MONT-ROIG EN LAS CARTAS DE JOAN MIRÓ

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MONT-ROIG EN LAS CARTAS DE JOAN MIRÓ
Se acaba de publicar el libro “Epistolari Català de Joan Miró (19111945)”, Editorial Barcino (2009), que recoge 488 cartas del pintor a
amigos durante la primera parte de su vida. Si uno tiene la paciencia de contarlas per sus orígenes, se encuentra con la grata sorpresa, (sorpresa?), que la cantidad más importante están hechas desde
Mont-roig. Exactamente son 163 cartas; después viene París con 133 i
Barcelona con 106. El resto, (86), son de diferentes localizaciones.
La primera carta es des de Barcelona (2-4-1911) y está dirigida a su
padre, Miquel Miró, que estaba en Palma de Mallorca, y es el momento en que Miró le comenta abiertamente su grave crisis personal que
padece: “He pasado dos años prisionero en un despacho, donde he
hecho el sacrificio de no poder admirar las grandes bellezas de la naturaleza que a mí me tienen enamorado... Renuncio, pues, a mi vida
actual para dedicarme a la pintura...”. Miró iba a hacer dieciocho años.
A continuación, pasará seis meses en la nueva finca que acaban de
comprar en Mont-roig, a Álvaro Roberto Ferratges Domínguez (segundo marqués de Mont-roig). La primera carta que encontramos desde
Mont-roig es del 21-7-1915 y está dirigida a Lola Anglada (autora de
cuentos infantiles e importante ilustradora): “Me encuentro en esta tierra de fuego y mar azul. Dios ha hecho bien hermoso este país del camp de Tarragona...”. El 18-9-1917, explica
(también) a Lola Anglada: “Fiesta de la vendimia y pisar la uva... Esta tarde, después de comer, cinco quilómetros
en bicicleta, gomas bien hinchadas... Arboles, viñas, olivos, pinos... En pocos minutos en Cambrils delante una
tela y un caballete...”. Miró pintó dos cuadros en el puerto de Cambrils (“Cambrils, la platja” y “Cambrils, el port”,
ambos de 1917).
En otra (16-7-1918), en adelante (si no se comenta lo contrario) todas desde Mont-roig, explica a su amigo Enric
C. Ricart como inicia las temporadas en Mont-roig: “La primera semana, al llegar, nada de pensar en ensuciar
tela... Por la mañana en la playa a echarse al sol y a cambiar la piel, y por la tarde de excursión a hacer quilómetros
con la bicicleta. En la segunda semana a pensar ya en trabajar...”. En otra a Ricart nos enteramos que la pandemia
de gripe del 1918 (la llamada “gripe española”) llegó a Mont-roig a inicios de octubre, que en Barcelona atacaba
fuerte y añade: “hemos pensado no movernos del mas hasta que todo esté bien calmado. A la de l’1-11-1918, a
su pariente Bartomeu Ferrà, continua: “Nosotros hemos alargado permanencia en el camp, y dispuestos a estar
hasta que en Barcelona no esté totalmente limpio. Nuestra finca está muy separada del pueblo, también atacado...”. Y, el mismo día en otra carta a su amigo Josep F. Ràfols: “El cuadro del pueblo de Mont-roig que visteis a
medio hacer, lo he dejado para ahorrarme de ir al pueblo, totalmente invadido de gripe...”. Este cuadro, “Mont-roig:
poble i església”, no lo terminará hasta el verano del año siguiente, cuando inicie la temporada en el mas. En la
del 21-8-1919, también comenta a Ràfols: “De la tela del pueblo estoy muy contento; después de mucho estudiar
he ido viendo, gozo intensísimo, las maravillas de la luz... No he rechazado nada de la realidad, convencido de
que todo está contenido en ella...”. En una carta anterior, a B. Ferrà, del 9 de julio, encontramos, per primera vez,
que en el remitente figura “Mas Miró”.
En una del 31-8-1919, a Ricart, habla de enviarle (a petición del primero) “el Reglamento del Sindicato Agrícola de
Mont-roig”. El 14 de setiembre le contesta: “el sacar copia
del Reglamento no me costó nada. Lo hicimos entre mi padre y yo. Yo dictando del original y mi padre escribiendo...”.
El Sindicato Agrícola Montrogense se fundó el 1914, el primer presidente fue Francesc Gassó Domingo, que sería
presidente del “Centre Legitimista” el 1931. Este Sindicato
tendrá una trayectoria ligada al Casino de Dalt, el Casino
carlista.
En aquella primera carta anterior, también le hace recomendaciones artísticas utilizando expresiones del camp,
propias de los payeses: “Sobretodo cava bien hondo y no
te conformes en dejar la tierra descostrada... y cavando
bien hondo es cuando se va por el camino de hacer buena
pintura... Cézanne si que cavaba hondo... y Picasso”. Miró
ya se ha impregnado de aquella realidad del campo de
Mont-roig.
Esparcidos por el libro, hay una serie de aquellas postales antiguas del municipio. En total, he encontrado ocho.
La primera, la encontramos el 21-7-1918 y es una vista
general del interior de la iglesia (vieja). Otra es “Ermita,
parte posterior”, donde se ve a la izquierda la ermita de
San Ramon y a la derecha (medio tapada per un ciprés) la
entrada de la ermita de la Madre de Déu de la Roca; es del
1-8-1918 y está enviada a Ramon Sunyer. Esta postal existe gracias a la curiosidad del compañero mont-rogenc
Vicenç Toda Gassó que la encontró en una librería de viejo. En el libro consta que le pertenece. Otras: 5-11-1918
(es la misma que la anterior), 26-11-1922 (es el inicio de la subida del camino viejo de la ermita, donde había los
cipreses); 13-7-1924 (la vista general del pueblo desde el “primer Pont”); 8-10-1925 (el portal de la Canal); 8-11926 (la mina de las Nines); i 1-9-1926 (la vista de la montaña de la Roca con gente sentada).
Las cinco últimas de estas postales pertenecen a la colección (de veinte) publicada por Vda. Benaiges. Son, respectivamente, las numeradas 13, 1, 9, 11 i 18. Estaban en una
especie de talonario, con un lomo taladrado a la izquierda
que permitía arrancarlas para enviarlas separadamente.
Siempre he pensado que Miró había comprado este talonario y cuantas postales encontraba de Mont-roig. El que
hablaba tan a menudo del pueblo a sus amigos de París y
Barcelona, les debería querer enseñar imágenes de cómo
era. Además, tenía pasión por las postales. Si Miró compró
este talonario, quedarían sin localizar otras quince. Quizás están esparcidas por el mundo, o en algún libro o cajón
de su casa.
Miró, a finales de febrero de 1920, finalmente va a París. Desde allí escribe una postal a Ràfols (2 de marzo): “Ya
he llegado felizmente... Esta mañana hemos ido con Ricart a casa de Picasso. Nos ha recibido muy bien en su
taller...”. De vuelta a Mont-roig hay una carta a Picasso (27-6-1920): “He pasado unos días en Barcelona... Acabo
de llegar al campo y dispuesto a empezar a trabajar fieramente. Unos meses aquí y luego otra vez París!...”. La
vida del pintor cambió; en adelante, y hasta la guerra civil, vivirá prácticamente entre París y Mont-roig. De junio,
a casi final de año, en el mas.
Ha vuelto de París con una gran energía, inicia una etapa de trabajo intenso. El 18-7-1920 escribe al galerista
Josep Dalmau: “empezaré a hacer dibujos y apuntes, estudios para un cuadro importante que tengo pensado: un
muchacho, un perro negro a su lado, una regadora en tierra; al fondo el jardín de casa. Esta tela será muy grande...”. Este muchacho podría ser Salvador Boquera Castellnou, el hermano de “la vaileta”, hijo de los masoveros
del Mas Miró del 1914 al 1926 (Salvador Boquera Castellnou y Adelaida Castellnou Boquera), que debería tener
entonces unos siete años. El propio Miró había hecho una fotografía a los dos hijos de los masoveros que entregó
a la Consol Boquera Castellnou.
Parece que fueron dibujos preparatorios para el famoso cuadro
“La masia” (1921-1922). Es como si Miró pensase que había
llegado el momento de hacer una obra que marcara una etapa
y escogerá reproducir su mas, pero no la parte noble, de los
señores, si no la de los payeses, con los animales y utensilios
del campo.
A Ricart (22-8-1920), cuando le ha de dar explicaciones de cómo
ir a visitarlo le dirá: “Bajad en Cambrils; si por cualquier cosa imprevista yo no estuviera en la estación pedid por el Peret Tartraner, y el os llevará al mas...”. Entonces aún no había el Apeadero
de Mont-roig. Pronto se preparará para ir a vivir a París
En febrero de 1921, Miró vuelve a París donde estará hasta junio; y, después de unes semanas en Barcelona,
irá a Mont-roig donde comenzará “La masia”. Y en abril de 1922 a París. En aquella temporada al mas, escribe a
Ràfols (2-10-1921): “Dentro de poco se va mi familia. Yo quedaré solo en el mas hasta que termine lo que estoy
haciendo... Actualmente estoy haciendo prácticas de ménage y de cocina. Por más que tendré la masovera que
me cuidará siempre es bueno saber hacer todo esto. Creed que es muy divertido aprender a hacer un huevo
frito y saber hacer la cama!...”. Esta masovera es la del cuadro (1922-1923) del mismo nombre, la mont-rogenca
Adelaida Castellnou Boquera.
En una carta a Ràfols (7-10-1923) escribe: “Hoy por la mañana he ido a Mont-roig a preguntar por el Sr. Grifoll. Es
una excelente persona, muy inteligente y buena. Yo lo conozco por haber hablado con él alguna vez... una gran
persona muy honrada y digna a carta cabal... Su familia es también muy digna; son gente modesta que llevan
hace muchos años (otra garantía) las tierras del Sr. Gassó, uno de los principales propietarios de aquí. He conseguido estos informes de gente dignísima...”. Este Gassó que escribe Miró es el anteriormente citado Francesc
Gassó Domingo, primer presidente del Sindicato Agrícola Montrogense.
Cuando Miró, el 12-9-1925, envía una carta a S. Gasch, desde Reus, pidiéndole que le mande material para pintar, le dirá que lo entregue, en Barcelona, al recader de Reus y que este lo haga al de Mont-roig, Josep Ferré. En
otra carta, ocho años después (7-8-1933), añade que, este, vive en el carrer Nou.
Pronto algún amigo tendrá coche y resultará más fácil ir a visitarlo, pero será necesario indicar como llegar. En la
carta de l’11-8-1927, a Ricart, explicará: “Creo que lo mejor sería ir hasta Mont-roig; dejar el coche en el hostal
y después bajar conmigo, que os esperaría allí con otro diferente de vehículo (Miró se refiere a su tartana). Otra
manera es ir por Cambrils, seguir la carretera de Castellón, y una vez pasada la Riera de Riudecanyes – fácilmente visible por su gran puente (debe referirse al cercano puente del tren) – ir siguiendo la carretera y girar en la
próxima riera que encontrareis – Barranc de la Pixerota – siguiendo en dirección a la montaña hasta un vado que
encontrareis a mano izquierda en una pequeña subida, donde empieza nuestra propiedad. Os exponéis, en este
último itinerario a algún reventón. Tratándose de un coche pequeño podría ir mejor; los grandes se encuentran
con más dificultades... Me olvidaba, de Cambrils al mas hay cinco quilómetros y dos de riera...”. Entonces, aún
no había la llamada carretera de la mar, del pueblo tan solo bajaba el camino (estrecho) de Les Pobles, que iba a
salir al Hostal del Gassò, casi al barranco de Rifà. Como podemos leer era obligado subir barranco de la Pixerota
arriba para llegar al mas Miró. El mismo camino que de bajada y a pie, hacia Miró y su esposa Maria Pilar per ir a
la misa dominical de los veraneantes, al Mas d’en Romeu (el de “La casa de la palmera”, 1918).
Sobre este hostal donde Miró sugiere a Ricart dejar el coche, escribía mi abuelo, Francesc Rom Serra, en el libro
“Guspires de la història de Mont-roig”: “...estaba a cal Joan de la Marcona (Joan Aragonès), casado con la “Malena del coche”... En los bajos se dejaban las tartanes o el coche. Años después se puso en este mismo lugar una
agencia del Banco Central (avenida de Reus núm. 14). Detrás de estos bajos, pasando por el corredor del lado
(aquel trozo de calle que aún hoy queda cortado), había el establo de los caballos y se guardaban los utensilios de
los animales. A mano derecha, de cara a la fachada, había un reducido espacio con un pequeño mostrador con
cuatro vasos y copas y unas cuantas bebidas, y con una cafetera preparada para los viajeros para beber alguna
cosa antes de empezar el viaje o al acabarlo...”.
En una fotografía publicada en el catálogo “Miró: Tierra”, de la exposición del Museo Thyssen-Bornemisza de
Madrid (2008), en la pág. 2007, podemos ver el Mas Miró el 1911, justo cuando lo acababan de comprar los Miró.
Lo que primero llama la atención es que el camino de entrada al mas es frontal a la porta principal, es decir, que
va hacia al mar (el que hemos conocido nosotros es perpendicular y va hacia a poniente). En la fachada se puede
leer “Villa Dolores”; era per la madre de Miró, Dolors Ferrà Oromí.
En otra carta, del 24-8-1929 y dirigida a S. Gasch, Miró explica las diversas maneras que tienen los amigos, que
aún no tienen coche, para ir al mas: “Podéis venir por Cambrils en un tren que sale antes de las seis de la mañana
(naturalmente habla de Barcelona) y que lleva segundas (se refiere a la “segunda clase”) o con rápidos de Sevilla
y Valencia pasando por Tarragona, que solo lleva primeras y terceras (clases), a Salou, una estación antes de
Cambrils, se os podría juntar Ràfols, que podría ir desde Reus con el tren eléctrico. Si vienen por Reus, podrían
venir con el tren de les 14 h. 4 m. (también saliendo de Barcelona) que arriba a Reus a las cuatro y media, y desde
allí tomar el auto de Vandellós para que os deje en la Caseta del Rellotge donde yo os esperaría. Además tienen
infinidad de trenes que van a Reus, y en todos hay autos que llevan a Mont-roig, donde yo los vendría a buscar
(con la tartana). Si Ràfols, desde Reus quiere tomar el auto que va a Cambrils directamente, puede hacerlo, caso
de que ustedes viniesen por esta línea, allí nos encontraríamos todos...”.
Si comparamos estas descripciones con las que había hecho nueve años antes, en la de Ricart (22-8-1920), comprobaremos que el 1929 había más posibilidades, habla de
aquel “coche de línea de Vandellós” que iba de Reus este
pueblo, pasando por Mont-roig por la carretera nacional, y
que algunos de nosotros (de jóvenes) utilizábamos para ir
o venir de Reus desde Les Pobles o Els Prats. También permite saber que el tren de Barcelona a Reus tardaba unes
dos horas y media. Finalmente, cabe citar que su amigo
Josep Francesc Ràfols veraneaba en la Selva del Camp,
un pueblo cercano a Reus.
Por la carta del 31-8-1930, a S. Gasch, nos enteramos que “Ahora han puesto estación en Mont-roig mismo,
recientemente... He aquí pues el nuevo horario... Llegadas a Mont-roig: 9,09 – 12,54 – 21, 37. Salidas de Montroig: 8,49 – 15,50 – 19,30. Como que estos trenes hace poco que van, ignoro les horas de llegada y de salida de
Barcelona...”. Ahora ya resultaba más fácil visitar Miró en su mas. En aquel Apeadero de Mont-roig los esperaría
la tartana del Mas Miró conducida por el masovero (Pere Calaf).
A la carta del 2-8-1928 (a S. Gasch), Miró describe como es un día en el mas: “Llevo la vida muy reglamentada;
durante el trabajo no me distraigo, y después, fatigado como estoy, paseo por el campo y hago cultura física muy
intensa, y por la noche me voy a dormir pronto...”. Anteriormente (28-9-1925), también al mismo destinatario explicaba: “Sigo como siempre con el footing, salto de cuerda, (gimnástica) sueca...”.
Por la postal del 19-7-1929 sabemos que los Hemingway estaban en el mas. Miró la envía a su prometida Pilar
Juncosa (se casarían el 12 de octubre, por el Pilar) y los Hemingway añaden que esperan conocerla el noviembre
en París. Miró había conocido Ernst Hemingway el 1921 en la capital francesa, y después le compró “La masia”.
Sabemos, por Angelina Rovira, que el famoso escritor americano, como mínimo, volvió otra vez al mas. Fue el
1959, a inicios de julio, yendo a los “San Fermín” de Pamplona. El 1954 le habían concedido el Premio Nobel de
Literatura.
Por la carta del 19-10-1930, a S. Gasch, sabemos que Miró había comenzado a hacer esculturas, con objetos
que encontraba.
Ahora quien visita el Mas Miró será el escultor americano Alexander Calder. Pero no es fácil llegar al mas desde
tan lejos. Miró escribe (4-9-1932) a su gran amigo Joan Prats para que lo ayude en llegada de los Calder. Le
comenta que Calder le escribe “en su última carta que marchará de New York el 23 de agosto, pero como que
hace el viaje con un vapor de carga no pueden precisar exactamente ni la fecha de salida ni la de llegada... Piensan llegar a Barcelona hacia el 7 de este mes... (Se alojaran) en el Hotel Regina de la Plaza de Catalunya... Os
agradeceré que les indiquéis como han de hacer para venir hasta el mas, recordando que si en la estación no
les despachan billete directo hasta Mont-roig, que lo hagan hasta Tarragona y allí tomen el suplemento... mirad
de organizar una exhibición de su circo...”. En otra del día 9 le dice que “anoche recibí el telegrama que os adjunto. Como veis Calder llega el domingo por la mañana en tren (a Barcelona), procedente de Málaga... Caso que
quisiese venir pronto y no hubiese tiempo de escribirme, decid que mande un telefonema al dueño del auto que
nos sirve: Joan Solé, calle Galán y García Hernández 13... Así este señor estaría prevenido para irlo a buscar a la
estación con el taxi y a la vez se cuidaría de avisarme a mí...”. El 12 envía una a S.Gasch: “Los Calder han llegado
hoy, están encantados de los días que han pasado en Barcelona contigo y Prats... Estarán aquí unos ocho o diez
días... Si decides venir... el mejor tren es el que sale a las nueve y llega aquí a la una...”.
En una de estas cartas Miró explica que Calder le envió al Mas Miró un telegrama. No debería ser muy frecuente
recibir el 1932, allá en Les Pobles. Otra información curiosa es que cita Joan
Solé como la persona que hacía el taxi en Mont-roig y en la carta del 14-81934 alude como a taxista “Joan Baster”. Según Ferran Jové Hortoneda en su
“Estudi onomàstic de la vila i terme de Mont-roig del Camp”, pág. 85, describe
que uno de los guarnicioneros (basters) que había el año 1932, era Joan Roca
Solé; y en la pág. 294 dice sobre dicho “Joan Baster”: “Lo era de oficio y, formando sociedad con el “Cisco de la Rosa – que era carretero -, tenían un auto
que hacía de taxi en el pueblo, servicio que ofrecían sin dejar de ejercer sus
oficios”.
Le comenta, a Joan Prats: “Cuando vengas a casa y en el último momento
tengas que venir en tren y no en coche, no dejes de telefonear a la central de
Mont-roig para que en nombre mío avisen al Joan Baster...”. Aquella calle Galán y García Hernández, durante la República, corresponde a la actual Riba i
Mestre. Y, finalmente, resulta curioso que el tren que le recomienda, que para
en Mont-roig, tarde cuatro horas en llegar. Debería ser aquel denominado Ligero que paraba en todas las estaciones y se hacía eterno llegar a Mont-roig.
También encontramos como Miró recomienda a Prats que mire “de organizar una exhibición de su circo”, de Calder. Este, había viajado por primera vez a París, desde Nueva York, el 1926. Allí haría amistad con Miró (1929).
El llamado “Circo Calder” lo creó en el período 1926-1930 y es un conjunto de pequeñas figuras de alambre,
madera, papel, cuerda... que se sitúa bajo de una especie de carpa. Todo hace unos 140 x 240 cm. Es un circo en
miniatura que se mueve mediante las manos de Calder y que acompaña con algunas frases y ruidos. Miró había
visto una representación del “Circo” en el taller de Calder en París. Y, aprovechando que Calder estaba en el Mas
Miró, explica el mismo en la su “Autobiografía”: “...hice una representación ante los Miró, algunos muchachos del
mas y vecinos...” (19 de setiembre de 1932). Al volver a Barcelona haría otra, a finales de setiembre, en el local
del GATCPAC (Grup d’Arquitectes i Tècnics Catalans per al Progrés de l’Arquitectura Contemporània) del Paseo
de Gràcia. Cuarenta años después (setiembre de 1972) Miró, en el catálogo de la exposición de Calder en la Sala
Peraires de Palma de Mallorca, escribe: “¿Sandy... Te acuerdas de aquella representación en el mas de Mont-roig
con todos los payeses?...”. El 1961, el cineasta portugués Carlos Vilardebo hizo una película de 26 minutos sobre
una representación del “Circo”. Vemos a un Calder viejo, tenía ya 63 años, pero con una gran energía vital.
Van pasando los años y, gracias a estas cartas de Miró, nos vamos enterando de algunas de las novedades de
Mont-roig. En una carta a Ricart del 27-8-1933, invitándolo a pasar unos días en el mas, podemos leer: “Tu que
tienes coche puedes hacerlo fácilmente ahora que tenemos carretera hasta casa...”. Se había construido la llamada carretera de la mar, que cortaba la finca de Miró en dos, pasando por medio. D esta nueva situación debería
nacer el camino que conocemos que llega a la puerta del Mas Miró.
Las comunicaciones por carretera y tren mejoraban pero el envío de las postales se complicaba. En la carta del
9-9-1934, a Joan Prats, le comenta que “tu postal llegó con mucho retraso debido a que anteriormente se había
paseado por Valencia...”. También lo comenta en la de l’11-9-1934. Debía ir al pueblo de Montroy de la provincia
de Valencia. Siguiendo este hilo postal, es curioso constatar cómo hasta en la tarjeta postal del 25-7-1921 el matasellos pone “Reus (Tarragona)”, y a partir de esta “Mont-roig (Tarragona)”. Y que, a partir de la del 21-7-1927,
cuando Miró ha de poner el remitente añade “Por Reus” (cosa que aún recuerdo que poníamos cuando éramos
jóvenes y enviábamos alguna carta a algún amigo de Barcelona).
També en esta misma carta del embrollo postal, Miró le explica: “Podrías procurarte una tarjeta de presentación
para Toda, de Escornalbou, para irlo a visitar a su casa...”. Eduard Toda Güell (Reus, 1855 – Reus, 1941) fue cónsul en el Extremo Oriente, importante estudioso sobre arqueología y egiptología. Desde 1930 se preocupó de la
restauración del Monasterio de Poblet, y había comprado el castillo de Escornalbou el 1911. Era un gran hombre
de cultura y Miró quería conocerlo.
En junio de 1936 Miró está en Londres y a continuación vuelve a Mont-roig.
Hay una postal del 1 de agosto, a Joan Prats, en la que escribe:. “Todos estamos con muy buena salud. Y vosotros? Como están nuestros amigos?...”. El
18 de julio hubo el Glorioso Alzamiento Nacional, Franco se había levantado
contra el gobierno de la República. Miró estaba en el mas. Saltando al libro de
Lluís Permanyer “La vida de una pasión” (Edicions de 1984, 2003), en la pág.
113 encontramos: “Todo y la gravedad de los acontecimientos que confirmaban las noticias... se quedó sin alterar su ritmo de trabajo... Pasaron los días
o quizás algunas semanas, y un día un amigo del pueblo le confió: Debes irte
ahora mismo, los de la FAI quieren matarte!. La sorpresa superó el temor, ya
que siempre se había manifestado republicano i antiburgués...”. Es conocido
que en aquellas semanas sucedieron hechos condenables, el 23 y 25 de julio
elementos de la CNT/FAI quemaron la iglesia (vieja) y el 13 de agosto gente
del mismo grupo asesinaron siete personas, de derechas, del pueblo. Aquellos hechos están detallados en el texto “El Porvenir Democràtic (“El Casino de
Baix”) -7”, publicado en “Ressò Mont-rogenc” núm. 98, pág. 10.
El 2 de noviembre ya estaba en París (carta al poeta J.V. Foix). Su esposa e hija llegarían a París el 16 de desembre, después de conseguir los pasaportes necesarios. Vivieron en París hasta el verano del 1939, cuando fueron
a un pueblo de la costa atlántica, Varengeville-sur-Mer, cerca de Dieppe. En medio, Miró va fer una gran pintura
(“El segador. Pagès català en revolta”) para el Pabellón de la República en la Exposición Universal de París
(1937), donde también había el “Guernica” de Picasso y la fuente de mercurio “Almadén” de Calder.
Miró empieza la serie “Constel·lacions”, en Varengeville, en enero de 1940. Explicaba Miró a James Johnson
Sweeney, en “Partisan Review” (1948): “Sentía un profundo deseo de escapar. Me cerraba deliberadamente en mi
mismo. La noche y la música y las estrellas empezaron a tener un papel cada vez más importante en la sugestión
de mis pinturas...”. Las primeras diez las hizo en Varengeville. Pero empiezan los bombardeos alemanes sobre el
norte de Francia y han de marchar a París (junio de 1940) y desde allí, a Perpinyà y Barcelona. Se van a Palma
de Mallorca, donde estarán amparados por la familia de su esposa Pilar Juncosa. Allá solo sería el marido de la
Pilar, era casi un desconocido. En Palma pinta diez “Constel·lacions” más. Y, finalmente, vuelve a Mont-roig en julio
de 1941, allí pintará las tres últimas (23-7, 14-8 y 12-9). Parece como si Miró quisiese acabar la serie en Mont-roig.
Sabía que estaba haciendo una obra importante.
Encontramos la primera carta desde el Mas Miró el 8-8-1941, dirigida a su gran amigo Joan Prats: “Yo disfrutando
viendo este paisaje tan fuerte y tan vigoroso... Pensamos permanecer aquí hasta mediados de septiembre...”.
Está escrita en castellano, no estaban los tiempos para florituras. Muchas cartas, sobretodo según quién las escribía i/o a quién iban destinadas, las abrían y las leía la censura franquista. Miró no había estado en Mont-roig
desde 1936, hacía cinco años. Debería añorar las montañas que servían de telón de fondo a aquel pueblo que
trepa por una colina, los campos cultivados que llenan el llano de Mont-roig y llegan hasta la playa, al mar.
Desde Palma escribe (12-11-1941) a Joan Prats para pedirle que vaya al Mas Miró a recoger unas pinturas que
no especifica, pero, que deben ser les tres últimas “Constel·lacions” para que junto con las otras veinte, enviarlas
(mediante un amigo) a Nueva York. En otra del 8 de diciembre añade: “Por si aún no has ido a Mont-roig, debo
decirte que mi madre ya ha vuelto a Barcelona, pero como que el Peret, el masovero, y su familia son gente muy
amable, os atenderán muy bien. La carpeta de pinturas se encuentra en una estantería de la mesa de madera
blanca de mi taller...”. Por cierto, este taller era una habitación del mas; aún no se había construido el taller que
ahora conocemos, que está al lado del mas, a poniente.
Este “Peret, el masovero” era Pere Calaf Jofre, que había bajado de Vila-rodona para hacerse cargo de la finca
de los Miró; estaba casado con Carme Domingo Virgili. Los Calaf fueron masoveros del 1927 al 1955; después
lo seria Eugeni Rovira Sastre (hasta el 1975); este es el padre de Angelina Rovira Bargalló.
Hacía octubre del 1942, Miró irá a vivir a Barcelona, a la casa de sus pares, al Pasaje del Crèdit núm. 4. En
una carta desde Palma (29-6-1942), Miró confiesa a Joan Prats: “Este
verano no dejes de venir al mas, tengo ya en proyecto excursiones a
pueblos de Tarragona... Me permito también pedirte consejo para construir allí un gran taller...”. Miró había explicado en el texto “Je rêve d’un
grand atelier” (“XXe siècle” núm. 2, 1 de mayo de 1938): “Mi sueño, tan
pronto me establezca donde pueda, es tener un taller bien grande, no
por aquello de la iluminación, la luz del norte, etc., que me es indiferente, sino para tener sitio, muchas telas...”. Este taller de Mont-roig será
el primer paso para llegar al de “Son Abrines”, que haría Josep Lluís
Sert en Palma de Mallorca. En junio de 1956 de trasladaron a vivir a
Palma.
Estábamos en el 1942. La vida no era nada fácil. Había racionamiento
de alimentos y de otros productos básicos. Miró comenta a Prats (23-71942): “No te había escrito antes porqué ha sido necesario organizar la
cuestión de los alimentos, sobretodo referente al pan, que aquí hacía
tres meses que no daban... Te incluyo mi tarjeta de tabaco per si quieres conseguir mi ración del 20, pues para hacerlo aquí es preciso hacer
largas y enojosas gestiones...”. En la del 17 de agosto le agradece a
Prats el envío de diversos paquetes de coses que debía ser más fácil
de conseguir en Barcelona. Y hace un comentario de la realidad cuotidiana de aquel tiempo: “Ahora los trenes van
llenos de gente, de momento he tenido de desistir de ir a Tortosa...”. También volvemos a encontrar un comentario
sobre el racionamiento en la del 5-8-1943: “Hacia el 15 vendrán mis tíos... podrías dejar dicho de entregarles el
tabaco negro, pues aquí me irà muy bien para ofrecer a los payeses...”.
En el archivo del Ayuntamiento de Mont-roig he encontrado un “Telegrama oficial postal” de la “Comisaria General
de Abastecimientos y Transportes. Delegación Provincial de Zaragoza”, de fecha de 23 de julio de 1942 y número
de registro 16520, dirigido al “Sr. ALCALDE, Delegado local de MONTROIG” que dice: “Adjunto remito a Vd. Conocimiento de baja expedido a nombre de DON JUAN MIRO FERRA Y DOS PERSONAS MAS, que trasladan su
residencia a esa localidad”. Que deberían ser el pintor, su esposa (Pilar Juncosa) y la hija (Maria Dolors).
Encontramos una carta, des de Mont-roig, de Pilar Juncosa (esposa de Miró) a Moncha Sert (la del amigo y
arquitecto Josep Lluís Sert) del 8-9-1942. Le comenta: “Aquí le falta aún el gran taller, pero si no hay novedad,
en febrero se empezarán las obras; tanto como nos hubiera gustado que fuera José Luis quien las hubiera dirigido!...”. Si así hubiera sucedido, ahora en Mont-roig, habría una obra arquitectónica de relevancia mundial. Sert
haría el taller de “Son Abrines” (1956) y la “Fondation Maeght” de Saint Paul de Vence (1964). Sert estaba exiliado
en los Estados Unidos desde el final de la Guerra Civil. El 1953 sería el decano de la Escuela de Diseño de la
Universidad de Harvard.
En la carta del 2-3-1943, escrita en Barcelona y dirigida a su hermana Maria Dolors y a su cuñado Lluís G. Ylla,
le explica que “He recibido una carta de mossèn Josep, muy pesimista referente a los precios de los frutos que
van bajando de una manera alarmante... Ante esto, y que el final de la guerra (la Segunda Guerra Mundial no se
acabaría, en Europa, hasta mayo de 1945) no se entrevé, me ha cogido pánico y creo que sería una imprudencia emprender las obras del taller, que son costosas... Referente al único material que han entregado, ladrillos,
dejo a la decisión de Lluís G. hacer el que crea más conveniente... Os agradeceré que escribáis unas palabras
al Frascuelo indicándole lo que ha de hacer con los materiales...”. Su cuñado Lluís G. Ylla, que era arquitecto,
acabaría dirigiendo las obras del taller de Mont-roig. Mossèn Josep, Josep Munté Ferrando, de cal Panyero, vivía
en lal actual calle de Francesc Riba i Mestre núm. 5; tenía un mas un poco más abajo, hacía el mar, del Mas Miró.
Hacía la misa dominical, en los años treinta, en la capilla (que hay al lado del edificio principal) del Mas Miró, para
los residentes en Les Pobles. Posteriormente esta misa, como recordamos muchos, se haría en eal “Mas d’en
Romeu” (del 1952 al 1968). El constructor Frascuelo era Anton Martí i Pagès.
El tema del taller se va retrasando. En otra carta a su hermana (de julio o agosto de 1943) le comenta que “he visto
mossèn Josep y le he encargado que se cuide de encargar los ladrillos, ahora solo me falta ver al Frascuelo...”. En
una de julio de 1944 a la hermana y cuñado, dice: “Lluís te agradecería que cuando vengas me traigas el dossier
del taller... I, si tienes un momento, me hagas el cálculo de les carretadas y materiales que necesito para hacer
los cimientos del taller... Después de la vendimia ya encargaría las carretadas de material necesarias...”. En otra,
del 31-7-1944, también a los mismos: “(Estoy) muy molesto con la historia de la bomba (habla de la reparación
de una bomba de agua), serán unas 5.000 pts. – una buena broma – pero no me quiero preocupar por nada.
Dios harà que todo se arregle... El plano del taller lo tengo yo aquí, no es necesario decir que con el aguijonazo
este ahora no haré nada... La cosecha esplendida, mucha vendimia y aceitunas, pero es necesario que llueva...”.
Vemos como el propio Miró controla y sigue, paso a paso, las tareas preliminares para la construcción de su anhelado taller.
En la del 23-7-1944, a su confidente Joan Prats, le dice que “Me preparo para trabajar en escultura... estoy muy
animado”. Aquí (y en Mont-roig) comenzará definitivamente su vertiente escultórica, después de aquellas pruebas de inicios de los años treinta que veíamos anteriormente. En un orden más cuotidiano le comenta: “Puedes
tomar nota que si tienes alguna cosa urgente a comunicarme podrías telefonear al 10 de Mont-roig, finca La Tira,
propietario Xavier de Salas...”. El teléfono ya ha llegado cerca del Mas Miró.
Como hemos visto, Joan Prats era el gran amigo de Miró. De él era el cuadro “Retrat d’una vaileta” (1919), el de
la Consol Boquera Castellnou, que ahora está expuesto en la Fundació Miró.
Las dos últimas cartas publicadas en este libro, “Epistolari Català de Joan Miró (1911-1945)”, están escritas desde
Mont-roig. En la penúltima, a la hermana y cuñado, de julio
de 1945, Joan Miró explica: “Ya hemos llegado nuevamente al mas. Aquí hay mucha sequía, pero a pesar de esto la
viña no padece mucho y la cosecha se presenta bien. El
motor, afortunadamente también rueda bastante y el agua
no se interrumpe, este verano por ahora no hay ningún
contratiempo. A ver si el verano próximo ya puedo trabajar
en el taller que teniéndolo magnífico en Barcelona aquí me
falta doblemente...”.
Hasta aquí las cartas que Miró escribió hasta 1945. Como
hemos podido ver, según las informaciones descritas en
este libro, en el Mas Miró estuvieron persones de una importancia mundial, como el escritor Ernst Hemingway, el
escultor Alexander Calder, el galerista Pierre Loeb, los
historiadores de arte Douglas Cooper y Jacques Dupin, el
fotógrafo Irving Penn... Y, naturalmente los amigos de Barcelona: el historiador de arte Sebastià Gasch, el arquitecto Josep Lluís Sert, los fotógrafos Joaquim Gomis y Francesc Català-Roca... Entre otros. Pudieron comprender
aquel Mont-roig de los cuadros de Joan Miró, aquel Mont-roig del que tanto hablaba (en cualquier sitio) Miró.
También, siguiendo esta relación de cartas, del 1915 (primera hecha desde Mont-roig) hasta 1945, durante treinta
años, casi es una historia de Mont-roig. Lógicamente no puede ser la historia de nuestro pueblo, pues esta se
define por la suma de acontecimientos y situaciones diversas que se desarrollan. Pero sí que es una mirada sobre
la realidad social. Incluso, me atrevería a decir que algunas de les cosas que se explican las sabemos (muy probablemente) ahora por la descripción que hace Joan Miró. De acuerdo que, algunas de ellas, aún quedan personas
mayores que nos las pueden explicar (y quizás mejor, con más detalle), pero dentro de unos años, cuando ya no
estén, solo quedaran las palabras de Miró. Por eso, no es tan importante, sobre la historia de un pueblo, lo que
aún algunos saben, sino lo que alguien deja escrito. La memoria oral se extingue si no queda reflejada en papel
(o en cualquier otro soporte).
(Publicado en “Ressò mont-rogenc” n. 113 i 114. Marzo y junio 2010)
Martí Rom
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