Unidad 8. Sociedad, poder y Estado

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Unidad 8. Sociedad, poder y Estado
Objetivos
Utilizar los conceptos básicos y comprender las características básicas y los tipos de
poder que se establecen entre los hombres.
Comprender el concepto de poder político y su necesidad social.
Analizar diversas teorías sobre el Estado.
Entender el valor social de legalidad y legitimidad.
Valorar la importancia de la participación ciudadana para el buen funcionamiento del
Estado moderno.
Antes de empezar
Como todos sabemos el
con formas muy distintas de
hombre es un ser que necesita
vivir y organizarse
la sociedad para poder hacer
Las distintas sociedades
verdaderamente una
tampoco son homogéneas, sino
persona. La sociedad es tan
que existen diferencias muy
importante para todos que su
notables entre sus miembros.
impronta cultural se
Surgen de este modo las clases
convierte en nuestra
sociales, los estados y naciones
“segunda naturaleza”. Las
y otras muchas formas de
relaciones de los hombres que
asociación. Al mismo tiempo
comparten un territorio
que surgen aquéllas surge el
común y una cultura similar
poder y sus diversas formas y,
son siempre complejas y no
con ello, la pugna entre los
están exentas de
hombres. La actividad política
conflictividad. Con la
tiene como principal
sociedad humana los
finalidad regular y ordenar
hombres rompen con la
la convivencia social a través
unidad de género,
de los medios que confiere el
estableciendo diversas
poder político.
sociedades, en muchos casos
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Esquema de la Unidad
1.
Sociedad y poder político
1.1. Tipos de poder
1.2. El poder político
1.3. Poder y legitimidad
2.
El Estado
2.1. La aparición del Estado
2.2. El Estado moderno
2.3. Teorías del Estado
2.3.1.
El liberalismo
2.3.2.
El marxismo
2.3.3.
El anarquismo
2.3.4.
El Estado de Bienestar
2.4. Estado y sociedad civil
Cuestiones previas

¿Por qué vivimos en sociedad?

¿Cómo nos organizamos?

¿Cuál es la relación del individuo con la sociedad en la que vive?

¿Quién detenta el poder?, ¿Cómo se legitima?

¿Qué funciones debe cumplir un Estado justo?

1. Sociedad y poder político
(Repasa la segunda parte de la Unidad 7)
Recuerda que en la Unidad 7 justificamos la necesidad de la sociedad humana para
hacernos plenamente seres humanos, y esto independiente de que consideremos que el
hombre es o no “sociable por naturaleza”. Esta necesidad la podemos comprobar
empíricamente a partir de los casos de los llamados “niños lobos”, niños que no han tenido
contacto con el hombre en los primeros años de su infancia y han vivido aislados y, por
tanto, no han sido socializados. Cuando se ha intentado culturalizarlos ha resultado
extraordinariamente difícil y, aunque han interiorizado algunos contenidos, ninguno de estos
adolescentes pudo adquirir la “normalidad” cultural. Éste es el caso que os presento en el
cuadro de abajo.
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El 9 de enero de 1800, tras ser avistado varias veces en los bosques cercanos a la
ciudad francesa de Laucane, un niño de aspecto osco fue apresado en las
inmediaciones del bosque. Es aspecto del joven que fue llamado Víctor y que se
calculaba que podría tener unos 12 años: no hablaba, se desplazaba usando
también los brazos y manos, apenas respondía al frío y al calor intensos y sus
relaciones con los otros era de profundo rechazo.
Después de ser reconocido por varios especialistas, Jean Itard, un reconocido
médico, se hace cargo de él, con la finalidad de intentar socializarle, ayudado
por su ama de llaves, Madame Guérin. Lo lleva a vivir a su propia casa, estando
convencido de que Víctor era un niño normal, solo que no había podido
desarrollar sus facultades racionales. Después de múltiples intentos, el doctor se
considera fracasado. Murió en 1828 sin haber podido adoptar una vida humana.
Esta historia real fue llevada al cine por François Truffaut en su película El pequeño
salvaje.
Independientemente de que compartamos la idea de que el hombre es un “animal social por
naturaleza”, o que pensemos lo contrario, es claro para todos que la sociedad es algo
absolutamente imperioso para todos los hombres y que esta socialidad humana persigue
proporcionar al individuo los medios para poder solventar sus problemas y satisfacer sus
necesidades, por muy distintas que sean éstas, y a pesar de las diferencias existentes biológicas
o de otros tipos, entre los hombres.
A lo largo de la historia del hombre éste se ha ido organizando de muy diversas
formando organizaciones e instituciones sociales, que fueron sufriendo una evolución
formas más primitivas (los clanes familiares y luego las tribus) a las más complejas,
estados e imperios, o las aún más complejas organizaciones internacionales de
(económicas, políticas, jurídicas,..), actuales.
maneras,
desde las
como los
todo tipo
El hombre, desde su aparición y a lo largo de larguísimos años ha ido progresando, mejorando
su vida y creando, una progresiva especialización de sus miembros, lo que determina también
la creación de formas cada vez más complejas de organización social. Surge así la división del
trabajo y aparecen los agricultores, ganaderos, comerciantes, artesanos,… con distintos niveles
de renta. El aumento de la división y diferenciación social hace necesaria la aparición de grupos
encargados de organizar y dirigir la compleja realidad social: la clase dirigente. A la vez, se van
creando otros grupos sociales que tienen como misión hacer que las normas que impone la
clase dirigente se cumplan: surgen así los soldados, jueces, cárceles, funcionarios,… Todo este
entramado social jerarquiza a los individuos en distintos grupos sociales, con distintos grados de
poder. Y así, creando organizaciones sociales, culturales, políticos, etc. caga vez más complejas
e interdependientes, hasta llegar a la Globalización actual.
1.1. Tipos de poder
Todo poder implica una correlación de fuerzas determinada entre los distintos individuos o
grupos que entran en relación, pudiendo esa correlación estar más o menos equilibrada, o con
el predominio de unos sobre otros. El término “poder” abarca diversas significaciones que
explican los diferentes tipos de relaciones sociales que se establecen entre los individuos, dado
que sólo vamos a tener en cuenta los tipos de poder que se da en las relaciones de unos
individuos con otros. Los más importantes son:

Poder coactivo/de castigar: capacidad para que alguien haga algo, aún en contra de
su voluntad basado en el miedo a las consecuencias. Es el poder basado en la fuerza.
4

Poder de premiar/gratificar: capacidad de que alguien haga algo, motivado por la
gratificación del incentivo.

Poder de la información: capacidad de influir en la conducta o en el pensamiento de
alguien, fundamentado en el conocimiento de ciertos hechos. La “información es
poder”, se dice.

Poder normativo: es aquel que se acepta como norma, como una legalidad no escrita y
aceptada, usualmente influido por el entorno. Es el poder de la capacidad de generar
normas en determinados espacios. Un médico, por ejemplo, tiene el “poder” de poner
unas determinadas horas de consulta en su actividad privada.

Poder del experto: Es capacidad de alguien de influir, basada en la experiencia
acumulada. Quién sabe, sabe, se dice.

Poder carismático: El poder fundamentado en la capacidad de convicción que tienen
determinadas personas para persuadir a otras personas mediante sus argumentos,
seducción y encanto.

Poder de las relaciones: Es un poder indirecto; no se basa en las habilidades y
capacidades de quienes las utilizan, sino en su conexión, en sus contactos. “No lo
puedo, pero se quién lo puede”. Se puede confundir con el poder de la información.

Poder afectivo: capacidad de influir sobre alguien, fundamentada en vínculos
sentimentales y/o pasionales.
La existencia de esta tipología de poderes muestra que el poder no es algo monolítico,
concentrado exclusivamente en los políticos, en grandes banqueros o empresarios, o en un
ejército, sino que éste, se encuentra repartido de formas muy diversas en casi todas las
relaciones sociales, dado que en muchas ocasiones (¿en la mayoría?), una parte tiene más
“poder” que la otra.
1.2. El poder político
El hecho de que los seres humanos hayamos ido constituyendo sociedades cada vez más
amplias y complejas y la ya comentada especialización y división del trabajo, trae consigo la
necesidad de un mando que centralice y ordene la realidad social y todas sus múltiples
relaciones: surge así el poder político. Las personas y grupos sociales comparten intereses,
normas, creencias y valores, pero también discrepancias y conflictos que pueden traer consigo
enfrentamientos. De ahí que todas las sociedades complejas necesiten una organización y,
como una parte importante de ella, el poder político, formado por personas que dirigen y
toman decisiones que deben de ser obedecidas. Sin la existencia del poder político difícilmente
puede perdura la sociedad, por eso son muy pocos los filósofos que lo nieguen, aunque, sin
embargo, sí ha habido a lo largo de la historia, multitud de pensadores que criticaron y critican
muchas de las maneras en que se ejerce este poder.
Este poder regula la vida pública y para ello ejerce un control imperativo sobre una comunidad
que ocupa un territorio determinado. El poder es algo inherentemente asimétrico que descansa
en la capacidad neta de una persona para retirar recompensas y aplicar castigos a otros. No
obstante, aunque este aspecto es asumido por la mayoría de los filósofos, el poder político ha
sido entendido de formas distintas; he aquí algunas de éstas:
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
Hobbes: El poder es la disponibilidad de recursos para obtener un bien o unos objetivos y
está en manos del estado.

Weber: El poder es la capacidad o probabilidad de conseguir obediencia dentro de un
grupo, a pesar de las posibles resistencias.

Marx: Capacidad de una clase (social) de imponer su interés sobre el conjunto de la
sociedad.

Laswel: El poder es la capacidad para intervenir en los procesos de toma de decisiones.

Dahl: El poder es la relación en la que A es capaz de que B haga algo que de otra
manera no haría.
De aquí podemos extraer 2 visiones:


el poder como recurso: así lo entienden, aunque con variantes, los cuatro primeros
filósofos, al resaltar la capacidad de ciertos sujetos de imponer, de maneras muy
diversas, sus decisiones sobre los otros. Todos estos autores consideran que el poder
supone la existencia de dos sectores sociales: los que ejercen el poder y los que lo
sufren.
el poder como resultado de una relación. Es la postura del filósofo norteamericano
Robert Dahl (1915-), que el poder no se posee sino que es una interacción entre 2 o más
actores. La teoría pluralista de Dahl entiende que el poder está disperso entre diferentes
grupos de la sociedad, aunque aquéllos no tengan el mismo grado de poder e
influencia.
El poder político está compuesto por tres elementos que intervienen en mayor o menor grado:

Fuerza: Es la capacidad que tiene un actor para obligar que otros obedezcan, aún en
contra de sus intereses o creencias, o para negarles el acceso a bienes, recursos o
libertades, por las consecuencias negativas que puede traer consigo su incumplimiento.
Así ocurre con las instituciones políticas cuando encarcelan, embargan o multan a
algún ciudadano. Hay también posibilidades de ejercitar esta fuerza de manera más
sutil. Por ejemplo, cuando se controlan (censuran) determinadas informaciones en
función de determinados intereses. Es el poder coercitivo: Obtención de obediencia
mediante la privación o la amenaza de la privación a través de la fuerza.

Influencia: Con la influencia se intenta persuadir, convencer y movilizar el apoyo del
mayor número de ciudadanos para sostener o para resistir a determinadas propuestas.
La influencia se sirve de propaganda (para difundir las ideas y las propuestas de un
grupo) y organización (movilización estable de un grupo) para conseguir sus objetivos.
Es el poder persuasivo

Autoridad: Es la capacidad de un actor para que sus indicaciones u opiniones sean
aceptadas por los demás, porque cuenta con un crédito o una solvencia que se le
reconocen de antemano. Constituye el poder de convicción.
1.3. Poder y legitimidad
Hemos visto más arriba la necesidad que tienen las sociedades complejas de la existencia del
poder político. Sin embargo, esto no significa que cualquier manifestación del poder político sea
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aceptable y esté justificado por quienes tienen que obedecer. Lamentablemente, la historia y
nuestras mismas sociedades actuales, están plagadas de casos en los que el poder se ejerce, no
con vistas al bien de la sociedad en su conjunto, sino para beneficio exclusivo de unos en
detrimento de los otros.
¿Qué es lo que hace que el poder sea considerado adecuado? La legitimidad, es decir, el
reconocimiento y aceptación por parte de los gobernados de que los fines que se persiguen y
los medios utilizados para alcanzarlos son adecuados y consentidos de buen grado por ellos. En
la mayoría de los casos el poder no se puede mantener basándose exclusivamente en la
primera de sus características: la fuerza, la coacción, sino que precisa para mantenerse que sea
aceptado por los miembros de la sociedad.
La legitimidad política se refiere al ejercicio del poder. El poder político que es percibido como
legítimo será mayoritariamente obedecido, mientras que el percibido como ilegítimo será
desobedecido, salvo que se obtenga obediencia por medio de la violencia y de la fuerza.
No debe confundirse legitimidad política con afinidad política. En democracia, por ejemplo, los
votantes del partido político perdedor pueden lamentarse por haber perdido las elecciones,
pero no por ello pueden desobedecer al nuevo gobierno. Tampoco debe confundirse
legitimidad con democracia, puesto que durante la Monarquía Absoluta, por ejemplo, el pueblo
consideraba masivamente legítimo al monarca, que no había sido elegido por mayoría.
La legitimidad es una vía de construcción del orden y la disminución de los conflictos sociales en
las sociedades. El conflicto social disminuye porque los individuos no invalidan las decisiones de
sus gobernantes, sino al contrario, logran dar justificación y aprobación a determinadas
decisiones de los mismos, haciendo que poco a poco el poder político ejercido logre una
revitalización y establezca como ultimo recurso la utilización de la coacción por vías físicas,
utilización de armamento u otras medidas sin condicionantes de legitimidad.
La legitimidad política se puede definir desde las siguientes perspectivas:

La legitimidad de origen: Hace referencia al factor más importante, pues condiciona a
las demás: el origen del poder. Trata de contestar a la pregunta ¿de dónde le viene al
que manda el poder?, ¿por qué tenemos que obedecer al que manda?

La legitimidad de ejercicio: el poder será legítimo cuando los procedimientos que se
llevan a cabo y los fines que se persiguen se consideran adecuados por los que sufren
el poder. Descansa en la identificación de los miembros de la sociedad con los
procedimientos y fines perseguidos por quienes ejercen el poder. Responde a la
pregunta ¿deben de obedecer los gobernados cualquier ley o norma impuesta por un
poder legítimo en su origen?, ¿puede quien ejerce el poder mandar cualquier cosa?

Por su parte, según Max Weber (1864-1920), La legitimidad según las formas de dominio.
considera que todo poder ejerce un dominio y que este dominio ha sido históricamente
de tres tipos, de donde se derivan tres formas de legitimación:
o
Poder carismático: la legitimidad se basa en las cualidades de quien posee el
carisma, lo que provoca una confianza grande en sus capacidades y los
gobernados aceptan sin discusión a su persona y sus proyectos. Suele ser
frecuente en situaciones de crisis y cambios radicales. Esta legitimidad es la que
alcanzan ciertos personajes prestigiosos, como jefes guerreros, gobernantes
plebiscitarios, los demagogos, dictadores, etc.
o
Poder tradicional: se basa en la costumbre y se remonta a un origen remoto
muchas veces desconocido, pero que se acepta como cierto. En este tipo de
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legitimidad se integran prejuicios, creencias, experiencias positivas del pasado.
Es la legitimidad que se da en las sociedades patriarcales y en las monarquías
no constitucionales. Esta forma de legitimación ha sido la más frecuente a lo
largo de la historia de Europa hasta la Revolución Francesa de 1789.
o
Poder legal-racional: es la manera de legitimidad de las sociedades
democráticas. Se fundamenta en la creencia ciudadana en la validez de los
procedimientos para elegir a los que ejercen el poder. Si desde la Revolución
Francesa el “poder descansa en el pueblo”, si es éste el único soberano, sólo se
obtendrá un “poder legítimo” cuando haya sido “el pueblo”, sirviéndose de
elecciones democráticas, el que haya elegido a quienes gobernarán. Esta
última legitimidad es la única compatible con la idea de que el ”poder reside
en el pueblo”, aunque en muchas ocasiones haya restos de las otras dos formas
de poder.
2. El estado
2.1. La aparición del Estado
Las primeras formas de asociación de los hombres fueron las llamadas “tribus”, aún existentes en
algunas partes de nuestro planeta. Las tribus estaban formadas por pocos miembros, unidos
generalmente por lazos de sangre y que se dedicaban (se dedican), fundamentalmente a la
caza, pesca y recolección. Su vida era extraordinariamente precaria, dada su economía de
subsistencia, sin apenas diferencias sociales entre ellos. Eran sociedades igualitarias, con fuertes
vínculos afectivos y con una preponderancia del grupo sobre el individuo, sin apenas espacio
para la libertad individual. Las normas, ritos y formas de vida están basadas en la costumbre, en
la tradición con raíces mágicas y/o religiosas.
La primera transformación radical de la forma de vida de la humanidad ocurre hace unos 9000
años con la “revolución neolítica”, con la que el hombre pasa de ser nómada a sedentario, y
de una economía depredadora (caza, pesca y recolección) a productora (agricultura y
ganadería).
La vida sedentaria supone el inicio de la civilización determinando cambios radicales en las
formas de vida de los hombres. Entre los cambios más notables están la mejora en las
condiciones de vida, el aumento de la población y la ya mencionada división del trabajo. La
existencia de distintos trabajos dio lugar a la existencia de personas con distintas funciones,
distinto poder económico y social, con distinto prestigio,… que a veces daban lugar a
enfrentamientos y caos. En este caldo de cultivo aparecieron personas que se encargaban de
organizar la sociedad, dictar normas, apaciguar los conflictos,… surge en definitiva el Estado. El
Estado como organización política surge en Oriente Medio hace unos 5000 años y señala el
principio de la dicotomía gobernante/gobernado. Otro factor que contribuyó a la
consolidación y fortalecimiento de Estado fueron las guerras, puesto que éstas dieron lugar a la
aparición de los ejércitos, que se convirtieron en un brazo fundamental de los Estados.
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2.2. El Estado Moderno
El Estado es un concepto político que se refiere a una forma de organización social soberana y
coercitiva, formada por un conjunto de instituciones, que tiene el poder de regular la vida
nacional en un territorio determinado.
El concepto de Estado difiere según los autores, pero algunos de ellos definen el Estado como el
conjunto de instituciones que poseen la autoridad y potestad para establecer las normas que
regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio determinado.
Max Weber define el Estado como una unidad de carácter institucional que en el interior de un
territorio monopoliza para sí el uso de la fuerza legal. Por ello se hallan dentro del Estado
instituciones tales como las fuerzas armadas, la administración pública, los tribunales y la policía,
asumiendo pues el Estado las funciones de defensa, gobernación, justicia, seguridad y otras
como las relaciones exteriores.
No debe confundirse con el concepto de gobierno, que sería sólo la parte generalmente
encargada de llevar a cabo las funciones del Estado, delegando en otras instituciones sus
capacidades. El Gobierno también puede ser considerado como el conjunto de gobernantes
que, temporalmente, ejercen cargos durante un período de tiempo limitado dentro del conjunto
del Estado.
Tampoco equivale totalmente al concepto, de carácter más ideológico, de "Nación", puesto
que se considera posible la existencia de naciones sin Estado y la posibilidad de que diferentes
naciones en torno a un solo Estado. Comúnmente los estados forman entes denominados
"Estado Nación" que aúnan ambos conceptos, siendo habitual que cada nación posea o
reivindique su propio Estado.
Existen distintas formas de organización de un Estado, pudiendo abarcar desde concepciones
"centralistas" a las "federalistas" o las "autonomistas", en las que el Estado permite a las
federaciones, regiones o a otras organizaciones menores al Estado, el ejercicio de
competencias que le son propias pero formando un único Estado, lo que sucede por ejemplo en
España, Alemania, EE. UU.
Todo esto hace que el Estado sea una de las más importantes formas de organización social en
el mundo. Ya que en cada país y en gran parte de las sociedades se postula la existencia real o
ficticia de un Estado, aunque la creación de entes supra-estatales como la Unión Europea, ha
modificado el concepto tradicional de Estado, pues éste delega gran parte de sus
competencias esenciales en las superiores instancias europeas (económicas, fiscales,
legislativas, defensa, diplomacia,… mermándose así la soberanía original de los Estados.
Las características que definen a los Estados Modernos son las siguientes:




Poder soberano que se ejerce sobre sus ciudadanos y el reconocimiento fuera de sus
fronteras a ser respetado en su integridad. Las relaciones entre Estados se lleva a cabo a
través del Derecho Internacional y los organismos internacionales.
Territorio: espacio geográfico en el que desenvuelve el Estado, formado no solo por la
tierra, sino que también tiene soberanía sobre mar y aire.
Población: conjunto de personas que forman parte de él y sobre los que recaen los
derechos y deberes instituidos por aquél.
Monopolio legal de la fuerza. Sólo el Estado puede ejercitar la violencia, a través de
instituciones creadas en su seno como el ejército, policía, sistema judicial y carcelario,
etc. Indudable este uso de la fuerza, para que sea legítimo, debe estar regulado por las
leyes.
9



Monopolio fiscal: el Estado, o a quien delegue: comunidades, ayuntamientos, etc.
tiene la exclusiva de imponer impuestos para sufragar los gastos que todo Estado tiene:
escuelas, sanidad, burocracia, ejército, etc.
Cuerpo de funcionarios: conjunto de personas que trabajan para el Estado con el fin de
llevar el funcionamiento administrativo y demás tareas.
Ejército permanente y policía: encargados de defender el poder soberano de
desórdenes y ataques tanto del interior como del exterior del Estado.
El Estado es uno de los pocos seres institucionales que sobreviven sin una evolución importante
en su estructura y funcionamiento, con excepción de su crecimiento. El Estado moderno fue
creado con la revolución industrial, pero el mundo y la dinámica de la sociedad ha cambiado
mucho desde del siglo XIX al siglo XXI.
2.3. Teorías sobre el Estado
2.3.1. Liberalismo
Es la concepción que aparece a partir de los siglos XVII y XVIII en oposición a las monarquías
absolutas y defendida por la nueva clase social que ha nacido con la manufactura, el comercio
y la banca: la clase burguesa, defensora del individualismo racionalista y de los ideales de la
Ilustración.
Aboga por la reducción del papel del Estado al mínimo necesario (Estado mínimo), desde un
sentido civil para el respeto de las libertades básicas, es decir el Estado debería encargarse de
la seguridad (ejército y policía para garantizar las libertades ciudadanas) y de la justicia (poder
judicial independiente del poder político). En ningún caso el Estado debe servir para ejercer la
coacción de quitar a unos individuos para dar a otros, y deben ser los individuos desde sus
posiciones respectivas (como comerciante, obrero, empresario,…) los que regulen el mercado a
través del sistema de precios, asignando a cada cosa el valor que realmente tiene.
La concepción del Estado liberal va unida al Estado de Derecho, dado que uno de sus principios
básicos es que “todos sus ciudadanos están sometidos al imperio de la ley”.
La idea fundamental de esta concepción es la de que el “individuo es el centro de la actuación
política y el Estado tiene como función crear el marco legal que permita la actuación libre de
los individuos. Los individuos particulares tienen uno derechos y libertades que, en ningún caso,
puede conculcar el Estado. La función de las leyes no puede ser otra que la de “proteger los
derechos de los individuos aislados”, de manera que sean éstos los que gestionen las
actividades económicas y de cualquier otro tipo, regulándose por las leyes de la competencia
económica y el libre intercambio.
El Estado se basa en un “pacto social” tácito, por el que la mayoría de los ciudadanos de un
Estado aceptan, aunque en condiciones de desigualdad, regirse por unas leyes y una
autoridad. Es la Constitución. Cuando este pacto social se rompe sobrevienen las crisis.
El Estado se organiza en torno a tres poderes, que deben estar rigurosamente separados.
Montesquieu, su inspirador, señala


Poder Legislativo: dictar leyes.
Poder ejecutivo: ejecutar, hacer que las leyes se cumplan.
10

Poder Judicial: impartir justicia.
2.3.2. Marxismo
Afirma que cualquier Estado tiene un carácter de clase, y que no es más que el aparato
armado y administrativo que ejerce los intereses de la clase social dominante. El Estado surge
cuando ya están consolidadas las diferencias económicas y, al menos hasta ahora, ha servido
para mantener los privilegios de unos sectores frente a otros. Marx piensa que el Estado liberal
supone un avance muy importante respecto al Antiguo Régimen, dado que con su
implantación los hombres han conquistado una serie de derechos importantísimos, sin embargo,
este Estado no es justo.
Marx critica al liberalismo considerando que la pretendida igualdad que propugna es una
igualdad simplemente formal, pues en la práctica esta igualdad es falsa, dado que mantiene y
refuerza las diferencias económicas y sociales, es decir, esta institución no beneficia a todos por
igual, sino especialmente a las clases más poderosas. Para el mantenimiento del orden social el
Estado, dice Marx, se vale de dos instrumentos principales: el uso de la fuerza a través de la
policía, ejército, judicatura, cárceles, etc. y el empleo de la persuasión a través de los aparatos
ideológicos del Estado: medios de comunicación. Ningún Estado puede mantenerse por mucho
tiempo con el uso exclusivo de la fuerza, por lo que necesita convencer a los gobernados de
que las desigualdades son, o algo natural, o algo inevitable. Piensa Marx que las clases que
controlan la economía, controlan también los medios de comunicación a través de los cuales se
difunden las ideas e ideologías justificadoras de las justicias existentes.
Si el liberalismo defiende las libertades individuales como principio básico del funcionamiento
del Estado, el marxismo considera que es la igualdad material la que debe de ser el fundamento
de una sociedad justa, dado que no puede existir verdadera libertad, cuando ésta se ejerce
desde condiciones económicas, sociales y culturales muy desiguales.
Por tanto, Marx propugna la conquista del poder político por parte de la clase trabajadora, la
destrucción del Estado burgués y la construcción de un necesario Estado obrero, el socialismo,
como paso de transición hacia el comunismo, una sociedad donde a largo plazo no habrá
Estado por haberse superado las contradicciones y luchas entre las clases sociales.
2.3.3. Anarquismo
El anarquismo sostiene que el Estado es la estructura de poder que pretende tener el monopolio
del uso de la fuerza sobre un territorio y su población, y que es reconocido como tal por los
estados vecinos.
El Anarquismo es una doctrina política que se opone a cualquier clase de jerarquía, tanto si
se ha consolidado por la tradición o el consenso, como si se ha impuesto de forma coactiva.
Los anarquistas creen que el mayor logro de la humanidad es la libertad del individuo para
poder expresarse y actuar sin que se lo impida ninguna forma de poder, sea terrena o
sobrenatural, por lo que es básico abatir todo tipo de gobierno, de Estado, luchar contra toda
religión o secta organizada, en cuanto que éstas representan el desprecio por la autonomía
de los hombres y la esclavitud económica. Combatir al Estado como entidad que reprime la
auténtica libertad económica y personal de todos los ciudadanos se convierte para el
anarquismo en una necesidad inmediata y la desaparición del Estado se considera un
objetivo revolucionario a corto plazo. La doctrina anarquista impone para su acción una sola
limitación: la prohibición de causar perjuicio a otros seres humanos, y de esta limitación nace
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otro presupuesto ideológico básico: si cualquier humano intenta hacer daño a otros, todos los
individuos bienintencionados tienen derecho a organizarse contra él.
2.3.4. El Estado de Bienestar
La concepción del Estado de Bienestar surge en la Europa del siglo XX como consecuencia de
las reivindicaciones sociales de las clases trabajadoras y la presión sindical, así como las
deficiencias detectadas en el Estado liberal. Su surgimiento también es debido a la reacción
que se produjo en los estados democráticos de Europa a la instauración de la Unión Soviética,
que era mirada con simpatía por amplias masas populares, ante el miedo de las clases
dirigentes a los movimientos revolucionarios. A su desarrollo contribuye la teoría económica
de Keynes, según la cual
“es posible, por métodos democráticos y sin alterar los fundamentos de la
economía, llegar a la supresión del desempleo, aumentando la capacidad
adquisitiva de las masas mediante un incremento de la producción. Y todo ello
se logra aumentando la intervención del Estado en la economía y manteniendo
la propiedad privada”
Generalmente se entiende por Estado del bienestar a aquél que se hace cargo de la defensa
de los derechos sociales, económicos y culturales de todos los ciudadanos; a estos derechos se
les llama “derechos de la segunda generación”. Según esta postura el Estado debe de intervenir
en el orden económico y social para tratar de conseguir la “igualdad real de oportunidades”, el
pleno empleo y el acceso de los grupos sociales más débiles la satisfacción de sus necesidades
fundamentales. El Estado se compromete –como en el antiguo pacto social- a salir al paso de
las necesidades vitales, económicas o sociales, experimentadas por sus ciudadanos
prometiéndoles una seguridad frente a tales incertidumbres
Esta responsabilidad es entendida como comprensiva y universal, es decir se considera que el
Estado tiene el deber -la llamada responsabilidad social- de que todos sus ciudadanos disfruten,
independientemente de su posición social, ideológica, racial, etc. de los derechos sociales,
asumiendo las funciones de proteger y promover el bienestar entre los ciudadanos,
manteniendo sus niveles de renta, corrigiendo, además, el sistema capitalista de propiedad
privada.
Sus defensores afirman que el gasto social (educación, sanidad, seguro de desempleo, salarios
dignos, etc. incrementa tanto la cohesión social como la productividad de la sociedad y eso es
debido a que los gastos sociales son más efectivos y a largo plazo cuestan menos a las arcas
del Estado que otras medidas para el mantenimiento del orden social, como aumento de las
policías, cárceles, etc. Desde este punto de vista, los gastos de “bienestar” pueden ser
considerados no solo gastos de "buen funcionamiento" de la sociedad, sino también como
inversión social. Esta visión puede ser concebida como utilitarista, con una concepción de la
sociedad como grupo de interés: sería, alegan sus defensores, más efectivo y eficiente gastar en
asuntos sociales que eliminar o controlar los problemas.
Para conseguir sus objetivos el Estado se vale, entre otros medios, de




política fiscal,
cierto control de la economía del país,
participación directa en actividades económicas: “Estado empresario”,
propiedad estatal de empresas y servicios considerados de “interés nacional”: servicios
de correos, compañías aéreas, empresas telefónicas, etc.
Esta política lleva a la universalización de la enseñanza, sanidad, seguro de desempleo,
jubilación, atención y cuidado de los deficientes, etc. y suponía una cierta redistribución de la
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riqueza por medio de una política fiscal que gravaba especialmente a los sectores económicos
más poderosos y de los propios beneficios que el Estado obtenía de sus empresas y servicios.
La implantación del Estado de bienestar supuso también una subida de los salarios, lo que
permitió que amplias capas populares tuvieran acceso a bienes inaccesibles anteriormente, lo
cual provocó también el aumento de la producción y con ello el aumento de las ganancias de
los empresarios.
La fórmula keynesiana nace de un consenso social y político y se puede resumir con el
siguiente esquema:
El Estado de Bienestar, que durante unos decenios tuvo un éxito incuestionable, aumentando
considerablemente la producción, el consumo y el bienestar de los ciudadanos, sufre una
profunda crisis a finales de los años 60, que se ve agravada por la espectacular subida del
precio del petróleo a partir del año 1973. La producción también cayó, lo que trajo consigo
despidos, y una bajada del nivel de vida de las masas populares. Finalmente, otro factor que
tuvo un papel fundamental en progresiva desaparición del Estado de Bienestar, fue el auge del
“neoliberalismo” y la llegada al poder de Estados Unidos e Inglaterra de Ronald Reagan y
Margaret Thatcher, que aplicaron en sus países las “políticas neoliberales”, bajo el lema de
“Menos Estado”.
2.4. Estado y Sociedad Civil
Es indiscutible que el Estado actual sufre una crisis en todos los campos, crisis que crea
problemas de todo tipo y que precisa poner solución cuanto antes. Las causas de la crisis son
abundantes, siendo algunos de ellos los siguientes:
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degeneración del Estado de Bienestar y el triunfo del neoliberalismo, lo que supone la
pérdida de poder real por parte del Estado, y que provoca que muchos de los derechos
adquiridos en la etapa se pierdan, lo que da lugar al aumento del paro, delincuencia,
aumento de la pobreza, etc. Este hecho provoca una gran desafección por parte de
muchos ciudadanos.
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aumento desmesurado de la burocracia y de la Administración.
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globalización económica. Quizá sea éste uno de los factores más determinantes.
Efectivamente, la globalización de la economía, la existencia de redes de empresas
que escapan a los Estados y con un poder económico muy superior a la mayoría de
ellos, hace que el Estado se vea imposibilitado para controlarlas fiscalmente y en su
toma de decisiones, que se lleva a cabo al margen del Estado y, a veces, en contra de
sus intereses. Un ejemplo cercano lo tenemos en la decisión de la multinacional Gillette
de cerrar su fábrica en Sevilla, a pesar de que obtenía beneficios, y trasladarse a
Chequia. Las autoridades estatales intentaron impedirlo, pero fue en vano.
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creación de instituciones internacionales. En las últimas décadas se han creado multitud
de organismos e instituciones de carácter supranacional cuyas decisiones están por
encima de los Estados. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con la Unión Europea, que
toma decisiones que sus Estados miembros tienen que adoptar, incluso estando en
desacuerdo.
Ante esta situación muchos filósofos plantean la necesidad de fortalecer la sociedad civil. La
sociedad civil una aquella esfera de la vida pública que se compone de una trama de
relaciones y asociaciones al margen del Estado, creadas para promover la participación de los
ciudadanos en asuntos de interés público y son expresión de los intereses y valores de sus
miembros. Este concepto de la filosofía política designa a la diversidad de personas con
categoría de ciudadanos, que actúan generalmente de manera colectiva para tomar
decisiones en el ámbito público de su sociedad fuera de las estructuras gubernamentales.
Tocqueville (1805-1859), define a la "sociedad civil" como el conjunto de organizaciones e
instituciones cívicas voluntarias y sociales que fungen como mediación entre los individuos y el
Estado. Esta definición incluye, pues, a las organizaciones no lucrativas o no gubernamentales
como las asociaciones y fundaciones.
Uno de los elementos definitorios de la sociedad civil es que sus componentes no están
sometidos a la autoridad del Estado. Se forman por lazos afectivos, intereses, de afinidad.
Habermas (1929-), sostiene que la sociedad civil no solo es independiente del Estado sino
también de los intereses económicos y se rige por lazos de solidaridad.
La existencia de una sociedad civil diferenciada de la sociedad política es un prerrequisito para
la democracia. Sin ella no hay Estado legítimo. La sociedad civil tiene dos componentes
principales:
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el conjunto de instituciones que definen y defienden los derechos individuales, políticos y
sociales de los ciudadanos y que propician su libre asociación, la posibilidad de
defenderse de la acción estratégica del poder y del mercado y la viabilidad de la
intervención ciudadana en las decisiones del Estado.
el conjunto de movimientos sociales que plantean nuevos principios y valores, nuevas
demandas sociales, así como vigilar la aplicación efectiva de los derechos ya
otorgados.
Las funciones de la sociedad civil son las siguientes:
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Legitimación del poder político, pues una de las esencias del “Estado democrático” es
la de respetar el libre juego de las organizaciones de la sociedad civil.
Control. La sociedad civil a través de asociaciones diversas ejerce un control sobre las
decisiones del Estado para que no conculque la legalidad.
Ejercicio de la libertad de los ciudadanos al decidir responsablemente organizarse para
plantear sus exigencias y demandas.
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Potenciación de la “opinión pública” autónoma e independiente, capaz de expresar lo
que realmente quiere.
Asunción de la responsabilidad que como ciudadanos tenemos para hacer más
armónica la convivencia social.
Fortalecimiento de la ética social y de la capacidad de ponerse “en lugar del otro”.
Ejemplos de instituciones de la sociedad civil:
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Organizaciones no gubernamentales (ONG)
Organizaciones no lucrativas (ONL)
Clubes y organizaciones deportivas
Clubes sociales
Grupos religiosos
Sindicatos
Colegios Profesionales
Organizaciones de barrio.
Think tanks
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