¿Qué región del genoma humano nos distingue de los chimpancés? * Oscar Rodríguez** La temporada de pesca A primera vista es cierto que tenemos un parecido obvio entre los humanos y los chimpancés, sin embargo los chimpancés tienen los brazos más grandes, no caminan en forma erecta, su nariz es demasiado grande y aplastada, son orejones pero desde luego, ningún chimpancé tiene un pulgar oponible, puede rotar el antebrazo, ni pueden mover su brazo para nadar estilo ?crawl?. Imagen : La Jornada Los humanos, al igual que otros antropoides, somos sumamente sociales y comunicadores, dedicamos una tercera parte de nuestra vida a dormir, otra tercera parte en el trabajo o búsqueda de alimentoy el resto a la práctica de la sexualidad ? llámese, cópula, ?ligue?, acicalarnos con intención de llamar la atención, masturbación o cualquier otra práctica que se ocurra, sin embargo, ningún chimpancé ha dejado historia escrita o filosófica. Hay evidencia de que los chimpancés pueden hacer herramientas rudimentarias, hacer intercambio económico ? en especie desde luego; bananas por otros frutos ? y en cautiverio (con adiestramiento), han sido capaces de comunicarse a través del lenguaje que utilizan los sordomudos. Sin embargo, con todas las características anteriores, difícilmente podríamos decir cuantitativamente (en números), cuán diferentes somos. Anatómicamente, el pulgar oponible y el desarrollo cerebral, parecen ser las regiones de mayor importancia. Una alternativa para comparar dos especies cuantitativamente, surge cuando podemos conocer perfectamente las moléculas que llevan la información genética de cada especie (el genoma) y así podemos comparar la secuencia y contenido de nucleótidos, lo que nos indica en posición y número las diferencias entre dos especies. Imagen : El Universal La molécula portadora de la información genética es el ácido desoxirribonucléico, conformado por cuatro moléculas( nucleótidos) : adenina, guanina, citosina y timina; el número y posición específica de cada una de ellas, conforman la secuencia y por ello, podemos comparar uno a uno, dos especies. El humano posee 3 200 millones de nucleótidos en su genoma. Entre humanos, las diferencias apenas alcanzan el 0.1% (más o menos, 3 millones de cambios) y en nuestra secuencia existen grandes extensiones que son idénticas al resto de los seres vivos (que incluyen bacterias, protistas - como las amibas- , plantas y animales) pero el genoma humano es idéntico al genoma del chimpancé en un 99% Esto significa, que la teoría evolutiva de Darwin sobre origen y evolución de las especies, se encuentra muy bien sostenida por esta evidencia. En ese 1% de diferencia, la mayor parte de esos cambios son mutaciones (cambio de un nucleótido por otro) y la mayor parte son neutrales (es decir, no parecen tener repercusión biológica). En mayo de 2009, se publicó en el Scientific American un trabajo de Catherine S. Pollard - una bio-estadista de la Universidad de Californiaque desarrolló un programa de computadora para comparar los segmentos de mayor diferencia entre humanos y chimpancés. La secuencia que mayor diferencia presentó mediante ese análisis cuenta con 118 nucleótidos - una bicoca - que llamó HAR1 ( ?Human accelerated region? ) la cuál, al parecer tiene una actividad en el cerebro humano y de otros vertebrados. Esta región evolucionó muy lentamente, ya que sólo hay dos cambios entre los nucleótidos de las secuencias de gallinas y chimpancés, mientras que el número de diferencias con humanos es de 18. Se ha demostrado en células en cultivo, que la secuencia HAR1, es un modulador de la expresión genética y se ha encontrado activa en un tipo de neuronas involucradas en el desarrollo de la corteza cerebral. De hecho, cuando las células donde se activa HAR 1 están dañadas, el cerebro se desarrolla anormalmente y la corteza cerebral no tiene su aspecto característico (con numerosos surcos y lóbulos),? una característica anatómica sobre la inteligencia, no es sólo el peso del cerebro, sino que tan ?arrugado? está, es decir el número de surcos y lóbulos – La segunda sección con mayores cambios encontrada se llamó HAR 2 (también conocida como HACNS 1), que parece actuar durante el desarrollo fetal en las muñecas y pulgares. Así que mis estimados lectores, antes de entrar en cólera en alguna conversación, certifiquen que el interlocutor, ¡tenga la capacidad de oponer el pulgar! *Tomado del artículo publicado en La Opinión de Morelos, sección COLUMPIO, del 19 de agosto de 2009 **M. en IBB Oscar Rodríguez Sánchez. Divulgación Científica Centro de Ciencias Genómicas Universidad Nacional Autónoma de México Apdo. Postal 565-A Cuernavaca, Morelos, Mexico e-mail: [email protected] ***Imagen de entrada DGDC