COMO EVITAR LESIONES Por los Dres. Kepa Lizarraga y Javier Serra. Desde hace tiempo se admite que la actividad física es una de las herramientas más útiles para mantener o mejorar la salud de las personas. Sin embargo, es bueno que los médicos recordemos a los deportistas que precisamente en la práctica deportiva encontramos gran número y variedad de lesiones. Pese a ese número tan elevado de lesiones que se produce durante su practica, lo más normal es que sean alteraciones que no causen excesivo trastorno para la vida cotidiana de la persona y en algunas ocasiones representan molestias adaptativas que incluso desaparecen con la propia actividad física. Como mucho, en la mayoría de los casos será mpreciso recurrir a tomar algún antiinflamatorio, colocarse algún vendaje o guardar algunos días de reposo deportivo. Sin embargo, en un deportista que compite y que, para no perder la forma, debe entrenar todos los días, guardar el obligado reposo supone un paso atrás y el no respetarlo complica la lesión y retrasa la vuelta a los escenarios deportivos. Por eso en ese mundo tan complicado que es el deporte de elite, más que en otras actividades de la vida, la prevención de estas lesiones menores cobra una importancia trascendental. Algunas actividades, debido a su naturaleza, son más peligrosas y de su práctica se pueden derivar lesiones graves y a veces fatales. Ese es el caso de los deportes de alto riesgo tales como el submarinismo, alpinismo, vuelo libre, velocidad (automovilismo, motociclismo...) y de una serie de actividades relativamente nuevas en relación con el mundo de la aventura y del riesgo, como el descenso de cañones, el piragüismo en aguas bravas o el esquí extremo. Si se va a realizar alguno de ellos, lo recomendable es empezar por adquirir unos buenos conocimientos teóricos y prácticos, un gran dominio del medio en el que se efectúan, guardando todas las normas de seguridad, y sobre todo utilizando la cabeza más que el corazón. Esto es especialmente aconsejable cuando hacer deporte supone compartir espacios con el tráfico o cuando el nivel competitivo puede copar en exceso la atención. Conviene recordar que el número de accidentes y de lesiones graves puede reducirse actuando con prudencia y utilizando los elementos de protección específicos, como el casco. Otras veces el origen de una la lesión hay que buscarlo en ciertas alteraciones en la anatomía de una de las partes del cuerpo, como por ejemplo una pierna más larga que la otra, unos pies con mucho arco o unas rodillas mal alineadas. En la vida normal es posible que estas alteraciones pasen desapercibidas o no revistan ninguna importancia pero en el deporte pueden provocar lesiones crónicas capaces de complicar la carrera deportiva o profesional de cualquier deportista, tanto que con frecuencia no queda más remedio que recurrir a correcciones ortopédicas (alzas, plantillas, rodilleras especiales) o incluso intervenir quirúrgicamente. También los errores que se cometen durante el entrenamiento físico pueden ser motivo de lesión. Si se realizan entrenamientos en exceso largos o intensos los músculos se fatigan y son más propensos a lesionarse. De igual forma, si competimos sin entrenar la situación empeora porque a la fatiga, de aparición más temprana que en circunstancias normales, habrá que sumar la poca protección articular y tendinosa que ofrecen unos músculos cortos y flojos. En este caso la forma de evitar la lesión será realizando un entrenamiento progresivo, no extenuante ni excesivamente violento y adaptando la competición a las posibilidades personales. Los años de práctica y el dominio de la técnica juegan un importante papel en la prevención de ciertas lesiones que se dan en algunas disciplinas deportivas, como por ejemplo el codo de tenis en jugadores que tienen un mal gesto de revés, el hombro del lanzador en los que practican jabalina o balonmano, etc. La corrección de los defectos gestuales durante los entrenamientos de técnica constituye la mejor manera de evitar este tipo de lesiones caracterizados por su persistencia y repetitividad. La falta de costumbre y las prisas hacen que las personas se olviden o no calienten lo suficiente y se produzcan con relativa frecuencia accidentes musculares y tendinosos. Nunca nos cansaremos de repetir que si se va a competir o el entrenamiento es de una cierta intensidad o duración se debe calentar siempre, empezando poco a poco hasta alcanzar un ritmo cercano al de la competición, de forma prolongada y adaptada a la especialidad deportiva, a la constitución de cada persona y a las condiciones ambientales. Si se utiliza un calzado inadecuado a las características anatómicas del pie, no se adapta a las cualidades del terreno deportivo o si el entrenamiento se realiza en suelos demasiado duros o irregulares, no es raro que aparezcan sobrecargas que generalmente interesan a los músculos y tendones de la pierna y que son de difícil curación, salvo que se corrijan las características del calzado o del terreno Las lesiones más especificas de los deportistas son las llamadas tecnopatías. Están en relación al uso de un material deportivo inadecuado o a la mala utilización del mismo. Tal es el caso, por ejemplo, de las lesiones que se producen en el ciclismo en aquellas personas que utilizan una bici que no es de su talla, una tija de sillín demasiado elevada o unas bielas más largas, y en el tenis, de los jugadores que emplean raquetas con las cuerdas a mucha tensión o de mala calidad, confeccionadas con materiales que no absorben adecuadamente las vibraciones. Evidentemente la prevención de estas tecnopatías pasa por no escatimar en algo que constituye las herramientas del deportista: los materiales, y que tienen que estar adaptados a él como si de una prolongación del mismo se tratase. Otra circunstancia que los médicos vemos con frecuencia en nuestro quehacer cotidiano es la relación existente entre lesión y focos de infección a distancia, es decir, otitis sinusitis, amigdalitis y sobre todo alteraciones en alguna de las piezas dentales del deportista que actúan favoreciendo y manteniendo la aparición de lesiones musculares y tendinosas durante la practica del ejercicio físico Asi mismo es importante que un deportista que está o ha estado enfermo o lesionado recientemente no compita y adapte el entrenamiento a su estado de salud puesto que con frecuencia se observan recaídas. En estas circunstancias el medico puede ser una ayuda importante a la hora de reprogramar el entrenamiento y el calendario de competiciones. Por ultimo, ciertos aspectos propios del hecho de competir, como las ansias de superación, el peso de la presión ambiental ( publico, entrenadores, padres) y en algunos casos el exceso de confianza, pueden llevar al deportista a traspasar la barrera de lo fisiológicamente posible y a las lesiones. Después de lo anteriormente comentado la lesión parece inevitable, pero no es así y se podría concluir diciendo que con buena salud, entrenando con regularidad, contando con una preparación física y sicológica normales, cumpliendo correctamente las diversas fases de la sesión de entrenamiento, con una técnica aceptable y utilizando unos materiales adecuados, evitaremos la mayor parte de los riesgos.