UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2003 Resumen: S-010 Teoría de los Contratos Agrarios: Contratos de estructura asociativa de Biancheti, Alba Esther Facultad de Derecho, Cs. Sociales y Políticas - UNNE. 9 de Julio 1049 Local 5 - (3400) Corrientes - Argentina. Tel./Fax: +54 (03783) 434569 E-mail: [email protected] ANTECEDENTES La presente investigación exploratoria-descriptiva se realiza en el marco de un plan de trabajo aprobado, con un cronograma a tres años. El año anterior dimos cuenta del estado de situación, el planteo doctrinario y los objetivos, avizorando muy brevemente, las posibilidades de nuestro planteo: desarrollar una teoría de los contratos agrarios. En el año en curso se trabajó analizando los contratos agrarios, partiendo de la clasificación más simple que se puede realizar del conjunto de contratos agrarios regulados y es la que agrupa a los contratos en: conmutativos o de cambio y asociativos. Recordemos que en la primer clase, se encuentran aquellos contratos en los que las prestaciones son contrapuestas. Por ejemplo, en el arrendamiento rural, una parte cede el uso y goce de un predio, la otra paga un precio cierto en dinero para realizar una actividad de producción agraria, en cualquiera de sus especializaciones. No existe cooperación entre las partes contratantes, sino que cada una de ellas, tiene claramente delimitados sus derechos y obligaciones, siendo el interés en la suerte de la empresa agraria, únicamente del productor y estando la otra parte desinteresada de lo que ocurra con la misma. Los contratos asociativos, en cambio, son aquellos en que las contraprestaciones son convergentes. Hay cooperación en la actividad productiva agraria, así como participación equivalente en los riesgos, es decir hay entre las partes una afectio societatis, un interés compartido en el resultado final de la actividad. Existe aporte de trabajo o actividades y de bienes por ambas partes y participarán repartiéndose los frutos obtenidos en la proporción que hayan pactado, así como la asunción proporcional de los riesgos de la actividad. En ese sentido, en la presente comunicación, sólo nos referiremos a las particularidades de los contratos asociativos regulados, a fin de verificar el cumplimiento de los parámetros ó criterios que nos permiten distinguir a los contratos agrarios como un subconjunto específico, dentro de la teoría de los contratos en general y que fueran expuestos en nuestra comunicación anterior. Conviene aclarar que cuando decimos asociativos, no es asimilable a sociedad. La sociedad se caracteriza por la existencia y persecución de un fin común. En los contratos asociativos no es necesario que las partes se agrupen para la adquisición y ganancia común, basta con que una de las partes lo haga por sí sola y dé a la otra parte, participación en las ganancias a cambio de otras prestaciones. Por otra parte, la constitución de una sociedad, implica el surgimiento de una entidad de derecho distinta a las personas físicas que la componen, capital propio y esta entidad tiene capacidad para contraer obligaciones y derechos. En los contratos asociativos en cambio, no surge una persona jurídica diferente; sino que las partes contratantes mantienen su individualidad y sólo colaboran en la medida de sus pactos o acuerdos respectivos. Esta asociación de actividades puede ser: horizontal, es decir, los contratantes se asocian para realizar actividades relacionadas con un ciclo completo ó una fase de la producción. También esa asociación puede ser vertical, es decir, que las partes participan de etapas absolutamente diferenciadas; por ejemplo el productor se asocia con un industrial o un procesador de la materia prima, como es el caso del contrato de maquila. MATERIALES Y METODOS A los fines de este trabajo, haremos un somero estudio comparativo de los siguientes contratos asociativos regulado. El contrato de aparcería regulado por Ley 13246 modificado por Ley 22.298. El contrato asociativo de explotación tambera regulado por Ley 25.169, la mediería frutihortícola regulada por Decreto Nº 145/01 y el contrato de maquina regulado por Ley 25.113. El análisis de la especificidad de los contratos agrarios, tal cómo lo sostiene el Dr. Ángel Sánchez Hernández, nos obliga se seguir una doble vía. Una, es buscar las excepciones al género –teoría general de los contratos- es decir, comprobar si los contratos agrarios están sometidos a disposiciones comunes que sean una excepción a la teoría general del contrato. La otra vía, es buscar la especificidad de los contratos agrarios en sus similitudes, puesto que son diferentes entre sí y encontrar no obstante, semejanzas que nos permitan justificar una teoría de los mismos. DISCUSION DE RESULTADOS Una de las primeras características diferenciales que habíamos mencionado, refiere a la presencia del orden público en los contratos agrarios, lo que se traduce en un condicionamiento ó restricción de la autonomía de la voluntad, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2003 Resumen: S-010 particularidad que obviamente no está presente en la absoluta libertad de acuerdos posibles entre las partes, que impera en los contratos civiles en general. En un comienzo la intervención Estatal nació para proteger a una parte supuestamente más débil: el productor o agricultor. Ese criterio ha variado con el tiempo y actualmente el Estado interviene también para garantizar el bien común, imponiendo el uso racional de los recursos naturales, que aseguren un desarrollo sustentable. También diferencia a los contratos agrarios la posibilidad de pactar como precio de los mismos, una participación en los frutos ó en una cantidad y calidad determinada de esos frutos, y no únicamente en dinero como sería el caso de los contratos en general. Esta proporción en los frutos, podría consistir en una plantación completa, en una parte, en fin, la variedad de pactos posibles, no altera el hecho de que el precio siempre tiene que ser cierto y definido. Otra característica es el ámbito en donde estos contratos se llevan a cabo o dónde se cumplen, que es el ámbito rural o predio rural, que se lo define por exclusión de lo que se considera ámbito urbano. La planta urbana está descripta en el Decreto reglamentario a la Ley 13.246, como aquella zona donde exista un núcleo de población, tenga edificación y cuyo fraccionamiento se encuentre efectivamente representado por manzanas, solares o lotes, cuente o no con servicios municipales y esté o no comprendido dentro de lo que la Municipalidad considera como ejido del pueblo. Las excepciones, son pocas y estarán expresamente definidas por la norma, y en este caso, la calificante será la actividad productiva, aún cuando ella se lleve a cabo en el ámbito urbano. La duración o el tiempo fijado para esta clase de contratos, está siempre vinculado al ciclo biológico de la actividad de que se trate, de manera tal que al menos asegure un ciclo completo, hasta el levantamiento de la cosecha. Este tiempo es denominado “año agrícola”, que no coincide con el año calendario, es la unidad de medida para este tipo de contrato. El año agrícola, ni siquiera es igual para cada país o región, porque tiene que ver el suelo, el tipo de cultivo o la modalidad de cría de animales, etc. No es lo mismo sembrar trigo en la pampa húmeda de Argentina, que en la zona noroeste, ó el sur de Italia, ó en tierras de España. La coincidencia podemos buscarla en la clara noción de que el contrato finaliza, al término de la recolección de la última cosecha, del tiempo en que fue pactado el contrato. En cuanto a los sujetos que intervienen en este tipo de acuerdos o convenios, al menos a uno de ellos, se le exigirá una calidad especial o idoneidad técnica. En algunos de los contratos asociativos, ambos contratantes tienen la calidad de productores, pero en general, al menos uno debe reunir esta calidad o idoneidad específica, relacionada con el “saber hacer” la actividad. A continuación pretendemos graficar en una síntesis, lo expresado precedentemente. Contratos Orden Asociativos Público Art 1º ...”Los Aparcería preceptos de esta Agrícola (Ley 13.246 y su ley son de orden público, ...” modif. 22.298) Art. 8º “Queda prohibida toda explotación irracional...” Como la entrega Aparcería consiste en Pecuaria (Ley 13.246 y su animales, la modif.. 22.298) autonomía de la voluntad es mayor . Contrato de Art. 3º: “Serán nulas las cláusulas Maquila (Ley 25.113) incluidas en el contrato que impongan al productor agropecuario la obligación de vender parte o la totalidad ...” Art. 9º...”Estas Asociativo de normas son de Explotación orden público e Tambera (Ley 25.169) irrenunciables...” Tiempo ó Duración Art. 4º: 3 años como mínimo Precio del Contrato Participación en los frutos, según acuerdo de voluntades. Sujetos Ámbito Aparcero dador y Aparcero tomador (calidad especial exigida en Art. 7º) Art. 2º ...”ubicado fuera de la planta urbana de las ciudades o pueblos,...” Lo que estipulen En la proporción Aparcero dador y las partes que pacten las Aparcero (debe partes realizar personalmente la explotación Art 23º) Según convenio (Art. 1º) En las (Art. 1º) de partes proporciones que Productor convengan agropecuario Procesador ó industrial Art. 21... “o un predio rural, con o sin plantaciones...” Art. 5º: Según Art. 12: “...el convengan o se tambero asociado considera percibirá la celebrado por 2 participación años. según convenio de partes...” Art. 3º: Empresario Titular y Tambero asociado (su tarea es personal e indelegable) No lo dice expresamente, porque se habla de facilitar materia prima. Queda sobrentendido que la misma se obtiene en un medio rural Art. 3º inc a) ...”propietario, poseedor, arrendatario, o tenedor por cualquier título legítimo, dispone de un predio rural....” UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2003 Resumen: S-010 No se encuentra Mediería consignado de Frutihortícola (Decreto Nº 145 manera expresa. del año 2001) Según lo que convengan las partes, de acuerdo al ciclo de frutas y hortalizas Pueden pactar como la mediería el 50%, u otro porcentaje. Productor frutihortícola y Mediero frutihortícola Artículo 1º: ...”quien tiene la libre disposición y/o administrac., de un predio rural....” CONCLUSIONES Creemos haber demostrado muy breve y esquemáticamente, en lo que permite una comunicación de este tipo; lo que inicialmente nos llevara a formular la hipótesis que resulta posible delimitar un subconjunto de contratos con características específicas de “agrariedad”, que los distinguen de los contratos civiles y comerciales en general. En la categoría de contratos analizados este año, los asociativos, vemos que en general se refieren a la agricultura como actividad, en cualquiera de sus especializaciones y son modelos que se corresponden con las relaciones que utiliza el empresario agrario, para dar vida a su empresa. Este desarrollo se completa, con el análisis de los contratos conmutativos o de cambio y los contratos no regulados, pero ampliamente desarrollados por la costumbre y cotidianamente utilizados y que seguramente darán origen en un futuro cercano a la sanción de nuevas normas contractuales. En ambas clases de contratos: los conmutativos o de cambio y los asociativos, encontramos un objeto genérico que es la actividad productiva, con vista a un mercado consumidor. Subjetivamente podemos distinguir a un sujeto dotado de especiales características: el productor, que asume según el caso diferentes designaciones, tales como: mediero frutihortícola, tambero asociado, aparcero tomador y aparcero simplemente ó productor agropecuario. Objetivamente se ha demostrado una especial estructura en esta clase de contratos: la asociativa. Es decir, lo que pretendemos delimitar es, que esta categoría de contratos son tipos contractuales diferentes o especiales y no simplemente contratos del Código Civil que se aplican en el ámbito rural. La dificultad inicial deriva quizás, de que el legislador argentino, nunca ha definido qué es un contrato agrario en sí. Aunque ha regulado profusamente, cada uno de ellos y de manera independiente al Código Civil, como brevemente aquí ha sido esquematizado. También en España, Ángel Sánchez Hernández, menciona que no se ha definido el contrato agrario en general, pero considera que los contratos agrarios se definen por su finalidad típica que es: la obtención de un rendimiento económico, mediante la atribución de una titularidad de aprovechamiento de los bienes destinándolos a la producción agrícola, silvícola o ganadera, con fines de mercado. Italia, en cambio ha desarrollado una teoría general del contrato agrario, diferenciándolos de los contratos del derecho privado; tanto de los civiles, como de los comerciales y laborales. Como el Código Civil Italiano, define al empresario agrario en su art. 2135 y a la empresa agraria; los contratos pasan a ser –en ese país- las formas o los instrumentos a través de los cuales se da vida a la empresa agraria. No ocurre lo mismo entre nosotros. No tenemos regulada ni la empresa en general, muchos menos la empresa agraria. Por lo que no resulta factible, seguir similar evolución doctrinaria, pese a la gravitación que tiene en nuestro derecho, la doctrina italiana. ¿Y para qué nos sirve a nosotros, formular una teoría de los contratos agrarios? Nos sirve para demostrar que esta categoría especial, comprende tan variada gama de formas o tipos contractuales, regulados y no regulados, que no sólo justifican su estudio como un subconjunto diferenciado, sino que fundamentaría la necesidad de dictar una Ley general de los Contratos Agrarios. Si bien ya se conocen proyectos de este tipo, entendemos, que tales propuestas no han sido suficientemente justificadas desde el punto de vista teórico. Si logramos demostrar nuestra afirmación, no sólo se facilitará el análisis de los contratos existentes, tanto los regulados como los delineados por la costumbre, permitiendo y facilitando su estudio, sino que servirá también para tener en cuenta en futuras regulaciones, a fin de que estos acuerdos, continúen manteniendo una estructura propia y característica, acorde con su finalidad productiva con destino al mercado. 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