La época heroica del toreo - Plaza de Toros de Las Ventas

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e
Texto: Andrés de Miguel
Fotos: Archivo Espasa Calpe
mucho de ello pasa en Madrid. Debido
a las comunicaciones del momento
–de los distintos momentos del siglo,
pues a mitad de él se extiende el ferrocarril por España–, Madrid es el sitio
de residencia de los toreros. Cúchares
y su hijo Currito nacen y viven en
Madrid, también Fernando Gómez,
‘El Gallo’, por lo que aquí nacerá su
hijo Rafael. Frascuelo es un madrileño nacido en Churriana y Cayetano
Sanz nacido junto a la calle Toledo
hace gala de cosmopolitismo siendo el
primer matador que torea en Francia,
concretamente en las fiestas organizadas en Bayona en 1854 con motivo
de la boda de Napoleón III con la condesa de Teba, la conocida Eugenia de
Montijo.
También Madrid ve la tragedia de
los toros y aquí mueren Pepe-Hillo
a principio de siglo y El Espartero al
final. Paquiro fallecerá sin recuperarse
de una cornada en 1851 y El Tato perderá su pierna a consecuencia de una
cogida también en Madrid.
La época
heroica
del toreo
Desde Pedro Romero hasta Guerrita se extiende el momento más
apasionante de la fiesta de los toros. Un siglo efervescente desde el
punto de vista social, que verá evolucionar, organizarse y desarrollarse
esplendorosamente un espectáculo moderno, atrevido, a la vez
ciertamente brutal e inusualmente refinado.
C
Cayetano Sanz. Retrato de F. Madrazo.
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omo toda época fundacional es
momento de excesos. Pedro
Romero matará más de 5.600 toros,
el último de ellos a los 77 años y en
la Plaza de Madrid. Paquiro toreará
en todas las corridas que se dan en el
año 1836 en la capital. Cayetano Sanz
se adelantará al tópico del “dejadme
sólo”, mandando retirar a la cuadrilla
de los ruedos para entrar a matar al
toro sin más resguardo que su muleta.
Lagartijo y Frascuelo mantendrán su
gran competencia, verdadero momento fundacional de la fiesta de los toros
actual, durante 21 años. Guerrita, la
cumbre del toreo heroico, se retirará
enemistado con todo el mundo diciendo a su cuadrilla en la despedida: “No
me voy, me han echado”.
Pasa de todo en este siglo heroico y
Costillares.
Litografía de La Lidia
LAGARTIJO Y FRASCUELO
El momento más importante del siglo
es en el que se produce la gran competencia entre Lagartijo y Frascuelo,
quienes se enfrentarán en los ruedos, a salvo de esporádicas retiradas,
durante 21 temporadas, entre 1869 y
1889. Representan cada uno de ellos
dos estilos conceptualmente distintos
de entender los toros y posiblemente
la vida.
Paquiro. Retrato de Eugenio Lucas.
Lagartijo y Frascuelo se
enfrentarán en los ruedos, a salvo
de esporádicas retiradas, durante
21 temporadas entre 1869 y 1889
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Frascuelo es un torero seco que
resuelve con exposición y majeza la
lidia. En su concepto la estocada es la
suerte suprema puesto que es la que
tiene más riesgo para el torero.
Lagartijo es un torero más elegante y vistoso, más largo. Domina las
suertes, pone banderillas y es capaz
de matar muy bien a los toros aunque no se prodigue.
Reproducimos las palabras de F.
Bleu, un aficionado integrista de su
época, de los que conocieron la plaza
vieja, la de la Puerta de Alcalá, como
él mismo señala:
“Faena soñada de puro bonita,
que se alarga a los impulsos de los
olés del público y que se corona por
tres medias estocadas delanteras y
dos intentos de descabello: ¡Firma
Lagartijo!
Doce pases en las tablas a un toro
en defensa y un volapié hasta la cruz:
¡Marca Frascuelo!”
Estos argumentos marcaron de
manera nítida la división entre los
gustos y tendencias en que se debate toda la historia del toreo: Los esteticistas, que dan más importancia a
la elegancia en las formas e inevita-
Cronología de la época heroica del toreo
1780. Joaquín Rodríguez Costillares inventa la estocada al
volapié que permite matar a los toros aplomados.
1796. Pepe-Hillo publica en Cádiz La Tauromaquia o Arte de
torear, principal preceptiva taurina.
1799. Pedro Romero se retira tras matar no menos de 5.600
toros en 28 años de profesión.
1830. Se crea la Escuela de Tauromaquia de Sevilla por una
Real Orden de Fernando VII. Dirigida por Pedro Romero,
a ella asistirán entre otros, Francisco Montes ‘Paquiro’,
Francisco Arjona ‘Cúchares’ y Manuel Domínguez.
1831. Torea por primera vez en Madrid Francisco Montes
‘Paquiro’, quien dominará el toreo hasta su retirada y
muerte, tras una cogida en 1850.
1850. Cayetano Sanz, primer gran torero nacido en Madrid
quien destacó por su elegancia y finura, torea y mata el
primer toro en Francia, en la plaza de Bayona, con motivo de la boda de Eugenia de Montijo con Napoleón III.
1874. Se inaugura la plaza de toros de la carretera de Aragón
en Madrid, principal escenario de la época heroica del
toreo.
1869-1889. Las 21 temporadas de la gran competencia
entre Rafael Molina ‘Lagartijo’ y Salvador Sánchez
‘Frascuelo’, donde se forjará la corrida de toros como
un gran espectáculo moderno.
1890. Luis Mazzantini incorpora al torero la normalidad ciudadana, desprendiéndose de la indumentaria, costumbres
y hábitos pintorescos y anacrónicos.
1899. Rafael Guerra ‘Guerrita’ se retira del toreo.
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Frascuelo, litografía de La Lidia (21-6-1886).
blemente necesitan un toro menos
agresivo, y los integristas que encuentran la justificación de la fiesta en el
enfrentamiento entre el toro y el
torero, que éste resuelve bellamente.
Frascuelo, Salvador Sánchez, es
el arquetipo del torero de la época
heroica. Es fama que nunca le volvió
la cara a un toro, a los que mataba
con mucha exposición y enterrando
despacio la espada en el morrillo del
animal. Ha pasado a la historia como
un torero valiente, de concepto seco
y factura sobria. Arrastraba a sus partidarios, entre los que se encuentran
la primera generación de aficionados
integristas, gracias a su toreo poderoso. En la vida, como en el toreo, no
parece brillar por su faceta elegante,
aunque no era raro verle en el Teatro
Real vestido con su traje corto con
botonadura de brillantes. Con frecuencia le acompañaba el que fue
su banderillero y, posteriormente,
malogrado torero, Angel Pastor.
Decididamente castizo, El Negro,
como le apodaban fuera de la plaza,
coincidiendo con el apelativo dado
a los liberales de la época aunque
Salvador no lo fuera, también tuvo
sus éxitos entre las damas de la
Corte y se complacía en hacer con-
cordar el color de su fajín con el del
vestido que lucía en el palco una
infanta.Aunque estas conquistas
eran imprescindibles para la fama
heroica de un torero, tanto como las
cornadas o los actos de valor desmedido, Frascuelo ha pasado a la historia por su concepto serio del toreo
y de la vida. Su retirada del toreo es
comentada por los integristas de la
época como un modelo de dignidad.
Antonio Peña y Goñi, seguramente
el mejor cronista de toros del siglo, la
relata con toda la pompa y tragedia
íntima del caso.
Su contemporáneo, amigo y rival,
Lagartijo, se preparó una campaña
de despedida en cinco plazas de primera con apoteosis final en Madrid.
La apoteosis no se produjo y los integristas cargaron contra Lagartijo y
especialmente contra sus mentores,
tan dados a la hipérbole y el superlativo laudatorio, acusándoles de
destrozar la imagen de un héroe
por un puñado de duros, mientras
en el fondo de la polémica resonaba
la frase de Frascuelo: “Pobre Rafael,
tantos años en esto y tener que acabar como empezamos, pasando la
gorra por los pueblos”. Qué tiempos
aquellos.
Frascuelo, Salvador Sánchez, es el arquetipo
del torero de la época heroica
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