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Archivo Histórico Universitario
:: Año 13, núm. 2, 2010 ::
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Ejemplar gratuito
La institucionalización de la enfermería en
el Colegio del Estado de Puebla
L
* José Luis Gómez de Lara
** Norma García Jorge
a mujer y la salud están íntimamente vinculadas. La
participación de la mujer en el cuidado de la salud
data desde los primeros tiempos de la humanidad hasta nuestro días, en que precisamente el
mayor número de trabajadoras de la salud son mujeres
en la profesión de enfermería, principalmente porque
son ellas quienes siguen procurando la salud familiar, relacionándose en todos los niveles de su atención, desde
la comunidad hasta instituciones de tercer nivel de alta
especialidad con funciones de prevención, atención, rehabilitación, enseñanza e investigación.
La Enfermería en la Historia
La práctica de esta profesión en nuestro país se muestra
en las civilizaciones mesoamericanas. Por ejemplo, desde
el momento en que la mujer se sabía preñada lo comunicaba a sus padres y parientes, aproximadamente desde
el quinto mes, era puesta bajo el cuidado de una partera
conocida como ticitl. Ella recomendaría los ejercicios y
prácticas higiénicas destinadas al buen uso del embarazo; llevaría a la embarazada a tomar baños de temazcal y
le daría masajes; acomodaría a la criatura si se requiriese
y le aplicaría los tratamientos necesarios. En el momento
del parto, la partera permanecería siempre con la parturienta, cuidando de ella y del niño.1
La ticitl era educada generacionalmente, poseía conocimientos amplios, habilidades y un dominio extenso
de la herbolaria. Con la llegada de los españoles, el
proceso de Conquista quiebra su tradición y altera su
postura, pero no la elimina, ya que como elemento tradicional persiste durante los tres siguientes siglos; hasta
que en la segunda mitad del siglo xix obtiene un incipiente reconocimiento educacional.
ENFERMERAS regias en 1920. Foto: Fototeca del Centro de las Artes
* Profesor-investigador de la upaep, con maestría en Ciencias Sociales por parte de la buap. Socio Numerario de la Sociedad Mexicana de
Historia y Filosofía de la Medicina.
** Profesora en la Universidad de Oriente y en el Instituto de Estudios Universitarios (ieu). Maestría en Educación Superior por parte de la buap.
1
Carlos Viesca Treviño. “La Obstetricia”, en La Medicina Prehispánica. Gran Historia de México Ilustrada. Revista semanal, Tomo i, no 57.
Planeta de Agostini/Conaculta/inah. México, 2001, p. 339.
Gaceta Histórica de la BUAP
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Casa de la Memoria Universitaria
En la época Virreinal, la regulación de los establecimientos y el ejercicio de las profesiones enfocadas
a la curación y atención de los enfermos estuvieron
a cargo del Tribunal del Protomedicato fundado en
1527, con el objeto de vigilar el ejercicio profesional
de los médicos, cirujanos, boticarios y parteras. Tenía jurisdicción en todos los problemas de Salubridad
Pública, cuidaban de la buena preparación y despacho de medicamentos y disponían de las providencias
necesarias en caso de epidemias u otras calamidades;
sus funciones se extendieron hasta el 21 de noviembre de 1831, con la publicación de La Ley de Cesación del Tribunal del Protomedicato y la creación de
la Facultad Médica del Distrito Federal. Dentro de
las nuevas funciones del Consejo estaban las de regular el ejercicio de la medicina y la cirugía así como
de los farmacéuticos y de las boticas, de los dentistas,
parteras y flebotomianos y de tomar todas las medidas conducentes a favorecer la salubridad pública. 2
La Escuela de Medicina del Distrito Federal ofrecía estudios para obtener el título de médico cirujano,
farmacéutico, dentista y partera; esta última era la especialidad más breve, con una duración de dos años,
durante los cuales las interesadas tenían que cumplir
setenta guardias de veinticuatro horas en el Hospital
de Maternidad. La enseñanza de esta profesión ejercida exclusivamente por mujeres estuvo presente en
el Distrito Federal y en algunos estados como Puebla,
Oaxaca y el estado de México.
La instrucción formal de las parteras en toda la
República, tenía un lugar social distinguido, con una
FLORENCE Nightingale en la guerra de crimea, fue la primera enfermera que existió y gracias a sus microteorías lógicas como lavarse las
manos, hervir la ropa, ventilar los ambientes, se redujo la mortalidad.
HOSPITAL General de México.
práctica no enfocada al lucro. Finalmente, la mayoría
se encontraba en una situación educativa privilegiada
en un país donde el analfabetismo predominaba, la
educación primaria no correspondía a la gran mayoría de las mujeres a quienes se les consideraba incapaces de estudiar una carrera universitaria. Para el siglo
xix la mayoría de las universidades del país ofrecían
la carrera de partera, su preparación era muy heterogénea según el estado; por la autonomía, se legislaba
en forma independiente sobre las profesiones.
Desde 1833 en la Escuela Medicina se estableció que para ser partera era necesaria la educación
primaria, aprobar un examen preparatorio y tener
conocimiento del idioma francés, la carrera duraba
dos años, recibían una enseñanza objetiva en cadáver
y con piezas anatómicas artificiales. La situación de
las enfermeras era muy distinta; en primer lugar cabe
aclarar que con el nombre de enfermera(o) se denominaba a las actividades que mujeres y hombres realizaban en los hospitales fundados desde el siglo xvi
en la Nueva España. En la mayoría de las ordenanzas
aparecen en la categoría de sirvientes, porque además
de atender a los enfermos se especifica su ubicación
laboral: enfermera lavandera, enfermera cocinera y
enfermera mandadera. Las parteras se ubicaban dentro del personal científico o del administrativo, su
salario era tres veces mayor que el de las enfermeras.
Aun cuando la partera tenía una situación social superior a la de la enfermera, se encontraba en condiciones desfavorables en relación con el médico, tratando
de conservar las funciones que le fueron propias hasta mediados del siglo xx. La profesionalización de las
parteras y enfermeras permitió avances notables en
la práctica sanitaria.3
flores y Troncoso, Francisco de Asís. Historia de la Medicina en México desde los indios hasta la presente. Tomo ii, Facsímil de 1886, Instituto Mexicano del Seguro Social, México, 1992, p. 32.
3
Ana María Dolores Huerta Jaramillo. “La ropa sucia se lava en casa. La higiene como responsabilidad de la mujer en México del siglo xx” en
Construyendo la historia de las mujeres (Puebla, Tlaxcala y Sinaloa). México. Instituto Poblano de la Mujer. 2000, p. 73.
2
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Tiempo Universitario
Archivo Histórico Universitario
GRUPO de enfermeras del hospital de Whitechapel en Londres, sobre 1904.
En nuestro país, con el triunfo de los liberales,
el Estado limitó la participación del clero en la salud y en la educación, despertando el interés en
las mujeres por prepararse en actividades que, acorde
a su sexo, ejercieran como profesoras, parteras, farmacéuticas, taquígrafas, tenedoras de libros, enfermeras, al ser buenas en su género y profesionistas,
seguramente serían buenas hijas y madres. Al mismo
tiempo, los hospitales pasaron a ser parte de la Beneficencia Pública en 1877, pero no fue sino hasta el
Porfiriato que la educación técnica y principalmente
las ciencias médicas y biológicas recibieron un amplio
apoyo. Como sostiene el historiador René Taton: “el
hecho esencial que orienta la evolución de la ciencia
durante el siglo xix es que la actividad científica se
convierte cada vez más claramente en un fenómeno
social que por sus diversas repercusiones preocupa a
los responsables de las políticas de Estado”. 4 Es en
esa época, cuando los gobiernos y las grandes empresas industriales empiezan a adquirir consciencia de
las implicaciones del progreso científico sobre la vida
social, viéndose obligados a desarrollar una verdadera política de la ciencia o política científica.5
Es así como la educación superior se constituyó
en el proyecto educativo consentido del Porfiriato, a
pesar de que abundaron las críticas por resultar demasiado caro para un país tan pobre y con un índice
de analfabetas tan grande, se justificaba porque el
desarrollo económico del régimen requería de gente
preparada y profesional para construir las obras de
infraestructura que cambiarían la fisonomía del país,
haciéndolo participe de la modernidad.
Esta visión no fue compartida por algunos estados que le apostaron con mayor fuerza a la educación básica como Sinaloa y Morelos. Las entidades
para realizar estudios superiores eran el Distrito Federal, Puebla, Guanajuato y Jalisco quienes en sus
aulas formaron a la elite social e intelectual de la
época, no mayor al 0.55% de la población total, a
través de becas que otorgaba la federación, los gobiernos estatales o sus propias familias. Pero el sueño terminaba al enfrentarse al desempleo generado
por los cambios socioeconómicos como el desarrollo industrial y comercial que exigía la preparación
de técnicos.6
Frente a los acontecimientos que originaron la
Revolución Mexicana, la participación de las mujeres en la lucha revolucionaria determinó un cambio
ideológico respecto de la emancipación femenina y
también un cambio económico y social que permitió
modificar el modelo de lealtades femeninas de sometimiento y de supuesto desinterés por los asuntos nacionales que por algún tiempo habían impedido que
las mexicanas fueran consideradas miembros activos
de la comunidad nacional.
Durante 1913 a 1917, mujeres de diversos estratos sociales participaron en el levantamiento armado, ocupando puestos militares, comandando tropas,
manejando armas, como agentes secretos, propagandistas y profesoras, otras más se ocuparon al servicio
de la salud. Las enfermeras de la Cruz Blanca Constitucionalista estuvieron en los puestos de avanzada y
establecieron hospitales de sangre. Las había de todo
tipo; las que tenían solamente buena voluntad, conocimientos de yerbas y hacían curaciones primitivas,
cuando el dolor de los heridos era ya insoportable les
daban nuestros populares narcóticos.
La Enseñanza formal
de la Enfermería en México
Al empezar el siglo xx, la profesionalización de la Enfermería se instituyó por diversas causas, entre ellas:
a) el grupo médico necesito formar recursos idóneos;
b) ya no se disponía de religiosas7 que prodigaran
atención cristiana y gratuita a sus enfermos; c) no se
podía utilizar a las parteras para atender a todos los
enfermos, puesto que ellas tenían bien definidas sus
funciones y un nivel jerárquico; d) las enfermeras no
estaban acordes con las enormes posibilidades de desarrollo médico que el nuevo siglo prometía.
azuela , Luz Fernanda, Tres sociedades científicas en el Porfiriato las disciplinas, las instituciones y las relaciones entre la ciencia y el poder.
México, Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología /Universidad Tecnología de Netzahualcóyotl /Universidad Nacional
Autónoma de México/Instituto de Geografía, 1996, p. 11.
5
Idem.
6
bazant de Saldaña, Mílada, Historia de la Educación durante el Porfiriato. México, colmex, 1996, p.218.
7
Mujeres que ayudaban a los pobres enfermos en sus casas y hospitales, posteriormente crearon sitios ex profesos para su atención, como el de las
Hermanas de la Caridad en la ciudad de México o las Siervas de las Conferencias de San Vicente de Paul en ciudad de Guadalajara, Jalisco.
4
Gaceta Histórica de la BUAP
[3]
Casa de la Memoria Universitaria
integrar la enseñanza de la Enfermería a la Escuela de
Medicina en las instalaciones de ésta, estructurándose en 1912 el primer plan de estudios de dos años
después de la primaria como requisito para cursar la
carrera de partera, práctica consolidada antes del nacimiento de la de enfermería, ésta al integrarse a la
carrera de partera, recibió el nombre de Escuela de
Enfermería y Obstetricia.
FLORENCE Nightangale en el Reino Unido con alumnas de la escuela.
Este proyecto requería de cambios8 en la estructura que hasta ese momento había tenido la atención
a los enfermos, estos se dieron en tres ámbitos principalmente: educativo, ideológico y administrativo.
No existe un acuerdo unánime acerca de la fecha de
fundación de la primera escuela de enfermería en México. Así por ejemplo, Juana Hernández Conesa señala
que la misma surge en 1894, logrando su reconocimiento universitario en 1927. Por su parte, Luz Pérez Loreto considera que tal dato debe fijarse en abril de 1898,
cuando el doctor Eduardo Liceaga informa acerca de la
construcción de un hospital moderno, mediante el cual,
el Estado se propone asumir el desafío de mejorar los
servicios hospitalarios como respuesta a la demanda de
salud de una población creciente.9
El 9 de febrero de 1907, el Dr. Eduardo Liceaga,
designado por el presidente de la república, inaugura
en el Hospital General de México, la primera Escuela
de Enfermería, única en su género en todo el país,
aprobada por la Dirección General de la Beneficencia
Pública. En 1910, con la reapertura de la Universidad Nacional de México, Justo Sierra promovió la
Reforma Integral de la Educación Mexicana, favoreciendo la extensión de la enseñanza y la investigación
científica para contribuir al desarrollo nacional. Al
reabrirse la Universidad Nacional de México, la Escuela de Medicina se instaura el 26 de mayo de 1910,
y el 30 de diciembre de 1911 la Universidad aprueba
La Institucionalización de la enfermería
en el Colegio del Estado de Puebla
En la segunda mitad del xvi, se fundó en la ciudad
de Puebla la principal institución sanitaria que por
más de tres siglos resguardó la salud pública de sus
habitantes, el Real Hospital de San Pedro, lugar en
donde las parteras y enfermeras ejercieron la enseñanza y práctica de ambas profesiones. Por ejemplo
en 1828 el Congreso Libre y Soberano del Estado
emitió un decreto mediante el cual se reglamenta la
cátedra de obstetricia, señalando que las parteras que
no contaban con título deberían de asistir a las clases en el hospital. Catorce años después, en 1842,
se promulgó un nuevo reglamento, que determinó la
instrucción obligatoria en el mismo. A mediados de junio, se expide un nuevo reglamento para el estudio y ejercicio de las ciencias
médicas donde se reitera que las mujeres que pretendieran desempeñarse como obstetrices recibirían
lecciones con un catedrático de la materia en el mismo lugar.10 Posteriormente el 30 de julio, se decreta
un nuevo reglamento de las obstetras, que incluye la
instrucción obligatoria en el Hospital de San Pedro,
presentar examen, juramento de asistir con limosna a
los pobres, guardar sigilo en el caso que lo requieran
o se lo encarguen, presentar su título para ejercer,
poner sobre la puerta de su casa su nombre y oficio,
manifestar en los partos difíciles la necesidad de asistencia de un profesor y administrar bien el bautismo,
decreto nuevamente reformado en 1856.11
El 15 de diciembre de 1878 se emite la Ley de
Instrucción Pública para el Estado de Puebla, del gobernador Juan Crisóstomo Bonilla y el secretario de
Fomento, el licenciado Ramón Gómez Daza, que en
el artículo 38 menciona que quienes se dediquen a la
obstetricia estudiarán: higiene, anatomía descriptiva
de la pelvis, vendajes y obstetricia teórico-práctica.12
La calidad de los cuidados de enfermería y la satisfacción del paciente fueron decreciendo, ya que cada vez eran menos las enfermeras
profesionales tituladas que atendían directamente a los enfermos. El trabajo estaba coordinado, pero el cuidado de enfermería estaba fragmentado, esto tuvo consecuencias graves debido a los continuos avances dentro de los procedimientos diagnósticos y terapéuticos y al desarrollo
de tecnología cada vez más sofisticada.
9
Ana María Cerezo Bautista. “La enfermería en Puebla”. Facultad de Enfermería: génesis y desarrollo en Tiempo Universitario. Gaceta Histórica de la buap. México, año 7, número 15, 26 de agosto de 2004, p. 3.
10
huerta , Jaramillo, Ana María Dolores. Salus et Solatium: El desarrollo de las ciencias médicas en Puebla durante el siglo xix. México, Gobierno
del Estado de Puebla/buap/Cuadernos del Archivo Histórico Universitario, 2001, p. 20.
11
Op. Cit, Cerezo Bautista, p. 4
12
buenabad Jiménez, Soledad. Sociología de una huella humana: La profesión de Enfermería, BUAP, México 2006, p. 34.
8
[4]
Tiempo Universitario
Archivo Histórico Universitario
La emisión de esta Ley demuestra el interés desmedido para la mayoría de las mujeres que se abrían
paso entre la sociedad a ocupar un lugar en las aulas
universitarias como preámbulo de equidad entre los
varones. Un número considerable de parteras prácticas habían regularizado su situación legal para ejercer
la profesión de estilo liberal. De igual manera, iba
en aumento el número de aspirantes para cursar la
carrera de forma regular, es decir, sujetarse a un plan
de estudios y su normatividad a partir del ingreso.13
Durante 1893, el licenciado José Rafael Isunza,
rector del Colegio del Estado, consideró la anexión
de la Escuela de Medicina al colegio y por ende la
de Obstetricia para “señoras”. Esos estudiantes habían padecido el síndrome del éxodo: recorrieron
lugares cercanos al Colegio del Estado, todos ellos
inapropiados para la enseñanza-aprendizaje de esta
disciplina. Incluso ya instalados en el tercer patio, en
el segundo piso del Colegio del Estado, se dijo que
éste era: “un establecimiento perfectamente montado, aunque adolece el local de algunos defectos para
una institución de esta naturaleza”.14
Con la instalación de la Escuela de Medicina en
el Colegio, para que los alumnos recibieran la teoría,
no quedó resuelto el problema; tendrían que realizar
las prácticas en el Hospital de San Pedro o en clínicas particulares. Ya en 1907 el gobernador Mucio
Praxedis Martínez decía: “el Hospital de San Pedro
era ya irremediablemente inadecuado para cumplir
la función requerida por la ciencia y en sitio distante
de la parte céntrica de la ciudad”.15
Diez años transcurrieron para que el Hospital de
San Pedro se trasladara al Hospital General “Jesús
ESTUDIANTES de Enfermería de 1928 (Cruz Roja Argentina Filial
Santiago del Estero)
Carranza”, al sitio que hoy ocupa, a partir de 1917. A
los alumnos los ubicaron en cuatro pequeños salones,
dos para medicina y dos para obstetricia, nombrándole en ese entonces a las aulas la “escuelita”, hoy
sede de la Secretaría de Investigación y Estudios de
Posgrado de la Escuela de Medicina.
Pocos años después de fundado el Hospital General de México, se inicia en Puebla la formación de
enfermeras. Siendo gobernador del estado el doctor
Alfonso Cabrera Lobato emite el 18 de diciembre de
1918, un decreto en el que se establece el plan de
estudios de Enfermería, instaurando la institucionalización de la enseñanza de la carrera de enfermería,
con dos años de teoría y práctica; la de partera se
realizaría en cuatro años, los dos primeros comprendían los cursos completos de enfermería y los restantes a la formación en obstetricia, modificándose
hasta 1965, al decretarse la especialidad en ginecoobstetricia.
Las estudiantes debían cubrir 40 guardias en el
Hospital General del Estado (actualmente Hospital
Universitario), y las clases teóricas en el edificio Carolino, al finalizar, presentarían un examen profesional ante un jurado médico. En 1921, la Escuela
de Enfermería y Obstetricia se integra al Colegio del
Estado; ambas carreras comprendían dos años.
En el plan de estudios de enfermería de 1921,16 el
primer año estaba integrado por seis materias:
1. Anatomía y fisiología humana.
2. Microbiología y parasitología.
3. Trabajo social.
4. Nociones de patología.
5. Dietología
6. Práctica hospitalaria.
En el segundo año las alumnas debían de cursar
ocho materias:
1. Fisioterapia.
2. Asistencia a enfermos de medicina y sus prácticas.
3. Asistencia de cirugía y sus prácticas.
4. Exámenes clínicos de laboratorio.
5. Nociones de técnica ginecológica.
6. Nociones de técnica pediátrica.
7. Medicina preventiva
8. Higiene y práctica hospitalaria.
Mientras que para la carrera de obstetricia (antes
partera), en el primer año se estudiaba:
1. Primer curso de obstetricia.
2. Clínica obstétrica
3. Prácticas hospitalarias.
Ídem.
Ídem
15
Ibíd. p.35
16
Archivo Histórico Universitario. Fondo: uap. Sección: Escuela de Enfermería. Serie: Planes y Programas de Estudio, 1921.
13
14
Gaceta Histórica de la BUAP
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Casa de la Memoria Universitaria
Para el siguiente año se impartían las materias:
1. Segundo curso de obstetricia,
2. Clínica obstétrica
3. Puericultura y prácticas hospitalarias.
En 1949 se cambia el plan de estudios de la carrera de Enfermería,17 ahora se impartirían tres años de
teoría y práctica. El primer año con un total de siete
materias:
1. Anatomía y fisiología (nociones).
2. Prácticas de higiene.
3. Microbiología y parasitología.
4. Asistencia de enfermos de medicina.
5. Prácticas de asistencia de enfermos de medicina.
6. Primer curso de trabajo social
7. Psicología y ética para enfermos y preparación
de alimentos.
El siguiente año estaba compuesto por seis asignaturas:
1. Nociones de patología.
2. Técnica terapéutica y formación.
3. Asistencia de enfermos de cirugía.
4. Segundo curso de trabajo social.
5. Técnicas de fisioterapia
6. Técnicas de laboratorio.
Y el último año se componía por seis materias:
1. Enfermedades transmisibles.
2. Técnicas de ginecología.
3. Técnicas de higiene infantil.
4. Pediatría.
5. Técnicas de higiene mental
6. Psiquiatría y tercer curso de trabajo social.
En cuanto a Obstetricia, en el primer año, se
tomaba el curso de obstetricia teórica y el de clínica
obstétrica; el siguiente año, el segundo curso de obstetricia teórica, el de clínica obstétrica y puericultura.
Para 1955 se presentan en Puebla las últimas aspirantes a esta carrera. Entre 1956 a 1958, el plan
de estudios sufrió otro cambio en los requisitos de
ingreso, ahora era necesario presentar certificado
de secundaria, edad mínima de 16 años, fotografías,
estatura de 1.50 metros e integridad física. Nuevamente en 1961 se modifica el plan de estudios, introduciéndose materias directamente vinculadas con la
problemática de la enfermería, estableciéndose prácticas profesionales con en el Instituto Mexicano del
Seguro Social (imss). En 1965 se estableció la obli-
17 Íbid. 1949
18 Op. Cit. cerezo Bautista, Ana María, p. 5
[6]
Tiempo Universitario
gatoriedad del servicio social a través de la Jefatura
de los Servicios Coordinados de Salud Publica en el
Estado.18
Fue hasta la década de los años setenta, cuando
se transforma el sistema de anualidades a semestres,
con una duración de tres años y uno más de servicio
social, al mismo tiempo se incrementaron las horas
prácticas en diversas instituciones de salud pública,
los Hospitales Regionales del imss, el Hospital Civil,
Centros de Salud, el Hospital Psiquiátrico “Dr. Rafael Serrano” y Hospitales privados como el Hospital
Latinoamericano que también contaba con una escuela de enfermería incorporada a la Universidad.
Tras veinte años de arduo trabajo académico por
parte de los docentes y alumnas, en 1991, se aprueba
la implementación del programa de Licenciatura en
Enfermería en modalidad escolarizada y la modificación del plan de estudios de Técnico en Enfermería,
además de cursos de especialización en Administración y Docencia, Enfermería Pediátrica y Enfermería
Quirúrgica. Para 1995 se implementa el sistema de
créditos. Después de varios requisitos sorteados por
el Consejo Universitario y la Secretaría de Salud, el
27 de octubre de 1998 se aprueba el programa de
Maestría en Ciencias de la Enfermería, transformándose de escuela a Facultad de Enfermería.
Conclusión
Podemos decir que ambas profesiones, después de
alcanzar su institucionalización en el siglo xx, se fusionan en una sola, la enfermería; la cual desde sus
inicios ha respondido a los múltiples retos sociales en
la salud pública. Por tal razón es importante conocer
cada uno de los aspectos académicos, sociales, políticos y económicos que se entrelazaron para lograr
su consolidación y al mismo tiempo destacar la importancia de lo que hoy llamamos las Instituciones
de Educación Superior Públicas, que a lo largo del
tiempo en diversas aéreas han participado en la consolidación de nuestra nación y frente a este devenir
histórico deben de responder a los retos presentes y
futuros. El papel de la universidad global como sostiene Macario Schettino, no es otro que liberar individuos, haciéndolos dueños de su propia autoridad,
de su propio poder persuasivo; se trata de liberar
al individuo dotándolo del conocimiento necesario
para ello. Conocimiento que, aunque pueda tener
utilidad en materia económica o coercitiva, debe ser
esencialmente el que origina el poder persuasivo, la
autoridad.
Archivo Histórico Universitario
La Escuela de Medicina y de Farmacia de Puebla *
L
a Escuela de Medicina y de Farmacia de Puebla,
es otra de las más aventajadas de la República.
Fundada desde tiempos atrás, luchó durante
largos años para constituirse regularmente,
pero su época de progreso data del año de 1878, en
que se la estableció definitivamente.
En 1879 se dio la ley de Instrucción pública de ese
Estado, en la que se reglamentaron los estudios preparatorios y profesionales que eran necesarios para
las carreras de Medicina, y hé quí algunas de sus principales disposiciones.
Por esa ley se acordó que los estudios preparatorios para las carreras profesionales, fueran los de: Español, Latín, Raíces griegas, Italiano, Francés, Inglés,
Alemán, Matemáticas, Cosmografía y Geografía,
Física, Química, Historia Natural, Lógica, Cronología, elementos de Derecho constitucional, Historia,
Literatura, Dibujo natural y elementos de Biología y
de Sociología. A los veterinarios, dentistas y parteras
sólo se les señalaron como obligatorios: el Castellano, el Francés, las Matemáticas, la Cosmografía y
la Geografía, la Física, la Química, la Zoología y la
Botánica, la Lógica, la Cronología, los elementos de
Derecho Constitucional y la Historia.
Hé aquí ahora cuáles fueron los estudios superiores
que asignó a cada una de las profesiones médicas.
A los médicos alópatas les designó: Botánica, Zoología, elementos de Mineralogía y Geología, Química,
Análisis químico, anatomía, Histología, Anatomía Topográfíca, anatomía patológica, Farmacia, Fisiología, Patología interna, Patología externa, Clínica interna, Clínica
externa, Patología de la infancia, Patología general, Medicina operatoria y vendajes, Terapéutica, Higiene, Obstetricia, Clínica de Partos, Medicina legal y Toxicología
é Historia de la Medicina y de la Cirugía.
A los homeopatas, de que también se ocupó sábiamente, les señaló como obligatorios casi los mismos
de los anteriores, menos los de Mineralogía y Geología, de Farmacia, de Anatomía patológica y de Historia de la Medicina. Exigiéndoles, en cambio, cursar
Clínica interna homeopática, Terapéutica de los dos
sistemas, y hacer experimentaciones razonadas del
sistema de Hahnemann.
A los Médicos veterinarios les quedaron como obligatorios: las Matemáticas, la Química, la Historia Natural, la Anatomía descriptiva y la Fisiología comparadas,
las Patologías interna y externa así como las clínicas internas y externas también comparadas, el exterior de los
animales domésticos, las Operaciones y la Mariscalía, la
Terapéutica comparada y la Materia médica veterinaria,
la Botánica, Zoología y Física aplicadas, la Obstetricia,
elementos de Anatomía y Patología general, é Higiene.
A los dentistas les señaló las nociones de Química y
de tratados de Vulcanización, las nociones de Fisiología,
de Materia médica, de Anatomía de la cabeza, de Patología dental operatoria, de Clínica dental operatoria, de
Cirugía dental y de Fisiología de la cabeza, y que hicieran un año de práctica en un laboratorio dental.
Se declararon obligatorios para las parteras los estudios de Higiene, de Anatomía de la pélvis, de vendajes, de Obstetricia y de Clínica de partos.
Para los químicos-farmacéutica lo fueron: la Botánica y la Zoología, la Mineralogía, la Geología,
la Química, el análisis químico, la Química legal, la
Toxicología, la Farmacia homeopática y la alopática,
nociones de Materia médica, ensayes farmacéuticos y
médicos, Historia de drogas, Historia de la Farmacia
y de la Química, Economía y legislación farmacéuticas y tres años de práctica.
Por fin, en él se establecieron dos carreras, una de
zoología y otra de botánica, señalándoles a los primeros,
como conocimientos necesarios: la Anatomía y la Fisiología comparadas, la fisiología zoológica, la zoografía y
la Geografía zoológica y la práctica de clasificación y a
los últimos: los de Anatomía y Fisiología vegetales, la
Filosofía botánica y la Fitografía, la Geografía Botánica
y la Teratología y la práctica de clasificación.
En el año de 1882, los médicos hacían allí sus estudios profesionales en cinco años, y los farmacéuticos
en dos, en el siguiente orden, en el primero estudiando:
Historia de drogas y Economía y legislación farmacéuticas, y en el segundo: Farmacia teórico-práctica, ensaye
de medicinas, y elementos de Materia médica.
En el año de 1885 la Escuela tenia las siguientes
cátedras: Anatomía e Histología, Fisiología e Higiene, Patología externa, Clínica externa, Anatomía topográfica y Operaciones, Patología interna, Clínica
interna, Terapéutica general y aplicada, Obstetricia
con su Clínica, Patología general y Medicina legal,
Química analítica, Farmacia y ensayes medicinales,
Historia de drogas y Economía y legislación farmacéuticas. De las cuales, las Clínicas se daban en
el Hospital general, y las tres últimas eran las cátedras de Farmacia. El programa de estudios para
los médicos era el siguiente: primer año: Anatomía,
Histología, Química analítica. segundo año: Fisiología, Patología externa (primer curso), Clínica externa (primer curso). tercer año: Anatomía topográfica,
* Tomado de Flores y Troncoso, Francisco de Asís, Historia de la Medicina en México, desde la época de los indios hasta la presente, Tomo
iii (facsímil), imss, 1992, pp. 216-221.
Gaceta Histórica de la BUAP
[7]
Casa de la Memoria Universitaria
Patología externa (primer curso), Clínica externa (segundo curso), Patología interna (primer curso), Clínica
interna (primer curso). cuarto año: Farmacia elemental, Patología interna (segundo curso), Clínica interna
(segundo curso), Operaciones y vendajes, Terapéutica
general y aplicada. Quinto año: Patología General, Obstetricia, Clínica de Obstetricia, Medicina legal, Higiene.
El de los farmacéuticos era: primer año: Química
analítica. segundo año: Historia de drogas, Economía y legislación farmacéuticas. tercer año: Farmacia teórico-práctica, Ensaye de medicinas, Elementos
de Materia médica. Y, por fin, las parteras estudiaban: primer año, Anatomía de la pélvis y parto fisiológico, Clínica de partos. segundo año, Parto distócico, higiene y vendajes especiales, Clínica obstétrica.
Actualmente, casi son las mismas cátedras y el mismo el programa de estudios que sigue esa Escuela.
Los programas de estudios se discuten cada año en
una Junta que tiene lugar al día siguiente en que terminan los exámenes, y entonces se escogen también
los textos.
Los profesores de la Escuela, conforme a la ley y el
reglamento, deberían ser nombrados por oposición,
pero hasta ahora el Gobierno es el que los ha estado
eligiendo.
Los exámenes de esta Escuela, públicos todos, y todos presididos por el Director, se hacen, los parciales,
que son por materias, en el mes de octubre, por jurados compuestos de tres profesores, y para ellos se tiene
asignados, para cada cátedra, un premio y una mención,
y los generales tienen lugar en cualquier tiempo y son
hechos por jurados compuestos de cinco profesores. Los
exámenes profesionales se hacen en castellano; para ellos
se necesita presentar una tesis manuscritas, o impresas,
en un todo iguales a las de aquí, sobre un punto de la
Facultad y los de Medicina, hechos por médicos, tienen
lugar en tres actos, de los cuales el primero es teórico,
el segundo clínico, en el hospital, y el tercero práctico,
que consiste en una demostración anatómica o en una
operación quirúrgica sobre el cadáver, los de Farmacia,
hechos por cinco farmacéuticos, en tres actos también,
uno teórico y dos prácticos, uno de ellos en un botica, y
los de Obstetricia, hechos por tres médicos, tienen lugar
en dos actos, uno teórico-práctico, en el manequí, y el
otro clínico á la cabecera de algunas embarazadas. ConBENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA
Enrique Agüera Ibáñez
SECRETARIO GENERAL: José Ramón Eguibar Cuenca
RECTOR:
Tiempo Universitario
DIRECTOR: Alfonso Yáñez Delgado,
DISEÑO GRÁFICO: Armando López Vázquez.
CORRECCIÓN: Carlos Garrido Vargas y
Elizabeth Palacios López
Tiempo Universitario es una publicación
del Archivo Histórico Universitario.
[8]
Tiempo Universitario
cede también exámenes por suficiencia que consta de
dos generales, uno sobre todas la materias preparatorias
que exige la ley respectiva, y otro sobre las profesionales,
en el mismo orden que antes indicamos.
Los títulos los extiende
el Gobernador del Estado
En esta Escuela, como al principio dijimos, una de la
pocas regulares de la República, la instrucción es pública
y no se necesita de matrícula para cursarla; el año escolar corre del 1° de Enero al 31 de Octubre; cuenta con
regulares anfiteatros y biblioteca; presenta anualmente,
de Abril a Agosto, ejercicios literarios a que concurren
todos sus alumnos, y abolidos desde el año de 1879 los
derechos que antiguamente cobraba sobre matrículas y
exámenes hoy se sostienen con los fondos que le tiene
destinados el presupuesto del Estado .
Los profesores todos de esta Escuela tienen formada una Academia, con objeto de procurar el mejoramiento de la instrucción médica del Estado.
En algunos puntos, esta escuela está mejor organizada que la nuestra: exigiendo mayor número de estudios preparatorios; teniendo establecidas algunas cátedras nuevas de importancia y la enseñanza oficial de la
homeopatía, y habiendo reglamentado varias carreras,
como las de médicos homeópatas y dentistas, que entre
nosotros están absolutamente descuidadas.
Esta Escuela se la clausuró algunos días en el año
de 1885. A principio de 1886 se la volvió abrir , y
está prestando sus servicios hasta la fecha.
En Puebla existe un Consejo de Salubridad,
y médicos legistas, que lo son los profesores de
la Escuela; hay varios hospitales para la práctica
médica, tales con el de “La Caridad” de niños, el
“Militar” y el “General”; se han formado Sociedades médicas, como la Academia, de la Escuela, la
Familia de Medicina y la “Francisco Marchena”,
y se han escrito regulares monografías sobre el
ramo, pudiendo citar, entre las tesis de su Facultad: una sobre los Usos terapéuticos del Yoyotli,
del Dr. Sosa, una de Psiquiátrica óptica, del Dr. Serrano y una muy buena sobre el Aborto obstétrico,
parto prematuro y operaciones cesárea, en la cual
se tocan cuestiones importantes de embriotomía,
del Dr. Ibáñez.
Año XIII, número 2, 2010. Aparece quincenalmente. Impreso en:
Litografía Magno Graf. El costo por ejemplar de 8 páginas es de un
peso y cuarenta y dos centavos más iVa. Tiraje: Veinte mil ejemplares.
Responsable de distribución: Marcos Medrano Flores. Los autores
son responsables por los textos publicados. Esta publicación se puede
adquirir en La Casa de la Memoria Universitaria, Avenida Reforma 531.
Puebla, Pue., teléfono: 2 32 74 79. Se aceptan colaboraciones de investigación sobre la vida universitaria.
E-mail: [email protected]
Distribución gratuita.
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