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Las bodegas iberoamericanas reclaman
en Jerez menos burocracia y mayores
facilidades comerciales para el vino
Entre la conclusiones de la mesa de trabajo empresarial en el marco de la
celebración del I Foro Empresarial Iberoamericano del Vino que se celebra en
Jerez de la Frontera hasta el próximo 22 de febrero
----------Se reclama también mayor seguridad jurí dica para las inversiones actuales y
presentes de las bodegas españolas y portuguesas en Iberoamérica y
viceversa
20 FEB. JEREZ. Los empresarios y bodegueros iberoamericanos reunidos en Jerez de la Frontera con
motivo del primer Foro Empresarial Iberoamericano del Vino (FEIV) consideran como fundamental una
menor burocracia, así como la mayor homogeneización posible en los trámites, requisitos y normativa
para la exportación y el comercio internacional del vino. Otra de las reivindicaciones que quedaron
patentes en la primera de las mesas redondas del Foro fue la una mayor seguridad jurídica para las
inversiones actuales y presentes de las bodegas españolas y portuguesas en Iberoamérica y viceversa.
Del 20 al 22 de febrero se celebra en la ciudad de Jerez de la Frontera (Cádiz) el primer Foro Empresarial
Iberoamericano del Vino (FEIV), bajo la presidencia honorífica de S.M. el Rey Don Juan Carlos I;
promovido por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y la Federación Española del Vino (FEV); con
el alto patrocinio de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB); bajo los auspicios de la Organización
Internacional de la Viña y el Vino (OIV); el patrocinio de Banco Santander y Amorim; y la colaboración del
Ayuntamiento de Jerez, Fedejerez y del C.R.D.O. Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla de Sanlúcar y Vinagre de
Jerez.
En él participan empresarios, bodegueros, investigadores universitarios y representantes institucionales
de todos los países convocados: Andorra, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, México, Portugal,
Perú, Uruguay y Venezuela, junto con España. Por tanto, reúne al primer país del mundo en términos de
superficie de viñedo y producción (España), junto con algunos de sus principales destinos de exportación
y actores crecientes en el Nuevo Mundo vitivinícola.
En esta mesa redonda, moderada por el director general del Observatorio Español del Mercado del Vino
(OEMV), Rafael del Rey, se abordaron las necesidades desde el punto de vista empresarial ante la
exportación y el comercio global vitivinícola.
Al respecto, Jesús Zorrilla, jefe de la Unidad Vinos de la D.G. Agri de la Comisión Europea, presentó
brevemente el marco de la política europea en relación al vino. Así, destacó que la política europea
vitivinícola estuvo centrada hasta 2007 en la eliminación de excedentes. No obstante, desde 2007 se
centró en el fomento de la competitividad y, especialmente tras la reforma de la OCM de 2008, en los
programas para incentivar las inversiones en el sector, tanto en bodega como en el viñedo. De esta
forma, se ha dejado de subvencionar el arranque de viñedo y la destilación de vino, como método para la
eliminación de excedentes.
Zorrilla destacó como uno de los cambios más relevantes en el corto plazo para el sector vitivinícola el
nuevo sistema de autorizaciones de plantación, que entrará en vigor a partir de 2016.
La homologación normativa y de prácticas enológicas es una de las cuestiones esenciales, por ello, desde
la CE se apoya la tarea de la OIV para consolidar los estándares del vino y las prácticas enológicas. Algo
que es “esencial” para eliminar gran parte de las barreras comerciales con las que puede encontrarse el
vino.
En este marco, Jesús Zorrilla defendió el trabajo a nivel comunitario para defender y proteger el uso
correcto de las indicaciones geográficas europeas en los terceros mercados. Al punto, indicó que sería
“importante” alcanzar un acuerdo entre la UE y Mercosur en este aspecto. “Hemos liberalizado a nivel
arancelario el comercio con Chile, Perú, Colombia, México y estamos a punto de hacerlo con Ecuador,
ahora sería muy interesante lograrlo con Mercosur”, manifestó.
Por su parte, Ramón Vélez, director general del Consejo Mexicano Vitivinícola y presidente del Comité de
Promoción del Vino Mexicano, reiteró que México es un país con una dinámica hacia los mercados
internacionales importantes, “totalmente abierto”. Como muestra citó que el país centroamericano
mantiene en vigor 12 tratados de libre comercio con 44 países o bloques comerciales.
António Soares Franco, presidente y CEO del grupo portugués José María da Fonseca, con más de 40
años en el comercio internacional de vinos, valoró las oportunidades que ofrece Iberoamérica para el
vino luso y español, fundamentalmente en Brasil y México. Además, señaló que los sectores de España y
Portugal cuentan con un ventaja que es la proximidad cultural con Iberoamérica.
Una de las trabas que encuentran las empresas a la hora de comercializar sus productos en Iberoamérica
son las limitaciones de acceso y las diferencias fiscales para sus productos que los productos
procedentes, por ejemplo de Argentina o Chile, que cuentan con acuerdos de comercio preferente, así
como trámites y procedimientos excesivamente burocratizados.
En la misma línea, Javier Pagés, presidente de la Federación Española del Vino (FEV) y del Grupo
Codorníu, coincidió en que hay ocasiones en las que al vino Europeo en general le imponen “condiciones
de acceso al mercado diferentes”, lo que impide desarrollar en estos mercados el comercio del vino.
“Hay miles de trabas, con el etiquetado, las menciones… que hacen que los departamentos de
exportación, que deberían ser esencialmente comerciales, se conviertan en centros de documentación y
análisis de legislación”, manifestó, por lo que expresó que sería deseable una “homogeneización”.
Asimismo, exigió garantías de seguridad jurídica para las inversiones que las bodegas españolas y
europeas han hecho o tienen previsto hacer en Iberoamérica.
A su vez, Eduardo Medeiro, administrador del Grupo Bacalhoa, de Portugal identificó como
oportunidades para el vino en la coyuntura actual la aparición de nuevos mercados de consumo, la
existencia de tecnología que permite estar más cerca del consumidor, así como los avances en
mecanización de viñedo y racionalización de técnicas de regadío en viña. Por el contrario, señaló como
amenazas para el sector la emergencia de nuevos actores internacionales que entran en competencia
directa con los productores tradicionales y la presión que pueden ejercer sectores sociales que
consideran el vino “como una droga”, alejado del concepto de alimento.
Unas de sus reivindicaciones que mejor recibimiento tuvo fue la de que el sector del vino sea capaz en un
futuro próximo de disputar “cara a cara” con empresas como Apple el talento de las universidades. Para
ello es fundamental mejorar la relación universidad/empresa en el sector del vino para que los nuevos
talentos integren el futuro del sector vitivinícola.
El Foro también ha permitido conocer realidades vitivinícolas como las de Andorra, de mano de Albert
Farré, de Celler Borda Sabaté. Su incorporación al panorama vitivinícola como país productor es muy
reciente, con apenas ocho años de producción.
Evaristo Babé, presidente de Fedejerez y del C.R.D.O. del Brandy de Jerez, aportó una visión empresarial
de las preocupaciones ante el comercio internacional. Las necesidades empresariales pasan por una
limitación de la regulación y una mayor homogeneización de las legislaciones; más libre competencia y
una lucha contra la competencia desleal con agilidad y eficacia. Asimismo, reclamó un mayor equilibrio
en relaciones con la distribución. A su juicio, es esencial que las Administraciones Públicas “defiendan
mejor a las marcas comerciales”, patrimonio de las empresas, y la defensa de las indicaciones geográficas
en terceros países.
En el debate posterior, Jesús Zorrilla, justificó que en un sector que recibe subvenciones europeas exigen
de esa burocracia extensa, “para controlar el gasto del dinero comunitario”. Asimismo, recordó que
desde hace unos años, la UE dejó de realizar acuerdos bilaterales relativos a prácticas enológicas, para
pasar a tomar directamente las indicaciones de la OIV.
Por su parte, Ramón Vélez, explicó las medidas llevadas a cabo en México para fortalecer la presencia y
conocimiento del vino en el sector servicios. Para ello se ha implementado un esquema de capacitación
que concede preparación práctica en el mundo del vino a través de una herramienta de e-learning
(formación online).
Ahondando en el aspecto del consumo, António Soares Franco, destacó que el vino ha de ser capaz de
cambiar al tiempo que cambian los consumidores. “Buscan cosas nuevas y las bodegas tienen que tener
la agilidad suficiente para lanzar vinos que se adapten a sus nuevos gustos”, explicó. Para ello, consideró
importante que haya un intercambio efectivo de conocimiento entre el Viejo Mundo y el Nuevo Mundo
vitivinícola, para que haya un “futuro para el vino”.
Por su parte, Javier Pagés, presidente de la FEV y director general de Codorníu, en su segunda
intervención reiteró en que Latinoamérica es un “mercado natural” para los productores españoles y
portugueses. Asimismo valoró que los países iberoamericanos pueden beneficiarse doblemente de las
inversiones europeas. Por ejemplo, defendió que Codorníu “se ha convertido en embajadora de los vinos
argentinos”, en un “movimiento enriquecedor”.
María Isabel Mijares, consultora en Enología, miembro de la Real Academia de Gastronomía y del Comité
de Organización, redundó en la necesidad de armonizar aspectos técnicos y señaló la contradicción
existente entre la reclamación a los enólogos de hacer vinos más modernas y luego no reconocer las
técnicas necesarias para llegar a ellos. Por eso consideró necesario que haya una mayor cercanía entre el
mundo científico que toma decisiones sobre estándares y el sector empresarial/productor.
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