1 PROTOCOLO DIAGNÓSTICO DEL PACIENTE CON TEMBLOR

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PROTOCOLO DIAGNÓSTICO DEL PACIENTE CON TEMBLOR
SOCIEDAD BOLIVIANA DE NEUROLOGIA
Presidente
Dr. Mario Camargo
Vicepresidente
Dr. Alejandro Peralta
Tesorero
Dr. Walter Arias
Secretario
Dr. Carlos Mercado
Vocales
Dra. Yanet Laguna
Dr. Jose Cuellar
Comisión de Redacción
Dra. Yanet Laguna
Dr. Lucio Balda
Dr. Mario Camargo
Dr. Alejandro Peralta
Dr. Walter Arias
Dr. Carlos Mercado
Dr. Jose Cuellar
Dr. Carlos Laforcada
Dr. Gunter Paz
Dr. Juan Carlos Duran
Dr. Marcelo Aramayo
Dr. Federico Fortún
Dr. Henry Nuñez
INDICE
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Protocolo diagóstico del paciente con temblor
Protocolo dianóstico del paciente con Parkinsonismo
Indicaciones de derivación del paciente con movimientos anormales desde la
medicina primaria a la especializada
Indicaciones de la Neuroimagen en los trastornos del movimiento.
1
El temblor se puede clasificar en tres grandes grupos en función de sus
características cinemáticas: temblor en reposo, temblor postural y temblor cinético o
intencional. El temblor en reposo se refiere a aquel que sucede cuando los brazos están
totalmente relajados y hay ausencia de cualquier influencia gravitatoria. El temblor
postular se manifiesta al mantener la extremidad en contra de la acción de la gravedad. El
temblor cinético es aquel temblor que ocurre durante la realización de un movimiento.
Tanto el temblor postular como el cinético se catalogan como temblores de acción.
El temblor puede ser registrado mediante técnicas electromiográficas a través de la
colocación de electrodos de superficie en los músculos involucrados. Esto permite conocer
su frecuencia y si se trata de un temblor sincrónico o alterante en músculos antagonistas.
Mediante un acelerómetro enganchado a la extremidad y conectado a un electromiógrafo
que a su vez envía la información a un computador se puede cuantificar de forma exacta el
espectro de frecuencias de una extremidad a través de la transformada de Fourier. La
caracterización del patrón del temblor puede ser útil en el diagnóstico etiológico del mismo.
(fig. 1).
Temblor en reposo
El temblor en reposo puede verse generalmente asociado a dos condiciones: la más
frecuente es el temblor de tipo parkinsoniano; la otra entidad es el temblor rúbrico o
mesencefálico o tipo Holmes.
Temblor parkinsoniano
Es un temblor que tiene una frecuencia entre 3-6 Hz, alternante entre músculos
flexores y extensores, suele ser asimétrico y se asocia a otros síntomas como bradicinesia
(lentitud de movimientos) y rigidez. Es un temblor que suele responder al tratamiento con
levodopa, agonistas dopaminérgicos o fármacos anticolinérgicos. Este temblor, aunque
característico de la enfermedad de Parkinson, se puede asociar raramente a otros clínicos
que permiten su diferenciación con la enfermedad de Parkinson idiopática como
hipotensión ortostática, incontinencia urinaria, parálisis de la mirada vertical, deterioro
cognitivo, piramidalismo, trastorno prominente y precoz de la marcha, entre otras. También
los fármacos que pueden inducir parkinsonismo como los neurolépticos o determinados
antagonistas del calcio pueden producir temblor en reposo. Los agonistas beta-adrenérgicos
(boncodilatadores) y el litio asimismo pueden asociarse a temblor en reposo, aunque en
estos casos también existe un componente postural e intencional.
Temblor mesencefálico
Es un temblor cuya frecuencia oscila entre 2-4 Hz. No es un temblor en reposo puro,
sino que su intensidad aumenta con la postura y aún más con la intención. El temblor se
debe a la lesión de las fibras dentatorrubrotalámicas concominantemente con las fibras
dopaminérgicas nigroestriatales. Por tanto, ante la presencia de este tipo de temblor es
preceptiva la realización de una prueba de neuroimagen para valorar la posibilidad de una
lesión estructural mesencefálica.
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Temblor postural
El temblor postular más frecuente es el esencial. Sin embargo, otros temblores
también tienen un componente postural, entre ellos el temblor fisiológico aumentado, la
enfermedad de Parkinson y otros parkinsonismos, el temblor mesencefálicos, el temblor
ortostático, el temblor postónico, el inducido por fármacos (tabla 1), el temblor cerebeloso
y el temblor psicógeno.
Temblor esencial
El temblor esencial aparece con el mantenimiento de la postura y durante el reposo.
Es una condición que afecta principalmente a las extremidades superiores como resulatado
de la contradicción alternante o sincrónica de músculos agonistas y antagonistas.
Generalmente, el temblor esencial se presenta de forma bilateral, pero puede tener un inicio
unilateral. A menudo empeora con el estrés y puede mejorar con la ingesta de alcohol, sin
que se conozca el mecanismo exacto por el cual esto ocurre. Su rango de frecuencias oscila
entre 4 y 12 Hz, aunque la frecuencia varía con la intensidad, la localización y con la edad,
de forma que el temblortiende a ser más lento pero de mayor amplitud conforme ésta
avanza. El temblor puede afectar también a la musculatura cráneo-cervical y a la voz, y más
raramente a las extremidades inferiores. Es posible encontrar una historia familiar de
temblor esencial en el 50%-75% de los casos, con un patrón hereditario sugestivo de
herencia autosómica dominante.
Temblor fisiológico
El temblor fisiológico, como su nombre indica, no puede considerarse un temblor
patológico. Está presente en todos los sujetos sanos y en todas aquellas articulaciones o
músculos colocados en una posición en la que sea posible oscilar. La frecuencia del temblor
fisiológico oscila entre 8 y 12 Hz y puede hacerse patente al exacerbarse (síndrome del
temblor fisiológico exagerado) por el estrés, la fatiga, la ansiedad, el hipertiroidismo o el
consumo de fármacos excitadores del sistema nervioso central o de betaadrenérgicos.
Temblor ortostático
Es un temblor que aparece en las extremidades inferiores y en el tronco a los pocos
segundos de que el paciente adopta la postura de bipedestación. Ocasionalmente también
puede aparecer a nivel de las extremidades superiores. Los estudios electrofisiológicos han
mostrado un patrón de contracción alternante o de cocontracción en músculos antagonistas
de las extremidades. Su frecuencia característica es de 16 Hz. El temblor desaparece con la
sedestación y también puede hacerlo durante la marcha. A vecess el temblor es tan fino que
no se puede apreciar mediante la inspección visual pero sí mediante la palpación del
cu´sdriceps. Sin embargo, otras veces se puede observar una contracción más vigorosa del
cuádriceps, incluso con oscilación visible de la rótula. En estos casos la frecuencia del
temblor suele ser un armónico de 8 Hz.
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Temblor distónico
Como su nombre indica, es un temblor asociado a posturas distónicas de una
extremidad o más frecuentemente del cuello. En muchos ocasiones, dicho temblor se
produce durante el movimiento o con el mantenimiento de la postura de los músculos
distónicos, y desaparece cuando el músculo está totalmente relajado. Es un temblor
generalmente de amplitud irregular y frecuencia variable, menor de 7 Hz. Una característica
típica de este tipo de temblor es que se puede modificar utilizando diversos trucos
sensitivos, como, por ejemplo, tocarse el mentón con un dedo (“gesto antagonista”) para
disminuir el temblor cefálico. Esto no ocurre en otro tipo de temblores, como puede ser el
temblor esencial de localización cefálica. Este tipo de temblores suele responder al
tratamiento con toxina botulínica. El temblor asociado a distonía hemicorporal obliga a
descartar una lesión en los ganglios o en el tálamo contralateral.
Temblor intencional
Entre los temblores intencionales destacan el temblor esencial, el cerebeloso, el
mesencefálico, el distónico y el psicógeno.
El temblor cerebeloso presenta como ya se ha comentado un componente postural y
otro cinético que puede aparecer desde el inicio del movimiento o al final del mismo. Su
amplitud y frecuencia es bastante variable, aunque usualmente la frecuencia es baja (3-5
Hz) y la amplitud intensa debida a la participación de músculos proximales de las
extremidades. Este temblor es fácilmente elicitado mediante test clásicos como el dedonariz o el talón-rodilla, pero también es visible durante la escritura y la realización de otros
movimientos voluntarios. El temblor intencional resultante de lesiones cerebelosas con
frecuencia se asocia a dismetría, disinergia e hipotonía. Entre las causas de este tipo de
temblor cabe citar las lesiones vasculares, la esclerosis múltiple, las lesiones cerebrales,
traumáticas, las ataxias degenerativas y la enfermedad de Wilson, entre otras. El temblor
postraumático es debido al daño cerebral secundario a un traumatismo. A veces, el temblor
puede aparecer meses más tarde el traumatismo. Se parece al inducido por lesiones que
afectan al cerebelo o las proyecciones cerebelo-rubrotalámicas.
Finalmente, el temblor psicógeno es uno de los trastornos de movimiento más
frecuentes entre los movimientos psicógenos, tanto de forma aislada como en combinación
con otro tipo de patrón de movimiento (por ejemplo distonía). La mayoría de pacientes con
temblor psicógeno tienen un inicio abrupto, a menudo con variaciones complejas del
temblor con el reposo, la postura o la acción; un curso fluctuante, remisiones espontáneas y
disminución o desaparición del temblor con maniobras de distracción o mediante
tratamiento placebo.
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TABLA 1
Fármacos más frecuentes que pueden inducir temblor
Bloqueantes dopaminérgicos (neurolépticos, antieméticos-cisaprida, metoclopramida,
antivertiginosos-tietilperazina, sulpiride)
Depletores de la dopamina (reserpina, tetrabenazina)
Carbonato de litio
Antidepresivos (tricíclicos, inhibidores de la MAO, inhibidores de la recaptación de
serotonina)
Bloqueadores de los canales de calcio (flunarizina, cinarizina)
Antiepilépticos (ácido valproico, carbamacepina, Lamotrigina)
Agonistas beta-adrenérgicos (soproterenol, salbutamol, terbutalina)
Teofilina y derivados
Cafeína
Hormonas tiroideas
Adrenocorticosteroides
Antiarrítmicos cardíacos (amiodarona, lidoca)
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PROTOCOLO
DIAGNÓSTICO DEL PACIENTE CON PARKINSONISMO
Concepto de parkinsonismo
El parkinsonismo es un síndrome neurológico que se caracteriza por la presencia de
acinesia, rigidez de naturaleza extrapiramidal (en rueda dentada), temblor e inestabilidad
postural. Se asocia principalmente a la enfermedad de Parkinson idiopática, pero hallazgos
similares se encuentran en muchas otras entidades clínicas que van desde causas
neurodegenerativas hasta efectos secundarios de medicamentos que generan confusión
diagnóstica, sobre todo en los estadios muy tempranos (tabla 1).
Enfermedad de Parkinson
La acinesia es la característica principal y su espectro clínico incluye lentitud en el
inicio o velocidad del movimiento, amimia facial disminución en el balanceo de los brazos,
fatiga progresiva y dificultades al realizar movimientos alterantes o actos motores de
manera simultánea. En el síndrome de Parkinson la bradicinesia debe comprometer el
hemicuerpo superior, a diferencia de lo que ocurre en el llamado pseudoparkinsonismo de
origen vascular, donde predomina la afectación de la marcha (“parkinsonismo de la mitad
inferior del cuerpo”). En la enfermedad de Parkinson idiopática (tabla 2 ), los hallazgos son
generalmente asimétricos y esta asimetría, si se mantiene, es un criterio que apoya el
diagnóstico. El temblor generalmente es en reposo y afecta principalmente los brazos, con
frecuencia de 4 a 6 Hz, en pronosupinación, con el clásico patrón de “contar monedas”.
Aproximadamente un 30% de pacientes puede mostrar además un temblor postural de 4 a 8
Hz que generalmente aparece con una latencia de pocos segundos cuando se extienden los
brazos delante del cuerpo. El temblor puede afectar también las piernas y a veces los
párpados (blefaroclonus) y la mandíbula. Raramente, a diferencia del temblor esencial,
afecta la cabeza o la voz. La rigidez es inicialmente apendicular, aunque con la evolución
puede extenderse a la musculatura del cuello y del tronco. El compromiso de la marcha
usualmente es de aparición tardía y, en fases avanzadas, responde sólo parcialmente a la
medicación. Se caracteriza por dificultades para iniciar la marcha hasta bloqueos o freezing
al girar o pasar por espacios estrechos y festinación, que consiste en una aceleración
involuntaria de la marcha. Entre otras manifestaciones que pueden encontrarse en la
enfermedad de Parkinson están también la alteración en la prosodia de la voz (se vuelve
monótona), hipotonía, disautonomia, constipación y anosmia.
Parkinsonismos secundarios
El parkinsonismo farmacológico, la causa más frecuente de parkinsonismo
sintomático, puede ser desencadenado por fármacos que generan disminución presináptica
o bloquean postsinápticamente la transmisión dopaminérgica; estos últimos corresponden a
los neurolépticos que son los más conocidos, aunque deben tenerse también presentes los
antieméticos y bloqueadores de canales de calcio (tabla 3).
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Las características clínicas del parkinsonismo inducido por fármacos son
indistinguibles de la enfermedad de Parkinson idiopática, dado que inclusive los hallazgos
pueden ser asimétricos; la clave diagnóstica viene dada por el antecedente farmacológico y
por la resolución de los síntomas una vez se suspenda la medicación ya que en caso de que
persistan, debe sospecharse una enfermedad de Parkinson subyacente precipitada por la
exposición al fármaco.
Otras causas menos frecuentes de parkinsonismo, pero importantes por ser algunos
casos tratables, son la enfermedad de Wilson, la enfermedad de Huntington, el
parkinsonismo infeccioso o posinfeccioso, el asociado a tóxicos (manganeso), el
ocasionado por traumatismo repetido y la hidrocefalia. El parkinsonismo como
manifestación neurológica de la enfermedad de Wilson es raro, pero es imperativo descartar
esta etiología en todo paciente joven con síntomas extrapiramidales debido a la eficacia del
tratamiento en caso de que se realice el diagnóstico tempranamente. La enfermedad de
Huntington típicamente presenta alteraciones del movimiento del tipo coreico, in embargo,
las variantes juveniles pueden presentarse con un síndrome acinético-rígido. Un diagnóstico
preciso permite plantearse el consejo genético. La hidrocefalia tampoco es una causa
frecuente de parkinsonismo, pero en ancianos ha de tenerse en cuenta la hidrocefalia
normotensiva, que además cursa con deterioro cognitivo y alteración de esfínteres,
síntomas potencialmente reversibles con una terapia quirúrgica, sobre todo los relacionados
con la disfunción motora.
Parkinsonismo plus
El parkinsonismo plus es un término que agrupa entidades en las que a las
manifestaciones clínicas del parkinsonismo se asocian otras alteraciones neurológicas.
Estos síndromes incluyen la atrofia multisistémica, la parálisis supranuclear progresiva y la
degeneración corticobasal. La atrofia multisistémica corresponde a una condición que
ocurre esporádicamente, en la que hay pérdida neuronal y gliosis que no solo compromete a
la substancian igra, sino que se extiende al striatum, oliva, protuberancia, cerebelo y las
columnas intermediolaterales del núcleo de Onuf en el cordón espinal. Tiene dos variantes
principales, la variante parkinsoniana (MSA-C) que corresponden a la denoinación ya
anticuada de degeneración estriatonigral y atrofia olivopontocerebelosa respectivamente. El
parkinsonismo es estos pacientes causa una acinesia prominente y la inestabilidad es muy
temprana, con una discapacidad rápidamente progresiva; hay poco temblor que, si se
presenta, es en muchos de los casos un temblor de acción. Los elementos esenciales para el
diagnóstico son la presencia de un parkinsonismo asociado a disfunción cerebelar, con un
fallo autonómico marcado (hipotensión postural, incontinencia urinaria y disfunción eréctil
en el varón) y una pobre o nula respuesta a la levodopa que, a su vez, no genera los efectos
secundarios de fluctuaciones motoras o discinesias. Otros síntomas frecuentes incluyen
estridor nosturno, disastria severa y anteflexión del cuello.
La parálisis supranuclear progresiva, también conocida como síndrome de SteeleRichardson-Olszewski tiene un compromiso que es predominantemente axial (rigidez en
cuello), y que, al igual que la atrofia multisistémica, se asocia a una inestabilidad postural
muy temprana que lleva a consultar inicialmente por las alteraciones de la marcha
asociadas a caídas. La parálisis supranuclear progresiva es una enfermedad asociada a
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depósito de proteína tau, especialmente en los ganglios basales y tronco cerebral. El
hallazgo más característico, del que deriva su denominación, es la limitación de la mirada
voluntaria vertical hacia abajo con preservación de los movimientos reflejos indicativo de
una disfunción supranuclear. Este signo no necesariamente se presenta al inicio de la
enfermedad. Otras manifestaciones que sugieren el diagnóstico son la presencia de un
parkinsonismo de predominio acinético y simétrico, una expresión facial característica, de
sorpresa, disastría y palilalia, disfagia temprana, cambios de personalidad y síndrome
frontal. La degeneración corticobasal es la que ofrece menos dificultades diagnósticas
porque en ella predomina la apraxia unilateral y el mioclonus, asociadas a la disfunción
sensitiva de tipo cortical.
Pseudoparkinsonismos
Con relación a los llamados psudoparkinsonismos, el temblor esencial es una
enfermedad heredada de forma autosómica dominante que cursa característicamente con
temblor postural y de acción que puede intensificarse al final del movimiento pero que no
se asocia a otros signos cerebelosos; el temblor mejora con el alcohol y además de los
miembros superiores puede afectar la voz y la musculatura cervical (temblor cefálico en
“si-si” o “no-no”), lo que no ocurre en el parkinsonismo. Es la enfermdad neurológica que
se diagnostica con más frecuencia erróneamente como enfermedad de Parkinson.
Por otra parte, en el parkinsonismo de la enfermedad cerebrovascular se evidencia
una disociación entre la afectación del hemicuerpo superior e inferior, predominando de
forma importante esta última. Así existe un compromiso de la marcha –a petit pas- sin otros
signos como alteraciones en la voz, compromiso de la expresión facial, del balanceo de los
miembros superiores o temblor en reposo. La evolución en brotes, la presencia de factores
de riesgo vascular. Mejoría sin terapia antiparkinsoniana y estudios de neuroimagen que
muestren dos o más lesiones vasculares en región gangliobasal, son criterios que
igualmente sugieren este diagnóstico. El pseudoparkinsonismo vascular no mejora con
levodopa.
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TABLA 1
Diagnóstico diferencial
del parkinsonismo
Parkinsonismo idiomático o enfermedad de Parkinson idiopática
Enfermedades neurodegenerativas
Atrofia multisistémica
Parálisis supranuclear progresiva
Degeneración corticogangliobasal
Parkinsonismo secundario
Parkinsonismo inducido por fármacos
Parkinsonismo inducido por tóxicos
Parkinsonismo posinfecciosos
Hidrocefalia
Parkinsonismo postraumático
Pseudoparkinsonismo
Temblor esencial
Parkinsonismo vascular
TABLA 3
Parkinsonismo inducido por fármacos
Neurolépticos y agentes relacionados
Por ejemplo, sulpiride, haloperidol, clorpromazina
Bloquean presinápticamente la dopamina
Reserpina
Tetrabenazina
Bloqueadores de canales de calcio
Por ejemplo, cinarizina, flunarizina
Otros
Ácido valproico
Alfametildopa
Amiodarona
Litio
Fluoxeetina
Procaina
Anfotericina B
Piridostigmina
Meperidina
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TABLA 2
Criterios diagnósticos de la enfermedad de Parkinson
(criterios de diagnóstico clínico de la UK Parkinson’s Disease Society Brain Bank)
Diagnóstico del síndrome parkinsoniano
Bradicinesia y al menos una de las siguientes:
Rigidez muscular
Temblor en reposo de 4 a 6 Hz
Inestabilidad postural
Criterios de exclusión para enfermedad de Parkinson
Historia de enfermedad cerebrovascular repetida y progresión en brotes de los
síntomas parkinsonianos
Historia de traumatismo cerebral
Historia de encefalitis
Crisis oculogiras
Tratamiento con neurolépticos al inicio de los síntomas
Remisión sostenida
Compromiso autonómico temprano
Demencia grave
Signo de Babinski
Presencia de tumor cerebral o hidrocefalia
Ausencia de respuesta a la levodopa
Criterios de soporte durante el seguimiento
Inicio unilateral
Temblor en reposo
Curso progresivo
Asimetría persistente
Respuesta a la levodopa (70% a 100%)
Corea inducida por levodopa
Respuesta a la levodopa por 5 años o más
Curso clínico de 10 años o más
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INDICACIONES DE DERIVACIÓN DEL PACIENTE CON
MOVIMIENTOS ANORMALES DESDE LA MEDICINA PRIMARIA
A LA ESPECIALIZADA
Introducción
Las enfermedades que cursan con alteración del movimiento, ya sea por exceso
(hipercinesias) o por pobreza de movimiento (hipocinesias o síndrome rigidoacinetico)
(tabla 1) son un grupo de enfermedades neurológicas, en general de curso crónico y
etiología desconocida, y en las que, por tanto, careceremos de un tratamiento curativo. Sin
embargo, los avances que en los últimos años han experimentado las ciencias neurológicas,
tanto en aspectos neuropatológicos, neuroquímicos, neurorradiológicos, neurogenéticos o
terapéuticos, facilitan la obtención de un diagnóstico preciso y permiten un planteamiento
terapéutico más extenso. Existen diferentes razones que determinan que los pacientes con
trastornos del movimiento deban ser atendidos de forma continuada por un neurólogo, y a
poder ser por un neurólogo especializado en movimientos anormales, aunque siempre en
estrecha colaboración con el médico de familia. Entre las diferentes razones hay que
desatacar:
1. Son enfermedades, a veces, muy prevalentes (enfermedad de Parkinson, temblor
esencial).
2. Son enfermedades crónicas que si bien, en general, no afectan la supervivencia del
individuo, si le producen discapacidad funcional, afectando a su calidad de vida de
forma importante.
3. el diagnóstico diferencial de los distintos movimientos anormales entre si es dificultoso,
y las causas a las que pueden ser debidos las diferentes alteraciones del movimiento son
muy amplias y variadas.
4. El manejo de estas enfermedades suele ser complejo, tanto en la heterogeneicidad de los
síntomas como en el uso de los fármacos utilizados y los efectos secundarios de que
ellos se derivan.
5. En general requieren de por vida un tratamiento individualizado en función del tipo de
síntomas (enfermedad de Parkinson, enfermedad de Huntington, distonías, etc.) y de la
incapacidad que se represente a lo largo de la evolución. El objetivo de un protocolo de
actuación/coordinación de la medicina primaria y la medicina especializada, ya sea
hospitalaria o no, frente al paciente con movimientos anormales debe ser planificar se
forma sistemática, adecuada y efectiva el abordaje diagnóstico, terapéutico y de
seguimiento del paciente y definir la actualización frente a complicaciones previsibles o
imprevisibles y las vías de contacto e información entre ambos niveles sanitarios.
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Protocolo asistencial
En la asistencia médica del paciente con movimientos anormales se plantean tres
fases o situaciones posibles:
1. Diagnóstico
2. Controles de seguimiento
3. situaciones de urgencia
TABLA 1
Tipos de movimientos anormales
Síndrome rígido-acinético
Enfermedad de Parkinson
Otros parkinsonismos (parkinsonismo atípico, secundario, en otras
Enfermedades degenerativas)
Hipercinesias
Distonía
Corea/galismo
Temblor
Mioclonías
Tics
Estereotípias
Discinesias paroxísticas
Espasmo hemifacial
Síndrome de las piernas inquietas
TABLA 2
Derivación del paciente con trastornos del movimiento de la medicina primaria a la
medicina especializada: objetivos
Fase de diagnóstico
Reducir número de pacientes no diagnosticados o con diagnósticos erróneos
Fase de seguimiento
Evaluar la situación médica del paciente, controlando los síntomas y minimizando la
complicaciones e incapacidades
Situaciones de urgencia
Control de situaciones esperadas o inesperadas en la evolución, en relación con
agravamiento sintomático o presentación de complicaciones
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Diagnóstico
La problemática más importante se encuentra en el diagnóstico tardío de las
enfermedades. En el caso de la enfermedad de Parkinson el diagnóstico puede ser muy
difícil en un estadio inicial, del tipo de la depresión, la rigidez o el dolor en extremidades, o
también en las distonías focales como en el calambre des escribiente, en que el paciente
presenta dificultades para escribir pero no se observan claras alteraciones del movimiento o
posturas anómalas. Además, existen dificultades para efectuar el diagnóstico diferencial
entre las diferentes causas que pueden cursar con un mismo tipo de alteración del
movimiento. Un ejemplo de esta situación sería el diagnóstico diferencial entre la
enfermedad de Parkinson y los diferentes parkinsonismos atípicos, enfermedade también
degenerativas pero con un pronóstico mucho más grave tanto en relación con la morbilidad
como con la mortalidad. Ante la sospecha clínica diagnóstica de movimientos anormales, la
derivación del paciente a la medicina especializada deberá efectuarse lo antes posible.
El objetivo debería ser reducir en número de pacientes no diagnosticados o el de
pacientes con diagnósticos erróneos. Para ello el médico de familia debería remitir el
paciente al neurólogo o a unidades especializadas en movimientos anormales para
confirmación diagnóstica, que en ocasiones requerirá el soporte de técnicas más
especializadas, como análisis genéticos o técnicas de neuroimagen. Asimismo, el
especialista valorará la necesidad de ingreso hospitalario del paciente para efectuar pruebas
complementarias si se plantean dificultades de diagnóstico diferencial.
Posteriormente, para una efectiva coordinación de ambos niveles sanitarios será
necesario que el médico de familia sea informado sobre la orientación diagnóstica del
paciente y las recomendaciones terapéuticas efectuadas.
Controles sucesivos
El objetivo es evaluar la situación médica del paciente, ajustar la medicación,
obtener el máximo control de los síntomas y minimizar las complicaciones derivadas del
tratamiento a corto y largo plazo, así como la incapacidad funcional. La frecuencia con la
que se efectúen los controles sucesivos va a depender del tipo de patología y del estadio de
la enfermedad o de la gravedad de los síntomas. El paciente deberá ser seguido en ambos
niveles asistenciales. El seguimiento clínico por el especialista permitirá un mayor control
de la enfermedad, así como de las complicaciones que pueden aparecer a lo largo de la
evolución y permitirá la posibilidad de administrar o efectuar terapias más complejas
(bombas de infusión continua de apomorfina, tratamiento con inyecciones de toxina
botulínica, tratamientos quirúrgicos) en el momento en que estén indicadas.
El contacto continuado con el médico de familia es importante por varias razones:
a) Es el médico que probablemente ha tenido un contacto más prolongado y continuado
con el paciente, por lo que es quien más sabe sobre su salud, y es el más preparado para
discutir con él acerca de sus necesidades y problemas.
b) Es el médico el que va a estar a cargo de las enfermedades concominantes.
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c) Normalmente es el canalizador natural del enfermo hacia cualquier recurso sanitario que
precise.
d) Es el encargado en nuestro medio de la prescripción de recetas.
e) En las enfermedades progresivas seguirá el paciente a lo largo de toda su enfermedad,
sobre todo en las fases avanzadas y en el domicilio. Al se enfermedades crónicas, es
importante que una misma persona ofrezca continuidad a todos los cuidados que se
dispensen y ofrezca la posibilidad de mantener una relación médico-paciente afectuosa,
permitiendo que se puedan revisar en cada visita los síntomas y problemas que presenta
el paciente.
Actuación en situaciones de urgencia
El paciente con movimientos anormales debería ser derivado al especialista o a un centro
de urgencias neurológicas hospitalarias, según la gravedad de presentación, en diversas
situaciones entre las que destacan:
1. Agravamiento de los síntomas motores o presentación inesperada de complicaciones
motores (son ejemplos los periodos off y las discinesias intensas en la enfermedad de
Parkinson avanzada, o el estatud distónico en la distonía generalizada).
2. presencia de trastornos psiquiátricos graves que comprometan la vida del paciente y de
sus familiares, como el delirio y las alucinaciones.
3. pérdida de respuesta al tratamiento con aparición de signos o síntomas atípicos. En estos
casos el paciente deberá ser visitado lo antes posible, ya sea de forma ambulatoria u
hospitalizado.
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INDICACIONES DE LA NEUROIMAGEN
EN LOS TRASTORNOS DEL MOVIMIENTO
En el momento actual se debe considerar la resonancia magnética (RM) craneal la
prueba complementaria de neuroimagen de mayor interés y utilidad. Las posibilidades de
esta técnica han desplazado a la tomografía axial a un plano completamente secundario, ya
que siempre es preferible realizar una RM, dada su mayor definición de las estructuras de
los ganglios basales, detalle anatómico, capacidad para la detección de depósitos anómalos
de sustancias paramagnéticas, etc. Este protocolo se refiere por tanto de manera
fundamental, a justificar las indicaciones de la RM craneal en dos de los grupos de
enfermedades más frecuentes entre trastornos del movimiento como son los síndromes
parkinsonianos, los síndromes distónicos y otros trastornos del movimiento como
mioclonias, tics, corea, balismo, etc. Otras técnicas de interés científico como la RM
funcional o la RM espectroscopia etc. Son de difícil acceso en la práctica diaria, tanto por
su coste como por su nivel de evidencia experimental, por lo que no van a ser objeto de
comentario en ese producto.
Indicaciones par la neuroimagen en el síndrome parkinsoniano
Resonancia magnética en el síndrome parkinsoniano
Ya se ha definido el concepto de síndrome parkinsoniano previamente en esta
Unidad Temática. La enfermedad de Parkinson (EP), así como otras enfermedades que
pueden cursar con parkinsonismo como la parálisis supranuclear progresiva o la atrofia
multisistémica, se diagnostican en función del cumplimiento de unos criterios diagnósticos
clínicos. Hasta el momento no existe ninguna prueba de laboratorio o examen
complementario que permita el diagnóstico de estas enfermedades. Este hecho no significa
que determinadas exploraciones complementarias no sean de utilidad para apoyar el
diagnóstico clínico o para descartar otras posibles enfermedades que puedan presentarse
con parkinsonismo, temblor, trastorno de la marcha, etc. Por otro lado, en los últimos años
las técnicas de neuroimagen han experimentado un importante avance, de forma que nos
han permitido profundizar en el conocimiento de los aspectos funcionales de estas
enfermedades. También las anomalías estructurales en los cerebros de los pacientes con
parkinsonismo son más fácilmente identificables con la RM de nueva
generación,
altamente resolutiva. Sin embargo, en térmicos generales, y con las técnicas utilizadas
habitualmente, los estudios estructurales de neuroimagen son normales en la EP idiopática.
Por tanto, con la realización de una resonancia magnética craneal en los pacientes
parkinsonianos se pretende fundamentalmente.
1. Identificar los casos inusuales de pacientes que presentan un parkinsonismo agudo,
subagudo o crónico como resultado de una causa estructural secundaria (tabla 1).
2. Observar la presencia de signos radiológicos descritos en síndromes Parkinson “plus”
como la atrofia multisistémica o la parálisis supranuclear progresiva, en función de la
sospecha clínica (tabla 2).
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3. Descartar enfermedades o complicaciones asociadas en los casos en los que el paciente
con EP avanzada sufre complicaciones cognitivas o psiquiátricas.
Recientemente se han descrito datos de interés en el diagnóstico diferencial de algunos
síndromes parkinsonianos con la ayuda de RM. Así, por ejemplo, la medida del diámetro
del mesencéfalo diferencia entre los pacientes con el diagnóstico clínico de enfermedad de
Parkinson y el de parálisis supranuclear progresiva pero no con la atrofia multisistémica.
Por otro lado, en un estudio realizado en 11 países con EP, y 10 pacientes con atrofia
multisistémica y 7 controles sanos, se observó que exista atofia puntaminal en el 60% y
ribete hiperintenso puntaminal en el 80% de pacientes con atrofia multisistémica. Solo dos
pacientes con esta enfermedad tuvieron una RM completamente normal. Sin embargo, al
utilizar una técnica especial en la que se evalúa el coeficiente de difusión aparente regional,
se observaron diferencias a nivel del putamen entre los pacientes con atrofia multisistémica
y el resto. De esta manera se demuestra que la utilización de determinadas técnicas o
secuencias especiales pueden conferir sensibilidad es especificidad al diagnóstico
radiológico.
TABLA 1
Causas de parkinsonismo en el que pueden
identificarse anomalías estructurales detectables
a través de resonancia magnética
Tumor cerebral
Hidrocefalia normotensiva
Síndrome de hemiatrofia-hemiparkinsonismo
Enfermedades heredodegenerativas
Enfermedad de Hallervorden-Spatz
Enfermedad de Wilson
Enfermedad de Huntington
Parkinsonismo vascular
Multiinfarto
Enfermedad de Binswanger
Hematoma subdural
Parkinsonismo postraumático
Parkinsonismo post-hipóxico, intoxicación por monóxido de carbono
Origen metabólico
Síndrome de Fahr
Degeneración hepatocerebral crónica
Origen infeccioso
Postencefálico
Panencefalitis esclerosante subaguda
Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob y otras prionopatías
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TABLA 2
Resonancia magnética: hallazgos típicos
en la parálisis supranuclear progresiva y en la
atrofia multisitémica
Parálisis supranuclear progresiva
Atrofia mesencefálica
Atrofia del tegmento pontino
Atrofia de la sustancia negra y núcleo rojo
Adelgazamiento de los tubérculos cuadrigéminos
Aumento del tamaño del tercer ventrículo
Aumento de la señal en la sustancia gris periacueductal
Atrofia de los lóbulos frontal y temporal
Atrofia multisistémica
Incremento de señal en cerebelo
Incremento de señal en olivas bulbares
Hiperintensidad en el putamen
Atrofia núcleo dentado
Dilatación del cuarto ventrículo
Aumento de señal en pedúnculos cerebelosos medios
SPECT y PET en el síndrome parkinsoniano
Finalmente, comentar que en la última década se ha desarrollado ampliamente el
uso de SPECT (single photon emisión tomography) en el diagnóstico de enfermedades del
sistema nervioso. La utilización del SPECT tiene la ventaja sobre el PET (Positron Emision
Tomography) en el estudio de la enfermedad de Parkinson el precio, mucho mas asequible,
la existencia de numerosos marcadores y el hecho de que esta técnica está disponible en
muchos hospitales. Si bien el marcador más utilizados y difundido, el 99mTcHMPAO, que
cuantifica el flujo sanguíneo cerebral regional resulta de escaso interés en el diagnóstico
diferencial de los síndromes parkinsonianos, nuevos marcadores como el 123-ß-CIT, [2-ßCarboximetoxi-3-b-(4-Yodofenil) Tropano] y también el 123I-FP-CIT, [N-T-fluoropril-2carbometoxi-3-(4-iodofenil) nortropanol] (DaTSCAN), que cuantifica la capacitación del
transportador de la dopamina y la 123I-iodobenzamida (123I-IBZM) que mide la captación
de los receptores dopanérgicos en el estriado presentan una mayor relevancia e interés
científico y diagnóstico.
El 123I-IBZM SPET es utilizado para la diferenciación entre parkinsonismo pre y
postsináptico (es decir, entre enfermedad de Parkinson idiopática y otros síndromes
parkinsonianos como la atrofia multisistémica), con una sensibilidad del 72% y una
especialidad del 81%. También se ha usado para el marcaje de receptores presinápticos y en
estudios combinados de receptores pre- y postsinápticos con la finalidad de poder estudiar
la supersensibilidad de los receptores tras determinados tratamientos y la cuantificación de
la progresión de la enfermedad. Por otro lado, el DaTSCAN, que utiliza un análogo de la
cocaína como marcador, es útil como marcador exclusivo de los trasportadores
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dopaminérgicos en los terminales sinápticos y, por tanto, como marcador de las neuronas
dopaminérgicas. Su especial cinética permite que el marcaje se produzca en 3-5 horas. Los
transportadores de la dopamina son proteínas presinápticas de membrana dependiente de
los canales de Na+/CI- localizadas en la membrana de los terminales dopaminégicos que se
encuentran casi exclusivamente en los ganglios basales. Su función es la de activar la
recaptación de dopamina en la hendidura sináptica tras su interacción con los receptores
post-sinápticos el DaTSACN se pude aplicar como marcador dek grado de degeneración de
la vía nigro-estriatal, en estudios de progresión en la enfermedad de Parkinson, en el
diagnóstico diferencial con parkinsonismos exclusivamente postsinápticos y en el
diagnóstico diferencial con enfermedades que pueden semejar un síndrome parkinsoniano o
temblor esencial.
La figura 1 recoge un algoritmo de solicitud de técnicas de neuroimagen ante un síndrome
parkinsoniano.
Indicaciones para la neuroimagen en pacientes con distonía
Distonía es el término utilizando para definir tanto un movimiento anormal como a
un grupo de enfermedades en las que este tipo de movimientos son el síntoma principal. La
distonía se clasifica se clasifica según la distribución corporal de los espasmos, la edad de
inicio y la etiología. En cuanto a la etiología, se clasifica como distonía primaria (distonía
típica sin otras alteraciones clínicas asociadas) y distonía secundaria (distonía + otros
signos y/o historia sugerente de secundaria o heredodegenerativa). En los últimos años, el
avance experimentado por la biología molecular ha llevado a que se conozca que algunos
casos de distonía son causados por diversos trastornos genéticos. Sin embargo, los términos
primaria y secundaria siguen siendo de gran utilidad en el diagnóstico diferencial de la
distonía. A diferencia de la distonía primaria, la secundaria suele asociarse a otros síntomas
neurológicos. Con frecuencia se encuentran alteraciones patológicas de los ganglios basales
y los hallazgos de laboratorio y de neuroimagen pueden ser de gran ayuda en el
diagnóstico. Dentro de las distonías secundarias destacan:
1. Distonía sintomática, que se producen por una agresión sobre el sistema debida a una
causa identificable como la hipoxia cerebral perinatal, distonía por tratamiento crónico
con neurolépticos (distonía tardía), encefalitis, traumatismos, infarto cerebral o tumores.
En todos estos casos la RM permitirá la identificación etiológica del problema distónico.
2. Distonía “plus”, en la que existe una alteración neuroquímica sin pérdida neuronal
asociada y en ausencia de alteraciones estructurales identificables por RM. Éste es el
caso de la distonía que responde a la dopa (DRD) y la distonía mioclónica.
3. Distonía neurodegenerativa, que son aquellas asociadas a enfermedades que cursan con
degeneración neuronal como la enfermedad de Huntington, la enfermedad de MachadoJoseph, la enfermedad de Hallervorden-Spatz. La RM permitirá identificar las
características de neuroimagen típicas de cada una de estas enfermedades.
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Indicaciones para la neuroimagen en otros trastornos del movimiento
Mioclonías
Las mioclonías son generalmente producidas por la existencia de enfermedades
asociadas, por lesiones estructurales del sistema nervioso, o por la existencia de trastornos
tóxico-metabólicos. Así son ejemplos del primer grupo algunas enfermedades
neurodegenerativas como la degeneración córtico-basal, síndromes como la epilepsia
mioclónica o enfermedades infecciosas como la de Creutzfeldt-Jakob. Del segundo grupo
cabe destacar las malformaciones vasculares, tumores, infartos cerebrales, etc., así como
entidades como el mioclono palatino, que e suele asociar a patología troncoencefálica que
afecta a las vías dentado-olivares. En el tercer grupo se puede destacar la encefalopatía
hepática, urémica y post-anóxica. De todo ello se deduce que la práctica de una RM va a
ser de interés en los casos en los que el diagnóstico etiológico no resulte evidente del
contexto del paciente y siempre, para la confirmación y descartar otras causas
concomitantes.
Tics
Los tics son una consulta frecuente en neurología. Hay que saber que existen causas
primarias de los tics como el síndrome de Pilles de la Tourette, los tics simples crónicos, o
los tics motores o vocales múltiples crónicos. Sin embargo, existe también el llamado
tourettismo secundario, es decir, pacientes que presentan características clínicas sugestivas
de un síndrome de Pilles de la Tourette, pero que es debido a una enfermedad distinta
asociada. Las entidades o situaciones en las que pueden observarse tics son, entre otras,
encefalitis enfermedad de Creuzfeldt-Jakob, enfermedad de Hunington, neuroacantocitosis,
autismo, retraso mental y síndrome neurocutáneos. La necesidad de efectuar una RM en
estos casos vendrá marcada por el grado de sospecha de la existencia de tic secundario con
la finalidad de identificar cambios estructurales que ayuden a efectuar un diagnóstico de
precisión. Ante la sospecha de síndrome de Pilles de la Tourette o de tic primario, no es
precisa la realización de una prueba de neuroimagen.
Corea, galismo y discinesias tardías
Finalmente, en los casos de corea, galismo u otras hipercinesias no secundarias a
fármacos (discinesias tardías) será preciso en la mayoría de los casos destacar la presencia
de lesiones estructurales, de tipo tumor, malformaciones vasculares, infartos cerebrales,
etc., como causantes del problema. También deberemos realizar una RM en caso de
sospecha de enfermedades que cursan con corea, ya que pueden evidenciarse datos de
interés como la atrofia de los caudados en la enfermedad de Huntington, por ejemplo.
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