Las mujeres como negociantes en la producción de encajes de

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Las mujeres como negociantes en la
producción de encajes de Barcelona en
el siglo XIX
Àngels Solà
En España, el estudio de las mujeres como productoras autónomas sólo
cuenta con algunos estudios monográficos, la mayoría de los cuales se ocupan de su posición en el mundo gremial en la época moderna.1 En lo referente al siglo XIX sólo existen trabajos sobre las artesanas y su papel en la economía familiar, un avance del trabajo que aquí presento sobre las empresarias
encajeras y otro sobre las impresoras y libreras barcelonesas.2 Para el siglo
XX sólo se dispone de dos trabajos que analizan la posición de las mujeres en
el comercio de Madrid y Málaga, respectivamente, a principios del mismo
efectuados a partir de los padrones y censos de población,3 y algunos datos
1 Destacan los trabajos de Marta VICENTE, “El treball de la dona dins els gremis a la Barcelona del
segle XVIII (una aproximació)”, Segon Congrés d’Història Moderna de Catalunya. Pedralbes. Revista
d’Història Moderna, núm. 8, 1988, I, pp. 267- 276; “Mujeres artesanas en la Barcelona Moderna”, en
VV.AA., Las mujeres en el Antiguo Régimen. Imagen y realidad, Icaria,����������������������������������
Barcelona, 1994, pp. 57-89; �����
“Textual Uncertainties: The written legacy of women entrepreneurs in Eighteenth-Century Barcelona”,
en Luis R CORTEGUERA y Marta VICENTE (eds.): Women, text and authority in the Early Modern
Spanish World, Ashgate, Aldersghote, 2003, pp. 183-195.
2 Juanjo ROMERO MARÍN, “La maestría silenciosa. Maestras artesanas en la Barcelona de la
primera mitad del siglo XIX”, Arenal, núm. 4/2, julio-diciembre de 1997, pp. 275-294; “Familial
strategies of artisans during the modernization process: Barcelona, 1814-1860”, History of the Family, núm. 6, 2001, pp. 203-224; “La força de una cadena depèn de l’anella mes feble: Mestresses
artesanes barcelonines al segle XIX”, en Ramon Grau (coord.), Barcelona Quaderns d’Història
núm. 11, “La ciutat i les revolucions, 1808-1868. II, El procés d’industrialització”, Barcelona,
Ajuntament de Barcelona, 2006, pp. 93-100. Àngels SOLÀ PARERA, “Les puntaires del Baix
Llobregat. Primeres notes per a un estudi socioeconòmic”, Les dones i la història al Baix Llobregat.
Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, I, 2002, pp. 315-336. Àngels SOLÀ: “Impressores i llibreteres a la Barcelona dels segles XVIII i XIX”, Recerques. Història, Cultura i Societat
56, 2008, 91-129.
3 Gloria NIELFA, “Las mujeres en el comercio madrileño del primer tercio del siglo XX”, en AA.
VV.: Mujer y Sociedad en España (1700-1975), Ministerio de Cultura, Madrid, 1982, pp. 299-332;
Los sectores mercantiles en Madrid en el primer tercio del siglo XX. Tiendas, comerciantes y dependientes de comercio, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Madrid, 1985. Concepción CAMPOS
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Percorsi di lavoro e progetti di vita femminili | Parte prima
sobre las impresoras de Barcelona4. Sin embargo se han efectuado unas pocas
reflexiones de conjunto5 y en el último coloquio de la Asociación Española
Internacional de Estudios de las Mujeres (AEIHM) celebrado en Barcelona
en octubre del 2006 hubo una sesión sobre el tema, algunos de cuyos trabajos se han publicado recientemente. La mayoría de estas publicaciones han
visto la luz de manera aislada, sin formar un cuerpo de investigaciones que
fomenten la reflexión teórica, de modo que sobre el tema no existe ningún
debate a diferencia de lo que sucede en otros países, como por ejemplo Gran
Bretaña.
El problema de las fuentes
Como ocurre en otras historiografías europeas que se ocupan de las
mujeres como agentes económicos, las fuentes documentales en principio
más apropiadas para obtener una visión de conjunto de la actividad femenina
(registros fiscales, censos de población y padrones) tienen el defecto de ocultar
el trabajo de las mujeres, tanto si éste es autónomo como si es asalariado.
Sin embargo la investigación que aquí presento se enfrenta al problema
añadido que para la Barcelona del siglo XIX (el principal centro mercantil
de merletti en España, y supuestamente un núcleo productor de los mismos
importante) no existen ni censos ni padrones puesto que han desaparecido.
LUQUE, Mercado de trabajo y género en Málaga durante la crisis de la Restauración, Universidad de
Granada, Granada, 2001.
4 Àngels SOLÀ, “Las mujeres y sus negocios en el medio urbano”, en Isabel Morant (dir.), Historia de las Mujeres en España y América Latina, vol. III, Cátedra, Madrid, 2006, pp. 381-403. Lina
GÁLVEZ MUÑOZ; Paloma FERNÁNDEZ PÉREZ, “Business and gender in Spain (19th-20th
Centuries): A long period of cheap women’s services outsourcing”, ponencia en el V Business
History Association Congress (Barcelona, 2004); “A rising tide: Women, Business and Services
Industries in Spain, 19th and 20th centuries”, Business History Review 81, 2007, pp. 495-515. Para
un estado de la cuestión sobre el trabajo autónomo de las mujeres en la historiografía española ver Àngels SOLÀ, “Las mujeres como productoras autónomas en el medio urbano, siglos
XIVXX”, en Cristina Borderías (ed.), Historia de las mujeres: nuevas perspectivas, Barcelona, Icaria
Ediciones-Publicacions de la Universitat de Barcelona, 2008, pp. 225-267; y “Negocis i identitat
laboral de les dones”, Recerques 56, 2008, pp. 5-18.
5 Àngels SOLÀ, “Las mujeres y sus negocios en el medio urbano”, en Isabel Morant (dir.), Historia de las Mujeres en España y América Latina, vol. III, Cátedra, Madrid, 2006, pp. 381-403. Lina
GÁLVEZ MUÑOZ; Paloma FERNÁNDEZ PÉREZ, “Business and gender in Spain (19th-20th
Centuries): A long period of cheap women’s services outsourcing”, ponencia en el V Business
History Association Congress (Barcelona, 2004); “A rising tide: Women, Business and Services
Industries in Spain, 19th and 20th centuries”, Business History Review 81, 2007, 495-515. Para un
estado de la cuestión sobre el trabajo autónomo de las mujeres en la historiografía española
ver Àngels SOLÀ, “Las mujeres como productoras autónomas en el medio urbano, siglos XIVXX”, en Cristina Borderías (ed.), Historia de las mujeres: nuevas perspectivas, Barcelona, Icaria
Ediciones-Publicacions de la Universitat de Barcelona, 2008, pp. 225-267.
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àngels Solà
Por otro lado los anuarios mercantiles no aparecieron hasta el último cuarto
del siglo, si bien para los años centrales del mismo se publicó alguna guía de
la ciudad que contenía una relación de “todos” los establecimientos fabriles
y mercantiles. Por ello mi investigación básicamente está elaborada, por un
lado, a partir del análisis de las contribuciones industriales – que sólo se
regularon a finales de los años 1840 – y los datos de una guía de 1849, y
por otro con documentación notarial. Es decir que combina una visión de
conjunto, que seguramente está afectada por la ocultación de muchos o
varios de los negocios de los/las productores-vendedores de encajes, sobre
todo en el caso de los de menor entidad económica, con una reconstrucción
de las características socio-económicas de algunas de estas firmas a partir
de la información notarial que he podido recoger básicamente en Barcelona.
La información contenida en los informes sobre la participación española
en las diferentes exposiciones industriales celebradas en diferentes ciudades
europeas a partir de 1850, también ha resultado muy útil para reconstruir
estas trayectorias empresariales.
La producción de encajes en Barcelona en el siglo XIX
A mediados del siglo XIX la producción de encajes de bolillos (merletti)
en Cataluña era muy importante puesto que se considera que ocupaba a
unas 30.000 mujeres en una franja costera que tiene a Barcelona como centro.
Cabe decir que esta ciudad, que con unos 120.000 habitantes empezaba
a desarrollar una importante industria algodonera, contaba con 22.049
obreras y 32.223 obreros, por lo tanto el número de mujeres empleadas en la
elaboración de encajes no es nada desdeñable. A pesar de la competencia del
encaje mecánico, ya muy perfeccionado en los años 1860, la actividad encajera
fue muy importante en diferentes poblaciones catalanas fundamentalmente
de la línea costera o próximas a ella hasta los años 1920, siendo Barcelona el
centro mercantil del sector.
La producción se desarrollaba en un sistema de putting out system, que a
veces ocupaba encajeras incluso en 13 pueblos distintos. A pesar de que existe
la idea de que la producción de encajes en Cataluña fue muy importante y que
la producción se vendía en el extranjero, contándose incluso miembros de la
familia real inglesa entre sus clientes, los datos disponibles dan a entender
que aquella nunca llegó a tener la importancia que tuvo por ejemplo en la
región francesa de Le Puy en el siglo XIX.
La manufactura encajera comprendía una amplia gama de calidades y por
lo tanto también distintas modalidades de empresarios, unos dedicados a una
producción de lujo y otros en cambio orientados a una demanda popular. Al
establecerse un nuevo sistema impositivo en 1845, tras la implantación del
sistema liberal, el sector encajero quedó reflejado en la contribución bajo dos
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Percorsi di lavoro e progetti di vita femminili | Parte prima
epígrafes (ver cuadro 1). En uno constaban los fabricantes de encajes, es decir
el negocio de los que se dedicaban a la producción de calidad, que hacían
dibujos nuevos para su producción y elaboraban grandes piezas suntuosas
de precio muy alto como las mantillas. En el segundo estaban integrados los
que se dedicaban a los encajes más bastos, con dibujos tradicionales o que
iban copiando los que en años anteriores habían sacado los fabricantes de
encajes, que básicamente hacían tiras estrechas y seguramente compraban lo
que encajeras autónomas les llevaban. Como se ve en el cuadro ni un grupo
ni otro de contribuyentes encajeros era numeroso; en 1849 en el primero sólo
había 16 y en el segundo 25. Estos datos son los que permiten dudar de la idea
extendida de que la producción encajera manual catalana era muy elevada
y su calidad altísima. Sin embargo hay que considerar que gran parte de la
producción de menor calidad se comerciaba mediante la venta ambulante
por las calles, ferias y mercados seguramente sin pagar contribución y por
ello el nombre de estas vendedoras no quedaba registrado.
Cuadro 1
Hombres y mujeres en el negocio encajero de Barcelona, 1849
Oficio o actividad
fabricantes de blondas
encajeras con tienda abierta
Número total de estableci- Establecimientos a nombre de
mientos
mujeres*
número
% del total
16
2
1,25
25
17
68,00
Fuente: M. Saurí y J. Mata, Manual histórico-topográfico, estadístico y administrativo, o sea Guía
general de Barcelona, Imprenta Saurí, Barcelona, 1849.
A parte de estas dos categorías de negociantes en encajes que pagaban
contribución, habría mujeres que los hacían por su cuenta y vendían su
producción a los negociantes de los productos de menor calidad y consumo
popular. Desgraciadamente estas productoras independientes no quedan
recogidas en la documentación fiscal y también de otras fuentes informativas,
pero a pesar de desconocer su número cabe pensar que este tipo de encajeras
constituían el colectivo de encajeras más numeroso aunque a menudo su
trabajo autónomo sólo les permitía asegurar poco más que la subsistencia.
Hombres y mujeres en la elaboración y venta de encajes
Como se ve en el cuadro 1, la actividad encajera era una de las que contaba con la presencia de negociantes tanto masculinos como femeninos. Sin
embargo se puede ver fácilmente que unos y otras ocupaban una posición
distinta en sector encajero de Barcelona que como se ha visto se repartía fiscalmente en dos subsectores. Así, en 1849, sólo había dos mujeres entre los
fabricantes de blondas, representando el 1,25% de contribuyentes del sub48
àngels Solà
sector, mientras en los negocios de venta de encajes la presencia femenina
era mayoritaria (el 68% del total).
Los fabricantes de encajes de Barcelona que pagaban contribución en 1854
eran 11, entre ellos dos mujeres, seguramente viudas (al menos en un caso,
lo era con toda seguridad). La cuota contributiva era bastante similar puesto
que iba de los 3.400 a los 2.400 reales. Aunque una de las empresarias pagaba
la cuota inferior, al igual que un empresario, la segunda empresaria estaba
entre los seis principales contribuyentes del sector (quienes pagaban 3.400 o
3.200 reales).6
Los principales fabricantes de encajes, los que los hacían de calidad superior
con diseños a la moda y los presentaban en las Exposiciones Internacionales
(ganando con ellos medallas, más de una vez), eran hombres. Ninguna
mujer concurrió a uno de estos certámenes, pero en cambio alguna lo hizo
en uno de carácter nacional. Antònia Casals (de soltera Llobet) concurrió a
la exposición industrial de Madrid de 1827, en la que recibió una medalla
de bronce. Otras dos encajeras catalanas presentaron productos en la misma
exhibición, lo cual muestra que sus negocios tenían cierto volumen y ellas
espíritu empresarial.
Que los encajes vendidos en los negocios de propiedad de mujeres no
fueran por lo general de la mejor calidad no quiere decir que su producción no
se vendiera en mercados lejanos. A pesar de la dificultad de documentar esta
dimensión de estos negocios femeninos, hay pruebas de que sus productos
llegaban a distintas poblaciones españolas e incluso a América, en el primer
caso ya en el siglo XVII. La ya mencionada Antonia Casals vendió encajes (y
también zapatos y cintas de raso y seda) en siete remesas a un comerciante
de Buenos Aires, entre 1802 y 1823.
La fabricación de encajes, fueran de calidad o de carácter popular, se
basaba como ya se ha dicho, en el sistema del putting out. Era un sistema
productivo complejo que ocupaba a diversas mujeres en un mismo pueblo
bajo la supervisión de una experta que hacía de enlace entre el fabricante y
las encajeras remuneradas. Un fabricante distribuía la producción entre estas
medianeras que tenía en diversos pueblos, lo cual creaba una estructura
compleja que a veces abarcaba a más de 10 poblaciones. No sólo los hombres
recurrían a ella. Está documentado que Ignàsia Rovira, fallecida en 1811,
tenía una red de encajeras en 13 pueblos distintos repartidos en dos comarcas
distintas, al norte y al sur de Barcelona.7
Los negocios de estas empresarias encajeras a veces tenían un carácter familiar, en el que participaban tanto la esposa como el marido, pero en otras
6 SOLÀ, “Les puntaires”, p. 329.
7 Arxiu Històric de Protocols de Barcelona, notario Josep Ros, manual de 1803 folio 51.
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Percorsi di lavoro e progetti di vita femminili | Parte prima
ocasiones eran propiedad exclusiva de ellas, mientras el marido tenía otro. En
el primer caso hay constancia de que algunas fábricas de encajes manuales se
pusieron en funcionamiento a partir de los conocimientos de las esposas de
quienes constaban como fabricantes en las contribuciones; si ellas fallecían
o el matrimonio se separaba (como ocurrió en algún caso) el negocio dejaba
de funcionar. Éste es el caso de Ignàsia Rovira, casada con un maestro zapatero, sin embargo el negocio familiar era la elaboración de encajes. También
el de Agustí Tafanell y Antònia Cabañeras, una pareja que se casó en 1822.
El oficio de Agustí era el de sastre pero dado el conocimiento que su esposa
tenía de la elaboración de encajes, porque su familia se dedicaba a ello, optó
por poner un negocio encajero. Un tercer caso lo presentan Jacinta Montells
y su marido Joseph Florensa, licenciado en cirugía y medicina a principios
de los años 1830; fue un negocio que duró poco porque ella falleció en 1834
tras levantar de la nada un negocio próspero. Tras la defunción de Jacinta, el
viudo abandonó el negocio.
Estas mujeres fabricantes o negociantes pertenecían a la clase media dado
su entorno familiar o por la dimensión de su negocio y forma de vida. Su
situación social según su entorno familiar se puede ilustrar con los tres casos
siguientes. Maria Casals, que siguió el negocio de su madre Antònia (de soltera Llobet), estaba casada con el corredor de cambios Joan Casals; como que
el oficio de éste funcionó mal a causa de la crisis económica, Maria aceptó
asociarse con su madre y después heredó el negocio encajero. Ignàsia Ruaix
estaba casada con el comerciante Antoni Gasset, cuyo hermano también comerciante pertenecía a la élite mercantil de la ciudad. Manuela Cens (de soltera Roquer) era hermana del procurador causídico Caietà Roquer, uno de
los más importantes de la Barcelona de la primera mitad del siglo XIX.
Algunas de ellas adquirieron inmuebles como Ignàsia Clavé y Manuela
Cens, e invirtieron en alguna sociedad. Además, algunas también prestaron
dinero. Con su trabajo no sólo engrandecieron el patrimonio familiar, sino
que transmitieron a sus hijos un negocio próspero, o bien posibilitaron que
sus hijos varones siguieran estudios universitarios. En el caso de Manuela
Cens, un hijo heredó el negocio encajero y otro cursó la carrera de leyes en
la universidad de Barcelona. En los de Ignàsia Clavé y de Tranquila Abril el
negocio pasó a manos de sus hijos varones respectivos.
Sagas femeninas de encajeras
Los negocios de producción y venta de encajes que algunas de estas
mujeres crearon a veces pasaron a manos de sus hijas e incluso de sus nietas
creando sagas de encajeras que abarcan incluso cuatro generaciones. Esta
secuencia generacional es difícil de reseguir debido al cambio de apellidos
que el matrimonio de estas mujeres comportaba. Normalmente sólo es posible
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àngels Solà
documentar la sucesión de madres a hijas (como, por ejemplo, el ya citado
entre Mercè Companys y Maria Casals), sin embargo la publicación de un
libro de una mujer perteneciente a una familia de encajeras permite conocer el
caso de Rosa Creixells y sus sucesoras. Esta mujer, con una tía y posiblemente
una abuela encajeras en l’Hospitalet de Llobregat (provincia de Barcelona),
en 1858 estableció un negocio de encajes con su marido en Madrid, producto
que encargaba en su población natal, abasteciendo la demanda de la élite
madrileña, incluida la familia real.8 El negocio pasó después a una de sus
hijas, a una nieta e incluso a sus biznietas que lo cerraron en los años 1960.
A modo de conclusión
Ciertamente en algunos casos estas mujeres negociantes en encajes
hicieron de puente entre generaciones, asegurando el traspaso de la actividad
de padres a hijos. Sin embargo, en otros casos su actividad en el sector se
debió a su propia iniciativa. Con su trabajo engrandecieron el patrimonio
familiar, transmitieron a sus hijos un negocio próspero o bien posibilitaron
que siguieran estudios universitarios. Los negocios que ellas crearon a veces
pasaron a manos de sus hijas e incluso de sus nietas, así como también a
algún hijo.
En definitiva, no cabe la menor duda de que con su implicación empresarial
en la elaboración de encajes de bolillos estas mujeres infringieron los
principios de la teoría de las dos esferas.
8 Pilar HUGUET CREIXELLS, Historia y técnica del encaje, Renacimiento, Madrid, 1914.
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