Equivalencia de las libras esterlinas

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o
I
EQUIV ALENCIA
DE LAS
LIBRAS ESTERLINAS
BOGOTÁ
IMPRENTA DE LA AYER/ OA
Carrera del Perú, cnlle l J' N,o 25
INTRODUCCION
...
EL OBJETO de la presente publicacion es
poner al alcance de las personas que han seguido el curso de esta discusion todos los datos y
documentos que la esclarecen bajo nuestro punto de vista; y principalmente queremos que sirva para que el Congreso próximo pucda fallar en
la cuestion con conocimiento de causa. Que por
lo ménos sepan los padres de la Patria que si votan de nuevo la cantidad que se les pida para pagar lo que no debemos, lo hacen porque les viene
en gracia hacerlo, no sorprendidos por una partida del proyecto de Presupuestos que saldrá de la
Secretaría del Tesoro. Que si el Congreso quiere hlÍ.cér uba donacion gratúita á los acreedores
-4-
extranjeros, asuma por lo ménos la responsabilidad á sabiendas de ello; no que se tome L1espues
como autoridad una opinion emitida por él sin
saber á qué hora.
Queremos tambien que cuando le vayan con
las quejas de qu e la Oficina general de Cuentas
no deja gobernar, y que por ende es preciso aplicarle alguna pragm ática de don Cárlos III, ó
declararla convento rico, vea el cuerpo soberano
de la N acion reunidos todos los pormenores del
asunto que motivará la queja, y decida con libertad entre rod ear ú esa oficina de prestigio y autoridad, ó suprimir por inútil y embarazosa la ley
de Presupuestos.
Queremos, en fin , que la Nacion entera tenga
á la vista no sólo lo que se ha escrito por la Oficina general_de Cuentas y por los que apoyamos
sus opiniones, sino lo que firmó su apoderado al
hacer el contrato orígen de esta cuestion, para que
sepa quiénes y cómo hemos tratado de defender
sus derechos, quienes y cómo los han dejado
sacrificar.
Bogotá, Diciembre 15 de 1873.
•
PBELIMIJN ARES
- -.... +-....- -
LA LEGISLACION del mundo civilizado tiene
~ancionadas
reglas especiales para juzgar los negocios
puramente mercantiles, diferentes de las que forman el
derecho comun ó civil de las naciones, Por eso al lado
del Código civil de cada pu eblo sucle hallarse su Código de comercio que rige en las controversias de carácter comercial. La diferencia de estas reglas en la práctica es demasiado tangible, El contmto de compra-vC'nta, por ejemplo, que se puede rescindir conforme al derecho comul1 cuando uno de los contratantes rcsulta
perjudicado en la mitad del justo precio, es válido ante
el ,Código de comercio si vel'sa sobre negocios mercanti les entre comerciantes, aunque alguno de cllos haya
sufrido la misma lesion enorme, Un individuo que no
podria enagenar en país extmnjero sus propiedades pOI'
ser menor de edad segun las leyes de su patria, podrá
ser compelido á cumplir obligaciones do carácter mOl'cantil contraidas en la misma época en que era incapaz
ante las leyes civiles, 1 Nadie se sorprende, pues, de
que una cuestion puede verse de cierto modo á la luz
I
Bello. Pte. 1."' c:\ p. 4: pág. 104.
-6de la legislacion y de las práct icas comerciales, y de
otra muy diferente á la luz del derecho civil.
Los contratos que las naciones celebran con los particulares no son, por regla general, comerciales, pues, ni
las naciones ni sus gobiemos son comerciantes. Importa poco que tengan tal carácter los individuos, nacionales ó extranjeros que contratan con ellos. Fundados en
esto sostienen de acuerdo todos los publicistas que aun
cuando la venta de artículos de contrabando dc guerra
heclla á un beligerante por ciudadanos de un país' nelltral no constituye violacion de neutralidad, sí la constituye la venta de los mismos anículos hecha por el gobierno, pues no pudiendo éste tener el carácter de comerciante para suponerlo movido por el interes del lucro, la enajenacion hecha por él toma el carácter de
hostilidad. En el gobierno, dicen, se presume siempre
el animus adjuvandi, y nunca el animus commer-
can di. 2
Las excepciones de flsta regla que son rarísimas,
tienen lugar cuando un gobierno ejecuta alguna operacion mercantil por su natlll'aleza, en la que obra como
comerciante atond ido el objeto del negocio.
De seguro que no será una de esas excepciones el
contrato de 1.° (le Enero de 1873. Ese no es un contrato
comercial por su naturaleza ni por su objeto. Tratándose de su inteligencia y de su cumplimiento, el exámen
que de él se haga debe ajustarse á los principios de
la jurisprudencia, no á los usos comerciales del país. La
~ Sir AleJ[. Cockburn cita las opiniones en este sentido de los principales
publicistas en sus Reasons for dissenting froln tbe award of tbe Tribunal of
ArbitrntiQn ofGencva. (Supplement to thc London Gazctte. Núm. 23 1 900.
Pág. 41·19.)
'
-7cuestion que se ha suscitado respecto de la cantidad
que la República tiene que pagar' mensualmente por
intereses, es una cuestion de derecho, no de letras de
cambio. Si á algun Tribunal europeo le tocara resolverla,
de seguro examinaría el valor del contrato con prescindencia de los usos del comercio; y al hacerse cargo de
sus diversas disposiciones consideraria las leyes nuestras que lo afectan incorporadas en él como otras tantas cláusulas del contrato mismo. 8 La ley de autorizaciones en cuya vir·tud se celebró, y nuestms leyos sobre
monedas en cuanto establecen la equivalencia legal de
éstas, se mirarian como artículos del contrato.
A los que sostenemos los derechos de la República
no nos importa nada que sean muchos ó pocos los pesos
que se han pagado y se están pagando de más. Considemmos el derecho por lo que en sí es, sin tamaíio y sin
cuantía. Tratándose de él lo mismo es un real que lIn
millon de onzas de oro.
La legislacion reconoce en todas partes que en la
ejecucion de los contratos pueden suscitarse dificultades relativas á la inteligencia de algunas de sus cláusulas ó de sus expresiones. Para resolverlas están las leyes, los jurisconsultos, los publicistas y los-Tribunales.
Todo esto seria inútil si se hubiera de juzgar por la
dignidad ó por cualesquiera otras cualidades personales
de los contratantes. D ecir que el señor tal es honorable,
inteligente, probo, ententlido &c. para deducir de ahí
que una cláusula deba entenderse en éste ó en aquel
sentido, arguye falta de cosas pertinentes que decir en
la cuestiono
, Keut's comment. Pág. 5, leet. 39, y Bello Pte. 1.. cap. 4:
•
-
-sCuando hemos afirmado que una cuestion puede
verse y juzgarse de un modo á la luz del Código ele comercio y de otro á la del Código civil, no hemos querido decir con eso que ni aun mercantilmente hablando
hayan tenido razon el Poder Ejecutivo y la Suprema
Corte para entender como han cntendido el contrato
de 1.. de Enero de 1873. Para la mejor inteligencia de
las razones que se exponen en el CUI',S O de esta publicacion sentaremos algunas premisas, que son.axiomas ~e
hermenéutiea, tomadas de uno de los escritores modernos que más ha sobresalido en derecho comercial, MI'.
J. M. Pardessus.
" En las convencion es," dice, "hay que atender ante
todo al valor literal de los términos, los cuales deben
considerarse y pesarse con escrúpulo." ..
" Cuando los contratantes emplean expresiones de
que se sirven las leyes, no les es lícito apartarse del sentido que éstas les dan." En esto caso se halla el "equivalen te" de las liul'as esterlinas. La leyes la que fija
la equivalencia relativa de ellas, la que dice que un peso
es equivalente .le diez reales, un condol' de diez pesos,
&c. sin perjuicio de que en el mercado tengan otro
precio.
" Las cláusulas dudosas deben interpretarse contra el
que por la naturaleza del contrato podia dictar las condiciones." Entre el deudor y el aCI'eedor éste es el naturalmente llamado á dictarlas.
"Las cláusulas de Ull contrato deben interrretal'se
las unas por las otras." El artículo l.· del contrato haEn derecho civil tambien decimos: Curo in verbis nulla ambiguctas
est, non debet admití voluntatis quacstio. Ubí yerba non sunt ambigua I
.t
non cst 10cus interprctationi.
-0bla de libras esterlinas y de pesos; pel'O dieiendo el 7,°:
los diez millones de pesos de que se habla en el artÍculo 1,° aclara suficientemente lo que pudiera tener de
ambiguo éste, •
" Cuando en una convencion se ha puesto un caso
cualquiera, y la cláusula no está concebitla en términos
exclusivos, se presume que las partes han querido dar
con él un ejemplo ó una explicacion de sus intenciones,
y no restringir la obligacion al caso expresado," Esta
regla parece hecha para que por el artículo 10 del contrato se entendiera que los contratantes ha'bian estimado las libras esterlinas á razon de cinco pesos,
En efecto, el artículo no solo no está concebido ni
redactado en forma de excepcion, sin o que la genol'3lidad de sus términos lo hace parecer á los ojos de cualquie,' lector imparcial como un corolario de los precedentes, Dice así: "Los cupones vencidos de los bonos de la deuda colombiana, serán admisibles á la par
en la Tesorel'Ía general en pago de cualquier ingreso
nacional." Lo que equivale á decir: "Puesto' que en
el curso de los anteriores artículos se han compu tado las libras esterlinas á l'azon de 5 pesos para lo.
efectos de la reduccion de la deuda y pago de intereses,
es entendido que se cOlllputarán al mismo precio al recibirse en la Tesorería general en pago de cualquier ingreso nacional cup'lncs vencidos de los bonos de la deuda colombiana," La simple lectma del al'tÍculo 10 hace
ver que su objeto no fué fijar el precio de las libras csterlinas en la T eso,'erÍa en pago de ingresos nacionales,
El 'á la par ' de que allí se habla es consecuencial de
los cómputos anteriores, El ve,'dadero objeto del artículo se comprende que fué garantizar el pago de los inte-
-10reses de la deuda con el producto de todas nuestras reno
taso Así es que si en alguna ocasion dejásemos de en·
tregar los 37,500 pesos mensuales de intereses al Agente
de los acreedores, de seguro vendrian los cupones vencidos á nuestra Tesorería ell donde n~ podrian ser rechazados conforme al artículo 10. Cuando el señor Secretario del Tesoro dijo al Congreso que" no se habia
comprometido la renta de salinas, ni la del Ferrocarril
de Panamá y que en vez de unidades se habia hipotecado una cantidad fija, cuatrocientos cincuenta mil
pesos sobre las aduanas," probó que no habia compren·
(lido el alcance de lo que habia firmado, pues, por el artículo 10 responden del pago de esa cantidad fija todas
nuestras rentas y contribuciones.
"El sentido de las cláusulas dudosas debe fijarse
recurriendo al derecho comun, pues, en todo caso de
duda se presume que las partes se han sometido á las
reglas legales." •
En cuanto á la equivalencia lf'gal de las monedas,
el mismo autor llega á las siguientes conclusiones:
" Cuando se ha estipulado," dice," que el pago se
" hará en determinadas monedas extranjeras, como por
" ejemplo, si se ha estipulado que se pagará en Francia
" cierta suma en pesos de plata españoles, no hay con" sideracion ninguna por la cual se pueda privar al acree" dor de su derecho de exigir la ejecucion rigurosa de
" la convencion. Así, aunque tal pieza de oro de Espa" ña sea segun la ley de este país el equivalente de
"tantos pesos, el deudor que se ha comprometido á
• 1. M. Pardessus. Cours de droit¡ commercial. Pto 2," Tit. 1: cap. 2.·
sec.3."
o-
-11-
"dar tal suma en pesos de plata no cumple dando pie" zas de oro. '"
Se ve claramente que el autor reconoce que la ley
de España puede fijar la equivalencia de los pesos, ó lo
que es lo mismo la relacion en quc ellos estén con otras
monedas dc 01'0, nacionales ó cxtranjeras; y si en el
ejemplo por él aducido no admite que el dcudor cumpla dando oro en lugar de pesos de plata, no es porque no exista equivalencia legal á qué atenerse, sino
porque la obligacion que se contrajo fué simplemente
la de entregar tantos pesos de plata españoles. Si en el
mismo contrato se hubiera dicho en lugar de lo que se
dijo, que se daría tal cantidad en pesos de plata españoles ó su equivalente, el pago estaria bien hecho
dándose piezas de oro que fueran segun la ley dc España, y sin consideracion al precio del mercado, el equivalente de la cantidad de pesos de plata exprcsada en la
obligacíon.
Entra ruego el autor á considerar el caso do no ha llarse en circulacion en el lugar donde debe verificar e
el pago las monedas extranjeras que el deudor sl'
comprometió á entregar, el mismo caso en fIuC nos hallaríamos nosotros si nos hubiéramos comprometid9
simplemente á entregar 7,500 libras esterl in as, sin haber
estipulado poder dar en su lugar su equivalente. "Entónces," dice, siguiendo con su ejemplo anterior, " los
pesos de plata españoles se reputarian como una mercancía en toda la extension de la palabra. Ya hemos
visto que el deudor no cumpliría dando su equivalente
en oro frances ni español, puesto qu e su compromiso era
~
J. M. Pardessus, ib. tit. 2." cap. l.- eec. 3,· commcnt lo poyement doit
étre fait.
-12-
dar pesos de plata españoles. Pero el acreedor no podria exigir sino que lo condenasen á pagarle el precío
de esa mercancía estimado on moneda francesa. Para
esto seria p"eciso que por medio de un arbitramento, ó
de algun otro modo admitido en el comercio, se resolviera préviamente la cuestion de cuánto valian en moneda francesa las monedas españolas prometidas y no
entregadas. Podria, ademas, obligarse al deudor á pagar daiíos y pe'juieios si se probase suficientemente que
el acreedor habia estipulado que el pago debiera hacérsele en esas determinadas monedas con la intencion de
evita,' una pérdida positiva á que lo sometia la falta del
cumplimiento del compromiso. 6
Se comprende por esta doctrina que si nosotros nos hubiésemos comprometido simplemente á ent"egar 7,500
libras esterlinas, sin habernos reservado la facultad de
dar su equivalente, no habiendo corno no hay tales
monedas en Bogotá, que es el lugar en donde deben
verificarse los pagos, lo más que se nos poclria exigir,
aun mercantilmente hablando, seria que diésemos en
pesos la suma en que, prévio un arbitramento, se estimasen las 7,500 libras esterlinas en Bogotá. Pero habiendo estipulado que paga riamos en libras esterlinas ó
su eq/tifJlllente, es claro que no se nos pu ede exigir lo
mismo á que se tendda derecho si solamente nos hubiéramos obligado á entregar las 7,500 libras esterlinas.
y aún en el caso de que ésta fuera nuestra obligacíon, ó de que así se la entendiera, todavía habria que
someter en carla mes al juicio de árbitros, ó del Banco,
ó de una junta de comerciantes, ó de álguien, la cuestion de cuánto valen en pesos d" oro el dia de cada pago
f
PM'dcssus. ib, ib, ib.
-13-
en Bogotá las 7,500 libras esterlinas. Cuestion muy distillta de la de saberse cuánto vale en Bogotá una letra
sobre Lóndres por 7,500 libras, ya que por fortuna hasta ahora solo nuestro gobierno ha renunciado de hecho
al derecho de pagar aquí que le dió el contrato, y que
fué una de las vontajas sobre el convenio de 1861 de
que el señor Secretario del Tesoro se jactó al dar al
Congreso cuenta de la nueva negociacion. 1
En cuanto al fallo arbitral, de seguro no habria quien
pudiera decir que f, 7,500 valen aquí tanto como una
letra sobre Lóndres por la misma suma. Ya el señor
Director dol Banco de Bogotá ha dicho en su informe
que las libras esterlinas no tienen premio ninguno en el
mercado; y sea porque circulan en pequel'ias cantidades, ó por cualquiera otra causa, eso no importa; miéntras que demasiado sauido es cuánto nos cuestan las
letras.
Por lo demas, al juzgar el contrato en los términos
en que lo hacemos, nada tememos por el cré,lito del
país. La opinion de los acreedores sobre el punto en
cuestion aún no es conocida; y si acaso ellos no participasen de la nuestra, seria de desearse que se sometiera
el punto á un Tribunal inglés, en donde de segu ro la
Rep~blica encontrada justicia.
Enero l.' de 1874.
, Véase la Memoria del Secretario del Tesoro y crédito nacional en 1873,
pBgl 21, núm. 8.°
EQUIVALENCIA
DE US
•
LIBRAS ESTERLINAS
-
CONVENIO SOBRE PAGO DE
INT~RESES
y AMORTIZACION DE LA DEUDA EXTERIOR
FELIPE PEREZ, Secretario del T esoro y Crédito nacional, á nombre del Gobierno de Colombia, por
una parte; y por otra Cárlos O'L eary, á nombre del
Comité de tenedores de bonos extranjeros suficie ntemente autorizado é instruido para celebra r un arreglo
definitivo, han hecho con tal carácter el siguiente convenio:
AItTICU LO 1
Todos los bonos de la deuda nacional exterior en
actual circulacion, ó emitidos á virtud del convenio de
Paris de 25 de Inarzo de 1861 y de cualesquiera otros
convenios anteriores, quedan cancelados de hecho, y
en su reemplazo el Gobierno de Colombia emitirá
2.000,<W?O de libras esterlinas (diez milloneg de pesos)
-16 -
en " Bonos de deuda exterior Colombiana." Dichos bollOS ganarán desde primero de Enero de mil ochocientos setenta y tres el cuatro y medio por ciento de interes anual, hasta treinta y uno (le Diciembre de mil
ochocientos setenta y siete ; y el cuatro y tres cuartos
por ciento de interes anual de esta última fecha en
adelante.
N o ohstantc esta estipulacion, el Poder Ejecutivo
solicitará del próximo Congreso el completo hasta del
cinco por ciento de interes anual, á fin de hacerlo efectivo en beneficio de los acreedores extranjeros cuando
la renta de Aduanas exceda de tres millones de pesos
por año.
ARTICULO Il
La emision de que trata el artículo anterior se hará
en libras esterlinas por séries de 100, 500 Y 1,000
($ 500, S 2,500 Y S 5,000) por medio del Agente ó Ministro de la República en Lóndres, en union del Consejo de tenedores de bonos extranjeros.
ARTICULO III
Las' sumas destinadas al pago de intereses (treinta
y siete mil quinientos pesos pOI' mes en los p1'imeros
cinco años, y despues en la proporcion correspondiente), lo mismo que los destinados á la amortizacion del
capital, se entregarán por la Tesorería general de la
U nion, por mensualidades vencidas, en libras esterlinas
ó su equivalente, al Ajente de los tenedores de bonos en
Bogotá. Hecha la entrega á dicho Ajente, cesa toda
responsabilidad por parte de la República. Las cantj•
-17-
dades destinadas al pago de la deuda exterior estarán
exentas del pago de toda contl'ibueion establecida ó que
se establezca.
ARTICULO IV
Durante los pl'imeros cinco años, á partir de la fecha del presente convenio, el Gobierno de Colombia no
estará obligado á asignar cantidad alguna para la amortizacion del capital de la deuda exterior. De mil ochoeientos setenta y ocho en adelante destinará por trimestres 25,000 libras esterlinas (ciento veinte y cinco mil
pesos) en cada año para la amortizacion de dicho capital.
Lo dispuesto en este artículo no obsta para que el
Gobierno de Colombia pueda señalar ó aumentar en
cualquier tiempo y en cualquiem suma el fondo de
amortizacion.
ARTICULO V
Los cupones y los bonos sorteados serán pagados en
Lóndres por los banqueros ó agentes del Gobierno ó
por los de los tenedores de bonos, y el Consejo de dichos tenedores determinará los honorarios que deban
pagarse á los que intervengan en esta operacion, lo mismo que en las demas relacionadas con el presente convenio. Para atender á éstos y de mas gastos se deducirá de los intereses pagados y del fondo de amortizacion
de los bonos sorteados, hasta un dos y medio por ciento. El pago de los cupones tendrá lugar cada tres
meses.
AR'rlCULo VI
La amortizacion se hará cada tres meses por sorteos
á la par, y tendrá lugar con intervencion del Agente ó
2
•
-18-
banquero de la República y del Consejo de tenedores
de bonos extranjeros.
ARTICULO VII
Los diez millones de pesos en bonos df< que habla
el artículo primero, se repartirán así: hasta nueve millones de pesos para la conversion de la deuda, y el resto
para la formacion de un capital inicial de una Compañía que se organizará con el objeto do fomentar empresas industriales en Colombia, y para utilizar las tierras
baldías de que trata el artículo siguiente_
ARTICULO VIII
Para 01 aumento del fondo á que se refiere el artículo anterior, el Gobierno de Colombia concurre por
su parte con dos millones de hectura s de tierras baldías,
los títulos de las cuales serán en tregados á la Compañía de fomento para formal' parto d('1 capital de ésta.
ARTlOULO IX
Las acciones de la Compañía indieada so adjudicarán grátis á los tenedores de las tros clases de 1J0nos do
la antigua dcuda nacional, en la misma proporcion en
que se haga clroparto de la suma hasta de nuetlr, millones de pesos, de que habla el artículo sétimo. Dicha
Compaiíí;l se organizará como lo tenga por conveniente el Comité de tenedores de bonos colombianos, poro
sin faltar á su objeto on ningun caso. Ropresentará al
GolJiemo en dicha Compaiíía el Ministro ó Agente de
la República en Lóndres.
Si la Compañía de quo trata este artículo no 1I0garo
á organizarse, el valor de los dos millones de hectarasde
(i('rras baldías se aplicará á la amortizacion de la deu-
-19 -
da. La misma aplicacion, ~y on igual caso, se dará á las
cantidades y valores que por este convenio se destinan
para capital inicial de la Compañía de fomento.
ARTíCULO x
Los cupones vencidos de los bonos de deuda colombiana que se emita n conforme á este convenio, serán
admisibles A LA PAR en la T esorería general en pago de
cualquiera ing"eso nacional; más cuando esto suceda,
el valor de dichos cupolles se descontará de las sumas
que deba recibir el Agonte de los acreedores extranjeros.
ARTI CULO XI
No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, el
Gobiemo de los Estados Unidos de Colombia-garantiza
especialmente el pago de lo que se cause á deber en
cada año á los acreedores extranjeros, con la porcion suficiente al efecto de los derechos de Aduana. Dicha porcion equiva ldrá á cuat"ocientos cincuenta 1IIil pesos en
los primeros cinco años, á contar desde la fecha de {'ste
convenio, y á seiscientos mil pesos de mil ochocientos
set~n ta y ocho en adelante. Esta garantía podrá hacerse
efectiva por parte de los acreedores, percibiendo directamente en la Teso"ería general, po.' modio de sus Agentes, lo '1ue so causare por derechos de importacion, hasla
el completo de la suma retenida. Los Agentes de que
trata este artículo serán nombrados por el Comité de lenedores de bonos colombianos, ó por el Consejo de t<,nedores de bonos extranjeros, ó por ámbos.
ARTICULO XII
Si el presente convenio fu ere aprobado por el Pod er
Ejecutivo, será obligatol'Ío para ámbas partes desd e la
-2·0-
fecha de él, y por consiguiente cesa toda responsabilidad pOI' una y otra partes contratan tos proveniente de
convenios anteriores, salvo por parte de Colombia de la
entrega de 15,000 libras esterlinas (setonta y cinco mil
pesos) como compensacion de intereses no pagados Íntegramente de Julio á Diciembre de mil ochocientos
setenta y dos, por virtud del artículo 4.° de la ley de 23
de Abril último, sobre convCI'sion de la deuda exterior.
ARTICULO XUl
Las cantidades que existan en depósito en primero
de Enero de mil ochocientos setenta y tres en manos de
los banqueros de la República en Lóndres, afectas al
pago de cupones que no se hayan presentado ó no se
presenten cinco años despucs de su respectivo vencimiento, lo mismo que cualesquiera otros remanentes quc en
la fecha indicada se hallen en poder de dich')s banqueros
ó del Agente de los acreedores en Bogotá, por causa
del convenio de 1861, acrecerán al capital de la Compañía de que habla este convenio. Igual destino tendrá
la suma de setenta y cinco mil pesos ($ 75,000) de que
trata el artículo anterior.
ARTICULO XIV
Las sumas y valores destinados por este convenio
para la formacion del capital inicial, se mantendrá en
debido depósito hasta la formacion de la Compaílía em·
presaria ; y si esta no se organizare, se aplicarán en su
totalidad, como se ha dicho, á la amortizacion de la deu·
.da en los término~ estipulados.
ARTICULO
XV
El covenio
de Paris de 25 de Marzo de 1e61, que•
-21 -
da abrogado. Solo en el caso de que por algun evento
no se cumpliere el presente y se dejaren de hacer los pagos convenidos en él durante cuatr o trimestres conse·
cutivos, los acreedores tendrán derecho á las condiciones estipuladas en el citado convenio de 1861.
ARTI CULO
XVI
El presente convenio será sometido á la aprobacion
del Presidente de la República, y obtenida ésta, surti rá
todos los efectos consiguientes.
En fe de lo cual lo firmamos y sellamos en Bogotá,
á treinta y uno de Diciembre de mil ochocientos setenta y dos.
F.
PERE Z.
El Agente de los acreedores extranjeros en Bogotá,
CARL OS O'LE ARY .
Bogotá, l.' de Ener o de 1873.
M. l\1U RILL O.
Aprobado
El Secretario del Tesoro y Crédito nacional,
F . PFRE Z.
1873.)
(Poblieado en el Diario Oficial, número 2,742, de 4 de EQero de
---
•
•
-22-
JUTO DE LA OFICINA GENERAL DE CUENTA&.
Bogotá, 9 de Octubre de 1873"
1
CON fecha 30 de Abril del presente año y bajo
el número 4, el señor Secretario del Tesoro y Crédito
nacional giró una ól"den de pago á favor del señor Cárlos O'Leary, Agente de los acreedores extranjeros en
esta ciudad, y á cargo del señor Tesorero general de la
República por la suma de treinta y ocho mil doscientos
cincuenta Pp.sos ($ 38,250), "por crédito reconocido á
su favor, dice la órden, para pagarle los intereses de la
deuda exterior correspondientes al mes de Abril, confOl"me al contrato celebrado el LO de Enero último so-hl"e arreglo de dicha deuda" "
Esta suma, segun la cuenta para cobrar pasaela por
el señor O'Leary, y sobro la cual únicamente fué que se
hicieron el reconocimiento y la liquidacion y ordenó el
pago, cuenta que se acompaña como comprobante del
artículo 740 del Diario de la Tesorería, en el cual artículo se reconoce la suma á cargo elel Tesorero, se des,
Gompone aSI :
Por valor de ;L 7,500 esterlinas, correspondientes á
-23-
In mensualidad que se venció el dia 30 de Abril
citado .................................. $ 37,500
Cambio, dice la cuenta, de oro colombiano
por su equivalente en libras esterlinas, á razon
de $ 5-10 centavos por libra esterlina.... . . . . . .
750
Total .............. S 38,250
La órden fué cubierta sin observacion por el seilor
Tesorero general, y á su importe SI) dió salida en el artículo 744 del Diario.
Rendida á esta Oficina la cuenta de la Tesorería
correspondien te al me, de Mayo último, en que se verificó el pago, el sefior P"esidente, á quien toca su examen, glosó, por auto de 4 do Julio, y elevó á alcance
líquído contra el sefior Tesorero por el de 26 de Agosto,
la segunda partida, es decil', la de los $ 750 pagados por
cambio de moneda.
Funda el señor Presidente su resolucion, en que,
segun el artículo 3.· del contrato, las sumas destinadas
al pago de interes deben entregarse por la Teso"ería
genem l de la Union, por mensualidades vencidas, en
libras esterlinas ó su equivalente, al Agente de los tenedores de bonos en Bogotá, y que siendo cinco pesos
colombianos, segun la letra y el espíritu del contrato,
.el equivalente de una libra esterlina, no está obligada
la R epública á pagar el cambio que cobró el sefior
O'Leary, y que le satisfizo el señor Tesorero en cumplimiento de la órden mencionada.
Sostiene, po,' el contrario, el señor Tesorero, que
cinco pesos no son el equivalente de una libra esterlina,
sino cinco pesos más el cambio de nuestra moneda pOI'
-24-
moneda esterlina, y que, por cOllsiguiente, este cambio
es de cargo de la República.
La cuestion, pues, sometida á la eonsideraeion de la
Sala, y que ella debe resolver, es ésta:
i Cuál es, segun el contrato, el equivalente de una
libra esterlina 1
En otros términos:
i Cuántos pesos de nuestra moneda, esto es, cuántas
de nuestra actual unidad monetaria representan, segun
el contrato, un valor igual al representado por una libra
esterlina 1
Detenidamente, con ánimo desprevenido y poseidos
tan solo del más vehemente deseo de acertar, han estudiado y meditado los miembros de la Sala, que se hallan
bien penetrados de la gravedad y trascendencia de este
negocio, las razones aducidas y los documentos presentados, así por el señor Contador que exami n6 la cuenta,
como por el señor Tesorero responsable de ella, para
demostl'ar y comprobar sus respectivos conceptos. Hecho este estudio, tan detenido y concienzudo cuanto ha
sido dable, pasa la Sala á pronunciar su fallo.
II
Tratándose del cumplimiento dado al contrato, es
decir, de la manera como éste ha sido ejecutado, en
cuanto al pago de los intereses de la dcuda, por el Po.
der Ejecutivo, es el contrato mismo, son sus estipulaciones, su letra y su espíritu, la norma á que la Sala debe
ajustar su fallo: el contrato es la ley, todo lo demas es
impertinente á la cuestiono
AS'jntado esto, pregunta la Sala: i hay en el contrato
-25-
alguna estipulacion, alguna frase, alguna palabra siquiera de donde pueda deducirse sin esfuerzo cuál era el
valor, en pesos colombianos, que se presentaba al espíritu de los contratantes, al celebrar el contrato, cuando
hablaban de libras esterlinas?
El artículo 10 del contrato dice: "Todos los bonos
de la deuda nacional exte1'iol' en actual circulacion ....
quedan cancelados de hecho, y en su reemplazo el Gobierno de Colombia em itirá 2.000,000 de libras esterlinas ($ 10,000,000) en bonos de deuda exterior colombiana &c."
Al convenir en este artículo, los contratantes establecieron, pues, allá en su mente, esta ecuacion:
;f, 2.000,000=$ 10.000,000;
de la cual se desprende necesariamente esta otra:
;f,1=$5.
El artículo 2. 0 dice:
" La emision de que trata el artículo anterior se
hará en libras esterlinas, por ser'ies de 100, 500 Y 1,000
($ 500, $ 2,500 Y 5,000) &c. "
Luego en el ánimo de los contl'Utames,
;f, 100=$ 500
;f, 500 = $ 2,500
;f, 1,000=$ 5,000 ; luego
;f,
1=$ 5
El artículo 4. dice:
"De 1878 e~ adelante destinará ( el Gobierno) por
trimestres 25,000 libras esterlinas ($ 125,000) en cada
año para la amortizacion de dicho capital. "
En el ánimo, pues, de los contratantes,
;f, 25,000=$ 125,000, luego
;f, 1=$ 5.
0
-26·-
El artíc ulo] 2 dice;
" , , , ,salvo por parte de Colombia de la entrega de
J:, 15,000 esterlinas ($ 75,000) como compensacion &c,"
Los contratantes establecier'on, pues, en este artículo, que
J:, 15,000=$ 75,000; luego
J. 1=$ 5,
En visla de lo que antecede, observa desde luego la
Sala la constancia con que los contratantes, siempre
que redujel'On las libras esterlinas á pesos colombianos
hicicl'On la libra equivalente á cinco pesos, i Por qué,
pues, en el artículo 3,· del contrato, al tratarse de la
entl'ega de las sumas destinadas al pago de los intereses,
no ha de existir la misma equivalencia 1
y si se atiendo al espíritu del contrato, se comprende
desde luego que el negociador por parte de la Nacion
no quiso obligar á ésta á pagar en cada año, durante
los cinco primeros de la vigencia de aquel, más de
$ 450,000 por razon de intereses, una vez qlle no estipuló sino el 4,t pOI' 100 anual sobre los $ 10,000,000 del
capital de la deuda, Esto mismo se comprende por el
anális que del contrato hace, explicando sus ventajas
sobre el de 1861, el señol' Secretario del Tesoro y Cré(lito nacional, negociador' po,' parte de la N acion, en
la Mell10ria que dirigió al Presidente de la República
en 1,· de Febre"o de este año; pues á la página 22 dice,
aludiendo al pago de los intereses, que para garantir
éste" no se comprometió para nada la renta de salinas
ni la del ferroeanil de Panamá, y en vez de unidades
se hipotecó una cantidad fija ($ 450,000) sobre las
aduanas, "
p'ero de la manera como se está dando cumpli-
•
-27 miento al contrato, puede pagarse unas veces más y
otras ménos de $ 450,000, segun el cambio sobre Lóndres; luego se está dando al contrato un cumplimiento
contrario á su bien patente espíri tu.
El contrato suministra, pu es, en su letra y en su
espíritu, datos suficientes y seguros pam juzgar que en
el ánimo de los contratantes, al negociar, el valor equi.
valente, en pesos colombianos, Ql de un a libra esterlin a,
em el de cinco pesos, y que este es, por consiguiente,
el significado natUl al y genuino del artíc ulo 3.Aparte de estas ded ucciones, que se desprenden
naturalmente del contrato, ha co ncurrido á formar e l
juicio de la Sala en este pun to, el concepto de los señores Secretarios de H ac ienda y Fomento y del Tesoro
y Crédito nacional, y a un el del mismo soiío,· Tesorero
general, expresado clarame nte en varios documentos oficiales de reciente fecha. l\luchos pud ieran citarse, pero
la Sala hará mencion tan sólo de los siguientcs:
E n oficio de 17 de mayo de este año, seccion 4,'
ramo de Contabilidad, número 103, el señor Secretario
de Hacienda y Fomento dice al del Tesoro y Crédito
nacional, lo que sigue:
•
" El Tesoro de la U nion, en cuenta corriente con el
señor J . H art y Compaiíía de Lóndres, debe á esta Casa
la suma de :f, 591-2, ó sean dos mil novecientos cincuenta y cinco pesos cincuenta centavos &c."
Practicando la cOITespondiente operacion aritmética, se ve que el seño,· Secretario computó la libra
esterlina á razon de cinco peses.
El señor Secretario del T esoro y Crédito nacional
trascribió este oficio al señor T esorero ge nera l en el
suyo de 26 del mismo mes, número 463, seccion 1,' con
-28-
el objeto de que verificase el pago mencionado, y el
señor Tesorero decretó al márgen lo siguiente:
"Mayo 27 d. 1878.
Gírese una letra á favor de J. Hart & C.' contra el
Ministro de Colombia en Lóndres, por $ 2,955-50,ó sean
f;; 59]-2, en virtud de la órden anterior-CoRREDOR."
El señor Tesorero, pues, computó tambien la libra
, .
a ClllCO pesos.
El señor Secretario del Tesoro y Crédito nacional,
en oficio de 3 de Abril de este año, número 73, seccion
2,' dice al señor T esorero ge n ~rallo que sigue:
" A fin de dar cumplimiento al artículo 5.° de la ley
de 15 de Abril de 1872, usted girará á favor de los banqueros de la República en Lóndres, y á cargo del l\J inistro colombiano en aquella ciudad, una letra por J:, 365
esterlinas, $ J,825 (ci nco pesos la libra) y otra á favor
tle Hart pOI' J:, 35 esterlinas, $ 175 (cinco pesos la libra), completo de la suma que se le mandó entregar por
el Congreso."
y segun el artículo 5.° citado, esta suma era la de
$ 2,000, y, corno se ve, se remitieron para su pago f, 400,
•
computándose á cinco pesos la libra.
Aun hay más todavía. Véase lo que dice la propuesta que los acreedores extranjeros dirigieron al señor Secretario de Hacienda y Fomento, con fecha 1.° de Marzo de 1872, sobre reduccion de la deuda exterior, propuesta que se publicó en el número 2,521 del Diario
Oficial.
"Art. 1.° Se conviene en convertir . ... los bonos de
la Nueva Granada del 3 por 100 de 1861. ... en una
nueva emision de f, 2.000,000, &c."
Véase ahora lo que dice la ley que, en virtud de esta
•
-29-
propuesta, sancionó el Congreso en 8 de Mayo de 1872,
autorizando al Poder Ejecutivo para aceptar esa propuesta:
"Artículo 1.0 Facúltase al Poder Ejecutivo para
aceptar LA propuesta de los acreedores extranjeros, de
convertir toda la deuda exterior en una nueva deuda
hasta de DIEZ MILLONES DE PESOS &c."
Es patente, es incontrovertible como los axiomas
matemáticos, que el Congreso estimó los dos millones
de libras esterlinas de la propuesta, en diez millones de
pesos colombianos; estimó, por consiguiente, la libra
esterlina en cinco pesos colombianos, y el Poder Ejecutivo no pudo darle ma yOI" estimacion en el con tra to,
porque el Congreso se lo prohibió expresamente en el
artículo 2.° de la ley, en el cual lo faculta para estipular
todo lo conveniente á la mayor claridad y eficacia de
las cláusalas del convenio propuesto por los acreedores,
y para variarlas en cualquier sentido, siempre que no
fu era on el de aumentar las obligaciones de la N acion
especificadas en el artículo 1.0
No pudo, pues, el Poder EJecutivo, caso que la libra esterlina se estimase en más de cin co pesos, estipular que el pago del capital y de los intereses de la deuda se verificará en libms esterlinas, porque esta manera
de pago aumentaria, con el mayor valor de 'las libras
es.terlinas, las obligaciones de la N acion especificadas
en el artículo 1.0 de la ley.
Ya no serian $ 10.000,000 el capital de la deuda,
sino diez millones aumentados con el mayor valor de
las libras esterlinas sobre nuestra moneda, aumento que
en el curso de los años puede ascender sobre el capital
y los intereses á muchos miles de pesos, segun la rela-
-30-
don de nuestra actual unidad monetaria con la moneda
esterlina. y si el Poder Ejecutivo, á sabiendas de que
la libra esterlina valia más de cinco pesos colombianos,
estipuló que los pagos, así de capital como de intereses,
se efectuasen en libras esterlinas, extralimitó sus facultades, y el convenio es entónces contrario á la ley. Empero, como no es de suponerse que el Poder Ejecutivo
extralimitara intencionalmente las autorizaciones que le
confirió la ley, debe creerse que al pstipular que los pagos aludidos se hicieran en libras esterlinas ó su equivRlente, no dió á la libra esterlina sino el valor ue cinco
pesos colombianos.
Puede, pues, establecerse como hecho demostrado,
que, segun el contrato en su letra y en su espíritu; segun la opinion de los señores Secretados de Hacienda
y Fomento y del Tesoro y Crédito nacional, y aun la
del mismo señor Tesore,'o general, y segun la ley en
virtud de la cual se celeb,:ó el contrato, el valor equivalente al de una libra esterlina es el de cinco pesos colombianos, ni más ni ménos.
Considerando ahora la cuestion bajo otro punto de
vista, observa la Sala, por una parte, que es una cantidad determinada de pesos ($ 37,500), Y no una cantidad
determinadá de libras, la que, segun el artículo 3.' del
contrato, debe la Tesorería general de la Union entregar, por mensualidades vencidas, al Agento de nuestros
acreedores con destino al pago de los intereses de la
deuda; y, por otra, que la entrega debe hacerse en esta ciudad, qucdando la República, por el hecho mismo
de la cntrega, libre de toda responsabilidad. Luego, scgun este artículo del contrato, no puedc erogarsc del
Tesgro nacional, con el objeto indicado, sino la exprc-
-31sada suma de $ 37,500, suma que el señor Tesorero
general invel,tirá en la compra de libras estedinas para
entregar al señor Agente de nuestros acreedores, y
comprará y entregará más ó ménos libras seg ull el precio que estas tengan en el mercado, Están á la par 1
Compra rá y entregará f:, 7,500, Están á más de la par 1
Comprará y entregará ménos, E,táu á m<Ínos de la
par 1 Comprará y entregará más, Pero en ningun caso
saldl'án de las cajas de hi Tesorería, para la compra de
las libras, más de $ 37,590, Y en todo caso se entregará
este valor,
Por otl'a parte, si eran f:, 7,500 justas las <[ue mes
pOI llIes yen todo caso, es decir, cualquiera que fuera el
CUI'SO del cambio, lo que (, 1 señor Tesorero debia entregade al señor Agente de nuestros acreedores, á qué fin
hablar de $ 37,5001 No era lo natural que se hubiera
expresado la can tidad de liuras que deb ia entregarse,
más bien que la cantidad de pesos que esas liuras pudiesen costal' en el mercado, siendo la primera conocida y la segunda desconocida, la primera fija y la segunda
vadable? Entendiendo, pues, el artículo 3,· del contrato como lo está entendiendo y cumplie'ldo el Poder
Ejecutivo, resulta claramente que no se dijo lo que se
quiso decit', sino lo contrario de lo que se quiso decir,
Otras serian las opiniones de la Sala si en el contrato de 1873, se hubiera estil}ulado, COIllO en el de 18tH,
la entrega [101' cuenta de la República de cantidad determinada de libras csterlinas en Lóndres, pu('s CIJ tal
caso no cabe la menor duda de que la República debería abonar el camuio de las letra s Robre Lóndrcs, una vez
que era en aquella ciudad que necesitaba las libras;
pero no necesitándolas sino on Bogotá, i por qué ha de
,
-32-
cargar con los 'gastos que ocasione su envío á Lóndres ?
Qué es lo que significa el cambio? Significa los riesgos
y los gastos de la conduccion material del dinero, riesgos y gastos que se ahorran mandando letras; por manera que éstas, ademas de representar oí dinero en
Lóndres, representan el aseguro y los costos de conduccion. Siendo esto evidente, corno lo es, y no teniendo
necesidad el Gobierno de las libras en Lóndres, sino en
Bogotá, i qué razon hay para que la Nacion, abrumada
eomoIo está con el peso enorme de su deuda Ilxterior,
cargue tambien con el sobornal de esos riesgos yesos
gastos, es decir, el cambio que cobra el señor O'Leary
y que le paga el señor Tesorero?
Si el Gobierno estuviera obligado á poner los fondos en Lóndres, qué tendría que hacer el señor Tesor.ero? Comprar letras sobre Lóndres y envi"rlas á nuestros banqueros. Pues precisamente esto es lo que s,e
está haciendo: el señor O'Leary compra las letras, yel
. señor Tesorero las paga por medio del señor O'Leary.
i y es esto lo que debe hacerse de conformidad con el
contrato?
Con sobra de razon, pues, ha dicho el señor Presidente de esta Oficina en su auto de 26 de Agosto, que
en realidad de verdad los fondos destinados al pago de
los intereses de la deuda no se están entregando en Bogotá sino en Lóndres, una vez que es la N acion quien
está pagando el cambio de las letras sobre aquella plaza.
111.
El señor Tesorero, para justificar el pago de los
• 750 en cuestion, aduce las razones siguientes:
-38-
l.' Que son las personas que han celebrado un contrato, las llamadas naturalmente á determinar y fijar el
sentido de sus estipulaciones, caso de que haya en éstas
oscuridad ó anfibología, y que ya el señor Pére;¡; y el
señor O'Leary han declarado que cuando en el contrato de 1.0 de Enero de este año, sobre arreglo de la deu.
da exterior, se estipuló que las sumas destinadas al pago
de los intereses se entregárian en esta ciudad en libras
esterlinas ó su equivalente, se entendió que el equivalente de la libra estedina eran cinco pesos colombianos,
más el cambio sobre Lóndres.
2.' Que el valor relativo de las diversas especies de
moneda lo fija el curso del cambio, y no la ley.
3.' Que la libra esterlina vale intrínsecamente cuatro centavos más que nuestro médio condor.
4.' En fin, que el Congreso, en sus sesiones de este
año, ha resuelto la cuestion abriendo al Poder Ejecutivo un crédito hasta de $ 9,000 para abonar la diferen.
cia en el cambio de' moneda, una vez que los $ 450,000
á que asciende los intereses de la deuda, deben pagarse
en moneda esterlina (artículo 1.- parágrafo único, capí.
tulo 1, Departamento de la Deuda nacional).
í Cuál es la fuerza demostrativa de estas razOnes 1
l.' Razon. Que las personas que celebran un contrato tKln las llamadas naturalmente á determinar y fijar el
sentido de sus estipulaciones cuando en éstas hay oscuridad ó anfibología, es doctrina que puede aceptarse en
los negocios entre particulares; pero nunca cuando Ima
de las pilrtes contratantes es la N acion, que no celebra
ni puede celebrar por sí misma sus contratos, sino por
medio de empleados cuyas facultades están- determina,
das y limitadas por la ley. Tomando por ejemplo el caso
3
•
-84~II , c~~sti?B"se ye que el Poder Ejecutivo, en uso
otJ las
autorizaciones que le confirió la de 23 de Abril de 1872,
s<!b!e copversion de la deuda e~tcrior, celebró, por .medio del señor Secretario dd Tesoro y Crédito nacional,
el convenio de }.o de enero de este añoo Pues bien"una
vez celebrado este convenio, la ley surtió sus efee(o~,
las autorizaciones que ella confiere al Poder Ejecutivo
caducaron, y éste no tiene ya otloa cosa que hacmoen
este negocio sino dar exacto y puntual cumplimiento,
en los términos del contrato, á las obligacion<1s contrai-.
das por la N aciono i Hay que hacer pagos ~ l\:Ianda
que se efectuen, de acuerdo con la inteligencia que.le
dé al contrato; pero los respectivos ordenadores y pagadores quedan sujetos á la responsabilidad legal,. Y
como es la Oficina gelleral de Cuentas la encargada
por la ley de hacer efectiva, mediante el exámcn, glosa
y fe'necimiento de las de los pagadores nacionales, aque_
lla responsabilidad , y como evid entemente que no podria
llenar este encargo, cumplir este dcber, si no tuviera la
facultad de calificar la legalidad y comprobacion de lo,S
pagos, es incuestionable que esta facultad está implÍcitamente comprendida en la general de examinar, glosar
y fenecer las cuentas de los responsables del Erario, y
que en uso de esa facultad tiene, en el caso presente,
perfecto derecho, ó más bien, estricto deber, de investi-,
gar, de escudrifíar ~l verdadero sentido del contr.ato,
juzgando por sí rpisma, usando de su propio criterio, sin
sujecion alguna á los juicios y resoluciones del Poder
Ejecutivo, á fin de averiguar si al dálosele cumplimiento
al contrato, se están echando sobre la N acion cargas
que aquel no le imponeo Esta es, sin disputa, la doctrina
aplicable en la euestion, pues se desprendo rectamente
-'35 -
<le1 carácter y funciones atribuidas pOl'la ley á la Oficina
general de Cuentas,
2,' Razon, Que el valor relativo de las diversas especies de moneda lo fija el curso del cambio, y no la ley.
Es cicrtamentc un principio inconcuso en Economía
política, que el valor relativo de las distintas especies
de moneda lo fija el Cl\l'SO del cambio, y no la ley; pero
tambien es cierto que la ley puede fijar, tiene que fijar
y ha fijado muchas veces ell .e l país ese valor, no sólo
l'ara las t1'ansacciones y negocios del Gobierno, sino
ta.mbien para las tran sa l'c i ~ lIes )' negocios entre particulares, cuando estos no han estipu lado otra cosa. Apénas hay necesidad de una demostracion. Sin embargo,
no excusará la Sala el hacerla, citando, no leyes antiguas y ya olvidadas, de las cuales pudiera acaso decirse
que 'pecaban contra los sanos principios de la ciencia,
sino leyes nuevas, sancionadas ayer no más por legisladores ilustrados, y exentas, por tanto,de la tacha indicada.
En efecto, el artículo 3,· del decreto de 3l de Agosu> de 1861, sobre monedas y billetes de Tesorería, dispóne lo siguien te :
"Podrán admitil'se igualmente en las Aduanas los
soberanos de oro de moneda inglesa, ó libras esterlinas
en billetes de banco de Inglaterra, á razon de cinoo
pesos la libra."
El parágrafo 3.· del artículo 72 de la ley de 13 de
Junio de 1866, orgánica del servicio de correos, dice:
"Las sumas aseguradas conforme al parágrafo anterior, se considerarán en la relacion siguiente con las
monedas colombianas. Una libra esterlina por cinco
pesos; &c."
En todas las oficinas de COl'l'eOS nacionales se ha
-36-
cobrado y se cobra en la actualidad el porte de las .encomiendas que consisten en barras de _oro, plata aurítera, oro en polvo y platin¡¡, con arreglo á esta disposicion.
El artículo 2.° de la ley de 24 de Octubre de 1867,
IIObre monedas nacionales y circulacion de las extranjeras, dice:
" Las monedas de oro serán" El doble condor," que
pesará 32 gramos 258 ,~ilígramos, y que valdrá 20 pesos de plata."
El 19 de la misma ley dice:
"Se admitirán como equivalentes de las monedas
nacionales, las monedas de plata y oro de los reinos de
Francia, Italia y Bélgica, las de la Confederacion Helvética, y las monedas de las otras naciones que hayan
aceptado el sistema monetario frances."
El 2,0 de la de 9 de Junio de 1871, reformatoria de
las monedas dice:
"Continuarán recibiéndose en las oficinas nacionales de recaudacion las monedas do plata expresadas en
el artículo V de la ley de 24 de Octubre de 1867, y por
los fJalores que allí se expresan &c."
En aquel artículo se da al medio peso el valor de
cinco décimos, sin embargo de ser Su ley inferior en 65
milésimos á la del peso, y así de las otras monedas de
plata, siendo de advertir que las dos últimas no uen6D
sino 666 milésimos de fino.
El artículo 2.° de la ley de 14 de Mayo de 1872,ro,formatoria de las de monedas, dispone lo siguiente:
" Continuarán recibiéndose en las oficinas nacionales de recaudacion las monedas de plata expresadas en
el artículo 1.° de la ley de 24 de Octubre de 1867"por
los ~al(H'tJB que allí se les asignan; &c."
-37--
Por último, el artículo 699 ,le la ley 106, sobre Código fisca l, despues de copiar el 19 de' la de 1867, agrega, como si el legislador hubiera previsto la cuestion y
querido resolverla; "La libra esterlina equivale á
CINCO pesos. "
En vista de este cúmulo de disposiciones legislativas,
i habrá quien revoque á duda que la Ip,y ha determinado y fijado muchas veces en el país el valor relativo de
lal diferentes especies de moneda, prescindiendo del
curso del cambio y á veces hasta de su valor intrínseco ~
3.' Razon. Que la libra esterlina \'a le intrínsecamente cuatro centavos más que el medio condor.
Este argumento, tan de escasa significacion en sí
mismo, es contraproducentem en parto; porque si la
equivalencia de la moneda esterlina con la nuestra ha
de tener por base el valor intrínseco de la una y de la
otra, valiendo la libra esterlina solo cuatro centavos más
que nuestro medio condor, el señor T esorero no debió
abonar sino el cambio de cuatro c.entavos por libra, esto es, $ 300 sobre las ;t; 7,500, Y co mo abonó diez ce ntavos por libra, ó sean $ 750, sobre las ;t; 7,500, es evidente que, segun sus propias demostraciones, abonó
, 450 de más, El argumento, pues, es contraproducenlem con respecto á esta última cantidad.
4.' Razon. Quo el Congreso, votando la partida del
parágrafo único, artículo 1,· capítulo 1,· departamento
de la Deuda nacional, resolvió la cuestion, una vez que
abrió sobre el Tesoro uu crédito para abonar el cam bio
de la mOReda nacional en moneda esterlina.
N o desconoce la Sala la fuerza de este argumento,
único, en su concepto digno de tomarse en cuenta, pues
se halla robustecido con la respetable autoridad del Con-
,
- 3!f-
greso; pero piem!a af m jsmo tiempo que las dos siguientes oonsideraciones, !Ii no de~tl'Uyen por completo la
significacion que 011 este debate se ha dado á la partida
citada-, sí la reducen á l>ien mínima expresion.
l.' El Presupuosto de gastos, como so desprende de
SIl misma naturaleza y ostá generalmente reconocido
sin contradiccion, no es unu ley sustantiva, que conceda derechos é imponga ol>ligacionos, sino UHa ley puramente adjetiva, que ni otorga los unos roi impone las
otras. J...as partidas del Presupuesto no pl.leden servir,
pues, para fundar derechos con~m 01 TesOrG, y el que
pretenda tenerlos se halla en el deber de comprobados,
como lo dispongan las leyt's y los reglamentos de Contabilidad. Si el Congreso apropiara IIna partida en el
Presupuesto para pagarle al sefior doctor Manuel Murillo ciertas pensiones como militar de la Independencia, i hastaria esa partida para quo ~eprocediera de plano á ordenar el pago por el señor Secretario del TQsoro
y Créditq nac:;ional y á efectuarlo por el señor Tesorero
general1 Evidentemente que no, sino quo seria pre('iso
q.ue el señor doctor l\'Iurillo comprobase debidamente
su derecho, es decir, que era en rea lidad militar do la,
Independencia, que habia sido calificado con arreglo á
la ley, y que se le adeudaban las pensiones á que la partida aludia. Pues precisamente éste es el caso en cuestion; por manera que no osbtante la partida del Presupuesto, á que tanto aleance se da; debe comprobarse
que Jos acreedores tienen, segun los ténninos del contrato, derecho al cambio para cuyo pago se abrió el
crédito.
Esta doctrina se halla sancionada en Jos artículos 6.°
de 1.'\ ley 75 de este año, de Presupuestos nacionales, y
-39-
ell el 1,339 de la marcada con el número 106, sobre
Código Fiscal, en el primoro de los cuales se lee lo si.
,
gUlente:
.
" La apropiacion de créditos que se hace en la presente ley (la de la partida) no implica la calificacion
definitiva de los derechos que tengan los respectivos
,
acreedores, En consecuencia &c."
y en el segundo:
"La apropiacion de créditos que se hace en los Presupuestos generales ó accid ental es, no implica la califi-"
cae ion definitiva de los derechos de los respectivos acreedores, En consecuencia, el uso que se haga de ellos,
presupone la legalidall y comprobadon del crédito,
conforme á las reglas q uo deben observarse en su caso,
quedando sujetos á la "esponsabilidad legal los respect-ivos OI'denadOl'es y pagado,'es,"
2: La partida del Presupuesto es simplemente, pues,
una premisa de la cual se desprende recta mento esta
consecuencia: que el Congl'es7 fué de opinion, en sus
sesiones del presente afio, que el equivalente de <tna
Ubra esterlilla son eillco pesos diez celltavos, durante
el económico en curso, Sirve, pues, esta partida de fundamento á una muy lógica induccion; pero el Congreso, tambien en sus sesiones del presente año y con posterioridad á la 'aprobacion del PresupuMto, sa ncionó el
artículo 699 del Código Fiscal, y en ese artículo el Congreso dijo, el Cóngr(;so declaró del modo más terminante que poclia hacerlo, esto es, sancionando ley arl-hoc,
ley sustantiva, de oarácter permanente, que en Colombia el equivalente de una libra esterlina son cinco pesos,
así para el Gobierno como para los particulares, cuando
éstos en sus transacciones no han estipulado otra cosa.
.
-40 -
Como el Código, aunquE' ley de la República, no
está aún en vigencia, no puede la Sala decidir por sus
disposiciones la cuestion sometida á su conocimiento y
fallo; pero su artículo 699 es tambien, por lo ménos,
como la partida del Presupuesto, una premisa de la
cual se desprende recta men te esta consecuencia: que
el Congreso fui de opinion, en sus sesiones del presente año, que el equivalente de una libra esterlina
son cinco pesos.
En presencia, pues, de la partida del Presupuesto y
del artículo del C6digo, adjetiva y transitoria la una,
sustantivo y de cará cter permanente el otro, i por euál
debe optar la Sala ?
Debe, por último, tenerse en cuenta que si el Código no está en vigencia, la partida del Presupuesto es
para el año econ6mico en curso, y que el pago de que
se trata se verific6 en el mes de Mayo último yen aquel
mCs tampoco estaba en vigencia el Presupuesto en que
figura la partida.
IV
En fuerza de las consideraciones que anteceden, la
Sala confirma el auto apelado, sin dejar por esto de reconocer la inteligencia, laboriosidad y acendrada honradez del soñor Teso rero general do la República.
N otifíqueso por el señor Secretario de la oficina y
publíquesé.
El Vicepresidente, JOSE CAICEDO R.
Ev ARISTO EsCOBAR. *
RAMON LOlllBANA.
FLAVIO PINZON.
El Secretario, ANDRES LAJlA.
•
,. El eeflor Contador Escobar ealv6 su voto. -Diario Oficial, n6.mero
2,98'.
-41-
AUTOS YVOTOS.
(De La América número 132.)
CON INTERES y satisfaccion hemos leido los
autos de la Corte de cuentas del 9 y 23 del mes anterior, dictados en ocasion de) exámen de las de la
Tesorería genera) de la República, correspondientes á
los meses de Mayo y Junio últimos, y los votos desidentes del señor Contador Evaristo Es.cobar.
Si razonados por demas están los autos, á la verdad
que no lo están ménos los votos del decano de la Corte.
Sin embargo, sea porque realmente los razonamientos
de la Corte tengan más fuerza, sea por el escozor que
nos causa este censo enorme de $ 4.50,000 que tenemos
que pagar año por año á nuestros acreedores de Lóndres y de Amstardam, ello es que nuestro ánimo se inclina del lado de los autos.
Asaz concluyentes son al parecer los argumentos
que aduce )a Corte en el auto del 9 con el objeto de
demostrar que, segun el contrato del L' de Enero de
este año, sobre arreglo de la deuda exterior, el equivalente de la libra esterlina, para los efectos del artículo 3,' son cinco pesos de nuestra moneda. Empero, el
que particularmente nos ha llamado la atencion es el
que del artículo ]0 del contrato deduce en el auto del
23. Dice la Corte que este al"tículo resuelve claramente la cuestion, y en efecto tal noe parece; porque ésta,
si no hemos comprendido mal, está reducida á determinar cuál es, segun el contrato, )a suma de pesos de
-42-
nuestra moneda que los negociadores, señores Pérez y
O'Leary, reputaron como equivalente de la libra esterlina, para en el caso de que las sumas Íl que alude el
artículo 3:' no pudieran entregarse en esta especie de
m-oneúa, bien escasa en nuestro mercado. Se trata, en
suma, de resolver un prohlema, de despejar una incógnita:. Pues pensamos, como la Corte, que el problema está
resuelto en el articulo 10, porque en él está despejada,
está patente la incógnita. Con efecto, allí se dice que
los cupones vencidos de los bonos de deuda colombiana
que se emitan conforme al convenio, son admisibles A
LA PAR en la Tesorería general cn pago de cualquiera
ingreso nacional, y que cuando esto suceda, el valor de
dichos cupones se descontará de la s sumas que deba recibir el agente de los acreedOl'cs extranjeros. Comprendemos por esto que fi se presentan en la Tesorería general cupones vencidos por 1: 100 en pago de derechos
de importacion, vlJl"bi gl'CLtia, la Tesorería úebe admitirlos por S 500, Y que al entregar al agente la respectiva mfms ualidad, este debe recibirlos tambien por $ 500.
Resulta de aquí claramente que la Tesorería tione que
recibir la libra esterlina, moneda do los cupones, por
cinco pesos colombianos, y que 01 agente debe abonal'
cinco pesos -::o lombianos por cada libra estHlina q\lo en
cupones por ella amortizados le presente la Tesorería.
Si pues la Tesorería tiene que recibir la libra esterlina
por: cinco posos colombianos, y el agente de los acreedores tiene que abonar cinco pesos colombianos por cada libra esterlina, no cabe la menor duda, ni puede negarse sin negar el resplandor del sol al media dia, quc,
segun el contrato, la libra esterlina equivale á cinco
peso~ colombianos, y que, por consiguiente, cinco pes-os
-43-
colombianos, son et oquivaknte de la libra flsterlin3,
pudiendo en consecuencia 'i'stablc<¡ersc esta e,cuacion
final: :L 1 = $ 5.
Y ya que, impulsados por el interes que n\ls ha Jnspir.ado una cuestion acaso más grave y trascendental de.
lo que á pl'Ílllera vista parece, hemos tomado la pluflla
para c~cribir, aunqlje someramente, sobre ella, ~\Íannos
pe~mitidas algunas palabras con re~pGcto al primer voto
del respetable señor Escobar.
•
~!1puesto quc el señor Escobar cita el Diccionario
de Legislacion de don Joaquin Escriche, hablando de
la int,erpretacion de los contratos ó convenciones, permítanos que nosotros citemos, en apoyo del auto 00 la
Corte, otras reglas del mismo autor, tratando del propio
asunlo_
"En caso de duda, dice este autor, 1'01' oscuriuad ó
ambigüedad, cuando no aparece la voluntad de las partes, debe estarse á la práctica observada en el país en
los casos de igual natural eza." Y ya se h:,t vislo en diferentes casos citados por el auto, que ha sido costumbre
ó práctica obsel'vada en el país da,' á la libra esterlina
el valor de CillCO pesos, oficial y extraoficialmente.
"Todas las cláusulas del contrato se interpretan las
unas por las otras, danno á cada una de ellas el sentido
que resulta de ·la totalidad de la escritura." En el auto
se demuest' a que el "sentido que resulta de la totalidad
de la escritura" es el de dar á cada libra el precio de cinco pesos de nuestra monada.
"Si la duda no puede I'csolvetse pOI' los medios indicados, debo decidirse oontl'a el estipulante y en favor
del deudor, porque se supone que el que se obliga no ha
qU,erido contraer sino el empeño ménos riguroso." Lo
-44que significa que en el presente caso no ha podido interpretarse sino eo:! el sentido en que lo ha hl'!cho la Corte,
el ménos riguroso para el deuifor, que es la República.
Las anteriores reglas de interpretacion son quizá
aplicables y terminantes en el caso que nos ocupa,
que las citadas por el señor Escobar. VeámoslQ:
, . Dice el señor Escobar, citando á Escriche, que en
las convenciones debe atenderse más bien á la intencion
comun de las partes contratantes, que al sentido literal
de las palabras; más para que esta regla obrara en el
señtido que él desea, seria preciso demostrar ántes que
no se podia cohonestar la inteligencia que le ha dado
la Corte al artículo 3.° del contrato, con la intencion
que tuvieran las partes, cosa que no es exacta, puesto
que, segun lo demuestra el auto, puede quedar satisfecha la intencion de los contratantes, estableciendo el
pago en pesos, convertibles en libras esterlinas, á cargo
de los acreedores. Ahora, si la intencion cree deducirla M lo que han dicho ó digan despues los contratantes,
á ésta no es á la que el citado autor se refi ere, y ademas, el auto se hace cargo bien de ella para refutarla
debida·mente.
" Que las cláusulas deben. enteniferse en el sentido
que les dé algun efecto, dice tambien el señor Escobar." E ste argumento es eontraprodueentem en el prese nte caso, pues i qué habrá de más eficaz, preciso y
positivo efecto que pagar $ 37,500 mensuales ~ i Y porque se convirtieran éstos en libras esterlinas á cargo de
los acreedores, dejaba de tener t'feeto esta condicion
de pagarse en dicha moneda inglesa, que es la conificion ,cuyo cumplimiento desea tan vivamente el señor
más
Escobar~
-45-
En su segundo voto preteude este sefior "rectificar
una aserciou emitida por la S\lla de apelacion en el au10 de 9 del pl!sado, referente á la cuenta de la misma
Tesorería, correspondien te al mes de Mayo."
Con suma atencion y cuidado hemos leido el auto
á que alude el sefior Escobar, la propuesta de los acreedores y la ley que dió autorizaciones al Poder Ejecutivo para aceptarla, y francamente, nos parece que en
esto sí anda el sefior Escobar, sea dicho con su perdon,
un tanto descaminado. Trataremos de explicarnos.
Si no hemos entendido mal, parece que la aseveracion de la Corte á que alude c\icho sefior es ésta: que
en el artículo 1.· de la ley de 8 Mayo de 1872, que
autorizó al Poder Ejecutivo para aceptar la pro'puesta
de los acreedores, están especificadas las obligaciones
de la N acion q.ue no podia aumentar el Poder Ejecutivo al celebrar el convenio.
Para fundar la rectificacion de este concepto de la
Corte, copia textualmente el sefior Escobar el artículo
2.· de la ley, y deduce de las palabras que acentúa que
esas obligaciones no están especificadas en el artículo
1.. de la misma, sino en la propuesta de los acreedores
referida en este artículo.
Pensamos, como la Corte, que el máximum, por
decirlo así, de las obligaciones que á nombre de la Nacion y en favor de los acreedores podia contraer el Podor Ejecutivo, se encuentra on el artículo l.· de la ley,
y no en la propuesta de aquellos, por la muy obvia
c:onsideraoion de que la simple propuesta no podia en
Illanera alguna imponerlo obligaciones á la N acion.
Estas obligaciones provienen del contrato, contrato que
celebró el Poder Ejecutivo en uso de las autorizacio-
-4'6-
nes qu'e le coilfiri61a ley; pero esta no lo autoriz6 para
quP. aceptara lisa y llanamente la propuesta, tal y como
vino, d¿ Lóndres, y se pnblic6 en el númel'o 2,521 del
Diario Oficial, sino con las varia'CÍones y modificaciones del artículo 1.0 La propue~ta, pues, está vÍl·tualmente ,comprend ida en este artículo, pcro con las variaci6nes y modificaciones del mismo, y es en este sentido,
Sin aud¡¡, que ' dijo la Corte, y en tal caso con razon,
que en él están especificadas las obligaciones de la N aeion <¡'ue no podia aumentar el Podor Ejecutivo al cele\.
brar el convenio. De otro modo la prevencion del artículo 2.° entrañaría una ofensa contra la habilidad ó
la hOl1l'adcz L1el Poder Ejecutivo, pues su pondría que
éste por falta de la una ó de la otra podia echar sobre
la N acion cargas más pesadas quo las que exigian los
aeJ'oedores, suposicion bajo todos aspectos inadmisiblt'.
Tan exacto es, á nuestro juicio, el concepto de la
Corte, que habiendo los acreedores exigido (artículo l.'
de la p~opursta) que ios bonos colombianos llevasen una
rata anual de interes de 5 por 100, el Poder Ejecutivo
sólo concedió el 4i por ciento. Por qué 1 Porque el artículo 1.° de la ley modificó la propuesta en ese punto,
previniendo que el interes de los bonos se rebajase del
5 por 100, á una rata compatible á juicio del Poder
Ejecutivo, con los recursos del Tesoro nacional.
En el artículo 'l.• se exigia un fondo anual acumulativo de amortizaeion de i por 100 por GÍnco años desde la fecha de la emision de los bonos. i Por qué el
Podér Ejecutivo no convÍno en asignar fondo de amortizacion en dinero para los primeros cinco años de vigencia del contrato 1
Porque el artículo l.· de la ley modificó la pl'opuesta,
-47dispohiendo que se prescindiera de tal asignacion para
esos allos.
En el mismo artículo exigian que dicho fondo de
amortizacion se aumentase hasta el 1 por 100 por año
al trascurrir dichos cinco años. i Por qué el PodeloEjecutivo asignó el H por 100 anual para de 1878 en adelante, y esto sin perjuicio de que el Gobierno de la República pueda sefíalar ó aum entar en cualquier tiempo
y en cualquiera suma el fondo de amolotizacion ?
Porqu e el artículo 1.' de la ley modificó la propuesta disponiendo que en los afíos subsiguientes á los cinco
pl"Ímeros de la vigencia del contl°uto, fuera permitiAoclo
á la N acion exceder del 1 por 100 del capital el fondo
de amortizacion del mismoo
Dos séries de bases tenia ó la vista el Poder Ejeeutivo al celebrar el convenio; una, la s bases de la propuesta, tal como vino de Lóndres: Otl·u, las mismas buses mouificadas por el artículo ].0 de la leyo i Cuál de
estas dos séries de bases era la que debia selovirle de
norma al Poder Ejecutivo en la celebracioll del convenio? i en couúl de ~ollas estarian comprendidas las obligaciones que á nombloe de la Nacion y eníavor de los
acreedores no podia aumentar el Poder Ejecutivo al
celebrar .aquel?
O nuestra obsecacion es completa, ó las consideraciones que anteceden demuestran con toda evidencia la
verdad de la asevemcion de la Corte que ha oquerido
,r ectificar el señor Escobaro
Estas mismas consideraciones nos han sugerido esta
reflexiono
Si el Congreso no autorizó al Poder Ejecutivo para
aceptar la propuesta de los acreedores, de convertir las
-48-
Ires clases de bonos de la Nueva Granada en una nueva
emision de bonos colombianos por DOS MILLONES DE LIBRAS ESTERLINAS, sino para convertir toda la deuda
exterior en una nueva deuda HASTA DE DIEZ MILLONES
DE PESOS, i por qué· el Poder Ejecutivo convino en pagar
el capital y los intereses de los nuevos bonos colombianos en libras esterlinas 1 Sin duda porque dió á la libra
esterlina la misma estimacion que le dió el Congreso,
esto ('s, cinco pesos por libra. Luego, como dice la
Corte, ó el equivalente de la libra son cinco pesos, ni
más ni ménos, ó el Poder Ejecutivo, al obligar á la N acion á pagar en libras esterlinas, estimadas á más de
cinco pesos, extralimitó las autorizaciones que le confirió la ley, y en tal caso el convenio es, en este punto,
contrario á la ley.
Pero advertimos que insensiblemente nos hemos ido
metiendo en el fondo de la cuestion, cuando nuestro
ánimo al tomar la pluma fué sólo el llamar sobre ella la
atencion de las muchas personas competentes para dilucidarla, que residen en esta ciudad, y cuyo silencio no
es muy compatible con el patriotismo.
Noviembre 3 de 1873.
Z. Z .
•
.01-
EQffiVALENClA DE LAS LIBRAS ESTERLINAS.
(De La Amél'ica n(¡mero 139.)
l.
AL ENTRAR en esta cuestion séanos permitido
rectificar la opinion del DiariQ de Cund'i namarca que
nos supone interesados en favor de la Oficina de Cuentas por prurito de hacer oposicion al Gobierno y de
promoverle camorras. l\1énos malo seria ese prurito que
el de los que tienen siempre palabras de excusa, cuando
no de aplauso, para todo lo que parte de las regiones
oficiales; y que el de indignarse contra los que no sometemos nuestras opiniones y nuestra conciencia á la
censura previa del Gobierno.general. Pero, á Dios gracias, semejante imputacion no pasa de ser un infeliz arbitrio oratorio, pues muchas veces hemos tenido ocasion de probar que así como hacemos oposicion franca
y decidida á los actos de los gobiernos liberales que merecen reprobacion y censura, les ayudamos en la esfera
de nuestras facultades cuando están do por medio la
. honra nacional, los intereses públicos y la buena marcha
de la administracion. Sin it· muy léjos, recuérdese que
en ·la cuestion ferrocarril del Norte, en que nunca hemos opinado con el Gobierno ni creido en sus promesas,
guardámos profundo silencio, temerosos de no tener toda la razon que hoy vemos que teniamos; y recuérdese
que á las primeras alharacas de guerra con Venezuela,
sin estar satisfechos de la conducta de nuestro gobierno,
le votámos un crédito extraordinario de medio millon
4
,
-50-
de pesos para comprar elementos de guerra que debiamos suponer y temer habrian de servir más tarde contra las libertades públicas de Colombia. Podriamos multipli ca r las citas; pero esas hasta n para que se vea que
no andamos á caza de temas de oposicion, y que cuando
la hacemos es seguros de tener razon, que es lo que más
irrita y exaspera á los que viviendo de rodillas no se
conforman con que parezcamos de mpjor talla los que
vi vimos de pié.
En la cuestion actual véase de qué modo hemos
procedido y si en ese procedimiento cabe pasion. La
primel·a vez que uno de los actuales contadores nos preguntó qué opinábamos acerca de ella, le I·espondimosen
presencia del señor doctor Salvadol· Camacho Roldan:
"he leido con atcncion la glosa del señor Grau y la
contestacion del señor Corredor. A primera vista me
inclino á favor del último, prro necesitaria estudiar la
cuestion para formar bien mi juicio, pues no me parece
clara."
Pocos dias despues fuimos interpelados en el mismo
sentido en una conversacion amigable por otro de lo~
señores contadores, y como todavía no habiamos estudiauo el punto, le diJimos exactamente lo mismo, sin
manifestarle opinion decidida en ningun sentido. Si .
acostumbráramos proceder como el Dim·io lo supone,
las ocasiones eran propicias para comenzar á influir de
la manera que se nos ofreoia en el ánimo de los encargados de fallar. Peroléjos de eso, esa misma consideracion obl·ó en el nuestro para guardarnos de aventurar
una opinion formada de ligero.
Despues de esto nos propusimos estudiar el punto y
lIegámos á convencernos de que el seilor Grnu tenia
•
-j1-
I'1lzon y que por consiguiente 01 Gobierno habia procedido mal al abonar Pl'emio por la compra de letras para
el envio á Lóndres de las sumas que estamos obligados
á pagar aquí, conforme al convenio de )., de enero último. Las razones en que nos apoyamos están ya en pal·te
dadas; pero puesto que se afecta desconocerlas, pasaremos por la pena ele reproducirlas recapitulándolas.
No aceptamos oe una manera absoluta la base de
razonamiento que propone el señor Mariano Tanco:
" E l punto de pal·tida, dice, en el cumplimiento de todo
contmto debe ser lo que él expresa literalmente, si él
fuere enteramente daro en sus estipulaciones; pero
cuando no fuere así, deberá estarse más á la intencion
de los contrata rotes que á lo litera l de las palabras." N osotros creemos que si los interesados en un contr1lto pu_
dieran entrar á discutir In claridad ú oscuridad de las
cláusulas para atenerse ó nó al sentido literal de las palabras, no habria obligacilJn c uyo cumplimiento no pudiera eludirse ó dar lugar á un pleito. El punto de partida, en el cumplimiento de todo contrato debe ser
lo que él expresa literalmente, á ménos que, como mu'y
bien dice el señor Bello en sus regbs de hermenéutica ,
"el rigor literal de los términos envolviese alguna cosa
contraria á la equidad natural, ó impusiese condiciones
demasiado duras que no es posible presumil' hayan en·
trado en la mente de los contratantes." Si, pues, en el
contrato de 1.' de enero último está clara y literalmonte dicho qué es lo que nosoto'OS tenemos obligacion de
pagar todos los meses, son inútiles é impertinentes todas
-52-
,
las palabras que e! señor Secretario del Tesoro y el sefíor Agente de los acreedores nos diganxospecto de sus
intenciones.
y digamos de una vez al señor Tesorero que la in(encion de los contratantes vale ménos todavía cuando
no se obligan por sí, y cuando aquel á cuyo nombre se
contrajo la obligacion la aceptó por haberla visto escrita en términos claros. Si los señores Murillo y Pérez
hubieran contraido una obligacion personal cuyo cumplimiento los afectase á ellos sólos, enhorabuena que su
propia confesion sobre sus intenciones les perjudicase;
pero como á quien obligaron fué á la República, es claro que semejante inten,cion no puede pCl:judicarla á ella.
Veamos ahora el artículo 3.· del contrato, que es la
base sobre que rueda toda la discusion. Dice así: "Art.
3.' Las sumas destinadas al pago de intereses (t1'einta
y siete mil quinientos W" PESOS ~por mes en 108
primeros cinco años, y despues en la proporcion correspondiente), lo mismo que las destinadas á la amortizacion
del capital, se entregarán por la Tesorería general de la
Union, por mensualidades vencidas, en libras esterlinas
ó su equivalente, al Agente de los tenedores de bonos
en Bogotá." Se ve claramente que á lo que estamos
obligados es á entregar treinta y siete mil quinientos
pesos todos los meses, ó sean cuatrocientos cincuenta
mil pesos anuales, por mensualidades vencidas. Este es
el punto cardinal y á él queremos llamar especialmente
la atencion pública: 10 que tenemos que pagar es una
suma redonda de pesos, treinta y siete mil quinientos
todos los meses. N o estamos obligados á pagar 7,500
libras esterlinas en moneda inglesa ó su equivalente en
Inglaterra; debemos entregar en Bogotá 37,500 pesos
•
-53-
en libraS" esterlinas ó su equivalente aquí, lo cual es muy
distinto de tener que entregar 7,500 libras esterlinas en
letras sobre Lóndres. Ni podia ser \In centavo más de
lo que correspondiese á la suma de 450,000 pesos por.
año, puesto que la rata del interes fijada en el contrato
es el 4t, y el capital de nuestra deuda no puede exceder de diez millones.
Esto mismo lo dijo al Congl·eso en términos bien
claros el señor Secretario del Tesoro explicando en su
Memoria de 1.' de febrero último las ventajas del nuevo convenio. Allí se lee á la página 22, bablando del
pago de los intereses: ,. no se comprometió para nada
" la renta de salinas ni la del ferrocarril de Panamá, y
" en vez de unidades se hipotecó una cantidad fija
" (450,000 pesos) sobre las aduanas." N o somos nosotros, fué el mismo señor Secretario quien subrayó las
palabras" cantidad fija." Luego estaba en la mente del
señor Secretario que la obligacion por él contraida para
la República, era la de pagar todos los meses la cantidad fija de 37,500 pesos y no una fluctuante, mayor ó
menor, segun el precio de las letras sobre Lóndres. Dice el señor Tesorero que tanto el señor Secretario del
Tesoro, como el señor Presidente de la República, tuvieron allá en su mente, cuando hicieron y firmaron el
convenio, el pensamiento de pagar en letras sobre Lóndres 7,500 libras esterlinas al precio del mercado; pero
esta confianza que le han hecho á él de sus intenciones
debieron hacérsela más bien al Congreso, y no decirle
á éste todo lo contrario como se lo dijeron. Esto para
el caso de que tales intenciones pudieran tener algun
efecto, que absolutamente no tienen ninguno tratándose
de una obligacion claramente escrita.
-54Obsérvese que en el contrato, á pesar de fijarse
en varios artículos la equivalencia de la8 libras siempre que se emplea la palahra libras estllrlillas, al llegar
al atÍculo 3.·, que es el que trata de las sumas que tenemos que entregar mensualmente por intereses, se emplea
sólo la palabra pesos, como para indicar más claramente todavía que lo que debemos es una cantidad fija cuyo
importe en libras esterlinas equivalga á 37,500 pesos.
Obsérvese que en el artículo l.· se habla indistintamente de pesos y libras; pero que en el 7.· se dice: "los
diez millones de pesos de que se habla en el artículo 1..;
en el 9.· se dice: "Las acciones de la Compañía se adjudicarán á los tenedores de los bonos de la antigua
deuda nacional en la misma proporcion en que se haga
el reparto de la suma hasta de nueve millones de pesos,
de que se habla en el artículo 7.°; y en el U.·, despues
de referirse á la hipoteca general de todas nuestras rentas y contribuciones constituda en el lO.·, ¡;e establece
una hipoteca especial sobre la renta de aduanas para la
porcion de "cuatrocientos cincuenta mil pesos," en
que se estima nuestra deuda anual por intereso En ninguno de estos artículos so habla de libras esterlinas, ni
se las menciona para nada.
Pero se dice: "estamos obligados á entregar Jos
S 37,500 en libras esterlinas ó su equivalente, y el
equivalente de las libras es el precio que tengan en
nuestro mercado las letras suficientes para que los acreedores reciban en Lóndres 7,500 libras."
El argumento tendria fuerza si por el convenio nos
hubiéramos obligado á pagar en Lóndres en libras esterlinas como lo estábamos ántes del ].0 de enero por
el cl?nvenio de Paris; pero radicado el pago en Bogotá,
-55 -
Y siendo una sUllla de peso s la que debemos, es claro
que no tenemos obligacion de paga r en libras esterlinas
en Lóndrcs, y á eso equivale entre gar á los acreedores
450,000 pesos más lo que cueste ponerlos en Lóndl'es
reducidos á libras esterlinas,
Supongamos que en el mercado de Bogotá circularan las libras esterlinas en tal abundancia que el Gobierno pudiese entregal' en la mesa de la Tesorel'ía al Agente de los acreedores 7,500 libras, ó sean 37,500 pesos
en libras esterlinas todos los meses, Es seguro que con
esa suma no se conseguirían ordinariamente letras para
poder, sin ningun gasto adicional, trasladar esas 7,500
libras esterlinas á Lóndres, Seria menester pagar las
letras al precio que se hallasen, i Tcnd ria el Gobierno
la obligacion de pagar la diferencia entre el valor de las
libras y el de las letras 1 N o; porque él no está obligado
á pagar en Lóndres sino en Bogotá, Ponemos este ejemplo para que se vea cuán absurdo es suponernos obligados á pagar en letras sobre Lónd res, aun en el caso de
que estuviéramos obligados simplemente á pagar 7,500
libras todos los m~ses,
Demasiado sabido era pOI' el señor Secretario y por
el señor Agente de los acreedores que en Bogotá no
habria de haber en mOlleda esterlina la suma necesaria
para cubrir todos los meses nuestra deuda por intereses
de 37,500 pesos; demasiado sabian al hacer su COntrato que nosotros no poddamos darles sino moneda legal
del país; si la consideraban tan depreciada y despreciable como la juzga el señor Teso rero, i por qué no
dijeron que pagaríamos en libras esterlinas ó en let,'as
sobre Lóndres por libras, si era que querían que á todo
trance entregásemos libras esterlinas 1
,
-56-
•
El gasto adicional que pagamos sobre los 5 pesos á
que se computa la libra representa una de dos cosas: ó
el mayor "alor intríseco de la libra esterlina sobre 5 pesos, ó el precio de las letras t'n el mercado. Segun la
opinion del señor Tesorero, es lo primero, es decir, el
mayor "alor intrínseco de las libras; más acerca de esto hay que observar que admitiendo que la libra esterlina tenga un "alor intrínseco de cuatro centavos sobre
cinco pesos, si en el contrato se hubiera tenido en mira
proporcionar esa utilidad á los acreedores no se habrían
calculado siempre y en todos sus artículos las libras á
razon de cinco pesos cada una, sino á razon de cinco
pesos y cuatro centavos. Así, en el artículo en que se
dijo que la deuda quedaria reducida á dos millones de
libras y entre paréntesis, diez millones ue pesos, se habria dicho dos millones de libras, ó sean diez millones
y ochenta mil pesos. Si siempre se desechó la fraccion
de los centavos en los cálculos al reducir las libras á
pesos, fué porque se atendió á la equivalencia universalmente admitida con prescindencia de la pequeña diferencia del valor intrínseco.
Ademas, como Lo que SI' ha abonado ha sido unas
"eces diez centavos, otras doce y medio, y otras quince
sobre cada libra, y el valor intrínseco no puede ser fluctuante, sino á lo más de cuatro centavos por libra, es
evidente que lo que se ha pagado sobre los 37,500 pesos,
no ha representado, ni podido representar, ni se ha pensado en que repre&ente la diferencia del valor intrínseco.
i Ha representado el precio de las letras en la plaza 1
Pero eso supondria que teniamos obligacion de pagar
en Lóndres, lo que no es exacto. Las letras son una
mercancía cuyo precio se fija por muchas causas difeo
,
-57rcntes. Su valor lo determinan principalmente tres elementos: I. o La confianza que se tiene en la certidumbre del pago; 2.' El plazo de su vencimiento; y 3.' El
lugar on donde debe verificarse el pago. En estos elementos se comprenden ademas los riesgos que se evitan
y los gastos que ocasiona el acarreo de la moneda. Si
tuviéramos obligacion de pagar en Lóndres, enhorabuena que cargáramos con el gravámen que nos impondria
la compra de letras, y las pagariamos más ó ménos caras, segun su abundancia ó escasez, pero qué remed io!
esa seria nuestra obligacion y deberiamos cumplirla.
Mas habiendo estipulado pagar en Bogotá y no en Lóndres, i por qué vamos á cargar con el gravámen que su
adquisicion impone?
Queda demostrado que el gasto adicional es ilegal,
porque si representa la diferencia en el valor intrínseco
de las monedas es contario á las estipulaciones del convenio y se paga una suma que ademas de fluctuante ha
sido siempre muchísimo mayor que lo que valdria esa
diferencia; y si. representa el precio de las letras es
igualmente ilegal, porque conforme al convenio (enemos
derecho de pagar en Bogotá, siendo el envio de las sumas á Lóndres cuentas de los acreedores.
i Fué por simple capricho que los negociad Gres siempre que hablaron de libras esterlinas en el convenio hicieron ellos mismos la reduccion á pesos, tomando para
sus operaciones aritméticas la base de cinco pesos por
libra? N o; lo hicieron así porque esa equivalencia es
la legal en el país donde se celebró el contrato. Varias
-58leyes colombianas (§ 3,' artículo 72 de la de 13 de Junio de 1866 - Artículo 699 de la ley 106 del año en curso)
han fijado esa relacion entre la libra y nuestros pesos, y
sabido es que los contratos se rigen por la ley del país
donde se celebran. Así fué que los eontratantes pudieron no haber ejecutado las operaciones aritméticas en
el convenio, y con todo, el Poder Ejecutivo habría tenido que ejecutadas al pagar en pesos por falta de libras,
tomando la base legal de cinco pesos por cada libra estcdina. Y nuestra legislacion no ha fijado esa relacion
arbitrariamente: la ha fijado tomálldola tanto del valor
intrínseco de las mOlledas como del uso general en el
comercio. Legal y comet'cialmcnte hablando una libra
estedina vale cinco pesos. Causas accidentales podrán
hacer que valga más ó ménos, segun la escasez ó abundancia de libras, (le pesos fuertes, ó de oro, ó segun mil
otras necesidades del comercio; pero eso no quiere decir que su equivalencia natural no sea la que la ley le
ha fijado y el uso tiene admitida.
En un convenio de la naturaleza del que nos ocupa
llamado á durar muchos años, no podia emplearse la
voz' equivalencia' sino en su sentido lato, tomando la
ley general de los valores universalmente admitidos como equivalentes. Si se hubiera querido aludir á las excepcioncs que esa ley general podia sufi'ir en virtud
de circunstancias comerciales, como la escasez, la abundancia, la seguridad, la necesidad momentánea, la distancia &c, se habria hablado del precio de cambio con
referencia á las épocas en que debieran efectuarse los
pagos.
Se dice que no es la ley sino el curso del cambio el
quc fija el.valor de las monedas. En esto hay que distin-
•
•
-59-
guir: el valor de cambio en el mercado, su precio, indudablonte que so rige por leyes económicas distintas de
las que expide el legislador civil; poro el valor relati,'o
de las diversas monedas entre sí, su equivalencia gone"al ,
10 fija) determina la ley civil, y es de esto de lo que se
trata. La ley civil, por ejemplo, fija la relacion entre
las monedas de oro y plata ; dice que un condor de
0"0 es equivalente á diez pes')s de plata, que cinco pesos de oro ó diez de oro equivalen á med io condor ó á
un condor; que tantos rea les ó tantas pesetas equivalen
á un peso ó á un condor. Las alteraciones de esas relaciones en el mercado por razones comerciales, son la
excepcion que se rige por la ley del cambio y .que se
llama precio, ó sea valor estimado en dinero. Muy bien
puede suceder que un condo,' que debe valor diez pesos
conforme á la ley civil, no circule en el mercado sino
por $ 9--60, como sucede en la actualidad. i Quiero eso
decir que ya el condor no vale más de 9--60, y que
Juan que se obligó ahora dos años á pagar á Pedro mil
pesos en la fecha de hoy, sin especifica r moneda, esté
'obligado á dar hoy sus con dores, moneda lega l, para
que se los abonen en cue nta á razon de $ 9--60 cada
uno 1 El actual precio de los cond ores es accidenta l y
pued e cambiar mañana. Si mañana vienen al país ó se
acuñan muchos pesos ele plata y el comercio necesita
llevar con dores á alguna parte, los condores no valdrán
sólo $ 10, sino 10-20, ó 10-40 ó 10-60_ Este será su
valor de cambio, este su precio en el mercado, sin que
haya variado la ley civil que establece la eq uivalencia
general de diez pesos al condor. Id énticas perturbaciones pueden experimentar en su precio corriente todas
las monedas circulantes sin que sufra ninguna la ley que
,
-60-
ha fijado el valor relativo, la equivalencia general entre
ellas. Hablar, pues, de que el precio lo fija el curso del
cambio y no la ley, es, perdónese nos la palabra, una
perogrullada, sólo que no viene al caso en la cucstion
presente.
Dice el señor Tesorero á la página 1,090 del Diario Oficial, números 3,01l y 3,012: "Consta en el ex" pediente que el Congreso nacional, en vista del con" venio, que fu é sometido á su conocimiento, y teniendo
" en cuenta que los intereses de la deuda exterior
" DEBEN PAGARSE EN nlONEDA ESTERLIN "', flotó para el
" presente año económico, la suma de $ 9,000 que cal"culó necesaria para cubrir el gasto preciso de adqui"sicion de esa moneda esterlina."
Este argumento de autoridad Clue es el que presenta
como de más fu erza el señor Tesorero, es el mismo que
han creido decisivo todos los defensores del Gobierno
en esta cuestion, sobre todo despues que la Oficina de
Cuentas dijo en su auto de 9 de Octubre que no desconocía su fuerza. Veamos qué vale.
Digamos en cuanto á lo primero que en el párrafo
trascrito, sufre el señor Tesororo el mismo error que
sufrió el señor Mariano Tanco al contestarle su carta,
error que consiste en darle á hechos ciertos aisladamente una conexion y enlace tales que hacen resultar falso
el conjunto. El Congreso tuvo conocimiento del convenio, porque lo insertó y lo explicó en su Memoria el señor Secretario del Tesoro, sin roferirse en sus explicaciones á otra cosa que ásus ventajas, y sin ocuparse para
nada fiel punto en cuestiono El Congreso aprobó en la
-61-
ley de Presupuostos la partida de $ 9,000 para conversion de la moneda nacional en moneda esterlina. Estos
hechos son ciertos, mas no lo es que lo uno fuera consecuencia de lo otro. Al leer lo que dicen los señoros Tanco y Corredor, cualquiera pensaria que el Congreso
tomó en cuenta la dificultad que se ha suscitado, y que
~on vista del convenio la resolvió en la ley de Presupuestos. Tal cosa no es cierta. La partida se aprobó
sin discusion ni observacion por parte de nadie, de suerte que nadie pensó siquiera en que pudiese tener la importancia ni el alcance que hoy se le da. De seguro
ninguno de los miembros del Congreso habia tenido para
qué volver á leer el convenio, que veria en los primeros
dias de febrero, durante los meses que se siguieron
hasta que se expidió la ley de Pr€supuestos; y de segllro, ninguno retenia en la memoria sus cláusulas. Si la
partida de los 9,000 pesos se aprobó, fué como se aprueban tantas otras en que nadie se fija porque son de rutina, y se confia en quc cuando el Poder Ejecutivo las
solicita, es porque tienen un fundamento legal. Cuando
se votan partidas para pensionados, sueldos de empIcados &c. &c., nadie toma la pluma para rectificar las
operaciones aritméticas, ni las leyes para averiguar si
son tantos ó cuantos los pensionados ó los escribientes.
Se necesita que por a lguna circunstancia especial se
llame la atencion de las Cámaras á uno de esos puntos
para que se los discuta y examine. El D epartamento
de la Deuda pública es precisamente uno de esos que
se aprueban siempre tales como el Poder Ejecutivo los
propone, pues hay razon para creer que en sus oficinas
se practican con más exactitud las operaciones aritméticas á que se reduce su desarrollo.
-62-
Pues bien, en el presente CllSO lo que hay de cierto
es que nadie llamó la atencion de ninguna de las Cámaras al punto en cuestiono Los que aprobámos la partida,
que probablemente fuimos todos, lo hicimos de seguro
bajo la inteligencia de que seria legal cuando el Poder
Ejecutivo la pedia. Si se hubiera discutido el punto,
naturalmente se habria traido á la vista el convenio y
se habria examinado la cuestiono C0ll10 nada de esto se
hizo, hay inexactitud en decir que el Congreso tuvo en
cuenta que los intereses debian pagarse en esta ó aquella moneda para apropiar tal suma en el Presupuesto.
Dígase que la partida se votó porque el Secretario
la leyó, y que la leyó porque el Poder Ejecutivo la pidió en el proyecto de ley de Presupuestos que, como se
sabe, lo formula y presenta la Secretaría del Tesol·o.
Dichas las cosas así como se deben dech· se comprende
que el argumento tiene fu erza legal, más no moral. Si
el Congreso hubiera discutido el -punto y con vista de
estas ó aq uellas razones lo hubiera resuelto, el razonamiento que se basara en la apropiacion de los 9,000 pesos tendria fuerza moral y legal, á pesar del error en
que hubieran pouido incurrir las Cámaras. N o habiéndose tomado en consiueracion la dificultad ni discutídose la partida, la fuerza moral desaparece, y queda sólo
en pié su fuerza legal.
Veamos ahora qué fuerza legal pueue tener una partida del Presupuesto por sí sóla. La ley de Presupuestos es una ley adjetiva que no crea derechos y cuyo únieo objeto es proveer al Poder Ejecutivo de los recursos
necesarios para hacer frente á los gastos que exijan los
derechos creados por leyes sustantivas. Por eso se inserta.siempre en ella el artículo de la ley de Hacienda
-63-
que dice: "La apropiacion de créditos que se hace en
la presente ley no implica la calificacion definitiva de
los derechos de los respectivos acreedores. En consecuencia, el uso que se haga de ellos presupone la legalidad y comprobacion del crédito conforme á las reglas
que deben observarse en su caso, quedando sujetos á la
responsabilidad legal los rp,specti vos ordenadores y pagadores."
De suerte que conforme á este artículo la apropiacion de la partida quiere sólo decir que el Poder Ejecutivo podrá tomar la suma de 9,000 pesos, que pidió
para hacer del Tesoro público el gasto rle que se trata,
si él es legal, conforme al convenio, sin perjuicio de la
responsabilidad legal en que incurrirá quien lo ordene,
y quien entregue el dinero, si resuhare que el gasto es
ilegal. La apropiacion es siompre condicional, y una vez
que so compruebe, corno creemos haberlo hecho en el
curso do este escrito, que conforme al contrato no es
legal el pago, queda ipso Jacto sin ningun valor ni
efecto la partida. La fuerza legal del argumellto de los
señores Tanco y Corredor ,'a á parar, junto con la
fuerza moral, á la region de la nada. N aua vale, por
tanto, lo que se ha dicho en la cuestion tomándose por
base del razonamiento la loy de Presupue~tos.
i Se quiere una prueba más tangible, un ejemplo
más palpable de lo que vale una paniua en el Presupuesto sin ley que la respalde? Recuél'dese el empeño
que el Gobierno todo y sus amigos tomaron en que el
señor Presidente pudiera trasladarse á Barranquilla en
ejercicio del Poder Ejecutivo, á conferenciar con el
señor Guzman Blanco. El Gobierno hizo de esa una
cuestion de Estado y aparentó creer que sólo haciendo
•
-64el viaje podia conjurarse el peligro de una guerra con
Venezuela. Está votada por ámbas Cámaras la partida
de diez mil pesos en la ley de Presupuestos para gastos
de traslacion. Por qué no se fué 1 i Por qué no tomó
la suma votada y dispuso de ella 1 Por la sencilla razon
de que la apropiacion del crédito no significó nada desde que se negó la ley que concedia el derecho~ Y téngase en cuenta que esa partida sí se discutió y se apropió con completo conocimiento de causa.
Para concluir vamos á probar que ademas de los
cómputos generales y particulares del convenio porque
se viene en conocimiento de que los negociadores estimaron siempro cinco pesos de nuestra moneda como
equivalente de la libra esterlina, hay otra disposicion
del contrato que convence hasta la evidencia de que su
intencion fué establecer esa equivalencia. Es el artículo
10, que á la letra dice así:
"Los cupones vencidos de los bonos de la deuda
colombiana que se emitan conforme á este convenio,
serán admisibles A LA PAR en la Tesorería general en
pago de cualquier ingreso nacional; mas cuando esto
suceda, el valor de dichos cupones se descontará de las
sumas que debe recibir el Agente de los acreedores extranjeros."
Mañana, Pedro, comerciante de Bogotá, que viene
de Lóndres, trae cupones vencidos de los bonos de la
deuda colombiana que adquirió en Inglaterra, y teniendo que pagar en la Tesorería derechos de importacion
por .la suma de mil pesos, se presenta y le entrega al
-65-
señor Tesorero doscientas libras esterlinas en eupones.
i Se da por satisfecho el señor Tesorero y le recibe 200
libras por mil pesos, computando en cinco pesos el valor
de cada libra ~ Si no lo hace así, diga qué significa admitir libras á la par. Si las admite, i qué otra cosa hace
sino reconocer que para los efectos del convenio de
l.' de enero cinco pesos son el equi valente de una libra '1
y como no podria dejar de admitir los cupones á ese
procio, aunque por ci,·cunstancias comerciales de la
plaza las libras esterlinas y aun las letras sobre Lóndrcs
se pudiesen conseguir al precio de cuatro pesos la libra
esterlina, es claro que la equivalencia de que se habló
fué la equivalencia genera lmente admitida de cinco pesos por libra.
El lTles siguiente al ir á entregar al Agente de los
acreedores los 37,500 pesos de la mensualidad vencida,
le dice el señor Tesorero: aquí tiene usted mil pesos
en estos cupones que valen 200 libras. El Agente le dico: no, señor: esos cupones no valen en el mercado
sino SOO pesos, no puedo abonarle mil. i Qué le contestaría el señot Tesorero ~ Le mostraria su obligacion
de recibirlos por mil, claramente escrita en el artículo
10 del contrato, donde ostá dicho que él debe recibirlos
á la par, y computar para los efectos del convenio la
libra á cinco pesos, aunque su precio en el mercado sea
el de cuatro, porque para los efectos del convenio está
escrito que cinco pesos son el equivalente de una libra
esterlina.
Supongamos ahora que el dia de ir á entregar el
señor Tesorero los cupones que representaban las 200
libras, éstas se cotizasen en la plaza á 10 pesos cada
una. i Pretendería que el Agente le recibiese los cupo·
5
-66-
nes abonándole por ellos 2,000 pesos 1 El Agente le diria: no, señor; ese será su precio 011 el mercado; pero
para los efectos del contrato una libra esterlina representa sólo cinco pesos.
Nos parece que basta y sobra lo expuesto, aunque
se note en este escrito la falta de método consi"uiente
o
á un artículo de periódico que no se puede elaborar con
detencion, para probar que cuando aventurárnos el concepto de que en el ruidoso . pleito que se sigue entre el
gobiemo y la Oficina de Cuentas, la justicia se hallaba
del lado de ésta, era porrIue esláhamos seguros de poderlo demostrar.
N o se nos oculta que para el Gobierno y sus escritores nuestra opinion nada ha de valer, porque ellosjuzgan apasionado todo lo que los contraría. Hoy estiman
en mucho y hacen alarde del concepto escrito por el
señor l\'lariano Tanco, porque les es favoral.Jle. Si les
("¡lera adverso ~eria el de un godo, cnemigo acérrimo de
las instituciones. Eso seria mañana para ellos el mismo
señor Tanco, que para nosotros es siempre una persona a)tamente respetable por sus cualidades y sus luces,
si re.ctificando sus opiniones saliera del error en que, en
nuestro humilde concepto, ha incurrido en esta vez. Ese
error se explica muy fácilmelltc: el señor Tanco, como
tantos otros respetables comerciantes á quienes se sometió de improviso la cuestion, la han fallado de ligero. Se
han dejado seducir por la impresion causada en ellos
por las prácticas del comercio que atiende solamente á
la Iéy del cambio, y que toma los valores por el precio
•
-67-
que en el mercado les fija la ley comun de la oferta y
la demanda. N o desésperarllos de que el mismo señor
Tanco, si somete la cuestion al crisol de sus conocimientos como jurisconsulto y financista, pueda todavía cambiar de modo de pensar.
Ojalá los mismos escritores para quienes es de tanto
peso la opinion del señor 'fanco, supieran que nosotros
en esta materia seguimos tambien la de jurisconsultos
muy notables, y la de financistas que, como el señor
LeQPoldo Borda, unen á su ciencia y estudios especiales, alejamiento de la política militante, talentos y probidad intelectuales.
-
-68-
•
SENTENCIA DE LA SUPREMA CORTE FEDERAL
LIBRAS ESTERLINAS.
~N
LA CUESTlON
(De La América número 143.)
CON
ANSIED~D esperábamos la publicacion de
esta sentencia que ha visto la luz en el número 3,027
del Diario Oficial; tristeza ha producido en nuestro
ánimo su lectura y eon pena tomamos la pluma para
analizarla.
Cuidadosamente hemos entresacado los fundam entos en que se apoya la parte resolutiva: para mayor
claridad pondremos al pié de cada uno de ellos las observaciones que nos ha sugerido su lectura, esperando
no apartarnos del respeto que debemos al elevado Tribunal.
l.
Que el tenor literal del artículo 3.' del contrato
impone á la Nacion la obligacion de pagar en libras
cste¡'linas ó su equivalente, y que equivalente debc
ser lo que valga tanto como las libras esterlinas,pues
segun la etimología de la palabra y el Diccionario
equivalencia quiere decir igualdad de f)alores, y 5
pesos de nuestra moneda 1>alen minos que una libra.
Observamos. Tratándose del cumplimiento de un
contrato la Corte sabe mejor que nadie que la autoridad del mismo contrato y de las leyes es superior á la
,
-69-
del diccionario. Por consiguiente si en el _de 1.' de enero último y t>n nuestras leyes está claramente dicho qué
entendieron y qué debieron entender los contratantes
por equivalente de una libra esterlina, no hay necesidad
de recurrir al diccionario. La Oficina de Cuentas y
nosotros hemos probado que el uno y los otros han fijado en 5 pesos ele nuestra moneda la equivalencia de la
libra esterlina; luego aun con el diccionario en la mano ha y que admitir que tratándose del cumplimiento
del contrato de ... de enero último cillco pesos son
iguales á una libra.
La Corte que se fija en cl tenor literal del artíeulo
3.' en la parte que .lice que pagaremos en libras esterlinas ó su equivalente, se desentiende del tenor literal en
la parte que dice que pagaremos mensualmente u'einta
y siete mil quinientos ~pesos...B
Sabiendo de ciencia cierta los contratantes, como
es notorio para todo el mundo, que en nuestra Tesore,
ría no habia ni habria libras esterlinas para los pagos
mensuales; sabiendo que la moneda legal que el Gobierno da y recibe en sus transacciones es el peso de
oro; habiendo computado en los artículos 1,' 2,' 4,° 12.'
Y sobre todo de una man era clara, expresa y terminar.te en el 10.° la libra esterlina á razon de cin co pesos, si
hubieran querido que en el 3: significaran otra cosa las
libras esterlinas de que se habló al fin, debieron decirlo
y lo habrian dicho, El artículo 3.' no constituye, pues,
excepcion á este respecto: la eq "ivalencia de que se
habla en él tiene que ser la misma de que hablan los
otros. La Corte afirma de su propia cuenta que esa
equivalencia es particulal' y general la mencionada en
los demas artículos. i De dónde saca esa diferencia!
,
-70N o lo dice, n~ decirlo puede, pues el contrato de 1.' de
enero no hace sino lo que hacen todos los contratos:
explicar en artículos postel'iores la significacion de los
términos empleados en anteriores que pueden dar lugar
á alguna confusion.
Si se hubiera dicho en el artículo que pagariamos
en libras esterlinas en Bogotá, faltando éstas de una
manera absoluta como faltan en nuestro mercado, es
claro que nos seria imposible físicamente cumplil' con
semeja nte obligacion de dar determinada clase de monedas. Y no se diga que letras sobre cua lquier parte
del mundo son monedas esterlinas, aunque el pago de
esas letras en el lugar á donde van giradas deba verificarse en moneda esterlina. S i Pedro se compromete á
pagal' á Juan mil pesos en moneda de plata de talla
mayor en Bogotá, no cumple su obligacion dándole una
letra sobre Paris por mil pesos que se pagarán allá en
moneda de plata de talla mayor.
Para (Iue el al'lículo 3.' no nos impusiera una obligacion de imposible cumplimiento fué que se dijo que
debiendo hacerse los pagos en Bogotá, los acreedo l'es
recibirian libras esterlinas Ó Sil equivalente. i Se expresó en el contrato cuál era ,,1 equ ival ente de las libras 1
Sí; se dijo que 5 pesos por cada libra en muchos de sus
artículos. i Dijo el artícu lo 3. 0 que al pagarse en el eq uivalente y no · en libras paga l'Íam os ademas algun premio
por diferencia de monedas? No. Pues esa es la cuestiono
Se nos exige que paguemos u n premio que no nos COIl1l)I'ometimos á pagar; que compremos un derecho qu e
es nuestro conforme a I contra to, cual es el de pagar en
el equivalente de las libras fijado por el contrato mismo.
Supongamos que el contrato no digera nada que hi-
-71ciera sospechar siquiera lo que los contratantes habian
entendido pnr equivalente de una libra esterlina: faltando éstas en el mercado, i qué deberia hacer el Gobierno tratándose de dar cumplimiento al artículo 3." ~
Examinaria primero las leyes á ver si alguna establecia
la relacion en que se hallaran las libras con nuestros
pesos, y una vez que la hallara, esa deberia ser su regia. Si no encontraba ninguna ley que estableciese relacion entre la moneda esterlina y la nuesu·a, averiguaria cuál le daban los usos del paísPues bien, nuestras leyes han dicho y la Corte lo
reconoce, que cinco pesos de nuesl,·a moneda son el
equiva lcnte de la libra esterlina; y los usos y cost umbres come,·ciales tienen admitida la misma eq uivalen cia.
Así es que el mayor ó menor precio de las libras indica premio ó dcscuento con ,·efcrencia al valor de cinco
pesos univer·salmcnte admitid·). P edro come rciante de
Bogotá recibc una factura dc efectos que vale mil libras, y sc la ofrece cn venta á Juan con el recargo de
un 50 por 100 al contado. i Cuánto tiene que darle Juan
á Pedl"o1 Sometan la cuestion á todos los comerciantes
de Bogotá, y todos dirán quc 7,500 pesos, cualqui era
que sea el p,·ccio de las libras en el mercallo, porque la
equivalencia admitida en el comercio ~s la de 5 pesos
por libra, y Ped,·o y Juan no estipularon premio ni descuento para las libra~.
Si, pues, conforme al contrato de 1.0 do enero úl,imo, confo)·me á nuestras leyes, y conforme á nuestros
usos me,·cantiles, cinco peso" son el equivalente general
de la libra esterlina, tratándose de cumpli,· el artícu lo
:l.0 del conlrato el Gobierno ha tenido reglas fijas á qué
atenerse, y segun ellas cumplia dando 37,500 pesos en
moneda colombiana legal.
-72El primer fundamento de la sentencia que examinamos se deshace, pues, con tocarlo.
11.
,
Que aun cuando nuestl"as leyes !tan fijado la relaciol! entre la libra esterl'i na y nuestro peso de oro,
esa "elacion no puede ser invm'iable en el mercado,
pues la ley solo fija la equivalencia general de las
monedas, la cual pueden 'variar el cnrso del cambio
y las estipulaciones en contrario.
Observamos. Si la Corte hubiera querido expresar
este pensamiento en términos precisos y propios habria
dicho: la ley fija la equivalencia de las monedas, no 1)1
precio que ellas tengan en el mercado. Mas como al
tratarse del cumplimiento del artículo 3.° del contrato,
s(' trata de la equivalencia de las libras que las leyes
han podido fijar y han fijado, y no de su precio corrienle, porque no se trata de comprarlas en el mercado para entregarlas, el argumento de la Corte no viene al
caso. Si en la plaza hubiera cantidad suficiente de libras
para pagar en esa moneda cada una de las mensualidades (le 37,500 pesos, y estuviéramos obligados simplemente á entregar esa determinada clase de moneda,
seria el caso de averiguar el precio de las libras y de
pagarlas á como nos costaran, cualquiera que fuese la
equivalencia fijada por la ley; pero como es potestativo
de nuestra parte pagar en libras ó en su equivalente,
una vez que la ley ha podido fijar y ha fijado éste, importa poco que el precio fluctúe, como fluctúa el de todas las cosas que están en el comercio humano, segun
leyes económicas distintas de las que el Congreso expide.
-73Y téngase en cuenta que siendo potestativo de nuesIra parte pagar en libras ó en su equivalente, nosotros
podriamos pagar en pesos, que es el equivalente reconocido por el contrato, aun cuando en el mercado circulasen á rodo los millones de libras esterlinas.
Si el argumento se hubiera presentado en términos
propios, la Corte se habria fijado en la confusion de
ideas que él implica, económicamente hablando, y de
seguro no lo habria aducido.
El segundo fundam ento de la sentencia es exótico
en la materia.
nI.
Que la equivalencia legal significa millos en el
p,'esellte caso por ser el deudor el mismo Gobierno
que tiene la facultad de expedü' la lr.!J que fija la
equivalencia.
Observamos, Esta consideracion tendria alguna fuerza si se tratara de que una ley posterior al contrato fuese á fijar la equivalencia que debia servir para el
cumplimiento de la obligacion del Gobierno contra lo
que el contrato digera y contra lo admitido por el uso.
Poro si la ley existia ya cuando se celebró el contrato,
como sucede en el prestnte caso, es indu,lable que l o~
contratantes que lo hicieron y firmaron en nogot,á,
ob.'aron bajo su imperio. Si ademas ellos digeron lo mismo que la ley dice y que está "ecibido en la práctica
del comercio, es claro que no hay lugar para la observacion de la Corte.
El actual Gobierno seria el ménos competente para
-74decirnos lo que no hemos podido enseñarle ni repitiéndoselo millones de veces, á saber: que él no puede moralmente allerar por medio de sus leyes la naturaleza
do sus obligaeiones contraidas como deudor; mas en
esta vez no se trata de eso, la c.uestion es saber si el
que contrató bajo el imperio de ciertas leyes está obligado ó no á someterse á ellas tratándose del cumplimiento de las obligaciones contraidas conforme á ellas.
El tercer fundamento de la sentencia está, pues, en
el mismo caso del segundo, es decir, no viene á cuento.
IV
Que cuando en el contl'ato se fijó la eqnivalencia
de cinco pesos á la lifn'a esterlina, no se especiji có
si esos cinco pesos 1'epresentaban moneda di: oro, de
plata, de ¡alZa mayor ó menor.
Observamos. Ni habia para qué hacer tal espee ificacion, pues contratándose en este país en donde la
moneda legal es el peso de oro, y uiciendo nuestra ley
de monedas que en todo contrato en que no se especifiquen éstas se sobrentiende que se habla de pesos ue
oro, era claro que á ellos tenian que referirse los COII'
tratantes siempre que empleasen la palabra pesos. Si
por pesos hubieran querido enteneler cualquier moneda
distinta del peso de oro, ellos sabian que era de su deher expresar á cuál se referían, porque el silencio á este
respecto equivalia á decir pesos de oro, la moneda legal
del país.
El cuarto fundamento de la Corte es por tanto contra-pr(Jtlucentem.
-
-75-
v.
Que en el contrato se pusieron siempre en primer
térm.ino las lib"as esterlinas á manera de tipo, y que
esto concuerda con la propuesta primitiva de los
acreedores sobre la cual l'ecayeron las autOl·izacio·
nes que para hacer el contra.to dió el Congreso al
PodCl' Ejecutivo.
Observmnos. Haciendo siempre los mismos contratantes las reducciones de pesos á libras ó ele libras á
pesos, nada significa el que se escriba primero un término que otro. El artículo 1.0 por ejemplo, que dice que
la deuda se reduce á 2.000,000 libras, ó sean 10.000,000
de pesos, no cambiaria en lo más mínimo de sentido
porque se redactase ponienclo la rcduccion de la deuda
á diez millones de pesos, ó sea n dos millones de libras.
Elluga,' de las palabras nada significa, no alterando su
colocado n en un ápice la esencia del sentido.
En cuanto á lo del tipo, como en lodos Jos artículos
en que se habla de libra s se habla tambien de pesos,
con excepcion del 3.° del 7.° del 9.' Y del U.' en qu e
se habla de pesos y no de libras, no vemos po,' qué pueda decirse que se tomó como tipo más bien la una moneda que la otra. J\lás razon habria para decir que se
tomó por tipo el peso.
í Quiere la Corte una demostracionque no le deje
la m€llor duda de que el tipo fué el peso y no la libra
esterlina, de que en la lIlente de los negociadores andaban pesos y no lib"as? Pase la vista por el siguiente
artículo que es el 7. ° del contrato y que á la letra dice:
-76Art. 7.° Los DIEZ MILLONES DE PESOS en bonos de
que habla el artículo 1.° se repartirán así: hasta NUEVE
MILLONES DE PESOS para la conversion de la deuda, y
el resto para la formacion de un capital inicial de una
Compañía que se organizará con el objeto de fomentar
empresas industriales en Colombia, y para utilizar las
tierras baldías de que trata el artículo siguiente:"
Si la Corte hubiera leido con atencion este artículo,
habria visto que ni se mencionan en él las Iihras esterlinas, como no se mencionaron en el 3.° al señal'lrse la
cantidad que debiamos pagar mensualmente por interes,
ni el 9.' ni el U.OEl artículo 7.° aclaró el l.' para todas
las personas que dudaran si los pesos ó las libras eran la
unidad monetaria del contrato: hay que hacerle á la
Corte el honor de su poner que ella no lo leyó cuando
afirma que en él se tomó por tipo la libra esterlina.
Ahora si la Corte halla conco"dancia enU'c las IHJtas
esterlinas mencionadas como unidad monetaria en el
contrato y la propuesta de los acreedo"es en que to<los
los cálculos se hacian por libras, ha debido recOl"dar
ta mbien que la ley de autorizaciones que se expidió en
consecuencia de esa p"opuesta, y en cuya virtud se hizo
el contrato, habla sólo de pesos. Los acreedores pl"OpUsieron reducir la deuda á dos millones de libras, y el
Congreso le dijo al Poder Ejecutivo: negocie usted si
reducen la deuda á una su ma que no exceda de diez
millones de pesos. Nosotros retorceriamoil su argumento á la Corte: al notarse que en todos los artículos del
convenio se habla de pesos, se observa la concordancia
entre el contrato y la ley de autorizaciones en cuya
virtud se celebró, la cual habló de pesos y no de libra~
esterlinas.
-77Y obsérvese que no solamente se redujo siempre á
pesos el valor de las libras en todos los artículos del
contrato que hablan de sumas, sino que en el 3,° al se"alarse la cantidad quo debiamos pagar mensualmente,
en el 7,° en el 9.° y en el 11.° se habló sólo de pesos y
no se mencionaron las libras. De suerte que las únicas
excepciones que á cste respecto se encuentran en el
contrato nos son favol'ables, ó son favorables á nuestro
modo de ver la cuestiono
El 5.° fundamento de la sentencia carece, pues, de
exactitud en el fondo y de fuerza en su aplicacion.
VI.
Si conforme al co"t1'ato cinco pf'SOS jiteran el
equivalente de una libra, la cláusula qu.e habla de
qu.e el pago se hará en libras /lsterlillas seria inútil
é ilusoria, bastando hab~1· dicho que se pagarian
37,500 pesos lodos los meses.
06servamos. Esta es la razon que tiene más apariencia de solidez entre todas las que se aducen en la
sentencia que nos ocupa. A primera vista deslumbra,
porque la tendencia natural de todo el mundo es á creer
que en un documento de la naturaleza del contrato de
•
1.0 de enero no debia haber nada inútil é ilusorio. Y
sin embargo, la verdad es que ella pudo haberse omitido sin que su falta se notara en el contrato, pues lo
mismo era decir que pagariamos los 37,500 pesos en
libras esterlinas ó en su equivalente, que d!\cir simplemente que da!iamos todos los meses por interf'ses la
suma de 37,500 pesos. El negociador colombiano no
podia separarse de lo preceptuado por la ley de autori-
-78zaciones al Poder Ejecutivo para celebrar el contrato
y"conforme al artículo 1.0 de esa ley, que á la letra dice así:
"Art. 1.0 Facúltase al Poder Ejecutil'o para aceptar la propuesta de los acreedores extranjeros do convertir toda la deuda exterior en una nueva deuda HASTA DE DIEZ ~IILLONES DE PESOS,"
El Poder Ejecutivo tuvo que ceñirse á esa suma en
el reconocimiento del capital. Si quedábamos á deber
más de diez millones de PESOS, el contrato era ilegal; si
quedábamos á deber solamente diez millones ¡le pesos,
los intereses al 4! por 100 anual no podian exceder de
450,000 pesos, ó lo que es lo mismo, de 37,500 pesos
mensuales. Subir á la rata del interes hasta donde pueda subi,' el valor de la diferencia entre nuestros pesos y
las letras sobre Lóndres, no es entender ni cumplir lealmente el contra to por su parte los acreedores, ni es
defender con inteligencia y celo los derechos de la Ropública el gobierno por la suya.
Si la cláusula en cuestion dice, pues, algo más que
el que paguemos 37,500 pesos todos los meses, es incompatible con el artículo 1.0 del contrato que fija el
capital de nuestra deuda en 10.000,000 de pesos, y en
por 100 anual la rata del inter·es. y de estas dos
el
cláusulas incompatibles, cuál debe prevalecer '1 El artículo primero sin ninguna duda, no sólo por estar en él
condensa do el contrato todo, sino porque él llena el cupo de las facultades concedidas por la ley al Poder Ejecutivo. Dése por un momento la preferencia á la cláusula final del artículo 3,° y el contrato todo se vicia de
ilegalidad y es nulo ipso facto, pues cualquier suma que
exced~ de los 37,500 pesos representa intere.es al 4t
4,
-70-
por 100 anual correspondientes ,í un capital mayor de
diez millones de pesos, y el Poder Ejecutivo no radia
legalmente hacer semejante concesion.
y tan cierto es que el Porlel' Ejecuti,'o comprendió
la cuestion desde el principio del mismo modo que nos·
otl'OS, ~ue en vista del articulo 1.0 de la tey de autorizaciones mandó emitir por el artículo 1.° del co nven io
bonos pOI' 01 valor de dos millon es de libras esterlina s.
Sabiendo él que no podia convenir en que quedáramos
debiendo más de diez millones de pesos, es claro que al
mandar hacer la emision de dos millones de libras COIIIputó á 5 p.esos cada libra. Si hubiera cn·ido filie cada
libra valia algo más de cinco pesos, hallria ordenado
la emision por algo m énos de dos millones de libras.
Si los 10.000,000 de pesos valen sólo 2.000,000 de libras,
y sólo así puede ser lega l y estarse cumpliendo el contrato, los intereses de esa suma á la rata del 4 k por 100
estipulada en el artíc ulo 1.0 no pueden exceder de 37,500
pesos mensuales. Luego si la cláusula significa que paguemos algo más, es baldía y debe tenerse por no escrita.
El G.Ofundamento de la sentencia pierde, pues, al
examinarlo, todas la apariencias de solidez que ostenta.
VII.
Si 'tttbi(';!'a que situ(l1' en Lóndres las lib"as esterlinas, lwbria que comprarlas aqul al precio tlel
mercado; en seguida l",b"ia que enviarlas corriendo
grandes 1'ies!50s '!J pagando f"ertes aseguros. Si se
tomaran letras habría que pagarlas á como estttl1ieran y todavía quetlaria la N acion "esponsabl('; de su
aceptacion JI pago. Haciéndose la operacíon como hoy
se hace pagamos en Bogotá '!J no en Lóndres.
-80 -
Observamos. Así contesta la Cort e la objecion que
se ha hecho de que conforme al convenio tenemos derech o de paga r en Bogotá, miéntras que en rea lidad
estamos pagando en Lónd res por la inteligencia del
cont rato que el Pode r Ejecutivo ha convenido en dejarse imponer. En su contestacion muestra la Corte
un desconocimiento absoluto de cómo pasan las cosas
en el mundo mercantil.
En primer lugar aquí no seria posible comprar las
libras esterlinas, (mon eda) por la sencilla razon de que
no las hay; por consiguiente, .las conjeturas relativas á
.
. ,
nesgos o aseguros son qmmencas.
En segundo lugar, cuando la Repú blica ha teuido
que man dar sumas muy gruesas á Europa, las ha maudado siempre sin que la aceptacion y pago de las letras
hayan sido gravosas para sus intereses en lo más mínimo.
y de lo contrario que se diga cuándo recibió la Nacion
algun perjuicio por falta de aceptacion ó pago de alguna
de sus letras. De suer te que esta responsabilidad es
igualmente quimérica .
.l\1iéntras que lo que sí es cierto es que practicándose
hoy la operacion del pago de los intereses de nuestra
deuda como se practica, nosotros pagamos la conduccion á Lónd res de los fondos que entregamos en Bogotá.
t Qué otra cosa si nó es entre gar todos los meses al
agen te de los acreedores los 37,500 pesos que les debemos, más lo que lc cues ta reducirlos á letras sobre
Lónd res? La única diferencia que hay entre lo que hoy
pasa y lo que pasaba cuando la Repú blica enviaba
directamente sus fondos á Lóndres, es que la compra
de letras que ántes hacia el Teso ro de la U nion, la hace
actualmente el agente de los acreedores; pero hoy, como
ánte s el mayor valor de las letras sobre nuestra moneda
-81-
salo de las arcas nacionales, La objecion queda en pi é
sin que nadie pueda dudar, aun despues de oir á la Suprema Corte, que estamos pagando ac tualmente en libras estel'linas en Lóndres las cantidades que conforme
al contrato tenemos derecho de pagar en pesos en
Bogotá,
VIII
Prcscindimos de examinar las razones de la sentencia que se apoyan en la ley de Presupuestos tan to porque esa es su parte más floja, como porque nada tendriamos que añadir á lo que sobre esa materia dijimos
en nuestl'o artículo precedente,
Obsel'vamos ademas que la Cor te ha tenid o á bien
desentenderse de las argumentaciones basadas en el al'tículo 1,° del contrato en concordancia con la ley de
autorizaciones, con las cuales se demuestra la ilega lidad
do cualquier pago que supere la suma de 37,500 mensuahnente, y de las basad as sohre 01 artíc ulo lO, que
convence hasta la evid encia de qu e los contrata ntes estimaron ellos mismos para los efectos del convenio la
libra esterlina á razon dEl cinco pesos,
Observamos tambien el silencio que la Corte guarda respecto del cargo emboscado que so ha hecho á la
Oficina gencral de Cu entas de ha bel' mlsiocado un artículo del Código Fiscal. Si le ha pal'ecido fund ado el
cargo su deber ha sido mandar e nca usa r á los responsables ; si lo ha creido ligero é infundad o, su deber ha
sido decirlo eon fl'anqu eza y hace r pública ju"ticia á un
Trihunal elevado y respetabl e no sólo por Sil disting uido
6
-82-
personal sino por el rango público que en la jerarquía
<oficial ocupa.
Dijimos al comenzar el estudio de esta sentencia
que lo ha ciamos con pena, y con pena lo terminamos.
Sentimos tener tanta razon contra el primer Tribunal
de la República sobre todo tratándose de esta cuestion
en que los extraños hemos tenido que salir á recoger
los derechos de la N acion sacrificados y abandonados
por sus apoderados á quienes ella paga para que los
cuidt'n. Nosotros querriamos que los fallos de la Suprema Corte fuesen inapelables ante la justicia, ante la
ciencia, ante la ,razon y ante la filosofía, como lo son en
el órden de la jerarq uía judicial. Desgraciadamente en
esta vez la Corte ha pagado su tributo á la flaqueza humana, y su debilidad en forma de sentencia costará algunos miles de pesos á nuestro Tesoro. Puede ser que
haya todavía quien estudiando con más cnidado y atencion el contrato de 1: de Enero último, haga parar en
alguna parte el mal que le ha causado á la República
su actual Gobierno.
Mucho se babia de honradez, de moralidad, de puntualidad en el cumplimiento de los compromisos contraidos por la Nacion, como si ese lenguaje fuera compatible con el Melisaje del 4 de Abril de 1872 y con las
leyes de crédito público que se siguieron. Los que iniciaron la época de su gobierno declarando que no pagarian las deudas de la N acion en los términos de sus
compromisos, debian concluir pagando lo que la Nacion
no debe para restablecer su crédito. Era mejor no haberlo_perdido que tratar ele recuperarlo de un modo
-83-
que nos hace aparecer estúpidos despues de habernos
mostrado tramposos. La honradez verdadera que paga
lo que debe y al vencimiento del plazo, no se finge puntillosa en pagar lo que no debe, ni en adelantarse á pagar la víspera
El regocijo que ha causado en las regiones oficiales
la sentencia de la Corte, no se explica. Los acr~edores
extranjeros ganan el pleito, la República lo pierde y son
los guardiantes de su tesoro los que se alegran. Si la
sentencia hubiera sido justa habria sido lícito aplaudirla
con la razon; con el sentimiento jamas.
CARLOS HOLGUIN.
LA MEMORIA DEL SENOR SECRETARIO DEL TESORO YCREDITO NACIONAL EN 1811.
\
LA
DEMORA que ha sufrido esta publicacion
nos permite añadir unas cortas observaciones relativas
á la parte de la Memoria de la Secretaría del Tesoro
en qUfl se trata la cuestion de la oquivalencia de las
libras esterlinas. El señor Secretario se queja de que la
Oficina general de Cuentas haya contribuido tambien
á embarazar la marcha del convenio de l.' de Enero
de 1673 con la inteligencia que ha dado el artículo 3.'
de aquel documento; y afirma que" semejante cuestion
" no se habria suscitado en ningun otro pais por inútil,
" ó que habria sido de muy poco momento, pues habria
"bastado para desvanecerla lo siguiente, muy notable
" sin duda:
,
-8{-
"l.' La manifestacion oficial hecha por los contra" tan tes de que lo que habian estipulado era la equiva" lencia comercial y no la aritmética;
"2: El fallo de- la misma Oficina aceptando como
" bueno y legal (;1 pago hecho conformo á esa eqUivalencia ; y
" 3:' El voto del Congreso en el asulllo."
Veamos la fuerza de estas razones que tan notables
le han parecido al señor Secretario.
l.' La primera vale bien poco por mucha que sea la
confia nza que el señor Secretario se inspire á sí mismo,
pues en el curso de esta publicacion se ha demostrado
más dc una vez que el señor Secrctario no se hizo bien
cargo de todas las cláusulas del convenio que firmó el
lo' de enero de 1873. En esta opinion nos ratifica el
empeño que toma en repetir tantas veces en su memo·
ria de este año, que él redactó y escribió el convenio,
cosa que él debia suponer creída por todo el mundo y
que só lo no siendo cierta podía dar lugar á tan extraño
empoílo.
Recordamos que un R epresentante ajeno al negociado del CJ'édito público, se valió de un hombre entendido en esas materias para que le escribiera un informe
en cierta notable ocasiono Al oir la Cámara la lectura
del documento se apoderó de ella un sentimiento de
desconfianza respecto de la paternidad del informe,
sentimiento que se tornó en certidumbre del adulterio
cuando el supuesto padre tomó la palabra para apoyar
su obra, que nadie comba tia, y comenzó diciendo: "este
informe que yo mismo he escrito con mi propia mano
despues de haberlo estudiado y pensado mucho &c. &c."
Que otros hayan tratado de hacer valer la manifes-
•
-85-
lacion de los signatarios del convenio pued e pasar por
via de argumento, aunque argumento de mala ley; pero
en boca del mismo negociador sienta muy mal semejante
explosion de orgullo tan infundado. Por lo demas nos
remitimos á lo que sohre este punto dejamos consignado
en la introduccion á la página 4.
2." El fallo anterior de la Oficina general de Cuentas
no hahia existido, y no sabemos qué sea lo que llama
así el señor Secretario. Que uno de los señores Contadores no hubiera creido deber glosar en el sentido que
lo hizo el señor Grau las cuentas anteriores de la Tesorería general, tal vez por no hab er caido en la cuenta
de la dificultad, no qtíiere decir que hubiera habido fallo
de la Oficina. Por el contrario, lo que consta es que el
dia en que la Oficina trajo á su estudio el punto y lo
examinó, formó su opinion y fa lló en semido contrario al que el señor Secretario indica. E ste argumento
se parece, pues, mucho á lo que pudiera llamarso una
falsedad.
3." El voto del Congreso es otra cosa del todo inflxacta, y sobre la cual nos excusa de agregar nada lo
que dejamos dicho á la página 62 y siguientes.
El señor Secretario agrega que discutió el punto
con el señor Agente de los acreedores cuando estaban
ajustando el convenio; que trató de obtener el que se
tomase por base la unidad monetaria de Colombia, es
decir el peso de oro; pero que no pudo rebatir las siguientes razones que se le opusieron por aquel:
l.' Que el convenio estaba destinado á durar muchos
años, y que nosotros podiamos ca mbiar nuestra unidad
monetaria, y esto dar lugar á dificultades.
El señor Secretario pudo haberle replicado que
-86-
veinte millones de veces puede cambiarse y se ha cambiado de unidad monetaria en los diversos paises del
mundo sin que eso haya producido ni podido producir
tales dificultades. Nosotros no somos cafres ni hoten·
totes para que se pudiera temer que un Congreso cambiase la unidad monetaria sin consideracion á la razon
aritmética. Así cuando la ley dijo que el peso constaria
de diez reales en lugar de ocho, declaró reducidas todas
las deudas y las obligaciones en la proporcion correspondiente. Del mismo modo, si mañana la ley llamase
peso á la moneda de cinco reales, declararia duplioadas
todas las deudas y todas las obligaciones. Y aun cuando
la ley no hiciera semejante deClaratoria ella seria hecha
por la razon y por to.los los tribunales y juzgados ante
los cuales se llevase la cuestiono
Esto sin contar con que tampoco es imposible que
en Inglaterra se cambie la unidad monetaria.
2.' Que debiendo circular los bonos en Europa,
gozarían de mejor crédito en los mercados y en las
bolsas representando libras en vez de pesos. El señor
Secretario pudo haber replicado que el crédito de la
República, y por consiguiente el de sus papeles en Europa, dependerá siempre de la puntualidad en el cumplimiento de sus compromisos y de la confianza que sus
gobiernos inspiren, no de la moneda en que pague sus
deudas. Pudo haber agregado que al oro sólo en Bogotá se le hacen ascos; pero que fuera de aquí todavía
es solicitado con empeño.
3." Que ya habian estipulado que las emisiones de
Bonos se hicieron en ;/;;, y que seria entrar en confusion, pagar en pesos los intereses correspondientes á
esas obligaciones.
-87El señor Secretario no debió convenir en que las
emisiones de Bonos se hiciesen por L, 1.° porque el
Congreso le ordenó al Poder Ejecutivo que no obligase
á la República sino por peso~; y 2.° porque todo gobierno que se estima en algo emplea en sus pagos la
moneda nacional y no se empeña en desacreditarla.
Pero aun despues de haber pasado por la humillacion
de hacer la primera concesion, el señor Secretario pudo haberse excusado para insistir en que 108 intereses
se pagasen en moneda nacional con el hecho cierto de
no existir en cantidad suficienté la moneda esterlina
para hacer en Bogotá todos los meses los pagos correspondientes ; y ademas con su obligacion de someterse á
la ley de autorizaciones que debia valer para él tanto por
lo ménos cuanto valian para el señor Agente de los
acreedores las instrucciones de sus comitentes. De suerte que los acreedores tenia n un comisionado que veia
por sus intereses y se sometia á sus instrucciones; y la
República tenia un encargado de respetar las instrucciones dadas por los acreedores extranj eros y de mostrarse no solo obsequioso con sus intereses sino olvidadizo de sus instrucciones.
Ya se ve; teniendo la República sus intereses en
manos de un Gobierno y de un Secretario que no podian contestar semejantes razones y las declaraban perentorias, era imposible que sus interes·es no fueran sacrificados. Más por fortuna el señor Secretario habló
en prosa sin saberlo, y con las pocas palabra" ó su equi valente " qne agregó al artículo 3.° salvó en esta ocasion
mal de su grado los intereses que en peor hora se confiaron á su cuidado.
Seria por demas proseguir en el exámen de la parte
,
-88-
do la Memoria referente á esta cuestiono En toda ella
se descubre la misma perspicacia, las mismas nociones
económicas, la misma solicitud oficial que revela el párrafo en que se reconoce que el negociador inglés dejó
callado al negociador colorilbiano con las inconcusas é
incontestables razones citadas.
Por nuestra parte hemos estado más de una vez
resueltos á suspender esta publicacion, y si aún persistimos en que vea la luz, es con el desaliento consiguiente
al más inesperado desengaño. En efecto, ella va especialmente dirigida al mismo Congreso que acaba de
prestarse á remover al señor Flavio Pinzon del puesto
que ocupaba en la Oficina general de Cuentas de donde
el Poder Ejecutivo se ha esforzado con empeño en expulsarlo. El solo hecho de defender con celo y dignidad
inusitados en la presente época los intereses públicos,
el arrostrar en esa defensa el encono de los que disponen ad libitum de las colocaciones oficiales y del Presupuesto de rentas, ha debido obligar al Congreso á
reelegir al señor Pinzon, aun admitiendo que hubiera
errado al fallar la cuestion p,·esente : á fOl·tiori, estando
como está toda la l"azon de su parte. Más, si al trabarse
la lucha entre los fieles mastines y los insaciables lobos,
llegan los pastores á ponerse de parte de estos últimos,
i, qué esperanza le queda al infeliz rebaño?
Bogotá, 12 de Marzo de 1874.
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