Emiten Fallo contra Ley que Presume Inexistencia de las

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JURISPRUDENCIA MACHISTA- FUENTE MERCADO DE DINERO.COM
A simple vista, el expediente "Guzman, Ana Maria s/ concurso preventivo s/ incidente
de impugnación al acuerdo por Intraguillermo, María del Carmen” es la batalla judicial
entre dos mujeres. Aparentemente, la primera intenta obligar a la segunda a aceptar una
reducción leonina en sus créditos. Sin embargo, la primera mujer es nada menos que la
ex suegra. Y de acuerdo al fallo de la Fiscal ante la Cámara Comercial al que Mercado y
Transparencia tuvo acceso exclusivo, todo indica que la concursada estaría actuando
como un títere del ex marido que busca eludir las obligaciones familiares. Para realizar
la estrategia eligieron presentar un concurso preventivo, que estaría armado por un
abogado a quien ya se lo ha denunciado por estas prácticas.
Tantas serían “las irregularidades verificadas en el trámite” que agravan “el estado de
indefensión al que se vio sometida la acreedora Intraguillermo, cuyos derechos ya
habían sido expoliados como consecuencia de haber sido excluida del trámite del
concurso, urdido a sus espaldas para defraudar sus derechos,” que la fiscal Alejandra
Gils Carbó le solicita a la Sala A de la Cámara Comercial que “rechace la homologación
de la propuesta porque es abusiva y en fraude a la ley” y cita el artículo 52 inciso 4 de la
ley de Concursos.
Además, la fiscal Alejandra Gils Carbó no se contenta sólo con la revocatoria de la
medida adoptada en primera instancia y el rechazo a la homologación sino que además
le pide a la Sala A que también denuncie al abogado de la concursada ante el Colegio
Público de Abogados. “Advierto que la actuación del abogado en la maniobra
defraudatoria intentada en este proceso debe ser puesta en conocimiento del Colegio
Público de Abogados a los efectos que estime pertinentes”, dice la fiscal, quien destaca
el hecho de que un abogado no puede cumplir el doble papel de único acreedor que votó
el acuerdo y letrado patrocinante de la concursada.
El abogado de la concursada y su acreedor es nada menos que Alberto Solmesky, a
quien el juez Nacional de Instrucción Daniel Turano ya procesó por el delito de estafa
procesal en grado de tentativa, como informó MyT en otra ocasión [ver nota]. Turano
determinó que Solmesky, junto a otros imputados, tuvo la clara intención de presentar
acuerdos preventivos celebrados con acreedores irreales para perjudicar a los verdaderos
acreedores.
En el caso que deberá resolver la sala A, el juez de primera instancia rechazó la
impugnación al acuerdo introducida por María del Carmen Intraguillermo fundando su
decisión en el hecho de que no se acreditó que la concursada hubiera ocultado
fraudulentamente parte de su activo. El juez de primera instancia, juzgó que la
impugnación era improcedente porque aún cuando se pudo verificar que la concursada
ocultó el 25% de un inmueble no se probó la intención de defraudar al único acreedor
verificado, quien prestó su conformidad e incluso firmó el escrito de contestación de la
impugnación al acuerdo solicitando el rechazo de tales impugnaciones.
Ese único acreedor era nada menos que Solmesky, el abogado patrocinante de la propia
concursada, lo que al juez pareció no llamarle la atención.
El hecho de que el concordato fuera votado por un único acreedor que es nada menos
que el abogado de la concursada fue, en cambio, valorado como algo valioso por el juez.
Señaló que la conformidad del acreedor Solmesky resultó corroborada cuando éste
contestó la impugnación al acuerdo, firmando como letrado patrocinante de la deudora.
Ante esto, María del Carmen Intraguillermo, apeló el fallo asegurando que el concurso
estaba plagado de irregularidades. Y contó que la concursada es la madre de su ex
marido, quien omitió denunciarla como acreedora pese a que había sido condenada a
pagarle una indemnización de $10.000 por haber sido condenada por el delito de
falsedad ideológica en el que resultó damnificada, según relata la Fiscalía en su
dictamen de marzo de 2010.
“De esa forma la concursada la privó de intervenir en el trámite del concurso que fue
decidido por un único acreedor, el doctor Solmesky, que es el letrado patrocinante de la
concursada,” dice el dictamen.
Y es por esto que la Fiscalía considera que el recurso de apelación deducido por el
acreedor impugnante, la nuera de la concursada, debe ser admitido. “Ana María
Guzmán no se presentó en concurso preventivo para lograr una solución colectiva a su
estado de insolvencia sino que utilizó el proceso concursal para defraudar los derechos
de su principal acreedora, María del Carmen Intraguillermo,” dice la fiscal. [Descargar
dictamen completo]
Y destaca que María del Carmen Intraguillermo querelló a Ana María Guzmán por
haber incurrido en el “delito de falsedad ideológica cometido en el marco de una
maniobra que la concursada puso en marcha junto con su hijo para ayudarlo a
insolventarse fraudulentamente, de modo que pudiera eludir el cumplimiento de sus
obligaciones alimentarias que le reclamaba por el hijo de ambos su ex mujer.” Según la
fiscalía, madre e hijo habrían simulado la venta de un inmueble del hijo a favor de su
madre, mintiendo sobre el hecho de que el mismo era la sede del hogar conyugal.
Y fue ese hecho el que motivó una condena en sede penal por falsedad ideológica y la
consiguiente condena civil por $10.000 a favor de Intraguillermo. Esa condena, que
Guzmán todavía evita pagar, data nada menos que del 16 de marzo de 2001 y fue
confirmada el 12 de julio de 2001 por la Cámara Nacional de Apelaciones competente.
Y en base a dicha condena Intraguillermo inició un incidente de ejecución y obtuvo el 3
de abril de 2002 una orden de embargo contra Guzmán que aún no puede ejecutar.
Para evitar pagarla, Ana María Guzmán se presentó en concurso preventivo ocultando
tal circunstancia a Intraguillermo, y omitiendo denunciarla como acreedora.
De hecho, Ana María Guzmán solicitó la apertura de su concurso preventivo el 22 de
noviembre de 2001, cuatro meses después de que la condena por falsedad ideológica en
su contra hubiera quedado firme. O sea, gracias a la utilización de un concurso
preventivo – hasta hoy homologado- evitó el pago de una indemnización debida por
haber cometido el delito de estafa durante diez años, ya que –hasta hoy- el proceso
concursal detiene todos los juicios en su contra.
Se presentó a concurso asegurando “estar en cesación de pagos y denunció tres
acreedores por deudas fácilmente preconstituibles (un mutuo, y dos fianzas por
locaciones), documentadas en instrumentos privados que carecen de fecha cierta, y que
jamás se presentaron a verificar,” según el dictamen de la Fiscalía. Y agrega que la
concursada omitió denunciar como acreedora a su nuera Intraguillermo, quien era su
principal, sino única acreedora.
No lo hizo por un olvido, sino para deliberadamente privar a su nuera de participar en el
concurso, según sugiere el fallo de la Fiscalía. Y destaca que el concurso siguió adelante
“merced al único crédito que obtuvo verificación; un crédito por $3.000 del abogado
Alberto Solmesky que es el letrado patrocinante de la concursada”.
Con la única conformidad de Solmesky, se pretendió imponer a Intraguillermo la
abusiva propuesta que involucraba una quita del 80%, con pagos que recién
comenzarían luego de 3 años de espera desde la homologación, en diez cuotas anuales
sin intereses ni ajustes de ninguna naturaleza. “La utilización abusiva que realizó la
señora Guzmán de este proceso concursal es tan contundente como evidente es la
complicidad de su abogado, Alberto Solmesky que puso sus conocimientos técnicos al
servicio del fraude,” dice la Fiscalía, advirtiendo que Solmesky no sólo es el abogado
patrocinante de la concursada sino que también fue quien la asistió en la causa penal
que motivó la condena por falsedad ideológica y originó el crédito de Intraguillermo y
luego fue el único acreedor verificado, cuya conformidad determinó la existencia de
acuerdo. De hecho, el crédito verificado a su favor no tiene otro origen que la
regulación de honorarios en el juicio penal donde Intraguillermo era querellante.
Y es en ese contexto, que la Fiscalía, citando abundante jurisprudencia, sugiere admitir
el recurso de apelación presentado por Intraguillermino. ¿Será Justicia?
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