Memoria de las víctimas de la dictadura militar en Argentina

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Institución: Instituto San Francisco de Asís.
Asignatura: Lengua e Historia
Profesor/es:
Curso: 6to “A”
“Los Sapos y Dinosaurios de la dictadura”
Alumno:
Fecha de entrega: 29/11/2012
Año: 2012.
NADIE
MUERE SIN
DEJAR
SOMBRA
…”la historia corre atropellando al tiempo,
a veces las cosas pasan fuera de su tiempo
por culpa de la historia”…
Introducción
“Nos queman las palabras
Nos silencian
Y la voz de la gente
Se oirá siempre.
Inútil es matar,
La muerte prueba
Que la vida existe.”
En este trabajo hablaremos de un libro llamado “Los sapos de la memoria”, el cual narra
la historia de un chico que busca saber la verdad acerca de la desaparición de sus padres
por parte de los militares.
El objetivo de esta monografía es comprobar que los hechos sucedido en el libro
coinciden con acciones que han sucedido durante la última dictadura militar en Argentina
(1976-1983), tomando argumentos del libro y comparándolos con sucesos históricos de
esa época; además vamos a deducir porque la autora escribió una novela cuyos aspectos
se encuentran relacionados con la dictadura militar.
Para cumplir con los objetivos propuestos vamos a presentar citas tomadas del libro,
analizarlas y justificarlas con hechos y acontecimientos acerca de lo sucedido en la
Argentina en 1976 a 1983.
Análisis de citas
•
Para comenzar con este desarrollo vamos a hablar de la CONADEP, que en el
libro aparece diciendo algunas cosas acerca del mismo “…CONADEP (Comisión
Nacional sobre la Desaparición de Personas)…casi nueve mil personas que
desaparecieron durante los gobiernos de la junta militar entre 1976 y 1983 en la
Argentina…” (Páginas 26 y 27).
La información recopilada de la misma dice que la CONADEP
fue
una comisión asesora creada por el presidente de la Argentina Raúl Alfonsín, el 15 de
diciembre de 1983, con el objetivo de investigar las graves, reiteradas y planificadas
violaciones a los derechos humanos durante el Terrorismo de Estado(1976 y 1983),
llevadas a cabo por la dictadura militar. No fue instituida para juzgar sino para indagar
sobre la suerte corrida por los desaparecidos. La comisión recibió varios miles de
declaraciones y testimonios y verificó la existencia de cientos de lugares clandestinos de
detención en todo el país.
•
En el libro también se mencionan lugares de detención, “…Aquello debía ser un
cuartel militar del III cuerpo de infantería. ¿El Campo de la Ribera? ¿La Perla tal
vez?...” (Página 116).
Haciendo referencia al Campo de la Ribera es un predio militar, que fue utilizado por la
última Dictadura Argentina (1976-1983) como un centro clandestino en el que se
internaban a los presos políticos para ser torturados y/o asesinados. Los prisioneros por lo
general se encontraban "desaparecidos", o sea, con absoluto desconocimiento de su
paradero. Esta fue una metodología adoptada particularmente por este régimen, como un
atroz complemento en el proceso sistemático de exterminio de personas por razones
políticas e ideológicas implementado. Originalmente fue concebido como cárcel de presos
comunes, luego abandonada.
La Perla, también llamado la Universidad, fue el principal centro clandestino de detención
(CCD) utilizado fuera de la zona de Buenos Aires. Por allí pasaron unos 3000 detenidos.
Estaba ubicado a 12 km de la Ciudad de Córdoba, dentro de la Zona Militar III bajo, a
cargo del III Cuerpo del Ejército bajo el mando del general Luciano Benjamín Ménéndez,
quien inspeccionaba frecuentemente el CCD.
•
Otro argumento para destacar son las torturas mencionadas en el libro como “…
los hijos de puta de los represores le habían arrancado las uñas del pie…” (Pagina
28). “…mamá había sido vista en un centro de destacamento militar utilizado como
centro de detención clandestino llamado “La Perla”. Allí la torturaban con
electricidad atada a un elástico metálico luego de ser violada por varios guardias”
(Página 108).
El método de tormento "universal" de los campos de concentración argentinos, por el que
pasaron prácticamente todos los secuestrados fue la picana eléctrica. Es natural; se trata
de un instrumento nacional, inventado por un argentino. Consiste en provocar descargas;
cuanto
más
alto
es
el
voltaje,
mayor
es
el
daño.
Para obtener información necesaria, los interrogadores "se vieron obligados" a usar
técnicas de asfixia, ya fuera por inmersión en agua o por carencia de aire. Aplicaron
golpes con todo tipo de objetos, palos, látigos, varillas, golpes de karate y práctica, sobre
los prisioneros, de golpes mortales, así como palizas colectivas. Practicaron el
colgamiento de los seres humanos por las extremidades dentro de los campos y también
desde helicópteros. Hicieron atacar gente con perros entrenados. Quemaron a las
personas con agua hirviendo, alambres al rojo, cigarros y les practicaron cortaduras de
todo tipo. También despellejaron personas. En muchos campos, en particular en los que
dependían de la Fuerzas Aéreas y la policía, los interrogadores se valieron de todo tipo de
abuso sexual. La desnudez, la capucha que escondía el rostro, las ataduras y mordazas,
el dolor y la pérdida de toda pertenencia personal eran los signos de la iniciación en este
mundo en donde todas las propiedades, normas, valores, lógicas del exterior parecen
canceladas y en donde la propia humanidad entra en suspenso. La desnudez del
prisionero y la capucha aumentan su indefensión.
•
La desaparición de personas es otro de los temas mencionados en el libro como
vemos en las siguientes citas: “…a tu mama y a tu papa se los llevaron los
militares, a el lo detuvieron primero…. Tu padre andaba metido en eso del
sindicato…” (Página 13). “…ni los pibes se salvaron del genocidio de la dictadura;
centenares de niños nacieron en cautiverio y nunca mas se supo de ellos, otros
eran robados al momento de ser secuestrados sus padres y pasaban a manos de
cualquiera o eran vendidos o terminaban integrando la familia de algún
represor…”(Página 138). “…niños arrebatados de su hogar junto con sus
padres…” (Página 107). “…robar y vender niños saquear casas, torturar con
electricidad y tirar gente viva al mar, eso solo lo puede hacer gente que no es trigo
limpio…” (Página 57).
El gobierno formado por la junta militar impulsó la persecución, el secuestro, la tortura y el
asesinato de manera secreta y sistematizada de personas por motivos políticos y
religiosos en el marco de lo que se conoce como el Terrorismo de Estado en Argentina.
Esas prácticas eran comunes a todas las dictaduras de América.
La razón de que un Estado totalitario recurra a este método se debe a su efecto de
supresión de todo derecho: al no existir cuerpo del delito se garantiza la impunidad, el
desconocimiento impide a los familiares y la sociedad realizar acciones legales, infunde
terror en las víctimas y en la sociedad y mantiene separados a los ciudadanos en su
accionar frente al Estado. La desaparición es lo que vuelve al opositor un homo sacer, es
decir una persona que puede ser asesinada impunemente.
La táctica militar de hacer desaparecer a los opositores es un método represivo que se
basa fundamentalmente en la producción de desconocimiento. Por eso, saber que pasó,
recuperar la memoria y exigir la verdad, se volvieron reclamos principales de las víctimas
y de las organizaciones de derechos humanos.
La "desaparición" de personas genera una situación de agravamiento de la represión y las
heridas, debido a las dificultades para los familiares de "dar por muerto" a sus seres
queridos y eventualmente dar por finalizada la búsqueda de sus restos y la averiguación
de lo que realmente les sucedió.
La desaparición de personas como método represivo fue introducida en la Argentina por
la escuela militar francesa desde los últimos años de la década del '50, transmitiendo las
tácticas militares que habían utilizado y perfeccionado durante la guerra de independencia
de Argelia. A partir de la década del '60 se generalizó a través de la Escuela de las
Américas.
Cientos de bebés y niños fueron apropiados ilegalmente durante la dictadura. La mayoría
nació en cautiverio, muchos de ellos en las maternidades clandestinas que funcionaban
en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) en Buenos Aires y en el batallón del
Ejército de la localidad bonaerense de Campo de Mayo, entre otros centros ilegales de
detención.
Las Abuelas de Plaza de Mayo lograron restituir la identidad a 105 de aquellos niños, pero
todavía continúa en la búsqueda de otros 400.
•
Muchas cosas eran subversivas para los militares, según cuenta el libro, “…
pensar distinto era subversivo, ser joven era un delito subversivo, hacer el amor
antes de casarse era promiscuidad subversiva, cantar las canciones de John
Lennon era reproducir modelos subversivos, usar el pelo largo y jeans con flecos
era un modo de mostrarse subversivo…” (Página 106).
En Córdoba se prohibió la enseñanza de las matemáticas modernas (en especial la teoría
de conjuntos), porque el general Menéndez las consideraba "subversivas". El pelo largo
en general era mal visto; si uno caía en una razzia y tenía el pelo largo, lo "pasaban por la
cero". No tener documentos en la calle era una garantía de ir preso y posiblemente de ser
torturado con picana o con algo peor. La actividad sindical fue prohibida; los sindicalistas
fueron perseguidos. Toda escena de sexo estaba prohibida en el cine, por ingenua que
fuera; el famoso censor Néstor Paulino Tato revisaba fotograma por fotograma y tiraba
películas enteras a la basura. Estaba absolutamente prohibido hablar sobre el
comunismo, aun en sus aspectos teóricos o históricos; esto llevó a que profesores y
estudiantes de Filosofía y Letras no pudieran siquiera mencionar a Marx.
• Por ultimo vamos a hablar sobre el juicio a los jefes militares.
“…cuando se presento ese informe se juzgo a los jefes militares responsables del
terrorismo de estado, se hablo bastante del asunto en la televisión…” (Página 56).
La fiscalía presentó entonces 709 casos, de los cuales el tribunal decidió examinar 280.
Entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985 se realizó la audiencia pública. En ella
declararon 833 personas. Las atrocidades que revelaron muchos de esos testimonios
sacudieron hondamente la conciencia de la opinión pública Argentina y mundial. Entre el
30 de septiembre y el 21 de octubre se realizaron las defensas de los Jefes Militares, que
básicamente sostuvieron que se había tratado de una guerra, y que los actos develados
debían ser considerados como circunstancias inevitables de toda guerra. El 9 de
diciembre se dictó la sentencia condenando a Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo
Massera a reclusión perpetua, a Roberto Eduardo Viola a 17 años de prisión, a Armando
Lambruschini a 8 años de prisión y a Orlando Ramón Agosti a 4 años de prisión. Los
acusados Omar Graffigna, Leopoldo Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo no
fueron condenados por no haberse podido probar los delitos que se les imputaban.
En cuanto a la visión de la autora podemos decir, que el objetivo de esta novela es el de
recordar a las personas que lucharon por la libertad durante la dictadura militar argentina
(1976-1983) y denunciar las torturas y secuestros que se llevaron a cabo durante ese
periodo de la historia.
Conclusión
En conclusión podemos decir que sí hemos podido cumplir con los objetivos planteados al
comienzo; los cuales eran poder demostrar que muchos de los acontecimientos que
encontramos en la novela coinciden con hechos que han sucedido en la época de la
dictadura y deducir por qué la autora habrá escrito una novela cuya historia trata sobre la
dictadura militar. Las torturas, las desapariciones, los lugares, las prohibiciones podemos
decir que todo eso fue real y que verdaderamente paso, historias como estas sirven para
no cometer en un futuro los mismos errores del pasado.
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