Creados a imagen y semejanza de Dios

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Creados a imagen
y semejanza de Dios
1. ¿Qué puesto crees que ocupa el ser humano entre
las cosas creadas?
2. ¿Para qué nos ha creado Dios?
3. ¿Qué destacarías del testimonio de Gianna?
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Gén 1, 26-30; 2, 4-25
La creación
del ser humano
Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar,
las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la Tierra.
¡Esta sí que es hueso de mis huesos
y carne de mi carne!
Por eso abandonará el varón a su padre
y a su madre, se unirá a su mujer y serán
los dos una sola carne.
Sed fecundos y multiplicaos;
llenad la Tierra y sometedla.
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CREADOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS
1. La creación del ser humano
1.1. A imagen de Dios
Creación del hombre y ciencia
La Iglesia sostiene que en la Biblia se
utiliza un lenguaje que no es científico. Se adapta a los modos narrativos
de la zona y a la época en que se redactó. También afirma que los acontecimientos que se relatan en ella
tienen un fundamento histórico, aunque para referirse a ellos se emplee
Al principio creó Dios el cielo y la Tierra, dice el primer versículo de la Biblia.
Con esto se indica algo novedoso: Dios ha creado todo de la nada. Es un dar
puramente libre y generoso: si Dios necesitara lo creado, se trataría de un ser
imperfecto (ya que le faltaría algo) y no podría ser Dios.
Pero además, el texto bíblico afirma: Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy
bueno (Gén 1, 31); es decir, el fondo de todo lo real es positivo. La visión cristiana es optimista: las cosas son el fruto del amor gratuito de Dios.
en ocasiones un lenguaje simbólico.
Es lo que ocurre con la creación del
ser humano por parte de Dios. La
ciencia puede presentar sus hipótesis
sobre el origen del ser humano, aunque no sean determinantes para la
fe. Esta solo señala la acción singular y directa de Dios, que dio lugar a
una criatura nueva. No cabe duda
de que entre un humano y otro pri-
En el Génesis se nos revela que el ser humano ocupa un lugar único entre
lo creado. El capítulo primero relata que en el último momento (el sexto día)
—cuando todo estaba ya dispuesto para acogerlo— dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza (Gén 1, 26).
Al observar una fotografía, la imagen nos recuerda a la persona retratada en
ella. Es habitual también que un hijo se asemeje a su padre o a su madre. Pero
¿de qué modo el hombre es imagen y semejanza de Dios?
mate hay una diferencia esencial.
Detalle de La creación de Adán, de Miguel Ángel. Siglo XVI.
El hombre es imagen de Dios en el sentido de que es
capaz de conocer y amar libremente al Creador. Esto es
posible porque Dios creó al hombre dotándole de cuerpo
y alma. El Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo
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en ser vivo (Gén 2, 7). Las dos dimensiones, material —la
arcilla— y espiritual —el aliento de vida—, forman una
unidad profunda y completa: la persona humana.
En buena parte, heredamos el cuerpo de nuestros padres.
Sin embargo, el alma inmortal es creada directamente
por Dios. En el momento de la concepción, la dimensión
material del hombre queda animada por la espiritual. La
persona humana goza, así, de inteligencia y libertad.
1. Indica qué opciones son verdaderas y corrige las falsas. El hombre es una persona humana....
a desde el mismo momento de su concepción. b cuando puede amar a Dios libre y conscientemente. c en el instante en
el que Dios infunde el alma en el cuerpo concebido por los padres. d cuando alcanza la capacidad de pensar.
2. Justifica la verdad o falsedad de estas afirmaciones.
a Dios modeló al hombre con arcilla del suelo, para después infundirle la vida. b Dios creó al ser humano como coronación de toda su obra. c La afirmación de que el hombre es imagen de Dios es solo una figura poética.
3. Explica en qué sentido el ser humano es imagen de Dios.
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1.2. Varón y mujer los creó
Dios quiso que hubiera dos maneras de ser «humano»: Y creó Dios al hombre a
VXLPDJHQDLPDJHQGH'LRVORFUHyYDUyQ\PXMHUORVFUHy(Gén 1, 27). Él ha creado directamente al hombre y a la mujer para que vivan en comunión y transmitan la vida humana. Los dos son, con la misma dignidad, imagen de Dios.
Una vez que Dios hubo creado a Adán y Eva, lo primero que les dijo fue: Sed
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aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la Tierra (Gén 1, 28). De
estas palabras se deducen dos enseñanzas fundamentales:
t Sed fecundos y multiplicaos. La Biblia señala la complementariedad entre
los sexos (varón y mujer los creó) para el mantenimiento mutuo (No es bueno
que el hombre esté solo) y la procreación (Sed fecundos y multiplicaos). Dios da
al género humano la facultad de cooperar en la obra de la Creación de una
manera única: dando lugar a nuevas vidas humanas.
Según el plan de Dios, esta procreación se realiza mediante la unión del
hombre y la mujer en el matrimonio: Por eso, abandonará el varón
a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos
una sola carne (Gén 2, 24).
t Llenad la Tierra y sometedla. Dios confía a la humanidad el dominio de la Creación. Pero este dominio
no ha de ser arbitrario y destructor, sino responsable
y racional. Dios nos ha dado inteligencia y voluntad
para que administremos los bienes y unas condiciones de vida verdaderamente humanas para todas
las personas.
El trabajo, por lo tanto, es consecuencia de la
especial dignidad del ser humano. Gracias a
nuestra actividad, podemos mejorar el mundo,
perfeccionarnos y santificarnos glorificando a
Dios y sirviendo a los demás, en especial, a los
más necesitados.
«El hombre es la cumbre de la Creación visible,
pues ha sido creado a imagen y semejanza
de Dios» (Compendio del CEC, n.º 63).
4. Busca las siguientes citas bíblicas, complétalas y explica su significado.
a Sed fecundos y multiplicaos... (Gén 1, 28). b Por eso, abandonará el varón a su padre y a su madre... (Gén 2, 24).
c Y creó Dios al hombre a su imagen... (Gén 1, 27).
5. ¿Cualquier trabajo manifiesta la especial dignidad humana? Justifica tu respuesta.
6.
Pon ejemplos de actividades que respondan a la dignidad del hombre y explica cómo cada una de ellas…
a enriquece a la persona que la realiza. b supone un servicio a la sociedad.
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CREADOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS
2. La dignidad humana
2.1. El origen de la dignidad humana
El puesto del ser humano
«No se equivoca el hombre al afirmar su superioridad sobre el universo material y al considerarse, no
ya como partícula de la naturaleza
o como elemento anónimo de la ciudad humana. Por su interioridad es,
El ser humano es la única criatura, de las que viven sobre la Tierra, a la que Dios
ha amado por sí misma (Compendio del CEC, n.º 66). Dios creó al hombre a su
imagen, dotándolo de cuerpo y alma, como hemos visto anteriormente. Gracias a nuestra alma espiritual, somos inteligentes y libres. Tenemos la capacidad
de hacer el bien, obrando conforme al proyecto de Dios para el hombre o, por
el contrario, de oponernos a él.
en efecto, superior al universo entero;
a esta profunda interioridad retorna
cuando entra dentro de su corazón,
donde Dios lo aguarda, escrutador
de los corazones, y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios,
decide su propio destino» (Gaudium
et spes, n.º 14).
Dios nos ha destinado a la felicidad eterna, pero quiere que caminemos hacia ella libre y responsablemente, porque donde está el Espíritu del Señor, allí
hay libertad (2 Cor 3, 17). Somos, así, las únicas criaturas en el mundo visible
capaces de conocer y de amar a Dios. Y, a través del conocimiento y el amor,
estamos llamados a participar en la vida divina. Esta participación no es solo
nuestro destino, sino precisamente la razón fundamental de nuestra dignidad
como personas.
De ahí que todo ser humano, por el simple hecho de serlo, exija un respeto absoluto. No somos algo, sino alguien. La capacidad de enamorarnos, la
alegría, la tristeza, el miedo y los profundos anhelos que brotan de nuestro corazón, manifiestan esta
realidad.
En definitiva, el ser humano tiene un yo interior, capaz de intimidad y creatividad, que se hace presente
en el mundo por medio de su cuerpo. Es un ser que
se constituye como tal en relación a tres puntos de
referencia: la dependencia de Dios, la superioridad
respecto al mundo y la igualdad con los demás seres
humanos.
La mujer y el hombre poseen una dignidad que nunca pueden perder, ya que
tiene su fundamento en el acto creador de Dios.
Por eso, nuestro origen en Dios no es solo la raíz de
nuestra dignidad como personas, sino también, al
mismo tiempo, la causa de que todo el género humano forme una unidad; es decir, de que todos seamos
hermanos, llamados a participar en la vida de Dios
(CEC n.º 360).
7. Justifica la verdad o falsedad de los siguientes enunciados.
a Dios ha creado al ser humano para que participe de su vida. b Todos los hombres son verdaderamente hermanos.
c Dios ha hecho que el varón y la mujer sean complementarios, pero no iguales. d El ser humano no es alguien, sino algo.
8.
Buscad, en grupos de cuatro o cinco personas, actitudes y detalles de la sociedad actual que manifiesten
una visión del ser humano…
a materialista. b cristiana.
8
2.2. La dignidad humana es absoluta
Aunque cada persona sea un individuo de una especie (Luis es un ser humano,
no una mesa o un gato), al mismo tiempo se experimenta como alguien único,
irrepetible, que no puede ser sustituido por otro.
¿El embrión es una persona?
El embrión y, después, el feto no actúan como personas: no realizan
Así, si alguien pregunta quién eres, la respuesta adecuada no es una definición
(«un ser humano»), pues quedaría muy pobre. El interrogante por el quién no
se responde con un concepto general, sino con una historia personal irrepetible.
acciones inteligentes y libres. Pero de
Una madre no aceptará que le cambien a su hijo por otro niño, aunque este
tenga mayor coeficiente intelectual o sea más guapo. Sucede lo mismo con los
amigos: no es tan importante decir «tengo tres amigos», como «soy amigo de
Juan, Sara y Pepa». Cada persona aporta algo nuevo al mundo.
cuando dormimos) y no por eso deja-
ahí no cabe concluir que no lo sean.
Tampoco nosotros nos manifestamos
siempre como personas (por ejemplo,
mos de serlo. Es una falacia la confusión de ser persona con sus manifestaciones. El único criterio válido para
reconocer a una persona es su pertenencia a la especie Homo sapiens,
Cabe afirmar que la vida de un solo ser humano vale tanto como la de toda
la humanidad. Cuando se habla de dignidad humana, se está afirmando que
cada persona tiene un valor absoluto y no relativo a una circunstancia (sexo,
inteligencia, raza, edad o salud).
que se caracteriza por tener una existencia personal en todos los estadios
de su vida.
Por lo tanto, el hecho de que una persona sea única e irrepetible, tampoco
exige que sea consciente de serlo. Tal consciencia dependerá, por ejemplo, de
la edad —ni el embrión ni el recién nacido saben de sí como personas—, de si
el individuo está sano o enfermo —el ser humano con Alzheimer desarrollado
o el anestesiado han perdido la consciencia de ser personas— o de si se está
despierto o dormido.
Es decir, todo ser humano tiene una dignidad absoluta por el hecho de serlo,
no por una característica más o menos accidental o variable, y eso nos obliga a
tratarlo con respeto. Por eso, cada persona plantea la exigencia de su cuidado
activo.
La mujer más bella del mundo.
Fragmentos del Discurso del papa
Francisco al Parlamento Europeo.
9. Completa el siguiente enunciado del papa Francisco con estos términos: inalienables, privada, dignidad, nadie, reconocer.
«Promover la […] de la persona significa […] que posee derechos […], de los cuales no puede ser […] arbitrariamente
por […]».
10.
Lee el siguiente texto del Magisterio, y explica la parábola de Lázaro y el rico Epulón a partir de lo que
has aprendido sobre la dignidad humana.
«Cada uno, sin excepción de nadie, debe considerar al prójimo como otro yo, cuidando en primer lugar de su vida y de
los medios necesarios para vivirla dignamente, no sea que imitemos a aquel rico que se despreocupó por completo del
pobre Lázaro» (Gaudium et spes, n.º 27).
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3. El valor sagrado de la vida humana
Dios de amor…
«Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres de
esta Tierra, porque ninguno de ellos
De la circunstancia de que el ser humano tenga dignidad, se sigue que le corresponden unos derechos que se han de respetar y que cada uno tiene el
deber de custodiar. Actualmente, nos sabemos protagonistas de esos derechos
fundamentales: vivir según nuestra voluntad libre, trabajar, dar nuestra opinión, etc. Estos derechos son inalienables y están íntimamente unidos a lo que
somos: personas.
está olvidado ante ti. […] Los pobres
y la Tierra están clamando: Señor,
tómanos a nosotros con tu poder y
tu luz, para proteger toda vida, para
preparar un futuro mejor, para que
venga tu Reino de justicia, de paz, de
amor y de hermosura. Alabado seas.
Amén» (Laudato si’, n.º 246).
Cada ser humano posee valor por sí mismo. Por eso, nada es más valioso que
la vida. Si no existiésemos, las posesiones y los derechos carecerían de sentido.
Atentar contra la vida es, por tanto, atentar contra todo derecho posible.
Sin embargo, en la historia de la humanidad se han sucedido asesinatos, guerras, genocidios... Por eso, en 1948, la ONU aprobó un texto que recogía los
derechos fundamentales del hombre. En el artículo 3 aparece el primer derecho
fundamental: el derecho a la vida de todo ser humano.
Los cristianos conocemos, tanto por la razón
como por la fe, este valor sagrado de la vida humana. La Biblia defiende tal convicción natural: la
vida del hombre es sagrada, pues su origen está
en Dios. Así, ya en las primeras páginas, se condena el homicidio de Abel (Gén 4, 10-11). Más
adelante, Dios recordó este deber: No hagas morir
al justo ni al inocente (Éx 23, 7).
Jesucristo confirmó el quinto mandamiento del
Decálogo en el Sermón de la Montaña (Mt 5, 21)
y llevó a su plenitud el respeto a la vida con la ley
del Amor: hemos de amar a todos, incluso a los
enemigos.
11.
¿Qué afirmaciones son correctas? Justifica tu respuesta.
a La vida humana es sagrada. b El ser humano es dueño de su destino y, por lo tanto, del inicio y del fin de su vida. c La
defensa de la vida humana es una cuestión meramente religiosa. d Toda vida humana es inviolable, con independencia
de la edad, el estado o la condición.
12.
10
Leed el texto del Decálogo en el libro del Éxodo y la Declaración Universal de Derechos Humanos. A continuación, relacionad cada uno de los Mandamientos con un derecho fundamental del hombre.
4. Atentados contra la dignidad humana
Sabemos que el valor de una persona no depende de su
inteligencia, de su madurez ni de su condición social. Pero
¿se respeta actualmente la dignidad humana? Desgraciadamente, también hoy en día se atenta gravemente contra ella
de diversas formas.
t Manipulación del embrión humano. Las intervenciones
en el embrión son lícitas, siempre que vayan encaminadas
al bien de la vida, que se mantenga la integridad del embrión y que se asegure su viabilidad. Sin embargo, muchas técnicas son ilícitas, ya que carecen de una finalidad
terapéutica o curativa y se orientan a la experimentación
o la selección del embrión más apto. El criterio que prevalece es el de la selección biológica. Se gestan, así, múltiples embriones, muchos de los cuales se eliminarán por
no reunir las condiciones que se buscan.
El aborto es un acto gravemente contrario a la ley natural y a la Ley de
Dios, pues todo ser humano concebido tiene derecho a la vida.
t Aborto provocado. Es la acción dirigida voluntaria y directamente a matar
un feto vivo en el seno materno. La ley natural lo prohíbe por ser un crimen,
ya que el feto, desde el momento de su concepción, es una vida humana, y
todo ser humano concebido tiene derecho a la vida. Es necesario un cambio
de orientación que, sin culpar a la mujer —que muchas veces actúa obligada
o queda abandonada a su suerte—, preserve el derecho fundamental a la
vida, base de todos los demás.
t Eutanasia. Es la muerte provocada para evitar sufrimientos físicos, psicológicos o morales. Supone la negación radical del valor de la vida humana.
Aunque parezca un acto de libertad e independencia, supone, en realidad,
conceder a alguien ajeno el derecho a disponer de la vida propia. Por eso, es
un grave pecado. Una sociedad que admite la eutanasia considera indignos
y despreciables ciertos modos de vida (como la vida de enfermos, discapacitados y ancianos).
El Evangelio de la vida.
13.
El dolor y la muerte
La enfermedad y la muerte forman
parte de la vida humana; por tanto,
nuestra actitud ante ellas impulsará o detendrá el proceso de mejora
personal al que estamos llamados.
Los cristianos sabemos, además, que
el misterio del dolor y de la muerte
solo se aclara a la luz del misterio de
Cristo que, siendo inocente, asume
el dolor y la muerte para salvarnos
(CEC, n.º 1.010).
Embriones congelados:
una reflexión ética.
Señalad la verdad o falsedad de las siguientes afirmaciones. Justificad vuestras respuestas.
a Las intervenciones en el embrión son ilícitas, aunque se respete su vida y su integridad. b Es ético experimentar con
embriones, si la finalidad es la investigación médica. c Es inmoral manipular el embrión para seleccionar determinadas
características, como el sexo.
14.
Justifica la verdad o falsedad de cada uno de estos enunciados sobre el aborto provocado. Razona tus
respuestas.
a El feto no es todavía una persona. b Hay que respetar el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo. c A veces, es
necesario abortar para preservar la salud de la madre.
15. Investiga si es la eutanasia es lícita en algún caso. Puedes consultar la encíclica Evangelium vitae (n.os 64-67).
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t Homicidio. Es la aniquilación de una vida humana, en cualquier circunstancia. Este concepto se diferencia del asesinato, que es la muerte violenta de
una persona inocente. Ambos delitos son injustificables desde cualquier punto de vista: la moral natural nos dice que no hay nada que valga tanto como
una vida humana. La fe añade que solo Dios, como Creador, tiene derecho a
decidir cuándo acabará la vida, y que lo hará para nuestro bien.
El terrorismo
La terrible lacra del terrorismo azota a sociedades
que, aparentemente, viven en paz, sin permitir siquiera prepararse para una defensa efectiva. Los
ataques terroristas son indiscriminados, por lo que
recaen, sobre todo, en los miembros más débiles
de la sociedad. No hay justificación para un acto
terrorista, sea cual sea su supuesto valor político,
ideológico o religioso, ya que no solo mina la estabilidad social; además, atenta contra la justicia y
la caridad (CEC, n.º 2.297).
t Violencia contra uno mismo. El consumo injustificado de sustancias que alteran nuestra conciencia —como el alcohol y las
drogas— es el atentado más habitual contra una vida saludable.
El uso de estas sustancias, legales o no, se transforma en una
peligrosa adicción: una esclavitud que destruye a la persona,
y trae sufrimiento a uno mismo y al prójimo (CEC, n.º 2.290).
La vida es un don recibido de Dios, por lo que no podemos
disponer de ella a nuestra voluntad. El suicidio contradice la
inclinación natural a conservar la vida y atenta contra el justo
amor a uno mismo y al prójimo, que queda gravemente afectado (CEC, n.os 2.280-2.283).
t Violencia en nuestra sociedad. El respeto y el desarrollo de la
vida humana exigen el compromiso con la paz, el respeto al
prójimo y la práctica de la fraternidad. Así, la cólera y el odio
contra los demás son graves faltas que afectan al desarrollo de
la vida social y personal.
Resolver desavenencias por medio de la violencia es incompatible con la dignidad humana: la violencia familiar o sexual, el
acoso escolar, las actitudes racistas u otras posturas intransigentes, suponen un reto para nuestra sociedad. Asimismo, es
preciso luchar contra una economía inicua, por la que «grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin
trabajo, sin horizontes, sin salida» (Evangelii gaudium, n.º 53).
Jesús y la violencia.
16. Justifica la verdad o la falsedad de estas afirmaciones.
a La autodefensa justifica el asesinato. b El derecho de legítima defensa permite el uso de cualquier medio para defenderse. c El homicidio es la muerte violenta de una persona inocente.
17.
18.
¿Los atentados contra la propia vida afectan solo a quien los comete? ¿Quién más resulta dañado? ¿Por
qué?
Haz una redacción de unas diez líneas a partir del siguiente texto.
«La carrera de armamentos es una plaga gravísima de la humanidad y perjudica a los pobres de modo intolerable» (CEC,
n.º 2.329).
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5. Soy el guardián de mi hermano
El ser humano necesita a los otros para ser persona. El hombre nace
en sociedad y, a medida que va creciendo, sus padres le muestran un
mundo de posibilidades que asume según su propia forma de ser y
que, después, transmitirá a las nuevas generaciones.
Para una vida digna
«Es, pues, necesario que se facilite al hombre
todo lo que este necesita para vivir una vida
verdaderamente humana, como son el alimen-
Esto es así porque la apertura a los demás es parte esencial de todo
ser humano: necesita comunicar y compartir lo que tiene dentro. Lo
más radical de la persona es su capacidad de darse a sí mismo. Aquí
se encuentra la felicidad: en saberse don, fruto de la gracia de Dios,
quien ha destinado al ser humano a la comunión con él y con los
demás hombres.
Por eso, también es importante el diálogo y que no todos opinen
de la misma manera. Cada uno ha de aportar su perspectiva, tanto
desde el punto de vista personal como social. Por el contrario, la sumisión y la uniformidad suponen un empobrecimiento.
to, el vestido, la vivienda, el derecho a la libre
elección de estado y a fundar una familia, a la
educación, al trabajo, a la buena fama, al respeto, a una adecuada información, a obrar de
acuerdo con la norma recta de su conciencia, a
la protección de la vida privada y a la justa libertad también en materia religiosa» (Gaudium
et spes, n.º 26).
El hecho de estar creados por Dios nos une originariamente en un
vínculo de fraternidad. Mi yo no es lo único que importa. Debemos
medirnos con las necesidades de los demás, que nos interpelan desde
lo más profundo del ser.
El pecado de Caín no es solo dar muerte al propio hermano, sino
haber olvidado la esencia de la vocación: ¿soy yo el guardián de mi
hermano? (Gén 4, 9). Esa es justamente la tarea esencial de cada uno
de nosotros: custodiar la dignidad de los demás. En esa solicitud por
los otros se realiza algo esencial: el profundo anhelo de amar y ser
amados.
Hay que evitar el riesgo de que la conciencia del propio yo —que
pretende ser el centro y convertir a los demás en satélites suyos—
nos encierre en un egoísmo autosuficiente. Quien se afirma a sí mismo hasta el punto de negar a los demás, se convierte en un ídolo y
arruina su propio ser personal, que es, en esencia, ser para los otros.
19. Lee Gén 4, 1-15 y realiza las actividades.
a ¿Por qué crees que la envidia conduce a Caín al asesinato? b Escribe la respuesta que darías a la pregunta que hace
Caín en Gén 4, 9. c ¿Cómo se aprecia en este texto la fuerza del mandato de Dios de no matar?
20. Lee Mt 5, 21-26 y 5, 38-48. Luego, elabora un resumen con las principales enseñanzas que transmite Jesús en
estos textos.
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El increíble Pulgarcito
Jérôme Lejeune (1926-1994) fue catedrático de Genética
Fundamental en la Universidad de París y está considerado
como el fundador de la citogenética clínica. Los párrafos
siguientes pertenecen a una de sus comunicaciones a la
Academia de Ciencias Morales y Políticas de Francia.
«La primera célula que se divide activamente y va a alojarse en la pared uterina es ya un ser humano distinto de
su madre. No solamente su individualidad genética está
perfectamente establecida, sino que —cosa increíble— el
minúsculo embrión de seis o siete días, con solo milímetro
y medio de longitud, es ya capaz de presidir su propio destino. Es él y solo él quien, por un mensaje químico, estimula el funcionamiento del cuerpo amarillo del ovario y suspende el ciclo menstrual de la madre. Al cabo de un mes
medirá cuatro milímetros y medio, su corazón minúsculo
late desde hace una semana; sus brazos, piernas, cerebro
y cabeza están ya esbozados.
»A los dos meses de edad mide tres centímetros de la cabeza a las posaderas. En una mano cerrada sería invisible.
Pero abridla y miradlo casi acabado: manos, pies, cabeza, órganos, cerebro. Todo está
en su sitio y solo tiene que desarrollarse. Con un microscopio
podréis distinguir sus huellas digitales. El increíble Pulgarcito,
el hombre más pequeño que el
dedo pulgar, existe realmente:
no el de la leyenda, sino el que
cada uno de nosotros hemos
sido.
»A los tres meses, cuando un
cabello toca su labio superior,
vuelve la cabeza, bizquea, frunce las cejas, cierra los puños,
aprieta los labios; después sonríe, abre la boca y se consuela
tomando un trago de líquido
amniótico».
1.
Lee el texto de la página y resuelve estas actividades.
a Explica el valor del testimonio de Jérôme Lejeune. b ¿Qué términos de los que usa el doctor Lejeune te resultan menos
familiares? Escoge cinco de ellos, búscalos en el diccionario y copia sus definiciones.
2. Observa con atención estas escenas de la película Bella y realiza las siguientes actividades.
a Resume las razones por las que Nina no quiere tener el niño. ¿Qué es lo que más teme?
b Señala tres acciones de José para ayudar a Nina a no abortar. ¿Qué opción concreta le plantea frente al aborto? ¿Por qué
Nina no quiere adoptarla?
c ¿Qué actitud te parece que deben tener los familiares y amigos frente a una persona que se encuentra en una situación
similar a la de Nina?
d Resume en un enunciado el mensaje central de esta película.
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Los derechos humanos
La expresión derechos humanos es de uso frecuente en la actualidad. Políticos e intelectuales
aluden a ellos constantemente en los medios de comunicación. Pero ¿conocemos el origen histórico de este concepto?
Los pensadores cristianos fueron pioneros en la defensa de los
derechos humanos. El dominico Francisco de Vitoria (14851546) y el jesuita Francisco Suárez (1548-1617) defendieron que los derechos del hombre surgen de su naturaleza, creada por Dios; así, todas las personas tienen
que compartir unos mismos derechos: a la vida, a la
propiedad, a la libertad de pensamiento, etcétera.
La influencia del pensamiento cristiano fructificó
rápidamente. Así, en 1542, Carlos V promulgó
las nuevas leyes de Indias para la América española. Estas leyes, entre otras cosas, prohibieron la esclavitud de los indios y ordenaron su
liberación.
Fueron el precedente de las declaraciones de
derechos humanos que aparecieron posteriormente, como la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano durante la Revolución
francesa (1789) y la Declaración Universal de Derechos Humanos que adoptó la Asamblea de las Naciones Unidas (1948).
Es preciso, sin embargo, recordar que estas declaraciones
no son un descubrimiento de filósofos, sociólogos ni políticos,
ya que hunden sus raíces en la dimensión espiritual de la persona. Por eso, el poder político debe respetar siempre los derechos
fundamentales de la persona humana.
3.
Ved la escena de la película La Biblia, de John Huston, y realizad un debate. Podéis guiaros por
las siguientes preguntas.
a ¿Qué diferencia hay entre la creación de Adán y la concepción de un hijo? b ¿Adán es hijo de Dios? ¿Dios es padre de
Adán? c Comparad la relación que tenéis con vuestros padres con la que Dios tenía con Adán y viceversa. d ¿Qué relación
debe tener el ser humano con las demás criaturas? e ¿La sociedad o una comunidad pueden decidir qué es o no un derecho
humano? Justifica tu respuesta.
4.
Busca en Internet la Declaración Universal de Derechos Humanos y resuelve estas actividades.
a Elige un derecho fundamental, averigua los lugares del mundo en los que no se respeta y señálalos en un mapa.
b Investiga si se ha abolido la esclavitud en el mundo. ¿Qué relación existe entre la esclavitud y el racismo? Menciona actitudes racistas que se pueden detectar en nuestra sociedad y la manera en que se podrían eliminar.
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DIOS CREA AL SER HUMANO
A su imagen y semejanza
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EFDVFSQPZBMNB
Forman una unidad profunda:
la persona humana
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Para la comunión con Él y
con los demás seres humanos.
Raíz de su dignidad
Varón y mujer
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¿Cuál es la raíz de la dignidad de la persona humana?
La raíz de la dignidad de la persona humana está en su creación a imagen y semejanza de Dios. La persona humana, dotada de alma
espiritual e inmortal, de inteligencia y de voluntad libre, está ordenada a Dios y llamada a la Bienaventuranza eterna. Por eso, la vida
humana es sagrada y a nadie le es lícito destruir a un ser humano inocente (Compendio del CEC, n.os 358 y 466).
¿Qué prohíbe el quinto mandamiento de la ley de Dios?
El quinto mandamiento prohíbe, como gravemente contrarios a la ley moral: a) El homicidio directo y voluntario, y la cooperación
a este. b) El aborto directo, así como la cooperación a él, bajo pena de excomunión, porque el ser humano se ha de respetar y proteger desde el instante de su concepción. c) La eutanasia directa, que consiste en poner término, con una acción o una omisión de
lo necesario, a la vida de las personas discapacitadas, gravemente enfermas o próximas a la muerte. d) El suicidio y la cooperación
voluntaria a este, en cuanto que es una ofensa grave al justo amor de Dios, de sí mismo y del prójimo (Compendio del CEC, n.º 470).
¿Qué deberes tenemos hacia nuestro cuerpo?
Debemos tener un razonable cuidado de la salud física, la propia y la de los demás, rehuyendo toda clase de excesos. Se ha de evitar
el uso de drogas y también el abuso de los alimentos, el alcohol, el tabaco y los medicamentos (Compendio del CEC, n.º 474).
16
1.
Argumenta la especial dignidad del ser humano en relación con los otros seres vivos.
2. Realizad un debate en clase en el que dialoguéis de forma justificada y respetuosa sobre
el origen del ser humano.
3. Completa este texto.
La raíz de la […] de la persona humana está en su creación, a […] y semejanza de Dios. La persona humana, dotada de […] espiritual e inmortal, de inteligencia y de voluntad […], está ordenada
a […] y llamada a la Bienaventuranza […]. Por eso, la vida humana es […] y a nadie le es lícito
destruir a un ser humano […].
4. Busca en nuestra sociedad ejemplos de falta de respeto a la dignidad del ser humano
debido a sus capacidades físicas, cognitivas, intelectuales o sociales. A continuación, justifica la gravedad de estos atentados contra la dignidad humana.
5.
Fundamenta en textos bíblicos por qué la vida humana se debe respetar.
6. Señala los enunciados verdaderos y corrige los falsos.
a La eutanasia salvaguarda la dignidad humana. b En casos terminales muy graves,
se puede recurrir a la eutanasia. c No se considera eutanasia el caso en el que se
renuncia a emplear medios desproporcionados para alargar la vida más allá de los
límites debidos.
7. Completa el siguiente texto del CEC (n.º 2.290) con estos términos: excesos,
templanza, carreteras, velocidad, embriaguez.
«La virtud de la [...] conduce a evitar toda clase de [...], el abuso de la comida, del
alcohol, del tabaco y de las medicinas. Quienes, en estado de [...] o por afición inmoderada a la [...], ponen en peligro la seguridad de los demás y la suya propia en
las [...], en el mar o en el aire, se hacen gravemente culpables».
8. Expón las razones por las que es inmoral el uso de drogas, salvo cuando
están médicamente justificadas.
9. Justifica la verdad o falsedad de estos enunciados.
a El aborto solo es admisible en casos extremos; por ejemplo, si el niño
que va a nacer es deficiente.
b Ninguna ley puede hacer lícito el aborto, ya que es contrario a la ley de
Dios.
c La doctrina católica es contraria a la pena de muerte, pues las sociedades modernas tienen medios para reprimir los crímenes.
d Es pecado grave recurrir abusivamente a las drogas y al alcohol.
10.
¿A qué creéis que se debe que las drogas estén tan extendidas entre los jóvenes, hoy en día? Anotad los males físicos y morales
que causan, así como la manera en la que pensáis que se podrían combatir.
11.
Investiga sobre el significado que se suele dar a las siguientes palabras
y expresiones, y explica cómo se manipula el lenguaje con ellas.
a Preembrión. b Calidad de vida. c Derechos sexuales. d Muerte digna.
17
Creados por amor
y para amar
1. ¿Cómo sabemos si una vida es valiosa?
2. ¿Somos realmente dueños de nuestra vida?
3. ¿Es posible colmar el anhelo de felicidad que brota
de nuestro corazón?
18
Mt 19, 16-29
La vocación del joven rico
Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno
para obtener la vida eterna?
Mira, si quieres entrar en la vida,
guarda los Mandamientos.
¡Qué difícilmente entrará un rico
en el Reino de los cielos!
Todo eso lo he cumplido.
¿Qué me falta?
Si quieres ser perfecto, anda,
vende tus bienes, da el dinero
a los pobres; luego, ven y sígueme.
19
2
CREADOS POR AMOR Y PARA AMAR
1. La acción humana
1.1. El hombre es un ser libre
La vida de los animales consiste en una sucesión de actos dirigidos a su
supervivencia. Así, el instinto impulsa a la leona a dar caza a la gacela y
devorarla. Nosotros, sin embargo, no actuamos necesariamente de un
modo determinado. Ante varias opciones, podemos reflexionar sobre qué
es lo más conveniente en un momento concreto y tomar una decisión.
Es cierto que hay acciones que no realizamos libre y conscientemente.
Por ejemplo, la actividad mental que se produce cuando soñamos no
depende de nuestra voluntad. Pero las acciones más propias del
ser humano son aquellas que realiza con inteligencia y voluntad.
Esta capacidad de obrar de un modo libre y consciente es lo que
hace del hombre un ser moral, es decir, un ser responsable de
sus actos.
La moralidad es esa capacidad del hombre de realizar libremente
el bien o el mal. Así, si vamos por la calle y vemos a una persona
accidentada, podemos prestarle auxilio o ignorarla. En el primer
caso, habremos realizado una acción moralmente buena y, en el
segundo, una acción moralmente mala. En todo caso, la moral
no es algo que se nos imponga desde fuera, sino un talento o
germen interior que debemos desarrollar.
Llamamos ética o moral* al saber que nos ayuda a distinguir
aquellas cosas que nos permiten orientar nuestra vida hacia el
bien. Si nuestra actuación se rige por ellas, seremos buenos
amigos, buenos hijos, buenos estudiantes... y, en definitiva, buenas personas.
Moral: ciencia que estudia la acción
humana y orienta sobre el modo de
obrar bien.
Ahora bien, ¿cómo podemos distinguir los verdaderos
bienes de los que lo son solo en apariencia? Y, lo que es más importante, ¿cuál,
de los muchos bienes que se nos presentan, es el que mejor se corresponde con
nuestra dignidad como seres humanos?
1. Explica la diferencia esencial entre el comportamiento humano y el de otras especies. Pon tres ejemplos.
2. Indica cuáles de las siguientes acciones son específicamente humanas.
a Sufrir un accidente de avión. b Digerir los alimentos. c Pensar mal de un compañero. d Obedecer a nuestros padres.
3. Señala qué afirmaciones son verdaderas y corrige las falsas.
a La moral es un conjunto de reglas que nos obligan a ser buenos. b El hombre es un ser moral porque actúa libre y
conscientemente. c La vida del hombre es una sucesión de actos dirigidos a la supervivencia. d Todas las acciones del
ser humano son libres.
20
1.2. El sentido y la finalidad de la libertad
Somos libres: ante diversas posibilidades, optamos por una de ellas o, incluso,
por Ninguna. Ahora bien, en el ejercicio de nuestra libertad, estamos llamados
a hacernos, con la ayuda de Dios, dueños de nuestra vida: somos, junto con
él, coautores de nosotros mismos. Por eso, si reflexionamos, caeremos en la
cuenta de que la auténtica libertad —la libertad moral*— es aquella que se
compromete con el bien.
Espíritu deportivo
«Los caminos del Señor —recordaba
san Juan Pablo II en las primeras
Jornadas Mundiales de la Juventud— no son cómodos, pero tampoco
hemos sido creados para la comodi-
Conocer el bien es posible, pero, para ello, el hombre debe volver la mirada a su
interior. Allí descubrimos un profundo anhelo de bien y de verdad. Este anhelo
es posible porque Dios nos ha creado a su imagen y semejanza (Gén 1, 26).
Dios nos ha concedido una naturaleza espiritual, es decir, un modo de ser por
el que podemos conocer y amar libremente. Esta apertura al conocimiento y al
amor descubre al hombre su vocación: la comunión con Dios.
dad, sino para amar, para hacer cosas grandes, para hacer el bien». Y lo
explicó con una metáfora deportiva:
«¿Acaso el atleta querría a un entrenador que, para hacérselo más fácil,
le bajara el listón, impidiéndole batir
todo récord?».
A lo largo de nuestra vida, son muchos los bienes que atraen nuestra voluntad
(unos buenos alimentos, una buena casa, un buen trabajo, etc.). Sin embargo
solo el bien más perfecto, Dios, merece que lo queramos por sí mismo. Los
demás bienes son medios —muchas veces, necesarios— para alcanzar el fin
último del ser humano (Compendio del CEC, n.º 363).
Existe una ley, impresa por Dios en el corazón del hombre, que permite el despliegue de las capacidades de su naturaleza. Es una ley interior que se concreta
en diversos preceptos y normas. Sabemos, por ejemplo, que debemos respetar
la vida humana, honrar y obedecer a nuestros padres, etcétera.
Esta ley natural* no es algo impuesto desde fuera que obstaculice la libertad,
sino la luz de la razón que proclama el bien que es más propio del ser humano
y el mal que ha de evitar si quiere alcanzar la felicidad.
Libertad: autodominio gracias al cual la persona es dueña de sus
actos. Hablamos de libertad moral cuando este autodominio se dirige a la adquisición del bien de la persona.
Ley natural: ordenación de las tendencias y facultades del ser humano hacia sus propios bienes y, de estos, al bien último del hombre.
4. Completa el siguiente texto con estas palabras: espiritual, Creación, conocerse, comunión, semejante, libremente.
El ser humano es la cima de la […], porque es el único dotado de naturaleza […]; ha sido creado […] a Dios, capaz de
[…], de darse […] y de entrar en […] con Dios y con los demás.
5. Indica qué opciones son verdaderas y corrige las falsas. La libertad moral...
a permite que orientemos nuestras acciones hacia el bien. b es la ausencia de obstáculos a mi actuación. c es la capacidad de ser responsables de nuestros actos. d posibilita adquirir el bien humano. e permite que elijamos, entre distintas
opciones, una de ellas o ninguna.
21
2
CREADOS POR AMOR Y PARA AMAR
2. La Buena Nueva
Las Bienaventuranzas
«Las Bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad; expresan la vocación de los fieles; […] iluminan las acciones y las
Gracias a la libertad, podemos ser los héroes de nuestra propia historia. Pero el
héroe nunca consigue lo verdaderamente importante a la primera. Todos pasamos por momentos difíciles en los que nos planteamos qué debemos hacer con
nuestra vida. En ocasiones, dudamos de si lo que estamos haciendo es tiempo
perdido y nos preguntamos si, al final de la propia existencia, podremos afirmar
que nuestra vida ha merecido la pena.
actitudes características de la vida
cristiana; son promesas paradójicas
que sostienen la esperanza en las tribulaciones; anuncian a los discípulos
las bendiciones y las recompensas
ya incoadas. [...] Descubren la meta
de la existencia humana, el fin último de los actos humanos: Dios nos
llama a su propia Bienaventuranza»
El cristianismo responde plenamente a ese anhelo de sentido para la propia
existencia. Jesucristo ha querido facilitarnos la consecución de una vida verdaderamente humana. Sus palabras y sus hechos son una constante lección de
cómo debemos ser y dónde podemos encontrar la felicidad. La razón es sencilla: Jesús, siendo Dios, es verdadero hombre y perfecto hombre. No se trata de
admirar o de imitar a un líder más. Es algo más profundo. Cristo nos descubre
la manera más auténtica e intensa de vivir.
(CEC, n.os 1.717-1.719).
¿Qué enseña Jesús? El mandamiento del Amor. ¿Dónde? Especialmente, en el
Sermón de la Montaña. El nuevo mandamiento no añade preceptos novedosos, sino que exige la transformación del corazón, es decir, de la raíz de la que
brotan nuestros actos. La llamada de Jesús al joven rico (Mt 19, 16-22) nos
enseña qué tipo de conversión pide Jesús a sus discípulos.
El verdadero discípulo de Cristo se libera de obligaciones puramente externas y obra con libertad bajo el impulso del amor. Dios ama y respeta
la libertad de sus hijos: Así que ya no eres esclavo,
sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por
voluntad de Dios (Gál 4, 7). Por esa razón, el cristianismo no se impone, sino que se propone.
El cristianismo no es una religión del no, sino del
sí. En él, toda virtud es afirmación gozosa que
nos lleva a actuar por amor y no por temor. Esta
es la Ley de Cristo; con el podemos vencer el
pecado y vivir como hijos de Dios.
6. Relaciona cada principio moral con la ley de la que se deriva.
a Hay que perdonar siempre. b Hay que decir la verdad. c Hay que dar a cada uno lo suyo. d No matarás. e Ama a tus
enemigos. f Amarás a Dios sobre todas las cosas. g Amémonos los unos a los otros como Jesucristo nos ha amado.
1 Ley natural. 2 Ley de Cristo.
22
7.
Recuerda qué relación existe entre la ley natural y el Decálogo. Explica, después, que añade el mandamiento nuevo a estos.
8.
Lee atentamente Mt 5, 43-48 y señala, al menos, tres maneras de poner en práctica las enseñanzas que
contiene en la vida de un joven de tu edad.
3. La conciencia moral
La conciencia moral* es la capacidad que tenemos los seres humanos de distinguir el bien del mal. Se puede afirmar que, en
realidad, la conciencia es la voz de Dios que habla en nuestros
corazones. Es lo más sagrado que hay en el alma humana, porque
en ella es donde cada uno de nosotros se relaciona con el querer
de Dios (Compendio del CEC, n.º 372).
La formación de la conciencia
La formación de la conciencia es una tarea fundamental para todo cristiano. Todos tenemos el deber
de poner los medios para ello: el estudio de la fe
y de la moral católica, pedir consejo a quien tiene conocimientos y autoridad para darlo, y acudir
La capacidad de valorar las acciones concretas se llama juicio de
conciencia. Así, si me encuentro una cartera con dinero, la conciencia emite un juicio práctico a partir de dos leyes generales: no
robar y dar a cada uno lo suyo; estas leyes surgen en mi interior
y de las características propias de la situación en la que me hallo.
al sacramento de la Penitencia. También ayudan
mucho la práctica de la oración y el examen de
conciencia (Compendio del CEC, n.os 374 y 376).
Por medio de la conciencia, cada uno juzga acciones que: a) va a
hacer (y, por ejemplo, decide evitar); b) está haciendo (bien o mal,
y que podría rectificar) y c) ya ha hecho (y ante las cuales siente
culpa, dolor o alegría).
La conciencia no determina lo que está bien o mal. Robar será
siempre un atentado contra la justicia, sea cual sea el dictamen
de nuestra conciencia. La conciencia se llama verdadera si lo que
juzga coincide con el bien y la verdad de la cosa; será errónea si
cree que es bueno algo que no lo es.
Hay ignorancia (y error) culpable en la conciencia cuando no se
ha puesto la debida diligencia en formarla bien. En el caso de que
haya ignorancia después de haber puesto los medios para formar
bien la conciencia, esta ignorancia sería no culpable y elimina la
responsabilidad moral (Compendio del CEC, n.º 376).
Conciencia moral: la propia razón humana, en tanto
que aplica la ley natural a la situación particular en la
que nos encontramos.
Cuando se tiene conciencia dudosa de si algo está bien o mal
(ante decisiones de cierta importancia), no se debe actuar sin pedir consejo para salir de la duda y tomar, así, la decisión correcta.
La conciencia y el obrar humano.
La formación de la conciencia.
9. Completa el siguiente enunciado del Compendio del CEC (n. º 372).
«La conciencia […], presente en lo […] de la persona, es un […] de la razón que, en el momento oportuno, impulsa al
hombre a hacer el […] y a evitar el […]. Gracias a ella, la persona humana percibe la cualidad […] de un acto».
10. Indica qué tipo de conciencia se define en cada caso.
a Aquella que acierta en sus juicios. b Aquella que no logra discernir con certeza la bondad o maldad de un acto.
11.
¿Qué puede hacer un joven de tu edad para formar bien su conciencia?
23
2
CREADOS POR AMOR Y PARA AMAR
4. Los elementos de la moralidad
En la práctica, no siempre es fácil determinar la bondad o la maldad de un
acto. Para juzgar correctamente, la conciencia debe medir las tres fuentes de las
que brota la acción humana: el objeto o
comportamiento elegido libremente, el
fin o intención que se propone la persona al actuar y las circunstancias que
rodean al acto.
t Hay acciones buenas que, en sí mismas, perfeccionan (rezar, perdonar);
hay acciones que, en sí, son malas y
nos deshumanizan (blasfemar, robar).
Conocemos la bondad o la malicia de
estas acciones por la ley natural, por
el Evangelio y por las enseñanzas de
la Iglesia.
Yo, el Señor, tu Dios, te instruyo por tu bien,
te marco el camino a seguir (Is 48, 17).
Los actos humanos
y la libertad.
t La intención es un elemento importante en la calificación moral de un acto.
Una intención buena (ayudar al prójimo) no hace bueno a un objeto que,
de por sí, es malo (mentir). De ahí que se deban rechazar algunas máximas,
como que el fin justifica los medios o que todo depende de la intención con
la que se actúa. Por el contrario, una intención mala (la vanagloria) convierte
en malo un acto que, de por sí, puede ser bueno (dar limosna).
t Respecto a las circunstancias, algunas aumentan o disminuyen la bondad
o la malicia de un acto (hacer algo con alegría y generosidad, en el primer
caso; agredir a un familiar, en el segundo). Pero nunca pueden hacer buena
una acción que, en sí misma, es mala. Las circunstancias pueden aumentar
o disminuir la responsabilidad de la persona que actúa (obrar por miedo).
El acto moralmente bueno es aquel cuyo objeto, fin y circunstancias son buenos. Por tanto, es preciso tener presente que, si el objeto o el fin son malos,
no se puede hablar de un acto moral bueno. Habitualmente, las circunstancias
aumentan o disminuyen su bondad solo de manera accidental (Compendio del
CEC, n.º 368).
12. Indica qué afirmaciones son verdaderas y corrige las falsas.
a La moralidad de un acto depende solo del objeto. b Ningún fin bueno justifica unos medios malos. c Las circunstancias
que rodean un acto no determinan su moralidad.
13.
Valora la moralidad de las siguientes acciones; ten en cuenta los tres elementos de los que surge la acción
humana.
a Mentir a mi padre para que no me castigue sin salir de casa. b Criticar un defecto de mi hermano delante de unos
amigos. c Robar un bolígrafo a un compañero de clase. d Coger dinero de la recaudación destinada a los necesitados.
24
5. El camino del amor
El escritor Oscar Wilde (1854-1900) supo expresar qué significa el pecado en
su novela El retrato de Dorian Grey. Dorian es un hombre que vende su alma
a cambio de ser siempre joven; un retrato suyo envejecerá en su lugar. Pero
cuando, pasado el tiempo, mira el cuadro, lo que descubre es espantoso: su
retrato es ahora un viejo lleno de heridas. Representa el estado real de su alma:
está degradada por una vida egoísta y desordenada.
Las buenas acciones, sin embargo, nos parecen bellas y nobles. Por eso, la vida
de los grandes santos nos recuerda la grandeza y la dignidad del ser humano.
Pero ¿cómo podemos crecer en el compromiso de amor que Dios nos ofrece?
En primer lugar, con las virtudes humanas. La virtud es la capacidad para llevar
a cabo una acción valiosa. Esa facilidad se logra por medio de la repetición de
acciones. Así, uno aprende a ser justo ejerciendo la justicia.
La Bienaventuranza cristiana
Si permanecéis en mí y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid lo que
deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto
abundante; así seréis discípulos míos.
Como el Padre me ha amado, así os he
amado yo; permaneced en mi amor. Si
guardáis mis Mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo
he guardado los Mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor. Os
he hablado de esto para que mi alegría
esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud (Jn 15, 7-11).
Las virtudes humanas arraigan en las teologales*. Estas últimas son gracias*
que el Espíritu Santo infunde en el alma a través, principalmente, de los sacramentos. Las virtudes teologales son tres: por la fe creemos en Dios, por la esperanza confiamos en él y por la caridad crecemos en el amor a él y a los demás.
La caridad es la primera de las virtudes y de ella hizo Jesús el mandamiento
nuevo. Él amó a todos los hombres hasta el extremo (Jn 13, 1) y pide que lo imitemos: Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado (Jn
15, 12). Cristo, que murió en la cruz por amor, nos pide que amemos a nuestros
enemigos, a los niños, a los pobres.
Cristo llama a cada ser humano por su nombre y le promete la Bienaventuranza
eterna. Con ella, el hombre entrará en la gloria de Cristo resucitado y en el gozo
de la vida divina. Tal Bienaventuranza nos invita a purificar nuestro corazón y a
buscar el amor de Dios por encima de todo.
Virtud teologal: virtud infundida por Dios en el alma de los
bautizados, para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos.
Gracia: don gratuito del Espíritu Santo que hace al ser humano partícipe de la vida divina y capaz de obrar por amor a Dios.
Las virtudes teologales.
14. Indica qué afirmaciones son verdaderas y corrige las falsas.
a El pecado atenta contra la dignidad del hombre. b Las virtudes humanas son un don que Dios infunde en el alma.
c Las virtudes teologales son tres: fe, justicia y caridad. d La caridad es la más sublime de las virtudes.
15. Completa el siguiente enunciado con estos términos: trinitaria, obrar, gratuito, gracia.
La [...] es un don [...] de Dios, por el que nos hace partícipes de su vida [...] y capaces de [...] por amor a él.
16.
Busca en tu Biblia las siguientes citas y explica, a partir de ellas, qué es lo propio del obrar moral cristiano:
Mt 5, 44; Mc 9, 37 y Mt 25, 40.45.
25
La fidelidad a la conciencia
Tomás Moro (1478-1535) fue un abogado y humanista de
prestigio. Enrique VIII (1491-1547), rey de Inglaterra, le confió
delicadas misiones diplomáticas, diversos cargos y, finalmente, lo nombró lord canciller. Llegó a ser amigo personal del
rey. Sin embargo, su amor a la verdad lo condujo a la muerte.
Enrique VIII se había casado con la española Catalina de
Aragón, la hija menor de los Reyes Católicos. Su dinastía, los
Tudor, era nueva y necesitaba imperiosamente un hijo varón.
Catalina parecía incapaz de dárselo. Además, ya estaba furiosamente enamorado de una cortesana llamada Ana Bolena. Para tranquilizar su conciencia y asegurar su dinastía, el
rey pidió la anulación de su matrimonio al Papa. Este se negó.
El rey obligó a firmar a todos los obispos y personas notables
del reino el Acta de Supremacía, un documento que establecía la separación de la Iglesia de Inglaterra de la de Roma y
que nombraba al rey cabeza de aquella. El mismo documento imponía la pena de muerte a quien se negara a firmarlo.
Nobles y obispos comenzaron a firmar inmediatamente. Tomás se negó.
Tanto el Papa como el emperador Carlos V hicieron lo imposible para hacer entrar en razón a Enrique VIII y salvar la vida
de Tomás. Sus esfuerzos para que se le conmutara la pena de
decapitación por la de destierro fueron inútiles y la fecha de la
ejecución se fijó para el día 6 de julio de 1535.
Sus últimas palabras lo han convertido en un ejemplo de rectitud moral: «Muero como un leal servidor del rey. Pero antes,
de Dios». Pío XI lo canonizó en 1935 y en el año 2000, Juan
Pablo II lo proclamó patrono de los políticos.
1.
Ved la escena de la película Un hombre para la eternidad y realizad un pequeño debate.
Podéis guiaros por las siguientes preguntas.
a
b
c
d
e
f
26
¿Qué os ha llamado más la atención?
¿Cómo resumiríais la escena en un solo enunciado?
¿Qué dilema se le presenta a Tomás Moro?
¿Qué motivos esgrime Moro para no acceder a los ruegos de sus interrogadores?
¿Qué función otorga Tomás Moro a la conciencia?
¿Hace falta entrenar a la conciencia? ¿Por qué?
Publicidad y dignidad humana
¿Te has detenido a pensar alguna vez en la cantidad de
anuncios publicitarios que inundan las calles y los medios
de comunicación? Pasan desapercibidos… Sin embargo,
influyen enormemente en nuestra forma de pensar y de
vivir.
Los anuncios más impactantes suelen ser los que vemos en
el cine o en la televisión. En realidad, son como películas
muy breves con las que, a través de una historia sencilla,
pero atractiva, se nos intenta persuadir para que compremos un producto o aceptemos una idea.
Los publicitarios saben que tienen un espacio de tiempo
muy reducido para seducir al espectador. Por ello, hasta el
mínimo detalle de lo que vemos en pantalla durante unos
segundos está pensado y cuidado al milímetro.
La publicidad es, en sí misma, algo bueno: informa sobre
nuevos productos y servicios que, si son de buena calidad,
facilitan y mejoran la vida de las personas. En este sentido,
ayudan a tomar decisiones prudentes a los consumidores.
Sin embargo, como dice el refrán, no es oro todo lo que
reluce.
Hay estrategias muy estudiadas para que los
anuncios cumplan con su finalidad. Y, a veces,
parece que no importan los medios, si con ellos
se influye en el consumidor. Así, por ejemplo,
el producto que se intenta vender se suele
asociar con comportamientos, valores o cánones de belleza o de éxito que, con frecuencia, no responden a la dignidad que se debe
a la persona humana. Y, por lo tanto, son incompatibles con una visión cristiana de la vida.
El Pontificio Consejo para las Comunicaciones
Sociales recuerda que «la publicidad puede ser de
buen gusto y estar en conformidad con las normas
morales y, ocasionalmente incluso, moralmente elevada,
pero también puede ser vulgar y moralmente degradante»
(Ética en la publicidad, n.º 13).
2.
Observa el anuncio que se presenta como recurso digital y realiza las siguientes actividades.
a
b
c
d
e
f
g
Describe el escenario, los objetos y los personajes que aparecen.
¿Qué finalidad crees que han buscado los publicistas en este caso concreto?
¿A qué tipo de público se dirige? Justifica tu respuesta.
¿Qué cualidades se destacan del producto que se anuncia y qué aspectos de este se omiten?
¿A qué sentimientos y necesidades básicas apela el anuncio?
¿Qué expectativas genera en el espectador?
¿Qué valores transmite? Haz una valoración crítica personal.
27
CREADOS POR AMOR Y PARA AMAR
Somos seres morales
La vocación del hombre es la
Bienaventuranza eterna
Jesucristo nos enseña
el camino
&YJTUFVOBMFZOBUVSBMRVFTF×BMB
MPTCJFOFTIVNBOPTZFMCJFO
ÞMUJNPEFMIPNCSF
Se resume en el
mandamiento del Amor
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MJCSFNFOUFFMCJFOPFMNBM
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BMDBO[BSMBQMFOJUVE
Mediante
la libertad moral
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EFMBMFZOBUVSBM
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EFMDPSB[ØO
Nos ayuda con la gracia
del Espíritu Santo
La primera es la caridad
¿Por qué decimos que el hombre es un ser moral?
Decimos que el hombre es un ser moral porque es libre; libremente, tras el juicio de su conciencia, elige obrar bien o mal (CEC, n.º 1.749).
¿Qué enseña la ley natural?
La ley natural, inscrita por Dios en el corazón de todos los hombres, enseña a discernir entre el bien y el mal, para que puedan, así,
alcanzar su fin último, que es Dios. El espíritu de la ley natural se recoge en los diez Mandamientos (Compendio del CEC, n.º 416).
¿Qué es la conciencia moral?
La conciencia moral es un juicio que se forma la persona humana sobre la bondad o malicia de los actos y que impulsa a hacer el
bien y evitar el mal. El ser humano, cuando escucha la conciencia moral, puede sentir la voz de Dios que le habla (Compendio del
CEC, n.º 372).
¿Cuándo un acto es moralmente bueno?
Un acto es moralmente bueno cuando supone, al mismo tiempo, la bondad del objeto en sí mismo, el fin que persigue y las circunstancias que lo rodean (Compendio del CEC, n.º 368).
¿Qué es la ley de Cristo?
La ley de Cristo es la plenitud de la ley natural, que se resume en el mandamiento de amar a Dios y al prójimo. El espíritu de la ley
de Cristo se recoge en las Bienaventuranzas (Compendio del CEC, n.os 420-421).
28
1. Señala la opción correcta. El hombre es un ser moral porque…
a a diferencia de los animales, no tiene instintos.
b actúa libre y conscientemente.
c ha sido creado por Dios.
2. Completa el texto con los siguientes términos: malo, acto, responsable, necesaria.
La libertad es […] para que un […] humano sea bueno o […]. Sin libertad, la persona no sería
[…] de sus acciones.
3.
Lee el siguiente texto de san Pablo y realiza las actividades.
Cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las exigencias de la Ley, ellos,
aun sin tener ley, son para sí mismos ley. Esos tales muestran que tienen escrita en sus corazones la exigencia de la Ley; contando con el testimonio de la conciencia y con sus razonamientos internos contrapuestos, unas veces de condena y otras de alabanza (Rom 2, 14-15).
a
b
c
d
¿A quiénes llama gentiles?
¿Qué ley tienen los gentiles escrita en su corazón?
Explica por qué dice san Pablo que los gentiles son para sí mismos ley.
¿Cómo se atestigua la existencia de esa ley en su corazón?
4. Lee Mt 5, 43-48 y responde brevemente a las preguntas.
a ¿Qué ley manda amar al prójimo?
b ¿Qué novedad añade Cristo a este precepto?
c ¿Quién es nuestro modelo para cumplir la nueva ley?
5.
Hay quienes piensan que es imposible vivir como cristiano y ser
feliz en este mundo. ¿Dónde crees que radica el error de este modo
de pensar? Leer de nuevo el pasaje evangélico del joven rico (Mt 19,
16-29) te ayudará a acertar en tu respuesta.
6. Escribe los diez Mandamientos de la ley de Dios y el mandamiento
del Amor.
7.
Dividid la clase en grupos de tres o cuatro personas. Cada grupo redactará una lista de valores que surgen de la virtud de la
caridad, tanto para la vida personal como para la sociedad (por
ejemplo, la solidaridad). A continuación, cada grupo la pondrá en
común con el resto de la clase.
8. Indica a qué concepto se refiere cada definición.
a Juicio práctico de la razón que se forma la persona acerca de la bondad
o maldad de sus actos.
b Ley universal e inmutable que está inscrita en el corazón del ser humano.
c Plenitud de la ley natural y revelada que se resume en el mandamiento
del Amor.
9.
Piensa en dos virtudes humanas que te causen una admiración
especial. Justifica tu elección y explica con ejemplos cómo puede crecer en esas virtudes una persona de tu edad.
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