¿Es la permanencia estudiantil un asunto de calidad educativa?

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¿ES LA PERMANENCIA ESTUDIANTIL UN ASUNTO DE CALIDAD EDUCATIVA?
Políticas nacionales y gestión institucional para reducir el abandono
Gartner, María Lorena1
Gallego, Carmenza2
Universidad de Caldas - COLOMBIA
[email protected]
[email protected]
Resumen. El abandono estudiantil es un preocupante fenómeno que afecta negativamente los
esfuerzos de las sociedades con miras a la formación del capital humano requerido para
encarar los enormes desafíos del desarrollo económico, social y ambiental, en el marco de la
sociedad global del conocimiento. Colombia ha logrado ampliar la cobertura en la Educación
Superior, sin embargo, este logro se ha visto ensombrecido por los elevados índices de
deserción. Cada vez es mayor el número de estudiantes que ingresan a la Educación Superior
con alto riesgo de abandono por diversos factores: económicos, sociales y académicos.
La capacidad de disminuir el abandono y garantizar la permanencia en el Sistema Educativo
es un componente esencial de calidad que compromete los criterios de eficacia, eficiencia,
pertinencia y equidad. La calidad de las instituciones educativas hace necesario tener en
cuenta las características de su población estudiantil, como premisa para las orientaciones
pedagógicas, las políticas institucionales y las actuaciones de los diversos actores que
confluyen en el escenario educativo. El abandono es un fenómeno relacionado con
condiciones sociales deficitarias, en las que se presentan una sucesión de factores que, en
cadena, configuran la conocida vulnerabilidad social, económica y académica, a la que se
suman factores individuales e institucionales. En tal sentido, aunque las instituciones
educativas no pueden sustraerse a los condicionantes de las sociedades a las que pertenecen, sí
pueden contrarrestar en parte la influencia negativa del origen social de los estudiantes.
La Universidad de Caldas ha venido desplegando esfuerzos orientados a prevenir la deserción
estudiantil, a través de un programa denominado: “Permanencia con Calidad”, con el que se
pretende abordar integralmente esta problemática, mediante la combinación de acciones de
apoyo económico, académico, familiar y psicológico, que concitan la participación de gran
número de actores institucionales, en el marco del Sistema Institucional de Aseguramiento de
la Calidad.
A partir de esta experiencia de intervención sobre el abandono en la Educación Superior, se
realiza una reflexión sobre el tema de la calidad educativa, haciendo referencia particular a los
procesos de acompañamiento estudiantil, como un factor que aporta, de manera significativa,
al desarrollo de una educación con calidad, la cual se cimienta en el reconocimiento de las
características de los estudiantes, en la capacidad de ofrecer oportunidades efectivas de
aprendizaje en atención a su diversidad y en la respuesta a las necesidades sociales.
1
2
Trabajadora Social docente Universidad de Caldas, miembro Consejo Nacional de Acreditación de Colombia.
Trabajadora Social docente Universidad de Caldas.
Descriptores o Palabras Clave: Abandono, Deserción, Calidad Educativa, Cultura del
Acompañamiento.
1 Introducción
Para insinuar el enorme significado que
tiene el decidido compromiso orientado a
garantizar la permanencia estudiantil en
condiciones de calidad, no es posible dejar
de mencionar el papel relevante que
desempeña el fortalecimiento de los
sistemas educativos en la actual economía
global del conocimiento. El ascenso
económico y el crecimiento en la
productividad competitiva con posibilidades
de acercar los abismos de la desigualdad no
pude lograrse sin el incremento en los
niveles educativos de la población con
estrictos parámetros de calidad. Es claro que
las oportunidades educativas traen consigo
ventajas en relación con la participación
ciudadana, la inserción laboral, las
condiciones salariales y el desarrollo de las
capacidades indispensables para asumir los
retos y exigencias que requiere la sociedad
contemporánea.
Uno de los problemas que enfrenta la
Educación Superior en América Latina es la
deserción estudiantil, expresada en una
elevada proporción de estudiantes que no
logran culminar sus estudios en el nivel
terciario, con el enorme costo social que ello
implica.
Son
innumerables
las
investigaciones que ha concitado dicho
fenómeno con miras a entenderlo e
intervenirlo, así como gigantescos han sido
los esfuerzos por lograr claridad conceptual
al respecto y modelar sus determinantes,
estableciendo el peso relativo de ellos. En
consecuencia, son diversos los modelos
teóricos que han emergido (psicológico,
sociológico, económico, organizacional, de
interacción, académico, etc.) que, sin duda,
aportan a la comprensión del abandono
estudiantil. Sin embargo, con un tono muy
ecléctico, habrá que decir que cada uno de
ellos sólo aporta piezas a este complejo
rompecabezas. La confluencia de múltiples
variables en la decisión de abandonar las
aulas en los escenarios de la Educación
Superior dan cuenta de la multicausalidad
del fenómeno y, por ende, de las dificultades
que enfrentan las acciones orientadas a
evitarlo.
En Colombia se han ido consolidando
múltiples procesos enfocados a garantizar la
permanencia estudiantil. Particularmente,
para el caso que nos ocupa, la Universidad
de Caldas ha avanzado en un proceso
conducido desde la óptica de la calidad
educativa. Desde esta perspectiva y
reconociendo que la deserción es un
fenómeno multifactorial se han adoptado
estrategias integrales que comprometen gran
parte de la dinámica institucional.
El objetivo de esta presentación es compartir
unas reflexiones sobre la calidad educativa,
suscitadas por la experiencia de promoción
de la permanencia en la Universidad de
Caldas, particularmente en lo que respecta al
componente de acompañamiento estudiantil.
2 Referentes contextuales
En las últimas décadas, a nivel mundial, se
ha observado un crecimiento inusitado de
los sistemas de Educación Superior
expresado en un mayor número de
instituciones, de programas y de estudiantes.
Colombia no ha estado ajena esta tendencia
conocida como masificación de la
Educación Superior y, en consecuencia, ha
presentado avances en materia de
ampliación de la cobertura, particularmente,
en lo que va corrido de la presente centuria.
Mientras en el año 2000 la tasa de cobertura
se estimaba en el 23.5%, en el año 2012
aumentó al 42.3% (Sistema Nacional de
Información de la Educación Superior –
SNIES–), lo que significó un crecimiento
sin precedentes de la población estudiantil.
Este incremento numérico de estudiantes en
la Educación Superior se correlaciona con
una mayor heterogeneidad; los campus
universitarios en las últimas dos décadas
están siendo habitados por una población
estudiantil cada vez más diversa en sus
orígenes sociales, étnicos, culturales y
económicos,
y en sus características
personales.
El esfuerzo encaminado a incrementar la
cobertura, en términos del acceso a la
Educación Superior, se ve frustrado por la
interrupción en la trayectoria académica de
un elevado porcentaje de quienes ingresan.
Este fenómeno, en el transcurso del presente
trabajo será nombrado indistintamente como
abandono o deserción. Según informe del
Ministerio de Educación Nacional:
En Colombia, para el año 2012, la deserción3 en
el nivel universitario alcanzó el 45.3%, lo que
significa que uno de cada dos estudiantes que
ingresa a educación superior no culmina sus
estudios. El problema es mayor en el nivel
técnico y tecnológico, donde la deserción alcanza
niveles del 63.2% y el 52.3% respectivamente.
Por su parte, la tasa de deserción anual ascendió
a 11.1%. La meta del Plan de Desarrollo
Prosperidad para Todos es reducirla al 9% en
2014. El periodo crítico en el cual el fenómeno
se presenta con mayor intensidad, corresponde a
los cuatro primeros semestres de la carrera, en el
cual se produce el 74% de la deserción de
estudiantes, donde inicia un proceso de
adaptación social y académica al medio
universitario. Con respecto a la graduación de los
estudiantes, la información registrada en el
Sistema para la Prevención de la Deserción en
las Instituciones de Educación Superior 3
Según el Ministerio de Educación Nacional es
desertor “todo estudiante que no presenta matrícula
durante dos períodos consecutivos o más al momento
del estudio”.
SPADIES-, permite establecer una tasa de
graduación del 16.8% en el undécimo semestre y
de
32.2%
en
el
decimocuarto
semestre.(Ministerio de Educación Nacional,
2013)
Ante esta situación, resulta acertada la
metáfora de la “puerta giratoria”, utilizada
por Castellanos (2012) para expresar que de
las aulas son expulsadas las personas tan
rápido como entran. La diferencia es que, al
entrar hay expectativa por un futuro mejor y
al salir hay frustración. El abandono de las
aulas es un fracaso en cadena que va desde
el individuo que malogra el proyecto de
culminar sus estudios, pasando por la
familia y la institución educativa, hasta
llegar al Sistema Educativo. Así mismo, los
costos económicos son altos para los sujetos,
las familias y las instituciones, sin contar
con lo oneroso que es para la sociedad un
proyecto de formación profesional frustrado.
En Colombia, el proceso de seguimiento a la
permanencia y al abandono estudiantil en la
Educación Superior, realizado por el
Ministerio de Educación Nacional, arroja
información en la que muestra que el factor
determinante de la deserción estudiantil en
el país está asociado al potencial o capital
cultural y académico con el cual ingresan los
estudiantes a la Educación Superior. En su
orden le siguen los factores financieros y
socioeconómicos, los institucionales y los de
orientación vocacional y profesional
(Ministerio de Educación Nacional, 2009).
Es claro que la manera como se distribuye el
capital cultural está relacionada con las
estructuras sociales, por consiguiente, el
nivel socio-económico y el capital cultural
de las familias explican en buena medida las
diferencias académicas y la tendencia a
desertar del sistema educativo. Es así como
el abandono educativo en todos los niveles –
básico, secundario y terciario– se relaciona
con la acumulación de desventajas en una
estructura de oportunidades socialmente
configurada. En sociedades como las
nuestras, caracterizadas por sus enormes
desigualdades sociales y económicas, la
ampliación de cobertura en el nivel
educativo terciario ha significado el ingreso
a las Instituciones de Educación Superior –
IES– de un número cada vez más elevado de
estudiantes con alto riesgo académico,
económico, social y familiar.
Asistimos a un proceso de recomposición de
la población estudiantil en la Educación
Superior expresado en una mayor diversidad
con respecto a procedencia geográfica,
social y cultural,
y en una mayor
vulnerabilidad académica y económica.
Mientras en el año 2000 en Colombia menos
del 25% de estudiantes provenía de familias
con ingresos inferiores a dos salarios
mínimos, en 2010, dicha participación
ascendió al 53% (Ministerio de Educación
Nacional, 2010).
La
creciente
vulnerabilidad
social,
económica y académica se ve reflejada en
muchos indicadores que permiten predecir
las probabilidades de deserción. Dichos
indicadores son, por ejemplo: el estado
ocupacional del estudiante al momento de
presentar las Pruebas de Estado (PE) para el
ingreso a la Educación Superior, el resultado
de dichas pruebas y el nivel educativo de la
madre. Como se advierte en la Tabla 1, la
deserción es mayor en quienes presentan
baja calificación en las PE, trabajaban al
momento de presentar dichas pruebas y
provienen de hogares en los que la madre
tiene nivel educativo bajo.
Tabla1: Deserción por cohorte en Colombia de acuerdo con la
calificación en las Pruebas de Estado (PE) y el nivel educativo de
la madre
Calificación PE
BAJA
62,7%
MEDIA
52,3%
ALTA
41,1%
Nivel educativo de la madre
Básica primaria
55.7%
Básica secundaria
54,3%
Media vocacional o
técnica/tecnológica
Universitaria o
superior
Fuente: SPADIES (2013)
49,8%
46,6%
Trabajaba al
presentar PE
Sí
61.7%
trabajaba
No
51.9%
trabajaba
Mientras en el pasado el abandono era
considerado como una deseable señal de alto
nivel se selectividad de los graduados y de
exigencia académica; en la actualidad, este
fenómeno cuestiona seriamente la calidad
educativa, en la medida en que compromete
varios de sus criterios, como son: la
eficiencia, la pertinencia y la equidad. Al
aplicar estos criterios al fenómeno del
abandono educativo o a su contraparte, la
retención, se puede concluir que:



La capacidad de una IES para que la
mayoría de sus estudiantes permanezcan
hasta el final del trayecto académico y
egresen en los tiempos previstos
alcanzando los objetivos formativos
definidos en el currículo es EFICACIA.
El ajuste académico y organizacional de
las IES a las necesidades de los
estudiantes y de la sociedad en que se
sitúa
es
PERTINENCIA
Y
RELEVANCIA SOCIAL.
La capacidad de atender la desigual
situación de los estudiantes para lograr
los
objetivos
educativos
es
EQUIDAD.(Martínez R., 2007)
El compromiso con la calidad en las IES
colombianas se ve reflejado en las
estadísticas de deserción. Las instituciones
que poseen acreditación de alta calidad
muestran menores índices de deserción
(Ministerio de Educación Nacional, 2012).
A pesar
del indeseable reflejo en la
educación de los sistemas sociales basados
en la desigualdad y la falta equidad, no
podemos dejar de creer que las IES pueden
contrarrestar en parte la influencia negativa
del origen social de los estudiantes.
“Cuando una institución acepta estudiantes
con desventajas académicas se hace
responsable de proveer los recursos que
permitan, en el estudiante, mantener la
intención de permanecer en la universidad”
(Peralta Díaz, 2008).
Las
variables
económicas,
sociales,
culturales, académicas e institucionales que
inciden en la deserción pueden ser
agrupadas en dos grades factores de riesgo:
externos e internos. Los primeros se
focalizan fundamentalmente en contextos
socioculturales carenciales,
en los que
confluyen la precariedad en los ingresos,
las familias numerosas, el bajo capital
cultural, la discriminación, el conflicto, la
inseguridad y la violencia, entre otros. Los
segundos invocan los procesos de
adaptación institucional, las interacciones
con docentes y estudiantes, los sistemas
pedagógicos, la elección de la carrera, los
estilos de aprendizaje, los hábitos de estudio,
los recursos de apoyo académico y la
utilidad percibida, entre otros, los cuales
contribuyen, junto con los primeros, a la
configuración de un comportamiento
acumulativo que desencadena en repitencia,
en atraso, en ausentismo y, finalmente, en
deserción.
A simple vista, podría decirse que los
factores externos no son gobernables por las
IES, lo cual, en parte, es cierto. Sin
embargo, los sistemas de bienestar
existentes en las IES públicas y privadas, de
una u otra forma, desarrollan acciones
paliativas al respecto, como son, a modo de
ejemplo, las
becas, las residencias
estudiantiles, los apoyos económicos por
monitorías, los aportes alimentarios, los
servicios de salud física y mental, etc.
Ahora bien, los factores internos sí que son
gobernables institucionalmente, claro está
que con un decidido compromiso en
diferentes
niveles
y
escenarios
institucionales, como se indicará más
adelante.
Aunque teóricamente el abandono es
explicado a partir de varios énfasis en los
que se desglosan los múltiples aspectos que
integran los factores internos y externos que
ponen en riego la permanencia y graduación
en la Educación Superior, es claro que la
deserción se encuentra multideterminada,
como ya se ha indicado. En tal sentido, en la
medida en que confluyen causas de diverso
orden, se requiere desarrollar un enfoque
integral y articulado que atienda las diversas
variables que intervienen. Por consiguiente,
es necesario movilizar la estructura
administrativa y académica de las IES, pues
la deserción implica un compromiso
institucional que involucra la dinámica
origanizacional en su conjunto. Si
entendemos la educación como un bien
público, es claro que la meta es educar con
calidad y no simplemente escolarizar.
En tal sentido, el Gobierno Colombiano, a
través del Ministerio de Educación
Nacional, suscribió en el año 2010 el
llamado Acuerdo Nacional para Reducir la
Deserción, firmado por el presidente y los
rectores de las IES, el cual busca articular
los esfuerzos públicos y privados en torno al
tema y convocar la participación de las
familias, el sector productivo y los
gobiernos locales en su atención. En el
marco de este Acuerdo, el Gobierno viene
trabajando en estrategias de apoyo
económico, en el fortalecimiento de la
capacidad institucional para atender el tema,
en la nivelación y acompañamiento
académico de los estudiantes antiguos y
nuevos, en la orientación vocacional y en la
profundización de los procesos de
articulación entre la educación media,
superior.
En consecuencia, muchas IES colombianas
han venido desplegando enormes esfuerzos
orientados a disminuir los índices de
abandono, en muchos casos, mediante
estrategias
focalizadas
a
abordar
integralmente el fenómeno, en las que se
combinan acciones de apoyo económico,
académico, familiar, psicológico, etc.
2. Referentes institucionales. Universidad
de Caldas
La Universidad de Caldas es una institución
de carácter público, cuya población de poco
más de 13.000 estudiantes conforma una
comunidad heterogénea en lo concerniente a
su caracterización socio-económica y
cultural. En la actualidad, la Universidad es
un escenario multicultural en el que hacen
presencia estudiantes de toda la escala
social; más del 74% pertenecen a los dos
estratos socio-económicos más bajos. Así
mismo, integran la comunidad estudiantil
personas de muy diversas regiones del
territorio nacional y de origen étnico
diferenciado,
dígase,
por
ejemplo,
afrocolombianos, indígenas y Rom.
La Universidad de Caldas, según reporte de
SPADIES (2013), presenta una deserción
promedio cercana a la cifra nacional. Por
consiguiente, en el marco de su Sistema de
Aseguramiento de la Calidad, se ha dado a
la tarea de desarrollar procesos que, en
atención a las características de sus
estudiantes y a las demandas de su contexto
social, económico y cultural, buscan la
transformación institucional en sintonía con
la sociedad en la que se inserta y a la cual se
debe.
Es así como en el marco del programa
denominado “Permanencia con Calidad”, la
Institución busca abordar integralmente el
fenómeno de la deserción estudiantil,
mediante la articulación de acciones de
apoyo económico, académico, familiar,
psicológico, etc. y a través de la
intervención coordinada de gran cantidad de
actores institucionales. Dicho Programa se
organiza a través de una adaptación de la
fórmula de Simpson (2009).
MENOR DESERCIÓN = ELECCIÓN APROPIADA +
IDENTIFICACIÓN TEMPRANA DE LA VULNERABILIDAD +
CONTACTO PROACTIVO OPORTUNO + APOYO EXTERNO
Sobre cada uno de los elementos de la
fórmula, se encuentran planteados diversos
proyectos diferenciados según cada factor de
riesgo susceptible de ser intervenido
institucionalmente. Sin embargo, por las
limitaciones de espacio y el propósito de
esta presentación no se hará referencia a la
filigrana de su estructura y de su alcance
operativo. La intención es abordar un único
aspecto específico de dicho Programa que
puede considerarse como su telón de fondo
y a partir del cual se ha pretendido generar
transformaciones
institucionales
que
comprometen la calidad de sus procesos
educativos y que, en lo fundamental,
apuntan a intervenir los factores internos de
la deserción. Se trata de la CULTURA DEL
ACOMPAÑAMIENTO.
En consecuencia, nos ocuparemos sólo de
algunos asuntos generales derivados de la
experiencia focalizada en este tema
particular, que quizás puedan servir como
referente en contextos de aplicación
similares. Los tropiezos, equívocos y logros
presentados en el aún corto camino de su
diseño e implementación, nos llevan a
compartir algunas reflexiones acerca de sus
implicaciones y de sus obstáculos, teniendo
siempre, como referente, el fortalecimiento
de la calidad educativa en procura del
desarrollo humano, social y académico de
nuestros educandos y del progreso de
nuestra sociedad.
El sueño de consolidar una Cultura del
Acompañamiento en el marco del programa
de Permanencia con Calidad se inició en la
Universidad de Caldas en el año 2010 con
una propuesta cuyos pilares aún están
vigentes y que responden a una concepción
del estudiante como ser integral, en cuyo
proceso y desenlace académico interactúan
diversos condicionantes de tipo personal,
institucional, familiar, social, cultural y
económico. Por consiguiente, siempre ha
sido claro que para potenciar el desempeño
académico de los estudiantes y aportar a su
formación
mediante
estrategias
de
acompañamiento, se hace necesario
movilizar diversos actores institucionales en
función de unos objetivos comunes y
mediante procedimientos concertados.
Se quiso, entonces, aportar al desarrollo de
una Cultura del Acompañamiento, mediante
la implantación del denominado “Sistema
Tutorial”. Dicho Sistema implica desatar
una serie de procesos que debían
desarrollarse simultáneamente, a saber: darle
institucionalidad a la figura de tutor docente
y par tutor, generar apoyos académicos
complementarios, reenfocar procesos de
capacitación a docentes y crear un adecuado
sistema de información que denominamos
“Observatorio Académico”.
3. El Sistema Tutorial como estrategia
movilizadora de una cultura del
acompañamiento
De manera general, los principales
elementos constitutivos de nuestro Sistema
Tutorial son:
a. El Docente tutor. La figura del docente
tutor definitivamente posee un rol
estratégico, en tanto se orienta hacia la
formación académica, profesional y
humana del estudiante, y también atiende
sus dificultades de integración académica
o social durante su trayectoria en la
institución. La labor del tutor se
desarrolla a través de la interacción
personal y del diálogo.
Desde el punto de vista académico, la
tutoría realizada por docentes favorece la
elección de la trayectoria académica del
estudiante y la correcta utilización de
recursos institucionales disponibles que
aporten a su mejor desempeño. Desde el
punto de vista personal, aunque
igualmente implica orientación y
conducción en la utilización de recursos
de apoyo en el entorno, también es una
estrategia que facilita el proceso de
transición de la Educación Media a la
Superior y favorece la relación entre
Universidad–Profesores-Estudiantes.
La figura del tutor debe ser implantada
institucionalmente, previa asignación de
recursos
económicos,
normas
y
procedimientos claros, criterios y
procesos de selección adecuados,
capacitación específica y estímulos.
La institucionalización de un canal de
comunicación entre estudiantes y
docentes, en este caso a través de las
tutorías, produce efectos colaterales en
como es el de la presión que los mismos
tutores pueden ejercer en la remoción de
las prácticas pedagógicas inapropiadas en
la institución.
b. El par tutor. La tutoría realizada por pares
hace alusión al trabajo colaborativo entre
estudiantes, a través del cual uno de ellos,
con demostrada calidad académica y
humana, acompaña a otro estudiante en
riesgo de deserción por razones
académicas y contribuye al éxito en sus
estudios con miras al alcance de su título
universitario y, por su puesto, de su
inserción en un entorno laboral
calificado. A través de esta relación, el
estudiante tutor aprende enseñando y el
estudiante tutorado aprende gracias a la
guía personalizada que le ofrece un
compañero (Pineda B. & Pedraza O.,
2011). Es previsible que, en muchos
casos, el par tutor desempeñe un papel
más efectivo que el mismo docente como
gestor del aprendizaje, por compartir
unos referentes generacionales que
facilitan el entendimiento de los
problemas cognitivos que enfrenta el
tutorado en asignaturas específicas y por
ambientar una interacción más libre y con
mayor confianza.
La figura del par tutor debe tener
similares condiciones de implementación
que la del docente tutor, pues de ese
modo se garantiza su apoyo a los
procesos educativos.
c. El apoyo complementario para facilitar el
mejoramiento
en
el
desempeño
académico de los estudiantes. Recuérdese
que el riesgo académico interactúa con
características de los estudiantes; por
consiguiente, tendrá que centrarse en la
persona y considerar el contexto en el que
se insertan las acciones educativas. A
manera de ejemplo, las poblaciones
indígenas y afro-descendientes cuentan
con mecanismos para ingresar a las
universidades públicas en el marco de las
políticas de integración socio-cultural de
la sociedad colombiana. Los estudiantiles
con referenciación cultural específica son
una tantas manifestaciones de la
conformación
heterogénea
de
la
población estudiantil que, de manera
particular,
interpela
los
modelos
pedagógicos
tradicionales4.
Estos
estudiantes enfrentan,
particulares
situaciones de cambio cultural y de
negociación
de
identidades
con
consecuencias en su proceso académico y
profesional. El reconocimiento a la
diversidad aporta a una perspectiva de
condiciones deficitarias en lo económico,
con escaso capital académico familiar y
con débiles redes sociales de apoyo, entre
otros. Por consiguiente, los refuerzos
nivelatorios en áreas de conocimiento
estratégicas para garantizar un mejor
desempeño
académico
se
tornan
necesarias. Es el caso, por ejemplo, de la
lógica y de las matemáticas. Igualmente,
la generación de espacios para reforzar el
desarrollo de competencias en lectoescritura y el mejoramiento en los hábitos
de estudio, sin duda, son un aporte
importante,
al
proporcionar
las
herramientas que permiten el desarrollo
de procesos académicos cualificados.
d. Los docentes y las pedagogías. Los
programas de prevención de la deserción
estudiantil son un pretexto más para
fomentar la concepción del docente como
acompañante y orientador de los procesos
formativos, en el marco de las
instituciones que tienen un claro
compromiso con la permanencia de sus
estudiantes en condiciones de calidad. El
docente darwinista y transmisionista que
centra la actividad educativa en su propio
rol y que desconoce las características de
sus estudiantes empieza a ser reconocido
para los planes de formación profesoral
con el propósito de cualificar la docencia.
“En este contexto se pone de relieve el
papel del docente como un agente activo
en el acompañamiento y el éxito del
estudiante. Por consiguiente, conviene
trascender la visión de un profesional e
investigador idóneo [que siempre deberá
serlo] a la de un acompañante
caracterizado por el interés en potenciar
el desarrollo de los jóvenes, por su
cercanía a ellos, por su capacidad y
disposición al diálogo, por su identidad y
por el compromiso con los procesos que
adelanta cada estudiante”(Pineda B. &
Pedraza O., 2011).
Una docencia con calidad tendrá que
desarrollarse teniendo en cuenta las
4
“Cuando se produce su ingreso a la Universidad,
los indígenas encuentran que ésta no respeta
realmente la diversidad nacionalitaria y cultural.
Ninguno de los programas académicos, los
contenidos de los cursos, las metodologías de los
mismos, la lógica con la que funcionan o los
sistemas de evaluación ha sufrido modificación
alguna que implique que se ha tenido en cuenta la
presencia de los estudiantes indígenas […] Como
han dicho algunos de ellos, si quieren permanecer en
la Universidad y tener éxito académico deben
abandonar lo que son y creen, su saber y
pensamiento […] Con esta óptica, la propia
Universidad, sus profesores, estudiantes y
estructuras académicas pierden la oportunidad de
enriquecerse a sí mismos dando acogida y aplicación
reales a la diversidad nacionalitaria de nuestro país.
[…] La “diversidad étnica y cultural” es una
característica de nuestro país y debe beneficiarnos a
todos; la Universidad debería ser abanderada en
hacer que ello sea así. El propósito de la
participación de los indígenas en la vida
Universitaria no puede ser sólo, y quizás ni siquiera
deba serlo así, el de obtener un título universitario,
sino el de acceder a un cuerpo de saberes y
conocimientos que, relacionados con los suyos
propios, permitan la consolidación y el crecimiento
de la vida de sus sociedades”. (Vasco U., 1992)
inclusión y de cohesión social que, sin
duda, contribuye al enriquecimiento de la
sociedad.
Como lo plantean (Pineda B., Pedraza
O., Baquero, Dussan, & Ramírez B.,
2010): “La literatura sobre deserción y
retención
estudiantil,
señala
contundentemente que el papel de la
interacción en la generación de un
sentido de pertenencia, afiliación y
compromiso con la institución, es más
evidente en el espacio frecuentemente
compartido por docentes y estudiantes: el
aula de clase”. De ahí la insistencia en la
necesaria pertinencia de los modelos
pedagógicos y, por ende, en el desarrollo
permanente de procesos de capacitación
docente para el ejercicio de una labor
educativa renovada y de alta calidad.
e.
El
Observatorio
Académico.
Definitivamente,
los procesos
de
acompañamiento a los estudiantes en sus
diversas estrategias tienen una operación
más pertinente en la medida en que se
desarrollen con el apoyo de unos buenos
sistemas de información que permitan
tomar decisiones en forma oportuna,
mediante la identificación de los
estudiantes
en riesgo académico,
económico y psicosocial, el seguimiento
a los estudiante en sus rutas de apoyo
institucional y el monitorio de los
indicadores relacionados con deserción.
La capacidad para disponer de dicha
información también hace posible
realizar estudios sobre el tema con alta
capacidad de aplicación.
El desarrollo de una Cultura del
Acompañamiento, a través de los elementos
constitutivos del Sistema Tutorial en la
Universidad de Caldas, que bien podrían
incluir otros o reenfocar algunos,
definitivamente tendrá que conducir a:
remover prácticas pedagógicas impropias,
cambiar las inadecuadas interacciones entre
estudiantes y profesores,
abrir canales
institucionales de comunicación acerca de
las condiciones de los estudiantes que ponen
en riesgo el éxito en sus procesos
académicos, establecer redes de apoyo que
comprometen muchas decisiones, actores e
instancias institucionales, y entender la
sociedad a la que pertenecen los estudiantes
y en la cual se inserta la institución. Es un
asunto de responsabilidad social.
4. Algunos aprendizajes
Si bien aún se desconoce el efecto específico
del Sistema Tutorial y de su impacto en la
movilización
de
una
cultura
del
acompañamiento que contribuya a
la
disminución de la deserción estudiantil, las
acciones de monitoreo adelantadas permiten
afirmar que se ha logrado motivar parte del
cuerpo profesoral, quienes, al igual que
estudiantes, han expresado que los procesos
tutoriales son útiles y de enorme
importancia.
Sin embargo, a partir de la experiencia
vivida con el proceso de implementación del
Sistema Tutorial, es posible indicar que la
configuración
de un modelo eficaz,
eficiente y sostenible de tutorías enfrenta
diversos retos de disímiles naturalezas,
como son:

La constitución y el posicionamiento
institucional de la figura del tutor que
requiere
disponer
de
recursos
económicos,
de
compromiso
institucional explícito en políticas o
planes estratégicos y, por supuesto, de
normas
y
procedimientos
que
establezcan con claridad los requisitos y
condiciones de operación, los cuales
deben ser suficientemente socializados.
Cabe advertir que la puesta en marcha de
un sistema tutorial en forma obligatoria
y sin claridad acerca del reconocimiento
del tiempo de las tutorías en la labor de
los docentes enfrentará un serio
obstáculo.





Los procesos de selección y preparación
de tutores. Para empezar, habría que
decir que no todo profesor desea y está
en disposición de ser tutor, pues esta
tarea exige condiciones particulares para
aportar a los proceso de formación de los
estudiantes en escenarios distintos al
aula o al laboratorio. Tendrán que jugar
un papel importante en su designación
de tutores, la motivación, las habilidades
comunicativas, el conocimiento e
identidad con respecto al programa
académico y a la institución, así como la
sensibilidad hacia las problemáticas de
los estudiantes. De igual manera, a la
institución le corresponde desarrollar
procesos de capacitación permanente
que aporten a la cualificación el tutor.
Muchas de las actividades que debe
desarrollar el tutor no se resuelven
únicamente con las buenas intenciones y
el deseo de colaborar con la permanencia
de los estudiantes y la eficiencia terminal
en los procesos académicos.
El establecimiento de un Sistema
Tutorial únicamente enfocado en el
riesgo produce en algunos estudiantes
desconfianza y temor a ser rotulados o
estigmatizados por sus dificultades
académicas, familiares o económicas.
La identificación de los efectos
intangibles
generados
en
el
acompañamiento y en la formación
integral.
La forma como este sistema debe
permear las directrices institucionales en
términos de la redefinición del Proyecto
Educativo Institucional
y,
como
consecuencia, sus políticas curriculares,
su modelo pedagógico y los planes
académicos.
La vinculación de los sistemas de
acompañamiento con el núcleo primario
del estudiante, llámese grupo familiar o
de acudientes, con miras a fortalecer
redes de apoyo externas a la institución.
Las
IES
de
carácter
público
históricamente no suelen incorporar esta


población en sus procesos formativos.
La manera como son otorgados y
mantenidos los apoyos económicos
externos podría ser revisada, aunque en
apariencia no estarían muy ligados a
estos procesos de acompañamiento.
Empresas
privadas,
ONGs
e
instituciones
gubernamentales
de
carácter nacional, regional y local suelen
generar sinergias con IES, especialmente
públicas, a través de las cuales otorgan
apoyos económicos o logísticos que, sin
duda, van dirigidos a estudiantes en
riesgo. Sin embargo, este tipo de ayuda
sin la incorporación de estrategias de
acompañamiento específicas no logran
el efecto deseado en términos de
inversión social. Por, consiguiente, sería
conveniente y deseable reenfocar tales
ayudas en clara concordancia con
procesos de seguimiento.
La apertura de canales de comunicación
entre docentes y estudiantes genera
espontáneamente una mayor densidad en
la comunicación entre docentes y otras
instancias institucionales, como aquellas
encargadas de las funciones de Bienestar
Estudiantil y los servicios de apoyo
económico, deporte, recreación, salud
física y mental, etc. Por consiguiente,
también se hace necesario prever esta
situación para generar rutas y
procedimientos claros que eviten
sobrecargas
laborales
en
los
responsables de los programas de
bienestar, información y procedimientos
confusos y soluciones no ágiles.
4. Conclusión general
Para finalizar, cabe resaltar que aunque el
acceso a la educación de los sectores
sociales con más bajos recursos económicos
es un esfuerzo social de justicia y equidad,
éste es apenas el comienzo del camino
conducente a disminuir, a través de la
educación, el peso de los factores de origen
social y familiar en las nuevas generaciones.
Desde las mismas IES, púbicas y privadas,
habrá que continuar con dichos esfuerzos a
través de procesos educativos conscientes de
la sociedad en la que se desarrollan, para
garantizar la disminución del abandono
estudiantil, de lo contrario, la expectativa de
ampliación de cobertura, equidad e inclusión
resultaría una quimera. Por tanto, la
responsabilidad social de las IES es el
referente esencial de la permanencia
estudiantil y de la eficiencia terminal en los
procesos educativo. Se trata, sin duda, de un
asunto de CALIDAD EDUCATIVA.
Las políticas y programas de permanencia
que reconozcan la diversidad de necesidades
y condiciones de los estudiantes tendrán que
remover prácticas pedagógicas centradas en
el docente y fomentar el desarrollo de
espacios
que
hagan
posible
el
acompañamiento a los educandos, para el
logro de las competencias requeridas en sus
procesos sus formación y la generación de
oportunidades efectivas de aprendizaje,
como condición para la culminación exitosa
de los estudios.
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