Escolaridad y esclavitud - Universidad del Rosario

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Escolaridad y esclavitud
Por Carlos Eduardo Maldonado (*)
Change.org (www.change.org) es una red que promueve numerosas campañas cívicas, de
carga moral, políticas, de soporte social y de crítica ambiental, principalmente. Cualquier
persona puede libremente hacer una petición. De acuerdo con el portal a la fecha más de
120 millones de personas están conectadas a la red y apoyan diversas causas humanitarias
y sociales.
Pues bien, en un experimento singular realizado en España, Change.org emprendió un
experimento por iniciativa de una madre de familia, Eva Bailén. El resultado del
experimento puede consultarse en: http://bit.ly/1GwM5tQ .
¿Qué tanto trabajan los seres humanos en las más comunes de las profesiones? El
resultado del experimento arroja luces inverosímiles. La mayor carga de trabajo, que se
asimila literalmente a esclavitud, la tienen los estudiantes, de colegios y universidades.
Sobre una base de 8 horas de colegio, por ejemplo, resultó evidente que la mayoría de los
estudiantes tienen en promedio 3 horas adicionales de tareas. “Tarea”, un concepto
horrible que etimológica e históricamente se remonta a las actividades de los jornaleros
en la Edad Media y a comienzos de la modernidad, que desempeñaban actividades
justamente por orden de los capataces y dueños de la tierra.
Hay que decir, por lo demás que el propio concepto de “trabajo” se remonta
etimológicamente, al término “tripalium”, que era entre los romanos un instrumento de
tortura. En la Edad Media, trabajar se enraíza con el “tripaliare”, que quiere decir, en
rigor, construir u obligar con el “trepalium”. De allí exactamente viene el mundo del
trabajo.
Sin ambages, como numerosos autores lo han visto desde la modernidad hasta la fecha, el
trabajo es la forma contemporánea de esclavitud. En el caso de los trabajadores y
empleados, se trata de esclavitud asalariada. Y en el caso de los estudiantes, de trabajo
forzado como requisito de éxito y de acceso a otros niveles de la sociedad.
Escolaridad y terapeutización
En numerosos casos, los estudiantes no solamente gastan la mayor parte del tiempo de su
vida en el colegio y la escuela, sino que además deben sacrificar parte de su tiempo libre
en tareas y proyectos. Hay colegios que abiertamente señalan como un parte normal de
su vida que en ellos los estudiantes tienen entre tres y cinco tareas por día.
Adicionalmente, sobre todo entre las clases media y alta, numerosos niños tienen,
después de clases, algunos antes de clase, y la mayoría los fines de semana, un número
amplio de actividades extracurriculares: deportes, artes, idiomas, refuerzos académicos, y
demás.
Por otra parte, un número grande de estudiantes deben, por decisión de los padres y
muchas veces por recomendación de médicos, psicólogos y el propio colegio, asistir a
diversas terapias. Y las hay de todo tipo: terapias de lenguaje, terapias para déficit de
atención, para hiperactividad, para concentración y muchas más.
Sin la menor duda, vivimos una época de una alta escolarización en los colegios y en
buena parte de las Universidades y al mismo tiempo de terapeutización de los individuos y
de la sociedad a gran escala.
Son, todos, mecanismos de control, de disciplinarización y de regulación. Un mundo
basado en tareas, en el que los niños aprenden muy pronto la necesidad del trabajo y de
trabajar bien, y para el que un sinnúmero de terapias están a la orden, la imaginación es
desplazada a lugares secundarios, y priman ante todo eso: las competencias, las
habilidades, las destrezas. En esto consiste la educación normal.
La educación constituye un área estratégica para cualquier estado, régimen político y
sociedad, no cabe la menor duda. El cambio de la sociedad mediante la educación
constituye un denominador mínimo común en cualquier sociedad hoy por hoy. Y existen
diversos paradigmas: Finlandia y China, Corea y Brasil, por ejemplo.
Cifrar el cambio de la sociedad con base en la educación es la forma de ser políticamente
correctos, y en realidad es la mejor expresión para reconocer a un conservador
progresista. Progresista gracias a las apuestas en las nuevas generaciones. Conservador
debido a que se trata de un proceso de largo aliento, a largo plazo. Tirios y Troyanos lo
saben y lo reconocen.
Ya lo decía, en otro plano y contexto un científico importante –P. Changeux, neurólogo
francés-: dedicamos la mitad de nuestras vidas a formar el instrumento –el cerebrogracias al cual viviremos la otra mitad de nuestras vidas. La dificultad consiste en que,
según todas las apariencias, la educación es más un mecanismo de constricción y
restricciones antes que de liberación. Una manera de mejorar sensiblemente las cosas
seria esa: no hablar más de tareas, y menos de trabajo en el mundo de los niños y los
jóvenes. Las principales potencias en educación en el mundo así lo reconocen. Y emergen
como verdaderos paradigmas que bien vale la pena estudiar. Finlandia hace lo suyo, y
Brasil otro tanto, en función de sus contextos sociales y culturales.
(*) Profesor de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad del Rosario.
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