Desecación del Mar de Aral: Puertos fantasmas

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Desecación del Mar de Aral: Puertos fantasmas
Escrito por Vision Maritima
Miércoles, 17 de Noviembre de 2010 19:42 - Actualizado Miércoles, 17 de Noviembre de 2010 19:54
Los dos grandes ríos apenas llevan agua al Mar de Aral, el que fuera el cuarto lago más
grande del Mundo. Aún hoy se sigue dibujando el contorno de sus costas en los mapas, pero
sus orillas se han retirado decenas de kilómetros.
Las ciudades que durante la década
de los sesenta prosperaban con sus industrias pesqueras, ahora perecen lentamente
envueltas en nubes de arena del desierto que avanza. Sus habitantes enferman por la sal y
las toxinas que el viento arroja del lecho del lago seco hasta sus casas. La flota de barcos, de
la que dependían, yace oxidada en medio de la nada, como una curiosidad fotográfica para
turistas.
El antiguo mar interior era una enorme reserva de agua, que contaba con su propia fauna ictíc
ola
,
además de variados ecosistemas que habitaba en sus humedales. Casi toda esa rica
diversidad animal se perdió. La razón es que los dos ríos que traían el agua de la meseta de
Pamir y de las montañas Tien Shan, en la lejana China, han sido canalizados para regar
plantaciones de algodón. El Amu Daria y el Sir Daria, el Oxus y el
Jaxartes
de los días del imperio de Alejandro Magno, fueron objeto de un plan ambicioso para utilizar
sus aguas para el desarrollo de esa región del centro de Asia.
La idea de que la Tierra debe ser corregida, que tal como está ofrece demasiados obstáculos
al desarrollo de la Humanidad, fue una idea que ingenieros del mundo defendían en los años
Setenta, por ejemplo el ruso Igor Adabáshev, que en su libro El Hombre corrige al Planeta,
también señalaba el derecho de la especie humana de forzar la geografía, construyendo
grandes obras de ingeniería como diques, represas y canales, para así mejorar las
condiciones de vida de sus integrantes. Bajo estas premisas, se terminó justamente
provocando la desecación del Mar Aral, remanente de un gran lago que conectaba al oeste
con los mares Caspio y Negro, y que desde hace 10.000 años se había mantenido con el
aporte de agua de deshielo de los glaciares de las montañas de Asia Central. Actualmente el
lago moribundo está repartido entre dos ex repúblicas soviéticas,
Kazajistán
al norte y Uzbekistán al sur.
A partir de los años treinta y especialmente luego de 1960, la Unión Soviética construyó
canales de riego que desviaron el agua de los ríos hacia las plantaciones de algodón. El
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objetivo era convertir aquellas tierras improductivas en un oasis, sacrificando para ello al gran
lago salado.
El fracaso soviético. Adabáshev mencionó en su libro el plan que -en 1961- diseñó el XXII
Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética para las repúblicas soviéticas de Asia
Central. Con ello se buscaba "elevar la economía y la cultura" de estas repúblicas con las
obras de regadío. El ingeniero ruso enfatiza que si los dos ríos, el Amu Daria y el Sir Daria
"se aprovechan al máximo" podrían regar veinte millones de hectáreas y crear nuevos oasis.
Entre tanto entusiasmo con semejante "guerra contra el desierto", el ingeniero no realizó una
sola mención o conjetura sobre las consecuencias posibles que sufriría el Mar de Aral, su
industria pesquera y su fauna si el agua se desviara a mitad de camino.
La decisión estaba tomada a favor de convertir a la URSS en un importante productor de
algodón. Hoy la ex república soviética de Uzbekistán produce el seis por ciento de la
producción global de esta fibra y para la que destina cada año más agua del río Amu Daria.
De hecho, su delta muere sobre las arenas del fondo seco. Ahora los geólogos llaman al
desaparecido lago, Kum Aral, el desierto de Aral.
El desierto de Aral. Las fotografías satelitales muestran cómo de aquel mar interior de 66.000
kilómetros cuadrados, sólo quedan tres lagos menores. La parte sur, bajo jurisdicción uzbeka,
está dividida en dos por una larga lengua de tierra, lo que en los mapas aparecía como la isla
Renacimiento.
Los restos del lago que le pertenecen a Kazajistán han corrido con un poco más de suerte,
gracias a la construcción de la presa
Kok-A
ral. En pocos años ha subido el nivel del ahora llamado Mar de Aral del Norte y algunas de las
especies de peces se han empezado a recuperar. Los pobladores de la ciudad de
Aralsk
, hoy un puerto fantasma, ubicada en el extremo norte del lago, tienen la esperanza de que
algún día las aguas alcancen los muelles abandonados.
No es el caso de Moynaq, en la región de Karakalpakia, en Uzbekistán. Allí se alojaba un
puerto pesquero que llegó a emplear a 60.000 personas. El mar se ha alejado varios
kilómetros tierra adentro, dejando varados a los barcos entre las dunas.
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Escrito por Vision Maritima
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A la situación de desempleo generalizado que golpea a los habitantes de esta ciudad se
añade el aumento de cáncer de esófago y de tuberculosis, en parte relacionado al polvo
salino que arrastra el viento. Otras enfermedades son producto de la contaminación del agua
por plaguicidas como el DDT, usados en las plantaciones de algodón, o por productos
químicos industriales como son los bifenilos policlorados o BPC, altamente cancerígenos,
usados por ejemplo en transformadores eléctricos.
La desaparición del lago como amortiguador del clima ha vuelto más terribles los inviernos y
más tórridos los veranos. La desaparición del mar hace que la desertificación de la región sea
imparable. Y a todo esto se suma el hecho de que las tormentas de polvo son muy frecuentes,
y transportan además de sal, las toxinas de la actividad industrial pasada que vertió sus
desechos indiscriminadamente en el Mar de Aral.
Un equipo interdisciplinario de la Unión Europea está estudiando las tormentas de polvo por
ser un elemento clave en el cambio climático. Por ejemplo, estas tormentas que llegan a
desplazarse a miles de kilómetros de distancia alcanzando tierras europeas, al sobrevolar el
océano pueden llegar a enfriar su superficie.
La situación es tan crítica que si no se implementan acciones que conduzcan a un mejor
aprovechamiento del caudal del río Amu Daria, el pronóstico actual de los especialistas es
que el Mar de Aral desaparecerá para el año 2020.
Un cementerio de ántrax .-En 1988 los soviéticos, buscando destruir su arsenal secreto de
armas biológicas, enterraron en la isla
Vozrozhdeniye
(Renacimiento) dentro de barriles metálicos, toneladas de polvo conteniendo las letales
bacterias que provocan el ántrax o carbunco. Tras la caída de la URSS las instalaciones
militares de la isla fueron abandonadas. Años más tarde las aguas del Mar de Aral se
evaporaron, permitiendo el acceso de animales, intrusos y hasta de turistas, a los laboratorios
abandonados. Existe la posibilidad de que estos agentes, o incluso el viento, puedan propagar
las esporas a las poblaciones vecinas y desatar una pandemia. Ante el temor de que el ántrax
enterrado en la isla fuera utilizado por bioterroristas, Estados Unidos firmó un convenio con
Uzbekistán para descontaminar el área. En 2002 un equipo de cien personas, trabajando en
la isla durante tres meses, eliminó unas 200 toneladas de ántrax. Sin embargo, varias fuentes
dudan de que la descontaminación haya sido completa.
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Fuente: Daniel Veloso (EL PAÍS)
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