LA NECESIDAD DE INCORPORAR AL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES PARA EL DISTRITO FEDERAL UN PROCEDIMIENTO PARA INIMPUTABLES POR CAUSA DE TRASTORNO MENTAL. Con motivo de las recientes modificaciones a los diversos ordenamientos legales que rigen la materia penal, vio la luz el “ NUEVO CÓDIGO PENAL PARA EL DISTRITO FEDERAL” y se alcanzaron diversas reformas al Código de Procedimientos Penales del Distrito Federal y a la “Ley de Ejecución de Sanciones Penales para el Distrito Federal”, sin embargo la intención de nuestros asambleístas no fue suficiente y aun con las reformas nos quedaron a deber, es decir que nuestro marco jurídico en el ámbito penal sigue ignorando aspectos fundamentales como son, entre otros, el conjunto de reglas y principios para justificar la imposición de las medidas de seguridad a la luz del procedimiento que se siga a los inimputables por causas de trastorno mental, cuya conducta se relaciona con actos u omisiones consideradas como delito por la ley. Al analizar la reforma encontramos que , el “NUEVO CÓDIGO PENAL PARA EL DISTRITO FEDERAL” previene en el libro primero, título tercero (“de las consecuencias jurídicas del delito”) un capitulo referido al catálogo de medidas de seguridad en donde se contemplan entre otras las siguientes: 1.- Supervisión y vigilancia de la autoridad. 2.- Prohibición de ir a un lugar determinado u obligación de residir en él. 3.- Tratamiento de inimputables o imputables disminuidos y 4.- Tratamiento de deshabituación y desintoxicación. Bajo esta óptica estas son las medidas de seguridad que puede imponer la autoridad judicial que conozca de los hechos ilícitos en los que se involucre alguna persona disminuida o afectada de sus facultades mentales y por esta razón inimputable. De esta manera el artículo primero del Nuevo Código Penal para el Distrito Federal al referirse al principio de legalidad señala: “ Artículo 1.- A nadie se le impondrá pena o medida de seguridad, sino por la realización de una acción u omisión expresamente prevista como delito en una ley vigente al tiempo de su realización, siempre y cuando concurran los presupuestos que para cada una de ellas señale la ley y la pena o la medida de seguridad se encuentren igualmente establecidas en esta”. De la misma manera pero en el ámbito federal, se contempla la posibilidad de imponer alguna medida de seguridad, en este orden de ideas se destaca la reforma al Código Penal Federal publicada en el Diario Oficial de la Federación de fecha 6 de febrero del 2002, en atención a la reforma se autorizan en el artículo 421 diversas penas y medidas de seguridad respecto de la comisión de delitos contra el ambiente y la gestión ambiental. Ambas situaciones entran en una franca contradicción con lo que dispone el artículo 21 de la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos, en efecto, el citado precepto dispone: “ARTÍCULO 21.- La imposición de las penas es propia y exclusiva de la autoridad judicial. La investigación y persecución de los delitos incumbe al Ministerio Público ...”. Como se puede observar el artículo reconoce a la autoridad judicial competencia para imponer penas, sin embargo omite reconocer tal potestad respecto de otras consecuencias del delito como serían las medidas de seguridad o lo que nuestro NUEVO CÓDIGO PENAL PARA EL DISTRITO FEDERAL denomina “consecuencias jurídicas para las personas morales”, que contemplan entre otras las siguientes: la disolución de la sociedad; la remoción de los administradores; la intervención de la persona moral; etc.. Como consecuencia de lo anterior, cualquier castigo distinto de los señaladas bajo el rubro de “pena” (prisión, sanciones pecuniarias, destitución e inhabilitación de algún cargo o empleo, etc.) que imponga la autoridad judicial será contraria a la Constitución y por ende, en un juicio de amparo se tendrá que otorgar la protección de la justicia federal, para el efecto de dejar sin efecto la medida impuesta por dicha autoridad. Como se puede observar este panorama limita la actuación de la autoridad judicial y la eficacia misma de la ley penal, si tenemos en cuenta que la autoridad judicial precisa de una amplia gama de herramientas para hacer valer la ley y lograr los objetivos de la política criminal es justo reconocer que en este caso, resulta indispensable una reforma a la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos para incluir dentro de las facultades de la autoridad judicial la potestad de imponer medidas de seguridad a los sujetos que sufran algún tipo de alteración o disminución de sus facultades mentales resultando de esta manera inimputables que aparezcan relacionados con actos u omisiones penalmente relevantes, que del mismo modo la faculte para determinar y aplicar las consecuencias jurídicas a las personas morales involucradas en la comisión de hechos ilícitos. De esta manera se propone modificar el artículo 21 constitucional para quedar como sigue: “Artículo 21.- La imposición de las penas es propia y exclusiva de la autoridad judicial. También será de su competencia la determinación e imposición de las medidas de seguridad que contemple la ley a los sujetos que por encontrarse afectados de sus facultades mentales sean considerados como inimputables y se encuentren relacionados en la comisión de conductas penalmente relevantes. La autoridad judicial se encuentra facultada para imponer a las personas morales que se beneficien o sean utilizadas para cometer algún delito las siguientes medidas la suspensión de actividades, la disolución, la prohibición de realizar determinadas actividades, la remoción del o de los administradores y la intervención. La investigación y persecución de los delitos incumbe al Ministerio Público ...”. Como se puede observar, en esta propuesta se sugiere adicionar un párrafo que de manera clara indique las medidas aplicables a las personas morales en orden a facilitar a la autoridad judicial herramientas adecuadas para el combate de la delincuencia organizada. Con independencia de lo anterior debemos reconocer que, lamentablemente se nuestros legisladores han incurrido en sendos errores al momento de confeccionar el Código Penal y estos errores se han venido repitiendo. En efecto, el Nuevo Código Penal para el Distrito Federal (y en su oportunidad lo hizo el Código Penal hoy abrogado) concede a la autoridad judicial una dispensa para imponer sanción aún y cuando haya sido cometido un delito. Este caso se contempla en el artículo 75 del Código Penal vigente ( y se contemplaba en el artículo 55 del Código Penal abrogado), en esta hipótesis el Juez de oficio o a petición de parte, podrá prescindir de la imposición de una pena privativa de la libertad o sustituirla por una menos grave o por una medida de seguridad, cuando la imposición resulte notoriamente innecesaria o irracional, para este efecto se señalan una serie de causas como el precario estado de salud del sujeto activo, senilidad avanzada padecer una enfermedad grave o incurable. Como se puede apreciar resulta incongruente que en el artículo 75 ya citado se faculte a la autoridad para que de manera discrecional, dispense la imposición de una pena, y además se sugiera la posibilidad de sustituirla por una medida de seguridad y por otro lado exista la necesidad de llenar un vacío legal, por lo que toca al procedimiento que se debe seguir a los inimputables por causa de trastorno mental destacando la necesidad de incorporar a la legislación vigente un procedimiento para imponer a un inimputable por trastorno mental una medida de seguridad. Sin duda, el trastorno mental que pueda colocar al sujeto activo como inimputable es una enfermedad, del mismo modo que la senilidad en algunos casos provoca demencia o cualquier otro tipo de afectación a la salud mental del individuo, de esta manera queda claro que bajo los supuestos que marca el artículo 75 ya citado (senilidad avanzada, enfermedad grave o incurable o precario estado de salud) podríamos estar hablando de algún sujeto inimputable por causa de trastorno mental que en todo caso debería ser objeto de un tratamiento jurídico adecuado y no de una simple dispensa que obedezca al arbitrio o criterio del Juez quien podrá o no acceder a tal prerrogativa. La discusión no es ociosa si tomamos en cuenta que, en caso que el Juez decida aplicar el artículo 75 ya citado, tendrá no obstante ello la obligación de imponer una condena que contemple la reparación del daño y la sanción económica correspondiente que en este caso y de acuerdo a lo que dispone el artículo 46 fracción I del propio Código Penal, la reparación del daño será a cargo de los tutores, curadores o custodios que tengan bajo su autoridad al sujeto inimputable en cuestión. Por otra parte, el trastorno mental es una causa excluyente de delito. Una vez salvado este primer obstáculo, será necesario enfrentar un segundo reclamo de iguales o mayores dimensiones, nuestro Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal no contempla ningún procedimiento aplicable a sujetos inimputables por causa de trastorno mental, cuya conducta resulta ser penalmente relevante al realizar actos u omisiones que la ley vigente determina como delito. En este caso si la reforma a la Constitución encuentra eco y se avanza incorporando la citada propuesta al primer párrafo del artículo 21, tendríamos que afrontar un segundo obstáculo, la falta de un mecanismo para lograr la aplicación de esa reforma, es decir la falta de un procedimiento aplicable a inimputables por causa de trastorno mental. Esta falla en la legislación procesal vigente en el Distrito Federal se ha pretendido salvar de diversas maneras, en algunos casos se ha llegado a proponer la prórroga de la jurisdicción, situación desde luego reprobable. En este sentido, la Jurisprudencia y la Doctrina se han pronunciado ampliamente para repudiar esta practica y más aún, debido a modificaciones en la propia ley procesal la hipótesis hecha valer para la prórroga de la jurisdicción es ahora más que nunca inoperante. En este orden de ideas primero debemos proceder a demostrar esa practica, a nuestro juicio incorrecta, para lo cual me remito a la tesis que se cita a continuación: PROCEDIMIENTO PENAL, ILEGAL SUSPENSIÓN DEL. ENAJENACIÓN MENTAL. Si el procesado sufría una anomalía mental con anterioridad al momento en que cometió los hechos delictuosos que se le atribuyen, resulta ilegal la suspensión del procedimiento penal, pues tal suspensión tiene lugar cuando los procesados o condenados enloquezcan durante el procedimiento; así se desprende de lo dispuesto por el artículo 477, fracción III, del Código de Procedimientos Penales , en relación con la última parte del artículo 68 del Código Penal, ambos en vigor en el Distrito y Territorios Federales. La circunstancia de que el acusado sufriera enajenación mental al ejecutar los hechos delictuosos, determina la prosecución de un procedimiento especial, en cuya practica los tribunales del fuero común han seguido la forma la forma señalada por los artículos 495 a 499 del Código Federal de Procedimientos Penales , a falta de ley propia. TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER CIRCUITO. SÉPTIMA ÉPOCA. Amparo en Revisión 16/71. Humberto Rodríguez Fierro. 26 de marzo de 1971. Ponente: Víctor Manuel Franco. Tesis 256,984. Informe 1971, Tercera Parte, Tribunales Colegiados de Circuito, página 21. Esta situación de por sí alarmante, se vio agravada por las diversas reformas al Código Penal y por la creación de un nuevo Código que no hace mención alguna del procedimiento aplicable a estos sujetos que por padecer de un trastorno mental resultan ser inimputables. En efecto por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación de fecha 13 de enero de 1984 se reformaron una serie de artículos del Código Penal vigente para el Distrito federal en delitos del orden común, del citado decreto y para los efectos del presente trabajo se destaca el contenido del artículo CUARTO TRANSITORIO que señala: “TRANSITORIOS ... ARTÍCULO CUARTO.- En lo que respecta al régimen aplicable a los inimputables a que alude el artículo 15 fracción II del Código Penal, reformado en los términos del presente Decreto, se estará a lo dispuesto para enfermos mentales, en el Código Federal de Procedimientos Penales, mismo régimen que se aplicará para las infracciones del fuero común...”. Sin duda la tesis transcrita y el artículo transitorio que arriba se indican revelan que, en la practica la prorroga de la jurisdicción federal fue aceptada en el ámbito local para llenar el vacío en cuanto al tratamiento jurídico-procesal de los inimputables que pudieran involucrarse en actos de relevancia penal. Sin embargo, mediante Decreto de fecha 21 de diciembre de 1993, publicado en el Diario Oficial de la Federación de fecha 10 de enero de 1994 se reformaron diversos artículos del Código Penal vigente para el Distrito Federal en materia del fuero común, entre otros aspectos se reformó la fracción II del artículo 15 para pasar a ser, a partir de la reforma, la fracción VII del citado artículo pero además, se incluyeron cambios sustanciales mientras que la redacción vigente antes de la reforma hacía referencia al término infracción para referirse a la conducta por la cual se daba intervención al aparato persecutorio, en la reforma se abandona dicho concepto y se sustituye por la denominación hecho típico, este cambio nos acerca a la idea, que en lo personal repudio, de desconocer en la practica el alcance del trastorno mental como excluyente de delito. Esta reforma provocó entre otras cosas que la aplicación del artículo cuarto transitorio del Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación con fecha 13 de enero de 1984 relativo a la prorroga de la jurisdicción, resultara totalmente imposible en el ámbito local en orden al principio de estricto derecho que rige en materia penal. Afortunadamente, la falta de un procedimiento aplicable a inimputables por causa de trastorno mental en el ámbito local, no es representativa de la tendencia de los ordenamientos estatales y del ordenamiento federal. Como se pudo observar, en la legislación federal se contempla un procedimiento relativo a los enfermos mentales, del mismo modo que la mayoría de la legislaciones estatales han desarrollado con mucha fortuna procedimientos aplicables a los inimputables por razones de trastorno mental. Es por esta razón que proponemos aprovechar la experiencia de las legislaciones estatales y de la legislación federal para diseñar un procedimiento en que se cumplan con los siguientes objetivos: a.- Facilitar la intervención de los especialistas médicos en áreas de psiquiatría y sicología para la correcta evaluación del trastorno mental, de sus causas, duración y del tratamiento más adecuado, elementos que deberán normar la actuación de la autoridad judicial bajo la premisa de que, ningún fin practico y menos aún algún beneficio para la sociedad se conseguirá con “castigar” al sujeto manteniéndolo recluido en una prisión y en cambio, se mejoraría su estado patológico, sujetándolo a un régimen adecuado. b.- La medida de seguridad será tendiente a la rehabilitación es decir, deberá facilitar la reinserción del sujeto al núcleo familiar y a la comunidad a la que pertenece procurando ante todo que, quienes ejerzan la custodia se involucren en el procedimiento judicial y en el tratamiento médico que resulte, obligándose a exhibir las garantías que para tal efecto señale la propia autoridad y que deberán ser similares a las que se aplican a las personas que gozan del beneficio de la libertad provisional bajo caución por cuanto en las mismas se deberá contemplar la reparación de los daños causados con la conducta y el cumplimiento de las obligaciones derivadas del procedimiento. c.- Procurar que por medio del órgano judicial encargado de seguir el procedimiento el sujeto inimputable se incorpore al padrón que para tal efecto debe seguirse en los términos del artículo 5º de la Ley para Personas con Discapacidad en el Distrito Federal, evitando de esta medida la aplicación de controles que no representan ninguna utilidad en el caso concreto, como sería el caso de la ficha signalética prevista por el artículo 298 del Código de Procedimientos Penales del Distrito Federal. d.- Procurar una adecuada representación mediante la intervención directa en el procedimiento de las personas responsables de su custodia ya sean sus padres, tutores o curadores. e.- En todo caso, tratándose de inimputables por causa de trastorno mental la medida de seguridad tendrá un carácter eminentemente curativo a través de los tratamientos de orden terapéutico que resulten adecuados al caso, apoyadas por medidas de supervisión y vigilancia. f.- El procedimiento que para el caso de inimputables por causas de trastorno mental se incorpore al Código de Procedimientos Penales del Distrito Federal deberá distinguir puntualmente los efectos jurídicos de las resoluciones que en el mismo se adopten y los efectos jurídicos de las medidas de seguridad que se impongan de los efectos jurídicos que corresponden al Estado de Interdicción en los términos de la Legislación Civil. Es decir mientras que la vinculación de una persona con trastorno mental en conductas penalmente relevantes es sin duda un evento aislado y esporádico, la declaratoria de su “estado de interdicción” tiene efectos permanentes y lo ubica dentro de la categoría de los sujetos con capacidad de goce pero sin capacidad de ejercicio, es decir como incompetente. De esta manera la primera hipótesis limita sus efectos al procedimiento que como consecuencia de hechos penalmente relevantes se inicie, en donde se busca la conveniencia de la Sociedad como víctima de una trasgresión. Por otro lado, nuestra legislación acoge como propio el principio que se desprende del artículo I, apartado 2, inciso b, de la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Personas con Discapacidad, que señala: “... En todos los casos en que la legislación interna prevea la figura de la declaración de interdicción, cuando sea necesaria y apropiada para su bienestar, ésta no constituirá discriminación ...”. Es decir que, la declaración de interdicción obedece primeramente al interés del paciente y no a la conveniencia de la Sociedad, por esta razón el Juez que en materia penal intervenga en el procedimiento que se siga al inimputable no podrá bajo ningún concepto hacer declaratoria alguna de incompetencia o de estado de interdicción, lo anterior sin perjuicio de la potestad de dicha autoridad para nombrar un tutor especial que le auxilie en el desarrollo del proceso. g.- El Juez podrá modificar en todo momento y atendiendo a la opinión de los especialistas médicos la medida o medidas de seguridad impuestas en aras a la recuperación de la salud mental del inimputable. Colaboración de Jorge Zepeda Laureano (enero-03).