UN TRÉBOL DE CUATRO HOJAS

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UN TRÉBOL DE CUATRO HOJAS
Las Juventudes Comunistas de Chile en el siglo XX
Rolando Álvarez
Manuel Loyola
(Editores)
A los jóvenes comunistas de siempre
A los conocidos y a los ignorados
A los que se empeñaron
A los que padecieron
A los que pasaron
A los abandonados
A los que vuelven cada día
MENSAJE A LOS JÓVENES COMUNISTAS
Quiero que esta carta sea un trébol de cuatro hojas. Dedico este trébol a la Juventud Comunista de mi patria.
La primera hoja es la de la alegría. Los jóvenes deben también
aprender a ser jóvenes, y esto no es tan sencillo. Yo fui un muchacho
enlutado. Cayó sobre mi vida la tristeza de los pobres pueblos del sur,
el grito de la lluvia, la intransigente soledad. Más tarde encontré que la
vida, mientras más serios problemas nos propone, mientras más difícil
sea el descubrimiento de nuestro camino, cuanto más grave sea el sentimiento de la injusticia social, más razones tenemos para sentirnos dignos
de nuestra responsabilidad. Así descubrimos el camino de la alegría, que
comienza en nosotros mismos y luego quiere compartirse y repartirse.
Luchamos porque nuestra alegría pueda ser compartida y repartida en
toda la tierra.
La segunda hoja es la de la conciencia. Partimos desde la conciencia de un mundo deformado por el interés, por la rutina, por la codicia, por la hipocresía. El capitalismo y el imperialismo se cubren con una
máscara que dice "mundo libre", y bajo esa máscara se esconden el terror,
la represión de clase, la perversidad social. Los jóvenes deben partir de
esta conciencia: la de una sociedad que debemos elevar a la dignidad del
hombre, a la dignidad suprema del hombre. Y esta dignidad no existirá
sin la lucha común que la haga realidad. Los jóvenes comunistas tienen
el deber de representar esta conciencia, continuar y renovar esta lucha y
hacer realidad los más antiguos sueños del hombre.
La tercera hoja es la de la seguridad. Cuando los primeros comunistas expresaron su verdad, fueron acusados de falsos, de traidores,
de extranjeros, de ilusorios. Hoy, inmensas naciones viven en la Revolución. Los comunistas fueron martirizados, agredidos, calumniados. Hoy
pesan en los destinos del mundo. Ayer los comunistas eran acusados de
explosivos, de extremistas, de fieras humanas. Hoy son acusados de reformistas, de pacatos, de prudentes. Son los mismos enemigos de ayer los
que quieren detener el cauce organizado de la Revolución. Se vistan de
conservadores, de fascistas, de ultra izquierdistas, bajo sus vestiduras tienen el mismo rostro. Saben que los comunistas han cambiado la historia.
Ellos, de una o de otra manera, han coincidido en el anticomunismo para
detenerla en su marcha. Pero la historia se mueve hacia adelante, dejando
atrás a los retardatarios y a los impacientes.
La cuarta hoja es la del Partido. Yo era ya un hombre cuando
entré a la familia de los comunistas chilenos. Había atravesado la soledad.
Había sentido y comprendido tragedias, desdichas, catástrofes. Había pasado por guerras y derrotas, por golpes y victorias. Creía ya saberlo todo.
Pero encontré, dentro de mi Partido y andando por pueblos y caminos a
través de la extensión de América y Chile, que tenía mucho que aprender,
y cada día hombres anónimos, desconocidos hasta entonces, me dieron
las mayores lecciones de sabiduría, de rectitud, de firmeza. Nadie debe
creerse superior al Partido. Este sentimiento de modestia no significa vasallaje, sino superación de lo personal, aprendizaje de una disciplina que
nos conduce siempre a la verdad.
Jóvenes comunistas: éste es el trébol de cuatro hojas que les mando
desde lejos. Mis ojos y mi corazón siguen en Chile. Buena suerte.
Pablo Neruda
Saludo escrito por el poeta comunista
19 de septiembre de 1972, París
7º Congreso de la Jota
PRESENTACIÓN
Entre los aspectos que deberían ser abordados en vistas a actualizar
la historiografía sobre los partidos políticos chilenos, el relacionado con
el pasado de sus estructuras juveniles dispone aún de un amplio campo de
investigación. La producción en este terreno es escasísima y basta con visitar los sitios web de las organizaciones político-juveniles para advertir
las exiguas informaciones de que disponen sobre este particular ¿Qué ha
ocurrido que la historia de la actuación juvenil no ha llamado la atención
efectiva de estas mismas organizaciones, ni menos de la academia?1
Ciertamente que el hecho de que el interés historiográfico muy esporádicamente haya visitado a los partidos “adultos” –por lo general
fijándose en cuestiones ideológicas e institucionales y su relación con instancias estatales y de gobierno– da cuenta de la ausencia de visibilidad
de variadas dimensiones de la vida de estas organizaciones. Tal vez si el
último empeño estuvo dado por la indagación en cuestiones de cultura y
subjetividad militante (años 90, en especial), temáticas que ahondaron en
numerosos trabajos sobre memoria, experiencia clandestina, o la vertiente de género. Luego de ello, y en consonancia con el descrédito social que
ha afectado al conjunto de las colectividades, las inquietudes pretéritas
han desalojado las interrogantes por los partidos, volcándose con más
entusiasmo hacia las expresiones libertarias de inicios del siglo pasado.
Tampoco las organizaciones partidarias han hecho un intento serio y
sistemático por recaudar su pasado: a lo sumo, impelidas por coyunturas
conmemorativas, han hecho algún esfuerzo retrospectivo siempre cru1
Para el caso de la Juventud Socialista de Chile, aún sigue siendo el único trabajo
hecho por especialistas, el de Jorge Valle H. y José Díaz G., Federación de la Juventud
Socialista. Apuntes históricos. 1935-1973. Ediciones Documentas, Santiago, diciembre
1987. Siempre en el ámbito de los partidos tradicionales, desconocemos levantamientos historiográficos para los casos de la Democracia Cristina y del Partido
Radical, así como en los casos de las organizaciones de la Derecha. Si bien en todos
ellos se han producido artículos monográficos respecto de rol de sus segmentos
jóvenes en variadas coyunturas de la historia política del país –siglos xix y xx– no
podemos señalar que ellos obedecieran a análisis propiamente del sector juvenil, ni
menos que respondieran a visiones de conjunto y de largo plazo sobre ellos. Por su
lado, debido a lo más reciente de sus apariciones en nuestra escena política (años
60 e inicios de los 70 del siglo xx), los casos del mapu, mir o Izquierda Cristina, dispondrían de menor dificultad en su examen historiográfico como sujetos juveniles,
tendiendo a confundirse estos con la propia trayectoria de sus dirigencias y adeptos.
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Un trébol de cuatro hojas
zado por intenciones celebratorias, autojustificatorias, de antecedentes
parciales que muy poco aportan a un conocimiento renovador2.
La compilación que ahora damos a conocer si bien no modificará en
nada el silenciamiento anotado, podrá al menos distinguirse precisamente por lo mismo: importa una tenue luz circundada por la más amplia
oscuridad. Implica, en consecuencia, una suerte de excentricidad, una
especia de dato freak que, en cuanto tal, si bien sorprendente, expresa un
contenido de “realidad concreta”: la de la ausencia ya citada, pero también la de la necesidad de recoger lentamente un pasado respecto del cual
se debería reflexionar en vistas al propio devenir comunista.
Se ha hecho el intento por cubrir el conjunto de la historia de la Jota,
propósito que solo podía cumplirse a brochazos muy anchos, tal como se
podrá apreciar. Antes que una cierta historia completa y de relato compacto –construcción imposible, ciertamente3– los trazos aquí dibujados
aspiran a servir de puntos de referencia de modo que el futuro andar
historiográfico los amplíe o los cambie, o las dos cosas a la vez, como
debe ser.
Desde las acciones que buscaron dar expresión primigenia a la organización juvenil comunista en el país –especialmente en el norte salitrero de comienzos del siglo xx–; sus diversos avatares constitutivos
luego de desbaratada la dictadura de Ibáñez; o su rol en los procesos de
politización juvenil durante los años del Frente Popular, esta compilación informa también sobre algunos de los aspectos más sobresalientes
de la actuación jotosa en uno de los frentes de mayor significación de
su desempeño: nos referimos al terreno de las luchas estudiantiles (universitaria y secundaria) que se registraron en los tiempos de la Reforma
Universitaria, bajo la dictadura, y en los años de los primeros gobiernos
de la Concertación, de cuyos resultados y proyecciones aún se nutre no
poco de la actual situación. Por su parte, un par de acercamientos respecto de la cultura juvenil comunista (y no comunista) de los años 60 y 70
en materia de canto revolucionario y de conducta sexual, completan el
contenido de investigación de estas páginas.
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Si bien la continua aparición de relatos (auto) biográficos de antiguos militantes
puede aportar al quehacer historiográfico de las jjcc, lo más cercano que todavía
tenemos a una cierta formalización de la memoria partidaria juvenil data de finales
de los años 50 del siglo xx, con la aparición de la catequística novela de L. E. Délano,
La Base. Ella, respondiendo al canon literario del realismo edificante y moralizador,
muy probablemente fue lectura obligada en la formación de buena parte de la jota
de los años 60. Aún hasta hace pocos años las referencias a su “estudio” seguía teniendo alguna vigencia en las filas amaranto. Sería muy interesante conocer hoy de
su impacto en aquél tiempo.
Tal como lo advierte Isidoro Gilbert en su monumental historia sobre el comunismo
juvenil argentino: La Fede. Alistándose para la revolución. La Federación Juvenil Comunista, 1921-2005, Buenos Aires, Sudamericana, 2009.
Presentación
Son muchos los tópicos y enfoques que aquí no se recogen o, si se asoman, lo hacen de modo muy marginal. Dicho de forma positiva, a los nuevos interesados e interesadas en incursionar en el pasado jotoso, se les
abre una perspectiva amplísima, materia que no sólo implicaría abordar
a la Juventud en cuanto tal, sino también, a sus relaciones con el Partido,
a sus vínculos con la política nacional e internacional, a sus desempeños
en las organizaciones juveniles chilenas y extranjeras, a sus experiencias
y aportes en la cultura y las artes del país, a su actuación en cuestiones
militares y de la violencia política, a su vida clandestina, a su vida en las
cárceles dictatoriales, a su amplio quehacer en el exilio, a las especificidades de género, a su tratamiento de lo sexual, a su quehacer sindical, a su
desempeño poblacional, etc.
Tratándose de una historia que no quiere perdurar sino que prosperar, al final del texto hemos incluido algunos relatos testimoniales de
jotosos que han permanecido en la organización (ahora, en calidad de
militantes del partido) o que lo fueron, habiendo salido luego de ella. La
idea fue recoger visiones de quienes estuvieron en distintos momentos
de la segunda mitad del siglo xx en las filas de las Juventudes4. Esto, estimamos, podrá otorgar mayor vivacidad y comunicación contingente a
lo expuesto previamente, en particular en un aspecto de suyo relevante:
el de la experiencia militante, asunto que, más allá de las formalidades y
protocolos que rigen la vida orgánica, nos permite captar los modos del
ser y sentir militantes, esto es, la diversidad de formas y valoraciones que
siempre adquiere una experiencia tan significativa como es la ser o haber
sido parte de las filas amaranto. En breve, lo que nos ha interesado resaltar mediante estos relatos es la memoria de los momentos, los lugares, las
expectativas, los logros, las frustraciones, y más, que conformó (y conforma) el hecho siempre distinto y personal de “haber pasado por la Jota”.
Finalmente, nuestros agradecimientos a todos quienes hicieron posible esta compilación. Desde luego, a nuestros autores; a Luis Thielemann
que, a la par con aportar con uno de los trabajos aquí reunidos, puso
también su talento en la diagramación. A Rolando Álvarez, buen conocedor del comunismo criollo, quien apoyó desde un inicio esta iniciativa;
a quienes contribuyeron con el financiamiento, y a todas y todos quienes
lean, discutan y superen lo realizado.
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Desde el ángulo de la historia oral, la Jota de hoy debería llevar a cabo un amplio registro de voces y recuerdos de numerosos militantes o ex militantes que estuvieron
entre sus adherentes, a lo menos desde los años 40 en adelante.
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