Metafísica; Aristóteles

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INTRODUCCIÓN.
La primera cuestión que veo conveniente tratar en esta introducción hace referencia a los motivos que me han
llevado a realizar este analisis de libro cuarto de la ';Metafísica'. Siendo sincero, la principal razón fué la
revisión del examen de la asignatura 'Metafísica I' que realicé con el profesor y en la cual se me hicieron
presentes mis carencias a la hora de exponer mis conocimientos y una falta de profundización en la obra
('Metafisica') que dieron como consecuencia una prueba bastante floja. Por ello, y para intentar subsanar
dichas carencias, me decidí a la hora de realizar el trabajo obligatorio de la asignatura, por tratar un tema
aristotélico. La siguiente cuestión era, al efecto, la de elegir el tema a tratar. Esta cuestión no resultó
complicada de resolver, puesto que, y gracias a las clases y a la materia que en ellas se explicó sobre la
metafísica aristotélica y tras echar un nuevo vistazo a la obra de el de 'el Liceo', el libro cuarto resultaba el
más idoneo para analizar por su importancia en el conjunto de la obra y por sus afirmaciones sobre el ser, la
ciencia que lo estudia y sus principios.
Otra cuestión que he de comentar en esta introducción versa mas sobre algunas caracteristicas de forma del
trabajo. Así pues, comentar que algunos fragmentos extraidos de la 'Metafísica' de Aristóteles (indicados en
cursiva), edicición de Gredos, Madrid 1994, traducción y notas de Tomás Calvo, contienen anotaciones de
este que he decidido no suprimir, puesto que en muchas ocasiones clarifican el contenido y sentido de las
afirmaciones de Aristóteles, y que se veran enmarcadas de la siguiente forma: < >. Las anotaciones que he
introducido yo en algunos parrafos extraidos de la obra de Aristóteles y para una mejor comprensión de los
mismos, a causa de la descontextualización que supone siempre el extraer fragmentos o afirmaciones sueltas,
estaran delimitadas: ( ) y anotadas a pie de página. Por último, apuntar que las refutaciones a las que
Aristóteles hace mención en el capitulo cuarto del libro cuarto han sido clasificadas y enumeradas por Tomás
Calvo sobre el texto mismo (<1>, <2>, <3>,...) y por ello he decidido mantener su estructura en la
clasificación externa
de estas.
ANÁLISIS DEL LIBRO IV DE LA METAFÍSICA.
La primera afirmación del capitulo I del libro IV de la metafísica de Aristóteles dice así: hay una ciencia de lo
que es, en tanto algo que es. (entre 1003 a 15−20), a saber, y a grandes rasgos (puesto que en gran medida
este es uno de los temas principales a tratar en este libro cuarto), que estudia lo real, lo que identificamos
directamente con lo real y que enmarcaría la principal afección del `ser en cuanto ser'. No obstante, con esta
afirmación se ha de esperar una cierta universalidad en el estudio del `ser' a la que hace mención en 1003 a
23: se ocupa (la ciencia del ser) universalmente de lo que es con lo que, aunque aun sin explicación de dicha
afirmación y de las consecuencias predispuestas por esta, es ya reconocible el `enfrentamiento' ineludible con
las llamadas `ciencias particulares' o si esto no ocurriese, la necesidad de éstas de explicaciones por parte de la
`ciencia del ser' en los análisis particulares del mundo. Otra cosa que se deduce de las primeras líneas del
capitulo primero, es la necesidad de unos principios que garanticen la no limitación de esta ciencia en su tarea
de ocuparse del ser y por consiguiente de todo lo real.
Las ciencias particulares también necesitan y buscan principios y causas además de accidentes, pero es la
ciencia de lo que es en tanto que algo es, puesto que buscamos los principios y las causas supremas, es
evidente que estas han de serlo de alguna naturaleza por si misma (1003 a 26−28), la única ciencia que
estudia el ser no en tanto a sus accidentes, si no de forma universal. Este primer capitulo define por lo tanto, a
grandes rasgos, dicha ciencia, que será analizada más profundamente en los capítulos posteriores.
El capitulo segundo da ya por formulada la definición inicial de `la ciencia del ser' y su objeto, y se centra en
su inicio en las diferentes afecciones y sentidos de `lo que es' (la expresión `algo que es' se dice en muchos
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sentidos (1003 a 33)) como primera disertación. Pero esto no se da por mera homonimia (1003 a 35), por lo
tanto, no por equívoco, ya que el ser no es un genero que se dice de maneras diferentes, si no que cada una de
sus acepciones tienen algo común que las une, algo que hace que todas ellas converjan en una por su relación
con la entidad, la `ousia', y tal y como afirma el preceptor de Alejandro a partir de 1003 b 9: 'algo que es' se
dice en muchos sentidos, pero no todos los casos en relación con un único principio: de unos casos por ser
entidades, de otros por ser afecciones de la entidad, de otros por ser un proceso hacia la entidad, o bien
corrupciones o privaciones o cualidades o agentes productivos o agentes generadores ya de la entidad ya de
aquellas cosas que se dicen en relación a la entidad, o bien por ser negaciones ya de alguna de estas cosas ya
de la entidad. De todas estas cosas se ocupa la ciencia del ser, a lo que añade que esto ha de hacerse de forma
unificada, justificando dicha afirmación entre 1003 b 14−20 al decir que una ciencia no solo se ocupa de lo
que tiene un solo significado si no que también se ocupa de lo que tiene una sola naturaleza, que como dice
Aristóteles, tiene a la vez un solo significado y que por lo tanto, los ha de tratar una sola ciencia. Si la ciencia
es unitaria, ha de ocuparse de algo uno, lo primero, eso en lo que las diferentes acepciones del ser recaen, a
saber, la entidad.
Entre 1003 b 18−24 el del Liceo prosigue la justificación de la unidad de la ciencia del ser mediante una
analogía con la gramática, de la cual concluye que a la ciencia del ser le corresponde también el estudio de las
especies de lo que es (1003b22 ). Tras esto, Aristóteles nos explica que `lo que es' y lo `uno' son lo mismo con
y en vistas a esto comienza a deshojar y analizar los problemas que subyacen a la posible homonimia del ser
así como refutar que esta se de. Afirma por lo tanto que hay significados para la misma referencia; para ello
utiliza el ejemplo `hombre' en el que se aprecia que las diferencias entre las diferentes acepciones a dicho
termino no serian tales y que dichas `diferentes acepciones' no serian más que especies de `lo que
es'(1003b34) y su estudio se centraría en el que realiza la ciencia del ser, que es una: hay tantas especies de
`lo que es' cuantas hay de lo `uno' corresponde a una ciencia que es genéricamente la misma dándole además
unidad genérica y determinando aun más su objeto.
Tras desglosar la importancia de la entidad como unificadora de la `ciencia del ser' poniendo de manifiesto
que esta posee categorías, géneros y especies, Aristóteles nos dice que hay igual numero de `filosofías', de lo
que deduce que hay una filosofía primera y una filosofía segunda por la división genérica de `lo que es' y lo
`uno'(1004 a 5). Unas líneas antes nos ha introducido el relevante tema de los contrarios al cual vuelve para
demostrar que el estudio de los opuestos corresponde a una sola <ciencia> (1004 a 9). Para ello afirma que a
la `unidad' se opone la pluralidad(1004 a 9) y que por ello la ciencia del ser ha de resolver los problemas que
derivan de esto, a saber, los opuestos de las nociones mencionadas, es decir, lo diverso, lo desemejante, lo
desigual, así como todos los que se dicen <opuestos>, ya según la multiplicidad y la unidad(1004 a 16−20).
De estas nociones que ha de esclarecer la ciencia del ser Aristóteles señala que propician el paso de la unidad
a la multiplicidad, ya que si lo `uno' posee diferentes sentidos, para estos `muchos sentidos' y para cada uno de
ellos habrá otros tantos sentidos y sin embargo todas las cosas convergen en relación con lo que es
primero(1004 a 25) y por lo tanto, la ciencia del ser tendrá que explicarse de qué modo cada uno de los
sentidos se relaciona con lo que es primero en cada caso de predicación (1004 a 27−29) a saber, la entidad.
De todo lo anterior ha de tratar la ciencia del ser, a lo que Aristóteles , a partir de 1004b y parte del párrafo
anterior añade corresponde al filosofo estudiar todo esto(1004 a 34). No es por lo tanto tarea del matemático,
del aritmético o el físico el estudiar `lo que es en tanto algo que es', no por que en sus estudios estén
equivocados, si no por que la entidad es anterior y nada dicen acerca de ella (1004b 9−10). En este punto
Aristóteles ya ha establecido el `qué' y el `quién' de la ciencia del ser, aunque, y creo que para que no haya
confusión alguna, Aristóteles añade un comentario hacia los sofistas a modo de ataque abogando por el
argumento de la `doxa', a saber, aquella `sabiduría popular' que aun pareciendo sabiduría no lo es: y es que la
dialéctica es tentativa y refutadora sobre aquellas cosas que la filosofía conoce realmente, y la sofística, por
su parte, aparenta ser sabiduría, pero no lo es (1004b 23−26) con lo que pretende eliminar toda equivocación
entre los estudiosos de la ciencia del ser con los de la apariencia, la creencia y la opinión.
Volviendo al tema de los contrarios respecto hacia la cuestión de la unidad y la multiplicidad, y los problemas
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que de ello derivan como el paso de uno al otro, Aristóteles vuelve a hacer hincapié en la unidad de la ciencia
del ser. De estos términos dice el de el Liceo en 1005 a 0−5 que son principios de los contrarios y que (a
partir de 1005 a 5) lo uno, su adquiere varios y diversos sentidos, todos estos remitirán ineludiblemente al
sentido primero, pero que `lo que es' y lo `uno' no tienen que ser exactos a, como he dicho antes, esos varios y
diversos sentidos, si no que estos poseen, al igual que todo lo que abarca lo `uno' y `lo que es', una relación
con la entidad, o como dice el propio Aristóteles: tiene en ciertos casos la unidad de relación a una cosa y en
otros la unidad de una serie (1005 a 11−13).
Concluye el capitulo el maestro peripatético afirmando que la ciencia del ser estudia además de la entidad, las
propiedades de esta, sus atributos, lo que se conoce con el nombre de categorías tales como las que nombra al
final de este capítulo a partir de 1005 a 15 como la especie, la parte, el genero, etc.
El capítulo tercero del libro cuarto parte del estudio de los `principios' con los que realiza una analogía con los
axiomas matemáticos pero respecto a la entidad. Al principio de este capítulo reitera la tarea y función del
estudio del filósofo, a saber, centrándose en su universalidad a causa del carácter propio de la ousía, puesto
que, todo `lo que es' participa de dichos principios y siendo la tarea del filósofo el estudiarlos, ha de centrarse
en ` lo que es' sin omisión ya que (los principios) pertenecen a todas las cosas que son y no algún genero
particular con exclusión de los demás (1005 a 22−23). La explicación que Aristóteles hace de esto se da entre
1005 a 30 −35 argumentando que la ciencia cuyos ejemplos pone a la geometría, la aritmética y la física, no se
han preocupado sobre la verdad o falsedad, aunque estos últimos, los físicos, ha habido casos en los que así ha
sido a causa de su preocupación por los atributos de la `totalidad'. Pero éstos sólo estudian un género de lo que
es y no se ocupan de lo universal y la entidad primera (1005 a 34) por lo tanto, son una clase sabiduría pero al
no preocuparse de lo universal y la entidad primera no son sabiduría primera (1005 a 35) .
En lo que sigue, de 1005 b hasta 1005 b 19 y completando lo ya dicho en el capítulo, Aristóteles nos da una
serie de indicaciones a tener en cuenta a la hora de analizar uno de los principios de la entidad, a saber, que es
imposible que lo mismo se de y no se de en lo mismo a la vez y en el mismo sentido o lo que es lo mismo lo
que se denomina como `principio de no−contradicción' del cual dice que es el más firme, no hipotético y sin
posibilidad de error. Echando la vista atrás, sin salirnos de este libro cuarto es aquí evidente que en gran
medida (aunque no en todos los aspectos) Aristóteles ha formulado una serie de definiciones, afirmaciones y
discursos en general que le permitirán desarrollar su sistema con respecto a dicho principio (de
no−contradicción), como serían: la aclaración de la no−homonimia del `ser' que puede llevar a equívoco, la
definición de la universalidad de la entidad, la, y válgame la osadía de utilizar dicho término, `especialización'
del estudio del estudio de la entidad primera y de sus ramificaciones (nótese que con `especialización' no me
quiero referir a `especie' lo cual sería contradictorio con lo que Aristóteles nos quiere explicar y, tiene más que
ver con la atribución que Aristóteles hace a lo que es el estudio de los filósofos) así como la entidad primera y
las categorías del ser ente otros.
En la definición de este principio que Aristóteles introduce en 1005 b 19 es destacable que al referirse a él
tiene presente que ha de darse en determinaciones, en sujetos determinados ( que se de en lo mismo y a la
vez), con lo que relaciona tal principio con la entidad, pero también, y añadiéndolo al final de la frase hace
referencia a la relación con la lógica que también en ésta se establece al concluir la definición con: `... y en el
mismo sentido' con lo que se asegura que no haya posibilidad de refutación por homonimia. (Como he
afirmado antes, Aristóteles utilizará las afirmaciones y definiciones anteriores a este punto para desarrollar su
tesis y refutar aquellas contrarias a este principio).
El capítulo concluye cuando Aristóteles nos dice que el principio de no contradicción es el principio por
naturaleza (1005 b 34) de todos los axiomas (recuérdese que Aristóteles nos dice que cumple con todos los
requisitos para esto entre 1005 b 5y 1005 b 10, a saber, es el principio más firme de todos, no hay posibilidad
de error en él y no es hipotético.
Hay, como decíamos, algunos que afirman que lo mismo puede ser y no ser y que es posible, además creerlo.
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Así comienza el capítulo cuarto del libro cuarto y que nos muestra de que va a tratar en gran medida: en el
análisis y refutación e los argumentos de aquellos que pretenden negar el principio de no−contradicción.
El primer alegato que hace el estagirita en contra de aquellos que afirman lo expuesto en el anterior párrafo es
la ignorancia que les lleva a pedir demostración de todas las cosas. Aristóteles advierte que esto podría llevar
a un proceso infinito que vaciaría de sentido la propia demostración, lo que se llamaría en la lógica posterior,
aunque no sea el todo lícito el término, falacia ad infinitum.
Pero afirma el filósofo que sí existe al menos demostrción refutativa para aquellos que afirman que algo se
pueda y no se pueda dar a la vez en lo mismo y en el mismo sentido, a lo que aclara (1006 a 14−16) que la
demostración refutativa no es igual a la demostración, con lo que subsana la posibilidad de caer en la
demostración infinita o en, como dice, "una petición de principio".
El primer paso de este proceso es que el 'otro' "diga algo que tenga significado para si mismo y para el otro"
(1006 a 20−22) para así tener algo determinado a demostrar (refutativamente se sobreentiende). En esta
afirmación entra en juego la significación del lenguaje y su severa importancia al ser esto necesario e incluso
me atrveria a decir anterior al esquema refutativo que plantea Aristóteles.
LLegado este punto, me es preciso aclarar que seria una falta de honestidad por mi parte el no agradecer al
traducctor, Tomás Calvo, la enumeración adscrita al margen izquierdo de los parrafos de las ocho refutaciones
que Aristóteles argumenta en el capitulo cuarto del libro cuarto. Aclarar también que por su situación en la
extructra externa me han ayudado en gran medida a comprender la estrucctura interna y que ademas me ha
sido imposible no tenerlas en cuenta. Por eso mismo también las reproducire y mencionare en su inmediato
analisis.
<1> La primera refutación está relacionada con la determinación significativa del lenguage como necesidad
para 'decir algo'. Esto se havia esvozado lineas atras, pero sera aquí donde se profundice en ello. Mediante
dicha determinación significativa, y utilizando 'hombre' como ejemplo, Aristóteles llega a varias conclusiones;
la primeraes que "'hombre' tiene un solo significado" (1006 a 32) com, por ejemplo, 'animal bipedo'. Si
huviese más enunciados que se refiriesen a 'hombre' serian finitos y determinados con respecto a 'hombre', a
saber, de los prpios significados del lenguaje, puesto que de otro modo nada se podria concebir.
La segunda conclusión a la que llega en este punto <1> es que si se afirmase que "'ser hombre es igual a
'no−ser hombre'" o lo que es lo mismo, que algo sea y no sea, a de causarse por homonimia y por lo tanto
ambas afirmaciones tendrian un mismo significado o incluso "serian, en efecto, una misma cosa" 1006b 25).
Si esto es así, seguiriamos manteniendo la determinacion 'hombre' y 'animal vipedo', una determinación que
ya hemos considerado verdadera que le aporta a la vez significación, una significación contraria a la de
'no−hombre' que implica, como conclusión, que ambas cosas no se puedan dar a la vez en lo mismo y en el
mismo sentido.
La tercera conclusión de la <1> refutación hablaría de los accidentes que se dan en el ser y que no implican
demostración de la posible contradicción. (Aristóteles utiliza el ejemplo 'blanco' en este punto) y que son
además (los accidentes) infinitos.
<2> En el segundo fragmento acotado por Tomás Calvo, Aristóteles aporta nuevas razones que apoyan las del
punto <1>. los que dicen tal (refiriéndose a las razones refutadas en <1>) eliminan la entidad, es decir, la
esencia (1007 a 21). Es por lo tanto, la entidad, la esencia, lo que procura la determinación del ser: que
`hombre' sea lo que es en cuanto que es. De lo contrario seria accidente, todo serian accidentes, y si todas las
cosas se dicen accidentalmente no existiría el universal primero (1007 a 34), a saber, la entidad. Entre 1007 a
30 y 1007 a 35 Aristóteles nos explica el por qué de esto al formular una definición de accidente como lo que
le sucede a la entidad puesto que el accidente no es, desde luego, accidente de un accidente (1007 b 1). El
accidente se da por lo tanto como predicación a la entidad. Esta forma de darse impide su contradicción real
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puesto que: o no se dan a la vez en lo mismo (en lo real) o tienen un mismo sentido (en la significación).
<3> En este tercer punto Aristóteles introduce la noción de `actualidad' para seguir con su demostración
refutativa. Los que afirman por lo tanto que si todo, incluidas contradicciones, es predicable al sujeto, no
hacen más que hablar de lo indeterminado, lo que no es plenamente actualizado (1007 b 27). Refiriéndose a
este tipo de confusión hace alusión concreta a Anaxágoras (1007 b 25) y a Protágoras (1007 b 23).
<5> En el punto quinto retorna a la cuestión de la significación y sentido del lenguaje, así como su
determinación. Para ello se centra en lo que `el que nos pide refutación'dice, desacreditando el posible
discurso de éste y destacando la indeterminación, por su propio contenido, de lo que éste dice, puesto que no
es posible discutir con un individuo tal acerca de nada, puesto que nada dice (1008 a 30−31).
<6> En la sexta refutación Aristóteles retorna al tema formal planteando en lo que se expresaría con
simbología lógica actual como una disyunción excluyente, a saber, teniendo al sujeto y utilizando la exclusión
la tesis aristotélica se leería como: para todo individuo del universo en tal que sujeto (o mejor dicho entidad)
si éste es verdadero o real, por lo tanto que es una entidad real y tiene un sentido y significación propia su
negación ha de ser falsa por acción de la exclusión, propia de la ousía. En el caso contrario cuando la negación
fuese lo verdadero su contrario por la misma acción excluyente es por lo tanto falsa. No obstante, el del Liceo
apunta a que esto puede ser visto como una petición de principio.
Los puntos siete y ocho se centran en las afirmaciones de Protágoras y Heráclito haciéndose un planteamiento
para refutar las tesis relativistas. Para ello, Aristóteles se plantea cual es el papel que le queda al absoluto
primero tras estas posturas, e incluso si mediante el discurso no se recalase en la verdad o falsedad de las
afirmaciones, no sólo en lo que aparece, sino con certeza. Para ello el estagirita habla de un cierto
acercamiento a lo verdadero y por consiguiente, a algo que es absolutamente verdadero, con lo que se salvaría
la verdad de, o se aludiría a la falsedad de las afirmaciones. Aunque no se perciba total y claramente dicha
absoluta verdad o verdad absoluta.
En el quinto capítulo menciona a Protágoras como el mayor exponente de las tesis relativizadoras (1009 a 5),
concentrándose Aristóteles aquí y en el capítulo siguiente en la refutación de quien sostiene dichas posiciones.
Una pregunta interesante sería el porqué Aristóteles, tras enumerar una serie de afirmaciones igualmente
válidas para `los defensores de la doctrina de Protágoras' les dedica el del Liceo dos capítulos de su obra para
demostrar y refutar su equívoco. La respuesta que creo sería de mayor sentido común sería explicada a causa
del carácter mismo propio del relativismo, el cual, dada su flexibilidad y capacidad argumentativa, basada en
la percepción directa y subsiguientes conclusiones respecto al mundo que observaban los ojos de los
atenienses, era capaz de persuadir y convencer, y a ala vez, ser difícil de refutar. Además si observamos las
tesis aristotélicas con respecto a la doctrina del ser, es fácilmente observable que en gran medida, pueden ser
consideradas desde las posiciones relativistas como peticiones de principio o introducciones `ad hoc' (aunque
la terminología no sea griega creo que define claramente lo que pretendo decir) para salvaguardar y justificar
el sistema. Sin embargo, el relativismo al que ataca Aristóteles y por su excesiva vinculación al mundo que se
nos `aparece', creo que sería incapaz de desmentir todas las tesis aristotélicas aunque, y creo que como medida
de precaución Aristóteles desarrolla en este capítulo argumentos basados en la errónea visión del mundo
sensible y el movimiento que éstos hacen.
Se da entonces que éstos apoyan que las contradicciones y los contrarios se den a la vez (1009 a 23−24) a
partir de su interpretación de lo sensible. Aristóteles responde que es su desconocimiento el que les hace
pensar así, prosiguiendo que si la contradicción se da es necesariamente la potencialidad, pero que en la plena
actualidad del sujeto no es posible que algo se de a la vez en lo mismo y en el mismo sentido a saber, en el
estado de entelechia, a lo que añade, e introduciendo el tema del `motor inmóvil' o `primer motor' que hay
cierta entidad de otro tipo en la que no se da en absoluto ni movimiento, ni corrupción ni generación (1009 a
34).
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A todo esto se le suma la problemática del cambio, del movimiento y la verosimilitud que puede otorgar a los
argumentos relativistas la sensación que ofrece a éstos la `percepción' de los fenómenos. Aristóteles dice pues
que mediante la explicación de la dinámica potencia−acto se pasa de lo verosímil a la verdad puesto que y
mediante la entidad primera el proceso deja de ser infinito y se empapa de indeterminación. Además las tesis
relativistas tales como las expuestas entre 1010 b 5 y 10 se refieren a diferencias que vienen dadas por lo
propio de la accidentalidad y tal como dice en 1010 b 30 y 1011 a: y, en general, si sólo existe lo sensible,
nada existiría si no existieran los seres animados, ya que no habría sensación. Desde luego, es seguramente
verdad que no existirían sensibles ni sensaciones (éstas son, en efecto, afecciones del que siente), pero que si
no hubiera sensación no existirían las cosas, es imposible. Y es que la sensación no lo es de sí misma sino que
hay además algo distinto de la sensación que es necesariamente anterior a la sensación. En efecto, lo que
mueve es por naturaleza anterior a lo movido, y no lo es menos por más que lo uno y lo otro sean
correlativos.
En lo que sigue, la refutación aristotélica al relativismo se completa con la introducción del accidente como lo
que se le aparece a algún individuo, con lo que se podría ligar a la `doxa' y a la deficiencia sensitiva de los
sujetos como añadidos a las refutaciones más teóricas esbozadas por Aristóteles.
El capítulo séptimo se centra en el principio del tercio excluso, a saber, que no existe un término medio ente
contradictorios es o no es. La primera afirmación de Aristóteles dice así: falso es, en efecto, decir que lo que
es, no es, y que lo que no es, es; verdadero, que lo que es, es, y lo que no es, no es. (1011 b 27−28). La
segunda afirmación de Aristóteles se refiere a cuando los contradictorios no son negación el uno del otro sino
que se oponen por otras causas o bien como entre lo negro y lo blanco es lo gris, o bien como entre hombre y
caballo lo que no es ni lo uno ni lo otro (1011 b 30−32). La tercera afirmación hace referencia a que el
pensamiento tan sólo afirma o niega los enunciados añadiendo otra serie de razones como el paso de la
generación a la destrucción que no se ha de entender como un término medio, a causa de que son la
generación de o la destrucción de, bien por que se cae en un proceso infinito puesto que para cada paso
intermedio que obtuviésemos podría ejecutarse el mismo procedimiento y buscarse de nuevo un término
medio.
Ya llegando al último capítulo del libro cuarto éste es un ataque hacia los que afirman tesis unilaterales sobre
la verdad o falsedad al afirmar que o todo es falso o todo es verdadero. Aristóteles afirma que los enunciados
contradictorios no pueden ser a la vez verdaderos o a la vez falsos puesto que volveríamos a las afirmaciones
de que algo es y no es y por lo tanto al problema de la determinación y significación de los enunciados en
efecto,<solamente> uno de los miembros de la contradicción es falso (1012 b 12). Para finalizar Aristóteles
alega de éstos que también llegarían a un proceso infinito concluyendo el capítulo con las cuestiones referidas
al movimiento que le llevan a una breve formulación de lo que es el primer motor: hay, en efecto, algo que
mueve eternamente las cosas que se mueven, y lo primero que mueve es ello mismo, inmóvil (1012 b 30), por
consiguiente, acto puro sin potencia, algo eterno, la causa primero de todo lo ente.
Esta anotación la he insertado a modo de aclaración al faltarnos el contexto de todo el fragmento y para
facilitar y dinamizar la lectura del trabajo.
Veremos posteriormente que en lo que se ocupa la ciencia del ser, lo accidental es tratado en cuanto accidente,
puesto que la enumeración infinita de estos (capitulo tercero) vaciaría de todo sentido la tarea propuesta por
Aristóteles y no ayudaría en nada al estudio de la naturaleza propia del ser.
Ibid 1
6
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