales
entre ellos, ni cordiales ni de enfrentamiento, de las que quepa deducir que
en tal identificación mediaran móviles de enemistad o resentimiento o
cualquier otro espurio. Tal declaración no solo viene corroborada por los
informes médicos que constatan que sufrió lesiones compatibles con la
dinámica de la agresión y el arma usada que relato el ofendido, sino también por las declaraciones de los dos testigos presenciales que fueron oídos
en el plenario y que manifestaron en esencia a) que fue D.E.O. quien
persiguió a H.K.H. por el callejón en que el segundo se introdujo para huir
del enfrentamiento con el grupo del agresor, b) que si bien tres o cuatro
mas intentaron salir tras de H.K.H., los demás quedaron luego detrás y c)
que cuando H.K.H. salio del callejón ya iba herido de una puñalada. Así de
inicio consta la declaración del otro acusado A.L.S., también integrante en
ese momento del grupo de D.E.O., declaración no autoexculpatoria porque
nunca fue A.L.S. ni acusado ni denunciado por esta agresión, sobre el
hecho de que una persona del otro grupo que solo puede ser H.K.H.
porque el resto salió huyendo
por la Puerta de Bisagra se fue por un
callejón y D.E.O. fue tras el y el resto del grupo de A.L.S. quedo detrás.
Consta asimismo la declaración de A.C. que declaro que conoció a D.E.O. al
momento de los hechos, vecino de su barrio, porque se quito la mascara
que llevaba y que este persiguió a H.K.H. por el callejón y el testigo P.M.,
con mas precisión, determino como vio a H.K.H. separarse y tirar por el
callejón: porque al salir corriendo tenia a H.K.H. delante suyo, y como vio a
D.E.O., al que conocía de su barrio, salir tras el asi como vio a H.K.H. ya
apuñalado fuera del callejón. Todo ello genera plena convicción a la Sala de
que es plenamente cierto que, como declaro H.K.H., durante su carrera por
el callejón oía como le seguían corriendo los pasos de una persona, es
decir, que no existió una segunda persona que se intercambiara con D.E.O.
durante la persecución o que acompañara a este en la misma; que los
demás quedaron detrás, y que esta persona que le seguía era D.E.O.
porque, aunque no se volvió durante la carrera para mirar atrás, le había
visto desde el principio de la huida tras el ya a la entrada del callejón,
sufriendo los acometimientos mientras corría con el acusado detrás suya y
sufriendo un apuñalamiento en la espalda y por estas razones la Sala
considera que, en contra de lo alegado por la defensa de D.E.O., lo que
declaro H.K.H. es algo mas que una mera intuición sobre la autoría por el
acusado.
Tal prueba es suficiente para fundar una condena, si bien y como la
defensa de D.E.O. alego dudas en la credibilidad del testigo A. en cuanto
dijo haber visto la agresión misma desde la explanada de aparcamiento en
que desemboca el callejón, dudas que se alegaron sobre la base de que
desde dicha explanada no se puede ver el interior del callejón, la Sala debe
señalar que esta conclusión de la defensa depende obviamente del lugar de
la explanada que se quiera escoger para tal aseveración pues desde la
parte en línea con la desembocadura del callejón es claro que permite ver
el interior del mismo al menos en parte, de la misma forma que H.K.H.
desde el callejón vio a sus amigos en la explanada y asi lo declaro. En
cualquier caso, aun cuando se dudase de esta concreta testifical, por las
contradicciones con la victima en cuanto a la postura de agresor y agredido al asestarse el golpe, según también se alego, ello no excluye que la
declaración de la victima, con sus elementos ya descritos, tenga plena
credibilidad, corroborada por los demás testigos, incluido el otro acusado, y
por la lógica pues si fueron varios los que le vieron entrar en el callejón
seguido por D.E.O. que iba tras el, y si no consta que existiera otra persona
recorriendo el callejón (ni siquiera lo ha expuesto el acusado), y lo que si
consta como hecho objetivo que en el callejón H.K.H. entro sin herida y
salio del el con una herida y precisamente en la espalda, solo pudo esta
serle causada por aquel que todos los que han declarado, excepto el
acusado D.E.O., han dicho que salio en su persecución y corría tras el por
dicho callejón.
Frente a ello, el acusado D.E.O. ofreció una versión muy distinta simplemente negando la mayor: el no subió al casco antiguo de Toledo donde
ocurrieron los hechos porque se quedo a mucha distancia en el Barrio de
Santa Teresa y sus alrededores, lo que corroboro su amigo desde hace
muchos años y testigo J.S.R., a instancias de su defensa, lo que no merece
la mas mínima credibilidad a la vista de las múltiples declaraciones en
sentido contrario que constan en la causa y no solo las ya descritas del
coacusado, de P. o de A. así como de H.K.H., sino también las de los
testigos M.S. y J.M., que eran entonces amigos de D.E.O., y que a pesar de
no ver nada de este enfrentamiento porque iban delante, lo que si refirieron es como habían estado con los acusados en Santa Teresa y como
subieron al casco por la Puerta de Bisagra y D.E.O. iba con ellos.
La defensa plantea igualmente dudas respecto de la credibilidad en
general de las pruebas tenidas en cuenta por la Sala y ya descritas sobre la
base de alegar que la victima y los testigos amigos suyos (P. y A.) son
vecinos del barrio en que vive D.E.O. y se inventaron la acusación contra
este ante la imposibilidad de identificar a cualquier otro, por enemistad y
animadversión por razón de su previo conocimiento y de las distintas
tendencias ideológicas de este acusado respecto de aquellos, lo que justifica
la defensa en lo poco razonable que es el ir a agredir quitándose la mascara
que le tapaba la cara, en las pocas lesiones existentes pese a asegurarse
que había tantas navajas, y en el hecho de que imputaron también a un
amigo de D.E.O., L.Z., que esta constatado que no estuvo allí. Pues bien, la
Sala debe destacar que a) como la propia defensa señalo en su informe la
violencia no es razonable y por ello no resulta algo extraordinario que quien
ejerce o va a ejercer la violencia no tenga el menor inconveniente, en
hacerlo a cara descubierta, de hecho la agravante de disfraz no se aplica en
la mayoría de los casos, incluso permitiendo su perfecta identificación si una
mascara de carnaval lo impedía para que su victima sepa quien es quien
esta atacándole y va a causarle el perjuicio, b) pese a ser conocidos del
barrio no consta, ni siquiera D.E.O. lo alego, ninguna relación de enfrentamiento de este con los testigos ni la mas mínima que justifique un motivo
para acusar a D.E.O. de un hecho tan grave, resultando ilógico que quien
ha estado a punto de perder la vida prefiera imputar como autor a quien
sea por una animadversión nunca probada, o solo porque no coincida con
sus ideas, en lugar de permitir que la investigación se centre en los demás
datos concurrentes para poder castigar a quien realmente quiso matarle y
sin embargo tal identificación la sostiene la victima desde su primera
declaración ante la Policía, c) el que existieran muchas navajas sin mas
heridas puede explicarse, aparte de mutuas connivencias para acusar en
falso, en la rapidez de los que huían o la falta de destreza o puntería de los
que agredían y d) el que se mencionara también a L.Z. ha de destacarse
que solo se dijo de el que estuviera en el grupo inicial, nunca que fuera el
que asesto el navajazo a H.K.H., es decir, que estaba en el grupo al que
pertenecía D.E.O. (era conocido que eran ambos amigos desde tiempo) por
lo que nada incide en la identificación del autor del homicidio intentado.
En conclusión, tales alegaciones de la defensa no pueden desvirtuar
ni siquiera originan una duda razonable acerca de que la victima, el coacu-
sado y los testigos, algunos incluso amigos en aquel momento de D.E.O.,
hayan contradicho radicalmente su versión de los hechos y hayan inventado una versión para perjudicar al acusado por mero resentimiento.
SEPTIMO Del delito de homicidio intentado del que fue victima D.P.N.
es responsable en concepto de autor A.L.S. De principio y como en el caso
anterior consta la contundente declaración de la victima que le identifico
como la única persona que le asesto un golpe en el costado donde tenia la
herida. Los mismos requisitos ya descritos para la eficacia de la declaración
de la victima como suficiente prueba de cargo se dan aquí: no constan
relaciones previas, ni conflictivas ni amigables, entre victima y agresor a
nivel personal que hagan dudar siquiera de la que en la declaración del
agredido existían móviles de animadversión, es mas, la victima declaro que
a A.L.S. en ese momento solo le conocía de vista y A.L.S. declaro que
nunca tuvo problemas con D.P.N. ni coincidía con el por Toledo. La declaración de esta victima viene corroborada por las testificales de tres testigos
presenciales, fundamentalmente C.P., pero también L.C. y F.C.A., y asimismo por los informes médicos que constataron en la victima lesión
compatible con la dinámica de la agresión que relato. La coherencia en tal
identificación del autor por la victima es clara a lo largo de la causa y es
que, todas las cuestiones que plantea la defensa respecto del reconocimiento de este autor por los testigos, que a continuación se examinaran, no
aparecen en el caso de la victima y su identificación porque a esta no le
fueron exhibidas previamente fotografías del acusado obtenidas de las
redes sociales, sino que identifico al mismo entre 8 fotos policiales estando
en el hospital, siendo indiferente ya la via (identificación previa en las fotos
de Tuenti por otras personas) por la que entre el surtido de fotos policiales
se encontraba la de A.L.S., via esta que no consta que se informara a
Daniel antes de su identificación. Es cierto que al reproducir su identificación en rueda judicial se produjo un error en el Juzgado de Instrucción y se
dispuso una rueda de personas a reconocer ninguna de las cuales era la
imputada por la victima por su agresión y el agredido termino reconociendo
a otra persona que formaba aquella rueda, pero inmediatamente a continuación en el mismo día se practico nueva rueda de reconocimiento en la
que identifico la victima sin ninguna duda a A.L.S. que ya si que formaba
parte de ella y rectifico expresamente su reconocimiento anterior. Asi las
cosas no cabe apreciar que tal identificación carezca de coherencia o
persistencia, independientemente de un error puntual inmediatamente
rectificado y provocado por un error del Juzgado. La defensa alego que
carecía de credibilidad lo declarado por esta victima porque no era lógica la
agresión que relataba pues estando contra la pared lo razonable era herirle
de frente y no en la espalda si bien 1º) la victima no dijo que estuviera
contra la pared físicamente sino separado de ella unos centimetros,2º) la
herida según la pericial de médicos forenses y según declara la victima se
produce en el costado no en la espalda y 3º) la herida existe luego la
cuchillada existe y si fue en la espalda y allí no pudiera darse por estar la
pared, según la tesis que sostiene la defensa, lo lógico seria pensar que se
asesto cuando el agredido estaba de espaldas al agresor, lo que no va a
hacer a la Sala reconsiderar la alevosía porque tal alegación de la defensa
no se ajusta a los hechos objetivos obrantes ya reseñados en los puntos
anteriores.
En conclusión, solo con tal prueba bastaría por su eficacia para dar
por suficientemente probada y generar en la Sala la convicción de la autoría
por A.L.S., llevara bolsillos o no en la ropa, en lo que tanto insistió la
defensa, pues es hecho notorio que una navaja o un arma blanca puede
portarse en muchos lugares del cuerpo o de la ropa que no son un bolsillo.
OCTAVO Aun asi y como se plantea cuestión de nulidad sobre la
identificación de dicho acusado por los testigos, que se ha dicho son elementos corroboradores de aquella declaración de la victima, debe partirse
de que los testigos que horas después acudieron a Comisaria y que declararon haber visto la cara del agresor de inicio no reconocieron en fotos
policiales, en las que no figuraba A.L.S., a nadie y les fue comunicado por la
Policía que si no se identificaba a nadie no se podía detener a nadie. Los
testigos ante ello encontraron unas fotos publicadas en Tuenti en las que
aparecía, junto con el otro acusado D.E.O., A.L.S. al que reconocieron en
ellas y por ello las entregaron a la Policía reseñando cual de los dos varones era el agresor (A.L.S.) y a partir de ahí con su foto actualizada de los
archivos policiales y junto a otras 7 se reconoció nuevamente en la policía a
A.L.S., luego igualmente reconocido en rueda judicial y en el plenario ante
la Sala.
La defensa de A.L.S. planteo ya en la fase de instrucción y ratifico en
el plenario la nulidad de los reconocimientos fotográficos policiales de los
testigos porque fueron realizados sin la presencia de los Letrados estando
ya detenidos los acusados, porque se exhibieron un numero limitado de
fotografías y no álbumes fotográficos y porque las victimas (ya se ha
expuesto que no consta en el caso de D.E.O.) y los testigos vieron antes
del reconocimiento fotográfico unas fotos de A.L.S. en Tuenti y se vieron ya
influenciados por ellas a la hora de reconocerle ante la Policía, contaminando esta irregularidad los restantes reconocimientos.
En relación a la presencia de letrado debe considerarse que la defensa de A.L.S. carece de legitimación y representación para la defensa de los
intereses de D.E.O., por lo que no puede impugnar la validez de los reconocimientos fotográficos de este ultimo y si asistió o no letrado. A partir de
ello, la detención en concreto de A.L.S. es posterior a todos los reconocimientos fotográficos, salvo el de F.C.A., por lo que no existía exigencia
alguna de la intervención de un letrado de un detenido inexistente, que
precisamente fue detenido a raíz de aquellos reconocimientos.
Los reconocimientos fotográficos anteriores, y también el de la victima D.E.O., se realizaron con los requisitos que señala la STS 18.5.09: la
diligencia esta documentada bajo la responsabilidad de los encargados de la
instrucción del atestado, se realizo con exhibición de un numero de fotografías plural (ocho) de personas que en edad sexo y raza coincidían con
A.L.S. y de fisonomía semejante y asi se aprecia de la copia de la pagina de
fotos exhibida que obra en el atestado y en la que los testigos firmaron la
foto del acusado en prueba de su reconocimiento, debiendo señalarse que
ni la Jurisprudencia ni ninguna norma exige nada menos que la exhibición
integra de los álbumes de fotos policiales como parece defender la representación procesal del acusado. Cada reconocimiento aparece independiente de los demás y la comunicación en ese momento entre los testigos no
consta, si bien existió según declararon una comunicación antes exhibiéndose unos a otros las fotos de Tuenti pero sin que conste que en el reconocimiento en ellas estuvieran predirigidos por la Policía y ante ello debe
señalarse que esta mediatización no concurre solo por señalar la Policía a
los testigos que sin identificación no existe detención, lo que tanto remarco
la defensa en el juicio, puesto que esto no es mas que una información
objetiva y lógica que en nada les predetermina a, como se pretende,
reconocer a cualquier persona, sino que solo es la petición de que aporten
mas datos del agresor que pudieran tenerse lo que no es actuación ilícita
Pero es que en este caso reside una cuestión esencial y es que tales reconocimientos fotográficos, que no son una diligencia de identificación de
plena eficacia probatoria sino actuación determinante de una línea de
investigación posterior, no pudieron contaminar los reconocimientos en
sede judicial y en el plenario, la autentica prueba, porque al practicarse
aquellos reconocimientos en sede policial, salvo la victima, los testigos ya
habían identificado al agresor en fotos publicadas en Tuenti, sea en el perfil
del acusado sea en el de sus amigos, foros que precisamente por ello
aportaron a la Policía y los reconocimientos policiales son herederos de
aquel reconocimiento primero valido por si mismo, incapaz de contaminar
ya los posteriores al que los reconocimientos policiales no aportan mas valor
añadido ni privan de validez, de forma que aunque después no se hiciera
nuevo reconocimiento en las fotos policiales, constaría la identificación del
autor por las fotos de Tuenti ratificada luego en el plenario, fotos en las que
el acusado se reconoció en el juicio. Tales fotos (f. 47 y 95) halladas en una
red social que publica multitud de fotografías permiten razonar que la
identificación del acusado se produjo a la vista de una pluralidad de fotos
de personas y asi los testigos encuentran, por su propia iniciativa y sin
estar predirigidos por nadie, unas fotos en que identifican al autor y a partir
de ahí se inicia la actuación policial en el curso de la cual las ratificaciones
posteriores de aquel reconocimiento son repetitivas pero no invalidan los
primeros reconocimientos que son los de las fotos aportadas por los testigos En fin, un testigo puede identificar al autor, si no plenamente con todos
sus datos de identidad, si con parte de los que permitan la conclusión final,
y ello por mas vías que la del reconocimiento fotográfico policial, bien
porque desde antes de los hechos conozca al autor por otras razones y
pueda identificarle entre todas las demás personas que conoce o bien
porque posteriormente, en cualquier lugar que aporte mas datos para
averiguar su identidad, lo haya visto y reconocido y confirmado asi entre la
pluralidad de personas que pueda haber visto antes o después, y ello
puede serlo validamente en persona o en fotos de una red social conociendo su cara entre la pluralidad de caras que aparecen en la misma y es
identificación valida, siempre que ello se lleve al procedimiento mediante la
correspondiente rueda y posteriormente se ratifique en el plenario, por lo
que aquella primera identificación en Tuenti nunca puede ser causa de
nulidad de lo actuado.
La defensa de este acusado mantiene que fue reconocido porque era
el único que iba con la cara descubierta en el sentido de que al no poder
imputar a otro por no verle la cara, al que decidieron imputar fue a quien
estaba allí con la cara a la vista de todos aunque no fuera el agresor. La
Sala debe insistir aquí en lo ilógico que resulta dar lugar a que no se investigue el real agresor, cuando ha estado a punto de matar a una persona y
ello en base a la identificación de otro que dejaría a salvo al real culpable,
pero es que ademas esto se contradice por los reconocimientos por la
victima D.P.N., como ya se ha visto no mediatizado por las fotos de Tuenti y
que, estando en el hospital, es lo lógico considerar y nada en contra consta
que no tenia comunicación por los testigos de aquellas fotos, y se contradice por el detalle de que si, como inicialmente testificaron los Policías con
números de carnet 96483 y 107594, se indico por algún testigo, al parecer
F.C.A. que es el único testigo también herido, que se había realizado el
hecho por el Willow (D.E.O.) y sus compañeros de siempre, sin citar a
A.L.S., si se quisiera realizar un reconocimiento espurio para poder condenar a alguien, aunque no fuera el agresor, lo lógico hubiera sido seguir
identificando al mismo del principio no cambiar ante las fotografías a la
imputación a A.L.S., cambio que determina a la Sala a pensar que, cualquiera que fuera la idea inicial que tenían los testigos (el grupo habitual de
D.E.O. lo que no iba muy desencaminado porque con el solía ir desde unos
meses A.L.S. cuando vieron las fotografías reconocieron al que en concreto
vieron acuchillar a D.P.N. y no a cualquiera que estuviera en las fotos, en
las que precisamente con A.L.S. esta D.E.O. (f. 47), al que sin embargo no
identifican como autor.
En fin, tal suerte de conspiración de los testigos para señalar a A.L.S.
como autor del homicidio aunque no lo fuera, pero por pertenecer o ser
amigo del grupo atacante, es línea de defensa como ya se ha expuesto
semejante a la que se esgrimió en el caso de la agresión a H.K.H., pero
esta presupone que han mentido en un procedimiento, desde su inicio y sin
contradicción, y en un juicio penal, nada menos que tres victimas distintas
de diferentes agresiones, mas los dos testigos adicionales de la primera
agresión, mas los dos testigos adicionales de la segunda, es decir, un total
de siete personas que, sin la menor honestidad ni miramiento por su parte,
ni siquiera por parte de una de ellas porque las declaraciones de cada
incidente no son divergentes entre si, han mentido para que se imponga
una condena a dos personas que no se sabe si son culpables, todo ello sin
constar una versión contradictoria que no sea la de los propios acusados: la
de D.E.O., que niegan aun mas testigos ademas de la victima y los dos de
la agresión y solo mantiene su amigo de años, y la de A.L.S. que incluso es
variable (que no estuvo en el lugar, en instrucción, o que estuvo pero se
marcho en cuanto empezó a ver tensión, en el plenario) y no esta probada
en forma alguna. Lo asi alegado por extraordinario y por su naturaleza
delictiva debe contar con prueba mas contundente que la mera alegación a
su subjetivo interés por los acusados, que están en el legitimo ejercicio de
su derecho de defensa pero ello no vincula al Tribunal a creerles.
NOVENO: Lo ya destacado acerca de la validez de la declaración de
la victima como suficiente prueba de cargo y lo analizado sobre la validez
de la primera identificación del autor desde las fotos de Tuenti es igualmente de aplicación para determinar que del delito de lesiones consumadas es
responsable en concepto de autor A.L.S., pues F.C.A., en cuanto a los
móviles de animadversión que le llevasen a sostener tal acusación, afirmo
que a A.L.S. no le conocía de nada antes de los hechos y A.L.S. declaro que
solo sabia de F.C.A. por comentarios. Pese a una primera manifestación, ya
expuesta, para señalar que los causantes de los hechos eran D.E.O. y los
suyos, desde antes de prestar declaración formal ya identifico a A.L.S.,
cuando podía seguir identificando a D.E.O. para no crear dudas, y es
precisamente esta identificación la que inicia la línea de investigación
seguida, declaración que se ha mantenido en la causa y en el plenario y
que esta corroborada por las pericias forenses que determinan que sufrió
una herida compatible con el mecanismo defensivo de interponer los brazos
en la trayectoria de un acometimiento con un arma blanca dirigido al
cuerpo y esta corroborada también por un elemento lógico como es que ya
por la declaración de C.P. consta que, cuando el resto del grupo agresor de
D.P.N. salió corriendo a la Plaza de la Madalena, A.L.S. se quedo allí en el
lugar del apuñalamiento de este ultimo unos instantes mas con el arma en
la mano, por lo que salió por la calle Sierpes el ultimo y en cierto modo
separado del grupo hacia la Plaza y por ello es lo razonable que fuera A.L.S.
el primero a quien encontró F.C.A. cuando siguió la misma dirección.
DECIMO Se formulo por el Ministerio Fiscal y la Acusacion Particular
acusacion contra ambos autores por la agravante prevista en el art 22,4 del
C. Penal por cometer los delitos por motivos racistas, antisemitas u otra
clase de discriminación referente a la ideología, religión o creencias de la
victima, la etnia, raza o nación a la que pertenezca, su sexo, orientación o
dentidad sexual, la enfermedad que padezca o su discapacidad. Básicamente ello se funda en que ambos acusados pertenecían a un grupo de tendencias neonazis y fascistas y los agredidos y el colectivo al que cada uno
pertenecía eran de tendencias antiracistas y antifascistas y que esta divergencia ideológica y añadido a ellas la condición de raza negra de V. uno de
los que acompañaban al primer herido H.K.H. y la condición de inmigrante
extranjero del propio H.K.H., fue la única motivación de las agresiones
perpetradas.
Como señala la STS 24.2.06 para la apreciación de esta agravante se
exige que se de una exteriorización clara y precisa de que la motivación del
sujeto activo estaba basada en la contraria ideología del agredido de forma
exclusiva, indicando la STS 23.11.06 que es “innecesario señalar que no
todo delito en que la victima sea persona caracterizada por pertenecer a
otra raza, etnia, nación o participar de otra ideología o religión o condición
sexual haya de ser aplicada la agravante. Se trata de una circunstancia que
se fundamenta en la mayor reprochabilidad del móvil que impulsa a cometer el delito, siendo por ello requisito que aquella motivación sea determinante”.
Asi pues, la consideracion de la concurrencia de tal agravante que
tiene su fundamento en la motivación personal de cada acusado ha de
valorarse en relación a cada hecho independientemente y a cada agresión
de cada acusado.
En el caso del homicidio en grado de tentativa perpetrado respecto de
H.K.H. por parte de D.E.O. consta como prueba de la concurrencia de la
agravante la declaración de los agentes de Policía Nacional que prestan sus
servicios en la Brigada de Información (num de carnet 73244 y 10522) que
determinaron como, por razón de su función, conocían que D.E.O. es un
conocido y jerárquicamente importante miembro integrado en un colectivo
neonazi nada menos que desde hace 8 años, pero obviamente solo por ello
no puede determinarse la concurrencia de la agravante, sino que no debe
existir duda de que tal tendencia ideológica fue la única motivación de su
agresión. Este elemento intencional a falta de confesión por el acusado que
no ha existido, pues incluso negó ser neonazi, solo puede deducirse de
indicios, uno de los cuales es lo informado por los citados testigos sobre su
ideología, premisa primera, y el origen búlgaro de la victima inmigrante en
España y su estética punk, asi como su amistad con persona de raza negra
que le acompañaba, premisa segunda, pero ademas consta, porque asi lo
declaro la victima, y los testigos A. y P., que nada mas verlos el grupo en
que se integraba el acusado profirió, no cualquier insulto, al grupo del
agredido sino insultos racistas y asimismo les llamaron “guarros”, que es la
forma según los citados testigos policías que tienen los grupos de ideología
fascista de llamar a sus contrarios. Consta ademas que el agredido y sus
amigos y el agresor eran vecinos del mismo barrio (hasta lo reconoce el
acusado) por lo que los unos conocían las tendencias de los otros y nunca
antes agresor y agredido tuvieron enfrentamiento alguno por otras razones
personales, sociales o económicas por ejemplo. Asi las cosas, trasvasada la
Puerta de Bisagra, dirigiéndose a una de las celebraciones de la noche del
sábado de carnaval mas publica, que es la verbena de la Plaza del Ayuntamiento, camino en el que el grupo del agresor es lógico que se encontraran
antes o después a una pluralidad de personas y de grupos de amigos, por
lo multitudinario de la fiesta en el casco antiguo de Toledo, decidieron (sin
provocación previa pues el grupo agredido no profirió ningún insulto o
amenaza) enfrentarse solo, de entre todos, con un grupo que precisamente
estaba integrado por personas de distintas razas y naciones y con estética
que indicaba su tendencia ideológica contraria a la suya, con los que nunca
antes individualmente tuvo enfrentamiento por cuestiones particulares el
acusado para generar una animadversión personal ajena a cuestiones
ideológicas. Es razonable de todo ello concluir que en tal enfrentamiento
que fue el origen de la perpetración del homicidio en tentativa no existía
otro motivo que la discriminación por parte de un destacado activista
neonazi que es el acusado D.E.O. al que por tanto debe serle aplicada la
agravante examinada.
No puede concluirse lo mismo respecto del acusado A.L.S. en los hechos que perpetro. Dicho acusado fue descrito por los agentes de la Brigada de Información de Toledo como un miembro iniciático, de poco tiempo,
del colectivo neonazi, pero de la victima del homicidio intentado D.P.N. no
consta prueba de que sostuviera ideología contraria o de cual sostenía,
porque el mismo no lo declaro. D.P.N., de raza blanca y español, no exhibía
estética punk u otra contraria a la neonazi o a los skinheads, aunque si su
acompañante C., que no fue agredida, y acudía a un bar frecuentemente
(el sito en el lugar de los hechos) del que todos los testigos incluido su
dueño afirmaron que era centro de reunión de toda clase de gente, no
centro de reunión de personas de tendencia antifascista conocido públicamente. No consta asi dato de que la victima fuera de tendencia ideológica
radical lo cual no es esencial para apreciar la agravante, sino si el acusado
al actuar lo considero como tal, pero ya no consta la segunda premisa antes
descrita. Fundamentalmente lo que si consta es que el enfrentamiento con
D.P.N. podía provenir de otras cuestiones personales y asi las personas del
grupo agresor, y el acusado entre ellos, inician la agresión precisamente
cuando reconocen a “el tanque” y es que días antes de los hechos se
presentaron en el bar que frecuentaba la victima, el día 15 de febrero, sin
intentar agredir a cualquier persona en el bar por ser centro de reunión de
antifascistas o llevara la estética que llevara, sino buscando expresamente
al “Tanque” (D.P.N.) y ello, según declaro el testigo D.R., dueño del bar que
presencio estos hechos del día 15, buscándole para ver por qué D.P.N. iba
diciendo lo que decía de ellos. Esto lo manifestó el citado testigo en su
declaración policial (f.101) y aunque no consta ratificado en el plenario ni
contradicho, porque no se pregunto, considera la Sala que puede valorarse
en beneficio del reo puesto que con todos los demás indicios da lugar a la
conclusión de que estamos ante una actuación por motivos personales, por
lo que la victima hubiera criticado mas o menos públicamente al grupo
agresor o alguno de ellos, con origen asi en una rivalidad personal no por
tendencias ideológicas y así no se puede descartar que la ideología no fuera
realmente el determinante único y exclusivo, siquiera fundamental, de la
agresión y con ello no tiene la Sala la convicción suficiente y si dudas
relevantes de que el acusado actuara con los motivos que integran la citada
agravante
En relación a la agresión a F.C.A. la cuestión de la inaplicabilidad de la
agravante es aun mas clara. El acusado, tras perpetrar la agresión a
D.P.N., sale corriendo y F.C.A. sale a continuación suya recorriendo el
mismo camino tras el y, cuando se percata el acusado, se encara a el y le
esgrime el arma y ante la petición de F.C.A. de que la tire le agrede con
ella. No puede descartarse que el acusado se revolviera contra quien
aparecía como su perseguidor y ello tras cometer el homicidio intentado,
grado de tentativa que obviamente no conocía entonces pero si que había
causado una herida de muerte o que puede matar, y todo ello para proteger su huida y su impunidad y asi ante la persistencia de su perseguidor en
que dejase el arma, manteniéndose F.C.A. ante el, decidió atacarle. Es claro
que las diferentes ideas de F.C.A. y A.L.S. en este caso son circunstanciales
y no son determinantes exclusivas de la agresión pues existen otros motivos posibles al mismo nivel y perfectamente lógicos que podrían explicarla.
UNDECIMO En la individualización de la pena procede imponer a
D.E.O. la pena de siete años y siete meses de prisión, prácticamente la
mínima de la mitad superior de la prevista para el delito de homicidio con
aplicación del art 62 del C. Penal por razón de ser aquel en grado de
tentativa, y mitad superior a la que ha de atenderse por la concurrencia de
la agravante descrita conforme al art 66,3 del C. Penal, ello con la accesoria
correspondiente y la prohibición de acercamiento a la victima y de comunicación con ella pedida por la acusacion con la duración de nueve años, por
el art 57 del C. Penal
En relación a A.L.S. procede imponer por el delito de lesiones consumado por el art 148 del C. Penal, la pena de 3 años y seis meses y ello por
razón de que su conducta no ha merecido acusacion por mayor antijuridicidad (homicidio intentado), pero merece mas reprochabilidad que cualquier
lesión consumada porque en este caso las lesiones fueron el resultado de
un movimiento defensivo de la victima ante un ataque potencialmente mas
lesivo dirigido con un arma blanca al cuerpo de la victima (parte superior
del tronco) y asi se valora en aplicación del art 66,6 del C. Penal por la
peligrosidad del hecho y la que revela del agresor. En relación a la pena por
el homicidio intentado, la Sala debe considerar las circunstancias personales
del condenado y la mayor o menor gravedad del hecho y en este caso se
considera que merece un reproche penal mas alto que el mínimo por el
mayor desvalor de su conducta, aunque no se cumplan los requisitos de
una agravante, y es que consta por la declaración del testigo C.P. como,
tras apuñalar a la victima , el acusado quedo allí esgrimiendo el arma y
riéndose, jactancia del orgullo o satisfacción que le causaba el acto delictivo
que determina en el acusado una mayor peligrosidad y en su conducta
mayor reproche por la burla que supone al sufrimiento causado por lo que
no se hace merecedor de la pena mínima y en aplicación del art 66,6 del C.
Penal asi como en aplicación del art 62, por el grado de ejecución en
tentativa, procede imponerle la pena de seis años y seis meses de prisión y
accesoria. Todo ello en el caso de ambos delitos imponiendo la prohibición
de acercarse a las victimas y de comunicarse con ellas que solicita la acusacion, si bien excluyendo la petición sobre la prohibición de acercamiento al
bar La Otra Bóveda que ni es de propiedad de las victimas ni es su lugar de
trabajo y que, en principio, pueden frecuentar como cualquier otro bar y
dejarlo de hacer, sin perjuicio de que la protección de la victima se cumple
con la prohibición de acercarse el condenado a donde aquella se encuentre
y por tanto al bar si se halla en el bar. La duración será la de 8 años de
prohibición por el homicidio y la de 5 años de prohibición para las lesiones
DUODECIMO En materia de responsabilidad civil a la vista de las lesiones y secuelas causadas conforme a los criterios que rigen en la materia,
no vinculados por el baremo de indemnización por accidente de trafico pues
estamos ante conducta dolosa, D.E.O. indemnizara a H.K.H. en la cantidad
de 5000 euros por las lesiones dados los días de hospitalización que sufrió y
los totales hasta su curación todos impeditivos y en la cantidad de 3000
euros por las secuelas. El acusado A.L.S. indemnizara a D.P.N. en la cantidad de 5000 euros por las lesiones sufridas con duración de la curación
idéntica al caso anterior y en la de 3000 euros por las secuelas que son un
perjuicio estético de la misma levedad del anterior caso y asimismo indemnizara a F.C.A. en la cantidad de 2500 euros por las lesiones, al ser su
tiempo de curación la mitad de los anteriores, y en la cantidad de 6000
euros por las secuelas que suponen, además de perjuicio estético, una
deficiencia de movilidad de los dedos de la mano si bien no tan importante
como para una indemnización superior pues solo se produce en los últimos
grados de flexión.
Cantidades a las que, en materia de intereses, se aplicará el art. 576
de la Ley 1/2000. de Enjuiciamiento Civil.-
DECIMOTERCERO: Las costas procesales se han de imponer por ley
a todo criminalmente responsable de un delito o falta, ya totalmente ya en
la parte proporcional correspondiente, si hubiere varios acusados o no
fueren responsables de todas las infracciones criminales objeto del proce-
dimiento, conforme establecen los arts. 123 del Código Penal y 240-2º de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal, salvo en este caso las causadas por el
enjuiciamiento de la falta objeto de absolución si las hubiere las cuales se
declaran de oficio
F A L L O:
1.- Que debemos CONDENAR Y CONDENAMOS al acusado D.E.O.,
como autor criminalmente responsable de un delito ya definido de homicidio
en grado de tentativa, con la concurrencia de la circunstancia agravante de
actuar por móviles discriminatorios y/o racistas, a la pena de SIETE AÑOS Y
SIETE MESES de PRISION, con la accesoria de inhabilitación especial para el
ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante esta condena y asimismo
imponiéndole la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros de
H.K.H. en cualquier lugar en que se halle, a su domicilio, a su lugar de
trabajo y a cualquier lugar frecuentado por el mismo y la prohibición de
comunicarse con H.K.H. por cualquiera de los medios de comunicación
entre personas posibles y ello por tiempo de NUEVE AÑÓS y en orden a la
responsabilidad civil, debemos condenarle y le condenamos a indemnizar a
H.K.H. en la cantidad de 8000 euros
por los conceptos de lesiones y
secuelas sufridas, cantidad a la que se aplicaran los intereses legales
imperativos del art 576 de la LEC y condenándole al pago de las costas
procesales correspondientes
2.- Que debemos CONDENAR Y CONDENAMOS al acusado A.L.S.,
como autor criminalmente responsable de un delito ya definido de homicidio
en grado de tentativa y de un delito de lesiones consumado ya circunstanciado, sIn la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, a las siguientes penas: por el delito de homicidio la de SEIS
AÑOS Y SEIS MESES de PRISION, con la accesoria de inhabilitación especial
para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante esta condena y
asimismo imponiéndole la prohibición de aproximarse a menos de 500
metros de D.P.N. en cualquier lugar en que se halle, a su domicilio, a su
lugar de trabajo y a cualquier lugar frecuentado por el mismo y la prohibi-
ción de comunicarse con D.P.N. por cualquiera de los medios de comunicación entre personas posibles y ello por tiempo de OCHO AÑÓS y en orden a
la responsabilidad civil debemos condenarle y le condenamos a indemnizar
a D.P.N. en la cantidad de 8000 euros por los conceptos de lesiones y
secuelas sufridas, cantidad a la que se aplicaran los intereses legales
imperativos del art 576 de la LEC y asimismo a la pena por el delito de
lesiones de TRES AÑOS Y SEIS MESES de PRISION, con la accesoria de
inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo
durante esta condena y asimismo imponiéndole la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros de F.C.A. en cualquier lugar en que se halle,
a su domicilio, a su lugar de trabajo y a cualquier lugar frecuentado por el
mismo y la prohibición de comunicarse con F.C.A. por cualquiera de los
medios de comunicación entre personas posibles y ello por tiempo de
CINCO AÑOS y en orden a la responsabilidad civil debemos condenarle y le
condenamos a indemnizar a F.C.A. en la cantidad de 7500 euros por los
conceptos de lesiones y secuelas sufridas, cantidad a la que se aplicaran los
intereses legales imperativos del art 576 de la LEC asi como condenándole
al pago de las costas procesales correspondientes
3.- Que debemos ABSOLVER y ABSOLVEMOS con todos los pronunciamientos favorables a los acusados D.E.O. y A.L.S. de la falta de
amenazas por la que venían tambien acusados, declarando de oficio exclusivamente las costas causadas por el enjuiciamiento de la falta si las hubiere.
Para el cumplimiento de las penas de prisión que se imponen, se
abonara a los acusados todo el tiempo que han estado privados de libertad
por esta causa.
Pronúnciese esta sentencia en audiencia pública y notifíquese a las
partes con la advertencia de que, contra la misma, se podrá interponer
recurso de casación por infracción de ley o quebrantamiento de forma, para
ante el Tribunal Supremo, previa su preparación ante esta Audiencia, a
medio de escrito autorizado con firmas de Letrado y Procurador, dentro de
los cinco días siguientes a la última notificación.
Así por esta nuestra sentencia, de la que se llevará certificación al Rollo de la Sección, juzgando, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN.- Leída y publicada la anterior resolución mediante su
lectura íntegra por el Ilma. Sra. Magistrado D. Gema Adoración Ocariz
Azaustre, en audiencia pública. Doy fe.-
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