PREVENCiÓN Y TRATAMIENTO DE LAS DEFORMIDADES

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Noviembre 1950
ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA
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En resumen, durante los últimos 12 meses se ha empleado la aminopterina
en el tra~amiento más o menos prolongado de 21 niños con 1eucemia aguda.
Este medIcamento se ha encontrado con toxicidad de grado variable, según el
sujeto y las dosis empleadas. Se convino que los resrultadÜ's pudieron contarse
como buenos en 10 de los 21 niños tratados. C0'mo esta proporción es· mejor
que la obtenida a base de otras medicaciones, señalamos la necesidad de proseguir los estudios cÜ'n la amin0'pterina .
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REUMATOLOGIA
PREVENCiÓN Y TRATAMIENTO DE LAS DEFORMIDADES EN LA
ARTRITIS REUMATOIDEA
Ores. DONAlD F. Hlll Y W. PAUl HOlBROOK
Tucson, Arizona
tratamiento más importante de la artritis reumatoidea es, al presente,
la prevención de la deformidad y la c0'nservación de las funciO'nes,. Tal
vez pO'r .el hecho de que se habla tanto de Inuevos descubrimientos y de
gue el mercado se haya llenado de miles de remedios contra la artritis, lÜ's jiundamento~ de evitar la invalidez y la incapacidad se O'lvidan co.n más frecuencia.
Puede afirmarse que ni un 1 por IDO de los, pacientes artríticos sigue en la actualidad las reglas conveni,entes para protegerse las articulaciÜ'nes y conservar su
función, más de extrañar aún si ·se co.mpara lo que se hace a este respecto en
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la poliomielitis.
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Lo primerO' gue debe considerarse, es aco.nsejar al paciente que se valga
de reglas de descanso. y evite los esfuerzos innecesarios a las articulaciones. La
inflamación de éstas remitirá si se inmo.vilizan y se impide el esfuerzo. Es un
dicho muy repetido que {(deben seguir andandO' o, de lo contrario., nO' podrán
andar ya más». El pánico. del artrítico de quedarse inmovilizado en la cama se
disipa si el médico se toma la molestia de explicarle qrue el descansO' y los ejercicios funcionales son los únicos medios que le darán movimiento y energía.
La mala pO'stura y la marcha en esta forma provoca más esfuerzo sobre las
articulaciones que soportan el peso del cuerpo y, con el esfuerzo aumentado,
seguirá más irritación. La posición erecta en postura correcta, con el cuerpo
bien equilihrad{' con muletas, pero no enco.rvado sO'bre ellas, es facto.r favorable
para impedir el esfuerzo. y la irritación. Sin los consejos convenientes, el enfermo
·tiende a permanecer en la cama en posiciones de fl..exión, 10' que ayuda a que
evolucivnen más contracturas. La cama adeouada ha de ser plana y resistente,
COI, ta bIas por deba j~ de los colchones, para evitar hundirse y permitir que el
paciente 'pueda descansar en actitud correcta, con las articulaciones extendidas.
La c;-¡ma se elevará en conjunto por medio de calzos., con lo que se conseguirá la
manipulación más fácil del paciente y gue éste pueda abandO'nar la cama y
volver a ella sin tantas molestias. Una rodilla rígida, con torsión y caída del
"J. A. M. A.", 11 marzo, 1950.
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pie. tenderá a empeorar sino se corrige; para dominar el dolor y para mejorar
la e:l>..ttnsión de este miembro, deberá mantenerse en posición correcta con sacos
de arena, tablas de apoyo para el pie y soportes de descanso modelados sobre la
misn:-a pierna del paciente en la posición de máxima comodidad. Se protegerá
d pIe con tra el peso de los cobertores por medio de arcos adecuados. Según
se ~htenga la distensión de lüs; miembros, se colocan piezas de fieltro bajo 105
tÜ'bIllos, de modo que gradualmente pueda enderezarse la articulación de la
rodilla. Por Ü'tra parte, los asientos. bajos son motivo de más flexión de la espalda, de la cadera y de la rodilla, y también provocan mis molestias y esfuerzos al levantarse y sentarse; en .cambio, las sillas más altas, con brazos y respldos rectos, invitan a mejorar la postura y no causan molestia al cambiar de
posición y al levantarse.
En los pacientes ambulatorios, se indican calzados convenientes, a veces
corl'egidos con soportes, provisto's de á·nchos tacones y refuerzos para la porción
de los metatarsianos. En la extl'emidad superior, las deformidades y las pérdidas
de función vienen ta.mbién en la actitud de flexión. Debe instruirse al paciente
para que. descanse tanto como le-. sea posible- con los hombros en actitud de
extensión y abducción. Respecto.a .la _mano y la muñeca, si se permite que se
anquilosen en flexión no podrá lograrse que la primera agarre cÜ'n fuerza; se
intentará colocar e~ ¡mteb~~z9: :~!llJ.na férula ligera de escayola o de metal que
impida la caída de la mano y la desviaCión cubital de los dedos.
La parte del tratamiento que sigue en importancia, aunque también es poco
considerada, es el ejercicio correctivo. A carusa de la atrofia y la debilidad de
los músculós,'el paciemedébe erriprender los, ejercicios a pequeñas dosis, con
progreso lento y sistemáti·co. Para que el sujeto enfermo se preste con volunnd.
al tratamiento, el médico debe explicarle los motivos en que se funda el ejercicio raciÜ'nal: (1) para mantener y aumentar el movimiento de las articulaciones; (2) para reforzar los grupos musculares que sostienen a éstas; (3) y para'
favol'ecer la circulación. Los ejercicios se prescribirán bien descritos, con instrucciones claras y.con el número de movimientos y el progresOo de los m1smos,.
Deberá explicarse al paciente, también hasta dónde debe llegar la «tolerancia», de modo que no se detenga si el ejerciciOo le molesta al principio. Es buena
indicación cuando, no obstante sentir' cierto dolor COon los movimientos, és.te
no persiste horas después ni resulte el mismo ejercicio más doloroso al día si·
guiente. Se explicarán al paciente las actividades que le son permitidas y aconsejadas. Es defecto común de muchos de ellos, hacer muy poco o nada cuando
la articulación duele, hasta el punto de suprimir toda actividad; al sentirs·e
mejor, pasan al extremo contrario, lo que puede recrudecer los fenóm:enos in·
flamatorios.
Corrección de las deformidades
La corrección de las deformidades es empresa mucho más difícil que prevenirlas, además de que impone conocimientos y cuidados más laboriosos. Cün la
atención a las medidas preventivas, muchas de las deformidades que se sue1en
ver podrían haberse evitado.
Para la corrección de las deformidades, la interven<;ión quirúrgica tiene
su lugar en limitado número de casos, sobre todo los muy inveterados; pero
muchas de las .contracturas pueden ser corregidas simple y fácilmente pOor medio
de un sistema de ejercicios e inmovilizaciones seguido de manipulación con el
paciente anestesiado, y con otro grupo de ejercicios e inmovilizaciones para
mantener los movimientos. Los resultados más halagadores los hemoeS encontrado en las contracturas de la rodilla, especialmente aquellas que impedían la
marcha. Las fases sucesivas son generalmente las siguientes: primera, restaurar
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todo el mo'vimiento y la energía posibles por medio del descanso y los ejercicios; segunda, aprender la técnica correcta para la manipuladón, la cual no
es difícil si se comprende; tercera, inmovilizar la articulación en posición correcta durante unos cuantos días, hasta que ceda la reacción; cuarta, comenzar
la tensión de músculos en el miembro inmovilizado, para continuar después, con
ejercicios activos y pasivos pasados unos seis días, hasta el límite de la toleran·
cia.' En el taSo de la rodilla, las férulas se conservan después de .abrirlas, para
utilizarlas como canales en los intervalos' de descanso eJ?tre los ejercicios. En
cosa de unas ocho semanas, el padente se siente 'con la suficiente fuerza para
mantenerse erecto en buena posición con el sostén auxiliar de unas muletas.
Entonces empezarán los ejercicios de marcha, bajo supervisión,' para orientar
sobre la corrección de la misma. .
E,n una serie de 65 pacientes, todos inválidos en la cama, que presentaban
contracturas. que perduraban durante un período promedio de 3',2 años" se logró
~después del tratamiento indicado-:- que 11 caminaran coh mulet3Js y algo de'
ayuda, que 12 pudieran andar con muletas pero sin ayuda, y que 40 wnsiguieran andar sin la ayuda de las muletas. Sólo en 2 enfermos no se lograron
resultados,. a causa de la intensidad de. la anquilOsis.
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