Capítulo V Pequeños y grandes propietarios en la madurez del Antiguo Régimen A mediados del siglo XVIII, cuando se elabora el ingente Catastro del Marqués de la Ensenada para el establecimiento de la Unica Contribución en la Corona de Castilla, puede decirse que la estructura de la tierra de la Campiña, polarizada entre pequeños y grandes hacendados, está ya plenamente consolidada. La información catastral, pues -y no tiene sentido profundizar aquí en su interés y riqueza-, posee entre otras ventajas la oportunidad de su realización en un momento en que los mecanismos y agentes actuantes en el escenario de la propiedad territorial han configurado ya una determinada estructura fundiaria; una etapa también en la que comienzan a abrirse las puertas de un nuevo período, empujadas por las contradicciones y los intereses acumulados en los siglos anteriores. El Catastro es, en buena medida, síntesis de un largo proceso^ de acúmulación de tierras y de asimilación y/o destrucción de pequeños patrimonios, y base documental, a su vez, de todo un proceso posterior en el que los distintos grupos en liza -nobleza, labradores, Iglesia y jornaleros- habrían de resultar de muy distinta forma parados. Tomando entonces como punto de referencia obligado el Catastro, y ampliando su información en lo tocante a regímenes de tenencia y a procesos de parcelación con diversa documentación notarial y administrativa, este quinto capítulo plantea, esencialmente, aspectos espaciales y socio-económicos de 197 los dos colectivos -pequeños y grandes propietarios- poniendo especial acento, como a partir de aquí se hará para cada una de las etapas analizadas, en las relaciones de interdependencia que los vinculan y en el papel que la distinta ubicación en el espacio de ambos grupos sociales juega en dichas relaciones de dependencia. 1. Propiedad y egplotación latifundistas a fines del Antiguo Régimen 1.1. Panorámica general, de lós «Mayores Hacendados» campiñeses No cabe duda de que un análisis exhaustivo de la gran propiedad campiñesa a mediados del siglo XVIII requeriría el vaciado completo de los Libros de legos y eclesiásticos -Respuestas particulares- del Catastro de Ensenada (1). Pero, como es sabido, dentro del cuerpo documental del Catastro de Ensenada existe un apartado de gran interés para el análisis de la gran propiedad rústica. Se trata de los libros denominados del Mayor Hacendado, de los que se conserva serie completa en el Archivo General de Simancas y copia, también, en los provinciales de Jaén y Córdoba (2). (1) Esa labor, además de costosísima, resulta imposible para todo el ámbito campiñés ya que el incendio de la Delegación de Hacienda de Sevilla a comienzos de siglo acabó con la totalidad de los fondos catastrales; la conservación en algunos archivos municipales de las correspondientes copias permite, al menos, el estudio de la situación de dichas localidades. Los reinos de Cbrdoba y Jaén, por su parte, aunque con algunas lagunas importantes, cuentan con amplios fondos del Catastro en sus respectivos archivos provinciales. (2) Los libros del Mayor Hacendado han constituido una de las fuentes básicas del reciente trabajo publicado por M. Artola, J. Contreras y A. M. Bernal, El lat^ndio. Psopitdad y explotación, siglos xvl^^-XX, Madrid, Ministerio de Agricultura, 1978. Para la provincia de Salamanca han sido 198