10. Ley que crea una Alta Corte de Justicia de las Provincias Unidas

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10. Ley que crea una Alta Corte de Justicia de las Provincias Unidas, 1815
“Ley que crea una Alta Corte de Justicia de las Provincias Unidas”. (1815, 15 de febrero). En Argos de
la Nueva Granada, (1815, 5 de marzo, No 62), pp. 231-232.
Hasta mediados del año 1810, la Real Audiencia de Santa Fe funcionaba como el más alto tribunal de
justicia en el Nuevo Reino de Granada. En ese momento contaba con cuatro oidores llamados Juan
Hernández de Alba, Francisco Cortázar, Juan Jurado y Joaquín Carrión y Moreno, así como con un fiscal
de lo Civil (Diego García de Frías) y un fiscal del Crimen (Manuel Martínez Mancilla). Tras la conmoción
del 20 de julio, dos fueron enviados presos a la cárcel del Socorro y los demás se marcharon hacia La
Habana. Así que el Reino sólo pudo contar en adelante con las justicias ordinarias que despachaban
desde los cabildos de las ciudades y villas. El nuevo gobierno tenía entonces que realizar una tarea
básica de la agenda republicana: dar un nuevo sistema administrativo al poder judicial independiente
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Fuente 10
Colección Bicentenario - La construcción de la patria nuestra: la Nueva Granada después de 1810
que prescribían las cartas constitucionales y el ideario liberal. La creación de una Alta Corte de Justicia
fue entonces el cumplimiento de una de las tareas de la agenda de la Primera República.
Santafé, 15 de febrero de 1815.
Deseoso el congreso de realizar lo dispuesto en varios artículos, y muy especialmente en el 59 del Acta
Federal, y considerando:
1°. Que el haberse diferido la creación del Alto Tribunal de Justicia ha sido contra los sentimientos del
Congreso, por circunstancias bien notorias, supliéndose por medio de comisiones con el consentimiento
y aprobación de las provincias.
2°. Que la experiencia ha acreditado que no se llenan los deberes de la administración de justicia
mientras no estén exactamente divididos los poderes y ejercidas separadamente sus atribuciones.
3°. Que los motivos que obligaron a suspender, en cuanto a este punto, la observancia del Acta
Federal han cesado, si no del todo, en lo bastante para que no se pueda omitir, habiendo explicado las
provincias, en la sanción que acaban de dar al plan de la última reforma, su voluntad de llevar a efecto
sus primeras disposiciones.
4°. En fin, que a medida que se multiplican y confunden los ramos de la administración pública, urge
la separación de los poderes, aún consultando a los mismos objetos de economía que obligaban antes
a retardar esta creación para la que el Congreso se ve hoy eficazmente excitado de parte del Poder
Ejecutivo,
Decreta:
1°. Que hace la creación de la Alta Corte de Justicia o alto tribunal de ella, compuesto de cinco jueces
y dos fiscales, uno de estos de lo Civil y Hacienda, y el otro de lo Criminal, con las plazas auxiliares y
subalternas de dos relatores, dos secretarios y dos porteros.
2°. Que reduciendo las dotaciones al minimum posible, en consideración a las presentes necesidades
del erario, y cuanto la debida economía es compatible con la decente y más moderada subsistencia
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Colección Bicentenario - La construcción de la patria nuestra: la Nueva Granada después de 1810
de los ministros, señala a cada uno de los jueces y fiscales el sueldo anual de mil y doscientos pesos; a
cada uno de los relatores el de quinientos; a cada uno de los secretarios el de trescientos y cincuenta; a
cada uno de los porteros el de que gozaban los que lo fueron de la extinguida audiencia, con opción,
así éstos como los relatores y secretarios, a percibir, por ahora, los gajes, derechos y emolumentos que
estaban en práctica; pero con sujeción a la reforma que se hará a su tiempo.
3°. Que las funciones, deberes y objetos ordinarios del Alto Tribunal de Justicia son los que se le
atribuyen por el Acta Federal, Plan de reforma y Reglamento dado en su consecuencia.
4°. Que en el concepto de que los negocios generales de la primitiva inspección del Alto Tribunal de
Justicia no serán en el día tan numerosos que le embaracen para consagrar su atención a otros objetos
de utilidad y economía, en mayor beneficio de los pueblos, lo autoriza para que lo sea de apelaciones
de las provincias que quieran adoptarlo como tal en lugar del que pudieran tener en su seno.
5°. Que uno de los primeros cuidados del Alto Tribunal de Justicia será formar y presentar al examen
y aprobación del Congreso el reglamento de su economía interior, distribución de sus tareas, horas de
asistencia, plazas y oficios subalternos de su dependencia, y demás ramos o auxilios que considere
necesarios para la mejor expedición de los negocios de su instituto.
6°. Que cuidará igualmente de formar y presentar al Congreso el arancel corregido, simplificándolo
cuanto fuere posible, moderando equitativamente los derechos, y reduciendo éstos a las monedas
usuales y conocidas.
7°. Que el alto Tribunal de Justicia en común tendrá por escrito y de palabra el tratamiento de excelencia;
sus jueces y fiscales el de señoría, solamente en lo de oficio; y la insignia o distintivo ordinario de cada
uno de los jueces será el bastón.
8°. Que el traje de los ministros, para la asistencia diaria al tribunal, sea un sobretodo negro, y para
las asistentes públicas, casaca, chupa, calzón y medias negras, con un sencillo bordado de oro en el
cuello y botas de la casaca, que se compondrá de granadas y ramas entrelazadas, a imitación de la orla
o guirnalda del escudo nacional.
9°. Que las funciones y deberes de los relatores, secretarios y porteros son, por ahora y mientras que
no haya orden de variarlas, las que siempre fueron de estos destinos.
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10. que la provisión de las plazas de jueces y fiscales se haga conforme al último reglamento del
Gobierno General.
11. Que las de relatores, secretarios y porteros se provean, por esta vez, como de primera creación, por
el Poder Ejecutivo a propuesta de la Sala, sin necesidad de otro requisito; pero en los sucesivo no se
hará sino precediendo la convocatoria, concurso y exámenes para los oficios en que respectivamente
se han acostumbrado estas diligencias.
Pase al Poder Ejecutivo para su cumplimiento, publicación y comunicación a quienes corresponda.
Santafé, 15 de febrero de 1815.
Por el Congreso, Santamaría, vicepresidente. Dávila. Gutiérrez, diputado secretario.
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