Capítulo 3 Naturaleza del Pignus Gordianum Van a ser en estud autores aquélla como un garantía initio por Como he en relaci real o co que nos en el art derecho derecho la invers derecho las menc real, se a Para qu catalana del pign retenció instituto remisión 103. Un ca la natu cit., pá Ramón Fernández Calvo Van a ser analizadas, a continuación, las alternativas que ofrece la figura en estudio en orden a su naturaleza jurídica, polarizándose los diversos autores en una disyuntiva entre los partidarios de la concepción de aquélla como derecho o facultad de retención y los que la consideran como un nuevo derecho de prenda surgido por ministerio de Ley en garantía del crédito quirografario o no especialmente asegurado ab initio por la garantía pignoraticia. Como hemos, igualmente de ver, toda vez que no es unánime la doctrina en relación con la consideración de la propia retención como derecho real o como personal, ello tiene lógico trasunto en relación con la figura que nos ocupa. A saber, aquellos autores que ven en el instituto previsto en el art. 1866.2 CCE un derecho de retención y conciben éste como derecho real, obviamente concluirán que el instituto gordiano es un derecho de retención de carácter real, ocurriendo otro tanto, pero a la inversa, con los que viendo también en el sobredicho precepto igual derecho de retención, conciban a éste como un derecho personal103. A las mencionadas concepciones de la retención como derecho personal y real, se añaden otras a las que haremos sucintamente referencia. Para qué decir que dado el claro posicionamiento de la legislación catalana en relación con la naturaleza de la manifestación que conoce del pignus gordianum, configurándolo expresamente como derecho de retención, dedicaremos nuestro esfuerzo a esclarecer la naturaleza del instituto en el Código Civil español de 1889, sin perjuicio de hacer remisión aquí a lo dicho sobre el pignus gordianum, o a la manifestación 103. Un catálogo crítico de las posiciones doctrinales que han sido sostenidas con relación a la naturaleza del derecho de retención puede verse en LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit., pág. 135 ss. 91 La extensión de la prenda a una segunda garantía que del mismo conoce el Ordenamiento civil catalán en el capítulo anterior. Allí manifestábamos, en efecto, la consagración legislativa de la necesidad de que concurra el requisito de la conexidad para que quepa la retención en el derecho catalán, como que, variando el régimen anterior, somete sin ambages la Ley 5/2006, la manifestación que conoce del pignus gordianum (la que opera por razón de los gastos necesarios para la conservación de la cosa pignorada) al régimen de retención, por más que en el derecho civil catalán pierde trascendencia la conceptuación como prenda o como retención, al comprender ambos derechos reales un haz homogéneo de facultades. I. El aseguramiento como un derecho de retención Ya entrando en el estudio de las posibles posturas sobre la naturaleza del “pignus gordianum”, como está dicho, se bifurcan fundamentalmente las posibilidades en concebirlo o bien como un derecho de retención o bien como un derecho de prenda. Por lo que afecta a la posibilidad de concebirlo como retención, se impone en primer lugar definir qué se entienda por ésta, a cuyo efecto, puede definirse como “(...) la facultad concedida por la Ley de prolongar la tenencia de una cosa debida en consignación, por virtud de un crédito relacionado con ella hasta el pago del mismo”104. 104. VIÑAS MEY, JOSE: “El derecho de retención”, en Revista de Derecho privado, IX (marzo, 1922) pág. 104. 92 Definició no hace cargo de también propieta Aunque, gordianu puede re carecería todo cas 1857 CC hipotecad Sin dud tratando cum re iu la falta d 105. Así, L ción, c REDIA una fa otra pe le satis mismo preexis de su d retenci Navarr 106. Es dec la conc un der ser pro capítulo a de la ue quepa régimen ión que s gastos imen de endencia er ambos Ramón Fernández Calvo Definición ésta que tiene, frente a otras, el indudable mérito de que no hace alusión a que el crédito relacionado con la cosa ha de ser a cargo del propietario de la misma, desconociendo que puede retenerse también frente a quien haya cedido la cosa en calidad distinta de la de propietario105. Aunque, bien mirado, en el caso que nos ocupa, de concebirse el pignus gordianum como derecho de retención, la nota caracterizadora de que puede retenerse frente al titular de un derecho distinto del de propiedad, carecería de trascendencia, toda vez que la retención se ejercería en todo caso frente al propietario de la cosa. Así resulta de que el art. 1857 CCE exige como requisito de la prenda que “La cosa pignorada o hipotecada pertenezca en propiedad al que la empeña o hipoteca”106. ho de turaleza almente ención o nción, se o efecto, prolongar n crédito IX (marzo, Sin duda, es también resaltable de la definición de que venimos tratando, que deja constancia de la necesidad del requisito del debitum cum re iunctum. Adelantando posiciones doctrinales, en consideración a la falta de tal requisito en el asunto del art. 1866.2 CCE el autor de la 105. Así, LEIVA FERNÁNDEZ, en la obra citada, ha criticado diversas definiciones de retención, como ocurre en la pág. 14 respecto de la definición dada por BELTRÁN DE HEREDIA DE ONÍS, que en su obra también citada (pág. 1007) dice que “(...) es siempre una facultad concedida a quien se encuentra en la tenencia de una cosa perteneciente a otra persona para oponerse a su restitución cuando el propietario la reclame hasta que se le satisfaga el crédito que contra él tiene el tenedor por razón de la cosa misma”. En el mismo sentido acierta SANCHO REBULLIDA al decir que es requisito de la prenda “Una preexistente situación posesoria lícita por parte del titular de esta facultad, de un objeto de su deudor o que deba entregar al mismo” (SANCHO REBULLIDA, F.: “La facultad de retención posesoria” en Estudios de derecho civil, Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra, 1978). 106. Es decir, se daría en prenda una cosa de propiedad del deudor, tras de lo cual, de llegar a la conclusión de que en garantía del crédito quirografario se tiene por parte del acreedor un derecho de retención, ésta se ejercería frente a quien pignoró, que forzosamente ha de ser propietario de la cosa gravada. 93 La extensión de la prenda a una segunda garantía definición de continua referencia, no lo incluye entre los supuestos de retención, posición que compartimos plenamente. Con referencia al requisito de la conexión, otros autores lo relativizan más, habiéndose definido en esa línea la retención como “(...) la facultad que, en determinados casos, concede la ley al poseedor de una cosa para que prolongue su situación posesoria después de decaído el título que la justificaba y ello en razón de un crédito del poseedor frente al destinatario de la cosa, crédito relacionado, unas veces, con la cosa –gastos de conservación y mejora, indemnización de perjuicios causados con ocasión de la misma– y otras veces sin más relación que la puramente ocasional de la preexistente posesión de la cosa por el acreedor –posesión prendaria–”107. Aunque como se ha señalado, casi unánimemente se exige por la doctrina el conexión como requisito indispensable108. 1. Requisitos para que opere la retención en el CCE un requi de la cos e inmed cosa rete En el pig al ocupa la medid literal, e de que l continua precepto por el a párrafo de tercer Han sido resaltados como tales requisitos los que siguen. Falla, pu que no p en los su 1.1. Detentación de la cosa retenida 1.2. Co Un primer requisito de la retención es la detentación de la cosa por el retenedor, requisito del que se ha dicho109, con razón, que no origina ninguna controversia. Así, están todos los autores de acuerdo en que es Pueden encontra interesa de ser d 107. SANCHO REBULLIDA, F. DE A.: Op. cit., pág. 247. 110. ROGE 108. BELTRÁN DE HEREDIA DE ONÍS, P.: Op. cit., pág. 1028. 109. BELTRÁN DE HEREDIA DE ONÍS, P.: Op. cit., pág. 1024. 94 111. En co nida en Ramón Fernández Calvo estos de lativizan a facultad para que ustificaba la cosa, y mejora, veces sin de la cosa e por la l CCE sa por el origina n que es un requisito indispensable para que la retención se dé, estar en posesión de la cosa retenida, o de otra forma, que es precisa una relación directa e inmediata, de hecho, entre el titular del derecho de retención y la cosa retenida. En el pignus gordianum falla este primer requisito, como hemos apuntado al ocuparnos de los requisitos necesarios para que procediera aquél, en la medida en que, entendemos que, incluso desde un punto de vista literal, el art. 1866.2 CCE no excluye la aplicación del mismo en caso de que la cosa empeñada esté en poder de tercero, puesto que como continuación del párrafo primero, el párrafo segundo del indicado precepto se refiere como supuesto habilitante a la retención de la cosa por el acreedor, retención que comprende –por hacerlo también el párrafo primero– la retención por el acreedor en su poder, o en poder de tercero. Falla, pues, este requisito de la detentación de la cosa, motivando ello que no pueda calificarse el caso, como por algún autor se ha señalado en los supuestos de falta de tal detentación, de retención110. 1.2. Condiciones de la cosa retenida Pueden ser objeto de retención cosas muebles o inmuebles (si bien al encontrarnos ante una retención relacionada con la prenda sólo nos interesa el supuesto mobiliario), a lo que se añade que las mismas han de ser de carácter material, comercial111 y no fungible; requisito este 110. ROGER, M.: Op. cit., pág. 105. 111. En contra de la exigencia del requisito de que la cosa retenida sea intra comercium (sostenida entre otros por VIÑAS MEY (Op. cit. Pág. 110), BELTRÁN DE HEREDIA DE ONÍS 95 La extensión de la prenda a una segunda garantía último que se ha fundado112 en que quien recibe las cosas fungibles no se hace deudor de las mismas, sino de un tantumdem iusdem generis, esto es, de otro tanto de la misma especie y calidad. Por razón de la fungibilidad del objeto de la misma, debería quedar excluida la posibilidad de que juegue la retención en relación con la prenda irregular, de la que se ha dicho113 que es “(...) la dación en garantía de una determinada cantidad de cosas muebles fungibles (dinero, mercancías, títulos) a un acreedor que, al recibirlas, se convierte en propietario de las mismas, debiendo devolver, en caso de que su crédito se extinga mediante el pago o de otro modo (que no sea el de aplicación del específico modo satisfactorio de la garantía), otro tanto de la misma especie y calidad, y en caso contrario, tan solo el tantundem correspondiente al eventual exceso de valor de dichas cosas en relación al montante del crédito garantizado”. Como quiera que opera el pignus gordianum sobre una prenda anterior, en la medida en que no se establece limitación a la operatividad de aquél por razón de lo que es objeto de la previa prenda, hay que concluir que puede ser objeto del repetido pignus una cosa fungible que sea la pignorada. Ello con la inevitable secuela de que no puede conceptuarse como retención, al no poder tener ésta como objeto, según lo acabado (Op. cit., pág. 1024), CANO MARTÍNEZ DE VELASCO –Op. cit., pág. 66–), LEIVA FERNÁNDEZ (Op. cit., pág. 297) sostiene que no es necesario dicho requisito para la retención, dando como argumento fundamentalmente el de que no se trata de incorporar la cosa retenida al patrimonio del retenedor, sino sólo de mantenerlo en la tenencia que ya ostenta. En cualquier caso, como la retención que nos ocupa (si como tal concibiésemos el pignus gordianum) derivaría de un previo derecho de prenda, el cual sí requiere que su objeto esté en el comercio, la discusión resultaría a nuestros efectos estéril. 96 de reseñ A los sup de que s comienz un requi Y aún s recae114, que cabe acaece V el arrend hace po mejor co propieta hacer re Son, en casos en obtenien resulta l supuesto V. gr. po pignorat pignorad 114. BELT LASCO 112. CANO MARTÍNEZ DE VELASCO, J. I.: Op. cit., pág. 66. 115. LEIVA 113. CRUZ MORENO, M.: Op. cit., pág. 21. 116. Salvo gibles no eris, esto a quedar ión con dación en (dinero, ropietario ediante el isfactorio rario, tan s cosas en anterior, vidad de concluir ue sea la eptuarse acabado EIVA FERa retención, la cosa reya ostenta. os el pignus objeto esté Ramón Fernández Calvo de reseñar, cosas fungibles. A los supradichos requisitos de la cosa objeto de retención se añade el de que se trate de cosa presente, existente en el momento en que dé comienzo la retención, toda vez que la posesión de hecho de la cosa es un requisito si ne qua non de la retención. Y aún se sostiene la necesidad de la ajenidad de la cosa sobre que recae114, por más que parece más convincente la postura que sostiene que cabe la retención de cosa propia en determinados casos115, como acaece V. gr., cuando el propietario da en arrendamiento una cosa y el arrendatario que debe hacer a su cargo una mejora en la cosa, no la hace por sí mismo, sino que prefiere contratar los servicios de quien mejor conoce la cosa (su propietario y arrendador) o cuando el nudo propietario de un inmueble dado en usufructo recibe su tenencia para hacer reparaciones, que debiera hacer el usufructurario. Son, en cualquier caso, estos supuestos de retención de cosa propia, casos en que se lleva a cabo la retención en perjuicio de quien estaba obteniendo una utilidad de ella (arrendatario, usufructuario), de donde resulta la efectividad de la retención como medida de presión. En el supuesto objeto de análisis, el del pignus gordianum, de adquirirse, V. gr. por dación en pago la cosa pignorada por parte del acreedor pignoraticio, nada adelantaría éste reteniendo la cosa originariamente pignorada, pues de ninguna utilidad privaría al deudor116. Máxime, si 114. BELTRÁN DE HEREDIA DE ONÍS, P.: Op. cit., pág. 1024 ss, CANO MARTÍNEZ DE VELASCO, J. I.: Op. cit., pág. 66 y SANCHO REBULLIDA, F. de A.: Op. cit., pág. 252. 115. LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P: Op. cit., pág. 90. 116. Salvo quizá el caso, bastante de laboratorio, en que se contrajese el crédito quirografario 97 La extensión de la prenda a una segunda garantía se tiene en cuenta que ha indicado la doctrina117 que la idea central de la prenda es que el pignorante pierda la posesión inmediata de la cosa, siendo más importante que el acreedor prendario pase a poseer, que mientras subsista la garantía el deudor quede desapoderado de la cosa dada en prenda. Conviene insistir en que al poder ser objeto de la prenda de que trae causa el pignus gordianum una cosa fungible, ello trae como consecuencia la adquisición de la propiedad de lo pignorado por el acreedor pignoraticio, con la consecuencia de que “retendrá” cosa propia. Como no puede ser cosa propia objeto de retención, en términos generales y salvo los casos en que la cosa propia esté siendo usada por otro –hipótesis, como está dicho, que es imposible que se dé en la prenda, al no poder estar en posesión inmediata de la prenda el deudor– encontramos un nuevo óbice para calificar el pignus gordianum de supuesto de retención. Y es que, como quiera que el remedio gordiano trae siempre causa de una previa prenda (a cuya virtud posee el supuesto retenedor), la cosa ha de revestir los caracteres que son necesarios para ser objeto de prenda, por lo que se impone la comparación de los objetos de prenda y de retención. Así, por razón de ello queda orillada la cuestión de si la cosa objeto de pignus gordianum ha de ser enajenable o no debiéndolo ser la cosa pignorada118. Además, el que provenga la retención de una por razón de obras en la cosa realizadas por el acreedor en virtud de un arrendamiento de obra y posteriormente se hiciera una dación en pago de la cosa pignorada, reservándose el deudor un derecho de arrendamiento sobre ella. 98 prenda sobre si preciso q Pues bie cosas fun el acreed de pignu acreedor figura an pueden fungible 1.3. Ex Un segu retenedo la cosa, derecho de prote la satisfa que no satisfacc que fund 117. PUIG BRUTAU, J.: Fundamentos de derecho Civil. Tomo III, Editorial Bosch, Barcelona, 1983, pág. 29. 119. Como TÁN ( Bosch, TERO Bosch, 118. Así, ALBALADEJO, M.: Curso de derecho civil español..., pág. 417. 120. LEIVA Ramón Fernández Calvo entral de e la cosa, eer, que e la cosa que trae ecuencia acreedor a. Como nerales y ipótesis, no poder amos un tención. re causa edor), la bjeto de e prenda n de si la biéndolo n de una amiento de rvándose el Barcelona, prenda determina, asimismo, que pierda trascendencia la discusión sobre si la cosa retenida ha de ser o no comercial, carácter éste que es preciso que concurra en la cosa dada en prenda.119 Pues bien, a modo de conclusión, como pueden ser objeto de prenda cosas fungibles –caso de la prenda irregular–, cuya propiedad adquiere el acreedor pignoraticio, nos encontramos con que puede ser objeto de pignus gordianum igualmente tales cosas fungibles y propias del acreedor, lo que se constituye en un obstáculo insalvable para que la figura analizada pueda calificarse de retención, de la que, repetimos no pueden ser en general objeto cosas propias del retenedor ni tampoco fungibles. 1.3. Existencia de un crédito a favor del retenedor Un segundo requisito de ejercicio es que exista un crédito a favor del retenedor, el cual ha de ser exigible al acreedor a la devolución de la cosa, crédito que es un derecho principal del que la retención es derecho accesorio. Un crédito, de otro lado, accionable, esto es, digno de protección jurídica, no pudiendo el derecho de retención garantizar la satisfacción de una obligación natural, lo que se ha fundado120 en que no resulta compatible con el carácter voluntario que requiere la satisfacción de las obligaciones naturales y en que el argumento histórico que fundaba la opinión de que podía ser el crédito por el que se retenía 119. Como establece expresamente el art. 1864 del Código Civil y apuntan, entre más, CASTÁN (Op. cit., pág. 507), PUIG BRUTAU (en Fundamentos de derecho Civil, Editorial Bosch, Barcelona, 1983, Tomo III, vol. III, pág. 25) DIEZ PICAZO y GULLÓN BALLESTEROS (Op. cit., pág. 432) y LACRUZ (Elementos de derecho civil, vol. 2, José María Bosch, Barcelona, 1990-1991 pág. 149). 120. LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit., pág. 4. 99 La extensión de la prenda a una segunda garantía uno derivado de obligación natural (y que se cifraba tal argumento en que el ius retentionis nació en Roma a la luz de la equidad en amparo de los acreedores sin acción) desaparece desde que la generalidad de los acreedores tienen acción. Ha sido la necesi base en (retenció El crédito para poder fundamentar la retención ha de ser exigible, de lo que se deriva el que no se pueda garantizar un crédito sometido a condición suspensiva. Por su parte, hay que admitir la postura que supone que estando sujeta la obligación por razón de la cual se retiene a término o condición resolutorios, en tanto se cumpla uno u otra, la meritada obligación será exigible, mientras que cumplidos cesa la exigibilidad del crédito y por ende, la facultad de retención121. 1.4. Co Se ha dicho que no es preciso que el crédito sea líquido, en algún caso sin fundarlo122 y en algún otro, exponiendo que no es óbice a la posibilidad de que sea objeto de retención un crédito ilíquido, el que el retenedor pueda retrasar la restitución, so pretexto de hacer liquidar su derecho de crédito. Y ello, habida cuenta de que el retenedor no tiene interés en retener la cosa, estando su interés dirigido a obtener la satisfacción de su crédito. Por más que, en el caso de entender que el retenedor tiene derecho a percibir los frutos de la cosa retenida, quizá si quepa ver un cierto interés en prologar la retención. Y aún se ha añadido123 como argumento a favor de la no exigencia de liquidez del crédito que funda la retención que no se trata con la retención de ejecutar su cobro al deudor, sino sólo de asegurarlo. - Modali Se han conexida a) La co 124. BELT 122. SANCHO REBULLIDA, F. DE A.: Op. cit., pág. 252; VIÑAS MEY, J. : Op. cit., pág. 111. 125. Así, p expues distint que la prestac de obl de rete de la d interes 123. LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit., pág. 284. 126. LEIVA 121. LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit., pág. 283 y 284. 100 Y un ter aunque c u otro, e a los que de obvia no concu mento en mparo de d de los gible, de ometido tura que e retiene u otra, s cesa la n caso sin sibilidad etenedor derecho e interés isfacción etenedor si quepa ñadido123 dito que su cobro pág. 111. Ramón Fernández Calvo Ha sido también, como se ha destacado por algún autor124, defendida la necesidad de la liquidez del crédito que da lugar a la retención, con base en que la compensación lo requiere, aunque se trata de figuras (retención y compensación) que son distintas125. 1.4. Conexión o conexidad Y un tercer requisito es la conexión, generalmente entre crédito y cosa, aunque cabe distinguir dos supuestos de conexidad –que concurren, uno u otro, en todos los casos en que nuestro derecho autoriza la retención– a los que se añade un tercero, llamado de conexidad subjetiva, que trata de obviar de algún modo el inconveniente de que en el pignus gordianum no concurre el requisito que tratamos. - Modalidades de conexidad. Se han resaltado por la doctrina126 tres modalidades de conexión o conexidad: a) La conexidad intelectual o jurídica, que existe cuando la tenencia 124. BELTRÁN DE HEREDIA DE ONÍS, P.: Op. cit., pág. 1027. 125. Así, puede verse para la diferenciación de la compensación respecto de la retención, lo expuesto por LEIVA FERNÁNDEZ (Op. cit., pág. 257 ss), que destaca entre otras notas distintivas que la primera es un modo anormal de extinción de las obligaciones, al punto que la retención es sólo un medio tendiente a que el deudor cumpla voluntariamente su prestación; que las obligaciones a compensar deben ser del mismo tipo y ha de tratarse de obligaciones líquidas, a diferencia de en la retención y que el ejercicio de la facultad de retención requiere el concurso de la voluntad del retenedor, mientras que se prescinde de la de las partes en materia de compensación que se produce ope legis. Resulta también interesante la exposición de VIÑAS MEY, en la obra citada, pág. 106. 126. LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit., pág. 315 ss. 101 La extensión de la prenda a una segunda garantía de la cosa y el crédito tienen su origen en una misma relación jurídica, habiendo recibido el retenedor la cosa con ocasión de la relación de derecho que lo ha convertido en acreedor, o como para el derecho catalán se ha dicho127 cuando se conectan créditos que se originan con motivo de una relación jurídica, en virtud de la cual el titular de dichos créditos es además poseedor del bien. b) Conexión objetiva que concurre cuando el nexo del crédito se produce con la cosa misma, fundamentalmente por haber efectuado gastos para su conservación, si bien esta conexión admite una concepción relativizada, de acuerdo con la cual resulta la conexidad objetiva no sólo del nexo del crédito con la cosa, sino también del crédito con la tenencia de la cosa (V.gr. por daños causados en la cosa)128. c) Conexión subjetiva. Se trata de una conexión que responde a un concepto amplio de aquélla, que en el fondo trata de obviar, a base de ampliarlo fuera de sus límites admisibles, el propio requisito. Supone esta conexión simplemente que existen entre acreedor y deudor obligaciones aunque resulten independientes del objeto retenido, tratándose de una “mera conexión entre los sujetos, con total prescindencia del objeto retenido”129. Se trata por tanto, de la casi ausencia de conexión, llegándose a defender la ausen gordiano Para qué punto e de la con un expe conexión Por tant primero de reten Como ta que sigu favor del 1391 en 130. Desde do la r determ ción po del po –gasto misma sión de 131. ALBA 127. ABRIL CAMPOY, J. M.: Op. cit., pág. 1908. 128. Asume este punto de vista ABRIL CAMPOY, al decir en la obra citada que la conexión es material cuando el crédito por el que se retiene deriva de gastos efectuados en la cosa o de los daños y perjuicios irrogados por la posesión de la cosa. 129. LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit., pág. 315. 102 132. Dice e buena Los gastos diendo gastos, concur de gast jurídica, ación de derecho nan con e dichos produce o gastos ncepción etiva no o con la de a un base de y deudor etenido, cindencia defender onexión es osa o de los Ramón Fernández Calvo la ausencia de la misma, fundándose en que no concurre en el asunto gordiano del art. 1866.2 Cce.130. Para qué decir que esta categoría de la conexidad subjetiva, desde el punto en que se construye por un autor131 que cuestiona el requisito de la conexidad por no darse concretamente en el pignus gordianum, es un expediente para obviar en relación éste, la falta del requisito de la conexión. Por tanto, hay que reducir los supuestos de conexidad a los dos primeros, objetiva y jurídica, dándose los mismos en los diversos casos de retención. Como tales casos de retención en nuestro derecho se han señalado los que siguen diciéndose que en el Código civil son “El artículo 453132 a favor del poseedor de buena fe. Por extensión legal del precepto arts. 1368 y 1391 en beneficio del marido en caso de devolución de bienes dotales inestimados 130. Desde este punto de vista, SANCHO REBULLIDA, en la obra citada (pág. 247) ha definido la retención, admitiendo que no concurra la conexidad, como “(...) la facultad que, en determinados casos, concede la ley al poseedor de una cosa para que prolongue su situación posesoria después de decaído el título que la justificaba y ello en razón de un crédito del poseedor frente al destinatario de la cosa, crédito relacionado, unas veces, con la cosa –gastos de conservación y mejora, indemnización de perjuicios causados con ocasión de la misma– y otras veces sin más relación que la puramente ocasional de la preexistente posesión de la cosa por el acreedor –posesión prendaria-”. 131. ALBALADEJO, M,: Derecho Civil..., pág. 200. 132. Dice el precepto que “Los gastos necesarios se abonan a todo poseedor; pero sólo el de buena fe podrá retener la cosa hasta que se le satisfagan. Los gastos útiles se abonan al poseedor de buena fe con el mismo derecho de retención, pudiendo optar el que le hubiese vencido en su posesión por satisfacer el importe de los gastos, o por abonar el aumento de valor que por ellos haya adquirido la cosa”. Como se ve, concurre en este supuesto la conexión, en cuanto que deriva el crédito por el que se retiene de gastos hechos en la cosa retenida”. 103 La extensión de la prenda a una segunda garantía o de parafernales, y el art. 1898133, del cobrador de buena fe de cosa cierta y determinada. En el orden contractual, art. 1600134 a favor del arrendador de obra en cosa mueble, 1730135 del mandatario, 1892136 del gestor de negocios ajenos (no el 1893) y 1780137 del depositario. Como figuras especiales de este derecho, los privilegios posesorios concedidos al porteados, hostelero y arrendatario”138. 133. Que dice que “En cuanto al abono de mejoras y gastos hechos por el que indebidamente recibió la cosa, se estará a lo dispuesto en el Título 5º del Libro segundo”. Dicho Título es el que contiene la regulación de la posesión, con lo que se aplica el artículo 453 en esta materia. Vale lo ya dicho en relación con éste respecto de la concurrencia del debitum cum re iunctum. 134. A cuyo tenor, “El que ha ejecutado una obra en cosa mueble, tiene el derecho de retenerla en prenda hasta que se le pague”. Nuevamente un supuesto de conexidad, además objetiva, toda vez que el crédito al abono de una cantidad se debe a una obra ejecutada en la cosa que se le legitima a retener. 135. Según el cual “El mandatario podrá retener en prenda las cosas que son objeto del mandato hasta que el mandante realice la indemnización y reembolso de que tratan los dos artículos anteriores”. Esto es, la indemnización de los daños y perjuicios que le haya causado el cumplimiento del mandato y el reembolso de las cantidades que haya anticipado el mandatario para ejecución del mandato. Este, evidentemente no es un caso de conexidad objetiva, pero sí intelectual o jurídica, en cuanto que el crédito por el que se legitima a retener al mandatario ha surgido de la relación jurídica a cuya virtud tiene la cosa. 136. Que preceptúa que “La ratificación de la gestión por parte del dueño del negocio produce los efectos del mandato expreso” con lo que vale, dada la remisión, lo dicho respecto del mandato. 104 En todo tino se e con el ún dicho139 en cuent del man diversos mandata Obviame en la cita en caso d habida c Código C Además, ha llevad ha consa conexida garantía Quinto d derecho el derech para con de los d la entreg o repara 137. Que expresa que “El depositario puede retener en prenda la cosa depositada gasta el completo pago de lo que se le deba por razón del depósito”. Sumamente claro es en este caso el requisito de la conexidad, en cuanto que garantiza la retención deudas surgidas a cargo del depositante por razón de la misma relación jurídica por la que el depositario tiene la cosa depositada, el depósito. 139. LEIVA 138. VIÑAS MEY, J.: Op. cit., pág. 110. 140. art. 56 a cierta y a en cosa nos (no el cedidos al bidamente icho Título 453 en esta debitum cum e retenerla emás objeutada en la o del mantan los dos haya causanticipado el conexidad legitima a osa. io produce especto del asta el comn este caso das a cargo rio tiene la Ramón Fernández Calvo En todos los supuestos reseñados de retención, de los que con buen tino se excluye el pignus gordianum, concurre la nota de la conexidad, con el único caso más dudoso del mandato, en relación con el que se ha dicho139 que la conexidad material aparece espiritualizada, teniéndose en cuenta el lazo creado por la comunidad de origen entre la obligación del mandatario –entrega de la cosa– y la del mandante –pago de los diversos créditos que la ejecución del mandato derivan a favor del mandatario. Obviamente no se contempla ya el derecho de retención a que se alude en la cita hecha, previsto en los art. 1368 y 1391 en beneficio del marido en caso de devolución de bienes dotales inestimados o de parafernales, habida cuenta de la desaparición de tales bienes de la regulación del Código Civil español en la actualidad140. Además, como se ha visto antes, en el ordenamiento catalán en el que ha llevado a cabo una regulación general del derecho de retención se ha consagrado, aunque con una cláusula de escape, el requisito de la conexidad sea objetiva o jurídica al decirse, ya desde la Ley 22/1991 de garantías posesorias sobre cosa mueble, hasta la Ley 5/2006, del Libro Quinto del Código Civil de Cataluña (pasando por la Ley 19/2002 de derechos reales de garantía) que las obligaciones que pueden originar el derecho de retención son las de resarcimiento de los gastos necesarios para conservar y gestionar el bien y de los gastos útiles; de resarcimiento de los daños producidos por razón de la cosa a la persona obligada a la entrega, de retribución de la actividad realizada para confeccionar o reparar el bien, si previamente ha existido, en caso de muebles, un 139. LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit. 140. art. 569-4 de la Ley catalana 5/2006, del Libro Quinto del Código civil de Cataluña. 105 La extensión de la prenda a una segunda garantía presupuesto escrito y aceptado y, en caso de inmuebles, un acuerdo expreso entre las partes, y si, en ambos casos, la actividad se adecua al presupuesto o al pacto y la obligación de abonar los intereses de las obligaciones establecidas por el presente artículo, desde el momento en que el derecho de retención se notifica en la forma que establece la propia Ley141. - Esencialidad del requisito. El requisito de que tratamos, con la excepción de los defensores de la posibilidad de conexidad meramente subjetiva es considerado en general como esencial142, diciéndose143 que el mismo encierra una idea de proximidad que se da en el supuesto de gastos realizados en la cosa (art. 453 Cc); que resulta patente también cuando la cosa retenida ha sido motivo u ocasión de pérdidas o gastos sufridos por el titular (v.gr. en el caso del mandatario) y aún en casos en que pese a la apariencia el vinculo sólo se debilita, siendo la diferencia sólo de intensidad, no de naturaleza. Sin decirlo expresamente, pero quizá por la falta del requisito que analizamos, no se incluye, desde este punto de vista, el pignus gordiano como supuesto de retención. Por tanto, aunque se defiende una concepción amplia de retención, se exige la concurrencia, para hablar de retención, de la sobredicha retención. Como hemos avanzado, nosotros compartimos la ineluctable exigencia del requisito de la conexidad en la retención, siendo que en todos lo misma. En esta el concep que la m denomina y, por tan garantiza otras aten se acaba posesión del cont cosa mis en la exc que pare no es pr ésta de l Aunque admitien de la ref entre el la retenc crédito y que pued 141. art. 569-4 de la Ley catalana 5/2006, del Libro Quinto del Código Civil de Cataluña. 106 142. Así, BELTRÁN DE HEREDIA DE ONÍS, P. en Op. cit., pág. 1027. 144. CANO 143. VIÑAS MEY, J.: Op. cit., pág. 111. 145. CANO acuerdo e adecua es de las momento ablece la sores de rado en una idea n la cosa enida ha lar (v.gr. pariencia idad, no falta del vista, el tención, bredicha eluctable o que en Ramón Fernández Calvo todos los supuestos de retención de nuestro ordenamiento aparece la misma. En esta línea se ha reconocido144 que “(...) aunque se considera primario el concepto de retención constituido en la idea de la necesidad de que los gastos, que la motivan, se hayan ejecutado en la cosa retenida, a cuyo requisito se denomina “conexión” o “conexidad”, sin embargo se admite que pueda no darse y, por tanto, se incluyen, como supuestos de retención, aquéllos en los que ésta garantiza indemnizaciones por daños contractuales, retribuciones, y en general, otras atenciones que en nada se refiere a la cosa retenida”. Si bien frente a ello se acaba concluyendo que, siempre que una persona se mantenga en su posesión con el argumento de retribuciones o indemnizaciones derivadas del contrato que no sean gastos necesarios o útiles, ejecutados sobre la cosa misma, se basará la negativa de restitución no en la retención, sino en la exceptio inadimpleti contractus. Para decir más contundentemente que parece inadmisible el punto de vista de que la conexión o conexidad no es precisa en la retención, haciendo depender la existencia o no de ésta de la concurrencia o falta de la conexidad145. Aunque también ha sido defendida una postura no tan radical admitiendo una retención, a la que se le llama impropia, como aplicación de la referida exceptio non adimpleti contractus, en razón de la conexión entre el crédito y la obligación de devolver la cosa, contrastando con la retención propia que se caracteriza por darse la conexión entre el crédito y la cosa misma; para concluir que “cualquiera que sea la forma que pueda asumir es segura la existencia y necesidad del requisito de la conexión aluña. 144. CANO MARTÍNEZ DE VELASCO, J. I.: Op. cit., pág. 29. 145. CANO MARTÍNEZ DE VELASCO, J. I.: Op. cit., pág. 71. 107 La extensión de la prenda a una segunda garantía en materia de retención”146. Nosotros no podemos sino anexionarnos a este punto de vista que exige la presencia, para poder hablar de retención, del requisito de la conexidad. Por contraste con ello, el Código Civil español de 1889 no exige para poner en aplicación el remedio gordiano que la deuda que se contraiga ínterin esté el pignorante desposeído de la cosa esté conectada con ésta, ni siquiera que se dé el requisito de la conexidad jurídica, razón por la que difícilmente puede calificarse de retención. Pese a ello, expondremos las variantes que admite en su seno la conceptuación de la figura gordiana como retención, pues pese a los reparos puestos por nosotros hasta ahora, no podemos sustraernos a que, con apoyo en la jurisprudencia, es mayoritaria la conceptuación de la figura en estudio como supuesto de retención. 2. El aseguramiento de la segunda deuda como un derecho de retención de carácter real Siendo una primera postura adoptable en relación con la naturaleza del pignus gordianum la de concebirlo como derecho de retención, inmediatamente surge la dicotomía de si es de carácter personal o real, lo que no es sino una proyección respecto de la figura que nos ocupa de la polémica doctrinal existente sobre si tiene uno u otro carácter la retención en general; existiendo también posiciones doctrinales que le atribuyen naturaleza jurídica distinta a ésta, ni real ni personal. Así, como queda dicho, habiendo una posición doctrinal que entiende que la retención es un derecho real, concebirán como tal sus defensores, en cuan estudio. En este razón de de éste, c la oponi Así, com cosa, ser los caus acreedor Y en cu desplieg crédito q que haya con inde De otro en la ret afirma q aprecián Y en fin 147. VIÑA derecho de 148. LEIVA 146. BELTRÁN DE HEREDIA DE ONÍS, P.: Op. cit., pág. 1018. 108 149. VIÑA ista que ito de la 1889 no da que se onectada jurídica, se a ello, ación de estos por yo en la n estudio mo un turaleza tención, al o real, os ocupa rácter la es que le . entiende ensores, Ramón Fernández Calvo en cuanto vean un derecho o facultad de retención en la figura en estudio. En este sentido, se ha concebido147 la retención como derecho real (en razón de que se dan en él los dos elementos necesarios caracterizadores de éste, cuales son el poder directo sobre una cosa y el carácter absoluto, la oponibilidad a terceros. Así, como ha sido afirmado148, que la relación directa o señorío sobre la cosa, sería oponible a toda otra persona además del titular del dominio, los causahabientes del propietario y especialmente contra los otros acreedores del deudor. Y en cuanto al poder directo o potestad inmediata sobre la cosa se despliega en el hecho de tenerla, de no restituirla hasta el pago del crédito que fundamenta la retención, concluyéndose que dondequiera que haya un tal poder directo sobre una cosa, existirá un derecho real con independencia de la cuantía de su contenido. De otro lado, ante la evidencia de que falta la facultad de persecución en la retención (se ejercita por vía de excepción, que no de acción), se afirma que no es esencial dicha facultad al concepto de derecho real, apreciándose su ausencia igualmente en la prenda. Y en fin, en apoyo de esta postura se aduce también149 que al esgrimir 147. VIÑAS MEY, J.: Op. cit., pág. 108 ss, por más que este autor vea en el pignus gordianum un derecho de prenda. 148. LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit., pág. 138. 149. VIÑAS MEY, J.: Op. cit., pág. 109; LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit.,. pág. 137 ss. 109 La extensión de la prenda a una segunda garantía como argumento a favor del carácter personal de la retención que la misma derivaba de la exceptio doli se hace abstracción del hecho de que no procede la retención de la exceptio doli especialis que era de naturaleza personal, sino de la exceptio doli generalis que era inherente a la cosa y oponible a cualquiera que pretendiese el cumplimiento el cumplimiento de la prestación por el demandado, sin satisfacer el crédito correspondiente. Como crítica a esta doctrina del carácter real de la retención vamos a exponer la posición de uno de los exponentes de la concepción personal de la retención150, cosa que hacemos de inmediato. 3. El aseguramiento de la segunda deuda como un derecho de retención de carácter personal Desde la postura de concebir la retención como derecho personal se ha dicho que son muchas y convincentes las razones que lo justifican. En primer lugar, que no existe ninguna disposición de derecho positivo en la que se declare el carácter real del derecho de retención, como ocurre con otras garantías reales como la prenda (art. 1858) y la hipoteca (art. 1876), frente a lo que debemos traer a colación que rige en nuestro ordenamiento en relación con los derechos reales un sistema de numerus apertus151. De otro lado, se impugna el elemento del poder directo e inmediato del titular con la cosa, puesto que se afirma que dicho poder ha de ser en el de la retenc pueda p la cosa r sino que pierde s (lo cual n confiere Se comb oponibil real de del dere derecho (seguram del arren Además, del dere y de equ ilusoria, a un terc Formula derecho respond retenció 150. BELTRÁN DE HEREDIA DE ONÍS, P.: Op. cit. 1013 ss. 151. Así resulta de los art. 2 de la Ley Hipotecaria y 7 de su Reglamento. 110 152. Argum ción no ión que el hecho e era de nherente miento el sfacer el vamos a personal mo un nal se ha can. positivo n, como 58) y la que rige n sistema mediato ha de ser Ramón Fernández Calvo en el derecho real un poder ideal o jurídico, lo cual no concurre en la retención, en la que no se trata de una relación ideal o jurídica que pueda perderse sin que se pierda el derecho. Al contrario la posesión de la cosa retenida no es solamente un requisito esencial de la retención, sino que es el único medio de defensa y garantía del retenedor, el cual pierde su derecho cuando desaparece la relación directa e inmediata (lo cual no ocurre en otros derechos). Perdida la tenencia de la cosa, no confiere la retención derecho de persecución. Se combate, por otra parte, desde este punto de vista que sea la oponibilidad a terceros de la retención determinante del carácter real de la misma, pues aún siendo tal rasgo uno de los normales del derecho real, no por ello debe concluirse a contrario que todos derecho oponible a terceros es un derecho real, poniéndose el ejemplo (seguramente no muy afortunado por ser dudosa su naturaleza jurídica) del arrendamiento que es igualmente oponible a terceros. Además, y no sin cierta razón, se añade que la oponibilidad a terceros del derecho de retención se debe a una razón eminentemente práctica y de equidad, pues en otro caso la garantía que ofrece al acreedor sería ilusoria, bastando al deudor con transmitir la cosa por cualquier título a un tercero para burlar el derecho del retenedor. Formulada la crítica a los argumentos de la teoría de la retención como derecho real se añade, en pos del carácter personal que este carácter responde a su origen y a su tradición histórica152. Además, se dice que la retención no tiene estructura de derecho real, ostentando su titular sólo 152. Argumento que queda desvirtuado por razón del origen, como se ha señalado de la retención no en la exceptio doli especialis, sino en la generalis. 111 La extensión de la prenda a una segunda garantía la detentación posesoria de cosa ajena y siendo un óbice para que sea un derecho real el que se desvanece al desaparecer la relación directa e inmediata con la cosa. Abunda en la naturaleza personal el que suponiendo la realidad de un derecho que el mismo pueda ser ejercitado contra todos por vía de acción, la retención es oponible sólo por vía de excepción. Y es que el retentor no invoca un ius in re, sino que aduce mediante una excepción que se niega a entregar la cosa a quien se la demanda. Debemos ya adelantar que con referencia al remedio gordiano en la Sentencia de 24 de junio de 1941, concibe aquél el Tribunal Supremo como un supuesto de retención de naturaleza personal que agota su operatividad en las relaciones internas entre acreedor pignoraticio y deudor. 4. El Todas l caracter las que l que mer excepció proceso. jurídica es predi ejercerse aseguramiento de la segunda deuda como un supuesto de retención no configurado éste como derecho personal ni real Como lógico corolario de existir teorías que rechazan que la retención sea un derecho personal o real, puede entenderse el aseguramiento de la segunda deuda como una retención que responda a la naturaleza que tales teorías atribuyen a ésta. Así se han enumerado153 como tales teorías las que siguen. La que entiende que es una prenda o anticresis legal154, la de la retención como 153. LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit., pág. 137 ss. 154. Así, con referencia al supuesto de “retención en prenda” del art. 1600 –arrendador de 112 preferen retenció que es u género. obra– de rete neral a jurídic este de contra secuen de una retenid autore habla d la expr PERER 155. En op argent 156. Aunqu cación cho pe Ramón Fernández Calvo que sea directa e lidad de or vía de es que el xcepción no en la Supremo agota su raticio y preferencia, privilegio o superprivilegio155; la teoría que atribuye a la retención una naturaleza mixta, real y personal156 y la que entiende que es un derecho “sui generis y autónomo”, constituyendo su propio género. Todas las teorías hasta ahora enumeradas en este epígrafe se caracterizan por atribuir a la retención naturaleza sustantiva, frente a las que la conciben como de naturaleza adjetiva o de derecho procesal, que merecen la severa crítica de que si sólo nos encontrásemos ante una excepción procesal, la retención no podría existir fuera del marco del proceso. Y ello no es cierto, puesto que la retención tiene naturaleza jurídica aunque nunca llegue a esgrimirse judicialmente. Lo cual es predicable tanto si se admite la posición de que no requiere para ejercerse un previo requerimiento de restitución de la cosa por parte mo un como etención iento de leza que La que ón como ndador de obra– MANRESA (Op. cit. Tomo IV, pág. 328) dice que “en todos estos casos, el derecho de retención se manifiesta como un derecho de prenda”. Por su parte, con referencia general a la retención, ha dicho GASSIOT MAGRET (en “Voz ‘Retención’”, en Enciclopedia jurídica española. Tomo 27, Francisco Seix editor, Barcelona, 1911, pág. 446) que “(...) este derecho de retención, constituido por la ley con independencia de la voluntad de los contratantes, viene a ser un derecho de prenda o de anticresis”. Añadiendo que “En su consecuencia podrá el poseedor seguir reteniendo hasta ser completamente pagado, gozará de una preferencia sobre cualquier otro acreedor del propietario, podrá defender la cosa retenida ejercitando los interdictos y su derecho será transmisible”. No faltan, en cambio autores que niegan expresamente la equiparación, diciendo que los casos en que el Código habla de retener “en prenda”, el retenedor cuenta sólo con un derecho de retención, pues la expresión entrecomillada no está utilizada en sentido técnico, sino vulgar (CARRASCO PERERA, Á., CORDERO LOBATO, E. y MARÍN LÓPEZ, M. J.: Op. cit., pág. 809). 155. En opinión de LEIVA FERNÁNDEZ (Op. cit., pág. 149) sólo sustentada en la doctrina argentina. 156. Aunque, como resalta CANO MARTÍNEZ DE VELASCO, (Op. cit., pág. 36) con esta calificación lo que se hace es que ante las dificultades que plantea la configuración como derecho personal o real, y ante la “hechura resbaladiza de la figura” se “evita el escollo”. 113 La extensión de la prenda a una segunda garantía del deudor157, como si se entiende –como también se ha sostenido158– que la retención exige además de la extinción del titulo de transferencia posesoria, que el dueño (o, añadimos, el acreedor a la restitución no propietario) haga interpelación de la restitución –a la que le conteste con una notificación de los gastos hechos en la cosa–. de su con acción. C es un act aparició A su vez estas doctrinas que atribuyen a la retención naturaleza de derecho adjetivo han sido acertadamente sistematizadas159 en la que la conciben como excepción, traduciéndose ésta en negarse a restituir hasta ser satisfecho, y la que ve en la retención un secuestro privado, una suerte de medida cautelar a modo de autodefensa. concep Junto a las anteriores concepciones sobre la naturaleza de la retención aparecen las teorías que postulan una pluralidad de naturalezas jurídicas en la retención, destacando la que afirma la naturaleza jurídica personal en las relaciones civiles y real en las comerciales, la que le atribuye naturaleza personal si se ejerce sobre inmuebles y real si lo hace sobre muebles y la que distingue según cual sea la causa que motivó la relación real. En fin, se ha sostenido también, refutando todas las teorías anteriores, que la retención es un acto jurídico, que se instaura por vía de un hecho jurídico, humano, voluntario y lícito160, habiéndose fundado la negación 157. Como con base en no exigirlo el Código Civil de su país, sostiene LEIVA FERNÁNDEZ (Op. cit., pág. 175). 158. CANO MARTÍNEZ DE VELASCO, J. I.: Op. cit., pág. 31. 159. LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit., pág. 173 ss. 160. LEIVA FERNÁNDEZ, L. F. P.: Op. cit., 191. 114 5. De retenc En gene Supremo gordianu materia remedio de reten Llama l indicada no se pro real, com de como ocasión Es preci la Sente otorgado está limit defensa d En cual enido158– sferencia ución no conteste aleza de n la que restituir privado, etención uralezas turaleza ciales, la es y real ausa que teriores, un hecho negación RNÁNDEZ Ramón Fernández Calvo de su condición de derecho subjetivo entre otras causas en que carece de acción. Con ello se concluye que se trata de un acto jurídico que además es un acto posesorio. Un acto jurídico que entre otros efectos provoca la aparición de la excepción a la restitución reclamada de la cosa. 5. Defensa doctrinal y jurisprudencial de la concepción del pignus gordianum como un derecho de retención En general los autores, basados en la importante Sentencia del Tribunal Supremo de 24 de junio de 1941 (primera que se ocupaba del pignus gordianum y a la que ha seguido por parte del Alto Tribunal en dicha materia tan sólo la de 21 de febrero de 1997) se inclinan por concebir el remedio contemplado en el art. 1866.2 Código Civil como un supuesto de retención. Llama la atención también que con ocasión de la exposición de la indicada opinión sobre que el pignus gordianum es un caso de retención no se pronuncia la doctrina sobre si es un derecho de retención personal, real, como institución procesal sino que para alcanzar la conclusión de como es preciso acudir a lo expuesto por el autor en cuestión con ocasión del tratamiento de la retención. Es preciso adelantar, como ya apuntamos que el Tribunal Supremo en la Sentencia de 24 de junio de 1941 dijo que “el derecho de retención otorgado al acreedor prendario, como prórroga de la facultad de retener (...) está limitado y circunscrito a las relaciones entre acreedor y deudor y constituye defensa de éste y no privilegio con relación a terceros”. En cualquier caso, ha sido afirmado sustentándose en la meritada 115 La extensión de la prenda a una segunda garantía Sentencia de 24 de junio de 1941 que “existe unanimidad doctrinal en que el supuesto regulado en el art. 1866.2, si bien amplia temporalmente las facultades de retención posesoria del acreedor pignoraticio hasta que ambos (o más) créditos hayan sido satisfechos, no le otorga preferencia crediticia respecto de cuanto se le adeude a causa de la segunda (o sucesiva) deuda”161. Afirmación en la que no podemos, sin embargo, estar de acuerdo, no concurriendo la dicha unanimidad. Es lo cierto que se defiende que se da la repetida unanimidad desde la que se califica de “espléndida” Sentencia (habiéndosele hecho a la misma otros elogios, tales como que “es quizá una de las Sentencias mas completas de nuestra jurisprudencia civil, tanto por el rigor de los razonamientos que en ella se van escalonando como por la profundidad de la erudición en el manejo de los antecedentes históricos y del derecho comparado de que hace gala”162), encontrándose entre los no tan escasos defensores de la naturaleza pignoraticia del pignus gordianum varios anteriores a la misma (concretamente en una monografía de los años 20 sobre la retención163 y en unos comentarios decimonónicos sobre el Código civil164). 161. LASARTE ÁLVAREZ, C.: Op. cit., 50. En el mismo sentido a proclamar una inexistente unanimidad doctrinal GUILARTE ZAPATERO (Op. cit., pág. 428 dice que la generalidad de nuestros autores coincide con la doctrina sentada por la importante sentencia de 24 de junio de 1941. 162. DIEZ PICAZO, L.: “Comentario a la Sentencia del Tribunal Supremo de 24 de junio de 1941”... Pág. 392. 163. VIÑAS MEY, J.: Op. cit. 164. BONEL Y SÁNCHEZ, L.: Código Civil español: concordado y comentado con el derecho foral vigente en Cataluña, Aragón, Navarra y demás territorios aforados con la Jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia y con los códigos civiles de la mayor parte de los países de Europa y América, A. López Robert, impresor, Barcelona, 1891. 116 La situa de 1941 supuesto Pero aún se adhie no unán la prolo segunda sobre el En la m respecto por la c prenda) prorroga el ejercic parece a gordiano de 1941 únicame del acree Y aún e inapelab “parece” de una p 165. GULL 166. PUIG trinal en mente las ambos (o a respecto erdo, no d desde cho a la ncias mas namientos dición en que hace es de la a misma ención163 inexistente eneralidad ia de 24 de Ramón Fernández Calvo La situación cambia obviamente al dictarse la contundente Sentencia de 1941 que opta decididamente por calificar el pignus gordianum de supuesto de retención. Pero aún así, repetimos, si bien son muy numerosos los autores que se adhieren a tal tesis, otros dicen con mayor acierto que la misma es, no unánime, sino dominante, aunque añaden que la cuestión de si la prolongación de la retención significa afección de la garantía a la segunda deuda es “dudoso”165 con lo que no se pronuncia expresamente sobre el problema. En la misma línea de no revestir de rotundidad sus afirmaciones al respecto se ha dicho que pese a lo que pueda parecer (sobre todo por la colocación de la regla entre las relativas al derecho real de prenda) seguramente ha de prevalecer el criterio de que esta retención prorrogada en relación con una nueva deuda sobrevenida no implica el ejercicio de un verdadero derecho real, viéndose adverado que no le parece a dicho autor tan clara la condición de retención del remedio gordiano por el hecho de que no se utiliza la Sentencia de 24 de junio de 1941 para apoyar tal condición, sino que se hace recurso a ella, únicamente para defender la falta de privilegio sobre el precio a favor del acreedor pignoraticio respecto de la segunda deuda166. de junio de Y aún encontramos alguna opinión autorizada más que no afirma inapelablemente que estemos ante una retención, sino que dice que “parece” que se trata de una simple facultad de retención posesoria, no de una prórroga de la prenda, lo cual se afirma, al igual que en los otros el derecho a Jurispruparte de los 165. GULLÓN BALLESTEROS, A.: Op. cit., pág. 221. 166. PUIG BRUTAU, J.: Op. cit., pág. 36 ss. 117 La extensión de la prenda a una segunda garantía casos sobredichos, dictada que había sido la repetida Sentencia de 24 de junio de 1941167. Y habiéndose dicho, igualmente que en esta línea “‘Suponemos’ que la facultad de enajenación que asiste al acreedor prendario (...) no puede utilizarla sino con respecto a la primera obligación (...)”168. En suma, que dentro de la posición dominante consistente en concebir el remedio gordiano como caso de prenda, hay un grupo de autores que la sostienen, pero a juzgar por las expresiones utilizadas, no con la concepción de infalibilidad que asume el Tribunal Supremo en la tan repetida Sentencia. En cualquier caso, la mayor parte de los defensores de que el pignus gordianum reviste naturaleza de retención, no lo argumentan mayormente o bien se apoyan en la tan repetida Sentencia169. Al margen de los argumentos de la Sentencia por remisión a la misma, se ha defendido la condición de retención del pignus gordianum en base 167. LACRUZ BERDEJO, J. L.: Op. cit., pág. 152. a que “l su nombr por aque distintos n aunque contract constituc De otro el nuevo segunda constituy obligació argumen buena fe acreedor garantiz dibujar e que con obligació 168. SCAEVOLA, Q.M.: Op. cit., pág. 363. 169. Así se observa en PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS, M.: Derechos Reales. Derecho Hipotecario, T. II, Centro de Estudios Registrales, Madrid, 2001, pág. 62; CASTÁN TOBEÑAS, J.: Op. cit., pág. 509; DIEZ PICAZO, L. y GULLÓN BALLESTEROS, A.: Op. cit., pág. 433; DIEZ PICAZO, L.: Op. cit., pág. 393; PUIG PEÑA, F.: Tratado de derecho civil español. T. III, Vol. 2, Revista de Derecho Privado cop., Madrid 1951-1965, pág. 427; O’CALLAGHAN MUÑOZ, X.: Código Civil comentado y con jurisprudencia, La Ley Actualidad, Las Rozas, 2001, pág. 1780; GUILARTE ZAPATERO, V.: Op. cit., pág. 428 y 429; CARRASCO PERERA, Á., CORDERO LOBATO, E. y MARÍN LÓPEZ, M. J.: Op. cit., pág. 836; ALBALADEJO, M.: Curso de derecho civil español..., pág. 427; SERRANO ALONSO, E.: Op. cit., pág. 1883; LASARTE ÁLVAREZ, C.: Op. cit., pág. 50; SANCHO REBULLIDA, F. DE A.: Op. cit., pág. 249; CORDERO LOBATO, E.: Op. cit., pág. 2088; ALBÁCAR, J. L. y SANTOS BRIZ, J.: Op. cit., pág. 756 y SANTOS BRIZ, J.: Derecho civil teoría y práctica. Tomo II , EDERSA, Madrid, 1977-1979, pág. 662 y ESPIN, D.: Manual de derecho civil español, Revista de Derecho Privado, Madrid, 1977, pág. 555. 118 6. Aná postur Rebatido 170. Es mí posibil su part más co 171. BONE ia de 24 sta línea prendario ”168. concebir autores no con la en la tan el pignus ormente a misma, en base echo HipoTOBEÑAS, ., pág. 433; español. T. LLAGHAN Las Rozas, CO PERELBALADEp. cit., pág. A.: Op. cit., TOS BRIZ, , EDERSA, Revista de Ramón Fernández Calvo a que “la prenda como contrato real que es, y generador del derecho real de su nombre, sólo debe alcanzar en sus efectos a lo específicamente estipulado, por aquello de que no pueden extenderse los efectos de los contratos a casos distintos ni cosas diferentes de aquello que los contratantes quisieron estipular”, aunque supone un argumento sólo aplicable a las prendas con origen contractual, cuando se ha sostenido por algún autor la posibilidad de constitución por otro medio170. De otro lado, se ha fundado la oposición a la postura según la cual el nuevo contrato celebrado por el deudor en cuya virtud contrae la segunda deuda retrotrae sus efectos a la fecha del primero en que se constituyó la prenda171 –que supone la extensión de ésta a la nueva obligación– en el perjuicio que se causaría a terceros acreedores, argumento que no es bastante, en cuanto mal podría predicarse la buena fe de éstos si son sabedores de la tenencia de la cosa por el acreedor pignoraticio, a lo que se añade que quedan suficientemente garantizados en la medida en que, como expondremos con ocasión de dibujar el régimen jurídico aplicable al pignus gordianum, será menester que conste por instrumento público la certeza de la fecha de la nueva obligación, a fin de que sea oponible a ellos. 6. Análisis de la jurisprudencia fundamentadora de la postura de la retención Rebatidos los dos argumentos específicos que se han dado por parte 170. Es mítica la postura de ALBALADEJO (Op. cit., pág. 422 ss) en el sentido de defender la posibilidad de constitución de prenda mediante usucapión y actos de última voluntad. Por su parte, CASTÁN (Op. cit., pág. 506) dice de la constitución por contrato que es el “modo más corriente de constitución” y que el Código toma en consideración). 171. BONEL Y SÁNCHEZ, L.: Op. cit., 865. 119 La extensión de la prenda a una segunda garantía de la doctrina para fundar que el pignus gordianum es un supuesto de retención, hay que analizar las dos Sentencias del Tribunal Supremo que fundamentan tal postura, siendo que, como se apuntó la que se ha tomando más en consideración es la Sentencia de 24 de junio de 1941, luego citada por la de 21 de febrero de 1997. En esta Sentencia de 1941, como ha destacado la doctrina172, el sustrato fáctico era que la Casa Baüer y Compañía había concertado escalonadamente con el Banco de España la apertura de varias cuentas de crédito, entregando en prenda valores diversos y endosándole, mientras existieron relaciones normales, letras de cambio. Declarada judicialmente la Casa en estado de suspensión de pagos en concepto de insolvencia provisional, el Banco de España que se abstuvo completamente durante el procedimiento, figuró tanto en el concepto de acreedor privilegiado por el importe de los créditos garantizados con prenda de valores, como en el de acreedor ordinario por el de las letras de cambio descontadas. Aprobado judicialmente el Convenio entre la suspensa y sus acreedores, sin que el Banco de España lo suscribiese, ni lo impugnase, se concretó en el Convenio la situación de éste como acreedor pignoraticio, prescribiendo que una vez satisfecho este crédito, cesaría el privilegio primitivo, que en ningún caso se extendería a otras deudas por la Sociedad con los mismos acreedores. Tras la instancia y la apelación en que se reconocieron las pretensiones de la parte actora (Comisión Liquidadora) se formalizó contra la Sentencia ultimadora de la alzada, recurso de Casación por el Banco 172. BONET RAMÓN, F.: Op. cit., pág. 412 ss. 120 de Espa casa Baü los créd con post exigibles que resp con toda Los razo En prim diciendo 2 del art ampara especialm de los ga exclusiva no afecta implicad Al respe prenda n también razón de quiere, e Continú español todos lo concibe uesto de Supremo ue se ha de 1941, na172, el ncertado cuentas sándole, eclarada oncepto abstuvo oncepto ntizados el de las eedores, concretó oraticio, rivilegio s por la ensiones ontra la el Banco Ramón Fernández Calvo de España fundado en que la garantía prendaria constituida por la casa Baüer ampara con idéntico alcance e igual trascendencia no sólo los créditos a que aquélla se afectó especialmente sino todos los que con posterioridad se contrajeron entre las mismas partes y que fueran exigibles antes de satisfacerse la deuda originaria (ex art. 1866.2 Cc) y que respecto de estos últimos tiene el recurrente derecho de abstención, con todas las consecuencias de ello. Los razonamientos de la Sentencia son los que siguen. En primer lugar, identifica el problema sometido a consideración diciendo que consiste en precisar el alcance que debe darse al párrafo 2 del art. 1866 CCE, lo que se focaliza en determinar si, efectivamente ampara la prenda con igual trascendencia y alcance a los créditos no especialmente garantizados con prenda pero exigibles antes del pago de los garantizados, o bien que el juego del derecho de retención a que exclusivamente hace referencia el indicado precepto del Código civil no afecta con fuerza de privilegio al derecho de los acreedores comunes implicados en la suspensión de pagos. Al respecto el Alto Tribunal comienza aclarando que el derecho de prenda no se caracteriza solamente por una facultad de retención, sino también por la facultad de enajenar las cosas pignoradas, por lo que en razón de la concurrencia de la facultad de retener no se puede, como se quiere, equiparar la institución gordiana con la prenda. Continúa el Tribunal Supremo diciendo que si bien el Derecho positivo español no contiene una teoría general del derecho de retención, en todos los casos en que se hace referencia al derecho de retención se concibe no como una ampliación del derecho originario sino como 121 La extensión de la prenda a una segunda garantía una facultad de mantener la tenencia de la cosa por título distinto del originario. A nuestro parecer es encomiable el esfuerzo de síntesis llevado al cabo por el Alto Tribunal buscando una nota común a los casos de retención, con el nada desdeñable reparo de que hay una serie de notas comunes que se extraen también de los diversos casos de retención (a las que se ha hecho referencia a los largo de estas páginas, fundamentalmente en trance de analizar los requisitos para la retención) notas comunes –entre las que descuella el debitum cum re iunctum– en las que en la Sentencia comentada no se repara y que quizá habrían conducido a una solución distinta en cuanto a la determinación de la naturaleza de la figura analizada. A continuación, se da cuenta sucintamente de las diversas posturas sobre la naturaleza de la retención en nuestro derecho para añadir que la posición del derecho español vigente frete al problema suscitado puede inferirse de los antecedentes del precepto discutido, de sus concordancias fundamentales con otros idénticos contenidos en legislaciones afines a la propia y sobre todo de la sistemática del cuerpo legal, no teniendo empacho en acudir a ellos el Alto Tribunal, para fundar su postura de que el derecho de retención otorgado al acreedor prendario, como prórroga de la facultad de retener está limitado y circunscrito a las relaciones entre acreedor y deudor y constituye defensa de éste y no privilegio con relación a terceros. A partir de ahí extrae la conclusión de que como el derogado art. 15 de la Ley de suspensión de pagos sólo incluye entre los créditos privilegiados los garantizados con prendas y este concepto no se identifica, según lo razonado antes, con el derecho de retención aisladamente considerado, los créditos a que alude el art. 1866.2 Cc que sólo se aseguran con derecho de retención, no se incluyen entre los privilegiados. 122 Convien Tribunal Son la L Ley conc persona abstracc la natur la postu discutibl como se especialis que era cumplim satisface De otro conclusi de la ret del pign restringe sospecho Se invoc Ley XX de la ap 173. Cfr. C 174. VIÑA 175. Como da del distinto e síntesis ún a los hay una os casos de estas tos para m cum re ue quizá minación ras sobre r que la o puede rdancias afines a eniendo postura o, como ito a las ste y no . 15 de la legiados según lo iderado, ran con Ramón Fernández Calvo Conviene, pues, detenerse en los fundamentos que llevan a concluir al Tribunal Supremo que estamos en presencia de una mera retención. Son la Ley única, Título 27, Libro VIII del Códex, de la que dice que la Ley concibe el derecho de retención como una excepción de naturaleza personal, por lo que no podía ejercitarse frente a terceros. Ahora bien, abstracción hecha de que, como hemos indicado antes173 ya es discutida la naturaleza del instituto gordiano en derecho romano, no siendo la postura apuntada por el Tribunal Supremo incontrovertida, es discutible que fuera la retención de naturaleza personal, en cuanto que como se ha destacado antes, la retención derivaba no de la exceptio doli especialis que era de naturaleza personal, sino de la exceptio doli generalis que era inherente a la cosa y oponible a cualquiera que pretendiese el cumplimiento el cumplimiento de la prestación por el demandado, sin satisfacer el crédito correspondiente.174 De otro lado, no puede pasarse por alto el que se ve empañada la conclusión alcanzada por el Tribunal Supremo sobre el carácter personal de la retención en derecho romano (por lo menos en lo tocante al caso del pignus gordianum) por cuanto que el fragmento que el Rescripto restringe los efectos de la institución a las partes es sobremanera sospechoso de interpolación175 Se invoca también el precedente de las Partidas (Partida V, Título 13, Ley XXII) que establecían también, como hemos visto, la limitación de la aplicación de la figura a las partes y sus herederos. Pero con 173. Cfr. Capítulo 1, 2.4. 174. VIÑAS MEY, J.: Op. cit., pág. 109. 175. Como se ha señalado más arriba está escrito en tercera persona, frente al uso de la segunda del singular del resto del rescripto. 123 La extensión de la prenda a una segunda garantía tal invocación obvia el Alto Tribunal que cuando la Ley ha querido establecer la limitación de los efectos de la figura exclusivamente a las partes, como acaece en las Partidas –y también en el precedente romano– y, antecedente silenciado por el Tribunal Supremo, en el Proyecto de código civil de 1836, aunque limitado éste a la garantía de las mejoras hechas por el acreedor en las cosas dadas en prenda para la conservación y custodia de ésta176, ha hecho tal limitación expresamente. En consecuencia, si frente a los precedentes en que se hace una limitación a la persona de acreedor y deudor de la eficacia del remedio gordiano, en el Código Civil español vigente no se contiene tal limitación, hay que concluir que la eficacia no es meramente personal. Y por tanto, siendo ésta eficacia sólo personal el único fundamento del Tribunal Supremo para hablar de que en el pignus gordianum hay una retención, habrá decaído tal fundamento. Además, que puestos a tomar en cuenta precedentes, es menester significar que parecía apuntar a la existencia a favor del acreedor en garantía de la deuda no especialmente asegurada de un auténtico derecho de prenda el propio proyecto de 1836, por más que consagrara el cese de la que llamaba retención por la enajenación de la prenda por parte del deudor, en cuanto que establecía que en tal caso debía el deudor dar al acreedor otra cosa de valor suficiente a cubrir el de la deuda y el de los mencionados gastos177. Se imponía como una suerte de subrogación real forzosa, pero no se liberaba el deudor enajenando la cosa. 176. Art. 1706 del Proyecto. 177. Art. 1707 del Proyecto. 124 Otro tan Códigos del pign garantía Quinto d al régim suficient asunto g fundame Gordian si consag o uno de Casación comenta gordiano es una co Es decir, de reten (como lo Y débil 178. Como Senten de 31 deposi en pre cuento que no a 1866 un priv eficazm contra da. Y e querido mente a ecedente o, en el garantía prenda mitación mitación ordiano, ión, hay or tanto, Tribunal tención, menester edor en uténtico nsagrara prenda so debía el de la na suerte jenando Ramón Fernández Calvo Otro tanto debe decirse respecto al apoyo en los precepto de otros Códigos, puesto que hay casos, como el catalán, en que una modalidad del pignus gordianum durante años (de la primitiva Ley 22/1991 de garantías posesorias sobre cosa mueble, hasta la Ley 5/2006, del Libro Quinto del Código civil de Cataluña) ha sido sometida expresamente al régimen de la prenda. Como también nos parece que no es apoyo suficiente el que la jurisprudencia italiana178 haya alcanzado a ver en el asunto gordiano un caso de retención, puesto que, entre otras cosas el fundamento del precepto italiano análogo es igualmente el Edicto de Gordiano, respecto del que ya lo hemos dicho se duda por la doctrina si consagra en garantía de la segunda deuda un derecho de retención o uno de prenda. A ello se añade que no tiene empacho el Tribunal de Casación de Florencia de 1882 (en Sentencia en la que se basa la aquí comentada) para apreciar la procedencia de la aplicación del remedio gordiano en un caso en que lo pignorado eran 500 kg. de capullo, esto es una cosa fungible y que pasaba a ser propiedad, como tal del acreedor. Es decir, se reconoce que se ejerce sobre un bien fungible un derecho de retención, cuando como se ha visto, tales bienes son insusceptibles (como los propios del “sedicente retenedor”) de retención. Y débil fundamento parece también el de la doctrina cuando, como 178. Como advierte BONET RAMÓN (Op. cit., pág. 418), un caso muy similar al resuelto por la Sentencia comentada fue resuelto por la Sentencia del Tribunal de Casación de Florencia de 31 de marzo de 1882, que versaba sobre que en el Banco Popular de Vicenza estaban depositados cerca de 500 Kg. de capullo, propiedad de un prestatario que los había dado en prenda. Pagado el préstamo, el Banco seguía siendo acreedor por otro título, el de descuento de letras y pretendía venderlos para cobrarse con privilegio. La Sentencia declaró que no es la extensión de la prenda a otros créditos lo que concede el art. 1888 (equivalente a 1866 español) sino un derecho de retención bien distinto de la prenda. Esta atribuye un privilegio a ser pagado con la prenda con preferencia a toda otra persona y se ejercita eficazmente, incluso frente a terceros. El derecho de retención es una defensa del acreedor contra el deudor, que una vez pagada la primera deuda pretenda la restitución de la prenda. Y esta defensa puede ejercitarse sólo contra el deudor y no contra terceros. 125 La extensión de la prenda a una segunda garantía hemos de ver inmediatamente hay diversos autores que sostienen que lo que subyace en el asunto gordiano es un derecho de prenda en garantía de la deuda exigible antes de haberse pagado la especialmente garantizada con prenda. El reproche fundamental a la Sentencia es, no obstante, el haberse quedado al hacer la abstracción de notas comunes de los casos de retención en la de que ésta se concibe no como una ampliación del derecho originario sino como una facultad de mantener la tenencia de la cosa por título distinto del originario. Y ello, cuando como se ha señalado, existen otras notas comunes a los casos de retención, cuya consideración habría evidenciado que no nos encontramos ante un caso de la misma, toda vez que cabe el remedio gordiano, en los términos que se han indicado aún, cuando el acreedor no tenga la detentación de la cosa; procede en relación (dada la falta de límites por razón del objeto) con cosas fungibles179; relacionado con lo anterior, cabe respecto de cosa propia y lo que es fundamental no concurre el requisito del debitum cum re iunctum en el crédito por razón del cual se confiere el aseguramiento por el art. 1866.2 Cc. El otro pronunciamiento jurisprudencial que se ha ocupado del pignus gordianum ha sido la otra también citada Sentencia del Tribunal Supremo 179. Y así lo reconoce en un caso análogo el citado Fallo del Tribunal de Casación de Florencia de 1882, a lo que se añade que el caso resuelto por el Tribunal supremo en la Sentencia comentada podría ser de cosa fungible, en cuanto que lo pignorado eran valores. Debe significarse, además, en apoyo de la incorrecta calificación por la Sentencia del Tribunal Supremo de 1941 del remedio gordiano como supuesto de retención, que el caso que contempla la misma es relativo a pignoración de valores, habiéndose señalado por la doctrina (Cfr. PUIG BRUTAU, J.: Op. cit., pág. 26) que la prenda irregular también puede existir en el caso de títulos valores entregados en garantía. Por tanto, admite el Tribunal Supremo la procedencia de la figura gordiana en relación con cosas fungibles, lo que es incompatible con la conceptuación de la repetida figura como retención. 126 de 21 d Sentenci concluir al acreed otras deu que dicha deudas” p terceros a Los mis merece sustenta señalars de la de remedio “tenga ve con la pr vencimie garantiz Además, de que s sea dabl caso resu era obje ejercía e nen que enda en almente haberse casos de ción del tenencia mo se ha ón, cuya e un caso érminos entación azón del respecto isito del nfiere el el pignus Supremo e Florencia a Sentencia ores. Debe el Tribunal so que conla doctrina e existir en Supremo la compatible Ramón Fernández Calvo de 21 de febrero de 1997, la cual reitera la doctrina de la anterior Sentencia de 24 de junio de 1941, haciendo remisión a la misma, para concluir que “lo que se pretende en el artículo 1866 del Código civil, es otorgar al acreedor la facultad de prorrogar la retención de la cosa dada en prenda a otras deudas, en principio no garantizadas con tal prenda, pero ello no significa que dicha prenda pueda ser realizada en caso de incumplimiento en “esas otras deudas” para su satisfacción, y ni mucho menos, que con ello pueda perjudicarse terceros afectados por la deuda principalmente garantizada”. Los mismos reparos que la Sentencia a cuya fundamentación remite merece esta última Sentencia que no añade en apoyo de la postura sustentada por ambas nuevos argumentos. Además de ello, debe señalarse que incurre la Sentencia ahora objeto de atención, respecto de la delimitación de los requisitos para que proceda la aplicación del remedio gordiano en la inexactitud de exigir que la segunda deuda “tenga vencimiento anterior a la primera que se constituyó y que está garantizada con la prenda”, cuando como se ha visto, exige el Código civil que el vencimiento de dicha segunda deuda sea anterior, no al de la deuda garantizada, sino al pago de ésta. Además, abundando en lo ya dicho hasta aquí respecto a que la posibilidad de que sean objeto de pignus gordianum bienes fungibles empaña que sea dable conceptuar éste como retención, hay que significar que en el caso resuelto por la Sentencia del Tribunal Supremo de 1997, lo que era objeto de pignoración, y consecuentemente respecto de lo que se ejercía el pignus gordianum, era un depósito irregular. 127 La extensión de la prenda a una segunda garantía II. El aseguramiento de la segunda deuda como derecho de prenda 1. Defensores de esta postura La alternativa a concebir como retención el aseguramiento del crédito quirografario es no concebir como tal –quirografario– este segundo crédito, sino como un crédito igualmente pignoraticio, lo que derivaría de concebir que se extiende a él la prenda que garantizaba la primera deuda. Esta postura no sostenida mayoritariamente, como está dicho, ha contado sin embargo con diversos adeptos, ya entre los comentaristas decimonónicos. Como quiera que hemos enervado los argumentos de la concepción de la figura gordiana como retención, queda expedita la admisión de su alternativa conceptuación como prenda, con lo que basta con mostrar adhesión a los argumentos, de todo punto acertados, de los defensores de esta concepción. Entre los citados autores decimonónicos se sostuvo180, así, que “(...) la prenda hija de una convención expresa se (...) –extiende– a la responsabilidad de una segunda deuda exigible antes de haberse pagado la primera, pues si el acreedor no pide otra prenda para la seguridad de esa posterior obligación, será por conceptuar que la prenda constituida antes basta para la seguridad y pago de las deudas(...)”, para añadir que “un nuevo contrato por el que un deudor contra una nueva deuda con una persona, retrotrae sus efectos a la fecha del primero en que se constituyó la prenda, y retrotrayendo sus efectos, según el precepto que nos ocupa, como que el acreedor que obtiene una prenda se hace de 180. BONEL Y SÁNCHEZ, L.: Op. cit., pág. 865. 128 preferente perjudica creada e sobre su Sin llega pignus go de 1941 compart aludirse del débit omite p menos e de la con 181. El ejem y éste l contra julio le ciembr en 5,00 tambié Santiag en 11 d pignor 3,000, un rem pero d préstam constit contra ca á los respect 182. VIÑA Ramón Fernández Calvo deuda preferente derecho á los demás acreedores, respecto al valor de la cosa pignorada, perjudicará á los acreedores que tuvieren derechos anteriores a la segunda deuda creada e favor del que obtuvo la prenda”. Y por si quedara alguna duda sobre su concepción del pignus gordianum lo expresa con un ejemplo181. l crédito segundo derivaría primera Sin llegar a decantarse expresamente por la naturaleza pignoraticia del pignus gordianum, con anterioridad a la Sentencia del Tribunal Supremo de 1941 observamos en un trabajo sobre la retención182 que no se compartía que revistiese este carácter el pignus gordianum, pues tras aludirse a la esencialidad en todos los casos de retención del requisito del débitum cum re iunctum, al relacionar tales casos de retención se omite precisamente la mención al asunto gordiano. Postura que al menos es más coherente que la de los que sostienen igual esencialidad de la conexidad y luego conceptúan como supuesto de retención el de cho, ha ntaristas entos de expedita n lo que ertados, e “(...) la sabilidad pues si el ción, será ad y pago n deudor fecha del según el e hace de 181. El ejemplo dice así ”Juan presta a Diego 3,000 pesetas para pagarlas el 2 de enero de 1892, y éste le da en prenda un mueble que vale 5,000 ptas, con fecha 11 de abril de 1891. Juan contrae nuevas deudas con Santiago y Pedro, en 1º de Mayo de 1891, y más tarde, el 15 de julio le pide a Diego otras 1,000 ptas., que éste le presta con al que se las pague el 15 de diciembre de 1891. Conforme lo prevenido en el precepto que nos ocupa, la prenda valorada en 5,000 ptas., no solo responde de las 3,000 ptas., primer préstamo de Diego, sino que también del 2º préstamo hecho por el mismo Diego con posterioridad a los efectuados por Santiago y Pedro; por lo tanto, si aplicamos este precepto, como que la prenda constituida en 11 de abril por su primer crédito de 3,000 pesetas, le da prioridad en el valor de la cosa pignorada sobre los otos acreedores, podría perfectamente cobrarse en 2 Enero del 92 sus 3,000, ptas. caso de incumplimiento expontáneo –sic– por parte de su deudor, quedando un remanente de 2,000 ptas, que podrá embargar y aprovechas los demás acreedores; pero desde el momento que Diego puede retrotraer los efectos del segundo contrato de préstamo (posterior á los de Santiago y Pedro) a la época del primer contrato, y la prenda constituida en 11 de abril de 1891, no solo responde de las 3,000 pesetas, objeto del primer contrato, sino de las 1,000 del último préstamo con lo cual no cabe duda de que se perjudica á los acreedores intermedios anteriores en tiempo y, por consiguiente de mejor derecho respecto al 2º crédito del –sic– Diego”. 182. VIÑAS MEY, J.: Op. cit., pág. 110 y 111. 129 La extensión de la prenda a una segunda garantía pignus183, en el que falta, como está dicho, este requisito. Años más tarde se diría en un nuevo trabajo sobre la retención184 se daría un paso más diciéndose que es inadmisible el punto de vista de que no es precisa en todo caso para la retención la conexión o conexidad. Y ello porque en tal caso el aparente retenedor está excepcionando con la exceptio inadimpleti contractus y no con la excepción propia de la retención. Se continúa diciendo que en el caso del art. 1866.2 Cc no se trata de un gasto hecho en la cosa pignorada, aunque podría serlo, para concluir que si lo es, hay retención. En otro caso, si es otro tipo de crédito, queda constituida legalmente una segunda prenda, con todas sus consecuencias. Así, resulta de la dicción literal del precepto que habla de la “sujeción de la prenda a la seguridad de la segunda deuda”, además de calificarse la figura legalmente como “prenda”. Por tanto, en virtud del principio in claris non fit interpretacio, de lo que se trata es de un nuevo derecho real de prenda para la garantía de segunda obligación, ordenado por precepto imperativo. En relación con este argumento literal, que compartimos plenamente, se ha dado cuenta185 de que el mismo es fundamento para la concepción por parte de la doctrina francesa del instituto gordiano 183. ROGER, M.: Op. cit., pág.104, 105 y 110, en que el citado autor nos dice que es requisito esencial de la retención entre otros la existencia de un crédito conexo con la cosa que se ha de restituir, faltando el cual –añade– no es posible concebir el derecho de retención legal; para, a continuación al enumerar los casos de retención en el derecho español citar el del asunto gordiano. como pr que se p civil fran trata de u seguridad no se fiab vez se rep concluye tales pal “aunque segunda En lo de naturale mientras del mismo aunque n dispuesta un encom argumen Desde e gordianu auténtic en una é 186. BORR 1955, p 184. CANO MARTÍNEZ DE VELASCO, J. I.: Op. cit., pág. 71. 185. BONET RAMÓN, F.: Op. cit., pág. 416. 130 187. ÁLVAR 1986-1 se daría a de que nexidad. ionando pia de la 2 Cc no ría serlo, o tipo de on todas sujeción alificarse principio derecho ado por amente, para la gordiano es requisito a que se ha nción legal; citar el del Ramón Fernández Calvo como prenda. Concretamente dicho sector doctrinal galo se basa en que se pronunciaron las siguientes palabras en la discusión del Código civil francés, del que bebe directamente el nuestro: “observamos que se trata de una deuda contraída después de la constitución de la prenda para la seguridad de la primera. Al exigir esta prenda, el acreedor ha demostrado que no se fiaba de la persona de su deudor; y la seguridad que aquél ha recibido una vez se reputa que también la ha recibido para garantía de su segundo crédito”, concluyendo que el texto legal corresponde al concepto contenido en tales palabras como lo prueba precisamente la parte final del precepto: “aunque no se hubiera pactado la sujeción de la prenda a la seguridad de la segunda deuda”. En lo demás, mientras en ocasiones se ha afirmado186 sin más que la naturaleza del instituto estudiado es la de prenda, diciéndose que “si mientras está vigente la prenda el deudor contrajese una nueva deuda a favor del mismo acreedor, la prenda se extiende a garantizar esta segunda obligación, aunque no se hubiese estipulado. Esta ampliación o prórroga de la prenda viene dispuesta por el art. 1866.2 del Código Civil”, se ha hecho en otros casos un encomiable esfuerzo por argumentar la tesis fundamentalmente con argumentos históricos. Desde esta perspectiva se ha dicho187 que la interpretación del pignus gordianum como mero derecho de retención no sería la interpretación auténtica de la constitución del emperador Gordiano que se promulga en una época de inflación monetaria y con fines de garantía. Se añade 186. BORRELL SOLER, A. M.: Derecho Civil Español. Derechos Reales, Barcelona, Bosch, 1955, pág. 638. 187. ÁLVAREZ-CAPEROCHIPI, J. A.: Curso de derechos reales. Volumen II, Civitas, Madrid, 1986-1987, pág. 131 ss. 131 La extensión de la prenda a una segunda garantía que el pignus gordiano era un auténtico pignus y no una mera retención. Lo cual se funda en la naturaleza formal de la garantía y se aproxima a la figura moderna de las hipotecas de seguridad o a la reserva de rango. Y aún acertadamente se añade que todo ello por los beneficios que daba en época de inflación al deudor aplazar los pagos, que aconsejan medidas radicales de garantía y seguridad de los créditos. En fin, se explica que la deformación de la naturaleza del pignus gordianum se hace por los autores del derecho común esforzados en fundar las garantías reales en la voluntad y sin atender al principio supremo de la tutela del crédito. En lo demás, se han traído a colación también como argumentos en pos de la configuración del pignus gordiano como prenda los de que tal pignus ha generado la discusión entre los interpretes acerca de su naturaleza, hasta el punto que los doctores del ius comune construyeron la denominada retentio pro alia pecunia para identificar esta peculiar retención, a la que faltaba su principal requisito: la conexión entre el crédito y la cosa. Abunda en ello la literalidad del precepto, de su antecedente de 1851 y la glosa del principal autor de este último que, apuntan hacia su conceptuación como prenda. A lo que se añade que, a diferencia del Code, nuestro Código Civil acoge la categoría de las prendas legales, con lo que no se enfrenta con el sistema dela conceptuación del pignus gordianum como prenda188. 2. Nue Réstano de junio como pr entende caracter la facult puede e primero Y ello p acertada a la reali de garan poder qu cuenta d patrimo surgen p obligato basadas, universa jueces, pág. 45 188. ABRIL CAMPOY, J. M.: Op. cit., pág. 1898. Ahora bien, no faltan autores que niegan que la normativa legal de la prenda permita la constitución de la misma independientemente de la voluntad del deudor (Cfr. GÓMEZ CALERO, J.: “Derecho de “retener en prenda” del art. 1600 del Código Civil y su problemática respecto de los vehículos de motor”, en Anuario de Derecho civil, 1966, pág. 1073 ss) aunque nos inclinamos como ABRIL CAMPOY por la defensa de la procedencia de la prenda legal en nuestro derecho, como ya se sostenía antes de la promulgación del Código Civil (TAPIA, E. DE.: Febrero novísimo o Librería de 132 189. FERR en Anu 190. MOR fesor B Almerí tención. roxima a e rango. cios que consejan el pignus ados en principio entos en s de que ca de su truyeron peculiar ón entre epto, de e último se añade ategoría ma dela niegan que entemente prenda” del ”, en AnuaL CAMPOY se sostenía Librería de Ramón Fernández Calvo 2. Nuevos argumentos a favor de esta configuración Réstanos, volviendo a la repetida Sentencia del Tribunal Supremo de 24 de junio de 1941, apuntar como argumento a favor de la conceptuación como prenda del instituto gordiano, que no asiste la razón, a nuestro entender, al Alto Tribunal al suponer que el derecho de prenda no se caracteriza solamente por una facultad de retención, sino también por la facultad de enajenar las cosas pignoradas, de lo que colige que no puede equipararse la institución del párrafo 2 del art. 1866 con la del primero. Y ello porque pese a lo que prima facie pudiera parecer, tal y como acertadamente ha sido destacado por la doctrina189, la idea del derecho a la realización del valor no representa la esencia de los derechos reales de garantía, en cuanto no puede afirmarse que su titular adquiera un poder que no le correspondería si no fuera titular de ese derecho, habida cuenta de que todo acreedor tiene un derecho de agresión contra el patrimonio de su deudor (art. 1911 CCE). Así, las garantías reales, que surgen para contrarrestar el posible incumplimiento de una relación obligatoria, son apoyatura al crédito originario, adición a las garantías basadas, en nuestro derecho, en el principio general de responsabilidad universal, contenido en el citado art. 1911 del Código Civil190. jueces, abogados y escribanos. Tomo II, Imprenta de Ildefonso Mompie, Madrid, 1828, pág. 455) y reiteran otros autores (Cfr. SANTOS BRIZ, J.: Op. cit., pág. 665). 189. FERRANDIS VILELLA, J., “Introducción al estudio de los derechos reales de garantía”, en Anuario de Derecho Civil, T. XIII, Fascículo I, Enero-Marzo, 1960, pág. 47. 190. MORENO QUESADA, L.: “Sobre la garantía real de los créditos”, en Homenaje al profesor Bernardo Moreno Quesada, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería, Almería, 2000, pág. 1185. 133 La extensión de la prenda a una segunda garantía Desde este punto de vista se ha añadido que el mecanismo de las garantías reales responde al esfuerzo de la técnica para dotar de eficacia absoluta a los derechos relativos. Sólo que en el caso de la prenda falla dicho intento de dotar de eficacia absoluta el poder de agresión, o lo que es lo mismo, entendiendo –como lo hacemos– que para poder ser esencial de un determinado derecho real una facultad como la de realización de valor, la misma ha de ser ejercitable erga omnes, ha de adornarla la reipersecutoriedad, en la prenda no lo es. En efecto, como ha sido señalado, “[E]l acreedor pignoraticio puede pedir judicial o extrajudicialmente la ejecución de la cosa pignorada en caso de incumplimiento por parte del deudor. Para ello debe poner en custodia del tribunal o del notario dicha cosa, lo que implica que ha de tenerla en su poder”191. Así, puede afirmarse que la continuada desposesión del deudor es una exigencia para su plena eficacia frente a terceros192, o lo que es lo mismo para nuestros efectos, que es ejercitable la facultad que nos ocupa en tanto que la cosa esté en poder del acreedor. A este respecto se ha reconocido doctrinalmente193 que en la prenda la pérdida de la posesión implica la pérdida de la garantía real, aunque la mera pérdida de la detentación no implica la pérdida de la garantía, pues durante un año (art. 460.4 CCE) el acreedor pignoraticio podrá ejercitar los interdictos de retener y recuperar la posesión. 191. ARANDA RODRÍGUEZ, R.: La Prenda de créditos, Marcial Pons Centro de Estudios Registrales de Cataluña, Madrid, 1996, pág. 79-80. 192. PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS, M.: Op. cit., pág. 59. 193. ÁLVAREZ-CAPEROCHIPI, J. A.: Op. cit., pág. 124. Con ello se reconoce que no serán oponibles erga omnes, mediante la reipersecutoriedad las facultades pignoraticias, entre ellas el ius distrahendi. Pero tal razonamiento pone también el acento en la absoluta trascendencia que tiene la posesión o retención en la prenda. 134 Abunda haya sal común a obtener referida posesori muebles d prenda qu alcance s Por tant valor, o además acreedor derecho pacto ex (Gai 2, 6 ius vende Por tanto cuando e La esenc la prefe preferen que nos pignorat preferen de la pre La concl o de las e eficacia e eficacia ndiendo rminado a misma oriedad, acreedor e la cosa ebe poner de tenerla esión del eros192, o facultad eedor. A renda la aunque garantía, o podrá tudios serán opontre ellas el scendencia Ramón Fernández Calvo Abunda en que no es ejercitable la facultad de realización de valor así haya salido la cosa de poder del acreedor o del tercero designado de común acuerdo, el que precisamente si tiene sentido tal facultad es para obtener preferencia sobre el precio obtenido de la enajenación. Y la referida preferencia se supedita a lo que se ha llamado la “continuidad posesoria”, al decir el art. 1922.2º Cc que Con relación a determinados bienes muebles del deudor gozan de preferencia: (...) 2º Los (créditos) garantizados con prenda que se halle en poder del acreedor, sobre la cosa empeñada y hasta donde alcance su valor. Por tanto, no es de esencia, de acuerdo con lo dicho, la realización de valor, o ius distrahendi, al derecho de prenda, lo que viene confirmado además de por su no ejercitabilidad de no estar la cosa en poder del acreedor, por el hecho de que, como hemos desarrollado supra, en derecho romano en la primitiva época clásica el acreedor precisaba de un pacto expreso para poder instar la enajenación (Instituciones de Gayo (Gai 2, 64) no siendo hasta el derecho Justinianeo que se configura el ius vendendi como un elemento esencial de la prenda (Cód. 8,33(34),3). Por tanto, no parece de esencia del derecho de prenda el ius distrahendi, cuando en un primer estadio, debía pactarse expresamente. La esencia de la prenda, sería, por tanto, la retención y, probablemente la preferencia sobre el precio obtenido por la venta, siendo que tal preferencia se predica de los créditos “garantizados” con prenda lo que nos aventuramos a expresar como asegurados con la retención pignoraticia y en la medida que se supedita a tal retención la propia preferencia, lo que parece un nuevo argumento a favor de la extensión de la prenda a la segunda deuda. La conclusión, al no poder admitirse la postura del Tribunal Supremo 135 La extensión de la prenda a una segunda garantía sobre la esencialidad a la prenda de la realización de valor, es que debe aceptarse la pretendida equiparación entre la institución del párrafo 2 del art. 1866 (pignus gordianum) y la del párrafo 1º (prenda). A lo anterior debe añadirse, también en pos de la teoría de la naturaleza pignoraticia del aseguramiento de la segunda deuda, que el afín Código Civil francés, al que apela el Tribunal Supremo en la repetida Sentencia de 24 de junio de 1941, no alude a “prórroga de retención”, sino dice que en la hipótesis del pignus gordianum el acreedor no pourra éter tenu de se dessaisir du gage194, esto es, desposeído de la garantía. R 194. Code Civil, Dalloz, París 1995-1996, pág. 1482. 136