issn 0718-2457 Revista Jurídica de la Universidad Bernardo O’Higgins A ñ o Ars Boni et Aequi 8 • N ú m e r o UBO Universidad Bernardo O’Higgins 1 1 Ars Boni et Aequi es una publicación semestral de la Facultad de Derecho y Comunicación Social de la Universidad Bernardo O´Higgins. En la Editorial del primer número de la Revista, el ex Decano Sergio Gaete Rojas decía: “El nombre escogido, “Ars Boni et Aequi”, tomado de la definición de Derecho que nos ofrece Celso en el Corpus luris Civilis de Justiniano, no es casualidad. Por una parte, al recordar que la naturaleza de nuestro objeto de estudio es la “técnica de lo bueno y lo equitativo” hemos pretendido destacar que, si bien los conocimientos específicos de cualquier índole suelen referirse a cuestiones eminentemente “técnicas”, no puede olvidarse jamás que toda actividad humana, y por cierto la actividad jurídica, debe sustentarse en sólidos y omnipresentes valores. Esto último es representativo del pensamiento más profundo con que nuestra Universidad enfrenta su misión educativa. Por otra parte, con la selección de esta vieja y autorizada cita celsina también hemos querido subrayar la esencial universalidad de la ciencia jurídica. Dicha universalidad - reclamo ineludible de su carácter de ciencia- hace que resulte indispensable el estudio de todos los estadios evolutivos de la experiencia jurídica que se observan a través de la Historia y, asimismo, obliga a la observación de todas las realidades jurídicas y todas las opiniones de los juristas del orbe. Este espíritu netamente científico, exorbitante de las realidades legislativas nacionales, es el que mueve a nuestra Facultad de Derecho.” Así, la Revista tiene el cometido de contribuir al desarrollo del Derecho, a través de la publicación de investigaciones originales e inéditas circunscritas a las diversas ramas de la Ciencia Jurídica, incluyendo Historia y Filosofía del Derecho, que invite a todos los operadores jurídicos a un constante estudio, reflexión, análisis, crítica y proposiciones en el ámbito que le es propio. Año 8 Nº 1, Enero 2012 ISSN: 0718-2457 CONSEJO EDITORIAL Presidente Jorge Van De Wyngard Moyano, Decano de la Facultad de Derecho y Comunicación Social de la Universidad Bernardo O’Higgins. Consejeros Dr. Julio Alvear Téllez (Universidad del Desarrollo, Doctor Universidad Complutense), Dr. Carlos Amunátegui Perelló (Pontificia Universidad Católica de Chile, Doctor Universitat Pompeu Fabra), Dra. Miriam Henríquez Viñas (Universidad de Las Américas, Doctora Universidad de Santiago de Compostela), Diego Munita Luco (Universidad Bernardo O´Higgins, Magíster (c) Pontificia Universidad Católica de Chile), Juan Andrés Orrego Acuña (Universidad Internacional SEK, Doctor (c) Universidad de Mendoza). Consejo Editorial Internacional Martín Acevedo-Miño (Pontificia Universidad Católica Argentina), B.A. (Majors in History and Political Science) M.A. (in History) J.D. (Law) Robert S. Barker (Distinguished Professor of Law, Duquesne University, Estados Unidos), LL.M. Dante Figueroa (Georgetown University, American University, Estados Unidos), Dra. Consuelo Martínez-Sicluna y Sepúlveda (Universidad Complutense, España), Dr. José Díaz Nieva (Universidad San Pablo CEU, España), Dr. Eulogio Pisfil Chavesta (Universidad Nacional de Trujillo, Perú), Dra. Cristine Zanella (Faculdade de Direito de Santa María, Brasil), Dr. Luis Ignacio Savid-Bas (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina). Comité de Redacción Regina Ingrid Díaz Tolosa, Secretaria de Redacción. Fernando Villamizar Lamus, Coordinador de Redacción. Emanuel Diet Guerrero, Miguel Espinoza Gutiérrez y Hugo Llanquilef Ortiz, alumnos ayudantes. Avenida Viel 1497. Santiago-Chile Fono: (56-2) 4774147- 4774150 - Fax: (56-2) 4774141 PAGINA REVISTA: http://www.ubo.cl/icsyc// ARS BONI ET AEQUI se encuentra indizada en LATINDEX, Pro Quest, EBSCO, Al-día y Dialnet E-mail contacto: [email protected] IMPRESIÓN - PRODUCCIÓN GENERAL: Gráfica LOM INSTRUCCIONES A LOS COLABORADORES I. Acerca del envío de los artículos, monografías, estudios, ensayos, crónicas y comentarios de jurisprudencia 1. Los trabajos que deseen publicarse en la Revista Jurídica de la Universidad Bernardo O’Higgins, Ars Boni et Aequi, deberán enviarse a la Secretaria de Redacción Sra. Regina Ingrid Díaz Tolosa, o al Presidente del Consejo Editorial, Sr. Jorge Van De Wyngard Moyano, vía electrónica a sus respectivas casillas: [email protected]; [email protected]. 2. El texto electrónico deberá tener sus páginas numeradas y ser completamente legibles, e incluirá una breve biografía de cada uno de los autores (considerando: grados académicos, ocupaciones, cargos actuales y correo electrónico). 3. Los trabajos enviados para su publicación deben ser inéditos y adjuntarse una carta en la que los autores se comprometen a no someterlo simultáneamente a la consideración de otras publicaciones periódicas. Asimismo, los autores de los artículos informarán si dicho trabajo se publicará como parte de un libro o un texto mayor. 4. Se deberá anteponer al artículo, su título, un resumen del mismo y las palabras clave, al menos en español, y preferentemente también en inglés.* El resumen del trabajo tendrá no menos de 100 ni más de 150 palabras. 5. Los títulos y subtítulos del artículo deberán ser claros y concisos debidamente relacionados con los contenidos del mismo y sin subrayados de ninguna especie. 6. Aquellos autores cuyos artículos sean publicados recibirán un ejemplar de la respectiva Revista y 10 separatas de su trabajo publicado. * En caso de sólo acompañar título y resumen en español, las traducciones al inglés se harán por parte de los editores de la Revista. 3 7. El envío de un original al editor supone que el autor cede a la Revista los derechos de reproducción del texto una vez admitido. II. Revisión, plazos y publicación de artículos 1. La admisión de la colaboración procederá conforme a un sistema de doble anonimato, el cual consiste en la revisión y la evaluación de la colaboración por un académico nacional o extranjero, designado por el Comité Editorial de la Revista. 2. El resultado del arbitraje será comunicado al autor, quien tendrá que ajustar el trabajo a las observaciones o recomendaciones hechas por los arbitradores para que finalmente sea aceptada su publicación. 3. El Comité Editorial puede rechazar los artículos antes de enviarlos a arbitraje en el caso que no se ajusten a los lineamientos de la Revista. 4. Los parámetros de evaluación son los siguientes: originalidad del trabajo; desarrollo de argumentos; redacción, sintaxis, ortografía, estilo, extensión y estructura del trabajo; pertinencia y actualidad de la bibliografía; concordancia entre títulos, resúmenes y palabras claves con el contenido del trabajo; calificación del trabajo como estudio, ensayo, crónica o comentario de jurisprudencia. III. Aspectos formales de los trabajos de colaboración: Normas de redacción y de estilo de citas 1. Cada artículo debe estar encabezado por el título del mismo; el nombre del autor con el uso de su apellido o apellidos, según corresponda, y el respectivo nombre, los cuales deben ir en minúscula, salvo las letras iniciales, que deben ir en mayúscula. A pie de página, como cita, deberán incluirse la afiliación institucional del autor y su correo electrónico. 2. El tipo de letra a utilizar en el documento es Times New Roman, tamaño 12, y con un interlineado a espacio y medio. 3. La indicación de las citas, sea de autores o fuentes, se hará siempre en notas a pie de página numeradas consecutivamente. Asimismo, al final del respectivo artículo irá el listado alfabético de referencias bibliográficas, en su caso, de páginas electrónicas consultadas, de jurisprudencia y legislación referidas. 4 4. Referencias bibliográficas: Las referencias bibliográficas de tratados, libros, monografías, artículos y documentos electrónicos se recomienda hacerlas conforme con el siguiente modelo, el cual corresponde a las normas NCH1143.OF1999 = ISO 690: 1987 sobre referencias bibliográficas, la que ha sido declarada norma chilena oficial por Resolución n°75 de 1999 del Ministerio de Economía, Diario Oficial de 24 de febrero de 1999; y la norma NCH1143/2. OF2003 que es una homologación de la norma ISO 690-2 y que ha sido declarada norma chilena oficial por Resolución n° 92 de 2003 del Ministerio de Economía, Diario Oficial de 13 de marzo de 2003: A) Bibliografía citada La lista se ordena alfabéticamente por su primer elemento, que es el apellido del autor, junto a su año de publicación, entre paréntesis. Si se dictan dos o más obras de un mismo autor, publicadas en el mismo año, se distinguirán entre sí, con letras minúsculas a), b), c), etc., a continuación del año y dentro del paréntesis. El o los apellidos del autor se escribirán en versales y el nombre en redonda. En ningún caso podrán ser citadas dos fuentes bibliográficas diferentes en una sola referencia. En esta lista, la referencia de los libros contendrá una indicación del número total de páginas; y la referencia a los artículos de revista y de capítulo de libros hará indicación de los números de página de inicio y final. Ejemplos: a) Referencia de libro Benadava, Santiago (1989): Derecho Internacional Público (3ª edición, Santiago, Editorial Jurídica de Chile) 377 p. Elementos: Autor(es) ya sea institución o persona, / (año de publicación): /título de la publicación (en cursiva)/ número de edición (excepto la primera) / (lugar de publicación/editorial)/ paginación (si se trata de obras de más de un volumen se debe indicar el número de éstos sin mencionar las páginas). b) Referencia de traducción Akehurst, Michael (1972): Introducción al Derecho Internacional (Traducc. Manuel Medina Ortega, Madrid, Alianza Editorial) 434 p. 5 c) Referencia de capítulo de libro Aguilar Cavallo, Gonzalo y Maldonado Paredes, Antonio (2008): “Extradición y crímenes internacionales: El caso Fujimori ante la justicia chilena”, Llanos Mansilla, Hugo y Picand Albónico, Eduardo (coordinadores académicos), I Estudios de Derecho Internacional, libro homenaje al profesor Santiago Benadava (Santiago, Editorial Librotecnia) pp. 145-184. Elementos: Autor(es) del capítulo o artículo/ (año de publicación): / título del capítulo o artículo, entrecomillado/nombre del autor(es) o del coordinador(es) del libro, cuando éste difiere del autor del capítulo o artículo, seguido del título del libro (en cursiva)/lugar de publicación/editorial/ paginación. d) Referencia de artículo de revista Van de Wyngard, Jorge (2010): “La potestad disciplinaria de las fuerzas armadas y carabineros: un análisis constitucional”, Ars Boni et Aequi (n° 6): pp. 27-79. Elementos: Autor(es) del artículo/(fecha): /título del artículo entrecomillado /título de la Revista (en cursiva) /volumen (cuando la Revista lo incluye) / número (anotar entre paréntesis) /paginación (precedida de dos puntos) e) Referencia de documentos en formato electrónico Bassiouni, M. Cherif (2005): “Jurisdicción universal para crímenes internacionales: perspectivas históricas y práctica contemporánea”, AA.VV.: 18 Ensayos Justicia Transicional, Estado de Derecho y Democracia (Santiago, Centro de Derechos Humanos, Facultad de Derecho, Universidad de Chile) 67 p., disponible en: <http://www.publicacionescdh.uchile.cl/ Libros/18ensayos/Bassiouni_JurisdiccionUniversal.pdf>, fecha de consulta: 22 mayo 2007. f) Referencia de dos obras del mismo año del mismo autor Si se citan dos o más obras de un determinado autor, publicadas en el mismo año, se distinguirán por medio de una letra, que sigue al primer apellido y el año de la obra. Nogueira (2007a) y Nogueira (2007b). 6 B) Normas jurídicas citadas Se deberá considerar al final del trabajo en un listado, todas las referencias legales o normativas, bajo el título: Normas jurídicas citadas. Dicho listado se limitará a las normas efectivamente citadas o referidas en el trabajo. En el caso de una ley, se indicará el número de la ley y la denominación oficial si la tiene/el título de la publicación en que aparece oficialmente/ la fecha de la publicación en que aparece oficialmente/ la fecha de publicación (día, mes y año). Ejemplo: Ley Nº 20.431, establece normas que incentivan la calidad de atención al contribuyente por parte del servicio de impuestos internos. Diario Oficial, 30 abril 2010. C) Jurisprudencia citada En caso de comentarios de jurisprudencia de tribunales ordinarios, chilenos o extranjeros, deberán referirse a sentencias ejecutoriadas y contener la referencia exacta del tribunal, partes, fecha de resolución que se comenta y sede de su publicación, si no se incluye el texto de la sentencia en la edición. Se deberá considerar al final de todo trabajo, un listado de todas las referencias jurisprudenciales. Dicho listado se limitará a las sentencias efectivamente referidas o citadas en el trabajo. Las sentencias se ordenarán cronológicamente y si existen diversas sentencias en el mismo tiempo, se ordenarán alfabéticamente por el nombre de las partes. En este listado final, la cita de las sentencias hará indicación de las partes / del tribunal / fecha (día, mes y año) / y a la sede de edición. En el listado final las sentencias se indicarán de la siguiente forma: a) Nombre de las partes en cursiva (si se trata de sentencia civil), nombre del procesado (si se trata de sentencia penal), nombre del Caso (si se trata de sentencia internacional), nombre por el que se conoce el requerimiento (si se trata de sentencia de Tribunal Constitucional) y el año de la sentencia (entre paréntesis y redonda). Seguido de dos puntos (:) y b) La referencia del tribunal que la haya dictado: Corte Suprema, Corte de Apelaciones de XXX, Tribunal Constitucional, Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Corte Europea de Derechos Humanos, etc. Enseguida, la fecha, señalando día y año 7 en números arábicos y mes en letras minúsculas. Se sugiere indicar además el tipo de acción y procedimiento correspondiente; y en fin, la identificación de la sede de edición en que se ha sido publicada la sentencia bajo su título completo o abreviado, según el estándar ISO y las indicaciones de volumen, año, secciones y página; o indicación de la base de datos de jurisprudencia de donde se extrajo y su respectivo número identificador. Tratándose de sentencias de Tribunales Constitucionales la cita contendrá el nombre del órgano correspondiente, el número de rol, la fecha de su emisión y el repertorio o base de datos donde se contiene. Respecto de las sentencias emanadas de tribunales internacionales se identificará el órgano jurisdiccional respectivo, el nombre de las partes o caso, fecha del fallo (día, mes y año) y la serie y número del mismo. En caso de que una sentencia haya sido publicada por dos sedes editoriales distintas, el autor deberá citar exclusivamente aquella que utilizó en su trabajo. Ejemplos: Tamayo con Atocha (1999): Corte Suprema, 6 abril 1999 (acción de nulidad de concesión minera) en: Revista de Derecho y Jurisprudencia. Tomo 96 (1999), II, sección 7ª, pp. 65-73. Contra Romo Mena (1994): Corte de Apelaciones de Santiago, 30 septiembre 1994, rol n° 38683-94, Legal Publishing Chile 20390. Requerimiento respecto del Convenio nº 169, Sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, adoptado por la Organización Internacional del Trabajo, el 27 de junio de 1989 (2000): Tribunal Constitucional, 4 agosto 2000, rol n° 309. Disponible en <http://www. tribunalconstitucional.cl/wp/descargar_expediente.php?id=29863/>, fecha consulta: 15 diciembre 2015. Caso Lotus (1927): Corte Permanente de Justicia Internacional, sentencia 7 septiembre 1927, Serie A n° 10. 5. Notas al pie de página: Las notas al pie de página irán numeradas mediante caracteres arábicos y en formato superíndice, en que se incluirán las referencias o citas abreviadas a obras, normas y jurisprudencia y, sólo excepcionalmente, se admitirán textos de desarrollo. Opcionalmente, las referencias abreviadas se pueden incluir entre paréntesis en el texto principal y no en las notas en pie de página. 8 A) Referencia abreviada de obras En las referencias abreviadas de libros, artículos de revista y demás formatos se señalará en la nota al pie: sólo el primer apellido del autor (en versales), el año (entre paréntesis) y el número o números de la página o de las páginas precisas en que aparece la referencia citada. Se recomienda no efectuar citas de trabajos que no han sido confrontados directamente por el autor, ya sea críticamente o siguiendo sus planteamientos. Los lectores podrán verificar los datos completos de la referencia en la “bibliografía citada”, al final del trabajo (que se describe más arriba). Ejemplos: a) Obras con un autor: Manson (1978) p. 52. b) Obras con dos autores (los apellidos se unen por medio de la conjunción y): Fix-Zamudio y Valencia (2003) p. 247. c) Si una obra tiene tres, cuatro más autores, se citan todos los autores en la lista de referencias final. En las notas al pie de página se escribe solamente el apellido del primer autor seguido de et al., año de publicación y página respectiva: Alessandri et al. (1990) p. 20. d) En el caso que se citen dos o más obras de diferentes autores en una misma referencia, se escriben los apellidos y respectivos años de publicación, separados por un punto y coma dentro de un mismo paréntesis: “Varios autores (García (2007) p. 84; Nogueira (2007) p. 145; Cea (2006) p. 135) concluyeron que…” B) Referencia abreviada de normas jurídicas Se deberá indicar en cada caso el número de la ley y su año. Los lectores podrán verificar los datos completos de la ley señalada en el listado de normas citadas, al final del trabajo. C) Referencias abreviadas de jurisprudencia Las citas al pie de página de jurisprudencia de los tribunales ordinarios deberán indicar el nombre del tribunal, el nombre de las partes (en cursiva) y la fecha. En caso que se trate de sentencias del Tribunal Constitucional llevará el título o número de la norma jurídica que se haya discutido y el rol. Además, se indicará el año de dicha sentencia (entre paréntesis en redondas). 9 De este modo, los lectores podrán verificar los datos completos de la sentencia en el listado de jurisprudencia citada al final del trabajo. Ejemplo: Corte Suprema de Justicia. Tamaya con Atocha (1999). Tribunal Constitucional. Ley 19.496, rol n° 980 (2008). 6. Citas en el texto: El material que es objeto de cita directamente en el texto del artículo o monografía (palabra por palabra) de otro autor se pondrá entre comillas, señalando al final de las comillas el primer apellido del autor, el año de la obra y la página. “…..” (García, 2007, p. 74). 10 Índice Editorial Jorge Van de Wyngard Moyano.......................................... 13 ESTUDIOS Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor Mónica M. Boretto............................................................ 17 Religión, Política y Derecho en las Américas del nuevo mileno Antonio Sánchez-Bayón..................................................... 39 Entre la redención y el castigo. Un análisis a la potestad sancionatoria de la Administración en el marco de nueva institucionalidad ambiental Fernando E. Ochoa Tobar................................................ 105 La tutela preventiva y la acción preventiva en el Derecho argentino José Antonio Reviriego. .................................................... 135 El uso del cine en la enseñanza universitaria Gerardo Rondina María Soledad Angelucci.................................................. 171 11 Ensayos La división de poderes y su control por medio de la prensa Sergio Peña Neira............................................................. 205 El rol del Derecho en la responsabilidad social de la empresa Christian Anguita Oyarzún. ............................................. 215 Petición de quiebra y abuso del derecho Gonzalo Baeza Ovalle..................................................... 235 Una posición política desde el ergón. El gobernante virtuoso según Aristóteles Iván Cadavid.................................................................... 265 Comentarios de Jurisprudencia La designación de parlamentarios como ministros de Estado Marcela Ahumada Canabes. .............................................. 289 12 EDITORIAL El lector tiene en sus manos el décimo volumen de nuestra Revista, que ha entrado en su octavo año de vida. En esta oportunidad especial, resulta ineludible hacer mención a quien impulsó la creación de esta publicación, el ex Decano fundador de esta Facultad, Don Sergio Gaete Rojas, quien visionariamente, y pocos meses antes de su muerte, llevó adelante con enorme entusiasmo este proyecto. Quienes hemos tenido la responsabilidad de continuar con su trabajo, nos sentimos comprometidos con su esfuerzo y con la tarea permanente de continuar engrandeciendo la Revista. En ese sentido, a partir de este número, y como ya se había señalado en el anterior, hemos incorporado el arbitraje ciego para la evaluación previa de las colaboraciones que nos hacen llegar profesores e investigadores, ya no sólo de Chile, sino del contexto hispanoamericano en que nos estamos desenvolviendo como Facultad, en virtud de los numerosos convenios de colaboración que hemos estado suscribiendo en los últimos años. Con ello se reitera la política constante de esta Revista, de mejorar sistemáticamente entre cada número que se edita, alcanzando estándares de rigurosidad cada vez mayores. La positiva y conceptuosa respuesta que hemos ido obteniendo de nuestros lectores y colaboradores es el mayor indicador acerca de la calidad del trabajo que se ha venido efectuando. Los contenidos de la revista están desde ahora siendo incorporados a la base de datos electrónica de Doctrina de Thomson Reuters, lo que permitirá una difusión mayor de los mismos. Esperamos seguir contando con su fidelidad, expresada en la lectura y análisis de los contenidos como en la remisión de colaboraciones, de modo tal que la Revista cumpla con el objetivo básico de toda publicación científica, como es la de ser un punto de encuentro para la elaboración y difusión del saber. Jorge Van De Wyngard Moyano Decano de la Facultad de Derecho y Comunicación Social Universidad Bernardo O`Higgins 13 ESTUDIOS Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor * Thinking about the future of the copyright Mónica M. Boretto** RESUMEn: La tecnología digital e Internet han producido un cambio estructural de consecuencias extraordinarias en la propiedad intelectual, en el cual la infraestructura es una parte tan importante de la solución, como la ley. En este contexto el sistema de la gestión colectiva resulta anticuado, en la medida que representa un mundo de territorios separados, multijurisdiccional, incompatible con Internet y la convergencia de expresión que permite la tecnología digital. Debemos promover el desarrollo de una infraestructura mundial que permita una concesión de licencias en forma simple y global, tan fácil como la obtención de las mismas en forma ilegal. Para ello los modelos de negocio deben evolucionar y adaptarse al nuevo contexto de distribución mundial, de costos marginales insignificantes y altamente competitivos. El formato debe ser coherente y global, para hacer más sencillo y uniforme el derecho de autor, si queremos legitimar este modo de promoción de la creatividad. * ** Trabajo presentado en el II Seminario Internacional de Propiedad Intelectual, FLACSO, Buenos Aires, 5 y 6 de diciembre 2011. (Cfr. Sitio web de FLACSO, <http://www.flacso.org.ar/uploaded_files/Noticias/Agenda_Seminario_Propiedad_Intelectual.pdf>, fecha consulta: 16 diciembre 2011. Docente de Derecho Internacional Privado, Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires y de Propiedad Intelectual, Maestría de Propiedad Intelectual, Universidad Austral de Buenos Aires. <[email protected]>. Artículo recibido el 1 de diciembre y aprobado el 19 de diciembre de 2011. 17 Boretto, Mónica M. (2012): "Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor" PALABRAS CLAVE: Derecho de Autor ‐ Internet ‐ Derecho Internacional Privado ABSTRACT: Digital technology and Internet have produced a structural change of extraordinary consequences in intellectual property. The infrastructure is as important to the solution as law. However, the world of collective management is outdated. It represents a world of separate territories, not the multijurisdictional world of the Internet or the convergence of expression in digital technology. It is necessary to reshape it. We need a global infrastructure that permits simple and global licensing, so that licensing cultural works legally get to be easier than obtaining it illegally. The format must be coherent and comprehensive, in order to make a simpler and uniformed copyright and consequently legitimize this way to promote creativity. KEY WORDS: Copyright - Internet - Private International Law Introducción El 25 de febrero de 2011 el Director General de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) Francis Gurry, pronunció una Conferencia en Queensland University of Technology de Sydney sobre la dirección futura del derecho de autor, en la cual nos plantea cuál debe ser la cuestión esencial de la normativa de derecho de autor en el actual proceso de cambio.1 Mientras el acceso a Internet es cada vez más mayor y su impacto a nivel mundial ha revolucionado la propiedad intelectual, las autoridades mundiales están analizando las consecuencias de estos cambios estructurales. En este sentido el Presidente Medvedev declaró que “los antiguos principios de la reglamentación de la propiedad intelectual han dejado de funcionar, especialmente en el caso de Internet”; y expresó esta circunstancia “entraña el desmoronamiento de todo el sistema de derechos de propiedad intelectual”.2 1 2 18 Gurry, Conference: Future Directions in Copyright Law, Queensland University of Technology, Brisbane, Australia. February 25, 2011. Disponible en <http://www.wipo. int/about-wipo/es/dgo/speeches/dg_blueskyconf_11.html>, fecha consulta 15 diciembre 2011. Conferencia pronunciada en Davos a principios de 2011. Disponible en <http://www. cdi.org/russia/johnson/russia-medvedev-davos-transcript-jan-274.cfm>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 17 - 38 El reciente caso Taringa en Argentina3, el problema de los consumidores y la copia privada,4 la discusión sobre el canon digital5, los intercambios de archivos, su penalización6 y la libre competencia7, la piratería8 y la responsabilidad de los intermediarios9, expresan la magnitud del problema y conduce al interrogante de un posible cambio de paradigma. Al respecto Kuhn, a través de la historia de la ciencia, nos ha ilustrado acerca de cómo el cambio de paradigma fue posible sólo cuando Galileo Galilei introdujo sus nuevas Juzgado de Instrucción N°44. H. y M. B. y otros s/procesamiento y Nakayama s/ proccesamiento (2011). En este caso se consideró penalmente responsables como ‘partícipes necesarios’ a los operadores del sitio web Taringa.com y se intimó a eliminar los post de usuarios con links para descargar las obras objeto de la denuncia. Tal medida, generó polémicas y ataques a sitios web institucionales, como el de la Cámara Argentina del Libro. 4 Tribunal de Gran Instancia de París. Caso Mulholland Drive (2004). 5 Vid. Tribunal Europeo (TJUE). Caso Padawan (2010) ante el contra la aplicación indiscriminada del canon digital en España. Más recientemente el asunto de La fundación Thuiskopie (2011). 6 Vid. United States Supreme Court. Caso MGM v. Grokster, Ltd. (2005). 7 La Digital Millennium Copyright Act (DMCA), ley de Estados Unidos mediante la cual se implementaran los Tratados Internet de la OMPI de 1996 (Sobre derecho de autor (WCT) y, sobre Artistas intérpretes o ejecutantes y productores de fonogramas (WPPT)) en el orden nacional, sanciona la infracción de los derechos de reproducción, así como la producción y distribución de tecnología que permiten sortear las medidas de protección tecnológica anticopia (DRM) e incrementa las penas para las infracciones al copyright en Internet. Algunas organizaciones tales como la Electronic Frontier Foundation (EFF), han cuestionado los efectos de las medidas, con fundamento en la supuesta arbitrariedad de la sección 1201, que según este enfoque, paraliza la libertad de expresión y la investigación científica, pone en peligro el uso legítimo e impide la competencia y la innovación. 8 La Motion Pictures Association of América (MPAA), publicó un detallado informe titulado The Cost of Movie Piracy que señalaba el costo que las descargas y ventas ilegales de películas provocaron en 2005 (una perdida de 18.000 millones de dólares) a la industria del cine. Disponible en <http://mpa-i.org/pdf/leksummaryMPA%20revised1.2008.pdf>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. 9 En Colombia, como consecuencia del Proyecto de Ley Lleras (por el Ministro del Interior, Germán Vargas Lleras), presentado en 2011, se sostuvo una de las discusiones más prolíficas en este campo, producidas en región. Sobre el particular vid. la entrevista al entonces Director Nacional de la Dirección Nacional de Derecho de Autor, J. C. Monroy disponible en sitio web de la ODAI, Observatorio Iberoamericano del Derecho de Autor, <http://www.odai.org/odai-pregunta/16-el-odai-pregunta/1138-juan-carlos-monroyexplica-los-alcances-de-la-denominada-ley-lleras>, fecha consulta: 16 diciembre 2011. 3 19 Boretto, Mónica M. (2012): "Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor" ideas de movimiento.10 El discurso de Francis Gurry, pone en el tapete las anomalías del derecho de autor en el entorno digital invitándonos a reflexionar sobre su futuro. I. Estado actual de las fuentes convencionales La propia naturaleza de las redes digitales plantea un problema. Cuando una obra se transmite de un punto a otro, o cuando se pone a disposición del público, las partes que participan en la transmisión, autores, productores, usuarios, empresas que proporcionan infraestructura de acceso a Internet o servicios en línea, están localizados en diversas jurisdicciones y el sistema de concesión de licencias establecido en base a modelos de negocios de distribución territorial es incompatible con Internet, pues su carácter internacional fundado en la infraestructura, el código y el lenguaje de sus conexiones universales es ajeno a las nociones de territorialidad y soberanía. Por lo tanto las fronteras estatales devienen irrelevantes, razón por la cual debemos reconsiderar el enfoque jurídico. En el ámbito convencional, el derecho de autor está regulado básicamente por el Convenio de Berna y los tratados complementarios establecidos en la órbita de la Organización Mundial del Comercio y de la OMPI. Erigidos sobre el principio del trato nacional (art. 5°), el Convenio de Berna prácticamente carece de normas de conflicto y promueve la manipulación de los puntos de conexión para aumentar las posibilidades de su aplicación, obviando ex profeso la necesidad de aplicación extraterritorial. Los dos principales puntos de conexión, la nacionalidad o lugar de residencia del autor y el país de la primera publicación o la publicación simultánea, conllevan en Internet a una aplicación mecánica. Considerando que a la fecha el Convenio de Berna cuenta con 164 miembros11, una obra divulgada en Internet cumpliría automáticamente con las condiciones de país de origen, con independencia de la nacionalidad de su autor. Además del carácter de obra publicada, pues una publicación en Internet constituiría una publicación simultánea en todos los países en que los usuarios dispongan de acceso a Internet.12 Estas anomalías sugieren que el concepto de publicación en Internet debería limitarse a un único país de la Unión de Berna, pero, ¿cuál? 10 11 12 20 Vid. Kuhn (2006); Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas (texto Acta de Paris, 1971). Vid. Dato disponible en sitio web de la OMPI <http://www.wipo.int/treaties/es/ ShowResults.jsp?lang=es&treaty_id=15>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. Toda vez que la puesta a disposición satisfaría razonablemente las necesidades del público (art. 3.3). Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 17 - 38 El país de residencia del autor (o, de la mayoría de los coautores) podría resultar una conexión significativa en ausencia de elección de las partes o en los casos de responsabilidad extracontractual. Sin embargo, este criterio no figura actualmente en el Convenio de Berna, el cual sólo establece el principio de nacionalidad.13 Esa conexión podría ofrecer, en el entorno digital, una conexión más significativa para el derecho de autor (hard law); no puede soslayarse con una simple interpretación, su consideración implicaría una adición al texto, lo cual es impensable por la unanimidad requerida en el tratado para su revisión.14 En cuanto a la jurisdicción competente, el Convenio de Berna sólo hace mención a “los medios procesales”.15 Lo que equivale a decir que no contiene disposición sobre el particular. Debemos recurrir a los principios generales en la materia. ¿Pero cuáles son esos principios? Sobre competencia general, por ejemplo, la Corte Suprema de los EE.UU. sostuvo que la cláusula constitucional relativa a las garantías procesales exige la existencia de un nexo, entre el demandado y la jurisdicción, suficiente para justificar el ejercicio del poder judicial por el Estado con respecto al demandado de otro Estado.16 Por otra parte la Convención de La Haya sobre Elección de Foro (2005) implica un avance al no excluir a los derechos de autor y atribuir un rol fundamental a la autonomía de la voluntad en la determinación de una jurisdicción exclusiva y excluyente. Por lo tanto simplificar este criterio es fundamental para la seguridad jurídica en el entorno digital, en consideración a su accesibilidad, simpleza, flexibilidad y obligatoriedad requerida para operar en el comercio internacional. Dicha protección sería ilusoria si condujese a entablar una demanda en varias jurisdicciones, con el riesgo de claudicación del reconocimiento y ejecución en el Estado donde se localicen los bienes. Un criterio de tribunal único elegido por las partes o, en su defecto, el que tuviese el nexo más estrecho con la causa, que a su vez pudiese brindar un procedimiento on line, sería recomendable para atribuir un principio de competencia general, antes que simplemente el país de residencia del demandado o al punto de origen 13 14 15 16 Vid. el artículo 5.4) del Convenio de Berna (sin embargo, el Convenio incluye la residencia habitual del productor de una obra cinematográfica). Artículo 27. Artículo 5.2. in fine: “(…) la extensión de la protección así como los medios procesales acordados al autor para la defensa de sus derechos se regirán exclusivamente por la legislación del país en que se reclama la protección”. Respecto de los principios de la competencia respecto de la persona, aplicados a las causas sobre propiedad intelectual, vid. v.g. Trooboff, (1996) pp. 125 y 141 - 154. 21 Boretto, Mónica M. (2012): "Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor" de la infracción. Los tribunales nacionales, en general, deberían reconocer y ejecutar automáticamente las decisiones de ese tribunal, con prescindencia desi es local o extranjero, y si es estatal o arbitral. Teniendo en cuenta las dimensiones mundiales de las redes digitales, tales ambigüedades en las fuentes generan inconsistencias: a) por una parte conducen a la aplicación automática –sin una conexión significativa– con una jurisdicción determinada; b) el país de origen –como el de la primera publicación– por la redacción del texto lleva a numerosas opciones de ley aplicable; y c) el trato nacional es incompatible con la aplicación extraterritorial del derecho y soluciones uniformes. Además, quedan sin resolver las cuestiones sobre las excepciones y limitaciones a los derechos exclusivos en el entorno digital –reservadas a las legislaciones nacionales–, y un enfoque armonizado sobre la responsabilidad de los intermediarios, cuya proximidad con el derecho penal complejiza cualquier solución transfronteriza.17 En todos los casos la inseguridad acerca de la legislación aplicable conduce a un mosaico de complejas soluciones locales18, y al postulado, al menos implícito, de que el tribunal nacional puede aplicar únicamente su propia legislación (lex fori). Los Tratados Internet de la OMPI no contienen disposiciones sobre derecho aplicable y competencia jurisdiccional, por lo tanto el criterio sigue siendo el expuesto, lo que nos lleva a hacer hincapié en la necesidad de progresos en la uniformidad de las legislaciones nacionales. En el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Acuerdo sobre los ADPIC) y los Tratados de la OMPI de 1996 (WCT/WPPT), por diversas razones, no abordaron el problema fundamental de las excepciones y la responsabilidad de los intermediarios. En virtud de lo expuesto se infiere que el derecho de autor se halla atrapado en una estática territorialista y su futuro depende en gran medida de vinculaciones dinámicas que puedan conferir seguridad a las relaciones V.g. En Francia, la Ley Haute autorité pour la diffusion des œuvres et la protection des droits sur Internet (HADOPI), impone una sanción administrativa que castiga la falta de vigilancia en el acceso a Internet para su uso por un tercero en la difusión de una obra al público sin acuerdo de los titulares de derechos. Impone sanciones por el método de la respuesta gradual o de los tres avisos: 1) correo electrónico; 2) un correo certificado; y 3) cierre de la conexión a Internet. Una solución similar adoptó España en Ley Sinde, pero diversa del modelo estadounidense de la DMCA. 18 Vid. Ginsburg (1999). 17 22 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 17 - 38 jurídicas en Internet, fundadas en la autonomía de la voluntad, y en elementos del Soft Law.19 En síntesis, depende de la capacidad de respuesta del derecho internacional.20 II. Análisis de las cuestiones circundantes El desarrollo de las tecnologías de la información han significado grandes avances en las industrias vinculadas con el derecho de autor y nuevas oportunidades para los consumidores. Sin embargo, la poca fiabilidad de los contenidos en la red, el anonimato, las reproducciones de baja calidad, la piratería a escala global y las dificultades para determinar el derecho aplicable y la jurisdicción competente evidencian serios problemas. Así cuando los proveedores de servicio participan en la transmisión o en la comunicación al público de material protegido proporcionado por terceros –como los intercambios de archivos– cabe plantearse si ¿infringen el derecho de autor y por lo tanto son responsables de la infracción? ¿o simplemente debería considéraselos neutrales frente a este tipo de hechos y eximírseles de responsabilidad? Los países han avanzado en diversas direcciones.21 Dada la aleato- Vid. Los Principios del ALI, 2008. Vid. Ley aplicable a las infracciones en línea en el clip y propuestas ALI: es: un reequilibrio de los intereses necesarios? (Law Applicable to Online Infringements in CLIP and ALI Proposals: en: A Rebalance of Interests Needed?), disponible en <http://www.atrip.org/Content/Essays/Rita%20Matulionyte%20Essay%20 for%20ATRIP.pdf>, fecha consulta: 15 diciembre 2011 . Vid. también Dessemontet (2009). 20 La solución anglosajona opta por el país que mantiene la conexión más significativa con el acto de puesta a disposición del público de la obra para la elección del derecho. Así v.g. la ley estadounidense sobre copyright lw, 17 U.S.C. § 104ª (h)(C)(ii), establece que si la obra se ha publicado simultáneamente en dos o más países, el país de origen es el país “que mantiene los contactos más significativos con la obra”. Por otra parte la Convención de La Haya sobre Elección de Foro (2005) prevé la aplicación de la autonomía de la voluntad a favor de una jurisdicción exclusiva para los conflictos sobre la validez, los contratos y las infracciones a los derechos de autor. El Convenio se limita a acuerdos exclusivos de elección de foro en casos internacionales en asuntos civiles o comerciales (art.1), con una extensión al reconocimiento y la ejecución a las resoluciones dictadas por un tribunal designado en un acuerdo no exclusivo de elección de foro (art.22). Por primera vez se incluye a la propiedad intelectual en una norma de derecho internacional privado en una fuente convencional. 21 Estados Unidos, Digital Millennium Copyright Act (DMA) de 1998; Chile, Ley n° 20.435 de 2010; Francia, Ley HADOPI de 2008. Colombia se encuentra en debate legislativo. En Argentina en ausencia de legislación específica, la jurisprudencia ha sido errática. La causa ventilada en el Juzgado Nacional Criminal n° 129. Potel (2009) fue concluida por el Juez Ricardo L. Álvarez por sobreseimiento, con el argumento de que la insignificancia 19 23 Boretto, Mónica M. (2012): "Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor" riedad de los puntos de conexión en Internet, debemos procurar soluciones exhaustivas, coherentes y uniformes. Por lo tanto requiere de la colaboración institucional, y según Gurry, los Estados no se han mostrado receptivos en este sentido. Establecer este tipo de reglas requiere un alto nivel de profesionalidad y consenso internacional. Las transacciones en Internet precisan reglas que rijan la relación entre las partes, y el elemento principal de esas reglas es el propio acuerdo. De allí el papel preponderante de la autonomía de la voluntad en el entorno digital. En el ámbito contractual, los principios jurídicos tradicionales de validez y de neutralidad tecnológica no deberían declinarse. Pero la determinación de esos principios ha sido competencia del derecho local. Las infracciones son la esfera más delicada por su naturaleza no convencional y la presión del público consumidor de contenidos protegidos en Internet contra la penalización. ¿Qué hacer por ejemplo con la copia privada de fuente ilícita? La mayoría de las descargas para uso privado se efectúan de originales no autorizados. Entonces ¿deberían criminalizarse o licenciarse? Estas medidas de observancia es que involucran a los individuos, mientras que en el entorno analógico implicaban asociaciones ilícitas que operaban a escala comercial. Por tal razón se discuten soluciones alternativas para hacer frente a estos fenómenos.22 De por sí es una esfera incoherente, en la cual existen una diversidad de respuestas legislativas nacionales. Algunos países han adoptado por medidas contra los usuarios y otros optaron por responsabilizar a los intermediarios. Además de los enfoques plurilaterales previstos en el Anti - Counterfeiting Trade Agreement (ACTA) (Acuerdo Comercial contra la Falsificación) y algunas medidas prácticas o códigos de autorregulación por parte del sector. La legislación de Estados Unidos (DMCA, Digital Millennium Copyright Act, 1998) estipula en detalle las tareas y responsabilidades de los proveedores 22 24 de la afectación no justifica la severidad del reproche penal. La Unidad Fiscal Especial (UFITCO), por otra parte, aconsejó los autos de procesamiento en el caso Taringa, Juzgado de Instrucción n° 44. H. y M. B., y Nakayama y otros, 2011. Vid. La DMCA de 1998 en los Estados Unidos; las Directivas europeas 2000/31/CE y 2001/29/CE; la Ley española SINDE de 2011; la Ley francesa Hadopi de 2008. La actual discusión en Colombia (vid. <http://www.derechodeautor.gov.co/htm/Eventos/ TEXTO%20APROBADO%20POR%20LA%20COMISION%20PRIMERA%20DEL%20 H%20%20SENADO%20DE%20LA%20REPUBLICA.pdf>, fecha consulta: 15 diciembre 2011) y el Proyecto de Código de Derecho Internacional Privado de Panamá son expresiones aisladas de esta cuestión (vid. http://www.asamblea.gob.pa/actualidad/ proyectos/2010/2010_P_140.pdf, fecha consulta: 15 diciembre 2011). Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 17 - 38 de servicios de Internet (ISP, Internet Service Provider) y describe los procedimientos aplicables al material ilícito, mediante disposiciones de notificación y supresión. Los ISP no son responsables prima facie por el contenido que transmiten a través de la red, pero al tomar conocimiento de un posible contenido ilícito, deben suprimir el material infractor de la red, o bloquear el acceso a dicho contenido, presuntamente ilegal.23 En cambio en el ámbito comunitario las Directivas sobre Comercio Electrónico (2000) y sobre la Sociedad de la Información (2001) establecen provisiones genéricas, que consagran básicamente un sistema de autorregulación. En muchos casos se requiere de una orden judicial para detener las actividades ilícitas y en otros la acción depende de órganos administrativos. Esto evidencia la ausencia de un enfoque armonizado. III. CARACTERÍSTICAS DE LAS SOLUCIONES REQUERIDAS Gran parte de los problemas del derecho de autor en el contexto digital se debe a que el derecho per se es insuficiente para solucionarlos; debe sumarse a la tecnología, tal como se promoviera en los Tratados Internet de la OMPI de 1996. Una ventaja de los sistemas digitales de gestión de derechos es que permiten controlar la transmisión electrónica, incorporar identificadores y medidas tecnológicas eficientes para proteger el contenido, la distribución y el marketing. Por eso son perfectos para el comercio electrónico. En cuanto a las técnicas al servicio de la gestión de derechos, permiten conceder licencias en línea, eliminando muchos de los costos de transacción que entrañaban las formas tradicionales. Son muy sofisticadas y reconocen los diversos usos.24 El conjunto de esas técnicas debería alentar a los titulares de derechos 23 24 Es ilustrativo lo sucedido en el caso de Amazon, quien retiró remotamente dos obras de George Orwell -1984 y Rebelión en la granja- de los Kindle de sus clientes que habían adquirido alguna de estas piezas. El problema radicó en que Amazon carecía de los derechos para realizar la venta. Lo llamativo del caso, sin embargo, es que la tienda digital manipuló la biblioteca digital de sus clientes que se han encontrado repentinamente con que había desaparecido de sus e-books los citados libros. Vid. ELPAÍS.com, Barcelona, 20 julio 2009, disponible en <http://www.elpais.com/articulo/tecnologia/Amazon/retira/ obras/Orwell/Kindle/clientes/elpeputec/20090720elpeputec_1/Tes>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. Hoy existen herramientas de control eficaces para los sistemas de gestión electrónica del derecho de autor (ECMS, Electronic Copyright Management Systems), prescriptas en el art. 12 del Tratado de la OMPI WCT. La importancia de la información sobre la gestión de los derechos ha sido resuelta con los diversos sistemas de identificación, tales como: a) ISTC (International Standard Text Code) 35, un número estándar certificado por la ISO, que identifica la obra; b) ISNI (International Standard Name Identifier), un nuevo 25 Boretto, Mónica M. (2012): "Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor" a ofrecer material legítimo, de calidad, fácil de usar y a bajo costo (competitivo y atractivo al consumidor). Pero no todo lo que brilla es oro: estos sistemas plantean problemas con las cuestiones de confidencialidad, protección de los datos y derechos del consumidor. Finalmente el criterio regulador de las limitaciones y excepciones debe revisarse y establecerse como estándar convencional, pues la Declaración concertada respecto del art. 10 del WCT expresa: “Queda entendido que las disposiciones del Artículo 10 permiten a las Partes Contratantes aplicar y ampliar debidamente las limitaciones y excepciones al entorno digital, en sus legislaciones nacionales, tal como las hayan considerado aceptables en virtud del Convenio de Berna. Igualmente, deberá entenderse que estas disposiciones permiten a las Partes Contratantes establecer nuevas excepciones y limitaciones que resulten adecuadas al entorno de red digital”. Teniendo en cuenta las dimensiones mundiales de las redes digitales, este procedimiento crea más inconvenientes que soluciones. Sin dudas la cuestión requerirá un esfuerzo de los gobiernos en términos de consenso para lograr una respuesta uniforme, en particular respecto de la calificación de la copia privada y el libre acceso con fines de enseñanza de los contenidos protegidos. Es insostenible mantener derechos exclusivos bajo un estándar convencional obligatorio, y excepciones locales de interpretación restrictiva y alcance variable, en un ámbito global. Esta situación viola principios fundamentales de razonable equilibrio entre titulares y usuarios del derecho de autor, y de acceso a la cultura, consagrados en la mayoría de las constituciones vigentes. Tal como lo fue en su momento el derecho de cita, que integra el estándar convencional (art. 10 del Convenio de Berna). Es evidente que esta cuestión no puede quedar librada a la competencia de las legislaciones locales, en un sentido u otro. estándar en desarrollo para identificar los nombres de las personas naturales y jurídicas que se han involucrado en el proceso de creación, edición, producción y divulgación del contenido, es una iniciativa para unificar diferentes sistemas de identificación; c) ONIX es un estándar básico para intercambiar información en procesos automatizados; todos los otros estándares deben ser compatibles con ONIX para hacer posible el comercio en la red. IFRRO está en proceso de desarrollar mensajes compatibles con ONIX para la documentación y la distribución; e) DOI (Digital Object Identifier); y f) el ACAP (Automated Content Access Protocol) facilitan el acceso a contenidos en la red, sin intervención humana, y fija condiciones del mismo. 26 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 17 - 38 IV. Las cuestiones paradigmáticas y su justificación En el contexto actual, tanto los riesgos como las riquezas, según Ulrich Beck, son objeto de reparos e implican situaciones de peligro, a los que no escapa el derecho de autor. La lógica positiva de la apropiación se contrapone a la lógica negativa del eliminar, del negar, del reinterpretar; siempre mediadas argumentativamente.25 Así las afirmaciones del peligro que encierra el derecho de autor en Internet, nunca son reducibles a los hechos y contienen un componente teórico y otro normativo que bien sintetiza Gurry. Estos riesgos presuponen instancias de intereses parciales y dependencias. Implican, en primer lugar, que la tecnología, en términos de modernización, se presenta de una manera universal e inespecífica localmente; y en segundo lugar, cuán impredecibles pueden ser sus efectos. Es decir que, por ahora, sólo conllevan una causalidad supuesta. La vivencia de los ciber-riesgos abonan un horizonte normativo de seguridad perdida, de confianza rota, de pluralidad de definiciones. Así cada posición de interés intenta defenderse inventando sus propias definiciones. El nexo causal que se establece entre la tecnología digital y el derecho de autor como sistema normativo, abre una pluralidad de interpretaciones, con independencia de cuán consistentes parezcan desde el punto de vista jurídico. Una característica del presente debate es que opinan tanto expertos, como improvisados, cruzados y evangelizadores, con múltiples e inconexos enfoques. El sueño de convertir la incertidumbre de Internet en algo menos desalentador, puede resultar una utopía en un escenario fragmentado en un mosaico de soluciones territoriales. En el mundo actual no existe una terra nulla. Nada de lo que ocurra, potencialmente, puede quedar en un ‘afuera’ intelectual, ni en un ‘afuera’ material. La apertura de la sociedad ha adquirido un nuevo matiz con el que Popper ni siquiera soñó.26 Si en su origen representó la autodeterminación de los Estados, hoy evoca una sociedad mundial heterónoma,27 en la que es imposible proveer seguridad y justicia desde un enfoque nacional, incluso desde un grupo de países o espacios integrados. Los efectos son globales y por ende las decisiones deben coordinarse en un ámbito con efectos internacionales. Vid. Beck (2006) pp. 39 y ss. Vid. Popper (1992). 27 Vid. Bauman (2008). 25 26 27 Boretto, Mónica M. (2012): "Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor" Tal como refería Hart, el derecho internacional no merece ni siquiera llamarse derecho, porque si bien concuerda con el uso de los últimos 150 años, utilizar en este contexto la expresión derecho, ante la falta de una legislatura internacional, de tribunales con jurisdicción compulsiva, y de sanciones centralmente organizadas, inspira desconfianza en los teóricos del derecho. La falta de estas instituciones significa que las reglas de los Estados se asemejan a aquella forma simple de estructura social que consiste únicamente en utilizar reglas primarias de obligación, y que cuando aparece en la realidad, es contrapuesta a un sistema jurídico desarrollado.28 Lo que plantea Hart es el problema general del derecho internacional que carece de reglas secundarias de cambio y adjudicación que establezcan una legislatura y tribunales vinculantes, y de una regla de reconocimiento unificadora que especifique las fuentes del derecho y que suministre criterios generales de identificación de tales reglas. En el derecho de autor, típicamente territorial, esta situación es aún más tensa. El derecho de autor en el entorno digital requiere de la unión de reglas primarias y secundarias condicionantes para lograr un sistema jurídico unificado y vinculante, si aspiramos a soluciones materialmente justas. Gran parte de la inequidad del derecho de autor actual está dada por las diferencias de enfoques nacionales y la complejidad de un sistema fundado en derechos exclusivos de naturaleza territorial y su ineficacia propositiva en el ámbito de las relaciones jurídicas internacionales. En particular cuando intervienen particulares y consumidores. Tal situación requiere de objetivos comunes de los gobiernos, más allá de intereses naturalmente diversos si pretendemos una coexistencia pacífica en el comercio internacional. El discurso de Gurry describe una disociación entre política cultural y desarrollo tecnológico, un conflicto de consenso sobre el progreso. El argumento de las consecuencias de falta de acceso al conocimiento (justificando la ampliación de las limitaciones y excepciones en el entorno digital), se contrapone al de los sectores de los titulares de derecho (representados mayoritariamente por las sociedades de gestión colectiva), reticentes al cambio y apegados a modelos operativos inadecuados. Una infraestructura de información única genera relaciones transfronterizas en la que concurren usuarios, particulares, proveedores de servicios y titulares de derechos, por lo tanto los recursos jurídicos deben ser adecuados a este entorno, procurando conservar y aplicar los principios tradicionales del derecho, en una suerte de equivalencia funcional. Vid. Hart (1980) p. 264. 28 28 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 17 - 38 Tal como se ha señalado, la tecnología brinda a los titulares la oportunidad de gestionar eficientemente sus derechos. Por ello deben transformarse en promotores del acceso y la difusión de sus contenidos creativos. La eficacia de la gestión y su legitimidad dependerán en gran medida del rol que se autoasignen para cumplir esta función. Posiblemente mediante la estandarización de un sistema de concesión de licencias, módicas y amigables para el consumidor, incluso gratuitas o enriquecidas con la diversidad de otros aportes. Efectivamente el derecho de autor debe simplificarse y aplicarse a nivel global sin restricciones territoriales y a bajo costo. Es evidente que en el contexto actual el titular está obligado a competir con piratas y sitios de accesos gratuitos. Para superar el conflicto deberá romper con la inercia legislativa y los atavismos operativos. El derecho de autor en el nuevo contexto, como bien lo indica Gurry, requiere de activismo. Ello implicará superar dos cuestiones paradigmáticas: 1) la territorialidad y 2) la exclusividad. Esto no significa disminuir el nivel de protección, sino reconvertir el enfoque, para mantener la legitimidad de un sistema claramente en crisis. Como dice Gurry, “(…) La historia ha demostrado que es imposible dar marcha atrás en lo que atañe a las ventajas tecnológicas y los cambios que desencadenan. En lugar de poner resistencia, tenemos que aceptar la inevitabilidad del cambio y buscar con inteligencia la forma de abordarlo (…)”.29 En el plano operacional, la función de recaudación y distribución intermediada e institucionalizada está condenada por su sinsentido en la era Internet. Las industrias vinculadas tradicionalmente al derecho de autor se identificaron con el modelo de la distribución de copias y los sistemas de licencias territoriales. Como dice Rifkin, en la era del acceso la función de la propiedad ha cambiado30 y la supervivencia depende de la capacidad de adaptación a los nuevos cánones, bajo la implacable condena darwiniana. V. ¿Estamos realmente ante un cambio de paradigma? A esta altura cabe preguntarnos si a partir de la era Internet estamos realmente ante un cambio de paradigma del derecho de autor31 y examinar la verdadera razón que asiste –o no– a dicho argumento. Vid. nota supra 1. Vid. Rifkin (2000). 31 Vid. Comentario de Sönke Lund, socio y Eric Jordi, abogado de Monereo Meyer Marinello abogados, disponible en <http://www.togas.biz/articulos/Prop-Industrial-e-Intelectual/ 29 30 29 Boretto, Mónica M. (2012): "Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor" Al aplicar el principio de razón al conjunto de todo lo que es, Heráclito de Efeso (544 y 484 a C.) y Parménides de Elea (530 y 515 a.c.) plantearon el problema metafísico de la naturaleza de los entes en su totalidad, y proveyeron de las respuestas más diversas, a los dos modelos universales de pensamiento, en los cuales, y en este sentido, pueden describirse como una serie de compromisos o transacciones entre aquellos mismos, es decir entre el devenir y la inmutabilidad.32 Estos pensadores ilustran acerca de dos modelos antagónicos, dos cosmovisiones o posibilidades extremas de enfocar la realidad. Es decir, como algo dinámico, en continuo cambio, donde lo real es devenir, transformación, formación y desintegración incesante de todas las cosas, sin que nada permanezca inmutable –a no ser la ley misma del cambio– (Heráclito). O bien, como algo absolutamente estático, fijo, inmóvil, donde lo verdaderamente real es la permanencia (Parménides). Lo ejemplar de este aporte consiste en que cualquier modo de considerar la realidad, siempre será un modo de combinar aquellos dos puntos de vista opuestos. No se puede pensar la realidad (empírica) satisfactoriamente, sin tener en cuenta que hay cosas que cambian, al mismo tiempo que otras permanecen, pues no hay relaciones, y en especial las jurídicas, establecidas sin constancias, semejanzas e identidades. Una enseñanza heredada de los romanos, retomada por Savigny e incorporada a la sistematización del derecho común, fue la de considerar los sistemas normativos desde las relaciones jurídicas que los justifican.33 32 33 30 Propiedad-Intelectual/Cambio-de-paradigma-en-los-Derechos-de-Autor.html>, fecha consulta: 15 diciembre 2011: “El cambio de paradigma en la concepción de los derechos de autor se resume perfectamente con el auge de la tecnología digital y la explosión de Internet como herramientas para reproducir y distribuir música, películas, libros, artes plásticas y otros contenidos culturales susceptibles – hasta hoy - de protección por los derechos de autor, más allá del espacio físico entre las fronteras”. Lawrence Lessig, un reconocido catedrático de la Univesidad de Stanford, y uno de los más reconocidos críticos de las implicaciones actuales vinculadas al cambio tecnológico y acérrimo defensor de un modelo de flexibilización del Copyright, efectivamente lo plantea como un nuevo paradigma para el desarrollo cultural y científico. Autor – entre otros- de la obra Cultura Libre y del Code: And Other Laws of Cyberspace, Version 2.0 Basic Books, December 5, 2006. Vid. la entrevista de la OMPI, en la cual resume su punto de vista, en: <http://www.wipo.int/wipo_magazine/es/pdf/2011/wipo_pub_121_2011_01. pdf>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. Vid. Carpio (2004) pp. 19 - 34. Vid. Savigny (1840-1849) Tomo 8. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 17 - 38 Kuhn, en la obra citada, argumentó que la evolución de las teorías científicas no proviene de la mera acumulación de hechos, sino de un grupo de circunstancias y posibilidades lógicas sujetas al cambio. Uno de los objetivos de la ciencia es encontrar modelos que den cuenta de la mayor cantidad de observaciones dentro de un marco coherente. La reformulación de la naturaleza del movimiento llevada a cabo por Galilei, junto a la cosmología de Kepler, representaban un marco coherente capaz de rivalizar con el Aristotélico Ptolomeico. Esa fue la enseñanza acuñada. Una vez que se ha dado el cambio de paradigma, es necesario reescribir la ciencia. La historia de la ciencia habitualmente es reescrita y presentada como un proceso inevitable que conduce al marco conceptual establecido. Existe la creencia implícita de que todo fenómeno carente de una explicación podrá ser explicado en un futuro dentro de dicho marco conceptual. Según el autor, los científicos pasan la mayor parte de su carrera resolviendo acertijos, y lo hacen con gran tenacidad, dado que los éxitos del marco conceptual establecido tienden a generar una gran confianza en que el enfoque adoptado garantiza la existencia de una solución al acertijo, por difícil que sea. Este proceso es denominado ciencia normal. Así cuando un paradigma es exigido hasta el límite, las anomalías (la incapacidad de dar cuenta de fenómenos observados) comienzan a acumularse. Pero su gravedad sólo es juzgada por aquellos que practican la disciplina, no por hechiceros y chamanes ocasionales. Ergo, no puede aseverarse que en la comunidad jurídica actual, aun considerando que existe una crisis en el derecho de autor, adopten lo que Kuhn denomina ciencia revolucionaria, intentando dar con alternativas a las presuposiciones aparentemente obvias e incuestionables en las que se basa el paradigma establecido. Algunas anomalías pueden ser desechadas como errores de observación, mientras que otras pueden requerir ajustes del marco conceptual actual. Pero a pesar del número o gravedad de las anomalías acumuladas, los científicos no pierden su fe en el paradigma mientras no exista una alternativa convincente. Perder la fe equivaldría a dejar de ser un científico. Por ello, a pesar de los conflictos expuestos, hasta la fecha no hay una acumulación suficiente de anomalías que justifiquen un cambio de paradigma en el derecho de autor. Ahora bien, sin dudas es necesario considerar ciertos ajustes. Por lo tanto cabe concluir que no contamos con un marco conceptual que rivalice con el derecho de autor establecido. El nuevo paradigma propuesto parecería poseer numerosas anomalías, en parte debido a que está incompleto. La mayoría de la comunidad científica se opondrá a cualquier cambio conceptual, y de acuerdo con Kuhn, obrará bien haciéndolo. 31 Boretto, Mónica M. (2012): "Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor" Para que un ámbito científico alcance su potencial, necesita tanto observadores arriesgados como de conservadores, lo que significa que es correcto cuestionar el sistema establecido. Luego, si el paradigma propuesto logra unificarse y solidificarse, acabará por reemplazar al anterior, y recién en ese momento se puede proferir el axioma de un cambio de paradigma. Mientras, seguiremos sosteniendo el marco conceptual existente, con el compromiso de hacer un derecho de autor más coherente y eficiente a su mandato constitucional. Inferimos con el presente comentario, que los ajustes corresponden al ámbito de la reglamentación, mas no al de la justificación. Así, el derecho de autor como sistema normativo debe permanecer como medio para preservar la intangibilidad de los contenidos, tanto como para el reconocimiento moral de la autoría e incentivo económico de la creación. Esa motivación no ha cambiado, ni cambiará, porque es parte de la naturaleza humana. Por ello, los principios de neutralidad tecnológica y jurídica implican la preservación del sistema más allá de los modelos operativos impuestos secuencialmente por los avances tecnológicos.34 Cabe recordar que la propiedad intelectual es un constructo jurídico nacido en la era industrial, bajo un sistema fundado en la teoría de la escasez35 y la distribución (territorial) de copias. Su finalidad siempre será la de asignar valor a la creatividad y promover su intercambio. Para ello se sirve de la tecnología, y necesita tanto de la vanguardia como del servicio a la creación. La necesaria adaptación a los cambios no debe obstar a los principios de exhaustividad y coherencia normativa, y contribuir a un acceso plural a los contenidos protegidos, lo que presupone un sistema de protección y de gestión actualizada. Internet es un ámbito ajurisdiccional en el cual un sistema de derechos exclusivos fundados en la territorialidad es insostenible. Hoy es posible un control económico y seguro mediante la combinación de DRM (Digital Rights Management) y de ECMS (Electronic Copyright Management System). Por lo tanto el sistema de licencias debe adaptarse a los intereses de los consumidores y de los titulares de derechos, y ambos deberían coincidir en un procedimiento simple, competitivo y dinámico. Un derecho moral de divulgación que permita legítimamente la disposición de las obras al público en Internet, para su distribución en condiciones de libre competencia. Vid. El Preámbulo de los Tratados Internet de la OMPI de 1996. Vid. Serrano (2010) pp. 213 y ss. 34 35 32 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 17 - 38 La gestión digital torna anodina la función clásica de las sociedades de gestión colectiva, tal como fueron concebidas en el entorno analógico. Las licencias territoriales, base de su funcionamiento, son incompatibles con una explotación transfronteriza. Esta realidad las convierte en un factor distorsivo y atentatorio del derecho de autor. Para recuperar su legitimidad deberán transformarse, para redimirse en este nuevo contexto. Se ha avanzado positivamente en enfoques multilaterales. Los Tratados de la OMPI, la Convención de La Haya sobre Elección de Foro (2005) y en el Acuerdo Comercial contra la Falsificación (ACTA), constituyen un punto de partida razonable. Los contratos y algunas medidas autorregulatorias, flexibles y vinculantes a nivel internacional, sumadas a otras de orden práctico como las declaraciones de derechos en los sitios web, los principios del American Law Institute (ALI) sobre conflictos de leyes y jurisdicción de 2008 (soft law), los principios CLIP del Max Planck Institut de 2011 y los códigos de autorregulación sectoriales, pueden contribuir en la construcción de soluciones efectivas. Los medios de reclamos y sistemas de solución de controversias en línea, como los establecidos por la OMPI para la solución de controversias en materia de nombres de dominio, pueden asegurar un amplio acceso a la justicia. La solución a los problemas normativos del derecho de autor debe ser reflexiva y fundada en una política exhaustiva y coherente, como reclama Gurry. Conclusión El derecho de autor fue concebido como un dispositivo de protección fundado en derechos exclusivos de naturaleza territorial. Para avanzar en un marco regulatorio consistente, es necesario interacción y coherencia legislativa. No alcanza con una solución armonizada al estilo del Convenio de Berna, es necesario avanzar en la unificación material, y para ello hay que definir los objetivos comunes que garanticen relaciones jurídicas equilibradas a nivel mundial, inclusiva de los derechos de los consumidores de propiedad intelectual. Implica construir un consenso sobre los principios fundamentales y actores soberanos dispuestos a operar en un plano de cooperación efectiva. La respuesta es política. Debemos combatir la resistencia al cambio de los modelos operativos y la rigidez de la legislación, pues constituyen una limitación al avance cultural. La propiedad intelectual debe conservar su condición de principio 33 Boretto, Mónica M. (2012): "Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor" fundamental de la legislación, como ha sido consagrado en la mayoría de las constituciones vigentes, y exige una solución homogénea para esta nueva realidad. El soft law, en términos de principios, puede operar significativamente a través de la interpretación uniforme de los tribunales. Por todo lo expuesto, entendemos que el derecho de autor en el entorno digital depende: a) Jurídicamente, del desarrollo de un marco normativo coherente, sobre principios comunes y un rol más amplio de la autonomía de la voluntad. Este marco debería incluir la situación de los intermediarios, las limitaciones y excepciones y los plazos de protección razonables. b) Técnicamente, de la interoperabilidad y disponibilidad de acceso. c) De un sistema de gestión competitivo, de ventana única y que facilite el acceso legal a los bienes culturales. d) De las nuevas soluciones que ofrezcan los titulares de derechos, orientadas a un sistema de licenciamiento obligatorio en redes digitales, a partir de una divulgación consentida, mediante procedimientos simples y módicos. e) De un sistema de solución de controversias on line accesible a los consumidores, para que todos puedan beneficiarse con las redes digitales. Considerar el modelo de una política uniforme, al estilo de la implementada en materia de nombres de dominio, y de la implementación de una cooperación internacional proactiva mediante procedimientos armonizados. f) De criterios flexibles para la determinación de la ley aplicable y la jurisdicción competente en ausencia de la autonomía de la voluntad, ajustados a la dimensión mundial de las redes digitales. BIBLIOGRAFÍA CITADA Bauman, Zygmunt (2008): Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre (Traducc. Carmen Corral Santos, Buenos Aires, Tusquest editores) 169 p. Beck, Ulrich (2006): La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad (Traducc. Jorge Navarro, Daniel Jiménez y Ma Rosa Borrás, Barcelona, Paidós) 304 p. 34 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 17 - 38 Carpio, Adolfo P. (2004): Principios de filosofía (2ª edición, Buenos Aires, Ed. Glauco) 496 p. Dessemontet, François (2009): “Los principios del American Law Institute, propiedad intelectual y jurisdicción internacional”, InDret. Revista para el análisis del derecho (n° 2): pp. 1 – 24. Ginsburg, Jane C. (1999): “Aspectos de derecho internacional privado de la protección de las obras y los objetos de derechos conexos transmitidos por las redes digitales”. Documento OMPI GCPIC/2. Ginebra, 30 de noviembre de 1999. Disponible en el sitio web de la OMPI, <www. wipo.int/edocs/mdocs/mdocs/es/gcpic/gcpic_2.pdf>, fecha consulta: 16 diciembre 2011. Hart, H. L. A. (1980) El concepto de derecho (Traducc. Genaro R. Carrió, México. DF, Editorial Nacional) 332 p. Kuhn, Thomas S. (2006): La estructura de las revoluciones científicas (Traducc. Domènec Bergadá, Madrid, Fondo de Cultura Económica de España) 378 p. Popper, Karl (1992): La sociedad abierta y sus enemigos (Traducc. Eduardo Loedel, Ediciones Paidós) 693 p. Rifkin, Jerem (2000): La era del acceso. La revolución de la nueva economía (Traducc. J. Francisco Álvarez y David Teyra, Buenos Aires, Ediciones Paidós) 367 p. Savigny, Friedrich Karl von (1840 - 1849): System des heutigen römischen Rechts (Berlin, sin editorial) Tomo 8. Serrano Muñoz, Eduardo (2010): La abundancia que crea escasez: ¿por qué pervive el capitalismo? (Barcelona, Erasmus Ediciones) Cap. 4. Trooboff, Peter (1996): “Intellectual property”, Campbell McLachlan y Peter Nygh (ed.), Transnational Tort Litigation. Jurisdictional Principles (Oxford, Oxford University Press) pp. 125 – 154. NORMAS JURÍDICAS CITADAS Conferencia de La Haya sobre Acuerdos de Elección de Foro, 30 de junio de 2005. Disponible en <http://www.hcch.net/index_es.php?act=conventions. text&cid=98>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. 35 Boretto, Mónica M. (2012): "Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor" Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas (texto Acta de Paris, 1971). Disponible en el sitio web de la OMPI <http://www. wipo.int/treaties/es/ip/berne/index.html>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. Copyright law, 17 U.S.C. U.S., title 17 of the United States Code, with amendments in 2009 and 2010 extending the section 119 satellite statutory license (Pub. L. n° 111 ‐ 118, Pub. L. n° 111 ‐ 144, and Pub. Law n° 111 ‐ 157). It also includes the Satellite Television Extension and Localism Act of 2010, Pub. L. N° 111‐175, enacted May 27, 2010, and the Copyright Cleanup, Clarification, and Corrections Act of 2010, Pub. L. N° 111 ‐ 295, enacted Dec. 9, 2010. Disponible en <http://copyright.gov/title17/>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. Digital Millennium Copyright Act (DMCA, EE.UU.) de 1998. Disponible en <http://www.copyright.gov/legislation/dmca.pdf>, fecha consulta: 16 diciembre 2011. Directiva 2000/31/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, Unión Europea, 8 de junio de 2000, relativa a determinados aspectos jurídicos de los servicios de la sociedad de la información, en particular el comercio electrónico en el mercado interior (‘Directiva sobre el comercio electrónico’). Diario Oficial n° L 178 de 17 julio 2000, pp. 1 ‐ 16. Disponible en <http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=CELEX:32000L 0031:Es:HTML>, fecha consulta: 16 diciembre 2011. Directiva 2001/29/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, Unión Europea, 22 de mayo de 2001, relativa a la armonización de determinados aspectos de los derechos de autor y derechos afines a los derechos de autor en la sociedad de la información. Diario Oficial n° L 167 de 22 junio 2001, pp. 10 - 19. Disponible en <http://eurlex.europa.eu/LexUriServ/ LexUriServ.do?uri=CELEX:32001L0029:ES:HTML>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. Ley (chilena) n° 20.435 del Ministerio de Educación, Modifica la Ley n° 17.336 sobre propiedad intelectual. Diario Oficial, 4 mayo 2010. Disponible en el sitio web de la Biblioteca del Congreso Nacional, <http://www.leychile.cl/N?i=1012827&f=2010-05-04&p=>, fecha consulta: 16 diciembre 2011. Ley (española) n° 2/2011 de Economía Sostenible, conocida como Ley Sinde. Boletín Oficial del Estado, 4 de marzo de 2011. Disponible en <http:// 36 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 17 - 38 www.boe.es/boe/dias/2011/03/05/pdfs/BOE‐A‐2011‐4117.pdf>, consulta: 16 diciembre 2011. fecha Ley (francesa) Haute autorité pour la diffusion des œuvres et la protection des droits sur Internet (Hadopi), 18 de junio de 2008, Disponible en <http://www.senat.fr/leg/pjl07-405.html>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. The American Law Institute. Intellectual Property: Principles Governing Jurisdiction, Choice of Law, the official text published by July 2008. (Principios del American Law Institute sobre Propiedad intelectual, texto oficial publicado en 2008). Disponible en el sitio web de la OMPI, <http://www.wipo.int/clea/docs_new/pdf/en/us/us218en‐part9.pdf>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. Principles on Conflict of Laws in Intellectual Property (CLIP Principles), The European Max Planck Group on Conflict of Laws in Intellectual Property (CLIP). August 31, 2011. (Los principios sobre conflicto de leyes, del Grupo europeo del Instituto Max Planck). Disponible en el sitio web del Instituto Max Planck, <http://www.ip.mpg.de/ww/de/pub/mikroseiten/ cl_ip_eu/en/pub/home.cfm>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. Tratado de la OMPI sobre Derecho de Autor, Ginebra, 1996 (WCT) Disponible en el sitio web de la OMPI, <http://www.wipo.int/treaties/es/ip/wct/index.html>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. Tratado de la OMPI sobre Interpretación o Ejecución y Fonograma, Ginebra, 1996 (WPPT). Disponible en el sitio web de la OMPI, <http://www.wipo. int/treaties/es/ip/wppt/index.html>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. JURISPRUDENCIA CITADA Caso Fundación Thuiskopie / Opus Suministros GmbH Alemania, M. van der Sotavento, H. van der Lee (2011): EuGH, 16 junio 2011, C-462/09. Disponible en <http://dejure.org/dienste/vernetzung/rechtsprechung?Text=C-462/09>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. Caso MGM Studios, Inc. v. Grokster, Ltd. 545 U.S. 913 (2005): Corte Suprema de los EE.UU., recurso extraordinario n° 04-480 contra la decisión de la Cámara de Apelaciones en lo Federal del Noveno Circuito de los EE.UU., debatido el 29 marzo 2005 y decidido el 27 junio 2005. Disponible versión en español, traducida por Nora Inés Baldacci, Griselda Perrotta 37 Boretto, Mónica M. (2012): "Reflexiones sobre el futuro del derecho de autor" y María Pía Cassetari, Instituto de Derecho de las Comunicaciones, Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires, 16 p. Disponible en <http://www.derecho.uba.ar/rev_comunicaciones/ed007/dossier.pdf>, fecha consulta: 16 diciembre 2011. Caso Mulholland Drive (2004): Sentencia del Tribunal de Gran Instancia de París, 3a sala, 30 de abril de 2004. Disponible en < http://portal.unesco. org/culture/es/files/22033/11515767561ju_fr_es.pdf/ju_fr_es.pdf>, fecha consulta: 16 diciembre 2011. Caso Padawan c/ SGAE (2011): Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, sentencia contra la aplicación indiscriminada del canon digital en España, 15 enero 2011. Vid. <http://www.abc.es/20110115/ cultura/abci-canon-201101150256.html>, fecha consulta: 15 diciembre 2011. H. y M. B. y Otros s/procesamiento (2011): Juzgado de Instrucción N°44, Sala VI, sentencia interlocutoria, 29 de abril de 2011, causa n° 41.181. Disponible en <http://www.taringa.net/posts/info/10562469/Fallo-delprocesamiento-penal-a-Taringa.html>, fecha consulta: 16 diciembre 2011. Nakayama, Alberto s/ procesamiento (2011): Interlocutoria Juzgado de Instrucción N°44, Sala VI, sentencia interlocutoria, 7 de octubre de 2011, Causa Nº42.318. Disponible en < http://www.infobae.com/adjuntos/pdf/2011/10/474902.pdf>, fecha consulta: 16 diciembre 2011. Potel, Horario Rubén s/Inf. ley 11723 (2009): Juzgado Nacional Criminal n° 129, sentencia de sobreseimiento 13 noviembre 2009, Causa 57.627/08. 38 RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO Religion, Policy and Law in the Americas of the new millennium Antonio Sánchez - Bayón* “Durante los últimos treinta años hemos asistido a la emergencia de un hecho histórico sin precedentes: la posibilidad de acceder a todas las culturas del mundo (…) ¿qué sucedería si tuviésemos literalmente en cuenta lo que las distintas culturas han dicho acerca de las potencialidades del ser humano? ¿Qué sucedería, dicho de otro modo, si colocásemos sobre la mesa todo lo que se ha dicho sobre el desarrollo espiritual, el desarrollo psicológico y el desarrollo social? ¿Qué sucedería si, teniendo en cuenta todo el conocimiento del que actualmente disponemos, tratásemos de esbozar las claves esenciales del desarrollo humano?” Wilber “Se abren campañas por la libertad política; debieran abrirse con mayor vigor por la libertad espiritual; por la acomodación del hombre a la tierra en que ha de vivir” Martí “Abya-yala, significa tierra viva, en florecimiento” Dicho kuna * Doctor en Derecho Universidad Complutense de Madrid. Profesor Asociado e Investigador de la Universidad Camilo José Cela. Profesor de Derecho y Política en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. <[email protected]>. Artículo recibido el 2 de septiembre y aprobado el 15 de septiembre de 2011. 39 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" RESUMEN: Cada generación de juristas tiene sus retos y responsabilidades. Para la actual, es favorecer el tránsito del paradigma del positivismo formalista estatal, propio de la agónica época del Estado - nación, causante de un intercambio desigual, para pasar al paradigma de la sistemática difusa, de la emergente época de la aldea global, basándose en la interdependencia solidaria. Para ello es necesario saber reconocer y reconectar las diversas normas sociales existentes, sobre todo, las religiosas, las políticas y las jurídicas. Un buen ejemplo de la tendencia de este aggiornamiento normativo es el que ofrece el marco de las Américas, tal como se expone y explica a continuación. PALABRAS CLAVE: poder – religión – política – derecho - globalización ABSTRACT: Each generation of lawyers has its challenges and responsibilities. For the current generation is about the transition from legal formalism paradigm, typical of the dying era of State - nation, causing unfair exchange, to fuzzy systemic paradigm, the way for global village era, solidarity network - based. So it is necessary to recognize and reconnect the net of social norms, especially, religious, political and legal norms. A great example of the aggiornamento tendency is the Americas framework, as it is explained below. KEY WORDS: power – religion – Policy – Law - globalization I. INTRODUCCIÓN 1. La globalización sin etnocentrismos ni equívocos Los europeos, durante largo tiempo, estuvieron monopolizando la generación y exportación del capital simbólico occidental, aunque tal circunstancia comenzó a variar con las Américas, concebidas como novus orbis (nuevo orden), novus ordo seclorum (nueva era secular), quedando confirmada la transferencia de poder al hemisferio occidental a lo largo del s. XX. Sin embargo, aún hoy, los europeos, y en especial los europeos continentales siguen tan embebidos de lo que creyeron ser para el resto del planeta, pecando de etnocentrismo distanciador de la realidad, que no se han dado casi cuenta de que el mundo ha cambiado significativamente. Les va a costar bastante su convergencia con el resto del mundo, si no se comienza a tomar medidas. Una de ellas, es mirar a las Américas como referente, sin prejuicios ni paternalismos, estudiando en consecuencia sus experiencias de gestión flexible de las tres grandes esferas del poder social, como son la religión, la política 40 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 y el derecho. Al hacerlo, entre las múltiples lecciones posibles, se descubrirá por esta vía la diferencia entre sincretismo e hibridación (prestando especial atención a la regulación de la cuestión indígena). Se espera poder aprender así grandes lecciones, a la vez que se eviten ciertos traspiés. En este estudio se abordarán también otras cuestiones, tales como el nuevo paradigma político jurídico de positivismo realista (holístico), además de otras claves para comprender y gestionar mejor el mundo en el que vivimos. En tal indagación, para no construir sobre falsos cimientos, es necesario prevenir desde el inicio frente a tres clases de equívocos habituales: de corte popular, académico y administrativo. A) Falacias populares Aparentemente, se está ante un vocabulario de manejo coloquial (v.g. religión, política, derecho), relativo a manifestaciones cotidianas, del que casi cualquier persona se considera mínimamente conocedora, hasta el punto de pronunciarse al respecto y, en consecuencia, es muy abundante el número de creencias, más que de ideas claras. Para el científico social, en cambio, la terminología aludida posee un significado preciso y precioso; en especial, para el jurista, pues se trata de sus herramientas de trabajo, que ha de manejar con gran rigor y exactitud, por su naturaleza coactiva y para evitar interpretaciones de terceros. Luego, al ser necesaria la revisión de fundamentos frente a las crisis que se están produciendo, resulta urgente la labor clarificadora de conceptos que permita ir más allá de la mera apreciación formal y entrar así en lo sustancial. De modo que la opinión pública aprenda que cuando se pregunta por religión, no se está aludiendo a expresiones judeocristianas, como las iglesias, confesiones y cultos, sino a la relación estrecha con la divinidad, la comunidad, etc., pues se trata de una ligación al mismo tiempo identitaria, inmanente y trascendente; en cuanto a la política, no se está preguntando por una adhesión ideológica, ni por una simpatía hacia ciertos políticos o partidos, sino por el conocimiento y gestión participativa del bien común; respecto al derecho, igualmente, es necesario ir más allá de la regulación estatal forense, pues no todo son principios y normas emanadas o supervisadas por los poderes públicos y que conducen a los tribunales, sino que la ciudadanía ha de recuperar su autonomía para dotarse de normas en sus relaciones, de modo que se recupere la dimensión subjetiva del derecho, el derecho privado y, lo que es más relevante, la relación del derecho con la justicia. Todo ello, se acentúa en las Américas, donde la riqueza formal y material, es aún mayor: a) donde se cuenta con expresiones como los palos, 41 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" reglas, variedades indias, b) think-tanks (centros de investigación de alto rendimiento), grupos de interés y de presión, c) infinidad de relaciones jurídicas que se dejan en manos de particulares, sin necesidad de ser tuteladas por los poderes públicos. B) Falacias académicas Bajo una misma denominación suelen designarse tres cuestiones interconectadas, pero no siempre aclaradas al neófito, que puede llegar a pensar que se trata de lo mismo. De un lado se suele hacer referencia a la historia de los fenómenos sociales y su ordenación; de otro lado, se hace mención a su historiología, o teorías y formas que se van generando en la evolución de los citados fenómenos; y por último, se alude a su historiografía, o síntesis académica, a través de tipos ideales, que pretenden resumir las esencias polarizadas de modelos que podemos encontrar en la realidad, pero que nunca han tenido lugar de modo puro, pues responden más bien a un afán didáctico. Esta falacia se entenderá mejor con el ejemplo del Derecho Eclesiástico (vid. III.2). Lo importante ahora, es tomar conciencia de que no cabe realizarse un trasplante inmediato de instituciones y figuras, sino que es necesario un estudio de su ajuste a su realidad, tradición y conocimiento correspondiente, para que no se produzcan rechazos sociales, conducentes a la Posmodernidad actual que se vive en Europa continental, donde la gestión de lo social sigue procediendo del juego discursivo y modélico de elites, sin base en la realidad ni las demandas sociales. C) Falacias administrativas Con los procesos decimonónicos de consolidación de los Estados - nación, los poderes públicos lograron medrar en la autonomía académica1, 1 42 La universidad nace con un alto nivel de libertad y autonomía, respaldada por la aprobación de los poderes civiles (v.g. cartas otorgadas y cédulas imperiales, como la Authentica Habita (imperio real) de Federico I Barbarroja, de 1155, mediante la cual garantizaba, entre otros privilegios para maestros y estudiantes, la libertad de movimiento de los hombres de estudio, pudiendo ir, venir y residir con seguridad), y la autorización de los poderes religiosos (v.g. bulas y licencias, como la papal venia/licentia ubique docendi (venia docente a dónde se enseñe), de alcance para toda la res publica gentium christianorum (Cristiandad)). Hasta el gran cisma de 1378, la fundación universitaria era amparada casi al unísono por el Papa y el Emperador; desde entonces, se abre el camino a las guerras de investiduras. La relación (orientada hacia la libertad y la autonomía) entre la universidad y la triada religión – política - derecho, no resulta únicamente de carácter material, respecto a sus fundaciones y objetos de estudio (v.g. de escuelas catedralicias Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 consiguiendo entrometerse en el seno de las universidades, fomentando la ambitio pecuniae (ánimo de lucro) para sí (preparando técnicos para sus Administraciones), y menguando la ambitio dignitatis (deseo de perfección humana) de la ciudadanía (perdiéndose la condición adulta, para pasar a ser tutelada por los poderes públicos toda acción social). Donde más se ha notado ha sido en Europa continental, pues al expulsarse la religión de la arena pública, la política se ha visto desbordada, además de falsificada por la economía. La cuestión es de difícil solución, pues las propuestas universitarias, pese a sus orígenes y bagajes hasta el s. XIX, se han perdido prácticamente. ¿Dónde es posible encontrar respuestas ciertas hoy? 2. Unas coordenadas: ¿por qué religión, política, derecho en las Américas del siglo XXI? Cuestionarse el mundo en el que se vive es un sano ejercicio de humanidad, pues sólo los hombres están llamados a tal labor: las bestias son incapaces de interrogarse y las divinidades ya conocen las respuestas; luego únicamente quedamos nosotros, siempre y cuando, el sistema de consumo en el que nos hallamos enmarcados no nos atrofie hasta deshumanizarnos y envilecernos, impidiéndonos desplegar nuestro espíritu crítico. Supongamos que aún conservamos un mínimo de actitud crítica hacia el mundo, lo cual nos permite observar que habitamos una época de cambios, cada vez más numerosos y más acelerados. Nuevamente, habría que preguntarse ¿por qué? Una respuesta sintética bien podría ser por la globalización. Algo más elaborada, vendría a explicar que el mundo analógico del Estado-nación está agonizando, a la vez que está naciendo un mundo digital planetario: gracias a las nuevas tecnologías, se pueden producir intercambios, en tiempo real, en cualquier sitio (vid. cita de Wilber). Quizá, uno de los lugares más receptivos a los cambios sea ese rico entorno conocido como el hemisferio occidental o las Américas2, por su larga trayectoria de sincretismos. Y es en dicho entorno, 2 a universidades, donde se estudia Derecho Canónico y Romano), también lo es de corte espiritual (v.g. siendo necesario el respaldo de la autoridad papal y la potestad imperial para alcanzar y mantener la autonomía universitaria), además de afectar a la mentalidad, pues de tal modo se fomenta la secularización, aumentando la autoconfianza humana y haciendo a los hombres más de su tiempo, con lo que se incrementa la disponibilidad del poder social y un mejor conocimiento de sus esferas, cada vez más definidas. Vid. Sánchez-Bayón (2010). La noción de las Américas (the Americas, expresión estadounidense; Abya-yala, locución kuna, de Panamá y Colombia; Takir-mamani, acepción aymara, de los Andes; Cem-anahuac, lengua azteca, de Mesoamérica), sirve para hacer referencia a una 43 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" donde resulta clave, a través del acervo acumulado, reformular fundamentos tan esenciales en Ciencias Sociales como las interacciones entre las esferas sociales. De este modo tan claro, sencillo y directo, en honor al Prof. PicónSalas3, ha quedado esbozado el objeto temporal (los albores del s. XXI, del nuevo milenio, pero sin milenarismos, pues el mensaje final es de esperanza en el humanismo), el espacial (las Américas) y el material (las relaciones religión – política – derecho) del presente estudio. 3 44 denominación maximalista, que alude y comprende el rico crisol cultural hemisférico de múltiples comunidades coexistentes desde la Tundra a la Patagonia, pasando por las Grandes Llanuras y Lagos, Mesoamérica y Caribe, América andina y amazónica, y todo ello afectado por el influjo anglosajón y nórdico (dando lugar a la mentalidad angloamericana), y mediterráneo (la mentalidad latinoamericana): en la mentalidad angloamericana, cuando se hace referencia al territorio se habla de Américas, para enfatizar que el gentilicio americans sólo se reserva para los estadounidenses; en la mentalidad latinoamericana, en cambio, todo se entiende como un conjunto y se designa con alcance hemisférico. Este estudio aboga por la concepción de las Américas, como fórmula de interacción de mentalidades (como se produce en el Caribe o en el mismo seno de los EE.UU.) y por el sentido holístico que aporta. Luego, en vez de tener en cuenta y de forma aislada cada una de las piezas del puzle, se concibe el mismo en su conjunto, pues la integración de las diversas realidades sociales hemisféricas da como resultado un crisol más rico en significados que la mera suma de sus partes componentes. Dicha noción fue desarrollada en mayor profundidad por el Prof. M. González, vid. González y Sánchez-Bayón (2009). Se coincide con Picón-Salas (1944) (reimpreso hasta ocho veces). “Para que el libro sea legible y no circule tan sólo entre un respetable pero reducido círculo de expertos, he procurado podarlo del aparejo erudito, de lo que era estrictamente trabajo de cátedra y que los estudiosos pueden completar a rehacer estudiando las respectivas bibliografías. Un medio universitario tan seguro, tan rico y denso como el de los Estados Unidos convida y sobrestima, a veces, la proliferación erudita que, por agotar las referencias documentales, elude el lado humano y sensible de todo buen estudio. Se llega a escribir –y es un peligro de la Universidad moderna– para otros catedráticos o para llenar aquella hoja de figuración y merecimientos con que se asciende en la carrera profesoral. Hay por ello ciertos idola Universitatis que no conoció Bacon, y hay estudios eruditos que de puro perfectos eliminaron la personalidad y sensibilidad del investigador. Por eso más que el ciego acarreo del dado me interesó su tipicidad, y a la página plagada de citas preferí, de acuerdo con mi temperamento, lo que revelaba no sólo un esfuerzo de transmitir noticias, sino lo que es humanamente más urgente: entenderlas”. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 II. Una concepción holística y de gestión del poder social y sus esferas 1. El poder social y sus esferas: por separado y en conjunto Ahondando en la cuestión material (las relaciones religión – política – derecho), como ya indicara en mi libro Estudios de cultura político – jurídica (2010), se trata de los tres principales campos de fuerza social, influyentes en la acción colectiva y sus normas sociales (desde los romanos: fas, mos, ius).4 Tanto es así que, debido a los procesos de socialización, cualquiera dispone de creencias al respecto. Por tal motivo, cuestionarse dichos campos es un ejercicio muy sano e instructivo en la búsqueda de juicio, pues permite empezar a distinguir entre las creencias e ideas subyacentes. Además, interrogarse acerca de la religión, la política, y el derecho, tanto por separado como en sus interrelaciones, es un ejercicio excelente y trascendental para el desarrollo de la razón, así como, una valiosa oportunidad para preguntarse acerca de la esencia del poder y la ordenación social, lo que supone también la indagación sobre el mismísimo sentido humano: ¿qué es la vida y por qué se vive?; ¿por qué hay que estar íntimamente vinculado para disponer de un sentido? Es curioso que, mientras en el quehacer cotidiano va cobrando fuerza la reaparición de cuestiones relativas a las relaciones religión – política – derecho (baste con consultar los periódicos) entonces, bien podría pensarse que habría de ser mayor la presencia social de especialistas sobre la materia, para informar mejor a la opinión pública. En cambio, parece ser que la tendencia universitaria es otra. Resulta difícil formar a dichos especialistas si se van arrinconando en los planes de estudios las asignaturas de las disciplinas encargadas tradicionalmente de conocer al respecto. Entonces, si la tendencia sigue como hasta ahora, ¿de dónde procederán los demandados 4 En clase, al explicar la cuestión, procuro recurrir a la plástica metáfora de la gran nave, que es la sociedad, donde sus remos son las normas sociales; luego están separadas unas de otras (v.g. normas jurídicas, éticas, morales, usos sociales) y, a la par, van en la misma dirección, pues de otro modo esa nave no avanzaría y correría el riesgo de hundirse. Tanto es así que, pese a que las normas jurídicas gocen de una posición hegemónica frente al resto, si se distancian demasiado de las demás, puede provocarse terribles disonancias cognitivas, causando desafecciones sociales y pérdida de legitimidad al sistema, reduciéndose al Derecho a un mero instrumento de ingeniería social (basado más en la fuerza que en la razón). 45 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" especialistas? ¿Qué pasó con los estudios de cultura político-jurídica (tradicionalmente facilitadores de respuestas)? ¿Cuál va a ser la función social de la universidad? Esto fue escrito en el caluroso estío de 2009, pensando sobre todo en Europa continental y su tan cacareado proceso de (re)construcción de un Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Pero tal preocupación, ¿sería trasplantable a las Américas? La respuesta es no –si se atiende a ideas y sincretismo, tal como ofrece el nuevo siglo, y no se vuelve a caer en ideologías e hibridaciones (como más adelante se aclara). Tanto el estudio por separado de la religión, la política y el derecho, como en su conjunto (bajo denominaciones disciplinarias variadas, como Derecho Eclesiástico, Derecho y Religión o Estudios de Iglesia Estado), goza en cualquier caso de una gran salud académica (Vid. tabla disciplinaria más adelante). Muy probablemente, el hecho de que en las Américas se produzca una mayor predisposición de adaptación a la globalización y sus cambios, sabiendo lidiar mejor con las relaciones religión – política – derecho, más allá de la razón ya esgrimida del sincretismo (que se aclara más tarde), también es de considerar su falta de un Estado-nación fuerte, plenamente establecido, o como calificara el Prof. Henríquez-Ureña, “la falta de cohesión en el Estado” (en alusión a la herencia invertebrada), y unitario (pues la mayor parte de los Estados americanos, materialmente, actúan como Estados federales), así como, una mayor predisposición al relevo de las elites de poder, si se compara con la Europa continental anterior a la II Guerra Mundial. De tal manera que, los excesos del positivismo formalista que sí hemos vivido en Europa continental5, como regla general, en las Américas no han dejado de ser especialidades, sino excepciones. Uno de dichos excesos ha sido el intento de relegar la religión al ámbito más remoto de lo privado, de modo que casi 5 46 Positivismo, para más señas, francés (y laicista), pues el origen del alemán, que parte de los predicamentos de Hegel, por ejemplo, sostenía en relación con la religión y la construcción de la nación alemana lo siguiente: El espíritu germánico (der germanische Geist) es el espíritu del Nuevo Mundo (neuen Welt), cuyo fin es la realización de la verdad absoluta, como autodeterminación infinita de la libertad, que tiene por contenido su propia forma absoluta. El principio del imperio germánico debe ser ajustado a la religión cristiana. El destino de los pueblos germánicos es el de suministrar los portadores del principio cristiano (Conferencias sobre Historia y Filosofía del Derecho y el Estado).Y qué decir del positivismo británico (God bless the Queen) y estadounidense (God bless America). Luego, las acusaciones de anti-modernidad y anti-positivismo, carecen de base, salvo que sólo se beba de una fuente, que es el positivismo francés decimonónico, de marcado laicismo. Vid. Sánchez-Bayón (2008a, 2010). Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 desapareciera, pues toda religión, como su nombre indica y por su propia naturaleza6, ha de ser compartida para sobrevivir. En su lugar, procuramos extender el ámbito de la política, que se ha visto sobresaturada, dejando de servir para su fin propio, que es la gestión del bien común. Y del derecho, qué decir, amén de que ha dejado de tener relación con la justicia, y se ha visto reducido a pura legalidad, muchas veces sin legitimidad, ni eficacia, y de dudosa validez. 2. Un paradigma global: el positivismo realista holístico Hecha la llamada de advertencia, sólo queda esbozar grosso modo, la cuestión paradigmática, para que así se esté más que listo para proceder a conocer mejor la realidad de las relaciones religión – política – derecho, cuyas reglas nutren el Ordenamiento global, el cual está teniendo una acogida mejor en las Américas de inicios de milenio: en su seno, no hay tanto proteccionismo jurídico (laminador de la realidad por disciplinas independientes) y sí una mayor predisposición a las relaciones de la globalización (v.g. las instancias internacionales operan ya casi como cuartas instancias de los países). 6 Vid. Sánchez-Bayón (2008a) vol. 1, donde se pone de manifiesto la curiosa divergencia entre la interpretación europeo continental y las americanas, pese a partir de la misma base: más o menos coincidentes resultan las definiciones de diccionario en Occidente, donde se tiende a cometer el desliz etnocentrista de confundir la religión con la abstracción de los componentes constitutivos del cristianismo (v.g. creencias en dios y en el más allá, sistema moral y de vida, compromiso identitario social y sus rituales, literatura sagrada, etc.). Incluso, se va más allá y se intenta extrapolar dicha fórmula a aquellas experiencias socio-culturales aparentemente análogas, coincidentes en casi todos los componentes mencionados (v.g. judaísmo, islamismo, sijismo, bahaismo), o sólo en alguno (v.g. hinduismo, budismo, taoísmo, tribalismo). En cambio, si se presta algo más de atención, se puede observar que, tanto religión como dios, no son voces que provengan en Occidente sólo de su tradición sagrada, sino más bien de su fusión con la tradición profana, pues: a) dios, no procede de yavéh o jehová, sino de zeus (griego)/deus (latín); b) religión, tiene su raíz lingüística en el prefijo re, que aporta un carácter superlativo y/o reiterativo, y el lexema ligatio-onis (ligación o vínculo), que hace referencia a atadura o ligadura, más de corte metafórico, de estrecha relación con (v.g. dios, la comunidad, la tradición); la voz religio también pude conectarse con religari (volver a ligarse, como reconexión), relegere (volverse constantemente, como referencia o epicentro vital), reeligere (volver a elegir, como renovación de compromiso). Teniendo en cuenta todos estos planteamientos y prejuicios, el intento de definición de religión ofrecido en dicho volumen, resultó: imaginario socio cultural metafísico autocentrado. 47 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" ¿A qué nos referimos cuando hablamos de paradigmas en derecho? En primer lugar, por paradigma se viene entendiendo aquel modelo o patrón a través del cual conocemos: son los límites de nuestra comprensión vigente. Luego, según la teoría de las revoluciones científicas y la articulación de sus paradigmas (Kuhn), se postula entonces que la ciencia no ha tenido un único modelo comprensivo, de sereno desarrollo gradual y acumulativo, sino que su evolución ha estado preñada de crisis y transformaciones. Durante los períodos de normalidad, sólo se ha podido solucionar un número limitado de problemas (los explicables dentro del paradigma dominante), mientras que tras los períodos de crisis, el número de casos a resolver se incrementa considerablemente, gracias a la reinterpretación efectiva de los enfoques sobre la realidad y la mejora de sus técnicas de cuantificación y calificación. La evolución del derecho, máxime desde su inclusión entre las ciencias sociales, a las que, paradójicamente dio vida, tras las reformas universitarias decimonónicas, es el fruto de demarcación del paradigma en tiempos de crisis por los juristas o teóricos de fundamentos, y de la profundización en el mismo en los periodos de normalidad por parte de los abogados o técnicoprofesionales. En consecuencia, no se confunda el lector, que el paradigma jurídico, no lo determina la forma de su regulación, sino los fines que la inspiran, no se vaya a caer en el error, hoy tan presente, del cientificismo, donde se confunde ideológicamente la técnica con la ciencia, como estrategia de acceso e intento de monopolio del poder.7 Aterrizando algo más en la cuestión, y asumiendo que el derecho es una ciencia social más: ¿cuáles han sido sus paradigmas más significativos? Valga, para este nivel de explicaciones sucintas, destacar tres grandes modelos: a) el tradicional o normativo, b) el moderno o realista, y c) el posmoderno o discursivo. A) Guía de fundamentos paradigmáticos jurídicos a) El paradigma tradicional o normativo (dogmático) Se concibe el derecho como un conjunto de preceptos. Se acoge en su seno teorías axiológicas (finalistas) y ontológicas (formalistas), tanto objetivistas (basadas en la defensa de bienes jurídicos) como consensualistas (respondiendo a exigencias coyunturales). En crisis por excesiva abstracción, aunque se intenta revitalizar por medio de propuestas morales y comunitaristas. 7 48 Todas estas cuestiones se plantean con mayor detalle en Sánchez-Bayón (2010). Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 b) El paradigma moderno o realista (sociológico) Se concibe el derecho como un juego de ordenación social, juego de palabras: la norma no es lo normado, sino la normalidad conforme a la norma; en otros trabajos también se denomina sistemática holística. c) El paradigma posmoderno o discursivo (ideológico) No hay concepción del derecho, sólo una crítica cultural a su uso como mecanismo represivo; es una estética poco ética, pues prima hacer oír las disidencias, no como estrategia para hacer justicia, sino para consecución de cuota de poder. Lo que se pretende, desde estas líneas, es invitar a participar en el nuevo paradigma en curso, que no obliga a posicionarse a favor de ninguna de las propuestas previas, sino más bien lo contrario, se busca su integración; por eso se denomina paradigma de positivismo realista holístico y/o sistémico difuso: al ser menos formalista, sí es más sensible a los cambios en curso, con todos sus trasplantes jurídicos y sus sincretismos comunitarios; de este modo, se puede calificar mejor todas las cuestiones relativas a la legitimidad, la validez y la eficacia de los Ordenamientos –que entran en contacto por la globalización–, atendiendo también a las conexiones entre ellos y sus interacciones. Se trata de un paradigma que impulsa el desarrollo de nociones político– jurídicas –efectivamente, se tienden puentes entre derecho y política, pues su escisión es fruto de convencionalismos académicos–, entre las cuales cabe destacar, por ejemplo, decodificación, negociación legislativa o neocontractualismo normativo, etc. –sin limitarse a la débil fórmula teorética de Rawls, donde para ser realmente justo es necesario olvidarse de las categorías de lo cotidiano o prejuicios, sino más bien, siendo conscientes de las mismas, y aplicando el sentido común, se pueda operar con mayor conocimiento, coherencia y constancia sobre la realidad-.8 III. Derecho Eclesiástico de las Américas: entre la tradición y el sincretismo 1. E pluribus unum – novus ordo seclorum El hombre, como ser finito, para no angustiarse, busca aquello que considera trascendente y le pueda servir de guía en su anhelo (v.g. dios, el más allá, la tradición, el poder). Ahora bien, por su limitación natural, requiere de 8 Vid. Sánchez-Bayón (2011b). 49 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" una comprensión por partes, de ahí que lamine su estudio de la realidad social, fragmentándola en esferas separadas, con sus disciplinas correspondientes y a la postre, independientes. Luego, el prejuicio posmoderno de la independencia entre religión – política – derecho, no tiene sustento en la propia realidad social, sino en los esfuerzos por acercarse a la misma y los intentos de monopolizar su discurso por cierto tipo de elite de poder descreída (en el sentido tradicional), no respondiendo a los indicadores sociales, donde aún se pueden apreciar las interacciones religión – política – derecho, a diversos niveles (v.g. desde la confesionalidad de las bases, algunas constituidas en grupos de presión, hasta el ascenso a la Presidencia de la República de gente como Lugo, ex obispo paraguayo). Sin este conocimiento de la realidad, difícilmente, se pueden interpretar las normas, ni producir otras que se ajusten a aquélla. Luego, lo que se ha ido separando con interés científico, conforme al mismo, no puede permanecer independiente y alejado de la realidad, de ahí la urgencia y necesidad del cultivo de disciplinas de integración como el Derecho Eclesiástico. Se trata de una disciplina de reconversión, que ha dado cabida a otras tantas iushumanistas y culturales, a lo largo de diversos momentos, lugares y materias. Y es que, quizá en Europa continental el Derecho Eclesiástico naciera como fórmula de tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen, pero en las Américas, se está revelando como fuente de conocimiento y gestión muy valiosa para transitar por la globalización. Tanto el estudio por separado de la religión, la política y el derecho, como en su conjunto, bajo denominaciones disciplinarias variadas, como Derecho Eclesiástico (o Derecho y Religión, Estudios de Iglesia Estado, etc.), goza en cualquier caso de una gran salud académica.9 A) Tabla disciplinaria del Derecho Eclesiástico a) Ámbito anglosajón Se refiere a aquel dominado por el enfoque antropológico anglosajón protestante (v.g. EE.UU., Canadá, Antillas y Guayanas), orientado hacia la temprana consecución de la libertad y autonomía religiosas, en especial, en el prototípico modelo estadounidense, basado en la prohibición de religión oficial alguna y la promoción del libre ejercicio religioso. Académicamente, tal vocación tuvo como resultado la pronta consolidación del área 9 50 Vid. Capítulo 2 de González y Sánchez-Bayón (2009). En este caso, se añade una tercera categoría, cada vez más sobresaliente. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 interdisciplinaria de American Civil Church Law (ACCL), cuyas especializaciones posteriores y más populares han sido: i) Constitutional Studies: esta línea ha tenido su desarrollo primordial en las Facultades de Derecho, con un cariz algo más positivoformalista (acudiendo a la Primera Enmienda y su interpretación jurisprudencial); ii) Church - State Studies: su desarrollo se ha producido en las Facultades de Teología y Humanidades, bajo enfoques filosófico historicistas, así como politológicos y sociológicos; iii) Religion ands: es la visión más reciente y ecléctica (de origen en los Critical & Cultural Studies), consolidada sobre todo en las Facultades de Humanidades y Comunicación, y da cabida a planteamientos sobrevenidos, como la geoestrategia. En el cultivo de la materia, no sólo han destacado las Universidades del Ivy League (como Harvard, Yale o Stanford, que no han dejado de enseñar al respecto), sino que el impulso investigador (con centros prestigiosos) ha procedido de otras universidades –de una impronta más confesional–, como la bautista de Baylor University (J.M. Dawson Institute of Church - State Studies), la católica de De Paul University (Center for Church - State Studies), la mormona de Brigham Young University (International Center for Law and Religion Studies), incluso adquieren gran relevancia los think tanks o centros de investigación de alto rendimiento, como creadores de opinión y grupos de interés. b) Ámbito latinoamericano Se indica el marco bajo la influencia antropológica euromediterránea católica (de México a Argentina y Chile, sin olvidar el Caribe). Su visión ha sido confesional, muy vinculada a la Iglesia Católica, hasta fechas recientes (el Patronato ha llegado a pervivir hasta las Independencias). Con las olas de democratización, también se ha producido un impulso formal y material de la libertad y autonomía religiosas. Así ha pasado, igualmente, en su estudio académico, donde disciplinas como Derecho de Indias y Patronazgo o Derecho Canónico, han venido a ser sustituidas por un Derecho Eclesiástico sui generis, pues aunque se parte de las propuestas europeo continentales, también se da cabida al estudio de los fenómenos propios (como son otras antropologías subyacentes, del tipo indoamericana, afroamericana). Entre las universidades más sensibles al cambio, impulsoras de la implantación del citado Derecho Eclesiástico (mediante disciplinas e institutos de investigación), se distinguen las Pontificias Universidades Católicas de Argentina, Chile y Perú. También se 51 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" llama la atención, como vía de integración regional, sobre el papel que viene desarrollando el Consorcio Latinoamericano de Libertad Religiosa. c) Ámbito sincrético Se trata de una combinación de antropologías, favorecida por los Estudios Culturales (en especial, los Estudios Latinoamericanos y su sección Church State patterns, en universidades estadounidenses), donde se vienen produciendo joyas bibliográficas, como Mecham (1934, revisado y ampliado 1966), Howard (1944), y más tarde, con una carga más discursiva, Boff (1986); junto con las ediciones de Keogh (1990), Patinayak (1984), Pike (1964); así como la colección ofrecida por Orbis Books, cuyas publicaciones mejores son las anteriores a finales de la década de 1990: Berryman (1984), Cleary (1985), Maduro (1982) y un largo etcétera hasta Klaiber (1998), traducción, cuyo original fue publicado en español por la Pontificia Universidad Católica de Perú. 2. Derecho eclesiástico a la americana Así, entre la tradición y el sincretismo10, el Derecho Eclesiástico de las Américas, recibe la herencia europeo continental, por la que bajo una misma denominación se hace referencia a las siguientes cuestiones: A) Derecho Eclesiástico como rama del Ordenamiento Se alude a la dimensión objetiva del derecho, esto es, al conjunto de normas coactivas civiles, en oposición a las fuentes religiosas, que regulan la dimensión social del factor religioso. Tal rama del Ordenamiento tiene su origen en la Reforma Protestante europea (s. XVI), cuando los gobernantes civiles comienzan a asumir competencias reguladoras sobre la materia por razón de orden social y garantía de la identidad común, o sea, la justificación del jurisdiccionalismo que permite la construcción de las Monarquías modernas. Esta noción, muta en las Américas, ya que progresivamente, el Derecho Eclesiástico deja de ser una herramienta de gobierno de las elites para convertirse en el bastión de las bases sociales para exigir un auténtico tránsito a la Modernidad y, por tanto, un real reconocimiento, protección y promoción de 10 52 Son consecuencia de la simbiosis desigual –aunque realistas- entre la religión cristiana y las fórmulas africanas e indígenas, sobre todo. En González y Sánchez-Bayón (2009), se profundizó algo más sobre la noción y ofrecimos dos grandes categorías de sincretismos americanos: a) el mestizaje occidental (v.g. santería, candomblé, vudú, chamanismo); b) milenarismo indoamericano (cuya máxima expresión es el indigenismo, tanto cultural como revolucionario). Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 la libertad religiosa, como piedra angular para la construcción del conjunto de su autonomía individual. Evidentemente, ésta es la noción occidental de la materia, que hasta no hace mucho venía excluyendo el reconocimiento de otras visiones americanas, como la indígena y la afrodescendiente, entre las más destacadas, de ahí la urgencia de postular un sincretismo integrador como el que se ha venido acometiendo. B) Derecho Eclesiástico como saber jurídico Se hace referencia a la evolución del pensamiento que dota de sentido a la primera acepción (la del Derecho Eclesiástico como rama del Ordenamiento). Desde las visiones antropológicas occidentales, tras su secularización, las más destacadas corrientes jurídicas (de las Iusnaturalistas racionales, ss. XVI XVIII; pasando por las Iushistoricistas nacionales y panregionales, s. XIX; hasta las Iuspositivistas formales, desde el s. XIX), han buscado la tipificación legal de la libertad religiosa como un derecho individual, así como, del principio de autonomía religiosa en las relaciones iglesia-Estado. Sin embargo, no cabe obviar la tardía hermenéutica crítico cultural, que sobre todo desde planteamientos neomarxistas, reivindican una revisión profunda de la agónica concepción positivista formal de Occidente, pues no todo el derecho proviene del Estado, ni éste goza de taumatúrgica y tautológica legitimidad y eficacia. Dichas críticas son salvadas en las Américas gracias a su sincretismo, que hace partícipe del sistema a las ya mencionadas antropologías marginadas, las cuales recurren a un revestimiento occidental para expresarse y exigir su participación paritaria. C) Derecho Eclesiástico como disciplina académica Se trata de la fusión y síntesis del estudio de la rama jurídica y su saber específico aparejado, mediante la construcción de tipos ideales orientados a la enseñanza universitaria, cuya simplicidad bien ayuda al estudiante de ciencias sociales, en especial, al de Derecho, para la compresión por contraste entre modelos, pero que dista considerablemente de la realidad referida. Es por ello que, ya resulta bastante discutible que la fórmula académica centroeuropea decimonónica de Derecho Eclesiástico se trasplantara al marco mediterráneo a comienzos del s. XX, empero, sería sumamente falaz tratar de hacer lo mismo con el marco de las Américas. Tal vez, para ciertos países latinoamericanos sería viable, con bastantes precauciones locales, pero ello excluiría la posibilidad de atender a las otras antropologías subyacentes (sobre todo la indígena y la afrodescendiente). Ahora bien, toda esta tradición encuentra nuevos niveles de mestizaje o sincretismo, gracias a la apertura del Derecho Eclesiástico de las Américas a 53 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" los planteamientos del emergente paradigma del positivismo realista holístico. De entre los nuevos enfoques y orientaciones a tener en consideración (algunos de los cuales, han sido ya referidos de manera indirecta o sectorial), se sintetiza la fusión de sus propuestas en los planteamientos de11: a) libertas ecclesiae (autonomía eclesiástica o relaciones Iglesia Estado), que es el estudio sobre la evolución de las relaciones entre el poder civil y el religioso en Occidente, atendiendo a sus diversas etapas (v.g. identificación, exclusión, separación, utilitarismo, acomodación), hasta la consolidación de los principios de autonomía y cooperación; b) legislatio libertatis (legislación para la libertad o libertad religiosa), que es la indagación sobre la emergencia de la libertad religiosa (en su ejercicio individual y grupal), y su relación con el resto de libertades públicas; c) religio ex machina (por obra de la religión o asistencia socio-religiosa), que es el cuestionamiento sobre el impacto psicosocial del factor religioso en las políticas públicas y su regulación, con especial atención a las cuestiones relativas a la identidad y la solidaridad; d) utrumque ius (de uno y otro derecho), que en su abordaje micro supone la atención a las propuestas de integración los diversos ordenamientos sociales, y en un nivel macro, como muestra de sus potentes entrelazamientos, se permite por esta vía incorporar propuestas de disciplinas afines; e) topica dominical, que es el tratamiento sistemático de la regulación sobre los reflejos jurídicos del factor religioso y el estudio de su validez civil, en temas como persona (v.g. ministro de culto, organizaciones religiosas), familia (v.g. matrimonio y relaciones paterno-filiales), confesión (v.g. educación, sanidad y beneficencia), y sociedad (v.g. bioética, geopolítica, medios de comunicación). En consecuencia, resulta lógico pensar que el Derecho Eclesiástico en las Américas recorra el camino de la tradición, sí, pero adaptándose a su propia trayectoria y ritmo, según su realidad social: ese es su sincretismo. Pero también existe el riesgo de que acometa un mestizaje distorsionador, cada vez más próximo a la hibridación (conforme a la hibris (confusión y/o locura) griega clásica, causante de confusión), como empieza a pasar, por ejemplo, con el derecho indígena (como se verá en breve). 11 54 Para más detalle, vid. Capítulos 4 y 5 Sánchez-Bayón (2010). Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 IV. Notas analítico–empíricas sobre las experiencias de libertad religiosa y relaciones Iglesia–Estado 1. Una visión panorámica y comparada Con los mimbres de los epígrafes precedentes, ¿qué clase de cesto se puede hacer? Uno conforme a los cánones del nuevo paradigma, correspondiente a la ordenación social de la globalización, cuyas reglas de juego sólo son legibles con un cierto apoyo en la sociología y el comparativismo. Y es que la resistencia al avance no se está encontrando en la dificultad del nuevo paradigma (ni por sus conceptos articuladores, ni por su conjunto), sino en el empeño de algunos de permanecer en polémicas decimonónicas, tales como la validez civil del derecho concordatario, cuando éste sólo es la punta de un iceberg mayor, como es el actual derecho pacticio: en el paradigma del Ordenamiento global, el realismo y la armonización, son exigencias ineludibles, pues ya no hay un único sujeto dominante (como los poderes públicos del Estado), capaz de fijar la mayor parte de la regulación y plasmarla en unos códigos a su merced, legitimando todo ello con un falso discurso del objetivismo, impidiendo que puedan surgir otras interpretaciones contrarias a sus planteamientos, sino que con la globalización todos los blindajes han caído, dando lugar a un nuevo orden de sujetos, objetos y contenidos de derecho, con relaciones y normas de lo más variopintas. No cabe seguir siendo países mercantilizados jurídicamente, en el sentido tradicional del mercantilismo, que favoreció la consolidación del Estado-nación, sino que al igual que los capitales, bienes y servicios, las normas y las relaciones también han de fluir, dentro de un cierto orden, que es lo que se pretende. Pues bien, para los ávidos de concreción, a continuación, se proporciona una compilación de los modelos y reglas más sobresalientes, ilustrativos del sincretismo sobre libertad y autonomía religiosa, sin discriminación, habido en las Américas. 2. Una red regulatoria de fuera a adentro Las primeras capas de redes del complejo sistema normativo son las provenientes del marco exterior12, donde instituciones internacionales, junto con 12 Ya no hay una única y hegemónica norma de remisión (como venían siendo las Constituciones y los Códigos estatales), que fije la jerarquía de fuentes, pues más bien, desde un actual análisis heurístico, se percibe sin dificultad que se está ante un complejo sistema de redes normativas, tejido de fuera a adentro, y viceversa, según las necesidades coyunturales. Así, para las Américas, en lo relativo a la libertad y autonomía religiosa, y su no 55 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" aquellas otras con capacidad de acción más allá de las fronteras convencionales, velan por el respeto de unos parámetros mínimos de salvaguardia de los derechos y libertades, ya no como simple comitas gentium (cortesía de los pueblos) o compromiso ético de los pueblos, sino como ius gentium (derecho de los pueblos) o derecho imperativo irrenunciable. Resulta sorprendente y algo paradójico que, al mismo tiempo que se produce la consolidación del Derecho Internacional, ello sea a expensas de someterse a las exigencias del positivismo formalista, claramente estatalista, habiendo de distinguir en su seno entre: a) una parte de lex lata (ley tasada) o hard law (derecho imperativo), como regulación vigente (principal), a su vez subdividida entre un bloque fundamental, denominado ius cogens13 o derecho imperativo de carácter expansivo (v.g. tratados sobre derechos humanos), frente a un derecho imperativo de carácter restrictivo (v.g. tratados comerciales); b) otra parte de lex ferenda (ley propuesta) o soft law (derecho dispositivo), como regulación abiertamente dispositiva o en curso (v.g. declaraciones institucionales y regulación administrativa de las organizaciones internacionales), lo que no quita que, la misma sea clave para profundizar en la 13 56 discriminación, dicha red de redes consta de capas de regulación exterior (internacional y transnacional) y doméstica (nacional y local), tejida de fuera a adentro, principalmente, tal como se enuncia a continuación: desde la regulación de vocación universal de la Organización de Naciones Unidas (ONU) hasta el desarrollo legislativo de cada país (v.g. leyes de libertad religiosa). Entre los principios y normas de ius cogens, cabe observar en un sentido tradicional (de un derecho interestatal): a) principios generales estructurales: igualdad soberana entre Estados, arreglo pacífico de controversias y prohibición del uso de la fuerza, respeto de los derechos humanos, libre determinación de los pueblos y descolonización; b) obligaciones erga omnes (para todos los hombres; humanidad): buena fe, pactismo, pacta sunt servanda (los pactos han de respetarse): consenso, consentimiento y responsabilidad, reciprocidad, respeto del orden público, cesación del ilícito, no reiteración y reparación, prevención. En un sentido más moderno (de Derecho de las organizaciones internacionales y orientado a la implantación del (neo)utrumque ius (nuevo derecho de unos y otros): a) valores superiores dinamizadores: ecopacifismo, cooperación y desarrollo sostenible, democracia y gobernanza mundial; b) fines e intereses comunes: rehumanización, resocialización, redemocratización del orden internacional, fomentar la interdependencia solidaria mediante una agenda de interés común y favorece las relaciones y la libertad/ flexibilidad de forma jurídica (favor negotti), ampliar y profundizar relaciones y derecho (ius cogens y obligaciones erga omnes). Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 interpretación subsidiaria del hard law.14 Conforme a lo cual, el derecho externo a destacar es el que sigue. A) Ámbito universal Se hace referencia a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), surgida tras la posguerra mundial15, y que representa el último gran esfuerzo para establecer una administración de lo internacional conforme a derecho, mediante plataformas permanentes (propias y armonizando otras regionales e inferiores, art. 52 ss. Carta de la ONU), autónomas (con personalidad y capacidad jurídica, e impulsando los procesos de codificación internacional del derecho), y con diversidad de organismos a su servicio (v.g. principales, subsidiarios, especializados). Así, la siguiente prelación normativa, que fija los estándares mínimos de vocación universal sobre la libertad religiosa lato sensu16, consiste en: Todas estas categorías jurídicas, como tales, son vinculantes (de tipo imperativo, dispositivo o semi-imperativo), pues esa es la naturaleza del Derecho, el ser coactivo (a diferencia de otras normas sociales como las reglas morales y éticas o los usos sociales). En el mundo anglosajón, al hard law se lo considera propiamente Derecho, mientras que el soft law está más próximo a la política. Lo que no es aceptable, conforme a la teoría del Derecho y demás fundamentos y comparativa jurídica, es la tendencia actual europeocontinental de calificar a una parte como vinculante y a la otra no (pues se tiende a considerar sólo vinculante la regulación internacional emanada de los Estados, o como ya denunciara Hegel, una suerte de Derecho estatal externo). 15 Régimen jurídico básico de la ONU: Carta de Naciones Unidas (1945), Convención sobre privilegios e inmunidades de la ONU y organismos especializados (1947), Convención sobre Derecho de los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre sí (1986), Convención sobre privilegios e inmunidades de Naciones Unidas (1946), Convención sobre privilegios e inmunidades de los órganos especializados (1947), Convenio sobre las representaciones de los Estados en sus relaciones con las organizaciones internacionales de carácter universal (1975). 16 La prelación normativa no se acomete tanto por criterios temporales (desde cuándo obliga) o espaciales (a cuántos obliga y hasta dónde alcanza), sino materiales: cuanto mayor sea la cobertura relativa a los derechos humanos, antes aparecerá en el listado seleccionado –evidentemente, dicha priorización también viene condicionada por la sensibilidad de temas en la agenda institucional (v.g. la protección de la infancia)-; luego, figurarán primero los instrumentos constitutivos de la Carta Internacional de Derechos Humanos (la Declaración Universal, los Pactos Internacionales y sus Protocolos), más aquellos instrumentos de mayor solera e impacto en la sensibilidad de la opinión pública (v.g. Convención del Niño, Convenios Antdiscriminación), así como, ciertos instrumentos clave de derechos humanos y derecho humanitario (v.g. Convenciones de Ginebra). Sin 14 57 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" a) Regulación imperativa marco (de órganos principales): arts. 2, 4, 18, 20, 24, 26 y 27 del Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966); arts. 2 y 13 del Pacto internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966); arts. 2, 14, 20, 29 y 30 de la Convención sobre los derechos del Niño (1989); art. 5 de la Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial (1965); art. 12 de la Convención sobre la protección de los derechos de los trabajadores migratorios y de sus familiares (1990); arts. 3 y 4 de la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas (1954); arts. 1, 3, 4 y 33 de la Convención sobre el estatuto de los refugiados (1950); art. II de la Convención sobre la prevención y castigo del delito de genocidio (1948); arts. 3, 4, 16 y 3337 del III. Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra (1949), entre otros. b) Regulación imperativa sectorial (de órganos subsidiarios y especializados): se centra la atención en los dos organismos con mayor protagonismo en la salvaguardia de libertad religiosa, amén de la Relatoría, pero cuya producción normativa no se corresponde con esta categoría, como son la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); arts. 1, 2 y 5 de la Convención relativa a la lucha contra la discriminación en la esfera de la enseñanza (1960); arts. 2 y 4 de la Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales (2005), y la Organización Internacional del Trabajo, posponiendo sus otros convenios sobre libertad religiosa, para cuando se aborde la cuestión indígena (Convenio nº 111 de 1958). c) Regulación dispositiva: arts. 2, 18 y 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948); ppios. 1 y 10 de la Declaración de los Derechos del Niño (1959); arts. 1 - 8 de la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones (1981); arts. 1, 2 y 4 de la Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas (1992); art. 1 de la Declaración de Principios sobre la Tolerancia (1995); norma 6 (ppio. fundamental), 41 y 42 (religión), 65 y 66 (tratamiento), 77y 78 (instrucción y recreo) de las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos (1955), entre otros. embargo, se insiste una vez más, que es necesaria una comprensión holística, por la que resulta conveniente tejer una red de preceptos, constitutiva de una sólida base jurídica. 58 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 B) Ámbito regional Aunque en los últimos años ha proliferado la emergencia de organizaciones internacionales en las Américas17, su referente es la Organización de Estados Americanos (OEA), siendo legítima heredera de las conferencias panamericanas del s. XIX, y pudiéndose equiparar su rol, regionalmente, con el de la ONU.18 Destaca esta organización por ser la que más ha hecho a favor de la cultura democrática y los derechos humanos en las Américas, constituyendo y consolidando todo un entramado especializado al respecto: el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH).19 a) Regulación principal: arts. 1, 12, 13, 16, 17, 22 y 27 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969); arts. 3 y 13 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales, Protocolo de San Salvador (1988); art. 4 de la Convención interamericana para prevenir sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (1994); entre otros. b) Regulación complementaria (soft law): arts. 3 y 22 de la Declaración americana de los Derechos y Deberes del Hombre (1948); art. 9 de la Carta democrática interamericana (2001); ppio. II de la Declaración de principios sobre libertad de expresión (2000); ppios. II, XI, XII, XV y XXII Vid. epígrafe IV.2, aunque muchas de ellas no responden a la naturaleza y misión de una organización internacional, o en el mejor de los casos, parece ser un retroceso a la etapa de la conferencia de naciones, en su versión americana. 18 Se trata de una organización internacional de alcance hemisférico, cuyos antecedentes se remontan a la Primera Conferencia Internacional de Estados Americanos (celebrada en Washington D.C., de octubre de 1889 a abril de 1890). Hoy en día, casi todos los Estados americanos son parte de la OEA, aunque algunos se hayan suspendidos debido a sus gobiernos (v.g. Cuba de 1962 al 2009, Honduras desde 2009 en adelante). Los primeros miembros fueron los 21 países independientes americanos en el 5 de mayo de 1948: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, EE.UU., Uruguay, Venezuela. La expansión posterior de la OEA incluye las nuevas naciones independientes del Caribe (la mayoría de los cuales obtuvo la independencia sólo después de la II Guerra Mundial: Barbados, Trinidad y Tobago, Jamaica, Granada, Surinam, Dominica, Santa Lucía, Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granaditas, Bahamas, San Cristóbal y Nieves, Belice, Guayana) y Canadá. La sede principal de la OEA, al igual que la I Conferencia Panamericana, está situada en Washington D.C. (EE. UU.) 19 Vid. González y Sánchez-Bayón (2009), Sánchez-Bayón (2004). 17 59 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" de la Declaración de principios y buenas prácticas sobre la protección de las personas privadas de libertad en las Américas (2008); entre otros. C) Ámbito bilateral Básicamente, se refiere al derecho concordatario20, entre la Santa Sede21 y los países americanos (Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Haití, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela).22 Se lla- 20 21 22 60 Se trata del derecho contractual entre los grandes poderes sociales de Occidente: Iglesia Estado. El derecho concordatario suele versar sobre la delimitación de jurisdicciones y competencias, por lo que el problema tiende a producirse entorno a los considerados asuntos mixtos (v.g. educación y cultura, matrimonio y familia, lugares de culto y patrimonio), de ahí que sea tan conveniente tasar con antelación las reglas de cooperación y asistencia mutua, así como, las necesarias para dirimir posibles conflictos. De ahí que los concordatos resulten tan dispares, pues como afirmara el Papa Pio XII (en su Alocución a los juristas católicos italianos, de 6 de diciembre de 1953), “el concordato puede significar alianza expresa, pero también simple tolerancia, según los principios que sirven de normas de coexistencia de la Iglesia y sus fieles con las potencias y los hombres de distinta creencia”. Como parte del aggiornamento que trajo el Concilio Vaticano II, el Prof. Navarro-Valls nos ha explicado en alguna ocasión, por sensibilidad con los tiempos y un mejor ajuste al derecho internacional y comparado actual, los concordatos han comenzado a denominarse acuerdos, además de recoger el discurso iushumanista. La Iglesia Católica, no sólo es una confesión religiosa, sino que dispone históricamente del reconocimiento jurídico como Estado sui generis; en tal sentido, de la diversidad de denominaciones recibidas (v.g. Estados Pontificios), la actual de Santa Sede o Sede Apostólica, proviene de los Pactos de Letrán en 1929 (revisados en 1984). Dicha denominación se refiere a la dimensión subjetiva estatal, frente a la objetiva (que es el Estado Ciudad del Vaticano o Status Civitatis Vaticanae), y comprende su amplia red diplomática (incluidas sus misiones en la mayor parte de las más relevantes organizaciones internacionales). Vid. Argentina: Acuerdo sobre la situación jurídica de la Iglesia Católica Apostólica Romana en la República Argentina (1966); Acuerdo sobre jurisdicción castrense y asistencia religiosa de las fuerzas armadas (1957); Intercambio de notas para asegurar una más adecuada aplicación e interpretación de los acuerdos (1992). Brasil: Acuerdo sobre asistencia religiosa a las fuerzas armadas (1989); Acuerdo sobre la situación jurídica (2008). Bolivia: Concordato de 4 de diciembre (1957); Acuerdo sobre asistencia religiosa a las fuerzas armadas (1986); Complementación a los convenios suscritos (1989); Notas reservales (1993) tras la refundación estatal con la nueva Constitución y su desarrollo regulatorio, podría discutirse la validez y vigencia actual de éste y de los demás acuerdos. Colombia: Concordato (1973). Ecuador: Convenio adicional de modus vivendi (1937). El Salvador: Concordato (1968). Haití: Concordato (1860). Paraguay: Acuerdo de 2002. Perú: Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 ma la atención sobre dos cuestiones que desde el positivismo formalista difícilmente se podría entender y abordar. La primera es la relativa a la especial relación entre los EE.UU. y la Santa Sede, pues aunque no existe un concordato stricto sensu, sí se han dado desde finales del s. XVIII intensas relaciones diplomáticas, con acuerdos diversos.23 La segunda cuestión es la relativa a la engañosa regulación calificada de convenio, formalmente, cabría la confusión, pero materialmente, sin duda entra en la categoría de legislación interna, producida unilateralmente por algunos países para hacer extensivo el régimen jurídico convenido con la Iglesia Católica para otras confesiones de su país (v.g. Colombia, Ecuador). D) Actos unilaterales (internacionales y transnacionales) Pese al problema de naturaleza jurídica que acarrean los actos unilaterales (como fuente de derecho internacional), en cambio, cada vez cobran mayor importancia, dando impulso al denominado derecho transnacional, donde la regulación de un sujeto de derecho internacional puede tener proyección más allá de su ámbito interno, llegando hasta donde alcancen sus intereses y se muestre su autonomía de la voluntad. Así pasa, especialmente, con la Santa Sede (con todo su despliegue mediante el Consejo Episcopal Latinoamericano)24 y con los EE.UU. (con su sistema International Religious 23 24 Acuerdo de 1980. República Dominicana: Concordato de 1954. Venezuela: Concordato de 1964. Como las Negociaciones con la Santa Sede de 1783, los Acuerdos de Primera Misión en 1848. Ello facilitó además, que se firmaran acuerdos bilaterales con Estados vecinos, confesionales por entonces, y con menciones sobre la religión: Tratado con Colombia de 1824 (art. XI); Tratado con Brasil de 1828 (art. XIII); Tratado con Chile de 1832 (art. XI); Tratado con Venezuela de 1836 (art. XIV), y de 1860 (art. IV); Tratado con Federación Perú - Bolivia de 1836 (art. X); Tratado con México de 1848 (art. IX); Tratado con El Salvador de 1850 (art. XIV), y de 1870 (art. XIV); Tratado con Costa Rica de 1851 (art. XII); Tratado con Confederación Argentina de 1853 (art. XIII); Tratado con Honduras de 1864 (art. XII); Tratado con Haití de 1864 (art. VIII); Tratado con Nicaragua de 1867 (art. XII); Tratado con República Dominicana de 1867 (art. IV); entre otros. El CELAM, desde su constitución (en 1955, tras el Congreso Eucarístico Internacional de Río de Janeiro y el mensaje de Pío XII para la ocasión, tiene lugar la I Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, donde se alumbra la idea, que se adopta finalmente en 1958), viene prestando diversos servicios de integración continental, armonizando la pastoral y la acción social –donde la doctrina social católica ha llegado a hibridar con el socialismo, como ya se ha mencionado, y tal como se puede observar en los textos compilados–, todo ello a lo largo y ancho de las veintidós Conferencias Episcopales nacionales (de México a El Cabo de Hornos, incluyendo el Caribe y las Antillas). 61 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" Freedom Act)25, que son los dos Estados con mayor despliegue diplomático en el mundo, además de un marcado cariz cristiano. E) Ámbito interno Hoy en día, la mayor parte de los países de las Américas reconocen la libertad religiosa, y practican un modelo de relaciones religión – política – derecho (o sencillamente, Iglesia Estado) de separación –la afirmación no es absoluta por las aristas interpretativas que ofrecen ciertas Administraciones–; lo que pasa es que unos mantienen políticas más cooperacionistas (v.g. Colombia, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Uruguay, etc.) y otros más distancionistas –y casi laicistas, pero sólo frente a las religiones occidentales, en especial, contra la Iglesia Católica– (v.g. Bolivia, Cuba, Venezuela, México –en el pasado–). Pues bien, para fundamentar tales indicaciones, se recurre al estudio empírico de la regulación (sobre todo preceptos constitucionales y su desarrollo legislativo), así como, la coherencia y continuidad de las políticas públicas (v.g. asistencia socioreligiosa, reconocimiento y financiación confesional y de sus ministros de culto)26. Por tanto, cabe distinguir entre: La IRFA de 1988 y su enmienda principal de 1999, es una ley pública, comparable con las leyes orgánicas de Europa-continental. Suanteproyecto, únicamente, pretendía la supervisión de la libertad religiosa en el mundo, con el ánimo de proteger a los misioneros estadounidenses, y de paso, a las minorías religiosas. Dicha regulación y su sistema presentaba, al menos, una doble polémica jurídica sobre su legitimidad, su validez y su eficacia: a) por tratarse de una norma de derecho transnacional de los EE.UU. (una norma interna de carácter internacional, aplicable hasta donde hubieran de llegar los intereses estadounidenses); y b) al producirse un solapamiento con el sistema de la ONU, con la ratificación del Pacto de Derechos Civiles y Políticos. 26 En González y Sánchez-Bayón (2009), para evitar discusiones doctrinales dogmáticas, se recurrió a dos técnicas de la Sociología jurídica, permitiendo así distinguir empíricamente (entre lo formal y lo material), según los siguientes criterios –ligeramente modificados para este trabajo-: a) Test (o examen): entiéndase por tanto que no cabe extraer un fragmento de un artículo concreto de la Constitución correspondiente, y elevarlo a rango de norma absoluta, sino que tal extracción tiene que ponerse en correlación con el resto de preceptos constitucionales y con su desarrollo legislativo, así como, con las políticas públicas acometidas en al menos un par de Administraciones. De este modo, quedan desmontados los casos de supuesto confesionalismo vigente, como el atribuido a Costa Rica o Uruguay, pues su declaración constitucional de confesionalismo estatal se debe sólo a razones histórico-culturales y de articulación de infraestructuras –supliendo a los poderes públicos donde no pueden llegar éstos-, ya que en lo tocante al régimen jurídico del factor religioso, éste no se reconoce, protege y promueve desde la tradicional 25 62 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 a) Países con un modelo de separación distancionista Más conforme a las propuestas europeo - continentales heredadas, que a las propias americanas sincréticas: i) aquellos que proclaman la libertad de culto, pero restringen la personalidad jurídica de las confesiones –o promueven a sus competidores, como las asociaciones civiles– y prevén cierta supervisión de actuaciones, luego entre los latinoamericanos cabe citar Cuba (desde la década de 1960), México (desde 1917 hasta 1992 –pues la reforma de 1833, fue sólo secularizante27); Bolivia y Ecuador, desde la década de 2000; entre 27 y restrictiva tolerancia religiosa, sino que atiende a los parámetros de la moderna y aperturista libertad religiosa. Además, la mayor parte de los países de las Américas han incorporado a su acervo jurídico las regulaciones internacionales en materia de derechos humanos, donde el derecho de libertad de pensamiento, conciencia y religión es piedra angular. Luego, el test completo u holístico ha de ser tanto formal (prestando atención a los preceptos constitucionales que establecen el modelo y sus límites, así como, a su desarrollo normativo, a través de leyes de libertad religiosa y demás normativa de Derecho Eclesiástico), como material (contrastando sí se produce una auténtica libertad e igualdad religiosa en todas sus manifestaciones), y todo ello interpretado con una perspectiva y dentro de un marco histórico-cultural adecuado. b) Ranking (o graduación): atendiendo al test anterior es posible establecer una heurística de países o clasificación de Estado, reconociéndose la categoría triple a (AAA) para aquellos casos donde existe mayor certeza de observación de la libertad religiosa, y luego ir decreciendo según se vayan probando quiebras en el sistema. Esta práctica tiene sus orígenes en el marco internacional de los derechos humanos, tras la Segundad Guerra Mundial, con las relatorías especiales de la ONU y la OEA, pero ha sido la práctica estadounidense la que ha llevado la implantación de la técnica del ranking al más puro estilo del raiting, con el sistema de la IRFA (vid. ámbito interno), que desde 1998, ha recabado información (gracias a las embajadas estadounidenses en todo el mundo), para elaborar una serie de informes anuales y por países sobre aquellos casos donde se viola de forma grave, y muy grave, la libertad religiosa (y por ende, el resto de derechos humanos), siendo posible responder con sanciones unilaterales. Se trata de uno de los casos más paradigmáticos, por prototípico y polarizado, y buen ilustrador del devenir de la materia en los países vecinos. Uno de los primeros conflictos, es el relativo a la titularidad del Patronato, que pasa de ser real a ser nacional, por lo que en vez de estar en manos de las Cortes de España, es reivindicado por los poderes estatales mexicanos, que a su vez, una resultarán imperialistas (v.g. los militares Iturbide y Santa Anna, Maximiliano de Habsburg) y otras republicanos (v.g. los Presidentes interinos Gómez Farías, Álvarez y Comonfort, los Presidentes electos Benito Juárez y Porfirio Díaz); mientras, la Iglesia reivindica la celebración de un Concordato, pues el Patronato no deja 63 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" los angloamericanos (sirviendo de referente para los caribeños)28, se destacan los EE.UU., en sus Administraciones Roosevelt y Clinton; ii) aquellos que proclaman la libertad de culto pero exigen alguna práctica de reconocimiento a las confesiones (si desean un status especial, por ejemplo, han de inscribirse en registro público), destacando entre los latinoamericanos Brasil, Haití, Chile; y entre los angloamericanos, EE.UU., Canadá (siendo un tema abierto a revisión desde 1982). b) Países con un modelo de separación cooperacionista i) aquellos que proclaman la libertad religiosa, pero con preferencialismo confesional (v.g. vía declaración expresa, existencia de acuerdo), destacando entre los latinoamericanos, con un cierto preferencialismo católico, los casos de Uruguay, Costa Rica, República Dominicana, Honduras; y entre los angloamericanos y caribeños (de preferencialismo evangélico), Belice, Trinidad y Tobago, Jamaica, incluso los EE.UU., hasta la entrada en vigor (en 1968) de la 14 Enmienda; ii) aquellos que proclaman la libertad religiosa, pero con vestigios de confesionalismos pasados, aunque hoy en día tengan un significado completamente secular (v.g. vía pronunciamientos, juramentos, tendencia de políticas públicas), entre los latinoamericanos, cabría citar Argentina, Chile, Colombia; entre los angloamericanos, por ejemplo, los EE.UU., si se atiende a su religión civil29; de ser un acto unilateral por su parte de concesión (emanado en el s. VI, por el Papa Nicolás y su ius spiritualis annexum). Luego llegarían las insurgencias de comienzos del s. XX, la revolución, las revueltas opositoras (como la de los Cristeros), el longevo dominio del PRI. Tras tantas tensiones entre la Iglesia y el Estado en México, se inicia la reconciliación con el Presidente Salinas (v.g. Discurso inaugural de 1 de diciembre de 1988, 3er Informe de Gobierno, 1 de noviembre de 1991). Finalmente, a través del Decreto, 28 enero 1992, se reforman los arts. 24, 27, 30, 50 y 130 de la Constitución, abriendo el camino para la aprobación de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público de 1992. 28 El gran prototipo de este entorno sociojurídico (el angloamericano) es el modelo ofrecido por los EE.UU. (desde 1791, con la entrada en vigor de su Bill of Rights o declaración de derechos), y que el resto de países ha tomado de referencia en su búsqueda de uno propio (v.g. Antigua y Barbuda desde 1981, Bahamas desde 1973, Bélice desde 1981, Canadá desde la repatriación de 1982, Jamaica de 1962 enmendada significativamente en 1994). 29 Vid. Sánchez-Bayón (2008a, 2009). 64 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 iii) aquellos que disponen de leyes de libertad religiosa (donde prevén organismos especializados de mediación), entre los latinoamericanos destacan Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, México y (los proyectos de ley de) Perú; y entre los angloamericanos, es significativa la Restauration Religious Freedom Act (Ley de restauración de libertad religiosa) de 1993, de los EE.UU., sólo en vigor en parte. 3. Una visión más sistémica: preceptos constitucionales y su desarrollo legislativo Sírvase a atender la siguiente tabla, donde se reflejan los preceptos constitucionales más relevantes, así como sus desarrollos legislativos más significativos (al establecer un sistema coherente y constante de relaciones Iglesia Estado). Los modelos, según los bloques regionales culturales, básicamente son: a) el angloamericano (los EE.UU. y sus jurisdicciones especiales, más Canadá), de corte protestante, de ahí que, una vez separada la Iglesia del Estado, se evite cualquier religión oficial, dejando en manos de los particulares la gestión del factor religioso (v.g. son los propios ciudadanos quienes eligen la calificación jurídica de sus organizaciones, además, por vías bastante pragmáticas de gestión, como es a través del IRS o Hacienda Pública estadounidense); b) el latinoamericano (de México a Argentina y Chile), de corte católico, por lo que se tiende a ir transitando de una confesionalidad estatal, a un igualitarismo –con cierto preferencialismo, según el arraigo-, bajo la supervisión de los poderes públicos, al haberse reservado la competencia calificadora y registradora; c) el caribeño (Belice y las Guayanas y Antillas no hispánicas), donde se fusionan los protestantismos británico y holandés con el catolicismo francés, dando lugar a una hibridación, corregida por imitación del modelo estadounidense. Para un desarrollo más específico, se invita a la consulta de Derecho Eclesiástico de las Américas y demás lecturas fruto de la investigación conjunta con el Prof. González.30 Vid. González y Sánchez-Bayón (2006, 2009, 2011), Sánchez-Bayón (2005, 2006). 30 65 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" A) Preceptos constitucionales y legislación sobre sistema de relaciones Iglesia Es- tado31 a) Argentina: arts. 2, 14, 16, 19, 20, 73, 75, 93 de la Constitución de la Nación Argentina de 1994. Legislación sobre libertad religiosa y relaciones con las confesiones. b) Bolivia: arts. 4, 14, 21, 30, 86, 87, 99, 104, 238, 304 de la Constitución Política del Estado de Bolivia de 2009. c) Brasil: arts. 5, 19, 143, 150, 210, 213, 226 de la Constitución de la República Federativa del Brasil de 1988. Legislación sobre libertad religiosa y relaciones con las confesiones (en tramitación). d) Chile: art. 19 n° 6 de la Constitución Política de Chile de 1980, reformada y consolidada, 2005. Legislación sobre libertad religiosa y relaciones con las confesiones. e) Colombia: arts. 13, 18, 19, 68, 192 de la Constitución Política de Colombia de 1991, reformada y consolidada, 2005. Legislación sobre libertad religiosa y relaciones con las confesiones. f) Costa Rica: arts. 28, 74, 75, 194 (Constitución Política de la República de Costa Rica, 7 de noviembre de 1949, reformada y consolidada, 2002). g) Cuba: arts. 8, 42, 43, 55 de la Constitución de la República de Cuba de 1976, reformada y consolidada, 1992. h) Ecuador: arts. 11, 19, 66, 174 de la Constitución Política del Ecuador de 2008. Legislación sobre libertad religiosa y relaciones con las confesiones. i) El Salvador: arts. 3, 26, 29, 38, 47, 58, 82, 231 de la Constitución de la República de El Salvador de 1983, reformada y consolidada, 1996. j) Guatemala: arts. 36, 37, 73, 186, 197, 207 de la Constitución Política de la República de Guatemala, de 1985, reformada y consolidada, 1993. k) Haití: arts. 30, 35 de la Constitución de la República de Haití de 1987, reinstaurada en 1994, reformada y consolidada, 2005. 31 66 Para un desarrollo analítico y sistémico, vid. González y Sánchez-Bayón (2011). Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 l) Honduras: arts. 77 y 151 de la Constitución de la República de Honduras de 1982, reformada y consolidada, 2009. m) México: arts. 3, 24, 27, 55, 82, 130 de la Constitución Política de los Estados Mexicanos de 1917, reformada y consolidada, 2002. Legislación sobre libertad religiosa y relaciones con las confesiones. n) Nicaragua: arts. 14, 27, 29, 49, 69, 82, 124, 134, 180 de la Constitución Política de Nicaragua de 1987, reformada y consolidada, 2003). ñ) Panamá: arts. 19, 35, 36, 45, 67, 94, 107, 181, 300 de la Constitución Política de la República de Panamá de 1972, reformada y consolidada, 1994. o) Paraguay: arts. 24, 37, 63, 74, 82, 88, 129, 197, 235 de la Constitución de la República de Paraguay de 1992. p) Perú: arts. 2, 14, 37, 50 de la Constitución Política del Perú de 1993, reformada y consolidada, 2000. Legislación sobre libertad religiosa y relaciones con las confesiones (en tramitación). q) República Dominicana: arts. 7, 8, 54 de la Constitución de la República Dominicana de 2002; arts. 39,55 de la Constitución de la República Dominicana de 2010. r) Uruguay: arts. 5,297 de la Constitución de la República Oriental del Uruguay de 1967, reformada y consolidada, 2004. s) Venezuela: arts. 21, 59, 61, 89 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999. 4. El sincretismo americano, a la postre En definitiva, el sincretismo americano ha favorecido la apertura conceptual, superando las rigideces de las concepciones europeas: la libertad religiosa ha dejado de tener un carácter individual, para pasar a ser concebida también como comunitaria. Las relaciones religión – política – derecho, tradicionalmente articuladas como interacciones Iglesia Estado, además, desde las estructuras organizativas judeocristianas (v.g. iglesia, confesión, culto), han pasado a ser más flexibles y menos jerárquicas, tal como prueba el trasvase protestante de las main line churches (iglesias originarias jerarquizadas, v.g. anglicanos, presbiterianos) a las evangelical churches (iglesias evangélicas o comunitarias, v.g. bautistas, metodistas); incluso, aceptándose 67 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" otras expresiones, aún más flexibles y singulares, fruto de la fusión entre el judeocristianismo y el afroamericanismo, como son los palos, reglas, así hasta llegar a la cuestión del indigenismo, tal como se trata a continuación. V. Entre el sincretismo y la hibridación: el derecho indígena, sus dilemas y retos 1. La hybris Para los griegos, suponía la falta de control, una desmesura fruto de una excesiva confianza y vanidad, cuyo sentimiento de impunidad hacía aflorar los impulsos más pasionales; tal temeridad solía acarrear el castigo de los dioses, quienes volvían loco al que cometiera dicha falta. Así, la hybris toma forma hoy como la confusión de ideologías, que fomentan los falsos absolutos, los mesianismos dictatoriales, etc. Sin llegar a tanto, pero como anticipo de la hybris, existe la hibridación. 2. La hibridación La hibridación, como desviación del sincretismo, especialmente en Latinoamérica, es una constante histórica –donde las fusiones devienen en confusiones armadas (v.g. nacionalismo y socialismo de montoneros y sandinistas; cristianismo y socialismo de las teologías de la liberación)–; dicha hibridación ha venido costando a buena parte de sus países un cierto retraso en la convergencia con sus vecinos angloamericanos, como los EE.UU. y Canadá, pues ya se han encargado éstos de que los otros países angloamericanos fallidos sean considerados Caribe, como un apéndice de Latinoamérica.32 32 68 Para enfatizar las diferencias, sus voceros han sido los departamentos de humanidades y sus programas de estudios latinoamericanos en los EE.UU., antaño prestigiosos estudios hispánicos, como el de Columbia University, donde se reunían F. de Onís, T. Navarro Tomás, A. del Río, M. Picón Salas, etc. Con la burocratización de los estudios universitarios, y sobre todo, desde la década de entreguerras del s. XX -con su exigencia patriótica-, tiene lugar la escisión entre los American Studies, para postular el exitoso modelo anglosajón, frente al fallido modelo de los Latin American Studies, que incluso, pasan a ser poco después meros programas de los departamentos de lenguas modernas extranjeras. Una publicación muy perniciosa, por la propagación de tópicos falaces, fue la de los oficialistas Morison y Commager, con su Growth of the American Republic (atribuyendo el descubrimiento continental a los vikingos, considerados más legítimos que los sureños españoles y portugueses –es una tesis que va contra la propia mitología estadounidense, vid. Sánchez-Bayón (2008a). Todo es resultado del rechazo de la identidad hispánica, por católica –ergo, supuestamente antimoderna y antipositivista, según las apreciaciones Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 De entre todas las hibridaciones, la más sobresaliente en los últimos lustros, ha sido la relativa a la cuestión indígena, que en un reduccionismo, poco acertado, ha sido calificada de indigenismo. Tras el indigenismo, se esconde una suerte de milenarismo indoamericano o amerindio. Resulta una fórmula anacrónica de recreación (de memoria histórica), mediante la cual no se busca, más bien se reclama un lugar propio –lo que en demasiados casos, acarrea la necesaria ocupación del imaginario social, que se considera usurpado y copado por fórmulas históricas ajenas (v.g. judeocristianas), aun cuando se han fusionado con otras locales (v.g. chamanismo). Pues bien, esta fórmula de memoria histórica, surgida a raíz de la II Guerra Mundial33, busca sus anclajes de legitimación en hitos dispersos precolombinos, reinterpretándolos en clave actual y dando así lugar a la mitología necesaria para iniciar el cambio del imaginario social. Un buen ejemplo es el de la recreación nominal de las Américas y sus gentes 33 de entonces (sobre todo, desde el positivismo decimonónico francés, de corte laicista)-, además de decadente, como se denuncia en obras como El continente enfermo (1899, C. Zumeta), Pueblo enfermo (1909, A. Arguedas). El problema de todas estas obras es que van asimilando el cientificismo deldarwinismo social –impulsado supuestos hispanistas, como el estadounidense Ticknor en Havard, o el español Madariaga en Oxford-, y la propaganda latinoamicanista de franceses (para la colonización de Nueva Antártica y del México Imperial, buscando como antecedente doctrinal el panlatinismo de Chevalier, quien tradujera maliciosamente romano por latino,, y como justificación las teorías raciales de Gobineau y Desmoulins) y estadounidenses (para su expansión hacia el Oeste y el Sur, justificándose a través de las teorías del determinismo geográfico de Buckle y Taine, junto con las teorías raciales francesas, siendo sus altavoces J. Turner, F. Tannenbaum, J. Strong), de tal modo se forja el mito del nórdico superior: los teutones y anglosajones frente a los latinos; o mejor dicho, la superioridad de los primeros a costa de la inferioridad de los segundos, pero alguien recuerda la Historia de Occidente: ¿quiénes eran los civilizados y quiénes los bárbaros, los romanos o los pueblos germánicos? En un intento de retrotraerse algo más, se pretende su anclaje, como fórmula llevada a la acción, en el magonismo, un movimiento libertario previo a la Revolución mexicana, que hoy se reinterpreta en clave anarcosocialista –incluso comunista, pues aún no se ha dado el leninismo stalinista, impulsor de la masacre de anarquistas, por parte de los comunistas y sus grupos de acción, como son los frentes populares-, proclamándose así valedores de la causa indígena. En cambio, científicamente hablando, es posible sostener que el primer gran hito precursor de las teorías de la memoria histórica indigenista, es el I Congreso Indigenista Interamericano de 1940; ahora bien, se buscaba la asimilación estatal. Vid. Richards (1965), Sánchez-Bayón (2006). Si se desea profundizar en las conexiones discursivas, especialmente intensificadas durante la Guerra Fría, vid. Fauriol (1985), Gott (1972), Gross (1995). 69 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" en clave de indigenismo comunitario34: se toman préstamos lingüísticos del tipo Abya-yala (lengua kuna, de Panamá y Colombia), Takir-mamani (lengua aymara, de los Andes) o Cem-anahuac (lengua azteca, de Mesoamérica), que significan –más o menos– “la gran tierra fértil rodeada de aguas”, y se aplican las mismas como designación autóctona de las Américas. Pese a su localismo e imposibilidad conceptual originaria –¿cómo se iba a saber hace seis siglos que se vivía en un continente joven completamente rodeado de océanos?–, ello no es óbice para su empleo reivindicativo maximalista. En cuanto a sus gentes, pese a la rica diversidad de pueblos existentes, se procede a construir la noción de la raza indígena (o sólo la raza), teniendo su propio día de celebración, así como, el de la resistencia indígena, como si fuera necesario ganar hoy un conflicto de hace quinientos años.35 El riesgo de todas estas A este respecto (de la última revitalización sincrética político jurídica del indoamericanismo) es necesario distinguir entre posturas de indigenismo (postulantes de reformas de multiculturalismo: no discriminación, autogestión y cese de etnocentrismo occidental) e indigenistas (pro revolucionarias neomarxistas: subversión para la toma de poder y defensa a ultranza del pachamamismo o geocentrismo indígena frente al occidentalismo invasor). Vid. Sánchez-Bayón (2006). 35 Buena parte de estos planteamientos se inician con G. Barreda y J. Sierra, ideólogos en México de la Escuela Nacional Preparatoria –intento de emular la Institución Libre de Enseñanza (de España), que condicionara a la Generación de 1914 y al Grupo del 27- y del Ateneo de la Juventud, con voces diversas, como las de J. Vasconcelos (con su Raza cósmicade 1925 o Indología de 1926), junto con las de A. Caso, A. Reyes (El destino de América, 1942), A. Nerva, S. Ramos, P. Henríquez Ureña –aunque de origen dominicano-, L. Zea. No dejan de ser académicos, pero en su pedagogía socialista (al estilo APRA o PRI, en definitiva, el espíritu de la revolución socialista mexicana de 1917). El enfoque rioplatesco, por su parte, arranca con planteamientos como los del intelectual D. F. Sarmiento (Facundo. Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga de 1945 o Conflicto y armonía de las razas en América de 1946), o el Prof. Bunge (quién llega a enseñar a sus alumnos: el español es arrogante, indolente, carente de espíritu práctico, verborreico y uniforme. Los negros son blandos con mentalidad de esclavos. A los indios les caracteriza su resignación, su pasividad y su sentimiento de venganza, en Nuestra América, 1903). Otros focos de malestar y asimilación del cientificismo del darwinismo social han sido los ya citados programas de estudios latinoamericanos, tanto en los EE.UU. (donde la historia se ha tornado narrativa, de corte patriótico, a costa de los vecinos), como al sur de Río Grande (donde la historia se ha vuelto memoria histórica, de resentimiento creciente). Así no es de extrañar que la generación de los revolucionarios calabanistas, desprecien los mitos positivos (v.g. Ariel, la raza cósmica, la ciudad letrada) y se dejen llevar por un profundo complejo y resentimiento, acusando al exterior de neocolonialismo cultural, mientras no cesa la importación de clichés, presentándose toda esta confusión mediante obras como Las venas abiertas de América Latina de E. 34 70 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 recreaciones es que –como viene ocurriendo en el campo propagandístico–, se pasa demasiado rápido y sin control social, del idealista intento por generar una identidad digna de los oprimidos a convertirse en un componente de mercantilización por los aspirantes a elites de poder. Tanto es así que, se pierde la condición de discurso marginal para la pluralidad, degenerando en otro totalitario, similar al que se quería combatir: si se deseaba reivindicar el reconocimiento de la religiosidad indígena, en igualdad de condiciones que el resto de religiosidades occidentales, en su trato con los poderes públicos y su salvaguardia jurídica, el resultado ha sido muy discutible, pues la violencia discursiva y simbólica generadas ha eclipsado los planteamientos originales, tendiendo un velo de sospecha actual sobre la cuestión indígena. 3. La regulación (de la cuestión) indígena Entonces, ¿cómo ordenar la cuestión indígena? Su abordaje se ha venido realizando desde diversos enfoques y categorías jurídicas: a) las ordenaciones indoamericanas o amerindias (donde las esferas sociales de la religión, la política y el derecho aún no se han deslindado, y su carácter es eminentemente consuetudinario)36; 36 Galeano (1971) o Calibán y otros ensayos de R. Fernández Retamar (1979), junto con los planteamientos de híbridos de Benedetti, Bonasso, Dussel, Gutiérrez. Vid. Benedetti (1989). Otra forma de expresarlo es la que denuncia y participa De la Campa en sus dos libros (1999, 2006) prácticamente idénticos y que no dejan de ser readaptaciones de una serie de artículos. Para ilustrar sobre la impresionante riqueza de las ordenaciones amerindias, sirva como ejemplo el último trabajo de campo del autor (realizado en el invierno de 2008, en el Estado de Zulia, Venezuela –por su interés sincrético y el auge del derecho indígena, pero sin excesos neomarxistas-), donde pudo censarse –de oeste a este, y por criterios fenotípicos, lingüístico culturales y, sobre todo, por autoinclusión en las encuestas-, las familias arawak, karibe, chibcha y tupí-guaraní; más las (semi)familias piaroa, yanomami, pumé, jivi, jodi, uruak, mako, sapé, puinave, sáliva, warao, kuiva, sanemá; además de los casos especiales de los japreria, yavitero, chaima y timote. Entre los arawak, se pudo entrar a conocer a los wayuu, añu, baré, baniva, kurripako, piapoko, warakena y aruako; de entre los mismos, se estuvo conviviendo con los añu y wayuu; de los cuales, únicamente fue viable una profundización científica con los wayuu o guajiros, quienes posiblemente constituyen la comunidad más occidentalizada y, por tanto, con menor pureza en sus instituciones tradicionales, aunque bien ha servido de puerta para comprender las analogías y remisiones factibles con las instituciones de otros pueblos. En otros trabajos de campo, como el de Costa Rica y, especialmente, Guatemala 2004 (con los Achí, Aketeco, Awakateko, Chortí, Cluj, Itza, Ixil, Jakalteco, Kanjobal, Kaqchikel, Kiche, Mam, Mopan, 71 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" b) el derecho indio e indiano, siendo uno el producido desde la España ibérica (v.g. Reales Cédulas de los reyes de las Españas, con las resoluciones del Consejo de Indias), y el otro, desde las Españas americanas (v.g. la regulación de los Virreinatos, Vicecapitanías y demás administraciones locales); c) el derecho indígena, entendiendo por tal la construcción occidental de instrumentos jurídicos de reconocimiento y preservación de figuras amerindias equivalentes (se trata de un derecho contemporáneo, impulsado desde las organizaciones internacionales, y que recientemente ha sido incorporado a su acervo por los diversos países latinoamericanos, bajo intereses variados, y no siempre coincidentes con los de los propios indígenas). Queda pendiente el estudio de cada una de estas categorías37, ya que debido a razones de limitación material, urge centrarse en la última, fren- 37 72 Poqomchi, Q´eqchi, Sacapulteko, Sikapakense, Tecniteco, Tz´utujil, Uspanteco), se pudo trabajar con comunidades maya, lo cual sí es todo un reto a asumir y, parece ser que, por fin, la academia lo está llevando a cabo, pues sería todo un logro la consecución de un recopilatorio jurídico amerindio de Mesoamérica (v.g. cargos, castigos, procedimientos, familia). Como asumen González y Sánchez-Bayón (2011), queda pendiente de realización alguna monografía mixta de Derecho Eclesiástico y Antropología jurídica, donde se preste atención especializada a las instituciones amerindias de ordenación social supervivientes, junto con las claves jurídicas comparadas para su correcta interpretación y traslación a categorías occidentales, con la única voluntad de conocer y facilitar la interacción (v.g. el palabrero guajiro y el ombudsman o defensor del pueblo). De tal modo, cabría esperar también por esta vía, una clarificación ulterior sobre cuestiones tan polémicas como la paradoja misionera sobre las sagradas escrituras amerindias: casi a la par se incitaba, de un lado, a la destrucción de los códices epigráficos y jeroglíficos (como los escasos supervivientes que son hoy el Codex Dresdensis, Codex Peresianus, Codex Trocortesianus, Codex Grolier –denominados así por sus destinatarios-), y de otro lado, se fomentaba la trascripción latina y romance de los mismos (como los mayas –mexicano- Popol Vuh y– guatemalteco- Anales de los cakchiqueles, el yucateco Chilam Balam, el quiché Rabinal Achí), incluso, realizando algunas de dichas trascripciones religiosos como los frailes Diego de Landa y su Relación de las cosas de Yucatán y Diego Durán y su Códice Ramírez o Historia de las Indias de Nueva España, el padre Ximénez con su Libro del Consejo / Comunidad (versión de Popol Vuh), o la labor del clero regular (en la evangelización indígena), con sus misiones (como las franciscanas, siendo de las últimas las de Nueva Granada –hoy el sur de los EE.UU.-), junto con las posteriores reducciones jesuitas, siendo famosas las de Paraguay, hasta mediados del s. XVIII. Vid. González y Sánchez-Bayón (2009, 2011). Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 te a la que cabe objetar de partida que, en vez de venir a ser la nueva vía de legitimación de acciones sociales e identidades comunitarias totalizantes, como en ciertos países y desde novedosas organizaciones internacionales se pretende, sería conveniente dar marcha atrás y recuperar los planteamientos iushumanistas de origen. Ahora bien, para hacer algo así, es necesario tener en cuenta que los tradicionales planteamientos europeo continentales sobre los derechos humanos no sirven, no tal cual, en las Américas. Antes de aplicar a la cuestión indígena la categoría de minoría, y mucho menos, su reducción al concepto demográfico de población, incluso meras lenguas (vid. ámbito interno), es urgente y necesario realizar un análisis de naturaleza jurídica, para ver qué desvela: la cuestión más polémica, seguramente, es la relativa a los sujetos de derechos humanos, quienes ya no tienen por qué ser sólo los individuos, sino que, igualmente, pueden admitirse las colectividades como titulares, de manera solidaria o subsidiaria, sin que se tenga que argumentar que, son individuales, pero ejercidos colectivamente (v.g. los pueblos y sus derechos, arts. 1, 55, 73, 76, 80 de la Carta de la ONU, y su traslación en los Pactos Internacionales de Derechos de 1966, junto con sus Protocolos). Otra cuestión discutible es la del objeto, pues tampoco cabe ya la compartimentación estanco entre derechos civiles y políticos (o de 1ª generación), relativos al bien moral del desarrollo de la libertad, frente a los derechos económicos y sociales (o de 2ª generación), sobre al bien moral del desarrollo de la igualdad, sino que fusionando ambos, y con nuevas aperturas, se pueda defender la existencia de derechos de solidaridad (o de 3ª generación), cuyo bien moral trasciende al hombre y su medio social, para atender también a su medio natural, y sin necesidad de recurrir a desventurados constructivismos jurídicos.38 Como cuestión controvertida restante, queda el tema del contenido de los derechos humanos, pues ya no prima tanto la rigidez de las nociones occidentales de derechos y deberes, y de términos y plazos, sino que se aplica una noción holística, más elástica y flexible, para dar cabida a una mayor preocupación por la determinación del consentimiento, que no haya error, violencia o dolo (v.g. en el derecho indígena, usualmente, no se concibe la propiedad occidental, de carácter exclusivo y excluyente, sobre todo en lo relativo a los bienes inmuebles, ergo, o bien existe una detallada explicación preliminar de la relación jurídica y sus consecuencias, o quizá habría que considerar el principio in dubio pro indi). En consecuencia y a modo de recapitulación, previa al abordaje de la cuestión concreta de este epígrafe, téngase en cuenta que, por derecho 38 Vid. Kymlicka (1995, 1996a, 1996b), López (2000), Sánchez-Bayón (2002, 2005), Cançado y Ruiz (2004), Cançado y Ventura (2004). 73 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" indígena (desde la perspectiva iushumanista), ha de entenderse, no el ordenamiento amerindio (de tipo ancestral, basado en la tradición y la casuística), ni el derecho indio (generado desde la Península Ibérica), ni el indiano (producido por las elites criollas hispanoamericanas), sino la producción occidental reciente, por parte de los poderes públicos, de instrumentos jurídicos de reconocimiento y preservación de figuras jurídico culturales amerindias aproximadas. 4. Red de redes regulatorias Al igual que se hizo con la libertad religiosa y las relaciones Iglesia Estado, se procede a continuación a aclarar, de manera similar, la red de redes normativa tejida en torno a la cuestión indígena; eso sí, pidiendo consideración desde el inicio –para la toma de conciencia al respecto- acerca de sus deficiencias de arranque, pues pese a que aún se intentan corregir, sus vestigios siguen presentes, como son: a) etnocentrismo, al regularse conforme al sentido jurídico occidental –o sea europeo y estadounidense-, sin demasiada receptibilidad hacia las expresiones locales; b) moralismo, pues no se regula por convencimiento, sino por condescendencia –bajo un sentido civilizatorio buenista, carente de coactividad suficiente y sostenible-; c) competencialismo, por el que se renuncia al derecho sustantivo guía, para concentrarse sólo en la tasación de límites, fijados dialécticamente (v.g. no discriminación e identidad propia, solidaridad y cooperación); d) ausencia de auténtica cooperación –donde ha sobrado unilateralismo y ha faltado pactismo–, así como de equivalencias institucionales –ha habido dificultades para reconocer, por ejemplo, al chamán como ministro de culto, o al palabrero como defensor del pueblo–; entre otros.39 39 74 Existe una larga tradición de regulación que ha versado sobre los indígenas, pero sin tenerles realmente en cuenta en su formulación e implementación: desde la paternalista regulación sobre indis de la Escuela de Salamanca en el S. XVI, cuya adaptación luego por las elites locales ha permitido su cierta continuidad hasta nuestros días en el ámbito latinoamericano (con políticas públicas de preservación de la riqueza cultural, pero sin ánimo de promover una auténtica autoderminación de los indígenas); hasta la regulación dominalista de la Escuela Iusracionalista anglosajona en el s. XVII, la cual pareció corregirse en el s. XIX, con los acuerdos impuestos a las naciones indias, reconociéndolas como el Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 A) Ámbito universal En materia de derecho indígena, por fin, en 2007, se logró aprobar la Declaración sobre los derechos de los pueblos indígenas; los organismos especializados que más han hecho por impulsar la causa han sido la OIT (v.g. Convenio nº 169 de 1989, Convenio nº 107 de 1957, Recomendación nº 104 de 1957) y la UNESCO (v.g. Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial de 2003, Convenio sobre la diversidad biológica de 1992); también ha sido importante la labor de otras plataformas más recientes, como el Fondo de Contribuciones Voluntarias para las Poblaciones Indígenas, el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas (expertos y diversas comisiones, como la encargada del proyecto de Declaración), el Programas de becas y ayudas, el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU, el Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas. B) Ámbito regional En el seno de la OEA, la cuestión indígena se concreta mejor en la realidad amerindia, sin confundirse con otras asimiladas, como la cuestión tribal, que en cambio sí tienen cabida significativa en el marco de la ONU. El peso, que los pueblos amerindios han ido cobrando, ha permitido un cierto anticipo de cobertura institucional, además de un abundante desarrollo normativo40, para velar mejor por la cuestión indígena. En un sentido evolutivo de dicho tratamiento, destaca la labor de las Relatorías (como la Comisión sobre Libertad de Expresión, en las décadas de 1980 y 1990, y la de Derechos de los Pueblos Indígenas, en la década de 2000), de los Grupos de Trabajo (como el constituido para elaborar el Proyecto de Declaración Americana sobre derechos de los pueblos indígenas), del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (desde los años 80 y con una división especializada), entre otros. cuarto poder (entre el Federal y los Estatales / Regionales), sin embargo, permaneciendo obviados y sin desarrollo legislativo y reglamentario hasta la década de 1970 en los EE.UU., y de 1980 en Canadá. Vid. VV.AA. (1832), Wilkins (1997). Complementariamente vid. Kappler Project. 40 Un desarrollo tanto legislativo, como reglamentario y jurisprudencial (vid. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso de la Comunidad Mayagna vs. Nicaragua (2001, Serie C nº 79), Caso Masacre Plan de Sánchez vs. Guatemala (2004, Serie C nº 105, nº 116), Caso de la Comunidad Moiwana vs. Suriname (2005, Serie C nº 124, nº 145), Caso Comunidad Indígena vs. Paraguay (2005, Serie C nº 125, nº 142). Así se avanzó ya en publicaciones pasadas de los autores; vid. González y Sánchez-Bayón (2006), SánchezBayón (2004). 75 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" C) Ámbito multilateral En los últimos años, ha proliferado el número de organizaciones internacionales de dicho carácter41, que prestan especial atención a la cuestión indígena. Siendo un hecho que debería llevarnos a congratularnos, por el supuesto avance de las redes de administración internacional, sin embargo, tal acontecimiento despierta –cada vez más– dudas e inquietudes. En primer lugar, por tratarse de plataformas con expresos objetivos geopolíticos alternativos a los estadounidenses –de ahí la exclusión de dicho país, mientras se fomenta la participación de otros, como Cuba, tradicionalmente opuesto al primero–. En segundo lugar, por el tipo de discurso esgrimido, que va desde la exaltación de la raza, y demás artificios de la memoria histórica, hasta la incitación al enfrentamiento con países del entorno (vid. manifiesto ALBA TPC, muestra del proyecto neobolivariano42). Por último, cabe destacar que, 41 42 76 Con el aumento exponencial de las redes transnacionales y la intensificación de su labor comunicativa, no por ello ha tenido que mejorar necesariamente la administración de lo internacional, sino que resultan evidencias claras de nuevas alianzas integubernamentales, que no son propiamente organizaciones internacionales. Por ejemplo, eligiendo supuestos accesibles a la opinión pública, sin entrar en el totum revolutum técnico sectorial existente, frente a la ya clásica Organización de Estados Americanos (OEA, 1948), se han erigido presuntas alternativas como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR, 2008), el Grupo de Río (1986, hoy ya Cumbre de la Unidad, 2009), el Sistema de Integración Centroamericana (SICA, 1993); en términos económicos, frente a las debilitadas plataformas como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA, 1994) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR, 1991), se ha preferido revitalizar el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA, 1975), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI, 1980 –que vino, a su vez, a relanzar el fallido intento de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, ALALC, 1960), y la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA, que pese a existir un tratado de 1978, la organización no se estable hasta 1995, produciéndose una importante modificación en 1998 y, finalmente, su Secretaria permanente se fijo en 2002), o se ha impulsado nuevos proyectos como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP, 2004). Manifiesto Gral. I Cumbre Consejos de Movimientos Sociales (ALBA-TCP, Cochabamba, 16/10/2009): “Durante muchos años nuestros pueblos y naciones originarias fueron saqueados permanentemente y reducidos a simples colonias por los países más poderosos del mundo, quienes en su afán de acumulación de riqueza invadieron nuestros territorios, se adueñaron de nuestras riquezas, culturas, conciencias, enajenando nuestro trabajo y ofendiendo a nuestra madre tierra (pachamama) depredando los recursos que existe en ella en pos de lucro desmedido. En los 80 una inmensa deuda externa imposible de pagar nos postró aun más en la pobreza y la miseria, volviendo a generarse la violencia institucional Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 que ya se había vivido con la militarización de nuestros pueblos, la desaparición y la tortura de nuestros familiares y el sometimiento de nuestras naciones indígenas originarias campesinas (…). La intromisión del imperialismo yanqui en la historia de nuestros pueblos como ocurrió con países como Colombia, Haití, México, Puerto Rico, Nicaragua, Argentina, Ecuador, Venezuela, Bolivia, entre otros, con el pretexto de luchar contra el “terrorismo” o el “narcotráfico” ha expoliado nuestros recursos y ha empobrecido a nuestra gente; igual que los colonizadores de la “cruz y la espada” se ha apoderado de nuestras riquezas y ha dañado el medio ambiente. La desigualdad económica, política y social, al igual que la exclusión y la discriminación son producto del neoliberalismo y el colonialismo de larga data, que debilitaron a los Estados y supeditaron el bienestar de nuestros pueblos a los designios de las organizaciones multinacionales y a los intereses de las empresas trasnacionales. La capacidad destructiva del sistema de dominación imperialista es aterradora, el desempleo aumenta y la esperanza de vida desciende; ellos mismos se encuentran ahora sumidos en una crisis sistémica cuya resolución no puede ser a costa del bienestar de nuestros pueblos. Los movimientos sociales, expresión de las organizaciones indígenas originarias, afrodescendientes, campesinas, organizaciones sindicales, juveniles, gremiales, los maestros, los obreros, los sin tierra, los productores cocaleros, las juntas de vecinos, profesionales progresistas y otros que luchan no solo por reivindicaciones salariales, sino también por la vida y el respeto a la madre tierra, desde antes, y desde siempre fueron los verdaderos artífices de la revolución y de las transformaciones profundas. No olvidemos que los movimientos sociales hemos jugado un papel central en los últimos años en la perspectiva de una democratización y descolonización profunda de nuestros países, por un cambio sustantivo y genuinamente transformador tanto en lo económico, como en lo superestructural de nuestra Abya Yala (…) Aquí, desde el corazón de Sudamérica, desde los pueblos combatientes, las organizaciones indígenas originarias campesinas, obreros, trabajadores, estudiantes, clase media y profesionales comprometidos con su pueblo de Venezuela, Cuba, Bolivia, Antigua y Barbuda, Ecuador, Nicaragua, Honduras, la Mancomunidad de Domínica, San Vicente y las Granadinas, aunados en el Consejo de Movimientos Sociales del ALBATCP, nos comprometemos a defender los principios revolucionarios del ALBA-TCP, que potencian la lucha y la resistencia contra todo tipo de explotación para construir un mundo diferente. Nuestro objetivo como Consejo de Movimientos Sociales de los países miembros del ALBA-TCP, es la lucha por el pluralismo en nuestros países y en el mundo entero, sustentada en la armonía entre nuestros pueblos y la madre tierra para el buen vivir, en los principios morales, éticos, políticos y económicos de nuestras comunidades y barrios del campo y la ciudad. Pretendemos forjar desde el seno del pueblo una nueva Patria Social Comunitaria, descolonizada y fundada en la multipersidad, respetuosa de las diferencias y de las particularidades sociales y regionales (…). Propuestas de acción:(…) Establecer mecanismos de comunicación permanente entre los movimientos sociales y los pueblos y naciones indígenas originarias campesinas, donde se compartan las experiencias del proceso en cada país (…). Invitar a las Nacionalidades y pueblos indígenas; a las 77 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" la intensificación de la hibridación al respecto, se detecta sobre todo en sus elites, donde las técnico gestoras nacionales han sido desbancadas o han transmigrado hacia una mezcla interesada de la política internacional y las identidades culturales, dando lugar a discursos cosmopolitas y multiculturales, menos racionales y económicos, y sí más emocionales y simbólicos, para lograr la acción deseada. De ahí que, de un modo u otro, en casi todas las nuevas organizaciones internacionales –así autocalificadas, pero no superarían el test de naturaleza y régimen jurídico–, se aborde la cuestión indígena, con alguna declaración de intenciones, más que auténticos preceptos. D) Ámbito interno Aún hoy, en los Ordenamientos nacionales, se sigue fomentando la difuminación indígena, al recurrirse a denominaciones confusas y variadas, como grupos, etnias, culturas indígenas, incluso –para restar más poder aún si cabe– se llega a hablar de puras lenguas. Luego, la cuestión indígena (como comunidades o pueblos ancestrales –denominación en boga–), necesariamente, para su correcto tratamiento exige de una apertura, al menos, al sincretismo, lo que llevaría a un replanteamiento de la prelación de legitimidades: ¿recuerda el jurista occidental el principio elemental prior in tempore, potior in iure? Sin embargo, también hay que llamar la atención sobre los riesgos de la hibridación, como en el caso boliviano –seguido de cerca del ecuatoriano–, donde se renuncia expresamente a la herencia occidental de república y ciudadanía, para fijar otras categorías difusas como Estado plurinacional.43 La inquietud prioritaria, respecto del avance de la preocupación por la cuestión 43 78 comunidades del campo y de la ciudad; a las organizaciones populares; a los medios y redes de comunicación comunitaria y masiva; a todas y todos los habitantes del mundo, a difundir, denunciar y condenar en sus espacios; las estrategias de intervención de los Estados Unidos, a través de bases militares en Colombia, en la región, y el resto del mundo (…)”. Según la teoría del Derecho y del Estado, en lo relativo a su forma y, en concreto, a su articulación de la soberanía, si la titularidad del poder no corresponde a un monarca, entonces, se trata de una república (simbólicamente, se produce un reparto de cuotas alícuotas de soberanía) –salvo que se trate de una excepción temporal de monopolio, que sería una dictadura-. El respaldo de dicha articulación es la ficción identitaria de la nación, que representa al conjunto de la sociedad, con sus diversas comunidades (incluidas las generaciones pasadas y por venir). Luego, el juego de lo plurinacional, resulta muy peligroso, pues no evoca al Estado compuesto o federal, sino a la fragmentación de la legitimidad estatal –sería entonces conveniente reconducir el Hunab-ku a la teoría del Estado multicultural o desarrollar una propuesta completamente nueva, sin caer en hibridaciones-. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 indígena, es poder determinar si ésta es entendida desde un sincretismo conciliador –y compensador, por qué no–, o desde la hibridación, más interesada en lo indígena como emergente base social votante, así como, un vigoroso grupo de presión –con tintes neomarxistas, luego difícilmente conciliables con la democracia–.44 Hechas las advertencias, y para salir así de lo ideológico y volver a lo empírico, a continuación, se ofrece una serie de datos, para facilitar la calificación de las regulaciones nacionales: a) Estado Plurinacional de Bolivia / Bulibya Mamallaqta / Wuliwya Suyu / Tetã Volíviay su Ordenamiento45: sus diversas familias de comunidades indígenas encuentran su salvaguardia en los arts. 1, 6, 116, 167, 168, 171 y 192 de la actual Constitución, más su desarrollo en la Ley nº 1.615 de 1995 (modificada 2009). Previamente, la Constitución Política del Estado de 1967 (reformada en 1994, art. 171), ya ofrecía un marco jurídico al respecto. b) Estados Unidos de América y su Ordenamiento46: su ínfimo número actual –algo más considerable desde la década de 1950, gracias a la incorporación a la Unión de Alaska y Hawái–, ha conocido un desarrollo normativo reciente47, del que cabe citar (según la fuente), la Ley 44 45 46 47 Neomarxismo, no sólo explicado en los términos partidarios del artículo Sánchez-Bayón (2002), sino también, por la respuesta de las confesiones, como empezara a apuntarse en Sánchez-Bayón (2008b). En este refundado Estado plurinacional, donde lo indígena hibrida y se convierte en cooficial (de ahí las denominaciones en quechua Bulibya Mamallaqta, en aymara Wuliwya Suyu y en guaraní Tetã Volívia), existen unas 35 familias de comunidades indígenas, distribuidas por tres grandes regiones: a) Amazonía, donde habitan predominantemente los tacanas y los aruacos o arawaks; b) Andes, tierra de aymaras y quechuas; c) (Gran) Chaco, de tupís y mascoyanos. Los quechuas vienen a representar un 30% de la población, los aymaras un 25%, y otras familias y mestizos (cholos) un 31%. Según fuentes oficiales, los indígenas sólo representan en torno al 1% de la población, pues se excluyen de dicho cómputo a los de origen latinoamericano, y a aquellos nativos que no deseen dicho reconocimiento (como en los censos de Alaska y de Hawai). Aunque a lo largo del s. XIX se firmaron una serie de tratados con las naciones indias, pasando a conformar el cuarto poder (del sistema federal, entre el Estado federal y los 50 Estados federados), no ha sido hasta la década de 1970 cuando se ha impulsado un reconocimiento más eficaz (desde licencias para rituales religiosos, hasta ciertas compensaciones por agravios históricos) Históricamente, las fuentes jurídicas existentes han sido: a) Derecho Constitucional: art. I Constitución estadounidense, enmienda 14; tratados ratificados (Kappler´s Project); Constituciones indias: Constitución y autorregulación de la Tribu Ely Shoshone de Nevada, 79 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" de Derechos Civiles de los Indios (1968), Ley de libertad religiosa de los indios estadounidenses (1978), Ley de promoción de la cultura y el arte de los indios estadounidenses, los (indios) nativos de Alaska y Hawái (1986), Ley de repatriación y protección especial de (indios) nativos estadounidenses (1990), Enmiendas de la Ley de libertad religiosa de los indios estadounidenses (1994), Ley de reforma de la gestión de los fondos de los indios estadounidenses (1994); como regulación ejecutiva, el Decreto Ley de las tierras sagradas de los (indios) nativos estadounidenses (2002), Decreto sobre lugares sagrados de (indios) nativos estadounidenses (1996); como producción judicial, las sentencias sobre reconocimiento de autorregulación y jurisdicción propia United States v. John, 437 U.S. 634 (1978), United States v. Clarke, 445 U.S. 253 (1980), Alaska v. Native Village of Venetie Tribal Government, 522 U.S. 520 (1998), entre otros. c) Estados Unidos Mexicanos y su Ordenamiento48: pese a su importante número, se venían reconociendo como simples lenguas, dando lugar a las reformas constitucionales de los arts. 2 y 115 (en 2001), más el 4 (en 1992), junto con el 27 y las disposiciones 3 y 4. En cuanto a su desarrollo legislativo, destacan, en el cada vez más abundante cuerpo normativo, la Ley de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de 2003; Ley para el diálogo, la conciliación y la paz digna en Chiapas de 1995; Ley de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de 2001. Se llama la atención sobre la regulación del Estado de Oaxaca, debido su densidad indígena, gozando por ello de ciertas prerrogativas, a observar en la Constitución del Estado Libre y Soberano de Oaxaca de 1998); Ley de Derechos de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Oaxaca de 1998); entre otros. 48 80 Constitución de la Nación Cherokee de Oklahoma, Constitución de la Nación Choctaw de Oklahoma, Constitución de Tribu Tradicional de Kickapoo de Texas; b) Código Federal (U.S. Code): 18 U.S.C. – Capítulo 53 – Derecho penal sobre indios, 25 U.S. C. – Derecho civil sobre indios, 28 U.S.C. – Jurisdicción de Tribunales Federales para casos sobre tribus indias, 42 U.S.C. – Capítulo 22 – Prestaciones de salud y hospitalarias para indios; c) Derecho Judicial (Cases Law): peticiones sobre interpretación de tratados y contratos, subvenciones y devoluciones de impuestos, vacunaciones, etc. Reducidos los pueblos indígenas, en su censo, a la mera condición de grupos lingüísticos, se computan 62 (v.g. náhuatls, mayas, zapotecos, mixtecos, otomís, purépechas), estimando que representan sólo un 10% de la población total. Dichos grupos se distribuyen por todo el país, especialmente, en las zonas rurales, y sobre todo en las regiones de Sierra Madre y la Península de Yucatán. El Estado federado con mayor número de indígenas, es Oaxaca, de ahí que se preste cuidado a su regulación. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 d) República Argentina y su Ordenamiento49: lo indígena es regulado como pueblos, encontrando su sustento en el art. 75 de la Constitución, con desarrollo en la Ley nº. 23.302 de 1985 (modificada por el Decreto 155/1989), y la Resolución 4.811/1996. Otra legislación a tener en consideración es la Ley nº 24.956 de 1998; la Ley nº 25.607 de 2002). Y como ejemplo de regulación más local, cabe mencionar, por ejemplo, la Constitución de la Provincia de Salta de 1986 (reformada parcialmente, concordada y sancionada por la Convención Constituyente de 1998, y jurada el día siguiente); la Ley nº 426 de 1984 (Provincia de Formosa); entre otros. e) República Bolivariana de Venezuela y su Ordenamiento50: con el cambio de régimen, también ha variado el reconocimiento de la cuestión indígena, pasando de ser considerados pueblos, a ser ahora familias de etnias de pueblos originarios, según los arts. 9, 119, 126, 156, 166, 169, 181, 186, 260, 281, 327 y las disposiciones transitorias 6, 7 y 12 de la Constitución actual. Su desarrollo regulatorio resulta cada vez más abundante, destacando en la última década la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas de 2005; Ley Aprobatoria del Convenio Constitutivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América y el Caribe de 2001); Ley de Demarcación y Garantía de Hábitat y Tierras de los Pueblos Indígenas de 2000. f) República de Chile y su Ordenamiento51: cuenta con el reconocimiento oficial de 16 grupos indígenas –muchos de ellos excluidos, por supuesta 49 50 51 Están censados más de 20 pueblos indígenas (según la encuesta de 2004-05, los más sobresalientes son los mapuches y los guaraníes), que en su conjunto representan más del 2% de la población total. Su distribución, por el país, aproximadamente, es: a) en la región del Gran Chaco se encuentran los wichis y los quom o tobas; b) en la Mesopotamia argentina, predominan los guaranís; c) en la Pampa y la Patagonia, es considerada tierra de araucanos o mapuches –aunque son zonas rurales, sí se ha producido un importante éxodo a las grandes urbes, existiendo comunidades de consideración en Buenos Aires-. País que reconocía 28 grupos indígenas, y que, progresiva y programáticamente, han pasado a ser (para los censos oficiales) 10 familias de etnias de pueblos “originarios”, cuando en realidad, la distinción suele hacerse por razones lingüísticas. País que cuenta en su haber con unos 16 grupos indígenas –aunque el censo oficial de 2002, sólo computa la mitad, ya que se rechazan aquellos que se consideran aculturizados (que han perdido rasgos identitarios)-; dichos grupos representan cerca del 10% de la población -según ACNUR y la Iglesia Católica, y la mitad, según las cifras oficiales-, constituyendo casi la mitad de ese porcentaje los siguientes grupos: 4% mapuches, 0,35% aymaras, 0,14% atacameños, 0,05% quechuas, 0,05% rapa nuis o pascuences. 81 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" pérdida de identidad cultural–, cuya protección viene garantizada por la Ley nº 19.253 de 1993. En la última década, la regulación más destacada acerca de la cuestión indígena ha sido, por ejemplo, la Ley nº 20.249 de 2008; Decreto nº 132 de 2002, Decreto nº 156 de 2001; Decreto nº 3 de 2000. g) República de Colombia y su Ordenamiento52: existen múltiples grupos étnicos, que representan cerca del 3,5% de la población, y cuya protección viene garantizada en por los arts. 7, 8, 10, 13, 63, 68, 72, 96, 171, 176, 246, 247, 286, 288, 290, 310, 321, 328, 330, 357 y arts. transitorios 38, 46, 55, 56 de la vigente Constitución; su impulso regulatorio clave se produjo en 1993, con la Ley nº 43, junto con el Decreto nº 1.088. h) República de Costa Rica y su Ordenamiento53: bajo el reconocimiento vago de culturas indígenas, se hace alusión a las mismas en los arts. 76 y 140 de la Constitución, junto con su Ley nº 6.172 de 1977, y su Reglamento, el Decreto nº 8.487-G de 1978, comenzándose a tramitar casi tres lustros después un proyecto de ley de desarrollo autónomo de los pueblos indígenas de 22 de noviembre de 1994. 52 53 82 Sin embargo, todos estos censos coinciden en que, aproximadamente, en torno al 45% de los chilenos se considera mestizo Existen más de 80 grupos étnicos (indígenas), cuya suma no supera el 3,5% de la población total –ya que ante la duda se suele computar como mestizo, de ahí que las cifras oficiales apunten a cerca de un 60% para este heterogéneo colectivo-. La distribución de dichos grupos, según las regiones, viene a ser: a) en el Caribe, se encuentran los kogi, sanha, wayúu, kankuama, chimilas e ikas o arhuacos; b) en el Pacífico, están los kuna, embera, waunama y kwaiker; c) en la Amazonía, los tikunas, huitotos, coconucos, andokes, muinanes, salibas, yakunas, cubeos, curripacos y tucanos; en los Andes, los yukos, baríes, u’was, guambianos, paeces, sibundoy y muiscas; d) en la Orinoquía, los tunebos, tiniguas, guayaberos, achaguas, piapocos, sálibas, guahibos, piaroas, betoyes, yaruros y puinaves. Se reconocen ocho culturas indígenas, que según los datos oficiales, no alcanzan a representar el 2% de la población. Lo mismo pasa con el mestizaje, que se reduce a la cifra de 5%, considerándose la mayor parte como castizos y blancos, algo de subjetiva apreciación. La mayor parte de la concentración indígena, según la versión oficial, se produce en la provincia del noroeste, Guanacaste –donde incluso, no se les llama ticos (sinónimo de costarricense), sino tecos-; pero hoy en día, también el Valle Central y en las grandes ciudades, se da concentración de población indígena y mestiza, especialmente, de origen nicaragüense. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 i) República del Ecuador y su Ordenamiento54: lo indígena es tratado bajo una doble naturaleza (como nacionalidades y como pueblos), tal como se desprende de los arts. 1, 2, 6, 56-60, 76, 167-181, 189, 242, 257 y la disposición transitoria sexta de la Constitución. En cuanto a su legislación, es en 1976 cuando se aprueban tanto el Estatuto jurídico del indígena como de sus comunidades o comunas. A este hito, le siguió la constitución del Ministerio Étnico Cultural, que fue suprimido por el Decreto Ejecutivo nº 1.679 de 1994, para crear la Secretaría Nacional de Asuntos Indígenas y Minorías Étnicas. Dicho sistema también ha sido suprimido, por el Estatuto jurídico de las Comunidades Campesinas (Decreto nº 13 de 1997), impulsando en su lugar el Consejo Nacional de Planificación y Desarrollo de los Pueblos Indígenas y Negros. j) República de El Salvador y su Ordenamiento55: reconocidos oficialmente sólo tres grandes grupos, tienen cierta cobertura jurídica en los arts. 3, 62 y 105 de su Constitución, más su difuso desarrollo en el Decreto nº 68 de 1994 (interpretándose conforme a las bases de los Decretos nº 17 de 1982, y los nº 2.709 y n° 2.710 de 1958). k) República Federal del Brasil / República Federativa do Brasil y su Ordenamiento56: con el número más alto de pueblos indígenas (de toda Latinoamérica), encuentran los mismos su cobertura en los arts. 20, 22, 109, 129, 176, 210, 215, 231, 232 y 242 de la vigente Constitución; en 54 55 56 Se reconocen 13 nacionalidades y 14 pueblos indígenas, que constituyen entre el 14% y el 35% de la población total –nuevamente, la oscilación resulta exagerada, dependiendo de la fuente-. De entre todos estos pueblos, el quichua es dominante, por número total y diversidad familiar, encontrándose sobre todo en la región interandina y algo en la amazónica (también denominada Oriente); allí conviven con secoyas, sionas. Según el censo oficial, existen 3 grandes grupos indígenas –aunque se puede distinguir claramente entre lencas, cacahuiras, mayas, chortis y nahuats-, que representan 2% de la población, frente al 86%, que se considera mestiza. De las diversas organizaciones indígenas, el interlocutor más relevante es el Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño (CCNIS) –máxime para los lencas y nahuats-, fundado el 15 de noviembre de 1992. Cuenta en su haber con cerca de 225 pueblos indígenas –reconociéndose que, se sabe de al menos 60 más, con los que aún no se ha podido entrar en contacto directo-; en cambio, según los censos oficiales, no alcanzan a representar el 0,5% de la población total. Estos pueblos se distribuyen –con todas las precauciones al respecto, pues muchos son nómadas- por las siguientes regiones: a) el norte y la costa nororiental, donde la mayoría hablan lenguas tupí-guraní y macro-gé; b) el sur y sudeste, hablan principalmente variantes del guaraní. 83 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" cuanto al desarrollo legislativo, marcó un hito el Estatuto de los indios (Statuto do Indios), Ley nº 6.001 de 1973, que orientó las relaciones de los poderes públicos brasileños con los pueblos indígenas hasta la promulgación de la Constitución de 1988, y la adopción del Decreto nº 828/1991, junto con el Decreto nº 1.141 de 1994. Finalmente, en 1994, se aprobó por unanimidad el Estatuto de Sociedades Indígenas. l) República de Guatemala y su Ordenamiento57: son más de una veintena los grupos reconocidos (representando en torno a la mitad de la población), cuyo status ha mejorado sensiblemente en los últimos años, como se aprecia en los arts. 57, 58, 62, 66, 70, 76, 119, 143 y la disposición transitoria 18 de su Constitución vigente. Tres han sido los ejes de desarrollo normativo, siendo el primero el relativo a la pacificación y reasentamiento tras los conflictos armados (v.g. Acuerdos de 1994 sobre la negociación entre el Gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, y sobre el reasentamiento de las poblaciones desarraigadas por el enfrentamiento armando); el segundo eje es el tocante a la reforma agraria (v.g. Acuerdo de 1996 sobre aspectos socioeconómicos y situación agraria); y, el tercer eje, propiamente dedicado al desarrollo identitario (v.g. Acuerdo de 1995 sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas, junto con el Decreto nº 65-90 y su Reglamento de 1991). m) República de Honduras y su Ordenamiento58: sus grupos reconocidos, encuentran su cobertura jurídica en los arts. 172, 173 y 346 de la Constitución Política de la República de Honduras.59 En el 2007 iba Según el censo oficial, consta de 23 grupos indígenas, que representan más de la mitad de la población total (en su mayoría mayas, principalmente, quiches, cakchiqueles, mames, etc., mas los garífunas), y cerca del otro 40% es mestiza. Pese a su alto número, su representatividad política ha sido escasa, hasta las matanzas de la década de 1980, cuando han surgido organizaciones de base –muchas de ellas relacionadas con el neomarxismo-, logrando que la cuestión indígena haya pasado de ser considerada un grupo de lenguas a grupos o pueblos. 58 Son 7 los grupos reconocidos (lencas, miskitos, xicaques-tulipanes-tols, chortís, sumostawahkas-tabancas, pechs-payas, y garífunas –son afroamerindios, y se les suele excluir-), representando cerca del 12% de la población total. Ocurre como en Ecuador, donde las cifras oficiales se reducen a la mitad, así como, en El Salvador, donde los indígenas han de agruparse y sus interlocutores preferenciales con el Gobierno son la Confederación de Pueblos Autóctonos de Honduras (CONPAH) y el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) –con ciertas tensiones entre ambas-. 59 Cfr. González y Sánchez-Bayón (2011) p. 351. 57 84 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 a aprobarse un proyecto de ley indígena, para percibir las ayudas del Banco Interamericano de Desarrollo, pero con las protestas –sobre todo, desde sectores como COPINH-, los plazos se han venido dilatando. n) República de Nicaragua y su Ordenamiento60: sus grupos indígenas, representando el 8% de la población, encuentran su reconocimiento jurídico en los arts. 5, 8, 11, 89, 91, 107, 121, 141, 181 y la disposición transitoria 20 de la Constitución. En su desarrollo regulatorio, la norma más sobresaliente es la Ley nº 28 de 1987. ñ) República Oriental del Uruguay y su Ordenamiento61: su caso es muy singular, pues casi no quedan indígenas, y la escasa regulación existente es para casos concretos de difuntos, como la Ley nº 17.256 de 2000. o) República de Panamá y su Ordenamiento62: sus siete grupos indígenas encuentran reconocimiento jurídico en los arts. 5, 89 - 91, 107, 121, 177, 180 y 181 de la actual Constitución. En su desarrollo normativo, la costumbre ha sido ir fijando mediante leyes de base los parámetros orientadores de un cierto autogobierno por comarcas (v.g. Ley nº 16 de 1953; Ley nº 22 de 1983; Ley nº 1.487 de 1987). 60 61 62 Reconoce seis grupos indígenas, que constituyen cerca del 8% de la población total. Entre dichos grupos, los más numerosos son: a) los miskitos, que habitan principalmente la Región Autónoma Atlántico Norte, en las riberas de los principales ríos (v.g. Coco, Wawa, Prinzapolka, Bambana y Grande de Matagalpa); b) los mayangnas, en la Región Autónoma Atlántico Norte, en la zona de las minas y la reserva de Bosawás; c) los chorotegas, al sur (en la frontera con Costa Rica). Entre las persecuciones decimonónicas (como la Matanza de Salsipuedes), la alta e invasiva inmigración europea de las posguerras del s. XX, y la guerrilla de los 60 y 70 (como los Tupamaros –curiosamente, emulando en el nombre a la sublevación indígena, algo más de un siglo atrás-), hoy a penas se puede decir que haya pueblos indígenas en este país. Algún vestigio queda de la presencia guaraní-tupí (v.g. chanás, charrúas, minuanes, bohanes, guenoas), pero no lo suficiente; únicamente, se reconoce un 8% mestizo. Aun así, cierta regulación existe sobre materia indígena. Una legislación singular, como la misma situación indígena en este país, pues se regula para casos concretos del pasado. Cuenta con siete grupos indígenas (ngóbe/guaymi, kuna, emberá/chocó, wounaan, bugle/ bokota, teribe, bribri), que representan casi al 10% de la población total, junto con el 70%, que son mestizos, cuya presencia pública es cada vez mayor. 85 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" p) República del Paraguay / Tetã Paraguái y su Ordenamiento63: la conocida como tierra de guaraníes, integrada por diversos grupos étnicos, encuentran los mismos su reconocimiento en los arts. 12, 62 - 67, 77, 81, 88, 115, 140, 268 y la disposición transitoria 18 de la Constitución. Es de reseñar que, como regulación de final de la dictadura, destaca la Ley nº 904 de 1981; y su acomodación democrática se realiza mediante normativa como el Decreto nº 13.423 de 1992. q) República del Perú / Piruw y su Ordenamiento64: lo indígena recibe un tratamiento parecido al mexicano, reduciéndose a la condición de mero conjunto de lenguas – sobre todo para su protección educativa -, tal como reflejan los arts. 2, 15, 17, 21, 48, 88 - 89 y 149 de la vigente Constitución. En cuanto a su desarrollo normativo, destacan la Ley nº 27.908 de 2003; Ley nº 24.656 de 1992; Ley nº 22.174 de 1978, de (deroga el anterior estatuto, regulado por el Decreto Ley nº 20.653); entre otros. Luego, con esta red de redes normativa, de derecho indígena –que no ordenamiento indígena, ni derecho indio o indiano, recuérdese-, carece de justificación alguna, los intentos de articular constructivismos jurídicos, conducentes a la hibridación, tales como los ensayados en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CtIDH) (pretendiéndose dar cobertura a los derechos indígenas a través del art. 12 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969 o en los tribunales nacionales (como el estadounidense, con la denominada guerra del pollo). Para proporcionar vinculatoriedad a la salvaguardia de la cuestión indígena, otros son los preceptos a citar, sin necesidad de desvirtuar la regulación existente, ni introducir arbitrariedades conducentes al activismo judicial.65 Aún más desconcertante y perjudicial para 63 64 65 86 Tierra de guaranies (sobre todo, de las familias avá, mbyá, aché), reconocidos entre 17 grupos étnicos, constitutivos de casi medio millar de comunidades; representan cerca del 2,1% de la población total –su presencia pública se inició sin ellos: fue el dictador Stroessner quien recurrió a la cuestión guaraní, como fórmula de legitimación popular, dando lugar al jopará actual (fusión de español y guaraní)-. Al igual que México, oficialmente se reconducen los pueblos indígenas a la condición de lenguas, coincidiendo, incluso en el número tipificado de las mismas, aproximadamente unas 65 (en su mayoría de las familias quechua, aymara y las variantes amazónicas); incluso las cifras más bajas, reconocen que los indígenas representan cerca del 40% de la población, y otro 40% es mestizo. Se trata del fenómeno del juez que toma partido y, en vez de interpretar el Derecho, lo construye. En esencia, consiste en la perversa práctica forense por la que se retuerce el sentido de la ley hasta que expresa la propia voluntad, convirtiéndose así el juez en Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 el conjunto del Ordenamiento, es el recurso de la cuestión indígena como novedosa fórmula de legitimación, pretendiéndose justificar cualquier acción social y de gobierno, en nombre de dicha causa, aunque no haya evidencias en dicho sentido -¿siempre que se usa la legitimidad indígena es a favor del bienestar de sus comunidades, o lo es para ganar elecciones, respaldar gobiernos en crisis, etc.?-. Sea como fuere, este es un camino de reciente andadura –pues se ha pospuesto demasiado–, por lo que exige de un mayor compromiso para velar por su correcta maduración, bien fundamentada. VI. Evaluación: no hay conclusión donde aún queda camino por recorrer ¿Qué lecciones pueden extraerse del escaso recorrido que llevamos del inicio del nuevo siglo y su entorno global? Como evaluación a una década, donde por fin empieza a vislumbrarse un patrón y una red de redes normativa, entonces, conforme a las evidencias y argumentaciones presentadas, cabe concluir que –para este estudio, que no para la materia-: a) conviene prestar más y mejor atención a las hibridaciones, pues con su confusión, vulneran el sistema en formación, aumentando las inseguridades y desafecciones; b) las hibridaciones son el resultado de la desviación de sincretismos, habidas por falta de conocimientos bien fundamentados (por deficiencias formales de corrección, por las sustanciales de significación, y/o las reales de autentificación); c) dichas carencias cognitivas vienen dadas -o al menos estimuladaspor el exceso de prejuicios, surgidos de las debilidades cognitivas mencionadas (al primar la formación sobre la educación, y la técnica sobre la ciencia), además de por la incertidumbre que acarrea el fin de una época (al agonizar el mundo de los Estados-nación de consumo) y el inicio de otra (la sociedad global del conocimiento, que nace), dando lugar a una resistencia importante a los cambios; d) frente a los prejuicios, la mejor solución a largo plazo, se legislador y restándose seguridad al sistema de justicia donde se extiende dicho activismo. Desde su identificación y catalogación en 1947 (por A. Schlesinger, Jr.), sus expresiones han sido diversas, contándose con un test para su detección (v.g. decisiones contra precedente o heterodoxas, sin precedentes o vanguardistas, creativas o más allá de la interpretación, maximalistas o de pretensión erga omnes, antiformalistas, contralegislativas, justicieras); también existen unas clasificaciones por el tipo de prácticas según las culturas jurídicas: a) los países angloamericanos, donde se ha producido una creatividad judicial, más allá del mero standing o apoyo judicial, con la intención de cristalizar aspiraciones progresistas en el devenir social y lograr su incorporación al legado de los padres fundadores; b) los países latinoamericanos, donde la hibridación del sistema de justicia es mayor y más acelerada, porque el juez pretende realizar una justicia paternalista y per se sin necesidad de reglas e instituciones intermedias, de ahí la calificación de populista. 87 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" presenta como una recuperación del estudio interdisciplinario de las relaciones religión-política-derecho, al aportar las claves sobre el estado de las esferas sociales y su poder, asegurándose así una mejor gestión posterior; e) reconociéndose todos estos problemas, y asumiéndose un compromiso con sus soluciones, el entorno europeo-continental está aún a tiempo de converger con aquellas otras áreas regionales, como las Américas, cuya flexibilidad y vitalidad han permitido que tomen cierta ventaja –si no se recae en las hibridaciones ideológica– en este comienzo de milenio –pues a medida que se acerque la sociedad del conocimiento, el blindaje del intercambio desigual tiene los días contados: las relaciones dejarán de ser entre entornos industriales y otros de recursos naturales y mano de obra barata, para pasar a darse en forma de red de especialización e intensificación–. Luego, el reto está servido. Ya se han apuntado los argumentos y evidencias para su toma de conciencia, ahora sólo es necesaria la voluntad para iniciar el cambio responsable.66 En definitiva, con este estudio no se ha pretendido sentar cátedra alguna, fijando certezas doctrinales, sino más bien despertar inquietudes intelectuales y, en el mejor de los casos, hacer algo de balance de los primeros pasos de la globalización y de la primera década del milenio. También se ha intentado llamar la atención sobre las ricas propuestas existentes, en marcha hacia el aggiornamento o actualización (realista y holística) del Ordenamiento global, cuyos planteamientos van más allá de un mero cambio y reajuste del lenguaje y las formas jurídicas: se trata de una invitación a una reflexión profunda y sensata, para la armonización de los diversos niveles de Derecho (v.g. internacional – nacional – local, público – concertado – privado, imperativo – dispositivo), y de este con su realidad, al reanudar las relaciones con las otras grandes ordenaciones sociales, como son las provenientes de la política y la religión. Ojalá se haya cumplido alguno de los objetivos. 66 En dicha línea, y como sistematización fiel de las fuentes de derecho del nuevo paradigma (de positivismo realista holístico), se remite a González y Sánchez-Bayón (2011), se trata de una apuesta algo ambiciosa, pero es que hace tiempo que urge su necesidad, es obligado ir dando algún paso en tal sentido. Es un proyecto que nace para acercar el nuevo paradigma de la globalización a las aulas y despachos, pues debido al incremento de las interconexiones mundiales, a todos los niveles, también ha aumentado el entrecruzamiento de problemas, generando la dificultad de conocer bien la normativa. De ahí el compromiso asumido, aun sabiendo de sus muchos riesgos, pero el sentido del deber obliga a intentar, al menos, ofrecer un intento de armonización. 88 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 Bibliografía CITADA AA.VV. (1832): American State Papers, Indians Affairs (Washington DC, Gales and Seaton) vol. 1. Benedetti, Mario (1989): Nuestra América frente al V Centenario. Emancipación e identidad de América Latina (1492-1992) (México, Joaquín Mortiz) 238 p. Berryman, Phillip (1984): Religious roots of rebellion (Maryknoll, Orbis Books) 464 p. Boff, Leonardo (1986): Church: charism and power. Liberation theology and the Institutional Church (Minneapolis, Winston Press). Cançado Trindade, Antônio A. y Ruiz de Santiago, Jaime (2004): La nueva dimensión de las necesidades de protección del ser humano en el inicio del siglo XXI (3ª edición, San José, CIDH) 1212 p. Cançado Trindade, Antônio A. y Ventura Robles, Manuel (2004): El futuro de la Corte interamericana de derechos humanos (2ª edición, San José de Costa Rica, Corte Interamericana de Derechos Humanos) 461 p. Cleary, Edward (1985): Crisis and Change: The Church in Latin America today (Maryknoll, Orbis Books) 202 p. De Campa, Román (1999): América Latina y sus comunidades discursivas (Caracas, Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos) 255 p. la ______ (2006): Nuevas cartografías latinoamericanas (La Habana, Letras Cubanas) 323 p. Fauriol, Georges (1985) (ed.): Latin American insurgencies (Washington, Georgetown University Press) 214 p. González, M. y Sánchez-Bayón, A. (2006): “Libertades fundamentales en las Américas: devenir de la libertad religiosa en América Latina, los Estados Unidos de América y el Sistema Interamericano”, Revista Jurídica Universidad Autónoma de Madrid (nº 14): pp. 107 – 126. ______ (2009): Derecho Eclesiástico de las Américas: fundamentos socio - jurídicos y notas comparadas (Madrid, Delta) 190 p. 89 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" ______ (2011): RIDE. Regulación Iberoamericana de Derecho Eclesiástico (Madrid Delta) 394 p. Gott, Richard (1972): Guerrilla movements in Latin America (Garden City, Anchor Books) 626 p. Gross, Liza (1995): Handbook of leftis guerrilla groups in Latin America and the Caribbean (Boulder, Westview Press) 165 p. Howard, G. P. (1944): Religious Liberty in Latin America? (Philadelphia, The Westminster Press) 170 p. Keogh, Dermot (1990) (edit.): Church and Politics in Latin America (New York, St. Martin´s Press) 430 p. Klaiber, Jeffrey (1998): The Chuches, Dictatorships, and Democracy in Latin America (Maryknoll, Orbis Books) 326 p. Kymlicka, Will (1995): Filosofía política contemporánea (Barcelona, Ariel) 349 p. ______ (1996a) (ed.): The rights of minority cultures (New York, Oxford University Press) 400 p. ______ (1996b): Ciudadanía multicultural. Una teoría liberal de los derechos de las minorías (Barcelona, Paidós) 303 p. López Caldera, Nicolás (2000): ¿Hay derechos colectivos? Individualidad y socialidad en la teoría de los derechos (Barcelona, Ariel) 174 p. Maduro, Otto (1982): Religion and Social conflict (Maryknoll, Orbis Books) 161 p. Mecham, J. LLoyd (1934, revisado y ampliado 1966): Church and State in Latin America (Chapel Hill, University of North Carolina Press) 550 p. Patinayak, Satya R. (1984) (edit.): Organized religion in the Political transformation of Latin America (New York, University Press of America) 239 p. Picón-Salas, Mariano (1944): De la Conquista a la Independencia. Tres siglos de Historia cultural hispanoamericana (México D.F., Fondo de Cultura Económica) 220 p. 90 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 Pike, Fredrik B. (1964) (edit.): The conflict between Church and State in Latin America (New York, Knopf) 239 p. Richards, E. B. (1965): “Marxism and marxist movements in Latin America in recent Soviet historical writing”, Hispanic American Historical Review (vol. 45 nº4): pp. 577 - 590. Sánchez-Bayón, A. (2002): “Disquisiciones jurídicas actuales sobre las minorías nacionales”, Boletín Jurídico (nº 41): pp. 1 - 25. _____ (2004): “La libertad religiosa en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos”, en Revista General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado-Iustel (nº 6): pp. 1 - 62. ______ (2005): “<<Crimen y castigo>>, ¿literatura o realidad jurídica? Retos del camino hacia la democracia y la paz”, Revista de Ciencias Jurídicas Universidad de Costa Rica (nº 108): pp. 61- 68. _____ (2006): “Revitalizaciones religiosas postmodernas en América y sus riesgos para la democracia y los derechos humanos”, Revista General de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado-Iustel (nº 11): pp. 1 - 23. _____ (2008a): La Modernidad sin prejuicios. La religión en la vida pública estadounidense (Madrid, Delta) 3 vols. _____ (2008b): “Historia de la Comunicación Social Estadounidense a través de sus Movimientos Religiosos”, Historia y Comunicación Social (vol. 13): pp. 199 - 223. _____ (2009): Manual de Sociología Jurídica Estadounidense: del poder, lo sagrado y la libertad en la Modernidad Occidental (2ª edición, Madrid, Delta) 185 p. ______ (2010): Estudios de cultura político - jurídica: de la tolerancia a la libertad y su cuarentena actual (Madrid, Delta) 263 p. ______ (2011a): Iberoamérica Global (Madrid, Delta) 2 vols. ______ (2011b): “Enseñanzas del Prof. Navarro-Valls para comprender el “aggiornamento” del Ordenamiento global: aplicación a las Américas”, Libro homenaje en honor del Prof. R. Navarro-Valls (en prensa). 91 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" Wilkins, David Eugene (1997): American Indian Sovereignty and the U.S. Supreme Court. The Masking of Justice (Austin, University of Texas Press) 403 p. NORMAS JURÍDICAS CITADAS Acuerdo (guatemalteco) de 1996 sobre aspectos socioeconómicos y situación agraria). Acuerdo (guatemalteco) de 1995 sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas, junto con el Decreto nº 65-90 o Ley de la Academia de las Lenguas Mayas de Guatemala, de 5 de noviembre de 1990, y su Reglamento, de 9 de agosto de 1991). Acuerdos (guatemaltecos) de 1994 sobre la negociación entre el Gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, y sobre el reasentamiento de las poblaciones desarraigadas por el enfrentamiento armando. Acuerdo (Santa Sede con Argentina) sobre jurisdicción castrense y asistencia religiosa de las fuerzas armadas (28 de junio de 1957). Acuerdo (Santa Sede con Bolivia) sobre asistencia religiosa a las fuerzas armadas (1de diciembre de 1986). Acuerdo (Santa Sede con Brasil) sobre asistencia religiosa a las fuerzas armadas (3 de octubre de 1989); Acuerdo (Santa Sede con Brasil) sobre la situación jurídica (13 de noviembre de 2008). Acuerdo (Santa Sede con Paraguay) de 24 de diciembre de 2002. Acuerdo (Santa Sede con Perú) de 19 de julio de 1980. Acuerdo sobre la situación jurídica de la Iglesia Católica Apostólica Romana en la República Argentina (10 de octubre de 1966). Acuerdos (Santa Sede y EE. UU.) de Primera Misión de 1848. Carta de Naciones Unidas (26 de junio de 1945, San Francisco). 92 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 Carta democrática interamericana Aprobada en la 1º sesión plenaria, celebrada el 11 de septiembre de 2001 Código Federal (U.S. Code). U.S. Government Printing Office - GPO (U.S. Code) / American Memory – Library of the Congress, disponible <http:// memory.loc.gov/ammem/amlaw/lawhome.html>, fecha consulta: 10 septiembre 2011. Archives Library Information Center – ALIC, disponible <http://www.archives.gov/research/alic/>, fecha consulta: 10 septiembre 2011. Complementación a los convenios suscritos (con Bolivia) (10 de noviembre de 1989). Concordato (con Bolivia) de 4 de diciembre de 1957. Concordato (con Colombia) de 12 de julio de 1973. Concordato (con El Salvador) de 11 de marzo de 1968. Concordato (con Haití) 28 de marzo de 1860. Concordato (con República Dominicana) de 16 de junio de 1954. Concordato (con Venezuela) de 6 de marzo de 1964. Constitución del Estado Libre y Soberano de Oaxaca (4 de junio de 1998). Disponible en Enciclopedia de los Municipios de México Oaxaca, <http:// www.e-local.gob.mx/work/templates/enciclo/EMM20oaxaca/constitucion.htm>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución de la Nación Cherokee de Oklahoma, Disponible en inglés en el sitio web del Native American Constitution and Law Digitization Project, coordinado por la University of Oklahoma Law Center y the National Indian Law Library, <http://thorpe.ou.edu/constitution/cherokee/index. html>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución de la Nación Choctaw de Oklahoma, Disponible en inglés en el sitio web del Native American Constitution and Law Digitization Project, coordinado por la University of Oklahoma Law Center y the National Indian Law Library, <http://thorpe.ou.edu/constitution/choctaw/index. html>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. 93 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" Constitución de la Provincia de Salta de 1986 (reformada parcialmente, concordada y sancionada por la Convención Constituyente el día 7 de abril de 1998). Disponible en el sitio web del Equipo Federal del Trabajo, < http://www.eft.com.ar/legislac/argentina/salta/salta-constitucion.htm>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 con reforma del año 2009. Gaceta Oficial n° 5908 extraordinario, 19 febrero 2009. Disponible en sitio web del Tribunal Supremo de Justicia, <http://www. tsj.gov.ve/legislacion/enmienda2009.pdf>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución de la República del Ecuador 2008. Disponible en Sitio Web de la Asamblea Nacional, <http://www.asambleanacional.gov.ec/documentos/constitucion_de_bolsillo.pdf>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución Política de la República de Colombia de 1991 con reformas introducidas por el Decreto 2576 de 27 de julio de 2005. Disponible en el Sitio Web de la Presidencia de la República de Colombia <http://web. presidencia.gov.co/constitucion/index.pdf>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución de la República de El Salvador de 1983. Diario Oficial n° 234 tomo 281, 16 diciembre 1983. Con reformas del año 2009, Decreto Legislativo n° 36, Diario Oficial n° 102 tomo 383, 4 junio 2009. Disponible en el Centro de Documentación Judicial, sitio web de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, <http://www.csj.gob.sv/leyes. nsf/305364d9d949871586256d48006fa206/7c9c3e6418fb38fa06256d 02005a3dcc?OpenDocument>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución Política de la República de Guatemala de 1985, Diario Oficial, 3 junio 1985, tomo 226, Diario 41. Reformada por Acuerdo legislativo n° 18-93 de 17 de noviembre de 1993. Disponible en el Sitio Web de la Corte de Constitucionalidad, <http://www.cc.gob.gt/index. php?option=com_content&view=article&id=93:artconstipolitrepugua& catid=36:catpublicaciones&Itemid=67>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución Política de la República de Nicaragua de 1987 con Reforma del año 2010, Diario Oficial La Gaceta n° 176, 16 septiembre 2010, disponible en sitio web del Banco Central de Nicaragua <http://www. bcn.gob.ni/banco/legislacion/constitucion.pdf>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. 94 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 Constitución Política de la República de Panamá de 1972 con Reforma Constitucional del año 2004, Gaceta Oficial n° 25176, de 15 de noviembre de 2004. Disponible en Centro de Documentación Judicial del Sitio Web del Órgano Judicial de Panamá, <http://www.organojudicial.gob.pa/cendoj/wp-content/blogs.dir/cendoj/CONSTITUCIONES_ POLITICAS/constitucion_politica.pdf>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución de la República Federativa del Brasil de 1988. Disponible en el Sitio Web de la Presidencia de la República del Brasil, <http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/Constituicao/Constituicao.htm>, fecha consulta: 10 septiembre 2011. Constitución de la Tribu Tradicional de Kickapoo de Texas. Disponible en inglés en el sitio web del Native American Constitution and Law Digitization Project, coordinado por la University of Oklahoma Law Center y the National Indian Law Library, <http://thorpe.ou.edu/constitution/kickapoo/index.html>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución de los Estados Unidos de América 1787. Disponible en español en el sitio web de National Archives, <http://www.archives.gov/espanol/ constitucion.html>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución Política del Perú de 1993. Disponible en Sitio Web del Congreso de la República del Perú, <http://www2.congreso.gob.pe/sicr/ RelatAgenda/constitucion.nsf/constitucion>, fecha consulta: 10 septiembre 2011. Constitución Nacional de la República de Argentina de 1853 con reforma de 1994. Disponible en el sitio web del Senado de la Nación, <http://www. senado.gov.ar/web/interes/constitucion/cuerpo1.php>, fecha consulta: 10 septiembre 2011. Constitución Política de la República de Costa Rica de 1949 con Reforma Constitucional 8364 de 1 de julio de 2003. Disponible en Sitio Web del Tribunal Supremo de Elecciones, <http://www.tse.go.cr/pdf/normativa/ constitucion.pdf>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución y autorregulación de la Tribu Ely Shoshone de Nevada. Disponible en inglés en el sitio web del Native American Constitution and Law Digitization Project, coordinado por la University of Oklahoma Law Center y the National Indian Law Library, <http://thorpe.ou.edu/ 95 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" constitution/shoshone/sh-const.html>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Constitución Política de la República de Honduras. Decreto n° 131 de 11 de enero de 1982, con Reformas introducidas por el Decreto n° 36 del 4 de Mayo de 2005. La Gaceta, Diario Oficial de la República de Honduras. Disponible en <http://www.honduras.com/honduras-constitution.html>, fecha consulta: 10 septiembre 2011. Constitución Política del Estado de Bolivia de 1967 (reformada en 1994). Disponible en el sitio web de la Georgetown University, Political Database of the Americas, <http://pdba.georgetown.edu/Constitutions/ Bolivia/1967bolivia1994.html>, fecha consulta: 10 septiembre 2011. Constitución Política del Estado de Bolivia de 2008, Gaceta Oficial, 7 febrero de 2009. Disponible en el Sitio Web de la Gaceta Oficial de Bolivia, <http://www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo/normas/view/36208>, fecha consulta: 10 septiembre 2011. Convención Americana sobre Derechos Humanos Suscrita en San José de Costa Rica, 22 de noviembre de 1969, en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos. Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales, 21 de marzo de 1986. Convención interamericana para prevenir sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, adoptada en Belém do Pará, Brasil, 9 de junio de 1994, en el 24º período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos. Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, adoptada y abierta a la firma y ratificación, por A.G. Resol. 2106 A (XX), 21 de diciembre de 1965; entrada en vigor el 4 de enero de 1969, según art. 19. Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial. París, 17 de octubre de 2003. Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su 32ª reunión. 96 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 Convención relativa a la lucha contra la discriminación en la esfera de la enseñanza, adoptada el 14 de diciembre de 1960 y en vigor el 22 de mayo de 1962. Convención sobre el estatuto de los apátridas. Adoptada el 28 de septiembre de 1954 por una Conferencia de Plenipotenciarios y aprobada por el Consejo Económico y Social (ECOSOC) Resol. 526 A (XVII), 26 abril de 1954. Entrada en vigor el 6 de junio de 1960, según art. 39. Convención sobre el estatuto de los refugiados Adoptada el 28 de julio de 1951, por la Conferencia de Plenipotenciarios de la A.G. Resol. 429 (V), de 14 de diciembre de 1950. Entrada en vigor el 22 de abril de 1954. Convención sobre la prevención y castigo del delito de genocidio Adoptada por A.G. Resol. 260 A (III), de 9 de diciembre de 1948. Entrada en vigor el 12 de enero de 1951, según art. XIII. Convención sobre la protección de los derechos de los trabajadores migratorios y de sus familiares. Adoptada y abierta a la firma y ratificación, por A.G. Resol. 45/158, de 18 de diciembre de 1990; entrada en vigor, según art. 87. Convención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales, adoptada el 20 de octubre de 2005. Convención sobre los derechos del Niño Adoptada y abierta a la firma y ratificación, por A.G. Resol. 44/25, de 20 de noviembre de 1989; entrada en vigor el 2 de septiembre de 1990, según art. 49. Convención sobre privilegios e inmunidades de la ONU (13 de febrero de 1946, New York). Convención sobre privilegios e inmunidades de la ONU (21 de noviembre de 1947, New York). Convención sobre privilegios e inmunidades de los órganos especializados (21 de noviembre de 1947, New York). Convenio adicional de modus vivendi (Santa Sede con Ecuador) (24 de julio de 1937). 97 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" Convenio nº 107 relativo a la protección e integración de las poblaciones indígenas y de otras poblaciones tribales o semitribales en los países independientes de 1957. Convenio nº 111 de la OIT relativo a la Discriminación en materia de Empleo y Ocupación. Convenio nº 169 sobre pueblos indígenas y tribales en los Estados independientes de 1989. Convenio sobre la diversidad biológica de 1992. Convenio sobre las representaciones de los Estados en sus relaciones con las organizaciones internacionales de carácter universal (14 de marzo de 1975, Viena). Convenios de Ginebra celebrados en Ginebra el 12 de abril de 1949. Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre Aprobada y proclamada en la 9º Conferencia Internacional Americana, en Bogotá, Colombia, 2 de mayo 1948. Declaración de los Derechos del Niño. Adoptada y proclamada por A.G. Resol. 1386 (XIV), el 20 de noviembre de 1959. Declaración de Principios sobre la Tolerancia Adoptada y proclamada por la UNESCO, el 16 de noviembre de 1995. Declaración de Principios sobre libertad de expresión Aprobada en el 108° período ordinario de sesiones de la CIDH, en octubre de 2000. Declaración de Principios y buenas prácticas sobre la protección de las personas privadas de libertad en las Américas Aprobada en el 131º período ordinario de sesiones de la CIDH, en de marzo de 2008. Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones Adoptada y proclamada por A.G. Resol 36/55, de 25 de noviembre de 1981. Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas. Adoptada y proclamada por A.G. Resol. 47/135, del 18 de diciembre de 1992. 98 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 Declaración sobre los derechos de los pueblos indígenas. Adoptada por A.G. Resol. 61/295, en su 107ª sesión plenaria. Declaración Universal de Derechos Humanos. Adoptada y proclamada por A.G. Resol. 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948. Decreto (brasileño) nº 828/1991, que crea la Comisión de Defensa de los derechos indígenas, de 26 de agosto de 1991. Decreto (brasileño) nº 1.141, sobre las acciones de protección ambiental, salud y apoyo a las actividades productivas para las comunidades indígenas, de 19 de mayo de 1994. Decreto (salvadoreño) nº 17 de 1982. Decreto (salvadoreño) nº 68 de 1994. Decreto (salvadoreño) nº 2.709 de 1958. Decreto (salvadoreño) 2.710 de 1958. Decreto (chileno) nº 3 del Ministerio de Planificación, Reglamento de la Comisión de Desarrollo de Isla de Pascua. Diario Oficial, 13 de mayo de 2000. Decreto (chileno) nº 132 del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, Crea la Comisión Asesora Presidencial para la Coordinación de Políticas y Programas Indígenas. Diario Oficial, 11 de octubre de 2002. Decreto (chileno) nº 156 del Ministerio de Planificación, para constituir el Comité de Coordinación y Secretaría Ejecutiva del Programa de Desarrollo Integral de Comunidades Indígenas. Diario Oficial, 25 de septiembre de 2001. Decreto (colombiano) nº 1.088 de 1993, que regula la creación de asociaciones de cabildos y/o autoridades tradicionales indígenas. Decreto (costarricense) nº 8.487-G, Reglamento de la Ley Indígena (de Costa Rica) de 26 de abril de 1978. Decreto (ecuatoriano) Ejecutivo nº 1.679, de 22 de abril de 1994, para crear la Secretaría Nacional de Asuntos Indígenas y Minorías Étnicas. 99 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" Decreto (ecuatoriano) nº 133, de 13 de marzo de 1997), crea el Consejo Nacional de Planificación y Desarrollo de los Pueblos Indígenas y Negros. Decreto (paraguayo) nº 13.423 para crear una Comisión encargada de un proyecto de desarrollo sustentable del Chaco Paraguayo, de 1992. Estatuto de Sociedades Indígenas (Brasil, el 28 de junio de 1994). Intercambio de notas (Santa Sede con Argentina) para asegurar una más adecuada aplicación e interpretación de los acuerdos (21 de abril de 1992). International Religious Freedom Act (IRFA: PL 105-292, October 27, 1998, 112 Stat 2787 United States Public Laws 105th Congress - Second Session Convening January 27, 1998 PL 105-292 (HR 2431) y su enmienda principal, PL 106-55, August 17, 1999, 113 Stat 401 United States Public Laws 106th Congress - First Session Convening January 27, 1999 PL 10655 (S 1546). Kappler Project: Indian Affairs. Law & Treaties - Oklahoma State University, disponible <http://digital.library.okstate.edu/kappler/index.htm>, fecha consulta: 10 septiembre 2011. Ley (argentina) nº. 23.302, de 30 de septiembre de 1985, para crear la Comisión Nacional de Asuntos Indígenas para protección y apoyo a las comunidades aborígenes (modificada por el Decreto 155/1989, de 17 de febrero de 1989). Ley (argentina) nº 24.956 Censo Aborigen (28 de mayo de 1998). Ley (argentina) nº 25.607 Realización de una campaña de difusión de los derechos de los pueblos indígenas (4 de julio de 2002). Ley (boliviana) nº 1.615, de 6 de febrero de 1995, modificada por Decreto Supremo nº 48, de 18 de marzo de 2009, sobre el Estado plurinacional y el Gobierno MAS. Ley (brasileña) nº 6.001, Estatuto de los indios (Statuto do Indios), de 19 diciembre 1973. Ley (chilena) nº 19.253, “Ley Indígena”, para establecer normas sobre protección, fomento y desarrollo de los indígenas, y crea la Corporación 100 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 Nacional de Desarrollo Indígena. Diario Oficial, 28 de septiembre de 1993. Ley (chilena) nº 20.249, para crear el espacio costero marino de los pueblos originarios. Diario Oficial, 16 de febrero de 2008. Ley (colombiana) nº 43, sobre la adquisición, renuncia, pérdida y recuperación de la nacionalidad colombiana, de 1 de febrero de 1993. Ley (costarricense) nº 6.172, Ley Indígena, de 20 de diciembre de 1977. Ley (de la Provincia de Formosa, Argentina) nº 426 de 1984. Ley (del Estado de Oaxaca) de Derechos de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Oaxaca (17 de junio de 1998). Ley (estadounidense) de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (21 de mayo de 2003). Ley (estadounidense) para el diálogo, la conciliación y la paz digna en Chiapas (9 marzo 1995). Ley (estadounidense) de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (29 de junio de 2001). Ley (mexicana) de Asociaciones Religiosas y Culto Público. Diario Oficial de Federación, 15 de julio de 1992. Ley (nicaragüense) nº 28, Estatuto de Autonomía de las Regiones de la Costa Atlántica de Nicaragua, de 7 de septiembre de 1987. Ley (panameña) nº 16 para organizar la Comarca de San Blas, de 1953. Ley (panameña) nº 22 para crear la Comarca de Emberá - Wounaan, de 1983. Ley (panameña) nº 1.487 para crear la Reserva Kuna de Madungandí, de 1987. Ley (paraguaya) nº 904 Estatuto de las comunidades indígenas, de 1981. Ley (peruana) nº 22.174 de 1978, de Comunidades Nativas y de Desarrollo Agrario de las Regiones de Selva y Ceja de Selva (deroga el anterior estatuto, regulado por el Decreto Ley nº 20.653). 101 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" Ley (peruana) nº 24.656 de 1992, Ley General de Comunidades Campesina. Ley (peruana) nº 27.908 de 2003, de Rondas Campesinas. Ley (uruguaya) nº 17.256, declara de interés general la ubicación y posterior repatriación al territorio nacional de los restos de indios charrúas fallecidos en Francia, de 14 de septiembre de 2000. Ley (venezolana) Aprobatoria del Convenio Constitutivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América y el Caribe, 17 de mayo de 2001. Ley (venezolana) de Demarcación y Garantía de Hábitat y Tierras de los Pueblos Indígenas (21 de diciembre de 2000). Ley (venezolana) Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas, 8 de diciembre de 2005. Negociaciones (EE. UU.) con la Santa Sede de 1783. Notas reservales (Santa Sede con Bolivia) (3 de agosto de 1993). Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos Adoptado y abierto a la firma y ratificación, por Resolución de la Asamblea General (A.G. Resol.) 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966; entrada en vigor el 23 de marzo de 1976, según art. 49. Pacto internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales Adoptado y abierto a la firma y ratificación, por A.G. Resol. 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966; entrada en vigor el 3 de enero de 1976, según art. 27. Pactos de Letrán de 1929 (revisados en 1984). Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales, Protocolo de San Salvador Adoptado en San Salvador, El Salvador, 17 de noviembre de 1988, en el 18º período ordinario de sesiones de la A.G. OEA. Recomendación nº 104 sobre la protección e integración de las poblaciones indígenas y de otras poblaciones tribales y semitribales en los países independientes de 1957). 102 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 39 - 104 Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos. Adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra en 1955; aprobadas por Resols. ECOSOC 663C (XXIV), de 31 de julio de 1957, y 2076 (LXII), de 13 de mayo de 1977. Resolución (argentina) 4.811/1996 Registro de Comunidades Indígenas, Secretaría de Desarrollo Social (8 de octubre de 1996). Restauration Religious Freedom Act o Ley de restauración de libertad religiosa de 1993, de los EE.UU., sólo en vigor en parte. Tratado (Santa Sede) con Brasil de 1828. Tratado (Santa Sede) con Chile de 1832. Tratado (Santa Sede) con Confederación Argentina de 1853. Tratado (Santa Sede) con Colombia de 1824. Tratado (Santa Sede) con Costa Rica de 1851. Tratado (Santa Sede) con El Salvador de 1850 y de 1870. Tratado (Santa Sede) con Federación Perú - Bolivia de 1836. Tratado (Santa Sede) con Honduras de 1864. Tratado (Santa Sede) con Haití de 1864. Tratado (Santa Sede) con México de 1848. Tratado (Santa Sede) con Nicaragua de 1867. Tratado (Santa Sede) con República Dominicana de 1867. Tratado (Santa Sede) con Venezuela de 1836 y de 1860. JURISPRUDENCIA CITADA Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua (2001) Corte Interamericana de Derechos Humanos (CtIDH), sentencia de 31 de agosto de 2001 (Serie C, nº 79). 103 Sánchez - Bayón, Antonio (2012): "RELIGIÓN, POLÍTICA Y DERECHO EN LAS AMÉRICAS DEL NUEVO MILENIO" Caso Masacre Plan de Sánchez vs. Guatemala (2004): CtIDH, sentencia de fondo de 29 de abril de 2004, y sentencia de reparaciones y costas de 19 de noviembre de 2004 (Serie C nº 105, nº 116, respectivamente). Caso Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay (2005): CtIDH, sentencia de fondo, reparaciones y costas de 17 de junio de 2005, y sentencia de interpretación de la sentencia de fondo, reparaciones y costas de 6 de febrero de 2006 (Serie C nº 125, nº 142, respectivamente). Caso de la Comunidad Moiwana vs. Suriname (2005): CtIDH, sentencia de excepciones preliminares. Fondo, reparaciones y costas 15 de junio de 2005, y sentencia de interpretación de la sentencia de fondo, reparaciones y costas (Serie C nº 124, nº 145, respectivamente). 104 ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL Between redemption and punishment. An analysis of the Administrative Punitive Law under the new environmental institutions Fernando E. Ochoa Tobar* RESUMEN: En el presente artículo el autor analiza el régimen sancionatorio instaurado por la Nueva Institucionalidad Ambiental desde la perspectiva del Derecho Administrativo Sancionador y de los roles de la Superintendencia del Medio Ambiente y del Tribunal Ambiental. Para tal efecto, se estudia la génesis de la Superintendencia, de sus potestades sancionatorias y los criterios que se dieron para limitarlas y se comenta el régimen establecido a la luz de los principios que se tuvieron presentes al momento * Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Escuela de Derecho, Universidad de Concepción (Sede Concepción). <[email protected]>. Artículo recibido el 26 de octubre y aprobado el 27 de noviembre de 2011. 105 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" de discutir la Ley n° 20.417 y de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, y poder concluir si representa una solución a los cuestionamientos formulados acerca de la constitucionalidad de estas sanciones, por infringir principios como los de legalidad y tipicidad. PALABRAS CLAVE: Derecho Administrativo Sancionador – institucionalidad ambiental – Superintendencia del Medio Ambiente – Tribunal Ambiental ABSTRACT: In this paper the author analyses the penalty regime established by the new environmental institutions from the perspective of the administrative punitive law, the new administrative organization and the Environmental Court. For that purpose, the author studies the history of the Law n° 20.417 and the Chilean Constitutional Court jurisprudence, to conclude if represents a solution to the criticisms made to the administrative punitive law about the constitutionality of the penalties for violate principles as legality and typical duty. KEYWORDS: Administrative Punitive Law – environmental institutions – Administrative Agencies – Environmental Court I. Introducción. Entre el poder y los principios Conforme al profesor Román Cordero, en la sociedad actual, en que los distintos actores que interactúan en ella, con sus acciones y omisiones, crean relevantes riesgos en los campos especializados en que se desenvuelven, y que pueden derivar en importantes daños para las personas, cosas o el medio ambiente, se plantea ya no sólo el tradicional paradigma del Derecho Administrativo de someter a Derecho al propio Estado, sino además de someter a Derecho los poderes que, de hecho o de derecho, se han desarrollado en el seno de la sociedad civil.1 La circunstancia anterior genera no sólo la necesidad de órganos administrativos cada vez más especializados, sino también la adecuada distribución de potestades entre ellos para que puedan, no solamente regular a estos actores, sino también sancionarlos cuando la legalidad se infringe y, de ser posible, restablecer el imperio del derecho. Román (2009) p. 187. 1 106 Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 Al decir del profesor Soto Kloss “sancionar/castigar significa imponer una pena, una aflicción en el ser o tener del infractor, un detrimento en él, que le mortifica, le ‘duele’, le agravia, y con la esperanza de que se corrija para que, en lo sucesivo, no reincida en esa infracción. En otros términos, ‘sanción’ es un mal que se impone al infractor de una orden o mandato preestablecido, y que es su castigo o pena”2, podría pensarse que no es únicamente conveniente que la administración tenga el poder de constatar y castigar por sí sola las infracciones, tanto de normas generales y abstractas, como de sus actos particulares, sino que además resulta indispensable. Otorgando esta potestad se asegura que la administración tenga un medio coercitivo ágil para instar a las personas a acatar sus órdenes, facilitando de esa manera el logro de sus fines, evitando abarrotar a los tribunales de justicia con estos procesos que tienen un marcado contenido técnico y especializado.3 Por otro lado, a las mayores demandas sociales por regulación, también viene aparejada una necesidad de sanciones para asegurar que la regulación sea acatada.4 No obstante esta aparente necesidad, dicha potestad es objeto de críticas por la doctrina desde el s. XIX. Uno de sus principales detractores, el profesor Eduardo Soto Kloss, sostiene “que ‘sancionar’ (…) es propio de un juez, es tarea para ejercerse por alguien que sea independiente de las partes e imparcial al mismo tiempo, y no que sea parte de ellas, como v. gr. miembro de la propia organización que sanciona (v. gr. miembro del mismo organismo que está interesado en sancionar/su funcionario o empleado)”.5 Mas, fuera de estas diversas posiciones doctrinarias, el camino seguido por el legislador es otorgar progresivamente esta potestad a los servicios públicos que integran la Administración del Estado y, a su turno, crear nuevos servicios dotados de amplias facultades para castigar, definiendo en diversos cuerpos legales –sobre todo de orden sectorial– nuevas infracciones justiciables por la Administración, todo de una manera particularmente inorgánica. ¿Y cuáles son entonces los límites a este poder? Sobre el particular, la doctrina nacional, apoyada por sendos fallos del Tribunal Constitucional, concluye que los principios inspiradores del orden penal contemplados en la Constitución deben aplicarse, por regla general, al Derecho Administrativo Soto (2005) p. 81. Cárcamo (2010) p. 13. 4 Nieto (1994) p. 29. 5 Soto (2005) p. 81. 2 3 107 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" Sancionador, puesto que ambos son manifestaciones del ius puniendi propio del Estado6, decisión que si bien es pragmática, genera dificultades producto del tratamiento que el legislador da a la materia. En efecto, si bien se ofrece un marco regulatorio que permite encausar este poder, no obstante la dispersión normativa imperante, no puede omitirse la existencia de diversos pleitos en los cuales se controvirtió la constitucionalidad de estas normas sancionatorias. La doctrina ha caído entonces en cuenta que muchas de estas normas sancionatorias no responden plenamente a esos principios debido, entre otras razones, a que debiendo ser el resultado de un proceso inductivo a partir de esas disposiciones, se les ha reducido a la traslación de las ideas rectoras de una rama del derecho a otra7, a lo cual el Tribunal Constitucional intentó responder postulando una lectura matizada de los mismos8, interpretación que, en todo caso, no resuelve el conflicto que se produce cuando la norma lisa y llanamente ignora estos principios básicos. Sin embargo, cuando aplicamos estos principios generales del Derecho Administrativo Sancionador al Derecho Ambiental, nos encontramos con que el problema adquiere ciertas particularidades, como consecuencia de lo preceptuado en el art. 19 n° 8 inc. 1° de la Carta Fundamental. Esta norma impone al Estado los deberes de velar para que el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza. En efecto, cuando se trata de intereses y bienes generales, lo importante no es la indemnización del daño causado, sino la evitación que se produzca, pues acciones como la tala de un bosque, o la contaminación de una playa son daños de reparación imposible ya que “aunque una Administración Pública pueda exigir la reposición en el estado anterior, hay un factor –el tiempo- que es irreparable”.9 En efecto, las medidas represivas en materia ambiental cumplen una doble función, de prevención general, al disuadir a los que intencionada o negligentemente, estén próximos a la infracción, y de prevención especial, consistente en que el sujeto no vuelva a infringir Tribunal Constitucional. Ley n° 4.601, rol n° 244 (1996). Rebollo (2010) pp. 50 -5 1. 8 Tribunal Constitucional. Ley n°4.601, rol n°244 (1996); Ley n°18410, rol n°479 (2006) y Ley n° 18.410, rol n°480 (2006). 9 Nieto (1994) p. 36. 6 7 108 Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 la norma nuevamente.10 Surge entonces la necesidad de compatibilizar esta intensa necesidad de sanciones con efecto disuasivo, con la también intensa necesidad de garantizar los derechos de los administrados. Ahora bien, la reforma introducida a la Institucionalidad Ambiental por la Ley n° 20.417 de 2010, que crea el Ministerio, el Servicio de Evaluación Ambiental y la Superintendencia del Medio Ambiente, les atribuye competencias en materias ambientales y les confiere potestades –entre ellas la sancionatoria– lo que justifica realizar un análisis de esta normativa para determinar si cumple con los parámetros que el Tribunal Constitucional y la doctrina han hecho aplicables al Derecho Administrativo Sancionatorio, o por el contrario perpetúa los problemas que ya hemos reseñado, lesionando derechos y garantías fundamentales. A dilucidar esta interrogante nos avocaremos en las páginas siguientes. II. La superintendencia del Medio Ambiente. génesis de sus potestades. En su art. 2, la Ley n° 20.417 crea la Superintendencia del Medio Ambiente como un servicio público funcionalmente descentralizado, dotado de personalidad jurídica y patrimonio propio, y la somete a la supervigilancia del Presidente de la República a través del Ministerio del Medio Ambiente. Tal como se dejó constancia en la historia de dicha ley, el legislador buscaba con su creación, concentrar en un solo órgano la fiscalización en materias ambientales, la cual se encuentra dispersa en los diversos servicios con competencias sectoriales .11 En efecto, el mensaje del ejecutivo destacaba como un problema de la Institucionalidad Ambiental vigente a la época de su presentación, que la alta dispersión en materia de criterios de fiscalización traía como consecuencia grandes diferencias en las sanciones desde los distintos sectores, lo que producía una falta de certeza y de coherencia frente a la aplicación de la legislación ambiental. 10 11 Velásquez (2004) p. 10. Ya en su primer trámite constitucional, el profesor Jorge Bermúdez señaló ante la mencionada Comisión que entre las funciones que se le entregaban en razón de esta competencia, se destacan las de fiscalización, competencias interpretativas, de regulación y sancionatoria, y que estas funciones interpretativas y sancionatorias son justamente funciones propias de una superintendencia. Vid. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile (2010) p. 171. 109 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" Se estimó entonces, que el éxito de un buen sistema de regulación ambiental se basaba en incorporar incentivos adecuados para el cumplimiento de la legislación, lo que consideraba la fiscalización y los sistemas sancionatorios. Sin embargo, esta concentración de potestades interpretativas, fiscalizadoras y sancionatorias en la nueva Superintendencia fue uno de los temas más controvertidos en la discusión parlamentaria. Así, se postuló en reiteradas oportunidades por los denominados actores sociales12 en la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados y posteriormente en las discusiones de Sala en la misma Cámara y en el Senado, el peligro de atribuir a un órgano de la Administración del Estado estas potestades, pues la transformaban en una suerte de tribunal, en que la Superintendencia era juez y parte. En informe del Profesor Arturo Fermandois se formuló entre otras críticas la siguiente: “El proyecto en cuestión, por la amplitud, profundidad e intensidad de las atribuciones que confiere a la Superintendencia del Medio Ambiente, transforma a dicha entidad en un órgano jurisdiccional pleno de primera instancia. Se desborda de este modo el plano meramente fiscalizador y cautelar que por naturaleza corresponde a un órgano administrativo, transformando a la Superintendencia del Medio Ambiente en una verdadera magistratura ambiental de primera instancia. Lo anterior pugna con lo preceptuado por el artículo 76 inciso primero de la Constitución Política de la República. La Superintendencia del Medioambiente no podría gozar de atribuciones jurisdiccionales ni aún si éstas le fueren conferidas en virtud de una ley orgánica constitucional. Ello por cuanto la Superintendencia es un órgano de exclusiva confianza del Presidente de la República y el artículo 76 12 110 Dentro de los cuales encontramos diversos grupos intermedios tales como Organizaciones no Gubernamentales (tales como la Fundación Terram, Chile Sustentable, la Fiscalía del Medio Ambiente, entre otras), Centros de Pensamiento (entre los cuales se contó con la intervención del Instituto Libertad, Libertad y Desarrollo, el Centro de Estudios Públicos, etc.), y representantes del comercio, la industria y la producción (entre los cuales encontramos a la Cámara Chilena de la Construcción, la Confederación de la Producción y el Comercio, el Consejo Minero, la Sociedad de Fomento Fabril, entre otras), tal y como quedó constancia en la Historia de la Ley n° 20.417. cfr. Ídem., pp. 99 y ss. Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 de la Carta Fundamental señala que éste en caso alguno puede ejercer funciones judiciales, avocarse a causas pendientes, revisar los fundamentos o contenido de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos”.13 En un sentido similar el Sr. Fernando Dougnac señaló que: “Se deben separar las funciones de investigación y acusación de las de sanción. Ya que la sanción debe ser aplicada por un tribunal ambiental, previo un proceso que cumpla con todas las garantías necesarias para la defensa de los acusados y que permita, además, la comparecencia de la comunidad como terceros interesados en sus resultados”.14 Una opinión contraria sostuvo el Sr. Jorge Bermúdez, para quien: “La pregunta que, legítimamente, cabe hacerse es si ¿es constitucional que un servicio público pueda imponer este tipo de sanciones? ¿Es una función jurisdiccional o administrativa? Al respecto hay que tener presente que la función jurisdiccional, en cuanto determinación de las normas aplicables, es algo que no sólo corresponde a los Tribunales de Justicia, sino que realiza también la Administración del Estado; porque cada vez que la Administración del Estado dicta una acto administrativo, sea el que fuere su contenido, la administración lo que hace es determinar la normativa aplicable para cada acto. Entonces, cuando se dicta una R.C.A. la administración lo que hace es decir este es el ordenamiento jurídico aplicable al caso”.15 En el mismo sentido se pronunció el profesor Luis Cordero, asesor jurídico de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), como quedó constancia en la historia de la Ley: “La Superintendencia que se crea es una Superintendencia estandarizada en relación a la creación de otros órganos fiscalizadores como lo es la Superintendencia de Educación, de reciente creación. Ídem., pp. 174 y 175. Ídem., p. 786. 15 Ídem., p. 172. 13 14 111 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" Aseveró que no se puede confundir el rol de la Superintendencia, que se crea en función de un interés público distinto a los intereses de partes, que es donde tiene sentido la intervención de un juez. Señaló que el rol de la judicatura en el proyecto, independiente de la existencia de un tribunal ambiental, está suficientemente garantizado puesto que los tribunales constituyen la instancia que tiene competencia para revisar todas las decisiones de la Superintendencia, enfatizando que no existe un solo acto de la Superintendencia Ambiental que no sea objeto de revisión por parte del juez, señalando que se encuentra específicamente regulado un reclamo de ilegalidad en materia sancionatoria”.16 Para superar estas diferencias, se suscribió un protocolo de acuerdo entre el Gobierno de esa época y los miembros de la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales que, entre otros puntos, contemplaba la creación de Tribunales Ambientales los cuales serían competentes para conocer del contencioso administrativo ambiental, de modo que todas las competencias que hasta ese momento entregaba la Ley n° 19.300 a los tribunales ordinarios pasaran a estos tribunales, así como la potestad de revisión de los actos administrativos de la Superintendencia de Medio Ambiente. Y, para evitar los cuestionamientos que podrían derivarse de los procedimientos de fiscalización y sancionatorios llevados a cabo en el tiempo intermedio entre la entrada en vigencia de ambas leyes, se incorporó el art. 9 Transitorio de la Ley n° 20.417 según el cual las normas establecidas en los Títulos II, salvo el párrafo 3º, y III del art. 2 de dicho cuerpo legal, y que crean la Superintendencia del Medio Ambiente, “entrarán en vigencia el mismo día que comience su funcionamiento el Tribunal Ambiental”. Con esta norma se sellaría anticipadamente el destino de estos dos organismos, separados pero complementarios, incluso en su especialidad, como dos cuerpos con una sola alma. Alcanzado dicho acuerdo, la regulación orgánica que se aprobó instituyó a la Superintendencia como un servicio que tiene por objeto ejecutar, organizar y coordinar el seguimiento y fiscalización de las Resoluciones de Calificación Ambiental, de las medidas de los Planes de Prevención o de Descontaminación Ambiental, del contenido de las Normas de Calidad Ambiental y Normas de Emisión, y de los Planes de Manejo, cuando corresponda, y de todos aquellos otros instrumentos de carácter ambiental que establezca la ley. Y para cumplir este objetivo tiene, entre otras funciones y Ídem., p. 708. 16 112 Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 atribuciones, la de imponer sanciones de conformidad a lo señalado en la Ley n°20.417 o apercibir con sanciones en los casos de las letras i, j y m del art. 3 (letra l del art. 3), correspondiendo especialmente al Superintendente aplicar las sanciones que correspondan. Pero una disposición nos interesa particularmente, el art. 35 de la regulación orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente establecida en el art. 2° de la ley en comento, que prescribe que corresponderá exclusivamente a la Superintendencia del Medio Ambiente el ejercicio de la potestad sancionadora respecto de las infracciones que indica. III. El régimen sancionatorio establecido en la Ley n° 20.417. ¿Cambio o continuidad en el sistema? Ya hemos consignado que la Superintendencia del Medio Ambiente nace como un ente que busca concentrar las potestades de fiscalización y sanción y, para superar los eventuales conflictos producto de un potencial ejercicio de funciones jurisdiccionales - con la consecuente violación de derechos fundamentales-, se acordó crear Tribunales Ambientales. Corresponde, por tanto, analizar si la normativa que se estableció responde o no a la principal limitación jurídica que existe en nuestro ordenamiento jurídico para las sanciones administrativas: los principios del Derecho Penal. Debe hacerse presente que, en el propio mensaje de la Ley n° 20.417, se revelaba una especial preocupación en relación a la necesidad de reglar un procedimiento sancionatorio y garantizar el non bis in ídem en sede administrativa, pero conviene también analizar si se respeta el principio de legalidad y cuál es el rol que juegan los tribunales dentro del diseño de la nueva institucionalidad ambiental. 1. Principios de legalidad, reserva de ley y tipicidad en las sanciones administrativas Nuestro Tribunal Constitucional ha fallado que el principio de legalidad se cumple para el Derecho Administrativo Sancionador con la previsión de los delitos e infracciones y de las sanciones en la ley, en tanto que el de tipicidad requiere de algo más, que es la precisa definición de la conducta que la ley considera reprochable, garantizándose así el principio constitucional de seguridad jurídica y haciendo realidad, junto con la exigencia de una ley previa la de una ley cierta, siendo por tanto principios distintos que no se 113 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" identifican17 y que dicho principio se encuentra consagrado, entre nosotros, en el art. 19 n° 3 incs. 7° y 8° de la Carta Fundamental.18 Si aplicamos estrictamente el principio de legalidad, específicamente en su faceta de reserva legal, deberíamos concluir, en consecuencia, que las infracciones administrativas y sus respectivas sanciones no podrían establecerse por normas infralegales. Se sostiene, no obstante, que la complementación de la norma sancionatoria por textos reglamentarios no se encuentra excluida por el principio de reserva legal, salvo en los casos que la propia Constitución dispone que únicamente la ley puede regular una cierta materia o disponer en ciertas cuestiones, y siempre que el núcleo esencial de la conducta se encuentre descrito en ella.19 Como lo afirma la doctrina, “...la reserva constitucional de Ley, aunque se presente de manera radical, no puede constituir un obstáculo a que la regulación sea tan detallada y minuciosa como el legislador desee. Y, sin embargo, a la Ley le es imposible en muchos casos descender a ese grado de concreción. Ante la alternativa de dejarlo a decisiones individuales que todavía podrían producirse con gran libertad o admitir normas generales, opta por esta última. Sería admisible la habilitación al Reglamento no cuando hay una renuncia voluntaria a regular, sino una decisión de que es necesario un grado de detalle y concreción que la Ley no puede aportar” y por otra parte “la ley no puede confiar al Reglamento ningún aspecto de la reserva, por reducido que sea, sin contener ella misma una regulación al respecto”.20 Entre nosotros, el Tribunal Constitucional ha aceptado en sucesivos fallos la llamada colaboración reglamentaria. Esta teoría supone que la Ley, si quiere, “puede agotar por sí sola la regulación necesaria de la materia; pero también puede decidir quedarse incompleta y encomendar a un Reglamento que regule 17 18 19 20 114 Tribunal Constitucional. Ley n° 18.410, rol n° 244 (1996). Conviene tener presente que el principio de legalidad comprende una vertiente formal conocida como reserva legal y una material conocida como principio de tipicidad, en tal sentido, Bueno (2010) p. 114. Desde la perspectiva del Derecho Penal nacional, Rodríguez (1992) p. 379, sostiene que “la norma constitucional da cabida a todas las manifestaciones del principio de legalidad, las cuales, siguiendo un criterio tripartito, pueden resumirse de la siguiente forma: exclusividad (sólo la ley puede obrar como fuente de delitos y penas), tipicidad (el precepto que crea el delito debe encontrarse redactado en términos estrictos) e irretroactividad (la ley penal sólo puede aplicarse a hechos que ocurran después de su entrada en vigencia)”. Tribunal Constitucional. DFL 458, rol n°437 (2005). Rebollo (1991) p. 139. Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 el resto de acuerdo con las instrucciones y pautas que le proporciona”. 21 Esa Ley suele denominarse ley en blanco22, incompleta (en consideración a su contenido) o de remisión (en atención a su función). 21 22 La primera de estas denominaciones, sin embargo, es considerada inexacta por la doctrina, toda vez que sugiere una norma carente de contenido lo que sería inconstitucional, pues encubriría una deslegalización. Debe tenerse presente que se trata de una colaboración y no de una sustitución de la ley. Cfr. Nieto (1994) p. 264. La idea de la ley en blanco es perfectamente conocida y admitida por el Derecho Penal, de donde ha pasado al Derecho Administrativo Sancionador y cuya configuración dogmática se atribuye a Binding. Vid. Nieto (1994) p. 264 y ss. Al decir de Van Weezel (2011) p. 117, el tipo penal en blanco surge cuando la definición de alguno de los elementos del contexto en que se sitúa la conducta que se sanciona queda entregada a un precepto distinto (o a varios preceptos distintos) del que menciona la conducta. Entre nosotros, la existencia de estas leyes penales en blanco se debe, entre otras razones como afirma Rodríguez (1992) pp. 384 y 385. a que “el texto definitivo de la disposición, que figura en art. 19 n°3, inc. 8 de la Constitución actual, eliminó la exigencia de que las conductas se hallaran ‘completamente’ descritas en el tipo respectivo. La diferencia, aunque sutil, reviste extraordinaria importancia, pues la supresión de aquel adverbio implica un claro reconocimiento de que las leyes penales preceptivas pueden ser complementadas por una disposición diversa”. Una perspectiva diferente sustenta Aróstica (1987) p. 79, para quien “al igual que lo que sucede en la esfera criminal, problema mas arduo es hacer frente a las ‘leyes penales en blanco’, esto es aquellas en que ha sido el mismo legislador el que se remite a un reglamento para fijar o complementar el supuesto de la infracción. Si se admite que el inciso final del art. 19 n° 3 CP ha tenido la virtud de acabar con estas leyes, exigiendo que ellas se basten a sí mismas en la configuración del hecho punible, del mismo modo, la integración de las leyes que nos ocupan por medio de simples reglamentos debe tenerse como posibilidad proscrita en nuestro ordenamiento jurídico” (sic). Para Fernández (2006) pp. 203 y 204, “es menester distinguir el principio de legalidad del de tipicidad que, conectados entre sí, son distintos y operan con diferente intensidad, ya que el poder constituyente originario –en una interpretación que debe ser abandonada– flexibilizó el segundo de ellos, en materia sancionadora, pero no el primero. Por ello, en ese ámbito, no resulta admisible la potestad reglamentaria de ejecución y menos todavía su homónima autónoma. Sin embargo, si se admiten las leyes penales en blanco impropias, entonces, la revisión de constitucionalidad debe alcanzar tanto a la ley como al reglamento que la complementa, sin que el juez –sea ordinario, especial o constitucional– pueda solo revisar el apego de alguno de esos preceptos a la Carta Fundamental y no del otro, pues en ambas se contiene la descripción de la conducta que se reputa antijurídica”. 115 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" Esta colaboración “opera en dos momentos: primero una ley en blanco – que contiene una regulación deliberadamente insuficiente, una habilitación al reglamento para que colabore y complete de acuerdo con ciertas instrucciones y, en fin, una remisión al contenido de éste- y luego el reglamento remitido”.23 De modo que, según este principio, la Ley puede renunciar a describir totalmente el tipo, pero en tal caso ha de dar instrucciones suficientes al ejecutivo para que complete su labor.24 No obstante lo expuesto en los párrafos precedentes, en los últimos años sectores de la doctrina nacional e incluso algunos Ministros de la magistratura constitucional han formulado reparos a dicha teoría. En efecto, al decir de Vergara Blanco, “la llamada ‘colaboración reglamentaria’ con la ley está no sólo limitada sino virtualmente proscrita en materia de ius puniendi estatal, ya sea penal o sancionatorio administrativo y no cabe, en ningún caso, considerar al reglamento como origen de algún ilícito administrativo o de alguna pena”. El mismo autor agrega que no es concordante con el principio de legalidad considerar que la infracción de un reglamento pueda dar origen a una conducta sancionable pues ello quebranta este principio, toda vez que “sólo es posible establecer sanciones mediante una ‘ley promulgada con anterioridad a su perpetración”.25 Nieto (1994) p. 266. Ídem., p. 267. 25 Vergara (2004) p. 310. Extendiendo la crítica formulada por Vergara Blanco, Navarro (2005) p. 128, estima que “no es lícito que la autoridad administrativa pueda ‘crear’ por sí y ante sí sanciones administrativas al margen de las autorizadas legalmente. Por ello, ni siquiera es posible aplicar sanciones a través de la analogía, como tampoco de la potestad reglamentaria”. Sin perjuicio de la posición reseñada, otros autores estiman que la colaboración reglamentaria no supone, realmente, una excepción a la reserva de ley, sino una modalidad de su ejercicio, en tal sentido Vid. Nieto (1994) p. 264. Tratándose de las leyes penales en blanco, el Tribunal Constitucional parece reconocer tres especies diversas de tipos penales en blanco: a) las leyes penales en blanco impropias o ‘normas de reenvío’, que describen claramente la conducta punible y remiten a otra norma rango legal; b) las leyes en blanco propias, que se caracterizan porque el complemento descriptivo de la conducta se encuentra en una norma infralegal, o bien porque aun remitiéndose a una norma legal, la descripción de la conducta resulta genérica, imprecisa o parcial; y, c) las leyes penales en blanco abiertas, donde la descripción de la conducta punible queda ampliamente entregada al juez. Sobre la base de esta distinción, la magistratura constitucional ha establecido que únicamente están permitidas dos clases de leyes (tipos) penales en blanco: las leyes penales en blanco propias, y las leyes penales que no se remiten a otra ley, pero que reúnen dos requisitos copulativos: (1) describen el 23 24 116 Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 Debemos entonces preguntarnos si las infracciones contenidas en el Título III se ajustan a estos principios y, para ello, debemos hacer distinciones entre aquellas que se contienen en el art. 35, esto pues, con la salvedad de la contenida en la letra b) 1ª parte, todas las demás infracciones se remiten a una normativa complementaria. Del conjunto de ellas, algunas se remiten a otros cuerpos legales o a la propia Ley n° 20.417 (art. 35 letras b) segunda parte, d) parte final, g) primera parte y m), otras a reglamentos (art. 35 letra g segunda parte), otras a Decretos Supremos (art. 35 letras c) en relación al art. 44 de la ley n°19.300 y h) en relación con el art. 40 de la ley n°19.300 de 1994), otras encuentran su complemento en el contenido de simples actos y resoluciones administrativas (art. 35 letras a), d), e), g) parte final, i), j), k) y l), y finalmente se establece una cláusula general y residual en la letra n) de art. 35 y que consiste en el incumplimiento cualquiera de toda otra norma de carácter ambiental que no tenga establecida una sanción específica. Ahora bien, la recepción de la teoría de la colaboración reglamentaria por el Tribunal Constitucional26 permitiría, en principio, aceptar los supuestos del art. 35 letras c), g) y h), sin perjuicio de precaver que en sus incs. 6 y 7 el art. 19 n° 3 de la Constitución no hace matiz alguno, más que para favorecer al imputado frente a las normas penales. El anterior razonamiento, sin embargo, no parece ser suficientes para justificar la remisión a actos administrativos, sean estos de efectos generales o particulares, menos aún la excesivamente abierta cláusula general del art. 35 letra n). En este punto cabe hacer presente que los fallos del Tribunal Constitucional que aceptan la colaboración reglamentaria, lo han hecho razonando precisamente sobre la base que la colaboración se da entre ley y 26 núcleo central de la conducta punible y además (2) establecen expresamente el destino de remisión, quedando prohibidas las leyes en blanco abiertas y las leyes en blanco propias que no cumplen estos requisitos, Tribunal Constitucional. Código de Justicia Militar, rol n°468 (2006) comentado por Van Weezel (2011) pp. 118 - 120. Recepción que responde, entre otros argumentos, a una aplicación matizada de los principios del Derecho Penal en el campo del Derecho Administrativo Sancionador y al postulado de la consagración de un dominio legal máximo en nuestra Carta Fundamental, que autorizaría a dictar reglamentos en aquello no cubierto por él, vid. Tribunal Constitucional, Ley n°18.410, rol n°479 (2006). 117 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" reglamento27, y no entre ley y actos administrativos emanados de servicios públicos. Concordante con ello, los Ministros del Tribunal Constitucional, señores Marcelo Venegas Palacios y Enrique Navarro Beltrán en sentencia Rol n°479 - 06, si bien concurrieron al fallo formularon, entre otras, la siguiente consideración: “Si bien es posible que la potestad reglamentaria pueda complementar al legislador en aspectos no esenciales, esto es, accidentales y no substanciales, y por cierto con estricta subordinación a la misma; ello resulta inadmisible de manera autónoma y aún más respecto de las órdenes e instrucciones que imparta la propia Superintendencia, normativa ésta que usualmente carece de la debida publicidad -pudiendo incluso ser verbal- y ni siquiera se encuentra sujeta al control de juridicidad por parte de la Contraloría General de la República, a través de la toma de razón, como sí ocurre en principio respecto de la potestad reglamentaria de ejecución de ley. Un razonamiento contrario importaría establecer una verdadera ‘legislación irregular’, ajena por completo al mandato soberano que el Constituyente entrega exclusiva y excluyentemente a los colegisladores, democráticamente elegidos por los ciudadanos”.28 Los mismos Ministros de la Magistratura Constitucional, en otra ocasión resolvieron que: 27 “El precepto legal referido precedentemente (art. 15 de la Ley n°18410 de 1985) autoriza al propio organismo fiscalizador sectorial, la Superintendencia de Electricidad y Combustible, a sancionar eventualmente no sólo las conductas tipificadas en la ley y en los reglamentos dictados por expreso mandato del legislador, sino que incluso aquellas que pudieren establecerse en instrucciones y órdenes emanadas de la propia 28 118 Tribunal Constitucional. Ley n°18.410, rol n°479 (2006) y Ley n° 18.410, rol n°480 (2006). Sobre este último fallo, Fernández (2006) p.203, afirma que “siendo acertado sostener que el Derecho Administrativo Sancionador se encuentra sujeto al principio de legalidad y que, más aún, a él se aplican los principios y reglas que la Constitución ha contemplado, en materia penal, en su artículo 19° N° 3, el Rol N° 480, aunque manteniendo la jurisprudencia y lo sostenido por la doctrina, flexibiliza aquel principio, así como también el de tipicidad, admitiendo las leyes penales en blanco propias e impropias. Unas y otras, sin embargo, resultan inconstitucionales, pues lesionan la seguridad jurídica, en el primer caso, y el principio de legalidad, precisamente, tratándose de las impropias”. Tribunal Constitucional. Ley n°18.410, rol n° 479 (2006). Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 Superintendencia; todo lo cual no parece conciliable con el principio de legalidad, desde el momento que la autoridad administrativa por sí y ante sí -y sin suficiente respaldo legal- estaría determinando la conducta a sancionar, la que puede llevar aparejado multas de hasta diez mil unidades tributarias anuales”.29 2. El principio de non bis in ídem Tradicionalmente se interpreta este principio como la prohibición de una doble sanción en sede administrativa por un mismo hecho o que un mismo hecho sea considerado a la vez ilícito penal y administrativo.30 A esta vertiente –que se le suele denominar sustantiva– se le atribuyen, además, importantes implicancias formales o procedimentales. En este último sentido, el non bis in ídem se traduce en la prohibición de sufrir dos procesos punitivos consecutivos por el mismo objeto.31 Desde su génesis, el proyecto de la Ley n° 20.417 buscaba concentrar la potestad de fiscalización en un único órgano para evitar las descoordinaciones y diferencias de criterios entre los organismos con competencias sectoriales. Dicho defecto atentaba contra el principio en estudio, manifestándose en procedimientos sancionatorios paralelos y pluralidad de sanciones impuestas por distintos órganos sectoriales basándose en idénticos fundamentos fácticos.32 La regulación orgánica y procedimental de la Superintendencia se haría cargo de ambas manifestaciones del non bis in ídem. Con respecto a la faceta sustantiva de este principio, encontramos una consagración expresa en el art. 60 de la regulación orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente establecida en el art. 2° de la Ley n° 20.417, el cual dispone que: “Cuando por unos mismos hechos y fundamentos jurídicos, el infractor pudiese ser sancionado con arreglo a esta ley y a otra u otras leyes, de las sanciones posibles, se le impondrá la de mayor gravedad. Tribunal Constitucional. Ley n° 18.410, rol n°480 (2006). Vergara (2004) p. 324. 31 Alarcón (2010) p. 359. 32 El registro de sanciones y la denuncia de órganos sectoriales del art. 47 también contribuyen a este fin. 29 30 119 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" En ningún caso se podrá aplicar al infractor, por los mismos hechos y fundamentos jurídicos, dos o más sanciones administrativas”. En tanto que la variante procedimental se regula en el art. 59 de la normativa orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente que crea el art. 2° de la misma ley: “Iniciado un procedimiento administrativo sancionador por parte de la Superintendencia no podrá ningún organismo sectorial con competencia ambiental, por los mismos hechos, iniciar un procedimiento administrativo sancionatorio de competencias propias o denunciarlos a la justicia civil, a menos que la Superintendencia se declare incompetente. Los organismos sectoriales con competencia ambiental que, en el ejercicio de sus funciones, tomen conocimiento de estas infracciones estarán obligados a denunciarlos a la Superintendencia. En caso de que alguno de estos organismos iniciare un procedimiento respecto de materias que son competencia de la Superintendencia, ésta, de oficio o a petición de interesado, podrá solicitarle que se declare incompetente y le remita todos los antecedentes para iniciar el procedimiento respectivo”. Conjuntamente a los aspectos reseñados, existe otra manifestación del non bis in ídem en su vertiente sustantiva, que impide apreciar como agravante una circunstancia que ya esté implícita en el tipo infractor33, haya sido considerada autónomamente o bien para definir una infracción.34 Ahora bien, si relacionamos el art. 35 que tipifica las infracciones, con el art. 36 que establece los parámetros para clasificarlas en gravísimas, graves o leves, y el art. 40 que señala los criterios para determinar la sanción especifica a aplicar, puede producirse lo siguientes; por un lado el art. 35 letra b) contempla como infracción la ejecución de proyectos y el desarrollo de actividades para los que la ley exige Resolución de Calificación Ambiental, sin contar con ella, en tanto el art. 36 n° 1 letra f) califica de gravísimas los hechos, actos u omisiones que involucren la ejecución de proyectos o actividades del artículo 10 de la Ley nº 19.300 al margen del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, y se constate en ellos alguno de los efectos, características o Generalmente, esta faceta no es tratada por la doctrina nacional fuera del Derecho Penal, rama en la cual además de tener consagración expresa en el art. 63 del Código Penal a logrado un importante grado de vigencia, llevando incluso a la derogación de disposiciones de dicha codificación 34 Alarcón (2010) p. 368, Abogacía General del Estado (2009) vol. I, p. 330. 33 120 Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 circunstancias previstas en el artículo 11 de dicha ley, en términos similares está redactada la letra d) del n°2 del mismo artículo. Otra situación similar se presenta al relacionar la letra j) del art. 35 con la letra d) del n°1 del art. 36, pues mientras la primera norma señala que constituye infracción el incumplimiento de los requerimientos de información que la Superintendencia dirija a los sujetos fiscalizados, de conformidad a esta ley, la segunda califica de infracción grave el haber ocultado cualquier antecedente relevante con el fin de encubrir u ocultar una infracción gravísima. En fin, una aplicación poco cuidadosa de los preceptos antes mencionados podría, en determinadas condiciones, traducirse en una infracción al principio en comento. En tal sentido, el correcto desarrollo del proceso de fiscalización y la fundamentación del acto sancionatorio se transforman en la línea divisoria entre el legítimo ejercicio de las potestades legales y la transgresión de garantías fundamentales. 3. El debido proceso sancionatorio Para cumplir con las funciones que se encomiendan a la Superintendencia se propuso, en el mensaje que acompañó al proyecto de la Ley n° 20.417, un único procedimiento sancionatorio de competencia de la Superintendencia, a modo de favorecer la compatibilidad con los organismos sectoriales, a la vez que incentivar el cumplimiento de las normas ambientales35, todo ello con observancia de las garantías de un debido proceso. Este procedimiento se describe en los arts. 47 y siguientes de la normativa orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente establecida por el art. 2° de la Ley n° 20.417, y presenta similitudes a los sumarios administrativos contemplados en otras leyes, especialmente al previsto en los arts. 120 y siguientes de la Ley n° 18.834 de 1989. El establecimiento de un nuevo procedimiento sancionatorio busca responder a la más fundamental y básica de las garantías del debido procedimiento administrativo sancionatorio, que es el derecho al procedimiento 35 En este sentido, adquiere trascendencia la suspensión del procedimiento sancionatorio para el caso que se presente un programa de cumplimiento aprobado por la Superintendencia, entendiéndose por tal el plan de acciones y metas presentado por el infractor, para que dentro de un plazo fijado por la Superintendencia, los responsables cumplan satisfactoriamente con la normativa ambiental que se indique (art. 42). 121 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" mismo.36 Pero, al mismo tiempo, importa el reconocimiento de la insuficiencia de la Ley n°19.880 de 2003 en la cautela de garantías fundamentales.37 Según el art. 47 el procedimiento sancionatorio podrá iniciarse de oficio por la Superintendencia cuando los hechos son constitutivos de alguna infracción de su competencia, a petición de un órgano sectorial38, o por denuncia ante la Superintendencia, la cual deberá cumplir los requisitos del inc. 3 del art. 47. Presentada en forma la denuncia, dará origen a un procedimiento sancionatorio si, a juicio de la Superintendencia, está revestida de seriedad y tiene mérito suficiente. En caso contrario, motivará que se dispongan las acciones de fiscalización que sean procedentes. Dispuesta la instrucción del procedimiento, la Superintendencia debe designar a uno de sus funcionarios que la realizará, y que recibirá el nombre de instructor39, iniciándose con la formulación precisa de los cargos40 los que deben notificarse al presunto infractor, quien dispone de un plazo de 15 días para formular sus descargos. La posibilidad de formular descargos que se da al presunto infractor, unida al preciso señalamiento de los hechos constitutivos de la infracción imputada, buscan otorgar la posibilidad de ejercer el derecho a defensa jurídica, el cual según el Tribunal Constitucional, es común a toda diligencia, trámite o procedimiento.41 Al decir de Román (2009) p. 200 que este principio consiste en que la imposición de una sanción administrativa sea siempre el resultado de un procedimiento idóneo seguido por un organismo administrativo, El mismo autor cita a propósito de este principio la sentencia del Tribunal Constitucional. Código Orgánico de Tribunales, rol n° 747 (2007). 37 Román (2009) p. 199. 38 Ello ocurrirá si el órgano toma conocimiento de los informes expedidos por los organismos y servicios con competencia en materia de fiscalización ambiental, los que deberán contener en especial la descripción de las inspecciones, mediciones y análisis efectuados así como sugerir las medidas provisionales que sean pertinentes decretar (art. 47 inc. 2). 39 Con la figura del instructor se buscaba superar la crítica de falta de imparcialidad al reunirse en la Superintendencia los roles de juez y parte. 40 Estos cargos deberán contener, según el art. 49 inc. 3, la descripción precisa y clara de los hechos que se estiman constitutivos de la infracción y la fecha de su verificación, la norma, medidas o condiciones eventualmente infringidas, la disposición que establece la infracción y la sanción asignada. 41 Tribunal Constitucional. DFL 458, rol n° 437 (2005) y Orgánica Constitucional sobre sistema de inscripciones y registro electoral, rol n° 38 (1986). 36 122 Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 Además, y con el objeto de evitar un daño inminente al medio ambiente o a la salud de las personas, el art. 48 permite al instructor solicitar fundadamente a la Superintendencia la adopción de alguna o algunas de las medidas provisionales que contempla, las cuales tendrán fines exclusivamente cautelares y serán esencialmente temporales. De acuerdo al art. 50, una vez recibidos los descargos o transcurrido el plazo otorgado para ello, la Superintendencia debe examinar el mérito de los antecedentes, y podrá ordenar la realización de las pericias e inspecciones, así como la recepción de medios probatorios.42 Ahora bien, cumplidos los trámites señalados en los preceptos citados, el fiscal instructor del procedimiento emitirá, dentro de cinco días, un dictamen en el cual propondrá la absolución o sanción que a su juicio corresponda aplicar.43 Una vez emitido este dictamen, el instructor debe elevar los antecedentes al Superintendente, quien resolverá en el plazo de 10 días. Para ello deberá dictar una resolución fundada en la cual absolverá al infractor o le aplicará una sanción44, sin perjuicio de lo cual, siempre podrá ordenar la realización de nuevas diligencias o la corrección de vicios de procedimiento (art. 54). En todo caso ninguna persona puede ser sancionada por hechos que no hubieran sido materia de cargos (art. 54 inc. final). Debe entonces existir congruencia entre los cargos que se formulan y hechos que se sancionan, lo cual cautela nuevamente el derecho a una debida defensa jurídica, al permitir conocer de que se es imputado y no ser sancionado por otros cargos que aquellos que ha podido defenderse. 42 43 44 Debe tenerse presente que según el art. 51 inc. 1, los hechos investigados y las responsabilidades de los infractores podrán acreditarse mediante cualquier medio de prueba admisible en derecho, los que se apreciarán conforme a las reglas de la sana crítica. Dicho dictamen deberá contener: la individualización del o de los infractores, la relación de los hechos investigados y la forma como se ha llegado a comprobarlos, y la proposición al Superintendente de las sanciones que estimare procedente aplicar o de la absolución de uno o más de los infractores (art. 53). Se agrega además que las resoluciones que impongan multas serán siempre reclamables y aquéllas no serán exigibles mientras no esté vencido el plazo para interponer la reclamación, o ésta no haya sido resuelta (art. 56 inc. 2°). 123 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" Finalmente en el Párrafo 4° de la regulación orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente contenida en el art. 2° de la Ley n°20.417, se establece un régimen especial de recursos aplicable a las resoluciones sancionatorias45 de la Superintendencia, cumpliendo con el principio de impugnabilidad que rige la actuación de la Administración del Estado (arts. 10 de la Ley n° 18.575 de 1986 y 14 de la Ley n°19.880 de 2003). Pero cabe distinguir en cuanto a la naturaleza de estos recursos. En primer término, se establece como recurso administrativo en el art. 55 el de reposición, que debe interponerse en el plazo de 5 días hábiles contados desde la notificación de la resolución sancionatoria. Sin embargo, el mencionado artículo nada señala respecto del otro recurso administrativo ordinario, esto es, el recurso jerárquico. Mas, por prescripción del art. 63 que hace aplicables con carácter de supletorias las reglas de la Ley n° 19.880, debemos descartarlo, pues según su art. 59 inc. 4, dicho recurso no procede contra los actos de los jefes superiores de servicios y el acto sancionatorio es dictado por el Superintendente, el cual, según el art. 4 de la normativa orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente que crea el art. 2° de la Ley n°20.417, es el jefe superior de la Superintendencia. Por su parte, el art. 55 de la misma, establece un reclamo de ilegalidad en sede jurisdiccional en contra de las resoluciones de la Superintendencia no se ajustan a la ley, reglamentos o demás disposiciones que le corresponda aplicar, pero con una importante particularidad, su conocimiento corresponde al Tribunal Ambiental. Recordaremos ahora que el reclamo por la creación del Tribunal Ambiental venía dado, entre otras razones, por el supuesto ejercicio de funciones jurisdiccionales por parte de la Superintendencia y el doble rol de fiscalizador y juzgador. De esta manera se aseguraba la revisión de los actos administrativos sancionatorios en un procedimiento objetivo y por un tercero imparcial. Efectivamente, el art. 17 n° 6 del proyecto de ley que crea el Tribunal Ambiental –hoy en su tercer trámite constitucional- contempla, dentro de las competencias de esta magistratura, el conocer de las reclamaciones en contra de las resoluciones de la Superintendencia del Medio Ambiente, en conformidad con lo dispuesto en el artículo 56 de la Ley Orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente. 45 124 Debe tenerse presente en este punto, que cuando la Superintendencia aplique las sanciones de clausura temporal o definitiva y de revocación de la resolución de calificación ambiental, la resolución que las contenga deberá siempre ser elevada en consulta al Tribunal Ambiental (art. 57). Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 IV. El problema de la naturaleza jurídica del Tribunal Ambiental y el Reclamo de Ilegalidad Ambiental No obstante el propósito perseguido con la creación del Tribunal Ambiental, la Excelentísima Corte Suprema ha sostenido, enfáticamente y en sendos informes de 2010 y 2011, lo siguiente: “Esta Corte estima que en las condiciones en que el proyecto se propone, éste no responde a los estándares mínimos para denominar tribunales a los órganos que se pretende crear. Se trata, en opinión del Tribunal, de órganos administrativos y no jurisdiccionales, motivo por el cual se sugiere eliminar la expresión ‘tribunal’ de los preceptos que la emplean, precisándose, además, que la superintendencia directiva, correccional y económica que se entrega a la Corte Suprema en el artículo 1° nacerá únicamente cuando el asunto llegue a conocimiento de la Corte de Apelaciones que corresponda, pues la regulación que se presenta no está acorde con las disposiciones elementales de la Constitución Política de la República, de acuerdo a las cuales las referidas superintendencias suponen el ejercicio de atribuciones que exceden a una mera supervisión o tuición de superior a inferior”.46 Esta opinión desfavorable de la Corte Suprema, pone en entredicho la verdadera naturaleza jurídica de esta nueva institución, incluso antes de su entrada en vigencia. ¿Qué es el Tribunal Ambiental? ¿Es acaso un órgano jurisdiccional, un órgano administrativo o una suerte de híbrido entre ambos? La respuesta no es, ciertamente, indiferente al considerar las aspiraciones de legalidad y control que se pretendía respecto de las exorbitantes facultades de la Superintendencia del Medio Ambiente. Vale entonces la pena mencionar brevemente los argumentos esgrimidos por la Corte para sustentar esta calificación. En primer término, se menciona que en su art. 1° el proyecto encomienda a la Corte Suprema la superintendencia directiva, correccional y económica sobre estos tribunales. Sin embargo la Suprema Magistratura estima que, al tratarse de tribunales que no integran el Poder Judicial –esto es, de aquéllos a 46 Informe proyecto de Ley 34-2011, Oficio n°130, 5 agosto 2011. Disponible en el sitio web del Senado <http://www.senado.cl/appsenado/index.php?mo=tramitacion&ac=getD octo&iddocto=16394&tipodoc=ofic>,fecha de consulta: 23 septiembre 2011. 125 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" que se refiere el artículo 5° del Código Orgánico de Tribunales-, “transforma ese control que se pretende con la norma en algo más efectista que real y, en la práctica, dota a estos tribunales de una autonomía que produce como resultado último únicamente un debilitamiento de la judicatura y en la que a esta Corte se le priva de toda injerencia en la selección de los candidatos a dicho tribunal”.47 En relación a esta observación, debe recordarse que según el inc. 4° del art. 5 del Código Orgánico de Tribunales los demás tribunales especiales se regirán por las leyes que los establecen y reglamentan, sin perjuicio de quedar sujetos a las disposiciones generales de dicho Código. Finalmente, debe tenerse presente que se eliminó la referencia a la independencia de este órgano contenida en el proyecto original, conservando sólo la alusión a ser un órgano jurisdiccional especial. Por otro lado, se sostuvo que las sucesivas modificaciones han excluido totalmente a la Corte Suprema del proceso de designación de quienes se desempeñarán como jueces, perdiéndose por lo mismo la tuición de este Tribunal en lo que a nombramientos se refiere y que tradicional e históricamente le ha correspondido cuando a magistrados se refiere.48 Sobre el particular, el art. 2° atribuye al Presidente de la República, con acuerdo del Senado, el nombramiento de cada uno de los tres ministros y dos suplentes que integran cada Tribunal Ambiental a partir de una nómina de cinco personas que elaborará la Corte Suprema previo concurso público. Con relación a la observación anterior, llama la atención que sea de competencia de la Corte Suprema la confección de las nóminas a partir de las cuales se designará al ministro lego –a quien el art. 2 exige título de licenciado en ciencias con especialización en materias medioambientales y, a lo menos, diez años de ejercicio profesional- y al lego que, con calidad de ministro suplente, deben integrar cada Tribunal Ambiental. Precisamente el profesor Bermúdez, durante la discusión parlamentaria, dijo preferir la formación de un tribunal de derecho, integrado exclusivamente por abogados especializados, agregando que la experticia necesaria para analizar los temas 47 48 126 Informe proyecto de Ley 39-2010, Oficio n°133, 10 de septiembre de 2010. Disponible en el sitio web del Senado <http://www.senado.cl/appsenado/index.php?mo=tramitacion &ac=getDocto&iddocto=15343&tipodoc=ofic>, fecha de consulta: 23 septiembre 2011. Informe de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia recaído en el proyecto de Ley que crea el Tribunal Ambiental, Disponible en el sitio web del Senado, <http://www. senado.cl/appsenado/index.php?mo=tramitacion&ac=getDocto&iddocto=14299&tipodo c=info>, fecha consulta: 23 septiembre 2011, p. 3. Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 medio ambientales, podría obtenerse de los profesionales que apoyen permanentemente o en forma eventual su trabajo.49 En un sentido similar, el profesor Sergio Montenegro sostuvo respecto de esta integración mixta que, si bien el tema ambiental, dado su carácter global, admite un punto de vista ajeno a la disciplina jurídica, “la resolución de controversias vinculadas a aquél exige la intervención exclusiva de jueces que sean abogados... La integración mixta que propone el proyecto guarda similitudes con la de otros tribunales, como los de defensa de la libre competencia, que abordan problemas de tipo económico, pero la temática ambiental requiere un conocimiento profundo respecto de la legislación que la regula y de la historia de la ley, del cual carecen las personas ajenas al ámbito jurídico”.50 Una opinión contraria encontramos en el profesor Juan Domingo Acosta, quien sostuvo que, “si bien la controversia es de orden jurídico y requiere para su solución de la intervención de juristas, debe también reconocerse que éstos no tienen conocimientos sobre aspectos técnicos que pueden estar involucrados en el asunto que se analiza”, siendo estos tribunales mixtos, a su juicio, de general aceptación.51 En verdad, la intervención de este ministro lego en el conocimiento del reclamo de ilegalidad ambiental es bastante irrelevante y su incorporación al Tribunal Ambiental se ve desvirtuada por el fundamento mismo de su creación. En efecto, debe recordarse que mediante este mecanismo se busca provocar una revisión de la juridicidad de los actos administrativos –especialmente de naturaleza sancionatoria– de la Superintendencia. A su turno, debe tenerse presente que este reclamo de ilegalidad persigue, no sólo la revisión de los actos administrativos de contenido ambiental, sino también y especialmente, controlar que el ejercicio de las potestades de la Superintendencia se ciña a estos principios fundamentales aplicables al Derecho Administrativo Sancionador, principios que si algo tienen de técnicos, se vinculan más con la Ciencia del Derecho que con las Ciencias de la Naturaleza. En tal sentido, la intervención del ministro lego, que probablemente no tiene una formación jurídica, o en el mejor de los casos sólo la tiene en temas de Derecho Ambiental, se vuelve inocua como no sea para dirimir con su voto una eventual discordia, pero en poco aporta al debate sobre la Ídem., p. 14. Ídem., p. 16. 51 Ídem., pp. 20 y 21. 49 50 127 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" cautela de dichos principios una vez trabado el contencioso administrativo ambiental. La supresión de este ministro lego, por otra parte, no obstaría a que el Tribunal pudiera entrar en conocimiento de las complejas consideraciones técnicas que envuelve el contencioso ambiental, toda vez que siempre se podría requerir el pronunciamiento de técnicos o peritos. Esta alternativa, por otra parte, favorece la anhelada imparcialidad del juzgador, toda vez que evita que se reúnan en un mismo individuo las calidades de juez y perito. Otra opción sería entender que la función de este ministro dentro del contencioso ambiental es ejercer un control de mérito –circunstancia que si justifica un pronunciamiento y examen de naturaleza técnica– respecto a la resolución que impone sanciones, sin embargo, esto sigue careciendo de justificación si se considera que, tal como lo establece el inc. 1° del art. 56 de la normativa orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente que crea el art. 2° de la Ley n°20.417, el reclamo de ilegalidad ambiental busca una revisión de la juridicidad del acto cuestionado, no de mérito. De estimarse finalmente que se trata de un órgano administrativo, el Tribunal Ambiental quedaría en una situación muy dudosa y se aproximaría más a órganos como los paneles de expertos que existen en disciplinas como el Derecho Eléctrico y Obras Públicas más que al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia con cuya regulación presenta obvias similitudes, frustrando su propósito inicial de crear una instancia judicial especializada que revise los pronunciamientos de la Superintendencia, y postergando el contencioso ambiental hasta que la Corte Suprema o la Corte de Apelaciones respectiva –según cual sea la regulación final que se establezca en materia de recursos- entre a conocer del recurso que se deduzca contra la resolución del Tribunal Ambiental. V. Conclusiones y comentarios finales Del conjunto de órganos que creó la Ley n°20.417 y que integran la llamada Nueva Institucionalidad Ambiental, del marco de potestades asignadas, junto el grado de concentración que deliberadamente se instauró, resulta claro que se pretendió establecer a la Superintendencia del Medio Ambiente como el custodio de la legalidad ambiental, reuniéndose en ella tanto el poder de fiscalizar, como de interpretar y perseguir el cumplimiento de normas de la más variada jerarquía y naturaleza, además de imponer las sanciones que resulten procedentes. 128 Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 Esta considerable concentración de poderes, sirvió de fundamento a diversas críticas al proyecto inicial y que no lograrían ser salvadas completamente con la invocación de la doctrina constitucional y administrativa generalmente aceptada. Es así que las disposiciones que tipifican infracciones, continúan recurriendo a actos administrativos para complementarse, problema que ya presentaba el art. 15 de la Ley n° 18.410. Dichos actos muchas veces no revisten la misma publicidad de un reglamento, menos aún de una ley, situación que deja bastante debilitada la seguridad jurídica y el rol de garantía de la descripción de la conducta en la norma que establece la infracción. Pero, al mismo tiempo, el grado de complejidad técnica que reviste el Derecho Ambiental hace difícil prescindir totalmente de la búsqueda de complementación en este tipo de normas que, por su naturaleza, son más fáciles de adecuar a la constante evolución que caracteriza a esta rama del derecho lo cual deja una posible solución al problema en una situación bastante precaria. La situación se vuelve aún más cuestionable si pensamos que esos mismos actos y normas ambientales son interpretadas o incluso dictadas por la Superintendencia, que además, los fiscaliza y sanciona, circunstancias todas que permiten a este servicio no sólo perseguir la sanción, sino incluso definirla. En este sentido, podría ampliarse la crítica ya mencionada a lo largo de este trabajo, en orden a ser la Superintendencia juez y parte en el proceso sancionatorio y concluirse que en verdad la referida es juez, parte y también legislador. Tal concentración nos parece un peligro potencial, especialmente si consideramos los poco claros matices con que deben ser aplicados los principios del Derecho Penal en el Derecho Administrativo Sancionador. Y es que la introducción de un procedimiento sancionatorio especial si bien permite ganar en legalidad presenta aún un carácter vago, al estar tan excesivamente vinculado al funcionamiento del Tribunal Ambiental. Estos tribunales todavía no se definen completamente como órganos jurisdiccionales o administrativos, de manera que de calificarse finalmente como parte de la administración del Estado, toda su finalidad quedaría frustrada, no saliendo nunca la discusión de la sede administrativa, prolongándose la posibilidad de revisiones, pero siempre dentro de la administración, y eventualmente hasta llegar al pronunciamiento de la Contraloría. Por otra parte, de ser finalmente un órgano administrativo, y siendo el revisor de los actos de la superintendencia, podríamos pensar que estos tribunales son realmente los custodios de la legalidad ambiental. Esto, a su turno, permitiría continuar la antigua práctica de utilizar el recurso de protección como sustituto de un contencioso administrativo general, 129 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" sólo que con mayores trabas, pues el plazo para recurrir de protección no se suspende por la interposición de recursos administrativos. Al mismo tiempo que se privaría a los administrados de otros recursos jurisdiccionales sectoriales contemplados en leyes especiales, pues el procedimiento ambiental tiene prevalencia por sobre las reclamaciones de la legislación sectorial en virtud del art. 59. Pese a todos estos esfuerzos, parece ser que muchas de las deficiencias del Derecho Administrativo Sancionador Chileno se han traspasado a la nueva Institucionalidad Ambiental, pero con importantes atenuaciones, producto de un procedimiento administrativo sancionatorio más pormenorizado que otros vigentes en nuestro ordenamiento jurídico –con garantías procedimentales incorporadas– y la expectativa de una instancia jurisdiccional especializada de revisión. En esta misma línea, el argumento vertido por algunos destacados juristas en orden a ser este conjunto de competencias un diseño estandarizado en el derecho chileno, no nos parece atendible si tomamos en cuenta que las sanciones administrativas, como todas las sanciones, implican una restricción o disminución de los derechos y libertades de las personas y, por tanto, las mismas deben recibir una interpretación restrictiva, razones todas que nos permiten entender el cuidadoso tratamiento constitucional que se da tratándose del Derecho Penal. Por lo demás, este argumento elude analizar el fondo de la discusión, y que estriba en determinar es cual la correcta regulación de la potestad sancionatoria de la Administración, legitimando más bien en la costumbre, la mantención del sistema imperante, con todos sus reparos. En suma, entre la reforma y la continuidad, entre la redención y el castigo, con la Nueva Institucionalidad Ambiental el legislador ha dado un paso tímido hacia la reforma, hacia la redención de esta disciplina tan controvertida de nuestro derecho que es el Derecho Administrativo Sancionatorio, lo que trasciende por cierto el Derecho Ambiental, y se enraíza en la concepción misma del Estado de Derecho. Será un paso tímido, pero es un paso en la dirección correcta. Bibliografía Citada Alarcón Sotomayor, Lucía (2010): “Concurso de infracciones. Concurso de normas punitivas: non bis in idem”, Alarcón Sotomayor, Lucía, Bueno Armijo, Antonio, Izquierdo Carrasco, Manuel y Rebollo Puig, Manuel, Derecho Administrativo Sancionador (Valladolid, Ediciones Lex Nova) pp. 359 - 422. 130 Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 Aróstica Maldonado, Iván (1987): “Algunos problemas del Derecho Administrativo Penal”, Revista de Derecho, Universidad de Concepción (año LV n°182): pp. 71 - 81. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile (2010): Historia de la Ley n° 20.417, Crea el Ministerio, el Servicio de Evaluación Ambiental y la Superintendencia de Medio Ambiente, Disponible en el sitio web de la Biblioteca del Congreso Nacional, 2329 p., <http://www.bcn.cl/obtie nearchivo?id=recursoslegales/10221.3/3929/6/HL20417.pdf>, fecha de consulta: 14 septiembre 2011. Bueno Armijo, Antonio (2010): “El principio de legalidad sancionadora (I): La Reserva de Ley”, Alarcón Sotomayor, Lucía, Bueno Armijo, Antonio, Izquierdo Carrasco, Manuel y Rebollo Puig, Manuel, Derecho Administrativo Sancionador (Valladolid, Ediciones Lex Nova) pp. 113 - 158. Cárcamo Righetti, Alejandro (2010): “La constitucionalidad y la necesidad del derecho administrativo sancionador correctivo en el complejo escenario económico moderno”, Gaceta jurídica (n°363): pp. 7 - 18. Abogacía General del Estado (2009): Manual de Derecho Administrativo Sancionador (2ª edición, Pamplona, Editorial Arazandi) 2 volúmenes. Fernández González, Miguel Ángel (2006): “Potestad sancionadora de la administración y ley penal en blanco: Caso de las eléctricas ante el tribunal constitucional”, Domper Rodríguez, María de la Luz et al., Sentencias Destacadas 2006 (Santiago, Libertad y Desarrollo) pp. 173 - 205. Navarro Beltrán, Enrique (2005): “Notas sobre la Potestad Sancionatoria de la Autoridad Administrativa y Principio de Legalidad”, Revista de Derecho Público (n° 67): pp. 118 - 128. Nieto García, Alejandro (1994): Derecho Administrativo Sancionador (2ª edición, Madrid, Editorial Tecnos) 494 p. Rebollo Puig, Manuel (1991): “Juridicidad, legalidad y reserva de ley como límites a la potestad reglamentaria del gobierno”, Revista de Administración Pública (n°125) pp. 7 - 168. _____ (2010): “El Derecho Administrativo Sancionador y el Derecho Penal como manifestaciones del ordenamiento punitivo del Estado; la relativa comunidad de principios y reglas”, Alarcón Sotomayor, Lucía, Bueno 131 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" Armijo, Antonio, Izquierdo Carrasco, Manuel y Rebollo Puig, Manuel, Derecho Administrativo Sancionador (Valladolid, Ediciones Lex Nova) pp. 49 - 56. Rodríguez Collao, Luis (1992): “La interpretación administrativa de las leyes penales”, Universidad de Chile y Universidad Adolfo Ibáñez, Interpretación, integración y razonamiento jurídicos (Santiago, Editorial Jurídica de Chile) pp. 377 - 387. Román Cordero, Cristián (2009): “El debido procedimiento administrativo sancionador”, Revista de Derecho Público (n° 71): p. 183 - 214. Soto Kloss, Eduardo (2005): “Sanciones administrativas ¿Camino de Servidumbre?”, Gaceta Jurídica (n° 296): pp. 76 - 88. Van Weezel, Alex (2011): La Garantía de Tipicidad en la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional (Santiago, Editorial Legal Publishing) 234 p. Velásquez Muñoz, Carlos (2004); “Ejercicio de la potestad sancionadora de la Administración en España y Colombia para la protección del Medio Ambiente y los Recursos Naturales”, Revista de Derecho, Universidad Católica del Norte (n° 22): pp. 1 - 64. Vergara Blanco, Alejandro (2004): Derecho Eléctrico (Santiago, Editorial Jurídica de Chile) 429 p. Normas jurídicas CITADAS Constitución Política de la República de Chile de 1980 actualizada con Reforma del año 2005, Decreto 100 Fija el texto refundido, coordinado y sistematizado. Diario Oficial, 22 septiembre 2005. Disponible en el sitio web de la Biblioteca del Congreso Nacional, <http://www.leychile. cl/Navegar?idNorma=242302>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Código Orgánico de Tribunales de 1943, última modificación de 15 marzo 2011. Disponible en el sitio web de la Biblioteca del Congreso Nacional, <http://www.leychile.cl/N?i=25563&f=2011-03-15&p=>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Código Penal de 1874, última modificación de 13 agosto 2011. Disponible en el sitio web de la Biblioteca del Congreso Nacional, <http://www.leychile.cl/N?i=1984&f=2011-08-13&p==>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. 132 Ars Boni et Aequi (año 8 no1): pp. 105 - 134 D.F.L. N° 1-19.653 que fija el texto refundido, coordinado y sistematizado de la Ley n° 18.575, orgánica constitucional de bases generales de la Administración del Estado. Diario Oficial, 17 de noviembre de 2001. Ley n° 18.410 que crea la Superintendencia de Electricidad y Combustibles. Diario Oficial, 22 de mayo de 1985. Ley n° 18.834 que aprueba el Estatuto Administrativo. Diario Oficial, 23 de septiembre de 1989. Ley n° 19.300 sobre bases generales del Medio Ambiente. Diario Oficial, 9 de marzo de 1994. Ley n° 19.880 que establece bases de los procedimientos administrativos que rigen los actos de los órganos de la Administración del Estado. Diario Oficial, 29 de mayo de 2003. Ley n° 20.417, que crea el Ministerio, el Servicio de Evaluación Ambiental y la Superintendencia del Medio Ambiente. Diario Oficial, 26 de enero de 2010. Jurisprudencia CITADA Control de constitucionalidad del proyecto de ley orgánica constitucional sobre sistema de inscripciones electorales y servicio electoral (1986): Tribunal Constitucional, sentencia 8 septiembre 1986, rol n° 38. Disponible en el sitio web del Tribunal Constitucional, <http://www.tribunalconstitucional.cl/wp/descargar_expediente.php?id=26741>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Control de constitucionalidad del proyecto de ley que modifica la Ley n° 4.601, Ley de Caza a fin de proteger la fauna (1996): Tribunal Constitucional, sentencia 26 agosto 996, rol n° 244. Disponible en el sitio web del Tribunal Constitucional, <http://www.tribunalconstitucional.cl/wp/descargar_expediente.php?id=27331>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Requerimiento de Inconstitucionalidad por doce Señores Senadores respecto del proyecto de ley que modifica el DFL. 458 de 1975 (2005): Tribunal Constitucional, sentencia 12 abril 2005, rol n° 437. Disponible en el sitio web del Tribunal Constitucional, <http://www.tribunalconstitucional. cl/wp/descargar_expediente.php?id=28827>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. 133 Ochoa Tobar, Fernando E. (2012): "ENTRE LA REDENCIÓN Y EL CASTIGO. UN ANÁLISIS A LA POTESTAD SANCIONATORIA DE LA ADMINISTRACIÓN EN EL MARCO DE NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL" Requerimiento de inaplicabilidad por Inconstitucionalidad deducido por Claudio Iglesias, respecto del art. 15 de la Ley n° 18.410 (2006): Tribunal Constitucional, sentencia 8 agosto 2006, rol n° 479. Disponible en el sitio web del Tribunal Constitucional, <http://www.tribunalconstitucional. cl/wp/descargar_expediente.php?id=18455>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Requerimiento de inaplicabilidad por Inconstitucionalidad deducido por Iberoamericana de energía IBENER S.A., respecto del art. 3 N°17, inc. 4° y N°23 inc. 1, 15, 16 N°2 y 16 A de la Ley n° 18.410 (2006): Tribunal Constitucional, sentencia 27 julio 2006, rol n° 480. Disponible en el sitio web del Tribunal Constitucional, <http://www.tribunalconstitucional. cl/wp/descargar_expediente.php?id=18221>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Requerimiento de inaplicabilidad por Inconstitucionalidad deducido por Luis Enrique Pineda, respecto del n°3 del art. 299 del Código de Justicia Militar (2006): Tribunal Constitucional, sentencia 9 noviembre 2006, rol n° 468. Disponible en el sitio web del Tribunal Constitucional, <http://www.tribunalconstitucional.cl/wp/descargar_expediente.php?id=20487>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. Requerimiento de inaplicabilidad por Inconstitucionalidad presentado por María Reyes respecto del art. 551, 539 inc. 2°, 541 inc.2°, 536, 537, 542 544 N°4, 557 y 558 del Código Orgánico de Tribunales (2007): Tribunal Constitucional, sentencia 31 julio 2007, rol n° 747. Disponible en el sitio web del Tribunal Constitucional, <http://www.tribunalconstitucional.cl/wp/descargar_expediente.php?id=32207>, fecha consulta: 14 septiembre 2011. 134 LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO Preventive remedy and preventive action in the Argentinian law José Antonio Reviriego∗ “La eficacia y eficiencia del Servicio de Justicia constituyen directrices en la meta de toda reforma procesal, la que deberá prever, del modo más oportuno, la compleja gama de intereses que surgen en la vida del derecho, en relación a las más variadas circunstancias, como manifestación concreta de aquél”. Guillermo Jorge Enderle Proceso Monitorio** (Mendoza, Argentina, 2005) * ** Abogado. Especialista en Derecho Procesal Civil y Comercial en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales dependiente de la Universidad Nacional del Litoral; Especialista en Derecho Notarial (Escribano) en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales dependiente de la Universidad Nacional del Litoral. Profesor adjunto en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Argentina, subsede Paraná. <[email protected]>. Ponencia presentada al XXIII Congreso Nacional de Derecho Procesal, organizado por la Asociación Argentina de Derecho Procesal (AADP), Mendoza, Argentina, 22 a 24 de septiembre de 2005. Artículo recibido el 25 de julio y aprobado el 18 de noviembre de 2011. 135 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" RESUMEN: Se analiza la tutela judicial preventiva desde la perspectiva argentina, indicando los fundamentos normativos, las posturas doctrinarias y algunos casos jurisprudenciales. El autor realiza críticas, reflexiones, propuestas y ejemplificaciones. También se valora la utilidad práctica de la acción preventiva y del mandato preventivo así como debe ver el juez, en los tiempos actuales, el proceso ante la necesidad de prevenir los daños. Se realiza un exhaustivo y completo análisis de las regulaciones normativas específicas de tutelas preventivas en el Derecho Argentino, pretendiendo demostrar el autor los beneficios de su aplicación. Finalmente, el autor pretende construir, con cita doctrinaria y elaboración autónoma, un trámite procesal desde la interposición de la demanda, con especial referencia previa a la legitimación, pasando por la etapa probatoria, y finalizando en la sentencia, sus efectos y la condena en costas. PALABRAS CLAVE: tutela judicial preventiva – acción preventiva – derecho argentino ABSTRACT: Remedy is analysed from the perspective preventive Argentina, indicating the normative foundations, doctrinal positions and some case law. The author makes critical reflections, suggestions and examples. Also valued the practical utility of preventive action and preventive mandate and should see the judge, in modern times, the process of the need to prevent damage. We performed a thorough and comprehensive analysis of the normative regulations specific preventive guardianship Argentine law, the author intended to demonstrate the benefits of its application. Finally, the author intends to build, citing doctrinal and autonomous development, a procedural step from the filing of the application, with special reference to the standing upon, through the preliminary stages, and ending with the sentence, its effects and sentencing in coastline. KEY WORDS: preventive remedy – preventive action – Argentinian law I. LA TUTELA PREVENTIVA El análisis que se realiza por el presente trabajo se dirige hacia la función jurisdiccional y a un cambio que requieren los tiempos actuales, produciéndose un nuevo modo de ver el proceso, que no se limite a reparar los perjuicios, sino que también tenga como finalidad prevenir los eventuales daños, patrimoniales o personales, que puedan producirse como consecuencia de un hecho ilícito (contrario a derecho o prohibido por el derecho) actual o 136 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 posible; e, incluso, prevenir la amenaza o posibilidad de que un acto contrario a derecho se produzca con las probables, y eventuales, consecuencias dañosas del mismo. La nueva visión del proceso debe superar aquella imagen del Estado, que por intermedio de la función judicial, actúa reparando o resarciendo la transgresión, violación o inejecución de un precepto jurídico. Esta idea de pensar el proceso en la actualidad, encuentra sustento fáctico en la impaciencia de los justiciables y en la exigencia de tutela del derecho en un lapso razonable.1 Esta razonabilidad no solo responde en términos de días y horas que trascurran desde la concurrencia al tribunal hasta la resolución definitiva, sino que, y fundamentalmente, la necesidad de que la vía procesal sea idónea y útil para lograr la tutela de los derechos, no solo lesionados, sino más bien amenazados de afectación. La responsabilidad civil como instrumento diseñado en función del mercado no alcanza a tutelar eficientemente muchos derechos, debido a que, las indemnizaciones no hacen justicia por sí solas –y la existencia del seguro motiva su traslación–, generando un mecanismo de costo por dañar.2 Existiendo la amenaza de lesión de un derecho, el sujeto tiene derecho de acudir ante la justicia y, como corolario de ello, el derecho a una tutela preventiva. Si nos paramos frente al particular y a la preocupación inicial, tenemos la siguiente “foto” de la realidad: un sujeto se presenta ante los órganos jurisdiccionales pretendiendo algo de ellos. Creemos que reparar la injusticia implica mucho más que resarcir o retribuir la violación de las normas. Para el sujeto también implica prevenir, siempre que existan elementos o cuestiones de hecho, de donde se derive la real probabilidad de que, según lo que acontecería por el curso natural y ordinario de las cosas (por ejemplo, que un edificio en ruinas este próximo a derrumbarse, y de ello derive, según el curso natural de las cosas, daños a la propiedad colindante y eventuales daños a las personas que se encuentren en la misma)3, por la experiencia adquirida en situaciones similares, o por la existencia de la concreta probabilidad de la práctica de un acto ilícito, según las circunstancias particulares de cada caso, se genere una lesión de derechos o violación del ordenamiento jurídico. Morello (2009) p. 17. Lorenzetti (1995) p. 1217. 3 Vid. art. 901 del Código Civil Argentino. 1 2 137 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" El Derecho Romano, base del derecho occidental, no necesitó prever mecanismos de tutela preventiva como los que hoy nos planteamos, atento a que la realidad y los valores imperantes eran otros. Sin embargo, el ingenio romano generó la creación de tantas acciones como intereses a tutelar hubiera.4 Y como forma de asegurar el cumplimiento de las obligaciones resultantes del proceso, se hizo necesario exigirle al demandado una garantía o caución que debía prestar ante el magistrado. Por esta razón, algunos autores entienden a la tutela cautelar como una especie de la tutela preventiva.5 La influencia del Derecho Liberal Clásico a una actuación jurisdiccional eminentemente declarativa –siendo característica la distinción entre la declaración y, en su caso, la ejecución forzosa; la falta de formas de ejecución específica; la acción meramente declarativa, etcétera– que actuará sobre la violación al ordenamiento; y, en torno a la idea de daño, hizo que la prevención, ante la amenaza de lesión, fuera una suerte de invasión en la esfera de libertad del individuo. Se ponía el énfasis en la reparación del daño causado, antes que en la función preventiva de evitar su producción. Algunos autores, superando la división tripartita de las resoluciones judiciales, consideran que la sentencia puede ser preventiva, por cuanto proviene de un proceso preventivo, entendiendo por éste aquel que se ocasiona “por un conflicto simplemente en potencia”.6 Nuevamente queremos señalar que la finalidad esencial es la anticipación, es decir, la remoción de las futuras causas del daño. Aunque muchas veces las fuentes productoras son imposibles de remover (por ejemplo, las maquinas para trabajar o los automóviles), caso en el cual la prevención debe dirigirse a la adopción de medidas que minimicen o disminuyan la potencialidad de lesión. En el Derecho civil argentino, haciendo referencia a la tutela sustancial inhibitoria, se ha realizado un desarrollo muy importante sobre la prevención del daño. Se ha concluido que, en el moderno derecho de daños, la anticipación a la causación del daño es, por muchas razones, preferible a la preocupación por la tradicional función de reparación. En estas razones, una variable necesaria de estudio más específico, es la económica, que puede resumirse en: si es más económico evitar el daño que repararlo, las empresas Peña y Argüello (1966) p. 460. Calamandrei (1997) p. 40. 6 Devis (2004) p. 421. 4 5 138 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 centrarán su preocupación en la prevención.7 Por ejemplo, si sale más “barato” contaminar –produciendo daño ambiental– y luego indemnizar, entonces las empresas “pagarán por quedarse con el futuro de la humanidad”. Nuestro sistema de normas, desde el vértice (Constitución Nacional), no es ajeno a la tutela preventiva. La Constitución Nacional consagra en el art. 43 la modalidad del amparo preventivo. Es así como se acepta que la conducta objetable en el amparo puede consistir también en una amenaza que responde a un acto lesivo de futuro próximo.8 Encontramos aplicaciones concretas de la amenaza de lesión en diversas normas. En el orden internacional también tenemos la consideración de la prevención, al menos en el espíritu de las normas convencionales.9 Las Constituciones Provinciales en la República Argentina (sistema federal de gobierno) no han sido ajenas a regular la tutela judicial efectiva, dentro de la cual consideramos, necesariamente comprendida, a la tutela preventiva.10 Es así como el acceso a la justicia debe permitirse por las vías idóneas para reparar el perjuicio pero, también, para prevenirlo. Es este el significado del acceso irrestricto a la justicia: sin limitaciones, sin condiciones, sin reservas. Deben eliminarse los obstáculos que pudieron diseñarse para otro tipo de procesos, definidos respecto a derechos consagrados constitucionalmente en “otro siglo”. La prevención no sólo debe pensarse respecto a los derechos individuales, sino también a aquéllos de incidencia colectiva en tutela de un bien colectivo y de incidencia colectiva referido a intereses individuales homogéneos.11 Entonces, debemos preguntarnos ¿podría el tribunal denegar el acceso por considerar que no existe una lesión actual de derechos? Creemos, modestamente, que no. Si existe un peligro, amenaza o potencialidad de perjuicio, el tribunal debe actuar preventivamente, porque así lo mandan las normas constitucionales e internacionales de tutela judicial efectiva y “continua”. Ahora bien, la dificultad probatoria, o “especialmente sacrificante”, de aquél Saux (2004). Sagüés (1997) p. 250. 9 Art. XVIII, Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre de 1948, art. 8 Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, art. 11 Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969, art. 14 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, etcétera. 10 Vid. v.g. Art. 65 Constitución de la Provincia de Entre Ríos, entre otras. 11 Vid. v.g. Corte Suprema de Justicia. Halabi c/ P.E.N. (2009). 7 8 139 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" justiciable que teme la violación del derecho o práctica de un acto ilícito, es otro problema a considerar. Los proyectos de reforma al Código Civil argentino han previsto normas destinadas a la prevención del daño.12 De acuerdo a lo que venimos expresando, consideramos un acierto las enseñanzas de Juan F. Monroy Gálvez, cuando resalta la necesidad e importancia de “reducir nuestros trabajos descriptivos y tender más a investigaciones explicativas de la realidad”.13 Entonces, nos proponemos la siguiente pregunta: ¿Cuántas lesiones de derechos e intereses, o violaciones a normas, podrían haberse evitado en su producción, continuación o repetición, si la jurisdicción actuara preventivamente? Debería investigarse, con el auxilio de la herramienta informática, cuantas controversias que giran en torno de lesiones podrían ser conflictos sobre la amenaza o potencialidad de perjuicio aún no sufrido, siendo entonces el fin del proceso así entendido, la prevención para una tutela jurisdiccional efectiva de los derechos.14 El proceso modernamente entendido requiere de la tutela preventiva. Es una realidad. II. EL JUEZ ANTE LAS TUTELAS PREVENTIVAS La Constitución de la República Argentina, al igual que otros ordenamientos nacionales, proyectó un sistema en base a la división de los poderes, delineando las funciones y atribuciones de cada uno. Por lo tanto, si bajo la forma de un proceso judicial se avanza sobre competencias del legislador o de la administración podría darse lo que se ha denominado peyorativamente como “gobierno de los jueces”. Existe una coincidencia en la doctrina en remarcar que en “otros tiempos” la tutela preventiva correspondía al derecho administrativo. De ser así, podría entenderse a la actividad judicial preventiva como una intromisión hacia otro poder. Nada más incorrecto. Primero, no siempre la prevención se ejerce en relación a actividades o funciones que corresponden al poder administrador. Segundo, en muchos casos, la solución preventiva solicitada va contra las actividades de personas pasibles de causar perjuicios. Tercero, la intervención judicial preventiva se sustenta constitucionalmente en el derecho a una tutela judicial efectiva. Si el poder administrador no ejerce sus competencias u omite velar por la seguridad de Art. 1549, Proyecto, Decreto Nº 468/1992; art. 1585, Proyecto 1998. Monroy (2008) p. 165. 14 De Oliveira (2008) p. 73. 12 13 140 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 los ciudadanos, son los jueces quienes deben evitar la violación del ordenamiento jurídico, o, en su defecto, disponer la reparación. Pero no en carácter subsidiario o por defecto del poder administrador, sino en ejercicio de facultades y cumplimiento de deberes propios, como garante de la tutela efectiva de los derechos de los ciudadanos. El juez se encuentra en una sociedad moderna en donde las categorías de lo temporal y espacial superan cualquier previsión que hiciere el “hombre pasado y presente”. La celeridad en la solución de toda diferencia o controversia se impone como una necesidad cultural. La abundante información disponible, de todos los rincones del planeta, por diversos medios, hace que el sujeto requerido de tutela “exija” a quienes deben garantizársela que arbitre los medios para ello. En todos los países ante la falta de respuestas de los poderes políticos el ciudadano común busca las mismas en el poder judicial. Dentro de este contexto, demasiado sintéticamente referenciado, el juez tiene el deber de desenvolverse y dar respuestas. Creemos que el derecho procesal se encuentra hoy en un desarrollo “maratónico”, necesitando de vías procesales “idóneas”, muchas de las cuales no encuentran un respaldo legal, al menos en forma integral y sistemática. Es así como necesitamos de un juez activista que esté a la altura de las circunstancias (aunque también el resto de los operadores jurídicos deben estar a la “altura”: abogados, personal, funcionarios, etc.).15 Y coincidimos que los jueces son “soberanos” respecto a la dirección, gobierno y ordenación del procedimiento. Creemos estar dentro del activismo “bueno”16 si, utilizando la idea de prevención, los jueces disponen tutelas efectivas preventivas de los derechos. Se trata de concebir un juez profiláctico, es decir, que de algún modo anticipe la consumación del quebrantamiento del ordenamiento jurídico. III. LA ACCIÓN PREVENTIVA La acción preventiva tiene como finalidad, principalmente, evitar la realización de un acto contrario a derecho o la producción del daño (algunos ejemplos: existiendo un edificio en ruina que pueda causar daños a la propiedad colindante se accionará para su apuntalamiento o demolición; si serán divulgadas imágenes de la vida privada de una persona se exigirá la tutela judicial para evitar la distribución, etcétera). Aunque, llegando un poco Berizonce (1990) p. 920. Manili (2006) p. 1285. 15 16 141 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" tarde, también puede utilizarse para prevenir la reiteración de hechos ilícitos dañosos (por ejemplo, un daño ambiental continuado), sea que se produzca en forma continuada, o que habiendo cesado el daño, exista la posibilidad o amenaza de su reiteración (el mismo ejemplo referido antes, pero que la actividad “aparentemente” hubiese cesado por relocalización de la empresa que la llevaba adelante). En esta tesitura, es aquélla que persigue evitar que se produzca, repita, agrave o persistan daños potencialmente posibles, a partir de una situación fáctica existente, haya o no un vínculo jurídico preexistente con el accionado. No existen dudas de que las situaciones fácticas estarían comprendidas en la tutela por la vía de la acción preventiva. Asimismo, podemos sostener que, la existencia de una relación jurídica preexistente no excluye la posibilidad de ejercicio de la acción preventiva, aunque no constituye una nota característica de la misma. Puede la acción preventiva servir como tutela de derechos personalísimos así como tutela de derechos estrictamente patrimoniales. Se resolverá la acción preventiva en una orden judicial de hacer o de no hacer. IV. LEGITIMACIÓN La tutela preventiva permite una legitimación amplia. Puede estar dirigida tanto contra entes públicos17 como contra particulares. La acción preventiva puede ser promovida por todo aquel que sea titular de un interés legítimo. Debe demostrarse que la amenaza de daño afecta un interés, el que puede surgir de la existencia de un derecho subjetivo, interés legítimo o interés simple, o también, resultar por la invocación de una titularidad difusa. Consideramos que interés tutelable mediante la acción preventiva puede ser, además del particular, un interés colectivo18, traducido en un derecho de incidencia colectiva que tienen por objeto bienes colectivos o de incidencia colectiva referentes a intereses individuales homogéneos. Es así como se admite que la acción preventiva pueda promoverse por el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que tenga por objeto la preservación de los bienes tutelados como derechos de incidencia colectiva en general. Art. 59 Constitución de la Provincia de Entre Ríos. Quiroga (1998) p. 89. 17 18 142 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 El interés estará dado por el temor fundado –en hechos o situaciones fácticas– de que se produzca un hecho ilícito, o que, producido este, se lesionen derechos, o que continúe o vuelva a producirse la afectación, según los casos. V. EL DAÑO Y LA CULPABILIDAD COMO ELEMENTOS SECUNDARIOS En necesario y hasta forzoso aclarar que debe realizarse una distinción entre hecho ilícito y daño. Si bien concurren de la mano, incluso cronológicamente, pueden separarse. Queremos que la justicia llegue antes de que la violación del ordenamiento jurídico produzca como consecuencia el daño. Para entender ello, debemos olvidar por un rato, aquella concepción que asociando acto contrario a derecho, daño y dinero negaba la tutela inhibitoria, impidiendo el estudio de la tutela que debería incidir en relación al acto contrario a derecho que no produjo daño.19 Aunque podría, también, pensarse en la posibilidad de prevenir, incluso, el acto que sería contrario a derecho, o del cual derivaría probablemente el daño. Es decir: Acción preventiva – Acto contrario a derecho – Daño, como tres momentos diferentes. Y no se tratan solo de tres categorías jurídicas, sino de tres momentos de la realidad tangible. De esta manera el daño es, en principio, indiferente a la acción preventiva, salvo que se pretenda prevenir la reiteración de un hecho ilícito dañoso o la continuación del mismo. También creemos que podría plantearse la acción preventiva como previa a la realización de un hecho ilícito, por ello, humildemente, consideramos que no necesariamente debe exigirse la presencia de un acto ilícito perpetrado por el demandado, basta la posibilidad de comisión del mismo.20 No interesa si existe la intención de realizar un acto ilícito, dañoso o no, o simplemente se trata de una negligencia imputable. No es elemento central de la acción preventiva acreditar dolo o culpa alguna porque lo que interesa es directamente evitar el acto y no imputar el mismo. Entonces, no debe probarse la culpa o dolo del demandado, ya que basta con justificar la posibilidad cierta y concreta de que se ocasione un daño inminente. Tampoco consideramos esencial la inminencia del eventual daño, lo que se dará o no según los casos concretos. 19 20 Marinoni (2007) p. 61. Vid. art. 1067 Código Civil argentino. 143 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" VI. CLASES DE ACCIONES PREVENTIVAS Considerando, según se actuará preventivamente evitando que la posibilidad de producción del perjuicio llegare a ser un hecho, o se actuare aun antes de que se produzca el acto que puede ser ilícito o producir daños, tendríamos una acción preventiva ejecutoria o inhibitoria, respectivamente. En el último caso, estamos en los contornos de la probabilidad o posibilidad de que el acto a realizar fuera ilícito o que el mismo pudiese generar una lesión a derechos. Otra clasificación que podría darse, en orden al interés que promueve la acción, sería en acciones preventivas individuales (derecho particular) y acciones preventivas colectivas (derecho de incidencia colectiva). También, según la finalidad inmediata de la acción, tenemos: a) acción preventiva destinada a impedir la práctica del acto contrario a derecho, aun cuando ningún acto de igual naturaleza haya sido practicado antes; b) acción preventiva destinada a impedir la repetición del acto contrario a derecho; y c) acción preventiva destinada a impedir la continuación del acto contrario a derecho. En los dos últimos supuestos, la existencia anterior o presente del acto contrario a derecho facilitará notablemente la prueba. Otra distinción, que atiende a la orden impartida por el juez, según sea un hacer o un no hacer, es la de acción preventiva positiva y negativa, respectivamente.21 También se distingue entre acciones preventivas urgentes (inminencia de daño) y aquéllas sin peligro en la demora (mera amenaza de daño). Finalmente, tenemos la distinción entre acciones preventivas indiferenciadas y aquéllas portadoras de una tutela especial. Las primeras, normalmente, son de contenido patrimonial y sobre derechos fungibles; mientras que, las segundas son de contenido extrapatrimonial y no son sustituibles por prestaciones dinerarias. VII. TRÁMITE No tenemos en el Derecho Argentino una regulación procedimental completa y autónoma respecto a la acción preventiva. Sin perjuicio de ello, Marinoni (1996) p. 1127. 21 144 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 tenemos que, por ejemplo, el amparo preventivo22 tiene una regulación legal amplia.23 Sin embargo, encontramos en el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación principio general aplicable a la ausencia de normas procedimentales.24 Encontramos un supuesto específico en la Ley nº 24.240 de 1993, reformada por la Ley n° 26.361 de 2008.25 Hasta tanto se regula por los órganos competentes del Estado, el juez podrá disponer la tramitación aplicable a los procesos que se inicien en virtud del impulso de la acción preventiva, superando la inercia del legislador. Se dispondrá de la tramitación de acuerdo al procedimiento que en el caso concreto sea mas idóneo y útil para la tutela efectiva del interés ejercitado por vía de la acción preventiva. Podría ser un proceso de conocimiento, ordinario, sumario o sumarísimo, un proceso de estructura monitoria, o la utilización de los denominados procesos urgentes, o, finalmente, el trámite de las medidas autosatisfactivas. Dependerá mucho si estamos en presencia de una acción preventiva de tutelas especiales o indiferenciadas. Si bien se tratará, por lo general, de un proceso de conocimiento, en el primer caso será necesaria una vía sumarísima e incluso monitoria. Autores entienden que el procedimiento ordinario de cognición constituye un modelo ideal para resolver la generalidad de los conflictos, cualquiera fuere la naturaleza del derecho material en crisis.26 Creemos que, en la acción preventiva, el juez del siglo XXI debe concebir el proceso aplicable al caso concreto.27 Esto no podría conformarse con una interpretación que concluya en la incapacidad del proceso para atender el derecho material, pues ello implicaría negar el derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva.28 24 22 23 27 28 25 26 Vid. art. 43 Constitución de la Nación argentina. Vid. Ley nº 16.986 de 1966. Vid. art. 319. También, entre otros, art. 307 Código Procesal Civil y Comercial de Entre Ríos, art. 693 Código Procesal Civil y Comercial de Santa Fe. Vid. art. 53. Berizonce (2008) p. 47. Corte Suprema de Justicia. Camacho Acosta c/Grafi S.R.L. (1997). Marinoni (2007) p. 13. 145 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" VIII. PRUEBA Considerando a los hechos como “todos aquéllos sucesos o acontecimientos externos e internos susceptibles de percepción o deducción”29, también en la acción preventiva serán objeto de prueba los mismos. Pero, no debe confundirse y pensar en que deberá probarse hechos futuros, cuestión imposible por las propias limitaciones humanas; sino que, por el contrario, deberán probarse hechos pasados que indiquen con determinada probabilidad que ocurrirá un hecho futuro. Se trataría de un hecho indiciario (indicio). Por ejemplo, en Paraná (Entre Ríos, Argentina) se ha discutido en diferentes ámbitos la idea concreta de la Municipalidad de hacer una planta transformadora de residuos que reemplace el “volcadero municipal” (basural a cielo abierto). La mayor crítica se ha centrado en que la previsión de municipio en cuanto a la capacidad procesadora de la planta es menor a las necesidades futuras y a la cantidad probable de basura que producirá la ciudad más adelante. En este supuesto las pruebas serán todas indiciarias: información periodística, documentación, actas de las audiencias ambientales celebradas, informes técnicos independientes, etcétera. Es, seguramente, el punto más complejo en la configuración de la acción preventiva, especialmente, si estimamos posibles este medio procesal para evitar que ocurra el hecho ilícito (ante la probabilidad de que se lleve a cabo el acto contrario a derecho). En este supuesto, deberá acreditarse la probabilidad de que se practique el acto y la configuración como ilícito del mismo.30 Basta con imaginar que el peticionante deba acreditar los hechos en que funda su temor y la solicitud de tutela preventiva. Quizás será menos dificultoso si lo que se busca es evitar la ocurrencia de la lesión, una vez que el hecho ilícito se cometió, o aún más sencillo, si se pretende evitar la reiteración o continuación de la lesión que se produjo o se esta produciendo, respectivamente. El daño eventual o probable no es objeto de prueba, atento la distinción que formulamos anteriormente entre el hecho ilícito y el daño. Podrá serlo (y sería útil) si contribuye a demostrar cual es el perjuicio que podría producirse si se repite la violación del ordenamiento o cual es el perjuicio que se esta “produciendo” y debe cesar. La idea de presunción que permita concluir, con suficiente raciocinio que, de un contexto o de circunstancias dadas, es presumible que se produzca el hecho ilícito, es un elemento válido. Es decir, los indicios probados tienen que tener la virtualidad para formar un juicio favorable al actor. 29 30 Palacio (1977) p. 343. Marinoni (2004). 146 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 En la acción preventiva, seguramente, en la gran mayoría de los supuestos, estaremos dentro del terreno de la prueba difícil (alteración del “rigor probatorio”, falta de exigencia de prueba documental, utilización de pruebas indirectas, especialmente la presuncional, modificación de las reglas de las cargas probatorias, etcétera). La conducta humana puede constituirse como una fuente de prueba y tiene en la tutela preventiva un valor importante (incluso la conducta procesal de las partes en juicio). Sin embargo, consideramos, humildemente, que la conducta anterior al proceso, en los casos que venimos tratando, tiene una importancia mucho mayor: en muchos casos será el objeto de la prueba que permita obtener una sentencia favorable. No tiene simplemente el valor de una prueba de “intercadencia”, es decir, para acreditar la incoherencia o contradicción de una de las partes entre su comportamiento anterior al proceso y durante el mismo.31 Entendemos que, en este caso, la prueba de la conducta desplegada por el sujeto accionado tiene fuerza por sí sola, aunque falte prueba corroborante. Es así como el comportamiento podría generar la “expectativa” de que el acto contrario a derecho se produzca. Finalmente, en materia de cargas probatorias, debemos considerar la aplicación sin obstáculos de la moderna doctrina de las cargas probatorias dinámicas. El actor deberá acreditar los hechos que invoca para manifestar su “temor” en que se realice un hecho ilícito, o que se produzca una lesión con motivo de la realización del mismo o que se reitere o continúe produciéndose, según los casos. El demandado deberá demostrar que no existe tal “peligro”, ya sea probando la inexistencia de los hechos afirmados por el accionante o demostrando que tales acto no son ilícitos, o que no se repetirán. Cualquier conducta de este último que entorpezca la producción de la prueba o la “omisión probatoria” deberá valorarse en su contra. No hay dudas de la aplicación de la regla que impone la carga probatoria a quien se encuentre en mejores condiciones de producir la prueba respectiva (por ejemplo, demostrar que el producto no es nocivo para la salud o que la actividad no contamina el ambiente). IX. SENTENCIA y COSTAS La sentencia en las acciones preventivas se resuelve en una condena de hacer o de no hacer. Alberto (2005) pp. 117 – 140. 31 147 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" Las obligaciones de hacer y de no hacer están reguladas en el Código Civil argentino32, el que prevé, en caso de incumplimiento, exigirle al deudor la ejecución forzada, ejecutarla por otro a cuenta del deudor o destruir lo hecho, según el caso. También prevé cualquier otra forma tendiente a lograr la tutela efectiva, como, por ejemplo, el secuestro de productos nocivos para la salud. Estas normas pueden ser aplicables por incumplimiento de la sentencia. El contenido de la sentencia puede ser un hacer o prestación continuada, con plazo o sin plazo determinado (por ejemplo, que se otorguen prestaciones médicas y farmacológicas a pacientes enfermos por un lapso de tres años, dentro del cual deberá hacerse cargo el Estado). En el supuesto de incumplimiento, si bien las leyes procesales regulan la ejecución forzosa, habrá que considerar, en cada caso concreto, si la ejecución puede sustituirse por otro o en dinero. En el caso de que no sea posible sustituir en dinero, podrán aplicarse medidas conminatorias para exigir su cumplimiento, considerando la capacidad económica. En relación a la imposición de costas, creemos que las reglas y excepciones plasmadas en los Códigos de procedimientos, son suficiente para atender el tema. Sin embargo, si la acción se promueve para evitar la práctica del hecho ilícito y el accionado niega que vaya a cometer el acto contrario a derecho y se allana a la acción, realizando en su caso, de ser necesario, las conductas que demuestran su “postura”, creemos que las costas deberían ser por su orden. En cuanto al desistimiento, transacción, conciliación o caducidad de instancia, las respuestas que brindan cada ordenamiento, discutibles o no, son adecuadas. X. NORMAS QUE CONSAGRAN LA TUTELA PREVENTIVA En nuestro ordenamiento jurídico no encontramos una regulación completa y sistemática de la tutela preventiva y, específicamente, de la acción preventiva, lo que no es óbice para su creación doctrinaria y jurisprudencial. Solo tenemos algunas disposiciones específicas dispersas en los ordenamientos normativos sustantivos y procesales, incluso constitucionales (en el ámbito nacional y en los ordenamientos provinciales). 32 148 Artículos 625 a 634. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 Actualmente, se ha destacado que prevenir el daño o su agravamiento constituye una de las funciones más excelsas del sistema jurídico y que, si es imprescindible, una tutela preventiva, también es necesaria la construcción de un procedimiento autónomo y suficiente para la prestación de esta modalidad de tutela.33 Ahora, veamos las principales disposiciones: 1. Amparo preventivo La Constitución Nacional34 establece la posibilidad de utilizar la acción expedita y rápida de amparo ante la amenaza de afectación de “derechos y garantías reconocidos por la Constitución, un tratado o una ley”.35 Solo nos interesa remarcar la utilidad como remedio preventivo, no solo en acciones individuales, sino también, y en numerosos casos, en acciones colectivas (por ejemplo, en materia de protección ambiental, defensa del consumidor, etcétera). 2. Tutela ambiental En el sistema constitucional y legal argentino, la protección ambiental no solo implica la instalación de un derecho - deber para todos los habitantes, sino además un mandato a modo de principio rector de su política social y económica.36 Por ello, se consagra expresamente como principio el de prevención.37 El acceso a la justicia, individualmente, u organizados en asociaciones, para tutelar el ambiente, se presenta como un ejercicio importante de la participación social. Y lo que es más importante aún, es que el juez debe actuar en forma inmediata, y prevenir el daño ambiental, el cual, de producirse, será normalmente irreparable. Si bien, al igual como sucede para la protección de los derechos de consumidores y usuarios, podrá utilizarse la vía del amparo preventivo en materia ambiental, nada obsta a la utilización de las acciones preventivas individuales o colectivas de carácter ambiental. De los Santos (2009). Art. 43. 35 Manili (2005); Dalla y García (2008). 36 Esain (2008) p. 30. 37 Vid. art. 4 Ley nº 25.675 de 2002. 33 34 149 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" Tenemos varios ejemplos por los cuales puede plantearse una acción preventiva o un amparo ambiental: solicitud de impedir la poda de los árboles de una la plaza; solicitud para dejar sin efecto el permiso de pesca otorgado por la Secretaría de Intereses Marítimos para capturar toninas en aguas territoriales argentinas, especie que se encuentra en extinción; petición de nulidad contra la licitación de plantas de residuos peligrosos, efectuada sin estudio previo de impacto ambiental; petición cautelar admitida por la cual se ordenó el retiro inmediato de un transformador de carácter altamente contaminante por utilizar PCB, si los vecinos, en un radio de aproximadamente cien metros, padecen patologías cancerígenas. 3. Defensa del Consumidor La Ley nº 24.240 de 199338 brinda al consumidor tutela contra la amenaza de lesión de sus derechos. Incluso, tutela el eventual daño que podrían sufrir otros usuarios y sujetos difusos (no solo el propio consumidor), mediante una normativa destinada a disminuir los riesgos. Luego de la reforma producida por la Ley nº 26.361 de 2008, se acentuó la tutela preventiva ante la amenaza.39 De esta manera se intenta prevenir la afectación concreta de los derechos de la persona.40 Debe tratarse de una situación que objetivamente denote la posibilidad o potencialidad de producir daños. No es la mera posición subjetiva de quién accione. Entonces, en el campo vasto de la defensa de los consumidores y usuarios tenemos normas que actuando preventivamente, buscan evitar el daño e, incluso, permitiendo el ejercicio de la acción preventiva colectiva. Podemos ejemplificar con los siguientes supuestos: si una empresa de servicios de limpieza utiliza sustancias nocivas para la salud; si la empresa encargada de suministrar agua potable, lo hace en combinación con productos químicos en condiciones inapropiadas para la salud del consumidor41; el reclamo tendiente a que se ordene a algún órgano público un seguimiento sobre la producción de automotores del fabricante a fin de evitar futuros daños a terceros por existir fallas en el sistema de dirección, lo que se orienta a preservar la seguridad y la salud de los usuarios; la aplicación de multa a una entidad financiera que emitió un contrato de consumo con caracteres tipográficos inferiores a los requeridos por la por la normativa vigente, ya que la circuns- Arts. 5 y 6. Arts. 52 y 55. 40 Pi decasas (2008) p. 158. 41 Baracat (2000) p. 21. 38 39 150 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 tancia de que la letra utilizada pueda leerse por cualquier persona no excusa su responsabilidad, debido a que la finalidad perseguida es evitar que por la letra pequeña los usuarios se sientan desalentados a su lectura y entonces se perjudiquen por el desconocimiento de su contenido. De esta manera, podemos concluir que claramente la Ley n° 26.361 de 2008 consagra normas que regulan la tutela preventiva, dentro de su ámbito material y personal de aplicación, lo cual no obsta a la extensión de sus soluciones por analogía. 4. Acción de desalojo anticipado El Código Procesal Civil y Comercial de la Nación consagra la acción de desalojo anticipado.42 Estamos ante una acción preventiva del daño que eventualmente implicaría la falta de restitución del inmueble una vez expirado el contrato de locación por vencimiento del plazo, por cuanto el desalojo anticipado tiene como fin evitar que el actor se vea privado del bien por más tiempo que el del contrato frente a un demandado hostil y sin causa. Es decir, se busca alcanzar una declaración de certeza positiva respecto del cumplimiento de una prestación futura y cierta, para hacerla valer al momento en que la obligación sea exigible. 5. Protección contra la violencia familiar La Ley nº 24.417 de 1995, y asimismo leyes provinciales similares, como, por ejemplo, la Ley de Entre Ríos nº 9.198 de 1999, consagran tutelas preventivas, incluso la posibilidad de actuación de oficio por el juez. La finalidad apunta a la cesación del riesgo que pesa sobre las víctimas, evitándoles el agravamiento de los perjuicios concretos derivados del maltrato que se cierne sobre ellas, que de otro modo podrían ser irreparables, púes solo es posible removerlos a través de medidas eficaces, urgentes y transitorias. 6. Materia disciplinaria El juez tiene facultades para prevenir la ocurrencia de conductas contrarias a los deberes de lealtad, probidad y buena fe en el proceso, e incluso, potestades disciplinarias “advirtiendo” al letrado que actúe de buena fe. Vid. art. 688. 42 151 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" El Código Procesal Civil y Comercial de Entre Ríos, reformado recientemente43, consagra como un deber de los jueces el de “prevenir y sancionar todo acto contrario al deber de lealtad, probidad y buena fe”.44 7. Denuncia de daño temido El Código Civil argentino45 incorporó una acción preventiva que ampara, en sentido amplio, a quien tema (propietarios, poseedores, tenedores, locatario, depositario, titular de derecho susceptible de ser afectado) un daño a cualquier derecho de contenido patrimonial. Esta norma de fondo ha encontrado recepción en las normas procesales.46 8. Lealtad comercial La Ley nº 22.802 de 1983 persigue la protección del mercado a través de prácticas de buena fe y evitando la competencia desleal, tutelando a los consumidores y usuarios contra prácticas de publicidad engañosa o abusiva que induzcan a error o confusión de los destinatarios.47 Por ello, se señala que la tutela preventiva requiere de mecanismos legales que permitan la cesación de la publicidad ilícita con la mayor celeridad posible.48 9. Defensa de la competencia La Ley nº 25.156 de 1999 establece disposiciones tendientes a impedir el perjuicio al interés económico general. Esta finalidad la realiza mediante normas dirigidas a prohibir y sancionar los llamados acuerdos y prácticas restrictivas, y el denominado abuso de la posición dominante. A estos efectos se crea el Tribunal Nacional de defensa de la competencia, con extensas facultades preventivas, tales como, realizar estudios y pericias, celebrar audiencias, imponer sanciones, emitir opinión o recomendaciones, etcétera. Ley provincial de Entre Ríos nº 9.776 de 1997. Art. 31. 45 Art. 2499. 46 Vid. v.g. Art. 623 bis Código Procesal Civil y Comercial de la Nación; art. 604 bis Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Entre Ríos. 47 Art. 9. 48 Kemelmajer de Carlucci, Aída, “Publicidad y consumidores”, Revista de Derecho Privado y Comunitario, Rubinzal Culzoni, Santa Fe, nº 5, p.129, citada por Lorenzetti (1995) 1219. 43 44 152 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 El procedimiento se realiza de oficio o por denuncia de cualquier persona, física o jurídica, privada o pública. Podemos concebir, entonces, una acción tendiente a evitar la práctica ilícita de conductas que afecten ese interés general, o las consecuencias lesivas de las mismas, o el cese, según sea el caso. 10. Habeas data Entre las diversas formas de protección de los datos se ha plasmado la garantía del habeas data, como mecanismo procesal constitucional de tutela49, ante la difusión de informaciones que sean factibles de causar perjuicios de la más diversa índole a las personas que vienen asociadas a ella. Dentro de las tipos de habeas data nos encontramos, en el tema que nos interesa, con los siguientes: el rectificador o correctivo, que busca corregir o sanear informaciones falsas, inexactas o imprecisas; el reservador, que asegura que un dato legítimamente registrado, sea proporcionado sólo a quienes se hallen legalmente autorizados para ello y en las circunstancias en ello corresponde; y, el exclutorio o cancelatorio, que tiene por misión eliminar la información del registro, esencialmente cuando se trate de los datos denominados como “sensibles”50. También existe el hábeas data que permite, ante denegación, el acceso a bancos de datos públicos o privados destinados a proveer informes, para conocer los datos personales que consten de él en dicha base o registro. De esta manera, ejerciendo el habeas data preventivo podrá evitar perjuicios –o su reiteración y/o continuación– que deriven de la difusión de datos personales. Vemos entonces que, una garantía constitucionalmente consagrada, permite prevenir daños o cesar la continuación del mismo por la divulgación o publicidad de datos sensibles, falsos o que requieren de confidencialidad. Por ello, la finalidad del habeas data es impedir que en bancos o registros de datos se recopile información respecto a la persona titular del derecho que interpone la acción cuando dicha información esté referida a aspectos de su personalidad que se hallan directamente vinculados con su intimidad. Art. 43 Constitución de la Nación Argentina. Puccinelli (1999) p. 187. 49 50 153 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" 11. Hábeas corpus La garantía constitucional de habeas corpus tiene por objeto tutelar la libertad física, corporal o de locomoción, y puede consistir en hacer cesar un estado de amenazas ciertas e inminentes que ponen en peligro la libertad física (hábeas corpus preventivo). E, incluso, podría tener por objeto el cese del perjuicio, sea contra actos u omisiones que restringen o impiden la libertad física sin orden legal de autoridad competente (clásico o reparativo) o contra las formas que agravan ilegítimamente la condición de una persona legalmente privada de la libertad (correctivo). Se trata de otro mecanismo constitucional que permite prevenir la lesión o generar su cese, según los casos. 12. Derecho a la intimidad El Código Civil argentino51 consagra la protección del derecho a la intimidad, previendo diversas sanciones, tales como el cese de las actividades que afecten la intimidad, el pago de indemnizaciones y la condena a publicar la sentencia. De esta manera, y en aras de tutelar este derecho, podrán plantearse acciones preventivas que eviten justamente que se vea lesionado. Se ha admitido la prohibición de circulación de la publicación lesiva, la supresión de párrafos o textos agraviantes, la autorización de diligencias para impedir la identificación de una persona fotografiada, o la publicación de avisos en varios diarios. 13. Declaración de inconstitucionalidad El juez puede declarar la inconstitucionalidad de la norma que funda el hecho lesivo, o, agregamos, el permiso para la práctica de un hecho lesivo.52 14. Medidas de seguridad y tratamientos clínicos forzosos Cuando nos encontramos con una persona que por padecer de enfermedades mentales, debidamente constatado por profesionales, con intervención judicial, pueda causarse daños a su persona o a sus bienes, o a terceros, en los mismos casos, se podrán disponer medidas de seguridad o tratamiento clínicos. Esto se da sin necesidad de que los daños se produzcan. Por ello, 51 52 154 Art. 1071bis. Art. 43 Constitución Nacional. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 alguna doctrina entiende que podría incluirse el procedimiento dentro de la tutela preventiva.53 El Código Civil argentino contiene varias disposiciones al respecto.54 De esta manera, se esta previendo la tutela preventiva, sea de la propia persona afectada o de terceros, sean derechos de contenido patrimonial o personalísimos. Esta tutela puede ser disponiendo medidas preventivas en relación a los bienes (designando administrador o curador provisorio) o en relación a la persona (internación, designación de defensor especial en el trámite de insania). La justicia se ha expedido en el sentido preventivo, al expresar que “El derecho debe ejercer una función preventiva y tuitiva de los derechos fundamentales de la persona con sufrimiento mental, cumpliendo para ello un rol preponderante la actividad jurisdiccional”.55 Creemos que, muy especialmente, en aras del respeto de derechos y garantías fundamentales, constitucionalmente consagradas, la prueba que convierta en “notoria e indudable” la demencia debe ser valorada muy estrictamente, y ante el vestigio de duda alguna, el juez no podrá aplicar medidas preventivas. Solamente, y en caso de que surja necesario para el propio incapaz o inhábil, o en protección de terceros, podrá disponer este tipo de medidas. 15. Tutela sindical La Ley nº 23.551 de 1998, de asociaciones sindicales, consagra un régimen de tutela contra las prácticas desleales realizadas por el empleador o por la asociación profesional.56 Dentro de este régimen tuitivo, encontramos normas de tutela preventiva, permitiendo la acción para el cese de las mismas (evitar que el daño continúe), incluso mediante la aplicación de multas y astreintes. Se busca entonces “presionar” al infractor al acatamiento de la decisión judicial, restituyendo las cosas al estado anterior a la práctica sindical y haciendo cesar los efectos del agravio que ella causa, para lo sucesivo.57 Se busca evitar la producción o continuación del daño como consecuencia de ilícitos laborales colectivos, es decir, comportamientos activos u omisivos que coartan, impiden, restringen o dificultan el ejercicio regular de derechos Devis (2004). Arts. 144, 148, 152 bis y 482. 55 Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina. R.M.J. c/insania (2008). 56 Arts. 47, 53 y 55. 57 Corte (1988) p. 514. 53 54 155 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" y potestades inherentes a la libertad sindical individual y a la autonomía sindical colectiva. También, encontramos la regulación del amparo sindical para tutelar los derechos de libertad sindical, y esta tutela puede ser ejercida ante la potencialidad o amenaza de lesión, no requiriendo que exista el daño cierto y efectivo.58 16. Normal tolerancia El Código Civil argentino59 faculta a los jueces a disponer, incluso de oficio, la cesación de las molestias que excedieran de la normal tolerancia, provenientes de humo, olores, calor, luminosidad, ruidos, vibraciones o daños similares. La aplicación de la norma citada en la nota tiene un efecto expansivo muy importante considerando las relaciones de vecindad en ciudades cada vez más grandes y complejas. 17. Alimentos provisorios El Código Civil argentino60 establece la posibilidad de una tutela preventiva alimentaria a favor del peticionante en juicio de alimentos. La prestación de alimentos provisorios y las expensas del juicio se otorga sin más justificación que el vínculo legal (aunque la norma se refiere a la justificación de la falta de medios para seguir el pleito). Los códigos de procedimiento provinciales prevén mecanismos similares de tutela preventiva mediante alimentos provisorios durante la tramitación del juicio, y como primera medida judicial. 18. Facultades del acreedor hipotecario El acreedor hipotecario puede solicitar medidas preventivas cuando tema o exista amenaza, por un estado o situación objetiva, que su crédito se vea perjudicado.61 Este posible daño debe provenir de actos del deudor propietario del inmueble hipotecado. Creemos que, igualmente, si los actos proviniesen de un tercero, y ello podría afectar la propiedad objeto de la hipoteca, el acreedor tendrá derecho a solicitar mediante la vía procesal preventiva que se dicte una resolución de hacer o no hacer, que impida la pérdida o disminución del objeto de su derecho. Etala (2001) p. 101. Art. 2618. 60 Art. 375. 61 Arts. 3157 y 3158 Código Civil Argentino. 58 59 156 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 19. Propiedad horizontal Los propietarios y ocupantes de los departamentos o pisos tienen prohibido destinarlos a usos contrarios a la moral o buenas costumbres, o a fines distintos a los previstos en el reglamento de copropiedad y administración, perturbar a los vecinos, ejercer actividades que comprometan la seguridad del inmueble, depositar mercaderías peligrosas o perjudiciales.62 Si alguno de estos actos, u otros similares, se realicen, o exista probabilidad de su realización, los propietarios edificio afectado o el administrador podrán solicitar judicialmente, mediante una vía preventiva, que se impida la práctica del acto, se evite el daño o se obligue al cese de la conducta contraria a derecho.63 Otra vez, nos encontramos dentro de las relaciones de vecindad, en una sociedad en donde la propiedad horizontal crece a pasos desmedidos, atento el poco espacio físico y la concertación de la población en los centros urbanos. 20. Espectáculos públicos La Ley Nº 11.723 de 1933, autoriza a los jueces a decretar preventivamente la suspensión de un espectáculo teatral, cinematográfico, filarmónico u otro análogo; el embargo de las obras denunciadas, así como el embargo del producto que se haya percibido por todo lo anteriormente indicado y toda medida que sirva para proteger eficazmente los derechos que ampare esta ley.64 21. Ley de nombre Puede solicitarse el cese en el uso indebido del nombre.65 La acción preventiva podrá también peticionarse como previo a que comience a utilizar frente a terceros el nombre ajeno y con uso indebido. 22. Discriminación Podrá evitarse la práctica de un acto de discriminación o peticionarse la prevención para evitar el daño, e incluso, solicitarse la cesación del acto discriminatorio.66 64 65 66 62 63 Art. 6 Ley nº 13.512 de 1948. Art. 15. Art. 79. Art. 21 Ley nº 18.248 de 1969. Art. 1 Ley nº 23.592 de 1988. 157 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" 23. Ley de Tránsito Se consagra normativamente la imposición de medidas preventivas que aseguren la infraestructura vial y el cumplimiento de las normas básicas de seguridad vial.67 Creemos que en materia de prevención de accidentes de tránsito, es donde, quizás, la acción preventiva o la emisión de un mandato preventivo, tiene una de las mayores aplicaciones prácticas. Pensemos en acciones dirigidas a que se dispongan cercos o se encierren animales sueltos en las rutas, se reparen baches o pozos, se señalice el camino, etcétera. 24. Fianza El fiador puede solicitar la liberación de la fianza cuando existan hechos de los cuales deriven la probabilidad de que sea perjudicado por la exigencia del acreedor garantizado.68 25. Control por los socios Los socios de sociedades comerciales tienen facultades para examinar y controlar los libros y la documentación social, así como, para solicitar al administrador los informes que estimen correspondientes69, salvo que exista sindicatura o consejo de vigilancia. Esto no excluye la facultad del socio de recurrir a la justicia (previo agotamiento de los recursos estatutarios) cuando la estructura de control e información individual de los socios funciona irregularmente.70 26. Acuerdo preventivo extrajudicial Se trata de contratos, celebrados por el deudor con todos o parte de los acreedores, pudiendo convenirse las prestaciones más variadas, tendientes a superar dificultades económicas o financieras del deudor de carácter general o su cesación de pagos.71 Si bien, en estos supuestos, son las partes las que celebran el acuerdo, este deben someterlo a la homologación judicial. No hay duda de que se trata de una modalidad preventiva presentada por común acuerdo al juez.72 Art. 21 Ley nº 24.449 de 1995. Arts. 2025 y 2026 Código Civil argentino. 69 Art. 55 Ley nº 19.55 de 1972. 70 Villegas (2001) p. 161. 71 Roullion (2003) p. 160. 72 Art. 69 Ley nº 24.522 de 1995 según Ley nº 25.589 de 2002. 67 68 158 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 XI. MANDATO PREVENTIVO El juez puede de oficio, aunque dudamos sobre si “debe”, atento a que la figura del juez como “hombre del derecho con múltiples brazos”73 puede ser perjudicial al derecho procesal, emitir órdenes o tomar medidas para evitar la reiteración de daños (juez con responsabilidad social que a veces actúa dando paz social y otras veces distribuyendo justicia). Estas medidas pueden tener como destinatarios a las propias partes o a terceros ajenos al proceso (aunque esto último es cuestionado por afectar el derecho de defensa). No tenemos dudas de que el justiciable pueda peticionar la tutela preventiva ante la amenaza de repetición de un perjuicio, o para el cese de su continuación. La casuística de supuestos en los cuales el juez toma conocimiento de cosas o situaciones fácticas que pueden eventualmente producir daños es amplio. Por ejemplo, un tribunal de la provincia de Santa Fe debió investigar la posibilidad de que la profundización de un zanjeo realizado en caminos distritales produjera una modificación del drenaje de las aguas pluviales por las cuencas acuíferas, afectando a los vecinos, y esa oportunidad se observo que producto de ese zanjeo la tierra que se había retirado estaba sobre el camino produciendo dificultad en el tránsito y la posibilidad cierta de accidentes. Entonces, se actuó de oficio ordenando a la Municipalidad que retirará los montículos; Se realizo una demanda de daños y perjuicios por la muerte de una persona electrocutada por el mal estado del tendido público de electricidad. De oficio se decidió poner en conocimiento de la Empresa Provincial de Energía Eléctrica de Santa Fe la necesidad de sustituir los conductores eléctricos; etcétera. Considerando las notas de los mandatos preventivos tenemos que se da una redefinición o superación de límites de los principios de congruencia, legitimación procesal y dispositivo, siempre en procura de intereses superiores, especialmente, la prevención de daños a sujetos indeterminados. Ahora bien, parece coincidir la doctrina en cuanto la emisión de mandatos preventivos se da cuando en la oportunidad de la sustanciación de un proceso surge como necesario. Y si el juez, como un ciudadano más, toma conocimiento, fuera de un proceso judicial, de una situación fáctica que tiene potencialidad para producir daños, ¿Puede actuar de oficio? Seguramente muchos pensarán que no, que excedemos el marco del derecho procesal o que arrasamos con el principio dispositivo, pero entonces ¿Por qué podría 73 Peyrano (1998) p. 835. 159 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" hacerlo, incluso respecto a terceros, dentro de un proceso ajeno a ellos? La respuesta permanece abierta. En términos más claros: si el juez tomara conocimiento con motivo de un proceso que existe una “fuente” posible de causar daños, al margen de que no sea estrictamente ni lo reclamado como pretensión ni guarde relación con la pretensión resarcitoria (relación de causa adecuada), creemos que igual podría despachar un mandato preventivo para evitar, en este caso, ya no la reiteración, sino directamente la producción “primera” del daño. XII. TUTELA PREVENTIVA Y LA PRETENSIÓN MERAMENTE DECLARATIVA La pretensión meramente declarativa se ubica dentro de la tutela preventiva de derechos. Es así como, el objetivo es proveer certeza a través de la interpretación de derechos, deberes o situaciones, previo a la consumación de alguna violación.74 La acción meramente declarativa tiene por finalidad “hacer cesar un estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance o modalidades de una relación jurídica”, y no requiere de una lesión actual; o, en otros términos, basta con que exista la posibilidad de un perjuicio. De esta manera, estamos concibiendo una tutela preventiva dirigida a la “incertidumbre jurídica” (existencia, alcance, modalidades, interpretación respecto a una relación jurídica). Sin embargo, nada se dice respecto a las incertidumbres fácticas. Para ejemplificar: si se discute sobre la existencia de un crédito o no, la duda está en la existencia de la relación obligacional (aspecto estrictamente jurídico); en cambio, si se discute sobre el daño que pueda causar la divulgación de imágenes del ámbito privado de una persona en los medios de comunicación, la cuestión a dilucidar se encuentra en los hechos: si estos tienen la potencialidad de producir perjuicios o si de los mismos surge la posibilidad de que se realice una práctica ilícita. Nadie dudaría que el amparo preventivo sea una vía idónea en este último caso. Es por ello que, en las acciones preventivas la incertidumbre es fáctica, pudiendo o no existir un vínculo jurídico preexistente. Alguna similitud encontramos en cuanto creemos que en la acción preventiva también requerimos de un estado objetivo que justifique la petición. Sin embargo, esa “objetividad” puede provenir no solo de la conducta exteriorizada por el accionado –activa u omisiva–, sino también de hechos ajenos al mismo. 74 Enderle (2005) p. 86. 160 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 Finalmente, no creemos que una diferencia sea la necesidad de que no exista violación de un derecho en la meramente declarativa y, en cambio, la acción preventiva permita el cese de una lesión continuada o evite la reiteración de la misma. Sin bien dijimos que el daño no es un elemento necesario ni principal, y que justamente prevenir el mismo es una finalidad, si llegase a ocurrir, nada obstaría a que se acumule una pretensión de condena, lo que sería común a ambas acciones.75 XIII. TUTELA PREVENTIVA Y MEDIDAS CAUTELARES En el Derecho liberal clásico, las medidas cautelares fueron vistas como la forma de actuar preventivamente, aunque reconociendo la sujeción a un proceso principal. Constituyen notas características de las medidas cautelares la provisoriedad76 de las mismas y el carácter subsidiario de un proceso principal.77 Por el contrario, en la acción preventiva, sin distinguir el tipo de trámite que las regule, según la norma procesal, se desarrolla en un proceso autónomo y se resuelve en definitiva. No tiene un carácter instrumental de otro proceso principal. Confirma esta afirmación, la posibilidad de peticionar una medida cautelar como accesoria a una acción preventiva, incluso en forma previa a la promoción de esta última. Además, no se resume en un juicio de verosimilitud, sino más bien de certeza de que la conducta o la omisión pueden provocar un daño futuro. Finalmente, las medidas cautelares son provisionales, no así la sentencia que se dicte en una tutela preventiva. A pesar de lo antes dicho, es claro que las medidas cautelares poseen una finalidad preventiva, en la medida en que buscan asegurar bienes para evitar la mera declaración de derechos sin posibilidad de realización práctica (como sucede en numerosas sentencias que declaran el derecho determinando una condena, no se cumplen voluntariamente y son de imposible realización forzosa, atento la insolvencia patrimonial, real o fraudulenta, en que se encuentra el condenado). XIV. TUTELA PREVENTIVA Y SENTENCIA ANTICIPADA La tutela anticipada gira en torno de la existencia de un daño actual que podría devenir en un perjuicio mayor, con el agregado de la posible irreparabilidad.78 Morello (2004) p. 138. Art. 202 Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. 77 Art. 207 Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. 78 Corte Suprema de Justicia. Camacho Acosta c/Grafi Graf S.R.L. (1997). 75 76 161 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" La tutela anticipada es un instituto procesal que contempla la satisfacción provisoria de una pretensión urgente, que es coincidente total o parcialmente con lo pretendido en la demanda y que se funda en la necesidad de evitar un perjuicio irreparable79. En la acción preventiva, al disociarse el hecho ilícito y el daño, no necesariamente se dará este último. En la mayoría de los casos la actuación judicial preventiva tenderá a evitar la producción de la lesión o perjuicio. Podemos encontrar como nota común la “urgencia” que se da tanto en la anticipación de jurisdicción como en la acción preventiva, aunque en la primera se da con una intensidad mayor, que es justamente lo que fundamenta la tutela anticipada: la irreparabilidad del perjuicio o la continuación o agravamiento del daño actual. En la acción preventiva la urgencia se relaciona, no con la necesidad de un proceso judicial rápido, sino con la necesidad de evitar la producción del daño, su reiteración o continuación. Justamente, se solicita la tutela preventiva ante la evidencia de una práctica ilícita o la probabilidad de violación o lesión de los derechos, buscando evitar el daño. La urgencia esta en la necesidad de una tutela judicial efectiva y preventiva. Nada obstaría a que se solicite la anticipación de tutela dentro del proceso incoado por el ejercicio de una acción preventiva. XV. TUTELA PREVENTIVA Y LA MEDIDA AUTOSATISFACTIVA Nos referimos a la medida autosatisfactiva como “una solución urgente no cautelar, despachable in extremis, que da una respuesta jurisdiccional adecuada a una situación que reclama una pronta y expeditiva intervención del órgano judicial. Posee la característica de que su vigencia y mantenimiento no depende de la interposición de coetánea o ulterior de una pretensión principal. Su dictado está sujeto a los siguientes requisitos: concurrencia de una situación de urgencia, fuerte probabilidad de que el derecho material del postulante sea atendible, quedando la exigibilidad de la contracautela sujeta al prudente arbitrio judicial”.80 Ambos son procesos autónomos, pero en las peticiones autosatisfactivas su fundamento reside en la extrema urgencia y, esencialmente, en el peligro de las personas –sus derechos y garantías fundamentales–, por la amenaza o lesión inminente. Estas dos notas pueden o no darse en la tutela preventiva. Su ámbito es mucho más amplio, y si bien puede darse una tutela preventiva 79 80 162 De los Santos (2009). XIX Congreso Argentino de Derecho Procesal, celebrado en 1997 en la Provincia de Corrientes. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 en los procesos autosatisfactivos, también puede lograrse, y en la mayoría de los casos así será, en un proceso de conocimiento amplio. CONCLUSIONES 1º. El derecho procesal debe tener una nueva visión sostenida en la investigación y descripción de la realidad, de lo cual deriva la necesidad de regular nuevos remedios procesales. 2º. El justiciable requiere de una tutela judicial preventiva. 3º. Los medios procesales preventivos tiene fundamento constitucional, nacional e internacional, en la tutela judicial efectiva y continua de los derechos fundamentales. 4º. La mera posición subjetiva del peticionante no configura un temor fundado que habilite vías preventivas. Se requiere de hechos y/o situaciones que valorados por las reglas de la sana crítica, con un grado de razonabilidad suficiente, permitan fundamentar la necesidad de actuar preventivamente. 5º. La tutela preventiva debe tener como presupuesto no solo evitar el daño ante un hecho ilícito sino también evitar la práctica del hecho ilícito ante la probabilidad del mismo. 6º. En muchos casos la prevención tendrá como finalidad minimizar o disminuir la probabilidad de lesión, aunque, en otros casos, directamente podrá actuar eliminando la potencialidad del perjuicio. 7º. En el derecho vigente argentino existen regulaciones en diversas materias (ambiente, consumidores, etc.) que se configuran como microsistemas de tutela preventiva plenamente aplicables, pero sería necesario idear una regulación general que permita, dentro de fronteras flexibles para adecuarse a los casos concretos, guiar al juez en la “extenuante tarea de impartir justicia”. 8º. La acción preventiva debe tener una regulación en las normas procesales que permitan a quién tema o se encuentre amenazado, según un criterio objetivo, y no meramente subjetivo, que de hechos o situaciones de hechos, pueda generarse un perjuicio a sus derechos, reclamar al poder judicial una sentencia que evite el daño. En el mismo sentido, para quién pretenda evitar la reiteración o continuación de una lesión. Finalmente, 163 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" también deberá preverse el supuesto de prevención sobre la probabilidad de práctica de un hecho ilícito. 9º. El sistema de la sana crítica es adecuado para valorar la procedencia y fundabilidad de la acción preventiva, debiendo apreciar con un grado de valoración “suficiente” y también aplicar una decisión razonable y proporcional al temor o amenaza que motivó la acción. 10º. La prueba se regirá por las normas existentes y los avances doctrinarios y jurisprudenciales, con especial consideración de las teorías de las pruebas difíciles, la conducta de las partes, las presunciones e indicios, y las cargas probatorias dinámicas. 11º. El juzgador que tome conocimiento de un peligro o amenaza de perjuicio debe actuar expidiendo un mandato preventivo de hacer o no hacer. Si la orden va dirigida a un tercero ajeno al proceso, deberá previamente citarlo para que comparezca en un plazo prudencial y manifieste lo que considere, sin perjuicio, que si existen razones fundadas para temer que el daño es inminente o la lesión requiere de tutela urgente, se expida el mandato sin citar al tercero, difiriendo para luego de su cumplimiento la citación. 12º. Vemos que la aplicación de las tutelas preventivas implican un vasto campo, de ahí la necesidad de tener una nueva visión del proceso, que no gire en torno del perjuicio o la violación de la norma, sino que actué antes, mediante un proceso autónomo con finalidad preventiva. BIBLIOGRAFÍA CITADA Alberto, Misael E. (2005): “Valor probatorio de la conducta en juicio. Un aporte más para su consideración como indicio y otras cuestiones más…”, Peyrano, Jorge W. (Director) y Acosta, Daniel Fernando (Coordinador), Valoración Judicial de la Conducta Procesal (Buenos Aires, Rubinzal Culzoni Editores) pp. 117 – 141. Baracat, Edgar (2000), “Tipos de tutela jurisdiccional que puede reclamar el consumidor en defensa de sus derechos”, Peyrano, Jorge W. y Gardella, Luis L., “Tutela procesal del consumidor y del usuario”, (Santa Fe, Editorial Jurídica Panamericana, Ateneo de Estudios del Proceso Civil) 449 p. Berizonce, Roberto O (1990): “El activismo de los jueces”, Revista La Ley (nº 1990-E): pp. 920 y ss. 164 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 _____ (2008): “Fundamentos y confines de las tutelas procesales diferenciadas”, disponible en el sitio web Ateneo de Estudios del Proceso Civil de Rosario, <http://www.elateneo.org/Doctrina-seleccionada.php>, fecha consulta: 15 noviembre 2011. Calamandrei, Piero (1997): Introducción al estudio sistemático de las providencias cautelares (Buenos Aires, Editorial Librería El Foro) 232 p. Corte, Néstor T. (1988): El modelo sindical Argentino (Buenos Aires, Rubinzal - Culzoni Editores) 574 p. Dalla, Alberto R., García Lema, Alberto M. (2008): Nuevos Derechos y Garantías (Buenos Aires, Rubinzal - Culzoni Editores) 2 tomos. De Oliveira, Carlos Alberto Álvaro (2008): “El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva desde la perspectiva de los derechos fundamentales”, Derecho Procesal. XXI Jornadas Iberoamericanas (Lima, Fondo Editorial de la Universidad de Lima) pp. 67- 83. De los Santos, Mabel Alicia (2009): “La prueba en la tutela procesal anticipada”, Diario La Ley, de fecha 6 de julio. Devis Echandia, Hernando (2004): Teoría General del Proceso (3ª Edición, Buenos Aires, Editorial Universidad) 564 p. Esain, José Alberto (2008): Competencias Ambientales (Buenos Aires, Editorial Abeledo Perrot) 872 p. Etala, Carlos Alberto (2001): Derecho Colectivo del Trabajo (Buenos Aires, Astrea) 503 p. Lorenzetti, Ricardo Luis (1995): “La tutela civil inhibitoria”, Revista La Ley (nº 1995-D, Doctrina): pp. 1217 - 1226. Manili, Pablo L. (2005) (coordinador): Derecho Procesal Constitucional (Buenos Aires, Editorial Universidad) 508 p. ____ (2006): “El activismo en la jurisprudencia de la Corte Suprema”, Revista La Ley (nº 2006-D): pp. 1285 y ss. Marinoni, Luiz Guilherme (1996): “Tutela inhibitoria: la tutela de prevención del ilícito”, Revista El Derecho (nº 186): pp. 1127 y ss. 165 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" ____ (2004): “La prueba en la acción inhibitoria”, Revista Jus Navigandi, Teresina (ano 9 n° 272), disponible en <http://jus.com.br/revista/texto/5043>, fecha consulta: 15 noviembre 2011. ____ (2007): Derecho Fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva (Traducc. Aldo Zala Villegas, Lima, Palestra Editores) 224 p. Monroy Gálvez, Juan F. (2008): “Proceso y Política en el Siglo XXI”, XXI Jornadas Iberoamericanas (Lima, Universidad de Lima, Fondo Editorial) pp. 163 – 192. Morello, Augusto M. (2004): “Las posibilidades de la acción meramente declarativa”, Revista La Ley Patagonia (nº agosto): pp. 441 y ss. _____ (2009) “El tiempo de la Justicia”, Revista de Derecho Procesal (nº 1): pp. 10 – 20. Palacio, Lino E. (1977): Derecho Procesal Civil (Buenos Aires, Abeledo Perrot) 9 tomos. Peña Guzmán, Luís A., y, Argüello, Luis R. (1966): Derecho Romano (2ª edición, Buenos Aires, Tipográfica Editora Argentina) 2 tomos. Peyrano, Jorge W. (1998): “El derecho procesal civil de las posibilidades ilimitadas o el fin de los sistemas”, Jurisprudencia Argentina (nº 1): pp. 835 y ss. Piedecasas, Miguel A. (2008): Reforma a la Ley de Defensa a los Consumidores (Santa Fe, Espacio libre) 219 p. Puccinelli, Oscar Raúl (1999): El Habeas data en Indoiberoamérica finisecular (Bogotá, Temis) 296 p. Quiroga Lavié, Humberto (1998), El Amparo Colectivo, (Santa Fe, Rubinzal – Culzoni Editores) 277 p. Roullion, Adolfo A. N. (2003): Régimen de Concursos y Quiebras (Buenos Aires, Editorial Astrea) 503 p. Sagüés, Néstor Pedro (1997): Elementos de Derecho Constitucional, (Buenos Aires, Depalma) tomo 1. 166 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 Saux, Edgardo Ignacio (2004), “La tutela inhibitoria y la multa civil: dos modos de evitar la causación del daño en el proyecto de nuevo Código Civil Argentino”, Disponible en <http://www. alterini.orq/tonline/to sel. Htm>, fecha consulta: 15 noviembre 2011. Villegas, Carlos Gilberto (2001): Derecho de las Sociedades Comerciales (Buenos Aires, Abeledo Perrot) 766 p. NORMAS JURÍDICAS CITADAS Código Civil de la República Argentina, Ley nº 340, R.N. 1863/69. Código Procesal Civil y Comercial, Ley Provincial (Santa Fe) nº 5.531. Boletín Oficial, 29 enero 1962. Código Procesal Civil y Comercial, Ley Provincial (Entre Ríos) nº 9.776. Boletín Oficial, 24 julio 2007. Código Procesal Civil y Comercial de la Nación Argentina, Ley n° 17.454. Boletín Oficial, 7 noviembre 1967 (con modificaciones Ley nº 22.434, Boletín Oficial, 26 marzo 1981 y Ley nº 25.488, Boletín Oficial, 22 noviembre 2001). Constitución Nacional de la República de Argentina de 1853 con reforma de 1994. Disponible en el sitio web del Senado de la Nación, <http://www. senado.gov.ar/web/interes/constitucion/cuerpo1.php>, fecha consulta: 10 noviembre 2011. Declaración Universal de Derechos Humanos, presentada ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, adoptada el 10 de diciembre de 1948 bajo Resolución 217 A (III). Entra en vigencia en la Argentina el 10 de diciembre de 1948. Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, aprobada por la IX Conferencia Internacional Americana realizada en Bogotá en 1948. Entra en vigencia en la Argentina el año 1948. Convención Americana sobre Derechos Humanos. Suscrita, tras la Conferencia Especializada Interamericana de Derechos Humanos, el 22 de noviembre de 1969 en la ciudad de San José de Costa Rica y entró en vigencia el 18 de julio de 1978. Entra en vigencia en la Argentina el 02 de febrero de 1984. 167 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, abierta a la firma el 7 marzo 1966 (aprobado en la República Argentina por Ley nº 17.722, Boletín Oficial 5 agosto 1968, y con jerarquía constitucional en virtud del art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional de 1994). Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, abierto a la firma el 19 diciembre 1966 (aprobado en la República Argentina por Ley nº 23.313, Boletín Oficial 13 mayo 1986, y con jerarquía constitucional en virtud del art.75 inc. 22 de la Constitución Nacional de 1994). Constitución de la Provincia de Entre Ríos con vigencia desde el 1 noviembre 2008. Ley nº 11.723, Propiedad Intelectual. Boletín Oficial, 30 septiembre 1933. Ley nº 13.512, Propiedad Horizontal. Boletín Oficial, 18 octubre 1948. Ley nº 16.986, Regulación de la Acción de Amparo. Boletín Oficial, 20 octubre 1966. Ley nº 18.248, Nombre de las Personas. Boletín Oficial, 24 junio 1969. Ley nº 19.550, Sociedades Comerciales. Boletín Oficial, 25 abril 1972. Ley nº 22.802, Lealtad Comercial. Boletín Oficial, 11 mayo 1983. Ley nº 23.551, Asociaciones Sindicales. Boletín Oficial, 22 abril 1988. Ley nº 23.592, Ejercicio de Derechos y Garantías Constitucionales. Boletín Oficial, 5 septiembre 1988. Ley nº 24.240, Defensa del Consumidor. Boletín Oficial, 15 octubre 1993 (reformada por Ley nº 26.361, Boletín Oficial, 7 abril 2008). Ley nº 24.417, Protección contra la Violencia Familiar. Boletín Oficial, 3 enero 1995. Ley nº 24.449, Ley de Tránsito. Boletín Oficial, 10 febrero 1995. 168 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 135 - 170 Ley n° 24.522, de Concursos y Quiebras, sancionada el 20 julio de 1995 y promulgada parcialmente 7 agosto de 1995. Ley nº 25.156, Defensa de la Competencia. Boletín Oficial, 20 septiembre 1999. Ley n° 25.589, Concursos y Quiebras, modificación de las leyes n°s 24.522 y 25.563. Boletín Oficial, 16 mayo 2002. Ley nº 25.675, Regula la Política Ambiental Nacional. Boletín Oficial, 28 noviembre 2002. Resolución Nacional nº 906/1998 de la Secretaría de Industria, Comercio y Minería. Boletín Oficial, 7 enero 1999. Ley Provincial (Entre Ríos) nº 9.198, Protección contra la Violencia Familiar. Boletín Oficial, 11 marzo 1999. JURISPRUDENCIA CITADA Siri, Ángel s/Interpone recurso de hábeas corpus (1957): Corte Suprema de la Nación Argentina, sentencia 27 diciembre, 1957. Disponible en <http:// falloscsn.blogspot.com/2005/08/siri-angel-1957.html>, fecha consulta: 15 noviembre 2011. Kot, Samuel (Soc. de Responsab. Ltda.) (1957) Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, sentencia 5 septiembre 1958, Disponible en <http:// falloscsn.blogspot.com/2005/08/samuel-kot-1958.html>, fecha consulta: 15 noviembre 2011. Camacho Acosta, Maximino c/Grafi Graf S.R.L. y otros s/Recurso de hecho (1997): Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, sentencia 7 agosto 1997, medida cautelar, expediente C. 2348. XXXII. Disponible en el sitio web de la Corte Suprema de la Nación Argentina <http://www. csjn.gov.ar/jurisprudencia.html>, fecha consulta: 15 noviembre 2011. R.M.J. c/insania (2008): Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, sentencia 12 febrero 2008, expediente C. 1195. XLII. Disponible en el sitio web de la Corte Suprema de la Nación Argentina <http://www.csjn. gov.ar/jurisprudencia.html>, fecha consulta: 15 noviembre 2011. Halabi, Ernesto c/ P.E.N. – Ley 25.873 – dto. 1563/04 s/ Amparo ley 16.986 (2009): Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, sentencia 24 169 Reviriego, José Antonio (2012):"LA TUTELA PREVENTIVA Y LA ACCIÓN PREVENTIVA EN EL DERECHO ARGENTINO" febrero 2009, expediente H. 270. XLII. Disponible en el sitio web de la Corte Suprema de la Nación Argentina <http://www.csjn.gov.ar/jurisprudencia.html>, fecha consulta: 15 noviembre 2011. 170 EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA The use of the cinema in the university education Gerardo Rondina* María Soledad Angelucci** RESUMEN: Ensayamos sobre la utilización del cine, como complemento didáctico para favorecer el proceso de enseñanza - aprendizaje en la cátedra de historia en Facultades de Derecho en la República Argentina. Este arte centenario que sabe encontrar el sabor de combinar, líricamente, la imagen, la música, el movimiento, la poesía, es un testigo implacable de la historia. Es un certero testimonio a tener en cuenta como material para la enseñanza de la misma historia. La Historia del Derecho es el estudio del desarrollo histórico de las instituciones jurídicas y de su íntimo vínculo con las circunstancias económicas y sociales, con sus transformaciones políticas, culturales, religiosas, artísticas. Deseamos que los alumnos logren una cabal comprensión de los hechos y acontecimientos históricos que provocan la sanción de determinadas normas, y nos preguntamos: ¿Cómo utilizar el cine como recurso didáctico de complemento en la enseñanza en la Facultad de Derecho? ¿Aprovecha la Universidad esa mirada hacia el arte? ¿Se utiliza el * ** Abogado. Especialista en Docencia Universitaria, Especialista en Enseñanza de la Educación Superior, Profesor en la Universidad Católica de Santa Fe y en la Universidad Católica Argentina, sede Paraná. <[email protected]>. Psicopedagoga. <[email protected]>. Artículo recibido el 22 de noviembre y aprobado el 16 de diciembre de 2011. 171 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" cine para el desarrollo de los procesos de aprendizaje, cognitivos y creativos de las materias históricas que se imparten en el currículo de las Facultades de Derecho? ¿Cuántos modos diversos de lecturas, abordajes o utilización del cine podríamos establecer? ¿Cuáles serían sus fortalezas y debilidades? PALABRAS CLAVE: Historia – Cine – Derecho – Enseñanza - Aprendizaje ABSTRACT: We are essaying about using cinema as a didactic complement to favor the teaching - learning process in the History of Law Schools in the Argentinean Republic subject. This thrilling art that lyrically combines image, music, movement, poetry, drama and laughter is a ruthless witness of history. It is testimony that needs to be taken into account in order to be used in the teaching of history in universities. The History of Law is the study of the development of the legal institutions and their bonds with social and economic circumstances, along with their political, cultural, religious and artistic transformations. So the question remains: Do universities benefit from that art related point of view? Is cinema employed to develop creative and cognitive learning techniques based upon the historical subjects taught in universities? How can cinema be used as a didactic resource that complements teaching? In how many different ways can cinema be read, approached or used? What would constitute its strengths and its weaknesses? KEYWORDS: History – Cine – Law – Teaching - Learning I. El cine como herramienta didáctica para la enseñanza de la historia Ensayamos un estudio sobre la utilización del cine, como complemento didáctico para favorecer el proceso de enseñanza - aprendizaje en Facultades de Derecho en la República Argentina, específicamente en la cátedra de historia. Nuestro interés por el cine comienza hace muchos años. Desde nuestras primeras películas hasta las actuales, el cine ha sido, para nosotros, en cierto modo, un maestro más de la vida. Gracias al cine conocimos miles de lugares lejanos, otras culturas remotas, otros tiempos de dulces nostalgias, otras vidas de inconmensurables empresas. El cine nos descubrió los recónditos rincones del planeta y nos acercó, el mar, las montañas, el desierto, la selva... 172 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 Desde muy chicos fuimos encantados por la alquimia del cine. Con él nos alegramos y entristecimos y, como el personaje de Cinema Paradiso1, casi podríamos representar, emocionados, cada etapa de nuestra vida, con una película, una escena, una canción, de muchas de las películas que hemos visto, aún de pequeños, tenemos algo que nos dura, todavía. Parafraseando a Julián Marías diríamos que somos, desde hace más de 30 años, espectadores fieles: “En el cine, como en el amor, la fidelidad es muy importante. El espectador ocasional o infrecuente no se entera bien, porque pierde el dominio de lo que podemos llamar el lenguaje cinematográfico, el sistema de alusiones, conexiones, supuestos, lo que equivale al subsuelo del cine; en cada película están presentes, de extraña manera las demás (…) A ese interés de espectador siempre ingenuo, sin ingenuidad es muy difícil entender ni gozar nada (...)”2, agregamos, ahora un interés teórico. 1. Imagen y palabra Contestes que la imagen no se contrapone al lenguaje articulado. Antes bien, pensamos, creamos, hasta imaginamos, a partir del logos, del verbo, la palabra... El mismo análisis que hacemos de las imágenes requiere del lenguaje articulado. Comentamos y nos asombramos. Expresamos la admiración, también, con palabras. Las ideas que pensamos las transmitimos con palabras. Sin embargo, encontramos en el cine y en la imagen el valor que antaño tuvieron quizás, el teatro, las representaciones escénicas, las odas y autos, la música, como herramientas pedagógicas que colaboraron eficazmente en la transmisión de la cultura y del saber, y despertadores de la creación y la belleza. Pero “el cine significa una liberación respecto de la palabra; en ella, todo tiene que ser ‘dicho’; en el cine, tiene que ser ‘visto’, fotografiado. Pero en un grado menor la palabra también le pertenece, y de una manera distinta a la vez de la propia del teatro y de la que requiere la novela. En esta no ocurre como en la escena, en que el tiempo es real, y el diálogo es como el de la vida efectiva; en la novela, un diálogo ‘real’ resulta falso, y de ello se resienten 1 2 Nuovo Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore, año 1989, guión Giuseppe Tornatore, música Ennio Morricone (el mismo de The Mission (La Misión), duración 155’. Marías (1990). 173 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" muchas de nuestro tiempo; es un diálogo selectivo, condensado, ‘representativo’ de ciertos momentos que equivalen a la totalidad”.3 2. Elogio de la palabra Por eso en la práctica docente contamos con el auxilio de la palabra. Y con elementos significativos como el relato. Porque el relato provoca o crea imágenes potentes, el relato cumple una función transformadora, cambia a las personas. Bruner cree que conocemos a través de relatos. Los relatos convocan a la emoción y tienen un significado afectivo. Los relatos tienen un ritmo y el ritmo facilita el recuerdo. Acerca de la belleza del relato se nos ocurre recordar que “cuando más se sabe, más cerca se está de la magia”. Mientras escribimos esto viene a nuestra memoria una frase que Adolfo Aristarain4, director de la película Un lugar en el mundo (1991, Argentina), pone en boca de uno de los personajes de ese film. Se trata del geólogo español alemán Hans Mayer Plaza, en ocasión de dictar una clase especial a los pequeños alumnos de la paupérrima escuelita primaria del Valle Bermejo. La escena del film muestra al geólogo, devenido improvisado maestro, narrando el proceso de quiebre de las piedras por la acción combinada del agua y el frío. La clase se desarrolla con el marco monumental del paisaje montañoso de tras la sierra. Sentado con el grupo de pequeños escolares, en un ocaso memorable, con el fondo de la música de Emilio Kauderer, interpretada por la Camerata Bariloche, se escucha en off la voz del ‘maestro’ que culmina su explicación fantástica y riquísima en imaginación con la frase que abre esta cita: “...el agua penetra en la piedra y rompe la piedra...entonces... se escucha el lamento de la montaña,... como un chisporroteo de abejas... llamado así porque es similar al chisporroteo de abejas...algunos dicen que es porque el aire se carga de electricidad....yo prefiero creer que es porque la montaña se queja.... cuando más se sabe, más cerca se está de la magia...” Ibídem. Para información sobre el director, vid. Brenner (1993) pp. 47 y 48. 3 4 174 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 3. Propuesta y desafío Litwin dice que “…el docente universitario es un investigador y una persona que produce conocimiento, pero también debe recuperar el sentido y la pasión por la enseñanza, que implica el desafío de estar con el otro y poder transmitirle también el sentido y la pasión por aprender…., (y continúa diciendo…) “No es un desafío del siglo XXI sino de todos los tiempos. Así como la universidad tiene estas tradiciones que en momentos pueden ser una barrera también encuentran en ellas su mayor fuerza porque tienen que ver con una manera de pensar el conocimiento y de renovarlo en forma constante”.5 Es por eso que nos animamos al desafío de la creación, para incorporar a la enseñanza en el aula las dinámicas de imagen, luz, sonido... Con el uso de herramientas tecnológicas educativas como nuevos y mejores soportes pedagógicos y nuevos recursos didácticos de imágenes, luces y sonidos. Desde la sencilla transparencia del retroproyector en blanco y negro, al dvd (con atractivas imágenes, diseños, colores), los documentales, los programas de televisión6, la internet y, en especial, que es el tema que nos ocupa, las películas del circuito comercial que dejan enseñanzas para la clase. Podríamos, por ejemplo, traer a cuento, la contundencia de la pedagogía jesuita desarrollada, con luces y sombras, en Europa y en las misiones americanas como un proyecto con hondo anclaje en la imagen, los sentidos y lo gestual.7 5 6 7 Litwin (2010) p. 7. Dicen los autores, Fay et al. (1970) p. 217, que a principios de la década del ‘70 del pasado siglo XX: “sobre la televisión existe ya un conjunto bastante grande de investigaciones. Sin embargo, en su mayor parte no se ocupan específica y extensamente de los estudios sociales. Parece evidente que los estudiantes realizan por lo menos un aprendizaje informativo mediante la TV. Ciertos críticos incisivos señalan, sin embargo, que la contemplación de la TV es por lo menos tan pasiva como la lectura y que incluso la presentación de un bello ‘rostro hablante’ difícilmente refleje las posibilidades de la televisión para describir las realidades del mundo social. En el momento de escribirse este trabajo, los cambios en perspectiva en la ley de propiedad literaria y la llegada del Laboratorio de Radiodifusión pública y la Televisión Pública Nacional indican que en Estados Unidos los estudios sociales pueden estar aproximándose a una épocas en que la TV pueda ofrecer buena parte de la realidad social a la contemplación y evaluación de la clase”. La pedagogía jesuita siempre estuvo vinculada con las artes y la música. El film The Mission (La Misión), por ejemplo, además de una exquisita composición musical fruto de la inspiración de Ennio Morricone, exhibe, en distintos pasajes, estrechos vínculos y 175 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" 4. La hora actual En nuestros días, y en relación a la importancia de los medios audiovisuales en la formación cultural de adolescentes y jóvenes, Litwin dice: “Hay chicos que llegan a la escuela habiendo visto el mundo sólo por televisión, otros llegan con múltiples experiencias y contactos enriquecedores con los adultos y con el medio. Los mensajes que emiten los medios son parte de la vida cotidiana. Importa integrarlos al aula como elementos constitutivos de la vida diaria y del conocimiento experiencial”.8 Y en igual modo: “El sentido común de muchos docentes y alumnos suele considerar la lectura de lo audiovisual como ‘fácil’, pero en estos contextos la aparente facilidad es justamente una de las dificultades más importantes para el cambio cognitivo, para el pasaje a lecturas conceptuales regidas por los parámetros del pensamiento científico (...) para que sea una herramienta poderosa en el ejercicio del pensamiento complejo no es fácil ni para el docente ni para el alumno. La idea de facilitarle al docente la enseñanza de temas de difícil comprensión fue de la mano de la noción de ‘ayuda audiovisual’ (...) el video en clase es otro discurso que requiere de un trabajo de 8 176 sensibilidad por el arte y la música: se ven instrumentos de viento en la película, en otra escena el jesuita ejecuta un instrumento de viento, uno de los personajes dice “los jesuitas podrían haber sometido un continente con una orquesta (...) Después de la misa, cantada o rezada, según días y ocasiones: cuando cantada, ‘con muy buena música, tal que aún acá en España se reputaría por más que medianamente buena, y allá en aquellas Indias es el non plus ultra. En cada pueblo hay una capilla de música, tan completa de voces e instrumentos que ninguna tendrá entre chicos y grandes, menos de veinte a veinticuatro músicos bien diestros todos en la solfa”, citado por Melià (1988) p. 212. En relación a esto recordar otra experiencia reduccional, más cercana a los santafesinos, ocurrida a no más de ciento cincuenta kilómetros de esta Ciudad, en San Javier, a orillas del río del mismo nombre, con los indios mocobíes y el extraordinario trabajo del Padre Florián Paucke sj. Respondiendo doctrinaria y políticamente al movimiento barroco “realista por cuanto la técnica busca, mediante la forma, las proporciones y el color, expresar despiadadamente el sufrimiento físico, el dolor, el espanto y la muerte, constituye la más importante contribución española al barroco” (Tapie, 1970, p. 112). De acuerdo a Ballesteros (1979) p. 52, “es que el barroco, más que una categoría artística prefiguró un verdadero estilo de vida, centrándose en una idea eje: la responsabilidad del hombre ante su destino eterno. De ahí que su principal característica fuese la preocupación por lo pedagógico. Se dirige hacia el hombre concreto con la intención de perturbar su corazón, de donde su extremado realismo, realismo que se vuelve trágico en las imágenes ensangrentadas propias de la escuela española”. Litwin (2000) p. 189. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 articulación por parte del docente (...) asumimos la posición de David Perkins (1992) que define niveles de comprensión según las actividades cognitivas que llevan al sujeto a ‘ir más allá del contenido’, (...) las formas de articulación más interesantes para desarrollar el pensamiento de orden superior (el pensamiento conceptualizador y reflexivo) son aquellas en las que el docente asume activamente la apropiación del discurso del video para construir junto a sus alumnos nuevas lecturas sobre ese texto audiovisual”.9 5. Estado de la cuestión El cine es el arte del siglo XX, no sólo por haber nacido y crecido en él, y ser desconocido antes, sino porque es, quizás, el más fecundo de estos tiempos. Hace noventa años se dijo que “llegará un momento en que a los niños en las escuelas se les enseñe prácticamente todo a través de películas; nunca más se verán obligados a leer libros de historia” (David Wark Griffith, 1915). Y más cercano a nosotros, una década atrás, el especialista Robert A. Rosenstone (1995) escribió: “Ha llegado el momento en que el historiador debe aceptar el cine histórico como un nuevo tipo de historia, que, como toda historia, tiene sus propios límites. Por ofrecer un relato diferente al de la historia escrita, al cine no se le puede juzgar con los mismos criterios. La Historia que cuenta el cine se coloca junto a la historia oral y a la escrita”10. Nosotros intentaremos realizar nuestra investigación en esta inteligencia. El cine mismo ya es historia. Mientras redactamos estas líneas recordamos al poeta que dice: “...mientras miro las nuevas olas,... yo ya soy parte del mar...”.11 Este arte centenario que sabe encontrar el sabor de combinar, líricamente, la imagen, la música, el movimiento, la poesía, es un testigo implacable de la historia. Es un certero testimonio a tener en cuenta como material para la enseñanza de la misma historia. El maestro del neorrealismo Roberto Rossellini, declara en 1963: “La historia, a través de la enseñanza audiovisual, puede moverse en su terreno y no volatilizarse en fechas y nombres. Puede abandonar el cuadro historia - batalla para construirse en sus dominantes socio – económico - políticas. Puede construir no en la vertiente de la fantasía sino de la ciencia histórica: climas, costumbres, ambientes, hombres (...) que tuvieron relieve histórico y promovieron los avances sociales que hoy vivimos. Algunos personajes regenerados Roig (2003). Citados por Caparrós (1997) p. 21. 11 Mientras miro las nuevas ola”, de Charly García, grabada en 1982 por Serú Girán. 9 10 177 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" psicológicamente, pueden convertirse, por sus cualidades humanas en módulos de acción”.12 De lo que se trata es de conocer (o reconocer) aquellas películas que sin un único interés de “enseñar historia” tienen una marcada “vocación” para servir como complemento de la enseñanza de historia jurídica. Porque por su contenido social pueden convertirse en testigos de una época (temporalidad del film), o porque servirán para conocer las ideas de una sociedad en un tiempo determinado. “También podríamos preguntarnos (...) en qué sentido puede habernos transformado el cine, cómo puede haber influido en esa forma invisible que reside en nuestro interior, y que constantemente intentamos adaptar al mundo y, como dicen los filósofos, lo aprehendemos, no sin cierto temor por nuestra parte (...) Después de cien años de imágenes y sonidos, nuestra apariencia ya no es la misma, resulta mucho más difícil ver a su través. La existencia del cine es evidente tanto en nuestro interior como en nuestro exterior, al igual que sucede con el aire que respiramos. Nos ha invadido, no se ha privado de explorar ningún territorio”.13 6. Problema14 La Historia Jurídica Argentina (según el nombre que asuma en cada Facultad de Derecho) es el estudio del desarrollo histórico de las instituciones jurídicas argentinas y de su íntimo vínculo con las circunstancias económicas y sociales de la Nación y del mundo, con sus consecuentes transformaciones políticas, culturales, religiosas, artísticas (hasta en modas, tendencias y gustos). En esa inteligencia es que relacionamos las vicisitudes, mudanzas y evoluciones jurídicas y del derecho nacional, con los sucesos ideológicos y políticos, no sólo argentinos sino, también, mundiales. La historia es, siempre, maestra de cultura y nos permite obtener de modo preferente un lugar en el ágape del estudio del pasado y del presente jurídicos. Deseamos que los alumnos logren una cabal comprensión de los hechos y acontecimientos históricos que provocan la sanción de determinadas normas. Citado por Caparrós (1997) p. 20. Carrière (1997). 14 “La formulación de un problema es a menudo más importante que su solución”, (Albert Einstein y L. Infeld). “La capacidad para percibir en una experiencia somera la ocasión para definir un problema, y especialmente un problema de cuya solución depende la de otros problemas, no es un talento común entre los hombres... Es una señal de posesión del genio científico, sensible a las dificultades por donde otras personas menos dotadas pasan sin ser inquietadas por la duda...”, (Cohen y Nagel, 1934). 12 13 178 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 Sostenemos que el origen del derecho y sus fuentes no es casual ni aleatorio. Es resultado de múltiples factores que conducen a un resultado. El deseado por el legislador o su nutriente. Y esto, muchas veces, no es inocente. Por eso estimamos necesario tratar de conocer el contexto cultural del legislador en circunstancias históricas determinadas. El contexto cultural que dio marco a esos textos legales. Creaciones de esos hombres históricos que respondieron a especiales intenciones.15 El estudio de la Historia Jurídica (la iushistoria) a través del cristal de las ideas y las instituciones es un fecundo instrumento de trabajo, que ha sido y es utilizado por la historiografía desde hace más de medio siglo. Las instituciones y las ideologías son creadas, conservadas y transformadas por los hombres y están exclusivamente a su servicio, Es decir, que dependen, siempre, de la actividad humana y necesitan su renovado compromiso. La existencia de las instituciones no puede medirse con la vida del hombre, ni siquiera con la vida de las naciones. Todos los individuos que integran la sociedad tienen una relación directa con las instituciones, ya que como agentes pasivos que prestan su adhesión o como agentes activos que actúan de una manera diversa sobre la vigencia de las mismas. Cuando una institución no responde satisfactoriamente a las necesidades reales y actuales de un determinado momento, cesa de ser útil como tal, entra en crisis de 15 Y, estamos convencidos, para ello es menester razonar desde la especulación interdisciplinaria y sapiencial con el auxilio de argumentos propios de la historia, el derecho, la filosofía, la teología, la arquitectura, las artes, la música, la poesía, la política y cada una de las formas propias con las cuales el hombre afina o desarrolla, en formas variadísimas, las facultades de su espíritu y de su cuerpo. Siempre nuevas y perennes las palabras de los padres conciliares. Cfr. Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 53. Y mas acá en el tiempo, con su vigencia de mas de veinte años, los obispos latinoamericanos decían en Puebla: “(...) la cultura, (...), abarca la totalidad de la vida de un pueblo: el conjunto de valores que lo animan y los desvalores que lo debilitan (...) La cultura comprende, asimismo, las formas a través de las cuales aquellos valores o desvalores se expresan y configuran, es decir, las costumbres, la lengua, las instituciones y estructuras de convivencia social (...)”. (Documento de Puebla, n° 387). 179 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" acondicionamiento ambiental y es adecuada, parcial o totalmente, a las nuevas exigencias de la vida social. Según cada ideología. “La historia es simultáneamente ciencia, filosofía y arte. La investigación, la crítica de los documentos y el relato auténtico de los sucesos son tareas que obligan a utilizar métodos científicos para alcanzar realmente la verdad objetiva (…) La historia es una construcción intelectual de quien la cultiva, y es el espíritu humano el que impone un orden a los hechos, descubre sus conexiones, los jerarquiza y los integra en su íntima unidad”.16 7. Nuestros auditorios: los alumnos El cine, muchas veces, nos acerca, con la belleza de la expresión artística, a una lectura (subjetiva y parcial, como toda obra humana que no tiene pretensión ni finalidad científica), a los sucesos históricos y socioculturales del pasado. Nuestros alumnos son, generalmente, muy jóvenes, cuasiadolescentes; nos encontramos “frente a chicos formados en una cultura audiovisual y acelerada, con escasa capacidad de concentración, poca práctica de lectura y casi ningún hábito de estudio, ser profesor en primer año de la Universidad representa un verdadero desafío”.17 Esto es, estudiantes habituados, casi de modo excluyente, a medios y lenguajes audiovisuales18, que provienen, en general, de un ambiente en “que las formas de pensar están estructuradas a partir de los medios de comunicación (...) estas tecnologías van a establecer un impacto en las formas educativas, similar al que estableció la imprenta en el siglo XV”.19 Hace más de cuarenta años (1960), Mac Luhan decía: “Hoy en nuestras ciudades, la mayor parte de la enseñanza tiene lugar fuera de la escuela. La cantidad de información comunicada por la prensa, las revistas, las películas, la televisión y la radio excede en gran medida la cantidad de información comunicada por la instrucción y los textos en la escuela. Este desafío ha destruido el monopolio del libro como ayuda a la enseñanza y ha Ponsati (1991) p. 34 San Martín (2004) p. 1. 18 Roxana Murduchowicz sostiene que “analizar los medios en la cultura de hoy es parte de la alfabetización para la que la escuela debe preparar a los estudiantes”. La autora de El capital cultural de los jóvenes (Buenos Aires, Fondo de Cultura económica, 2004) está a cargo del interesante y muy activo Programa Escuelas y Medios del Ministerio de Educación de la Nación, aconseja, conforme a Sirvén (2004) p. 3, “los consumos culturales de los chicos hablan de su identidad, algo que es fundamental que los docentes conozcan”. 19 Maggio (2000) p. 31 y 32. 16 17 180 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 derribado los propios muros de las aulas de modo tan repentino que estamos confundidos, desconcertados”.20 Avanzaremos en “utilizar todos los medios que se encuentran al alcance de los docentes no como una mera respuesta tecnicista sino como una respuesta política y pedagógica”.21 II. El Cine, un espacio formativo “Hace ya un siglo que el cine inició su curso. Un recorrido que ha permitido explorar diferentes facetas de la actividad humana en toda su amplitud. Como el curso de un río, el cine ha ido fertilizando distintas parcelas del saber y de la actividad humana. Ya forma parte de su historia como el río forma parte del paisaje. Hoy se abre, como un delta en su desembocadura, a través de múltiples vías que van desde el análisis comercial al artístico, y del psicológico al sociológico pasando por el pedagógico (...) considerando el cine como un espacio formativo, como un medio que contribuye a transmitir valores culturales, sociales y educativos (...) mostrar una cara inusual del cine; destapar el lado constructivo y formativo, una nueva perspectiva, frente a la idea negativa de inductor de violencia, de sexo y de individualismo a los que nos tiene acostumbrado el telecine. ¿Cuántas personas verían las películas de violencia, terror, sexo, etc., emitidas por TV si tuvieran que pagar ? No son, pues, a éstas a las que me voy a referir sino a las películas comerciales con ciertos valores artísticos, técnicos, culturales, en suma, con mensaje humano y ‘formativo’. A quienes están acostumbrados a ver el cine como una obra artística, no les resultará difícil entender que el cine motiva, incita, sensibiliza hacia aquellos valores artísticos que muchos vemos en el cine. Guión literario, dirección y mensaje, expresión dramática de los actores, entorno cultural en que se desarrolla, fotografía, música, etc., son algunos de los aspectos que contribuyen a convertir un filme en espacio formativo de una buena película se puede aprender tanto a nivel personal como profesional”. 22 Así, el cine es, para nosotros, una muy importante herramienta didáctica para nuestras clases, “en la idea de que los recursos audiovisuales pueden ser una ayuda eficaz para la enseñanza de temas de difícil comprensión para los alumnos (...) y en particular en la enseñanza de la historia (...) cuando se sostiene que uno de los principales valores del uso del documental o de las películas históricas es dar al alumno la posibilidad de profundizar su comprensión a través de recreaciones del Citado por Roig (2000) p. 93. Litwin (2000) p. 186. 22 De la Torre (1996) pp. 15 -16. 20 21 181 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" clima de una época o de puestas en escena donde se personifican a los diversos actores sociales que construyeron un momento histórico”.23 Por todo esto planteamos la pregunta: ¿Cómo utilizar el cine como recurso didáctico de complemento en la enseñanza en la Facultad de Derecho? De ésta, nacerán nuevas interrogantes, a modo de problemas, con el propósito de orientar nuestra investigación24: ¿Qué efecto provocaría incorporar al cine como material para la enseñanza y como verdadera herramienta educativa; ¿Hay relación entre los alumnos que dedican gran parte de su tiempo a la lectura con la frecuencia con que van al cine?25 ¿Cuáles son las funciones y gratificaciones del cine para los estudiantes?; ¿Aprovecha la Universidad esa mirada hacia el arte? ¿Puede ser el cine un medio de educación y aprendizaje? ¿Utiliza la Universidad al cine para el desarrollo de los procesos de aprendizaje, cognitivos y creativos de las materias históricas que se imparten en el currículo de las Facultades de Derecho? ¿Cuántos modos diversos de lecturas, abordajes o utilización del cine podríamos establecer? ¿Cuáles serían sus fortalezas y debilidades? 1. Lecturas del cine “En el ámbito universitario se observan dos modalidades de lectura: una en la que el video es puesto como objeto de estudio y otra en la que el video se utiliza como mediatización de los contenidos. Denominamos a cada una de estas modalidades ‘video objeto’ y ‘video mediatización’, respectivamente (…) La lectura ‘video objeto’ se caracteriza por analizar dimensiones o variables de los mismos medios audiovisuales, (...) se centra en aspectos como el lenguaje audiovisual, sus rasgos estéticos, analiza el género, lo considera como fuente documental, ... como corpus de análisis...(...) el ‘video mediatización’ (es) interpretado con la finalidad de tratar alguna temática representada a través del medio, ya sea a través de documentales temáticos, programas instruccionales o películas de ficción”.26 No existe un único modo de abordaje o utilización. Podríamos encontrar distintos modos de acuerdo al tipo de film, al tema, al universo de alumnos. Así podemos distinguir entre videofilm motivador y videofilm integrador. El Roig (2003). Conscientes de lo necesario de mantener la vigilancia epistemológica que dote al estudio de formalidad y criterio científico. 25 Cfr. Selltiz et al. (1976) p. 85. 26 Roig (2003). 23 24 182 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 videofilm motivador es utilizado para la introducción o presentación de los contenidos curriculares (y extracurriculares que se quieran destacar). El alumno obtendría, de este modo, un contexto general del tema a estudiar. El videofilm integrador es utilizado con posterioridad a la introducción del tema mediante el relato del docente y posterior, también, a la investigación bibliográfica (realizada directamente por los alumnos o asistida por el docente). 2. Marco teórico A modo de ejemplo trabajaremos con cinco filmes: dos películas extranjeras y tres películas argentinas. Para el cine extranjero elegimos Modern Times (Tiempos modernos), del año 1936, de Chaplin; y The Mission (La Misión), del año 1988, de Joffè. Como cine nacional (argentino) analizaremos La guerra gaucha (1942) de Lucas Demare, sobre el libro de Leopoldo Lugones; Güemes, la tierra en armas (1971) de Leopoldo Torre Nilsson; y Juan Manuel de Rosas (1972) de Manuel Antín. Nuestro marco teórico se construye a partir de la revisión, y posterior detección, obtención y consulta, de la literatura sobre cine y educación.27 Recopilación selectiva de información sobre los medios de comunicación (mass media) y la educación. Literatura sobre tecnología educativa. Crónicas periodísticas de críticos de cine. Literatura sobre cine y televisión. Antecedentes sobre el cine y la televisión en la Argentina, historia y derrotero. Documentos de la Iglesia sobre medios y educación. Estudios sobre el cine de autor. Estudios sobre el cine argentino en sus distintas etapas y épocas. Sitios web sobre cine nacional y extranjero. Consulta de Tesis de maestría y doctorado. Estado del arte. Búsqueda y apropiación de la “vacancia”, descubrimiento del tema, desde la originalidad. Adopción de una teoría (que tenga capacidad de descripción, explicación y predicción; consistencia lógica, perspectiva, heurística, sencillez, simpleza). 27 1. El cine; 2. Historia del cine; 3. Tipos de películas; 4. Efectos sociales del cine; 5. Uso educativo del cine. 183 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" 3. Casuística A) Modern Times28 Charlot es un trabajador ya maduro que sufre varias tribulaciones con la producción en cadena. Como metáfora urbana de una época, los años 1930. Chaplin narra con imágenes cómicas y llenas de lirismo una inteligente opinión social y una genial crítica al capitalismo. a) Temporalidad de la película Chaplin sitúa a su personaje frente a la realidad social. Pero él mismo filma la película en un momento clave de inflexión americana y mundial. En su película desarrolla una crítica al maquinismo (surgido de la concepción taylorista: uso máximo de las herramientas, limitar los gestos inútiles, pensar poco o nada en lo que se hace) y sus efectos en el mundo obrero. “Por primera vez en su obra, Chaplin trasciende el protagonismo individual de su personaje constante y dando cabida también a otros pobres, a otros proletarios aunque en la conclusión del filme sigue las pautas del final feliz más convencional, con la huida del vagabundo y la chica, lejos del mundo opresivo e injusto”.29 b) Situación americana La Depresión norteamericana provoca un profundo cambio no sólo económico sino de las relaciones sociales y culturales americanas. Además de la quiebra financiera devino un quiebre moral. Franklin Délano Roosevelt asume la presidencia de EE.UU. en medio de la gran crisis y convoca al primer New Deal rooseveltiano. c) Situación nacional (Argentina) El año 1929 del siglo pasado, por esa crisis económico – financiera exterior, la Argentina padece una caída del total de sus exportaciones de origen agropecuario que apareja una rodada cuesta abajo en su inestable construcción política. A partir de allí surgirá el llamado Estado liberal intervencionista: “La declinación del Estado liberal y el golpe de Estado con que caerá el gobierno radical serán Tiempos Modernos (1936), producida, escrita y dirigida por Chaplin, blanco y negro, 85’. (EE.UU). 29 Coll et al. (1995) p. 20. 28 184 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 producto de diversos factores (...) el golpe militar del ’30 y la crisis internacional van a constituir el punto de inflexión entre dos tipos de Estado: el liberal y el social. Como consecuencia de la caída del comercio internacional y de la reducción nacional de la capacidad de compra surge la intervención del Estado en la economía (Juntas Reguladoras, Banco Central, control de cambios, permisos previos de importación, elevación de aranceles de importación, etc.). En 1934 se constituye el régimen de unificación y coparticipación de impuestos, un mecanismo de distribución de la renta estatal”.30 La década infame realizó, en palabras de su ministro de Hacienda, Federico Pinedo (1933), un “esfuerzo de adaptación”.31 El Estado dicta una “serie de medidas económicas y financieras que alteraron la organización tradicional de la economía nacional”32, y padece la crisis mundial del ’29. Crisis que se reflejó en la poesía popular y nacional. Especialmente en el tango. Autores populares expresaron en sus letras el drama económico y social de la crisis del ‘29/30, tangos como Al mundo le falta un tornillo de Enrique Cadícamo, (circa 1928); y el paradigmático Yira-Yira de Enrique Santos Discépolo (1930): “Cuando la suerte que es grela/ fallando y fallando/ te largue parao/ cuando estés bien en la vía sin rumbo deseperao/ cuando no tengas ni fe, ni yerba de ayer, secándose al sol/ cuando rajés los tamangos buscando ese mango que te haga morfar/ La indiferencia del mundo/ que es sordo y es mudo/ recién sentirás (...)”. El tango Cambalache del mismo genial autor, del año 1935, es otro ejemplo García (1994) p. 47. A mediados de 1933 con la designación como ministro de hacienda de Pinedo -con quien colaboró Raúl Prebisch- se avanzó por un rumbo más novedoso, delineándose dos tendencias que habrían de perdurar largamente: la creciente intervención del Estado y el cierre progresivo de la economía. Impuesto a los créditos, drástica reducción de gastos, control de cambios. Cfr. Romero (1996) p. 97. 32 Citado por Halperín (1972) p. 21. De acuerdo a Romero (1997) p. 145: “Hasta entonces, a través de gobiernos conservadores y radicales, la economía había estado librada a la iniciativa privada, estimulada por las organizaciones crediticias; pero a partir del gobierno de Justo, el Estado adoptó una actitud decididamente intervencionista. Se creó el Instituto Movilizador para favorecer a los grandes productores cuyas empresas estuvieran amenazadas por un pasivo muy comprometedor, se estableció el control de cambios para regular las importaciones y el uso de divisas extranjeras; y coronando el sistema se creó el Banco Central, agente financiero del gobierno y regulador de todo el sistema bancario .... En el campo de la producción el principio intervencionista se manifestó a través de la creación de las Juntas Reguladoras: las carnes, los granos, la vid y otros productos fueron sometidos desde ese momento a un control gubernamental que determinaba el volumen de la producción con el objeto de mantener los precios..... Esa política contribuyó, en cambio, al desarrollo que comenzó a advertirse en las actividades industriales cuyo monto empezó a crecer en proporción mayor que el de las actividades agropecuarias”. 30 31 185 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" de poesía. Y, aunque posterior, representa esa época el tango de Anibal ‘Pichuco’ Troilo: Yo soy del treinta: “...Yo soy del treinta/ cuando a Yrigoyen lo embalurdaron/ Yo soy del treinta, cuando a Carlitos se lo llevaron/ cuando a Corrientes me la ensancharon, /cuando la vida me hizo sentir...” (circa 1960). Comenzará, entonces, quizás, tímidamente, el tránsito de un capitalismo liberal a un capitalismo nacionalista e intervencionista como un devenir escalonado. Esta dinámica será una bisagra entre los dos fenómenos de Estado. Sin embargo, como toda expresión liberal autóctona, este capitalismo económico será acompañado por su manifestación política conservadora. Algunos autores liberales denominan a este momento como Restauración Conservadora 33 o Segunda República34 Para desplegar esta política de restauración conservadora será necesario el ‘esfuerzo de adaptación’ de Pinedo que comentamos.35 B) The Mission36 a) Pasajes de la película El film nos plantea algunas interrogantes, por ejemplo: el sacrificio y el dolor, como signo del martirio jesuita; el instrumento de viento, la música: el jesuita ejecuta un instrumento de viento: “... los jesuitas podrían haber sometido un continente con una orquesta ...”, sensibilidad por el arte (trípticos); Misión de San Carlos; escudo de armas, fiesta de la Dolorosa; procesión, fiesta religiosa; bailes afro; Capitán Rodrigo de Mendoza, luego ‘Hno. Rodrigo’; ‘Rodrigo’ mata a su hermano; culpa de ‘Rodrigo’; singular pedagogía del ‘padre Gabriel’: “... esto no es una democracia, ... somos miembros de una orden …” (¿diría un jesuita del s. XVIII “esto no es una democracia ...”?; ¿es posible en esa época y en ese contexto cultural plantearse el tema?; ¿podría un jesuita decir que la Compañía de Jesús es una ‘orden’?: ‘Rodrigo’ carga su historia (armas), su pasado, carga al ‘hombre viejo’; signo de que un indio lo libera; ingresa a la comunidad que antes había perseguido, primero por parte de las mujeres, y luego por parte de los hombres; después en el juego con los indios; le saca una espina a una india; trabajo de los indios en la Reducción; Cardenal Delegado: “... llegué con la cabeza llena de cuestiones europeas ..., vine para que Portugal pueda agrandar su imperio ...”; Audiencia pública presidida por el Cardenal Delegado en la que las autoridades Cfr. Halperín (1972) p. 21. Abásolo (2006) p. 40. 35 Cfr. Halperín (1972) p. 21. 36 La Misión, de Roland Joffè (1988), Guión Robert Bolt, Fotografía Chris Menges, Música Ennio Morricone, Intérpretes Robert de Niro, Jeremy Irons. 120’ aprox. (EE.UU.). 33 34 186 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 civiles - militares, por una parte, y los jesuitas por el otro, discuten sobre la pertenencia de las tierras de La Misión a España o a Portugal (Tratado de Madrid de 1750); canto de un niño indígena; sacrificio del tercer hijo; Cardenal Delegado: “... nada me preparó para la belleza y el poder del miembro que venía a amputar ...”; “... el último santuario de los guaraníes...”, “... sin el refugio de las leyes españolas...”, “... hay un grupo radical francés que enseña esa doctrina ...”. b) Temporalidad de la película Se filma en el año 1988, a apenas cuatro años de 1992, en el marco cultural y artístico de los 500 años del descubrimiento, conquista y colonización de América. O del “encuentro de dos mundos”. Fueron años ricos en manifestaciones académicas, políticas, religiosas y artísticas en relación al tema de los cinco siglos de la conquista. De uno y otro lado. c) Marco ideológico del film Hacia fines del siglo XIX, algunos autores, principalmente, ingleses y franceses comienzan a escribir, con claro interés político y económico, en contra del proceso colonizador de España en América. Al tiempo, autores hispanistas, americanos y europeos, salieron a la palestra a rebatir sus postulados y argumentar sobre la obra española. La película enaltece la obra de la Compañía de Jesús (jesuitas) y, por ende, la cultura española (no al poder español), y critica el sistema jurídico y político de los portugueses. Dice el Dr. Leoncio Gianello, abogado e historiador, quien fuera miembro de la Academia Nacional de Historia que “la condición jurídica del indígena americano fue un problema que España resolvió con espíritu superior a los prejuicios de su tiempo. En efecto en la época (...) se estimaba como acto lícito y justo esclavizar a los pueblos salvajes e idólatras y esto habían hecho precisamente los portugueses en sus posesiones. Pero Isabel la Católica, la gran Isabel de Castilla, ordenó la inmediata libertad de los indios que se habían llevado a España para ser vendidos como esclavos. El 20 de junio de 1500 dio esa orden en fecha memorable para el mundo entero, - escribe Altamira - ‘porque señala el primer reconocimiento debido a la dignidad y libertad del hombre por inculto y primitivo que sea’”.37 37 Gianello (1978) p. 107. 187 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" A principios del siglo pasado, el historiador y abogado Manuel Cervera, al analizar la leyenda negra escribe: “Se ha dicho que los españoles en su conquista fueron inhumanos y crueles en sus procederes con los indios, pérfidos e injustos. Así a lo menos se aprecian las cosas y los hechos históricos desde lejos, sin tener en cuenta, ni el carácter del vencedor o del vencido, ni las prevenciones de la época, ni la situación del momento”.38 Es cierto, por supuesto, que existieron crímenes e injusticias39, pero podemos afirmar que muchos hombres de la Iglesia colaboraron, más allá de errores y omisiones, en integrar al indígena a la comunidad de hombres y mujeres libres de la época.40 d) El coraje de criticar al poder Muchos sacerdotes españoles fueron durísimos críticos de la conquista que realizaba su propia nación. Y con coraje y decisión se dieron a la dura tarea de denunciar públicamente las injusticias. Uno de ellos fue el sacerdote dominico Fray Bartolomé de las Casas, quien en su obra Brevísima relación de la destrucción de las Indias escrita por el religioso en diciembre de 1542, apenas 50 años después del descubrimiento de América, realiza un detallado análisis de los crímenes cometidos por los conquistadores. Como ejemplo de sus críticas tomaremos el capítulo De la isla española en donde escribe: “(...) en la isla Española, que fue la primera, como dejimos, donde entraron cristianos e comenzaron los grandes estragos e perdiciones destas gentes e que priemro destruyeron y despoblaron, comenzando los cristianos a tomar las mujeres e hijos a los indios para servirse e para usar mal dellos e comerles sus comidas que de sus sudores e trabajos salían, no contentándose con lo que los indios les daban de su grado, conforme a la facultad que cada uno tenía (...) De aquí comenzaron los indios a buscar maneras para echar a los cristianos de sus tierras: pusiéronse en armas, que son harto flacas e de poca ofensión e resistencia y menos defensa (por lo cual todas sus guerras son poco más que acá juegos de cañas e aun de nimos); los cristianos con sus Cervera (1982) p. 219. La misma Iglesia en los últimos años, en especial, el Papa Juan Pablo II ha realizado un valiente y sincero pedido de perdón por el silencio cómplice de los católicos, en muchas ocasiones. Pero también hubo virtudes, gestos heroicos y siembras generosas que dieron sus frutos por millones 40 Conferencia Episcopal Argentina, Iglesia y Comunidad Nacional nº 6: “La Iglesia, (...) al predicar la fe e impartir el bautismo al indígena, reconocía su carácter racional y humano. Procediendo así, cultivaba en él la conciencia de la propia dignidad del hombre, hijo de Dios, e impulsaba al europeo al reconocimiento de esa dignidad”. 38 39 188 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 caballos y espadas e lanzas comienzan a hacer matanzas e crueldades estrañas en ellos” (sic).41 e) Ernesto Sábato y su reconocimiento a la labor humanista de España El escritor Ernesto Sábato, un año antes de la celebración del quinto centenario del encuentro de dos mundos escribió que “si la leyenda negra fuera una verdad absoluta, los descendientes de aquellos indígenas deberían mantener atávicos resentimientos contra España, y no sólo no es así sino que dos de los más grandes poetas de la lengua castellana de todos los tiempos, mestizos, cantaron a España en poemas inmortales: Rubén Darío en Nicaragua y César Vallejo en Perú”. En este estadio queremos recordar al genial Rubén Darío y su amor a América latina y a nuestra Patria.42 Y, se endurece el autor de Sobre héroes y tumbas al afirmar que “esa leyenda siniestra fue comenzada por las naciones que querían suplantar al poderoso imperio de la época: entre ellas Inglaterra, que no sólo cometió en el mundo entero atrocidades tan graves como las españolas, pero agravadas por su clásico racismo, que aún perdura, cometido hasta hoy por el imperio norteamericano; no únicamente contra los indios, sino, luego contra los llamados despectivamente hispanos”. Como así, también, Sábato recuerda a tantos que valientemente alzaron sus voces para denunciar abusos y crímenes, diciendo que “es una injusticia olvidar los nombres que lucharon por los indígenas y por la conservación de sus valores espirituales, como fray Bernandino de Sahagún; la escuela de Salamanca, con su derecho de gentes, y el nobilísimo dominico Bartolomé de las Casas que defendió encarnizadamente a los indios y que lejos de propiciar la trata de negros, como afirma una de las falsedades de la leyenda, luchó por ellos en nombre de una religión que considera sagrada la condición humana”.43 De las Casas (1992) pp. 14 y 15. El gran vate nicaragüense en inspirada armonía escribió “A Roosevelt” en Cantos de Vida y Esperanza, 1905 “(...) de la América ingenua que tiene sangre indígena,/ que aún reza a Jesucristo y aún habla en español (...) la América del grande Moctezuma, del Inca,/ la América fragante de Cristóbal Colón,/ la América católica, la América española,/ (...); esa América/ que tiembla de huracanes y que vive de Amor; hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive. Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol. Tened cuidado. ¡Vive la América española! / Hay mil cachorros sueltos del León Español. ... ¡Y, pues contáis con todo, falta una cosa: Dios!”. 43 Sábato (1991) p. 32. 41 42 189 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" f) Marco iushistórico “La historia de las reducciones jesuíticas del Paraguay o de las reducciones ‘guaraníticas’ - como algunos acertadamente las han denominado -, continúa siendo un tema de actualidad no sólo para los historiadores, sino incluso para los comprometidos con un proyecto más solidario y humano a favor de amplios sectores oprimidos y marginados, principalmente situados en el denominado hemisferio sur de nuestro complejo mundo globalizado”.44 “Llamamos reducciones a los pueblos de indios que viviendo a su antigua usanza en montes, sierras y valles, en escondidos arroyos, en tres, cuatro a seis casas solas, separados a legua, dos, tres y más unos de otros, los redujo la diligencia de los padres a poblaciones grandes y a vida política y humana a beneficiar algodón con que se visitan”.45 Las reducciones guaraníes estuvieron situadas en un estrecho contexto colonial. Pero progresivamente se fueron conformando durante siglo y medio de tal modo que, como ha subrayado el investigador y sacerdote Bartomeu Melià sj, “las reducciones jesuíticas ofrecieron una alternativa real dentro del mundo colonial. Por supuesto, el colonialismo es un gran mal. Pero dentro del mundo colonial, las reducciones ofrecieron una opción utópica, específicamente de que era posible luchar y crear de hecho un espacio geográfico y económico que durante un tiempo hiciera posible una colonia sin encomenderos (...) Desde mi punto de vista, los jesuitas tuvieron una técnica teológica y pastoral adecuada para resistir a aquellos que querían esclavizar a los indios (…) Las misiones jesuíticas o reducciones de guaraníes (...) puede ser leída como una utopía, con toda la tensión que hay en cualquier utopía”46, que es un ya y un todavía no. Esta utopía fue un cuestionamiento continuo frente al mundo colonial en lo humano, en lo social, y en lo económico. Este cuestionamiento llegó a ser cuestionamiento político, que no pudo, sin embrago, ser proseguido, y que fracasó porque quedó truncado al traicionarse la utopía a sí misma, es decir, al dejar de ser utopía.47 g) El jesuita construye la Ciudad “Hacer misión era politizar o sea cambiar las estructuras sociales y sobre todo las pautas culturales. El Segundo Concilio de Lima de 1577 decía 44 45 46 47 190 Gonzalez Dorado sj, Antonio, Tradición y novedad en la evangelización de las reducciones citado por Melià (2002) p. 71. Padre Antonio Ruiz de Montoya sj citado en Melià (1988) p. 122. Gonzalez Dorado sj, Antonio, Tradición y novedad en la evangelización de las reducciones citado por Melià (2002) p. 71. Melià (1988) p. 121. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 que ‘hay que enseñar a los indios a vivir políticamente’. Claro que aquí la vida política significaba vivir en ciudad”.48 h) La cuestión jurídica “Los portugueses continuaron en su propósito de ocupación de nuevos territorios y comenzaron a penetrar en las zonas limítrofes. Río Grande, que tenía guarniciones españolas fue tomada, y la de San Pedro, desalojada”. Gracias a los adelantos científicos de la época era posible establecer los grados exactos de la línea de Tordesillas, “cosa que no le conviene ya a los lusitanos”. Por esto crean “un nuevo principio. El de uti possidetis. Esta contingencia cambió el sistema de tratados entre España y Portugal. El 13 de enero de 1750 se firmó el convenio de Permuta, por el que Portugal renunciaba a sus derechos a la Colonia de Sacramento (BO). Y la España cedía al Brasil el territorio de las Misiones situadas entre el Uruguay y el Ibicuí, vasto y riquísimo país entre los 27 y 29,5 grados de latitud poblados en siete pueblos dotados de magníficos templos y de valiosas estancias de ganado (...) Pero el Tratado fue estéril y hasta perjudicial para España (...) Los bravos indios misioneros defendieron el territorio español, siendo sacrificados inútilmente”.49 “En cumplimiento del tratado de 1750, siete pueblos misioneros situados al este del río Uruguay debían pasar a poder de Portugal. La opinión pública de los pueblos del Plata, desfavorable al tratado, creó una situación que animó a los indios a resistir la entrega de sus bienes al enemigo más odiado. El espíritu de los indígenas fue caldeándose en las primeras medidas para cumplir el Tratado, y en 1753 obligaron a los destacamentos de demarcación de límites a retirarse”.50 La Colonia del Sacramento había perdido importancia para los ingleses y la corona española “se propuso cambiarla por las florecientes Misiones Orientales, compuestas por los siete pueblos misioneros de la parte oriental del río Uruguay; y de paso hacerse reconocer la soberanía portuguesa en Río Grande y Santa Catalina, hasta ese momento discutida por los españoles. Eso y una estrecha alianza con Portugal fue el objeto del Tratado de Permuta de 1750 (…) De paso alentó a la Compañía de Jesús a resistir la entrega de las Misiones Orientales, que llevó a la Guerra Guaranítica de los indios misioneros contra los ejércitos españoles y portugueses, prolongada de 1745 a 1756”.51 Idem., p. 122. Ravignani (1961) p. 23. 50 Monferini (1961) p. 211. 51 Rosa (1974) p. 358. 48 49 191 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" i) Obediencia al poder real “Las reducciones fueron utopía anticolonial pero no llegaron a ser política contra la colonia. Este fue el drama de la expulsión de los jesuitas que tuvieron que obedecer el sistema en contra de su ideal de justicia en favor de los indios que sólo pudo ser realizado a medias, y que al fin se volvió contra los indios y jesuitas a la vez”.52 “Los jesuitas llegaron a Lima el año 1568 enviados por su general Francisco de Borja, y mediante la concesión del rey Felipe II. El mismo Borja recuerda a los jesuitas enviados su obligación de mantener el respeto a las orientaciones y normas del reino colonizador, en el que se unían la autoridad política y la eclesiástica por los sucesivos privilegios concedidos por Roma a la Monarquía”.53 Por esto, en la película, el ‘padre Gabriel’ acata la decisión de las autoridades, y se opone al enfrentamiento que vendrá después, donde sí participa el ‘hermano Rodrigo’. Por ello pide ‘perdón’ a su superior ‘padre Gabriel’ porque faltará a la obediencia y participará en la defensa armada de la misión. En otro pasaje del film vemos, también, el tema de la obediencia cuando el mismo ‘hermano Rodrigo’ pide perdón, públicamente por mandato de su superior. j) Obediencia a las Leyes de Indias “Las reducciones de guaraníes en el Paraguay son la ilusión de que las Leyes de Indias pueden realizarse históricamente a través de la colonia”54 ; ya que “en general, en las misiones los jesuitas no hicieron otra cosa que cumplir, con estrictez, las más humanas y sabias disposiciones de las Leyes de Indias”.55 k) Falsos curas En una escena de la película vemos mucha desconfianza, de parte de los guaraníes, hacia ‘Rodrigo’ cuando, ya convertido en religioso, llega a la Misión con los jesuitas, vestido con sotana. Él, como encomendero, era un enemigo de los indios. Además eran ‘comunes’ los llamados padres fingidos, esto es, españoles vestidos con hábito talar (sotana). Algunos encomenderos Melià (1988) p. 129 Gonzalez Dorado sj, Antonio, Tradición y novedad en la evangelización de las reducciones citado por en Melià (2002) p. 72. 54 Melià (1988) p. 121. 55 Sierra (1944) p. 284 52 53 192 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 se disfrazaban de sacerdotes para confundir y capturar a los indios: “Tanto era el temor, que cuando el Padre Pons trabajaba en la reducción de Santiago Apóstol, solía vestirse como los indios para entrar en su busca, ya que cuando veían a algunos con el traje talar huían a la selvas por miedo a ser llevados”.56 C) La guerra gaucha57 a) Temporalidad de la película En la misma fecha, 20 de noviembre de 1942, Día de la Batalla de la Vuelta de Obligado, (hecho no casual58) se estrenó Upa en apuros, cortometraje de Tito Davinson, con argumento de Dante Quinterno.59 b) La guerra gaucha y Patoruzú El genial Dante Quinterno, autor de Patoruzú y tantas caricaturas memorables, que llenaron de imaginación y sonrisas nuestra infancia, “inspirado por las obras de los hermanos Fleischer y Walt Disney, decide realizar un cortometraje animado de 12 minutos. El 20 de noviembre de 1942, en el estreno de La guerra gaucha se presenta Upa en apuros, un dibujo animado a todo color, de altísimo nivel. Este corto que adapta la primera aventura del diario El Mundo (El Gitano 56 57 58 59 Martini (1988) pp. 213 y 214. Pelicula de Lucas Demare (1942), guión Lucas Demare sobre el libro de Leopoldo Lugones, adaptación Ulyses Petit de Murat y Homero Manzi, fotografía Bor Roberts, música Lucio Demare, intérpretes Enrique Muiño, Francisco Petrone, Angel Magaña. Años después, por iniciativa del historiador Dr. José María Rosa se instituyó ese día como el de la Soberanía Nacional, mediante la Ley n° 20.770. Quinterno (2004) pp. 19 y 20. En p. 9 cita a Roberto Fontanarrosa, Huija chei!: “Patoruzú es, a mi juicio, el gran personaje de la historieta argentina. El más clásico, el más popular, merecedor de mezclarse en el Hall de la Fama con Fangio, Gardel, Perón, Mafalda y Maradona. Y, como a todos los ídolos populares me suena inconducente cuestionarlos (...) Pero hay otra cosa en Patoruzú que lo exalta y lo define; marca una época, remite a un tiempo. Es cierto que aquí entran a jugar de mi parte, y en gran medida, la nostalgia y la remembranza...Yo no podría, por ejemplo, revivir cabalmente el espíritu de fin de año en aquel Rosario húmedo y agobiante (sin aire acondicionado y con espirales Buda para los mosquitos) sin asociarlo con el Patoruzú de Oro. Se alinean en la memoria, codo a codo, el arbolito de Navidad, el pan dulce, las cañitas voladoras, el fuentón con hielo para las bebidas tapado con una arpillera y el Patoruzú de Oro. Más grande, más gordo, más prometedor que las ediciones quincenales, mi viejo me lo compraba cuando yo ya me ponía insistente (...) Lo vemos a menudo en las banderas de algunas hinchadas futbolísticas, lo recordamos siempre ante cada corajeada quijotesca de cualquier tipo que va al frente sin medir riesgos, defendiendo una causa que cree justa”. 193 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" Juaniyo) junto a la primera aparición de Upa realizada por el Sindicato Dante Quinterno, tuvo un costo muy alto”.60 c) La década del ‘40 Son los años del nacionalismo argentino. Dentro del pensamiento nacionalista de los años 1940 encontraremos distintos grupos con rasgos propios que le confirieron su impronta. En aquellos años del pasado siglo, una de sendas librerías de la ciudad de Santa Fe, promocionaba en El Litoral, diario vespertino local, las novedades que tenían sus vastos anaqueles. La totalidad de esos libros eran de autores del pensamiento católico o ideas nacionalistas.61 Una aproximación a estos grupos los clasificaría en: Nacionalismo Republicano con Ernesto Palacio, Bruno Jacovella62; Nacionalismo Restaurador (para algunos autores será un Nacionalismo Doctrinario), más ligado al pensamiento católico, entre otros, P. Julio Meinvielle, P. Leonardo Castellani, Carlos Ibarguren, Gustavo Martinez Zuviría, Marcelo Sánchez Sorondo, Máximo Etchecopar, Mario Amadeo, Tomás Casares, Roberto de Laferrère, Francisco Luis Bernárdez, Héctor Llambías, Vicente Sierra, Manuel Gálvez, César Pico; Nacionalismo Popular (o populista63) con un grupo de notables argentinos como Arturo Jauretche, Homero Manzi (coautor del guión de La guerra gaucha y de poesías de tangos entrañables como Sur, Che bandoneón, Milonga triste, Malena con música de Lucio Demare, compositor, también, de La guerra gaucha), Leopoldo Marechal, Raúl Scalabrini Ortíz, José María Rosa (coautor del guión del film Juan Manuel de Rosas). Y una categoría singular llamada Nacionalismo Provincianista que Zuleta Álvarez64 atribuye a Bruno Jacovella, como una línea crítica al espíritu revolucionario del interior o las provincias. 60 61 64 62 63 194 Quinterno (2004) p. 20: “El autor sigue siempre al frente de su editorial en el doble rol de artista y empresario, supervisando absolutamente todo lo que se hace con sus personajes, ya sea un cortometraje animado, los proyectos de serie de televisión de Isidoro, o la imagen de Patoruzú para la exposición América ‘92. Dante Quinterno, artista, creador inagotable, visionario, se mantuvo -hasta su fallecimiento el 14 de mayo de 2003-, dedicado a su personaje, el gran cacique Patoruzú que, a más de 75 años de su primera -y esporádicaaparición, sigue siendo un clásico indispensable de la historieta nacional”. Vid. Diario El Litoral, Santa Fe 1 de junio de 1942, p. 5, publicidad de la librería Castellví Hnos. en sección libros: Ernesto Palacio, La historia falsificada, $ 1.45; H. Belloc, Richelieu, $ 3.50; Gilbert K. Chesterton, Autobiografía, $ 9; M. G. Sarfatti, Mussolini. El hombre y el Duce; $ 5. Zuleta (1975) pp. 457 y 476. Buchruker (1987) p. 258; Zuleta (1975) pp. 511 y 512. Zuleta (1975) p. 468. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 Los años que van desde el 1930 y 1950 del siglo pasado, aproximadamente, mostraron un pródigo desarrollo de instituciones y ámbitos de estudio y reflexión sobre la tradición y culturas nacionales. Uno de esos fueron los Cursos de Cultura Católica que, fundados en el año 1922, “alcanzan progresivamente su mayor plenitud” entre los años 1928 a 1944.65 Una de las actividades de estos cursos fue la creación del Convivio, que, “surgido en 1927 como una actividad colateral dedicada, en principio, a un público de escritores y artistas, a poco de andar, por la amplitud de su convocatoria, por el eco que difundió su mensaje, vino a asumir el otro rostro de los Cursos”66, para acompañar algunos hechos artísticos de raíz popular, entre ellos “el Departamento de Folklore, dedicado al estudio y cultivo de las tradiciones populares”.67 Al año siguiente del estreno de la La guerra gaucha, en 1943, se crea el Instituto Nacional de la Tradición.68 Quizás podríamos encontrar frutos de esa siembra, 20 años después, en la música y en el cine.69 65 66 67 68 69 Para un conocimiento de los Cursos de Cultura católica y su extraordinaria obra espiritual e intelectual las memorias de Sánchez (2001) pp. 51 y ss. También vid. Lasa (1994) pp. 36, 59 y ss. Sánchez (2001) p. 57: “Cuando tal mensaje, (...) transmitido de persona a persona, cobra dimensiones colectivas, se produce un movimiento ascensional en el alma de cuantos los reciben por la alegría de sentirse en posesión de certezas nobles y fecundas. Para todos nosotros, los Cursos eran por antonomasia ese Convivio que sintetizaba por su vocación de excelencia; presidido por el chispeante talento de César Pico (...) en cuya mente se traslucía su copiosa y casi virginal capacidad de admirar, dedicaba sus improvisados ensayos verbales a los argentinos que escribieron sobre la patria: al Lugones de la prosa jadeante de La guerra gaucha y al de la cruzada sin regreso que comenzó en La hora de la espada; y al poeta Lugones, tierno en la intimidad de sus versos de amor, al cantor de nuestra tierra desnuda durante la Conquista como un lirio y después vestida con la exuberancia de los ganados y las mieses que describió en el Libro de los paisajes; al poeta lírico que adornó a la argentina con las galas de la gloria y las promesas del pródigo vaticinio”. Rivero de Olazabal, Raúl (1986) Por una cultura católica. El compromiso de una generación argentina (Buenos Aires, Editorial Claretiana) p. 200, citado por Lasa (1994) p. 36. Carrizo no abandonó su tarea hasta casi veinte años después, en que se lo designó director del Instituto Nacional de la Tradición (1943). Entre 1933 y 1939 fue publicado el material correspondiente a los cancioneros populares de Salta, Jujuy y Tucumán, y en 1942 dio a conocer el de La Rioja. Cfr. Chávez (1996) p. 97, Chávez (1983) p. 111. Veinte años después, las décadas del ’60 y ‘70 del siglo pasado cosechó los desvelos y las fatigas de tantos artistas e intelectuales y se conoció un renacer del folklore con manifestaciones bellísimas y de alto contenido artístico y varias producciones cinematográficas dedicadas a exaltar a ‘héroes’, hombres y mujeres de la historia argentina. 195 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" D) Güemes, la tierra en armas70 70 71 196 y Juan Manuel de Rosas71 Película de Leopoldo Torre Nilsson (1971), guión Leopoldo Torre Nilson, Ulyses Petit de Murat, Luis Pico Estrada y Beatriz Guido, música de Ariel Ramírez. (Beatriz Guido mujer de Leopoldo Torre Nilson, e hija del Arquitecto Ángel Guido, creador del Monumento a la Bandera en las barrancas del río Paraná, en la Ciudad de Rosario, en el lugar en el que el General Manuel Belgrano desplegara por vez primera el pabellón nacional. El Arquitecto Guido, junto a otros, como el Noel y el Buschiazzo renovaron la arquitectura del siglo pasado. Fueron arquitectos paradigmáticos y representativos del “movimiento de la ‘Restauración nacionalista’ siguiendo el título de la obra de Ricardo Rojas (1909) significa un primer intento de hacer una arquitectura americana con un sustento teórico propio. Su factibilidad se relaciona con una serie de importantes hechos sociales y culturales que se vinculan al agotamiento del modelo liberal, a la revolución mejicana y al surgimiento de los movimientos indigenistas e hispanistas”. (Gutiérrez, 1992, p. 533). Gutiérrez, 1992, pp. 557 a 561 luego destaca que, “la imposibilidad de una referencia formal fuerte en el propio contexto arquitectónico colonial argentino, llevará a Guido -como a Noel- a apelar al repertorio peruano-boliviano (especialmente ‘el arequipeño’), incorporándole rasgos hispánicos (platerescos y barrocos) y posteriormente californianos, es decir un eclecticismo más aunque sin salirse de su andarivel. Quizás su mayor aporte pueda verse en la apertura que significó su preocupación urbanística y su sentido de integración de estas propuestas en ese marco. Sus planes de Tucumán y Salta son de sumo interés, aunque la sanción de una legislación neocolonial para construir un ‘estilo español o sus derivados’ de esta última ciudad (1954) significó la pérdida de la mayoría de las casas auténticas. La sistematización urbana de Luján, con recovas neocoloniales fue el logro más concreto del movimiento en esta escala (...) El surgimiento de la arquitectura neocolonial en Argentina y Uruguay estás vinculado no tanto a la conciencia de los propios valores, sino a la opresiva convicción de que estos países carecían ya de identidad propia americana, después del aniquilamiento del criollo y del aluvión inmigratorio. En el plano de la arquitectura la reacción vendrá por parte de los estudiantes hastiados de proyectar con monsieur Karman o monsieur Carrier (...) confluyeron dos hechos esenciales para el desarrollo de una nueva propuesta: la movilización estudiantil y la prédica teórica de Martín Noel (…) La prédica de Martín Noel (1888-1963) seguirá un camino (...) más vinculado a las tendencias hispanistas. Su militancia en el radicalismo y su extracción social le dieron dos pautas de apoyo fuertes para alcanzar rápido eco en su prédica comenzada en 1914. Noel descubre América en sus viajes por Perú y América lo que le permite escribir con una perspectiva diferente sobre los temas ya que su conocimiento europeo se complementa. Su intención de explicar la vinculación entre la producción arquitectónica andaluza del siglo XVIII y la americana es sumamente importante (...) La obra de Noel abarcó un amplio campo desde restauraciones de edificios históricos (Cabildo de Luján) hasta obras rurales y urbanas”. Película de Manuel Antín (1972), guión del abogado e historiador Dr. José María Rosa y de Manuel Antín, música Adolfo Morpurga y canciones de Alberto Merlo, Juan Rosa y Juan Giunchetti. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 a) Temporalidad de las dos películas Güemes, la tierra en armas fue estrenada el 07 de abril de 1971, en el mismo año que otra película histórica Bajo el signo de la Patria de Mugica. El año anterior,1970, el mismo director Leopoldo Torre Nilson había estrenado El Santo de la Espada, sobre el libro del escritor nacionalista Ricardo Rojas, con guión de otro escritor nacionalista católico, Ulyses Petit de Murat que, 30 años antes colaborara en la adaptación cinematográfica de La guerra gaucha. A comienzos de la década del ‘70, la Nación se encontraba (nuevamente) en manos de un gobierno de facto que había irrumpido el poder en el año 1966 derrocando al radical del Pueblo Dr. Arturo Illia. Pese a la proscripción del peronismo algunos sectores sindicales simpatizaron, al principio, con esta experiencia nacionalista y corporativa que encarnaba Onganía, jefe de la denominada Revolución Argentina. Un militar de ideas católicas integristas al que sectores nacionalistas y filoperonistas vieron, inicialmente, con interés. b) Escenario internacional Muerte del mítico Ernesto ‘Che’ Guevara combatiendo en los montes bolivianos en 1967. Protagonista junto a Fidel Castro de los acontecimientos de Sierra Maestra de 1959 y del triunfo de la revolución cubana derrocando al régimen totalitario del dictador Fulgencio Batista. Jean Paul Sartre, escritor y filósofo francés nacido en 1905, popularizó el existencialismo a través de novelas como La Nausée, Les chesmin de la libertè y dramas como Les mouches. Entre sus obras netamente filosóficas L’etrè et le nèant. De gran influencia en la posguerra y en los movimientos juveniles y revolucionarios de los años ‘60 y ‘70. Premio Nobel en 1964, al cual renunció. Mayo francés o Mayo del ‘68, movimiento revolucionario estudiantil francés ocurrido en la primavera del año 1968, consistió en una prolongada huelga estudiantil al gobierno del general De Gaulle en la que estudiantes y obreros se unieron solidariamente a causas como el comunismo, el rechazo a la guerra de Vietnam, el anarquismo, la libertad sexual. Son recordados sus slogans o graffitis como “Seamos realistas, exijamos lo imposible”; “La imaginación al poder”; “El aburrimiento en contrarrevolucionario”. El Mayo Francés cuestionó los modelos burocráticos de raíz soviética, renegó del capitalismo y produjo una revolución sexual en los jóvenes de clase media y media alta. Se vincula con otros movimientos insurreccionales del mundo: en nuestro país, al poco tiempo con el Cordobazo (principio de la caída del gobierno de facto de la Revolución Argentina), con la revolución cultural china, 197 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" la guerra de Vietnam, la guerrilla latinoamericana, y la victoria del socialista Salvador Allende en Chile. Vietnam, paradigmático enfrentamiento de la guerra fría en el mundo bipolar dividido entre las dos potencias (EE.UU. y URSS) ocurrido entre los años 1965 y 1975. En los ‘60 el gobierno comunista mediante el Viet-konk (guerrillas de agitación comunista) realizan acciones que desembocan en la intervención americana y da inicio a la guerra, brutal y de gravísimas consecuencias económicas y políticas para los EE.UU. La guerra, en la que EE.UU. es derrotado finalizó, en medio de contrarias manifestaciones populares y de la oposición de la opinión americana en los años ‘70. Fue un hito en la historia de los EE.UU. La derrota de EE.UU. fue un duro golpe que lastimó profundamente el orgullo de los americanos y una lesión a la creencia de que eran invencibles. Apareció como dato nuevo el denominado Síndrome de Vietnam en sus veteranos y jóvenes americanos y las acciones bélicas y sus consecuencias manifestaron el desprestigio mundial de EE.UU. Este será el contexto político de películas que podríamos agruparlas como de búsqueda o restauración de valores nacionales, románticos, que indagarían en lo autóctono una respuesta a la crisis mundial y a la rebeldía de miles de jóvenes: Martín Fierro (1968), El Santo de la Espada (1970) y Güemes, la tierra en armas (1971), de Leopoldo Torre Nilsson; Don Segundo Sombra (1969) y Juan Manuel de Rosas (1972), de Manuel Antín; Bajo el signo de la Patria (1971), de Mugica; e Hipólito y Evita (1973), de Trucco. Bibliografìa citada Abásolo, Ezequiel (2006): El derecho de un nuevo orden social cristiano. Los católicos argentinos frente a la crisis del régimen jurídico liberal (19281957) (Buenos Aires, Educa, Universidad Católica Argentina) 181 p. Ballesteros, Juan Carlos Pablo (1979): La educación jesuítica en las reducciones de guaraníes (Paraná, Universidad Nacional de Entre Ríos) 70 p. Brenner, Fernando (1993): “Adolfo Aristarain”, Jorge Miguel Couselo (director): Los directores del cine argentino (Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, Instituto Nacional de Cinematografía) 65 p. Buchruker, Cristián (1987): Nacionalismo y peronismo. Argentina en la crisis ideológica mundial 1927 - 1955 (Buenos Aires, Sudamericana) 410 p. Carrière, Jean Claude (1997): La película que no se ve (Barcelona, Paidós) 172 p. 198 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 Caparrós Lera, José María (1997): 100 películas sobre historia contemporánea (Madrid, Alianza Editorial) 779 p. Cervera, Manuel (1982): Historia de la Ciudad y Provincia de Santa Fe (Santa Fe) Tomo I. Chávez, Fermín (1996): La conciencia nacional. Historia de su eclipse y recuperación (Buenos Aires, Ediciones Pueblo Entero) 126 p. _____ (1983): La recuperación de la conciencia nacional (Buenos Aires, Peña Lillio editor) 144 p. Coll, Mercè, Selva, Marta y Solà, Anna (1995): “Cien años de cine: propuestas y orientaciones”, Cuadernos de Pedagogía (n° 242): pp. 14 – 33. Torre, Saturnino (1996) (coordinador): Cine formativo : una estrategia innovadora en la enseñanza (Barcelona, Ediciones Octaedro) 188 p. De la De las Casas, Bartolomé (1992): Brevísima relación de la destrucción de las Indias (Barcelona, Ed. Cambio) 109 p. Fay, L. C., Strang, R., Darrel Barnard, J., Fehr, H. F., Mclendon, J. C., Penix, F. C. (1970): Didácticas especiales para la enseñanza media (Buenos Aires, Librería del Colegio) 31 p. García Delgado, Daniel (1994): Estado y sociedad (Buenos Aires, Flacso) 296 p. Gianello, Leoncio (1978): Historia de Santa Fe (Buenos Aires, Editorial Plus Ultra) 479 p. Gutiérrez, Ramón (1992): Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica (Madrid, Ediciones Cátedra S.A.) 776 p. Halperín Donghi, Tulio (1972): Argentina. La democracia de masas (Paidós, Buenos Aires) 173 p. Lasa, Carlos Daniel (1994): Tomás Darío Casares (Buenos Aires, Ediciones Gladius) 208 p. Litwin, Edith (2000): “Los medios en la escuela”, Litwin, Edith (comp.), Tecnología educativa. Política, historias, propuestas (Buenos Aires, Paidós) pp. 185 – 202. 199 Rondina, Gerardo y Angelucci, María Soledad (2012): "EL USO DEL CINE EN LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA" ____ (2010): “La Universidad analiza nuevos métodos para potenciar los aprendizajes”, Leila Mesyngier (entrevistadora), Diario Clarín (sección Guía de la enseñanza), domingo 21 febrero 2010. Maggio, Mariana (2000): “El campo de la tecnología educativa: Algunas aperturas para su reconceptualización”, Litwin, Edith (comp.), Tecnología educativa. Política, historias, propuestas (Buenos Aires, Paidós) pp. 25 – 39. Marías, Julián (1990): “Reflexiones sobre el cine”, Discurso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 16 diciembre 1990. Disponible en <www.aulacreativa.org/cineducacion>, fecha consulta: 14 diciembre 2011. Martini, Mónica (1988): “Los guaraníes y los sacramentos”, Teología (nº 50): pp. 245 – 252. Melià, Bartomeu (1988): El guaraní, conquistado y reducido (Asunción, Ceaduc) 298 p. _____ (2002): Historia inacabada, futuro incierto (Asunción, Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, sede regional Itapúa, Paraguay) 611 p. Monferini, Juan M. (1961): “La Historia Militar durante los siglos XVII y XVIII”, Historia de la Nación Argentina (Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia) Tomo IV. Ponsati, Arturo (1991): Lecciones de historia de las instituciones (Buenos Aires, Astrea) 639 p. Quinterno, Dante (2004): Patoruzú (Buenos Aires, Biblioteca Clarín de la Historieta nº 7) 335 p. Ravignani, Emilio (1961): “El Virreynato del Río de la Plata (1776-1810)”, Historia de la Nación Argentina (Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia) Tomo IV. Roig, Hebe (2003): “Lecturas de lo audiovisual en clases universitarias”, ponencia presentada en Congreso Latinoamericano de Educación Superior en el Siglo XXI, septiembre de 2003, San Luis, República Argentina. 200 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 171 - 201 _____ (2000): “Un análisis comunicacional de la televisión en la escuela”, Litwin, Edith (comp.), Tecnología educativa. Política, historias, propuestas (Buenos Aires, Paidós) pp. 93 – 122. Romero, Luis Alberto (1996): Breve historia contemporánea de la Argentina (Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica) 414 p. Sábato, Ernesto (1991): “Ni leyenda negra ni leyenda blanca”, Diario Página 12, Buenos Aires, 21 abril 1991. Sánchez Sorondo, Marcelo (2001): Memorias. Conversaciones con Carlos Payá (Buenos Aires, Editorial Sudamericana) 253 p. San Martín, Raquel (2004): “Primer año. El desafío de dar clase a los recién llegados”, Diario La Nación, sección 9 Universidades & Posgrados, 5 septiembre 2004. Selltiz, C.; Jahoda, M.; Deutusch, M.; Cook, S.W. (1976): Método de Investigación en las relaciones sociales (8ª edición, Madrid, Ediciones Rialp) 670 p. Sierra, Vicente (1944): El sentido misional de la conquista de América (Buenos Aires, Huarpes) 403 p. Sirvén, Pablo: “Columbine: ¿ejemplo o antídoto?, columna ‘Entrelíneas’”, Diario La Nación, sección 4 Espectáculos, 3 octubre 2004 Tapie, Víctor Lucien (1970): El Barroco (Buenos Aires, Editorial Eudeba) 151 p. Zuleta Álvarez, Enrique (1975): El Nacionalismo Argentino (Ediciones La Bastilla, Buenos Aires) Tomo II. 201 ENSAYOS La división de poderes y su control por medio de la prensa* The control of the Political Power by the press and the division of power Sergio Peña Neira** Resumen: El objeto de este trabajo es analizar las posibles relaciones entre Milton, Tocqueville, Bello y Portales en torno al beneficioso control de la prensa sobre el Estado y, particularmente al Poder Judicial, hasta nuestros días. Este tema nace del estudio sobre instituciones jurídicas que han sido redescubiertas por su importancia para la libertad de prensa. * ** Este texto constituye parte de la investigación doctoral del autor que fuere aprobada con el calificativo de sobresaliente, suma cum laude, en el Diploma de Estudios Avanzados, Universidad de Huelva y Andalucía, febrero de 2011. Fue presentado en las XL Jornadas Chilenas de Derecho Público: El principio de separación de poderes, celebradas en la Universidad de Valparaíso, 2010. Profesor de Metodología de la Investigación Jurídica e Introducción al Derecho, en la Escuela de Derecho de la Universidad Andrés Bello (Santiago) y Derecho internacional en la Escuela de Comercio internacional de la Universidad del Mar y en la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso. Profesor invitado en la Universidad de Chile. Licenciado/Magíster en Relaciones internacionales y europeas. Licenciado en Ciencias Jurídicas. Ph. D. (c) in Law, D.E.A. Programa de Doctorado en Ciencias Jurídicas. <sergio. [email protected]>. Artículo recibido el 13 de octubre y aprobado el 29 de noviembre de 2011. 205 Peña Neira, Sergio (2012): "La división de poderes y su control por medio de la prensa" Palabras clave: independencia poder judicial – separación de poderes – control de la prensa ABSTRACT: The main aim of this article is the analysis of the possible relationships between Milton, Tocqueville, Bello and Portales on the benefits of the press control on the state, particularly on the judicial power until today. This topic arose due the research on important juridical institutions with relevance to the freedom of the press. KEYWORDS: independence of the judicial power - separation of power - control of the press Introducción En términos generales, el Poder Judicial no puede dejar de actuar con independencia.1 La misma puede ser en el interno de tal poder del Estado o respecto de las demás poderes aunque siempre exista, conforme lo señala Casarino, una suerte de relación entre poderes.2 El Estado y sus poderes, a su vez, actúa, en muchos casos, de manera arbitraria. Si bien existen remedios jurídicos, la prensa ha sido de antaño la que ha controlado a los Poderes del Estado. Una prensa debidamente controladora legitima al Estado y auxilia a la división y a la intercomunicación entre los poderes del Estado. Esta noción de orden y libertad, muy propia del liberalismo del s. XVIII se mantiene hasta el día de hoy en el concepto de Estado de Derecho, adscripción irrestricta a normas jurídicas por el Estado, donde, desde una perspectiva política nos agrupamos en torno a los conceptos de libertad y orden.3 No se debe olvidar que todos ellos podrían representar una vertiente liberal en la Historia de las Ideas Políticas aunque respecto de los dos últimos, al menos políticamente, se les ha situado debido al extremo interés en el orden del Estado en Chile, dentro de la corriente conservadora. Sin embargo, todos ellos fueron adalides de la responsabilidad de la prensa en materia de orden sistemático de la administración pública unida a una serie de libertades, en algunos casos promovidas por Milton en La Aeropagita4, otras estudiadas y positivamente evaluadas por Tocqueville en 3 4 1 2 206 Sobre el punto Rivacoba Vid. Peña (1992). Casarino (2006). Al respecto el opúsculo de Agustín Squella (1981). Milton (1637), Milton (1644). Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 205 - 214 la obra La Democracia en América5 también expresada por Bello en algunas de sus crónicas u opiniones en El Araucano y, finalmente, expresadas por Portales en algunos mensajes, cartas y actos administrativos que se proyectan hasta hoy. Esto, finalmente, se proyecta a los poderes del Estado y particularmente a la estructura del Poder Judicial y es necesario analizar la influencia sobre este poder del Estado por parte de la prensa. Breve excurso sobre el Poder Judicial y su independencia Uno de los problemas que interesó con mayor vehemencia a Rivacoba fue el de la organización del Poder Judicial particularmente su estructura y forma del mismo. En las reuniones o seminario, como gustaba llamarlo él de los días martes en la Universidad de Valparaíso, solía conversar y argüir, con vehemencia, acerca de la necesidad de estudiar el problema de la estructura del Poder Judicial6 y particularmente su independencia lo que motivó una reseña sobre el asunto que se publicara en el Anuario de Filosofía Jurídica y Social de 1999.7 Allí expliqué cómo Owen Fiss profesor de la Universidad de Yale, alabó la distinción entre independencia ad intra y ad extra en el Poder Judicial. En este estudio nos centraremos en la última8, en la independencia del Poder Judicial respecto de otros poderes política y jurídicamente constituidos de manera constitucional así como de otros poderes que si bien se encuentran legalmente constituidos no se encuentran políticamente consagrados en la división, clásica ya desde Montesquieu, de los poderes de la polis, me refiero a la prensa en sentido amplio (escrita, radial, etc.). En este sentido quiero establecer el campo en palabras de Bordieu, sobre el cual se desarrollará esta exposición, a saber un supuesto de hecho, como lo plantea Kelsen, en que un medio de comunicación critica el actuar de la Administración Pública, particularmente de uno de sus miembros, en este caso del Poder Judicial y las consecuencias que de ello puede llevarse. Debe entenderse que la tal crítica no se hace en virtud de una sentencia judicial sino del actuar de 5 6 7 8 Tocqueville (1854a). Al respecto, Terol Becerra, Manuel, Curso sobre las personas y la familia, Doctorado en Ciencia Jurídica, Historia, Dogmatica y Derecho Comparado, Huelva, España, 17 de febrero de 2009. Peña (1992). La Corte Interamericana de Derechos Humanos se ha centrado en otorgar a este tipo de independencia el carácter de ius cogens y deben ser respetadas y aplicadas en todo procedimiento siendo uno de los elementos esenciales del debido proceso. Cfr. Abreu (2007) pp.640 y 643, Chaires (2004) pp. 524 y 530. 207 Peña Neira, Sergio (2012): "La división de poderes y su control por medio de la prensa" tal poder en cuanto parte de la Administración Pública, por ejemplo, en los sistemas de calificación de sus miembros. Las preguntas que animan esta investigación son si la prensa posee tal atribución, si la posee, cuál es el límite, cuáles son las opiniones de James Milton, Alexis de Tocqueville, Andrés Bello y Diego Portales sobre este punto y cuáles son las consecuencias políticas y jurídicas de la misma. En principio las respuestas a la preguntas son las siguientes, la prensa tiene tal atribución limitada a la responsabilidad ética y jurídica derivada de la misma, responsabilidad fijada por la pluma de don Andrés Bello y las ideas de Diego Portales influidas, en nuestra opinión por la obra de James Milton, precisamente ratificada por la obra de Alexis de Tocqueville. Es dable indicar que este texto que se presenta en estas jornadas posee como estudio previo a dos autores ampliamente conocidos en la literatura extranjera pero relativamente desconocidos en la nuestra, John Milton9 y Alexis de Tocqueville10. Del primero es posible señalar su interés por esta materia aun siendo de origen puritano, y el estudio de que ha sido objeto durante los últimos años en España por Nieves Saldaña, de Huelva, quien ha desarrollado su tesis doctoral sobre esta materia.11 Sobre el segundo, liberal o al menos situado dentro de la dicha corriente de pensamiento político, se desarrolla buena parte de mi investigación junto al ex profesor de la Universidad de Valparaíso Dr. J. García - Huidobro y respecto del cual efectuara una primera clase en 1992. Luego se ha constituido en una fuente de estudio constante en razón de la idea de democracia y de su análisis sobre la sociedad norteamericana. Este no es un tema baladí ni en Chile ni en los países de origen de cada uno de los autores mencionados porque siempre existe y existirá, de manera permanente, la noción de orden y libertad en las relaciones de la Administración Pública con la prensa. En torno a Milton y Tocqueville Es necesario apuntar que Milton y Tocqueville se han referido al tema de la libertad de prensa. El primero, John Milton, efectúa un análisis en el texto Aeropagítica del tema.12 Milton es conocido entre nosotros por la in- 9 11 12 10 208 Milton (1637). Respecto de Milton podemos citar el texto del profesor Miranda (1999). Tocqueville (1854b), Godoy (1983). Saldaña (2001) pp. 175 - 211. Debo su texto en español a la profesora Nieves Saldaña. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 205 - 214 fluencia de su poesía más que su prosa pero la última produjo el texto que analizaremos. No nos detendremos en la vida de Milton sino para expresar que pertenecía a un pequeño grupo inglés de carácter selecto en cuanto a su conocimiento y estudio y que fue un enamorado de la literatura y de la prosa, en definitiva, era un puritano de los ss. XVI y XVII. Este autor lucha a favor de tolerancia y libertad de sus derechos y de quienes deseen expresarse por los medio de comunicación, entonces comunicación escrita. Estoa derecho fueron restringidos en la Inglaterra de los ss. XVI y XVII a religiones que no fueren la oficial o grupos religiosos de tal carácter. La Revolución puritana trajo consigo una mirada de respeto y de aprecio a la tolerancia de las personas en un marco religioso pero modificándose hacia una concepción de carácter racional y secular. Lo que se produjo entonces fue un férreo control del Monarca de cualquier obra impresa de radicales y toleracionistas, estableciéndose un rígido sistema de censura.13 En este sentido el puritanismo se relaciona con Alexis de Tocqueville, el segundo de los autores citados, en cuanto éste reconoce al puritanismo la suerte de ser la base o fundamento del Nuevo Mundo (en su caso, los Estados Unidos de Norteamérica).14 Es posible pensar, por cierto, que dicha tradición llevó, finalmente, a defender la libertad de prensa e información en los Estados Unidos de Norteamérica y a influir, a través de don Andrés Bello y don Diego Portales, la regulación del control de la prensa y a la prensa por la Administración Pública. El sentido de la Aeropagítica de Milton fue, como lo indica el mismo autor, el siguiente: “Escribí la Aeropagítica, a fin de exponer las razones de las limitaciones de lo que en las misma se indica; que el poder de determinar lo que era verdadero y era falso, lo que debería ser publicado y lo que debería ser suprimido, no debería ser entregado a un grupo pequeño de individuos iletrados (sin literatura) y no liberales, quienes se niegan su permiso a cualquier trabajo que contenga visiones de sentimientos que no van más allá que las supervisiones vulgares”.15 Como se sabe, este discurso de Milton, propugnando la libertad de expresión y contrario al control de las expresiones escritas nace para atacar un Decreto de la Corona Inglesa donde se expresa el control previo de los Saldaña (2002) pp. 175 - 211. Ibídem. 15 Milton (1637) p. 74. Existe otra edición que usaremos aquí Milton (1868) p. 74. Que es la que se utiliza en lo sucesivo. 13 14 209 Peña Neira, Sergio (2012): "La división de poderes y su control por medio de la prensa" escritos, panfletos, libros y otros medios escritos.16 Este Decreto se denomina en inglés Decree of the Starre - Chamber, concerning printing (July, 11st, 1637).17 A su vez se extendió a través de una Order de la Casa de los Comunes de 1641 (1642) y otra de la misma Casa en 1642 (1643) y finalmente otra Order de la misma Casa con la de los Señores (Lords) con el mismo objeto.18 Cita Milton a Eurípides (Milton era un gran especialista en poesía griega): “Es verdadera libertad cuando hombres nacidos libres, debiendo dar consejo en lo público, pueden hablar libremente (…)” que define el objeto de la controversia. Une la idea de destrucción de libros a la destrucción de la imagen de Dios porque al destruirse un hombre se destruye una criatura y con lo anterior, la criatura fue creada a imagen y semejanza de Dios de donde deduce el autor que destruye a Dios, por extensión. Así también efectúa un análisis del Imperio Romano bajo el Cristianismo y cómo se destruyó en innumerables ocasiones, los libros por heréticos u otros fundamentos religiosos.19 Bello y Portales El Decreto 14 de junio de 1830 cuyo texto está firmado por Portales indica en lo que nos interesa que: “Santiago, 14 de junio de 1830. Considerando que la imprenta bien dirigida es uno de los medios más poderosos para mantener la regularidad y pureza de los empleados en el desempeño de sus funciones públicas. Considerando que el escandaloso abuso que se ha hecho de ella, convirtiéndola en un instrumento de pasiones maléficas, la incapacita para ejercitar este saludable influjo, y lo hace más a propósito para extraviar que para dirigir la opinión; que aún las acusaciones fundadas que se lanzan por la imprenta contra aquellos que abusan de sus facultades en daño del público, no excitarán la atención que debieran, vertiéndose por un órgano habitualmente depravado; que los acusados se escudan con la licenciosidad de la prensa para no sincerar su conducta; y que este orden de cosas, confundiendo a los buenos servidores del Estado con los Ídem., pp. 9 - 10. Es interesante reconocer allí muchas de las normas que en materia de libros se establecen hasta hoy en nuestras leyes, por ejemplo, el depósito de un número de ejemplares en manos de las autoridades y otros. 17 Ídem., p.7. 18 Ídem., pp. 24 y 25. 19 Ídem., pp. 35 y 38. 16 210 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 205 - 214 prevaricadores, compromete igualmente el honor de todos ellos i cede en desdoro del gobierno”.20 Estos conceptos, en nuestra opinión vertidos en el texto por don Andrés Bello bajo las órdenes de Portales, demuestran la relación de Bello y Portales con la imprenta. La imprenta dirige la opinión, mantiene la regularidad y la pureza de los funcionarios públicos y que con el abuso de la misma se generan las consecuencias de caer en pasiones maléficas, no excitan la atención debido a haberse vertido por órganos depravados, la excusa de la licenciosidad de la prensa para no sincerar la conducta y generando la confusión entre bueno servidores del Estado con prevaricadores que finalmente, esta es una conclusión que cae de suyo, generan la ausencia de control de los Poderes del Estado y el abuso de los mismos. Milton, Tocqueville y Bello Milton, conforme a las citas ya indicadas y al texto que no nos será posible traducir en su totalidad, expresa los fundamentos de la libertad de imprenta, de la libertad de expresión frente a los límites de la autoridad. Su influencia en la libertad de prensa se manifiesta por Tocqueville en el célebre texto citado y esa influencia, como se colige del texto citado, redactado por Bello y sancionado por Ovalle y Portales, se trasluce. Estos tres autores compartieron de manera constante la idea y sentimiento de la libertad de expresión como medio de control de los Poderes del Estado. El primero, en su texto citado miraba con cierto rechazo, desdén, el control de un Poder del Estado de los textos en que se expresaban las personas y entrega las razones de su rechazo a dicho control. El segundo, Tocqueville, manifiesta que la libertad de expresión es el motor a través del cual se desarrolla la democracia y Bello, finalmente, en un espíritu liberal, al menos en su primera época aunque es mi opinión que siempre fue así, es decir, sin perjuicio del orden jurídico impuesto por Bello su noción de Estado era de corte liberal conforme los textos que redactó lo acreditan, también consideraba a la libertad de expresión como fundamental en una democracia y no comulgaba con la idea de control a priori de los textos sino a posteriori conjuntamente con el control por medio de la prensa de los ilícitos cometidos por la administración o la asunción de las responsabilidades por la crítica expresada a través de los medios de prensa. Boletín de las leyes y de las órdenes y decretos del Gobierno (1840) pp. 17 - 18. 20 211 Peña Neira, Sergio (2012): "La división de poderes y su control por medio de la prensa" El límite de la libertad de prensa, como fue planteado al inicio, es, sin duda, el que la misma libertad no puede convertirse en licenciosidad, sancionada ética y en el caso chileno, sancionada administrativa o penalmente, conforme al tenor del texto jurídico parcialmente citado. Las relaciones entre Milton y Portales Es difícil determinar que Milton y Portales tengan una relación directa, intelectualmente hablando. Es posible afirmar que al menos a través de Bello las ideas de Milton fueron plasmadas en el Decreto aludido en este trabajo. Resulta de suyo interesante observar que el efecto de los puritanos y del discurso de Milton es establecido de manera muy similar por Portales y Bello en el Decreto citado. No es extraño por cuanto Bello además de haber vivido en carne propia la persecución y escarnio público en la capital británica a consecuencia de la quiebra de su buen amigo Irrisari, lo persiguieron por la prensa y luego trataron de destruirlo a través de juicios en uno de los cuales Bello tuvo que asistir como testigo, precisamente, un juicio de prensa. Respecto de Tocqueville resulta evidente que éste incorpora la noción de libertad de prensa como reconocimiento de la misma y la reconoce en una democracia como la democracia en los Estados Unidos. Frente a lo mismo resulta que es posible afirmar que al menos existió una relación entre lo afirmado por Tocqueville y lo propugnado por Milton. Luego podemos afirmar que Milton influyó en la libertad de prensa en Inglaterra y que la misma fue asumida por Bello aunque de forma diferente en cuanto quien criticaba afirmando algo respecto de alguien (un acto o una omisión) debía asumir la responsabilidad de lo indicado. Sin embargo, resulta interesante notar que muchas de las ideas de John Milton, las nociones de libertad de imprenta y de expresión fueron suscritas, al menos formalmente, por Portales porque, como se sabe, el Ministro tuvo desencuentros con la oposición en materia política lo que devino en restricciones a la prensa opositora. De lo cual, sin embargo, nunca dejó atrás fue la noción de control de los Poderes del Estado, particularmente el Poder Judicial. Conclusiones Es posible afirmar una línea de continuidad de planteamiento en la legislación chilena, a saber, la libertad de la prensa para informar la actividad de los funcionarios públicos, criticando a la misma. Tal libertad es un presupuesto fundamental del actuar de toda persona en la sociedad (Milton), de la sociedad misma como fuente de desarrollo de la democracia (Tocqueville), del desarrollo de virtudes de los administrados y de los administradores (Bello) y de la necesaria organización de la administración pública sobre la base de un 212 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 205 - 214 presupuesto eminentemente práctico, la relación directa entre mantención y orden del Estado y la necesaria crítica a la actividad desmedida de las instituciones estatales (Portales). Sin embargo, la lectura del decreto mismo, sugiere que una misma norma contiene, a la vez, derechos y obligaciones respecto del mismo supuesto de hecho y que existe un desarrollo preconstitucional en la norma jurídica analizada donde hay una suerte de temor hacia la libertad del ciudadano y, más aun, desconfianza hacia su actuar. Finalmente esta norma mira con gran atención al problema de la limpieza de imagen de los órganos de la Administración Pública. Es más, hoy, sin duda, es posible encontrar en Chile la ausencia de independencia interna y externa de los medios de prensa debido a la posible concentración de propiedad de medios de prensa bajo lo que pareciera conllevar pérdida de libertad de los periodistas. Esto puede tener gran influencia en la interpretación normativa a través de la fijación de criterios editoriales, sin análisis previo, se influya sobre los periodistas y luego en la opinión de las personas, de manera unidireccional. Es posible afirmar que existe una relación intelectual entre Milton, Bello y Portales. Los puritanos, como bien lo plantea Tocqueville, dejaron en los Estados Unidos y en Inglaterra (su origen) un fuerte y conciente desarrollo de las tradiciones de libertad de expresión, base para el control de la prensa a los actos de la administración. Esto se ha transmitido dado que Bello vivió en Inglaterra y conoció el legado de este grupo religioso, inclusive puede haber conocido a alguno de sus miembros. Podemos resumir diciendo que sin libertad de expresión no hay prensa, sin prensa no hay control, sin control no hay orden sin orden no hay libertad sino que se convierte la misma en libertinaje. Lo que resulta interesante, para efectos del caso chileno es que sean Bello y Portales quienes desarrollen la noción de libertad y orden en la expresión de los medios públicos de comunicación impidiendo el libertinaje, buscando el control de los medios públicos. Ciertamente pueden haber grandes críticas, debido a la supuesta represión del sistema generado por los políticos y pensadores citados, pero, si miramos su proyección en el Estatuto Administrativo y luego en la actual Ley de Prensa o en las normas sobre probidad que se encuentran vigentes, podemos concluir en una suerte de continuidad histórica en el balance que se refiere a orden y libertad. 213 Peña Neira, Sergio (2012): "La división de poderes y su control por medio de la prensa" BIBLIOGRAFÍA CITADA Abreu Burelli, Alirio (2007): “Independencia judicial (Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos humanos)”, Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano: pp. 639 - 651. Casarino, Mario (2006): Manual de Derecho procesal (Santiago, Editorial Jurídica de Chile) Tomo I. Chaires Zaragoza, Jorge (2004): “La Independencia del Poder Judicial”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, nueva serie (año XXXVIII, n° 110): pp. 523 - 545. Godoy A., Oscar (1983): “Tocqueville y la democracia de las libertades”, Revista de Ciencia Política (vol. 5 n° 1): pp. 30 - 47. Miranda, Carlos (1999): “John Milton y la Libertad de Prensa”, Estudios Públicos (n° 33): pp. 2 - 22. Milton, John (1637): Areopagítica (Londres, Robert Backer editor) 80 p. _____ (1644): Areopagítica (London, Edward Arber editor) 75 p. _____(1868): Aeropagítica (Birmingham, Edward Arber editor) 85 p. Peña, Sergio (1992): “Rescención a Rivacoba y Rivacoba, Manuel de” Fondo ético y significación política de la Independencia Judicial (Valparaíso, Edeval) 3 p. Saldaña, Nieves (2002) A legacy of supression: Del control de la información y opinión en la Inglaterra de los siglos XVI y XVII”, Derecho y conocimiento (vol. 2): pp. 175 - 211. Squella, Agustín (1981): Proyección jurídica de las ideas de Bello sobre el Orden y la Libertad (Valparaíso, Edeval) 50 p. Tocqueville, Alejandro (1854a): Sobre la Democracia en América (Madrid, Imprenta de José Trujillo) 320 p. ____ (1854b): De la Democracia en América, con un examen de la Democracia en los Estados Unidos y en Suiza (Madrid, Imprenta de José Trujillo) 320 p. 214 EL ROL DEL DERECHO EN LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA Corporate social responsibility and the law Christian Anguita Oyarzún* RESUMEN: En este trabajo el autor examina el rol que cumple el derecho en la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE), tanto en el derecho nacional como internacional. La adopción de políticas de RSE ha pasado de ser una práctica voluntaria a ser regulada directa o indirectamente por instrumentos internacionales y legislación nacional. El cumplimiento o no de estas políticas será sancionado tanto por la vía administrativa y judicial como también con la pérdida de reputación de las empresas que no cumplan con los estándares internacionales de RSE. La principal tesis de este artículo será demostrar la importancia del derecho en las prácticas de RSE y las herramientas jurídicas para hacer cumplirla. Palabras clave: responsabilidad social de la empresa - derechos de los trabajadores - protección del medio ambiente - códigos éticos y regulación * Abogado. Licenciado en Derecho Pontificia Universidad Católica de Chile. Master of Laws (LL.M.) International Commercial Law, University of Dundee (Reino Unido). Master of Laws (LL.M.) Business and Taxation Law, Université de Cergy - Pontoise (Francia). Profesor de Derecho Comercial, Universidad Bernardo O’Higgins. <christian_anguita@ hotmail.com>. Artículo recibido el 21 de junio y aprobado el 30 de noviembre de 2011. 215 Anguita Oyarzún, Christian (2012): "EL ROL DEL DERECHO EN LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA" ABSTRACT: In this paper the author examines the importance of the law in the adoption of Corporate Social Responsibility (CSR) Policies, in both international and national law. The adoption of CSR policies is no longer a matter of voluntary practice, but is also subject of direct or indirect regulation by international instruments and domestic law. The enforcement of these policies can be obtained in both, domestic and international law. The main thesis of this article is to demonstrate the increasing importance of law and enforcement mechanisms for CSR. Key words: corporate social responsibility - rights of the workers - environment law - legal regulation and soft law I. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL 1. Origen y teorías que explican su existencia La discusión acerca de si las empresas tienen o no responsabilidad social tiene directa relación con el objetivo último de éstas. El famoso debate doctrinario entre los profesores Berle y Dodd hacia el año 1932 es la piedra angular de toda responsabilidad social que se le quiera asignar a las empresas, además del fin primario de maximizar las utilidades de sus accionistas. Por un lado, el profesor Berle postulaba que el único objetivo de las empresas, al ser propiedad privada, era maximizar las utilidades y proteger los intereses de sus propietarios.1 Por otro lado, el profesor Dodd creía que las empresas debían tener un rol social y al mismo tiempo maximizar las utilidades de sus accionistas. Las empresas, por lo tanto, deberían tener, de acuerdo a Dodd, responsabilidades para con sus accionistas, trabajadores, clientes y el público en general2, a lo que nosotros podríamos agregar el cuidado del medio ambiente y así extenderlo a lo que hoy denominamos RSE. Unas décadas más tarde el célebre economista Milton Friedman se hizo la siguiente pregunta: ¿Cuál es la responsabilidad social de las empresas?3 Su postura fue que la responsabilidad social de los negocios es aumentar sus utilidades. Según él, sólo los individuos tienen responsabilidad social que deben atender con su propio tiempo y con sus propios recursos. La responsabilidad primaria de quién dirige un negocio es hacia sus empleadores y por consiguiente tendrá que aumentar las utilidades, siempre dentro de la ley, en Berle y Means (1932) p. 132. Dodds (1932) p. 1148. 3 Friedman (1970). 1 2 216 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 215 - 233 libre competencia y sin cometer fraude. El Estado era, de acuerdo a Friedman, quien debía establecer un marco legal que regule el comportamiento de las empresas en relación con el resto de la comunidad. Archie Carroll, en un artículo de fundamental importancia en el desarrollo de la RSE, diferenció los distintos niveles de responsabilidad de la empresa, la responsabilidad económica de las organizaciones es hacia sus propietarios/accionistas y las responsabilidades legales en relación con las normativas vigentes, pero también indicaba claramente que las responsabilidades de las empresas debían ir más allá de las responsabilidades legales y económicas, para asumir también un conjunto de compromisos sociales y medioambientales de las organizaciones. Así, la RSE quedaba establecida como las responsabilidades económicas, sociales y medioambientales de las organizaciones (el denominado triple bottom line): a) Responsabilidad social o filantrópica, embarcarse en actividades voluntarias, ser un buen ciudadano corporativo y dedicar recursos a mejorar la calidad de vida de la comunidad. b) Responsabilidad ética, las empresas deben honrar las normas sociales y su comportamiento debe ir más allá de los mínimos requerimientos legales. c) Responsabilidad legal, deben cumplir la ley y demás regulaciones del lugar en que operen. d) Responsabilidad económica, generar beneficios y ser rentable. Base sobre el que descansa el resto de las responsabilidades.4 Recordemos que esta distinción data de 1979, y actualmente muchas empresas, principalmente en economías desarrolladas, aceptan que sus responsabilidades van más allá de la mera generación de utilidades. Este pensamiento moderno es comúnmente conocido como RSE e incorporado como parte de las responsabilidades de los gobiernos corporativos empresariales. Hoy, la responsabilidad social empresarial va más allá de la pura filantropía del pasado y se ha convertido en una práctica donde las empresas aceptan promover mejores condiciones para la comunidad que los rodea como por 4 Carroll (1979) p. 499. 217 Anguita Oyarzún, Christian (2012): "EL ROL DEL DERECHO EN LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA" ejemplo, mejores prácticas laborales, compromiso con la comunidad local, compromiso con el medio ambiente y contribución al desarrollo sostenible.5 2. Definición y elementos de la RSE Diversos académicos y organizaciones internacionales han desarrollado definiciones para explicar la RSE: a) El compromiso de las empresas a contribuir en el desarrollo económico sustentable, trabajando conjuntamente con los trabajadores, la comunidad local y la sociedad como un todo con el objetivo de mejorar la calidad de vida (Consejo Mundial Empresarial para el Desarrollo Sostenible). b) Operar un negocio de tal manera que exceda las expectativas éticas, legales, comerciales y públicas que la sociedad tiene de ellos. (Business for Social Responsibility). c) Un concepto donde las empresas integran aspectos sociales y medio ambientales en sus operaciones y en su interacción con los demás stakeholders6 de una manera voluntaria (Comisión Europea). d) Se refiere a una visión de los negocios que incorpora el respeto por los valores éticos, de las personas, las comunidades y el medio ambiente (Acción RSE, Chile). En primer lugar, es necesario que los líderes económicos entiendan que todos los actos de una empresa tienen efectos tanto dentro como fuera de ella, desde clientes a trabajadores y desde las comunidades hasta el medio ambiente. A partir de estas definiciones estamos en condiciones de distinguir los elementos que integran la RSE, los cuales son sociales, medio ambientales y económicos. La esfera social comprende aspectos tales como respetar y promover los derechos fundamentales de las personas y asegurar que la explotación de los 5 6 218 El desarrollo sostenible es comúnmente definido como “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas”. Son todas aquellas terceras partes o grupos de interés, ya sean personas naturales o jurídicas que se ven afectados en forma directa o indirecta por las actividades de una empresa. Entre ellos destacan los clientes, empleados, proveedores y la sociedad en general. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 215 - 233 recursos naturales no privará a las futuras generaciones de su aprovechamiento. Por ejemplo, una empresa minera que establece normas de seguridad por sobre el mínimo exigido por la ley y crea hospitales en el perímetro donde se ubican sus faenas mineras sería un buen ejemplo de RSE. La esfera medio ambiental contempla promover la administración responsable de los recursos naturales y el medio ambiente, incluyendo la reparación de los daños causados en el pasado, reducir las emisiones carbono y contribuir al desarrollo sostenible. Por ejemplo, el compromiso de las empresas a reducir sus emisiones de carbono se incluye dentro de la RSE. La esfera económica incluye asegurar el desarrollo eficiente de los recursos naturales, mantener y promover las condiciones para una empresa rentable y maximizar el bienestar del ser humano. No se debe olvidar que el objetivo último de una empresa es generar utilidades para sus propietarios. Una empresa que mantiene contentos a sus trabajadores, que protege el medio ambiente, genera un ambiente favorable hacia el exterior donde los consumidores la premiarán eligiendo sus productos y los inversionistas responsables la elegirán para sus futuras inversiones. Todos estos esfuerzos significarán en el largo plazo una maximización de las utilidades de las empresas socialmente responsables. 3. RSE y globalización El debate acerca de RSE ha evolucionado conjuntamente con la expansión de las compañías multinacionales, las cuales, debido a su gran tamaño, compleja estructura y, principalmente, debido al hecho de que operan en más de una jurisdicción, ya sea directamente o través de empresas subsidiarias o alianzas, tienen una influencia mayor en el desarrollo de las políticas de RSE. Un aspecto vital en este debate es la deficiencia del derecho nacional e internacional para regular y supervisar las políticas de RSE, en particular la falta de normas que supervisen la conducta de las empresas fuera del Estado donde funciona la empresa matriz. Sin embargo, esta carencia ha ido disminuyendo paulatinamente durante los últimos años, organizaciones como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), han desarrollado declaraciones, guías, principios y otros instrumentos que contienen normas para una correcta conducta corporativa. Otros factores que han motivado el desarrollo de la RSE es la conducta de los consumidores e inversionistas responsables, quienes demuestran un 219 Anguita Oyarzún, Christian (2012): "EL ROL DEL DERECHO EN LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA" interés en apoyar a las empresas que tienen una práctica responsable y son más demandantes al momento de pedir información acerca de cómo las empresas manejan sus riesgos y oportunidades de acuerdo a asuntos sociales y medio ambientales. Los recientes colapsos corporativos, por otro lado, han contribuido a una demanda para mejorar los gobiernos corporativos, contabilidad y transparencia de las compañías. En los Estados Unidos, por ejemplo, the Alien Tort Claims Act (ATCA) de 17897 está siendo usada en un gran número de casos para demandar a las multinacionales por violaciones al derecho internacional en terceros países. En el Reino Unido, a su vez, las multinacionales pueden ahora ser legalmente responsables por violaciones a los derechos humanos en el extranjero donde el acceso a la justicia local esté restringido.8 II. LAS FUENTES DE LA RSE La RSE que alguna vez fue vista sólo como voluntaria, actualmente se ha convertido en una materia que envuelve aspectos legales, y en este desarrollo, tanto el derecho internacional como el doméstico son los encargados de clarificar el concepto de responsabilidad social corporativa y establecer los mecanismos adecuados para su cumplimiento. En nuestro estudio, hemos identificado cuatro tipos de fuentes de RSE. Éstas comprenden instrumentos internacionales, organizaciones no gubernamentales, códigos de conductas redactados por las propias empresas y legislación doméstica. 1. Instrumentos internacionales de RSE La aparición de instrumentos internacionales de RSE es un fenómeno relativamente nuevo, donde destacan los Lineamientos para Empresas Multinacionales OCDE9, el Pacto Mundial de la ONU de 1999, y la Declaración de 1998 de la OIT acerca de los principios fundamentales y 7 8 9 220 Alien Tort Claims Act (ATCA), de 1789, en virtud de la cual se puede enjuiciar a empresas norteamericanas y extranjeras en Estados Unidos por supuestas infracciones –o por complicidad en las infracciones– de normas sociales o de derechos humanos internacionalmente reconocidas, que hayan sido cometidas fuera de Estados Unidos. Jurisprudencia de la Cámara de los Lores del Reino Unido en casos que involucran a Río Tinto en Namibia y Thor Chemicals y Cape en Sudáfrica. El documento Lineamientos para Empresas Multinacionales OCDE enfatiza que su aplicación es voluntaria y no es legalmente exigible. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 215 - 233 derechos en el trabajo. Aunque los principios de la OCDE no son legalmente exigibles a las empresas multinacionales, los estados miembros de la OCDE (entre ellos Chile) han convenido adherir a los principios y promoverlos entre sus empresas. Ellos contienen recomendaciones en derechos humanos, derecho del trabajo, relaciones industriales, medio ambiente, derechos del consumidor, ciencia y tecnología, competencia y tributación, entre otros. Por su parte, el Pacto Mundial es una iniciativa voluntaria donde las empresas se comprometen a alinear sus estrategias y operaciones con diez principios universalmente aceptados en cuatro áreas temáticas: derechos humanos, estándares laborales, medio ambiente y anticorrupción. Por su número de participantes, varios miles en más de 100 países, el Pacto Mundial es la iniciativa de ciudadanía corporativa más grande del mundo, El Pacto es un marco de acción encaminado a la construcción de la legitimación social de los negocios y los mercados. Aquellas empresas que se adhieren al Pacto Mundial comparten la convicción de que las prácticas empresariales basadas en principios universales contribuyen a la construcción de un mercado global más estable, equitativo e incluyente que fomenta sociedades más prósperas. En 1998 la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento establece principios fundamentales en las áreas de derecho del trabajo y relaciones industriales. La Declaración pretende conciliar la preocupación por estimular los esfuerzos que todos los países dedican a lograr que el progreso social vaya a la par con el progreso de la economía, por una parte, con la de respetar la diversidad de situaciones, las posibilidades y las preferencias de cada país, por la otra. Tanto los principios de la OCDE como del Pacto Mundial y la OIT envuelven la creación de puntos nacionales de control responsables de promover la observancia en el contexto nacional10 y asegurarse de que los principios son conocidos y comprendidos por las empresas locales, todos ellos son complementarios reafirmando la cohesión y consistencia de la RSE en el derecho internacional. 2. Principios de las organizaciones no gubernamentales en RSE No podríamos dar una enumeración taxativa acerca de estas organizaciones ya que de ellas existen cientos. Sin embargo, ellas pueden ser divididas 10 En nuestro país la institución responsable es Acción RSE, representante en Chile del Consejo Mundial Empresarial para el Desarrollo Sostenible (World Business Council for Sustainable Development - WBCSD). 221 Anguita Oyarzún, Christian (2012): "EL ROL DEL DERECHO EN LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA" en tres categorías: aquellas que simplemente proveen un conjunto de principios de RSE, las que actúan como indicador de RSE y aquellas que son una mezcla de ambas. Algunas tienen un enfoque específico, como por ejemplo Social Accountability 800011, que mide el bienestar de los trabajadores en las empresas. En esta sección examinaremos los más influyentes entre éstos. Los Principios Globales de Sullivan, quizás la iniciativa más antigua, fueron creados por el reverendo León Sullivan en 1977 y proveían de principios a las compañías que hacían negocios en Sudáfrica durante el apartheid. En la actualidad, las empresas que adhieren a estos principios se comprometen a apoyar iniciativas de RSE relativas a los derechos humanos, la igualdad de oportunidades, la ética comercial y la protección del ambiente. Por otro lado encontramos principios que carecen de reportes y, por lo tanto, son sólo un ejemplo de buenas intenciones, un ejemplo de ellos son los Principios de la Caux Round Table (Principles for Business) elaborados en 1994 por líderes empresariales de Europa, Japón, y América del Norte. Los principios contemplaban entre otros, el impacto social de los negocios en las comunidades, respeto al medio ambiente y evitar prácticas corruptas. Las organizaciones no gubernamentales (ONGs) han jugado un papel de vital importancia en la publicidad y presión en la transformación de la RSE, no sólo Greenpeace en el medio ambiente, también Amnistía Internacional y Pax Christi en los derechos humanos. El desarrollo del movimiento de la RSE generalmente tiene que ser visto en el contexto de un activismo de la sociedad civil, quienes a través de las diferentes organizaciones antes descritas han puesto presión en las empresas vía boycotts, campañas o publicidad negativa en busca de empresas socialmente responsables en sus políticas y prácticas. Un buen ejemplo de estas prácticas está representado por la campaña que se inició en contra de Nike. Dicha compañía, así como muchas otras multinacionales, produce sus zapatillas y ropa deportiva en países donde la mano de obra es barata, por proveedores independientes. El problema fue que muchos de sus proveedores independientes en Vietnam, Indonesia y China fueron acusados de utilizar niños en sus empresas, obligándolos a trabajar largas horas, más allá del máximo legal de los países en cuestión. En términos legales, el derecho de los niños fue vulnerado por aquéllos proveedores y por el Código de Conducta de Nike, sin embargo la compañía norteamericana no era legalmente responsable bajo los criterios tradicionales. Al poco tiempo 11 222 Es aplicada a todo tipo de empresas que deseen demostrar a todos sus stakeholders su interés por el bienestar de sus empleados. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 215 - 233 las ventas cayeron bruscamente, el presidente del directorio se vio obligado a renunciar y el valor bursátil de la compañía fue el más bajo de su historia. Así, la experiencia de Nike se ha vuelto un ícono acerca de las consecuencias de tener una empresa socialmente irresponsable. El presente caso es una clara demostración de la influencia de la sociedad civil como una manera de recordarle a las empresas la importancia de la RSE. 3. Códigos de buenas prácticas Los códigos de buenas prácticas son principios que contienen estándares éticos de conducta que las empresas voluntariamente adhieren. Por ejemplo, en los Estados Unidos la Sarbanes - Oxley Act de 2002 obliga a las empresas a mencionar si han adoptado o no un código de ética y, en tal caso, ponerlo a disposición de los inversionistas. Actualmente las prácticas de RSE representan una fuente de publicidad para las empresas, respondiendo así a las presiones sociales (por ejemplo, el caso Nike antes descrito) y del mercado, protegiendo la marca del riesgo de perder reputación. De esta manera, la RSE es vista esencialmente en armonía con el tradicional concepto de maximizar las utilidades en vez de estar en conflicto con ellos. Presentado en este sentido, la RSE es perfectamente racional la situación win - win. Buenos negocios (éticos) es buenos negocios (utilidades). 4. Regulación de la RSE en la legislación doméstica Con el desarrollo y globalización de la RSE, su principal característica, la voluntariedad, ha ido paulatinamente desapareciendo y cada vez son más los estados que regulan positivamente estas prácticas obligando a los directores a considerar a los otros stakeholders al momento de tomar decisiones. Reformas legales han ido directa o indirectamente promoviendo las prácticas de RSE hasta convertirlas en legalmente exigibles, especialmente a través de las reformas que se refieren a los gobiernos corporativos de las empresas. En el derecho comparado la postura histórica ha sido promover la responsabilidad en orden solamente a maximizar las utilidades de la empresa. En Estados Unidos, por ejemplo, en Dodge v Ford Motor Co12 la Corte Suprema de Michigan sostuvo que la decisión de los directores de no declarar los dividendos para facilitar la expansión del negocio y elevar el número de trabajadores fue considerada inapropiada. Sin embargo, jurisprudencia pos- 12 Corte Suprema de Michigan. Dodge v. Ford Motor Co. (1919). 223 Anguita Oyarzún, Christian (2012): "EL ROL DEL DERECHO EN LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA" terior ha adoptado una visión más flexible. Decisiones que consideren a los consumidores, la comunidad, trabajadores y el medio ambiente se han considerado que no vulneran los deberes de los directores cuando los intereses de los accionistas también han sido tomados en cuenta.13 Los grandes desastres financieros de los últimos años, tales como Enron o Worldcom han motivado a que Estados Unidos incremente sus reformas con el objetivo de darle mayor transparencia al mercado a través de normas que obliguen a las empresas a publicar la totalidad de su información financiera, sin embargo, en muchos Estados la desclasificación de la RSE todavía no es imperativa. Distinto es el caso de Australia, donde la postura tradicional es que el derecho casuístico y el derecho mercantil no obligan a los directores a considerar otros stakeholders que los accionistas. Actuar en el mejor interés de la empresa significa actuar en el mejor interés de los accionistas. Sin embargo, sabemos que el derecho es una ciencia unitaria, por lo tanto, las normas que protegen a los trabajadores, el derecho del consumidor y el derecho del medio ambiente se aplican igualmente a las empresas y es aquí donde cualquier decisión de los directores debería apegarse a la RSE. Los distintos países europeos, en cambio, sí han regulado el tema, obligando a sus empresas a que reporten sobre RSE, como por ejemplo la Nouvelles Régulations Économiques introducida por Francia en el año 2001. El Reino Unido, por su parte, por primera vez incluyó la responsabilidad social de la empresa dentro de los deberes de los directores en la Companies Act 2006. De este modo, los directores de las compañías registradas en el Reino Unido deben tomar en consideración los intereses de los trabajadores, el medio ambiente, la comunidad local y sus clientes entre otros, al momento de tomar una decisión que involucre a las empresas en cuestión. El concepto de RSE ha evolucionado pasando de una responsabilidad corporativa de otorgar dividendos cada fin de año a los accionistas dentro de las obligaciones que le impone la legislación comercial a una postura más amplia que es internacionalmente aceptada y que consiste en una responsabilidad corporativa hacia un mayor número de stakeholders, incluyendo la protección del medio ambiente, derechos de los trabajadores y demás constituyentes. Esta postura ampliada no debe ser vista necesariamente como opuesta a los intereses de los accionistas, ya que a largo plazo protege los 13 224 Corte Suprema de British Columbia (Canadá), Teck. Corp v Millar (1972) 33 DLR (3d) 288 (BCSC). Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 215 - 233 intereses de los mismos al tiempo que la empresa se consolida como socialmente responsable y la reputación crece conjuntamente con las utilidades. Comúnmente, las políticas de RSE contemplan un compromiso de las empresas, usualmente expresado en sus códigos de buenas prácticas, en temas tales como medio ambiente, derechos humanos, igualdad de trato a clientes y proveedores, oposición a la corrupción y al cohecho. Las áreas cubiertas por la RSE se expanden constantemente en asuntos relacionados con la diversidad de la fuerza de trabajo, ética empresarial, marketing responsable, incluso, en el último tiempo, una mirada responsable en las empresas alimenticias respecto a la obesidad. Entre nosotros, podemos definir el gobierno corporativo como “el conjunto de instancias y prácticas institucionales, en el proceso de toma de decisiones de la empresa, que contribuyen a la creación sostenible de valor en un marco de transparencia y responsabilidad empresarial, alineando incentivos y promoviendo el respeto a los derechos de los accionistas y grupos de interés que participan directa o indirectamente en la empresa”.14 El desarrollo de los gobiernos corporativos ha sido de vital importancia para la promoción indirecta de las políticas relativas a la RSE, de esta manera la Ley n° 20.382 de 2009, reconoció la importancia de los gobiernos corporativos y reguló, bajo estándares internacionales, el derecho societario chileno. La publicación de esta ley refleja la preocupación por la promoción de políticas de RSE en nuestro país, cuestión que se refleja en la historia fidedigna de la ley en comento: “Importancia de los gobiernos corporativos. (…) (En segundo término), el gobierno corporativo utiliza mecanismos que estructuran de manera óptima los objetivos de las empresas, determinando los medios que pueden utilizarse para alcanzar dichos objetivos y supervisar su cumplimiento. En ese contexto, mejores gobiernos corporativos son indispensables para el surgimiento de empresas más eficientes y que alcanzan sus resultados de manera sustentable, teniendo presente no solamente los intereses de determinados accionistas, sino de todos los actores involucrados, incluidos sus clientes, proveedores y las comunidades con que las empresas se relacionan. 14 Cfr. Principios Generales de Gobierno Societario para las Empresas Chilenas, elaborados el 2007 por el Centro para el Gobierno de la Empresa. 225 Anguita Oyarzún, Christian (2012): "EL ROL DEL DERECHO EN LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA" En concreto, la existencia de un gobierno societario eficaz, que se ajuste a los estándares internacionales de gobierno corporativo y a los niveles de cumplimiento de los países desarrollados, genera beneficios económicos relevantes. A modo ilustrativo, un buen gobierno corporativo mejora sustancialmente tanto la gestión de las propias empresas como la percepción y confianza de los accionistas y del mercado, lo que se refleja en menores costos de capital y mayor dinamismo del mercado de capitales. Ello redunda, en definitiva, en un mayor crecimiento de la economía del país”.15 III. LOS PRINCIPIOS INSPIRADORES DE LA RSE Son varios los elementos y características que integran la RSE: éstos incluyen elementos tales como protección del medio ambiente, protección al consumidor, prevención de monopolios, evasión tributaria, entre otros. Nuestro objetivo en este capítulo será analizar los principios fundamentales que inspiran a la RSE como son: los derechos humanos, derecho de los trabajadores, derecho del medio ambiente y desarrollo sostenible. 1. Derechos humanos Las empresas multinacionales tienen el deber ético de estudiar la situación de los derechos humanos antes de invertir en un estado extranjero, tanto la OCDE como el Pacto Mundial se refieren a la Declaración de Derechos del Hombre de 1948 de la ONU como el estándar más apropiado a este respecto, pero sólo pocas multinacionales han incorporado su compromiso a la declaración de derechos del hombre en sus códigos de conducta. Evidentemente esta falta de compromiso con los derechos humanos ha sido criticada con fuerza por organizaciones de derechos humanos. Un ejemplo de este compromiso de las empresas con los derechos humanos lo constituye el llamado Dilema de los derechos humanos de Shell. Las operaciones de la multinacional Shell se encuentran en todo el mundo, sin embargo, en uno de estos países la organización de sindicatos está prohibida, algo contrario a los principios de la compañía, donde explícitamente se protege y promueve los sindicatos de trabajadores. En el ejemplo, dos trabajadores locales se enteran de que en otros países los trabajadores de Shell pueden formar sindicatos y así negociar mejores salarios, entre otras cosas. El dilema aquí es obvio; seguir la legislación local vulnera los principios de la Vid. Historia de la Ley n° 20.382 de 2009 en Biblioteca (2009). 15 226 del Congreso Nacional de Chile Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 215 - 233 compañía, estándares de derechos humanos internacionalmente aceptados, y el derecho del Estado donde se ubica la casa matriz de la compañía. Por otro lado, adhesión a los principios de la Declaración de Derechos del hombre vulneraría el derecho local. Una compañía responsable socialmente debiera tomar las siguientes acciones antes de invertir en un tercer país: a) hacer un estudio del estado de los derechos humanos en el país donde quieren invertir antes de cualquier otra cosa; b) garantizar la protección a los derechos humanos a través de un acuerdo definitivo de inversión con el estado que recibe la inversión extranjera; y c) monitorear constantemente el estado de los derechos humanos en el estado donde se invierte. La teoría tradicional de los derechos humanos que se relacionan a la RSE también reconoce un derecho colectivo de las comunidades locales a respetar su medio ambiente y bienestar por parte de las empresas que mantienen operaciones en aquéllas comunidades. Además de los derechos que les corresponden a sus habitantes, tales como compensación en caso de expropiación, en muchos proyectos de gran magnitud que envuelven construcción de hidroeléctricas o extracción de minerales, tienen un efecto en el medio ambiente y vida social de las comunidades que viven a su alrededor. Muchas de las empresas envueltas en estos proyectos crean escuelas y hospitales, y otorgan becas a las comunidades locales dentro de sus políticas de RSE. Un caso que se ha estudiado en el derecho internacional es el de la central hidroeléctrica Pangue16, en el cual serios problemas sociales y medioambientales fueron reportados ante el Asesor en Cumplimiento, Ombudsman 16 La CFI acordó financiar Pangue como un proyecto independiente; fue construido entre 1993 y 1996. Surgieron problemas relacionados con la tenencia de tierra por parte de catorce familias indígenas residentes de El Avellano, a orillas del Reservorio de Pangue. Para mitigar los “impactos directos” del proyecto, 8 familias (53 personas) fueron reubicadas debido a la inundación por el reservorio. Sin embargo, las familias de El Avellano sufrieron una consecuencia “indirecta” de la construcción de la represa, un aumento en el precio de la tierra que los amenazaba con un desalojo. Estas cuestiones no estaban claramente comprendidas en los procedimientos de evaluación y supervisión de la CFI en ese momento, y plantearon desafíos significativos a la CFI y al Patrocinador. La evolución de la experiencia en la práctica ha demostrado lo esencial que es identificar y manejar los impactos indirectos, para evitar el tipo de riesgos y perjuicios a la reputación, experimentados con el proyecto Pangue. 227 Anguita Oyarzún, Christian (2012): "EL ROL DEL DERECHO EN LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA" (CAO) de la Corporación Financiera Internacional (CFI)17; se hizo una revisión independiente por orden del Presidente del Grupo del Banco Mundial, y el proyecto fue sometido a un intenso escrutinio de las ONG durante más de una década. El proyecto Pangue fue el catalizador del fortalecimiento de la capacidad institucional de la CFI para encarar cuestiones ambientales y sociales; sobre todo el surgimiento del Departamento de Desarrollo Ambiental y Social, la adopción de políticas de salvaguardia y protección, la formulación de sólidos procedimientos de revisión social y ambiental de los proyectos y el establecimiento de la oficina de la CAO. Así, la CFI condicionó su participación en futuros proyectos, en el sentido de exigir de sus futuros clientes un compromiso con la RSE, incluyendo factores medio ambientales y sociales. 2. Derechos laborales Lo que ha sido dicho en la sección anterior acerca de los derechos humanos se aplica igualmente a los derechos laborales, los cuales representan una particular expresión de los derechos humanos. Tanto los principios de la OCDE como el Pacto Mundial enuncian seis principios que las multinacionales deben observar. Estos son a) libertad de asociación y el efectivo reconocimiento al derecho de negociar colectivamente; b) eliminación de todas las formas de trabajo forzado; c) abolición del trabajo infantil; d) eliminación de toda forma de discriminación en el trabajo; e) fomento de la formación de capital humano; f) observancia de una efectiva regulación de las condiciones de salud y seguridad de los trabajadores. Los principios de la OCDE hacen explícita referencia a estos principios. Sin embargo los dos últimos no están expresamente enunciados en el Pacto Mundial, ellos se encuentran implícitos, ya que el Pacto Mundial adhiere a los tratados de la Organización Internacional del Trabajo y la declaración de los principios y derechos fundamentales en el trabajo. Aunque la aplicación de estos principios parece seguir el sentido común, esto no es siempre así, la libertad de asociación y negociación colectiva, por ejemplo pueden ser sujetas a severas limitaciones en países con regímenes autoritarios. Igualmente, las condiciones de seguridad y salud muchas veces no cumplen con estándares internacionales, especialmente en países en vías La Corporación Financiera Internacional es la institución afiliada del Grupo del Banco Mundial que se ocupa del sector privado, su misión consiste en fomentar la inversión sostenible del sector privado en los países en desarrollo, para así reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de la población. 17 228 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 215 - 233 de desarrollo donde la necesidad por la inversión extranjera se ha trasladado en los últimos años. Una empresa socialmente responsable no sólo debe cumplir con la legislación local, sino que debe ir un paso más allá y sumarse a los estándares internacionales y así no beneficiarse a través de la explotación. Los principios de la OCDE y el Pacto Global, en relación con el trabajo infantil y el trabajo forzado, instruyen a las empresas, no sólo a eliminar estas prácticas, sino que también a contribuir a su integración social a través de la creación de escuelas, promoción de actividades deportivas, sistema médico adecuado, entre otras. Sin embargo, existen muchas compañías multinacionales que tienen como política invertir en países donde el costo de la mano de obra es bajo, cerrando sus fábricas en países donde el sistema jurídico ofrece mayor protección a sus trabajadores. La eliminación de este tipo de políticas, generalmente ajustadas a derecho, debiera ser un objetivo de mejores prácticas de RSE. 3. Medio ambiente y desarrollo sostenible El concepto de desarrollo sostenible significa en esencia tratar de hacer coincidir los objetivos económicos con el medio ambiente y el desarrollo social. Es en la industria minera donde los conceptos de medio ambiente y desarrollo sostenible se han desarrollo con mayor precisión debido a las características propias de esta industria. Los productos minerales son esenciales para la sociedad y economía contemporánea. Muchas necesidades básicas no podrían cumplirse sin ellos. Los procesos de extracción, uso y reciclaje de minerales puede ayudar a la sociedad a cumplir muchos de sus objetivos, creando puestos de trabajo directa e indirectamente, ayudando al desarrollo de las economías nacionales, entre otros, pero al mismo tiempo, dada su naturaleza las empresas mineras enfrentan uno de los desafíos más importantes de cualquier sector industrial. Uno de los desafíos más importantes es conciliar la actividad económica con la protección del medio ambiente, las necesidades sociales y efectivos sistemas de gobierno corporativo. El objetivo de esta integración de conceptos es conocido como desarrollo sostenible. En el contexto de la actividad minera, el objetivo será maximizar la contribución al bienestar de la población de una manera que asegure una distribución equitativa de sus costos y beneficios, sin reducir el potencial de las futuras generaciones para suplir sus propias necesidades. 229 Anguita Oyarzún, Christian (2012): "EL ROL DEL DERECHO EN LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA" La postura adoptada para alcanzar estos objetivos debe contar con el apoyo de toda la industria minera internacional y considerar de igual manera los objetivos de corto y largo plazo. Entre otras cosas, requiere: a) Una postura clara acerca del concepto de desarrollo sostenible, basada en acuerdos donde se postulen los principios que la inspiran. b) Una comprensión de los principales desafíos que enfrenta la minería en los diferentes niveles y regiones, y las acciones que necesitan para solucionarlos, así como también los respectivos roles y responsabilidades de los actores en el sector. c) Un procedimiento para responder a estos desafíos que respete los derechos e intereses de todos los actores involucrados, de manera de establecer prioridades, y que asegure que las acciones sean tomadas en el nivel apropiado. d) Un integrado sistema de instituciones y políticas que aseguren estándares mínimos de cumplimiento y también acciones voluntarias responsables. Medidas confiables que evalúen progreso y promuevan un constante avance. En el proceso de decisión, las empresas mineras muchas veces enfrentan intereses divergentes. Podrían existir conflictos entre diferentes grupos de stakeholders o entre prioridades locales y globales. Diversos grupos, actuando en conjunto, necesitan evaluar la viabilidad de, por ejemplo, sacrificar los objetivos económicos y sociales a cambio de un beneficio medio ambiental. En estos casos el principio de subsidiariedad debería aplicarse, el cual reconoce que las decisiones deben ser tomadas lo más cerca posible de las comunidades mayormente afectadas. Generalmente las grandes empresas producen reportes voluntarios en temas relacionados al medio ambiente, desarrollo sostenible y aspectos sociales, en adición a los reportes financieros obligatorios. Algunos de estos son verificados por consultoras independientes y sirven como una manera de publicitar la responsabilidad social empresarial. 230 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 215 - 233 Entre nosotros, un ejemplo de estos informes voluntarios es el informe de sustentabilidad de la Minera Escondida18, perteneciente al grupo multinacional BHP Billiton: “(…) Nuestra meta de Cero Daño seguirá siendo nuestro principal foco de atención. La salud de las personas, la seguridad en el lugar de trabajo y el hogar, el cuidado del medio ambiente y la buena relación con las comunidades que nos acogen, serán siempre nuestra prioridad (…) El presente Informe fue elaborado de acuerdo con la Guía de GRI en su versión G3, siguiendo también los lineamientos del suplemento para el sector de Minería y Metales elaborado por GRI y el Consejo Internacional de Minería y Metales (lCMM, por sus siglas en inglés). En este sentido, el Informe de Sustentabilidad de Minera Escondida 2009 ha sido autodeclarado por la compañía como de Nivel “A” y ratificado – por segundo año consecutivo – por PricewaterhouseCoopers Chile en su calidad de Verificador Independiente, declarándolo Nivel “A+” de acuerdo a los criterios de aplicación de GRI (…) Este documento también constituye nuestra declaración COP (Comunicación de Progreso, por sus siglas en inglés) para efectos del compromiso que hemos asumido con el Pacto Global de las Naciones Unidas, es decir, en este Informe de Sustentabilidad se da cuenta de todos los logros y esfuerzos realizados por la compañía para cumplir con los Diez Principios que promueve esta instancia (…)”. Debido a la importancia económica, social y medio ambiental que tienen las compañías mineras en nuestro país y a la falta de reglas que definan claramente las responsabilidades sociales que tienen, es recomendable que éstas se sometan voluntariamente a los estándares internacionales de RSE. CONCLUSIÓN Considerando la importancia que reviste la RSE para la sociedad, tanto organismos internacionales como la legislación doméstica han elaborado principios y guías que ayudan a entenderla, sin embargo el punto de partida para entender la exigibilidad de las prácticas de RSE es entender uno de sus elementos primarios, la voluntariedad. 18 Informe de Sustentabilidad Minera Escondida, 2009. Disponible en <http://www.escondida.cl/ mel/descargas/Informe_Sust_MEL_2009.pdf>, fecha consulta: 27 noviembre 2011. 231 Anguita Oyarzún, Christian (2012): "EL ROL DEL DERECHO EN LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA EMPRESA" Durante el desarrollo de este trabajo hemos hecho, explícita o implícitamente, referencia a los mecanismos de exigibilidad de la RSE. Así, la judicialización de la RSE está representado, por un lado, por las recientes demandas en contra de empresas multinacionales (principalmente en los Estados Unidos y el Reino Unido) por actos cometidos fuera de sus fronteras, y, por el otro, por casos traídos ante institucionales internacionales, como el caso de la hidroeléctrica Pangue. La importancia del derecho en el desarrollo de las prácticas de RSE es cada vez mayor, especialmente en los países europeos, donde destaca el caso británico, que impone una obligación legal a sus directores de considerar no sólo el interés de sus accionistas al momento de tomar decisiones, sino que también el interés de los demás stakeholders. Entre nosotros, la Ley N° 20.382 significo un avance, sin embargo la voluntariedad de las prácticas de RSE es un elemento distintivo de nuestra legislación, la que todavía no alcanza los estándares de obligatoriedad europeos y donde algunas empresas multinacionales instaladas en nuestro país, siguiendo estándares internacionales, han desarrollado un conjunto de prácticas de RSE no exigibles legalmente en nuestro país. BIBLIOGRAFÍA CITADA Berle, A. and Means, G. (1932): The Modern Corporation and Private Property (New York, Harcourt, Brace & World) 380 p. Berle, A. (1931): “Corporate Powers as Powers in Trust”, Harvard Law Review (vol. 44): pp. 1049 - 1074. Biblioteca del Congreso Nacional (2009): Historia de la Ley N° 20.382: introduce perfeccionamientos a la normativa que regula los gobiernos corporativos de las empresas (Santiago, La Biblioteca) 856 p. Caroll, A. (1979): “A three dimensional conceptual model of corporate social performance”, Academy of Management Review (vol. 4): pp. 497 - 505. Dodd, E. (1932): “For Whom are Corporate Managers Trustes?”, Harvard Law Review (vol. 45) pp. 1145 - 1163. Friedman, M. (1970): “The Social Responsibility of Business is to Increase its Profits” The New York Times Magazine, September 13, 1970. Winkler, Adam (2004) “Case Studies in Conservative and Progressive Legal Orders: Corporate Law or the Law of Business?: Stakeholders and Corporate Governance at the End of History.”, Law & Contemp. (vol. 67): pp. 109 - 133. 232 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 215 - 233 NORMAS JURÍDICAS CITADAS Alien Tort Claims Act (ATCA) de 1789. (Ley de reclamación por agravios contra extranjeros). Companies Act 2006, Reino Unido. Declaración de los Derechos del Hombre de 1948, Organización de Naciones Unidas. Declaración relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo (OIT, 1998). Disponible en el sitio web de la OIT, < http://www.ilo. org/declaration/thedeclaration/textdeclaration/lang--es/index.htm>, fecha consulta: 28 noviembre 2011. Ley nº 20.382, Introduce Perfeccionamientos a la Normativa que Regula los Gobiernos Corporativos de las Empresas. Diario Oficial el 20 de octubre de 2009. Lineamientos para Empresas Multinacionales (OCDE, 2000). The OCDE Guidelines for Multinational Enterprises, Paris. Disponible en el sitio web de la OCDE < http://www.oecd.org/dataoecd/56/36/1922428.pdf>, fecha consulta: 28 noviembre 2011. Loi n° 2001 - 420 du 15 mai 2001 relative aux nouvelles régulations économiques. Disponible <http://www.legifrance.gouv.fr/affichTexte.do?cidTexte =JORFTEXT0000002231>, fecha consulta: 28 noviembre 2011. Pacto Mundial de la ONU de 1999. Vid. sitio web de la ONU con información a respecto, disponible en < http://www.un.org/es/globalcompact/>, fecha consulta: 28 noviembre 2011. Sarbanes - Oxley Act, 15 U.S.C.A 7201 - 7266 (2002). Enacted July 30, 2002. JURISPRUDENCIA CITADA Dodge v. Ford Motor Co. (1919): Corte Suprema de Michigan, 204 Mich. 459, 170 N. W. 668. Teck Corp Ltd. v. Millar (1972): Corte Suprema de British Columbia (Canadá), 33 DLR (3d) 288. 233 PETICIÓN DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO Petition for Bankruptcy Law and abuse José Gonzalo Baeza Ovalle* RESUMEN: La solicitud de quiebra desestimada, interpuesta con culpa o dolo, que causa perjuicio, constituye un abuso instrumental, no de un derecho, creando una responsabilidad u obligación extraconvencional de reparación. Analiza el artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio y reflexiona en torno a la naturaleza jurídica a la facultad asignada al deudor para ser indemnizado. PALABRAS CLAVE: quiebra – culpa – dolo – indemnización ABSTRACT: Banckruptcy request refused, interpose with guilty or fraud, that cause injury, is an instrumental abuse, not a law abuse, creating a non conventionaly liability or obligation to repair. Analize article 45, Book IV, Commerce Code and think about de juridic nature give to the debitor rigth to be repair. KEY WORDS: banckruptcy – guilty – fraud - indemnity * Abogado. Doctorando en Derecho Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesor de Derecho Comercial Universidad Bernardo O´Higgins. <[email protected]>. Artículo recibido el 3 octubre y aprobado el 26 de noviembre de 2011. 235 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" INTRODUCCIÓN Esta investigación reconoce como propósito determinar la naturaleza jurídica, además del fundamento para asignar al deudor y, dado el tenor de la norma (aparentemente sólo a éste) el derecho a reclamar indemnización de perjuicios del acreedor (y, también, aparentemente, sólo a éste), que inició un procedimiento destinado a provocar la apertura del concurso del primero siendo, en definitiva, desestimado su emprendimiento, en tanto dicho deudor acredite (no establece la oportunidad en que ha de hacerlo) que el acreedor peticionario obró culpable o dolosamente. Concretamente, el art. 45 del Libro IV del Código de Comercio chileno, dispone: “El juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance de la efectividad de las causales invocadas. La audiencia del deudor sólo tendrá carácter informativo, no dará lugar a incidente, y en ella éste podrá consignar fondos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido de base a la solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en cuyo caso no procederá la declaración de quiebra. Si la solicitud fuere desechada en definitiva, el deudor podrá demandar indemnización de perjuicios al acreedor, si probare que éste ha procedido culpable o dolosamente. Para los efectos indicados en el inciso primero de este artículo se notificará al deudor personalmente o en la forma prevista en el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, aún cuando no se encuentre en el lugar del juicio”. Por cierto que a cualquier lector medianamente avisado no dejará de sorprender que la ley permita realizar una notificación de una petición, a quien tiene interés en ella, a sabiendas que, con gran probabilidad, ese trámite no surtirá los efectos de la esencia de toda notificación, dar a conocer al interesado más inmediato la solicitud y resolución para que adopte las medidas que el caso aconseje, pues esa persona no está en el lugar del juicio, que es una de las causales contempladas en el artículo 43 del Libro IV del Código de Comercio, consistente en la fuga u ocultamiento del deudor sin dejar apoderado en los términos que ese precepto indica. 236 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 Pero ese tema puede ser materia de otra reflexión, de modo que para no distraernos del objeto de este emprendimiento, como primera exposición de principios, reiteremos nuestros postulados1 en el sentido que el derecho concursal no responde a un carácter unívoco ni homogéneo y, en todo caso, jamás adopta el carácter de un ‘juicio’, entendido como controversia entre partes que ha de ser resuelta por la autoridad, el tribunal competente, aún cuando puede dar ocasión a que surjan controversias que sí revisten la naturaleza jurídica de un juicio, como por ejemplo, las impugnaciones de crédito. Adicionalmente, el derecho concursal comprende diversos mecanismos procedimentales, siendo el primero de ellos la quiebra. Ella conforma un sistema de liquidación de los bienes del deudor. El segundo mecanismo, puede entrar en movimiento en dos situaciones distintas: antes de la declaración de quiebra o después de ella. En ambos eventos, responderá a dos fines alternativos: 1. Mejorar las condiciones de liquidación de los bienes del deudor. 2. Permitir al deudor un restart de su organización productiva o empresa o, en su caso, un remake. Cualquiera sea la finalidad y el momento en que sea perfeccionado, este instrumento es conocido bajo la expresión de convenio o concordato. Finalmente, la última herramienta que integra el derecho concursal queda constituida por el desarrollo de una indagación de índole penal, destinada a dilucidar si la conducta del deudor fallido, que determinó la apertura del concurso, vale decir, que conforma la causa de la probable insolvencia, amerita ser estimada dolosa, culpable o, respondió a variables que escaparon de su control o previsibilidad y, por ende, cabe considerarla como fortuita. Esta última investigación, dé o no lugar a una formalización, es conocida como calificación de la quiebra. Ahora bien, para los efectos de estudiar los alcances del inciso tercero del art. 45 del Libro IV del Código de Comercio, habremos de reducir nuestra atención sólo al caso previsto en esa norma, la solicitud de un acreedor destinada a provocar la apertura de concurso del deudor. Lo entendemos de esa manera, pues bajo nuestro punto de vista, constituiría el único escenario en que el legislador concedería al deudor el derecho a reclamar perjuicios, de interpretar que el inciso tercero del art. 45 del Libro 1 Baeza (2011) pp. 257 y ss. 237 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" IV del Código de Comercio, efectivamente resulta necesario para que el deudor detente esa herramienta de satisfacción. Para comprender acabadamente el interés de lo expuesto, conviene aclarar que un acreedor está facultado para provocar la apertura del concurso de un deudor, indirectamente, en otras palabras, sin necesidad de solicitar derechamente la declaración de quiebra. Tal situación la podemos enfrentar, por ejemplo, con la negativa del acreedor para aceptar un convenio, si ello resulta determinante de su rechazo, lo que también podría ser motivado por culpa o dolo. Igual cosa acontece cuando los acreedores rehúsan aceptar la oferta de cesión de bienes formulada por el deudor no calificado, situación contemplada en el artículo 252 del Libro IV del Código de Comercio. También descubrimos una situación semejante siempre que el acreedor, en vez de pedir la quiebra, no obstante detentar una causal que formalmente lo legitime para hacerlo, opta por requerir al tribunal que ordene al deudor o a la sucesión de éste, presentar proposiciones de convenio dentro del término de 30 días, bajo apercibimiento de abrir concurso a su respecto a través de la respectiva sentencia declaratoria de quiebra en caso de no hacerlo en tiempo y forma, por lo dispuesto en ese sentido en el artículo 172 del Libro IV del Código de Comercio. Pero todavía podemos encontrar más: la facultad concedida al deudor por el inciso tercero del artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio habremos de asumirla como restrictiva para este o también alcanza a quienes corren el riesgo de ser declarados en quiebra si el deudor inmediato (por asignar alguna descripción que permita marcar la diferencia para una mejor exposición del problema) lo es, como acontece con la quiebra refleja o concurso extendido. Recordemos que bajo los términos del artículo 51 del Libro IV del Código de Comercio, la quiebra de una sociedad colectiva o en comandita importa la quiebra individual de los socios solidarios que la componen. Con todo, dado que esa solidaridad sólo existe en las sociedades de hecho, colectivas y en comandita comerciales, habremos de entender que el precepto no remite únicamente a ellas. También alcanza y beneficia a sus socios solidarios, desde que ellos, por virtud de la denunciada solidaridad, igualmente son deudores. 238 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 De la misma manera integra nuestros postulados respecto a la naturaleza jurídica de los procedimientos concursales, como precisión intermedia, que estaría diferente dependiendo de la etapa de tramitación en que se encuentre, cuestión que nos deriva hacia otro aspecto que no es materia de este estudio, en particular. De ese modo, en la fase de apertura, sea que haya sido iniciada por el propio deudor o respondiendo a la petición de uno o más acreedores, estimamos que se trataba de un asunto no contencioso. No vimos un obstáculo para alcanzar esa conclusión que, bajo determinadas circunstancias, como acontece con el escenario contemplado en el artículo 41 del Libro IV del Código de Comercio, el deudor esté obligado a provocarla, toda vez que los asuntos no contenciosos pueden ser iniciados en forma voluntaria o forzada. No cambiaba la referida determinación si el concurso era abierto ex oficio por el tribunal. Bajo tales circunstancias enfrentamos una quiebra directa que no deriva de la iniciativa de un acreedor destinada a provocar la apertura del concurso, que resulta ser la fase que nos ocupa aún cuando sí podía acontecer que fuera un derivado de la negativa del acreedor para aceptar otro acto jurídico, sea un convenio, sea un concordato o una cesión de bienes. Poco interesa para el tema abordado, la naturaleza jurídica de los procedimientos concursales una vez que el concurso es abierto por sentencia firme el que, en todo caso, responderá a las características de una liquidación, dado que la hipótesis de procedencia del reclamo de indemnización pasa por la petición de quiebra malograda, en la medida que habla de haber desestimado la petición y no que la quiebra se haya alzado o revocado por otras circunstancias que permiten que ello acontezca, como ocurre en otros ordenamientos legislativos que revisaremos. Bajo esos conceptos, habríamos de entender que no forma parte de la situación regulada por el precepto en estudio, el caso en que habiéndose hecho lugar a la ‘solicitud’ y, por ende, abierto el concurso con la correspondiente sentencia de quiebra, esta última es dejada sin efecto por haber sido acogido un recurso especial de reposición o revocada por el tribunal de alzada conociendo de una apelación, contra la sentencia que desestimó el recurso especial de reposición o declaró la quiebra bajo las circunstancias previstas por el artículo 252 del Libro IV del Código de Comercio. 239 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" Con muy buena voluntad, cuestión que no va a ocurrir en caso de surgir una controversia real al efecto, podremos aceptar incluir esas situaciones en el caso del inciso 3º del artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio. En todas y cada una de ellas, finalmente la solicitud de apertura de concurso termina siendo desestimada y, por ende, haciendo lugar a la concurrencia del requisito exigido, data legem, por ese precepto. Nuestra reserva al respecto deriva del carácter excepcional que correspondería que fuere asignado a esa norma (cuestión que tampoco fluye como un asunto evidente) y, por ende, que aportaría más que algún fundamento a la alegación que sustente que tal interpretación importa una extensión analógica que devendría como improcedente si, como expusimos, quedara reafirmada la naturaleza excepcional de la norma. De todos modos, conspira contra esta posición el hecho de que el precepto en cuestión utiliza la expresión desestimada en definitiva. La inadecuada redacción de la norma nos hace sucumbir a la tentación de instalar en la mesa otro motivo de discusión. Que sea desestimada ‘en definitiva’ importa que esa decisión emane de una sentencia definitiva. Pensamos que esa interpretación es incorrecta, pues el sentido general de la legislación aplicable hace asumir que el rechazo de la petición de apertura del procedimiento concursal ha de responder a una sentencia ejecutoriada que así lo resuelva y no sólo a una sentencia definitiva, no obstando a ello que, en primera instancia o por vía de la Corte de Apelaciones haya sido aceptada, declarando la quiebra. Lo que interesa es que en último término, y a través de los diversos medios de impugnación de ese fallo, la quiebra finalmente es dejada sin efecto o revocada y, por ende, desestimada la petición conducente a declararla. En síntesis, en todos y cada uno de los escenarios propuestos como pertinentes en función de la facultad que el legislador otorga al deudor para reclamar indemnización de perjuicios, enfrentamos una solicitud de un acreedor, que no responde a las características ni naturaleza de una demanda conducente a generar una controversia que deba ser resuelta por un tribunal sino, insistimos, una mera solicitud. Estamos ante una petición que el acreedor dirige al Estado para que a través de los órganos constituidos para ese propósito (los tribunales), 240 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 concurriendo las circunstancias legales de legitimación respectivas (calidad de acreedor y causales de quiebra), resuelva suspender algunas garantías constitucionales del deudor ‘inmediato’ y sus acreedores, pudiendo extender esa situación a otros deudores por su relación solidaria con el primero como explicamos, lo que habilita a estos últimos, igualmente, para ejercer en su oportunidad la acción resarcitoria, como es conocida en doctrina. I. Marco regulatorio general de la responsabilidad en Chile En tanto nuestro centro de ocupación queda constreñido a lo dispuesto por el artículo 45 inciso 3º del Libro IV del Código de Comercio, aludiremos a un marco general de responsabilidad que no importe un derivado del incumplimiento de obligaciones de naturaleza convencional. Aún cuando aparezca de pero grullo, precisemos que el artículo 1437 del Código Civil no establece como únicas fuentes de obligaciones los contratos, cuasicontratos, los delitos, cuasidelitos y la ley, como tradicionalmente es enseñado en las Cátedras de Derecho Civil. Basta leer ese precepto con la atención que tan importante norma amerita para concluir que existe una reducción en sus términos incompatible con la realidad de nuestro sistema jurídico. En efecto, en primer lugar no instala sólo a los contratos como fuente de obligaciones sino también a las convenciones, conceptos que no resultan ser sinónimos no obstante la conjunción ‘o’ utilizada por don Andrés Bello, siendo posible concebir convenciones no contractuales que generan obligaciones, como acontece con el acto jurídico constitutivo de una persona jurídica, por citar uno entre muchos. Luego el precepto en análisis establece que las obligaciones igualmente pueden nacer “de un hecho voluntario de la persona que se obliga” y, para ilustrar la disposición entrega, a vía de ejemplo, “la aceptación de una herencia o legado” que son actos jurídicos unilaterales, pero no cuasicontratos y, de hecho, luego afirma que estos últimos también inscriben en esta categoría, aún cuando no sean sinónimo de actos jurídicos unilaterales. El resto de la norma trata de las obligaciones que derivan de los delitos, cuasidelitos, que son hechos que infieren injuria o daño a otro y, la ley. El tema que nos ocupa radica, precisamente, en el perfeccionamiento de un acto jurídico unilateral, la solicitud que un acreedor endereza para obtener que el Estado suspenda determinadas garantías constitucionales en 241 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" perjuicio de un deudor, del mismo peticionario y de los demás acreedores, provocando la apertura de un concurso. Adicionalmente, el legislador exige que esa solicitud responda a una conducta dolosa o culposa. Enrique Barros Bourie2 ayuda explicando que al derecho, en la responsabilidad civil, corresponde establecer el punto en que el ejercicio de la libertad de uno colisiona con los intereses de otro, en términos de hacer surgir para estos la facultad para exigir ser reparados en los daños soportados, lo que involucra una aplicación práctica del principio altere non laedere. La otra expresión o visión de esa máxima consiste en que cada cual habrá de cargar con sus propios daños a menos que exista una razón bastante para atribuir a un tercero la obligación de repararlos (casum sentit dominum). Eso conduce a preguntar, inmediatamente, si en la situación prevista en el inciso 3º del artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio, en tanto confiere al deudor la facultad para reclamar indemnizaciones, constituye realmente una fuente necesaria para el surgimiento de esa facultad o, por el contrario, es la situación de hecho generada y el sistema general que regula la responsabilidad en Chile, independientemente que exista o no ese precepto, la que determina el surgimiento del indicado derecho. Esto adquiere sentido en los mismos términos del artículo 1437 concordado con los artículos 2314 y siguientes del Código Civil, al establecer que las obligaciones surgen también “a consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o daño a otra persona, como en los delitos y cuasidelitos”, dando cuenta que esa es una situación que impregna el sistema general de composición jurídica. Por cierto que la primera reserva que surge en la proyección de un argumento que concluya en la carencia de utilidad de la norma en análisis la encontramos en el mismo sistema de interpretación de las regulaciones jurídicas. En efecto, asumiendo que los contratos son ley para los contratantes y, por ende, sus estipulaciones quedan elevadas a la categoría de precepto, ha sido de común aceptación que no sólo corresponde asumir como reglas válidas para interpretar la ley aquellas que ocupan el párrafo 4º del Título 2 242 Barros (2006) p. 61. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 Preliminar del Código Civil, sino también las contenidas en el Título XIII del Libro IV de ese Código. De este modo consideramos pertinente tener presente lo prevenido en el artículo 1562 del Código Civil, que privilegia la interpretación que asigna consecuencias jurídicas a una disposición antes que aquella que no lo haga. A eso también conduce el espíritu general de la legislación comercial, siguiendo los designios del artículo 24 del Código de Comercio, que entre la nulidad o convalidación usualmente opta por esta última antes que la primera, privilegiando la eficacia de los actos jurídicos, en esta situación, la disposición legal que nos ocupa, antes que su inutilidad. No obstante, la propuesta orientada a desconocer la necesidad de la existencia del inciso 3º del artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio, para hacer procedente el reclamo indemnizatorio, de alguna forma es refrendado por el autor en comento al aflorar el segundo elemento de atribución de responsabilidad por el daño ajeno pero, insistimos, no deja de inquietarnos en el contexto que no parece un adecuado sistema exegético concebir que el legislador dicta normas que no producirán efecto alguno o, si se quiere, aparecen como innecesarias para que produzcan el efecto esperado en atención a que ello puede igualmente ser logrado de aplicar otras normativas pre existentes y que conforman el sistema común de responsabilidad. Con todo y, al efecto señala que la razón más general para la atribución de responsabilidad en nuestro sistema jurídico consiste en que el daño obedezca a la culpa o negligencia del demandado (o de una persona por quien este responda). La idea de culpa –expresa- aparece en todas las normas que establecen el sistema general de responsabilidad en el derecho chileno (1437, 2284, 2314 y 2329). Así explica que este régimen de responsabilidad exige como condición para que el daño sea atribuido a un tercero que corresponda al resultado de una acción ejecutada con dolo o con la mera infracción a un deber de cuidado. Por consiguiente y, en principio, en el inciso 3º del artículo 45 del Código de Comercio, como venimos comentando, sólo estaríamos encontrando una repetición de los requisitos generales exigidos para hacer lugar al surgimiento de una obligación indemnizatoria posible de exigir en su cumplimiento a través de la acción resarcitoria. 243 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" Así las cosas, la responsabilidad por culpa sirve, a la vez, la función de constituir el fundamento y límite de la responsabilidad –agrega ese autor–: por regla general, el dolo y negligencia hacen surgir la responsabilidad civil y, en contraste, sólo se responde si se ha incurrido en dolo o negligencia. El precepto en análisis no establece algo diferente de modo que, hasta el momento, esa norma está lejos de demostrar su utilidad. El autor en referencia concluye que “atendida su generalidad, la responsabilidad por culpa o negligencia es el régimen común y supletorio de responsabilidad en el derecho chileno, aplicable a todos aquellos casos que no están regidos por una regla especial diversa”.3 Agrega más adelante que la existencia de un daño deviene en un elemento esencial a la hora de hacer lugar a una responsabilidad civil, aspecto que no impregna al derecho penal, que castiga aún cuando la perpetración del hecho punible no haya irrogado perjuicio. Vistas así las cosas y asumiendo que esa normativa es supletoria de responsabilidad en el derecho chileno, podríamos concluir que, no obstante nuestras reservas al respecto y de aceptar las explicaciones del autor en referencia, si el legislador no hubiera incluido el inciso tercero del artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio, el deudor igualmente quedaría facultado para reclamar perjuicios del acreedor cuya solicitud fue desestimada en definitiva. Finalmente, además de los requisitos generales de atribución establece la concurrencia de la causalidad entre la conducta del sujeto activo y el perjuicio sufrido por el sujeto pasivo. II. Algunas prevenciones sobre el abuso del derecho La interrogante del título de este trabajo respecto del denominado abuso del derecho demanda una explicación, la cual pretenderemos entregar en las siguientes líneas. El Dr. Augusto Juan Menéndez4 explica que la teoría del abuso del derecho, pese a haber sido formulada explícitamente a fines del siglo pasado, ha devenido clásica en pocos años, en razón de su decisiva importancia en el 3 4 244 Barros (2006) p. 61. Menéndez (1988) p. 49 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 campo de la legislación civil y es eso, precisamente, lo que nos causa preocupación, dada la manera en que estructura su análisis, como estudiaremos más adelante. Agrega ese autor que el derecho no es un fin, sino un medio5, y como tal no puede ser utilizado anti funcionalmente, en forma que cause un perjuicio innecesario a los demás; la persona que ejerce una prerrogativa legal de este modo no hace uso de un derecho, sino que lo emplea de modo abusivo y, consiguientemente, debe reparar el daño causado, material y moral. Nos parece pertinente abundar en la referencia, para traer a colación que ese autor entiende que el “vocablo abuso proviene de la palabra latina abusus, que significa ab, contra, y usus, uso; o sea, uso contrario o mal uso, o, mejor aún, obrar excesivo”. Álvaro Ortúzar Santa María6 se pregunta “Y ¿qué es el abuso del derecho sino establecer la manera cómo éste puede ejercerse y los límites de ese ejercicio? Entonces, planteemos la afirmación de fondo que inspira todo este trabajo: el ordenamiento jurídico reprime o sanciona a quien de manera arbitraria, caprichosa o injusta ejercita su derecho, causando con ello amenaza, perturbación o privación en el derecho de otro”. Pablo Rodríguez Grez7, luego de entregar un concepto de acto abusivo, como referencia al abuso del derecho, explica que “existen dos formas genéricas distintas de abuso: la pretensión fundada al margen de los intereses jurídicos protegidos en la norma jurídica (no hay derecho subjetivo), y la pretensión de extender el interés más allá de sus límites, prevaliéndose de las transformaciones experimentadas en el escenario fáctico en que se gestó la relación jurídica intersubjetiva. Aludimos, entones, al ‘abuso del derecho’ y, paralelamente, al ‘abuso circunstancial’. Como se señalará más adelante, el ‘abuso del derecho’ (probablemente mal llamado de esta manera) y el ‘abuso de hecho’ conforman las dos manifestaciones más claras y elocuentes de este Esa afirmación no constituye una verdad en sí misma, dando paso a una petición de principios. Obviamente el análisis meramente jurídico no abarca la trascendencia, de manera que al concebir el derecho de dominio no vemos que éste pueda ser un medio para alcanzar otro propósito que no se agote en su ejercicio expresado a través de sus atributos. Con todo, reconocemos que esta materia es opinable, dando origen a un interesante debate al cual no podemos destinar el tiempo que desearíamos ni tampoco esta es la ocasión para aceptar el reto. 6 Ortúzar (2003) p. 25. 7 Rodríguez (1997) p. 78. 5 245 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" comportamiento desviado que se consuman en fases diversas: una al invocarse la ‘pretensión’ fundada en un derecho subjetivo que se afirma corresponde al pretensor; otra al configurarse la ‘prestación’ y concretarse el provecho que corresponde al titular del derecho para satisfacer los intereses jurídicamente reconocidos por el ordenamiento positivo”. Arturo Alessandri Rodríguez8 enuncia el problema explicando que “la responsabilidad delictual y cuasi delictual civil no sólo proviene de hechos u omisiones materiales que, cometidos con dolo o culpa, dañen a otro. También puede derivar del ejercicio de un derecho. Así ocurre cuando este ejercicio es abusivo y causa daño. El abuso de un derecho, que perjudica a otro, es, pues, fuente de responsabilidad delictual y cuasi delictual”. Habiendo realizado estas precisiones, conviene acudir a las fuentes, como es el caso de Marcel Planiol9 que enseñaba: “Usage abusif des droits.Les jurisconsultes et les législateurs modernes ont au contraire une tendance à considérer l’usage d’un droit comme pouvant devenir un abus, et par suite constituir una faute. On parle volontiers de l’usage abusif d’un droit, comme, si ces deux mots avant un sens clair et certain. Mais il ne faut pas en être dupe: le droit cesse où l’abus commence, et il ne peut pas y avoir “usage abusif” d’un droit quelconque, parce qu’un même acte ne peut pas être tout a la fois conforme et contraire au droit”. El Dr. Raymundo M. Salvat10, haciendo un recuento histórico encuentra el origen de la máxima de Marcel Planiol en el derecho romano nullus videtur dolo facere qui suo jure utilitur.11 Agrega más adelante que las leyes de Partida contemplan el mismo principio, al decir: non faze tuerto a otro, quien usa de su derecho (Part. 7ª, tít. 34, ley 14). Eso derivó en el Código de Prusia que disponía en su art. 94 de la introducción como “el que ejerce un derecho conforme a las leyes no responde del perjuicio que resulta de este ejercicio”. Alessandri (1943) p. 251. Planiol (1902) p. 265. 10 Salvat (1958) pp. 90 y ss. 11 No se considera que obra con dolo nadie que usa de su derecho. Digesto, libro 50, título 17, ley 55, texto de Gaius. 8 9 246 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 Por consecuencia, nos encontramos con dos verdaderos maestros del derecho, como Pablo Rodríguez Grez y Marcel Planiol, obviamente en sus respectivos escenarios, en que uno de ellos deja constancia de su reserva respecto de la denominación abuso del derecho, como posiblemente errónea y, el segundo, definitivamente afirma que constituye un error. En síntesis expresa que el derecho termina donde empieza el abuso pues es una contradicción de términos lógicamente inaceptable postular que un mismo acto este conforme y contrario a derecho a la vez. Hay varios sofismas que por lo repetido y tradicionales, pasan tranquilamente a través de la audiencia de jurisconsultos sin que escuchemos reserva alguna en cuanto a las afirmaciones implícitas en las conclusiones o máximas que son repetidas con ocasión o a su respecto. Algunas de las materias en que son vertidos esos sofismas, como expresa el Doctor Menéndez, adquieren el carácter de ‘clásico’, como acontece con el mentado abuso del derecho. Muchas veces eso trae a la memoria largas discusiones de pasillo en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica con el inolvidable y trágicamente fallecido Jaime Guzmán Errázuriz, que aclaraba posiciones trayendo a canto cuestiones obvias pero que por ser tales no se mencionaban, como él hacía presente y, al no quedar expresadas, luego eran olvidadas, enturbiando argumentos o dando por ciertas algunas conclusiones sin parar en la legitimidad del raciocinio. Ahora acontece algo semejante, para lo cual iniciaremos el camino de la confusión, previo a la creación intelectual, con la inexistencia. La discusión en torno a si el sistema jurídico contemplaba o podía contemplar la inexistencia de determinados actos jurídicos era prontamente zanjada alegando que el legislador no puede regular lo inexistente. Obvio. Tema descartado.12 Un mejor análisis de postulado, ciertamente, conduce a concluir que estamos ante un peligroso sofisma, en la medida que el legislador es llamado a regular toda situación que altere la normalidad jurídica. 12 No someteremos a nuestros lectores a la ‘tortura’ de las citas, como lo hicimos con el mal denominado abuso del derecho, justificado en que éste conforma un tema directo de nuestro trabajo. 247 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" Por cierto que un contrato calificable de inexistente por ausencia de voluntad puede alterar esa normalidad. Basta un ejemplo: En un contrato de compraventa de un inmueble se hace comparecer al dueño como vendedor, en circunstancias que nunca concurrió al otorgamiento de esa escritura pública y, por circunstancias insospechadas, esa compraventa es inscrita, por lo cual, formalmente, ocurre el cambio del dominio del inmueble. El dueño, por ende, afectado por la transferencia formal del dominio no puede sentarse a esperar que el tema se solucione por sí mismo, afirmado que el contrato no existe y, por ende, tampoco pudo haber tradición. El hecho es que la propiedad pasó a nombre de otro y él se encuentra en una situación de perder el inmueble de su dominio si no cambia su pasividad por la acción. Manteniendo la fidelidad con los postulados que la inexistencia no debe ser regulada por el legislador, precisamente porque no existe, en el caso en comento en que enfrentamos un contrato de compraventa inexistente por falta de voluntad, tenemos una alteración de la normalidad jurídica y si eso no fuera regulado para restablecer el orden social, legitimaríamos un acto injusto en cuanto ilícito, por omisión. No olvidemos que tras la inexistencia sólo encontramos una situación de hecho, que ha de ser constatada y declarada por un tribunal, pues tiene o puede tener consecuencias jurídicas. La línea de argumentación criticada es propia de los teóricos del derecho que restringen su actividad jurídica a leer textos para luego escribir, desatendiendo la esencia de la disciplina jurídica, servir a la sociedad, lo que exige tener acceso a sus necesidades y requerimientos diarios. El derecho como oficio es un trabajo de todos los días indisolublemente unido a la realidad social en que es ejercido, por lo cual, las vías de hacerlo aflorar, en esencia, son todos empíricos. Eso era apreciado por Álvaro Ortúzar Santa María13 bajo una perspectiva de regreso al expresar: “Quiero decirles que el resultado de este trabajo no es más que la fusión de una cuestión muy simple y muy compleja a la vez. Veintitantos años de profesor de Derecho Civil en la Universidad Católica y 13 248 Ortúzar (2003) p. 24. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 unos 15 años en la Universidad de Chile, combinados con los mismos años de ejercicio profesional, me han convencido de que el derecho llevado a la práctica es mucho más rico que la comprensión de conceptos jurídicos abstractos”. Con el mal denominado abuso del derecho ocurre algo semejante que con la citada inexistencia. En este ámbito se ha esgrimido como un argumento tan fuerte como el que acabamos de ver respecto a la referida inexistencia, esta vez en la voz de un eximio y, por consiguiente, aterrador maestro, como Marcel Planiol, en cuanto enseñaba, como lo apreciamos en la cita con origen romano, que los derechos no pueden ser abusados, dado que donde es iniciado el abuso termina el derecho. El Dr. Raymundo M. Salvat14 trae a colación que muchas legislaciones acogen positivamente el denominado abuso del derecho, en sus códigos civiles, como acontece con el antiguo alemán (art. 226: “No es permitido ejercer un derecho cuando este ejercicio no puede tener otro fin que causar un perjuicio”); el suizo (art. 2º: “Cada uno está obligado a ejercer sus derechos y ejecutar sus obligaciones, según las reglas de la buena fe. El abuso manifiesto de un derecho no es protegido por la ley”), también cita como ejemplos el brasileño (art. 160), el austríaco reformado (art. 1295), el soviético (art. 1º), el mexicano (art. 1912) y el chino (art. 148). Pese a ese tremendo apoyo y con el debido e indudable respeto que a no dudarlo amerita tan insignes maestros, consideramos que esa estructuración lógica exhibe una desviación sofista. La falsedad de la propuesta que conduce al sofisma denunciado queda inocentemente encubierta bajo la capa de un error conceptual que, por cierto, no resulta para nada obvio, pero que denota y deriva de la falta de prolijidad en el análisis, dando paso a una suerte de logomaquia. Estimamos esencial a todo análisis jurídico de un problema, proceder como una cuestión previa a la desagregación de los elementos que confluyen en él, sistema que vamos a utilizar en este caso. Si logramos alcanzar el éxito en tal empeño, por cierto que la mitad del asunto motivo de nuestra ocupación pasa a estar resuelto, en la medida que 14 Salvat (1958) p. 91. 249 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" también tengamos fe en las categorías jurídicas que hemos internalizado a través de nuestra educación en esta ciencia. El derecho es una expresión de contenido analógico, por lo cual, para un debido examen del punto, conviene llevar a cabo una reducción en sus términos y la efectuaremos a grado extremo, de tal manera que saltándonos la rigurosidad de un análisis matemático que nos prohíbe la utilización de la casuística para pretender de allí derivar una regla, obedeceremos a las ciencias jurídicas en que esas libertades son permitidas. Hablemos en concreto del derecho de dominio como vía par demostrar nuestra propuesta, en la medida que es el más utilizado para revisar el tema del denominado abuso del derecho entre los autores. Un tema es el derecho de dominio en sí, como concepto abstracto que determina la titularidad de una persona sobre una cosa corporal y, salvando las reservas de Andrés Bello (art. 583 del Código Civil) también incorporal y, otra diferente, son las consecuencias que derivan de ese derecho de dominio, junto a los atributos que lo caracterizan. La dificultad surge a partir de las mismas expresiones utilizadas en el art. 582 del Código Civil chileno, “el dominio (que se llama también propiedad) es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o contra derecho ajeno”. No encontramos que esa disposición establezca que el derecho de dominio sea un sinónimo de sus atributos de goce y disposición. El dominio es un derecho real sobre una cosa. Ni siquiera se ejerce sobre una cosa sino que está en ella en la medida que el derecho exista. El dominio en nuestra sociedad se hace presente básicamente como una carga para el resto de sus integrantes que, en tanto lo encontramos radicado en una cosa, son autoexcluidos de sus consecuencias, su uso, goce y disposición. Acojamos, aun cuando sea para el sólo éxito del análisis, el postulado de Jean Jacques Rousseau contenido en su obra el contrato social, en el sentido que el hombre está en sociedad gracias a la renuncia de parte de sus libertades, lo que forma el referido contrato social. Antes de la sociedad, todos teníamos la libertad de acceder a las cosas sin restricción alguna. 250 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 La autoexclusión social que conlleva el dominio es su situación estática, además de abstracta. Tenemos una posición, por así decirlo, en que una persona, el propietario, se encuentra en medio del terreno en el cual recae su derecho y, el resto de la sociedad lo mira. Estimamos posible, legítimamente, sostener que esa persona está ejerciendo su derecho, de alguna manera usa la cosa sobre la cual recae (está parado en ella), pero bien podría ser que ese propietario no esté en el terreno, vale decir, no ejerza ninguno de los atributos que confiere el dominio (usar, gozar y disponer) e, igualmente, el resto de la sociedad mira el terreno, no pudiendo usar, gozar ni disponer de él, pues tales atributos son una consecuencia de un dominio a cuyo respecto se han autoexcluido para hacer posible la vida en sociedad. En esta segunda situación ¿será legítimo sostener que ha desaparecido la propiedad? Naturalmente que la respuesta es negativa. Por consecuencia, podemos derivar con fundamento que el derecho de dominio existe aun cuando su titular no ejerza ninguno de sus atributos, porque lo propio de ese derecho es la auto exclusión del resto de la sociedad en relación con el bien sobre el cual recae. Nos podrán decir que en el ejemplo propuesto el propietario conserva, al menos, el atributo de la disposición, aun cuando sea en forma inmanente o, si se quiere, en estado potencial. Eso es cierto. Por consiguiente y, para refrendar lo expuesto y separar el dominio de sus atributos, continuaremos el análisis destacando que nuestro sistema jurídico contempla la posibilidad que un propietario quede reducido a tal extremo en su derecho que pase a ser nudo propietario, o sea, carente de los atributos uso y goce de la cosa. Sólo queda radicado en él la disposición que importa un concepto de connotación jurídica abstracta, en tanto remite a la posibilidad de enajenación (utilizando el término en su sentido amplio). Aún más, incluso podemos quitarle el atributo de la libre disposición del bien de su propiedad, para sortear la crítica formulada, situación que encontramos toda vez que se produzca la apertura de concurso de ese propietario, declarando su quiebra, pues bajo esas circunstancias opera el desasimiento (efecto inmediato de la declaración de quiebra, que priva al fallido del derecho a disponer y administrar los bienes afectos al concurso) sin que por ello 251 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" podamos sostener que ese deudor en falencia ha dejado de ser dueño de las cosas que han caído bajo los efectos del desasimiento. Esta progresión del análisis nos obliga a retornar sobre nuestro primer postulado en el sentido que el dominio, esencialmente, existe en la medida que haya una autoexclusión del resto de los miembros de la sociedad respecto a una cosa determinada, pero no es de la esencia del mismo que el titular detente todos sus atributos: uso, goce y disposición. Podemos seguir avanzando en el análisis, para superar varios cabos sueltos que van quedando en su desarrollo pero eso ya no resultaría útil para avanzar en el tema que nos ocupa y regresemos al manido abuso del derecho. ¿Puede un propietario abusar de su derecho de dominio? No vemos la forma en que una autoexclusión social respecto de un bien determinado, que finalmente resultó ser la esencia del dominio, pueda ser abusada por su titular, beneficiario de dicha autoexclusión. ¿Si un propietario de un vehículo, en vez de conducirlo por la calzada lo hace pasando a llevar todos los antejardines de una cuadra completa, destruyendo las plantas y cierros respectivos se postulará que usó abusivamente de su derecho de propiedad sobre el vehículo, haciendo abstracción de la normativa circunstancial al hecho? Surgen entonces quienes postulan que el abuso del derecho radicaría en la disfuncionalidad del uso del mismo, pero sujeto a los alcances conceptuales efectuados, el dominio ‘no se usa’. Si concebimos al dominio en esencia como la autoexclusión social, la propiedad no resulta posible que sea usada. Lo que entra en juego son los atributos, consecuencias o efectos del dominio. En el ejemplo propuesto, el vehículo está concebido para ser ‘usado’ por su propietario en la calzada, no en los antejardines de las casas. Bajo esos conceptos, entonces, tenemos que es el uso y goce de las cosas en que radica el dominio, el efectuado en forma indebida, en otras palabras, de manera disfuncional, no el derecho en su esencia. Con esa desagregación analítica, podemos concluir que los daños ocasionados no son una derivación de la existencia del derecho de dominio que, como vimos, en esencia sólo radica en la autoexclusión social de la cual 252 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 fluyen consecuencias, sino en el ejercicio de los atributos del dominio, en otras palabras y, acá en forma prácticamente literal, el ‘uso’ de la cosa efectuado de manera que trasgrede la limitación impuesta por la ley, el mismo art. 582 del Código Civil, que consagra el altere non laedere. Para no extender en demasía este capítulo que es incluido a modo de prevención, podemos colegir, finalmente, que los derechos no son susceptibles de ser abusados, pero sí lo son aquellas herramientas o atributos que la sociedad concede a sus titulares, como el uso, goce e incluso, su disposición, que resultan ser efectos o derivaciones del dominio. De ese modo, no hay una disfuncionalidad del derecho sino que un uso abusivo de sus atributos no siendo sinónimos derecho y atributos, porque eso importa un error lógico de proporciones al confundir la parte con el todo. Un buen ejemplo de abuso instrumental lo encontramos en el art. 211 del Código Penal, en cuanto establece que la acusación o denuncia que hubiese sido declarada calumniosa por sentencia ejecutoriada, amerita el castigo que indica. También lo es el artículo 426 del mismo Código (calumnia inferida en juicio) o, finalmente, la responsabilidad de calumnia del querellante. En todos esos casos nos encontramos con el uso indebido o disfuncional, si se quiere, de instrumentos que otorga el legislador para alcanzar propósitos diferentes de aquellos perseguidos por quien empleó esos instrumentos. En suma, podemos constatar que el legislador es proclive a sancionar el uso indebido o disfuncional de instrumentos pero no de derechos en abstracto como el dominio en sí, por ejemplo. Las prevenciones precedentes serán útiles y reconocen sentido, no en un afán de originalidad del autor, sino como un medio necesario y, más que ello, imprescindible para entender las conclusiones en torno al alcance del inciso tercero del artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio. III. Legislación comparada sobre la acción resarcitoria del deudor Conviene a un adecuado análisis jurídico, servir la obligación de detenernos en la legislación comparada respecto a la materia de nuestro estudio. 253 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" Regresemos al trabajo del Dr. Augusto Juan Menéndez15 que bastante nos alivia la carga, al hacer un recorrido por la legislación comparada, aun cuando en algunos casos evidencia cierta desactualización que, para los efectos de nuestra investigación no resulta particularmente relevante. Así expresa que en España el art. 885 del Código de Comercio, con iguales términos que el art. 1034 del código derogado, establece: “El comerciante que obtuviere la revocación de la declaración de la declaración de quiebra por sus acreedores, podrá ejercitar contra éstos la acción de daños y perjuicios, si hubieren procedido con malicia, falsedad o injusticia manifiesta”. Concordantemente, el art. 1332 de la Ley de Enjuiciamiento Civil español prescribe: “La acción de daños y perjuicios que, según el art. 1034 del Código, compete al quebrado repuesto contra el acreedor que hubiere instado o sostenido la declaración de quiebra con dolo, falsedad o injusticia manifiesta, se ejercitará en el mismo expediente de reposición, sustanciándose por los trámites del juicio ordinario de mayor cuantía”. De este modo enfrentamos una legislación que hace surgir la posibilidad de ejercer la acción resarcitoria al deudor que ha sido declarado en quiebra, cuando ésta ha sido revocada, pero implícitamente es negada a ese deudor tal acción si la iniciativa del acreedor destinada a provocar la apertura de su concurso resulta desestimada en definitiva, como acontece en el precepto en estudio del Código de Comercio chileno. En México, el art. 25 de la Ley del 31 de diciembre de 1942 dispone que si es obtenida la revocación del auto de quiebra, se podrá accionar contra los solicitantes de ésta o contra el juez que la declaró de oficio, por el resarcimiento de los perjuicios ocasionados “si hubieren procedido con malicia, injusticia notoria o negligencia grave”. Una formulación semejante adoptaría el art. 1330 del Código de Comercio de Honduras y el artículo 73 de la Ley paraguaya de quiebras vigente en la primera mitad del siglo pasado. Por cierto que la legislación chilena tampoco contempló la acción contra el juez en caso que la quiebra fuera declarada ex officio, bajo ninguna circunstancia. El Código de Comercio de la República de El Salvador no contiene norma alguna al efecto, a diferencia de la legislación peruana, que regula los 15 254 Menéndez (1988) pp. 1 y ss. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 concursos en la Ley n° 7.566 de 1932, cuyo artículo 15 inciso 2° dispone: “Desechada en definitiva la solicitud del acreedor, el deudor tendrá derecho a reclamar indemnización por daños y perjuicios, si hubo dolo o malicia de parte de quien pidió la quiebra”, lo que podemos establecer como una lectura muy semejante a la legislación chilena. El artículo 20 del Decreto Ley 7661/45 de la República Federal de Brasil determina que siendo solicitada dolosamente la quiebra de una persona, en la resolución que la denegare, ya sea en primera o segunda instancia, el peticionario será condenado a indemnizar al deudor los daños que le hubiere ocasionado, realizándose la liquidación en la ejecución de la sentencia, estableciendo la responsabilidad solidaria para el evento de existir múltiples solicitantes. En Italia, el art. 21 del Decreto Ley 267/42 regula los efectos de la revocación sobre los gastos de la falencia y los honorarios del curador. Ambos son liquidados por el tribunal, por decreto no sujeto a recurso. Si el peticionario fuere condenado al pago de los perjuicios por haber obrado sin la prudencia normal, léase ordinaria, al tenor del art. 196 del Código de Procedimiento Civil italiano, aquéllos también serán incluidos de oficio en la sentencia que resolviere sobre la oposición. El art. 21 de la Legge Fallimentare se refiere al “acreedor que haya pedido con culpa la declaración de quiebra”. Según el autor en referencia, la legislación inglesa exigiría una caución cuyo monto dependerá de la cantidad de solicitantes y contra la cual se cargarían los perjuicios causados al autor. Habiendo revisado someramente la Insolvency Act 2000, no fue posible encontrar semejante exigencia, pudiendo aparecer en otras disposiciones legales que no hemos tenido a la vista. El artículo 103, de la Ley n° 19.551 de la República Federal Argentina establece: “Revocada la sentencia de quiebra, quien la peticionó con dolo o culpa grave es responsable por los daños y perjuicios causados al recurrente, en la extensión del artículo 1078 del Código Civil”. El artículo 1078 del Código Civil argentino prevé que: “La obligación de resarcir el daño causado por los actos ilícitos comprende, además de la indemnización de pérdidas e intereses, la reparación del agravio moral ocasionado a la víctima”. 255 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" Adquiere particular relevancia en este acápite lo dispuesto por el art. 1071 de ese Código Civil: “El ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto. La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considerará tal al que contraríe los fines que aquélla tuvo en mira al reconocerlos o al que exceda los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres”. Ese precepto, entonces, conforma la institucionalización legal del mal denominado abuso del derecho, en la República Federal Argentina. Habremos de aclarar que el sistema instaurado por la legislación argentina para la procedencia de la acción resarcitoria no es semejante al chileno, dado que exige que la quiebra haya sido declarada, en circunstancias que bajo la legislación chilena, como veremos, no es necesario que sea abierto el concurso para dar lugar a esa acción, bastando que la solicitud haya sido desestimada en definitiva lo que hemos convenido en leer, por sentencia ejecutoriada. El art. 1550 del Código de Comercio de Panamá dispone: “El auto que declare fundada la oposición e improcedente la declaración de quiebra, condenará al pago de los daños y perjuicios al acreedor o acreedores que la hubiesen solicitado dolosa o falsamente, sin perjuicio de cualquier otra responsabilidad a que hubiere lugar”. Esta es una disposición parecida a la existente en el sistema legal chileno, en tanto la acción resarcitoria procede por haber desestimado la solicitud de abrir concurso respecto a un deudor determinado y no por la revocación de la sentencia que declara la quiebra. El artículo 1951 del Código de Comercio de Colombia, en su artículo 1951, prescribe: “La revocatoria del auto que declaró la quiebra y el decreto de restitución del quebrado por no ser comerciante o haber estado al corriente en sus obligaciones para cuando se declaró la quiebra, dan lugar a condena al pago de las costas y de los perjuicios causados, a cargo de quien promovió el proceso, que se decretará en la misma providencia y cuya liquidación se hará por los trámites previstos para la liquidación de la condena en abstracto en el Código de Procedimiento Civil”. En este caso no encontramos la exigencia de legitimación para interponer la acción resarcitoria, que el solicitante haya obrado con culpa, dolo, malicia, manifiesta injusticia o falsedad de los títulos como hemos apreciado en las disposiciones precedentemente citadas, lo que conforma una situación 256 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 única de responsabilidad objetiva para justificar el surgimiento de una obligación reparatoria o resarcitoria. De este modo, a partir de la legislación comparada que, en gran parte hemos recabado de las citas al texto del Dr. Augusto Juan Menéndez, es dable colegir que los principales sistemas se agrupan de la siguiente forma: a) Los que para interponer la acción resarcitoria exigen la existencia de culpa o dolo al deducir la solicitud de apertura del concurso que en definitiva es desestimada y un daño. b) Los que para interponer la acción resarcitoria, además de lo indicado en el punto anterior, precisan que la quiebra haya sido declarada. c) Aquellos en que el deudor no precisa interponer la acción resarcitoria, dado que la reparación es ordenada de oficio por el tribunal. IV. Situación imperante en Chile El inciso final del art. 1351 del Código de Comercio de 1866 disponía lo siguiente: “Desechada la solicitud, el deudor podrá demandar indemnizaciones de daños i perjuicios al acreedor que hubiere provocado la declaración de quiebra, probando que éste ha procedido culpable o dolosamente”. Por cierto que de la simple lectura de esa norma surgen algunas interrogantes: Desechada la solicitud ¿Aun cuando no sea por sentencia ejecutoriada? La lógica lleva a contestar que es preciso que el rechazo sea por sentencia ejecutoriada, en tanto la acción resarcitoria precisa de una situación jurídica consolidada, inamovible, pero no resulta claro en el texto. Esa norma fue derogada por la Ley n° 4.558 de 1929, cuyo texto refundido fue fijado por el Decreto n° 1.297 de 1931, que incorporó el siguiente art. 39: “El Juzgado se pronunciará sobre la solicitud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del deudor, si lo estima necesario, y deberá cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad de las causales invocadas. Si la solicitud es desechada en definitiva, el deudor podrá demandar indemnización de perjuicios al acreedor, si probare que éste ha procedido culpable o dolosamente”. Hay dos sutilezas que marcan la diferencia entre el artículo nuevo y el del Código de Comercio de 1866: 257 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" 1. Aclara el alcance de la expresión “desechada la solicitud” por “la solicitud es desechada en definitiva”, que conformaba la debilidad del primer precepto y que, de esta forma fue interpretado, en el sentido que para interponer la acción resarcitoria, resulta necesaria una situación jurídica consolidada respecto al rechazo de la solicitud. 2. El artículo original permitía que el interesado ofreciera probar la culpa o dolo del acreedor solicitante, al utilizar la expresión “probando” que importa algo que está en movimiento pero no consolidado. El artículo 39 de la ley 4558 somete la legitimación en causa activa para deducir la acción resarcitoria a que previamente haya sido probada la culpa o el dolo, lo que genera un escenario de difícil comprensión, al utilizar la expresión “si probare que…” En otras palabras, primero ha de probar la conducta imputable del acreedor peticionario para luego quedar legitimado en el ejercicio de la acción resarcitoria. El texto actualmente vigente, en su parte pertinente, que es el inciso 3º del art. 45 del libro IV del Código de Comercio, prácticamente reproduce el art. 39 de la Ley n° 4.558, al disponer: “Si la solicitud fuere desechada en definitiva, el deudor podrá demandar indemnización de perjuicios al acreedor, si probare que éste ha procedido culpable o dolosamente”. Conviene aclarar que la solicitud enderezada a un tribunal, cualquiera sea la forma que adopte, no constituye un derecho, sino la utilización de un instrumento para hacer efectivo un derecho garantizado por la Constitución Política de la República, en el número 14 de su art. 19: “El derecho de presentar peticiones a la autoridad, sobre cualquier asunto de interés público o privado, sin otra limitación que la de proceder en términos respetuosos y convenientes”. Dependiendo de la autoridad a que vaya dirigida esa petición serán las formalidades que habrán de cumplir. Así las cosas, al enderezar una petición que envuelve un comportamiento culpable o doloso, no existe un abuso del derecho, sino un uso culpable o doloso de un instrumento, la solicitud en cuestión, que otorga el derecho. Sin ahondar mayormente en el tema, pues nos desviaríamos hacia un escenario que, desde un inicio planteamos que no era el concerniente a los procedimientos concursales, como son los juicios, entendidos como controversia entre partes, dejemos constancia que los tribunales chilenos, sistemáticamente han entendido que en la interposición de una demanda infundada e, incluso dolosa, sólo es sancionada con la condena en costas. No ven en ello 258 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 un uso abusivo de una herramienta concebida como mecanismo de composición social, en otras palabras, con un evidente desviación de uso o, como lo expresan otros autores, una manifiesta disfuncionalidad. Todavía resulta más grave aún la situación expuesta a la vista de la inexcusabilidad que impregna la actividad de los tribunales como obligación legal. De este modo, aún cuando el juez asuma la convicción interna de la carencia de fundamento o malicia de la presentación, queda obligado a acogerla a tramitación y, finalmente fallarla. No obstante, siendo lo expuesto nuestra experiencia personal en estrados, hemos podido encontrar cierta jurisprudencia que denota un cambio en la actitud, reconociendo que la responsabilidad del demandante temerario no es agotada en la condena en costas que cubre parte de los gastos personales y procesales derivados del juicio, sino también alcanza a la indemnización por otros conceptos que, por el momento, no pueden ser el daño moral.16 16 Schopf y García (2009) pp. 3 y ss, en ficha nº 1, comentan sentencia de la Corte Suprema que rechaza recurso de casación en el fondo de sentencia proveniente de la Corte de Apelaciones de Coyhaique, de fecha 28 mayo de 1998 (RDJ, T. XCV, sec. 1ª, pp. 57 y ss): “La responsabilidad cuasidelictual civil puede originarse del ejercicio de un derecho cuando éste se realiza en forma abusiva y causa daño a un tercero. Lo anterior, por cuanto los derechos subjetivos tienen una finalidad y han de ejercerse de acuerdo a esos fines. Quien apartándose de los fines ejerce un derecho negligentemente y causa daños a terceros debe indemnizarlos. Este es el caso de quien ejerce una acción o recurso legal sin la debida diligencia y causa daño. En la especie, es concurrente la negligencia y descuido de Almacenes Brautingam SA, en el ejercicio de un derecho, abusando de él al ejecutar a la demandante, pues resulta evidente que Doraliza Águila no formaba parte de la sociedad cuya representación se le atribuía y nunca fue socia de ella. Para acreditarlo, bastaba revisar los registros correspondientes, cuestión que de haber actuado diligentemente debió haber hecho la demandada, sobre todo si se considera que la demandante no reconoció o confesó adeudar suma alguna a la ejecutante. No obstante, se optó por seguir adelante la ejecución, lo que delata descuido y falta de prudencia y no se puede excusar en el error cometido por el Tribunal. La conducta causó un daño emergente a la demandante consistente en los gastos en que ésta debió incurrir para contratar a un abogado. Además, causó un daño moral consistente en el sufrimiento y la incertidumbre de que su vivienda iba a ser rematada. La publicidad de estos hechos puso en duda su seriedad, reputación y honorabilidad, afectándose sus sentimientos y afectos, todo lo cual es constitutivo de un daño moral estimado prudencialmente por los sentenciadores en dos millones de pesos”. 259 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" La diferencia que tenemos con la solicitud destinada a provocar la apertura de un concurso es que tiene por objeto obtener el pronunciamiento del Estado en orden a cautelar bienes de interés superior, como es la estabilidad económica amenazada por la eventual o real insolvencia de un deudor. El sólo inicio de una petición de apertura de un concurso ya es lesiva para un comerciante. Si ella, además, responde a una conducta culpable o dolosa, enfrentamos una figura conocida: un delito o cuasidelito civil. Los preceptos que hemos traído a colación, por lo demás, quedan estructurados de esa forma, en la medida que, para el caso de la culpa no habla de una graduación de la misma dado que la culpa aquilina no está afecta a ese desarrollo. Si los postulados precedentes fueran ciertos, podríamos concluir, como lo anticipábamos en un inicio, que la norma contemplada en el inciso tercero del artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio no sería necesaria para que el afectado por un hecho ilícito como el descrito que, como expusimos no importa un abuso del derecho sino una disfunción de un instrumento de composición social, pudiera accionar contra el responsable de ese hecho ilícito en los términos concebidos por los artículos 2314 y siguientes del Código Civil. El tema que nos debe provocar inquietud en nuestro planteamiento es que parece que tal predicado no es del todo claro porque si lo fuera, ¿cuál es la razón que lleva a la mayoría de las legislaciones concursales a contemplar, con uno u otro matiz, la existencia y requisitos para ejercer la acción resarcitoria? Consideramos que la respuesta a esa interrogante la debemos encontrar en el comportamiento mayoritario de los tribunales, en cuanto reticentes a considerar que la interposición de una demanda, aún cuando sea absolutamente desprovista de fundamento y, por ende, indudablemente culposa la conducta que lleva a incoarla tenga una sanción diferente a la condena en costas. La aplicación práctica de los tribunales entonces pasa por considerar que esa actuación importaría, en el peor de los casos, un hecho ilícito que tiene una sanción específica, la referida condena en costas. El precepto en análisis, entonces, satisface la necesidad de aclarar que la acción resarcitoria no es la de cobrar las costas, sino perjuicios adicionales. 260 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 También la práctica nos enseña que la forma de estructurar esa acción ha sido tan deficiente que, existiendo múltiples solicitudes de quiebra desestimadas en definitiva, ningún deudor la ha interpuesto, con éxito, hasta donde hemos podido indagar. CONCLUSIONES 1º. El inciso 3º del artículo 45 del Libro IV del Código de Comercio, legitima en causa activa al deudor para reclamar indemnización de perjuicios al acreedor que levantó una solicitud para abrir concurso a su respecto, siendo desestimada en definitiva. 2º. Estimamos que la acción resarcitoria también corresponde a los deudores que son o pudieron ser objeto de una quiebra refleja, de haber prosperado la solicitud. 3º. En la situación en estudio no existe un abuso del derecho, sino una disfunción en la utilización de mecanismos de composición social, como la presentación de solicitudes al tribunal o autoridad, lo que es reconocido y amparado por la Constitución Política de la República de Chile, en el número 14 del artículo 19. 4º. Si bien es cierto que esta situación podría haber sido resuelta a través de la normativa aplicable a los delitos y cuasidelitos, estimamos acertada la opción legislativa en orden a generar regulaciones específicas, como lo hizo con las disposiciones penales traídas a colación, por la dificultad práctica encontrada en los tribunales, al entender que el solicitante o litigante doloso o culpable sólo es posible castigarlo con la condena en costas. 5º. Las deficiencias del sistema instaurado son tan severas que no nos ha sido posible interiorizarnos de ningún caso en Chile que haya derivado en la interposición de una acción resarcitoria aun cuando existen múltiples solicitudes de apertura de concurso que han sido rechazada por sentencia ejecutoriada, por lo cual es imprescindible revisar los supuestos legales para ejercer el reclamo, observando la experiencia extranjera sobre la materia. Bajo esa realidad, como mínimo habremos de considerar que eso da claras luces que el sistema no es idóneo para servir al propósito de su instauración. 261 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" De hecho, en nuestra práctica profesional hemos conocido un caso en que fue obtenida la declaración de quiebra con pagarés falsos. Habiendo sido acreditada la falsedad de los documentos y para que la quiebra fuera levantada transcurrieron cuatro meses. La empresa fue declarada en quiebra nuevamente pues no pudo recuperar la pérdida que la petición de quiebra anterior ya le había ocasionado. No podemos entregar información específica en este caso por estar amparado por el secreto profesional. BIBLIOGRAFIA CITADA Alessandri Rodríguez, Arturo (1943): De la Responsabilidad Extracontractual en el Derecho Civil Chileno (Imprenta Universitaria) 716 p. Baeza Ovalle, Gonzalo (2011): Derecho Concursal. Procedimiento de Liquidación de Bienes. La Quiebra (Santiago, Thomson Reuters Puntolex) 1069 p. Barros Bourie, Enrique (2006): Tratado de responsabilidad extracontractual (Santiago, Editorial Jurídica de Chile) 1230 p. Menéndez, Juan Augusto (1988): Responsabilidad del Peticionario de la Quiebra (Buenos Aires, Ediciones Depalma) 106 p. Ortúzar Santa María, Álvaro (2003): Estudios sobre Reformas al Código Civil y Código de Comercio. Tercera parte. El abuso del derecho ante la Constitución (Santiago, Editorial Jurídica de Chile) 358 p. Planiol, Marcel (1902): Traité Élémentaire de Droit Civil (F. Pichon, Successeur, Éditeur) 1078 p. Rodríguez Grez, Pablo (1997): El abuso del Derecho y el abuso circunstancial (Santiago, Editorial Jurídica de Chile) 408 p. Salvat, Raymundo M. (1958): Tratado de Derecho Civil Argentino. Fuente de las Obligaciones (Buenos Aires, Tipografía Editora Argentina) Tomo IV. Schopf Olea, Adrián y García Machmar, William (2009): La responsabilidad extracontractual en la jurisprudencia (Santiago, Legal Publishing Chile) 661 p. 262 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 235 - 264 NORMAS JURÍDICAS CITADAS Código Civil argentino de 1871, actualizado. Disponible en <http://www.codigocivilonline.com.ar/>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Código Civil chileno de 1857. Decreto con Fuerza de ley n° 1 del Ministerio de Justicia, Fija texto refundido, coordinado y sistematizado del Código Civil; de la Ley n° 4.808, sobre registro civil; de la Ley n° 17.344, que autoriza cambio de nombres y apellidos; de la Ley n° 16.618, de menores; de la Ley n° 14.908, sobre abandono de familia y pago de pensiones alimenticias; y de la Ley n° 16.271, de impuesto a las herencias, asignaciones y donaciones. Diario oficial, 20 mayo 2000. Última modificación Ley n° 20.383, Diario Oficial, 24 septiembre 2009. Disponible en el sitio web de la Biblioteca del Congreso Nacional, <http://www.leychile.cl/ Navegar?idNorma=172986>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Código de Comercio de Chile de 1865, actualizado. Última modificación Ley n° 20.382, Diario Oficial, 23 noviembre 2009. Disponible en sitio web de la Biblioteca del Congreso Nacional, <http://www.leychile.cl/ Navegar?idNorma=1974>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Código de Comercio de Colombia. Decreto n° 410. Diario Oficial n° 33.339, 16 junio 1971. Diponible en el sitio web de la Secretaría del Senado, < http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/codigo/codigo_comercio.html>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Código de Comercio de España de 1885. Real Decreto, Boletín Oficial del Estado n° 289, 16 octubre 1885, Referencia: BOE-A-1885-6627. Texto consolidado con inclusión de modificción de 11 de octubre de 2011. Disponible en el sitio web del Boletín Oficial del Estado, <http://www. boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/act.php?id=BOE-A-1885-6627>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Código de Comercio de Honduras. Norma n° 73 – 50. Diario Oficial 31 diciembre 1899. Disponible en <www.hondurasLegal.comwww.honduraslegal.com/legislacion/comercio.htmSimilares>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Código de Comercio de la República de El Salvador. Decreto Legislativo n° 671 de 1970. Diario Oficial, 31 julio 1970. Última modificación Decreto Legislativo n° 381 de 2010, Diario Oficial, 25 junio 2010. Disponible en el sitio web de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, <http:// www.csj.gob.sv/leyes.nsf/ed400a03431a688906256a84005aec75/ff12a 263 Baeza Ovalle, José Gonzalo (2012): "PETICION DE QUIEBRA Y ABUSO DEL DERECHO" 77cd3a8ce6206256d02005a3df1?OpenDocument>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Código de Comercio de Panamá. Ley N° 2 de 1916. Gaceta Oficial n° 2.418, 4 septiembre 1916. de 2009. Decreto Ley n° 5 de 1997, modifica y adiciona algunos artículos del código de comercio con el objeto de modernizar algunas de sus instituciones, se modifica la Ley 1 de 1984 sobre fideicomisos, y se dictan otras disposiciones. Disponible en < http://www.asamblea.gob.pa/APPS/LEGISPAN/PDF_GACETAS/1990/1998/23533_1998. pdf>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Decreto Ley 7661/45 de la República Federal de Brasil, 21 junio 1945. Disponible en <http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/decreto-lei/ Del7661.htm>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Decreto Ley 267/42 (italiano). Disciplina del fallimento, del concordato preventivo, dell’amministrazione controllata e della liquidazione coatta amministrativa (pubblicato sulla Gazzetta Ufficiale n. 81, 6 aprile 1942, Supplemento Ordinario). Disponible en <http://www.regione.piemonte.it/edilizia/fallimenti/dwd/regio_decreto.pdf>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Insolvency Act 2000. Disponible en <http://www.legislation.gov.uk/ukpga/2000/39/contents>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Ley de Enjuiciamiento Civil español. Ley 1/2000. Boletín Oficial del Estado n° 7, 8 enero 2000, pp. 575-728. Corrección de errores Boletín Oficial del Estado n° 90, 14 abril 2000, p. 15278 y Boletín Oficial del Estado n° 180, 28 julio 2001, p. 27746. Disponible en <http://civil.udg.es/normacivil/ estatal/lec/default.htm>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Ley n° 19.551 de la República Federal Argentina. Sancionada el 4 de abril de 1972, promulgada el 4 de abril de 1972. Boletín Oficial, 8 mayo 1972 Ley (mexicana) de Quiebras y Suspensión de Pagos, 31 diciembre 1942. Diario Oficial, 20 abril 1943. Ley (paraguaya) n° 154, de quiebras, 18 diciembre 1969. Disponible en <http://paraguay.justia.com/nacionales/leyes/ley-154-dec-18-1969/ gdoc/>, fecha consulta: 24 noviembre 2011. Ley (peruana) n° 7.566, sobre quiebras 2 de agosto de 1932, Código de Comercio. Texto oficial completo actualizado y legislación complementaria (1987, Editorial Desarrollo S.A., Serie Ediley). 264 UNA POSICIÓN POLÍTICA DESDE EL ERGÓN. EL GOBERNANTE VIRTUOSO SEGÚN ARISTÓTELES A political position from the ergón. The virtuous leader according to Aristotle Iván Cadavid* RESUMEN: Con Maquiavelo la visión de la política tuvo un cambio radical. Al mirar ésta como una tecné y no como un ergón que fue el sentido que le confirió Aristóteles, condujo a una estructura administrativista de la misma, endilgando su garantía a la forma administrativa de ésta y no como debe ser a quien la ejecuta. Este artículo al definir el carácter virtuoso del gobernante, pretende demostrar la importancia de ver la política como una parte de la vida práctica del hombre (como un ergón) y no como una construcción teorética (como una tecné) que no influye directamente en la vida de éste. Bajo este entendido aristotélico las cualidades del gobernante o virtudes, como él las denominaba, se convierten en la garantía de todo gobierno, arrojando una consecuencia de esencialidad directa como es que un gobernante virtuoso posibilita una comunidad política virtuosa y a contrario sensu, uno vicioso, la imposibilita. * Abogado, Filósofo y Teólogo. Magister en Ciencias Políticas y Candidato a Doctor en Filosofía, Universidad de Navarra. Docente Universidad Mariana. <[email protected]> Artículo recibido el 15 de diciembre de 2010 y aceptado el 18 enero de 2011. 265 Cadavid, Iván (2012): "UNA POSICIÓN POLÍTICA DESDE EL ERGÓN. EL GOBERNANTE VIRTUOSO SEGÚN ARISTÓTELES" PALABRAS CLAVE: Gobernante – virtud – ergón – tecné - política ABSTRACT: With Machiavelli the vision of the politics had a radical change. When politics looks like a tecné and not as an ergón that was the sense that was gave by Aristotle, led it to an administrative structure, and its guarantee to the administrative form and not like it must be to who executes it. This article defined the virtuous character of the leader, tries to demonstrate the importance of seeing the politics as a part of the practical life of the man (as an ergón) and not as a theoretical construction (as a tecné) that does not influence directly the life of this one. Under this Aristotle understood the qualities of the leader or virtues, like he names them, turn into the guarantee of any government, throwing a consequence of direct essentiality like is that a virtuous leader makes a political virtuous community possible and to opposite sensu, the vicious one, it disables her. KEY WORDS: Leader - virtue - ergón - tecné - politics INTRODUCCIÓN Muchos son los problemas que afronta América Latina: pobreza, injusticia, inseguridad, los abusos de poder, las exageradas diferencias sociales, la inequitativa repartición de los bienes, el bajo ingreso per cápita, los numerosos grupos terroristas al margen de la ley y, en algunos casos, subsidiados “bajo cuerda” por el gobierno o sus instituciones, la corrupción desmedida y el despilfarro del erario público, entre otros, que de algún modo, no son otra cosa sino el producto de una mala organización de la sociedad. Sin embargo, las constituciones de los países latinoamericanos han sido inspiradas en el espíritu de las constituciones de los países norteamericanos y europeos. Los códigos que guardan la identidad de su comunidad política son fiel copia de los códigos de los Estados de Europa, como el caso del Código Civil, que fue implementado en casi todos los países de Latinoamérica tal como lo tradujo Andrés Bello para Chile de su original en francés hecho en 1804 por Napoleón. Tienen Estados liberales, con tridivisión del poder, consagrando constitucionalmente el balance of power para que éstos poderes puedan frenarse recíprocamente, funcionan como Estados de Derecho o, Social de Derecho, o de Derechos, como en el caso ecuatoriano1, se organizan 1 266 Para este respecto se puede ver la reforma constitucional del Ecuador del año 2009, y respecto de sus implicaciones puede leerse las apreciaciones que al respecto hace Martín ( 2010) p. 61. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 265 - 285 como repúblicas, con democracias indirectas, representativas o participativas, y a la altura de cualquier país desarrollado. Sus gobernantes se han formado en las grandes universidades del mundo: Harvard, Berkeley, Oxford, París, entre otras, sin que tengan nada que envidiar en sus títulos y su formación a ningún líder o político destacado. Sus sistemas y su tecnología está a la par con el mercado mundial, y son capaces de entender todos y cada uno de los principios funcionales de la sociedad, de la economía, de la cultura, del arte y en fin, de cualquier disciplina a la que cualquiera ose dedicarse. Pero, y a pesar de todas estas garantías técnicas las cosas no van mejor, siguen igual en el mejor de los casos, o empeoran con cierta regularidad. ¿Qué puede estar fallando? Algunos, empeñados en una idea, insisten una y otra vez en los mismos métodos, las mismas estrategias y con las mismas herramientas buscando un nuevo resultado, una consecuencia diferente que se aleje de la ya matemáticamente probada consecuencialidad de sus causas. Pero como es de esperarse, esto no sucede, las cosas siguen siendo las mismas o se precipitan en un abismo sin fondo que en vez de acortar el sendero respecto de los países desarrollados, lo aumenta. ¿Qué hacer entonces? Lo más lógico sería cambiar radicalmente lo que hasta ahora se ha hecho, y efectivamente, el cambio sólo puede darse reestructurando el modo de ver la política del hombre latinoamericano, quien hasta ahora sólo entiende ésta desde una perspectiva técnica, tal como lo ha planteado el maquiavelismo y sus fieles. El maquiavelismo plantea la importancia fundamental de un sistema o dicho de otro modo, privilegia una concepción técnica de la política, por encima de una concepción práctica de la misma, continuando con ello la industria de la reiteración constante de lo ya reiterado: los mismos métodos, las mismas estrategias y las mismas y equivalentes herramientas. Maquiavelo introduce la palabra Estado2 para designar lo que los griegos llamaron polis, lo hace, además de otros móviles, con la intención de que al momento de referirse a la comunidad política, quien quiera que sea, piense 2 A este respecto se refiere Bobbio (1987) p. 64, cuando dice que la expresión de Maquiavelo (1970), “todos los Estados, todas las dominaciones que ejercieron y ejercen imperio sobre los hombres, fueron y son repúblicas o principados”, es de gran importancia para la historia del pensamiento político “porque introducen la palabra, destinada a tener gran éxito, Estado, para indicar lo que los griegos llamaron polis, los romanos res publica, y un gran pensador político francés, Jean Bodin, medio siglo después de Maquiavelo, llamará republiqué”. 267 Cadavid, Iván (2012): "UNA POSICIÓN POLÍTICA DESDE EL ERGÓN. EL GOBERNANTE VIRTUOSO SEGÚN ARISTÓTELES" antes en una situación definida, que en la esencia política de la misma.3 Y que al pensar en esa situación, se planteé ésta como una forma en la que se encuentra una materia, tal como ocurre en la física cuando se habla del estado coloidal o gaseoso, cuya consecuencia en el campo político, será apartar inmediatamente de la vista, el acuerdo primero y fundamental que convocó y dio lugar a la existencia de esa comunidad política. Cuando esto sucede lo que se pone de manifiesto es el estado actual de cosas que se debe atender, haciéndose entonces prioritario el carácter administrador de esa situación, pero descuidando y dejando de lado la consecución de los principios originarios que sólo pueden ser alcanzados, no con actos de administración, sino mediante la realización de su esencia, y la consecución de sus principios, para lo cual no basta administrar, sino construir. Sin embargo, cuando Aristóteles dice que “ya que constitución y gobierno significan lo mismo y el órgano de gobierno es el poder soberano de la ciudad, es necesario que el poder soberano sea ejercido por una persona o unos pocos o la mayoría. Cuando el uno, pocos o la mayoría ejercen el poder en vista del interés general, entonces forzosamente esas constituciones serán rectas, mientras que serán desviaciones los que atienden al interés particular de uno, de pocos o de la mayoría”4, se refiere no sólo a la importancia que le confiere al carácter público o privado para determinar la bondad o maldad, conveniencia o inconveniencia de un gobierno, sino también, para resaltar el papel fundamental que el hombre y no el sistema juega en el éxito o fracaso de una comunidad, puesto que el interés general o particular puede imputársele a uno, a los pocos o a la mayoría, más no al sistema, que si bien, dado el caso estuviere constituido en pro de lo público o particular, así se ha constituido gracias a la voluntad de uno, de pocos o de la mayoría, y más aún, para dar cumplimiento a ese orden público o particular, se requiere del ejercicio de mando de quien ejercita el gobierno, siendo así decisivo el interés personal de quien gobierna respecto de la bondad y éxito de una comunidad política. Ahora bien, si una comunidad es un conjunto de intereses y haberes, cómo puede ser más importante la técnica que la destinación y el manejo que se dé a éstos, y he aquí la falacia: para manejarlos bien, es primordial saber cómo manejarlos, de modo que quien sabe manejarlos es el más apto para resolver que hacer con ellos, es decir, para gobernar. Pero si bien, es necesario el conocimiento para dirigir una comunidad y saber qué hacer con sus bienes y los intereses de sus conformantes, lo más importante no es saber 3 4 268 Sobre este punto Schmitt (1998) p. 171, refiere que “el Estado es una situación, más precisamente la situación que sirve de criterio en el caso decisivo”. Aristóteles (1985) p. 1279 a-b. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 265 - 285 qué hacer con ellos de parte de quien los custodia, sino la intención sana y contundente de hacer con ellos lo que se debe hacer, en orden al bienestar e interés general. Lo que está fallando no es la parte técnica de la política que como se expresó podría, dado el caso, estar a la altura de cualquier Estado del mundo, sino la parte práctica, o sea, la que tiene que ver directamente con el gobernante, con sus cualidades personales, con la garantía que emerge de su buen comportamiento, con sus aciertos o virtudes respecto de si mismo y de los demás, es decir, de que tan justo, prudente, moderado, inteligente y entre otras, temperante pueda ser. La actualidad se debate entre estas dos formas de ver la política. Una gran cantidad de Estados prefieren la esencia tecnicista que le confirió Maquiavelo, y han decidido tomar como base fundamental de su éxito las ideas con las cuales se pretende gobernar, organizadas bajo un entramado conceptual o sistema, olvidando el papel garantista que a todo gobierno le otorga la persona que ejecuta esas ideas. Pocos son los Estados que apelan a la lógica de esta investigación, que va en contravía del maquiavelismo y de pensar que el gobierno es una ejecución técnica y administrativa que se ha separado de las condiciones humanas, pues precisamente lo que se administra en una comunidad es al conjunto de personas que con sus intereses y haberes la conforman. Lo que pretende esta investigación es demostrar la importancia que las condiciones personales, y la virtud del gobernante tienen en el éxito o fracaso de una comunidad política, pues es la virtud o el vicio, el que se torna decisivo en la actuación del gobernante, ya que sería impensable una comunidad justa donde el que gobierna actúa con injusticia y reparte injustamente lo que le corresponde a cada cual, o una comunidad libre, donde el que gobierna por medio del abuso del poder, trata a todos como esclavos, o una comunidad perfectamente organizada donde cohabitan con esa organización las más fútiles intenciones que la barbarie y la ambición puedan inspirar en el hombre, o una comunidad virtuosa guiada por el vicio. Para tal efecto, se han sumado términos aristotélicos como la virtud y el gobernante, éste último íntimamente ligado con el de política, para no estudiarlos más por separado, como múltiples y reiteradas veces a lo largo de la historia se ha hecho, sino para estudiarlos de manera conjunta y esencial, es decir, tomando la virtud como una esencia de quien gobierna, con el fin de demostrar que sólo es posible un buen gobierno mediante la elección de un gobernante virtuoso. En consecuencia, mediante el estudio detallado y de carácter bibliográfico de algunas de las obras de Aristóteles, fundamentalmente y en su orden de 269 Cadavid, Iván (2012): "UNA POSICIÓN POLÍTICA DESDE EL ERGÓN. EL GOBERNANTE VIRTUOSO SEGÚN ARISTÓTELES" importancia para este trabajo: Ética a Nicómaco, La Política, y La Constitución de los atenienses, además de otras obras que comentan y juzgan las obras en cuestión, se pretende llegar a una descripción de las virtudes del gobernante de acuerdo a los fines que busca toda sociedad. Se pretende que quien conozca este trabajo, pues se espera, no sólo sirva para el gobernante, sino también para el elector, dado que es éste el que determina quien lo va a gobernar y con qué condiciones personales y, o técnicas, pueda convencerse de que lo que requiere una sociedad son gobernantes virtuosos antes que eruditos corruptos, y para tal efecto, se hace necesario determinar las virtudes que en consonancia con la sociedad ideal o ideada sobre principios de conveniencia, deba tener el gobernante, desde la filosofía de Aristóteles. I. ACERCA DE LA GARANTÍA DEL BUEN FUNCIONAMIENTO DE UN GOBIERNO Y DEL CUMPLIMIENTO DE SUS METAS Casi todos los pueblos del mundo eligen a sus gobernantes, y se someten cada determinado tiempo a la negación de la ejercitación personal del derecho a decidir los fines de su sociedad para endilgar a otro esa responsabilidad. Cómo elegir bien es la pregunta que los ciudadanos responsables se hacen, teniendo en cuenta que de ello dependen no sólo los destinos en abstracto de la comunidad política a la cual pertenecen, sino también, los destinos ineludibles de sus vidas, que por libres que parezcan, no pueden, ni dejarán nunca, de estar ligadas a esa comunidad política. La respuesta a la pregunta puede residir en múltiples concepciones políticas, teniendo como base, que unas y otras, pueden tener un poco de razón, pero, que en definitiva, el único elemento fiable de medición respecto del éxito o fracaso de un pueblo reside en la posibilitación del proyecto individual de cada ciudadano, a través de la realización del proyecto general propio de esa comunidad política. Sin embargo, para que sea posible la realización de los destinos de una comunidad, juega un papel fundamental, la forma como se vayan desarrollando y alcanzando, mediante el ejercicio constante y continuado de sus gobernantes, los proyectos individual y colectivo de esa comunidad política. Empero, dicha consecución no depende de un sistema político potencial o teórico, sino de la ejecución y desarrollo práctico del mismo, siendo 270 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 265 - 285 entonces, actor fundamental para tal efecto, el gobernante, que es quien ejercita y desarrolla un sistema político, bien sea oportunista o doctrinal.5 Podría pensarse entonces, que cualquiera bien instruido en la administración pública estaría excelentemente capacitado para ese fin: gobernar, pero téngase en cuenta, que si bien una comunidad es un conjunto de intereses y haberes, es imposible que un gobernante injusto, egoísta, avaro, y en fin, poco virtuoso, pueda administrar con justicia, altruismo, generosidad, virtud y demás, su comunidad política. ¿Sí no es la justicia, la equidad, la honorabilidad, la prudencia, el equilibrio social, la seguridad, la libertad, etc., las condiciones que toda sociedad busca para poder existir en paz, entonces que buscará? ¿Sí le faltasen a un gobernante estas virtudes, cómo entonces administrará con ellas? Y, ¿sí el gobernante que es quien dirige o pone en funcionamiento un sistema de gobierno, no las tiene y por ende, tampoco esa administración y consecuentemente esa comunidad, por qué seguir coexistiendo así? Estos problemas que se hacen fundamentales, tanto como la primera cuestión aquí planteada de cómo elegir bien, se resuelven en la elección y el posterior gobierno de un gobernante virtuoso, que al poner primordial interés y privilegiar los intereses generales antes que los particulares, permita alcanzar los fines de esa comunidad, y posibilite la búsqueda real de la felicidad de 5 Estas dos posturas antagónicas de la política, que hacen relación a la forma como se ejercita un sistema político, están tomadas de Palacios (1978) pp. 9 y 19, para quien el oportunismo “confía los problemas prácticos de la política a una perspicacia, a una flexibilidad y desenvoltura imprescindibles para aprovechar las circunstancias de lugar y de tiempo en el gran negocio de salvar a la república. Quien no sabe aprovechar las oportunidades que se le presentan ofrece un solemne ejemplo de ineptitud política. pero el oportunismo tiene de inconveniente su misma excelencia, que ajetreando a sus adeptos con el único afán de aprovechar las circunstancias de lugar y tiempo, les priva de principios universales e inmutables. El alma del hombre necesita de perspectivas infinitas, hasta para resignarse a limitaciones cotidianas, decía Ramiro de Maeztu en su Defensa de la Hispanidad. Y en política no sólo es necesario saber atisbar las oportunidades, sino tener algo eternamente valioso que realizar en ellas. El doctrinarismo, por su parte, tiene la ventaja de aferrarse a principios juzgados inmutables, que guíen el acto humano en los negocios nacionales y públicos. Abriga un ideal esforzado, y lo propone así a la conducta del pueblo, dilatando sus horizontes con un alto propósito que le despega de sus prosaicos intereses. Su desventaja estriba en pretender gobernar a la república únicamente con principios abstractos, que le ciegan ante las mudanzas de la historia, y le sumen en una inefable tendencia a permanecer absorto en la contemplación de combinaciones ideales, que le hacen evadirse y desentenderse de la realidad punzante de la vida”. 271 Cadavid, Iván (2012): "UNA POSICIÓN POLÍTICA DESDE EL ERGÓN. EL GOBERNANTE VIRTUOSO SEGÚN ARISTÓTELES" sus ciudadanos. Sin embargo, qué es lo que esto significa, y cómo se desarrolla en el ejercicio concreto del gobierno es lo que se presenta a continuación, pues como se ha explicado reiteradamente por diferentes intérpretes6, en la filosofía de Aristóteles existe una relación inseparable entre la virtud (αρετη) y la felicidad (ευδαιμονια) puesto que quien es virtuoso es feliz y para ser feliz, se debe ser virtuoso7: “La felicidad es la virtud, pues la actividad conforme a la virtud es una actividad propia de ella”.8 II. DE LOS FINES DE LA SOCIEDAD Y DEL INDIVIDUO Por tanto, el buen gobernante, que es quien dirige los destinos de un pueblo, se esforzará en que todos sus ciudadanos sean virtuosos, para alcanzar con ello el sumo bien de la polis que es también la felicidad, entendida la segunda como una suma de individualidades, por lo que si bien para Aristóteles la comunidad es teleológicamente anterior al individuo, ontológicamente éste es anterior a la comunidad. De manera que la constitución ontológica de una comunidad política proviene de la suma de sus partes (ολιστον) que son los individuos. Esta relación consecuencial de existencia, lleva consigo la relación consecuencial de esencia, dado que la suma de hombres felices tiene como consecuencia una ciudad o comunidad feliz y a contrario sensu, Y particularmente en este trabajo en el capítulo destinado a la virtud en general según Aristóteles. 7 Esta conclusión o conexidad deducida de la formula virtud es igual a felicidad, tiene su sustento en la definición misma que éste confiere, desde el sentido etimológico a la palabra felicidad (ευδαιμονια) = (ευ) bueno, y (δαεμον) espíritu. Tener un buen espíritu es estar en paz consigo mismo, encontrarse en armonía, o como el mismo estagirita lo va a referir, “ser feliz es obrar bien y sentirse bien” (Aristóteles, 1995, p. 12), ya que quien así procede siente paz por hacer lo correcto, pero quien no procede de este modo, se sentirá ofuscado y enojado al no poder encontrar lo que le conviene. Sin embargo, esto no es todo, pues según el parecer de Aristóteles, es necesario que el hombre no sólo actúe bien, con lo cual bajo esa reiteración alcanzará una disposición (εξιζ) para ello, sino que además es necesario que conozca o esté enterado de que es así, es decir, es necesario que además tenga una comprensión de la bondad que caracteriza su actuar, comprensión que le conferirá paz o serenidad (ανορεια) a su alma al saber que hace lo que es bueno (αγατον). Esto es totalmente comprensible en el estagirita pues aunque no comparte la fórmula de Sócrates, que dice saber es igual a virtud y viceversa virtud es igual a saber, de lo cual se infiere claramente que sólo puede errar el ignorante, pues el sabio siempre al saber que es lo correcto, de ese modo elige y acierta, sí comparte aún con él el asunto de que la sabiduría juega un papel fundamental en la búsqueda de la máxima finalidad de la época, que es la felicidad. 8 Aristóteles (1995) p. 26. 6 272 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 265 - 285 la suma de hombres infelices tiene como consecuencia una ciudad infeliz: “Existe un fin de la ciudad que es el mismo bien del individuo, cuyo objeto de estudio hace parte de la política, y cuya materia hace parte de la ética”.9 De este modo, y sí el fin de la ciudad es el mismo bien máximo o sumo bien del individuo, que es la felicidad, se podría decir que éste es el punto de encuentro entre lo individual y lo social, pero que a él no se llega del mismo modo, pues como es obvio, unas cuestiones competen a la ética y otras a la política, y si bien, la materia de la ética se ocupa de la formación en buenos hábitos, la política a su vez, debe ocuparse de propiciar unas condiciones sociales donde sea posible la práctica y el logro de esos buenos hábitos. La consecuencia de esa situación de posibilitación y adecuación de una comunidad a lo bueno, será lograr en el hombre una disposición natural hacia el bien, de lo que se puede inferir que en las comunidades donde se privilegia el bien, los hombres naturalmente estarán más dispuestos hacia éste, ex hipotesy éstos estarán, en el caso contrario, más dispuestos hacia el mal. El gobernante, para posibilitar ese tipo de sociedad, debe por una parte buscar ese fin y sumo bien que es la felicidad, para sí mismo10 y para la sociedad que dirige, pero, por otra, debe también enseñar buenos hábitos a sus ciudadanos, por lo que dice Aristóteles: “Los legisladores hacen buenos a los ciudadanos haciéndoles adquirir buenos hábitos, y ésta es la voluntad de todo legislador; pero los legisladores que no lo hacen bien yerran, y con ello se distingue el buen régimen del malo”.11 Esta referencia a los legisladores que podría traer un poco de confusión respecto del gobernante, entendidos como dos funcionarios diferentes, se Idem., p. 13. Respecto del cuidado de si (επιμελεια), cuestión que privilegia Séneca en sus Epístolas morales a Lucilio, es primordial destacar que este tema en Aristóteles es otro rezago de la filosofía de Sócrates, en tanto que tal como lo va a explicar Séneca (1993) p. 13, el buen gobernante debe buscar lo bueno también y en primer lugar para sí mismo, pues como refiere el mismo Aristóteles (1995) p. 45, es por esto que el buen gobernante no debe saber hacer, y por ello no es necesario que haya pasado por todos los cargos y funciones para saber cómo dirigirlas, sino saber. Pero debe puntualizarse que es el cuidado de sí, que no se refiere a lo material ni a lo físico, pues tal como lo explica Platón en el Alcibíades I, el cuerpo es algo que un hombre tiene, es una posesión que es diferente de lo que él es, y el verdadero cuidado debe, en consecuencia, darse sobre lo que él es, y lo que el hombre es, es el alma. Cfr. Séneca (1993) p. 5. Así las cosas, el cuidado de sí, en la filosofía del estagirita se refiere expresamente a cuidar del alma para alcanzar la serenidad y con ello, el fin del cual se ha hablado: la felicidad. 11 Aristóteles (1995) p. 41. 9 10 273 Cadavid, Iván (2012): "UNA POSICIÓN POLÍTICA DESDE EL ERGÓN. EL GOBERNANTE VIRTUOSO SEGÚN ARISTÓTELES" aclara en Aristóteles cuando dice: “El verdadero político se esfuerza en ocuparse, sobre todo, de la virtud, pues quiere hacer a sus ciudadanos buenos y sumisos a las leyes”.12 La ley se debe basar en un estudio de la naturaleza del hombre: nomos y physis, son dos elementos que sirven para guiar al hombre hacia lo que es bueno. Así sucedía por ejemplo en el régimen de Pericles, en el que según las alusiones platónicas, las leyes eran justas porque fueron hechas por el rey sabio o filósofo rey. La función del gobernante está dirigida a instruir a los ciudadanos respecto del cumplimiento de las leyes, lo que, establecida esa relación de ellas con la naturaleza humana, traería consigo que el ciudadano siguiera lo que es bueno, lo que es agradable, lo que es placentero y lo que es virtuoso, mediante la práctica, como enseña Aristóteles, de los buenos hábitos. III. ACERCA DE LAS VIRTUDES PROPIAS DEL GOBERNANTE 1. De la virtud pedagógica del gobernante Ahora bien, una vez definida esa misión del gobernante cual es instruir en buenos hábitos a sus ciudadanos, bien sea haciendo las leyes y procurando su cumplimiento, o bien, procurando su cumplimiento, porque ya fueron hechas de antemano, es necesario resaltar esa misión pedagógica o andragógica del gobernante, pues un buen régimen, sería, al tenor de la literalidad de la antes citada proposición aristotélica, el que enseña buenos hábitos a sus gobernados, entendiéndose con ello, que el buen régimen, es también, una buena enseñanza civil. Una buena manera de enseñar, es sin duda, mediante el ejemplo, de modo que si existe una sociedad donde una gran mayoría actúa conforme a la virtud, será mucho más fácil que con el tiempo todos tiendan hacia la virtud, en sentido contrario de sí lo que pasaría es que la mayoría actuaran conforme al vicio, todos al poco tiempo, tenderán a ello. Sin embargo, no debe desconocerse, que no sólo es el ejemplo el que transforma o ayuda a transformar en buenos, los malos actos del hombre, y por ende, éste mismo, sino que el deseo de los hombres de vivir en paz, y de adecuarse a lo que es agradable, los empujan a actuar conforme a la virtud, por lo que refiere Aristóteles: “La convivencia con los hombres buenos puede producir una especie de práctica en la virtud”.13 12 13 Ídem., p. 35. Aristóteles (1995) p. 253. 274 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 265 - 285 Claro está que el ejemplo y la buena convivencia no son las únicas maneras de enseñar, puesto que la manera que atañe al gobernante, tiene que ver con la administración y con la instrucción, procurando con la segunda explicar el sentido y la razón de las decisiones atinentes a la primera. Es por esto que el buen gobernante está obligado a conocer lo relativo a la ética, pues como dice en la Ética nicomáquea: “Sí la felicidad es una actividad del alma, el político debe conocer, en cierto modo los atributos del alma”.14 Pero no basta con conocer, sino con practicar, dado que para dirigir y decidir sobre los destinos, haberes e intereses de un pueblo, y guiar una ciudad hacia el bien supremo, no se requiere de la teoría, sino de la práctica. “Puesto que la política no es el conocimiento, sino la acción”15. Ya que el gobernante para administrar con virtud debe ser virtuoso (αριστοζ), pues siguiendo a Aristóteles, quién sabe de virtud, sino el virtuoso: “En cada materia juzga bien el instruido en ella”.16 No obstante, y si bien el gobernante debe ser un hombre virtuoso, y en tanto, aspirar a todas las virtudes que deben ser buscadas para alcanzar la felicidad, tanto éticas, como dianoéticas, el gobernante no sólo debe ser un hombre virtuoso, sino también, un gobernante virtuoso, lo que quiere decir, que existen unas virtudes propias del ejercicio del gobierno, o del gobernante. 2. De la experiencia en el gobernante El gobernante primero debe contar con la experiencia, puesto que si bien refiere Aristóteles que “el joven no es un discípulo apropiado para la política”17, joven aquí no está entendido primordialmente en razón de la edad, sino de la firmeza de carácter, “pues poco importa sí es joven en edad o de carácter juvenil”18. En general, el joven es dócil a sus pasiones, mientras el hombre adulto ha vencido ya mediante la experiencia y el temple de carácter, los apetitos y las pasiones que antes se le hacían incontrolables. Por esto también, los griegos pensaban que un hombre alcanzaba la mayoría de edad o la edad madura a los cuarenta años. De igual manera, se puede recordar el significado de la palabra sabio (σοϕοζ) para los griegos de la época de Sócrates, cuya diferencia con el científico (επιστεμον) salta a la vista, pues mientras el segundo es el experto en una ciencia (επιστεμε), el primero era 16 17 18 14 15 Ídem., p. 36. Ídem., p. 14. Ibídem. Ibídem. Ibídem. 275 Cadavid, Iván (2012): "UNA POSICIÓN POLÍTICA DESDE EL ERGÓN. EL GOBERNANTE VIRTUOSO SEGÚN ARISTÓTELES" el que se consideraba no sólo hábil en su profesión, sino además hábil para vivir, y dicha habilidad radicaba fundamentalmente en no dejarse llevar por las pasiones, sino por la virtud. El gobernante virtuoso, entonces, para poder guiar la ciudad hacia los fines propuestos, debe rechazar las pasiones y elegir el mejor de todos los bienes posibles, de acuerdo a la experiencia. De esta manera, se puede decir, que si bien el buen gobernante debe buscar, antes de gobernar, la experiencia, queda claro también que lo que se debe evitar es el ser dirigido por las pasiones: “Pues el defecto no radica en el tiempo, sino en vivir y procurar todas las cosas de acuerdo con la pasión”.19 El peligro de un gobernante dirigido por la pasión es que éste terminará anteponiendo sus intereses a los intereses generales, y que según el mismo Aristóteles este es el punto clave para valorar la diferencia entre el buen régimen y el malo, puesto que la degeneración de cada forma de gobierno, como por ejemplo, de la dictadura en tiranía, o de la aristocracia en oligarquía, o bien, de la república en democracia20, consiste en preferir las malas pasiones 19 20 276 Ibídem. La clasificación de las formas de gobierno según Aristóteles responden a una división en tres buenas y tres degeneraciones o malas. Las primeras, es decir, la dictadura y la tiranía, son el gobierno de uno sólo o monarquía, con la diferencia de que la primera de éstas atiende al bien general, mientras que la segunda al bien particular. Cabe resaltar que para Aristóteles la dictadura no es una forma mala de gobierno como seguramente lo es hoy en día para la mayoría de los Estados, sino que por el contrario, es una forma buena de gobierno. Esto seguramente se debe a la visión que al respecto tenía Platón y que Aristóteles cita en su Ética a Nicómaco, y que a su vez Platón recibió de Sócrates, en lo atinente a la dictadura de Pericles, al que Platón no conoció, pero admiró y referenció en muchas de sus obras. Se dice que no conoció a Pericles puesto que Platón nació en el 428, un año después de la muerte de éste (429). Pero si bien éste no lo conoció, Sócrates por su parte, si lo conoció muy bien, y hasta al parecer, estudiaron ambos con Anaxágoras, sin que se haya podido determinar aún si esto fue en tiempos concurrentes. Cfr. Russell (1971) p. 78. Esta cercanía de Pericles con Sócrates y a su vez, la admiración y respeto mutuos, como se puede observar en muchos de los diálogos platónicos, pueda ser la causa de las reiteradas referencias que hacen los discípulos de Sócrates y Platón, entre ellos Aristóteles, al excelente gobierno de Pericles, tal como anota el estagirita en su Ética a Nicómaco, donde explica que según Platón, Pericles a pesar de ser dictador fue un buen gobernante, pues aunque era de entre todos los griegos el primero, él se tenía a sí mismo como él último, con lo que se constata la postura tética de que el interés general prima o debe primar sobre el particular. Las segundas de estas formas de gobierno son las que corresponden al gobierno de unos pocos, la primera de ellas, la buena, se denomina aristocracia, y la segunda oligarquía. La aristocracia es el gobierno de los aristos, o sea, de los virtuosos (αριστοζ), de los mejores, de los excelentes, puesto que la palabra aristos Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 265 - 285 a la virtud, y como consecuencia la anteposición del interés particular ante el interés general21, “pero el malo no debe serlo (gobernante), porque, siguiendo sus malas pasiones, se perjudicará tanto a sí mismo como al prójimo”. 22 Cuando una comunidad política está guiada por las pasiones, no sólo de su gobernante, sino de sus gobernados en general, se convierte en un lugar de enemigos, donde el apetito, como en una jauría de hienas, obliga a que se devoren los unos a los otros, sin pensar siquiera en lo que pueda o no convenirles, ni mucho menos, en las cosas bellas, provechosas, útiles y virtuosas en general, que logran una vida honrosa y buena. A diferencia de sí lo que se tiene es una comunidad donde la virtud es buscada por todos sus ciudadanos, no como algo que haya que buscar para obtener algún provecho, sino independientemente de ello, y más bien como un fin en sí mismo, pues quien actúa rectamente alcanza una vida agradable, fruto de ese actuar: “Así también en la vida los que actúan rectamente alcanzan las cosas buenas y honrosas, y la vida de éstas es por si misma agradable”.23 3. De la virtud del gobernante respecto de la fórmula aristotélica del buen actuar, la sabiduría, la virtud y la felicidad Se hace tan importante actuar bien, sin esperar un provecho diferente de ello, que el mismo Aristóteles considera que la felicidad es una consecuencia de vivir y de actuar, conforme a la bondad, pues quien así actúa, alcanza una 23 21 22 es una derivación de la palabra virtud o areté (αρετη), mientras que la oligarquía es el gobierno de unos pocos, pero no de los mejores, sino indistintamente, de cualquieras. Las terceras formas, son las correspondientes al gobierno de las mayorías y son, la buena denominada república y la mala denominada democracia. La diferencia entre éstas es que la república es el gobierno de una mayoría culta y solvente, mientras que la democracia es el gobierno de los pobres e incultos. Cabe anotar aquí que el sentido peyorativo de la palabra democracia, discordante con el sentido pleno de virtud, que se le ha concedido hoy en día se debe a la clasificación que en su momento hace al respecto Polibio, según el cual, la forma buena se denomina democracia y la degeneración de ésta se denomina oklocracia, que traduce literalmente el gobierno de la plebe, y que aunque el término no llego a tomar fama, sí lo hizo el sentido positivo conferido a la democracia. Cfr. Bobbio (1987) p. 176. Sin embargo, para Aristóteles, la mejor de todas las formas de gobierno que pueda haber es la suma de las tres buenas, tal como lo expone en su Ética a Nicómaco elogiando a Esparta. Cfr. Hirschberger (1967) p. 167. Aristóteles (1995) p. 260. Ídem., p. 27. 277 Cadavid, Iván (2012): "UNA POSICIÓN POLÍTICA DESDE EL ERGÓN. EL GOBERNANTE VIRTUOSO SEGÚN ARISTÓTELES" vida agradable y provechosa. “Si ser feliz radica en vivir y actuar, la actividad del hombre bueno es por sí misma buena y agradable”.24 De modo que, debe el gobernante buscar el bien para sí mismo y para su ciudad, y alejarse del mal. Pero, encontrar el bien no es fácil, pues para ello se requiere sabiduría (σοϕια) y buena disposición (εξιζ), por lo que el gobernante requiere de la prudencia. Esta relación entre sabiduría y prudencia en Aristóteles, se explica por la dificultad que existe tanto en los actos de la vida como en los de la política para determinar su conveniencia, por lo que deben ser examinados respecto de qué son, y si son o no buenos para la polis y sus ciudadanos, pues la conveniencia, utilidad, bondad, belleza, etc., de los actos en general es una cosa concreta, y no como quieren hacer ver algunos, una pura abstracción. Pero debido a esa concreción y objetividad, y por ende la natural investigación de lo que las cosas son, se puede decir que no existe una noción universal y única respecto de cada cosa25: “Es claro que no podría haber una noción común, universal y única”.26 Por eso que se hace tan difícil gobernar, y la exigencia de que el gobernante sea virtuoso, es mucho más alta, pues muchas veces, lo que es bueno, lo que es noble y lo que es justo en general, parece no estar guiado por la naturaleza, confundiéndose así estas nociones, y pareciendo ser una mera imposición de intereses del hombre. “Las cosas nobles y justas que son objeto de la política presentan tantas diferencias y desviaciones que parecen existir 24 25 26 278 Ídem., p. 253. Podría pensarse ad limen que estamos frente a un subjetivismo y que hemos perdido por completo la noción de objetividad que guarda Sócrates y Platón, pero no es así, Aristóteles no puede ser tildado de subjetivista, pues éste parte de reconocer la individualidad del hombre -es cierto-, pero sin negar por ello, el carácter determinante y objetivo de las cosas. Ahora bien, podría esto parecer una contradicción pero no es así, pues el estagirita al reconocer la individualidad del hombre hace una división fundamental entre lo práctico y lo poiético, según la cual, respecto de lo poiético o teorético, una cosa es la justicia, la bondad, la belleza, etc. y son objetivas. Pero según lo práctico, consistente, por explicarlo de algún modo, en la distribución o la medida de éstas en los asuntos de la vida cotidiana (πραγματα), es el individuo el que determina para sí y para cada situación su medida, introduciéndose entonces en un relativismo, es decir, relativo a éste y a esto, pero no subjetivismo que implica una visión absolutamente independiente y apartada conferida única y exclusivamente por el sujeto sin referencia ni a éste ni a esto, ni a nada que tenga que ver con la realidad externa. Aristóteles (1995) p. 18. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 265 - 285 sólo por convención y no por naturaleza”.27 Sin embargo, para redimir esta situación, y pueda el gobernante encontrar la physis, o naturaleza de lo que es bueno y justo, e imponerlo como un imperativo de cumplimiento en su comunidad política, se hace necesario que éste tenga la habilidad suficiente para ello. 4. La prudencia como máxima virtud política cuyo fin es la justicia Esa habilidad está guiada por la prudencia, ya que ella, a pesar de ser una virtud ética, tiene una estrecha relación con las virtudes intelectuales, dado que ella impulsa no sólo a actuar rectamente, sino también a deliberar correctamente sobre lo que es bueno y conveniente28: “El hombre prudente es el que es capaz de deliberar rectamente sobre lo que es bueno y conveniente”.29 Esa deliberación, diferente al momento posterior y volitivo de la elección, es propia del intelecto, pero sobre lo práctico, pues se refiere a la inteligencia práctica, por lo que dice Aristóteles que “la prudencia es un modo de ser racional, verdadero y práctico, respecto de lo que es bueno y malo para el hombre”.30 El buen gobernante se debate constantemente entre lo bueno y lo malo, pues en esto consiste mandar, de manera que éste hace uso constante de la deliberación y de la elección respecto de los destinos de su comunidad, por lo que algunos como Palacios consideran al igual que Aristóteles que la virtud propia del político es la prudencia: “Por eso la prudencia es una virtud propia de los políticos”.31 Lo bueno y lo malo que afronta la polis, está referido tanto a las leyes, con su carácter descriptivo de la naturaleza humana, como de las decisiones de momento que se toman respecto del gobierno de la polis. Por eso existen, además de las ya estudiadas, otras dos clases de prudencia que se refieren a lo anterior, como son la prudencia legislativa que está en orden a la ciudad y busca guiarla con un carácter más permanente al imponerle leyes que Ídem., p. 13. Así las cosas, debe entenderse la prudencia como una virtud que ocupa el hombre en dos momentos: el momento de la deliberación, es decir un momento intelectual, y el momento de la elección, que es un puro volitivo y de acción. 29 Aristóteles (1995) p. 155. 30 Ibídem. 31 Ibídem. 27 28 279 Cadavid, Iván (2012): "UNA POSICIÓN POLÍTICA DESDE EL ERGÓN. EL GOBERNANTE VIRTUOSO SEGÚN ARISTÓTELES" persigan la virtud, y la prudencia política que está en orden a los particulares acerca de las decisiones que deben tomarse. Tanto la prudencia legal como la prudencia política están íntimamente ligadas con la justicia, primero porque en Aristóteles, existe una identidad entre la justicia y la ley32, de modo que dice Aristóteles que “el justo será el que observe la ley, porque lo justo será lo legal”.33 Y segundo, porque en las decisiones particulares para las cuales la generalidad de la ley es insuficiente, debe apelarse al otro modo de justicia que es la justicia equitativa: “Lo equitativo es una clase de justicia”.34 La justicia equitativa es subsidiaria de la justicia legal, y existe en razón de la generalidad de la ley, que por esa misma generalidad o universalidad no alcanza a abarcar los casos particulares de cada ciudadano de la polis, y como no puede desconocerse el proyecto individual para privilegiar exclusivamente al proyecto común, debe el buen gobernante completar con la equidad, la legalidad, para encontrar el equilibrio en el desarrollo de su sociedad: “Lo equitativo, si bien es justo, no lo es de acuerdo con la ley, sino como una corrección de la justicia legal, una corrección de la ley a la medida en que su universalidad la deja incompleta”.35 De este modo, para Aristóteles, el buen gobernante, si bien hace cumplir la ley, también sabe en un caso determinado, apartarse de ella para poder, mientras cede a los rigores de ésta, encontrar lo que verdaderamente es justo, por lo que dice: “Es equitativo aquel que elige y práctica estas cosas justas, y aquel que apartándose de la estricta justicia y de sus peores rigores sabe ceder”.36 El buen gobernante debe ser más equitativo que legal, aunque, no debe perderse de vista que la justicia es una de las virtudes más importantes para el gobernante, pues si bien al tenor de Aristóteles ella “es un bien para el prójimo”37, es porque su referencia natural y natural tendencia está dirigida al otro, sin importar si es gobernante o compañero: “La justicia es la única, entre En Ídem., p. 126, existe una justicia denominada legal, diferente de la equitativa. La justicia legal considera que existe una identidad entre la justicia y la ley. 33 Ibídem. 34 Ídem., p. 146. 35 Ídem., p. 145. 36 Ídem., p. 146. 37 Ídem., p. 135. 32 280 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 265 - 285 las virtudes que parece referirse al bien ajeno, porque afecta a los otros, hace lo que conviene al otro, sea gobernante o compañero”.38 “En la justicia están incluidas todas las virtudes”39, dice Aristóteles para resaltar la importancia de ésta, por cuanto la justicia es la medida de todas las cosas, y todas son susceptibles al estilo pitagórico, de ser medidas, de modo que si bien el justo ha adquirido todas las virtudes, y por ende, se puede decir que en el gobernante virtuoso está ya implicado el hombre virtuoso, el justo debe a su vez, para que pueda completarse esta regla, actuar de forma virtuosa en todas las situaciones de la vida. Por tanto, no puede pensarse en una justicia separada de las demás virtudes, ni en una sociedad que persiga la justicia sin perseguir los mayores bienes a los que ésta pueda aspirar: “La justicia sólo existe en una comunidad de vida entre personas libres e iguales”.40 El gobernante, entonces, debe esmerarse por alcanzar la libertad e igualdad de su comunidad política, porque tanto la libertad como la igualdad son consecuencia de la justicia. La primera como una garantía de seguridad que emana de la ley, y en el caso concreto, de la equidad, dado que es más libre quien más espacio de seguridad tiene para desarrollar su proyecto individual sin ser atropellado por los abusos y deseos mal sanos de una sociedad en desorden o apartada de la ley. La segunda, es decir, la igualdad, se alcanza también bajo el imperativo de que la justicia iguala, al reconocer la singularidad y sustancialidades múltiples con las que cuenta una sociedad. La igualdad se alcanza, indiscutiblemente, al tratar como desiguales, reconociendo el proyecto individual y las condiciones particulares de necesidad y capacidad respecto de algo que se busca y de sí mismo, para encontrar con ello, lo que es justo, y consecuencialmente, la igualdad. IV. A MANERA DE CONCLUSIONES El gobernante debe esmerarse por alcanzar la libertad e igualdad de su comunidad política, porque tanto la libertad como la igualdad son producto de la justicia. La libertad como una consecuencia de la seguridad que emana de la ley, y de la equidad, dado que es más libre quien más espacio de seguridad tiene para desarrollar su proyecto individual sin ser atropellado por los abusos y deseos mal sanos de una sociedad en desorden o apartada de la Ídem., p. 121. Ibídem. 40 Ídem., p. 135. 38 39 281 Cadavid, Iván (2012): "UNA POSICIÓN POLÍTICA DESDE EL ERGÓN. EL GOBERNANTE VIRTUOSO SEGÚN ARISTÓTELES" ley. La igualdad, bajo el imperativo de que la justicia iguala, al reconocer la singularidad y sustancialidades múltiples con las que cuenta una sociedad. Se alcanza, por tanto, también al reconocer las desiguales legítimas, respetando el proyecto individual y las condiciones particulares de necesidad y capacidad respecto de algo que se busca, para encontrar con ello, lo que es justo, y consecuencialmente, la igualdad. Por esto el problema de la política no es meramente técnico, y en ello cobra sentido esta investigación, pues el problema de la política que es de acción está referido a las múltiples situaciones de la vida cotidiana en torno de una multitud de personas, donde cada una desea desarrollarse a sí misma y espera que la comunidad política coadyuve con ello. Pero para esto es de fundamental importancia la disposición hacia la virtud del gobernante, pues si éste es un hombre carente de virtud, no podrá alcanzar todo lo expuesto. Si un hombre aspira al poder, ello puede ser porque es un hombre con vocación de servir y piensa que sabe dirigir la ciudad y se siente con la virtud suficiente para resistir a las vanidades y abyecciones propias del poder; o bien, porque es un hombre necesitado de reputación y hambriento de colmar sus complejos en las banalidades del reconocimiento público. Aristóteles advierte que “el poder mostrará al hombre”41, por lo que el gobernante debe, sin excepción, ser el mejor de todos y soportar así, las mieles de mandar sin olvidarse de su misión fundamental: el desarrollo de su comunidad política mediante el logro de todos los proyectos individuales que en ella se conjugan. La diferencia entre el buen gobernante y el malo puede resumirse en una frase del estagirita que dice: “el peor de los hombres es, pues, el que usa de la maldad consigo y sus compañeros, el mejor, no el que usa de la virtud para consigo mismo, sino para con otros”42, por lo que debiera optarse siempre por un gobernante bueno y virtuoso, que no busque su propio beneficio, sino el suyo propio mediante el privilegio de los bienes ajenos. Por eso, si bien la característica propia de la vida política son los honores, el gobernante virtuoso busca tanto los honores como la virtud: “El político busca ser honrado por los hombres sensatos y por los que los conocen, y por su virtud”.43 Ídem., p. 12. Ídem., p. 121. 43 Ídem., p. 17. 41 42 282 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 265 - 285 Además, porque, bien dice Aristóteles que “el honor es el precio de la virtud y se otorga a los buenos”44, de manera que si el fin de la política son los honores y estos se otorgan a los buenos, para alcanzar tal fin se debe gobernar con virtud. Por tanto, y si “la magnanimidad se refiere a grandes honores”45, el político debe ser magnánimo, pero sobre todo, el político o gobernante debe ser el mejor de todos, el virtuoso (αριστοζ), el excelente, el que es capaz de bastarse a sí mismo, y entiende la gobernanza como una actividad propia de un servicio que éste presta por ser el mejor dotado: “Los políticos son los mejor dotados y los más activos”.46 Esto garantizará un gobierno recto que permita la búsqueda de la felicidad a cada ciudadano, pues, cuando el gobernante no necesita de nada, y es superior a sus súbditos, pero sobre todo en virtud, no busca su provecho sino el de cada uno de los ciudadanos de la polis: “Porque no hay rey que no se baste a sí mismo y no sea superior a sus súbditos en todos los bienes, y tal hombre no necesita de nada; por tanto, no puede buscar su propio provecho, sino el de los gobernados”.47 Así las cosas, el gobernante virtuoso empezará por amarse a sí mismo y a si mismo cuidarse, tal como lo va a referir Séneca algunos siglos después: “Obra así, querido Lucilio: reivindica para ti la posesión de ti mismo”48, pues el hombre que es dueño de sí mismo es dueño de sus pasiones, y en tanto puede ser el administrador o gobernante de un pueblo, a diferencia del hombre para el cual hasta sus propios apetitos le son ajenos y andan sueltos, sin una guía, como la razón que los conduzca, pues el hombre sensato y virtuoso deja que sus apetitos sean guiados por la razón y no que se guíen a sí mismos, tal como sucediera en una comunidad donde el gobernante fuera un hombre guiado por sus apetitos, esa comunidad también estaría guiada no por la razón sino por los apetitos de ese gobernante, y con el tiempo, también de sus gobernados, configurando así, un imperio de la sensualidad y el desorden, donde lo bello, lo útil y lo virtuoso, podrían hasta entenderse como una cosa vetusta y obsoleta. De ahí que advierta Aristóteles a los griegos: “Por eso no Ídem., p. 102. Ídem., p. 53. 46 Ídem., p. 17. 47 Ídem., p. 222. 48 Séneca (1993) p. 11. 44 45 283 Cadavid, Iván (2012): "UNA POSICIÓN POLÍTICA DESDE EL ERGÓN. EL GOBERNANTE VIRTUOSO SEGÚN ARISTÓTELES" permitimos que nos mande un hombre sino la razón, porque el hombre manda en interés propio y se convierte en tirano”.49 En cambio el hombre que se ama a sí mismo y por ende busca lo que es virtuoso, dado que se ama, será un buen gobernante, pues impondrá el imperio de la razón y de la virtud: “el hombre bueno debe ser amante de sí mismo, porque se ayudará sí mismo haciendo lo que es noble y será útil a los demás, pero el malo no debe serlo, porque, siguiendo sus malas pasiones, se perjudicará tanto a sí mismo como al prójimo”.50 En un gobierno y en consecuencia, una comunidad política donde impera la razón y la virtud, desde su gobernante hasta el más sencillo de sus gobernados estará en plena disposición y capacidad para ofrendar un sentido pleno a su vida, una cuestión que según Rus Rufino: “es un bien superior que los honores no premian”51, un permanente y constante estado de gracia y paz espiritual, un solo sentido, una única razón, y la misma justificación para todo, para todos: la felicidad. BIBLIOGRAFÍA CITADA Aristóteles (1985): Política (Medellín, Bedout) 211 p. _____ (1995): Ética nicomáquea (Traducc. J. P. Bonet, Barcelona, Planeta - De Agostini S.A.) 291 p. Bobbio, Norberto (1987): La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político (México D. F., Fondo de Cultura Económica) 193 p. Hirschberger, J. (1954): Historia de la filosofía (Barcelona, Herder) Tomo I. Maquiavelo, N. (1970): El príncipe (México D. F., Porrúa) 239 p. Martín Pallín, J. A. (2010): Neoconstitucionalismo y uso Alternativo del Derecho (Quito, Corte Constitucional del Ecuador) 96 p. Palacios, Leopoldo - Eulogio (1978): La prudencia política (4ª edición, Madrid, Gredos) 168 p. Aristóteles (1995) p. 135. Ídem., p. 250. 51 Rus (2009) p. LXVI. 49 50 284 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 265 - 285 Rus Rufino, Salvador (2009): Estudio preliminar Ética a Nicómaco (Madrid, Tecnos) 461 p. Russell, Bertrand (1971): La sabiduría de occidente (Madrid, Aguilar) 320 p. Schmitt, Carl (1998): El concepto de lo “político” (Madrid, Alianza Editorial) texto de 1939. Séneca (1993): Epístolas morales a Lucilio (Traducc. I. Roca, Barcelona, Gredos) 2 Tomos. 285 COMENTARIOS DE JURISPRUDENCIA LA DESIGNACIÓN DE PARLAMENTARIOS COMO MINISTROS DE ESTADO Parliamentarians’ appointment as Minister Marcela Ahumada Canabes* Resumen: Este trabajo tiene por objeto analizar dos sentencias, una del Tribunal Constitucional1 y otra del Tribunal Calificador de Elecciones2, relativas a la incompatibilidad parlamentaria que se produce con ocasión del nombramiento de un parlamentario en ejercicio como Ministro de Estado, al mecanismo de provisión de vacancias y a la ausencia de proclamación en el caso de los parlamentarios designados por los partidos políticos. Todo ello, con el fin de sintetizar los principales argumentos esgrimidos en esas decisiones jurisdiccionales y algunas de las precisiones que se han efectuado respecto del Estatuto Parlamentario. * 1 2 Magíster en Derecho Público con mención en Derecho Constitucional, Pontificia Universidad Católica de Chile. Doctora en Derecho, Universidad Carlos III de Madrid. Profesora de Derecho Constitucional, Universidad Santo Tomás, sede Viña del Mar. <[email protected]>. Tribunal Constitucional. Rol n° 1.357 (2009). Tribunal Calificador de Elecciones. Rol n° 2-2011-AA (2011). Artículo recibido el 4 de mayo y aprobado el 7 de junio de 2011. 289 Ahumada Canabes, Marcela (2012): "LA DESIGNACIÓN DE PARLAMENTARIOS COMO MINISTROS DE ESTADO" Palabras clave: Estatuto parlamentario - designación como Ministro de Estado - incompatibilidad parlamentaria sobreviniente - provisión de vacantes Abstract: This work aims to analyze two judgments, one of the Constitucional Court and other one of the Election Court, about both to the parliamentary incompatibility that take place by the appointment of any parliamentarian as Minister, the filling of vacancies, and the absence of proclamation. All this in order to synthesize the arguments used in these jurisdictional decisions, and finally to determine some of the explanations established with regard to the Parliamentarians’ Statute. Key words: Parliamentarians’ Statute - appointment as Minister parliamentarian incompatibility - fillings’ vacancy INTRODUCCIÓN Las designaciones de parlamentarios en ejercicio como Ministros de Estado, en los últimos años - el 12 de marzo de 2009 y el 16 de enero de 2011 -, en virtud de las cuales la diputada en ejercicio Carolina Tohá M., y los senadores en ejercicio Evelyn Matthei y Andrés Allamand, pasaron a formar parte del Ejecutivo, produjeron sendas vacancias en los cargos parlamentarios que, en ese entonces, servían. La provisión de estas vacantes se realizó conforme al mecanismo contemplado en el art. 51, incisos 3° y siguientes, de la Constitución Política de la República, disposición que entrega a los partidos políticos la facultad de designar al parlamentario reemplazante. Tanto el ejercicio de la referida atribución presidencial como el mecanismo de provisión de las vacancias que se producen en el Congreso Nacional, no han estado exentos de críticas. En términos generales, porque por su intermedio el Presidente de la República interviene en la composición del Congreso, y por cuanto al producirse una vacante y el consiguiente reemplazo del parlamentario, accede en su lugar a la cámara respectiva otro cuyo origen no deriva de la voluntad del electorado, con lo que se resiente la representatividad que caracteriza al Parlamento. La posibilidad de nombrar a un parlamentario como Ministro del Estado no es nueva en nuestro ordenamiento jurídico, pero sólo se contempla claramente en la Carta Fundamental a raíz de la modificación introducida el año 2005 al art. 59, en virtud de la cual se eliminó la inhabilidad de seis meses posteriores al ejercicio del cargo, que impedía a los parlamentarios ser nombrados para un empleo, función o comisión incompatible. 290 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 289 - 305 Dicha potestad se enmarca dentro del contexto del régimen gubernativo establecido en la Constitución de 1980, un sistema político presidencial que se destaca por el fortalecimiento de la figura del Presidente de la República, que goza de amplias atribuciones frente a un Congreso que, al contrario, tiene una situación disminuida.3 Esta facultad presidencial es, entonces, una manifestación de nuestro régimen constitucional de gobierno4, pues el Presidente de la República puede nombrar a un diputado o senador como Ministro de Estado, dada la amplia libertad de que goza para elegir a sus colaboradores.5 Al igual que la referida facultad presidencial, el mecanismo constitucional de provisión de vacantes guarda estrecha relación con el sistema de gobierno; el sistema electoral y la realidad cultural del país, en nuestro caso, un gobierno presidencialista, con multipartidismo y un sistema binominal arbitrario que, además, permite pactos electorales entre partidos y entre éstos e independientes.6 El art. 51 de la Carta Fundamental, en los incisos tercero y siguientes, dispone que las vacantes “se proveerán con el ciudadano que señale el partido político al que pertenecía el parlamentario que produjo la vacante al momento de ser elegido”.7 Su incorporación a la Carta Fundamental, el año 2005, significó introducir en la Constitución la figura de la designación partidaria de parlamentarios8, fórmula distinta a la regla general establecida en los arts. 47 inc. 1° y 49 inc. 1°, disposiciones que se refieren a la elección en votación directa de los diputados y senadores, respectivamente. La misma disposición constitucional, desde la reforma introducida a la Carta Fundamental por la Ley n° 18.825, de 1989, prohíbe expresamente la posibilidad de realizar elecciones complementarias, previstas en la Constitución de 1925 con el mismo fin. Cea (2002) p. 502. Fernández (2010) pp. 144 y 158. Vid. También n° 2 del voto disidente del fallo en comento. 5 Silva (2000b) pp. 113 y 114. 6 Pfeffer (2005) p. 214 y 215, citando la intervención del profesor Francisco Cumplido, durante la discusión del sistema de provisión de vacantes parlamentarias, en su comparecencia a la Comisión del Senado. 7 Este mecanismo de provisión de vacantes, contemplado en la Constitución desde la reforma del año 2005, se utilizó antes con ocasión del fallecimiento de parlamentarios. Fue lo que ocurrió con las muertes de los diputados Juan Bustos y Pedro Álvarez Salamanca. 8 Fernández (2010) pp. 154 y 155. 3 4 291 Ahumada Canabes, Marcela (2012): "LA DESIGNACIÓN DE PARLAMENTARIOS COMO MINISTROS DE ESTADO" La fórmula de reemplazo actualmente contemplada en la Constitución implica que el Congreso Nacional, en algún momento puede estar integrado por miembros designados, que reemplazan a los parlamentarios que han sido elegidos por sufragio universal, cuando por cualquier causa se produce una vacancia. Ello, por cuanto ésta se provee sin que medie elección ni sufragio, sino una decisión en la que intervienen únicamente las cúpulas de los respectivos partidos políticos, asociaciones que no representan a la ciudadanía, aunque canalizan la actividad política. De esta manera, el actual régimen de reemplazo de parlamentarios vigoriza de manera extraordinaria la injerencia de los partidos políticos en desmedro de la participación popular9 y, a juicio de algunos, constituye uno de los vicios que afectan la libertad electoral, porque en la práctica, obsta a que aquélla sea una efectiva realidad en nuestro país.10 La provisión de cargos vacantes genera otro problema, puesto que en virtud de aquélla habrá además de los parlamentarios elegidos y proclamados por el Tribunal Calificador de Elecciones (TRICEL), otros que son designados excepcionalmente por los partidos políticos, que antes de asumir sus funciones sólo prestarán juramento o promesa para incorporarse al Congreso. Dicha diferencia está, como veremos, expresamente establecida en la Constitución y en la ley orgánica constitucional respectiva. Ello tampoco otorgaría un tratamiento igualitario a los parlamentarios independientes, toda vez que respecto de éstos no procede el reemplazo. Esta crítica, sin embargo, se rebate argumentando que en los regímenes electorales que aceptan candidaturas independientes, por la naturaleza misma de lo que representa ser independiente, no se admiten reemplazos.11 Estas críticas se han reflejado en recientes proyectos de ley cuya finalidad es introducir cambios en la normativa constitucional vigente, planteando diversas opciones con el fin de cambiar el mecanismo de provisión de vacancias vigente.12 Cea (2002) p. 507. Carrasco (2007) pp. 199, 207 y 212. 11 Pfeffer (2005) p. 214. El autor cita las expresiones vertidas ante la Comisión del Senado por el Profesor Francisco Cumplido. 12 Boletines N°s. 5164-07 (03.07.07); 6043-07 (21.08.08); 6118-07 (30.09.08); 648107 (29.04.09) y 7460-07 (19.01.11). Se han propuesto diversas fórmulas de reemplazo para modificar la actualmente vigente: la realización de una elección complementaria o extraordinaria; la introducción de un mecanismo especial para el reemplazo de los parlamentarios independientes o simplemente contemplar que en caso de que un 9 10 292 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 289 - 305 La situación antes referida, mediante la cual parlamentarios en ejercicio pasan a ser parte del Ejecutivo y los efectos de ello, ha generado dos interesantes sentencias, una del Tribunal Constitucional (TC) y otra del TRICEL, relacionadas con el Estatuto parlamentario. Dichos pronunciamientos se refieren específicamente a la incompatibilidad sobreviniente que se produce con motivo de la aceptación de la designación y al consiguiente cese en el cargo de parlamentario; a la provisión del cargo mediante la designación del reemplazante por el partido político correspondiente y, finalmente, a la determinación de la improcedencia de la proclamación de este último, todo lo cual requiere, además, una referencia previa a las atribuciones tanto del TC como del TRICEL. En lo que sigue, esos fallos serán analizados separadamente con el objeto de destacar las precisiones que se han establecido por la jurisdicción constitucional y por la jurisdicción electoral respecto de las incompatibilidades parlamentarias y sobre la improcedencia de la proclamación de los parlamentarios reemplazantes, sin perjuicio de efectuar algunas consideraciones críticas respecto de esos pronunciamientos y de las normas constitucionales interpretadas en ellos. I. SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: LA INCOMPATIBILIDAD PARLAMENTARIA SOBREVINIENTE La sentencia del TC, rol n° 1.357, tiene lugar a requerimiento de particulares que ejercieron la acción pública contemplada en el inciso decimoquinto del art. 93 de la Constitución Política de la República en relación con la atribución de dicho Tribunal, establecida en el n° 13 de la misma disposición, solicitando que aquél se pronunciara sobre la inhabilidad que afectaría a una parlamentaria para ser designada y asumir como Ministra de Estado, dada su calidad de diputada en ejercicio al momento de la designación. Este era, por lo demás, el único mecanismo que hacía posible el ejercicio de la acción pública y la impugnación de la actuación del Ejecutivo. Así lo entienden también los ministros que concurren con su voto, según se dejó constancia en el numeral cinco del correspondiente voto. Señala el TC que no le compete emitir un pronunciamiento previo sobre la designación por el Ejecutivo de un parlamentario como Ministro de Estado, cuestión no prevista en la Carta Fundamental ni en la ley, de manera que diputado o senador sea nombrado Ministro de Estado, no sea reemplazado. Vid. Sitio Web del Congreso Nacional http://sil.congreso.cl/pags/index.html 293 Ahumada Canabes, Marcela (2012): "LA DESIGNACIÓN DE PARLAMENTARIOS COMO MINISTROS DE ESTADO" cualquier intervención del supremo intérprete de la Constitución constituiría una injerencia en las atribuciones exclusivas y excluyentes del Presidente de la República. El TC rechazó el requerimiento, porque sus fundamentos no se relacionan con una inhabilidad para ser nombrado Ministro –contenida en el art. 34-, sino con la incompatibilidad sobreviniente que afectaría a los parlamentarios que sean designados para un cargo incompatible, cuestión respecto de la cual efectúa algunas precisiones13, a las que se limita este estudio. Del tenor literal del art. 59 de la Constitución Política, el TC desprende que el nombramiento de un parlamentario como Ministro de Estado configura una incompatibilidad sobreviniente, que opera de pleno derecho, sin que se requiera de una declaración previa de dicho Tribunal (considerando 5°). Aplica, en esta parte, jurisprudencia anterior, específicamente la contenida en la sentencia recaída en la causa rol n° 452, emitida a propósito de la inhabilidad sobreviniente consistente en la pérdida de un requisito general de elegibilidad.14 Entiende que “no se prohíbe a un parlamentario asumir el cargo de Ministro de Estado, estableciéndose sólo una incompatibilidad para el ejercicio simultáneo de ambas funciones” (considerando noveno), la que más adelante precisará es una incompatibilidad sobreviniente para ejercer el cargo en función del cual se encuentra establecida (considerando decimocuarto). Recordemos que así lo había sostenido también el profesor Alejandro Silva Bascuñán. Si un parlamentario en ejercicio es válidamente designado para determinadas funciones que no puede desempeñar simultáneamente, ello acarrea para quien las acepta la cesación en el cargo parlamentario, por haberse configurado una incapacidad sobreviniente. “Un diputado nombrado Actualmente el artículo 37 bis de la Carta Fundamental, introducido por la reforma de la Ley n° 20.414 de 4 de enero de 2010, contempla las incompatibilidades ministeriales al disponer que “a los Ministros de Estado les serán aplicables las incompatibilidades establecidas en el inciso primero del artículo 58. Por el solo hecho de aceptar el nombramiento, el Ministro cesará en el cargo, empleo, función o comisión incompatible que desempeñe”. De esta manera, por el solo hecho de aceptar el nombramiento de Secretario de Estado, se produce la cesación en el cargo, empleo, función o comisión incompatible que desempeñe. Tribunal Constitucional. Rol n° 452 (2005) considerando 6°. 13 14 294 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 289 - 305 Ministro queda fuera del Parlamento”, hecho que produce la consiguiente vacancia del cargo.15 Esa incompatibilidad con la función ministerial encuentra fundamento, igualmente, en la rígida separación de poderes que caracteriza al gobierno presidencial, la cual desaparecería si en virtud del ejercicio de la facultad presidencial un miembro del Congreso Nacional pudiese ser parte del Poder Ejecutivo. En el considerando decimotercero, el TC reitera lo dicho antes en el considerando noveno, en el sentido que “la Constitución no prohíbe en ninguna de sus partes que un parlamentario sea nombrado como Ministro de Estado, sino sólo que una vez nombrado mantenga ambos cargos”, con la única excepción contemplada para el caso de guerra. Además, el TC refuerza su argumentación recurriendo a los antecedentes históricos, a la evolución constitucional de la atribución presidencial en nuestro ordenamiento jurídico y a la praxis constitucional que ha operado desde la Constitución de 1925 - que consultaba normas similares a la de la Constitución vigente en la materia- conforme a la cual en numerosas ocasiones parlamentarios en ejercicio han asumido como Ministros de Estado. De esta manera, alude en los considerandos sexto a octavo, a la incorporación de la incompatibilidad sobreviniente en la Constitución de 1833, a su desarrollo en textos constitucionales posteriores, para finalizar con el análisis del texto actual del art. 59 de la Carta Fundamental, modificado por la Ley n° 20.050, que suprimió la incapacidad que impedía el ejercicio de ciertas funciones dentro de los seis meses siguientes al cese en el cargo parlamentario. Habiéndose eliminado la incapacidad que impedía al Ejecutivo nombrar a parlamentarios en los cargos a que se refería la norma durante el lapso allí establecido, el hecho de nombrar, por una parte y aceptar la designación, por la otra, genera una incompatibilidad. El TC hace una referencia en términos generales a las prohibiciones parlamentarias que integran ese conjunto de normas más amplio denominado Estatuto Parlamentario, constituidas por inhabilidades, incapacidades, incompatibilidades y causales de cesación, para luego analizar con más detalle las inhabilidades e incompatibilidades, refiriéndose a su finalidad y clasificación. 15 Silva (2000a) pp. 289 y 304, Silva (2000b) p. 113. En el mismo sentido Bronfman (1993) p. 70. 295 Ahumada Canabes, Marcela (2012): "LA DESIGNACIÓN DE PARLAMENTARIOS COMO MINISTROS DE ESTADO" Así, las inhabilidades parlamentarias son definidas en el considerando décimo, como “un conjunto de prohibiciones de elección y de ejecución de actos determinados respecto de quienes aspiran a un cargo de diputado o senador o lo están ejerciendo, inhabilidades que pueden ser absolutas, si consisten en la falta de algunos de los requisitos que la Constitución señala para ser elegido diputado (art. 48) o senador (art. 50), y relativas, si afectan las candidaturas y el ejercicio del cargo parlamentario. Estos últimos pueden ser, a su vez, preexistentes (art. 57), si impiden ser candidatos a parlamentarios, y sobrevinientes (art. 60), si determinan la cesación en el cargo de diputado o senador”. Añade el TC, que “una segunda especie de prohibiciones parlamentarias son las incompatibilidades (art. 58), que son aquellas que impiden el desempeño simultáneo del cargo de parlamentario y el de otra función, y dentro de dicho género, la que establece incapacidades para que el senador o diputado sea nombrado para otro cargo (art. 59)”. Desarrollando su argumentación, añade el TC que las prohibiciones que afectan a los parlamentarios constituyen limitaciones de derecho público, cuya infracción apareja, sanciones como la nulidad de la elección, la cesación en el cargo de congresal y la nulidad del nombramiento (considerando décimo primero). Atendido el carácter de derecho estricto de estos preceptos prohibitivos, su interpretación y aplicación, es restrictiva, debiendo dirigirse solamente a los casos expresa y explícitamente contemplados en la Constitución, sin que puedan hacerse extensivos a otros cargos por vía de analogía. En suma, aplicando el criterio literal y sistemático, recurriendo a los argumentos históricos y reforzando la argumentación con una breve referencia a la práctica constitucional, esto es, a la forma en los propios agentes públicos han entendido que operan las normas constitucionales, el TC concluye que el nombramiento de un parlamentario como Ministro de Estado constituye una atribución del Presidente de la República, que no está prohibida por la Constitución y cuyo ejercicio configura una incompatibilidad sobreviniente que les impide desempeñar simultáneamente ambos cargos, ocasionando la cesación en el cargo representativo que servían, desde que aceptan la designación en un cargo ministerial. II. LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL CALIFICADOR DE ELECCIONES: LA PROVISIÓN DE LAS VACANTES Y LA AUSENCIA DE PROCLAMACIÓN Una situación similar a la antes comentada se produjo en los primeros días del año 2011, dando lugar al pronunciamiento del TRICEL, la sentencia 296 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 289 - 305 rol n° 2- 2011-AA, que incide en los efectos posteriores a la provisión de las vacantes parlamentarias y las atribuciones que al respecto, corresponden al tribunal de jurisdicción electoral. La materia específica sobre la que recae el pronunciamiento del TRICEL es la determinación de si le corresponde intervenir, de alguna forma, una vez producida la designación de los parlamentarios reemplazantes. Al efecto, el TRICEL estima que no es de su competencia intervenir en la proclamación de los parlamentarios cuando ha operado el mecanismo de provisión de vacantes establecido en la Carta Fundamental. Ello, por cuanto tal atribución no le ha sido entregada expresamente por la Constitución Política de la República, que sólo contempla su intervención en la proclamación de los congresales cuando ha mediado un proceso eleccionario. Lo primero que llama la atención es que el fallo está fundado sucintamente en siete párrafos en los que se citan y reproducen las disposiciones constitucionales y legales aplicables a la materia, esto es, los arts. 7, 51 y 95 de la Constitución Política de la República y el art. 9° de la Ley n° 18.460, Orgánica Constitucional del Tribunal Calificador de Elecciones, con escaso desarrollo del razonamiento, lo que contrasta con el voto disidente. Si bien la cita de las normas legales y constitucionales aplicables a la cuestión que se decide, constituye el denominado argumento autoritativo o normativo16, la falta de desarrollo de sus argumentos impide conocer las razones que justificaron la decisión. Una simple lectura del fallo tampoco permite establecer cuál es el conflicto o situación que determinó el inicio del proceso ante ese Tribunal y su pronunciamiento, pues nada se dice al respecto, aunque pareciera tratarse de una actuación de oficio. Ahora bien, al declararse incompetente para conocer de la materia, el TRICEL ha obrado acertadamente. Su decisión respeta tanto las funciones que le corresponden dentro del Estado como las relaciones institucionales que se producen entre el Congreso y la jurisdicción electoral, de acuerdo al diseño establecido claramente por la Carta Fundamental. Ello es el reflejo de la deferencia razonada o principio de la adecuada cortesía constitucional.17 16 17 Vigo (2009) p. 223. Nogueira (2009) p. 166. 297 Ahumada Canabes, Marcela (2012): "LA DESIGNACIÓN DE PARLAMENTARIOS COMO MINISTROS DE ESTADO" El mismo TRICEL señala, en el considerando tercero, que la Justicia Electoral forma parte del organigrama estatal, pero olvida que por esa misma razón está sujeto a la exigencia de racionalidad presente en la noción de Estado de Derecho y a la motivación de sus decisiones, exigencia contemplada expresamente en los arts. 8, inciso primero, y 19 n° 3, inciso quinto de la Constitución Política de la República, que obligan, en términos generales, a todos los órganos estatales a fundar sus actos y resoluciones y específicamente a los órganos que ejercen jurisdicción, a fundamentar debidamente sus sentencias. El voto disidente, en cambio, exhaustivamente y latamente fundado, estima que el TRICEL es el órgano constitucional con competencia para proclamar a todos los parlamentarios, incluso cuando éstos son designados por los partidos políticos para proveer las vacantes que se producen en el Congreso. La discrepancia respecto del voto mayoritario, destaca no sólo por una mayor extensión, sino porque sus argumentos son mucho más desarrollados y aparentemente más consistentes. Se sustenta en argumentos históricos y en la evolución constitucional del mecanismo en comento, de la misma manera que lo hiciera el TC en la sentencia antes comentada, respecto de la atribución presidencial. Así se refiere, en el segundo numeral, a los distintos sistemas que se han contemplado en nuestra historia constitucional para reemplazar a los parlamentarios que por cualquier circunstancia cesan en sus cargos, desde la Constitución de 1925 en adelante. En primer lugar, el sistema de elecciones parlamentarias extraordinarias o complementarias, que se estableció en el art. 36 del texto constitucional y que se mantuvo vigente hasta el año 1973. Respecto de la Constitución Política de la República de 1980, describe los tres sistemas que han existido bajo su vigencia. El primero de ellos, la elección del parlamentario reemplazante por la mayoría absoluta de los miembros en ejercicio de la respectiva cámara que, para el caso que las vacantes a proveer fuesen varias, contemplaba votaciones separadas y sucesivas. Ese mecanismo nunca se aplicó, porque antes de que el texto constitucional entrara en vigencia fue reemplazado por el sistema de compañero de lista, conforme al cual las vacantes debían proveerse con el ciudadano que habiendo integrado la lista electoral del parlamentario que cesó en el cargo, habría resultado elegido si a esa lista hubiere correspondido otro cargo.18 18 298 Antiguo artículo 47, inciso tercero, reformado el año 2005. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 289 - 305 Finalmente, alude al sistema vigente, incorporado a la Constitución mediante la reforma del año 2005, esto es, la designación del parlamentario reemplazante por el partido político al que pertenecía el parlamentario que produjo la vacante, al momento de ser elegido, siempre que no se trate de un parlamentario independiente. Recordemos que al TRICEL, según lo dispuesto por el art. 95 de la Constitución Política, le corresponden, entre otras atribuciones, conocer del escrutinio general y de la calificación de las elecciones de diputados y senadores, resolver las reclamaciones a que aquéllas dieren lugar y proclamar a los que resulten elegidos. Al respecto, no hubiese estado demás que el TRICEL reforzara su argumentación con la cita de la sentencia del TC, rol n° 33, 1985, dictada al ejercer el control de constitucionalidad de la Ley Orgánica Constitucional sobre el Tribunal Calificador de Elecciones. Dicha pronunciamiento precisó que la “calificación de una elección” consiste en “apreciar o determinar las calidades de ella y las circunstancias en que se ha realizado, a fin de establecer si se han seguido fielmente los trámites ordenados por la ley y si el resultado corresponde a la voluntad realmente manifestada por los electores, en una decisión libre y sin coacciones”.19 De esa definición del TC, el profesor Cea Egaña infiere que calificar una elección es “juzgar si se ha realizado o no legítimamente desde el ángulo de la Constitución y las leyes que los rigen. En virtud de tal calificación, el Tribunal puede concluir proclamando dicha legitimidad, o por el contrario, pronunciando su nulidad”.20 Entonces, la proclamación que efectúa el TRICEL sólo tiene lugar cuando ha habido una elección, seguida de la calificación de la misma y, en su caso, el conocimiento de una reclamación, todo lo cual culmina con una sentencia declarativa. Este procedimiento no se produce en los casos de provisión de vacantes en los que, como se dijo, no hay un pronunciamiento del cuerpo electoral. Por lo demás, así se advierte también de lo dispuesto en los arts. 19 20 Considerando 12°, Tribunal constitucional. Rol n° 33 (1985). Se señala en la sentencia del TC, que similar criterio ha adoptado el TRICEL, que en sentencia de mayo de 1949, sostuvo que ella consiste en “establecer si la elección se ha verificado en conformidad a las disposiciones que la rigen y así poder declarar, no sólo quienes han resultado elegidos, sino también si lo han sido legítimamente”. Cea (2001) p. 354. 299 Ahumada Canabes, Marcela (2012): "LA DESIGNACIÓN DE PARLAMENTARIOS COMO MINISTROS DE ESTADO" 106 a 109 de la Ley n° 18.700, Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios. Por otro lado, los parlamentarios en tanto agentes estatales actúan válidamente previa “investidura regular” de sus integrantes, esto es, por medio su incorporación válida al órgano correspondiente.21 En el caso de los parlamentarios, la investidura constitucional se produce mediante juramento o promesa, formalidad establecida en el art. 5°, inciso tercero, de la Ley n° 18.918, Orgánica Constitucional del Congreso Nacional, que prevé tal acto para considerar a los parlamentarios en ejercicio.22 Además, la misma Constitución distingue, en algunas de sus disposiciones, dos situaciones distintas relacionadas con el origen de la función parlamentaria, esto es, la regla general, que es la elección por votación popular, y la excepción, que corresponde a la designación del parlamentario reemplazante. Así, el inciso segundo del art. 61 se refiera al “día de la elección” o “su juramento”, según el caso, al establecer el momento desde el cual el parlamentario está protegido por la inviolabilidad. En otras disposiciones, en cambio, se alude sólo a la proclamación, como es el caso de los arts. 58 inc. final y 59 inc. final para determinar el momento en que el parlamentario cese en el cargo, empleo o comisión incompatible y respecto de la oportunidad desde la cual los parlamentarios se encuentran afectos a las inhabilidades sobrevinientes, respectivamente. De esta manera se advierte cierta incoherencia entre las normas que conforman el Estatuto Parlamentario, pues no siempre se contempla la posibilidad de que un parlamentario ingrese al parlamento de un modo distinto al de la elección, situación que ha originado dificultades de interpretación como la que se resuelve en la sentencia en comento. Los disidentes sostienen que en la especie no existen las sentencias de proclamación, como tampoco consta en los registros de ese Tribunal la calidad de parlamentarios de quienes han sido designados bajo la vigencia de ese mecanismo, a saber, de los parlamentarios Marcelo Schilling, Lily Pérez y Felipe Harboe, aunque sí las había mientras rigió el sistema anterior. 21 22 300 Vivanco (2006) pp. 111 - 112. Este acto que forma parte del procedimiento de instalación del Congreso, tiene lugar con posterioridad a la elección popular de diputados y senadores, y se encuentra regulada por los reglamentos de las respectivas cámaras: art. 4 del Reglamento del Senado y artículo 32 del Reglamento de la Cámara de Diputados. Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 289 - 305 No advierten los ministros disidentes, que en lo que respecta a los parlamentarios reemplazantes, que no son elegidos por votación popular, se habría configurado una convención o práctica parlamentaria, expresión de la autonomía de los miembros del Congreso Nacional, en el sentido que aquéllos se consideran como tales desde la fecha de su designación y se incorporan a la cámara respectiva prestando juramento o promesa. En virtud de ello se ha entendido, además, que cuando se ha producido el reemplazo de un parlamentario, no se requiere la intervención del TRICEL, lo que por lo demás, guarda perfecta armonía con lo preceptuado por el art. 61 de la Constitución, siendo en este sentido, una práctica respetuosa con ella.23 Esa praxis que opera dentro del ámbito de la organización y funcionamiento de las cámaras, podría haber servido como antecedente útil para determinar el sentido y alcance de las normas interpretadas, reforzando los escasos argumentos de la decisión mayoritaria, sin perjuicio de que razones de certeza jurídica hacen necesaria su constitucionalización en una futura reforma.24 En relación con lo anterior, no debiera olvidarse tampoco la necesaria interrelación que debe haber entre el TC y el TRICEL en materias como la analizada. Aunque en el sentido inverso, esa relación ha sido aludida por el TC en la sentencia rol N° 452, de diez de agosto de 2005, al señalar que en casos, como el de la especie, en los que se discute el sentido y alcance de las normas que conforman el Estatuto parlamentario, “es siempre necesario ponderar lo resuelto por órganos jurisdiccionales especializados, de jerarquía constitucional. Tal es, precisamente, el Tribunal Calificador de Elecciones”.25 En este sentido, hubiese sido bueno considerar la sentencia del TC sobre la proclamación. En síntesis, aunque con escaso desarrollo argumentativo, el TRICEL ha establecido acertadamente que no le corresponde intervenir, de manera alguna, cuando se produce la designación de parlamentarios reemplazantes. CONCLUSIONES Del estudio las sentencias comentadas se desprenden las siguientes precisiones establecidas por el TC y el TRICEL al interpretar las normas que integran el Estatuto Parlamentario, que se sintetizan a continuación: Nogueira (1997) p. 55. Recordemos que el TC utiliza también como antecedente la práctica constitucional en la sentencia comentada en el capítulo anterior. 25 Tribunal Constitucional. Rol n° 452 (2005), Considerando 13°. 23 24 301 Ahumada Canabes, Marcela (2012): "LA DESIGNACIÓN DE PARLAMENTARIOS COMO MINISTROS DE ESTADO" 1. No existe prohibición alguna que impida designar a un parlamentario en ejercicio como Ministro de Estado. Sin embargo, ese hecho genera, de acuerdo al régimen de gobierno adoptado por la Constitución, una incompatibilidad sobreviniente para el desempeño simultáneo de ambos cargos, lo que ocasiona la cesación en el cargo de representación popular. 2. La vacante se produce de pleno derecho, esto es, sin que tenga que mediar renuncia al cargo parlamentario y sin necesidad de que sea declarada por órgano alguno. La renuncia no constituye un requisito para asumir como Ministro de Estado, siendo suficiente la aceptación de la designación, pues el ejercicio de esta opción por quien desempeñaba una función parlamentaria, al asumir un cargo en el Ejecutivo, hace suponer que se ha producido una renuncia tácita al cargo electivo. 3. Los mecanismos de reemplazo de parlamentarios han constituido, desde hace algún tiempo un asunto de arduo debate, y al parecer no resulta fácil encontrar una fórmula que genere amplio consenso. 4. El actual mecanismo de provisión de cargos parlamentarios, que permite a los partidos políticos designar a los reemplazantes, no se aviene plenamente con el principio democrático, consagrado en el art. 4° de la Constitución Política y de alguna manera erosiona la libertad electoral. Sería conveniente una mayor intervención de las cámaras, que como órganos depositarios del ejercicio de la soberanía, aprueben o rechacen esa designación, de manera que su intervención legitime la decisión previa de los partidos políticos. Igualmente parece pertinente también incluir una norma como la que se sugiere en el proyecto de reforma presentado el año 2009, por los diputados Maximiano Errázuriz y Amelia Herrera (Boletín n° 6481-07), en el sentido que para el caso de producirse una designación presidencial, no sea procedente el reemplazo. De esta manera, se limita el uso de la facultad del Presidente de la República y sus inconvenientes, principalmente privar al Congreso de uno de sus miembros, el que será reemplazado por uno en cuya elección no interviene la votación popular. 5. Finalmente, dado que las sentencias comentadas evidencian algunas incoherencias en las normas que conforman el Estatuto Parlamentario, que no siempre hacen referencia a las dos forman mediante las cuales se accede al Congreso, resulta ineludible su enmienda. 302 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 289 - 305 BIBLIOGRAFÍA CITADA Bronfman Vargas, Alan, De la Fuente Hulaud, Felipe y Parada Espinoza, Fernando (1993): El Congreso Nacional. Estudio Constitucional, Legal y Reglamentario (Valparaíso, Centro de Estudios y Asistencia Legislativa) 556 p. Carrasco Delgado, Sergio (2007): “¿Libertad electoral en Chile?”, Revista de Derecho Público (vol. 69, tomo I): pp. 199 - 215. Cea Egaña, José Luis (2001): I Derecho Constitucional Chileno (Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile) 405 p. _____ (2002): “El parlamentario en la Constitución”, Navarro Beltrán, Enrique (coord.), 20 años de la Constitución Chilena (Santiago, LexisNexis) pp. 501 - 516. Fernández Baeza, Mario (2010): “Prohibiciones de ministros de Estado y parlamentarios: Las atribuciones del Tribunal Constitucional”, Revista de Derecho Público (vol. 72): pp. 143 - 162. Nogueira Alcalá, Humberto (1997): Dogmática Constitucional (Talca, Editorial de la Universidad de Talca) 380 p. ____ (2009): “Enfoques sobre interpretación constitucional y jurisdicción constitucional”, Pfeffer Urquiaga, Emilio (coord.), Temas Actuales de Derecho Constitucional. Libro homenaje al Profesor Mario Verdugo Marinkovic (Santiago, Editorial Jurídica de Chile) pp. 155 - 186. Pfeffer Urquiaga, Emilio (2005): Reformas Constitucionales 2005. Antecedentes - Debates - Informes (Santiago, Editorial Jurídica de Chile) 668 p. Silva Bascuñán, Alejandro (2000a): VI Tratado de Derecho Constitucional. Congreso Nacional (Santiago, Editorial Jurídica de Chile) 424 p. ____ (2000b): V Tratado de Derecho Constitucional. La Constitución de 1980. Gobierno (2ª edición, Santiago, Editorial Jurídica de Chile) 291 p. Vigo, Rodolfo L. (2009): “Argumentación constitucional”, Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional (n° 12): pp. 215 - 247. 303 Ahumada Canabes, Marcela (2012): "LA DESIGNACIÓN DE PARLAMENTARIOS COMO MINISTROS DE ESTADO" Vivanco, Ángela (2006): II Curso de Derecho Constitucional. Aspectos dogmáticos de la Carta Fundamental de 1980 (Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile) 555 p. NORMAS JURÍDICAS CITADAS Constitución Política de la República de Chile. Texto refundido, coordinado y sistematizado por el Decreto n° 100. Diario Oficial, 22 septiembre 2005. Ley n° 18.700, Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios. Diario Oficial, 6 mayo 1988. Ley n° 18.825, Modifica la Constitución Política de la República de Chile. Diario Oficial, 17 agosto 1989. Ley n° 18.918, Orgánica Constitucional del Congreso Nacional. Diario Oficial, 5 febrero 1990. Ley n° 20.050, Reforma Constitucional que introduce diversas modificaciones a la Constitución Política de la República. Diario Oficial, 26 agosto 2005. Ley n° 20.414, Reforma Constitucional en materia de transparencia, modernización del Estado y calidad de la Política. Diario Oficial, 4 enero 2010. Reglamento de la Cámara de Diputados. Reglamento del Senado. JURISPRUDENCIA CITADA Control de constitucionalidad respecto del proyecto de ley orgánica constitucional sobre el Tribunal Calificador de Elecciones (1985): Tribunal Constitucional, 24 de septiembre de 1985, rol n° 33. Disponible en http:// www.tribunalconstitucional.cl/index.php/sentencias/download/pdf/576>, fecha consulta: 7 abril 2011. Requerimiento presentado al Tribunal Constitucional por 10 señores diputados con respecto de la cesación en el cargo del senador don Jorge Lavandero Illanes, en conformidad al art. 82 n° 11, de la Constitución Política de la República (2005): Tribunal Constitucional, sentencia 10 de agosto de 2005, rol n° 452. Disponible en VII Jurisprudencia Constitucional. 304 Ars Boni et Aequi (año 8 no 1): pp. 289 - 305 Sentencias pronunciadas entre 2004 y 2006, Roles N°s 414-466 (2007, Santiago, Editorial Jurídica de Chile) pp. 367 - 375. Requerimiento formulado por particulares, para que el Tribunal Constitucional declare la inhabilidad constitucional de la diputada Carolina Tohá Morales para ejercer el cargo de Ministro de Estado y la elección de don Felipe Harboe Bascuñán como diputado reemplazante (2009): Tribunal Constitucional, sentencia de 9 de julio de 2009, rol n° 1.357. Disponible en <http://www. tribunalconstitucional.cl/index.php/sentencias/download/pdf/1183>, fecha consulta: 3 abril 2011. Vacancia Cargos Parlamentarios. Art. 51 Constitución Política de la República (2011): Tribunal Calificador de Elecciones, sentencia de 25 de enero de 2011, rol n° 2-2011-AA. Disponible en <http://www.tricel.cl/informacioncausas/Tramitacin%20de%20Causas/Rol%202-2011-AA.pdf>, fecha consulta: 5 abril 2011. 305