INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY

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INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY
CAMPUS CIUDAD DE MÉXICO
Medios masivos de comunicación: ¿Cuarto Poder o mecanismo de otro poder?
Dos casos latinoamericanos
Índice
Introducción
Los medios masivos de comunicación ostentan hoy en día un peso mayor en el ámbito político de los países
de todo el mundo. América Latina no es la excepción. La mediatización de la política ha sido un fenómeno
propio de la globalización; los acontecimientos tienen mayor alcance gracias a la cobertura que los medios de
comunicación masiva eligen darles. Actores estatales y no estatales apelan a los medios para popularizar sus
causas y conseguir sus objetivos, así como los medios también ejercen presión sobre estos actores y sobre el
Estado. Por ello los medios masivos de comunicación han sido revestidos del polémico titulo de Cuarto Poder.
Grandes potencias mundiales tienen un mayor peso en el control de las telecomunicaciones, tanto por su soft
power como por el dominio en la tecnología. Por ello, la primera potencia que es Estados Unidos llega a tener
injerencia en asuntos de política interna de países en vías de desarrollo. Sin embargo, los medios poseen en sí
mismos un peso especifico dentro de la toma de decisiones políticas y el desarrollo de acontecimientos. Por
añadidura existen los oligarcas de los medios, los grandes propietarios privados que responden a los mas
variados intereses, desde monetarios hasta de poder, lo cual se percibe como un elemento no democrático en
la comunicación.
Tal ha sido el caso del fenómeno Fujimori de marketing político y los video escándalos de México, ejemplos
representativos pues en cada caso se exponen móviles, medios y desenlaces distintos del uso (y en ocasiones
abuso y manipulación) de los medios, pero también viceversa, del poder que ostentan lo que se cataloga como
Cuarto Poder y su capacidad de generar cambios en el panorama actual de toda América Latina como parte de
la globalización del manejo de la información.
Objetivo e hipótesis
El objetivo del presente trabajo es exponer si los medios en América Latina representan un Cuarto Poder hoy
en día o si, por otra parte, se limitan a ser medio y mecanismo del poder político. La hipótesis se centra en que
aunque haya casos representativos en América Latina en los que los medios ostenten un verdadero poder, son
casos aislados o con un interés subyacente ajeno a los propios medios.
Metodología
Por una parte, expondré brevemente el efecto de la globalización sobre la comunicación de masas, y el efecto
de ambas en el manejo de la política, de una forma general. Además, ya que la presente investigación se
centra en la situación de América Latina, se irán exponiendo ejemplos representativos del papel de los medios.
En principio, una exposición de lo que es el Cuarto Poder resulta clave para dirigir la exposición del tema.
Cabe señalar que los medios de comunicación masiva no adquieren real envergadura sino hasta la aparición de
regímenes democráticos; es hasta entonces que encuentran su calificativo de Cuarto Poder. Por ello la línea de
investigación se centra en la actualidad y en regímenes que se califican a sí mismos como democráticos.
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La pregunta central de investigación y el problema principal es qué peso tienen los medios masivos de
comunicación actualmente en la política en América Latina. Por la limitante del tiempo sólo se expondrán dos
casos representativos y se deja abierta la oportunidad para trabajar más a profundidad la presente
investigación en semestres ulteriores, incluyendo casos como el Golpe Mediático en Venezuela durante la
administración chavista.
Cuarto Poder: medios masivos de comunicación y democracia
Aunque en la actualidad la presión comercial y la amenaza de juicios costosos ponen nerviosas a las empresas
noticiosas cuando se trata de apoyar el reportaje investigador, éste sigue siendo fuerza potente en el
periodismo de Estados Unidos y América Latina y una de las contribuciones más importantes de la prensa a la
democracia, asegura Silvio Waisbord, Autor de Watchdog Journalism in South America: News,
Accountability, and Democracy (Periodismo Vigilante en Sudamérica :Noticias, Responsabilidad y
Democracia).
Durante la década de 1970, los reporteros desempeñaron un papel decisivo en revelar lo que llegó a ser el
escándalo político más grave de Estados Unidos del período posterior a la Segunda Guerra Mundial. Los
periodistas de Washington siguieron la pista de un hurto menor en el edificio de oficinas de Watergate, hasta
llegar a la Casa Blanca. Este reportaje llevó a investigaciones congresionales y finalmente a la renuncia del
presidente Richard Nixon.
Sin embargo este caso no resulta más allá de una excepción. Los periodistas han probado no ser héroes, las
publicaciones no han sido un rival para el poder político ni han sido determinantes en asuntos de justicia
social. Por tanto surge la pregunta: ¿juega, en la práctica, un papel importante el periodismo en las sociedades
democráticas? La respuesta es que sí, como se expondrá a continuación en los casos del marketing político de
Fujimori y de los video−escándalos mexicanos.
Las sociedades democráticas se han generalizado a partir del Nuevo Orden Mundial, esto es, desde la caída
del bloque socialista. Marcan el supuesto paso a la modernidad de convivencia más equitativa y justa, por su
característica de representatividad. Para que exista una democracia es necesario tener una ciudadanía que
participe en la elección de sus gobernantes, un aparato de gobierno y un medio de comunicación entre el
gobierno y la ciudadanía, que le brinde voz a la sociedad civil. Dada la densidad demográfica de las naciones
en la actualidad, la comunicación entre gobierno y ciudadanos cada vez depende más de los medios masivos
de comunicación.
De acuerdo con Fraser Bond, en su libro Introducción al periodismo: estudio del cuarto poder en todas sus
formas, el periodismo, ya sea por medio del periódico impreso, de la radio o de la televisión, contribuye a la
democracia manteniendo a la ciudadanía al tanto de los hechos. La información es un recurso vital para
habilitar a un público que funja como vigilante y que sea capaz, en última instancia, de hacer responsable al
gobierno mediante su voto y participación. Un medio masivo de información hoy en día existe para: informar,
interpretar, servir y divertir. Cuando Bond se refiere a servir significa que el medio sirve a la población para
vigilar con espíritu crítico al gobierno y a los servicios públicos. (Bond, 1992).
Además, la prensa señala (en el mejor de los casos, cuando no es presa de la censura) abusos o delitos
perpetrados por las autoridades. Desde esta perspectiva, el reportaje producto de investigación es una de las
contribuciones más importantes de la prensa a la democracia; está vinculado a la lógica de limitación y
equilibrio de poderes de los sistemas democráticos.
Casos equiparables a la gran hazaña periodística del Watergate se han dado en América Latina, con el
descenso de Fujimori o la puesta en evidencia de la corrupción de ciertos personajes políticos mexicanos. Sin
embargo, permanece el cuestionamiento: ¿los medios fungieron como vigilantes o respondieron a otros
móviles menos éticos ajenos al verdadero quehacer periodístico? Esta pregunta permanecerá abierta pues es
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prácticamente imposible conocer el móvil subyacente a la acción, no obstante la corrupción ha quedado al
descubierto ante la sociedad civil, y sea por el móvil que fuere, los medios cumplieron con la exposición de
los delitos.
Medios masivos de comunicación: dos casos latinoamericanos
América Latina es una de las pocas regiones del mundo donde los mass−media bajo control privado y de
orientación comercial predominan sobre cualquier otra forma de organización de los media, señala Elizabeth
Fox en su presentación al libro Medios de Comunicación y Política en América Latina. La autora estima que
algunos de los imperios mediáticos latinoamericanos compiten a la altura de los europeos o estadounidenses.
En la era de la información, los medios constituyen una parte fundamental del proceso globalizador, haciendo
posibles comparaciones tales como la realizada entre los medios latinoamericanos con aquellos del resto del
mundo.
El autor Malcom Waters asocia el aceleramiento de la globalización con la modernización, basándose en las
teorías de diferenciación y cultura de Durkheim. En estas teorías se expone que la industrialización tiende a
debilitar las convicciones colectivas y abre camino para el desmantelamiento de fronteras entre sociedades.
Esto facilita que un hecho que haga noticia se exponga al mismo tiempo en varios lugares del mundo,
generando un impacto mayor y una presión sobre los implicados en tal acontecimiento.
Max Weber, por otra parte, expone una tesis que se inclina hacia la racionalización. La racionalización entre
sociedades implica que en el proceso de globalización todas las culturas se caracterizan por la
despersonalización de las relaciones sociales mientras que se extiende el control racional sobre los procesos
tanto naturales como sociales.
De esta forma, lo sucedido en el seno de una sociedad ya no sólo le concierne a sí misma sino a la aldea
global. Durante el fenómeno Fujimori, muchas instituciones −como la Sociedad Interamericana de Prensa, la
SIP, o el Comité para la Protección de Periodistas, con sede en Nueva York−− denunciaron en reiteradas
ocasiones las constantes violaciones a la libertad de prensa, ya que la libertad de prensa en el Perú, durante el
régimen de Fujimori, estuvo seriamente amenazada.
Parte de la modernidad ha sido la industrialización y la racionalización del cómo nos informamos y nos
comunicamos: las grandes empresas en las que se han convertido los medios masivos de comunicación. Por
esta condición empresarial de los medios de comunicación es que es posible explicar un fenómeno de
marketing político tan exitoso como el de Alberto Fujimori en Perú.
Fujimori accedió al poder en 1990. Para su triunfo electoral, contó con el apoyo del ex Presidente Alan
García, quien en los últimos días de su gobierno, puso a disposición del desconocido candidato presidencial
Alberto Fujimori, recursos de los que disponía. Es así como se puso a las órdenes del candidato Fujimori al
Jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), el General Edwin Díaz, quien colaboró con todos los medios
disponibles con la campaña presidencial de Fujimori. Posteriormente Vladimiro Montesinos ingresó con
Fujimori en julio de 1990 y desde entonces adquirió un poder de efecto incalculable en todas las esferas del
Estado.
Así es como Montesinos se desempeñaba formalmente como asesor del Servicio de Inteligencia Nacional
(SIN): Los medios de comunicación en Perú siempre estuvieron al servicio de los intereses políticos de de
Fujimori, ya que siguieron la estrategia del control silencioso y progresivo en los medios que es lo que las
dictaduras suelen hacer controlando a la prensa. En el Perú existió un control sutil hacia los medios a través de
la extorsión, las ayudas tributarias y la compra de quienes dirigían los principales medios de comunicación
masiva como la televisión. A ello se agregó la fabricación de una prensa amarilla o de escándalo, para destruir
a los enemigos del régimen.
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Antes de la llegada de Fujimori al poder, los principales medios de comunicación, en especial cadenas
televisivas y algunos medios de prensa escritos peruanos, tenían una fuerte deuda tributaria y procesos
judiciales pendientes. Por ello el principal objetivo de Fujimori fue el de manipular los medios para
someterlos a sus intereses. La técnica consistía en conceder favores económicos ilegales a cambio de un
apoyo absoluto a las iniciativas políticas de su gobierno.
A los importantes empresarios dueños de los medios de comunicación se les sobornaba con fuertes sumas de
dinero. Aquellos medios que ofrecían una temerosa resistencia fueron doblegados. Los medios de prensa que
defendieron su independencia se enfrentaron a constantes presiones tributarias y políticas, y sus directivos
fueron acusados por la prensa adicta al régimen, recibiendo incluso amenazas de muerte.
Por otra parte, para hacer un análisis acerca de cómo la globalización ha permeado las distintas capas de la
vida social, Malcom Waters propone una división de la misma en tres arenas teóricas: la economía, la política
y la cultura. Las últimas dos comprenden el tema que atañe a la presente investigación, por lo cual serán los
únicos abordados. La arena política de la sociedad está formada por arreglos sociales para la aplicación y
manejo del poder. La cultural, por su parte, son arreglos sociales para la producción, intercambio y expresión
de símbolos (hechos, afectos, creencias y valores). Así, la política manejada a través de los medios masivos de
comunicación es un arreglo para el manejo y la aplicación del poder a través de la producción, el intercambio
y la expresión de símbolos.
Los intercambios simbólicos de los medios no conocen fronteras. Como planteara Joseph Nye Jr., el contenido
de los medios encuentra muy fácil su exportación e importación, su consumo en países extranjeros y
constituye uno de los tres niveles importantes de manejo de poder (siendo los otros dos el militar y el
económico). Las cuestiones políticas sí solían conocer fronteras; sin embargo, con la mediatización de la
política esto ya no es del todo cierto. Un acontecimiento de la política interna de un país se conoce de manera
casi inmediata en cualquier parte del mundo si dicho acontecimiento es transmitido por un medio de
comunicación masiva.
Mientras los intercambios políticos se den de manera simbólica (esto es, a través de los medios), la política
estará siendo globalizada. Las repercusiones de dicha globalización no se dejan esperar. La interdependencia
que provocan las tecnologías globalizadoras está en crecimiento. Para Mc Luhan, un principio determinante
de la cultura es el medio por el cual se transmite: la política está siendo definida por el medio por el cual se
propaga la información. Aún más, se apela a los medios para hacer de un hecho un acontecimiento del interés
público.
La política se expone y se consume como un bien cultural. John Street considera que los lectores y
espectadores de los medios se construyen a sí mismos por medio de lo que leen, ven y escuchan. Entonces, si
a través de los medios más personas pueden leer y ver lo mismo, tanto los consumidores de acontecimientos
políticos como los que hacen política tienden a ser, a su vez, iguales entre sí. Al construir a los lectores,
espectadores, escuchas y políticos, los medios masivos de comunicación también constituyen a la política.
Es por tal razón que para que, hoy en día, un acontecimiento se perciba como trascendente en el ámbito
político, es necesario que llegue a los medios masivos de comunicación y que estos le asignen un espacio
entre sus agendas. En la política, especialmente en los regímenes democráticos, los medios de comunicación
tienen un papel esencial en los procesos de socialización. Los medios afectan de manera directa el desempeño
de las autoridades y los actores políticos, a la vez que alientan en la sociedad un interés por involucrarse en la
vida política y pública (cuestión que se abordará con más detenimiento en el apartado dedicado al Cuarto
Poder). Como se ve en el caso de Alberto Fujimori, de acuerdo con Jean Mouchon, los medios masivos de
comunicación determinan la forma de hacer política porque los mismos políticos se someten y hacen uso del
marketing de las grandes redes de información.
A esta forma de operar de los medios en su interacción con la política en el ámbito global, resulta el interés
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del gobierno de Fujimori a tener una dominación absoluta de los medios masivos de información. El Servicio
de Inteligencia Nacional (SIN) contaba con una partida secreta millonaria, destinada a comprar a algunos
hombres de prensa, así como financiar el surgimiento o sostén de algunos medios de prensa. Por tanto éstas
fueron las promotoras de los planes estratégicos del gobierno, influenciando en la opinión pública nacional,
atacando al mismo tiempo a los adversarios al régimen. Más aún el ex asesor presidencial de Fujimori ,
Vladimiro Montesinos solía filmar en secreto sus reuniones para luego realizar chantajes.
Todos los días hay grupos esforzándose por alcanzar la cobertura de un medio de comunicación masiva para
dar peso a un movimiento, para conseguir un fin político o simplemente para impactar a la comunidad global.
De acuerdo con Robert J. Holton, los acontecimientos que sí hacen noticia, aunque provengan de un pequeño
poblado o sean cuestiones que sólo conciernen a un país, se tiene la certeza de que serán acontecimientos
globales ya que el resto del mundo se enterará (y llegará a opinar acerca) de ellos. Por ende, los gobiernos ya
no son capaces de tomar decisiones sin tomar en cuenta el clima político global, y la opinión pública que esto
genera.
Este es el marco de un país de la región, Perú bajo la administración Fujimori − Montesinos, en el que el
poder ha sido parcialmente revelado; los videos levantaron las sospechas, mostrando la construcción de una
sociedad controlada, donde la dominación mediática, logra recomponerse alrededor del llamado "pensamiento
único", legitimando los planes norteamericanos de consolidación del poder y expansión del capital en una
estrategia compartida por los gobiernos de Bill Clinton y Fujimori. El Gobierno de Fujimori y Montesinos
estuvo dirigido junto con la CIA y el Departamento de Estado de los Estados Unidos, organismos que
preparaban los planes en el Sistema de Inteligencia Nacional (SIN) y los ejecutaban con la ayuda de las
Fuerzas Armadas a través de los poderes del Estado totalmente monopolizados por esa partida.
Los medios de comunicación tuvieron varias funciones como la difamación de personajes de oposición,
fueron parte de la maquinaria reeleccionista, publicitaban al Gobierno legitimándolo, sirvieron para distraer a
la opinión pública de la nación, con programas de un bajo o nulo contenido cultural y en otros casos
manifestaciones denigrantes y vergonzosas, como con los cómicos ambulantes las telenovelas, los Talk show
y entro otras cosas llegaron a ciertos extremos como la campaña de desprestigio de un candidato opositor
(Alberto Andrade) en la primera reelección. A través del SIN controlaban algunos medios y además contaban
con una prensa propia. Por lo que mucho dinero se destinó a en operativos de control social, como se pudo
observar en los videos donde aparece el propietario del diario Expreso− o Raúl Romero −canta−autor y
representante de un conjunto musical− recibiendo millones de dólares por sus servicios.
Y así muchos otros ejemplos como el del el presidente de Panamericana Televisión, Ernesto Schutz, que
recibió la cantidad de once millones de dólares a cambio de su silencio y el apoyo de su red de televisión una
de las más grandes del país a los objetivos del gobierno de Fujimori. América Televisión, fue otro medio
controlado por el régimen. Su director, Francisco Crousillat, firmó con Vladimiro Montesinos un contrato de
prestación de servicios por un año, por un millón y medio de dólares. El contrato que firmaron estipula que no
podían dar ninguna noticia sin antes haber pasado por revisión de Montesinos. El empresario Eduardo Calmell
del Solar, por entonces director del periódico Expreso también aparece en un vídeo, recibiendo de manos del
propio Montesinos la cantidad de dos millones de dólares. Actualmente todos estos empresarios se encuentran
prófugos de la justicia, y actualmente piden su extradición y enjuiciamiento.
Pero el soborno no era el único método, ya que Fujimori también adoptó intrincados mecanismos financieros
que le permitían compartir o acceder a la propiedad de los medios. Como el caso más sonado sobre
persecución contra el empresario televisivo de origen judío Baruch Ivcher Bronstein, accionista mayoritario
de Frecuencia Latina, otra red televisiva de alcance nacional. En los días previos al inicio del operativo para
despojar a Ivcher de su nacionalidad peruana, Contrapunto, un prestigioso programa periodístico que se
encargaba de revelar algunos de los atropellos del régimen de Fujimori, difundió un programa donde se
denunciaba que el narcotraficante Demetrio Chávez Peña Herrera, alias ¨El Vaticano¨, había sobornado a
Vladimiro Montesinos para operar libremente en la ciudad de Campanilla, en la región selvática de Huallaga.
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También reproducía las explosivas declaraciones que Chávez Peña Herrera dio ante un tribunal civil el 16 de
Agosto de 1996. Enterados de las intenciones del canal de difundir las declaraciones del narcotraficante, ese
mismo día, un emisario de Montesinos visitó a Baruch Ivcher en su canal de televisión, Frecuencia Latina. El
emisario solicitó a Ivcher no emitir las afirmaciones de Chávez Peñaherrera y no sacar al aire ninguna
investigación sobre el asunto. A cambio de este favor, el emisario ofreció a la estación un exclusivo
largometraje de la persecución del Vaticano y su captura en Colombia. Ivcher rechazó la oferta y dos días más
tarde el programa de noticias "Contrapunto" de Canal 2 transmitió las afirmaciones de Chávez Peñaherrera.
En represalia por ello, se montó un operativo ilegal que le despojó a Ivcher de su nacionalidad peruana, con la
intención de que se aplique la ley de telecomunicaciones peruana que prohíbe que extranjeros tengan la
propiedad de medios de comunicación. Luego de ello, la persecución política contra él y su familia fue
implacable debiendo dejar el país con su familia, por reiteradas amenazas contra sus vidas.
El Gobierno de Fujimori, al carecer de una estructura partidaria que le proporcione un soporte político y le
permita el contacto con la ciudadanía, a partir del golpe de Estado del año 1992, utilizó a los medios de
información en especial la televisión, para suplir esta deficiencia, porque gracias a estos últimos, podía llegar
directamente a los ciudadanos para acrecentar su popularidad y la del régimen. De igual modo, se utilizó la
colocación de la publicidad estatal como incentivo para los medios anuentes al gobierno, así como el acceso a
las "primicias noticiosas" de la época sólo fue para los medios amigos del gobierno.
Por medio de la exposición de videos filmados en el Servicio de Inteligencia Nacional, se ha podido apreciar a
los dueños de los principales medios de comunicación, recibiendo dinero o tratando de encontrar salidas a los
apuros que tenían en esos momentos con el poder judicial, pudimos constatar lo que todo el mundo sabía que
estaba pasando.
Precisamente, a partir de algunos de esos videos, fue que comenzó a desatarse la madeja de corrupción en la
que terminó envuelto el propio Montesinos. Sus revelaciones podrían implicar a ex funcionarios de Fujimori,
empresarios, militares, jueces y periodistas. El ex hombre fuerte del Perú enfrenta en total 140 investigaciones
que involucran a 553 personas, según el Poder Judicial.
Existen jerarquías dentro de los mismos medios de comunicación. En la actualidad, la televisión ha superado a
la prensa y se ha colocado en primer lugar en cuanto a la difusión de información política. La secuencia de
imágenes resulta mucho más impactante que los medios escritos y a la vez hace a la información más
fácilmente digerible. Según Giovanni Sartori, saber de política es importante aunque a muchos no les importe,
porque la política condiciona toda nuestra vida y nuestra convivencia. Gracias a la actual facilidad para
acceder a las noticias globales, el espectador o lector tiende a opinar, sobre todo como se le induce a opinar y
sobre lo que se elige que las personas opinen. La opinión pública se globaliza también porque los medios
masivos de comunicación eligen qué mostrar, y estos temas serán los únicos sobre los cuales se genere
opinión. Además, dependiendo qué medio de comunicación masiva se elija, las opiniones serán generalmente
poco dispares.
Cada vez más el individuo es un ser público (tanto miembro de la comunidad global como miembro de su
comunidad política) y privado al mismo tiempo, así como cada vez las políticas de relaciones exteriores y las
políticas internas de un país no pueden ser consideradas cosas aparte. Mientras que una persona puede
considerarse al mismo tiempo un ciudadano y un miembro de la raza humana, un país debe mirarse a sí mismo
como una entidad soberana y como una parte más de la comunidad internacional. Esto se debe, de acuerdo
con Jürgen Habermas, a que el público (o lo público) es el producto de los medios masivos de comunicación,
que a su vez son globales, por lo que lo público tiende asimismo a globalizarse. En The Structural
Transformation of the Public Sphere, Habermas expone que existe una conexión entre el surgimiento de la
prensa y el desarrollo de un diálogo público político. Esto ha resultado en una serie de cambios en la
estructura del poder en los países industrializados. Ya que la prensa articula las noticias políticas, la opinión
pública que surge de ellas le da legitimidad al constructo del sistema de comunicación de masas.
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No es de sorprenderse entonces que no se limitara a México el revuelo causado por los recientes (numerosos y
consecutivos) video − escándalos. De acuerdo con lo antes expuesto no resulta extraño el que los videos de
actos de corrupción de mandatarios mexicanos llegaran a las noticias nacionales e internacionales. Es evidente
que existen intereses subyacentes a esta supuesta transparencia y vigilancia mediática. Es imposible
conocerlos, saber quién de primera mano tomó el video y con qué fin lo hizo llegar a los medios. Lo que sí se
sabe es que optó por el medio más eficiente en la velocidad de transferencia de información y el grado de
credibilidad que merece de los espectadores: la imagen.
En las últimas fechas han ocurrido en nuestro país una serie de hechos que han conmocionado a la población
en general. Esta situación se refiere a los casos de corrupción que han sido televisados, los famosos video−
escándalos. Estos consisten en la grabación y, posterior publicación, de actos corruptos en los cuales se han
visto envueltos personajes políticos de la Ciudad de México. Entre estos videos se encuentran los de René
Bejarano y Carlos Ímaz recibiendo dinero de Carlos Ahumada (importante empresario mexicano) así como
también aquel en el que se observa al secretario de finanzas del gobierno del Distrito Federal jugando en Las
Vegas.
La importancia de estos hechos radica en la forma en que su presentación a la sociedad, a través de los medios
de comunicación, genera una situación de conflicto y de descontento dentro de ésta. Es dentro de situaciones
de este tipo en las que los medios de comunicación demuestran su influencia y manejo como cuarto poder, ya
que generan cierta influencia dentro de la sociedad y modifican su forma de pensar, así como también les
crean un determinado criterio.
Refiriéndonos al caso del secretario de finanzas del Distrito Federal, es una situación que genera gran
descontento dentro la población debido a los gastos excesivos que fueron hechos por esta persona en Las
Vegas. Fueron publicadas y, hechas del conocimiento de toda la sociedad, las cuentas de hotel que esta
persona pagó y que además este tipo de viajes se dieron en repetidas ocasiones, lo cual a simple vista expone
el uso ilícito de recursos monetarios del país, lo cual es una gran causante de disgusto social.
En cuanto a los caso de René Bejarano y de Carlos Ímaz la situación es un poco más importante debido a que
se ve a los funcionarios públicos recibiendo dinero de otra persona, lo cual es interpretado como el pago por
ciertos favores hechos al empresario, lo cual nos lleva a pensar a los altos índices de corrupción a los que se
está enfrentado nuestra sociedad, lo cual es a su vez otro motivo de disgusto social.
Las repercusiones de estos videos las obtienen los partidos políticos a los que pertenecen estos funcionarios
públicos ya que sus niveles de popularidad disminuyen con situaciones como estas. Tal es el caso de Andrés
Manuel López Obrador, gobernador del Distrito Federal, quien ha tenido una baja en sus índices de
popularidad debido a la publicación de estos videos en donde funcionarios públicos, pertenecientes a su
gabinete y a su partido político son expuestos ante la sociedad en situaciones delictivas.
Conclusiones
No obstante las limitaciones de los medios como vigilantes son tajantes. La libertad de expresión no es
completa; por ejemplo, el periódico se encuentra supeditado a su ser negocio, vendido en cierto grado a
aquellos que le pagan para publicar anuncios. El marketing puede condicionar lo que se imprime, poniéndole
un precio a la información y a los hechos. También (y en especial) la censura proviene del gobierno, si bien
cada día se gozan de más libertades e iniciativas de ley a favor de los periodistas. Si no hay transparencia, al
menos en el régimen democrático debe fingirse, a pena de que el gobierno pierda credibilidad y legitimidad.
La libertad de prensa será una utopía perseguida por el periodista ético y comprometido, y no hay por qué
descorazonarse en esa lucha que cada día se vuelve más factible.
Sería una falacia afirmar que hoy en día en el mundo se opina lo mismo, que los procesos políticos ahora son
todos iguales entre sí, o inclusive que la globalización es un fenómeno nuevo, homogéneo y homogeneizante
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que conduce a la democracia, el progreso y el bienestar universal. Lo expuesto en la presente investigación
indica que los medios masivos de comunicación, como una vinculación Estado−empresa, han sido un
elemento clave en los inminentes procesos de democratización, específicamente en la América Latina. Se
concluye que los medios masivos de comunicación ponen en evidencia los procesos políticos haciéndolos un
bien de consumo internacional, sin que haya fronteras naturales o impuestas que detengan el proceso de
intercambio de información política, e inclusive llevando a cabo una homogeneización acerca de los temas
políticos sobre los cuales se genera opinión.
Bibliografía
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Street, John. (2001). Mass Media, Politics and Democracy. EEUU: Palgrave. p.2
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