Los capitales detrás de los medios de comunicación

Los capitales detrás de los medios de comunicación
Escrito por Rogelio Isbarbo
Los medios de comunicación en el Uruguay han sido siempre propiedad de quienes también
poseen la riqueza del país. En el siglo XIX, los diarios fueron poseídos por quienes también
detentaban la riqueza y el poder. En los años 20 del siglo pasado, comenzó a funcionar la
radio. La afinidad política o la amistad con quienes mandaban en el momento, determinó a
quiénes se les asignaban las ondas y las frecuencias. Cuando llegó la televisión, a mediados
de los años 50, la cuestión no cambió. Entre 1956, cuando empezó a emitir Saeta Canal 10 y
1962 cuando ya estaban en marcha también Canal 4 y Canal 12, los propietarios de los medios
seguían perteneciendo al reducido grupo a quienes también pertenecían el conjunto de los
medios de producción.
Durante los años 90, se incorporó la televisión por cable. ¿Hubo diferencias? No. Siguieron
siendo elegidos, ya en el segundo gobierno de Sanguinetti, los mismos que ya estaban a cargo
de la tecnología anterior.
¿Y qué pasó cuando llegó la Internet, las páginas Web, los portales? Nada cambió y hoy en
día, los dueños de los medios siguen siendo los de siempre.
¿A quién pertenecen los medios?
A fines de los años 50 y principios de los años 60 del siglo XX, el Uruguay vivía cambios de
importancia en lo que refiere a la alternancia de los partidos en el poder. Al mismo tiempo,
aparecía la televisión en la escena nacional. En 1956, el gobierno seguía siendo colorado. El
primer canal de televisión en Montevideo fue otorgado a quienes ya poseían la Radio Carve,
una de las principales del medio y la que en aquel entonces se llamaba Radio La Voz del Aire,
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actualmente Radio 1010 AM.
Se trataba de la familia Fontaina y de la familia De Feo. Tenían desde los años 20 frecuencias
de radio y agregaron la primera frecuencia de televisión en el Uruguay. Actualmente, en el siglo
XXI, SADREP, sigla comercial de radios Carve y 1010 sigue teniendo un alto cargo en
ANDEBU, la Asociación Nacional de Broadcasters del Uruguay, a través de la Sra. Fontaina y,
en Saeta, Canal 10, el Sr. Humberto de Vargas, que es sólo un seudónimo, representa a la
familia De Feo.
En 1958, cambia el gobierno del país, y el Partido Nacional, junto a los ruralistas asumen la
mayoría en el Consejo de Gobierno de entonces. Como aparecen más canales de televisión,
los blancos tienen que tener su parte. Es así que Canal 12, actualmente La Tele, es asignado a
quienes ya tenían el diario El País, obviamente blancos y más exactamente del Partido
Nacional Independiente, las familias Scheck y Aguirre. Estas familias –que incluyen a varias
figuras muy importantes en la política nacional, entre ellas un ex vicepresidente de la República
(Gonzalo Aguirre)- siguen dominando el principal diario y uno de los principales canales de
televisión.
Los Aguirre también forman parte de la directiva del Semanario Búsqueda que, a su vez,
participan en la comandancia de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), absolutamente
infeudada a las posiciones estadounidense en materia de prensa.
A raíz de un reciente decreto del Poder Ejecutivo, los medios de comunicación deben hacer
conocer sus directivos, lo que permite a quienes lean este artículo constatar los apellidos que
nombramos.
El otro canal que apareció a principios de los años 60, Monte Carlo, fue otorgado a quienes ya
tenían en su haber participaciones y propiedad en medios de comunicación extranjeros, en
este caso en la Argentina, donde los Romay Salvo ya eran propietarios del principal canal
bonaerense.
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Eso no era todo, ya que los Romay Salvo, puesto que de ellos se trata, son dueños también en
el Uruguay de Radio Montecarlo, que se envanece de ser la de mayor audiencia y eran
también, hasta hace poco, propietarios de Radio Oriental, que vendieron luego al Arzobispado
de Montevideo.
Los Romay Salvo están emparentados además con algunos de los mayores latifundistas del
país, poseyendo entre otras, la gran estancia y cabaña Nueva Mehlem en el Departamento de
Río Negro.
Cada uno de estos grupos es titular además de radios de frecuencia modulada. En el caso de
los Romay Salvo se trata de Radio Cero.
Siempre los mismos
A mediados de los años 90 comenzó a operar la televisión por cable. Para el gobierno de la
época era necesario adjudicar las redes de cable, tanto en la capital como en el interior. Fue en
el último período del gobierno de Lacalle que se presentó el problema y a principios del
segundo gobierno de Sanguinetti cuando se resolvió.
La decisión, nada original, fue crear una sociedad que agrupara a los propietarios ya existentes
para que comandaran las nuevas frecuencias y los nuevos beneficios. Esa sociedad se llamó
EQUITAL y tuvo hasta hace muy pocos años el monopolio de la televisión por cable. Hace
pocos años, luego del triunfo del Frente Amplio, se agregó una empresa más, Cablevisión, que
tampoco cambia mucho, puesto que pertenece al gran grupo económico argentino que
regentea entre otros al diario Clarín de la vecina orilla.
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La tecnología sigue avanzando y, actualmente existe también Direct TV y pronto se pondrá en
marcha la televisión digital. Probablemente, un gobierno del Frente Amplio será menos
desaprensivo en otorgar las nuevas frecuencias y será tal vez posible lograr una mayor
democracia en la disposición de los medios que, por una vez, deje de lado a los conocidos de
siempre.
Uruguayos y extranjeros
Hasta hace muy poco y hecha la salvedad de la relación existente entre los propietarios de
Monte Carlo y los medios argentinos, los canales, diarios y radios uruguayos estaban en
manos de propietarios nacionales. De más está decir que las programaciones, en particular
televisivas han sido siempre mayoritariamente extranjeras y los canales de audiencia
mayoritaria se han basado para su información internacional en las cadenas norteamericanas,
especialmente la CNN, pero la propiedad de cada medio era uruguaya.
Sin embargo, en los últimos tiempos, la cosa ha ido variando. Las empresas periodísticas no
son sólo órganos de opinión y de presión sino que pueden también generar interesantes
ganancias. Es así que importantes grupos inversores han tomado posición en el área
mediática.
En los años 80, la secta Moon realizó importantes inversiones en el país. El Banco de Crédito
–que luego cayera estrepitosamente- los hoteles Radisson y Horacio Quiroga de Salto,
diversos proyectos inmobiliarios, incluyendo la sede de la Secta en la Avenida Agraciada en el
Prado, donde antes estuviera la embajada argentina y, en lo que interesa en este artículo, el
diario Ultimas Noticias.
Este diario, actualmente Ultimas Noticias, con intenciones de suprimir su versión papel por el
momento, sigue rigurosamente la línea reaccionaria y anticomunista de la secta en el mundo.
Su titular es un coreano y sus artículos editoriales, políticos, económicos e internacionales son
tomados con el molde de la ideología del Reverendo y de los otros medios de prensa que la
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Secta domina en el mundo.
Por el lado de El Observador, su director, el Sr. Peirano, primo de los tristemente famosos
dueños del Banco de Montevideo, es un representante de otra secta internacional; en este
caso la secta católica Opus Dei que también opera en el Uruguay la Universidad de
Montevideo.
Pasamos a La República. Esta, hasta hace poco, como el resto del multimedio que incluye a
AM Libre y TV Libre, actualmente RTV, pertenecía al grupo de Federico Fasano. No obstante,
la mala situación financiera del grupo –que llegó incluso a amenazar con el cierre por falta de
pago de servicios públicos- obligó a buscar auxilio en un grupo periodístico y financiero
argentino de Santiago del Estero.
Entre las radios, un grupo internacional ha tomado el control de varias radios. En AM son la
690 Radio Sarandí y la 890 Radio Sport. En FM hay varias radios controladas por el mismo
grupo, entre ellas Radio Futura, una de las más escuchadas, Radio Disney y dos o tres más de
menor importancia.
De hecho la extranjerización de los medios uruguayos ha avanzado considerablemente en
pocos años.
Concesiones gratuitas
Lo mejor de todo esto es que las ondas de radio y televisión no pertenecen a quienes las
explotan sino que pertenecen al Estado. Este, durante toda la historia las regaló a amigos y
magnates que a su vez las negociaron entre ellos cuando así les pareció. El gobierno actual
está intentando cobrar un pequeño canon por las concesiones, lo que ha generado un gran
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batifondo entre los dueños mediáticos. Este litigio está todavía en veremos pero lo que sí es
seguro es que la libertad de comunicación, de expresión y de prensa están muy lejos del
alcance del común de los uruguayos.
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