El Status jurídico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a partir

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VII SEMINARIO DE TRIBUTACION LOCAL
SALTA. 18 Y 19 DE OCTUBRE DE 2007
(ORGANIZADORES, UCS, USAL, U.N.L.Z)
PONENCIA: “LA REFORMA A LA LEY CAFIERO y
UNA NUEVA VIOLACION A LA CONSTITUCION
NACIONAL”. (Tema I: “Coparticipación de tributos a
nivel local y nacional”)
EXPOSITORA: PAULA J. LAFOURCADE
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS. UNICEN
1
I.- El Status jurídico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a partir de la reforma
de 1994
Siguiendo a Arístides Corti1, antes de la reforma constitucional de 1994 la Ciudad de
Buenos Aires constituía un ente municipal autárquico de base constitucional federal con
funciones administrativas (un Intendente designado por el P.E.N., un Consejo Deliberante
que dictaba reglamentos de integración o delegados sobre la base de la política legislativa
definida por el Congreso de la Nación como legislatura local, y jueces administrativos de
faltas con funciones jurisdiccionales administrativas. La función judicial con competencia
sobre los asuntos locales, tanto de derecho público como privado, estaba a cargo de la
justicia nacional ordinaria). Con dicha reforma constitucional, la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires (en adelante CABA), se ha transformado en un estado sui generis con
autonomía propia, cuyas facultades y poderes no dependen del hecho que sea Capital la
Republica.
Citando a Hernández2, entre los juristas y políticos las opiniones sobre el status jurídico de
la CABA, oscilan entre "Ciudad Autónoma" (Badeni, Francos, Laplacette); "CiudadEstado" (Jorge de la Rúa, Alfonsín); "Ciudad Estado de nivel provincial (Quiroga Lavié);
"semiprovincia" (Eduardo Menem y Dromi); "status jurídico excepcional" (Argüello);
"distrito autónomo, con situaciones intermedia entre municipio y provincia" (Creo Bay);
"entidad sui generis de descentralización territorial políticamente autónoma" (Bidart
Campos); "persona de derecho público de existencia necesaria" (Sabsay); "municipio
federado" (Frías); "autarquía" (Spota); "autonomía plena para el Gobierno de la Ciudad"
(Hernández); "autonomía de la Ciudad" (Natale).
Lo que no se puede negar, mas allá de la opinión que se comparta sobre la naturaleza
jurídica de la Ciudad de Buenos Aires, es que la Constitución Nacional, con posterioridad a
la reforma de 1994, consagra la autonomía de la Ciudad en el art. 1293, al otorgarle
facultades propias de de legislación y de jurisdicción, y de elegir directamente por el
Pueblo de la ciudad a su Jefe de Gobierno, y de regirse por su propio estatuto organizativo.
La autonomía de un determinado ente, consiste en el poder de dictar sus propias normas
que hacen a su materia especifica y regirse por ellas, designar sus autoridades, y,
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administrarse en forma independiente del poder central, todo ello sin injerencia de un ente
de gobierno superior.
Teniendo como eje central el art. 129, las cláusulas constitucionales referidas a la
Capital Federal y a la Ciudad de Buenos Aires-, art. 34, art. 455, art. 546, art. 75 inc. 27, art.
75 inc.308, art. 75 inc. 31, 99 inc. 209, art. 12410, art. 12511, disposición transitoria
séptima12,
disposición transitoria decimoquinta13 refuerzan el carácter autonomista
otorgado a la ciudad de Buenos Aires por los Constituyentes de 1994.
En cambio los art. 75 inc. 1214 y 11715 que no fueron modificados, dieron pie a posturas
restrictivas a la autonomía de la CABA.
Sin embargo, el art. 129, establece una restricción explicita a la autonomía de la ciudad de
Buenos Aires, ya que, mientras que la CABA sea Capital de la Nación, una ley garantizara
los intereses del Estado Nacional.
II.- La ley 24.588, o “Ley Cafiero”
En cumplimiento del precepto constitucional, se dictó el 8 de noviembre de 1995 la ley
24.588, conocida como “Ley Cafiero”, por ser este ultimo, el senador que impulsó tal
proyecto.
En lo que nos interesa, dicha norma garantiza los intereses del Estado Nacional en la
CABA mientras sea la Capital de la República "para asegurar el pleno ejercicio de los
poderes atribuidos a las autoridades del Gobierno de la Nación" (Art. 1º).
Conforme su art. 2, "la Nación conserva todo el poder no atribuido por la Constitución al
Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires, y es titular de todos aquellos bienes,
derechos, poderes y atribuciones necesarios para el ejercicio de sus funciones".
Este articulo16, siguiendo a la doctrina, invierte la regla del art. 129 CN, que es la plena
autonomía de la CABA, y que la Nación solo podrá restringirla en la medida que sea
necesaria para protección de sus propios intereses. Al decir de Gustavo Naveira de
Casanova17 ello no implica, en modo alguno, que ésta última pueda pretender conservar
otras competencias que no tenga atribuidas por la CN, la cual, precisamente, las ha deferido
a la CABA, en forma genérica e indeterminada.
El art. 5º de la Ley de Garantías, regula que la CABA será continuadora a todos los efectos
de la MCBA y, sobre todo, que la legislación nacional y municipal vigente en ella, a la
3
fecha de entrada en vigencia de su Estatuto Organizativo, seguirá siendo aplicable, en tanto
no sea derogada o modificada por las autoridades nacionales o locales, según corresponda.
En lo que aquí nos interesa, el art. 6, establece que la Nación y la CABA celebrarán
convenios relativos a la transferencia de organismos, funciones, competencias, servicios y
bienes (conforme con el párrafo quinto, del inc. 2º, del Art. 75 CN).
El art. 7, cuya reforma analizaremos mas adelante, dispone que la Nación conserva sus
competencias en materia de seguridad y protección de las personas y bienes y, por ende, la
Policía Federal Argentina continúa dependiendo orgánica y funcionalmente del Poder
Ejecutivo Nacional, aunque cumpla tareas de Policía de Seguridad y auxiliar de la Justicia
en la CABA, la cual no podrá crear organismos de seguridad sin autorización del Congreso.
Con relación a las facultades jurisdiccionales, el art. 8 dispuso que "La Justicia Nacional
Ordinaria de la Ciudad de Buenos Aires mantendrá su actual jurisdicción y competencia
continuando a cargo del Poder Judicial de la Nación", y que la CABA solo tendrá facultad
de jurisdicción en las siguientes materias: vecindad, contravencional y de faltas,
contencioso administrativa y tributaria, en todos los casos, claro está, en la órbita de los
asuntos locales.
Sin entrar en discusión al respecto del avance exorbitante de esta ley en materia de
autonomía porteña, quiero dejar sentada mi opinión, en cuanto a que el art. 129 CN le ha
atribuido facultades de jurisdicción a la ciudad de Buenos Aires sin cortapisa alguna. Sin
embargo, en esta ley se las ha restringido notablemente, al amparo del concepto de “Interés
del Estado Nacional”, sin que exista motivo alguno razonable para que la Nación conserve
facultades de jurisdicción en materia civil, comercial, penal, laboral y el resto de las
materias no federales, con exclusión de las pocas reconocidas.
Por ende, en las actuales circunstancias, no se aprecia razón o motivo atendible alguno
para justificar esta reserva realizada por el Gobierno Federal de estas atribuciones locales
ya que, la limitante a las competencias de la CABA se da sólo cuando exista compromiso
para los "intereses nacionales", lo cual es un concepto jurídico requerido de determinación,
pero que no involucra ningún poder discrecional para el Congreso de la Nación.
Es importante resaltar el art. 12 de la ley 24.588, que reconoce facultades legislativas
similares a las de las provincias, en materia impositiva al gobierno de la Ciudad. El articulo
establece que, "La Ciudad de Buenos Aires dispondrá de los recursos financieros que
4
determine su estatuto organizativo con sujeción a lo que establecen los incs. b), c), d) y e)
del art. 9º de la ley 23.548". En virtud de este reconocimiento, y del inc. 2º del art. 75 CN,
se ha mantenido incólume la sustancia de las obligaciones asumidas por la Nación en su
momento, en nombre de la MCBA, en el art. 8º de la ley 23.548.
En resumidas cuentas, esta ley, es mas un corsé a la autonomía porteña que una verdadera
ley de garantía de los intereses nacionales mientras la ciudad de Buenos Aires sea capital de
la Republica. La letra de la ley 24.588 ha dibujado un perfil institucional para la CABA
más parecido al de un municipio que al de una provincia.18
III.- La ley 26.288: reforma a la ley 24.588
Ante reclamos de diversas fuerzas políticas para que el CABA de tuviera su propia fuerza
de seguridad, el 7 de septiembre de 2007, por unanimidad se sancionó la ley 26.288, que
modifica en su artículo primero el art. 7 de la ley 24.588.
El articulo séptimo quedó redactado de la siguiente manera: “El Gobierno nacional
ejercerá en la Ciudad de Buenos Aires, mientras sea Capital de la República, sus funciones
y facultades en materia de seguridad con la extensión necesaria para asegurar la efectiva
vigencia de las normas federales.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ejercerá las funciones y facultades de seguridad
en todas las materias no federales. El Gobierno nacional las seguirá ejerciendo hasta tanto
aquel ejercicio sea efectivamente asumido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La Ciudad de Buenos Aires podrá integrar el Consejo de Seguridad Interior”.
En primer lugar, debemos recordar lo preceptuado por nuestra Carta Magna, que al referirse
al tema, expresa en el art. 75 inc. 2 quinto párrafo que “No habrá transferencia de
competencias, servicios o funciones sin la respectiva reasignación de recursos, aprobada
por la ley del Congreso cuando correspondiere y por la provincia interesada o la ciudad de
Buenos Aires en su caso”.
Este párrafo se agregó en la reforma de 1994, con miras a evitar los traspasos de
competencias entre los diferentes niveles de gobierno sin los respectivos recursos, tal como
ocurrió en la década de los noventa cuando la Nación transfirió a las provincias los
servicios de salud y educación, generándoles un déficit en el gasto publico, que aun hoy no
han podido superar.
5
Es interesante analizar en este punto los debates parlamentarios, que en mi opinión personal
fueron escasos dada la importancia del tema, que se suscitaron en las respectivas Cámaras
del Congreso Nacional, a los fines de comprender el tema que nos trae hoy a este
Seminario, que es la cuestión de la transferencia de competencias en materia de seguridad
del Gobierno Nacional a la CABA, sin los respectivos recursos.
Los fundamentos de la mayoría al aprobar la ley así redactada, fueron en primer lugar, que
la ley Cafiero impuso un corsé que no otorga igualdad de oportunidades en materia de
seguridad a los habitantes de la ciudad de Buenos Aires, y que permanentemente se debe
aumentar la autonomía de la CABA. En segundo lugar que es necesario transferirle
competencias en materia de seguridad, porque la CABA es uno de los pocos gobiernos que
carece de policía propia preventiva y de acción frente al delito. Hasta aquí comparto
plenamente los fundamentos.
Con respecto al cumplimiento del mandato del art. 75 inc. 2 quinto párrafo de transferir los
recursos por ley, el Diputado Accastello, por la mayoría, expresó: “El artículo 75 se
refiere claramente a competencias, servicios y funciones, y no a las facultades no
conferidas en la práctica, dado que la Constitución no podría decir “nuevas” cuando se
refiere a provincias, o en este caso, a la Ciudad de Buenos Aires, con anterioridad a la
Nación misma…. La preceptiva constitucional no plantea transferir ningún tipo de recurso
a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por el hecho de recuperar sus facultades
inherentes al resguardo de la seguridad pública. Esto lo hacen todas las provincias de la
República Argentina, llevándolo a cabo con sus propios erarios y con los recursos de sus
ciudadanos”.
La senadora Escudero a los efectos de establecer por qué no corresponde hacer
transferencia alguna de recursos o partidas, expresa: “entiendo que la confusión acerca de
los alcances y de lo que significa esta norma provienen de lo que se pedía durante la
campaña electoral. En ese momento, se pretendía la transferencia de la Policía Federal a
la Ciudad de Buenos Aires. No es eso lo que se está analizando. No hay transferencia de
competencias. No hay transferencia de funciones. Lo único que hay que hacer es ajustarse
a la Constitución y derogar una prohibición que existía anteriormente. A través del
proyecto en consideración el gobierno nacional ya no se ocupará de la seguridad de las
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personas y de los bienes en la Ciudad, sino solamente de garantizar la efectiva vigencia de
las normas nacionales”.
La senadora respecto a la vigencia del art. 75 inc.2 entiende que el mismo no se está
cumpliendo y no se ha cumplido, pues en su párrafo tercero se establece "La distribución
entre la Nación, las provincias y la Ciudad de Buenos Aires y entre éstas, se efectuará en
relación directa a las competencias, servicios y funciones de cada una de ellas
contemplando criterios objetivos de reparto; será equitativa, solidaria y dará prioridad al
logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en
todo el territorio nacional".
En su opinión una vez que tengamos esa distribución equitativa y objetiva que tienda a
igualar el desarrollo y la calidad de vida de todos los habitantes del país; una vez que esté
en vigencia esa ley y esa distribución, entonces sí podremos decir que cada vez que se
transfieran funciones deberán transferirse también recursos.
Es decir, el planteo mayoritario sostiene, que si cada provincia se hace cargo del
financiamiento de su policía, porque la CABA no podría asumir el financiamiento de la
misma, que insume anualmente una erogación para la Nación de mil millones de pesos, si
la CABA tiene el tercer presupuesto de la Republica, después de la Nación, y de la
provincia de Buenos Aires, con menos funciones que el resto de los estados locales, y
recibiendo a su vez fondos coparticipables.
IV.- Críticas a la modificación de la ley 24.588
En una primera aproximación al tema dijimos que la “ley Cafiero” de Garantía de los
Intereses del Estado Nacional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es una ley que
excede como ya lo dijimos anteriormente, el marco de garantía de los intereses nacionales.
Entre esos excesos se encontraban la prohibición para la CABA de tener su propia fuerza
de seguridad y la justicia ordinaria. Mediante la ley 26.288 se intentó remediar la primera
de las situaciones pero en mi opinión, en un marco contrario a la Constitución Nacional.
Es cierto, como dijo el bloque mayoritario en el Congreso, previo a la sanción de la ley, que
no sea transferido la Policía Federal; sin embargo, entiendo que se ha transferido a la
ciudad una competencia que antes no poseía, sin respetar el art. 75 inc. 2 quinto párrafo,
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que es operativo por si mismo, y que no necesita como dijo la senadora Escudero el dictado
de la nueva ley de coparticipación para entrar vigencia.
Refuerza esta cláusula constitucional, la disposición transitoria sexta, que instruye que no
podrá modificarse la distribución de competencias, servicios y funciones vigentes a la
sanción de la misma, sin la aprobación de la provincia interesada (y en caso afirmativo con
la consiguiente reasignación de recursos, acotamos).
La letra de la Constitución es clara, al decir que no habrá transferencia de competencias,
servicios o funciones sin la respectiva reasignación de recursos. Entiendo que por esta
nueva ley no se transfiere la Policía Federal (que seguirá en manos de la Nación para
protección de los intereses federales, mientras que la CABA sea capital de la Republica de
la Nación a la Ciudad de Buenos Aires), sino una nueva competencia que antes no poseía
en materia de seguridad local.
En mi opinión una autorización, o si se quiere decir un levantamiento de una prohibición,
como la dispuesta por la ley 26.288, es una transferencia encubierta, es decir, transferencia
sin recursos no es transferencia constitucional.
Estos mil millones anuales que cuesta mantener la seguridad en el ámbito de la ciudad, los
solventa la Nación, quien de no ejercer más dicha función con respecto a las personas y los
bienes, debería, o bien, transferirlos a la Ciudad en cumplimiento de lo normado en el art.
75 inc. 2 quinto párrafo, o bien, de no compartir esta tesis, coparticiparlos a las provincias.
Ninguna de estos temas se ha tratado con la reforma a la ley 24.588.
En la actualidad la ciudad aporta al PBI nacional y a la masa de recursos tributarios por la
AFIP coparticipables
un 25% del total y recibe solamente $693 millones anuales,
equivalentes a menos del 2% de la masa asignada al conjunto de las provincias. La
distribución secundaria es, a la fecha, la siguiente: Provincia de Buenos Aires: 21,9%;
Santa Fe: 8,9%; Córdoba: 8,8%; Chaco: 5%; Entre Ríos: 4,9%; Tucumán: 4,7%; Mendoza:
4,2%; Santiago del Estero: 4,1%; Salta: 3,8%; Corrientes: 3,7%; Formosa: 3,6%; San Juan:
3,4%; Misiones: 3,3%; Jujuy: 2,8%; Catamarca: 2,7%; Río Negro: 2,5%; San Luís: 2,3%;
La Rioja: 2,1%; La Pampa: 1,9%; Neuquén: 1,7%; Chubut: 1,6%; Santa Cruz: 1,6% y
Tierra del Fuego: 0,7%.
No veo, como la CABA con, 10 millones de habitantes, y recibiendo únicamente el 1,4 %
de los fondos de la Nación, puede en su presupuesto hacerse cargo de un nuevo servicio a
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sus habitantes, más allá de las facultades tributarias locales. En consecuencia, cualquier
transferencia de competencias sin recursos supone el aval para un proceso de ajuste en otras
partidas importantes para los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires.
Además, no debemos olvidarnos que las provincias se hacen responsables de sus propias
fuerzas de seguridad, pero recibiendo a cambio en la mayoría de los casos porcentajes
mucho mayores por coparticipación que la Ciudad de Buenos Aires, en orden a su
contribución a la masa.
En la estructura actual de la coparticipación, donde la ciudad de Buenos Aires a partir de
ahora puede hacerse cargo de su propia seguridad, los montos que obtiene por ella son
ampliamente confiscatorios e inequitativos, porque recibe recursos coparticipables
originados en su propia riqueza, mermados en mas de un 33%19.
Como todos sabemos, hace once años que se venció el plazo para dictar la nueva ley de
coparticipación conforme la disposición sexta de la Constitución Nacional, y no hay en la
agenda de nuestros políticos intención de tratarla. Necesitamos a nivel país, un federalismo
responsable y de concertación, que debe plasmarse en una nueva ley de coparticipación
según las pautas constitucionales, donde cada nivel de gobierno reciba un porcentaje que le
permita asumir sus responsabilidades con holgura. Obviamente, es más cómodo y seguro
recibir una asignación bajo un techo coparticipable, que apostar a un nuevo esquema de
Administración tributaria. Es esta la razón y no otra por la que nuestros gobernantes vienen
postergando su sanción.
A mi parecer, la transferencia de competencias debió ser acordada, mediante convenios,
fijándose un plazo entre el gobierno nacional y el de la ciudad para su traspaso, y que dicha
transferencia debió realizarse con la reasignación de recursos correspondientes, como
establece el artículo 75 de la Constitución. Tales recursos debieran ser transferidos por la
asignación primaria que tiene el gobierno nacional sin afectar en modo alguno la cuota que
cada provincia tiene sobre el régimen de coparticipación.
De no aceptarse esta tesis, tenemos dos caminos: o deben ir distribuyéndose
proporcionalmente a las provincias los recursos no erogados por la Nación para seguridad
de la ciudad de Buenos Aires, a medida que esta ejerza sus funciones de policía, o a medida
que la Nación se desprenda de ellas; o modificarse provisoriamente como se hizo en el
2003 el índice transitorio de distribución para la CABA.
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En mi opinión, levantar la prohibición establecida por el artículo 7º de la ley Cafiero
constituye un avance, pero que queda a mitad de camino, porque no garantiza en modo
alguno los términos ni los cronogramas
de transferencia conforme la Constitución
Nacional.
En otro orden de ideas, si se transfiere la policía, debiera transferirse la justicia, porque
como quedaron las cosas hoy, tendríamos una policía que responde al gobierno de la
ciudad, y una justicia que responde a las directivas del gobierno nacional.
Otro punto controvertido de la reforma, es que estipula que la ciudad ejercerá funciones y
facultades de seguridad en las materias no federales, y que al mismo tiempo el gobierno las
seguirá ejerciendo hasta tanto aquel ejercicio sea efectivamente asumido, sin definir cuáles
son las estructuras que necesita la Nación para garantizar las competencias federales; y sin
indicar además, en que plazos se celebrarán los convenios necesarios para coordinar el
traspaso.
V.- Conclusiones
Quiero concluir este trabajo expresando mi descontento con la ley 26.288 de reforma de la
ley 24.588 o ley Cafiero, porque si bien se autoriza a la CABA a crear su propia fuerza de
seguridad, se lo permite sin el debido traspaso de recursos, violando en forma palmaria la
Constitución Nacional, al no respetar lo normado por el art. 75 inc. 2 quinto párrafo.
Hago mía la opinión de la CSJN en la causa “Gauna”20, que sostiene que en “el diseño
constitucional, la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires no puede quedar sometida al
juicio discrecional de los poderes constituidos del Gobierno Nacional”.
Más allá de cómo se disfrace esta transferencia, se ha perdido, una vez más en aras del
interés nacional, la oportunidad de darle verdadera autonomía a la Ciudad de Buenos Aires;
al contrario, se la sigue restringiendo, porque aunque se levante la prohibición no se
transfieren los recursos necesarios para su financiamiento.
Creo que el camino para la recuperación y fortalecimiento de nuestra organización federal,
desde la perspectiva financiera, comienza por asegurar los medios concretos para el
ejercicio de las libertades o autonomías provinciales y municipales –a lo que agregaría de la
ciudad de Buenos Aires-, asumiendo horizontal y verticalmente el compromiso de la
subsidiariedad y solidaridad por la redistribución de recursos para que se alcance por dicha
10
vía, cuando ello fuere objetivamente necesario, lo que la Constitución Nacional denomina
“un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el
territorio nacional.”21
El problema de la Ciudad de Buenos Aires va más allá de la ley "Cafiero". El nudo del
problema esta en la falta de consenso actual en admitir la reforma del 94 con todas sus
consecuencias, entre las que se encuentran que hay un nuevo sujeto formal en la estructura
del estado federal y que es necesario un nuevo sistema de coordinación para la distribución
de la renta federal. Lo demás es solo corolario de este problema.
Estas son las bases que no nos debemos olvidar si queremos un nuevo modelo de
federalismo fiscal, que sea equitativo, cooperativo, solidario y que respete la autonomía de
las provincias y de la Ciudad de Buenos Aires. No hagamos como el cangrejo, un paso para
delante y dos para atrás.
1
CORTI, Arístides Horacio M, “El encuadre constitucional del Derecho Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires”, La Ley 2006-F, 1066
2
HERNANDEZ, Antonio Maria, “Derecho Municipal”, Depalma, Buenos Aires, Volumen I, Teoría General, 2da.
Edición, 1997, pag. 600 y ss.
3
Así, el Art. 129 CN, ubicado en el Título Segundo "Gobiernos de Provincia" de la Segunda Parte, ha establecido la
autonomía para la Ciudad de Buenos Aires, en los siguientes términos: "La ciudad de Buenos Aires tendrá un régimen de
gobierno autónomo, con facultades propias de legislación y jurisdicción, y su Jefe de Gobierno será elegido directamente
por el Pueblo de la Ciudad.
"Una ley garantizará los intereses del Estado Nacional, mientras la Ciudad de Buenos Aires sea Capital de la Nación.
"En el marco de lo dispuesto en este artículo, el Congreso de la Nación convocará a los habitantes de la Ciudad de Buenos
Aires para que, mediante los representantes que elijan a ese efecto, dicten el estatuto organizativo de sus instituciones".
4
El art. 3 se mantuvo sin reformas tras 1994, por estar en la ley de necesidad de reforma 24.309, prohibido modificar
articulo alguno de la primera parte de la Constitución Nacional (art. 7). El art. 3 dice expresamente: “La autoridades que
ejercen el Gobierno federal, residen en la ciudad que se declare Capital de la Republica por una ley especial del Congreso,
previa cesión hecha por una o mas legislaturas provinciales, del territorio que haya de federalizarse.”
5
El Art. 45 CN establece que se eligen diputados directamente por las provincias, por la CABA, y por la Capital en caso
de traslado
6
el Art. 54 preceptúa que el Senado se compondrá por tres senadores por cada provincia y tres por la CABA, elegidos en
forma directa y conjunta; nada prevé, como lo hacía el anterior Art. 46, en cuanto a la representación de la Capital Federal
que, de esta forma, ha quedado sin senadores. NAVEIRA DE CASANOVA, Gustavo, “Las competencias tributarias de
la Ciudad de Buenos Aires: de municipio de la capital federal a ciudad autónoma tras la reforma constitucional de
1994”, Revista Argentina de Derecho Tributario, (Abril/Junio), 355, nos dice que: “ambos artículos dan la pauta clara de
que, aún perdiendo su condición capitalina, la CABA seguirá teniendo representación en ambas cámaras -como si fuese
una provincia más-, a diferencia de lo que hubiera ocurrido conforme con el texto anterior de la CN donde, si se daba
dicha hipótesis, hubiera sido necesario determinar qué ocurriría con ese territorio, en el sentido de si se formaba una nueva
provincia o si se reincorporaba a la de Buenos Aires, para ver si continuaba teniendo representación parlamentaria propia
o no”.
7
Dentro del inc. 2º, del Art. 75 CN, en lo referente a la ley de coparticipación, se menciona a la CABA en tres ocasiones:
al momento de la distribución de los fondos coparticipados, cuando ordena que no habrá transferencias de competencias
ni servicios sin la respectiva asignación de recursos aprobada por la provincia involucrada o la CABA (quinto párrafo), y
en la representación de la CABA a los fines de componer el organismo fiscal federal que tendrá a su cargo el control y
fiscalización de la ejecución de la ley. Aunque no se la contempla expresamente como parte de los acuerdos de la Nación
con las provincias que servirán de base a la ley-convenio, ni tampoco en cuanto a la necesidad de su "aprobación" para la
efectividad de la ley convenio, dichas omisiones resultan jurídicamente irrelevantes, ya que como ha señalado la doctrina
en la materia: "No hay duda de que, en los trámites previos a la suscripción de la ley convenio, la Ciudad debe tener una
actuación igual a la de las provincias. Como ha señalado la C.S.J.N. en numerosas ocasiones, una imperfección técnica
—en el caso una omisión parcial en el texto—, no puede conducir a desvirtuar el sentido de un sistema jurídico". Por lo
11
demás, dichas omisiones fueron salvadas por la convención constituyente de la Ciudad Autónoma al prescribir en su
cláusula transitoria tercera que "La Ciudad de Buenos Aires afirma su derecho a participar en igualdad de condiciones
con el resto de las jurisdicciones en el debate y la elaboración del régimen de coparticipación federal de impuestos" y el
art. 80, inc. 15, que constituye atribución de la legislatura de la Ciudad aprobar "...la Ley-Convenio a la que se refiere el
inc. 2 del art. 75 de la Constitución Nacional". CORTI, Horacio Guillermo, "Potestades Tributarias de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires", "Derecho Tributario Municipal. Perfiles constitucionales del Municipio. Tasas. Gestión y
recaudación. Tributación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires", coordinador José Osvaldo CASAS, Ad-Hoc, 2001,
ps. 343/7.
8
El inc. 30 del Art. 75 CN, referido a los establecimientos de utilidad nacional, reconoce facultad de imposición sobre
dichos establecimientos a los poderes locales, en tanto no interfieran con los fines de su creación. En su primera parte,
reafirma la facultad del Congreso Nacional para "Ejercer una legislación exclusiva en el territorio de la Capital de la
Nación".
9
Por otra parte, los arts. 75, inc. 31, y 99, inc. 20 de la CN, facultan al Gobierno Nacional (Congreso y Poder Ejecutivo,
respectivamente) para decretar la intervención federal a una provincia o a la Ciudad de Buenos Aires. Esta potestad del
Gobierno Nacional de intervenir en la CABA no estaba contemplada en la anterior CN pues, lógicamente, la misma o era
parte de una provincia, como hasta 1880 (y podía intervenirla) o bien era Capital de la Nación (y no hacía falta la facultad,
ya que de jure y de facto la Nación era la autoridad en ella).
10
El Art. 124 CN le permite, de acuerdo con el régimen que la legislación le establezca al efecto, la creación de regiones
para el desarrollo económico y social, la celebración de convenios internacionales que no sean incompatibles con la
política exterior de la Nación y que no afecten las facultades delegadas al gobierno federal o el crédito público de la
Nación.
11
El Art. 125 CN le permite, al igual que a las provincias, conservar organismos de seguridad social para los empleados y
los profesionales; y promover el progreso económico, el desarrollo humano, la generación de empleo, la educación, la
ciencia, el conocimiento y la cultura.
12
La Disposición Transitoria Séptima aclara que "El Congreso ejercerá en la Ciudad de Buenos Aires, mientras sea
Capital de la Nación, las atribuciones legislativas que conserve con arreglo al Art. 129".
13
Disposición Transitoria decimoquinta:"Hasta tanto se constituyan los poderes que surjan del nuevo régimen de
autonomía de la Ciudad de Buenos Aires, el Congreso ejercerá una legislación exclusiva sobre su territorio, en los mismos
términos que hasta la sanción de la presente".
"El Jefe de Gobierno será elegido durante el año 1995".
"La ley prevista en los párrafos segundo y tercero del Art. 129, deberá ser sancionada dentro del plazo de doscientos
setenta días a partir de la vigencia de esta Constitución".
"Hasta tanto se haya dictado el estatuto organizativo, la designación y remoción de los jueces de la Ciudad de Buenos
Aires se regirá por las disposiciones de los arts. 114 y 115 de esta Constitución".
14
NAVEIRA DE CASANOVA, ob cit, entiende que el inc. 12 Art. 75 sólo fue modificado en cuestiones de redacción,
manteniéndose -en lo que aquí interesa- la norma relativa a la distribución de competencias judiciales (federal y local)
para la aplicación de los códigos y leyes comunes, entre "los tribunales federales o provinciales". La duda que puede
plantearse al respecto, al no haberse contemplado expresamente a la CABA como entidad que pueda aplicar -mediante las
competencias jurisdiccionales que contempla, por otra parte, el Art. 129 CN- dichos códigos comunes. Es decir, que a
diferencia de las provincias, no pueda tener jueces locales para la resolución de las cuestiones regidas por dichos códigos
y leyes. El mencionado autor, hace hincapié, en que ante esta disyuntiva, tal vez lo más razonable sea armonizar ambas
cláusulas con el sentido más proclive a la autonomía de la ciudad e interpretar, por ende, el término "provinciales" como
"locales", comprendiendo, además, a los jueces de la CABA en los términos en que la ley de garantías los pueda facultar
(mientras sea Capital Federal) o bien con las mismas competencias que cualquiera de las provincias (en caso de traslado
de aquélla).
15
La CSJN tiene dicho que "la Ciudad no es una provincia argentina y en consecuencia, no le corresponde la instancia
originaria de la Corte (conf. arts. 116, 117, 129 y cláusula transitoria 7ª de la Ley Fundamental)" Fallos: 322:2856;
323:3991.
16
La tesis restrictiva se funda en la interpretación dada al art. 121, por la cual solo las provincias tendrían poderes amplios
e indefinidos, y la Nación definidos y explícitos, y que a su vez, esta ultima delega poderes a la ciudad de Buenos Aires;
por lo que, respecto de la CABA se refiere, sus poderes serian determinados y explícitos por la Nación, y los de esta
ultima indeterminados.
17
NAVEIRA DE CASANOVA, Gustavo, ob cit.
18
SAGÜÉS, Néstor P. “Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, Astrea, Buenos Aires, 1996, p. 27.
19
CORTI, Arístides Horacio M, ob cit.
20
Fallos: 320:875, in re "Juan Octavio Gauna", 7/5/1997.
21
GARAT, Pablo Maria, “La coordinación financiera y el sistema de Coparticipación Federal a partir de la reforma
constitucional de 1994”, El Derecho- Serie Especial Derecho Constitucional”, 26/02/99, pags. 9 y ss.
12
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