Se vulnera el principio acusatorio cuando se impone pena más

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Se vulnera el principio acusatorio cuando se impone pena más grave
que la solicitada en concreto por la acusación.
Se vulnera el principio acusatorio cuando se impone pena más
grave que la solicitada en concreto por la acusación.
BIB 2007\165
Francisco Javier Muñoz Cuesta.
Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Navarra
Publicación: Repertorio de Jurisprudencia num. 2/2007 (Comentario).
Editorial Aranzadi, SA, Pamplona. 2007.
Se vulnera el principio acusatorio cuando se impone pena más grave que la solicitada en
concreto por la acusación. Acuerdo del Pleno de la Sala Segunda del TS de 20 de diciembre
de 2006 ( PROV 2007, 30007) .Que el principio acusatorio rige en el proceso penal español y
que va unido a otros principios constitucionales como el derecho a un proceso con todas las
garantías y al derecho de defensa, todos previstos en el
art. 24.2 CE ( RCL 1978, 2836) , es
algo que tenemos asumido todos los que estamos de alguna manera vinculados al derecho
procesal penal, aplicándolos como algo cotidiano, pero también es cierto que el alcance
exacto del primero de los principios citados ha planteado algunos problemas de interpretación
en cuestiones particulares, siendo uno de ellos el que ahora tratamos.Nunca habíamos
entendido por qué un Tribunal aplicaba una pena más grave o superior a la que solicitaba el
Fiscal o las acusaciones personadas en la causa, aunque lo justificase de manera razonada
cumpliendo el deber de motivación de las sentencias ordenado en el
art. 120.3 CE, si en el
proceso penal rige en toda su amplitud el principio acusatorio y el derecho de defensa lo
tenemos como sagrado, ya que ello suponía un desajuste con un proceso penal garantista e
inmerso en un Estado de Derecho. Siendo cierto, por otra parte, que nos habíamos
acostumbrado, en las ocasiones que ello sucedía, a que determinados órganos judiciales
fuesen más allá de la petición que hacían las acusaciones, generalmente el Fiscal,
imponiendo penas distintas en su gravedad, siempre dentro del marco del delito objeto de
acusación, pero superando la pena por la que había optado la misma, acusación que está
con exclusividad legitimada por el sistema vigente para cuantificar la acción penal que ejerce,
por ello celebramos la postura que adopta el TS en el
Acuerdo del Pleno de la Sala Segunda
del TS de 20 de diciembre de 2006 ( PROV 2007, 30007) .El principio acusatorio, según se
deriva del art. 24.2 CE, consiste en que debe existir una correlación entre la acusación y la
sentencia, de forma que la defensa del imputado tenga oportunidad de alegar, proponer
prueba, participar en su práctica y en los debates, habiendo conocido con antelación
suficiente aquello de lo que se le acusa, estando el Tribunal vinculado a la persona, a los
hechos y a la calificación jurídica que formula la acusación, quedando impedido el anterior
para construir hechos probados al margen de los sostenidos por la misma.Lo anterior no
impide que el Tribunal, sin vulnerar el principio que nos ocupa, no alterando los hechos de la
acusación y que han sido debatidos en la vista oral, pueda condenar por delito distinto al que
se acusaba, siempre que sea homogéneo a éste e imponga una pena igual e inferior a la que
solicitaba la acusación, homogeneidad que se ha estimado, entre otros muchos supuestos,
en acusación por delito de agresión sexual y condena por abuso sexual, o por delito de
detención ilegal y apreciación de delito de coacciones, por ejemplo. Con esto queremos
exponer que el principio acusatorio no es absolutamente rígido e inflexible en su aplicación,
pero sí está limitado por todo aquello que pueda perjudicar al acusado, en definitiva como
dice la STC de 27 de diciembre de 2000 ( RTC 2000, 278) , es esencial al principio acusatorio
que el imputado haya tenido la oportunidad cierta de defenderse de una acusación
contradictoria con la parte que ejerce la misma.Las razones que se esgrimían para sustentar
la postura conforme a la cual el Tribunal podía imponer una pena superior a la solicitada en
concreto por la acusación, pero dentro de la pena en abstracto prevista para el tipo penal
aplicado, siempre razonándolo en la sentencia,
STS de 7 de diciembre de 2005 ( RJ 2006,
1776) , son que la vinculación del órgano jurisdiccional deriva directamente de la Ley y no de
24 de febrero de 2012
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las peticiones de las partes y la individualización de la pena corresponde únicamente al
Tribunal y no a la acusación y por otro lado que el principio acusatorio no exige vinculación
absoluta a las calificaciones jurídicas de las partes, ni a sus peticiones, sino al hecho objeto
del juicio y el que se contiene en la sentencia sea el mismo que ha sido sostenido por la
acusación, ya que el objeto del proceso no es un crimen, sino un «factum».Frente a esta
posición mayoritaria ya existía una doctrina que entendía que lo mismo que no puede
condenarse por un delito que no había sido objeto de acusación, no puede imponerse una
pena que no había sido solicitada por esa acusación, ya que la contradicción que se exige de
la aplicación del principio acusatorio no recae sólo en los hechos, sino que alcanza a la
calificación jurídica, por tanto debe existir correlación entre la acusación y el fallo de la
sentencia, doctrina que se recoge, entre otras en la
STS de 14 de enero de 2002 ( RTC 2002,
4) y en la STS de 7 de julio de 2005 ( RJ 2005, 6814) . De los principios de congruencia entre
acusación y fallo, contradicción entre acusación y defensa se concluye necesariamente que
el Tribunal queda vinculado a los hechos y a la calificación jurídica y dentro de ésta al delito
imputado y a la petición punitiva más grave de las acusaciones.Ante estas posiciones
jurisprudenciales, con aplicación mayoritaria de la primera, surge afortunadamente el
Acuerdo
del Pleno de la Sala Segunda del TS de 20 de diciembre de 2006 ( PROV 2007, 30007) , que
literalmente dice «El Tribunal sentenciador no puede imponer pena superior a la más grave
de las pedidas en concreto por las acusaciones, cualquiera que sea el tipo de procedimiento
por el que se sustancie la causa». Este acuerdo supone un cambio radical de la doctrina de la
Sala Segunda del Tribunal Supremo en la materia que nos ocupa, decidiendo así dar plena
vigencia a los tres derechos constitucionales que mencionábamos al comienzo, el principio
acusatorio, el derecho a un proceso con todas las garantías y al derecho de defensa.Las
razones que justifican este cambio doctrinal se encuentran sustancialmente en la
STS de 12
de enero de 2007 ( RJ 2007, 323) como son la propia estructura del principio acusatorio,
donde es preciso hacer una separación entre las funciones de acusar y juzgar, ya que si el
Tribunal pudiese imponer la pena libremente al tipo penal objeto de imputación, sin tener en
cuenta las peticiones concretas de las acusaciones, se convertiría en acusación, con grave
quebranto de los principios del derecho procesal moderno. Esto es aplicable a todo tipo de
procedimientos, puesto que el principio acusatorio tiene su ámbito de actuación en todas las
causas penales sin excepción al tener su fuente en la Norma Constitucional.Una segunda
razón se halla en la redacción actual del art, 789.3 LECrim ( LEG 1882, 16) , dentro del
procedimiento abreviado, disponiendo que «la sentencia no podrá imponer pena más grave
de la solicitada por las acusaciones». Esta fórmula ya estaba contenida en el derogado
art.
794.3 dentro del mismo procedimiento en su redacción dada por
LO 7/1988, de 28 de
diciembre ( RCL 1988, 2605) , sin embargo no era interpretado de la forma que ahora lo
hacemos y que nos parece evidente, puesto que no puede tener otra significación el «que no
se puede imponer una pena más grave que la solicitada», ya que la pena que se insta en un
procedimiento penal por la acusación no se fija en abstracto en caso alguno, siempre se hace
concretamente, por tanto la pena solicitada tiene una duración o cuantía exacta y
sobrepasarla ya infringía claramente el contenido del precepto.El derecho de defensa es el
tercer argumento para sustentar la posición adoptada en el Acuerdo del Pleno que tratamos,
lo que queda fundamentado en que si el Tribunal sentenciador supera las penas solicitadas
por la acusación, razonándolo en la resolución que dicta, esa argumentación aducida no ha
sido discutida por las partes y por tanto no han tenido oportunidad de refutarla, lo que da al
traste con la estrategia de defensa que tenía planteada ésta.Esto es tan claro como lo
sucedido en la STS citada de 12 de enero de 2007 ( RJ 2007, 323) , en que por el delito de
robo en casa habitada se solicitaba por el Fiscal al acusado la pena de cuatro años de prisión
y el Tribunal impuso cinco, argumentándolo en la sentencia, pero la defensa no pudo exponer
las razones que estimase oportunas para justificar la improcedencia de la imposición de la
pena de cinco años, razones que pudieran ser las circunstancias del hecho, la personalidad
del delincuente u otras similares, por tanto la quiebra del derecho de defensa causó
indefensión efectiva al acusado por el delito de robo aludido.Creemos que es un motivo de
satisfacción la postura jurisprudencial que se adoptó en el
Acuerdo del Pleno de la Sala
Segunda del TS de 20 de diciembre de 2006 ( PROV 2007, 30007) , al darse plena
efectividad al principio acusatorio y llevarse a cabo de manera radical la separación que debe
Se vulnera el principio acusatorio cuando se impone pena más grave
que la solicitada en concreto por la acusación.
existir entre la función de acusar y la de juzgar, pero dando un paso más debemos
plantearnos qué otras consecuencias puede tener el citado Acuerdo que estén en
consonancia con las afirmaciones anteriores, como cuando se solicita una pena
erróneamente por la acusación, o en la solicitud de pena que es conjunta el acusador olvida
la petición de una de ellas o cuando simplemente olvida la pena a imponer en el escrito de
calificación provisional y no rectifica la omisión en conclusiones definitivas.Si partimos de que
el Tribunal no puede en caso alguno imponer pena más grave a la que en concreto solicita la
acusación es evidente que si no se solicita pena cualquiera que imponga el Tribunal es más
grave que la hipotéticamente solicitada, por tanto en esta situación habrá que adoptar una
postura que puede ser la condena sin pena, ni medida de seguridad, algo insólito, en
definitiva la absolución del acusado, o adoptar otra posición que puede ser la solicitud por el
Tribunal al Fiscal o acusadores, si todos estuvieran en la misma posición, para que concreten
la pena que solicitan, ello puede hacerse por la vía del
art. 733 de la LECrim, pero creemos
que no es la adecuada, al referirse este artículo al supuesto de calificación con manifiesto
error, pidiendo el Tribunal que la acusación le ilustre si el hecho justiciable constituye un
determinado delito o si es de aplicación una circunstancia eximente, caso diferente al que
tratamos.Creemos simplemente que si falta la pena a imponer en las conclusiones y éstas
tienen una forma determinada a las que deben ajustarse,
art. 650 LECrim, el Tribunal al
detectar ese defecto legal debe subsanarlo, solicitando la imposición de la pena en concreto
para que ese acto procesal se adecue a las normas procesales, el efecto es el mismo que por
la vía del art. 733 mencionado, pero nos parece esta fórmula más propia de subsanación del
acto procesal no conforme a la Ley de Ritos.Cuando se trate de delitos que llevan aparejada
una pena conjunta y la acusación sólo solicita la condena por una de ellas la solución, a
nuestro juicio, es la imposición de la única pena solicitada, existe solicitud de pena,
formalmente, está completa la calificación o escrito de acusación y esa negligencia o
imposibilidad en su caso, piénsese un delito de tráfico de drogas en que el valor de la
sustancia no está tasado o es imposible valorarla, no impide que el juzgador complete la
resolución que termina la causa con la pena que solicita la acusación u otra menos grave en
su caso por ser ésta la que debe imponerse.Por último la solución en caso de solicitud de
pena erróneamente, tanto por exceso, como en cuantía inferior a la que corresponde
legalmente, es la misma que en el supuesto anterior, el principio de imparcialidad y de
separación de acusación y función de juzgar derivado en los términos antes expuesto del
principio acusatorio, impiden imponer la pena correcta legalmente, así si la pena es excesiva
se corrige a la adecuada y si es menor, pero inadecuada, se impone la solicitada.Este
Acuerdo del TS y las consecuencias que del mismo se derivan suponen un avance en el
sistema de garantías en el que se aplica el derecho penal sustantivo y nos engrandece en el
respeto a los derechos fundamentales que tratamos y consagrados todos en el
art. 24de
nuestra Constitución, por ello toda interpretación en este sentido es positiva y hay que
valorarla en la medida que nos hace crecer dentro del Estado de Derecho.
24 de febrero de 2012
© Thomson Aranzadi
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Análisis: Se vulnera el principio acusatorio cuando se impone pena más
grave que la solicitada en concreto por la acusación.
Análisis del documento
Documentos comentados
•
(Disposición Vigente)
Constitución Española.
CONSTITUCIÓN. Constitución Española
Constitución de 27 de diciembre 1978.
RCL 1978\2836
•
TS (Sala de lo Penal) ,acuerdo de 20 diciembre 2006.
JUR\2007\30007
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TS (Sala de lo Penal, Sección 1ª)
,sentencia núm. 1121/2009 de 5 noviembre 2009.
RJ\2010\114
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TS (Sala de lo Penal, Sección 1ª)
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,sentencia núm. 300/2009 de 18 marzo 2009.
RJ\2009\2825
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