Primates y seres humanos

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Primates y seres humanos solo un 1% de material genético de diferencia
¿Qué hay en ese porcentaje?
Ana Delia Ramírez Calderón
RESUMEN
El lenguaje es comunicación y aunque es una habilidad tanto en animales como en humanos,
el rasgo distintivo se localiza en que solamente el ser humano puede abstraer y conceptuar
mediante un sistema especializado de comunicación que a su vez es fisiológico y psíquico, en
tanto que pertenece tanto al dominio individual como al social.
Se puede decir entonces que la evolución del lenguaje es un aprendizaje social, que ha
requerido tiempo en la historia del ser humano, y que ese tiempo ha permitido crear un
sistema de comunicación lingüístico muy elaborado que nos define y caracteriza. La mente
humana implica una conciencia que a su vez requiere para su desarrollo del lenguaje y
pensamiento, que se desarrolla y reproduce en el devenir humano.
Descriptores
Primates, humanización, lenguaje, cultura, aprendizaje social, capacidades cognitivas,
filogénesis.
ABSTRAD- primates
Language communication is a skill and although both animals and humans, the distinctive
feature is found that only a man can conceive and abstracted through a specialized system of
communication which, in turn, is physiological and psychological, while both the domain
belongs to the individual and social.
Se can say that the evolution of language is a social learning, which has required time in the
history of mankind, and that time has created a communication system that produced very
lingüístico. We defined and characterized.
The human mind involves an awareness that in turn calls for the development of language and
thought, which develops and reproduced in human evolution
Descriptores
Primates, humanization, language, culture, social learning and cognitive abilities, filogénesis.
La humanización del Homo Sapiens es un tema de interés por estudiosos de diversas
disciplinas, entre los cuales se pueden destacar filósofos, psicólogos, antropólogos, biólogos,
neurólogos y primatólogos. La diferenciación de los primates y sus semejanzas con el ser
humano han podido establecerse mediante estudios apoyados por el avance científico. Pero,
si bien los avances científicos, han permitido al ser humano potenciar sus habilidades en
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términos de dominio de la naturaleza y su comprensión, no tiene el mismo nivel en lo que se
refiere a las especificidades mismas del ser humano, es decir ¿cuál es el origen de la
cognición humana?
En el extenso marco de estudios existe una posición de que la diferencia entre primates
y seres humanos es precisamente la adquisición del lenguaje y el papel de la cultura en ese
aprendizaje. Sobre esta afirmación se cimentará entonces las reflexiones de este ensayo el
cuál se dividirá en tres grandes apartados: capacidad para el lenguaje, desarrollo de la mente
humana y el ambiente socio-cultural.
I- Capacidad para el lenguaje
El lenguaje es comunicación y aunque es una habilidad tanto en animales como en
humanos, el rasgo distintivo se localiza en que solamente el ser humano puede abstraer y
conceptuar mediante un sistema especializado de comunicación que a su vez es fisiológico y
psíquico, en tanto que pertenece tanto al dominio individual como al social. En ese sentido el
lenguaje requiere además de aparatos de fonación, códigos o símbolos que se elaboran y
reelaboran socialmente. Las lenguas determinan la forma de percibir al mundo a través de un
sistema de categorías que organiza y analiza la experiencia para comprender y apropiarse de
la realidad.
El lenguaje puede estudiarse desde dos visiones diferentes y a su vez complementarias,
por un lado el que remite al proceso de adquisición del lenguaje por el ser humano
(ontogenia) y, por el otro al desarrollo de una lengua en el transcurso del tiempo (filogenia).
Dos perspectivas para analizar la capacidad y los elementos culturales que se trasmiten de
generación a generación, como evidencia histórica de una especie en su sobrevivencia y
adaptación. En caso del ser humano también de pensar y crear.
Para Castro y Toro “la capacidad lingüística evolucionó bajo la acción de la selección
natural como un instrumento que incrementó la eficacia del sistema de transmisión cultural
que poseían los primeros homínidos”. Estos desarrollaron la capacidad conceptual de
categorizar la conducta propia en términos de valores positivos o negativos, buenos o malos;
esta capacidad les permitió aprobar o desaprobar las conductas que aprenden sus hijos, dando
una ventaja adaptativa mediante la transmisión de información sobre el valor de la conducta,
esto generó “una presión de selección en favor del desarrollo de un sistema de comunicación
más eficaz: el lenguaje” (Castro y Toro: 280).
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En trabajo de Castro y Toro se hacen referencias a otros autores, por lo que en los
puntos siguientes se destacaran aquellos que son relevantes para dar soporte a la tesis central
del presente ensayo:
a- Noam Chomsky afirma que existe “una capacidad mental innata (universal) para el
lenguaje, es decir, un mecanismo específico para la adquisición del lenguaje que explica la
facilidad con la que un niño normal es capaz de aprender cualquier lengua. Pone en el mapa
de las discusiones un nuevo paradigma entorno al tema de la lingüística, mismo que es
contrario a la tesis evolucionista que sostiene que es producto de la selección natural,
apoyados en diversos estudios donde destacan los de genes implicados en la capacidad
lingüística. Se tiene por ejemplo el descubrimiento en el cromosoma 7 de un gen “presente
en los miembros de una familia con una incapacidad seria para elaborar construcciones
sintácticas sin que ello suponga que tengan afectada su capacidad intelectual “, también la
evidencia encontrada en “un cráneo de un individuo pre-neandertal de hace 300 mil años en el
yacimiento de Atapuerca, que muestra rasgos en su estructura que permiten pensar que podía
hablar “, estos ejemplos aportan datos científicos para considerar la capacidad del lenguaje a
“una evolución gradual de la capacidad para el lenguaje durante el proceso de hominización”.
(Castro y Toro: 276-277)
b- Deacon, considera por su parte que “la evolución de los homínidos se produjo cuando
nuestros antepasados fueron capaces de atravesar el umbral que permitió el desarrollo del
pensamiento simbólico”, es decir, la especie humana es la especie simbólica, dado que el
lenguaje es la expresión externa de nuestro modo de pensar y de nuestra forma de ser,
incluyendo la necesidad de encontrar el significado de las cosas, además de responder a un
problema reproductivo… el lenguaje hace posible la comunicación madre-hijo mediante la
que se transmite información relevante sobre la experiencia vivida, incluyendo trucos y mañas
para competir con otros individuos, obtener alimento, lograr el bienestar colectivo o elaborar
herramientas. (Castro y Toro: 277-278)
c- Castro y Toro, plantean que la selección natural favoreció a los homínidos dotados de la
capacidad de aprobar y de reprobar la conducta de su prole, favoreciendo así transmitir la
experiencia conductual tanto positiva como negativa. “la positiva, que nos indica lo que se
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debe hacer y que es susceptible de ser imitada, y la negativa, que recoge lo que no se debe
hacer y que, por tanto, “difícilmente puede ser observada”. Ventaja que conlleva al desarrollo
de “un sistema de comunicación más eficaz que permitió a los hijos comprender mejor la
información que recibían” (Castro y Toro: 280).
d- Dunbar, sostiene que “la emergencia del protolenguaje tuvo como presión de selección la
necesidad de transmitir información sobre la presencia de fuentes de alimentación y de alertar
a las crías sobre peligros potenciales a los que hay que hacer frente... el antepasado evolutivo
de lenguaje humano no son los sistemas previos de comunicación animal sino los sistemas
previos de representación conceptual tales como los que parecen poseer algunos primates. La
vida en grupos grandes ejerció a su vez una presión sobre el desarrollo cerebral, ya que los
individuos del grupo tienen que recordar las numerosas interacciones que establecen con los
otros componentes del grupo” (Castro y Toro: 278-279).
Se puede decir entonces que la evolución del lenguaje es un aprendizaje social, que ha
requerido tiempo en la historia del ser humano, y que ese tiempo ha permitido crear un
sistema de comunicación lingüístico muy elaborado que nos define y caracteriza.
II- Desarrollo de la mente humana
Cuando pensamos en la mente humana, de alguna manera evocamos eventos de nuestra
experiencia cotidiana. Nos conduce al sendero de la filosofía, al pensamiento, a las
representaciones de los objetos y su significado. Conocimientos que no podríamos tener
guardados en nuestra mente sin la vía principal de adquisición de estos la observación y el
lenguaje que se produce en el ambiente de la vida gregaria, de la vida social.
Entre las diversas teorías que buscan explicar el funcionamiento de la mente humana.
Los distintos enfoques que van desde la perspectiva del alma hasta las ligadas al material
genético. Pasando por las neurociencias y la física, parecen a veces incluso estar en conflicto,
sin embargo son más bien ópticas diferentes cada una en su propio nivel de especificidad. Por
ejemplo en la década de 1950 James Watson y Francis Crick al descubrir que el ADN guarda
la información genética de los seres vivos, abrieron un amplio campo para la investigación
del ser humano. Crik prosigue sus estudios y se interesa por determinar qué es la conciencia
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humana y argumenta que es producto de la organización compleja del cerebro humano,
consecuencia de la base material y del ambiente en que nos desarrollamos.
Alarcón apunta que el conocimiento se realiza en la mente del sujeto y ésta es casi por
definición conciencia, “ambos términos son la cara de una misma moneda”. La conciencia ha
sido interpretada prioritariamente como sujeto del conocimiento, ha producido una
asociación entre conciencia-objeto consciente y sujeto-objeto respectivamente, ha sido
identificada como Yo; entendido como todo lo existente, como basamento fundacional de
todo espacio psicológico o gnoseológico. Este hecho conceptual permitió diferenciar y
ampliar el concepto de conciencia al de conciencia moral, al hacerse presente el sistema
social como fuente de los principios ético-morales del bien y del mal; de los cuales son el
referente (Alarcón, 2003).
Los neurocientíficos se interesan por determinar cómo las abstracciones mentales se
producen en el cerebro humano, en el cómo las células cerebrales interpretan sensaciones,
hacen uso de la memoria y asociaciones para encontrar algún sentido a los eventos, se crean
pensamientos conscientes acerca del mundo, es decir, descubrir cómo el cerebro crea la
conciencia.
Según los científicos, la conciencia, sobre la que teólogos y filósofos han reflexionado
bastante, es de carácter biológico, por consecuencia al conocer los mecanismos internos, se
pueden desarrollar tratamientos para las enfermedades mentales y otros comportamientos
sociales disfuncionales como la violencia y el abuso sexual.
Los neurocientíficos dice Alarcón, poseen medios refinados para estudiar cómo las
distintas partes del cerebro procesan la luz, el sonido, los olores, el sabor y el tacto; han
determinado que el cerebro tiene lugares importantes para el lenguaje, habla y memoria.
En otro nivel de análisis Álvarez nos propone que la conciencia precede al mismo
lenguaje y que el nivel cognitivo es necesario para explicar la naturaleza y el funcionamiento
de la conciencia. “La conciencia no surge del vacío y su soporte es el sistema cognitivo.”
(Álvarez, 2005:52), así como “la mente construye la cultura y cómo la cultura a su vez
configura la mente humana” (Álvarez, 2005:7).
Para él, la mente humana posee tres dimensiones esenciales: lenguaje, pensamiento y
conciencia, mismas que surgen paralelamente en la filogénesis humana. En ese sentido
supone que las estructuras de pensamiento lógico se anticipan al lenguaje articulado.
También argumenta, que el desarrollo actual solo pudo darse mediante una acción recíproca
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entre el pensamiento y el lenguaje y que en esa acción la conciencia juega un papel
mediador, es un principio de unidad de la mente y, por tanto, raíz y fundamento de la
capacidad simbólica. La conciencia humana permite saber lo que marca la diferencia entre el
comportamiento del ser humano y el comportamiento animal. También apunta que las
emociones y la conciencia son inseparables. Que la cultura simbólica y la cognición son
producto de las redes de relación., posibilitando el paso a la hominización, es decir la
conducta instintiva se transforma en conducta humana solamente cuando la persona tiene
conciencia de la actividad que va ha realizar y reconoce además que mi yo o “si mismo” es
un acto supremo de conciencia, y ese yo y su reconocimiento es lo que nos diferencia del
resto del mundo y crea individualidad (Álvarez, 2005:7-23).
En ese sentido la mente emerge de las interacciones sociales y la conciencia emerge de
la red de relaciones sociales posibilitadas por la cultura, son las relaciones las que conforman
los modos de ser, pensar y actuar de las personas. Paralelamente al proceso de maduración de
las estructuras cerebrales, desde antes del nacimiento hasta la muerte, la calidad y los tipos de
las relaciones sociales configuran la capacidad consciente, en consecuencia la conciencia
surge y se configura como representación de sí con el otro y el mundo, como construcción de
acontecimientos mentales dotados de significado (Álvarez, 2005:66-67).
En síntesis existe un desarrollo de la conciencia que es social y cultural, es producto
más de un desarrollo socio – histórico que estrictamente biológico, surge por las relaciones
entre los seres humanos, que van desde las propias de sobrevivencia hasta las elaboradas
socialmente como el trabajo, la elaboración de herramientas y su diversidad de usos, el
lenguaje en sus formas semánticas y fonemas (los morfemas se consideran entre los símbolos
iniciales de la conciencia humana). Contrario a lo que apuntan los neurocientíficos, que
argumentan que el cerebro humano a través de procesos evolutivos ha permitido el desarrollo
de la conciencia, es decir que un hombre aislado pero genéticamente dotado tendría
capacidad cognitiva.
Por otra parte González nos dice que para que exista la conciencia individual fue
preciso que existiera una conciencia social. De esta manera, “la conciencia es el reflejo de la
realidad, refractado mediante el prisma de las significaciones y conceptos lingüísticos
elaborados socialmente” (González, 2004).
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El desarrollo de la mente humana implica una regulación consciente, racional y una
capacidad de autodeterminarse para hacer las cosas de una manera repetitiva o diferente, esa
capacidad es una cualidad humana producto de su desarrollo social.
En este sentido los aportes de Mead, sobre como surge el yo social sugieren que el
gesto verbal es el mecanismo a través del cual se verifica esta evolución. La mente es un
producto social, es un instrumento desarrollado por el individuo para "hacer posible la
solución racional de los problemas". En el plano de la subjetividad, se tiene que el individuo
como tal es el resultado de expresiones particulares y temporales de los grupos y de los
mismos individuos, y se alude a las características definitorias de los individuos humanos en
su calidad de únicos e irrepetibles, aún cuando cada ser humano presenta las características
generales de la cultura de socialización en la nace y crece, es decir vive socialmente.
III- El ambiente socio-cultural
En la última década del siglo XX, autores como Tomasello realizaron sus publicaciones
donde exponían que el lenguaje, el ambiente y el entorno cultural principalmente marcan
diferencias en el aprendizaje de primates y seres humanos.
Maté por su parte realiza una síntesis de los diversos aportes en ese sentido y apunta que
en concordancia con los autores que analiza “el entorno cultural humano habitual, con gran
cantidad y diversidad de objetos y artefactos que nuestra especie utiliza para ayudar y potenciar
la cognición, es también un ingrediente muy importante en el desarrollo cognitivo de los simios
que estudiamos”, sin embargo “la mayoría de artículos científicos proporcionan escasa
información sobre las historias individuales de los sujetos estudiados”. Por tanto, será normal
encontrar diferencias en las capacidades cognitivas entre los primates estudiados, dependiendo
donde se observen: su hábitat natural, o en cautividad. “Las condiciones de cautividad, a su
vez, se pueden diferenciar en función del grado de interacción de los sujetos con los humanos,
sus objetos y artefactos”.
Aunque la conducta no aprendida es un instrumento suficiente para la vida de un gran
número de especies animales, hay otras que han desarrollado capacidad de aprender. El
aprendizaje individual evoluciona permitiendo un mejor ajuste con los valores de ciertos
elementos impredecibles del ambiente. El desarrollo de un sistema de transmisión cultural,
basado en la imitación, puede ser adaptativo en especies con un cierto grado de aprendizaje
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individual, ya que los individuos pueden descubrir la conducta aprendida por otros mediante
la observación de la misma sin tener que inventarla (Castro y Toro: 280-281).
Las capacidades cognitivas evaluadas en los primates, permiten a los primatólogos
llegar a una serie de conclusiones con respecto su desarrollo cognitivo donde se destacan las
siguientes:
a- aprenden sobre los objetos, sus propiedades y relaciones por la simple exposición a los
mismos.
b- pueden usar instrumentos y objetos si aprenden a usarlos.
c- aprenden el uso de objetos por imitación viendo cómo se manipulan y utilizan.
d- pueden aprender determinadas habilidades por entrenamiento, mediante el cual los
humanos les ayudan a identificar en qué cosas deben prestar atención y cómo resolver
determinadas tareas cognitivas como la categorización de objetos basándose en caracteres
abstractos.
e-cuando crecen en ambientes humanizados, incluidos los diversos tipos de cautividad, están
expuestos a diferentes tipos de objetos y artefactos creados para usos determinados que no se
encuentran en sus medios naturales y por tanto la diferencia en las habilidades de
manipulación pueden estar afectadas por este hecho.
Tomasello argumenta que la transmisión cultural ha alcanzado sólo un importante nivel
de desarrollo, dando lugar a un proceso de evolución cultural acumulativo diferente a la
simple imitación de la conducta. El aprendizaje social de una conducta implica, por un lado
una enseñanza activa de la misma, mediante procesos característicos de la transmisión
cultural humana y exigen, sin duda, una gran capacidad cognitiva, y por el otro lado de
procesos de aprendizaje social indirecto cuyo requerimiento cognitivo es mucho menor como
lo son la observación y la emulación (Tomasello, 1999).
La imitación y la enseñanza son modalidades de aprendizaje social directo
predominantes en la cultura humana. La existencia de ambas modalidades en primates, de
acuerdo a los diversos estudios es diferencial, la imitación esta presente, si estos están en sus
medios naturales, en cautividad (laboratorio o zoológicos) y en contacto con los seres
humanos en un medio más libre. Caso contrario pasa con la enseñanza (definida como el
aprendizaje de conductas, habilidades o destrezas mediante instrucciones), los primates son
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capaces de imitar y de desarrollar algunas habilidades y destrezas pero la enseñanza a sus
congéneres no ha sido todavía documentada (Tomasello, 1999).
De acuerdo con Castro y Toro, se puede decir que “los primeros homínidos tenían una
capacidad cognitiva similar a los actuales chimpancés y que carecían de capacidad lingüística,
y aún cuando algunos podían aprender por imitación la mayor parte de su conducta se
adquiría mediante el aprendizaje de ensayo y error, aunque algunos de ellos eran capaces
también de aprender por imitación. Plantea también que en algún momento temprano de la
evolución homínida, posiblemente en un antepasado de Homo ergaster, se produjo el
desarrollo de una nueva capacidad: la capacidad conceptual de categorizar la conducta como
buena o mala. Este acontecimiento solo fue posible cuando los homínidos fueron capaces de
procesar la información sobre el valor de la conducta aprendida, para lo cual era indispensable
el desarrollo de alguna forma de memoria simbólica conectada con el sistema de memoria que
almacena categorías valorativas y las estructuras que son responsables de la categorización
perceptual, “este proceso de transmisión de información sobre la evaluación que se le otorga a
la conducta aprendida es un proceso de transmisión cultural nuevo, ausente en primates no
humanos”. En este sentido argumenta que la ventaja adaptativa de aprobar o reprobar la
conducta proviene de cambio en: el parecido fenotípico entre padres e hijos para aquellas
conductas que los padres conocen, de la reprobación que permite a las crías conocer
información sobre conductas que están descubriendo por sí mismas de manera que pueden
rechazar conductas peligrosas sin tener que experimentar todas sus consecuencias negativas,
de la imitación de tareas de acuerdo a su capacidad otorgada por la edad, la aprobación de
conductas favorece la evaluación positiva e incrementa la fiabilidad en la imitación, ya que la
reprobación ayuda a modificar las conductas mal imitadas lo que hace posible la transmisión
cultural acumulativa. Plantea además que una mayor eficacia en la comunicación “pudo hacer
más rentable la inversión que suponían los costes del aprendizaje individual” favoreciendo el
desarrollo intelectual y la capacidad de innovación (Castro y Toro: 283-286).
La imitación de pautas motoras complejas y el señalar con el dedo, así como la
percepción de la falsa creencia y el juego simbólico son otros aspectos importantes en las
diferencias del aprendizaje entre primates y seres humanos. La imitación motora de
secuencias, posibilitada por la capacidad innata de desarrollar la doble línea mental es la
gran innovación filogenética del ser humano nos dice Camprubí, siguiendo en estas
reflexiones a Teresa Bejarano Fernández (su trabajo se publicó bajo el nombre de
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“Metarepresentation and human capacities”). La risa aparece por vez primera en el
contexto de un juego sencillo que los niños dominan al finalizar su primer año,
consistente en dar a alguien un objeto y cogerlo sucesivamente. La participación activa
del niño, el control motor sobre el objeto, y la rutina de la secuencia le permiten concebir
que el otro espera el objeto (y concebirse a sí como parte del campo perceptivo del
compañero de juego, cosa que le permite la doble línea, a diferencia, como vimos, de los
chimpancés); ontogenéticamente, la percepción lingüística será, junto con la risa, el
impulso para comprender la existencia de creencias ajenas, la percepción de la creencia
es la base del lenguaje comunicativo (Camprubí, 2003).
La autonomía de la conducta esta vinculada al incremento progresivo de la actividad
informativa no determinada desde el punto de vista genético, que se expresa principalmente
en la enorme plasticidad, entrenabilidad y capacidad de aprender del cerebro humano. A las
reacciones anticipadas, que se hicieron más flexibles, activas y rápidas. Con la posibilidad de
acumular y aprovechar la experiencia individual y a un mayor significado del rol del
individuo como portador de nueva información que mantiene e incrementa el nivel
informativo general del sistema (González, 2004).
Los aspectos más psico-sociales nos lo ofrece Mead al argumentar que el papel que los
objetos juegan en la constitución y mantenimiento de identidades sociales, es entender cómo
confieren al “self” un ambiente estable y familiar, a los actos de tocar y comprender, la
relación básica con lo material, es un papel clave en la construcción de la realidad, y de la
relación del “self” con el mundo físico, configurado como relación social. La cultura material
es un producto colectivo, socialmente estructurado y mediado. El significado y los objetos no
son extensiones de la personalidad sino productos de sistemas de significación. La posibilidad
de conciencia individual del sí mismo como entidad separada y localizada en un tiempo y un
espacio emerge cuando ésta se confronta con el mundo de los "otros" y el mundo de las cosas.
Los sentidos de la distancia y del contacto, marcan experiencias sensoriales y materiales
significativas. La mano humana tiene capacidad para coger, sostener, tocar y acariciar objetos.
Es un medio de conocimiento, comunicación y transformación.
Acercándonos a un final, se puede decir, que los esfuerzos por entender los orígenes de
la cognición humana en sus determinantes socio-culturales están apenas en su fase primaria,
en el sentido que todavía falta mucho que explicar. Por ejemplo Tomasello cuando nos habla
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de que la conducta humana tiene una historia cultural de carácter acumulativo, nos habla del
efecto encadenamiento, ¿pero como es en realidad que opera?
Si el ser humano es capaz de discriminar entonces, esa discriminación es más de lo que
nos dice la lingüística y el aporte lógico y axiomático racional de la matemática. Esa
discriminación implica una valoración espacial-temporal y ética, éste último componente el
más “volátil” de todos.
Se argumenta también que el proceso evolutivo biológico marcó las diferencias entre
primates y humanos. Sin embargo, esto no es suficiente para explicar como los niños y niñas
en el juego del aprendizaje simbólico, son capaces de aprender a diferenciar objetos, al igual
que aprehenden también abstracciones, a crear, a disentir. A diferenciar sus acciones de las
de los otros y entender que ambas acciones se dan y reproducen en el ámbito de la
colectividad. El simple gesto facial implica diversos significados, sin siquiera emitir un solo
sonido, su simple observación, comunica deseos, sentimientos, emociones. ¿Cómo explicar
este nivel de abstracción humana? ¿Cómo explicar que un abrazo da fortaleza a un individuo
doliente, transmite afectos de solidaridad y cariño? ¿Cómo explicar que una simple mirada
entre dos seres humanos implica comunicación de mensajes elaborados?
Falta por tanto un largo trecho que recorrer en la tarea de comprender lo que sucede en
la mente, la comunicación y el aprendizaje humano. Lo que nos sella y signa como tales. El
lenguaje es por tanto la herramienta más importante que ha producido la especie humana, ésta
le ha permitido avanzar en el proceso tecnológico, en el comunicativo, en el pensamiento, en
la creatividad y sobre todo en sensibilidad (arte y la estética).
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Camprubí Bueno, Lino. “Capacidades Humanas” en El Catoblepas: Sección Animalia (Revista
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