¿Oriente Medio encaminado hacia “el fin de la historia”? Por

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¿Oriente Medio encaminado hacia “el fin de la historia”?
Por Mauricio Carabalí Baquero
Profesor de las Facultades de Ciencia Política y Gobierno y de Relaciones
Internacionales de la Universidad del Rosario
Los acontecimientos sucedidos en Oriente Medio pueden estar dándole la razón a la
hipótesis del fin de la historia, una hipótesis sobre el triunfo inevitable de la
democracia y el libre mercado después de la guerra fría. Sin embargo, las revueltas
no tienen unidad de propósito y por ello aún es muy pronto para hablar del triunfo de
la democracia.
El fin de la historia es una hipótesis según la cual tras la implosión de la Unión
Soviética, la democracia y el libre mercado habrían triunfado y todos los países del
mundo tenderían a la adopción tanto de ese sistema político como del económico.
Esa hipótesis fue complementada por el sociólogo francés Emmanuel Todd, quien la
desarrolla a partir de los cambios demográficos: el aumento en las tasas de
urbanización y alfabetización, y la disminución en las tasas de fertilidad, según él,
son los dos fenómenos que hacen posible la universalización de la democracia.
Que una mayor cantidad de gente vaya a vivir a las ciudades tiene que ver con una
mayor industrialización e intercambio entre los países; el aumento de las tasas de
alfabetización es una necesidad para realizar trabajos calificados; y el descenso en las
tasas de fecundidad es una consecuencia del aumento de las tasas de alfabetización y
de urbanización, en donde se hace evidente que tener muchos hijos en las ciudades
más que ser una ventaja, es una carga económica (en la vida rural tener muchos hijos
es contar con mano de obra para labores agrícolas), así como un obstáculo para
satisfacer las expectativas de vida generadas por una mayor educación.
La hipótesis de Todd establece que con el aumento de las tasas de alfabetización los
individuos, aumentan sus expectativas sobre la vida, que a su vez los gobiernos no
pueden cumplir. Como consecuencia, corrientes ideológicas y religiosas aparecen, y
pueden preferirse gobiernos autoritarios sobre gobiernos democráticos. Por ejemplo,
la primera revolución liberal en occidente fue la Revolución Gloriosa (año de 1688),
en Inglaterra, que tuvo de antecedente la dictadura protestante de Cromwell (1653):
La situación demográfica en ese momento era la de una creciente urbanización y
alfabetización, y empezaba a generarse una disminución en las tasas de fecundidad,
fenómenos que se consolidarían en el siglo XVIII y XIX.
El libre mercado produce un aumento de los intercambios culturales y en
consecuencia algunos reaccionan vigorosa y violentamente en favor de una
reafirmación cultural. Aparecen entonces fenómenos de violencia ideológica y
religiosa en contra de gobiernos corruptos e ineficientes y a favor de gobiernos
fuertes. En Francia la revolución francesa, la revolución rusa de 1917, el ascenso nazi
en los años 30, en todas ellas los países presentaban un momento demográfico de
creciente urbanización y alfabetización.
Gobiernos fuertes e inoperantes, sostiene Todd, encuentran resistencia en poblaciones
alfabetizadas, buscando en últimas la democracia como forma de gobierno preferible
en el siglo XXI.
En este sentido, los acontecimientos de las últimas semanas en Oriente Medio: Túnez,
Egipto, Argelia, Jordania, Yemen, Bahrein e Irán, que son las que más se han
sostenido en el tiempo, pueden explicarse a partir del comportamiento de las tasas de
urbanización, alfabetización y fecundidad y de los gobiernos fuertes e inoperantes
que ejercen el poder en esos países.
Con respecto la evolución de la situación demográfica de esos países: En Túnez, la
tasa de fecundidad descendió de 5 hijos promedio por mujer en el año 1981 a 2,3 en
el 2001 hasta 1.71 en 2010; y en Egipto, la misma tasa pasó de 5.3 en 1981 a 3.5 en el
2001 hasta 3.01 en 2010. Por otra parte, la tasa de alfabetización en Túnez es de 74.3,
en Egipto es de 71.4; y la de urbanización en Túnez es de 67% y en Egipto es de
43%.
Esas tasas indican que la situación demográfica de ambos países podría explicar los
cambios que la población quiere. En la historia de la humanidad entrar en el camino
del desarrollo ha implicado la mayoría de las veces revoluciones.
Con mayores expectativas (producidas por la alfabetización, el contacto entre
distintas culturas de la aldea global, redes sociales, etc.), los seres humanos buscan
mejores condiciones de vida y las revoluciones son el vehículo para alcanzarlas. En
Egipto y Túnez no hay un gran proyecto nacional que haya impulsado el cambio.
Simplemente buscaban algo distinto, algo mejor. Y sí, puede estar empezando un
efecto dominó en toda la región.
Ello podría desembocar en nuevos gobiernos fuertes, autoritarios y/o
fundamentalistas religiosos. Pero la senda hacia la democracia pareciera que ya está
marcada por el mejoramiento de las condiciones demográficas de la región.
El fin de la historia puede ser una promesa un poco de ingenua y aún lejos de
alcanzarse pero al menos es una hipótesis marcada de optimismo.
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