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Los ternenos son los toros y las vaca.s del futuro y, si luemos sa.bido. elegirlos bi^n y 1os hemos puesto en condici^ones ^de ^da.r de sí todo lo que pueden, entonces p^odremas estar trianquilos, por haber hecho tado lo que está ^de nuestra parte paria en^contrarnos el día de mañana con unos ,a.nimabes q^ue den el miayor, beneficio posible a la produoción de nuestras prad,os y cos^echas. En algunas explota,ciones, sobre todo e.n las ^clErcanas a los grandes núcleos urb^ano^s, es frecuen^te el pre^caindir ^de ^esta necría de tenneros. La 1eelue tiene un buen preci^o y es más ^económico reponer los rebaños ^oon vacas, ya en produceión, que vengan a reemplazar a las que s^on des^echadas, ^o con novillas que han p^asado el período ^de recría y son puestas rápidamente e.n producción. Indudablemente, desde un punto d^e vista económico, este praced^er parece razonabbe, pero, profundizando un poco más ^en ello, nos damos cuenta d^e que tiene seria^s ^de^sven^bajas. En primer lugar las vacas que se compran p^a.ra ha,cer estos rtiaemplazos, ^o son ^de baja ^calidad ^o ^si son verdaderamente buenas se tienen que pagar por ellas precios muy altcs; pero además, y esto también tiene su importiancia, c^on l^a introducción de anim^ales nuevns se ^GOrre el peligro de traer ^al rebaño algun^s enfeilmedades que, como la tuberciilosis ^o ^el aborto ^contagios^o, pueden s^er fatales para él. Por otra parte, al pnes^e^indir ^de ^esta contin^ua sele^cción de terneros, prácticamente pi^esc!indimos también de la continaa. mej^ora ^del rébaño a que debe aspirrar tado buen ganadero. Por eso pued^e decirse que: "el único método seguro de mejorar, año a año, Las característiaas de un rebaño, es el llevar personualmente el ganad^ero la sel^ección y crianza de lcs animal^ES jóvenes". Es verdad que la re^cr^ es cos^ y qwe muchas veces resrulta más económico comprlar los animales ya criados; por eso es de esencial interés que no ga,sstemos nuestros esfuerzcs y nuestro ^dinero más que con animabes que verdaderamente lo merezcan; es decir, qwe ^e^omo antecedente a la cría se lleve a cabo una escrupul^o^s^a s^el^ección, o d^se^ ho de los animales inferiores. Con esta s^elección y ^GOn un^a ade^cuada ^alim^entación y régimen de vid^a tenrem,as íodas las proliabflidades de neco^g^er con ^el tiempo un bu^n interés a lo^s gastos y molestira:s que hemos s^oportad^o. CRIA DE TERhIEROS Los cuidados al ternero deben de empezar ya antes de que haya hecho su aparición en el mundo. Es de gran importancia que la madre llegue al parto en las mejores condiciones físicas que sea posible. Para ello debe quedar seca por lo menos seis u ocho semanas antes del^ parto. Si {la vaca está desnutrida no se pierde nada por prorrogar este período a dos meses o más. Esto es sobre todo importante entre la primera y la segunda lactación, que suele ser la más decisiva para la formación de la ubre. En general, las ^^acas de poco rendimiento suelen ^quedar secas ya antes de lo que hemos dicho, pero también hay vacas que no se secan por sí solas y que hay que secar. Para ello pueden seguirse dos procedimientos: i.° Ordeñar con menos frecuencia y hacer los ordeños incompletos. 2.° Disminuir la alimentaciór, y dejar el animal unos días a régimen de :heno; sin darle a7i= mentos concentrados (harina, turtos) ni acuosos (hierba,. pulpas), y procurando que no beba muc;ho. Una vez seca, hay que alimentar convenientemente a la vaca, proporcionándola piensos nutritivos, f ácilmente digestibles y algo laxantes. Si el animal puede disponer de un buen pasto, éste suele ser un alimento a propósito y suficiente para ella, a menos que esté desnutrida, en cuyo caso conviene completar el pasto con una .mezcla de alimentos concentrados; que pueden ser, por ejemplo, a base de harina de maíz, salvado• y avena, a partes iguales (a-2,5 Kgs./día). Si no ^e dispone de buen pasto, pueda dársela heno de buena calidad! o alimento ensiladó, completando en ambos casos con la mezcla de concentrados que hemos dicho. , Una semana antes del parto debe reducirse algo la alimentación, disminuyendo la ración de concentrados, o empleando en vez de ella una mezcla de salvados, que tiene un efecto laxante muy conveniente en. esa época. El parto y los dui^d^a;dos al recié^n naciáo. Si la va.ca ha de parir en el establo, debe procurarse proporcionarla tina cama limpia y en lugar claro y espacioso. Aunque no es siempre necesario que el va^quero esté presente en el parto, de todos modos es muy conveniente, pues a veces puede depender de él la vida del ternero. Si el parto es normal, la vaca generalmente empieza en seguida a lamer la cría, con lo que la limpia, inicia ;la respiración y favorece la circulación de la sangre; pero si la madre no hace esto, el vaquero secará y f rotará bien el ternero con un paño seco. Tarnbién puede animar a la madre a que lo lama espolvox•eando a la cría con salvada o con sal. A veces las membranas fetales no ^lejan respirar al ternero, y el vaquero debe eyitar esto limpiando bien las nari^ces y boca de. la cría con agua hervida. También es conveniente la desinfección del ombligo del recién nacido, cosa que se hace después de haber sido lamido por la madre. Se situará al ternero ^en lugar abrigado y rio húmedo, y si es vigoroso, antes de una o dos horas se habrá levantado v habrá empeza^do a mamar. El vaquero debe tener cuidado, ^,pues algunas vacas tienen las ubres inflamadas y doloridas _y patean al ternero, pudiendo incluso causarle •la muerte. La primera leche de la vaca, es decir, el calostro, es importantísimo para el buen desarrollo del ternero ; pero de esto hablaremos más adelante. La alimentación y cuidados que recibe un animal durante ^su período de desarrollo es decisivo para tala su vida. En numerosas experiencias ha sido comprobado que si un grupo de terneros, aproximadamente de la misma calidad, son puestos en buenas condiciones de entretenimiento a diferentes edades, sus rendimientos prodtictivos en la ma^durez son también diferentes. Cuanto más joven se somete el animal a un buen tratamiento, mejor es el rendimiento tota;l que pueda alcanzar. De aquí la importancia que tiene una buena recría. Dos cosas hay que tener en cuenta en la crianza : I.a alimentación ti^ el régimen de vida. .•^^^ ,.r ^,;,^ ^^ J+y^ -5- ^k ^ ¢ . ^ ^, ^^ ^ G^^ ^ '^ {^ ^^, ^ . ^i^j^^Qirio En varias formas puede organizarse la ah^^^^^ i^^^ del ternero durante este período, pues según las cará ^terísticas particulares de cada explotación, podrá convenir : I.° Dejar que mame de su propia madre. a.° Ponerle una vaca nodriza. 3.° No •dejarle mamar y alimentarle, en un Cubo, con la leche entera. 4.° Alimentarle con leclZe desnatada. 5.° En mayor o menor proporción, usar sustitutivos de la leche. Cualquiera que sea el sistema que vaya a emplearse durante los primeros días de su vicla, el anirnal debe cle beber el aalostro. Como sabemos, se llama así a la leche de vaca recién parida '( hasta los ocho o nueve días después del parto), y está demostra^do ^que es muy importante que los terneros empiecen alimentándose con ella. Por una parte, este c^ostro tiene un efecto laxante muy conveniente al ternero en esos días, y además por su especial composición ( rica en proteínas, en vitamina A, globulinas, anticuerpos de muchas enfermedades, etc.) es tan esencial al ternero que algunos consideran casi imposible que tenga un buen desarrollo Íel animal que no ha bebido el e^alostro. En algunos casos, cuando no se dispone del c^alostro, se intenta reemplazarlo suministrando al ternero, en cantidad moderada, un aceite purgante que le haga mover los intestinos, y echando en la leche que se 7e ^da uno o dos huevos crudos, que quieren reemplazar las proteínas del cn,lostro. El ícalostro debe proporcionarse al ternero por lo menos durante los tres o cuatro primeros días, y a partir de entoncés se seguirá el procedimiento 'que más convenga entre los que vamos a ver a continua^ción. Período d^e Ir^t^n^cia. I .° LACTANCIA MATRRNA : Es indudable que este es el sistema ideal para conseguir terneros de buen aspecto, pues está comprobado que aun cuando se le diese al animal en un cubo la misma cantidad y calidad de la leche que puede mamar, no alcanza un desarrollo tan bueno como cuando é1 la toma directamente de -6- 1a vaca. Es también importante el dejar rnamar al ternero, porque así se hace mejor la ubre y los pezones. Para conseguir que se haga por igual, debe procurarse que el ternero no mame siempre de los mismos pezones, como ocurre con fre^uencia, sino que alterne de sitio. En realidad, el mejor método de lactancia es tener el ternero separado de la madre, y dejarle mamar sólo dos o tres veces al día, ^teniendo cuidado de haber ordeñado la vaca antes de ^que vaya el ternero, y no dejar a éste más ique la cantidad de leche que debe mamar ; así se evitarán, en muchos casos, las diarreas y trastornos digestivos a que son tan propensos estos ar^males. Se les dejará para mamar uno o dos pezones, según les haga falta, y cada vez distintos; así se evitará el dejar las últimas porciones de leche de cada cuarto de la ubre, que son las más ricas en grasa y pueden descomponer al ternero. Durante lo^ oc^o o nueve primeros días no debe de mamar más de 2'S a 3 litros diarios. En los treinta primeros días se les permitirá de 3 a 4,5 litros diarios. A partir del mes podrá irse subiendo gradualmente la alimentación, hasta llegar al máximo de 6 ó 7 litros diarios. En general, la proporción aproximada es de un litro de lec'he por cada io kilogramos de peso vivo que tenga el animal. A partir de la tercera semana debe empezarse gradualmente a darle heno, en la ca.ntidad que quiera consumir. Un mes antes de hacer el destete empezará a acostumbrársele a comer algo de grano, por ejemplo maíz, o una mezcla, a partes iguales, de maíz y avena, o de maíz, avena y salvado de trigo. El grano debe de estar seco, y puede dársele sin moler, pues el ternero menor de un año digiere bien el grano entero. A los seis meses es el momento teóricamente más a propósito para hacer el destete, proporcionándole entonces heno de buena calidad en abundancia, y completado por una rnezclá de granos, en cantidad aproximada de t,5 a 2 kilogramos por día. A los seis meses pueden ya ir al pasto los terneros, teniendo cuidado, sobre todo en primavera, de contrarrestar el efecto laxante del pasto con algún alimento seco, como la -^pulpa seca ^le remolacha o el heno, que comerá ^antes de ir a pastar. El ensilado no debe darse al ternero antes de los dos meses de edad, aunque sería más convenienté esperar hasta los seis meses. La cantidad a los seis meses no debe exceder de I,5 a 2,5 kilogramos por día. Es f recuente que la vaca dé leche en abundancia durante las semanas siguientes al parto, y después vaya disminuyendo la producción, hasta que ésta sea insuficiente para alimentar al ternero y atender a las otras necesidades, de consumo familiar, etc. Et^ este caso hay que seguir un sistema de destete más rápido. Durante los primeros días, por lo menos dos o tres semanas, se alimenta el ternero exclusivamente de leche, en las cantidades que hemos dicho antes. Después se le empieza a dar ^a,lgo de grano y de heno de buena calidad, `• se continúa con la leche; pero a medida que vaya comiendo mejor se va disminttyendo la ración de leche, hasta que a los tres o cuatro meses se ^ace el destete completo. Con este proCedimiento no se puede aspirar a terneros de tan buen aspecto como los conseguidos por el método anterior ;•pero es frecuente que a los dos años ya se hayan recuperado y no dejen nada que desear. Todavía puede adelantarse aun más el destete, siguiendo un sistema, que consiste en dar un buen comienzo a la lacta^cia y^hacerla corta. Se empieza alimentando al ternero con leche en abundancia y acostumbrándole pronto al heno y granos, que se le darán con liberalidad, para ^que a los dos meses, cuando ya esté bien fuerte, pueda destetarse por completo. En este tiempo se recomienda una ración compuesta por ^cuatro partes de harina de maíz, una parte de salvado de trigo y una parte de torta de lino, todo esto en seco, y aclemás del heno de buena calidad que se le suministra. 2.^ LACTANCIA CON VACA NODRIZA : Algunas veces la madre no puede alimentar al ternero, y si en la granja se dispone de otra vaca, es frecuente el llevarle a ella. Para hacer esto conviene tener algunas precauciones. En primer lugar, no es conveniente quitar a la vaca su -g- propio ternero para ponerla el extraño, pues suele suceder que la vaca se rebele a la suplantación. A estás vacas nodrizas puede ponérselas dos terneros mamando a la vez, y a algunas hasta cuatro terneros, en cuyo caso deben estar convenientemente vigilados, para evitar que unos mamen lo de los otros. También conviene, eú el caso ^de ser varios los terneros, dejar a los más desarrollados las últimas porciones de leche, que son las más ricas, y ellos pueden digerir mejor que los más jóvenes. El cuidado del vaquero tiene una imPortancia fundamental en la crianza del ternero. 1\TO hay que olvidar ^que antes de ir a la úodriza el ternero ^debe recibir los aalostros, v_por lo demás esta lactancia es igual a la materna. ^ .^ T ACTANCIA CON CUBO: Algunas veces no conviene dejar mamar al ternera, y se le acostumbra a^que tome el alimento en un cubo. La prii^iera dif.icultad con que nos encontramos en este sistema es el separar el ternero de la madre ; cuanto antes se haga esta separación, más fácil nos será acostumbrarle a beber su alimento. Por una parte, es muy íttil dejar al ternero por lo menos un par de días con la madre, pues además el masaje que da a la ubre es muy conveniente para réducir su hinchazón ; pero por otra parte esto tiene sus desventajas, pues es indudable ^que si no ha mamado nunca, se acostumbrará a beber más fácilmente, y además se disminuye mucho el peligro de yue la vaca añore a1 ternero y perjttdique su producción, o que a la recíproca, el ternero añore a la vaca y retrase su ^desarrollo. Si la vaca no ve al ternero, o le ve muy poco, no hay muchas añoranzas. Todo esto, natúralmente, depende de cada caso particular, y el vaquero entendido v cuidadoso es el que sabe decidir lo due más le conviene. Cuando se vaya a separar inmediatamente al ternero de su madre, se ordeñarán los calostros de la vaca y se le darán en un cubo. Enseñar a beber a un ternero, ^de un cuho, no. es ningún problema difícil; existe un método práctico, q_ue consiste en -9- nteter tu^ dedo en la baca del ternero y después ir bajando la mano hasta meterla en la leche del cubo; cuando empiece a. beber se retira cuidadosamente el dedo. Algunos aprenden así en una sola vez y otros necesitan n^ás tiempo, pero no debe forzárseles a beber cuando no quieran; con un poco de tiempo aprenderán. La lecha debe ser entera y fresca. En este sistema de beber del cubo se pueden seguir distintos regímenes, segítn las nosibilidades y conveniencias de la explotación. Vamos a ver los más corrientes : a) Al^i^wuc^^it.ació^i ^e7^c caibo cos^a le^cl^e ^e^2^te^r^a.-Si se está en este caso, la lactancia no ofrece dificultades, teniendo cuidado cle mantener las raciones dentro de los límites que dimos al hablar de la lactancia materna. Es importante, por lo menos durante los dos o tres primeros meses, que la leche se le dé al ternero a la temperatura a que sale de la ma^dre. y que es de unos 37° C. ; si le ^damos unas veces la leche caliente y otras fría, es nniy probable que el ternero sufra trastornos digestivos. b) Alin^i^ent^a^c^-ón ^era e^rtibo con l,e^che desn,at^a^d^a.-En algurios casos se dispone de leche desnatada, y es importante saber cómo puede utilizarse ésta en la alimentación del ternero. Durante las dos o tres primeras semanas debe alimentarse el animal con leche entera. Cuando ya se vea que el ternero está creciendo vigorosamente, se irá sustituyendo gradualmente la leche entera por leche desnatada; empezando. por ejemplo, Por sustituir sólo medio litro y haciendo el cambio comt_^leto en una semana. Una vez hecho el cambio, se empezará con unos cuatro a seis kilogramos por día, y se irá aumentando la cantidad de leche desnatada segítn indique el apetito del animal, pucliéndose llegar hasta los ocho o nueve kilos cliarios ; no conviene alimentar con exceso, pues es probable que mueran más animales por exceso de alimentación que por lo contrario; al ternero debe tenérsele siempre con un poco de hambre. La leche desnatada debe darse cuando está frc^sca, pues el aparato digestivo no se acostumbra si unas vece^ ^e 1P da leche dulce y otras ácida. La leche ácida es muy buPna para c^ alimentar los terneros, pero siempre que se trnga la precaución de coinprobar su uniforme calidad. Si la lec;he desnatada se obtiene como un sobrante de la industria manteqitera, es muy conveniente paste^urizarla antes de dársela a los animales. • La leche desnatada podrá seguirse dando hasta lo^ seis meses, y aun más si se dispone de ella en abundancia. A partir de las dos semanas se empezará también a dar heno ,y una ración de grano, que empezará por los 5o gramo^ diarios y podrá llegar hasta el kilo o kilo y,knedio pc^r día. Como eri la leche desnatada se conservan las proteínas de la leche entera, y si el heno es bueno, la ración de grano puede hacerse fácilmente con cualquier combinación de los que se disponga en la finca. El maíz es muy a propósito para constituir la base de estas raciones. c) Otro^s sistev^a^s ^de c•ría.-Además de la leche entera y la leche desnatada, ^el suero y la mazada pueden ser también utilizados para criar el ternero. La mazada, o suero de manteca, tiene una composición muy parecida a la leche desnatada, y utilizándola en igual forma que ésta, puede servir también Para la cría. El suero de ^queso tiene ya mucha menor cantidad de proteínas que la le^he'desnatada, y si se utiliza para criar terneros, hay que completarlo con raciones de grano ricas en proteínas, es decir, en las que entre la torta de algodón, de cacahuet, de lino..., o alimentos por el estilo. De todas formas, no debe empezarse con el suero hasta que el animal tenga por lo menos cinco o seis semanas. Existen tambiéri otros procedimientes que tienden a sustituir la leche por harinas convenientemente preparadas, y que, en ciertos casos, hacen la alimentación más económica. Para conseguir esto ^ay que estudiar concienzudamente la composición de estas ^arinas : en el extranjero suelen ser preparadas por el comercio con arreglo a determinadas fórmulas. También pueden prepararse en la granja, pero en general en España, por la dificultad de encontrar sus ingredientes y por lo elevado de sus precios, e•stas harinas, por ah^ra. no son muy factibles de preparación casera. Períado aíe c;necaimiento. A partir de los seis meses, el ternero e ^ tá ya generalmente criado ; pero continúa en período de desarrollo, que dura hasta que el anirnal alcanza la madurez completa, cosa qixe suele ocurrir entre los cuatro y los cinco años, segúii las razas. Desde que pasa el peligroso período de la crianza y rasta que llega el tle producción, el animal suele estar, en general, bastante abandonado. No se ve el resultado inmediato dP proporcionarle ttna buena alimentación, y ésta se dPSCUida con el consiguiente perjuicio para el futuro, puesto que de este descuido se resentirá el crecimiento, y, por lo tanto, la producción, la madurez sexual y otra porción de 'f a^tores que tienen gran importancia en el rendimiento. No ^conviene, por lo tanto, descuidar este período, y aunque de momento en ganado de leche no tenga una traducción económica, es necesario durante él alimentar bien a los animales, entei^diendo^ como siempre que alimentarlos bien no es alimentarlos con exceso. Con frecuencia, recién terminada la crianza, el animal es llevado a pastar, y con el pasto se supone ^que tiene ya bastante alimento para desarrollarse. En estos animales jócenes, sobre todo si el pasto no es muy bueno, suele ocurrir qtte no puedan pastar lo suficiente para mantener su desarrollo como es clebido, y por eso, por lo menos hasta que se hayan acostumbrado al pasto, es muy conveniente compleinentarles la alimentación con algo de grano. Si tienen ya siete u ocho meses, y el pasto es bueno, pueden alimentarse exclusivamente con él; pero si es escaso, debe seguir complementándose con heno y alguna cantidad de grano. En invierno, si se dispone de heno bueno de leguminosas o cle alimento ensilado, puede alimentarse exclusivamente con ello el animal, pero se desarrollará mejor si añadimos una buena mezcla de grano en cantidad aproximada de i a i,5 kilogramos por día. Por ejemplo, una buena mezcla es la constituída por cuatro partes de maíz, dos de avena o salvado y una de torta de algo- - 12 - dón, torta de lino o harina de soja, etc: El heno debe dársele a rr^etito, es decir, todo el que quiera comer; si se le da junto con alimento ensilado, este último puede ser ^ ^apetito y el heno de tres a cirico kilogramos por día. También son buenos para esa época los alimentos acuosos, como nabos, pulpa de remolacha, etc., todos ellos completados con forrajes y. a ser posible, con n^ezclas de granos. Cuando el animal ha ^quedado cubierto, y hasta dos meses antes del parto, se seguirá con el mismo régimen de alimentación que hemos dicho, procurando que los f.orrajes constituyan la mayor parte del pienso. Dos meses antes del parto se empezará a llevar el animal al establo a las ^.oras del ordeño, y se le dará una sobrealimentación de grano ; con esto se persiguen dos cosas : i.a, poner el animal en condiciones de que dé más producción después del parto. y 2.a, acostumbrarle a estar en el establo antes de que él aprenda a ser or^deñado. En este período el animal se ihace tratable y el vaquero tiene ocasi.ón frectiente de anticipar el .momento del parto. I.a recría del futuno ^s^emental. El animal que vaya a ser destinado a semental debe recibir más atenciones que los otros. La alimentación será más liberal, a fin de obtener un rápido desarrollo, pero, como siempre, debe huirse de que sea excesiva, pues esto tendría el efecto contrario. Se procurará darle alimentos de buena calidad, y durante los seis primeros meses en las cantidades aproxima^das que hemos señalado, en general, para los terneros. A partir de los seis meses, las raciones se harán tendiendo a que entre en ellas mayor proporción de alimentos fuertes (granos, tortas, salvados, etc.) qtte en las de los otros animales. Hay que tener en cuenta que no conviene que el animal esté demasiado gordo, pero sí que se desarrolle todo lo que pueda. Hay que proporcionarle ejercicio, no tenerle encerrado, pues así se vuelve pesado e intratable. A1 año debe tener ya un anillo en las narices para su condttcción. -13- El ^agua, los minenales y la^ vitaminas. Los terneros deben tener siempre agua a su di ^posición y en la cantidad que quieran beber, aunque conviene cuidar que no kyeban con exceso, pues entonces se hacén panzudos y no se desarrollan bien. Es de importancia el procurar que. los sitios doncíe beban sean lo más limpios posible, pues con ^recuencia los bebederos están llenos de deyecciones y orines del ganado, lo que puede convertirlos en focos de propagación de enfermedades. Es también muy importante proporcionar al ternero los minerales y vitaminas que necesita para su desarrollo. La sal es el mineral más común ^que necesita el gana^cío vacuno ; en realidad, los terneros hasta seis meses no suelen necesitar mucha, pero de todas maneras es conveniente que la tengan a su disposición, pues varía bastante el consumo de sal que hacen los distintos animales. También es muy corriente, sobre todo en suelos pobres en cal, que los terneros sufran de una falta de este elemento y de fósforo; hay algunos alimentos, como el heno de alfalfa o de trébol, y en general las leguminosas, que llevan cal en abundancia, y otros, como eI salvado de trigo, que van bien provistos de fósforo; pero si en la ración alimenticia no entran estos elementos, es necesario proporcionárselos, poniendo al alcance del ternero una mezcla mineral conveniente. La harina de huesos desgrasada y esterilizada es uno de los materiales más empleados como fuente de calcio y fósforo. La cal, finamente molida y desprovista de silicato ; la conchilla de ostras, etc, son tainbién usadas como fuentes de calcio. Una mezcla buena y fácil de hacer está constituída por sal, harina de huesos y cal a. partes iguales. Las mezclas minerales son importántes en todo tiempo, pero sobre todo en el período que precede al parto. Cuando el animal se cría con pequeñas cantidades de leche y no recibe abundante luz solar, ^ay que suministrarle las vitaminas ^que le falten. Hoy día existen ya en el comercio aceites vitamínicos especialmente preparados para didho f in. II Régimen ^d^e vida. Como complemento de estos sistemas de alimentación, que hemos descrito, el ternero exige un régimen de vida adecuado a sus necesidades de désarrollo. En algunas sencillas réglas puede cóndensarse este régimen : i.° EI animal debe estar, siempre que sea posible, al aire libre y al sol. a:° El ejercicio es necesario, y debe proporcionársele al animal ocasiones de hacerlo. 3.° En invierno hay que protegerle del frío y de 1a 'humedad, que son dos peligrosos enemigos del ternero. 4.° Débe tener siempre cama buena y seca. El ternero produce gran canticlad de orines, y de aquí ^el cuidado que debe tenerse con la cama. El ideal sería que cada tres o cuatro semanas se diese al alojamiento del animal un repaso completo con lechada de cal. 5.° Debe estar bajo techo por la noche, y disponer de un refugio durante el día para poder guarecerse de la lluvia; o estar a la sombra en el verano. 6.° Los utensilios en que se le dé de comer deben estar siempre escrupulosamente limpios ; descuidar esta limpieza es t^na de las causas frecuentés de los trastornos digestivos que tanto retrasan el desarrollo. . •