pdf Obras de Fr. Manuel Navarrete - Biblioteca Virtual Miguel de

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AUTORES MEXICANOS
POETAS
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FRAY MANUEL NAVARRETE
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Fr, Manuel Navarrel.e
MEMORIA SUCINTA DK LOS PRINCIPALES SUCESOS DE LA VIDA DE FI!. MANUEL NAVARRETIE, CON ALfUXAS REFLEXIONES SOBRE SUS POESÍAS. ESCRITA POR UN INTIMO AMIOO SUYO.
El R. 1'. Fr. Juisé Manuel Miaii'tfi«»/ de Ñafíamete, á quien geuierahnente sólo se llama Fr.
¡Vfiinuel Naivarrete, naioió eu la .villa de Zamora, panteiieciente al obisipado de Michoacsin,
el día 18 de Junio del año de lTtiiS. Fueron
eus padres D. Jutiu Mniria Martínez de Navnrnete, y Doua Maoa Teresa Otilio a y Abadiaoo, ambos naturalles de la misma villa, y JK-TSOIMIIS de distiniguiida nobleza. No fué dado ¡i
nuestro poeta el gozan- de la« ternuras de un
padre aimante y bondadoso, pues la muerte s«
¡1« rabo â las cuarenta días de halber naaido.
Pasö siu Infancia en. et lugar de su naeiiiiiento, y en 61 se <le enseñó A leer y esicnbir, y *;>
le dedicó M estudio de la latinidad, bajo la
dirección de su preceptor D. Manuel Cuevas.
Los progresos que hizo en e\ conocimiento del
idioma, y las ventajas con quo excedió ¡i sus
condiscípulos, fueron, dig'iatio&lo así, la« pH-
—IV—
meras vi«luimbres eon que se anuncio este futuro manantial de luz.
,Por cierta decadencia (to fortuna que sobrevino á la íamalla, pasó, siendo todavía pequéis l/to, a. la ciudad de México, en compañía de
su primo el Lie. D. José Manned Abadlano.
con e! fin de iteistinarse aJlí en el comercio: y
on et'octo fué admitido en una tienda situada
j>or ol pot'fcal de la P¡iiputa,eión. No ¡puede catnar
duida de los conoclmientoa que adquirió en
aquel ejercicio, ni de la honradez con que se
tnaíiiejrt en él, pues en el año de 1787 le eomiSUHH'I su patrón para que fviese ;'i expender una
memoria á un paraje, que parece halier sido
pil real de minas de Teniaseadtepftc. Sentía
nuastiro jovencLto que le Ñamaba I>ios para el
estado religioso: por lo cual, después de rendir las cuentas del encargo que se le habla
condado, pidiñ licencia A su patrón para separarse de aquel giro, y se traslado á VallaBolitl, estando alli su hermano D. Blas, quksn le
prapoiicloin/] el viaje para Qiteréíaro, donde
tomó el hibito del Será-fleo San Francisco en
el eouivento de ia provincia de Mkdioaoan. die
los Santos Aipostoles S. Pedro y S. Pablo.
Concluido el tlemipo del noviciado, hizo su
profesión religiosa, y le mandaron sus pregados
al convento de reoaleiaeion desl Pueblito, con, eil
objeto de que en é! recordase y perfeoalema»e
la laithtldrnd, que había aprendido en su nlftez.
oomo ya queda dicho. Conalvjído este espidió
se restitmyo nd convento de Qraeretflfro. ft la e«-
—v—
peotativa rie la filosofía, que por estatuto de la
religión debía estudiar tros años: y en esta
vacante fué cuando hizo loa primeros ensayos
de sus versos. Se dirigió, en fin, paira cursarla
al convento de Oelaya. Estaba »un adoptada
allí, por aquellos tiempos, la doctrina peripatética, y vista con ceño la moderna; pero nuestro joven corista mostró tanto desafecto ft Ja
primeria, y se aficionó tanto & la segunda, que
desertado de la aula se asoció con un compañero suyo Ilaimndo Fr. Victoriano Borja, y entre amibos estudiaron ln Filosofía de Alfter).
Acabado este trienio regresó al convento d->
QuöWStaro, donde estudió la sagrada Teología.
Estando ya en disposición para poderse dedicar (i los ministerios ¡1 que le destinaba su
provincia, obtuvo la cátedra de latinidad eu
el convento grande, y habiendo desempeñado
este cargo, so trasladó a,l convento de Valladolid, y residió en aquella ciudad por un tiempo considerable. Como ya había recibido la
sagrada orden del sacerdocio, quisieron ©ni
Idearle sus superfores con utilidad de los fieles; por lo cual le hicieron ir de predicador il
Hioverde, y lo mismo ¡1 Silao, donde fué también comisario de la orden tercera; y en el ejercido de estos pulpito» permaneció algunos años.
Ya en los últimos de su vida fué nombrado cura párroco de la villa de S. Antonio de Tulla,
la cual es1A situada en la intendemeáa de S.
I-mis Potosí y es una de ins mifiionos peiiteoeciftnfes il Kioverde, cuyo enraito se sirve por
—VI—
uuo de los mismos padres misioneros tie la orden de S. Francisco. Aquí fué donde otwiieurriô con el limo. Sr. Obispo de Monterrey, Dr.
D. Primo Feliietaiuo Marin, y aquí donde se
caiptó el singular aprecio con que le distinguió
este sabio preílajdo. Finataietite, pasó al real
de minas de Tilala>ujafliua, con el motivo de haber sido promovido para la gniairdianfa de
aquel convento.
En toda esta serie de tiettiitpos y de ocupaciones, ouilti'Vó Navarrete la poesía, á lu que
siempre tuvo una particular inelimieión. Desde que seguía su carrera literaria eu la ciudad
de Calaya, procairulja robar & sus quehaceres cuantos tatos podía, para consagrarlos &
Jas musas; y así es que anitonoes salió a luz
.manuscrita su primera composición en Terso
heroico y patético, hecina con motivo de la.
muerte de su uiaklre, á la cual tituló "'Noche
triste." Este, obra fué como una piedra que
descubrió el precioso mineral d-e donde había
eaüido. E¡n eflla se advierte» aquellas exclamaciones eaétigieaB, que solo pueden naicer del
alma cuando eatá penetrad* de un acerbo dolor: aquellos seutámioutos puros de que taiBto
se noma la especie huamauia: y por último,
aiqueUos raagoe de la naturaieza que jamás la
afectación ha sabido, ni sabrá, remetíar. Todavía una palabra mus acenca de esta excelente
ftegfa. Etla esM. puesta e¡n un estilo verdaderamente sublime: en aquel e-stllo que desde-
—V l i ña tos adoraos postfizos, que no hacen más
que poner trabas a la sencillez.
Entregado el autor en los años subsecuentes
al estudio de la poesía, su primera escuela y
dechado fué el Parnaso espaiiol, donde se hizo de lo que se ISauía gusto; el que perfecciionftndose en otras oibras, especialmente en la de
Meléndez Voldés, depuró su ingenio hasta elevarle al punto de finura y delíicade»a que muestran sus composiciones. A pro¡poreión que 'as
iba trabajando estuvo á la mira de reservarlas, y mantuvo esta precaución por el tiempo
de once aflos; en cuyo período las revio, conrigtló y aumento. Coinponfan estas un volumen
en cuairto cuando se crio el Diairlo de México
en el año de 1805. Por este conduelo se publicaron machos de sus versos, y el a;p!auso
con que se recibieron fué como la campana
que Hanno la atención general. Preguntabtwo
al diarista por el nombre de este autor, pues
Ü<1 fl.n de ellos sólo se leían las tres iuiciailes F.
M. N. y se formaba enupeuo en saber ¿á qué
lugar de nuestro continente había tocado la dicha de servirle de patria? Mucho« y muy
aprectebles poetas, que constituidos en una
especie de "Areadia" ilustraban al Diario con
sus composiciones, le tributaron en ellas los
uifts grandes elogios. Hicieron más: le eligieron por su Mayoral, y aun pensaron an haicer
ran viaje hasta el lugar donde residía, sólo por
tener el guato de eouooertte. JM saibia Universidad de México, esa madre fecunda de tantos
—VIII—
nombres grandes, dio taimbii'ii su vuto, y de
un modo bastante decisivo, en favor del excelso nftiu-au de nuestro Naiv arrete; pues eu un
certamen literario qm; œJabro eu e>¡ año -u
1809 asiguû el primer premio ilestiuado pa,m
la poesía, & un cauto de éste que luibía sido
presentado para entrât- eu el crisol de la crítica, eu competencia de otros tuucliue. Y ¿ft
quién uo causará admiración el saber, que suis
mejores composiciones salieron de sus manos
"cuando (tiara usar de las exprestopes de un
mbio aniígo suyo) |lj yaem soterrado en las
montan us de la vHla d* Tula, desde doulde,
eosuo Ovidio desale ai l'o-uto, remit!» aus obras
«-an bellas y UiüaKlais, como si saller-am de la
mejor academia de la liurepn; uo de otro
modo que Bersier adaniró al intuido sabio, y
caníundió al deisauo t*m su preciosa obra, trabajaba «ii las serranías y malezas de los Tirioeos!"
Si notad« alguno que etntne ios versos de uuestro autor almndau tahito los del género erótico, queriendo deducir de aquí cousaeueu<ctos
aoenca'd«! estado en que se liulllaba el coraasóu
cteJ peertai, inflexione, que muchos partos del iug>enilo deben su sar unlcainiente & la fantasía;
stn que Haya raison que bqste A persuadir,
que sea fueras tenerlas por hijos de aJgún afee<1) Bl lAc. D. Carlos María Bustara&ttte en
•la Necrología de! P. Navas-rate, que insertó en
eJ diario de 0 de Agosto de 1809.
—IX—
to de to voluntad. Puede también temer presente, que al enviar Navarrete su« iKíesías á
Rabio, nombre que da á su hermano 1). Blus,
le atoe:
"Las mas voces instado
"De Ja aimiatiaid y al ruego,
"En "ágenos amores"
"Canté agradables mertaxjs."
Así consta, y consta igualmente que las dos
twuhiiociones de unos versos de (îailo, y la de
otros de Angelo Policiano, las hizo de ordon
del Rimo. P. Fr. .Toso María Carranza, varón
muy docto de la provincia franciscana de Miohoacün, qiulan pretendió conocer die «ate modo
los tamaños de nuestro poeta; y habiendo quedado muy complacido quiso acabar de formadle poniéndole en las manos el arte, del quo
se aprovechó Fr. Manuel miaravlllosaimienite;
ya eu la correoalÄn de sus "Batos tristes," ya
en la forraaiciön de otras obras posteriores.
Bs rmiy difícil entre sus poesías señalar law
piezas que sobresalen roas por su mérito, pues
no hay duda que los genios originailes son fecundos en cualquiera oíase de composiciones;
<pero es fáwiil haicer ver, que acertó á dejarnos
en todas ellas lo mas precioso y selecto que se
puede encontrar en el raimo â que corresponden.
Por eso en eJ estilo aflegre y jocoso ya nos presenta^ como en las "RIores de OiorMa," à la
naturaleza engalanada, risueña y festiva, reboaftinido sólo iplaiceres: ya tama sus colores de
—X—
los objetos mas triveates, y nos pinta cou la
mayor viveza el atina «ludida y pura de "la
inocente Auarda:" ya se pone á asoonipañar eon
su» blanjdos acentos los tonos concertados d'e
la "MúsJioa de Oediia;" ya. se entoietiene en celebrar tt la "Poluta" pneddleieta de la hechicera
"Glorl." S4 íijamios la, consideración en sus
composiciones serias y majastueisas, como son
las sagradas y inórales, veremos ¡icon cuánta
majestad elige dos cwieeptos! ¡con cuánto detotro los trata! [con cuanto respeto loe exogne!. El nos iteva die la nraao, y nos enseña:
¡có¡no pregonan todlas las criaturas, que reia
sobre ellos una Providencia btenheeliora! El
nos llena del maiyor eiitualasmo cuando toma
ft su cargo el alabar e! triunfo que consiguió
la gracia en la OONOERCIOX iamaetílada de
MARIA. El nos haice erizar de horror representándonos la situation lamentable de un alm a desdiiehaida, qae lia sido privada para
siempre de la gloria. Y ¡Jamas alguna lira ha
sido pulsada coa tanta suavidad «orno la suya, al comíiés meflainco!leo idle la triste elegía?
Díganlo sus "Batos;" aiqueílas Batos q-ue papeäe. aus lo« forano la misma Melpomeíae, al
todo de un esjuectiro, ö en la iia,varosJ,(lad de los
sepulcros, rodeada de los despojos de la muerte.
Muchos censores juiciosos o tastratdos, írata
.sido de pareüoer que Ja poesía; lúgubre era el
ea¡raetesr utas natura,! de Naivarrate; paro" A pesar de la generad lâaB con que así se ptettsa,
y del resperto con qw& cteibo mirar î«s opiniones
—XI—
de los inteligentes, me a/trovera a decir, que su
verdadero carácter era, en mi «oücepto, la sencillez en la poesía pastoril Me fundo eu que
no hay una sola pieza de esta oíase en que no
se vea bajo de esa misma sencillez una sublimidad & la que ciertamente no llegaron los
mois afamados autores en su« abras compuestas
en aquel estilo. Después de haber arriesgado
este juicio, que quiero sujetar á la decision do
los sabios, aíiaidíré: que todas las poesías de
nuestro insigne ssamorano, llevan consigo como una carta de recomendación para quy las
apreciamos más los Americanos; por haber sido
producidas en nuestra patria, y por uu paisano
'nuestro que careciendo de aquellas ideas de
«Hniparaciún que se adquieren con la residencia en diversos países del mundo, y destituido
alguna vez aun de los libros preciosos, pensó por sí, y escribió par sí, recurriendo a sus
propias reflexiones, y a una imaginación adral,
ratbtamente fecunda.
Tai fuó Navarrete considerado como poeta.
Si oo temiera yo cansar all lecitor con la dilación, me complacería en formar aquí un cuadro que le presentara copiado con todas aquellas prendas que hacían .tan delicioso su trato
Pfersonail; pero sacrificando este gusto en obsequio de la brevedad, te mostraró en una pequeña miniatura, ó por mejor decir, en mi
ligertsjmo bosquejo.
Concedió el cielo (l este hombre aquetas preciosas cualidades qme constituyen A un sujeto
—XII—
veudadenaanienite amiable en uuti sociedad. Tucode un aima verdaderamente noble, por lo
que stompre aborreció todo género de bajeza«.
Su carácter fué smuaiui-ente ingenuo, y la doblez y el aintiflielo, fueron violo« para fil absolutamente tïesconoicidos. Sup modales fueron
afables; sus perasaaiiiietttos sanos, y su «mvorsaieión en extremo agradaibie. Su pobreau
no le impidió ser franco, y mudias personas
le vieron ejecutar aoeioaas baistaate generosas. El cuidado con que reservó sus poesías
por tantos años; siendo así que por lo común
se nota en los poetas ira flujo irresistible Ai»
espertar 6, todo« »us producciones, bien 6 ma!
digeridlas, es un airguonento convincente de su
moderfltciôn, y de la desconfianza que tuvo de
si mismo. Bl juicio que formó de ella« a! remitirla« S su iMBnmano, prueba claramente su
humildad. El etogáo que hizo & Cni'los IV,
por haber manifestado que le desagradaba el
tormento, es un testimonio de que fué opuesto
ft la vioJancía. Moa enbre tantas virtudes como le adornaron, campeaba y se llevaba la
atención su fllnratroipía. No le faltaron aoaao
en el discurso de su vida graves {yerseuueioue^;
pero a aimó stoceraiuiente ó, los autores de
ésta». M» pa¡rece que de ellos se esitaiba acordando, cuando en su 4o. "Rato triste" después
de asegurar que sólo por sus penas vivía en
las soledades, y que no era enemigo de sut.
semejantes, afiadió cosa tanta nransedarmbre:
—XIII-T"Y aunque entro uiuwhos de olios me Imagino
"Como outre hatnibrlentos lobos mansa oveja,
"De nadie forano queja
"Porque asf lo elisión« mi destino."
Si tal fui1 su paite rospsuto de esos hombree, ¿cuales serían las efusiones de sai corazón, reserva/das para aquellos sujetos con quienes vivió unido por los diillicos lazas de una
estrecha amistad? ÜIlo tfl por todos, ¡oh sin
igual .ternísimo Fileno! (1) trt que finiste depositario fiefl de los anéanos de su pacho, y il quien
profesó rafts que ft nadie un cariño de que te
hacías tan acreedor: df.... pero nada digas,
porque es bien claro que le hubiera sido imposible el componer muchas de sus obra-s. & no
haber estado dotado de una exquisita sensibilidad. Por lo que toca A sus lineaimicntos
exteriores, fitti ailto de estatura; Maneo; de ojos
azules; de pelo castaño y rizo; de buena presencia; (je semblante halagüeño, y de talle naítui'ataemte airoso.
Nadie se imagine que he formado aquí una
destortpeión estudiada no de lo que ftl fué,
»ino de lo que debfa haber sido; como la qaie
hizo Píinlo de Trajano, y Mareo Tullo de su
orador. Soy sincero, no pretendo engañar al
(1) Ast llaima en su 8o. "Rato triste & Fileno,*'
hambre qrae dio ft su muy amado amfgo H.
P- F. Vicente Victoria, frsuchioaino de su rois"J* provincia, y actualmente custodio de Blorerde.
—XIV—
público, y aseguro: "Que en lo que lie di-ulio
•ni siquiera liay exagération."
Este Insigne poeta tan favorecido de las musas, este nombre tan amable en el trato de ta
saciedad, tesminó la carera de su viSda hallándose de guardia en el reail die minas de IBa'lpujaJiua. Poco tiempo llevaba de residir ailf
cuando s« sintió atacado de una retención de
orina, que lejos de ceder fi. los remedias que
se le aplicaron, se obstinó en taies terminas,
que fué. preciso adminístrame los santos sacramwnitos. Hallándose en esta situación, hizo salir de au racfimara & una aeftora anciana
que le cuidaba, Uaanada Dona Josefa Silva, •con
¡pretexto de enviarla por un medioarttento; y
aproveph&ndase de aquel intervalo, puso fnego
a aus manuacritos. ¡De cuántas pceeiosidadep
nos privarla este incendio! En él se sabe que
perecieron treinta sonetos dirigidos â Anarda.
Agravóse la enferjnadaid de todo punto, y con
tal rapidez, qme en el cuarto día espiro Navarrafce á la« onoe y media de la mañana, Aoaecto-an muerte al día 19 de Jiulio del año de 1809,
a tos cuarenta y un afíos de su edad. Fué sepultado su cadáver aJ siguiente día en la iglesia del miamo convento. . Confieso que aie
faltan expresiones eon qué significar lo a.ma<rgo de mi pena
¡T/eotor! si eres sensible.
añade aqpul una ligrima â las mucha« que entonces derratmaron sus parientes y amigos.
I/o* elogios de tero recomendable varón deberían escribí rae por u« Sailustio, ó im Plu-
—XV—
time, que ensalzaran del modo debido M retevatnte mÊrlto Äe tm AMERICANO cuy* tau»
Pasnirñ, para honor tte su {»iferia, ft las ma» remotos generaciones.
ELOGIO
DE FB. MANUEL NAVAIfcRKTE, POK D.
MARIANO BARAZABAL, O SEA SUENO
MITOLÓGICO DEL ARCADE ANKEISO.
ROMANCE ENDECASÍLABO.
Hijas de Jove, Ja em i inerte cumbre
Dejad diel Pimío, y ä. la patria rala
Bajad, cual suele del hermano vuestro
La luz liemnosa que ai vi vi yute anima.
Sí, diiv&s musas, descended ufanas
Al suplo fausto do la vena rica
Naietó (W oro, por desgrana suya,
Pura la lilao blanco íle la vil codiola....
—2—
Que no die tail riqueaa, ni
Tiene por date la morena
Del vasto septentrion, que
Jaicta soberbia ni presume
de cuantas
ninfa
no vio AJeldes,
altiva.
América blasona, saleras deas,
Y forana ten ello toda su delicia,
O de que vos laiotéis sus hijos «aros,
O de ser de los vuestros la nodriza.
A vos toca elegir: no es fácil caso.
¡Oh! luego que sepáis la caiusa digna
Por qué os emipJaaa mi atrevido labio,
Disputaréis ft América la dicha.
Toda esto exalaimaiCiôn me figuraba
El ensueño mas dulce de mi vida,
Que si fugado por la ebúrnea puerta; (1)
Pero no Fobeitoir (2) lo presidia.
Y es que una nochíe la pasé en mi lecho
Entregado íl tan placida vigilia,
Cuail la die leer dell "Cisnie Americano"
Da heohicena dulcísima poesía.
Morfeo envidioso se aicencó Invisible
Poco antas que la estrella maituitiaia
(1) Finge la fu/bula, que los sueños de cosas
que resultan verdaderas sailen por una puerta de cuerno, y los que s61o son ilusiones de
ta fantasía, por una de marfil.
(2) Dios que presidía los sueños funestos y
espantosos.
—3—
Anuuofe la aflba: y esparció ol beleño,
Y de la flor de Adonis la semilla, (1)
Mae no bastando diligencia taata
lías alias-bate: mata S« bugla:
Ciera mis ojos: y el melifluo poema
De mi ya floja mano se desliza.
Empero, oo triunfaiate, dios del sueßo:
Si e! cuerpo duerme, w l a el aJma mía;
Y en la« alas del Éxtasis más dulce
Mínale hablando con las musas mismas.
La illusion sigue; yo me veo en la falda
Dal Pindó sacro: las supernas hijas
Del alto Jove coa aicienito blando
Oigo Que dicen: "Sube hasta la cima.
No temía»: sube, Anfriso, que al Parnaso
Subir (merece quien virtuoso aplica
Bl favor de las musas a su patria;
Y esto ha honirasdo la serle de tu vida."
Yo meóos suficiente que alientado,
Lia senda estnacha que á la cumbre guía
Piso eon luengos desiguales pasos,
Yia bien hollando flores ó ya espinas.
Jaimes me viera de la excelsa cumbre,
A no aer por .milagro de las divas,
(1) Muerto Adonis por un jabalí, fue convertido en amapola, cuya semilla es la adormidera.
—4T-
Bn dó su œlestial castalio coro
Tienen las mueve hermanas peregrinas.
Llego: las miro: y prosternado apenas
Me deja absorto la visión divina
Cuya pintura el estupor me veda,
Cual imposible â mi profana lira.
Decid vos lo que ví, Piérides almas.
O tö, deifico saicro, tfl lo digas:
Tú que presidas a la par que al ciólo
Del sacro monte la mansión elísea.
Mientiias, söilo diré, que interrogado
Por ¿ou&l es eil asunto que motiva
Mi osada invocación? respondo firme:
t(
Ell almo NAVARlliSTE: sus poesías.
¿De cuûil de vos es hijo predilecto,
Deseaba saber mi pafirim, samta« divas?
Soy que las prensas sudan con sus obras,
Y honrarse quiere la tipografía."
Brato dice luego: "Mío es el lauro,
Que NAVAIMiETE solo amor respira;
Y en líricas bellezas bu »ton sólo
Tjas amorosas "flows tie líJlorila." (1)
Sorprendida Oailioipe dice: "¿Cómo?
MANUEL cantó el aimor; pero ¿tie olvidas
De que <j, nii influjo le premió <MI SU alcá/.ar
Minerva docta las "ilioróieas ruiinsV" (2)
(1) IViíg. !), torn. i.
Ö) I Vi«. 77, toan. II.
EntretenImieiitos PniHiro«.-2
-*$—
Enfcanees dice Olio: "Perdona, heruMMUt,
Que si en la "historia" la "eipopeya" tinea,
Yo, yo la maidne soy ctol a t a o vate,
Por eso y »tros poemas que no Indicas."
"Son sns vemos l'etfirioos, morales,
Y madre siiiya soy:" dijo Poltamla.
"Mas bien lo fuera yo si apaiiacierran
Sus bellos dramas:" {1) replioo ïialfa.
Eutenpe eon Tensicone disputa
De mil composiciones exquisitas
Lo dlsemto, lo ftuiido, lo gratctoso,
Eu el "idilio" y "sátira" testlva.
Aqut la gemebunda Melpomene
Un suspiro laiozonMló dice: "Amigas,
Reipasajcl de MANUEL lo» "Batos tristes:" i2>
IAB flébiles dcülentes "Elegías:" (3)
Y si no os desihacf is eu iMoo llanto
Confesándome luego enternecidas
l|ue yo la nmdre soy, el Pindó dejo,
Y a manar voy en la îagïina EstigUi,"
"Yo uve subiré au cielo, «rita Tirania,
Dû el atona de MANU-IiL estnalUs pisa,
Si en el Plnïlo me nípigan twr mi madre.
1*01' sus "Mfíitk'os iweroas," tie justicia.
(1) El autor ele este elogio tiene noticia de
que el sabio Nava.rmte hizo piezas dramáticas.
í'¿t •Pûp. 11 hasta !a 58, tom. II.
(íl) Pá«. r.8 o ln 77, id.
¿Quién canté "la Divina Provide win :" (1.1
El vate que entoné "la pura," "liimpia,"
"Iomafuiaci«. Coineeine!ön" g'lorioaa
(Mitológicos venia
) de MAK1A. (2)
Podrá dejar de ser hijo miniaido
De musa celestial? ¡Quién lo Imagina i
Y puesto que yo soy- musa' del cielo,
Silencio, hermanas, que la gloria es mía."
bu discusión se enciende entre las nniaas:
"¡Qué de iiiniigeftes hallan peregrina«
Bn loor de NAVAHKMTE! ¡qué de encomios!
¡Qué digna eniailaeióu! ¡qué noble envidia!
¡Sí, mi querida, "mi adorada patria!
Yo euntpefmdas miré á las Nemosluia«
Ooniteuider por ser madres del que hiciera
La lengua <le ios dioses má» i>u|liidia.
Pero, ¿qué es lo que miro? CUÜHMIO ostabnoi
Eu más cailor, de Jupiter las hija»,
Con mwva refulgente luz haroneen
La inaccesible cumbre se ilutuiua.
Una nube más aJba que la nteve
Que descaüiswba en la froudosa cima,
Meseórreise cual velo eu (los mitades,
i al rubicundo Apolo paitemtiza.
(D Pftg. 181 fi. la 201, id.
'-> P;ÍR. 201 íi la 22R. id.
—7—
Seprtaulo tóstafba « i una slSIa de oro,
TapiiO'iÄila cte astrelfcas diamantinas:
Ki seonl-dtos MANUEL al diestro larto
Y al opuesto la AMBRLGA se vían.
"Henm'amas, KMJO el dios, Fióri¡f1es, basta.
Mi hijo es éste. Su madre eat« gr.in INDIA,
Deidad del septentrión. El a¡mor su ayo.
Vosotros, alara« musas, aus "nodrizas"
En aquel nuevo munido se levamba
Otro nuevo Parnaso, y !a justicia
Manda: que un nuevo Apolo en NAVAHRiKTK
Ofoqpe mi lugar, y le presida.
Diöcidile & es« atrevido anaiiuaieense,
Else que, cual mi rio, se denomina.
"Anf rtm," (1) que en. el Pindó mo hay tiranos.
Y aplaudo su patriótica osnidía.
Que á. su patria se vuelva, proeiatmando
A este su compatriota y mi delicia;
No "a.1 Cisme Araorieaino; aj nuevo Apolo,"
Y
" yo despierto, y la ilusión termina.
<i) "Anfríso," (rfo d e Tesalia en cuyas ori31AS vivió Apollo, ouansló desterrado del cielo
guardaba eomo pastor loa gjMna4os de Adúnate.
Entretenimientos Poéticos.
Qui legis, tuaini nqpuatoeiiick) si mea, laimlas
omnia, stuHtitiauu; si nihil, inviiliaiui.
OWEN.
Tu estalitk'ia HeiwelMämlo,
Lieotor, si eu toldo me alabas;
Y tu envidia, si oie u lega s
Eu parte ¡las «.lataussa*.
A
FABIO
B t i l a r e m i s i ó n , d e e«t«s» p o e s í a s
Como eu triste sepulcro,
En un estante viejo,
üau<Jeu«4os â oilvido
Yaictan mis ipoUres viens«:
Beró â 1« voz, tpäfe tuaSfla
B B tad© lo que teugo,
FlfefttB SflíltetKlo t04lO8
Las niteta-aWes muertos,
üaoue pena el mirados
Caneomiifos del tiempo,
Aatanándoiiue â dalles
Algún scnnbtanite bueno.
X'n les quito, ya 1*8 poiiíío;
Y ail fln de todo advierta,
Q«e eu vano se oams>oiK>
Lo que ile suyo e« feo.
No olkstante, Fablo, al modo
De ntiatómiieo tfiestro.
Que un esquMoto forma
Do eawofiiiliílos huesos:
•De la misma imtnera
Par sólo bus preceptos,
Hice éste oaino Itbro,
De iuis mohosas versos.
Haeert* yo querría
Um wmifierte ameno,
Del monte de las musas.
Con fiorktos conceptos:
Pero, ; vana« fatigas
De Inútiles díseos,
—10—
Si Atuolo no «ne inflaiiHa
Cou su dlviuo fuego!
Un juvenile« años,
Y alegres pasaittempos,
El aimor fué mi nûmeo:
¿Cuales serán mis versos?
Pero debo advertirte,
Que de «u blando plectro
No siempre me ho valido
Bu algún .propio empeño.
Las mfts reces Instrudo
De la amistad y el ruego,
En ágenos amores
GwntG agradables metros.
De aquí nace la (>ap«eie
De nombres tan diversos,
"Filis," "Doris," "Glorila,"
Y otros mtl sobrepuestos.
En todos, ya supongo,
Por todos sus aspectos,
La falta del adorno,
Y t a m b a n ¡del ingenio.
Peno tú bien lo sabes:
El ailcáíair »upflamo
De las ciencias no he visto
Sino muy à lo lejos.
—II—
Bor eso me disfrazo
En stemple aa^alejo,
Y en humildes cabanas
Las más veces me sraeSo.
Por eso à mis muchachas
Por Jos campos las llevo,
Ya tejiendo guirnaldas,
Ya guardando corderos.
Por e s o . . . . pero basta
De por esto y aquello:
Caitla cual reproduce
Ul carácter ttel genio.
Por último, t e encango,
Que no pongas Hits vareas
Donde 'malignos inoraos
Tal vea puedan uioiiderlos.
Después mas que descuides
De ratones perversos,
De crueles polillas,
Y otros ansmailejos.
Asjuettos son peores;
Porque auruqtue éstos, es cierto
Que devoran las hojas?
Pero el honor aqtteHcs.
Y en este caso, esteban
Mejor mis potares v«rsos,
Ooino en triste sepulcro;
Bu un ©afcaaque viejo.
—12—
Prólogo inqênuo
Dira <iuiou im i« VCIÍSOB lea
Ta! Vez sin aingfm primor:
"Vayas© el rudo i>astor
A cantar adió & su »l)dea
Mía» (para «uanido así sea,
Desde »hora mi iimusa acuerda
Docilite, (pues <p» dlacaetida
Con au oído mi estilo tono:
"V«yB «1 ueoio ciudanlauío
«on au crítica á la" luire-£A-«aM&. "Esto es, A: cornier «con im-ûsie», «me san dos
guatos & ou tiempo.'
—13—
U Mm di&todla, Meada* á Films.
PliOLOGO.
Quaeris unirte uiHii totles seribauitur amoves?
U n i e nieus vientat mollis in one ¡liber?
Non hoe Calliope, mm hoc uiilii cautat Apollo;
lageuium nobis iipsa jvueíLa faoit
PtttHMOH, Ub. 2o., cleg. 1.
T R A J D U O O Ï O N L.IBIMË.
I l'í'eguatan.'úB acaso.
Doctor, si en inte aieentos
Tienen parte los dioses
Que ouiKlau <ie los versos?
Hiosiporiido, q,we ntogomii:
Sin«, cpje «1 rostro bailo
De una hermosa unK'hauua
lia toiupllado mi Ingenio.
ülorila., si, Clorila,
Ija ¡pastora qiue ijntoro,
Inflaoaa -inte versutos
Ooa su amoroso fuego.
—14—
¿Para quô son de AJJQIO
lnstplraoites reflejo«,
Si uie influye niAfs suave
La luz de sus ojuelos?
¿Pues que si de sus Uubius,
De sus labios lúsuefios
La sourisa iuiagiaioV
Htal leona iio quiero.
Lejos (le nil el Parnaso,
Qu* ya para naoer versos,
Slj ietitor mío, il CJorite,
A Oloi'lla nie atengo.
ODA PRIMERA.
Los verslllws sabrosos
Que1 cantaba A Otilia,
Zagala del aunéno
VaMe de la* olivas:
Alegues produootoaes
Fiuowm de aquellos dtfts,
Que «atoe gustos »e pasan
Cual aoMitorna fugitivas.
Hoy ä su rutöö lÄibio
Ml iriúsa cnnvnestna
Los -nteilve, flieoraipafiflKlos
De siu adrara festilvia.
—15—
Escucha pues, Fjteuo,
Eti dutaes candoncUhiis,
Amores Inmœntes
De Silivlo y su Olorlla.
Oatn» en uu ramillete
Advierte eu esta «brilla,
Lias usas pnetelosn« flores
Que los tleimjws înameliitan.
¡Ay flilad nnilaglieüa!
Huyeron trug delIciaiB,
Si a dejarme otro« f nute«
Que punzantes espions.
•Espinas, ¡ay, Fileno!
Que eu la reatante vida,
E>1 «jacasón we pasam,
Y el «»nteiïto me quitan.
¡Ay afinulabiea ratos,
Cimud© A la víanle orlHa
De una fuente risueña
Eat»!» « m Olorita!
¡iCtMtmd« a la ïreaca suuibra
De robusta» aoeluas,
G*ot4twMoos iguales
Mil aiawro^as diolMW»:
¡Ay, li^roaofia mutahacha:
La memoria afligida
E^ffime ipor tas ojos
Estos tristes relliqulaä!
—16O>mo quiera q;\ïe sean
Estas "flores" 5 "esiplufl«,'''
A tus ara«, Fileno,
Ml afößto las ctedkta.
AHÍ estairdn honrando
Nittestra amistad amtlgiua,
Que durara, no hay duda,
MUs altó, de la vfrla.
ODA II.
Como yo cuando cauto
Del pueblo aie retiro
Al sMeacioao bosque
I>e uedros y de pinos:
O fi, la orit'la agradable
líe 'los sonoros ríos:
O au valle donde pareil
MI» iimuso« cordierUlos:
iteigu.ro me coûtemiipilo
De censores maligno«,
Que por la« oroiníaB obra»
Jiuzg&n ágenos diiohos,
Heme «Je holgar ahora
Oon ailgiunos vensltos,
Qiws ä Glorlla oamtailKi
Allô criando era niño.
—i?—
Sus llores, ô »us gracias,
Que tocto« son Jo iiiinuw,
Cantar quiero. rllu flauta
Sie prsesta, on CupRÄIo.
Si, CiHpMilUo tierno,
Muy male, muy blandito
Me inspira, que no roe oyen
Dos censores niiUignos.
Asl te oírez>oan dones
Oiitpre, Anmtuiita, Guillo,
lÎacîo ei mundo: ¿ipues dónde
No te hacen sacriflciosï
Ni el Joven fltœaclBHte,
Ni el aaelajiic inmrwhito,
Se desdeñan de darte
GuJbo no menecidco.
A !os ardientes swpios
De tu marôre, yo ho visto
Que en tm aras se q u e m a n . . . .
Rubor me dA «1 decirlo.
Basta, Aimoir: lo qrae Importa
Bs, qme con Manido estilo
Me inspires, que no me oyen
Dos censaros malignos.
Despierta en mi memoria
Los sabrosos versMos,
Que á ClorHa eaatatba
AHA euaiuido era niño.
—IÔMas die «modo, que stendo
De mi Clorila dignos,
Lo seau también de todo*
Los honestos oídos.
ODA III.
Por la margen de un rfo
Qu« mansamente cow»,
La a&gala Clorila
Cogiendo estaba flot««.
Une le pido, y eila
Tan Inocente entonces,
A escoger de las que echa
En sus faMae me pone.
SRI conilaiiza ceqpeto;
Mas entretainto díame
Palabras de ser mía
Eu lícitos amores.
Pa»6 el verano: vino
Kl otoño; y comfomaes
Fueron slemjpre los frutos
A sue Honestas flores.
Aprended, zaigailejas,
Y vosotros pastores,
A disfrutar placeres,
Quo no son los de Dloue.
—19—
ODA IV.
ÜQ grujpo delteioeo,
Por natural milagro,
De entretejidas flares
Formo el amwtw) liranl«.
Entróse aW Gupido
A descamaar un rato,
De aquellas travefturas
Agonías de un niuolmebo.
De km pequeños hombros
Baja el «arcax dorado,
V en el florido locho
Se entraga al sueño M atufo.
Oonio otra« ocaslonies
Saltó ölorü* al campo,
A engabanar su froofce
Con lo iraejor dea mayo.
Heoha mamo öel gruipo,
Donde dormido alcaso
Bstirtm el hijo lieimnoso
De Vémrs muy amado.
¡Qttién creyera! ya fuese
Por voduntad ú<$ hado,
O pac otra ouailqailiera
IJwhura del acaso:
—20—
Entre ola/véles rojos,
Y outre Jaamloes albos,
No sé côano, enredóse
£11 dioseaueJo incauto.
Las ada« tambliod-osas
Bate el ropa« cuitado,
Hará quedar asido
Más y más con los lazos.
Aftmlraida Olortla,
Suspenda estuvo <un rato;
Beto luego entreteje
Al Aimor eon los ramos,
A su freute lo Lleva,
Y el Amor mfts ufano
Que
si la miedla VÓIMIS
Jje pusiera, eu sus braaos,
Desde allí A los pastores
Que coge descuidados
Les dispara su» flecha«,
Q-ue son Hrtlieiiifceíi rayos,
I**** yo, que â tu guirnalda
La estoy eleaapre mirmido,
Y vengo & ser por esto
De Aimor el «ulano blanco:
¿Como tetadle ©»te peeho,
ÜLartla? Oon mtl anido»
EntretrtïilmieutoR Poótioos—8
—21—
IM stout» su Giorila-,
IJO riiüHti» •ftiVtt*ffi**it<>,
¡Ay! analta #V JHKSWIUOJ.
V íí la «hila Vt'UU's dalo,
(.¡.nu únenos Q«e tus fteceü
U¡uíi eu su s©u© daùoa.
iAyl auóltítlo, ölorM«,
(¿ne viejos y inuwlinichos
SÍ> ímejau en lai >aWofi,
l>e su íosüau esti-(i©o.
ODA V.
Galle la fniairt tulio-ra
l>e ClilUTO, y no me diga
Que sus îiîagre« !n«rKM
Ofreeen mil (tel'tPtfls.
Hl haerto coiflipeiiitftarftl
Ite rai bfeïîa Oloritoi,
Coattowe ÍMHOS florea;
Pew»' ûe nuits eèttai*.
Guaüöo es*«y asSiitHiflti
tía neigra Mipoeonâffa1,
Ma brinda mil placeres
Eu BStias äöffcs ra.hnüAe.
Clavetes «n s«3 labioi
l>e púspüm ^ewcëndifla,
—22—
Bu «us ojuelos- hiedra«,
Itoíws er* sus mejilins.
¿Q-UÉ dloe«,Vénus blumla,
Del huerto de Glorlla?
¿ Son asi ö se i>ax«*in
Tus clUipiiotas délit'btis?
¡Quídtetarieia tan gratule,
Oh V6mis, -SO divisa
Entre »ttB8 y otta« ñores,
Aunque tú lo veislsitasl
Aquellas npareicen
Con agudas es^tonis;
Pero estas, aunque gratas,
Son de honestas delicias.
Sí, Vénus: y te Juro
Que a pesar die tiu envidia,
No »o ajartin las flores
De mi airoada Olortla.
ODA VI.
Con atrás zagaiejas,
Un día de- verano,
Por modo de paseo,
Sallo Olorila aii eainiipo,
Cuando daban to vuelta,
Traían eu las ¡nanos
—23—
Hacecillos curiosos,
De flores flcr.tlsados.
Sobre tas ru-Was tre-nzas,
Quie el aire iba «aplaudo,
Se osteaitatoan Sas posas
Que iia:bíam entrelasiado.
Dispuso la fortuna
Que yo salteria al paso:
Clorüa diôme luego
Un muy gracioso riuuo.
Baoio que nable «ido
Lisonja del olfato,
Hmulo de los otro«,
¥ honor ya de oui mamo.
Algunos päfvkmcWäos
Que auipleron eil cano,
Sai inoceiiicia y mi diuua
Gruñeron y ladraron.
Mns yo digo àCilarila:
¿Guando vuelves ai eiimipo
Con otra« zagalejas
Un día de verano?
ODA VII.
E«as que Los zagales
Uaonaonos eiiufpa.-rosn*,
—24—
Tras tu guirnalda vuelan,
Clorila, & todas hoi'a«.
Algunos ipastonci'Mos
Bmitlos üe mi gloria,
Anidan también como «lias
Al olor de sus rosa«.
A todos los desprecia;
Porque, éstos y Ins otra«.
Son por rutmlios opuestos
Hin,niil>rientns clmpn -rusas.
ODA VIII.
P e su guirnalda misma,
Y eon su misma imano,
CUoriln en ~»5 sombrero
Tuso el mus bello ramo.
Traía aeaso entonces
Un hermoso 'durazno,
Agradable primicia
Del huerto que yo labro.
Píselo; y ella luego
I*» who1 en su seno blairtlo,
Bn señal cariñosa
Pe merecer su agrado.
P e este modo Clorila
Advierte -que su mano
—25—
No cultiva in tierra
De al?run estéril campo.
No ful tö quien dt jora,
Que los lauce» trocamos!
Pero «1 bian lo dijo,
No lo se, ni So iíul&go.
Solo sô que en mi pecho
Sentí un placer extraflo;
Pero tan 'dulce y vivo
Q u e . . . . no podré explicarlo.
Tor esto á mi Çiïorllft
L»e digo cada rato:
Daime flores, Olorlla,
Y te daré duraznos.
ODA IX.
Sobre la blanda yerba
De ama selva florida,
Sus p&qpados al sueno
Entregaba Glorila.
La celestial fragancia
De su cara divina,
Un endaombre de abejas
Gomvoe» & toda prisa.
OuÉU se pega á los iajbios,
Y quién & las mejilla«,
—2ñ—
Por dar !i sus colmenas
De tan sabroso almíbar.
Cloïila Qu« despierta i
Y tantas abejitas
Fueron luego deeawjo
Ds SUS divinas iras.
A vista del suceso;
Qiue á todos intimidar
Ko rústicas mmpoflaa
No hatjr aagflj que no <M¡ga:
"Que al amor Hl>a sójo
"Las flores de Clariln;
"Y para Silvio, y no otro,
"Sus panales faibriea."
ODA X.
En pos de tu guirnalda
Esitoy, ökrflla, vteado
Mil simples Mariposas,
Mil tiernos zagalejos.
¿Cuál es mayor, discurre
Por contrarios extremos.
Si de aquellas lo incauto,
0 la malicia de estos?
Si respuesta tuertada
Me dieres, te prometo
Dn eaibrlto manohaüo,
Que aon no asaran los cumuios.
—27—
ODA XL
Ajar las tiernas flores
De mi dulce zagala
Quieren pastor«» necios
Con maliciosa Ínstenla:
Pero aunque elfos parecen
Pajarra'cos que g a z n a n ,
Cuando viles no ensucian
Las flores que Inttstttaí»«.
Yo, como -eeattoeJa
De sus flores amadas,
Advierto que su dueño
Con recato las guarda.
Y ai instaute cogiendoLa .honda necesaria,
A los pájaros bobos
íjes tiro esta pedrada:
"Aves de mal. agüero,
"Mil veces mal os haya;
"Y que os sean como espinas
"Las flores de mi turnada."
ODA XIL
Un sueño misterioso,
Dulce Olorila, atieode,
—-2&T-
M« lleva <por un prado
De flore» -muy recientes.
Haioer una guirnalda
Allí se me previene,
Mas ¡ay! que un ajgtid saie
De entre el florido aHOepgue.
Grito, corro; y el susto
Del letargo me vuelves
Y ya despierto, acaso
Sera bleu que te ruegoe:
"Que .no me des motivo
"Jaimes porque me queje
"De ios sueños, que pintan
"Entre flores serpientes."
ODA XIII.
Un ramillo desflores
Lleva -e» >9<]ieÉo blanco
La aagala que adoro,
Muchacha de quince años.
Al olor qiue despiden
Las joyuelas del «mayo,
Sígiueaila los pastores
Que encuentro por el ecumpo.
Cercanía como «ibejas,
Pero, vaimoa ail caso,
~-£Q
Todos Jiueten tos flore»!
Mas Qfrdie Itera el rienio
Y«, «tue ilettsfl-H île txwlós
Me toleà-to qnrracdo,
Ail enfjöimtn"© inesperta
Este r*B9Ht() catiito:
"AipaHaos, «agAtejos,.
"Qloiil* ime lia coutaidDj
"Que- ft «us flow» no Ueigíín
"Insolentes Biacäis*iios,
OB A XTT.
Gomo nilnea its hermosa
Im zagala Ctoiîlà
Se presente. & mis ojos
Haieieníitj ñorecítit&s
Ya construya
•Qui© emutowsi»
Ya nnn blanca
Q»e sai «ana6r
tusa posa
iftejiiin«,
«toraena
ifottáv
Ya un <ñmeS troyas' hojas,
Segrto *u roja tlöte,
Pai-eee ípie saüefrinr
I>« sus labios teftM*s.
m am] de SUS öjoe
En una uiedra tira
—30—
Yo creo que mi zagaüa
Se retrata íl si misma.
Así que ha completado
Su producción florida,
De sai rubia madeja
Se desata mía cinta*
Una guirnalda teje,
Y con su mano 'misma
Ciñe »ni alegre frente,
Por coronar mis dichas.
En la estación risueña
No sale & las campiñas
Más giüfln el veraino
A expensas de S41 ninfa,
Como yo, zagalejos,
Me presento á la vista
De toda la cabana,
Por mi aimada Clorila.
Ayuda dime, pastores,
A celebrar mis dichas,
Y al son de nuestra flautas
Conmigo todos digan:
"¡Ay zagateja hewnosa!
"Tu Silvio te suplica,
"Q<ue con tus befla,s flores
"Otra frente no ciñas."
—31—
ODA XV.
Un niöo pequeftueía
Con inoeante mano
Jugaba can las flores
De un delicioso prado:
Así se divertía,
Y con gorjeos blandos
Engafiaba del tiempo
Algunos tristes ratos.
Mas ;aiy! furiosos vientos
Qtue corren desatados,
Desligando las flores
Le privan de su encanto.
Llora el n i ñ o . . . . y entonces
Viendo que es un retrato
De amor, delicia, ofensa,
Todo lo que ha pasado:
"Te ruego, mi Olorlla,
"Que de algún ñero agravio
"No deshojadas sean
"Las flores que yo canto!"
ODA XVI.
Auséntase Olortía,
Y en este mismo instante
Que es de todas mis dlMias
Ei triste último vale:
—32—
Mi coraaón, si puedo
De este modo explicarme,
Como el campo se queda
Cuando el vera.no «ale.
"A Dios, digo, Clorila:
"Y pues contigo parten
"Las flores que conmigo
"No pemaiten quedarse:
"Te pido la« defiendas
"Del invierno que sabes,
''No con un torpe hiedo
"Vayan á marchitarse."
Ella me lo asegurU
Con aquellos móldales,
Que su dulce inocencia,
Tiene para estos lances.
Y mientras que uo vuelvan
Las flores de mi aimante,
Estése mi cafluela
Pendiente de este sauce.
Y el hijuelo de Venus
Que dictó estos cantares,
La más amarga ausencia
A llorar me acompañe.
—33—
LA INOCENCIA,
Dedicada
á la flfeadia fllexieana. (1) t
DEDICATORIA.
¿Con qni<> ¡podrá mi ¡musa,
ARCADIA MEXICANA,
Dart« ipor tanto elogio
Las mfts debidas gracias?
¡Oh tú, "Quebrara" amable,
Que en prodaweloues tantas
La suave esencia quinta
De las Piérides sacas:
(1) Hallándose el autor de misionero on ut
villa de San Antonio de Tula, colonia del Nuevo 'Santander, en el año de 1807, dedicó las diea
siguientes Odas fl. los poetas cuyas producciones sallan entonces en los diarios de Mexico"
á quienes habla en la «¡.guiante Dedicatoria,
bajo de aq.uetlos nombres qn« elios SR daban
en sus versos,—B,
—34—
Y tfl¡ TOdlíftwo ".Moyso,"
(¿lio île t» lira litanda,
Prlyaste i los que Rfceaton
Su» UMIOB eiwutïUabaa.
Y tü, fiagoso "Ai'ezli"
A (juieu la adad ni»'«paga
Coil sil 8 esotoonas- frías >
De »mor la axidtattteilkunhi.
Y.tonqué Itms las hijas*
Del guau Jú#it«fc amias,
"Aplicados" tuartóso
l'iu la« discretas olianaasj
Y tu, <|ueitoistea-doso
Ein cuatro letaw guantas (t)
Um nombre que merece
Le publique la fama.
Y tú, "Gan-azuil" diestro,
Que la discordia espantas,
Al sön de las cañuelas,
Que te dieron las gracias,
"üribß Deoquin".... todas
Los qiu,e «ii el diaria se Uajlau,
T©ji6n4ole & mi mmsa
Diferentes guirnaldas)
(1) J. ,M. lt.- í¡¡. AMI B« öi'iiiaiUa amo en el
ülarlo.^E.
—35—
Oon ellas bá subido
A la *«H>tee elevada
De Apoto, y hay «e mira
Entre las nueve betúnanos;
A/114 eu feltoe vuelo
De v,ue»tras grau<d<Js <il<a*
S u b l á , . . . ¡aiiilagm>8 todos
De vuestra» alabanzas!
¿Can qué ¡Mdiiáy ornes, ella
Corresponderé« ¡grata..
Sino <joa itqpetifos
Lo inittmo q w tn ügtm.hv'1 •
Vosotros 1© • üabéis dicto ;
Y &sí estas Üdiis vay-tin^
Que alaibau la inocencia
De una simple uiuehac-li«.
Ellas son, en algunas
Horas desoaupadas,
A ma>ü«ra de"'alivio.
De mi tristesMt aimarga.
>íi niiusa la« éiittfnu,
Y estas alta» montarías
De la vMla ite'Wtó
Keplteu sus tonadas.
Los pastores ea ellas
Apremteu como se aína;
-36Y S. serle« siejnpre fletes
Se enseñan sus zagalas.
Escuchadlos, pastores
De lo moderna AiROADIA;
KHcwohadüas benignos,
Y perdonad sus faltas.
ODA PKIMEKA.
Introduocióu.
Cantar de la "inocencia"
Los aimables candores,
Será el <nïfl8 .propio asunto
De rol caiiinpestre albogue.
Muso, la que desdeñas
A los sublimes 'hombres
Que se van A. la« nubes
Bu sua grandes transportes:
Y. que solo te dignas
Animar los cantor*«,
Que entonan agradables
Suis humildes canciones.
Ta, que & mi ruego fácil
Por estos densos bosques
Me acompañas algunas
Felloe» ocasiones:
Entretenimiento« poético«.—*
—37—
Ahum mils que nunca
Benigna lue socorre,
Purgue de ía inocencia
Quiero cantar loores.
Loores, iine soilterulos
Allá en algunas cortes,
Desprecian los que ciegos
Su objeto no conocen.
Y tú, virtud del cielo,
Alma inocencia, .acorre,
Yuela y dale ñ. mi iinisa
Tu merced y favores.
Preséntale tu nmvgefl
Bajo el rostro y colores
De la eáudida Asíanla,
Zagala (1» e»tos monte«".
Y Haciendo este milagro,
Verfi's irts vicios torpes
Que arrastrándose huyen
Y en BÍM* eneras" se esconden.
Yer&s en tits altares
I-as iiitós preciosas flores:
Que brotan los afectos
l>e nuestros corazones.
Mientras que .la comarca
'fe llaaua coin el mniiibre
~38De la diosa tque iufluy«
Eu los castos amoves.
Y la fanm alentando
Su retorcido bronce,
A l e g » desüiarraum
Tus gracias por el orbe.
Esto baste, inocencia:
Y que mi ni usa sople,
Que ya mi albogue suena,
Y las caJbafías le oyen.
ODA II.
LA ZAGALEJA.
Erase BU estos caiiimws
Utta graciosa ulfia,
Que uunca vio 'la cava
A ¡a twgra mal i fin.
Lilevôla ma inocencia
De acuerdo «MI mi ilkjlni,
l'or tío estaba y« en vela
De anís jwibi'es embritas.
En »us n«it!'OH ojuelos
Que el dulce lúdalo tmbita,
Y en sus imipíirevs labios
Que se bañan tie risa,
—39Se ásoina milagrosa
La hojieuttdftid sencilla,
Que si esperanza alienta,
ïanrblén temor inspira.
Amor, que de in i pacho
Su blanda euoa hacía,
Cocino yo la mirase,
Despierta á. toda prisa:
Y äuego par el aire
Batiendo sus alitas,
Se va al tierno regazo
De la silvestre ninfa.
Elia teme 'Cobarde
Al verle mía ascua viva,
Y de su seno de áuitHU'
Le arranca y précipita.
Mas luego su ternura,
Superior ft lo esquiva,
Del suelo !o leva ota,
Y le ha«e mil cariólas.
¿No te acuerdas, Anarda,
De Jas primeras visitas
Que tuvimos? ¡Ay tiempos
De nuestra alegre vida!
Huyeron
mas dejando,
Sin aguar nuestras diohtts,
—4°—
M ti motivos glorios«»*!
De Inocente» delicias.
Porque ellos sol win en te
Lo carlnco dominan;
No la virtud, que el alma
Sus bienes eternlstn.
ODA III.
LA SIMPLICIDAD.
Cuando en la dulce A na ni a
Onal por vidrieras veo
Aquella au agradable
Inocencia del .pecho:
Me acuerdo lo que sabios
Declan nuestros -viejos
A toaos aus muchachos
En pastoriles versos.
Al son de sus zamponas
Cantaban, que limbo un tiempo
En que bajó A los eaimipos
Una virtud del cielo.
Los hombres que al mirarla
Nuda y de rostro bello,
VA nombre de la atmaible
Simplicidad le dieron.
—42—
Tus mercedes y grmt/ias,
Quo ella guarda MI SU seno.
Donde yo cariñoso
X rendido, te ol'reaco,
Como eu ara sagrada,
Mil sacrificios tiernos.
ODA IV.
LA OOIMTtEtRITA.
Uuíi mansa 'cordera
Tiene la dulce Anarda.
Que yo la di obsequioso
De mi corta manada.
Sonoros cascabeles
Le eiwlga en 1« garganta,
X un j>enaoho le l'ovinn
De cintas coloradas.
Erase la ovejilla
Kn la verde campa ña,
Envidia de las otras,
V hechizo tie su aima.
Mas ;ay! un lobo hero
Que eu la iiMi-hí! callada
Bajó, cuando yacía
En sueño la cabana:
—43—
Del nannbre que le roe
El corazón y entrañas
Agitado, la embiste,
V su sangre derrama.
;.Dá, Pan, i?st&s dormido?
¿Tor qué tn ronca flauta
Crin stete horrendas voces
A las fieras no espanta?
Y no que Auar.rta triste
Hoy llora por tu causa,
Sin artmitir consuelo.
Mil l&grimas amargas.
Pero tu llanto enjuga,
T ternísima zagala,
Que sí la oveja ua muerto
AÍJUÍ tienes mi alma.
Mi alma que te quiere
Con \m amor sin mancha,
Como otra corderlta,
Que te traeré mañana.
Pero, cuidado, mira
Que de otros montes bajan
Otros lobos, hambrientos
De otras corderas mansas.
Guftrdaite siempre de ellos.
De loe hombres te guarda,
Que carnívoros buscan
A las simples muchachas.
—44—
ODA V.
EL PBEMIO.
Píllenme las zagala»
Que les cante la bella
Perspectiva que forma
La alegre primavera.
El caso es venturoso,
Pues sai favor me enjtpeñan
Lesbia, Lidia, y Attarda,
Con mil dulces promesas.
Benjdfme, pues, gozoso:
Rendtme
¿Y quién pudiera
No rendirse ft la Instancia
De tres mooha'chas tiernas?
A su influjo suave
Desatóse la vena,
Y espacióse mi musa
Por la pintada selva.
Y asi cantaba el cómo
Y el cudnido 8, nuestras tierras
Se aswmaba la diosa
De la estación rlsnefia.
Y oómo va sennhrando
Sus flores por la selva.
-4S—
Que por cogerías corren
Las lindas zagsjejnis:
Mteorticae que Jos pastares
Cou Mandas cañuecJais
Mis amor** la« cantan
Y sus gratías festejan;
IOOU otras miiohas edsas
Que ltlenarou la ttesia
Y que aunque no son malas,
Pero que son ya viejas,
GaMaba; y Iwetgo QÜÍM,*
De sus floradas hebras
Lesbia un listón . jjaora^I^j
Y lo faja ft mi treiW».
Al dedo i>er|u«íllto
Una ebúrnea fineza
Sa¡ca Litlia, y . a! mío
Lo Uaeé entrar íl fiueraa.
¿Que hairâ entonces Amadla,
La dulce iiMichachueln,
Que.mi afecto se roba
Con jäii simpile inoueaic-ta?
;,tjuéhai'Á entouaes? niie, niiva;
Y la cam cubierta
Del color q,iie le saea
La virginal •luo.deistia.
—46—'
Se acerca titutoearado,
Y una blanca aîwoana
De su ailibo pecho arranca,
Y la pone «n mi itie.sitfla.
Se oye ail pronto un susurro,
Coimo öl quite la« atoe jas
En eil hueco levantan
De la obscura colmena :
Porque muclios zagales
Que ostóin por Ja pradera,
D¡«curren. ^.. como todos,
Aillfi, con sus cabeza«.
Unos, discretos votan
Por el premio de Liesbin,
Y otros por el d.e Lidia
Mil raKon.es alegan.
Yo que no entro en disputa«,
Hut de la corntienida ;
Pero dando al de Aunada
Mi amor la preferencia:
Porque en él conteMiiixlabn
Cifrada su i noce nein,
I'm la quo en estos catmpos
Mis versos la celebran.
Por ella, más que ¡i naidl-o,
Le cantaré la Mila
Perspectiva qme forma
La alegre prima vorn.
-47ODA VI.
LA TORTOLITA.
La tortolita tierna
Que eu jatuUta curiosa
P e mimbres dei léanlos
T.wita mi pastora:
I>a que huérfana vino.
Por stierte venturosa,
A morar en sn seno,
Como en n lirio de nronwis:
La misma que (l su dneîïo
En aipaclbfles liaras
Su inocencia tltvterte,
Y sws delicia« forma:
Esta mañana, es cierto,
De la frágil custodia
Salióse, dando al viento
Sus alas voJadorifls.
Sallóse cuando en lo alto
De lias pajizas chozas
ES halcón afilaba
Sns uñas trime* afloras.
Eate la signe, y alta
Revolando medrosa,
—48—
Huye; y por todas partes
Las auras lews corta.
Yo erntonoes preparaba
Mis flecha« cazadoras,
Con que sigo ft los ciervos,
Los ¡pardos y las onzas:
Y con certera mano,
£ en nombre de la diosa
De lo* boaquies, disparo
Una jara sonora.
Silbó el alije: y al punto
En presencia de todas
La« Napeas que iban
En séquito de Flora,
Bajo el ave rapante
Envuelta en sangre roja,
Y la tórtola simple
Con vida milagrosa.
Al mirar el suceso,
Estaba como absorta
Anarda, y yo le dijte
Pautándote ©stia copla:
"Anarda, ten ptíeeente,
"81 sales de tu ohoaa,
" I « malicia del mundo,
"Tu inocencia y mi honra.
—49—
ODA VII.
KI, HIJO IMS VBNUS.
ifiniMilo )¡i ¡itrtL-eiit'iii
[)<> Auaivla, y Jó aetofciUn*
Qu« se urupistnm lue gracias
Quo !» hace» èôiwpiinia:
La Insolencia pmsuiliie
Temwi'ariii sus tlfclia«,
Eu el ciilpji.Ule goce
De faciles carleta«.
Pero, ;euta e&gafiaila'!
lMies rot eelo la nvis«
Döt mal en quo n-qpiiezaii
Lias Imprudante« nifîas.
l'or esto, aiiiuíiue itioomte,
De lae-flwAtais:*e 'libra
Que Amor, hijo de Vomis,
I je dispara emcefadlidas.
RiKilaudo ente muutiaebo,
EmboBeábase un klía,
Oual cazador qive acacha
lucütitas liebracílla«.
Y OCBHO entoe las ramas,
•Die BUS caiu telas fía
—5°—
BI triunfo â que avivaba
De la inocencia mtomu.
Como otras ocasiones
Tras sus couderas 'iba,
Buscando fretsieas Sombrais
Mi Anàlîda siim,plc¡clliln:
Saco la cara eaitoiiews
Aimor, y la Convida
Con sabrosas cireetlas,
Que aílf cortado habla.
Cuando otila advierte oí riesgo
De las 'redes que pisa,
Ltania a. su honor, que acaso
Ya en su fcagafl vonta.
Libróse: y aquí es «muido
Dobladas las rodillas,
El diosezutelo astuto
De la chipriota Isla,
Mirando & toiiías partes,
Y juntas sus manitas,
Mil pwjherkros forma
Que a mt me hacen eoaq'uiílla«.
y .llaiiwanido U lb» Faunos
De aquellas 'serranías,
Gamo teiStigcüS flak's,
SU amparo ies smplUsi,
—51—
I'evo ai flu de «IM votos,
Y plegaria infinita,
Mezclada con xm dulce
Torrente de mentiras.
La merecido, gaia
AJI pronto se le aplica
Que se (M ft los rauwhaaho»
Por sus travesurtllas.
Las nimias de las montes
Qu« estaban ¡V la vista,
Kieoldo a carcajadas
La öesta solemnizan*
Y OupWo die entonces
A mi zagala mira,
Como gato escaldado
Que huye del agua fría,
ODA VIH.
LA FUKXTECILLA.
En el ameno soto
Bó suelo entrarme ä ratos,
A repasar memorias
De >ta1ia «pueriles años:
Hay un ojito alegre
r>e agua pura, manando
—52—
B! humor de algún rio
Que corre subterráneo.
Jamás se le avecinan
Los sedientos ganados,
Porqiue Dríadas verdes
Lo eefto siempre giuandamlo.
Ad ufiiueii del silencio
1'awsee consagrado;
Y aun uo sé qué •rehira
Be suiefioa. y de encantos.
Allgniio <J¡e estos Mm
X sa orilla sentado,
Contemplaba lo liimQiio
De sus cristailes claros.
Su linfa tra-nsiparante
Mis ojos penetrando,
Alcanzaba la vista
Los ipececlUoB vagos,
Y las pequeñas guijas,
Qu* allô, como mi letargo
Hundidas en öl fondo
Se advierten descansando,
Entonoes a >mi dueño
Eli símil ajprapianido,
Por eu peubo seaclllo
Que nada me lia oouijtaWo,
Entretenimientos FoítlceB.-n
—53—
Escribí como nuile
En oí tronic» <le :un ár.lxjil,
Olilro muy corpnlent«,
üsstos Tensíllots cuatro:
"Amí-Mti, si á este sillo
"'lié -trnjeiíe el acaso,
"Éu esas ag-uajs mira
"Ttt natural retrato."
ODA IX.
LA VKNU8 DE OïlïFHE.
Vociugilei-a !a fama
Cu finta >ccuiio Cppido,
Burilado por Au arda,
A su madre le dijo.
Y como allá eu eü bosque,
Entre espese« ileutiacos
Fvé ¡castiígaitlo, siendo
Tan 'tierno y tan Ijonito.
Y que Irritada Yfn'ua
Ilasgaado aus vestidos,.
Y dauöo al suelo muchos
De su» uncientes rizos:
Titjs, cuatro
y uiuclias veces
Con Mantos y cou xrttos.
~S4—
Juraiba là veagatíBa
POT los Jagos EstSgios.
Y Oil» siîb!et(fl& «it cario,
Y dlejauldo los eiiprios
Lare«, Él ttttestras tierras
Dereeihft tomó el giro;
ï quo eil au auxilio v lernen
Mil flecheros Cupido«,
Cam» tordo» que vaigaai
Tras Oeres por las trigos.
Mas i*i\iÉ imfpovta, si Amanda
Aun<j>ue simple lia temulo
Para toda» sus buastès
Uu peoho dlauoanttooï
Hl caso es como »uéoo¡;
Mas eu v«wlad yo lie vtato
Un etjéiwtto granrieDe ailegïéo pastoneillos,
Que siguen á. ml " Anwofta
POT 4OS v&Ltes floridos:
Y esto atxtterra mkrtei'kKs,
Y eucantos, y prodigios.
í'Fiuea qite? ¿no pHdw'Veaus
Dar allñ, con nochizos
La 'femma de sn^ak*
A sus Anuos«« mismos ?
-55Ï ¿juara qué todo eatui
Tú, la reiaa *le G-uklo,
Y (te Amaitiruta, y Pifos,
Y otros pueblos datHUYOsï
¿Para qué Uw bflaitdoras,
Tu poder y douai uios.
Se exti anden haste el -campo
De honestos j>astor«ltosï
¿Para qué toast» guerra ï
¿Para qué taute* tirow
Preparas i. uua joven
pie un ¡peono el mas samctiloí
Pero: ¿<jué rae detenga,
Pastorea, en deeiros
La lusoiieuela de muchos
Aiuioi'Bíi atuevlidos?
Una lóbrega noch«
Cercaron «1 parteo
Albergue de tni Anarda,
Sus »jas ya (town ¡idos.
Mas juego itenpertaudo,
Y daaflft vaoes 41jo:
"Aufriso, aicarr«, vuela-,
"ï'tt homar ue linUa eupeligro."
Y ellos, como 'ladrones
Ail truieao fugitivos,
-56Con «u madre te« Meron
De vergHouza corrillos.
Acarax»fi»cliBe grato*,
Pastores mis amigos,
Y cáatemo« tifíanos
AJI ¡SOU de! cara-raMIo:
"¡Víctor! ¡Qh, viator grantde,
"Attarda, y siemipre victor;
"Que aunque simple tuut tributado
"De V6aa* y OuptáoP'
ODA X.
CONiOLUiSION.
Todos cantan materia«
Según sus facultades,
Ayudados del gusto
Y primores del arte.
¥
Los
IJÍIS
En
asi cantan felloe«
rústicos aagales,
gracias de sua dueiíos,
que nías sobresalen..
F"al>io cauta de Mkila,
En cítara sonaaite,
Iva« heobLeeras voces
Do sus dutaes cantares.
—57—
FJoridano, de Lisi
Lais figuras que enbe
Diestra forimar en todos
Los eam®esiiiOiä twites.
Amin, de Aleja lo albo
De/ su mano tornátil,
Cuando las cuerdas de oro
ö e sa vttraala taflet
También de su Dortla
Los ojuelos vivace«
Canta el sabio Fileno,
En metras 'agradables.
NfcanldTO, de Roseada
El aliettïto «nave
De odorosos clav-alee,
Cuando la boca atore.
Nemoroso, de Tirsa
El oraello, compáctale,
A la nieve, que adoroa
Con sartas de eorafles.
Todos enutaai discretos
Según su ingenio, y h a t «
De este modo á eus «dueños
Suje±oB jaemorabíes.
Yo empero cultadiMo,
En tanmllde lenguaje
—58—
Cantó de la inocencia
Los dones singulares.
Cantólos como ¿»unie,
Bajo öl propio seinhlaiute
De Anarda, qme es el dueño
Que por suerte m,e cabe.
Si acertó en los colores
Que presentan la imagen
De la vuifcuid, que es propia
De genios celestiales.
No importa <i«e tu noiinbre
Se quede en estos vailles,
Amarda, y que el silencio
Paira sioinipre lo guardo.
Tomm -mi aUjogu«' humilde,
Ï ten aqueil fafool grande
Qu« hace frase« tu CIIOKU,
Que penda en a<MaintiP.
Allí estanö, tue ojos»
Sin que otro •amov allaite,
Que el que nace de un pecho
Sencillo y como de Augeil.
¡Oh, si eä tiempo quisiera
Los respetos guardarle
Que hacen vivir por siempre
A la virtud laudable!
—59—
Entonces 61 viviera,
Y tu tyamdo toairftcter,
Aunque simple, sería
EJempao' ein Jas e&aûes.
¡Ay! guarniente los cielos
De tíiKsiotgos faiaoes,
Y ta alba frente ciñan
laureles in-mortailes. (1)
(1) Cuando <en el año de 1807 pasaron estas
diez odltaa á .la censura dert señar D. José Manuel Sartorio ipara que se iin^rlintleran en
nuestras diarios, compendio tan r e n t a b l e
sabio todo su parecer en esta corta, pero enérgica exclamación :
"¿Quién puente negar aiu aprobación Û, estas
"baltezas" tan dignas de salir at! ipöiblres?"—
SARTORIO.
De intento no he qruerido poner esta nota
hasta «1 fin de dllas, porque no dudo que encantado ya el lector con su hermosura, exolamartj también: ;, Quito te puede negar el tributo de la admiración, oh dulcísimo Navarrete?—B.
La música da Celia,
Quoniain coniveBtaus ambo
Tu calamos Inflare leves, ego dieere versus,
VIKGÏL. EGLOG. 5.
ODA PRIMERA.
Id, mis versltos tiernote,
A 1« presencia augusta,
A las ara» divinas
De Oeíla, ttelftaid dura.
lid ft sus manos atibas,
A aras ruanos ebúrneas,
Que al Ja«míu toaren negro,
Y â la azucena obscura.
Aquellas manos sabias,
Que dUeetratnente pulsam
£11 Grgaino sonoro
De las cantaras musas.
—6i—
Besadlas: ;ag'! besadlas
Cou isuiulsiún proímuda,
A. nombre d*il quo OS mandil
A tan sagrada aiUmra.
¡Aí'! venturoso« Jadüs
î^eiiâHs,.^ qi» «s iíiái*SL-a
Por su« muy castos ojo«
Sa Oto amor y fe pura.
ODA II.
Canten oticus poetas
De au objeto amoroso
Claveles por mejillas,
Y •laceras por »jos.
Mientra» (ju* • «n petiiwñwilos
Dulces versos yo eintou«
Ija música suave
Do la alna que adoro.
i Oh ! {préstame, divluo
YAUDUS, tu laúd de .uro:
Kl -uiliamo que jJwlUiua
Houniv al ïniiml« Aip«u>.
Connu uíoanne el Lierno
Aiquel u»uy blaado soplo,
Que £ué pftra tus vacuo»
Como un v.itaíl favonio.
—0¡2"~—
Aal tu diva FBI«,
Cou recuerdos gloriosos*
Kivjiugije ¡(tara siempre
Tus tan fúnebres lloros.
Bromees mis veremos,
Con son mßis delicioso,.
Que pláílulü ramimrtllo
De peque&UKíQ arroyo,
Irán & los oídos
De un «tttmla'éro temoso,
Duro ft mf, como blando
A musiteatas tonos.
¡Ay, Celia! ¡ingrata Ceta!
Acá como en un trono
En el alma te miro,
Y humilladlo te adoro.
ODA III.
En éxtasi a} más dulce
Mi alegre fantasía
Del celebre Parnaso
Ijlevóme hasta la cima.
Entre mil eaipriidnosa»
Cuanto agradables ninfas,
Eft atora me awatowtan
lia "Música" y "Poesía."
-¿3Estas dos beul«» artes,
Como IRIAKTK flet-fa,
Yo la» vi que tojcabwn
En urna misma ltrft.
Y Jove, el almo jMMr«
De tan augusta« lujas,
Desde au sou lo exeetso
louées les coawmiléa.
All paiteraal influjo
Estrechamente unidas,
Tina y otra abrazadas
Sus gracias eteisni«an.
Mutuos isuw sacros labios,
Las rosadas mejillas
Con ósculos se alternan
En fraternaö caricia.
Aquí vuelvo del rapto,
Oeilia dal aJma mía,
SoillcitajQdo el gocé
De tu gracia benigna.
Y que los anees versos
De mi tierna poesía
IJOS iLlevaim Û. sus toaos
Tu música divina.
; OU, si tal suoMierá!
í.OiiAnito mejor síerta
La reaMdnd, <ine ef «íieílo
De la Imaginativa?
—04—
ODA IV.
i Qué quieres, wrnov ueeío,
Si en pago del eariüo
Que ft Ceíia ingrata ttfeues,
Ya su rigor has visto?
I Oh, más que el bromee dura
Sí, más que el bronce mismo
Dura, la que ñiiUltratn
A un teffueauelo niflot
Asi exclamaba, citando
Em îni triste retiro,
Dura Gell», eeajrt«mn)ilo
Tu rigor excesivo.
Entornoes, eea »ueño
Que me cae de improviso,
O fantástico rapto,
O amoroso delirio,
VI «Bitrawe pov la miento
De ««te cuarto que hiblto
Dando flébiles ayes,
Un pequeño iuÉatatialo.
¿Que ttouies? le pregunto.
Dímelo, ¿andas pendido?
&Er«s huérfano a^aso?
¡Ay! ¡potore invw4isiiOU>to!
-6SYa un diluvio de llanto
Sus tiernos each-etltos
Inundaba, ¿lloviendo
Mi áminio counyasivtx
Y arrancando del a t o a
Un blando suapiruiu,
Me resoponde: '^paipa,"
"Papá," yo aoiy tu Uljo.
¡Ay! qué ¿no me tonooee'í
Yo soy tu amor, «1 minim»
Qu« en Celia rigorosa
A "mamá," solicit».
Bopqwe «bsonto «U luis gracias
De sus mArico* trinos,
ESevajdo me tiene
Con «OíMttas y trio*.
Ma« ella rae deáipacba
En busca de cariño«,
Y madre que me envuelva
A.
No puado decirío.
SI, ya te «attend© mi itítoa,
L«e contesto: ¡angíflirtoí
Vante á mi pecho, véate
A Ira cuna, d tu abrigo.
Duérmete; y la esperanza,
Consuelo de afligidos,
—66—
Que te uiairteilèa
calla;
Ten paciencia, hijo mío.
ODA V.
I>toel|>ula «le AipuHo:
Ornando yo te eouteinyio
Dlvertkla pulsando
El sou ora insfeumanto:
Guarnido en raptos del ullina
Miro tus albos dedos,
Honrando del teclado
Los marûles muy tersas:
Eistaiba por -decirte
Que como en grato sueño
Escucho, aunque distante,
Los acordes acentos.
Tu rnustea nigra daib le
Con un divino fuego
Alienta, «í, no hflty duda,
Ail lenta uní deseo.
¡Ay, Celia, Celia heitnosa!
Con sus alas soberbio
Sube & gozar las luces
De tu etevado cielo.
Mais lay! (fue desiumibrado.
Tara loco pensamiento,
—^7—
I!j:eclii*¡t)aidQ b^ja;
Pero en amarte ciego.
Ciego etu turnarte sigue,
Por imú« que toa intentos
Castigos Le preparen
Desipuée tie -bill tKupteao«.
Este es »mor. coaata.nfav
Mas cou tan du-Vee objeto,
Las penas se hacen glorias,
Favores los desprecios.
OI>A VI.
Ja>niá», ¡»Il cielo santo;
Ldi teaitaeïôn tuviera
De amar niñas que JHttían
A !o snbfn« lo sei-líis'.
Mt volunta»!, menlroistt
Bn esta parte^ era
VjDgeu, y así tenía
Su algo ele recoleta:
Y mi amor, cauto ulao,
No crtwtafltfft su .tnouenciii
tteieno vento tenía
De CHstMaKí penipetiua,
PACO j ^ y ! guie al couteaoplarte
Aunque adusta, diacceta,
—68—
Todas mis precauciones
Las ecliaste por tierra.
Mas nada hablas perdido,
Si por la -contingencia
Tai gracia, Calía liemuowa,
Mi amor te mereciera.
Podías, y yo lo di KO,
Gorrespomdeitle tterua,
Siquiera ponqué haata ahora
Tú has sido la primera.
¡Oh, Cellu, Celia Ingrata!
i Ay! ôiniaime siquiera
Porque nunca eu mi vida
Quise á graves ni austero«.
;Oh, como te cantara,
Y al comip&s de tus cuerdas
Te dijera ¡rail dulces
MU -cancioocilMaíj tierna«!
ODA VIL
¡Oih, dichosos mil veces
M (isleos celebrados:
Tú, "P3«yel" expresivo,
TU, "Halden" soberano!
¡D-ichoso«! sí, por vuesdras
Obras de ingenio taro,
Entretenimientos Poéticos.—0
<iue acaso ¡a hábil Celia
Ahora esbá estudiando.
Justo os hace, no hay duda,
Aun nías afortunados:
¿Para cfiié mayor gloria?
¿Para qué mejor lauro"?
Yo uo le trocaría
Por el eterno ramo
(J-iic «u su llorada fronte
Ostenta Apiolo ufano
Vuestras ciMiinoskioues
Pol' virtud, ó milagro,
llagan su otoin. mils dulce,
Y MU genio itíft« blando.
SUMO itou on su pecho,
Eu su i>ei4io ni«« blanco
Que la candida nieve,
Y el bruñido alabastro,
Aquellos .semtiimlenitos
1 »¡vinos, más que liuinianos,
Que uresümien de tiernos,
Stu desmentir lo castos.
líl minino ¡imor (JUIB e.n «lia
TIMIHIM) ha que estoy buscando,
Por lisonja il ¡lo menos
D«l gusto con que la aiíno.
—7°—
ODA VIII.
lintcousoíabíle estai m
Eil niño Amar, y dkíen
Quo á su maidre fo diosa
Auf le llora triste:
-"¡Ay, madre! uo sé cuino,
Nu sé cómo docilite,
Quo Celia inexorable
No quíore reclblrní«.
Ksta deWaid míe agravia,
Gunrotlo os que no me nuliuile,
Parque intereses bajos
Son mis únicos fines,
íQué dices, matine, tic eso?
Atom madre, ¿qué dices?
Pues yo ¿.para' qué quiero
IJOS dones contentibles?
Aunque muohawUo, no nudo
Con eiapeños pueriles;
NI Irago el trato vea • comercio
Que me desacredite.
Yo busco los halagas
Era tonos apacibles,
Como nlno criado
Con tu« tiernos med indues.
—7i—
Estos sou en mis "pascuas"
En mis "pascuas" fälioas
MI "turrón de Alicante,"
Y también mis "collates."
¿Y quo catando se llegan
Mis cumpleaños? me sirven,
Si, Jos dulces halagos
De muy preciosos digas."
Entonces Vén» ne blamla
IilsueSa es qiue le dice:
"Aínda, cuitadlo, apremie
L<as cliainzas femeniles*.
Y it la deidad que nombras,
Y en guacias me concite,
Dlíe: que eres muchacho
Digno que he acaricien.
Que te quiera, que te ame,
Que te aflore, y estime,
Que & su ¡seuo te lleve,
Y que eu él te eternice."
ODA IX.
A tí, Fama glloriosa
De la ( divina Celia,
Que sus gracias publicas
Can cieu bocas parleras:
—72—
A tl que te das todo
Un cúmulo de prendas,
A tí me quejo, Fama,
Pues tú me haces quweifla.
Si es tau tierna que admite
El símil de la cera,
(¡liando dôciil se ablanda
A la llama febea:
¿Cuino dura resiste
Cual diamantina pitvlra.
Al fuego de un fumante,
tjne ansioso la ilesea?
No, Fauna, cuando alaben
Tanta beldad, oxprasa,
Su ingratitud, cual mancha
]>e texíu su belileza.
O así como la somibra
Al claro 8(»1 opuesta,
O en cundhda maîîaiia
Como una nube ii*>t;ra.
Y tenga Celia Ingrata
Bl uoaubre de discreta,
Y de hermosa, y de sabia,
Y otras mil cosas luu'iias:
Y sobre todas cuanta«
La "música" se lleva
—73—
Alabainaas sublimes,
BObllqiiese maestra;
Pero el honor más grande
De la no turad essa,
El título de "dill«,"
No, Fama, no lo tenga:
Hasta q.ine & mis »morsa
No ha,ya dado las prueba«
Quo îas ¡eyes Imponen
De la criniesiionitlPsncia.
ODA X.
Estas san, [oh sagradlo,
Exceteo, saibio numen!
Los silabas postera«
De mis vwsiLlos Alices,
81, Afpolo, pana slamjpne
De' 'tu elevada cumbre
Me despido, Morando
El rubor que me cubile.
Porque dime, si Celia
Como un empeño inútil
Habla de leer mis versos,
¿Por qu£ suave le Influyes?
¿Por qué su a t o a dispones
Con toidas las vlrtffldes
—74—
De músicos encanto«,
Aunque cil verso no (wntehe'.'
La música y poesía,
Por tus hijas las tuve,
Y en armónicos lazos
Las hiciste iiisoluWes.
¡Ea! vaya, Apolo, (lile
Que con su hermana junta
A mi poesía tierna;
Por miáis que la repugne.
Que es paternal precepto,
Y es fuerza so ejecute,
Que un punlto no se aparten
lia« hijas de tu numen.
¡Oh, si tal .sucediera!
Yo en métirk-as lnaiitles,
Su "clave" elevaría
A eso« ciellos azuiles.
Para que allí brillara
Comió la lira ilustre
Del milagroso Orféo,
Entre las claras luce».
ODA XI.
¿Con qme puado entregarme
Al consuelo? ¡dichosas
De amor das dulces flechas
Que dientan mil victorias!
—75—
La mayar fue vencerte:
St, Celia, y más que todas
Aú amor acredita
I>e fuerza poderosa.
Todo
Y i>or
Se 'me
Su tea
al amor lo vonoe:
el alma toda
enta-« y me consume
abrasadora.
Pero, ¡qui' dulce! ;ay., Celia!
;Ay, Celia muy hermosa !
¿La sientes tú Y ,pues deja,
Deja abrasante toda.
¡Oh, blandos Cup idilios!
Con ala« vagorosas
Vflllaid: venid: tejednos
Bettllsimas caronas.
Quemad inciensas suaves:
Kqparckl frescas rosas:
Oarotadmos diuleee h tonos
Con garganta« sonoras:
Y repetid alegres
Do aituor ia grau victoria;
Si Celia con su "clave,"
Fidelio «on ¡sus "odas."
_76_
Bn la siguiente composición Imitó bellamente
ftl autor íl D. Juan MeilÊudez VaMés, en la
"Paloma de Filis." ¡Gran privilegio de los
Poetas: transmitir â da posteridad aun las
mfnlmms cosas tie sns dueñas!—E.
-77—
La Pollita de Clon.
ODA PRIMERA.
SI el suave pajarlUo
Que & Tiusbla fué ^mbeteso
Dio materia al CATULO
Para tonos funestos:
Y si VALiDES divino,
Inspirado de Febo,
La "Paloma die Filis"
Ca into eiv graciosos metros:
Favor, oíh Manidas musas,
Hoy sea, ï»ues os lo ruego,
La "Potito de Otori,"
Asunto de rails versos.
-
7
8-
ODA II.
En al (luloe regazo
De mi Glori halagüeña
Una allègre esperanza
Cumplíame mil promesas:
OuanKlo de au morada
Entrase por la puerta
Dando llorosas plaidas
Una ipod.lita tierna.
iDel caseairön Pintonees
HaMa salido apenas.
Porque eran sus plumillas
Como de Manda seda.
Al Instante mi Olor!
A su fälbln la lleva,
Ya en T»U seno la pone,
Ya la saca y la besa.
Tente, Olorl, y te guarda
De prodigar finezas,
Que S, ml se daben sólo
TMS expresiones tiernas.
ODA III.
Ya en ei seno de Clori
Se arrolla su pollita,
-79Y al caiorcHlo blando
Sc queda ya dqmnida.
-¡Venturosa ipolluela,
Que te ves socorrida
No bajo de unas alas
De piranas nial nmHtdas;
Sino ¡en al íiiiamo seno
De Clorl, donde anidan
El »mor delicado,
Lus ¡gracias, las delicias!
¿QMÍ Unpotita QU* los hnidos
To hiciesen peregrina,
Si tu suerte otras avos
Gamo gloriosa, envidian?
Sigue, sigue en el seno
D6 gozas imil caricias,
Con gusto ide -tu tlueño,
Y con envidia mía.
ODA IV.
¡Qué tiernos tus oficios.
Que graciosos, que humanos.
La huérfana poluta
Debe, Câorl, il tu mano
Ya de arroz le ipreMenta
Los pequeftuelos (minos,
O ya el trigo que quiebras
Con tus dientHos arlbo«.
No sé qué siento, Clori.
Tu genio es ya más Mando,
Que cuando yo gemía
Bn busca de tu agrado.
MI tierno amor entonces
Tratabas con agitwio,
No obstante que te haefa
MU dulces agasajos.
Pero, si ya ule quieres
Olori, ¿dí si me engaño?—
No.—Piles & Dios memorias
De tiempos ya pasados.
ODA V.
De Olor! la pollita
Ha crecido ya un poco,
De suerte que ya puede
Subírsele hasta el hombro.
Desde aJií solicita
Abrigo de algún modo,
Entre las robla« hebras
De su madeja de oro.
Tal ve» aflatpga el cuello,
Y su piqtílllo corvo
—8i
A besar-se dirige
Del labio el <dav«l rojo.
Jíl aljófar unemuido
De sus diaiït'ltos t'imtos,
Pk'tii y »u eiifiaöo.-ejüianwa
Ailla eu su fwble toiuo.
l*eix> ya. se consuela
Cou néctar m&s saibroso
Que el que A JiliHtier *¡lrv«n
En su albo «uiisistorlo.
ODA VI.
Cuando'al uarabro te subea
De ml querido due il u,
Paaieee que ¡platican
bas dos algún «exirato.
Ya Hagas û, su oído
El i>Iieo vocinglero,
Y .ella volviendo el rostro
Te truena uu dulce beso.
¿Le Ikervas por ventora
Heleaid« de algún neldo
¡.Si mi íiueiia,... al imstaaiite
Te tonelera el p*&ic:ue»o.
Y en e! caso, ;*ju6 dice?
lie pagará, su at'eeto'í
—82—
¿Olvidara que da anuo?
Tft uatias... yo recelo.
Due, dile que ä nadie
Mire con ojos tiernos,
Quu su afición yo sólo,
Yo sùlo Ja merezco.
Diceio: asi los dioses
To iiureu de halcón üero,
Y lo que es mils, goaaiiüo
Uerticlas de «u seno;
Hasta que ihaiyais cmcido,
Y de tus uiitsmos huevos
Saques lunas pollitas
Que te sirven de espejo.
ODA VII.
Los lumaiiici'tos negros
Que en su carita blanca
Tiene mi Olor i bella
Con que aumenta su gracia,
Con blandos piquet ¡líos
Su ipoLlueila le halaga,
Como que solicita
Comérselo« incauta.
Asi lo lie presumido,
Porque en esta mañana
-83Que Clon la tenia
Calentando en su falda,
Ya que Clarl dormía,
La avecilla insensata
Ail más pa-imclpnl de «HOB
DA miuy recia picada.
Abre los ojos Clorl,
Y adolorida palpa
Sobre ©1 puntito obscuro
Sangrienta pimplada.
Bn esta oeaHlöu s« une
Al marfil de «u cara,
Sobre azabache negiro,
Hojo esmalte tie grama.
Que A su mucha Inocencia
De la llalla mil gracias;
SI uo, asada esta noche
Yo la diera la gala.
ODA VIII.
Polilla afortunada,
Así etiando más crezcas
Que te haiga bien la rueda.
De tí se prende un pollo
Que cuando al hombro suba a
De mi adorada jwenda,
-8
4
-
IM digas, que no le haiga
Trahcdö« !l mis finezas.
Due, que si tau solo
Bl temor de la oieiisa
Es H juKlo oueinlllo
Que ßt pecho me atraviesa;
Cuanido de un dura a gravit,
La rfiálMaid sintiera,
¿Qué sería? ¡Ay! ¿Ute, dile,
Dile mil cosas de 6»tas.
¡Ay! dtoelas, pollita :
Asi cuando niAs cnezcas
De tf se prende un polio,
Que to haga bien la ruiada.
ODA IX.
¡Quo bello marldage,
Pollueltt, lineen tus iplumias
Heatzando cada dia
MA s y más tu IwMQosnra!
Sambia naturaleza,
Kn dos colores Juuta
Ouanto eabe de UUKIO
KO las pallas más t'huilas.
¡Qué aJba se ine presenta
La plumosa pechuga,
Eatretentoiiiito» Poéttoo».—7
-85Qu« del sol á lus ru y us
Como nieve ruluntbra'.
Ell ébauo se visteu
Las alas puntiagudas,
Y an lo domas del cueiipii
Los dos colore« JÉ^hau.
TaJ vea fuoinar .pretenden
De jaspes la figura:
Tai! vez uno. llovizna
De priuguitas menudas.
Vete, vete á preseiHiia
I>e Clor! que te Influya,
Porque á sus ojos debes
Tu hechicera hermosura,
ODA X.
La pollita de Cfari,
De catarro maligno
tie lia enfemuado, y no valen
K tañadlos â. su alivio.
La plumilla erizada,
Lo clarado del pico,
Los soñolientos ojos
Son de su muerte indicio.
¡Ay: qué tierna mi ülori
Los módicos oficios
—86Hatse com da poMuela
Iw&ü de sus cariños.
Ya con aceite ia uula,
Y ya la abre el pkjuillo,
Instándola ft que puse
A l g ú n « bocaditos.
Ya eu su aauoroso seno
Le «»licita alfrigo:
Ya
pero nada vale
Coatra *u nial uocivo.
Ya el estertor iic Jm entrado,
Sucede el parasismo,
Y su vitail aliento
Manda & los aires firios.
Y pues la pena paea
Del pobre anlmaJito
A ti, mi Olor! tterna,
]Mal haya el romadizo!
ODA XI.
Si la difunta puMa
No tiene ya reanedio,
Tainta copia de Ha uto
¿Para qué das al suelo?
¿Para gué el llanto turbio
Buijpafia unos ojuelos
-8
7
-
Tan gracioso», tiúi Lindos,
Tan sin limite bellos?
Ya Be quedan sin rosas
Tma caelietitos tiernos,
Como ípraulos que aiwasau
Algunos anroyuirfois.
¡Aj', CSoi'i! qmie se eclipsan
De tu giracioso dedo
Dos soles, cuyas lumbres
Kuioendlerou mi p e c h o . . . .
Qué ¿aun lloras? ¿Nuda valen
De tu Silvio 'los ruegos?
SI, Clorl, otii-o seanblsm«
Ya se te va poniendo.
Lu tomneuta ha ¡pasado:
Míe paiMjoe qme veo
Dell cielo cou lu lluvia
Bañaido el ¡rostro bello,
¿Cou que estas consolada Y
Pues déjame, le ruego,
Buhar mi aunante brazo
Sobre tu blanco cuello.
¡Qué dulüura! uo cube
En ínl amoroso .pecho.
Aihora te suplico
Con toaos tute afectos,
•88—
Que no tengas tuAs pollas
De tau »u'bi'do precie,
Quo cuestan il tus o.fos
LAgrimus, y fl mi VOTO».
—8g—
ADVERTENCIA DEL EDITOR.
Distribuyó el 1\ Navarrete la traducción siguiente • en cinco ODAS, evitando asi la monotonia, que hubiera forzosamente resultado por
la uniformidad de la asonancia, colocándola
en xvua sola, la que siendo muy lairga, IM> hubiera podido dejar de ineomicwlai- al i>ído -nieno*
delicado. A todas ellas les formó sn remate
paira que quedasen perfectas. A tin de que
éstos puedan distinguirse de la traducción.
va>u colocados entre estrella«.
—9 o —
TRADUCCIÓN
DK- U N O » Vl'.JiSO» 1>K
ANGELO POLICIANO
EN CINCO ODAS ANACREÓNTICAS.
OPA VIUMKltA.
¡Oh niña! más suavt1
<Jiw e-1 lii>rm> jraxijpillo,
Y más (|iie el eone.lmvlo
(¿ui' ost'fl rccu'u íiíioiilo.
Mus Müudn que líi tela
Qut! wi O A W ha tejiílo,
Y más ijue téuue pluma
T>e nuevos nnsari 11 os,
¡Ou, ñifla bulltelwn,
Aun nvSs qiiie e\ suiTiotieilln
Cuando vuela MI verano
Pot los ramos noHílois!
—91—
También más juguetona
Que pequeñnelo ardillo
Cuando la virgen lukwwla
Ije dft en su seno aibiigo.
¿Olí niña, muy mías dnJee
Que los panales mismos
De Hibtea, y que de aaiVat
Cantdildos fnagmentillos!
Más Manea que la Iftolw»,
Y también mas que el lirio,
Y que nieve formando
Sus primeros armiños.
jOh niña
* pero basta
De estos asonantillos:
Vengan otros, pwque éstos
Me quiebran ya el oído.
Pero vengan con tragos
De generoso vino,
Que los bríos de Baico
Son también de Cupido.
ODA II.
No puede Lleo, nina,
Remedar tu« cabellos,
NI aquel pastor Anfrlso,
Por amor jornalero.
—92—
Aofi'iso, que con gnm-ia,
Del uuo al otro extremo,
De la frente le bajan
Dorado« h Uos crespos.
Los que con nudos de oro,
Aunque se linllan sujetos,
Hacen vagar las almas
De Cupido traviesos.
MM anillos se forma«
Que con roclo tollo,
Y con dor de mirra.
Se llevan los afectos.
¡Oh, niña muy preciosa!
Cuyos blandos ojuelos,
Son teas luminosas
Del interior incendio.
Yo no puedo oiiirn-rlos
De cerca mi d« .lejos,
Porque con llama oculta
No ne entren, en mis huesos.
No, no parecen ojos
Esos tus ojos bellos,
Sino llamas, y llamas
De un ainioroso fuego.
La« que Vénus atiza
Con soplo lisonjero,
--93—
Y mautiene la gracia
De tu imiiraa- risueño.
•Daune, dame otra taxa;
Mas gústala primero.
Si quieres que me salga
Tu retrato perfecto'.*
ODA III.
Tu nariz y mejillas
De estilo Idulce y blando,
i Como el lirio y la rosa
Ijlamnrélas acaso?
Tus laibtocitos rojos,
De ¿¡laveíes forinado«,
¿Diré que resplandecen
Cual coral encamado?
Dire que margaritas
Son tus dlentitos blancos?
Y de tu lengua, dulce
¿Qué seguiré pintando'?
¿Qué diré del 'hoyuelo
De lili barba, torneado,
—94—
Y der tu blahdo cuello
Como la nieve blanco?
¡Oh qui' brazos tan dulces!
¡ Oh'qué agradables manos!
Ksolas son de la Aurora,
Si de Juno los bracos.
Tus pies, que me padecen
Los de Tétls, ¡qué pasos
Tan nobles! ¡qué posturas,
Ya quietos, ya idajiüaudo!
¡Oh! daime, dame, niña,
Dame, dame otro vaso,
Y que siga la fiesta
Kntre Vénus y Bft'co.*
ODA IV.
¡Oh niña! ¡qué agradables!
¡Qué agnidos! ¡qué jocosos
Son tus chistes freeuetites,
Con #íwCa y oort adorno!
-35—
¡Qué dulces consonancias
Las de tas versos todos,
Que salen de tus labios
Como ¡tmbar oloroso!
Ni la Wa.ada Tnlía,
NI el mismo sabio Apolo.
Que hacen vuelvan los ríos
Su curso presuroso:
Qu"e ablandan A !n.s fieras,
Y atraen peñascos broncos.
Igualan á lo ikilce
De tus festivos tonos.
Todas tus cosas tienen
Mil heeihicaros modos:
Son <lulicee, son alegres
En su ti'aito amoroso.
Tienen mil juyuetülos
Venales en un todo:
Tú sola en tí reúnes
Lo docente y lo lier.moso¡
¡Olí, ¡poderosa alna!
Tu cumipostura abono;
Mas ¡ay! para agradarme
Xo lias menester adorno.
* Echa vino, muchaicha,
Que aunque ya esitoy beodo,
—96—
Quiero
Quiero más trago»,
Quiero morir â sotibos. *
ODA V.
¿Qu« dios no me envidia?
Ni ¿qué valor te ¡basta
Para dejaume ahora
Bellísima tuuehatdhaY
Mas, ¿donde te me ausentas?
¿A dónde huyes, ingrata,
Alegrando los cielos
Oon tu risueña cara?
Mi placer, mi dulzura.
Mi corazón, mi amada,
Más que el oro y (la« ,pkulras,
Y que la rica grana.
Ma« ¿qué digo que el oro,
Qué ¡piedras, ni qué grana.'
Tamiibién unas que nui vida.
Muuhaohita del alma.
Haz memoria, te ruego,
Haz memoria y ropas«,
El tumor halagüeño,
Y sus cadenas blandas.
Desde la edad más tierna
A mí y ¡L ti nos a t a n , . , ,
-97—
SItts ¡ay! ii'leiulo Vénus,
§e burïa ue wis ansias.
* La postrer «upa quiero:
;Ay! dâiinela, muchacha...
¿Ya ni esto nue concertes«V
Pues, vete enhoramala. *
—98—
ODAS
A DIVERSOS ASUNTOS.
ODA I.
DE D-OHQFILA.
Que en meidiecitos nuevos
Yo diera â Darotila
Diez pesos, era' fuerza
De la imaginativa.
Pero ¿quién pone «luida?
Hues los labios de risa
No son como los serios
Que dicen mil mentiras.
¿Con que diez pesos fueronV
¿Y en medios de carita?
¡Oh quô prodigio me hacen
Las ímuchactoas bonitas!
—99—
Y qué ¿«in otra causa,
<4u« por sus caras liuclasV
Pero vaya, si es íuterea
De la imaginativa.
¡Ott cuántas honra« me hace
lu« ttelfe, Dorofiía!
ÍSiu duda que eu su obsequio
MJ d«*eó adivina.
Pues vaya reaibiendo
Eata graciosa niña,
No tan sólo diez ipesos,
Qme éstas son raterías:
Cieuto, mil, uu müióu.
Y la monada misma,
Mi alma, y mí vida, y ttfdo
Bu meldioK de carita,
¡Mas ay! nul amor, no obsi.aute
Que entre ohauzas se explica,
De veras & ¡sus aras
Grato se sacrifica.
Y esto, ni yo, ni Fabio,
Ni Dorofiía misma
Podrá dwir que es fuerza
P e la imaginativa,
— ÎOO—
ODA II.
DE LA MISMA.
Despu«» de leer los versos
De una discreta oiña,
Me acontaba pensando
¿QUÉ le contestaría?
Ba.ttó ei ufiíinen del sueßo
Sus alas, y &, la cima
Del Parnaso armbníu
Ml dôcïl fantasía.
-Entre la saibla turba
De las canoras ninfas,
Sobresale en el canto
Una beldad divina.
Pregunto po>r su nombre;
Y el genio de la risa
Que Ihsiph'a en aquel monte
Las canciones festivas,
Aljre su alegre labio,
Ouyo aliento suavlüa
El aire, como el âmibar
Que las flores r e h i r a n ,
Y en un tono 'brimante,
Cual de uua sinfonía
Eatretuulnilentoii Poético». —S
IOI —
Me responde: es lu bulla,
La iiuusa Dorofila.
D«sde (Rie en dulces muios
Ksta preciosa' niña
Entire las nueve hermanas
Su grata voz auluia,
l'ar,e.e,e <jue con nuevu
Alegre lozanía
F I W W J » las alturas!
De esTii mansion henig-.i.ui.
Y Apolo
e.l ni,isi4)U Apolo
De sus manos confia
Su cíta.ra »j£ oro.
í.Quileu. ser£ Doj,'piiUu'
Yo djje .ttutoi}:«!*!: \'a}*¡);
l'ero esas gracias mis-mas.
81 awpr ojo las d i el jU#mple.
Xo ¡lo bajo Wen la niña.
Yo lt> uanté unos versos
De amor, eoiino por trisca,
Versos tp» uada tteiHHi
De la to¡*gitiativíi,
Mas eJln se 'IHKO .»»'da:
Y mientras la Talín
Del blapido amor no estudie,
Xo lo lnjrú bjen la niña.
— i 02—
¡Ea! vamos > tú que p w d e *
Influirle con tu,risa,
Cou tu risa agradable
Bu mi favor mil dtolias;
Tú que tau bleu te lieruiaiius
De amor cou las varíela»,
V cautas eiMBo & cilio
Eu acordes eaiplllas:
Dlle, que eutüue amores,
¥ que uu« cauciónenla
Mis afectos la deban,
Y lo hará bleu la ulüa.
Entonces iLeapertauidQ
Hallé en el alma mía
Tin retrato muy b e l l o . . . .
Ko liny duda, de ella misma.
Ojos, como unos soles,
("orno rosas, mejillas,
hablo«, como claveles:
;Qu£> hermosa me ía pintan!
V.iva, pues, eu ml pecho:
Amor la haga que viva;
A'uuque diga que es fuwaa
De ardiente fantasía.
Esto coatesto ahora
Que el bl&ado ajüor uve inspira,
Después de leer los versos
De uua discreta ulna,
—í03—
ODA
m.
EL l'HHJN'KO i>EL ASIOll
Dirigida al autor tie unos versos du imnst.ro
diario, que se* quejaba cíe. la nusenoiti del
sueño, causada por unos celos que I« ilaba
AnarAa.
Hiuq tibi «mil muguu liindq tpiwuirtiutt eut.
ED
Baja
Baja
Atom
alas de la noelie,
de! Altó cíelo,
tranquilo y suave,
nflttieu tíe! .sueño.
V al leelio del amante.
Que cou.su tul»te ruego
Invoca tus favores,
.¿lega con paso lento.
Liega, y unge piadoso
¿us fatigados miembros
Del biMsainp agradable
IJue refrigera el euenpo.
Preséntale ft sus ojos
La Imagen cíe su dueño,
La Imagen cairlñosa
Que tuvo en otro tieñipo,
—io4—
Haz, comió eu un encanto,
QUÉ brote BU albo seno,
Convertidos en flores,
Agradable« «.tactos,
Que luego la fortuna
Los vaya recogiendo,
Y trenœ una guirnalda
Pora su aunante tierno.
Después, que ni coronarlo
Aparezca, el dios ciego
En su triunfante eairro,
¥ ü sus plantas los celos:
Y míe mi! Cupklílíos,
Volando por el viento,
Digan "victor"..., y alep¡v>
"Victor," responda el eco.
Y al punto despertando,
El corn ¡con contento.
Aun ni a 1« realice
Lo que le fmja el sueño.
Ka, pues, numen blando,
Ail poder de sus versos
En nías de la noche
Baja del alto oielo.
—ros—
ODA
rv.
A FHJENiO.
Sôm, Fileno, 901o
El pastor de Dorila,
De la escuela de aimores
Sacó grande doctrina.
Apenas de sus ojos
Se le fueron sus dlöhas,
Cuando lógico infiere
Tor sus penas las mías.
Desata el triste pecho,
Y al son de una fnrutllla,
Cual pajaro que llama
A siu ausente aveclta,
Entre los muchos ayes
Que de su alma sallan,
IÍOS montes repitieron
Estas cláusulas mvsmvas:
"Esta mañana al campo
"Sallo mi belila ninfa,
"A tiempo que pudiera
"Dar ft la aurora envidia.
"Ya la noche ha llegado,
"Y aun no viene Dorila
—iötf—
"AmM, DoriKk, corre,
"Que raufe» sHii tu vfsfa.
"Olcrae*, S1 esta es lit iwna,
"Que «niel nie martiriza,
";,Cual sorft In que siento
"Silvio por su Ci oui la V
"OlorVfrt ha muflios ttftmpos
"Que (>e.|ffl esttts caimpiffas,
"Dorarte ttttrto I* ttnhfWi;
"Llonniflo uocífe y Bin
"Mas Devils ntv vtena:
"Dioses, trherfhie ft fioi-lla:
"Y a Siirit»ttwnlWMVtrned'e
"Su ïrm tesetiñK niniPn.
"Vtarn, inen»* itínéíikéms,
"Mtitfiaehas tienit^fas,
"Que üe> mitten" îés qitt* Aíhan
"AuaeWélas tan prolijas."
Así que huiro pfíritailti,
AlïèruB lft voz* irtfír:
"Vívit id mgtü Fileno
"AT ¡iMfo tfe Doríla.
"V-ef nömeneiflo ttewio,
"Amor, (iirer así té inspira,
"Cfefe que »6 le pfigwft
"Ofettsas por crrrteftiK.
- -107—
"Antea bien, su graciosa
"Y honrada pastonciita,
"De atrevidos amantes
"Siempre se burle altiva."
ODA V.
A UNA INCONSTANCIA.
Suspende, fuenteellla,
Tu ligera corriente,
Mientra« que triste lloro
Mis ya perdidos bienes.
¿Cuantos veces, estando
En tus orillas vendes,
Lisi me aseguraba
Su amor hasta la muerte ï
Aquí su diestra mano,
U&i» blanca que la nieve,
En esta arena frágil
^îBorlibiô muchas veces:
"Primero ha de tornara«
"El curso de esta fuente,
"Que el eoraäsön de Lis!,
"Que ft au Salido quiere."
Mas tus promesas, Lis),
No ban sido menos leves
Que el papel que escogías
Para nmaarlas siempne.
—io8—
Las letras se borraron
,'or los soplos mas tenues
Del viento, y tus promesas
Por lo que tfl quisieres.
¡Ay contentos soñados
De prometidos bienes!
¡Ay ¡»constancia propia
De fáciles mujeres!
ODA VI.
A LISI CANTANDO.
Salló la nenniosa Lisi
Con las demás zagalas
A cantar dulcemente
Tün la nupcial cabana.
Desata el suave pecho,
Ï al campas de sus gracias
Con angélicas voces
A todas aventaja.
Su enamorado Alejo,
Que esitá â corta distancia,
Gustoso le dirige
Las siguientes palabras:
"Así, divina Lisi,
"Haces de tu garganta
"Un órgano viviente
"Qu* cautiva las almas."
—ICK)—
ODA VII.
A OLOH-ILA, COX UNAS FllUXITAS
DE PASTA.
Estos pequefios danos
Que la Industria fahrten,
Son friitttas pmtirtfas
Con que juegan la S ntßiis.
Por lo misino & lus aras,
Graciosa ntuehaííliita,
Tu enmante zagalejo
IIoJ* * fa's -Sttóf lütti.
Becfbefas gwatoSft,
Qu« aunque engañan ln vlsui,
Son lisonja del gusto
Cotí la miel que <íestf!af>.
Ulévahte & ttt boca:
A tu boca de' fttíníbírí,
Donde su ser acaben
Con no peí|TKíña dicha,
Agua ge äifc «äfft ïffU'fttftlo
La bffcíi, tal Óforíta,
Contemplando en la tuya
Las pintadas frustas.
; Qui besitos tan tnotetf!
¡Qrré tufethta« mortfWiíáá?
—ITO—
A la verdad, me gfentó
Con la más ¿tutee envidia.
¡olí si fuesen mis TábloS
Las pintarlas fratitas!
Tirasfomnaclon que pende
De solas tus caricias.
;Ay! hazme este milagro,
Que por tu boca misma
Juro traerte otra ofrenda
De pintada« firutitas.
ODA VIII.
A UNOS O A B B L I J O S DE GEMA.
I^uclentes hilos de oro,
Que como hermosos rayos
Fuisteis en otro tíennpo
Del sal en que me abtaso,
Ahora pin: efecto
De amaor atWlls mis mantos:
Como Manda« cadenas,
O como (hitees lazos.
Dejadme una y mfl veces
Cual cautivo bestfros,
Ï adoraros rendido
Dichoso aínante fttaiflo.
—Ill—
¡OU! quiera el alto cielo
Que iuiteiiminaMeií añas
Duren estas prisiones,
En que alegre me hallo,
; Oh cortísima vida
Para un amor tan largo!
¡Ay! Sáname, mi Celia,
Ámame, coauo te amo.
ODA IX.
EN O E T J B B I I I D A D DE r X O « T)TAS.
Eiste don pequefiueilo
Que ofrezco á tus altares
Es prueba de mi afecto
Y de mis coptoda4es.
Por ofrenda amorosa
S61o puede aceptarse,
Pues mas que el oro (1) aprecian
El asaor ías deWades.
Recíbelo, ao tenga
Aunar de quo quejarse,
Y el gusto de tu día
Se le vuelva en pesare*.
Entre tanto, loe cielo«
Can influjos suaves
(1) Se alude â una buje-ría ili; nro.—A.
—112—
Eu éi abril risueño
line hoy junta tus edades,
Hagan luzcan tus prendas
Y gracias naturales,
Pimpollos que el invierno
De la vejes no dafie:
¡Ay! gwfcrdéute los. cielos:
¡Ay! para mi te guarden;
Si »caso te merece
Tu más rendido aunante.
ODA X.
EL DIA DE ULAltA.
Dando vueltas los cielos, llagó el día
De la zagala hermosa,
A quien de Olara el nombre convenía.
¡Oh mi! vetees dichosa
La edad que la merece,
Y que & sus Wandas luces resiplaudeee!
Salve, ninfa, y la tierra enternecida,
Que con tus plantas huellas,
Mil guirnaldas te ofrezca agradecida,
Para tus sienes bellas;
Despaa'raimando olores
A la que es corno reina de las flores.
Salv«, mil veces, y el alegre coro
De voladora» aves
—»3—
fíopitan coa ei eaato «iju* pouorus
Mi aaiior y metro« ttuave«;
Saludando à ta aurora,
Eu la au« es yei" sas gmçl&» *ui xefiurii.
Salve, vuelw $ Atxiv, y á »íi dfseo
Coi-Eeapcmclfc eojjatauí*
Eu los amables tazos de himeneo.
¡Oh vent«rqs(9 listante!
Llega, que tq alegría
île.hará ile Ciaua m&s.gti>ri<*o *1 illa.
ODA XI.
A CLOIU'BN BL LECHO.
Deja tu lecho, zaga leja mía,
Tu dulce techo (16 eu tiutetud repulí
El nlbo euaqyo como suave po*a,
Que embalsaana Ja tértil jtraderlu.
Ya que ewjafteanti sus varias•tonadillas
Las avecülus
Y envía el cieía
Su ty£ al suelo,
'A\u leelw» ikja,
Mi ¡sagaleja,
Por veutr 4 uogw teu»i<i-aAias íleñ's
Al la4u #el zagal, qu-e es tais auuu-es.
Sup alas a#.vai]jiib-lf s -Jmutso el xwtña
Levante de tu«. p^i^adus |)iieeio»os,
—114—
Y brillen tus ojuelos luminosos
(Jomo la luz del día ui&s risueño.
Tu boca do claveles carmeales,
O de atelíes
Bostece, dando
Aliento blando:
Así la rosa
Muy olorosa,
Aibre su eoipa de encendida grana
Al dosuwrtar oon rtsa eu la maiiaua.
Tu manu me darâ-s, que la floresta
Te aguarda ansiosa, desiparciendo oloro's,
Y uua tmi-ba de pájaros icautones
Ofroioe a tu Ulegada alegre fiesta.
Saldrán del rio por besar tus huellas
Náyades bellas,
Naipeas benmoms,
Tirando rosas
Irán delante:
Y eu el Instante
Que llegues al umbral del bosque d-unso,
Ii¡t« Dríadas quemarán sagrado iueiensu.
Mas ¡ay, uil zagaleja! ¿por qué tardas?
¿Por qué tardasV ;ay¡-<Uuielo. ¿No vioin's'í
¿Vor qué causa enemiga te detienes?
¿Mi lado no te oCreüeo? I'UL-S ¿qué aguarda.«V
íAjp zagalejo, como piedra, dura
—115—
A ni! ternura!
Ya desespero:
Sacó primero
Ei sol su caía,
Que me alumbrara,
Siquiera para alivio á, mis enojus,
La aterre tuz de tus rfeueüos ojo*.
ODA XII.
EL
VERANO.
¡Oh qué alegre esta<_'iöu la del Veruiio,
Que brinda flores por el verde llano!
Se Cuë el invierno
Asnero y triste.
Sus gallas viste
El ca>ni¡po tierno;
Los laainsoa vítulos
Soplan sttoves,
Cantan las aves
Dulces aiviltus:
Las fueilfwillus
Vienen corriendo,
Salen riendo.
Las floreáis las.
¡Tierra fl Idiosa!
S! íl tí viniere
—n6—
ÀiiiHTila, y viere
Tu pompa lieiitnosu,
l'on ou au firent*
Ramio vistoso,
Kl más granuloso
Y floreciente.
i Olí si viniera
Ail Torde llano!
Duloe varano,
Du ¡pevauiadlera
A s e n t a r a en la alfombra <Ve estas flore»
Al laclo del zaga!, que es sus amores.
ODA XIII.
KL
asTiu.
I*« dorada* cstyigus coronado
Kl Ksitio se asuma eu e) soanUnulo.
Y si se iuvyaa'a.ii'
IJOIS laibraltToras,
Haoes euiipuñtiu,
Lúa mieses cortan.
De la al ma Oeres
Que el eaitiijK) atloi-a
Kirtreteuhuleutos Poéticos, it
—117—
Tirau lus bwíj'os
Grandes carrozas:
Alegr«
L>a vega
Salve le
üou voz
eatiUi
toda,
dice,
sonora,
Trojes se ill un au
Kvas se cotaniiu,
Y huyen las tuiuiibre«
De nuestras ehozas.
AuaiiJa, Auai'idu,
Bajo estas soiujbrus
A l'an le deja
Tu« cabras gorila*,
Mientra« qiie al baile
Vamos ahora
De la cosecha:
Verás qué gloria.
Vera« los ricos granos con que el cielo
Ha. socorrido al miserable sítelo.
ODA XIV.
EL
OTOÑO.
Mira, Auarda, a.1 Otoño, que cargado
De frutos vi« ne á nuestro «uellu anuido.
Aquí, te sienta,
Zagala mía,
—II&~
Dó alfombra te hat-en
Las yénbticltttti.
Mira; ya vienen
Las guatas utofas,
Que de Poomma
El huerto aliñan.
¡CuíLn oseadas
Sus c«ua<*tillas
Colmadas traen
tNe frutas rica*!
Uvas luvte gruesas!
Paras ¡que litwlas!
Mira ¡qué herniosas
Estftn la» guüulas!
¡líJi! ¡qué hiaa>»tuas
Tan encendidas!
Y ¡q/ué naranja*
Tam amarillas!
Giwtí-moft amitos
Sabrosas dichas,
Que en tanto« dones
El otólo envía:
ûuesitra voz se eteve uíl aftmeu sanuto,
Qu» en el Otoño nos «regala tanto.
—i ig—
ODA XV,
BL INVIERNO.
Llega, del año la estación severa,
Y de la tierra toda se apodera.
Nublado el cielo,
Mudas las aves,
Loe hielos graves,
Y mustio el s«elo:
Nuestro^ ganado
Die temor Meno,
»asea entre el be.110
Su abrigo anua do.
¡Q«é poco, Auïirda,
El gusto dum,
l'ues la OAuavgura
Tras ét áo tarda!
¿Dö est&n las flores
De primavera?
¿Dd îa ligera
Edad tte amopesV
Nada registe
La ley del tiempo,
Ni el •contratleraiK)
Del haido triste.
—120—
¿Pues gué «fspeiunsîa
A uor«' abrigamos,
Pov ai llegamos
A tal mudanza î
La virtud solamente, Auarda mía,
Puedo valemos en, la v^jcz fría.
LETRILLA.
A LOS CANA.IUTOS DE LISI.
Pues la bolla Li*t
Os lleva el compá«,
Tiernos canaritos,
Alegres cantad:
Cantad, y en su escuela
Os aproyecihad :
;, Dóml« habréis fm*uua
Al Intento iganl?
Su albo pedio Oene
Vox angelical!,
Que »iemipi'e divierto,
Y cansa laníos.
Ya nu litaiuo le diga
M ciego rapaz,
Ya ocios, ya ausencia
Se panga &• caatai'.
—I2Ï—
Ya fin módulo alegre^
De fiesta nupcial,
Ya eu fúnebre tono
Que incite & llorar.
Como quiera suena
Su voz celestial,
Que siempre divierte,
Y cansa jama».
Cuando ft la jaulilla
1)6 alegres estáis
Cautivas, se acerca,
Y leectón os da,
Otros pajarillas
Quisieran trocar
Por prisión tan dulce
Toda liberta«!.
Y asi, canarilios,
Alegras cantad,
Pues la bella Lisi
Os lleva* ei compás.
LETRILLA.
A L K STRIA.
M, versilloB dulce«,
A lais manos alba«
De la niña Lesbia,
Que gustosa os llama».
122—
Davos en
Tonadillas
Kn órgano
Tal es su
que qiifere
blandas
ebúrneo,
garganta.
Oiumil« esto Ruui'ilo
Entonces hnWadln:
Dec-ulle que tenga
CimiipasWn >ie mi nlnin.
r.Y si esto la irrita?
¡Buena va la dnnzaî
¿Qué imilxirta que os eolio
Muy eiblinraimaln?
SI ella fuera prieta,
Coja, 1-uerta, ft niíinea;
Pero si es bonl+a....
Que
no os IWSP: basin.
ouATKo .n;(JiM<yrn.T/Os
A OUHIILA.
JUGUETILLO 1.
Attroyuelo
Que enanillas
A la alloîea
De Clorlla:
Oorre, corro,
Dila, dila,
Que lu adora
lía filma mía:
—123—
Esto aliora
En su orilla.
Tras sus blancas
Coiideriitas,
O cortando
GlaveUin&s
Con las otras
l'astoneitas,
O asomando
Su« mejillas
En tus aguas
Cristalinas:
Cora«, coure».
Dila, dila,
Que. la adora
IM alma mía.
JUGÜEfTILtliO 11.
¡Ay Glorilal
Tus ojuelos
Son imanas
De mi alecto:
Son estrellas
De tu cielo,
Que me envían
Dulce fuego:
—-124—
Stni antorchas
De aman ttemio,
Que se cèban
En in,l pecho;
£km divinos
Tus ojuelos:
Son Imianos
Do mi afecto.
Si están triâtes
Son muy tiernw;
Y si allègres
Mwy risueños:
Si ste «uo-ja.it
Son severos:
Si acarician
Ha tagi leños.
Son graicàosos:
Son parleros:
Son imanes
De mi afecto.
JUGUIÏPT-UJO
Mtoa, Oloi-i,
Dois aimnntfls
Iiiuurtentie»
Tlwnas a vos:
m.
—125—
En la copa
De aquel sauoe
MM cairiños
Ya se hacen.
COD piquillos
Muy «llaves
Yia se iooMnan
A besanse.
Mas ;ay, Olovi!
Que esta tumagen
A los ojcis
AgTaldaiWe,
£31 veneno
Nos ¡persuade
Con instancias
Amigables.
¡Ay! huyamos
De este valle,
No su inoenicHo
Nos alcance:
Y en nosotras
Sea culpable
La Inoaeneia
De las aves.
126
De esto, Glori,
No se bable,
Que eues nifia¡
Y esto baste.
A Bios, Olrtri,
Que la taede
Ya me obliga
A dejarte.
JUGUE/TILLO IV.
ET, C E N T Z O N T L I .
Pajar H 10
Que suave
Con mil voces
Variantes,
Sabio riges
Eil' volante
Coro alegre
D« las aves:
Junta û. todias,
Y que alaiben
En ciapUila
Resonante,
A Glorila
Que ya sale
Al paseo
De los «auoos:
—127—
Cou mil htenos
AgradaMe»,
Qne île tllgan
distas gailves:
SalW, Ninfa
Deseable:
PriimaT'erft
De estos vadles.
M arroyo
Ail jnir&rte
Entre pȖias
Brinque, y salte.
La Honesta
Se eogafla ne,
Y su aroma
T e Hágale.
•Bl favonio
Que te halague
Con au aliento
Saludable.
I^as pastoras
Y zagales,
NI te envidien,
NI te imanchen.
Y de Silvio
Los cantares
Te repitan
Incesantes:
—128—
Salud, Ninfa
Deseable:
Primavera
De estos valles.
DETKilLLA.
LA ROSA DDL VADLE.
Dernumamlo linees
Al oriente sale
Km carro die fuego
Bl día más gm wie:
Dia en q,ue celebra u
l'or éstos lugares
Todos los amores
"La rosa cletl vaille."
Da niña preciosa
De dlaro linaje,
Que á sus plantas tiene
La »uentie brillante:
La que es por su rostro
De Vénus ftnagen,
Y por gracias rnuohas.
"La rosa defl vaille."
La que sus ©señalas
Despide suaves,
Llovanido con ellas
Tnas si los muantes;
^129—
La que es «1 ltewliiau
l>e las vaUiiïtades;
lVvque eucauta á todos
"La rosa del vailte."
¡Olí! viva felice;
Y «u cerco {mugante,
De uiaau) atrevida
l'or siempre la guaiide:
Guárdela, no sea
Que fuerte la arranque,
Y marchita qu'eue
"La rosa dal valle."
Vira, y el invierno
Sus hojas no escarche :
Y Ja primavera
ltfa eu su semblante.
Lejos de eUa todos
Los -triste« ipeHai'es,
Pues bien lo merece
"La rosa dal vaille."
UUe el amor unas puro
Que en estos cantares
Celebra su <dta
Gozoso y afable,
Dtaft en todos tiempos
Y en todas edades;
Miil veces, que viva
"La rosa del vaille."
—130—
SILVA.
A FABIO PAIfcA QUE SE CASE.
Una lipinlifa quiene Fjibio
0©Uio un rïcu tesoro,
De beJlleza adornada y do decoro,
Y un moldo de pensar discreto y sabio.
Llevado de su genio cariñoso
Ajrer qiuiao a. Rosalía:
Hoy il Melisa quiere: y ardoroso
A otra za-gala bella
Dará su carazön peur la mañana.
Bl influjo Inconstante de su estivlla
Por la selva espaciosa.
Meposaír no le deja:
Y ite una en otra pasioncilla hermosa
Pasa votando cual golosa abeja ;
Con lo que & sus amores
Ninguna »e le queda de las üoros.
Fabio aimigo, sos.ie.ga,
Y con eternos lazos
Viu/eúlate â Florüla que te ruega.
Pues vVe'uie & ti ofraciéirtloto sus brazos
Gózate en ellos, y en unión repusu
De una tan casta como dulce esposa,
—131—
Gertamen sobre un limón
I'AHAtJtIK CASTE» IMK NIÑA*
CELIA
Y
XJISI.
OEMA.
Daim« ol HmAn que ha «Ido
Dal 'dneüo que aimu,
Los olores son suyos,
Mas ao los agrios.
No me lo afegmes,
Pues Lus calos conuoes
II« las mujeres.
IxLSI.
Alejo el »agal mío
Lo dio á mis aras,
Como holocausto tierno
p e toda su ailma:
—132—
Y uo se pueden
Euagenar las cosas
LM que se epíteto
ÖELIA.
El Hurto fué ¡prUuero
Del btdn que estimo,
Y auiique ei uso ooiKtjiïo.
Mas no el dominio:
Yo soila puedo
1-Hwuiiuu- en las i-osas
Del bleu qnxe quiero.
LISI.
Tunia el linnóu y, advierte
Que es aauaiÄo,
Calor que siliraiboJlza
Fatal odviido;
Cosas no quiero
Que olvidos me prodigan
Del duiliee Alejo.
OEM A.
Dñcailo, Lisi: y mira
Como ¡resalta
Eutre amarillo de oro,
Vende espieiiia.aaa :
Entretenimientos PUÍÜOÜB.—lo
—133—
; Olí, dulce» premias
Que de Fidelio dicen
Tauta firmeza:
LAS DOS.
OtíWa y Liai teugíuuos
De utnior poi' triunfo;
Tú, «1 uso defl deraulio,
Yo, el usufructo:
Sollo amor putíde
Para füu ti eu das tal««
Darnos -sus teyes.
-134—
VARIOS VERSOS BOLEROS.
i.
No i>ases iKW los t-ampcs
IJml aimor, niila*
Porque auAs 'que las rosas
Sou las espinas:
•Üsipina« crueles,
Que puuzau ttu el ahí va
De quien bien qiutei'*».
II
Siento deutro ih¡l atoa,
Cuando te miro,
Del niño iniflús travieso
Sollos y brincos:
Ainior te teugo,
Y aunque ilo pongo eu juicio
Es muy travieso.
—»35—
m.
'Un OupitliUu •U'listi,
Qu« si te inj ru,
Al ¡uistaiiite ni« Horn
Por ir. uoutigo;
¡Su llanto enjuga,
ï ilt> tu blando pecho
I la ate la i-uim.
IV.
lttMMdos altilea-es
Crtlía me ka dado,
Y xm ailaiwai w « <?\\w
(Jnauo con chivos:
Mi a'Uua los sul'iv,
(Jumo suaves aupónos,
O fteetmw iluVces.
V.
A) öeuirte ta fnnite
!)<• llores vainas,
Los pftjiívos alaren
Te salvtdalwn:
No do otra miarte
Qw* al aHw cnamta asoma
l'or el oriente,^
—1,36—
VL
Cuando sc aaosuu
Ail baj«6a <lel ortenfce
La blanea nwrora:
Así m alegran
Mis ojo» cuando R>«UUÄ*
ï n oara bella,
VII.
Cuando ol sol eon »u nmnto
La noche cubre,
Lloran tristes los campos
Sus bellas luces:
1)<»1 mismo modo
í/loro (filando se ausenta«
Tus l>oMos ojos.
VIII.
De un éemlén m tjopjnha
I'll amoiii tierno;
Poro halló «ta tos caratíoa
Duíee reineâta!
Î Di vi uni '»»«iw-.
I*» do CMlai i w e e e
Que hmo milagros.
rx.
Bo el crisol a«díe»te
De tu« enojos,
Ml cairtfio se jwuebe
Cual suet« el oro:
Propio es die »mantés
Apreciar al carino
Por los quilates.
X.
Un aunante qiue en «ueños
Tieme suis gozos,
Diga que le mwuitienen
Consuelos bobos:
¡Triste del dwefio
Que me sueña en sus brazos!
¡Qué vende está eso!
XI.
Cuando orayósne Celia
Que yo la amaba,
Hwra la flaiotasfaMuy inflamartia:
Camo Ja novia
Que suena estar en atrita,
Y no hay toi com..
—138—
XII.
Ciemos awiaiilfrs rondan
A una cl oncena:
Me i)0;t'«(!0 una rosa
Llena do abejas:»
Dentro de breve
La «lejarftn marchita,
Como liaceu sieiupro,
XIII
A Vén-us ¡w Jifi nseapíiilo
Su hermoso nulo,
Y de huiliazgo tres liosos
Ha prometido:
Aquí «¡i mi pecho
Le tallarás, Vénuw: dfliiiw,
Dame los besos.
XIV.
Entre cüanaas niiñ flnra.
Amor sus flechas;
Si tales son «us ctoum».
Reniego d« ellas.
AiHirtn-, awrtíJf
Torque tus olian»as, niño.
Sou muy í*e»ad«s.
—1.39—
XV.
Daime flores que ft Vdiius
Se le dedican;
Pero mira no tengan
Ningrunír «iptóa.
Mi'nlagro CWera,
Ouamdo siempre lian ostfwlo
I>e esiiinns llenas.
XVI.
Cítamelo miro dos niñas
Que se cortejan,
Me parrace que miro
Farsa phinwsca:
Donde las sombras
Hacen vecéis de annamites
Urnas con otras.
xvit.
El amor inte bálagalm
Como por trtaèft,
MefeasVagatoacon floree
Llenas de é^>lraa<s:
Y desde «ntonees,
HwUflo #e sute pimía«,
No quiero floree.
—140XVIIil.
En¡tamtóse<le & Venu«
De ôïi'cp su li¡Jo;
Pero mientras mfls m anuo,
Más llora el oliieo:
Vénus entonce**
Le dice: niaana, ral alma,
Mama y no lloros.
XIX.
Cierta niña rodeada
De imjl cortejos,
Ms carne en gamba tu
tiesura de el lo« i-'
Donde, si acuso
La htieteu, no la cornioh
Los cobres gtrtos.
XX.
El amor disfrazado
Eu tierno niño,
Birti&uie que en mi jw-lw
Le diera abrigo:
Luego se torna
En una como tama
Que une devora.
—ï4'i—
XXI,
Niña, tut îlot oscomlc
I>e amor astuto,
Mira que toras las ütave»
Quiere io» frutas:
Y con el tlöHUpo
Ni ôstos ¡le aaitisfaoeii,
Que es .mail coatento.
XXII
Ai Aimor ya, ng pintan
De ojos vemdftclQs,
Oaxic^n »obre ios hombros,
Fileeha eu las manos:
Ahora le pintan
Ofttooleawlo il las IIJWB.IS
Lazos y d a t a s .
XXIII.
La. mujer rae pareen,
Ru ocasiones,
G«ito que en frasa ajena
títtaea PfttoaiM:
Sin otra cansa
Que porqtK» a nndíft Elista
Lo de su casa.
-142 —
CUARTETAS.
»HTKA'i'O•UK CNUA.
Vov liiiVwgifo dsl amor
Que á tu haklmd m<e »iijetn,
Oellta heiuflosa, ya de ipoeta
Me he ti'ÄUsformadoe'n pihtor.
Ofltiian'«, .pues, tin belleza
En cuauto esté de mi parte,
Consultando más que aJ art«
A la fltíl nattirtileza.
Lo mpaiciW« de te lwaa,
Guando Sus ¡eöQeavos Henh,
l'aîw tu freute serena
Bs oosa muy oportuna-.
Clon risuefflois afrreboíeé,
Y Gön lus gi'aolos« y «laía,
En el olelo de ta osra
Por (tJiiH'pIlvtn don- solfs
—143—
Pongo «il tus tiernas mejillas,
I>e carmín tirio bañadas,
Cou azucenas meaülailas
Kneendiida¡s niara villas.
Tus labios eoiiuo rubíes
ï a ilitowáo; a»a<jue fonteeiplo
Que hauen m*1s vfvó él ejemplo
Los claveles •cavjuestes.
Tu cuello.... mas la pintura
Dejo aquí, por preguntarte
¿Cómo, Sii puado pintarte,
No comoxuo tu Ueirmoswfa "i
Dame respuoata: y yo íieJ
liai tan i>r«t*ioso »U»eù«,
Ejoreeré, dulce dueño,
Lo iiue le ro*ta al- piuCTl.
CONTItSUACIWN,
íáig« piiktaudo tro jiwiuoisa
itawigtm, .divino- ¡duiißo^
Por «er de t» gusto e¡i«i»eiío
De oeupaüwin '*» islwJo«*.
Ya «la tu «vwlto.iHKjliiima
AI plneÄ taiítft bteuümuí,
Qwaiïianiga en él >n\m» pira,
Donde autor templo su ilninia.
—144—
Kl înilwuio ¡wtmv, si reflejas,
Verás iju«; «liai otro Marte,
Arcos y flechas reparte
Bittre iteM-añus y cejas.
Hoc ta la uariss sutil
r>et"K*mle i'i tus lUiilce» ojons
Do uo meilklos arrojos,
Cual mura Un île viiîivfil.
Tu« îniiiivs), carta uua ùe i41us,
l'ara ¡jouer, figurarla.
Es necesario ¡pluta.nía
Cou eiuco azuçeutis beilas.
Tu. pecho lo lie de piut.'U'
TWlKUlO, 4:>U lllK' 1<)K ÜOWSäülH'S
Ot'ii'cen sus libniciones
]>e nuxir ou el swro- «Ifar.
Lu que lue t'a.Ua proliwlu:
Esto es, la iilrmu viel relmito:
La pintaré en otro rato
<>U<> 'lo permita su oib)«tn.
Ahora parvee »lue no,
l'tmi-ue a! ilar honesto un IHWO
A i'iraÍK't'U •ta.uta. vontiewo
<¿iw iw> m vCmio lue vio.
—HS—
ÜOiVOUUSION.
A ilii. iniageu corporal
Que rotórico el pinoel
Ha trasladado ail papet
So signe lu ewpirltual.
Coll esta nuble pardon
Tu retfiiitu •coHdlniri',
Y de tori« suení«
Motivos tde 'tiuoracWJu
d>e HU luflttlto <ta*oi'o
Pródiga umturailessu
Ulö #raeta» il; tu belh'Sni
tosuiaWaidtí« de devoro.
Memoria diu ft tu beddad,
Dióle im ula.ro uuiteniilliuimuto,
I Ä did un blamlü s(jut tmlwito
Bu su tierna vohintad.
¡Oli, euäu grande «8 tu lit'inuosunt
Cou tan luimeuso caudail!
; Olí precioso cn'S®liual,
Que lia copiado nui ipiutura!
Bleu, ö mal .comMulilo «»bas,
¡Oh retrato! por ftsípejo
Ve il mi duefio, aunque reflejo
IM muy defonuie que vas.
—146—
Mas 11« llleva un ¡dulce beso,
Y otro, y tuteo, y cieirto, y mil:
¡Ali! no mie eutlpes kle vil
Por uu amoroso exceso.
i Te ofendo, lili dueño? ¿(If?
¿Te liago injuria? ¿te hago agravio Y
¡Ah! sacrilego uii ilaibio
Me saca fuera de ml.
BOiMANOB.
CAUTA AMOHOSA.
llegtvlorto Naiiwulo,
Tu carta noclbí, ii tieniiio
Que eu visita ayer estaba
Cieirto bi«ho algo travieso.
Cauíuuiquéle su asunto,
Cou todo lo mils secreto
líe es*e tri »te corassó 11,
ü ó cual ídolo te tengo.
Y él, como & la« musas trata,
Que eu amorosos empeño«
Sou oráculos de aillantes,
K intéipretes de cortejo«*,
Prometióme Invocarla
A todo el coro luoveno,
Para resiuanüer tu ea¡rta
Bu, estos que al Mamia versos:
—(•47—
Coo> que «ri tirev« iuetfiuitu üióiue
La fotiuua uu grau sujeto,
Un "stteratarlio" versista,
ü ilo que illftimflu •"tenwai'ö."
Impuesto yu MI al a«uwto,
IWee ii"rM îuf. monjío e\ W;«J
D« mit vu«, .cuanta»- coxillatí
Mi lMK'a *e tfué diciendo:
¡Ay IIIUSMKU; Nail'HiinÎii!
H-iué ïm^uïi.11, ijuoïklu «lucilo,
Qiiu ti\ >ifrstàùû nos ftedwu'u
Cou un;! umutlos kle iiuir int'diu'r
¿Qui huiimrlü, «i UiUestrjis silinu*1,
Ooii viuwulo etl uw« estrecho
Uuiwon á i[)ji.r île aimfiiiics
Mus recíprocos •Híwtooí
Bu vatio «I tewestre ¡»lobo
Se opone al rayo fetbeo,
t'ues eu ila luna ijiiimuito»
Sus apacibles reflejo«:
Kn vano pues se initi-nptuiii.'
La íuisiencia, euaíiflo ico.ni-einiiilo
Eu'ml .mo maria el retrato
Del «oll herimos«) íjlte cjiiii-ro:
Y Kluluenuwite Inflaauanta
Con mil gtaríosus roetierdos,
—14»—
Te ösrtoy vli'Hilo, Nanwito,
Acil en lo naejor (M pecho.
Acsl, Ooml« Mini« tin illauía
I>e! cnsto amor que te tengo;
Sagrada 1 launa qiu> atíza
La capera nan de Míneme».
Acft
pero, Narnanto,
¿Qui1 dires, mi bien? ¿qui1 os esto?
¿A dtode roe HÔVJI, ii dûu>il«
Me arrebata mi 4eseo?
liedle que al cie*o destino
MP trajo iK>r un divierto
A «f*ta ciudad <lo Olaya,
Quo yo nniubro mi dftsUeiTo:
Decile que uo me ,i?p>ttl|UW>
15u esos tus brazos tUirno«:
Dewle que uo te lince uir blando
HecWnatoi'lo mi n«>lio:
Desde que tu voz uo esiwho,
Cua.l la de grato lnatranwwto
Animado, ail suave impaulso
De ailflún ¡profesor umestro:
Depile que yo ao te arrollo,
Cual û ívu albo ipiolunizutalo
ha ísfi.adkla (wJqauUWi,
Mai'iéu'.iott! -*ull .extremo»;
Kiilretr-iiltnlctitofc l'míttoos - 1 1
—149—
-¡Ay! -no. sé .como explicarte
Las oonigojas <jue te o£re«co,
Los suspiros que te manido,
Las lagrimas que te vierto.
¡Oil! aslipaso tíl olairo.día,
Y cuando «1 nocturno velo
üubre el urbe, y los mortale«
Se dan ai triste s'leLX-ia,
Entonces crecen luis Ansias,
Crece emtouo&s'-mr'tormento,
Levantando de mis ojos
Sus blandas a tais el sueño.
Tai veü ênioilees te miro
En un faivtílstíw) vuedo,
Haciénidouie mil cariños
Que te can'espmmto ftul¿o.
Tail'Vea qnic ile iní dlflüado
Vas én pos de Otros ' Vucerb«,
Y q u e . . . . pero luego aa>ago
Las' Haima'i-adaíf• 'fteJ celo:
Que court) yo fio te olvklo,
POT un tarjjoslWe tango
Que <cles|preeies milis eairio'ui'S
Foi* Iwiliaigos «lè'otro flí*fío.
Se va tn. worth«», y efl alba
Me fevíiata «le iirtí tertio,
—ISO—
Dejando «a 61 l*s feUqutas
De ait llftDitu, itw as «ttíüio.
Estates n»i wtcta. eottreituiio
Ausewte esiruy ¡le iiii nielo:
¡Qu& illírtiuta il lu que tuvo
l'eiHlifliite île tu (iJht» <iu#Uo!
¡OU gracioso ,;ss,i'tvinii>'/.
CoiTénrmuulMlu au ¡ifeclo
A tu lti>«i(i(& UifelUn»., i. .
¿<Qu( w&»'t Un8tn, tin« no hay tlonipo.
A mía tU> iju« «ft «sfl^jn-lo
Dlco, que y a suena liwoo
EJ ÚI'ÍÍHÜO de s» miiMw
V iMHlfll l'IlMC Alise. PU'eSti»,! i
1'UÍHS- imlísniln caula,, ¡!(tw*öMt0
l.ji tecla lid amor, primero
Le ViaiWan 4« futow te* flaneas,
Qnt> Vi. las mpjer^R i^uicím"».
ROMANCE.
A 1,0« DÍAK UK ÏÎN AMt&O.
Pap* «fehwîïraf It* nlí3»>!
Del ñañigo que .niíis quiero,
Prí»»tri,me.Ju lim, Alíenlo,
V iltctaine hermosas versos.
—î5i—
Una hiss ât taute fuego;
Así de Dafne consigas
De #U8 «inores el .píernio.
Q n é ¿ i » lo hrtoíMs? pueeneniiha
JAptte«- que eii el Peneo
Para tus sienes no1 halles
N! «Iqiiiera un raimo sec«.
De esta suerte, amigo mío,
Hablo con el Dios &e Delfos;
Y ail flu »le todo, no valen
NI msMlclonee, ni ruegos.
Stn fluía que no nie hallo
Pava «1 caso bleu rti»iraesto:
Bato OS, con la fantasía
'-Pariiptorta »1 uso rtet tiwium:
Qae produjera mfl floi-es,
Quamauflo vwno» IncleM**,
Y ofreciera en tus altares
I Ä lisonja y finjfiniierrto.
Mas i qué importa, duloe anillo,
El qfue Apolo me %m& gfl»to«?
¿Sabes tú «jue yo te estimo?
Pu*S & Dios, «j¡u« twilo estA beoho.
—152—
D B « P R O HO A
if 6 voy, ma »p»rto, «te ausento:
Ya te lo dit« ml llwitu:
TÍ ijutdas, lo alecto: )ay on auto!
¡Ay cnftttto, mi Viteir, ío »lento!
OJ-OSA.
Me salgo fuera, de mf
Aà reíleKiouai' legó
Ell día «i <iue el hiulo f*tlo.
Que uve apnrtasw <le • tí:
Mas si lo dispuso »sí,
¿Por qui: raaistitime inieoto*'
¿No liny remedio? pues ailiento,
A Dios, â Dios, alma mía,
Que ya de tu «wwpañfn
"Me voy, me aparto, me ausento,"
Hl amor eu tal estrecho
Qué hacer coofuso no nabo,
Y el dolor apemis cabe
En los limites deil pecho.
Ejemplo de niales, hecho
A los golpes del qiuebranto,
rS3—
Siento el ausentarme lauto
Dç tus luces Vefw*fceii»s
Cuánto eu idiomas corrientes
"Ya te lo dieu mi Manto."
A D i o s . . . . mas ¡ay!¡qué toainieuto!
De ín*8To> el mieijo me asalta:
Me falta el vador, me falta
Para ausentarme til aliento.
Cadáver vivo ine siento:
Mas ¡qué Mucho Ï no me espanto,
Si dejo en tí gusto tanto,
Tanto bien y lauta gloria,
Que auaque vus en nrl memoria,
"Te quedas, lo siento, ¡ay cuanto!"
Pero tú ¿qué lloras? no
Eclipses astros tan UeHos,
Que no ee justo paKimu ellos
Lo que es fuerza sienta yo;
Mas al el amor nos untó
Con sn propio Hgn'meíAto,
Nuestro duro aipartauniemto
Es bien sientas por tu parte,
Que yo también el dejarte
":Ay cuánto, mi bien, lo siento!"
—T-54—
DECIMAS
A FII4ÍS EN EL CUMPO. (1)
Oye, Fills, lo sonoro
De uieltt'Jioaas cadöiwius
Que eu ncGudes •campetencia«
Trina ya. <d vouante «oro:
Calila lío jaro canoro
Par«1«' que estñ apostando,
Y sit £»kjii(illlo vairLíindo
Va eon ton grato primor,
Que uai órgano volador
Se estíl fía el aire escucha nido.
Mira tantos ««.(.'imiienitue
De airmyuelos, cuya plata
Susurrando se' desata
Por esos valle» seiHeiitoü:
Con uniforméis acentos,
Y ewmipaises üistirHmidos,
Van quedando suspendidoíi
De «His músicos rumort«,
(1) Eil que llegare ä leer estas décimas, tendrá
^•ueho que Teír; pe.ro «1 viejo Góiugora me la*
a
&rad«;erä. No es mail o el comsuelo.—A,
—155—
Hasta que on cania de flores
Se quedan «WHO dormido«
Mint lu herniosa- arboleda
Du verde pumpa vestida,
V como que nos convida
A pasea i' por su alameda:
Ailegre el ánimo queia
Uesipirauido la frescura
l'on que toriuda ila esj>e*iù.ni
líe los arboles, que son
Va un toldo, ya un pabeillóu
A tu divina hermosura.
Mira cuántos auwmales,.
Ku cuyas pintada« pieles
Se esmeraron los pinceles
V dibujos' íUiaituralos:
Tras de ellos van los zagales
Tañendo y i-anitaindo minores:
Así tienen por mejores
Su lilx>rta,d, su cabana,
Que aquel fausto que acompaña
A las ciudades mayores.
Mira la selva vestida
I>e un vende que por los ojos
Se entra ¡1 quitar los enojos
De la aliña uros afligida:
Ku «Ha la cmnailida.
Oveja puede erocontrar
—15&—
UuaMto tenga que dosear:
La mesa, paira cuuier,
El caanpo para correr,
Lecíio para destóuiisair.
¡Dlehoso yo, que á tu lado
Anulo el carqpo y sus floresta«
Eu las miañuiuts y siestas
Libre de todo cuidado
Aliara sleuitarte en ef pvado,
A orilla de esta fueutt;
Aquí, Filis, íuútua<mente
Nos haremos mW «¡mores,
Y con guirnaldas de dores
Nos ceñJreiHOs In freute.
DECIMAS.
LA DES'J'IUJCCION DE UNOS PAl'ELES
AMATOIUOS.
¿De qué me sirve, pajuiles,
Hijos de uu bastan-do amior,
Veros con tanto favor,
Si vosotros sois cruelesÏ
Ingratos sois, sois Ínfleles,
Heredando el ser tiramos;
Mas yo haré qiue vuestros vanos
Y falsos promettaient©«
157—
Scan en nienados fragmentos
El despojo de lilis manos.
Confieso fuisteis auiigois
En amorosos cuidados;
Mas ya del todo volteados
Sois txaraces eutuiügo^i
De mi deshonra testigos,
Vergüenza me ¿la teneros,
Pues m ¡random o moveros,
Siu que el corazßa resista,
Me .hacéis gustar por la viista
Los acíbares mas üe¿-üs.
Así, pues, os he de hacer
Pedazos, porque íí mis ojos
No sois más que unos despojos
De Tin ingrato proceder....
Mas no esto sollo '»i de ser:
AXtn más tenéis que aufrtr
All fuego» al iU«Ki> 'habéis de Ir,
Que pues fuego öl »er os dio,
Fuego ha «Je ser, y »K> yo,
Bl que os ha de coir-sumiv.
Ya ardéis, y al punto i'.aé dun'rurDe vuestras 1 launas h\» lenguas
Al padecer taratas mengua«
Dicen ser fuego de amor:
Cuyo escaso resplandor
Gomo un día viene a wer,
- i
S
8 -
Con que yo consigo ver
M.i obsettMfdad disipada,
Y (jut! en breve Instante em nada
Bí »mor de UTMÍ muJeY.
Ceniza o« coutoiuipflo ya,
Y aunque tan yerta y tau fría,
MañaiM, 6 «n •otro •dt».
Tal ves romueitawä:
Mas no, que «si vteiito será
Vuestra tötail destrurtwWin
B E alas del anjudilñm
Volad, pues, y que el os lleve
A cwbrtoüs -euu la nie^Ve
I)e la más fruida région.
Y 'mientras iifce 'tul presencio.
Su furo*' as arrebata,
La memoria q/ue os eomtoata
Coa goOjpes de la experiencia:
Que aun eu tau frâtfîl potencia
Temeros no es 'penmltido,
Y es remedio conocido
Para un amoroso daño,
Que lo lleve el fleseittgafio
Al 9epule.ro del olvido.
—159—
A UNA SEXOUITA QUE OOUlO LA MAMA
DE l ' E M l í VEItóOS AI, AL'TOll.
¿Ventos «juiel'es'í "UM" piu está;
No tiene «i "seguado" i*ei'o:
¡Qué ÜUillu üUliú el "liNKül'u!"
Cata uuu "cuartel ¡i" ya.
Este es el "«iiihito:" »lia va
Briuwiiido «1 "sexlo:" ¿i|tii' lail'í
Xo «alió el "stfliMiiuu"' nial:
E«te es el "ootavo:" altura
Sobre el "uoiio" ve, señora,
Uua "décima" caluiJ.
¿Quieres otra mtijuí; tiue ésta'í
¿Y de qué saldrá íuejoir'í
¿Quiéresla, aii.ltteu, tie ''¡unur'.'"
S lu tí uo se liará la tiesta.
¿De "celosÏ" peto <m<> cuesta
Muy cairo aste"nu*l pus* 'i.
Vaya de aaseoma ¡a.y d»; mí!
Que raie da tautoe «E©J**S,
Porque uo miro tut* o,'«sr.
Caita otra "décima' IÍ,JUÍ.
Vaya de "amor," imi-que toda
Bl alma te naicrlílca,
—i6o—
Cuando «nrtw» <-bniiKa,i te exiplk'a.
Q-ue «ntçe veras ïfte acomoda.
D»adte knegio <n» ila ¡feiodfi
No ipermitkia taudaioiwits,
SI & las Aiilces esplerflffBMis
Propicia coweíípottdiei'as.
Haciéndose amor de v « a s
El amor q.we aorta con ohanzas.
En An, ¡cuando el verso acabo,
Hallo por mojlos diversos,
Que «5 imuiy fJíieil ¡hacer versos
De éatos, die que m» «ne alabo.
De ser tu amoroso esclavo
Stn duda <mé alabaría:
Y «reo te paremia,
SI no me ^afcaÄo, imejor
El acento de mi amor.
Que la T f l î d e i i ) Taifa.
BBOIMAS.
A Ml ßOBA/ON
Corazón, oaraaía, di
¿Qué sientes, di. corazón,
Qiue con recta vwlsnruVn
S&llrte quieres i> íwíV
—luíMus .ya, il» eatuwi adwjifi
Y «reo w* sw-tdosaiBterto,* >
Porque qjuecUnao yo JHL-IO
D^u&w perça .tftfcitlBum,
Tú ¡por irt» P.Í»I ilUcsiufiL.
Salto qjuierea.vil.vo ft m IHM-M.
JjUusön Ueoös, «îJt'iWiUiQue supuesto vita *a,.Mi <lufiío,
Procuras el desanij)eñi)
JPtí tu italoe qWiígiWfl''»«'
Ve iHWSi tUlc la.ttvasifjíi
Tftn.iyeußaft ?.n qiwj uie rps,
Y te emcaiigo IJUP desuní'1 S
.A, sus, pies, airway tJa-¡W;Hl:l.
Porque ew ! JwstftiqtíPüKoisiyi:»
Tal [M«íi)a t?»tfu á n\H• plfs.
MäülMA.
A LISI P O « EL FIT-BOO QI'H TJO SA 1.10
A L.A BOOA.
Ese fuligo es pruebn ulani.
Que•'ya-Sle; t t í ^ n j « Mnwmosí.
¡Ay Liai! y por lo qiu> venios
Siftiapra; eimtaJ sale . a i * PIM-ÍI:
Ï (juaadujá -itiiloü dí*jl(ra
De tulutoHoní Ja pasión,
—1Ô2—
Se. cfuiivioue« la raaôu,
Cou ateiiciûu ÍÍ, que y* if.
Uetir, qiue á lu« dubio», saje
IM que <»st& en e>! eurasôn.
DECIMA. (V)
A UNOS OJOS.
Cuando, mí» o¿08 iiiih'iu'oii
líe tu cielo los dos sales,
Vieron tales, arrsbcçU;**
Que siu visto se quedaron:
Mas por ciegos no dejaría i
De segrnir por sus destellos.
Por lo que duélete de olios,
Que aunque te cause ir enojos,
Sou girasoles mis ojos
De tus ojos soles bollo«.
IJdäCIM-Ä.
MN UNA AUSENCIA.
Lai» lágrima» que eaeenvus
l^twa cuándo, ojos, queréisV
Si & yurntra ï i i i s uo veiw
Ojos, ¿í>ot- qué uo llocáls'í
(1) Bata íwudiioctói) Cuit el jji'jiMHK ¡íovjfeo de
imusa.—tA.
ml
—IÓ3—
Mas ya el <l«9enrgo me dííls
Formando copiosos ríos:
Uorwl, pues, tantos desYlos,
Morad ausencias fatales,
Morad, llorad tantos martes,
Llorad, llorad, ojos míos.
DIOCIMAS.
iíL AMOR CAHMELITA.
Ktmneíiaido en la líennos .¡r»
Ae X.tee, el A r a « \iii *Ui\
Su retrato di^pouía
Ku retórica uLutura,
Mudar qui«o de figura
l'a i a la vez de pintor,
Y i>or singular favor
Con su madre solicita
Le transforme en carmelita.
¡QUÉ titulo que estû el Amor!
i Con que & m&s «le niño, loco?
Pues si se viera & un espejo,
Sita, tener ¡brazas de viejo
El mismo se biglera el coco:
Otrando su capricho toco,
En discursos me desveJo,
—IÖ4—
Pregnuitnndo n) dioseztielo
¡Quo liado 8Uiiesit.ro le tijuira,
A que pinte la hermosura
Vistiéndose (le i*a muelo 'i
Pues qué, ¡el ,pitiitai' con esmero
Una bmlleza sin par,
Es io misino que jugar
A l¡i£ (lnmiflK dal tnlvlwo?
O ¡que piensa el dios eertero,
Que esa tu cura divin«,
Miniatura peregrina
I>e raras modos y nuevo«.
Pis niiToz, pescado, huevo«,
TJ otro emforotílo de eoeltiaï
Nada vale. Se presenta
EJ Amor en siu apairarto.
—QuC Unílo salió el retrato!
l>t> siu origiinai, afvtmtn.
¡Y asi Ntse estai contenta V....
E»to es lo q.ne mils me irrita.
Por tu cara tan bonita,
Nlse, rasgado aJ Amor,
Que cuando linea de pintor
No se nieta íi canneillta.
—165—
QUINTIU/AiS.
IXUiDA AMOHOSA.
Hi por ana cosa raim
Doe corazones tuyitsra,
Bn uno Filis entrara.
En «tro á Doris .pusiera,
Y así ft las dos caniteiii'jira.
Pöro si nao sólo tengo
No podré darlo ft USIUIÍUIIIH,
Porque luego m« datentío
lio (jute si lo doy â la una-,
AJ rigor de la otra vengo.
Danlo a las dos os busicar,
Si se examina despacio,
Guerra en qjuie «temare han de estar;
Ponqué u<n «alo palacio
Dos n.o pueden go¡barna¡r.
Qué lieber en t¿nl coaíuiaion
No alcanzo; man si subiera,
Que no había die habar cuestión,
Sin duida a eadia una diera
La mitad del eoirazan.
Así una vez diacurala:
Y Aimor que en mi pecho estaba,
En lo interior me decía:
—166
Que si â ut» darlo penwaba.
A uittgvwia )o dairín.
Que es ley ki más apoirtmira;
Aunque de un tíwi oiego dios,
Que se quiera Û sola una;
Porque actual que qutore â dos
No quiere bien ä. ninguna.
Luego el eorazán le di
A Darts; y mail pagaido,
Al punto me uirTefpenlT,
De que no ,le bublera daalo
A Will*): ¡ triste d» mí!
KNDKCHAS URALES.
A UN GANA HITO DE OBUA.
¡Ay, pobre camarita,
Que con flébiles ayos
Ijlaroas all duflce diueíio
Qu« te llevó la muerte inexorable!
¡Ay tristie, y cómo Mema«
De suspiro« lina airee
Que volverte no pueden
A nueva vida la consorte aimante!
¡Ay ei'mio representan
Tus lúgubre« cant aires
131 amor que perdiste,
Amor difunto quie en la nada yace!
—167—
Suaipeade de tu* quejas
Loa fúnebres campase«,
Oon que & llanto provoena
Al coro adegre ríe la« dulce« aves.
Pairare que pefleneu
hon sabrosos instaDites
Que en el nxulJtdo lacho
Son premio dulce de dewvelo »maule.
Procura ;a.yl sí, innuciMa
It« tu dueüo alMlalarte,
Y sua total reuvedut
Por tanto dolor un nuevo enlace.
Ya die la hermosa Celia,
Movida fi. tus pesares
La ternura se empeña
Para que «1 otro »un* alegre can-tes.
Pacaje sus ofkrios,
Sus oíLoios taai »ra.uufes
De ternura, c-ooi quiebras
Que trinas á la' aurora cuando sale.
¡Qui bella pajarita
Te presenta! ¡Qui' talle!
Qué ebúrneo .su piquillu!
¡Quíi pintado, j qué muelle «u piíwuaje.
liéviaila ail diuice akU>,
Que puedo asegurarte
Que todo« aex&n gustos,
Pites de los muertos no liara aprecio uad^'
—ióS-
ÜOS TRADUCCIONES
OE UNOS VERSOS DE GALO.
PKIMJàUA.
Lidia btílla, íBUKihactaitíi blamia
Más que leohe y que eánidido ,1 lirio;
Mft« que rosa, que es alba entre rubia,
Y que imitamos mal-ules bruñidas.
iíuc'baoíiita, d«*a,ta, diesata
El trenzad« de esos caballito«
Para ver en tus efuuidildos hombros
Hilos de oro luciente esparcido».
Sus estrelláis •me muestren taws ojos,
ï sus cejas an forma de arquitois;
Y también tus mejillas me miu«sk'a,
Que se bañan coin grain« de Tiro.
iJlega an'fl, cow tu« labios cwmiteK,
* me ilá cual paíoana besitos:
" a a paute de mi alona te lleváis:
«•asta el pecho tu baca he senttdo.
, tI*or qué ágata« mi sameve que mm corro?
^ ï w , tapa tu btouico pecfoiito:
~" e pecho, niuohaiehita, cubre,
'* u * se erayein*. dwl néctar urgido.
—i6g—
Cinamomo se een>ar¡cie an su seno:
EH placer se suscita contigo:
Tapa, tapa tu peono amoroso
Que me .tiene auUcwmoiiite herido.
Qué ¿no vos cuando «nfeiimo me quejo
Mis amones? enu«l eres conmigo.
MuctawstiSita., qué ¿asi me abandonnais
Casi muerto, y á tus pies rend Wo?
SEGUNDA.
Lidia h&ronoKa, más ailba
Que la leohe y que e! lirio,
MAS que la rosa que une
Lo blanco y lo encendido.
Más que el martl) que aprecian
Los orientales Indios,
Y que por diestra mano
Resplandece bruñido.
Esparce, íüñii, e**parw
'rus rubios cubeJlitos,
Y que en tus hombros vaguen
Como dorados hMos.
Denme luz las estretlilns
De tans ojos divinos,
Y de tras cejas negras
Me muestra los arquito».
—170—
Tue mejillas rosadas,
Que en púrpura de Tiro
Rieoïbieiran lo rojo,
Déjanme ver, te pido.
Iilega acá con tus labios,
TUB labios coralinos,
Y díame cual paloma
Muy sabrosos besitos.
Una parte de mi ataia
Te ilitevas; y percibo
AJÍ tiempo qiue raie besas,
BU corazón herido.
¿Por qué, por qué me deja»
De este modo, blem mío?
Ese peohlto esconde
De nécta.r comprimido.
¡En tu seno conduces
Ginamomo esparcido,
Y maman de onde quiera
Loe placeles ooolftgo.
Esconde, miña, escómete
Tu nevado pachlto.
Porque todo me quemo
Oan cuanto en éste miro.
Qué ¿no ves lo que pa¡so?
Tiran« eres conmigo.
¿Casi muerto me dejas,
CiMtnido poír tí suspiro?
—171—
Epigrama de! Amor arando
TraitlucUlo iK"l idioima gringo a:l latino, y de C-eU;
al e&stollaiiio.
El rapaz CypldMo
Dejando el a>reo de oro,
l'une oipo.rtrunainMMi'te
La ¡till'orja sobre eil uojnhro.
Arroja la hawluí amlwiut-e,
Coge iñ cayado corvo,
Y unce los mimso« bueyw
Bajo dml yugo tosco.
Cou lilaila t'e á la tierra
Dá la semilla, y pronto
Dijo, álzamelo la visita
Ail est.rellilaklo pedo:
Haz, oih Júpitor sumo,
Este caunpo ail »undoso;
SI 110 haré t[iK> bajanulo
De tu luciente 1ro.-
—172—
Lleves ell yugo infamo
(Otra vez oanio toro)
De Europa, que sin iluda
EB yugo el indis gravoso.
PARAFBAS1S OKI. MISMO Kl'lGHAMA.
De los candidos hoMibruM abnj.ii.ba
El dorado carcax Amor mi día,
Y en su lugaír ponía
La. alforja que a propósito llevuba.
Ig¡ualmen<te arrojaba
La abrasadora tea
Y el grosero cayado apercibí«.
Y ft, los uncidas bueyes dMigenáe
Paira que aibraiu al suilco agu ijornea:
Ya esparee la seinillla conveniente
Bn el fecundo preiparado suelo,
Y dice: (levantando al olaro cielo
Sus ojos) haz ¡olí Júpiter! que vea
Iva siembra acreceutnirae en mi decoro;
SI no quieres que sea
Tu deidad convertida en lumusu toro:
Y t« veas obligado
l'or quien otra ocasián hacerlo pudo,
A. llevar aqoiol yugo tan pasado
De Europa, cou sníaimia d>e cornudo.
—173A CL.ORI CON UNA CALANDK1TA.
Olori, Cflori, restwure ml alienito
De tus ojos .la il mico aieigiríu,
Tru preseiiiijia îiuVa suave que la a.lba
¡Aiy, zagala! me du nueva vkla.
iluirtedeice con ]A<gri¡niaiS tiomias
El cadáver de esta caltandriita
Que del nido martern© robatoa
Para traer ä. tus aras divinas.
A tu influjo esmeraba crwiern,
Despubrlonílo la pluima anriairLM«,
Qu« can negra foniuara un ropaje
Mas gallan que la teda niAn rica.
Parecíaime escuchita' los gomgeos.
Que a tu \otz hechicera aprendía,
Cuando Jaula de mimbres delgados
Defendiera de halconea »u vida.
Pero en medio de iiuíLgenes grata«,
Eimpujando can alas blamdlitas
De mi aiano se ¡salle, y se sube
De un airbusto en las vendes ramillas.
Fiero can, qtue la sigile, la coge;
De suis flaneas mfe auslas la quitara,
¿Pero como, mi Olori? exhalanido
MI esperanza halln,g¡ieí¡a «u »u Yida,
—174—
Los zagales al sfm de au« flaiu*as
Su tragedla cantando, repitan:
Avecilla« que Ubre« se piemtlen,
Bs mejor que «e logren cautivas.
A OLOltr CON UNOS L'ICHONCITOS.
A estos dos iplßhiouicltas quw en ditk<e
Y amoroso canicurso tuvieran
Dos atnan;te8 focuaiKlas pailom«s
Nuestra choza desunan loe cielos.
A la esowila de amores tel leo«
Dcfendense pqdrtl que viiiieirom,
Si los d'os oon eniipeflo to/inannos
Sai emseñanaa <m las dulce« ex/tremos.
Apranicteid, yailunoñiSilos dwluisos,
Las laociones que dicta til afwto:
Ved en Olor! Inocentes njitegüs,
Y en au Silvio cariño« liaweMto«.
;Ay! no quiera la diosa de Chipre
Que su tarro tiréis com el tilunipu.
Que auuqne «ol« de tam CÄIWIIHUIM ¡plumas
Quediairols anaioullaidos muy presto.
¡Outato, OÍ orí, outato «os aimainott!
Pues artjiirloiü con vintenio estrwlio,
Me paireee que vienen la-s aves
A tomar ile nosotros ojraniplo.
—175—
Alebraos, alegraos, ipawtovellkuí,
V íowiid los festivo« ipamideiru«,
Mlemtrus eaiuitan alegres kvs aves
Al" ammr, que ÍM>S 'Utice suiauÄtrus.
CI,QUI Y SILVIO ÜOMI'HXiIK) DUBA/A'OS.
Mientra« pawn la«tolaiM-a«comiera«
Verde ííra.ma y tomillo oloroso,
CullHI'Mlms, zagala, «SÍOS tl'UtOS
A la sonuhra que ofrecen los olmos,
¡Qué -duras»!«! paireue que m u e r d o . . . .
Un carrillo del dueüo que a d o r o . . . .
IH> uil Cloi'i. . . . de 'tí, por quien vivo
EiM/aTutaido en ilos vailles y isotos,
Dame tfi ewe que ¡ya h;»a etmienaado,...
Torna tú é s t e . . . . ¿imitó es mos sa>liruso?
Ml que t'Iiinc, mi Olor), eil afanll>ar
Que tleetllaái tus <'1aveles TOJOS.
BeiMüjíaiuios o,l infimen que manda
La esturión del fructífero oU>üo,
Y loe gusto« canite¡uu>s del campo,
Que 110 tienen los (poblados todos.
—176—
ROMANCE KNDEOA SI LA BO.
A LOS O.TOS DE CLOItl.
Graciosa« lucos île In Cion mía,
Kstivlil&s da.r.1« ,de «ipleiixloire« 'tiernos,
Alba« risueña«, isotps a^ra^iaidos,
Ojos divino« ijue me veis seretuos:
Coan« los montes se estroiueccMi cn«n«\o
Kayos fnlnilinan los airados <Mtilos,
Así mi ipar-ho, que s*' isU«nito ltpiiido
Sin caima, ailtfmia, dot! añojo vu entro.
¿ Hasta ciiálindo osas nanus cariñosa«
No me vuelven, ö vor como rituiido'.'
Tomad ail tmsto icon (fue nie mirabais,
Hismeña« 'niñas, on nitegwis lioiuipos.
Miradas ítolces -sobire el írlate -Silvio
Bonl^nos twpnnclil, lwihlndane tleriHw,
Híiibinidme tleímos, como sleun(i>t'e fuiste!*:
Volve«! 5, vuestro amor, ojos parleros.
Tiernos, y alegres, y bla.udos, y dulces.
IHvtnos ojos do amoroso fileno.
Convertid vuestras ira.s fumnildables
Era onitm» icolesHal, ojos »orónos.
Asi ilos 'dioses a, mañaina y tarde
Luieir os hagan en 'lugnir ide Voiras,
—177—
Y asi las musas OB c-qnvpauga n himnos
Que cante Silvio vuestro zagalejo.
ROMANCE BNJ>EOASlLABO.
EN LA MUERTE DK UN ]X>HITO.
Fsittacus EoiiS iraniitivtrix al*ö ab lmlis,
Oaciidit. Exequias ite J'i'equenter, W*#R.
It«, plae valucxies; et plauglite poetara itennls;
Et rígido teñera« magne .notaite genas.
Hórrida pro 'mortis lanlefaur pl.uma oaipitlis:
Pro lomiga pesone.nrte carmina vestra tuba.
OVID, lib. 2o., "Aimor." eiifjî. lia.
La muairte 4e uu gracioso pajarMo
Diaro CAiPUIX) con diulaura tanta
Coimo que era al que hacía Jias delicias
Y et rftöi-eo ioido ¡de su T*sibla anmwla.
Recuerda con t«muura y »emttmionto
Sus gracias todas que BÜcaa reí rala,
Y aquellos movraiilemtos inocente«
Oom que â su ¡hermosa Lesbia tonto agrada.
De su hôoMcero seno a un lado y otro
El tierno anirnaliito se val aba,
Outdaudo siempre de vaivén1 goz-oso
Y imumica tarde â su envidiable estancia.
—178—
Lloro taimibién eü id u t o y suave OVIDIO
De un perico la muerte ¡desdichada,
Manso, hermoso, locuaz y lleno todo
De euieaiataKíora« y miibli-nitw grnfcias.
Kl fué líe una mócente tori.olil.lu
Amigo llel, sin iinc jautas notara
WiiS'uuo *MI oLlos la unas love riña;
Cosa en sus «emejantes bieirextrañn.
M fué parvo y fnigad, nues sdl amiante
Vivió de «Muer nueres-y alguna agua:
Tan aimoiroso y tierno, qui» lutistn de esto,
SI le hajhlniban de amores, *c olvidaba.
El en un. .mereció y logró la idk-lia
De agradar a Gorinia, y sai palabra
Ultimo, fué un liun.Cis.to y triste va<le
Con iiue su auna seiistbJe le .tra.sftKisa.
¿•De (ju(. te Hirvió, dime, exclama Ovidio,
*-*a fe a, tu tartoililila taji guatidnida?
¡De qué tai lieniwis'a variedad de jUramw.
* Ja kLudzura de tu graciosa .habla'.'
¿QuC te ajírovetíba til don Inestiinin.bU'
De agraidar á Corina'í ¡-oh suerte infausta!
!Aiy! yacéis Infeliz, funesta gloria
1>e
<iun.ti.tits unioblaai la.s .region«« a é r o a s . . . .
Bl
Ast sigue, seïïona, huraentando
genli, 4nil.ee la fa 1 mi desgraiela,
—179—
Y a,sl de vuosrtro amado periquito
QuiöLera .cantar yo, y os agirrwlara.
Pero tan iincapaz me reconozco
De esto, que ®ôio quiere nil ¡ifuora.iK'la
Rfrtiiettlai' la explosion y las acentos
De ía lira mejor tie ,las ronuinae.
VeuM piadosas, tiernas avwMlas,
A llorar sobro la nnia desdichada
Pel ¡mña gracioso loro que ser piulo
Despojo triste de la horrible parea.
Romped vuestro plumaje hermoso y rico:
Herios Jo« 1peiethos, azotad las aíla«,
Y óiga.nise vuestra* quejas y lannemtrw
Bu la re«Ion que esté mas iijpnr.ta.dn.
Ijloriwl zonzomlos, y canario« suaves,
TórtoilaiS, gorriaiK-'illos, y eala.iidirlns,
IJlornd 'la winterte de¡l perito amable
Que ¡se ha robado L/ieliesis avara.
;,Taíito importaba., imirrte, ii vuestros n'hiufo*
Esta aveelhi que Joaquina amaba?
;,Xo tien.es alia tantos que ip'ubliquen
Tu .eran ]milnr y fuerza illmirtadn?
¿El -rico freso, eJ elocuente Tullo,
El valiente .Seiiplüai, •mi lienmnsa Ciara,
N'o te dan todavía bmata.rite gloria'.'
¿Aun .no deuniuestrai) tu ftpreswi y saña?
— T(Q0
P u e s ;.por qui'> fi osa uve amable é inooputt
Hnz Hecho triste ob.ieto de tu nibinV
¿Quisiste jicaiso CÍISIÍLÍIU' su dueño
Por lu t e r n u r a íletl con que ht aunaba','
Poro sea lo que fuer«, yn no existe,
Y dentro de muy breve será na. la:
'¡ralbemos ¡nuis por último en su losa
TÍO que Ovidio hizo eu la deil (»tro, y Uasia.
EPITAFIO.
])<>iSde este tris-te Leiten
Que es propia Inuifron il<Ȓ sn^no,
A.ft-raiilni'fm ¡1 mi •diurno
Mis caniolomes y corneo.
•Supuesto, pues, que ¡nun lio» 1 «
Aquella «luloe animonfa
Y admirable melodía
I M a v e m a s docta on canto,
Y asi «wwieirta su limito
En da unaycw aitegría.
ICiitreteimidentos l'nétirim. -13
—I8I—
La Mañana.
Ya se aseann !¡i candida maaaioa
Ooii su rosiiro aipaicihle: &i horizonte
Se baña de una luz resplandeciente,
Que íhaee brillar Ja caía de los cielos.
Huyen coimo azoradas las tinieblas
A la parte contraria. Nuestro globo,
Que eataiba al parecer como suspenso
Por la pesada 'ruano de la noebe,
¡Sobre sus firmes «jes me .parece
Que le siento rodar. En un luistaiUite
Se derrama el plaieer por todo el .mundo.
¡Agradable eajpeeWSouJoí ¿QuS .pecho
No se atente agitado, si -contempla
La milagrosa !uz |döl almo -tita!
Ya comienza & vala.r «1 aire fresco,
Ï ß sus vitales soplos se restauran
Todos ios seros ¡que hermosean la tierra.
Eil áimbar de ilae flore« ya se exhala
Y suaviza Ja atanósfera: la* plantas
Revivan tenias en el vende valle
Con el jugo sutil que les discurre
Por sus saareitais delicada« venas.
—182—
Alegre iVa feraz o&turadtm
Se levanta rteuefia y agradable:
Parece cuando e.mpleza « i ejercicio,
Que una imano Invisible Ja .despierta.
Ketumiwiii los collados con Jas vocea
De las eantorais ¡nocentes aves:
Susurrau las frondosas arboledas,
Y el anroyuelo brinca, y imueve un roneo
Pero alegre murmullo entre ilas (piedras.
¡Qué horas itan saludables en o] icampo
San éstas de Ja luz madiragadora,
Que ,los l&ngnldos miembros vigorizan,
Y que malograín en .mullidos lechos
Los pálidas y entecos ciudadanos"
Todo escita en el atona un placer vivo,
Que con .seoroto Impulso ila levanta
A grandes y sublimes .pensamientos.
Todo lleva el eairaicter estampado
De su hacedor eterno. Altó, â su »nodo
Parecen alabar todos Jos entes
Iva mano liberal que ilos produce.
Tocio se ipoue ein pronto movimiento:
Caída eua'l de los «¡Imple« habitantes
Comienza su ejercicio <?on el día.
Tras mi imanada de corderas ibta'aca«
I-<eula la ipastorcilla se entretiene,
'tejiendo una guirnalda, que imaitiza
l'e varias flores para su niton frente.
El vaquero gobierna su gun ado,
Que se dWata en el hermoso ejido.
B
'. labrador robusto se dispone
Pl
»ra n\ cultivo del terreno fértil.
-i8
3
1
Voiuie al sembrado «ine ila iprovideiwIH
Con (su Invisible diestr« me seüala:
Sufriré el sol añílente;'pero alegre
Cou das finitos sazonas y nlmmlniiifiw
Que los »míeos me dan <jue benellelo.
Apagado el boch'orno de lia tarde,
Me vulveré fi. ml ehoz:i apetecible,
Morada, /le la paz y de tos gwrtos.
Donde' mi esposa dtiilee ya me OSIKTH
üo# su« braaos aiMertospm'is Uijitoti,
Destpués il« recibirme «MI mil WirttiiWi
Peodeir&n do mí cuello: <HexiUuäuute
Que vendre a «er entonces' comu el -árín*!
De que cuelgan -racimos Jos nnU" dulce*.
¿Y de trocar eiutonees rni cabana*
Aunque eshrac-ba y humilde, 4>ot' e-1 ffi'*itiK>
Y soberbio palacio, doiule brilla
Como «¡1 sol «a su esfera in. -«efíor: rico,
Piaaado alfombras con'relieves da oi'oï
Nada memos. 'Itoimipoco esto iíiM>trr.imniro,
Kste inatmimento rústico y grosero,
BíemUechor, que me dá lo raecesarlo
Bu todas las urgencias de mi vida.
Por el cetro brillante qtío LUI imvbâvwr
Empuña. eón su diestra itodetösa.
No cabe ed gozo denrtro de mi i«olu>
Ni de silabar me canso en !a ulrulana
AJ padre univensail de las erliiuivast.
Que miro con esa luí itiadmjíaclora:
Sin dejarlo ide ver en las restaintes
Producciones ten grandes de su »eno.
¡Oh cuentos! ¡cuates son! ¡y qnf> admirables!
_!&<.Pepo ninguna como el alba liormosa,
Que parece quie á todos Us ilil vida,
Bavitadoles la luz de su semblant»*,
iöu, fim !»lí! Jo« -cielos, x a-leguia»
De esto« rampas felice« 1 ViS¡eát#tm
De Jos rayos dal sal, yo te saludo.
Las fresca« sombras, Ja« oaiuiplñns verdes,
La« fuentes claras, los íavouios h nidos,
Las aiv-es dulces y las dorre tiernas
Te «ailudaiíi tflimbîéu allá' it »tt .mudo.
Su faz hermosa la naturaleza
Sacar païwe doil sepulcro ahora:
Todos mm ontes ooforan «mu va vida
A tu 'itt'oaeiiiL'Sft dulce y afçrad'able.
Corren las fieras á sus euwvas 'Inundas,
Brincan la« icaibras, los cordero« balan,
tilamam las raioas á sus boceiu-Mlos,
Mugen loa toros, y respande fil eco,
Q»e sale do Jos miaates eotniniibando.
Los .paetoiicillos, y las zmgalejas,
(Sonoros hljmioB cantan al eterno
Autor que baña tu satublaiiite henmoso
De ta.ti 'üilogrc luz, .por la mañana.
-i85-
SUEÍÍO ALEGÓRICO
CANTO EN OCTAVAS.
Cuando domntanos punamos
& un nuevo mundo que algunos veces («leudo todo Idea!,
y una simple represeutaciou
del que lMibitainoH) nos ofrecí'
nueva« ocasiones de •reflexionar *61iiluaii«uitt> nuestra al
ma, que «le*nj)re esta en ejercicio.
CARAOCIOLO EN El. tíO'/.Y..
Ya qiue la fuerza de mi edanl lozana
Uon treinta años de ipeso se rendía,
Haill&banie eu la corte mexicana
Qttfemno de mortal hipocondría:
Hutoooes unía noche nías tempranal,
Y ina&e triste que uunica, parecía
Arrojarme del sueno ft los umbrale«.
Torque viera un enigma de mis males.
—186—
il.
Embrame en unos huertos deliciosos,
A iquienes Priapo ve eon blando iceîio,
íceseos» ailegms, verdes, olorosos,
Y ûlrtima prueba nie su autor el sueño:
De sus bosques espesos, pero hermosas,
Al paso me salieron, ¡dulce empeño!
Dos ninfas qiue .me ponen eu sus <brazoä,
Cual imcauíta aveicilla en .mmchots lazos.
III.
Portaba U'u canastillo la primera
De ípUbas los mais graios y sazones:
Brindóme de ellos paru qiue comiera
Con estilo que vene« corazones:
¿Quien habrá que resista & una hechicera
Tan dulce en «us política« función*«?
Brindóme ¡ay cielos! y á la nueva instancia
De sius frutos comí con abundancia.
IV.
De rubio néctar una copa bolla
I>a segunda & Jo« laibios me llegaiba;
Mas en influjo de (benigna estrella
Su poder y mi ruina rae anunciaba:
Temeroso reslsitome; pero olla
Gomo toda razan atrepellaba,
Diöme vino â beber, que sin disputa
De nal vergüenza fué iletal ciouta.
- i 8
7
-
V.
CtiM.ii'.lu iior min verde celosía
AsúHwisc oîrn ninfa ¡1 mis reici'o-us,
Ijtio con el fiie-jjo que eu su roeiti'o ri ri lía
Abrasa la région de lus deseos:
Sah1: llame lu mamo.... ¡suerte usía!
listo si fué o| mayor de tn!s trofeo*,
1'iies la expliqué mi amor, y MI el instante
Se a sismó 1¡¡ sonrisa en' su seanbtante.
VI,
Arroyos de cristales derretidos,
V can la ros de Unîtes risueiiores .
¡Suaveimeiiíe embargaban lias sen-lides
!-iu lecho blando de mullidas ñores:
Los timnpos laiuienitá.bau.se perdidos,
Cuando a estorbinr dv Vénus las amove«
A-parécesc un viejo, y dando un grllo,
Llena de eapaiïto todo aqued distrito.
Vil.
Huyen las Circes, eoimo del sembrado
Se levantan Wis a-ves, al w-t-ru-endo
l»e la piedra une la honda ha Uisnintaiio:
ICI risueño penaúl vuélvese norreunió:
Ya el a>ielam¡ »u brazo ha levantado... •
I Jaime un golpe, y d«l éxtasis volviendo
Mis vicias liloro; ipero luego cauto
Ueno de guato el deseaga-ño »an-to.
—188—
IDILIO.
EA
KAOALA EN E L
KOKQUL-
l'Youdos« bosque, auya froaca sombra
Mi« p<N*Mos ttttentes w»St*HT¡*fl,
Cuaudo de tierna grama en verde u 1 l'i>iubr¡i
Uu pérfido pastor ¡me acariciaba,
Todo el tiempo lo a c a b a . . . .
¡Ay Silvio, Silvio, Silvio ingrato du-eño!
Puesto que ya sa,eudo el falal sueño
De prolongados año«
Que entretuve el amor eu tu« engaños,
Es fuerza que despierte,
Y que vea eu aUolaiUite »le otra wuert".
De este modo uaná bella zaga leja.
Cuando de Silvio cutral triste se quejiu
Del alma abre Jos ojos,
Y .alivia los enojos
De un ainw ofendido; concluyendo
Con aquestos reaglones
Que en el tronco de un árbol va eseribieudo
p
o r a ailivio de incautos corazones.
Zagala, tu amor conten,
Si lo quiere algún zagal,
Fue« si Silvio pagó anal
¿Quién habrá que ipague bien?
—189—
EOüOGÄS
ADVERTENCIA DEL AUTOR.
Confuso ei autor las dos siguientes ÉGLOGAS siendo u»uy joven, cuando por lo mismo
aun no podía poseer todos aquellos «onoeimleutos que se «Miulenen en este ramo de la poesía. Asi lo expresó en un cuaderno escrito de
9U puño, daade dice: "Que .no la« extraía de
ese dugaír, ipowjue no escribía para el pftblico;
sino para los amigos privados." Sapa tmubii"
el lector, que Ja formación de ©Ha« fu.; obra
de poquísimo tiempo.
—190—
ÉGLOGA PRIMERA
EL AMANTE MAS FIEL DE LOS PASTORES
DEDICATORIA.
A ti, con quien iml amor cu algún día
De mi ailbogue al .eoui¡pas briste cantaba,
Y *u voz «us cadencias alternaba,
Cual eco que mis ayes repetía:
A tí, que 'de mis penas la porfía
Por Ja estrecha amistad que nos ligaba,
De suerte ei ooraaó.11 te traspasaba,
Que la Uopabas tuya, sienido ¡mía:
A ti, Berardo, â ti Justo es resuelva
Dedicar este afán, corto servicio,
Ponqué asi A respirar contigo vuelva:
Acepta, pues, de amor el sacriftcto
Ba verso« qwe Jas ninfas de .la selva
Escoctaaron de M04W0 y de Fenicio.
—lyi—
ÉGLOGA
VOÏAA, y.OISO FENICIO.
p o i n A.
Víi la« uueUinius aves
Del moii.lt> lioi'i'orl/.U'buu. la espesura
Cou «us laiiiuNitu«, ^nivcH^
V el alegro vejo de la ncclie obscura
Hiijiiu.lo 4e lu lóbrega montaña
Se exteulia u lu nwtkM ealmùu:
Cmi-uido Fenicio iH'i'idu
Del ai'wlw dolor qui! le atitt-nienta,
De,l mal eutretejido
Al borgne iniwtoiral triste se aúnenla,
l'ara dar stu miedl.la CL SU iiuebrautu
El tufeliz cousuölo de su HUMO.
Un cayailo grosero
Su débil contestuni sustentaba.
Kl rostro 1 tust huaro
Sobre el CAnsaidt) jjecho ireoliuaba.
Y hacia al suelo dobliuirlo ksii estutuni,
Uu espectilt-ulo era de ternura.
—192—
EK traza tan penosa
Poco a poco los pasos dirigía
A la montaña tnwbrosa,
Y en llegaudo íl bu "espesa serranía,
De esta, suerte, sentiuidose en un tronco.
Desató de -su voz el eco ronco.
FENICIQ.
¡Ou noche,, a.mi tristeza acomodada',
¡Asilo de in¡ grande sentimiento
A tu silencio sólo revelada
La cansa puede ser (te mi tormento:
Diga pries mi dolor la vos», cansada,
Y «alga 'de este pet-ho ol nial qiw» siento:
Siendo testigos las moiïtafias rudas,
ha» peña« sondas, y las sed va» muflas.
Que aunque-ai amp re serán quejas era vano,
Bw«s mí ailma ¡a-y «le mí! no ti«ne «trat
Xo sé qué de consuelo e>l peclio humaaio
Siente com expresan' lo que le anuirá,:
Hable pues de nii dueño que tirano
Mi pena, ani dolor, mi mal ¡procura:
De Doris, sí, de Doris tanto mangua
Qne siente el corazón diga Ja lengiua.
¿Qué motivo ¡ay dolor! ingrata fiera.
Pudo dar ocasión a tal desvío,
Que- «fewMeffldo <mi< aimor y fe sinioora
Sujetas & obro n.tnn.nite tu allvedrfoí
—193—
¿ Por rentara no say el que ante« ara?
¿Pues >o&mo ya te enfada el amor mío?
¿OóaiK> así con tau «úbita mudanza
Muere tu amor, acaba ¡ml esperanza?
¿A donde está «a «imor y la fe pura
Que ea aras de tu ipecho me juraste?
¿A dónde retiraste mi ventura,
Y de imí tan cruelmente la apartaste?
i A donde mi regalo y m! dulzura,
Y en ellos mi alma y vida te llevaste?
¿A durale? ¿â dónde, di, Doris, a dónde
Tanto bien ¡ay de <mf! tu mal me esconde?
¿Con que Mego {por fin tu atrevimiento,
Sin alma, ein razón, sin fe, sin juicio,
A quebrantar el mutuo JuraineMo
Con que »1 amor hicimos sacrificio?
MAS que fiera «on tal (procedimiento
Te acreditas ¡ay Doria! com Fenicio:
Mas que ñ e r a . . . . si, Doris, ¿quieu creyera?
i Ay Doris, Doris
Doris más que fiera!
¡Que traición! ¡que rigor! ¡que alevosía,
Ofendiendo ml »mor, es la que has hedió 1
Pue» «ruando el daño menos precavía,
Parque «ataba, aunque mal, muy satisfecho,
I * «xbaste eJ contento ft la alma tula,
Dándole & otro .pastor su fácil pecho:
Mas att& de äa .negra infamia toca
Lo alevoso de tu hecho, y acción loes.
¿Quién creyera que ingrata me pagar«»
Con tanta falsedad, ta«ta vllexa,
—194—
Los tiernos .holocaustos que fi. tus aras
Ofrecía cuotidianos mi fineza?
¡Oh si tu oulpa á conocer llegaras!
Quiza mirando entonces tu bajeza.
Por no manifestaír perdido el juicio,
Amaras como de antes á Fenicio.
Mas si apartado esitoy de tu memoi-la,
Y por otro ¡llegaste á imal quererme,
¿Cuándo .podré gozar mi antigua gloria?
¿Cuándo podré en tus ojos .complacerme?
¿Cuándo podre de amor .catatar victoria?
¿Cuándo en tus dulces brazos ipodré verme?
¿Cuándo podré? ¡ay de imi! no tienen cuando
Los regalos de amor que estoy llorando.
¡Ay! que de rabia y cólera reviento,
Mirándome por otro desdeñado:
Eil corazón del flero sentimiento
Parte á parte le tengo traspasado;
Desmáyase el valor y el sufrUniento:
Y del remedio ya deses.perado,
Para aplacar un tanto mis enojos,
Lloran hasta cegar mis tristes ojos.
POETA.
Aquí quedóse mudo,
Ponqué al dolor el ipeoho
Y cuando ya no pudo
Con la lengua explicarse,
De los ojos, que «on más
En Idioma« de lágrimas
le oprimía:
se valía
elocuentes
corrientes.
—195—
Del tiempo la balanza
Va cou iguales horas se movía,
Y sin tener nnrdanza
Mu suslágrimas tristes, parecía
Que para da* alivio & su«, enojas
Kl minia .liquidaba por los ojos.
Cu ando a breves Instantes,
Omn-o el dolo de uulws revistiese
Su« autorohas flaimauítes,
Y..sus faldas el monto estremeciese
O« los horrendos truenos al amago,
Esperando «n sus troneos el estrado:
Oiwno enojado el viento
Corriese por 'la sierra, despojando
T>e su hojoso ornamento
A las pinatos con que iba tropezando:
Y quédase aquel sitio de tal modo,
Que iiifundiondo pavor estaba iodo:
Enjugando MI 'lilauto,
A la rotura de una bruta twñn
Ketir&se entre tatito
El cielo daba de sofrenó seña,
Que ya, íegúin Jo amw;ho que llovía.
En agua al parecer se: deshacía.
Con quietud procuraba
Mitigar por entonces su« 'congojas,
Y la noche pasaba
liai öl lecho fatal de slaperas hojas,
Dando alivio a sus ojos entre tanto
Que volvía.de nuevo al triste Manto.
196—
tën fia, ya el claro día
Daba .paira Hogar paso« violemos,
Y puerto eu armonía
ICI curso tie los bravos elouieaiíoes,
So asomaba la aurora à ,mi veinluii-H
Ailegiraiiiiil« lia cundida niañaiía.
BiitoKces la caverna
Ml luíeux pastor desautpnraba,
Y" á tierra más Interna
Kns trabajados .pies eiulerexyiba ;
Cuando Mopso saliémlole al camino,
Loe pasos le estorbó de sil desuno.
Ura óste un gaumlero
Do disimila cabana, que había sido
Su amado coimpañero
Kn otro tiempo, imwjiie h¡tbíu,n vivido,
Tmüt'ii lo sus alberguéis iiMnediatos,
I'roba.udo su aimtetad cou fieles tratos.
Después que se a/pagaron
Algunas afeotuusas. expresión-es
Que siempre acostumbraron
Los amigo» on tale« ocasionéis,
A la sombra de uu roble se ¡uioslcnm,
Y .principio á su plática pusieron.
FBNIOIO.
¿Qué iin de tu cabana te ha sacado
Quieres decirme, iwnijío el más querido?
Hntn't('iiini¡<'.iit>is 1'octicuH - 1 4
—197—
MOBSO.
Dorlsa, Ja zagala fi, quien he dado
Por justo premio el corazón rendido.
FENICIO.
Dichoso aqui^l •Uiina.ute que jmgailo
Vive, sin Jas ofensas del olvido;
No así yo, Mopso: esicwcha tleani historia
Mil cosas que enternecen mi memoria.
A üenupo quo sus bodas celebraban
Do« aiuia.uil.es dichosos cierto día,
Á los eaiui¡uos me ful donde ,se hallaban
Con música exprcsa.rtirlcr su alegría.
Acer.qu6me curioso ü lernas estabau
La« »agallas, y aun no Wen recorría
La vista desgraciada, cúrralo luego
Cual con la luz del sol tne quedé ciego.
Era Doria, la misma que al institnit«
En au imirar risueño iproanetía
Ternura A mi cariño titubeante
Que uni rendido pecho le ofrecí«:
Entonces parecióme que de amante
Venturoso la suerte une serla;
Pues saliendo û. mis .labios mil arrojos,
Se asomaban afectos •&, sus ojos.
Dieron ftn íl da fiesta los pastores,
Y acompañairila ofrezco hasta su casa;
—198—
Mas temiendo del vulgo los rumores,
En admitir la oferta anduvo «acasa:
No Juzgué sus reflejas" Inferiore«,
Como que sé k> que en el inundo (pasa
Y así me despedí toca ado ufano
Albos jazmines die su blanca mano.
A mi albergue me fui, y aunque pudiera
Facilita? consuelos la eaiperanza,
El corazón se abrasa, y una hoguera
En suspiras de amor afuera lamza:
La deidad de la noche en SU carrera
Soñolienta ip&saba can tardanza:
Pero habiendo llegado el claro día,
A la casa de Doris me partía.
De nuevo une enardezco, y cuando intento
Aliviar «on su vista tul quebranto,
Las laceadlos de amor hallan fomento,
Y los deseos crecen otro tanto:
Freoio pongo á cualquier atrevimiento
Temiendo un disfavor; nías entre t a t l *
No dejaba el amor de» hacer conquista,
Ya que no con la boca, con la vista.
Haplto mis visitas obsequioso:
Y euail sallado en la campaña instruido
ï a sm muestra caba>rde, ya animoso,
Ya triunfante en la 'lid, 6 ya vencido:
I*e 1--1 mt»ina manera cauteloso,
•Me hago ya despreciado, ö ya querido:
Oportuna materia para luego
A
I ft mina <1# amor prenderle fuego.
—199—
Ein este amustie amoroso, triste esfado
Sujejto deii honor & la ca.iteua,
En la cancel dél nècbo ai>n¿douai<lo
Liaaaaentaba el amor su Aura pena.
Diez pa.lae.ios había BI sol rtoiwlti,'
Y la luna-«e viö diez veces llena,
Sin que die.se por tímida la boca,
Libertad 11 pa.sión que en muelle ioea.
Hasta que eu ún, instable la fortuna,
O la minimi desgracia cauteilosa,
IHsipu-äMne. oi-asHiu lau («jKirtuaia^
Que me fiwa ei tallar «tsiisible cosa:
No corrió roa aiiúi? fuerza fuente aginia,
Omt iv. I ¡ i muit» - los díifun* > inijiot uosn,
l>esi>iu"'S île laiifcfo tiempo aprisionada,
Qne mi- alma al expresarse aipasirtuada;
Hítela pues. del mal que adoleeía
Con vivas y eftea-ppa expresiones:
Y n t a r i e «irrior continua batería
Kf muro »e vinillo de .sais razones.
CoóiqtilHíttrlo el respeto f»,n aquel'jlía
Unimos nuestros tiernos eorazolve*,
Y ilámiónos rmpn»eos abrazos
Fueron mulo,* o si recluís micslros bra/os.
Vigilant«: el amor, nuevo culttndo
Rñ' afielante peso ¡t su belleza:
Y era taato mayor que en lo-po«Wlt>
Ouauto hftstn eutonoes fué más su fineza:
Igualmente oficioso que elevado
Kn enïpen-03'de toda su terneza
—200—
Mis mauc« la servían, cuando ji «us solvs
Krau «iouiiin'e mis ojos girasoles.
Desdo luego su afecto me obligaba,
Y -como ya o t o Doris parecía,
Kl ojbsoq.uio futuro anUckpaha
Uuaiitlo algunos ¡presentes le servía:
Uuas veoee de un modo le expresaba,,
Y otras de «tro el.açuor que il« tenía:
Aociaixe.a con que suelen los amanites
Obligar ä sus dueños A cousta/utes.
Luego que por abril las blandas flores
El a,bundo»o caitiapo ae vestía,
A ejemplo de los imite tiernos pastores
Las guirnaldas irrils bailas le tejía:
Pretendía« »«aso mis aimoirciS
Agitados á Impulsos de aüogría,
Qu« cuando al caurypo su hninnosuva. i'iM'ia
La adorara !a m lanía ptimavera.
ES otoño t'onfowite se adornaba
Y saponados frutos ofrecía.
Las.primicias má« gmitaa le llwaba
Que el çulitivado soto producía.,
Parece que mi amor sol« cuidaba.
De ver como á su : Doris «wnpHawa,
Pues aun cu tiBmjws meuus Jibenil«*
Mis olidos se vieron si «lip re iguaäes.
Inside lluego en micieniflo (ñ cordtírlílo
Mils hermoso y galfuu por sus colores,
Puriâcandjo eu aguas (ta lomillo
Y an otroB app/niáiticots licores,
—201 —
Coronado del más tierno ratmillo,
Y sableado bien'de nuevas flore»
A sus aras llevaba en saerilielo
l>öi aimo>r y la fe 'de su Fenicio.
Ocasión no faltó en que nils desvelos,
Haciéndose enemigos de las aves.
Cogiesen de sus nidos ilos poüueíos
Que diesen d ml Doris cantos suaves:
industriosos acaso mis anhelos,
Pues querían tal vez que en tonos graves
Y dulces, tie la música del aJba
También hicieran á rai Doris salva.
Así el tiamipo pasaba, y sin las guerras
De cellos «e gloriaban mis anuores:
Tres vece« el verano en nuestras tierras
Coronado salin de nuevas flores;
Y otras tantas los montes y las sierras
L/loraron del invierno los rigores;
Sin que alterase e"l .mar de mis dulzuras
Ni el aire de ligeras desventuras.
Pero vino ¡oh dolor! ¡triste memoria!
Otro tleiapo en que todo se perdiera,
Tletraipo en qaie diera fin toda mi gloria,
Tierno» en ^ue.tudo .unil en mí se viera.
¡Oh tlemajpo en que el laurel de mi victoria
Secóse sin que yo !o mereciera!
¡Oh tiempo! '<tlampo, en que quedó triunfante
Otro, «i mils feliz, monos aliñante!
Kmtonees, Mopso, cuando ewtá más viva
La llaima de mi aunar, euamdo más fuerte
—202—
Agita el alma, de ¡mi bien une priva
Cruel Influjo de ¡mi mala suerte:
Y entonces ¡ay de ml! Doris esquiva,
Parece que on mí ausencia ve mi muerte,
Pues violando el aimor y la l'e pura
Mancha con otro dueño su hermosura.
Cuando perdida advierto yo su gracia,
Y el rigor á que ingrata sme condena:
Y veo de mi amor la ineiicacia,
i' en otro brazos la contemplo agena,
Crece tanto el dolor de mi desgracia,
Y de su ingratitud la grave pena,
Que «levanto la voz de mis querellas
Hasta herir esa 1)6veda de estrellas.
Sí, Mopso, cuando yo su ¡mal recuerdo,
Cual por el monte flora embravecida,
Las planta« trozo, los peñascos muerdo,
Procurando acabar uni aimarga vida:
Me falta la irazón, el juicio pierdo:
Y enferma el alma con mortal herida,
No sé como despojo de mi saña
No encuentro mi sepulcro en la montaña.
Pluguiera al ciclo que de sus enojos
(Antes que de mi Doris las estrellas
Hubiera visto de su« negros ojos)
Me hubiesen abrasado las centellas:
Pues ahora que contemplo los despojos
Que el a.mor ime ofreció en sus lucos bellas
Tan sin retraadlo en otiro dueño, quedo
Q u e d o , . . . como explicarte yo no puedo.
—20$
MOI'SO.
Hazte. Fenicio aunlgo, hazte violencia
Para romper los llanos amoroso«:
A tut ¡i y win se 'intra y a la auserw/la
Ik>s,pviós de largos tlemnpos perezosos:
l'on tu aflelfm on otra, y la experiencia
Blwtiis Jf liant ver maravillónos:
listos son contra ainur seguros medios.
Y de su nial los únicos remedios.
FENICIO.
De mi (pecho confieso que debiera1
Arrancar su retrato soberano;
Poro helara la alegre primavera,
'Florecieira el invierno Iriste y can«,
Fsta montaña abajo ai? viniera.
Tjíiinlamlo sus eumibi'cs coai el llano,
Antes que, de mi agravio satisfecho.
Sacara s-u retrato de mi pecho.
Tu consejo, no hay duda, atiendo jírafo;
Mas quererlo llevar íi buen efeclo •
Es imposible, Mopso. y así trato
Acabar íi los yerros de ni i al'ecro:
Krnlo soy cu querer á un dueño ingrato.
Aunque como hombro, culpo su defecto:
Mas adorando íi Doris, no disputo
Sobre si bien soy hombre, ó bien soy bruto.
MOFSO.
Fuerza ser¡1 dejarle en lu locura
Cuando el tirano amor te tiene ciego:
—204—
No tienes ¡ay de til «o tienes cura,
A mi eomsejo opuesto, y ¡l. nu' ruego:
Mas si algo (o merece ni;, teiriMirn
A m! cabana ven conmino,luego.
FENICIO.
("uanto fuere tu '¿atrio ñ mi alma i>ide;
Menos el que de Doris cruel se olvido.
Que aunque me aviente la 1'orluna aU'ada
A la región ardiente, ó á la fría,
Y la esperanza llore retirada
De volverla á gozar en algún día,
I3n mi memoria siempre colocada
El ídolo sert de la allana mía:
Ast Doris verás por mis amores
"El amante más fiel de los pastores."
POETA.
La carroza dorada
Del hiflHiiuaidii inítréipido Faelonlc
liodaVia acelerada
Tras ule la.s ouuibi'es de] soberbio iuuuk\
Sepultando sais rayos cajimesíes
Kntre nubes de vosas y .alelíes:
, Cuando los do* zagales,
Deja tuto del desierto la aspereza,
Sus amorosos males
Cantaban por alivio íi su tristeza:
Costumbre muy antigua en los pastores
Kn triste soledad cantar amores.
—205—
Al albergue llegaron
Habiéndose ocultado el febeo coche
Eotre las que bajaron
Obscuras sombras de la oegrn moche,
Y entonces cada cual se recogía
En su pajizo lecho hastu otro día.
—2o6—
ÉGLOGA SEGUNDA
LA PASTORA MAS FIEL DE LA CABANA
DEDICATORIA.
Fileno, sabio pastor.
Si fi. ti se quejo algún día,
Como eé, Ja 'Doris imla,
De que olvidaba su amor:
Oye en imi voz ¡su dolor;
Mas sin nacer de esto juicio,
Pues si del triste Fenicio
Llega ft tí la voz confusa,
Es, ¡porque quiere ral imusa
Hacerte algún sacrificio.
ADVERTENCIA DEL AUTOR.
Para poner de algún modo intervalo & la*
tristona» de la vida, nos propusimos tres »ml8*8 el asuwto de una ÉGLOGA que expresara
los sentlmienitos de una mujer celosa. Yo, que
coo bastantes motivos juzgaba á cierta dama,
bajo el nombre de Doris, con aehaques de esta pasión, produje la siguiente pleccicllla, quo
v
'ene & ser como una respuesta de mi ÉGLOGA
anterior.
—207—
ÉGLOGA
POETA, DORIS, FILOittlNÀ
POETA.
("ii¡iíi'Eti en el h o r ú u n U '
A p a g a d a ¡a luz-, la .»oche. daba,
l ' a r a salir d<d m o n t e ,
Acelerados vii.eliis, j - cisionaba
Su 'precursora troipa tristes eco>
¡Sobre rudos peñascos, truneos secos;
Dovls, la síagajej.u,
EtiiLütuíu ile lo«, rústicos .jmsíoiws,
De su casa se ,|ilHja
Llorando ii Fenicio U«s rigores,
Sin tener d,e'su lüni-lo l a g u n o s o
Más Testigo quo {•] bosque siloiivioso.
A I a, Uia rgtvii stí.sitiniti
De un arroyuelo, músico del prado,
Y á su «Mtipás «tenia,
It« ciHiifojn« pl^HiL'lio trji*ii(a.*ud(Ti,
El .sileiK'io''rouiiptA,Jclft.uilo il to« vhMifos
E.stos'4e su dolor Matea- »oeiitost
l>ORIS.
Aquí la vess priineru .
Keuiício une ofreció fíennos a m o r e s ;
—2o8—
Y aquí la vez ipos*rera
II» ite;»er lio mi vida y wis' rigores:
Que este lugar destina la eruel suerte
l'or teaitlf) icie mi vida, y de mi ímiei-U».
Voautiras, llores bellas,
Que de Fenicio visteis las caricias,
Y vosotras, estrenas,
Qiu\,e.u,v¡diáSite¡H .acusy mis ilelieias,
¿No os mueve A ({ouiiiiiaiSiriiita.ucrueliutiilanza
Que a.o;iJjA cutí,sift,ÍMH'W' y nti esperanza?.
Fenicio;'ya- estés nlvnra
Ofreciendo tu afecto en los al-lares
I>e otra iueauta castora.
O yai«9t#f! WKtiHuuulole euntares,
l>esipués tk> haber llevado mis oveja-s;
Como quiera que estés, oye mis queja*.
Si & t*tí> uiorial otvido
Habías île cmuUuiariue, ;.nor qué, liera,
Mostrándote rendido
Me ot'rriurst-e un autor tan (lisonjero?
O Si es verdad criw eutonces me qtv'rías,
¿Dónde estil íKjHt»! autor que me decías?
Luego yo per ingraito
líesile hoy en adelante lie de tenerte.
Tues tu ougatioiso trato
No ni« cHctn .Itragartó do otra suerte:
Mas ¿qué satisCaceifiíi, qité rwoiupensa
Puede ser do mi uta] y de tu »twisn?
—209—
Si mientras ofendida
Yo te culpo de laüe!, tfi en otro «mpeflo
Acabas coa mi vida,
¿Cómo sera. posiBIe, ingrato duefto,
Que de mi antigua paz la dulce calma
Vuelva á la posesión de toda mi alma?
No, Fenicio, uo es dable
Que de mi pacho arranque los recelos,
Con que se hace implacable
La guerra cruda de continuos celos:
Yo me siento morir, si de mis »nales
No se duelen los dioses celestiales.
i Cuanto mejor nw estaba
No halber correspondido ft las finezas
Con q<ue me señalaba
Otro tiempo tu aimor entre bellezas!
Quizá no euhara monos la alma mía
El sosiego <jue tuvo eu algún día.
¡Oh tiempo venturoso
Amtes que yo & Fenicio conociera!
¡Tiempo! ¡tiempo dichoso
Que >me vela con cara placentera,
Cuando de aquel arrayo en las orillas
Triscaba con las otras pastorcillas!
Mas hoy aprisionado
Mi desgraciado aanor se llora ciego;
Y era un mar alterado
Bebiendo sin cesar olas de fuego
—210—
Naufraga la razön: ¡cuánto perjuicio
El engaño me trajo de Fenicio!
¡Oiti vosotras, deidades,
Que cuidáis de estos ipftraimos sombríos,
Y de estas soledades
Dedicados tenéis los sacros ríos,
Si os mueven mi dolor y mis pesares,
Sacrificio serC ft vuestros altares.
Vosotras, si, por quienes
Tantas veces Fenicio irne juraba
Sus afectuosos bienes,
Mirad que vuestro honor se menoscaba,
Si de mi triste voz las grandes quejas
No mueven ft piedad vuestras orejas.
Y pues que de Fenicio
Contra vos se declaran las ofensas,
Recóbrese mi juicio,
Que el Ingrato tendnâ las recoirapeasas
Bu celestiales iras. Entre ta ato
Calme el dolor, enjugúese «il llanto.
Alas ¡ny! almas deidades,
Suspended vuestro brazo vengativo;
Ni mis penalidades
De su desgracia sean triste motivo;
Mas antes pague yo vuestros enojos,
Y vuelvan ft llorar mis turbios ojos.
POETA.
Aquí la voz doliente
Con los tiernos suspiros se embargaba;
—2TT—
Pero «1 llanto elocuente
Que en sus mejillas rojas derramaba,
Para afear de Fenicio las agravios,
Hizo las veces de sus bellos labios.
(Jla.morosos gemidos
V lastimosos ay^s trasladaban.
Por oí aire impelidos,
l.a.s déliilos ]:>aro^lo,s i|!ie l'rmiwilmn
l'na coreana choza en que vivía
La aaiilíí'a nuls discreta quo lonía
Esta ora Filomena.,
(.'.on quie/n había otras ve.nes conferido
La calida ele su jiena,
V ila que habiendo el ocre» conocido
De su anilina, dejó la dulce enana,
llevada del acento nue la llama.
Presa la halló en los lazos
!k» un violento desmayo, por el simio:
Ti'miiala outre sus ¡brazos,
V procurando, darlo algtin «misuelo,
Itesnuós que ya del éxtasis volvía,
Así con blanda« voces le decía:
FILOMENA.
¿Tlítsrn cuando tus ojos
I»ojarân de llorar, Doris querida,
Los injustos enojos
Con que Fenicio oruol te tiene herida".'
t.Hasta cufiiiilo tondríln con tus in¡nieuto^
Lugubres quejas los sonoro* vientos?
—212—
No hay hora en que coil llanto
No des de tu dolor »margas señas,
Moviendo tal quebranto,
Que pareoe lo sienten aun las ¡ponas:
NiO hay hora eu que no suene tu amargura
Sea del día claro, 6 de la noiche obscura.
SI esa corriente fuera
Me imodo que ít Fenicio caminara,
No era mucho corriera
I-továJidole las rosas de tu eara:
Esperas tal vez su afecto entonces,
SI hay lágrimas que ablanden fi, los bronces.
Pero si la fortuna
Descaimlna tu voz, y nada medras,
Tu querella Importuna
Quedara sepultada entre estas piedras,
Mientras que en otras aras tu Fenicio
Consuma de su amor el sacrificio.
DOBIS.
Nada menos, amiga,
Que a los oídos de, un pérfido ane queje,
Y que ruegos lo diga,
Para que vuelva ATOÍ,cuando ú, otra deje:
De ninguna manera, ponqué haría
Su dureza mayor la queja imía.
FILOMENA.
i Luego sin esiperanza
lamentas, imaltratando tu hermosura
Kutretouiíniontos Poéticos.—18
—213—
De que tendra mudanza
Tu desgraciado amor, tu desventura'.'
¡Qué poco juicio! ¡ay Doris! nereditns
En "tiempo que mejor lo necesitas!
DOK1S.
Siu esperanza lloro.
Es ciento, de ser ya dueíij absoluto
De lo <jue más adoro;
Mas cuando al suelo lagi-imas tribu.tr»,
Discurro ¡ay triste! que en L'eiuedios tales
Una ¡parte desahogo de mis niales.
FILOMENA.
Llora pues, Doria mía;
Pero treguas permite á tus ¡luereüíi.s:
Acuérdate del día
En que dando tu sol sus luces bellas,
Alegrabas los rústicos pastor«*
Como el alba á los dulces ruiseñores.
Acuérdate de cuando
Despidiéndote Amor doradas flechas»,
Las ibas rectoaaando
Y «aian fi. tus rpies luego desliechíis:
Victorias que ite hacían fu la cabaíia
Honores, comió ft Diana en h\ m:mtaña.
Y acuérdate de aquellos
Alegres tiempos, cuando en la Üorest.-t,
—2U—
De raímos los ^mAs bellos,
Pasando los ardores de U siesta.
Con caronas cantâbauuos y palmas
La dufcé ltBertAtUla nuestra» ¡|S|aÍ.
DOBIS.
Auitee con la memoria
De mi pasado ¡bien, iml mal se aumenta,
Y perdida nil gloria,
Un Infierno á (los ojos se presenta.
¿Quién, Filomena amiga, quiín pensara
Que nal gloria en lnûerao se trocara?
FILOMENA,
Si de las sugestiones
Del amor en el pe«too de quien ama
No triunfan las razones,
Emprendo inútil apaigar tu llaiina;
Pero ya es hora de buscar sostago
Kn nuestras dulce« cama«.
DORIS.
Vamos luego.
POETA.
Con amorosa* queja«,
M juntarse 34 uaehe con el día,
La* triâtes zag&lejas,
Por temor de la luz que la alba envía,
Se despidieron dándose un abrazo,
Poniendo (p»ra veree corto plazo.
—215-
EGLOGA TERCERA
D E S P Í D E S E SILVIO DE CLQKI.
SILVIO, POETA.
POETA.
Viendo Silvio que Clor! se ausentaba
En fuerza de las hadas rigurosos,
Al ipeaho la estrechaba,
Y con suspiros tiernos y amorosos
Bu dolor desta suerte ie exppe&aba.
SILVIO.
iTe vaa? iay Olori! ¿coa que la fortus*
Rompe lo« fuertes lazos
De una estrecha aiBaasta.il'inasqueot.raalgui)«.''
¿'Oon que dejas por (iltiimo mis brozo«?
¿Los duWs ibrazos de >tu Silvio dejas?
¿Dejas mi corazón que por la boca
Repitiéndote está sus blandas quejan?
¿Te has ita-anstforaBado aoa«o «nrtur» roca,
Que deja« ft tu Silvio en tri6te eafána
Sin su Olori? ¿sin ti? ¿sin«toda su aim*'.'
Mae ¡ayl ique si la-estrella
De unte brazos te anrawa, ¿ipor qué Hwo
—2l6—
Motivos que no das, imi Olori bella?
La estrella me arrebata el bleu que »Aero.
A Dios, Clovl
¿te vas? sf, que la suerte
Con tu ausencia, ¡procura.,...
Procura.... ¡ay! sí, procura dacme muerte,
Privándome de toda mi dulzura.
Y ¡puesto que la fuerza
La incontrastable fuerza del deslino
No hwy brazo que la tuerza,
Anda, uni Clori, empieza tu camino.
Mas no, Clori, te aguarda:
¿Olvidara« de Silvio la ternura,
Si acaso para verte el tiempo tarda ?
¿ Olvidarás que ha sido tu hermosura.
Tantaa dichosas veces adorada,
En lo anejar de su aima colocada?
No lo permitas, Olori, ¡ay! tea presentes
Del corazón xa&s fiel tantos amores,
Que & prueba de otros muchos pretendientes,
Envidiosos pastores,
Me hicieron duefio al fla de tua favores^
Sf, Olori: que aunque ausentes
Estemos, y en las tierras im&s distantes.
Yo te prometo, por aquella gloria
Que une causó el triunfar de tus amante«,
El que siempre estará» en mi memoria....
En mi memoria, siempre agradecida
Al honesto recato
D« tu amoroso trato;
—217—
Y muy reconocida
A. la sagrada fe camprornetWa
Con, juramentos tantos,
Qu« por tos dioses santo»
Hicimos, cuando en ma« dichoso día
Yo me nombré por tuyo, y tú por mía.
¿Lloras, mi Clori? no, uo tus ojuelos,
Corriendo en tus mejillas;
Como dos arroyueios,
Se arrebaten la« tiernas floréenlas.
¡Ay! vôneete a tnl ruego;
No eclipses de tu cielo peregriuo
En cada niña » a sol de blando fuego:
No llores, Gtor!, sigue to ««.mino.
PÖBTA.
Con estas expresiones de temara
SHTIO ide su zagala se despida,
Quien con llanto explicaba su amargura,
Q u e * stí labio de rosa hablar impide:
Da-nse öl postrer abrazo;
Y desunido el amoroso lazo,
Loa último« adloses se dijeron
Con «yes ton del »atona prorrumpido«;
Que las Criadas y Fannoa se movieron,
Y en ecos repetido«
Desde sus 'hondas cuevas respondlevou;
—2l8—
CUARTA
ÉGLOGA
LLORA SILVIO LA AUSENCIA DE CLORI.
SILVIO, POETA.
rOETA.
Gomo suele el amante pajarlllo,
Paira aliviar su corazón doliente,
Quejarse sobre algún verde arboIMlo
El triste Silvio sin su Clor! aunada
Llora su desventura,
Y en el silencio de la noche obscura
De este modo ,su ipena fue exjirt••.suda.
SILVIO.
La cara trocó el iinuiiido:
Y así icomo «n la noche obscura y triste.
Un extraño silencio el ornas profundo
Hespirá el eamipo desque tú te fuiste.
Ya no ailegra la luz que la alba envía,
NI la« aves canoras
Su voz desatan ya con alegría.
Tristes corren las fuentes más sonoras,
Y aun las flores ya niegan su fragancia.
Can razón la distancia,
Que nos separa causa imis desvelos.
—219—
¡Olí, si te viese ahora,
Bellísima (pastara!
¡Ay! tráigante los cielos,
Que luuaro ^er la luz de tus ojuelos.
No .me ¡cabe el dolor dentro del pecho,
Serraniila graciosa,
Cuando ¡pongo Jos ojos en e! techo
De tu imandra (1) dichosa:
Ya no se ve Manquear, como solía.
Con tantas ¡palomitas melindrosas:
Que como echaron iinenos tu ¡presencia,
Quiza & buscar se fueron su alegría.
Si estuviesen aun freo que florosas
Al triste Silvio ¡hicieran t-omipaftia.
Date ¡prisa á volver, zagala mía.
¡Ay! tralagate los cielos,
Que muero por lia luz de tus ojuelos.
Tus mansas inocentes oorderibas
Ni se alegran, ni ¿macan i » r el iprafio
Carao de antes las nuevas yerbocifas.
iPobreiei 11 o! ¡ay! sin tí de 4u 'ganado!
Y cuando llega la -hora
Que del redil las saque su ¡pastora,
La l a m a n con 'tristísimos balidos:
A tan grande dolor les acompaña
Con ecos repetidos
La lóbrega mañana.
Y desde aquel instante el más penoso,
(1) "Mandra," albergue pastoral.—A.
—220—
Bu que se vio la pastoril cabana
Sin tu rostro precioso,
Una noche sombría
Paree« na« se extiende por t*áa ella,
Aun cuando el so! está en eJ mediodía.
iAy.aeira.nula 'bella!
¿SI volverá û, este campo su alegría.
Que con ansias espera la aima ¡mía?
¡Ay! tralffaittte ios cielos,
Que muero por Sa lue de tus ojuelos.
Adiiiiite, coraz6n, algún sosiego,
Y aguarda con el tiempo la venida
lie tu Clori querida,
Que enjugará este llanto en que me anego.
Acaba de llegar, alegre día,
Y tendrá«, no hay que hacer, en mi pastora
Mejor regazo que en la blanda aurora.
¡Aiy, zagaleja mía!
¡Cuanto tus ojos tardan
En alegrar los mío« que t e aguardan!
íAy! tráigante ios cielo«,
Que muero por la luz de tus ojuelos.
POETA.
Oalló ©i pastor aimante,
Y la pesada noche tenebrosa
Le retira á su imandra silenciosa
Sin que el dotar le deje un solo instante.
—221—
ÉGLOGA QUINTA
CELEBRA SILVIO LA VUELTA DE CLORI.
SILVIO, POETA.
POMTA.
"Ya de los iinorates el invierna cano
Retirado se había,
Cuando Silvio volvía
A ver (le Olori el rmsitro soberano.
De su torneada nimio,
Que & la boca llevaba mwlia« veces
Go« gratas sencülecos,
Oairiñoeo lo toma:
Sobre la verde yerba de una Iftina
I¿a «lenta, y ft su lado
La requiebra, icual snele en el tcHuulo
Simiple tpalcumo & eftndiia paloma.
SILVIO.
Bellísima serrana,
Prodigio «elesitlal, todo bien nifo.
Grata ft mis ojos m&s que en la mañana
A la« sedientas flores e! rocfo:
Paso la noche obscura,
Que lloraba con lagrimas eternas:
El suave .reai>lfl,ndor, las luces tiernas
—;2í22—
De ¡tu blanda uei;nH»ura
I)ji*U>a jal triâtes«:
Igual es tu belleza
A la que tiene la rosada aurwn.
Cuando, rampieoLlo los nocturno* , vf\H>&.
Alegra los etj|i>aplo« de ¡lo« cielos,
Y las coronas de los unoutos dora,
Pojaros dulces, que en pajizas camas
Gratas consortes requebráis contento«,
Salid alegres â las verdes ramas;
Desatad vuestros músicos acentos,
Y esparcid eu. los vientos
Vuestra sonora placida armonía,
Pues lia Megaido la zagala mía.
Salid ya del establo, corderinos,
Que en el caimpo os espera
Producción olorosa de tomillos,
Que con Clori os envió la primavera.
Subid al ¡monte, bajad á la ribera:
Dad saltos tie aliegría,
Pues lia illegado ¡la zagala mía.
Amantes zagalejos,
Que en el fértil sembrado de> amapolas
Soléis cantar A soia¡s
De u n mal pagado amor Jas tlwnas quejas,
Vuestros amargos lloros
Conviértanse ihoy en cflnticos sonoros
De alegre melodía,
Pues ha llagado la zagala rata,
—223—
Templad los agradables caramilkm,
Porque en lo más sabroso de ta »lesta,
Músicos ipastorclllos,
Harerno* ouestir© baile en la floresta
A. !a usanza de stanple serranía,
Pues ha llegado la tagala mfa.
POBTA.
A seguir Iba Silvio; pero vtenido
La carroaa 4el sol, que Iba subiendo,
Se retira á su albergue eu compañía
De Glori, y observando los pastorea
Sus festivos empeños,
Se dispusieron todos a porfía,
Para alcanzar favores
De sus hermosos dueOos:
Y a la siesta en el campo se juntaron,
"Y la vuelta de Clorl-' celebraron.
—^224—
SONETOS
SONETO PBIMEKO.
INFLUJO DEL AMOR, IMITANDO EL AR
TIFIOIO DEL PRIMER SONETO DE D.
TOMAS DE IRIARTE.
CCiabres «alies de la carte Indiana,
Grandes plazas, soberbios ecl lucios,
Templos de imtagrosqs frontispicios,
EJevados torreones Ide arte ufana,
Altos {palacios de la gloria uuanana,
Fuentes de primorosos artificios,
Chapiteles, pir&mldieis, hospicios,
Que arguyen la grandeza americana:
¡Oh México! sin eluda lyo go«ara
D*fl gusto •que "me brinda tu grandeza,
SM- causa superior no lo estorbaba.
De tu suelo une arranca con presteza
BU suave Influjo de la dulce cara
De una agraciada rústica belleza.
—225—
SONETO II.
RECUERDOS TRISTES.
Cuando tu blanca frente yo ceñía
De hiedra azul, y de encarnada rosa,
Cuando en el fértil iHiado y selva umbrosa
Mil cariños muy dulces te decía:
Cuatulo de agreste flauta one servía.
Para cantar tu cata mblagi'osa,
Cuando en nuestra cabana venturosa
Me nombraba por tuyo, y tú por mía:
Cuando... .mas no, no quieras, Gl'od amada,
Que refiera ninas gustos, pues uo iutt«uío
Que gima la metmoriá lastimada:
Iba il decirte, que en a^iuel niomouto
Que rucuerdo Ja vida ya pasada,
No sé como uo muero de tormento.
SONETO III.
A ÜLORI EN TRES MESES DE AUSENCIA.
Tres casas visito, Olorlla hermosa.
El aeJ dorado desde e r triste día
Que á mis ojos rabairon su alegría
Cou [privarlos de ver tu luz preciosa.
—22Ó
Desde entoniues! Ay 'triste! no hallo cosa
Que no sea de *k>lor al aima mia,
Y los males canece que â iporfla
Me dtsponen la vida mfis ipenosa,
Mas si Kloben iba Uni' corresipotudencia,
Cuando los tiempos eatren eu bonanza,
Los míales rigurosos tie la ausencia,
Consuélame, Clarila, ila esperanza
•Ue que tu dulice y celestial presencia
Hauaríl mis dolencias sin tardan««.
SONETO IX.
K IJ D E S K O .
Con alas vuelo Ue Inmortal deseo
Ail campo de mi grata pastorcilla:
Flores la bailo «ogtenido liacia. la orilla:
De una fméate que es todo su recreo:
En su falda las echa; yo la veo
Cortar de verde sauce una ramilla,
T «ou muido, violeta, y maravilla,
Una guirnalda trenza con aseo.
Cuando en sus hebra* de oro la >potifu,
Los ipftjarot« cantaran duleeiniente,
Juzgando que era la alba que salíía:
Esto cantaba SiJvio estando auseule,
V ansioso de la alegre eoon/pafiía .
"B ülarila, à quieu ama tieruaûieBte, ,
—227—
SONETO V.
EL SUENO VHS EL DIA 1*E CLORI.
Estando ausente de mi Clori amada,
Y llegado que fué su alegre día,
Pfisame en su sabrosa -campafila
Dormid», da visión mas regatada.
Bu ral amoroso-pocho rec-Mnada,
Los requiebros imás dulces le decía:
Ella con blainda voss me respomdía
En su labio de rosa «emibalsaflnada.
Parecíaime 'miraría con los ojos:
Mas tocado de envidia el diua.Morfeo,
Tuvo celos, no hay duda, y .dlóme enojos:
Y del éxtasis, Clari, en que ite veo,
VueJvo ¡ay triste! llorando líos despojos
Con que *J sueño engañaba a mi deseo.
SONETO VI.
EL RUEGO AMOROSO.
Acaba die llegar, tagala mía,
Al delicioso campo, «\ft te «apera
EM blando iwaplanidor, la luz primera
Del .muy risueño, del reciente día,
—228—
¡Si 'llegases ahora! ¡qué alegría
Por to,do e] an olio valle se «sp arelara!
Con frescas rosas la alona primavera
Tus «iones al instante ceñirla.
Camhirate ríe amor requiebros suaves,
Con caótico mas dulce que il la aurora
El coro alegre tie las dulces a v e s . . . .
Qué ¿no llegas, bellísima pastora?
Acaba de aliviar las penas graves
Del itrisitie Silvio que tu ausencia llora,
•SONiKTO VII.
KESOI,UOION lUSIi AMOR.
En el funesto potro de una cama,
Que el impulso niel mal labró violento:
A las sangrientas •niaiio.s del tormento,
O la muerte, •& la vida un triste llama:
Loa que escuchan las vooes con que exclama,
A delirio atribuyen su lamento;
Mas yo que ¡i semejanza suya siento,
TfiUgo ,por bien el nial que ansioso clama.
l*ues aunque el fin mortal le atemoriza,
No logrando descanso, imira cierto
Que en su dolor la muerte LSC eterniza:
Así mi corazón del fln incierto,
C'ua-uirto enferaio dio amor t.visle agoniza,
ö e una vez quiere ser, 6 vivo, ó muerto.
Entretenimientos Poctico8,~18
—229—
SONETO VIII.
LA SEI'AUACION LUC CLOIULA.
Luego qui» de la uoc-he el nesro velo
Por la espantosa selva se lia extendido,
l'a rece que de luto se han ves ti Jo
Las bullas flores del ameno suelo.
Callan las nvess, y eon tardo vuelo
Ca ¡la eual se retira al dulce nido:
¡Quo silencio eu el valle so lia esparcido!
To:lo suscita un triste desconsuelo.
Sólo del bullo -se oye el roneo aiceuto,
De la lechuza el eco quebrantado,
V el medroso ladrar de! can hambriento.
Queda el mundo en tristeza sepultado,
(Jomio mi eorazön, en e! momento
Que se mpart a Clortla de mi lado.
SONETO IX.
LA THISTJÍ ALSl'JNCIA.
Su manto rœoglo la íw'clie obscura
Quo cobijaba al mundo tristemente, Y abriéndose las puertas del oriente
Se asojrfu ¡i su balcon la aurora pura.
De ila fresca arboleda eu la espesura
Los céfiro« susurran blandamente:
—27,0—
Desata el arroyuelo su leonrkuite,
Y por margenes verdes' sé apresura:
Sus fragancias respiran flotes suaves,
Y llenando los vientos de armonía.
Requiebros trinan las pairleras aves:
'i'odo «1 imiinlo se llena de alegría:
Menos yo, quo eu lui s penas siempre graves,
Anseilte estoy de la zagala mía.
SONiBTO X.
A LA VUELTA DE CLOHI.
Va vuelvo la deseada primavera
Í2n alas de los blandos cerrillos
Y el coro de los dulces paja.rUlos
Ccm SU VOZ la saluda lisonjera.
Del aVuiiuiliiiso río la a'lbera
Atrae con el clor de S'ils 'tomillos
A lo« simples y mansos icorderllilos
Que fatigan del monte .la laidera.
Su zámpenla el pastor ya leiinpla ufa.no
Pava cantar amores cou terneza
A- su zagala par el verde llamo
S« alegra lá coniun naturaleza
Cuando vueflve la ni nía de! verano,
t-oiuo yo eua.ttrlo vuelve lu belleza,
—231—
SONETO XI.
A CLORI BN EL CAMPO.
A dó quiera que
El rostro celestial
Esparce con sus
Tal es de alegre
vuelve >öl rostro berruoso,
Ja Clorl mía,
ojos la alegría:
su mirar gracioso.
Un caos rpareclaine tenebroso
DI campo, cuando & verme aun no salía;
Mas después que asomó su claro día,
Me parece un oriente luminoso.
¡Ayl «nlnrine, zagala; y tus ojuelos,
Con cuyas blandas luces resplandeces,
No los cubra la ausencia con sus velos:
¡Ay! mírame otra vez, y otras mil veces,
Que el sol no es tan alegre por los cielos.
Como tú ipor los campos me pareces.
SONETO XII.
LAS TRAMPAS DE LA CAUTELA.
Con «us plmtadas alas ¡rasga ei viento
De libertad gozando un pajarillo,
Y cantando desde un verde arbolllllo
Participa & los .prados su contento;
—232—
Pero apenas desata el duke acento,
Y el agradable son de su ¡plquillo,
Cuando el mas cauteloso pastorciLlo
Mil redes le dispone aquel momento.
A cautiverio duro reducido,
Melancólico, triste, y pesaroso,
En lágrimas su canto iha convertido:
¡Ali pajarUlo Incauto! riguroso
Es tu estado Infeliz, porque has caído
Camo yo, en la red del cauteloso.
SONETO XIII.
DE AGRADECIMIENTO.
No necesitas, no, niña preciosa,
De tu garbo, donaire y gentileza:
Pana ser estimada con presteza,
Eres á más de Unida, muy graciosa.
Estando en la ciudad más populosa,
Oual viajante, que yerra en la maleza,
Mereció mi cariño tu terneaa'.
¿Puede darse entre dichas mayor. cosa ?
Mil gracias te repito cada día,
En la noche, en Ja tarde, en la mañana,
Recorriendo tu amor y gallardía:
Y á pesar de la ausencia mas tirana,
Un atoar te levanto en la alma mía,
Donde adoro tu Imagen soberana.
—233—
SONETO XIV.
DE LÀ. HERMOSURA.
Mira esa rosa, Lisi, en la mana.ua
Cou lias perlas to alba enriquecida,
Y en tvoaio de esm«r¡t!lidns, tan erguida
Quo parece del caiujpo solí ora na.
No (tatula, aunque la miras tan ufana.
En verse por los viento« saeudkla,
Y ail vertirás entonces com vertirla
En mustia padklez su hemnoaa grana.
No de ortra suéPte, T>iai, tu belleza,
Cual ¡il de eterna fuese art asperninza,
Te adonna do gallarda g-oiitllessa;
Pero vendrá la muerte sin tianlanzn,
Y marchito el veídor de su entere»:),
Del trono la haríi caer de la privanza.
SOMETO XV.
IXE I,A JÜVENTUOi
¿No ves. ese eûavel ya deshojado,.
Pur la crue* lad. deil eieirzo enfurecido:
Ta<n muerto^ que pairee enterneródo
Las exequias ,le cantia triste «1 praulo?
Pues ayer se ostentó tan eiieai'nadQ,,
Tain fragante, tau vente, bam Uncido.
—234—
Que entro el y ist oso ejército florido,Poi- ÎÏHIÎSU (le ¡a selva fué estimado.
Así sera tu iniucrte lastimosa,
Y no tarde tampoco; ¡unique reflejo,
Que présumes de unti alma muy fogosa.
¡Pronostico fatal! roas ti> ii-ransejo,
Kn premio del relra-to de Sa rosa.
Que este clavel te ñongas por eisipejo.
SOXETO XVI.
C L O It I
A L I ST .
¿Para que, Iwlla Lisi, el triste oa-so
De la panea fatal tu musa entona,
SI cou liljfUbiViS metro« nie oeasiona
Rocucmlos de ml "mona" en el ocaso?
Xo llores, Lisi; mas si el llanto acaso
I>e justicia se dein» fi su persona,
Uotifimos anBibas mi difunta "inona,"
Ldevúiidala eon versos aJ Parnaso,
•Mientras vivió ¡memoria lastimera!
Nos halagaba, acaso agradecida,
SI no ä, nosotras, a¡l duraKno ó pera:
Y aj hacernos su eteimn -denn«» .11.la,
Nos recordf) en su escoma postrimera,
IJO que soinos ¡ay T,lsi! ein esta vida.
—236—
Mas después que la suerte rigurosa
A esta corte de México me envía,
Ya parece que plende su amianta
Nuestra amistad sagrada y deudosa.
Debieras ser, Fileno, más amante,
Y can Êmnco papel estar conmigo,
Como yo estoy contigo, aunque distante.
i Te ofendo, mi Fileno, en lo que digo?
Pues prometí la enmienda en el instante
Que escribas con mfi« ganas á tu amigo.
SONETO XIX.
EXCLAMACIONES DE UNA MUJER
CBLQSA.
Vino ya el desengaño al amor mío:
Vino aunque tarde sin ningún provecho.
¡Desengaño fatal! que d& por hecho,
Por Ingrato y eterno tu desvio.
En este instante, desde el centro umbrío
Se lanza â mi alma el infernal despecho:
A-fuera aale del ardiente pecho,
Buscando ft Fablo, ciego etl alibedrlo.
¡Ay, cairo dueño! cesen tus rigores,
Y benigno te muestra & mis desvelos:
iNo me oyes? ¿No te mueven mis claimores?
Apiádense de mí los altos cielos,
Qu«, viendo tan trocados mis amores
™n eil abismo muero de los celos.
—237—
SOXETO xx.
LA
CAÍDA
DE
FAETÓN.
Hollaba el carro IntropKlö Faetón
Sobre montes de ^'vana y de carmin,
Y formaba île mibes un motín
Ru la flainiaute. aui'Itiea región.
Los allîjtti'os iwtfös la ocasión
!>«] mal gobera ador sienten, y a.1 flu
Haciendo bmila (Je su mano ruin
A la Btiújila conviertan en carbón.
Brotando llamas !e Hamo Titan,
¥ en la cara mostrándolo desdan
Le dice, corrigiendo su ademán:
Que le sirva de ejemplo este valvftn:
Que en las manos Inutiles no eshln
bas rienidas <lel gobierno nunca bien.
-238-
NOGHE TRISTE
• ..Mihi so, non ante ooulis tarn niara, yivoiularu
Qbtulit, et pura per nooleiu InJuoe reíulsit
Atoa Parens.
VIR., "Agnelli.,", lili. 2o.
No de Artemisa el túmulo famoso,
Ca,Pos ihermanos míos,
De mi llanto esta ve« será urguirueaito;.
NI el sepulcro de Adonis fabuloso
Soïïadoo 4e$vaiíos
Me Inspirará con triste sonitiniieuto:
r>« otra uausa me siento
íntimamente herido :
r>« otro objeto me siento eoiuuoviido.
fre nuestra 'tierna madre el triste vaso,
Rl Ca tail accidente,
Que ¡la lleva A lias Bombras de «u ocaso,
K'S ol apunto que mi imusa 'Mora,
Y el dolor vöUeftueute,
Que míe traspasia «¡llora.
*a tul llanto eu corriente,
J)
e los cansados o'jos kloaipreiulldo,
A
meaclarse ulesciende ¡dirigido
Con lo q l l e Moran vuestros turbios oíos.
A
eonitonipUar 'me- excita la tristeza
-239—
Los fúnebres despojos
De la naturaleza.
Ya el sol se apaga, y á sus luces bailas,
Pregonando de Dios ías maravillas,
Suceda el resplandor de Jas estrellas.
Ya rao cantan das tiernas avecillas
Las dulces tonadillas,
Que alegraban Ja fuente, «1 bosque, el prado.
Ya la noche lia (llegado:
Y la «ara /trocándose 4eJ raundo.
Parece que se torna maori bu ndo
A au prliiner catado.
Un suénelo profundo
Guardan todos los entes
De Ja .naturaleza diferentes.
Solo el fúnebre canto
Con que ipasam la nqclie buhos romeos,
Melancólico suena,
Esparciendo el espanto
Entre caducos troncos.
Todo conspira & renovar la pena,
Que siente el a/lina mía:
Y corriéndose all punto
El velo (de im! opaca ían/tasta,
Se (me pone delante
De tnl copioso Manto el trisite asunto,
El mayor 'de anís bienes ya difunto.
Desde luego mi m a d r e . , , . ¡Ay imadro amant«.
;A,y madre ¡a mas tierna!
Tu Imagen esculpida
En iml triste /memoria, se hará eterna
Todo el aimargo tiempo de mi vida.
—240—
La noche sttenolosa
P a r « « que camina adormecida,
Y «amo nunca ¡ay triste! perezosa.
En vano e! sueño putea
Las delicadas puertas del sentido,
Si el corazón repulsa
El descanso del cuerpo (apetecido.
Al dolor compelldo,
MI duro lecho regaré con llanto.
La cabeza realino, y entre tanto
Me «alta «1 coraaom dentro fiel pecho.
Cierro Jos ojos; hiéreme el espanto:
Diligencias
ninguna es de piweöho
Para adiviar mis miembros íatlgados:
Mt espíritu (laquea
Con tantos pensamientos atropados:
Y agitada la Mea,
A mi tm&dre .parece que estoy viendo
¡Aíi! lance el más tremendo,
Cuando en mortales analas agonizas.
Tu cuerpo venerable
Ya se convierte en Ingntores cenizas.
Después que una imtirada,
Extremo de tu angustia apoderada,
Al resto inconsolable
D* los hijos, que cercan tus dosyjojo'!,
^ e d*oe ya eclipsada,
El ttenio último valle de tus ojos.
De repente ipor toda la imarada
™ llanto suena, se levanta el grito:
Ya se escuchan ilos ayes de nu "Alejo,"
Q u e esparcen el dolor en el d¡atrito.
—241—
Ya im "Fnuuílscauo" perplejo
CiAu &\ súbito 'Hiu'l, la vestidura
ltasya â su pecho blando:
Y "Juautt," la mujer de mis termini,
MI ca'iWlver helado esrú abrazando,
Mteiiitras que eu dos torrente de amargura
So van sus dulces ojo»« transformando.
\* tú, que lujtkrioso
Del mail, que por «utouces amagaba,
Kii «¡mino tu ponas (presuroso,
Y llegas" al ocaso ulonde a naba
De apagarse la iluz, 'cuyos ardores
Tuviste por unojorcs
Que lus del alto sol: di ¿qué «eiftisle
.VI saber la tóitástroíe aim« trUte'í
"Blas"
¡ O h ! . . . . mi ¡du'lee hermano,
Tú que ennobleces el linaje himmiio,
PuiWi'ue uns souitiuiiüntos
No tiene otro bijo iguales
¿Qué stóiKiale? ¡ay! ¿dirai«'/,.. «• tus lmmeuios
Dlenarou ide gemaidois ft loa vientos.
Tú dijiste á Jos techos iwlesUal*«,
Cayeran sobre ti; y át tus querelláis
Parecían movers« tas estrenas.
Mas oí Señor que cuida de tu pena,
l'or la cual estuviste desmayaido,
Tioruameinte excitado,
La •tennipestad ¡de tu ánimo »erwua:
Con que ai fin del quebranto
Procuraste piadoso
EmünTHi' i'on ¡docouicia el cuerpo sa.nto.
—242—
¡Dichoso ¡ay! sí, dichoso
Tú, no? ejercitas la piedad Uuniaim!
M ¡eut vîi s que yo yrivado ipov cl cielo
Uû este û'itloiio consuelo,
A la suerte me (luejü más tirana
Un tai« ramoto isnelo.
Kl .corazón «e ufana
¡Ay, airad«*, nuudre iiuta!
Susinirando .tres H ños que ¡pasaron
I>osite oil ¡»ostrero día,
Em quo amoirosniiiiettte ine..estrecharon
Los niisiiiHis brazos que iComtMiiiiilo yertos,
Hü «ta el terrible anstaute.
Que ú Ja regiiAn te iHwa de ¡los muertos.
¿Cou que fueron euitonces
Tus postreras ternuras?
¡Olí peina« las iiiuls duras,
Oaipaees dp. ablaiudar los mis'inos bronces!
¿Con que ya para sieaiipre IIIP dejaste.
Aunada •madre mía,
Ï siu -que yo-te viera te ausentaste?
¡Oh, s¡ me hubiera hallado eu 111 a./:"i¡.t
Sobro pftfe minino pocho,
I**X'Unn.tovio ¡1 tu cabeza sania
l1« hubiera el amor tocho:
^ UKitado «i .latir de tu ^argunta,
*** los ojo« saliera ol ilhurto mío,
Pira laiapUiT el 'frío,
Qu« .se fuera extendiendo
Pt
»' tu ufligMa cara,
Que otra voz 1110 paraee estarle viendo...
—243—
'Hall vez mie consolara
En esto trance flero
Con ía memoria del "Ä Dios" postrero.
¡Miserable d e m i , que mo 'he ipodldo
Abrigar en imJ seno los alientos,
Que exhalaron tus últimas boqueadas:
líTailleoe él icorazón, fallece herido
Con agudos tommentos.
Ail dolor trastornadas
Ijas potencias, se 'turban acá dentro.
Por 'todas partes el pavor encuentro
De tauilgßnes sombrías,
Hijas de mi cuidado,
Que el acerbo dolor ha fabricado.
Ábrese ya un sepulcro cavernoso:
Hórrida tumba: lúgubres bugías:
Melancólica raima
De «iipriis, y de -pöiLitla retama
Se esparce en el recinto pavoroso.
¡Aparaitos funestos!
Funerales me asustan ya dispuestos.
Hieren ya mis oídos
Los ayes, los lamentos, los gemidos.
Tristes exequias ¡«y! ¡qui doloroso
EspeeoaJeU'lo ¡ay cielos! estoy viendo!
Exequias de mi madre ¡ a y ! . . . . Sepultada
MI traspasado amor ¡la está sintiendo,
Cantempiando su lóbrega morada.
La turbación pesada
Del letargo we vuertve; un sudor frío
—244—
Me jcutoe de los pies á la cabeza:
Con súbita extrañeza
Huye cansado el 'brío.
¡Oh, de los «lelos Soberana Altea«,
Que imperas lias nocturnas sombras mustias,
Hnvía las deseadas
Luces del alba, viendo anis angustias!
Mus que nunca (pesadas
IJUS horas se figura él ¡alma mía,
Cuando «Mas camo siemipre van volando.
Desciende, oh nuun«n Maud«,
Sobre mis tristes ipärpados, que el día
Sus luces apresura
'Airas de ila moobe obscura.
Preséntate á mis ojos desvelados
Con semblante risueño....
Mas ¡que al contrario se (presentía el «ueño
A los que tiene el susto acobardados!
Miro por todos lados
De macilenta parca los trofeos.
Árlelos esqueletos descarnados
Ocupan los obscuros mausoleos
¡Oh huesos ft irais ojos venerables,
°uya vista iroe infunde
Motivos de dolor intanmimables!
Mi amimo se confunde,
Y entre congojas vuelvo en mis sentidos,
"»tropeado ¡«¡y dolor! icon tantos míales.
" * la espantosa noche los umbrales
Y« desaiperecidos,
Se escuchan los aicentos rppetklos,
Entretenimientos Poítieog.—17
—245—
De las canoras a-v«s,
Que eou vocees suaves
Hac«n A su Creador salva *unura.
A vista 'de 'la aurora
Doy las graieias ít Dios, n\e une me había
Dejado ver ,1a iluz ile.1 claro .«.lía.
Mas «in üujar tie ver La mfis «lumia
l'Uiajíeu que en la dócil faut usía
Kil mwfw) tue dejó tau bie.11 eopiiula,
Que lucrarse mi puede ya on la vida;
Com« cosía en eil alma ret.raitadti,
Y en tontas sus puteadas reuibkia.
Y si enlai'ils ;ay madre! eu mi mitíuiorla,
Qu« tim limite« ri<K-uei'4u» te venara,
Como ewtrelbi <iue Jilee tin la alta u'loria:
Y mi mulot «pi« »in tí .s« cuit-sUlera,
Te lllar« «tei'naiuieute:
Te Hora ¡uy madre! para siejiupre. alísenle.
Sí, nii liuidre dicuosa: diki«iit,r,as- tu alnni
Con eterno 'laurel, gloriosa .palnia.
Allá sobre lus cielos se (pastea.
Mi titirbio 'llanto enjuto
En mí extenuado rosi.ro jaunie soa;
Porque fin tu hijo se vea
Que te ipaga, aunque i-orto, iwie 'tributo.
—24k—
RATOS TRISTES
Optima qua^que dies uiLsoris uiorlotlibus aevi
Prima fuglt, subeuut. îiKwbi, trisliswiut» «teu-eet.uiñ,
Bl labor, «t. durai' raipit iuclemouilui mortis.
Vlli., "AeiueUl."
DiMUICATOfKlA.
N'oa baiMr iujjfiilu, non Ua*-.i; icuuitioiiUmis arte:
Materi« est jumprïis ingmiloi-a malin... .
OVI1)., Trist. hVvt!. 'MI., lib. lo.
Informes versos míos,
A ouya voz rospoiiiden icon «us wos
l-*os «âiu-avos peñascos, troneos biweos,
I-'Us ail tos montéis, y las huidlo« ríos:
yuetlaos (Mita1 t'j*los ptouiws »oui lirios,
•41e eu las grandes <ñududes
^"o suena bleu el tono 'querelloso,
Propio de la» profundas sotóladus.
Mas ¡ay: que vuestro acó uto lastimoso
tt'aspasniíiUo las límites debidos,
Penetra lu» oddoa
' ^ un jalVneii de .la Üor.ru el mus pitoUwo.
«»te, «Wntlo una imagen expresiva
***! Todopoderoso,
•247—
Us llama á su presencia:
Idos pues a cumplir cou lu obediencia,
V sus plantas besad cuando »s reciba.
lit! eucuutr&rêls ateiiso
Elevando su uieiïte
Sc-br? la« aitas t-biuas del r.a.ruaso:
1 )i> el sabio presidente
I»e aquel excelso coro
l,a siiîïvt! Bina de aro
Pone eu su sacra mano:
V it las cuerdas sonoras
('tuno heridas de plectro soberano,
Siguen alegres Pierides «auora«.
['¡iróeeuue esK.-«.-lm.r la « l w t a ' d i o
liiflniLuatia. de miúsiica tain rara,
(„tue eu fuerza »le su lierók'o p<»derí<i
El tiempo que pagó vuolve la cara,
('a litándole (por tonos diferentes,
V colocando en su feliz tmeimoria
Los sucesos iiná« grandes »le la historia,
1-jiiuiM'Wías aflduas de gloriosas gentes.
I) las voces de Tiranta cuyo aieeiïtr»
KitNéndose hasta el allto finiiaiinttiito,
Baja a sus »jos luego
Orbes bañados de ilúdante fuego,
• Jue radaado en sus ejes «témales,
Canil ñau por los campos celestiales.
O di cauto de otra hernro.roa de la* nueve,
Que agualda tal vez con ila armonía
<Jiif eil nuevo Aipolo mueve,
—248—
Quiere seguir «ou j>a.sos tie garganta
Alguna sinfonía
Al eoinpas que la música levanta,
SI le hallareis así tan divertido,
O en otros ejercicios destinado,
Agimlíios il que esté desocupado:
Y en tono reprimido
J'ecldle de nil pairte (1)
Que Qs dispense las faltas eu el arte,
Y adornos no docentes
l'ara sacar la cara
Knit re las icuiltas gentes:
Vuestro lenguaje rudo,
Que jamas esperasteis el que haibla.ra
Sino a, las sondas ¡peñas;
Jorque -mi Ingenio «J ftn daros no pudo
Nino cosas pequeñas,
S«Kfln las facultades que tent«
¡Ay! ¡poulies de ¡mis vertios!
Mas, si seguros vais do liados adversos,
Wi hijos de imi escasa fantaste,
Y del nflmem que os digo eu Jos altares
Ofmeerius, primero que pesares,
Kl respeto y amor del que os -envía.
0)Ksro que dije en um tiempo n la persona
Wlvada que aquí se entiende, digo también alio.
Ta
& los que hubieren de leer mis "Batos tris-..
tes."_^
—^49—
RATO PIUMEIUX
M l F A N T A S I A.
Mortui •liipocojulvfa,
Que siiC.llitT» eoinw diulos
De mis molestos infelices ailow,
Enferma de nii niiiisa la alegría*.
Va IIJO, comí) «oiin,
Cantar de los pa stores
Inocentes amores:
Va .110 eamta las simplet/a^lejïïs'
('(»roñada« do flores
Tras 'de Maracas o-vejas.
Ya .no icanta ;ay de -mV.' l,a "T*f>vw huMla*,
XI la "Olori" serrana;
Est« frrata, y acjuwila
Tan cruel ('Mm lverMYoiHíwlnm MWrm,
Ya ¡le influyo otra estrella;
Otra, estrella .de as,peeto rigoroso:
Y miidadiv la aleyiie perspectiva
Ih'l tiempo venturoso,
Los males Mora ríe mi suerte esquiva.
; A y musa! ¡ desgraieianla inusa nvía!
Tras ile) alegre eanlo
Vaiya tu triste Harnt o,
Al modo que la noelie «Ijrue al día.
Eftte alivio me dö en lais ooaislntne»
Que '.la «1111110 flolorida
Qulftra1 1 levai- enn menas all'icelonew
Los "Ka-tos tristes" de mi amarga vida»
—250—
Así exöiiuaiibsi, cuando
iOn éxtasi quedó mi fanfa^Ia :
líiM (Uwes paneclíutH.' qut> veía
Una deidad llorando;
Mi misma musa que invocad« labia,
lira su rostro ya nmrolii'to y Ico,
Hin luz SUM ojos, icoiiuo amedreuludos
Al ruidoso tropel <lo ntis viilrtfnkw.
Nu r;iln'.llern ¡«y! WaiK-a y sin aseo:
Toda su eontufiUira
A la corva figura
l'tt la trisito vejo/, unity *teroe.|«n>to.
;<¿lló asivecto tilt) extraño al que tenfa!
l'une cu mi mano un lúnnbre I nutrimiento,
Unísono ni que pulsa la líle/iüía,
I*c ébano m'ííru: y en el mismo institute
Mo eehn sus bra/os, y con raudo vuelo
l'cir los vk'iiitos so sube
f In sit M entrarse en «'1 seno de una nube
•Jiu> \v sirvió como de obscuro velo.
I'el leiarjío volví; pero abitados
''onto ilo un Krave ensueño unis sentid'«*,
'-•eva.nto hasta lus cleiois mis K'i'itiíd'os,
E11 Ingrimas los o,|ois em¡pnipa>dos.
HATO II.
HL
DESTINO.
I'm vano me resisto il la furtuiM.
'iue nie arrastra ¡11 y doler! en eua.lquier caso
''tt puilnro.su 'illustra de¡l destino,
"esae mi alegre euua
—251—
Hasta las trttftes sombras de Uli ocaso,
A mis pasos señala su camino.
Tiiiego que esto imagino,
¡Olí numen soberano!
Puree* quo me tama <\e ln mano
Una ckíffu deidad; mi ¡propia Miente,
Que trupeaamlo eu diferentes minies,
Me lleva ¡por los rumbo« de i« iiitierre
Hasta tocar ¡ln« puertas •eternales.
Deidad <taJi jnehtwolicn y sutinbría,
De mi confusa Jilea
Cnmo de cueva lóbrega sa.lta;
Pero una luz que en ¡la ailiina centellea,
Hija graciosa idel autor (iel «lía,
Disipa noche t'a.mta.
Ya veo una mano santa,
Que leyes imponiendo ft mi caimino
Me dirige al alcázar de la g l o r i a . . . .
¡Oh, ee¡tesit!al mansión de mi destino!
Que al salir de eista vida transitoria,
Se prafleuton abiertas
A mi alma pabrecilla vuestras ¡piierlaf.
RATO III.
DA FBItSECUCION.
Mira, Glorl, este cauwpo, cuyas flores
Me pintan aquel (prado,
Dó ftlíftinfl' \'&z hoilgfime 1u hermosura
Con sus blandos amores.
B.n tus laabrosn» faldas recostado
—252—
Viorne ila aurora i>ura
Juiutav ooin el recato la ternura.
¡Diiehosa! ¡ay! si, ¡dichosa la mañana,
Que en este instante ocupa «il memoria!
Enitonioes nui fortuna voló ufana.
ï ¡llevóme ä. lo excelso de tu glonia.
Paréceme aotualímente
Que de «láveles, azucenas, rosas,
Kutay ciñeudo tu nevada f r e n t e . . . .
¿Te acuerdas? ¡ay! ¿te acuerdas de esta« cosas?
Yo ime acuerdo que entoiu-es (I>IMM"I raída
I>e mis tiernos aimores,
Desataste una ¡cinta colorada
A tu rojo cabello,
Y trenzando con ella hermosas flores,
Tejiste un lazo, y une adornante el cuello.
¡Olí, qiié lejos que fueron de dó estamos
Estas suaves fruiciones!
D« tué países ¡ay Glo.ri! nos privamos
Por grandes enemigas turbaciones,
Que declararon guerra
A Ja amistad más dulce y mAs sencilla.
¡A,y, pobre serranilla!
'•Y cuando volveremos íl tu tierra?
BATO IV.
MI
SOLEDAD.
Extendiendo la vtota por e;i (prado,
Mientras que imi town «uto
Arranea de iml pecho faitigaido
«isoiros con que ¡hiero el flumaimento,
—253—
Tal v*îM nie ofrece asiento
En quieta soledad bosque sombrío:
Tal vez del claro río
La ruidosa aorrteate
A su anilla me Ütee que iine SUMHO.
Aquí ilnl llanta mío
Son l'on Ilutantes mudos
lírosaros irónicos y peñascos nulos,
E'tieS Cftll e l l o s . 110 o b s t a n t e SU '(llll'rtM,
I'nww que se alivia ani tristeza.
No por esto me nombras,
¡Oh Zoilo! aquol filósofo ilc Altanas (1)
Äopulta/lo ou desierta« soledades;
Yo no 'soy anomlgo de los ltciinbn'is.
Y sólo por mis penas
Anttopoiijío o,l retiro ¡i las chiilii'dos.
Y aunqw antro inwlios de alias me innagino
('(.uno entra Uainibnon,tos lobos íiia.nsa oveja,
He naidie formo queja,
Porque así lo dispone'lid {U>HlI.no.
RATO V.
LA IXtSliATHTJ».
ICista es la miisima fuente
A cuya suave 'trasparente linfa
Su blown cuerpo mi ailovada ninfa
l>aba, del año en bi astflelón ardiente.
il) Timo» el nrraft'n*roipo.-"-A,
—254—
El cseaunoso dios de la corriente
l'of entre aquellos verdes carrizales»
.Se asomaba, ses'fln Me persiuwlta
Kl cuidadoso a.mor que le tenta.
u n a ocasión salló île ¡los cristales,
Y en las verdes uriMas
Bi'iiula.iiiloïKjis las tiernas flowfi.Ua«
lia ma« ntatada alfombra,
Y fréseos sauças su a ¡ira il a.l vie sombra.
Kl) brazos de mi dueño
Su« blandas alas extendióme el sueño.
Agiitada de «iiuoií la fantasía.
Veo (ine del alto cielo
Desciende :1a alma Vénus que trat».
En lus brazos Ti su liijo pequeñuelo.
IV>1 éter Lîumfunsè el espacio,
Como cuando la aurora
Se asoma en el palacio
Hel rubio oriente, y la mañana dora,
plegóse la deidad resplandeciente,
f'íts manos extendió MÍ tierno Infante.
Y con cadena de oro refulgente
Al albo cuello de mi ninfa ¡uníante
'une efi el i n s t a n t e . . . .
¡Oili dicha «in i-jïiirtil, que la fimitcza
A mil aunor jiromiefía
"' >•> una grande belleza!
'•>a visión lisonjoandniíive seguía:
''ero e,l gusto, que en el alma no cabía,
ftel ra.pto me volvió, dando A mi dueño
Razón entera de tan d titee sueño.
—255—
Luego el cariño sé asoono iL sus ojos.
Y su gracia hechicera
Brillo, riendo por sus labios ¡rojos.
¿Quién eon «stos ^pronósticos tcawiera
Kñ un ipeolio mudanza?
lias ¡ay! que puso flu á mi espemnaa
La ingratitud más fiera.
Sí, Fileno, sí, amigo: .y la 'memoria
]>e éstos ¡ay! •ilSchostsimoa lngar.es,
SascHa mis pesiaros,
HaciémliHue pagar aqiieillu gJorrln,
Qiic'lioy traiíwfiHttiía iinis ojos en dos .mare».
HATO VI.
III OltKANPAJl.
• Seis ilnst'roa ha que vi ln ihunhre pura:
Y tui ö8(paclon ran breves,
l>« Infortunios sufrí goll¡pes fatale».
Lleváronse & Ja horrenida sepultura
A mi pailre ¡ay <le inf! parcas aje-ves,
Mejor que por s-us años ¿>or sus males,
('namlo .cuarenta auroras no cabales
Eran torta mi e d a d . . . . Tu, madre .mía,
Hechos tus ojos tristes manantiales.
Me contaste esto mismo eai algún día:
Que pidlñime mi .padre moribundo,
Y <?on debites btmos
líe rtló ios tierno« últinuos abraso»:
Que partióse pur ultimo del .mundo,
—25<5—
Dejándome su llanto en rostro tierno
Dulces reliquias del annor paterno.
Parece ¡ay ipadïe iuuaido!
Que ft la tristísima hora de tu muerlp
Lloraba« uní orfandad, más que tu vida.
¡Oh, si crecido ¡hubiera yo á tu 'ladol
Entonces, de la suerte
Que estorba la caída
Al ipequeñuelo arbusto
EJ árbol de la «eil va mies robustos
De Ja misma manera sostenido
Contra el recio huracán tic mil fortuna,
De una caída Importuna
Cou itus brazos míe hubieras defendido
E.n mi lúgubre Idea,
De la brillante limfbgeu de mil paidre
Un riiyo centellea
Así me lo pintó mi dulce madre
Mi dulce luiaiU'c
sí. Tampoco existe:
Con su esposo ¡bajó al sepulcro triste.
¡Quién illorara, cual debe, estos asuntos!....
De mis padres fragmentos venerable«,
Que ocupáis la región de los difuntos,
p
a m sianupre durables
Seréis en mil memoria:
aunque están cual .luceros en la gloria
I ^ s almas inimoutaleis
Que os inspiraban el vttal aliento,
" l s ojos iham de ser dos manantiales,
Que lloren vuestro triste apartamiento.
Y
—257—
RATO VIL
LA
1'IHiA.
kistos litis busques sou lUiuy wuturosos
Dû azorada «e Mitró >mi itw«toi>i:i¡lJa,
Huyendo du .loa hados rigurosos.
Herta lu pobrecilla
C;ibaña de liuniiildtahuos ¡pastores
Qu» la hospedó <:oiiitenta,
Halve, .luffar feliz, ijue en la tormenta
Que turba .todo el mar de mis •aiuiii>i>«>K,
Y nostra facunda afortunada orilla,
O H I O seguro ¡puerto
»ti ofrece á nil agitada navecilla.
Salve m 111 voces, delicioso huerto:
Y de frutos sa/.oues y abundantes
u s cutané el alto «ielo:
131 verdor se «itçniiwe eu vuestro «uelo.
Y la ijMz eu sus buenos habitantes.
¡Tristes mamaria«! ¡ay! bo*su.Utí.s «äijesos
De fertile» i>eriiles,
Y abundosos 'Camuesos
Kutre estos vendes árboles fruíale«
Habitaba la dulce Ulori i s l a . . . . '
No nie acordéis, oh aviiufa« cariñosas.,
Vosotras, nue cscuvhilwtels ¿atibo üla
Nuestra ternura eu plática« sabrosas,
No me afondéis ninguna de su« cosas.
No, ninfa«, aue auoudéi« cuando sacaba
^§8—
De su utortxío «mo
bus manzanas ¡uiuiduras que cortaba
De vuestro boaque aimmo,
Y al eclvarJe los brazos me la« daba.
No in<! acordéis, oh niiufus, tanta gloria;
Xi otros oficios tiernos,
Que en nii triste anemona,
Comió Je lauto amor, serán eternos.
NTi menos aquel tra.uoe, el más ipenoso,
Bu tjue, estando de lágrimia« bailada,
I'ara su cara patria la jornada
Bniipezaba eon paso temeroso.
Todo .lo tengo, olí ninfas, miuy presente:
Todo lo tengo em la 'memoria mía.
Dei'idmie solo ¿no «abets «1 id tu,
Ku que usóme su cara refulgwile,
Como ila aurora pura,
'IVas de h\ noohe obscura,
Tras de la noclie eterna de su ausencia?...
Ueuiedlo no baila mi mortaj dolencia.
HATO VI11.
LA TERMINACIÓN 1>E MIS (ttI«TOS.
Voiiuu n)or la ribera
« este aunque pobre, ¡pero a logre rio,
Qtle entre sauces y 1'MÍSUOS levantado«
Su corriente purísima acelera,
i Olí, y :cóilno t m e fli iKíusainikMili) mío
m
guistos que del tiempo arrebatados
Cusieron tímniduo & ta edad florida!
D
—259—
Sléntfíine á iuvenil cuu las memorias
l)o mis :p«<*atlus gJorias,
Va que otras no le quedan & mi vida:
Aquí cutre la aonenísima espesura
Cou Moipso.... ¡olí! ¡si él me viera
Tan otro de Jo que era,
l'enetrado quedara de ternura!
Aquí con M o p » estuve
Eu distintas alegres ocas iones
Que hasta entonces no tuve,
Ni tule penmiten ya mis-aflioeiones.
Ambos con nuestras blandas jiivwii.-i.llas,
Hermosas como honestas,
I'asíLbaimos aquí omy dulces siestas.
Ofrecían DOS los huertos floréenlas
Con que aïlowiar sus frentes,
Y con que ellas guirnaldas nos tejían.
Kutouces parecíanos que venían
De los vecinos bosques y la fuentes
I,os dioses y Jas ninfas diilijçeuiles,
Y encendidos de aunares se volvían.
¡Ay Mopso! ¡Mopso! que contraria escena
En el teatro se ve de nuestros guBtos;
La soledad ainiena
No ofrece al corasiou «i no disgustos.
Hoy sólo en icomipafiía
Del .sin lífual tiernístano Fileno,
IT.uw-o aimigq ibueiuo,
Que siente como tfi lii pena itnía,
A este luîïar consagro a.lfrunos ratos,
Y en amargos tristísimos despojos,
—3ÖO—
Cua'trtos placeres uos brUidaba gratos
Le pagan las dos niñas lüe ouLs ojos.
BATO IX.
LA
AUSENCIA.
Silenciosos y ¡placidos retiros
De quieta soledad: nenio profundo
(¿ue ofreces ilbertnxl íl luis suspiros
tíscapados del tráfago dol íimnnlo:
l>ó aixlimado tail vez á uu troucu seco,
O á una peña lamosa,
A. mi 'Itórkla 3lamió uiul'a hermosa,
Ï & i¡\ doliente. vo2 rospoude id eco
Del hondo valle y la empinada SÍIHTU,.
¡Ay Kórida'. te fuiste:
Te fuiste mu; dejando sólo y triste,
&iu ta lúa de tus ojos ñ lu tierra.
A liora t« .me presenta«
Bu el i usía inte 'íutsiuo eu que to ausentas
Por. la fuerza del hado,
•Juyo bra KO du L-Meras armado
De mi lodo te arraaiea de repunte.
¡A,y! uo quiera« estar ya máis ausente:
Vente fl. los brazos míos:
^ ° tu Hiuor se amedrente
De arperos montes, ibrairwulni'p« i-tos.
L
i escarcina de ;io.s 'rígidos inviernos
No
ofenda rigurosa,
Quiéralo el cielo, tus piocitos tiernos:
lei so! ¡ay! !a .llama calorosa
Entretenimientos Poéticos.-18
—2ÓI—
Ennegre»ca el color ft lus lUiejillus,
Amor ile los zagales,
Y envidia de In« otra« pastorciUas.
Anda, ltórkla uita,
Y il tu visita disípense lilis lililíes.
^Llegas, UórhlaV ¡ay triste! si mi empeño
Delirio!* UK' oc'tiHionH, como el stieíio.
íjue se imprime en U débi! fn-nlnsfn.
;()li ewáni.» tie-muio falta nava verte!
Olí cielo que me escuí'lm«. cielo «aulu.
Si de lííirida a u s e u l e . . . . Si la uiuei'te....
Lo que empezó la vo¡s, prosiga el liante.
Así un ipastur eon peueitraute queja
La soledad de un bosque lastimaba:
Y yo. que lu escuchaba,
UniH'o.lujc su auseuíe «ajíaleja.
Y como cumia herida,
Templada por el luuii eu que él lloraba.
En ¡ni llanto su voz fué iviivtiiln.
HATO X.
LA, ESPERANZA.
Xosotro« ;ay-! nosotros no nn'euuos,
FH<»uo desgraciado,
Ounmlii lurtuywi benignas las OMHVJIÍIH.
Luego que de i» luz .los rayos vhuos,
Yo tile i-reo que Irritado
El cielo fulmino iiHM'lias centella«,
Ahilero que suweita la.s querella«
Y los grandes enojos,
—262-—
Y que lloran sin termino los bji>s.
l'or esto ;1« itestfraifi* macilenta
Ue uuostra propia »a agi-« s« swateutH:
V .Uns negros cuidados
SLu aliento nos dojaai
I>« itHlit nuestra viila' niiK»iH>i'!iil(is.
¡Xy, Fileno! y al modo que se alejan
Los dulces ruiseñores
I>e campus (ine proi.hicoii sólo espinas,
lin busca de citrus do agraciadas llores:
Ast las duUi's dicha«, si examinas
ICste ipunto, verás que de nosotros
Huyen on husra île oíros
l>e aleares y festivos curaxoiies.
i-Vy! ¡por cuantas razónos
Me quejo de salud tan extenuado!
•Mírame cómo estoy, Fileno amado.
¿No te ilA compasión ver que los niales
Sólo huesos y ipiol.iue ltnyau rtejudo?
Va tos tristes umbruiles
De i!a esiiwiitosa muerte
Toca mil vida: entonces de la su.-rt"
Que en la noche descansa del trabajo
JS1 que peso llevó de uu largo día.
'Vst espero el estar cuauído debajo
fr»té durmiendo de la tierra fría;
Hasta que recomía udo
<V la von del quo es •toiltuiailei'i.nío
"«'gil de ini sepulcro teuebroiso
*' a r « estarle alabando
* gozar de »u reino delicioso..
—263—
Pobres ide nos, Fileno,
Si e.1 premio a, tantas penas que pasamos.
Nos aguardara.á nuestro ílnlmo sereno
Mils allé, de e»¡c globo que miramos.
HATO XI.
E L AMO« EXTINGUIDO.
( 'i)¡imío u«t on mi 'tuiuiiai'iu ite presentas
CUJÍ todos los hechizos de tu cara,
¡Ay Dórls! ¡cosa rara!
La ya eenlza «le mi amor alientas.
; Influjo ¡poderoso
Por secreta virtud de tu somblaule!
lil sol no tileue luego semejante,
Doris, al tie tu rostro <milu(proHo.
No perturbes ¡ay Doris! mi sosiego.
\M noche de til ¡uisewia obseura y fría,
.Me ponga á «vivo de tu aixUe.nfe fuego.
-;No te ablanda e.1 dolor de :tn aluna uiía,
Que tu ingrata beldad ausente adora?
; Doris t«ruel! parece
<Jue & mis iruegos te exaltas, según frece
Lie tus ojos la lumbre abrasadora.
Amor, tiruno aunor, asi me inflamas,
Y mis huesos cual 'leños A his ¿Unnas,
Me hacen eenitlr tU'l tltrtaro las penas.
Muévante anis gemidos,
(Jue cuail volcán que arroja
Peiio«cos •encendidos,
LÍIUKO al Impulso de montai congoja.
—264—
Así eu la ardtemte juventud *»atla
Del amor los excesos;
Mas ya con ila edad fría
Eil ca'lor se retira d« mis ¡huesos.
¡Tríate setol ti« mi postrero día!
BATO X l l .
Mli BMMOHDIM IUXTO.
i A qué parte iine Iré que no me siga
Tu soniibm asustíulora,
ïkemi tranquila paz siempre >eue.migrtï
SI de amor í)ii ta 'llama abrasadora
I*«l!gTß tu vi.nl ud, ¿á quó violencia
•nueistir.a «laid fogosa
T«m«'aria se queja tu inoeewciia?
'^>liililiailt> de ml, imKibneha tierna,
Jorque te dk-e mal sor rigurosa.
Kftta eon-ieute «terna
Que se desprende, de nuis turbios ojos,
•Borre ya de tu <¡eño los enojos.
¡Ay, dura (Mm'l! ¡Churl inexorable!
'.Aun nie v.iene «¡fíiiiendo,
<><mu> de eueiipo «oinbni i.nscfpín'rtble,
I'ft tie.ra tauigen de ni enojo horrendo?
•'•» vano dejo iml rincón obscuro,
«lineando alegres y floridos ¡prados:
* e n vano ¡ay (Moví! tu favor JM'OCUTO
Cc
w tri Site* ojos de llorar «a usados.
—265—
HATO XIII.
EL DIA UK FILKNO.
;Ay, a.niiíío Fileno! hoy es tu ".lía!!'
;Qué t'fisto lUie parafe I
Si en brazos l e 1¡I ánfora ¡ist juiniiieee,
¿Que ser«, isitimltaalo 011 ,n<neli,e umbría'.'
¡Oh, si .puliera hivcc.fte etwnuMifua,
Volaínilo en alas di' unil gran deseo.
Sin i^lmin ¡mi disgusto si; tiroeara
fóu ij-riiáiCHlo rix-reo
Que'tu ¡ïfnitii iii-eseiu-wt me In^iivrura I
KtUoiwes unir ila selva, el cüiiU[io, el soto,
ltenovamlo ni luui.&uo sacro voló
I*e amistades eterna«,
lkiríainos á los rústicos aliares
Fruto« razones, ílinrecillas tiernas,
Que aeouuiiwiñaran himnos y cantares.
Entouees en los nuls robustos tromeos,
V en Sos i*eñ;isieos ibroncns
De humilités silenciosas soleilailes,
Xo en soberbias colimas,
Que levantan f añiláis! lea« fortunas
Y que di liiiniii>o derriba en ilas ciudades,
Nuestro nombre rtondrínuos, para ejwmvlo
De los deimfls zagales.
Que nlvilfliron el roto l e leales;
Que en ni stlmios« tenvplo
De la amistad sagrada
Prometieran coa mutua fe jurada.
-2Ó6—
KnUmws, olvidando tanta apena,
A que ni liado iwlft .tulste y riguroso
Nevero nos condena,
O n til mosto nuls suave y generoso,
XIMMIII'ÍIS dulces preciosas zag'alejas
C'eüiríannos las frentes «-on guirtïnldas,
V qul/Ji, reclinados en sus fallías,
Nos darían (le su amor muy liliMudii.s qui
Kiutoneos, abitada 1«' alegría,
liuklsonas caiHiolus adentara.
V" on imsturliUns ver.sos i-elebi'ara
Lo mas conl'onnK! A tu glorioso ilía.
I desceñid ierau tal vez á nuestras voces
" e la tilt.lva moubana
Amadrinilas y Kan nos, (lue veloces
Multaran de eonitento en la cubana.
Kutonees.... ;a,y, Fileno muy aniailo'.
Mi no os ijioslUlc e¡! '(lite lioy esté routine
(
'on "nutí¡í4MU^ *»ó!d !*' fnilíutíi.
Que tienen el valor de lo soñado.
Ueeihe mies, nunino, mis dosons,
Y goza de tu día
''oil todos los reí-feos
(Jilo .[*> ofrezca eu su dulce eiHWtiuñíu
I'fl inocente heninosura
En cuyo altar consagras tu, toirnmia.
Mientras (pie yo nio miro aquí tan sólo;
MI hton entre el bull Wo curiesano.
Que parezco habitante de alftíui palo
"onde niiemiiS Ui>¡jo el género huma no.
Por nitlmo, Fiteno,
çrStt(
s te lleguen del castalio coro,
—267—
Kutre tanto qua yo en lugar ageno
Qu Sero cantarte, y de congoja Heno
La lira dejo, y nuestra ausencia lloro.
HATO XIV.
LA
LIBERTAD.
¡Qué admirable ¡eoaueleiito' ¡qué Armonía
Maintien*' i\l univers»«! 131 afdua-ano
Autor con sahln «m,ni|paWite mano
Su máquina gobierna noolic y día.
¡Oui ¡«on <Mul.nt.il alegría
Se asoma la mañana! Las estrellas
Cual moribundas liflmpanis fallecen
A.Llíl en el ,iná¿; dUAaube de los cielos.
Las blandas luces bellas
De ,1a alba resplandecen
Goiuo por tenues ¿loiloados velo*.
Por eil oriente sube el sol de fuego
Derramando e¡n el éter un il colores.
Alégrase la tierra, y abren lluego
Su seno de (Imbuí- 'las pintadas tlore«.
Con »opilo lisonjero el aire blando
Las -mueve: y el arroyo cristalino
Las saliplwa de aljófar *ra,8|pn;renite.
Los pájaros voll ando,
Con agradable trino
Oantnm su lilieritad alegremente:
Su ainiada libertad.... ¡Oh, don del ótelo,
Que unos & otros la* hombres se han quitado,
Verdugos de su especie!.... Un denso velo
Dejo caer de repente a.l írtaltraitíido
Cuadro, de ¡quien ,Dlos mismo fué cT modelo.
—268—
¡Infelices! dejad esas ciudades,
Donde el (poder ufano,
Carao Infernal ministro de la imuente,
Lleva atadas al «sarro de 'la .suerte,
Par horrendo blasón de sus ¡crueldades,
Tristes reliquias niel linaje ¡humano.
Venid: y libres de feroces gentes,
Esplayad vuestros ojos lastimados
Por estas soledades inocentes.
A Dios, allegros ¡prados:
1'o.nque el sol caluroso
Me ¡retira ft im i albergue silencioso.
Admitidme entre ¡tanto
Que vuelvo & vuestro seno dolidos •>
El triste obsequio ¡de mi justo llanto.
HATO XV.
LA MU'EHTK DIO VIÍAA.
Mi dolor ¡me conduce al ea.inpo ameno
En la fresca ¡mañana.
Miro el ¡rostro sereno
^ la a'lba que se asoma ñ su ventana:
I^a« nares con que el prado se -nia ahina:
Lns campiñas risueñas:
Eil arroyo que brinca entre la« i>eñ.is.
Escucho las leaneiones de las aves:
Y
-recibo el ¡aliento
D
e ¡los favonios suaves.
Ke
esto ¡modo el rigor de mi .1 oriniento
—269—
I'««set» que »e calma;
1'oro en In ,rt*¡i!klatl tautaVlmlleza
I H' la varia, feraz naturaleza,
Hi' siisciit«! luuitivos eu el »lana
He la mayar tristeza.
¿Qué iiuiipiïiita que tu imagen cariñosa,
Tu mismo rostiro duke y 1)ailaglleno,
f.Uiiiil sombra regalada «u blando sueño,
So iiiuj iiresmi'lo aquí, Kills ktn-inosa?
Ilusión agradable; i>oro vana,
1'ue.s ol jrolim violento
l»i> tu muerte tointprana
ACIIIH'I cim tu t'kla y mi t<out«tnto.
I Ay Fills! tu liermosnra
Km" In primera que encendió MI nil rwobo
In' mi .amor celestial la llama pura.
Mi corazón en lájiriunas ileslitM'lio
Ijaiiüiiré aun' 'los ojos íurlii' y <ltn.
(.•ierto qui1 mi liiiuwre CO,II lU'i'nas llores
Un fe .mis amores
El >t(Vinillo lió PMÎÏH, OPIIIZII
Mu.
Mas oxiyo el aiinor quo me tuviste.
'Lu« láKrtinas, las quejas. I OH nu.sj.ii ros,
JInrän nal ofrenda trisito
I'm1 estas sivlpülíiiles y ¡relíeos.
Aquí te Ultimaré en linios hmknuhos:
Y aunque Nimia á iinis lúgubres ge-mulos,
Lo« inontips y ihts sierras niAs .ilutantes,
líeiiwtiran berilios
Tu nam!»re amado en ecos doloridos.
—270—-
It ATO XVI.
M1
It K T I K O .
Olvidado ¡a y de 'luí! de los mortal«»,
K11 mi irisite aiuôsenlo
Mo ooiisiMite Interior desahriniiieiiito.
Va para mit los a.stros (lelcsítlaies,
Kl soil resplandeciente,
lin vano saca su iiifianiiado *'<K.I1W
I'm' tas doradas puentas del orieiute:
V .tu luna. i>hi tea nidóso de lUooihe,
Hu vano pava nil se nuiniliesta.
l'na .sombra fuuosita,
Que levanta la horrenda hipocondría,
O01110 una nube »raosa
Qii'o al mundo cslotrlm [para ver el día-;
Knlre mi alma y el susto se al ni viesa,
l'aroee nue mi triste seipultut'a
•Me mlmlauUi la suerte
Hn esta nielawóllca «lausura.
iAy de ;nií! Jos horrores do la niueiiw
ke me poinon dolante fl «ida paso:
Llega el sol A. «u ocaso
A su seipulero lle^a. y en el eiolo
La iHMilic oxtiondie su estrellado .intuito;
La .11 mho que otros dneinnon. y yo velo.
Ajcmiiaianado sóJo de mi llanto,
* 'loi inioiital ipavor une me ÎIIIIKHIrenta
INoohe Juuesta. noche de amargura,
En cuya sombra obscura
—271—
A lo vivo ;ay dolar! se me presenta
La noche eterna de mi- sepultura!
HATO XVII.
M 18
ENSUEÑOS.
¿Queme queda ¡ay dolor! «1 el blando sueño
Keeurso un tiempo «n la tristeKa mía,
Vil itio viene á mis ojos atenuados
(Jon el rostro risueño
Que" alebraba ral itrlste fantasía'.'
Hoy sólo ilos ensueños inte cesados
Inquietan ni i reiposo.
Eu este lecho ¡ay triste! el mfls ipenoso
Tal vez .se me ip rose nía
l/ii Inexorable parea macilenta
linchando con mi vida ya i-ansada.
Tal vez que en tribunal el más temible.
l'or la justicia turada
La sentencia terrible
I0s contra nui ntain ¡oh cielos! pronunciada.
Tal vez una caverna
Del son« de la tierra en lo profundo.
Rn cuyo OSRMK'ÍO inmundo,
Sus soniíbms extendió la noche eterna.
Mi humo -iH'stiJlente
Que bosteza la gruta ¡pavorosa,
lios roncos alaridos
Que sa'len de aquel hondo icontinente,
Amedrentan ft mil alma temarosa.
Aun no despierto, cuando mis gemidos
Penetran de Fiíleno log-oMos:
;
—272—
Y íste desde su canna,
Oou asustada vos! luego me llama.
En mf vuelo: y a,i>eiia.s «1 esparto
De MUÍ« ojos aparta el duro cefio,
Cuando al hórrido sueño
Su sl-tçueu los raudales de mi llanto.
¡Olí tú, <jiie des.de el trouo en que te sientas
De luces Iniaiuntates
Allá .sobre el aileázaf de los n-iolos,
ProeiUfitas la« noches sofitKlietKas
I'ara alivio de todos los mortales!
Ktei'uo Dios, que ves nuis desconsuelos,
Ltbniinie de e¡sta pena to ti tira.ua.
V así como la lúa d-e la mañana,
Que sflil« por 'las icumbres 'de los montes.
Ailegi'H los otpacos horizontes:
Asi du luz. graciosa y soberana,
Disipando el horror de la alma mía,
l'U llene de consuelo y adestría.
Ru tan penoso lance,
Mi voló liuimBde tu favor a¡lc«ii/ee.
HATO XVIII.
MIS PAJHUOS JMUXA VENTURADOS.
í(*h, qué astros tam 'lucientes
a t e n t a on su teobumUre
ka.perdurable bóveda del cielo!
Mi« ojos itan i>ond!entes
**« observan de su lumbre,
Como que eu verla sólo hallan consuelo.
—-273—
¡Oh, y côino levantaron su »Ho vuelo
Aun mas alla de la fugusn cumbre
Que rjerniben los ojos iKirsiilcíU-es.
\M>\« aliñas de mis dciiVriw venturosas!
Eu el imutniso iveiu« île las puces
So eternizan con onlmais victoriosas.
1, a u rol i mu arco s lb le
Orna sus sienes sautas.
Uovisleu.se de luz inextinguible,
Y ú sus felices lUnut««
Forman ipixarras bellas,
O escabeles do luces las estrellas.
;(>li. padres! i.nadre* uníus!
Aliviad desde a.Mú mis desconsuelos;
Mis ojos hechos ríos
Suplican al Señor do las alturas
(Jue lue una con vosotros en los cielos.
l'ara que tetinan tin mis ainarsíliras.
liATO XIX.
LA
C O N S L N C I O
X .
De tu recazo tierno, do so anida
Il«!ci)filf>ño el Aiiiuii', Vénus graolosn,
Ale arrebatan con l'utirza poderosa
Los años destructores de ,uil vida.
La guirnalda tejida
De mlil aleares deliciosas flores,
La misma IJVK» <>on mano del irada
Treuaoron los auiwwí
•—274—
Para adorno festivo de rot freute.
Hacia mis pies contemplo desbrozada.
Todo lo vence el tiempo. Sus rigores
Consumen lentamente
Kl placer regalado.... Mas, ¿qué es esto?
¿Por qué eu los brazos ya, por qué tan presto
Eu ¡los débiles brazos, ¡triste suerte!
Be la vejez me miro? «lud cansada,
A quien postra la .muerte
Con solos los a.ma.fíos de su estrada....
l>e su espida que triunfa aun del más tuerte.
Treinta y tres años c u e n t o . . . . uo cabales;
I'ero a.s[ como en .malos temporales
Acelera su curso el cano invierno,
V ínarcbitá la flor del camipo tierno:
O ast como en la tarde tempest liosa
Tras de nwbe lluviosa
Bl sol esconde toda su alearla,
lléjase ver la úoiche presurosa.
Y antes de tiempo muere el claro tifa:
I>e la mi*nna nunuei'u, ¡i»1> suerte dura!
Sobre nii «dad florida,
líu el día mfls risueño
Ua veje/, se aipresura
fon su rugoso y extenuado ceño,
Por acortar los iwisos ñ mi vida.
i Olí fugitivos años,
i«e cou ipasos violentos
Me ohiigtñis de este mundo fi la saliua!
Vuestro« sou tantos daños,
l
—275—
Motivo para duros escarmientos,
Ï tristes desengaños....
Deteneos un instante ep la ligera
Continuada carrera
En que os pendéis de vista & los ¡mortales;
Pondré remedio á tan funestos males
Mas, en vano se esfuerzan más lamentos:
¿Pues qué /brazo robusto habrá bastante
Paira haceros parar un solo instante?
No es tan veloz el carro estrepitoso
De ¡los ligeros vientos,
Cuando ft la voz del Todopoderoso
Con sus volantes ruedas
Se arrebata las grandes arboledas.
Con razones se suscitan mis congojas,
Cuando advierto que el tiempo despiadado
Como al árbol que el icierzo ha despojado
Del natural adorno de sus hojas,
Sin cabpllos one deja ila cabeza,
Adorno que une dio naturaleza.
¡Miserable de uní! tan gran mudanza
Hiaice uiiarlir del todo la esperanza.
Torna asiento en el afana la tristeza:
Nace la enfermedad consumidora:
IJlueve el cielo cuidados:
Y llega la fatal, la última hora
De que en tropel los males conjurados
Me arrastren á da puerta tenebrosa
Del sepulcro, ¡a-y de mí! donde contemplo
Que ni lu guarda de una triste losa
Me librará de ser un triste ejemplo.
—276—
H a s t a nllil sefíiiiránuie los excesos
Del tioiriiuo: y la memoria,
liwoi-iiauílo (¡wiot.ii'S de JJii historia,
<'a reuniera también mis ¡¡in-hnw huesos.
1ÎAXO X X .
i l l D I F U X T A n-EUCUAXA.
El tiempo ¡ay 'triste', tie la uoehe obscura,
'¿IR' corre acolerado,
\'U'tiG á SIT 'iiava el hwiubre ilosfjratiado
l ' u SÍKIO de t o r m e n t o y anuail'fíura.
Mil años de dolor m e han parecido
] tii'K Horas tpie hau c o r r i l l o . . . .
I Hex horas de -tristeza, (Ule volaron
I>« nú [presencia, desde qui.' ,l¡i.s l u m b r e s
1>('1 sol tras do los montes se oetiUaron
l ' a i n 'alejívar del orbe la intra cara.
¡Qué g r a n d e s : ¡i|ué -suoiesdiis p e s a d u m b r e s
'»i'Jivan ,m¡ corazón! ¡olí, si a c a b a r a
i>e lk'sfMv al sepulcro, donde y a r e
I n d u c i d a ¡\ p a v e s a s la luz >pura
Clon ipu, a - t a n l u s cebaba tu h e r m o s u r a :
•Ulíi el hombre infeliz, d t * l e «pie nace
^ i r i g e sn caminí,,
^ u u la etn-ji-a de males agobiado
••JH« 1<> inii]H)iii' la iley de su" destino.
Alia e n c u e n t r a descanso, allá reposa.
^ n ' s l o (le los hombres olvidado,
^ u W r i o 1!,. x\un lusa.
.''»Uk-f morada ÚV -lu p a z ! ¡dichosa
F.nti'cti'iiui ienlos riHticiis».-! 1 ''
—277—
Habitación line anhelo
l'ar¡i mis pobres huesos, inieiii'bvas uii alma
Mi; sube ¡iil alto cielo
1'ara. alcanzar la inmarcesible palma!
Ksta esperanza.... es cierto,
lis al hombre de penas coiubaitido
Lo que el seguro puerto
Al que navega el imar cnihrtivecido.
¡Dichoso tú! ¡dichosa
Tu aJma, hermana mía,
t)nc dejando esía tierra trabajosa,
Descansa en paz por un éteirno ,día !
¡Uran satisfacción! Mas si se advierte
1.a dolorosa causa de tu uniente:
Si se atiende á tus hijos (pequennulos:
Si se ve á tus hermanas afligidos:
Si á tu esposo, que manda hasta los cielos
.Mil suspiros, mil a:yes, mil gemidos....
;.Quién con estos ta« lúgubres despojos
l'oidrá tener sin lagrimas los ojos";
To derramo uu torrente, euautlo el mundo
Cubien.o de la .noc/he 'tenebrosa,
En silencio profundo
Tria imagen me insipfca pavorosa
De aquel tremiendo 'día,
El posirero del 'tiempo y las edades,
En que dejaüido aquellas cavidades
De la región umbría,
Tú, yo, y todos seremos reanimados,
Tuos para descanso y alegría,
Y otros paira el abismo condenados.
—278—
¡Oh! libróme, Señor,, tu brazo fuerte
De IM e s p a n t o s a , ilu la eterna m u e r t e
C u a n d o del ¡illo ek'lo estreiiioc'nla
1-a t'ábriea a d m i r a b l e ,
Y !¡t t e r r e s t r e niáqnïîia uuovida
De tu unaüo al liuipuisii formidable,
Kl inundo delincuente sea despojo
I »o las a r d i e n t e s ylannas do tu enojo:
KntdMci's, juez i't<'rin>,
Xo q u i e r a s s e p u l t a r m e en el infierno.
J.A
HATO X X I .
INMORTALIDAD.
Ku csti.1 triste solitario llano,
Dó violentas mi! aisallan las r e n d i j a s .
No lia mucho que extendió sus verdes hojas,
Y üalijiieó de llores el verano.
Kste tronco esqueleto, euit q u e ufano
E s t u v o el patrio s u d o ,
A b r i g a b a Uxs tiernos ¡pajarillas
E n t r e frou.losa« r a m a s :
El liquido a r r o y a d o ,
l'ur uii'iiiwuw .sembradas de tomillo«,
l>e c.-ui'tiuwo,s d,i> pallidas rétamais,
p u r u b i a s amapolas,
De n.lbos j a z m i n e s y p u p ú r o a s vimlas,
M a n c a m e n t e eo.rn'a
Bafiainlo el fértil pra¡lo de alearía.
B
« i i « n u el aire en la espariosa e s t a u e i a
l)
e los lejano* fruto« y hus llores,
iH^imrraiiuaba el b á l s a m o y ' í n i n a u c i a .
¡OiU tleihipo, y lo que v e n e e i r U i s rigores'.
—279—
M e g a d f l año ila estación nia.s c r u d a ,
Y m o s t r a n d o «1 invierno su« onojus,
Todo el eamipo d e s n u d a
A v i s t a tie. mis ojos,
Que ya lloran a u s e n t e s
L(»s pájairos, l a s flores y las fuentes.
E n los Que miro ¡a¡y tirtsle! retratado«
Lo« gustos d« .mi vida,
P u r la m a n o del tiempo a r r e b a t a d o s .
C u a n d o helada quedó mi oda 1 Honda.
¡Dulces momentos, a u n q u e ya pasados,
A mi vida volved, como á esta selva
l i a n de volver ilas c a n t a d o r a s aves,
La« vivais fuentes, y las llores suaves,
C u a n d o el verano delicioso v u e l v a !
¡Mius a y ! ; votos ¡perdidos,
Que el corazón arroja
Al impulso m o r t a l de mi congoja!
lluyéirouse los años más floiridos,
Y la edad que no p a r a ,
Allá se lleva mis mejores d í a s . . . .
A Diois, p a s a d a s breves alegrías,
Qué ¿no volvéis siquier ta dulce « i r a ? . . . .
Á r i d a s tierras, nuis que yo diclioisa.s,
No así vosotras, que os enviando el cielo
Auuaies .primaveras deliciosas,
Se corona con mirtos y con vosas
L a nueva j u v e n t u d de vuestro suelo.
Pero ;.qué rayo ¡ay Dios! á mi aluna enciende.'
¡Ali! luz consoladora,
Que del «ollio estrellado s e d e s p r e n d e . .
Mas allá de Ja vida fatigada
—28o
Sí, de la vida -iivuol que tenjí'o ahora,
(.'liando sea reainimada
Ksfti porción de lienra oi'wuii/ada,
Kuloiices. pi;¡r iijllujtis cok'stiali"-s,
Kn los ea nipos t i e r n o s
Floi-eeeran mis s u s t o s imnoiialt's
Seguiros de los rígidos iuvkninos.
ltATO XXII.
L A
M K M O Ií I A .
Xu nie alonue.uleis ;a.v! no uno a I ominen les,
Cruel tneinuoiria mía,
I'<mlóiul(jipiL' p r t v e n k ' s
TIMIIOS sucesos ï n s ï e s quo creía
I*i'' 1n olurno volumen ya h o r r a d o s .
l'-n vano os fatigáis, ojos ^anisados. . . .
Kn e*ie mismo i n s l a u l e ¡la uuoinoria,
Cwal isi c o r n e r a un wU> <1P repente
M fiiiiosto tciiitiii") île uni historia,
liouuova i«i dolor. . . . Violentamente
lT*so.iise los ipaíses máiS ¡diversos
I'<»r 'donde .ine lian llevado
' j f | s hado« nias a il versos, .. .
3 j el efimu'lo de males que he p a s a d o
líi'ííislro 'mil tristísimos despojos
K.ii un .punto r e u n i d o s . . . .
'.Qué nu> aiproveichan lúfruhreis gemidos'.'
¿•¿Hé d e r r a m a r >sus l á g r i m a s mis ojo:-:.
,;
iit'o F.raiiei-ieo. lu-riiuiiio y w m p a ù c r o ,
A-mado Silvio, y tú, Glorila m í a :
—28l —
Si mi gemido volteo y i!a,slim<>ro
Meg-ar no puoide ú la irojíiún umbría.
¡Ay muertos muy a.mables,
Cuya« "souubras une son in,se,i>arable,s!
Mu vano estoy llorando mobile y día:
Y en •vnuo ¡ay iinusa-! tu favor ,nu' elisio
Para que yo llorara mi tonmiMito;
Mas aunque en la alma aristo
Los miesmos mailes siento
De que antes me quejaba.
No olvidaré que art son de tu instrumento,
Estos versos fatuta ba,
Cuando en -mis "Hatos tristes" te invoeaba.
A Dios, ¡olí musa aunada!
Que ein el llanto lia voz queda anegada.
Así me d e s i d i a
De la tninsüi que entona la olojrfa:
Y entonces la memoria
El libro cierra de iini triisto historia.
—2¿J—
A LA MUERTE DE CLORI
ELECÍA8
Rr,K<;iA mtrMRiiu.
Acolora iln «•tirso, lincho innlu'f:i,
Y cubro eau tu velo tenoibroso
ï.ii osioena infausta do lan triste.día.
íQuó iniinoirla ano on su carro luminoso
Ml »«1 rompía ndeoiente
Salfra ipor oil orient«
Ainniibr:iii.iln lu lúlu'ej*a montuna?
¿Qué importa, si allá dentro on nil oab-afia
Sobre la 1 ierra fría
Tendida yaco l¡i ¡»ígnita imla?
;. Vos ¡bio es, nnwi-te ¡dura.
Quo ¡nil iiiîtiuM mils ilukie me quitaras
Ku 'la mojar hwhura
'**' ta madre natura
Posible <*s que ñ imi Glori míe llevaras?
¿A «M me la llevaste?
¿4 ßC te has Ido,
Clorl, en edad -tan tierna?
- 2 8
3
-
l ' a n V e m o que ©sicuebo tu gemido,
Que .int> resiponde y (lice, que ;'\ ila e t e r n a
Hcglón obscura del Infausto ollviilo
IKvícausa ;ay (Mori! en p z , y d e s d e el cielo
Tu espíritu inmortal de 'luz circuido,
Mi soledad ailivie y deaeousuolo,
E L E G Í A II'.
;.Adonde, ('Inri una. te me fuiste?
Todo este largo invierno t e lie 'busi'-aido
l'or mil luganes q u e mos vieron j u n t o s .
J^es pregunto á. ilos m o n t e s y á los vailles
l'or (.Mori: y <sólo une responde el eco
De mis lúgubres queja.s. ; ( ' u á n en vano
Mi voz te tlaana, «i la inme.rU> imiiiia
E n su casa te entró, y •ei<rró las p u e r t a s !
Aquellas p u e r t a s , de id ó nadie sale
A r e s p i r a r al aire de la vida.
Afila fueron contigo mis a m o r e s :
Contigo se fué mi aluna: allá la tienes
Prosa d e itu s e m b l a n t e ann /töeido.
No la c a u t i v a n ya tus f.roiuza,s de oro,
Xi la a>legran >e<«n .risa p l a c e n t e r a
T u s labio« de'claveles c u e a m a d o s :
Xi ya en t u s ojos el a m o r sus t e a s
Enciende para daiiile un fuego dulce.
M'odo onto ;a,y Clori! lo acabó la m u e r t e .
C u a n d o llegó â tu lecho enfurecida.
Cu ail liera b r a v a , q u e en la noclie oíwcura
B a j ó -del imante y destrozó la oveja.
•284—
¿Quo dios entóneos so me entró en e!-peolio,
Y 1110 animó o«u fortaleza j;ran:ile
P a r a .110 me e x c u s a r 011 t u s oficios'.'
Yo niisimo. sí, icon estas propias manos.
Que nulos ciñeron á tu «ion mil flores.
Cierro t u s ojos y l u s ilabios j u n t o :
L a v o tus pies con olorosas a s n a s :
I/rt vostiilur.'i fúnebre 1o pólipo:
Y tu ca.dávor tiendo on u n a e s t e r a . . . .
Mas ,si p a r a e s t o entonces valor h u b e ;
Hoy no lo toniío para recordarlo:
Y emisuiiiido de mortal tristeza
Me escora allá, mi (Muri, en el sepulcro.
KMÍfíTA ITT.
Dospuó* que de mis b r a z o s te a r r a n c a r o n
Ministros lioros do la parca impía,
Y en sus lóbregas c u e v a s to «cuitaron,
¡Ornólos m e m o r i a s ! ¡ay! desdo aquel illa
K11 que todo« mis 1 »iones te llevaste
Ooutijío íi sepultarlos, Olmri mía,
¿.Cómo iioilré decir m a l m e dejaste.
Perdidos para siempre mis amores.
Y ( l e n t i s d u r a s ipeua s cl c.mtfnHsle'í
T>os años, sí. diw «igkis do idolovos
" « « u t o ya do .llorar tu ausencia ottmia.
Sin que aflojen su c u e r d a los rigoros.
-28SUna noche me cubro .soiinipiternn,
.Noche fatal, la noche .nrfts obsioura
Muerto ya n!_rompíaiid<u'<U> in hv/. tierna.
¿Cou que ya para sirnmpre tu hermosura
So acabó? Pues ¿qué p w d e bailor dejado
\"orass el tiempo enila honda ftqpufllura?
¡Ay de tí! ; ay de mí, nue traspasad»
Kl corazón de ¡ponas, te estoy viendo
'Horroroso esqueleto descarnado!
81 no os que aieaso ¡l tu scipullio.ro horrendo
Ha.ia;ron otros muertos e-sipaaiiosos,
Y con ello« te lüi.s Ido ooui'mi'diMido,
Si no es quo tus fragmentos ya mohosos,
Slu que formen su Undo, separado.«
Estant» ya on osarios horrorosos.
¡'Pristes reliquias! ¡ay! ¡huesos ¡mmdos!
¿Quién os hubiera dado ulojamionln,
Pondo iludieseis sor niojov tratados?
Obra muy dlniui del merecimiento
De mi virtuosa ('Inri, que iswía
Do inoeenoia y de a'iuor un monumento.
Ksta ¡nsietipeion rencilla le pondría:
"A su Inocente Glori, Silvio a m a n t e " . . . .
Pero si soy un pobre, dlorl mala:
—28T^lîwibo, ituirts, lili minor, Ulli fo eonsliuito,
Mi corrióme »le láfíririiii.H difusa.
Mi voz eon quo to llainui ¡1 cula ¡lisiante.
V onto jmslTer ol»seqiiio d<> ivii musa.
KXIMSCIIAS.
A CLOW EN BL S E I T U ' H O .
¿I'm- quo ¡Í inis roncos ayes
X« vuelves a este iimimlo,
Y In región no dejas
Do .sombras y tk> tintos?
Sill, ¡H.yl Olori. cuanto antes.
I)o ese lugar obscur«;
l'or tu ausencia 1110 cubro.
Que de negra tristeKa
¿Xo uic oyos? ¡icufui on v«no
Mi lengua ¡desanudo,
Y grito, y enloquezco,
Y en 'lagrimas mo inundo!
•En vano; pues Jammerte
Te ¡levó conuo on triunfo
Be su j>esndo .cetro,
Al liori'Mo sepulcro.
AiHil to tie no: y icuamlo
Desde laica 'te descubro.
Cual por o¡pacos velos
Ansioso lo procuro,
-_>8 7 ~
¡Oh si licuara!... entonces. . .
I'ero yn me tijrttro
(¿110 ViOllO, y q u e lir.-M |miU»
Unjo ta I'U'UN». .Huiros,
; Q l l i > C O U S U C l o ! \'j>
l'NtlHUOS*
Cuino ou ipiiorto seguro,
Libres deiliis tonuiuxuhiis
Kn quo naufragan muchos.
I Insta que viiiiio <JI ilia
Ku i|in> del ciclo siïjiio
J)c vivos y ,de muertos.
Desciendo ci lîcy ¡nisiusid.
A su vu/, iuiipciriosi
Kl iloturjîo s a c u d o . . . .
No llegn, y ;ya lo voo!
No iiiibla, y ;ya lo escucho!
F,sta es la fc do Oisto.
f'loi'i, A ml .llanto turbio
So siguo ol contento
Lo« miníales más puros,
Duermo, uii (Mari: duermo
El sueño más i>roíumlo:
Duerme y ou pan «IAKCIIM»«.
Sin zozobra y sin susto:
Mientras que ni cielo viiinas,
Y cotí esU'wlto nudo
De eairiidail. gozamos
La suerte de Sos justos.
—288—
ELECxIA
KN
i.A
MI I:I;TI.
Del Lie. Don Francisco Verdad y Ramos.
Ti-fuisi vi ums per lírnoim el ¡wiuaiiu.... et a.lduxistl
11 os ill refrifierium.
"Psalm." I-XV. v. 1-.
-•.Córnin os que á un tiempo ¡tos siniestros hados
l>er.rihon só la tierra, fon asmnliro
l>e la América sabia, una colima
Que el -templo sustentó de nuestra gloria?
».Por qué da e,n el sepulcro el Varón grande
)'V cuya antorcha de divinos fuese«
^a,s ciencias como estrellas relumbraron
¡Rn lo ailto >de la esfera mexicana V
¡Qué! ;.no dotienden las virtules almas
T
'¡i vl-ta inmaculada de los justos.
(Cunudo liera lu 'muerte (los invade
(CtMicsuidolos de males espantosos'.'
«Ay anuido de mi alma', si en la casa
•289—
,l)e ¡los muertos se oyein los gemidos
,lJe la santa amistad, mi voz te initiera,
j.\Ii voz escucha, y á la víila torna:
•Torna dul grave sueño que entoayueeo,
(i'us iniumbros venerables; y este lloro
,iíesuene alli'i 011 Ja cama de (la tumba
.Cual triste ofrenda ,de itu eterno amigo.
Vo te v i e r a . . . . ;ay de mí! íuiuea .te viera
pon la carga tie infundas [pesadumbres
jilutídUo en la mansión de 'las iculimdos,
Y gimiendo en el Jerbo de »dolores!
,; Antes cegara que el Ua'bert« visto
I»o la justicia fuerte ajtt'isloiiainlo
¡Con cadenas de fierro lo« delitos,
Castiga los desordenéis del mundo!
,; Purgatorio de infames! ¿Como ha sido
Que á tí vaya la eándidia inocencia,
VY que allá ,se confunda entre la negra
Caterva de ilos crímenes más feos?
Allá se la arrebata en su ini<petuosa
CVirrieute la «ulunumia embravecida,
(.'aillo río soberbio que «il mor corre,
Y que se lleva lobos y fonderos.
Ailllá fuiste arrojado, caro Amigo:
Kse monstruo infernal que boy se desata,
<¿ue forsíii la razón, y que se vale
Del brazo de ¡his leyes i»re¡noteu.te.
Ese monstruo te arrastra: tú lo sufres.
Tú sufres sus violencia.s, y animado
l'or tu misiino valor, el cúliz 'liebes
(Jue te ofroee l¡i suerte inñs Ingrata.
Kiitiüuces,,,. yo me aieufrilo: jinnvioiisc
—2¿>0—
Que una deida.d de lo alto descendía
A unanlener inmoble tu oabeaa,
Depósito de ilwes celestiales..
Tires vece« levantó la parea horreaida
Su guadaña, temblando; y otras tantas
El golpe suspendió. . . . Que á tanto obliga
MI mérito ¡de los thomibres respetables.
Hasta <iuo al tin un suefio, parecido
Ail en quo posa el triste ieaminante,
Después de una jornada trabajosa,
Cierra tus ojos, y tu ¡niImito aea.ba
¿Cou que acaba tu vida'.'... ¿Y enmudece
Aquella lengua quo en el ancho foro
Defendió la verdad y sus derechos
Con rayos ¡de elocuencia abrasadores?
¿Con que ya para siempre so cortaron
Los raudales de dones que salían
De tu iua.no benéfica en socorro
De las virgo-nos, huérfanas y viudas?
Finaste
¡ah! cierto. ¡Lamentable caso!
La patria gemebunda te echa monos,
Y la aunistaid sin término lloranido
Con tu memoria se entra en el «epuilero.
Mntre tanto nuil genio« del empíreo
Sefl'iMMlenrnde tu aginia venturosa,
Y en sus atas de lu/, resplandeciente
Lia sulien al palacio ,de lo« cielos.
ItaoflMMiila los ángeles y santos.
1 "cantándola el imano ido la gloria
La ciñen su eorona do luneros.
Knto hará en los trabajos mi consuelo.
Mientras acá en la tierra suspirando
—2gi—
Por tu amnblti im-som-in. I¡i wponinZTi
Me i»n»i>oiu> i'1 jtiiutii.rino :\U;\ leoiiti,«".
Aliii JHMVS de nuiles est,'iremos. . . .
;.<,¡u¡rii lo ikulüV ;. l'asti urns \H>V bis Humus?
i'u«s aliento en lu.« iienns, ¡«lana min.
Que ol Si'fïor yii nos Hevu ni refrigerio.
—292-
ELEGÍA
E N LA M U E R T E
DKL II,MO. 811.
DON F. ANTONIO DE SAN MIGUEL,
OBISPO DE MICHOACAN
Viae SU»u ¡ugeiit,.. Sacerdotes ejus geweu-les,
Virgines ojus squalidae, Ol. ipsa oppressa
»maiitmliue.
lerem. Thron., eaj.j. lo. v, 4.
i Cou que el príncipe Antonio es fallecido!
¡VaiUndolkl infausta! ¡ah! (pie tu »nolo,
Cual si lüiuriera uu sol, SU lia obscurecido.
Ya lo pubiiea, o! .1 fisti! desconsuelo,
Que poa- calles y plazas su desnta,
Enviando quejas al distamte cielo.
I*a Iglesia como viuda se aparata,
* !as festivas galas .deponiendo
Kl negro adorno de sus toras ata:
H«*de sus «ramdes torres iretnltiendo,
** « H K » s<m de voces funerattes
*'• nJoltw que Ha í>stá desfalleciendo.
Entretenimientos roétknit.—20
—293—
El coro ido iiniuLstiMs clericales
Va se iprepara con la voz doliente,
<¿uu plañirá eu las honras sepulcrales.
Tjloniiii las religiosa« tie.rnatinente,
Manifestando «I IK'CIK) atravesado
IM ilar-ilo, quo las Hiere inortalnionto.
El cmifiiTSo de vírgenes wigrailo,
('nul sin ,pa.stor rebaño de corderas,
La estancia aqueja il«l retiro amado.
Minerva, eontoniiphuido sus lumbreras,
Con luz. opaca, advierto destrozada
La coluift esencial «lo dos esferas.
De pobres ¡ali! poiiicióu abandonada
A su tfriste orfandad y aunargo Aloro,
¿(v>uiéu dirá vuestra pena redoblada'.'
;I>ú está, 'Ciudad ilustre, aquel decoro
(¿ue a.yoc brilla.ba; ;ayer!... Ku uu momento
Cae de .tu freute la eorona île oro.
La parea 'lo acertó golpe violento,
Y como en triunfo de su mano impía
La colora en uu ¿pravo monumento.
Allá van la.s virtudes, y la fría
LiK-a de duro .mármol ciweilando,
llai'ciii eterna su itwuuuHn pía.
—294—
D e lo« tioiuiKis .lu g u a n l u u , que. ¡intentando
Aniquilarla en su VI>IOB r a i ï e n i ,
lin vano irán sus ha.elias l e v a n t a n d o .
(Jm> e u l o u o e s . • - m a s ;.quó imagen ¡plaeenitera
St' me .present a acá M I la í i m t a s í a .
l.'iiiil si en un teati-(i un vein se ««iri-oi'aï
>Iui>re cl iivíiwi'po Antonio, y la alearía
IttH/oiTo las iiiansio,uos il«l K/onUMito,
IX» la in.iumal»le IHIK y eterno día.
Muer« el euompo ¿qué inipiu'ln, si ai niouieuto
Kl a.lnia de su ]»'») d e s r a i z a d a
Se eleva «il estrellado linnaineiiluV
lili alas de su IIHTMO llevada,
WM'ÎI iiinumrtal do toVkw .sus nnlieOos,
Sube <-unl viva illauiia ¡Hvlc.i-a.da.
l^e .npjii-ns .nulles los o.pa,eus velos
" e aiTullaii, y lo 'dejan rid Ínsita nie
'•duros lus rundios de los alios eielos.
Ahi'tMD^, ya las m i e r l a s de iliii.ni.une,
feiitvaiKlo en el pala;<-io ¡de ila ti'lnna,
* e !<" eine una esiula mluiiiliranh'.
Corona la ipurezn su vietoria,
* lu voz de | o s ¡-1ni,»viles difusa
«lel.nu t a n aleare su memoria.
*"« aiM^bat,, las yoees A uni m u s a .
—295—
ADVERTENCIA
Dil use al jHïlulici) his ipoesíasdoeslaespeeie.cou
tM allien ob.jeilo de no privar íl éste de Jas .bellezas poétk-ns que «».íitieiien, y ule ¡presentarle la
culeecióu iiuás eoiiipleta -que ha sido posible. SI
el autor existiera diría ciertamente cou Ovidio:
¡áiqua mois fiioirint. ul erunl. vMimsii libellis;
Kx^usata suo temipore, leelor, liabe.
OYID., Trist., lib. IV, olc-s. t"-
•—296—
PROCLAMA Y VATICINIO
DE MINERVA
En la exaltación de Femando VI I
AL, TRONO"
¡,Qu¿ peusaríiui Um buenos y los malos de mi sileneiof
ÜA I'M AS I, Cenlinrhi rnnlni frúncese»,
OCTAVAS
I.
K11 tanto que Minerva, oclobrando
•°" tosió su entusiasmo y andiimionito
l
*\ exaltación al trono do Femiando,
JK'i explendor íl la patria y luermicnlo:
*fi que eu la baja tierra oslas mirando
J
f>das la.s ,eosa,s .desde tu auto asiento,
'°*1> Aipalo! tú me .cuenta soberano
'° '<lHe pasa on el suelo .mexicano.
'•) Canto que obtuvo oil primor .premio de poefu ol Certainem que loolebró la Universidad
Ue
México ©n 20 de Octubre do 1809. Se le asigBar<xn
"dos medallas de oro, y cuatro de <plat8.
a
—2y7—
il.
Asi ii.',-. voces: cuando de ¡í'tiiíMití»
I'iiii-tk-wne que baja el dios propicio:
Su felice, llegada el cn¡inpo siente:
La r-a.baña abaiiidona su ejercicio;
lM.ni rsu curso la sonora fuente;
He aquí öl nümien por -raro Imnelieio:
Gozan ¡oh «imites! su presencia jirafa,
Y'ntended que sus cláusulas desata.
III.
Hay en México un templo fabricado
He Tica y milagrosa, arquitecluni,
A la rubia Minerva .consafrailo.
Que de j>ilo,ria lo llena ¡y hemnosura ;
Allí sobre su trono levantado
Apárete la diosa de ihr/ pura
Su frente oriui mío con »su« cieiiii/ias bellas.
A «llanera de candidas estrellas.
IV.
Allí sobre su esfera portentosa..
Y cercada de gentes (|iie ilumina.
Con toldo el aparato de una «liosa
Proclamar ;'i Fernando determina:
Baña pronta su cara de lumbrosa
Purpura, y encendiendo su divina
Palabra con que el mundo reverbera,
A la AjuC'i'Sea babló de esta utaucra;
—2Ç)8—
V.
'•Ru au candido «olio amanecía
El nimiancii do luz, alma del icietlo,
Iteimrtiendo a los swcs >su alegría,
Su gozo puro, su vital consuelo:
Cuando Infausta il a amcbo.... ;.<ntién diría
Que tnn redoute el sol, con trisle velo
Tina noche fatal isu luz cubriera? .
¿Su benéliea luzï ;,su luz primera?
VI.
¡IuXanido mail', la tierra en ei >nunnento
l'e monstn-uos se inundó, nie vomitaba
Uebrania.ndo «1 abismo: .su Uwnento
Geniebunida la patria redoblaba:
I-íloró lia religión, y el iseintiiniento
Al ¡pedio de los justos se lanzaba:
I^as labias se rompieron ¡de las leyes,
Y cayeron loa tronos y los reyes.
Vil.
AIM vaecs retembló la madre tierra.
Y bañada e,n la «an»ra de. inocentes
Víctimas al iciielnllo de la «tierra
Quino tragarse las feroces «entes:
Un mantón ule cadiiveres aterra
Al resto de los aniseros vivientes:
¥ entre tantas tau bárbaras escenas
La esdlavltud prepara sus cadenas.
—299—
vin.
¡Toatro espantoso! os cierto: yo lo vía
fMunifilo oí joven Fernando, el sol lien«oso
Do lu lí^paña (Mi su trono amanecía
Mostrándonos su aspecto luminoso:
¡Tristes de nos! ¡ay! sí, ¿quién nos diría
Uiitonces que el engaito ri.cruro.so,
liU'váiiílosclo íi Francia, nos privara
Dril 1 ionio jjosso do mirar su cara?
IX.
¡Es vonlad ! y on los lucubres unomontos
Quo nos ocultan los siniestras diados,
í'iiíill ibaniladas ni« pujaros hambrientos
Sobre eiiiiiipos de espigas coronados,
Knmiiiíías ejércitos sangrientas
I>e Uulroities cal fiwnia ile soldados
Cayeron, cometiendo atrocidades
Sobre indefensos pueblos y ciudades.
X.
Asómase la {fiienra, y vau cundiendo
Sus-tronadores fuegos la campana:
Sale la ímwrte del cañón 1 remendó,
Y a. su estrago despierta el He6n de Espafia,
Despierta, y -mientra A su rigor horrendo
Responde estremecida la montaña,
Corre & veniRat' ultrajes de su suelo,
Y en su ayuda ,se ve propicio el cielo.
—3°°—•
XI.
; Propicio cl cielo! sí
tic la alta cumbre
Desciende ñ nuestras 'bé¡lica>s legiones
Itel Dios do, los ejércitos la lumbre
Que i H il nui a il los 1 asirianos leorn'zonos:
AUil va la francesa jmKíliedunvbre
K.n fugitivos rotos escuadrunes. , . .
Dios estA con nosotros: nuestra sne¡r,te
l'ende tan sólo de su brazo fuerte.
XIT.
A! a tuna,.«pues, ¡ah América! y aliento;
Y antique el dulce Femando esté en Bayona
¿Lograra Napoleón el .loco intento
De arrancar de sus sienas la corona?
Animo, y fuerza, y ícelo, y aii'diimiento:
¡Viva Fernando! tráigalo Botana
A su patria; ;n.li!
¡Fernando!... ¡viva, viva
A pesar do la suerte mds esquiva!
XIII.
Asi Minerva al .proclamar <.-elosa
Ail défraie!ndo príncipe Fernaíiudo,
1 luego, nuestra Aim&riea gloriosa
1
ue sus solemnes votos renovando :
Entra en silencio lia celesíe diosa,
»'«"simes, icuail de un aiwíío reeordaiudo,
*_ ta-pulsoH tie su alegre fantasía,
Muestra & la España en asta profecía:
—3oi—
XIV
America felice, enjuga el llanto,
Enjuga é\ llaiiito, que benigno el cielo
J>oja correr all (teatro dul «»pauto,
Movido á compasión, uu denso-velo:
La anticua unadre te convida ni «auto
]-)emost\i'¡1iiw.lote limpio el caro alíelo
De la iplaga infernal que le Inundara,
Ï q.ue todos «us frutos 'devorara.
XV.
Ya no se oyen Oos truenos espantosos
De Mavorte cruel, que al orb« aterra,
Ya no se ven los eanupms horrorosos
Cubiertos «ou estragos de ila guerra:
O s ó la mortandad, y sus gloriosos
Triunfos celebra la ospnftola tierra.
Oegó Li pass canto la blanca aurora
Del monarca planeta precursora.
XVI.
Allí vienen dos bravos capitanes,
Y ocuipando sus plazas y enancóles,
Tremolan los guerreros tafetanes,
Y sus .sienes coronan de laureles:
La patria galardona sus afanes,
Y todas sus espadas y broqueles,
Después ide tanta sin igual victoria,
Se consagran ail genio de la ¡historia.
—302—
XVII.
iSniUil, iiLuil'as «leil Duero y Manauatnrcs,
Y ¡hnplad vuestra •cara ila-grlmosn,
Que el tieumiMi ya so fin" de lus ptwares,
Y lia Hcgnrto la edad más 'venturosa ;
Vive Pertnritido: vivo, y nuestros lares
Logran ya su (presenda milagrosa:
Vivo Feriiiuiilo.... si, ij«e en nuestras cumbres
CotïiieuKiui ya A brillar sus sauras lumhn«,
XYI1I.
Kl sus-piraidn su! de tias lvspsifuirf
A-sonut. pur ¡los ¡iMon l'irineos:
Saltüiii de JJOKO solva« y «iranianas
Quo tienmi au m Ira rio sus iwt't'os:
(.'(«iiiiiuí'iv^iise á «H visita las «nbañas
l'or dó vl«ue e] aimoi' y los deseos
Ile ia patria, que ú, Dios se lo pidiera
Co.11 lnv^'os votos <le .pleulml sinwei'a,
XIX.
Alf-gran&e líos pueblos y eiiulmU's,
ï al modo (]tio lias (pftjariis r-rm tores,
f'unmlo vuelve ;i las mustia« solert-ades
ï>«leitoso el abi'il con .nueva« Hures,
Todos eelolirum sus felicid-a-das
•'t--o.u cauto universal sus mw'arbu'os:
U^paîia se transporta, y su contente
Hlûohe de gritos la región del viento,
—3o3—
XX.
Abre Maninil sus puertas, y va entrando
lin -i>il «im'o triunfal ûe lia Y tetaría
A sus altos alcázares Fernando
Acompañado de la hispana gloria:
Su iti'ono lo recibe, eoronando
Su ilustre sien su vida ¡meritoria:
Risueñas sus virtudes le rodoa.it,
Y en-cotejarle todos se recrean.
XXI.
¡Bh! ya i» su grata solieraïun ta fluencia
Se •cubrieron los campos de hennosura
Huye de nuestras casas la indigencia,
Y sus gremios ya vio lia agricultura:
Colocando & la Igual correspondencia
Kntre el noble Interés y la fe pur;t
l.'niíi su proipia bse,nibada,il.i tierra
En lazo <le aquistad con la Inglaterra.
xxir.
T>a inocencia ya tuvo en sus estrados
I »nice arogkln de su aauor ¡paterno,
Y los negro« delitos arrojados
Por su celo bajaron sil infierno.
i Oh tti de los <pa»la<-ios estirolilartos
8ol>era.no Señor, ¡monarca eterno!
Ampara con tu brazo .poderoso
A un ¡príncipe tan dulce y amoroso.
—304—
x x i ir.
Dijo Mitien'n: y on ei misino instante
Toma su vois la fania vo«.-iiig,lera
Y por «»1 uii-olio mundo revolante
La iprevisión auiiaicia verhindern.
La turba île ¡os sabios eincu'iistante,
Oual si después de un éxtasi volviera.
3111 voces ii'apitió: viva Forndiwlo
Bl tetro de la Ks;paña gobernando.
XXIV.
Al punto «e otye concertado un Coro
Que hi misma Minerva lia convocado:
Brillan los ipremios de niedaHas de oro
Con la alma efigie dal monarca tunado;
l>ause A, los vates (lue en cantar sonoro
Las gloria« de Fernando han celebrado,
Y etilos Ha ponen sobre «War ya hocilio
lie afectos puros en su aiolile pecho.
XXV.
Mientras Afpulo estas i-osaa une contaba
La. brillaidora corte parecía
Quo eon vivos colores me dejaba
Su imagen ö u l u i (i,vil fantasía:
I j a Kleidad de las ciencias nie mirabel,
Y can risueño labio mi« decía:
Canta, tierno zagal, canta en mil coro:
Mfls no me daba un ictotteo sonoro,
—395—
XXVI.
Toil«) di?¡ui|i>ntw*: y yo agitado
I»c uu jíran placer, cu mi etliiipestre suplo,
]>« la cC'leVu'o .México apartiidQ,
Sa.lto ni o H'OÄO, ¡y ¡¿rito ilr c-ousuolo:
";Viva Fernando,!" canto alborozado,
"El rey de ilas lEspniïas!" Y íl .mi aullólo
Kespomlieroii festivas las montaña«:
"Viva Fernando el voy 'di» las Knonflas."
-—3°6—
SONETO
COMPUESTO EN SAN ANTONIO DE TULA
E S i:.\As r r N c i o N i - : * I.H'K H I Z O F ^ T A
V I L L A T'Oi: FEKNAN'IMJ VII, KN Kl- ANU
1>K 1N08.
ViVB
l»I
lU'lllL'ipt'
HUL'Sll'l)
'"!).
FtTlUSLldo,"
V luui'r-a "N.'ipitloán:" ;i.sí decía
I - a F i J l i l i l V U l d l l g l l T Ü <M r'illliHlO (I ÍM,
tjuy ii] nuevo Siilitn.lHk>r ilt:l volilllllo.
1-a.s villus todas iiior do va ti>;ksu.udo
iV'l&lii'imla fuu (.vîntes de altMíi"«*.
I'twiio auuaiidu A JJI iiUpana. monarquîu
ï>« <luo su Dio« ttobre ell« i«sl:A velando.
•,lt*){ot;[j«st! Tu In, y ni linimento
S*e- U.U'íí-i'iiu sus desiertos y mioiitafiiis
Kapei'imilu un ftdiss Bicacciüileütd;
Todo «s goxt) en MUS i'ústk-üís caUiiîins,
'lleyitkMitlo ni uill voces «le contento:
Viva Fm-immlo cl rey de la* Kspafisis.
—307—
LA GLORIA
DEL SR. D. CARLOS IV, REY DE ESPAÑA i
KU .MAX Olí 'IÜXDKCASI LA 150.
(¿»od [irevur evmiict. SimtqirîFilaiiioiauiilur.iliiiii. Nain I»IMIBUI>tauti prospera sigua iliwti.
OVJD., de rmil., 111), a';, clcg. 1î
¿Cou que al iprínclpo iCt'irlos desagrada
ICI "tormento" cruel Y ora forzoso,
l'orque uo sólo es rey do hm vasallos,
Sino aimigo, y también padro du todos.
Viva, pues, su clcuienelu: y «1 instante
Aplicando su brazo poderoso
Arrójelo del seuo <to la imtria
t.Jue no eou.slenk' detestableis ¡monstruo«.
(1) Compuso el autor este romance en eî año
de 1807 con el motivo de iluÜKTse referido en
un artículo de nuestros diarios el dt sagrado uue
cansaba ú Carlos 1\', true se procurase la ipives
tigación de un crimen ,por medio del torméntrt.—K.
—308—
Arrójelo: y un rmyo ilc «u diestra
Lo aviente lejos del a u g u s t o trono,
1'el trono (jiin roilcnu las virtudes
Más ha,la:,riieña.s y de afable rostro.
Kus-que otro a s i l o . . . . itero nui ú>seo, . , ,
'•fui*', . . . ¿se realiza eu lo que .vin» mis «jos'J
Alzad, Ksipafias, vuestra 'blanca i r o n i e ,
W d cómo sale ya de entre nosotros.
De entre nosotros el '•tormento" sale
Cou t i t u b e a n t e l»ic, con cieño t o r b o :
A su aspecto Uns reinos y provincias
.'J'ieuiililan del uno al c o n t r a p u e s t o polo.
]>e inl'auiiia sale, y do rubor cubierto,
Kxe de la crueldad ¡ufando a b o r t o :
Kl "ionneuito" fatal, que el inconfeso
Nitfriú gimiendo en formidable potro.
l*a nuche lo .leoiiipañn íiemebunda,
''ti noche de su origen tenebroso,
•-'orouada île esipecfms. que s e ñ a l a n
Absurdos de los luiiiipois m á s ignotos.
f-'arjiado de i n s t r u m e n t o s iuferna.les,
* ^«îtuîitti île .¡í'oiiiO'S satiS'uiliosos,
A los Aliólos se lanza, quo. allá tiene
Ku <q m>,.(l ••i'ictón" su j»r¡in p a t r o n o . (1)
U) Kn el artículo de. que hace mención .la.no*;t anterior se cuenta el horrible t o r m e n t o iludo
t'(>1' un tal " l ' i c t o n " á una Jovoneita de edad
• ' '•"'«> años, en una isla pci'lcmvU'iite û los lnKloses.--J.;.
KiHreteuluileiito» ruétlco». SI
—309—
A este tiempo el <iiiiu>riy IM j u s t i f i a
U l i ÓWUlu SI.' .piltftUl
íHllijítOtMI,
La 'liiuuaiiilihicl sus lá^rinia enjuga,
Y l¡iL tuición «o libra tie un oprobio.
¡Olí, viva «ii<wiiim< la ipiwUid de ('¿irlifc',
Kel tierno il.'ai'los, y en festivos modo«
Cantémosle Uliiuio* quo reipitaii ¡frutos
I)i; la futura e d a d siglos r e m o t o s : . . . .
;..Sueño. . . . ó es cierto q u e vendrá algún
P e htü circuido y sobre uubes de oro
HtiKc.il¡Mulo <>n las jíeu't.cs v e n i d e r a s
Los recuerdos m a s dulces y jjloi'iiv+osï
;.() es ilusión de. alegre f a n t a s í a
La bella ninfa que con blandos tonos
Se prepara á c a n t a r la m i l clemencia,
Deshaciéndose cu llijirinias do ÍÍOWJ','
La ninfa, os cierto, que ¡1 !o lejos viene
K.n el carro d e l ! lempo 'presuroso:
Ya su citara templa, y los murtales
La ¡miran y la cscueliíiai con ¡asunvbro.
"Carlos".-, .. no liay duda, s o n o r i z a can
La « l a t i t u d al príncipe .niadoso,
"Carlos proscribe del '•tormento" duro
" L a ley severa q u e a d o p t a b a el Uoilo."
•iCárlos". . . repite la esipañoia. fama.
ron.k»ui'lo «1 lai bin su elu,vín »nuin'o.
—3io—
"Carlas proscribe del "tonivctito" duro
"La h\v iSit'A'ora qiw .;<doii»tiiib¡i i\l <Jtnlo.-'
"Ciarlos".,.. ívsíiiunde redoblado id eco
Sotiüiulo ui'ütn» IMH- (d orí«4 todo,
•'('«.ríos jifoicrilH' del "loniioiilo" iluri»
"l<a lf.v »n'cra ijin' adoidaba el titulo."
l.Ha fíhii'ias dt-.l iniiuiirca »e Hil'iimU'ii
Cumio la luz del cHtlo stdit\> <d JÍU>1>O,
Y el iHuitbiv dulce del aunado Crudos
Hiuclie did inundo i-I ámbito :I<IHIII\U'OSO.
—311—
ELOGIO A D . L U I S SANCHEZ
ROMANCE MNiI>BC.V8II„ABO.
Entre tanto que «irt« ihasta «1 emintroo.
Como de «aero fuego humo oloroso,
El canto dulce del divino Síinehez,
De las -musas se alegra el suave i-oro:
Toca los himnos »leí favor maria no,
Que suseltnii un son mas delicioso
Que el que mueven las blandíi.s arboledas
Cuando bote sus alas el favonio.
Alégrate, Quei-ótaru. JHIOS 1 H*IK>S
Un ¡hijo que cantando más sonoro
Que el resto de tus «libios .habitant«*«.
A pesai- de la onv.idîn, es nuls que todos.
Mas no pretenda« alabar á Sánclioz;
Ponqué A inels que no estima los elogios,
Necesario seril pulsar su lira
Que puede comiipetir con la do Apolo.
—312—
R \JH GHRfi PEf^SOflAJE
IIOM AX< *E KXI >MOA,S I LA RO.
Parva quiiletn fateov ¡pro nuiguls .muñera reddl,
Cum pro confessa verba salute damns.
OVÜH0.
;.IIa¡blaró, ó callaré?..., Díetanif», Apolo,
Kl feble idioma (le los Iristos versos.
AsJ en In trente 'de oro el verde ramo
l>e esquiva Dafne so eternice fresco.
¿Mnw ü qué vienen dudas? ¿y á quí> Invoco
l'VibtjIosu deidad de gentil pueblo?
Lejos de mi fantásticos exordios,
Que el llanto con ficción repugna luego.
¿.Con rjuc por fin, Señor, pasáis â Kspaiio,
Y aipnvtjils vuestros ojos de este suelo,
''onde los pechos todos sou aliares
Quo el amor os erijíe J" el respeto';
'.Va no gustáis, Señor, del sacrificio
'»ebido A la virtud eon tine los cielo*.
Haciéndoos singular entre los hombro»,
Os producen gigante entre pigmeos?
—3i,v~
;,<¡uO diremos aquellos q u o ¿vi influjo
líciiifími y ellea/. ili' vutwtro fíi'i'i"
Konwis (rrtiitunw t a n b e n o l i d a d a s
C o m o - l a s ]>IJItit;is qut- cultiva el d u e ñ o ?
?.Quó d i r e m o s ? . . . . Anuí l:is sensaciones
De un ¡"miaño e n t r e tollos el m á s tierno,
Atropellun In p u e r t a de lo« labios,
Cual si peleasen por salir p r i m e r o .
Sí, Señor: c u a n d o veo vuestra p a r t i d a ,
Cuando <;u rciniolois países os couteiuplo.
Cumulo ya v u e s t r o ¡ u t x i l i o . . . . no hallo voces
Caipaees ,(U' oxipresar nil sentimiento.
El terrible eseuadr6n de las düs^raeias
Pareoe n u e nie cerca, y q u e estoy v i e n d o
La í'oiuuidablc paren que amenii/.a.
E n triste situación unis días postreros.
'Mas ¿ q u é vil no» temores me c o n t u n d e n ?
;,Yo iprorruiupo e n delirios, cumulo t e n g o
Ku 1:1 luriîîi exíiH'rkMH'iii do i'avoivs
De dulce ju'otecclóii t a n t o a r g u m e n t o ?
No, Señor: a m i q u e en medio ¡»riiuiW íiuivss,
Vos seréi« comió el sol, q u e desde ol cielo,
No olmtivute mue se opone el terreo globo,
Ha.ce v e r i»n ,1» luna «us reflojos
Y pues la insiituat-ión del c u a r t o Carlos
OB llama ya para su real consejo',
—3 r4Idos, Señor; m,a.s ¡tutos c u e a r g a d m e
Al digno sucesor del «nulo v u e s t r o :
.Lo mismo iw pido p a r a con el sabio
KU1 i :iÍlimîiiî,ntI-;K]in1, poiiijno co.i¡te<miph>,
Sí, Señor, que me quedo ya sin .pad»*;
Vuestro favor no ha sido p a r a menos.
I>c h u m a n i d a d á oficios t a n e x t r a ñ o s
Ks fuerza que l e n g á i s condigno premio,
Ha« all« de do vumos q u e r e l u m b r a
l'il fogoso escuadrón de astros etéreos.
Otra vex el dolor me sobrecoge. , . .
ïdos, Señor, seguro en que los tiempos,
A u n q u e Uipeslados se .hallan de •enemigo«.
Ho^petarán sin duda el valor vuestro.
Olí si t o m a r pudiera lo* colores.V nu r e t r a l o f o r m a r el nuis eompleto
1*0 las heroicidades q u e os grangas-ron
J'ítlllos, cruces, encomiendac». p u e s t o s ;
l'ero vos no c u s í a i s de los elogios,
IVipqiK» haciendo lugar á lo modesto.
" ' ) v u e s t r o .inicio sun las nlnliajiüii«
''•mini las hojas q u e a r r e b a t a el viento.
l>e reponte nie a s a l t a n lo« tumores,
' ^ v u e l t a la región del s e n t i m i e n t o :
A
l>en¡is en h) tierra es conlempla.ba,
C u a a ü o y a sobre el m a r os estoy' viendo.
•vs—
Mas ;,qué importa. s\ ol cielo on vueslra vida
Se Interesa, (Señor? Ya nada Iwmi:
Noptuuo mirtino uinaiidanl â his olas.
Que paso ni) os impidan ¡por su reino:
Kolo calmará con su imperiosa
V07. los enojos do encontrados vientos,
Y el bramido do horrendas teiniiostados
No l urbar« vuositro ¡Uiinio »ereno.
rareeonne mic (»cucho de Trilolios,
Y do afables sirenas los acentos,
(¿no halaga mío vuestro oído, «H terminan
K.n modln« consonancias pianos ecos,
T*a nave entonces, como acaudalada
Con un tesoro de tan grande precio,
Se engolfa inás que ol Argo enriquecida
Hasta poneros salvo en feliz puerto,
Asf lo pide el insís dichoso osclavo,
A quien marcó do gratitud ol sello,
Levantando llanta el cielo, coimo os justo,
Entre el amargo llanto, humilde ruego.
—316—
EL NIÑO AGRACIADO
JtOMAXOK KX1WAKILAKO.
Verso« quiero Melito, y yo deseo
f "oilljïîiit-t'l1 sil« íunrtivs: y por til lito,
I->i> formaré un retrato primoroso
I-*ol agraciado niño que Idolatro.
Mira ¡oh Melito'. qué a«radable hechizo
SP presenta íí tu vista, y ewiln ufano
f <m las ripientos Acres *¡ue So ciñen
'•rfi* nuevo primaveras ilc sus años.
Mira su cuerpo, todo compartido
fon grata protporción á su taniaño,
"wnl sauce pequeñuelo que se cría
A Ins orillas del arroyo claro.
^Mirn su rostro cual jibrll risueño.
<-iial »hiedras sus ojos azulados,
Ï cual tempranas rasas sus mejillas,
cual clavetes sus purpúreos labios.
.V7—
;.Xo te riiha (4 carillo? ipues ahora
('o'Uitomjtíii do mi Adonis los encantos.
Y admira, cual discurren sus potencias,
Al moil« qiM1 en el cielo v.'iii los ¡i si ros.
Admira su iiiBiniu'in, ;inió" felice!
Su euloiiid milieu to ailtniírtilo ;cuán :llto!
;Su voluntad'..... ;sus juegos inocentes
Que de su Ucnio liedlo eslíi exhalando!
I'cro aguanta. i¡ue el niño está pidiendo
Con iuslaiR'Iu ii.l pincel, la mejor m.auo.
Y asi se le dareimos con adornos
Que lijtiWin inestimable .su retrato.
;, No lo ves con su libro divertido,
Sin triscar eti montón, con los muchachos?
,'Xo lo ves en la gran cahwafta.
Y aritmética custn adelatthulo?
¿Xo lo ves eufln sumiso íl .sus inn.yo.ivs,
Y ¡1 la virtuosa Olori, cuyo amparo
•ToiitAs le faifa, <1P.«ÍU> Í[1IP la »merlo
I> dejó hnorfimito en suelo extraño?
;Xo lo ves á su Dios qué reverente,
(¡miniando sus preceptos sohera.tms,
Y para dar o! lleno á sus deberes.
No lo ves en el templo sacrosanto?
i.Ya lo ha.« visto. Metilo? pues haz cumula
Que te viste al espejo
;ay! teute canto:
—3T8—
No le SHcciiii ¡«.y no! lo i\w ft XnrcWo,
Quo lion*) rio sí propio cuniinovnilo.
Toilo á IHos lo dehemos: tintín es nuestro,
Asf escrito lo venios iior Santiago. (1)
Huunlléinionos ipues, Motilo mío,
Y alabemos ft Dios por dones tantos,
(1) Oimie flatum optimum, et o.iune ilomini
perfootum tltwiirsnin, et rlescmulens s\ pairo lunitnmu.
iS. JACOB., Kpist. en tili, eaip. 1. v. 17.
—319—
CARTA À UN AMIGO
nOMAXOE KNIiKOASlliARO.
Ananas ol contento daba tresnas
Kn que enilN'bidn l;i aima se recreaba
I .oyendo do tu carta los reuniónos.
Cumulo Invino âne i m « ¡i contestarla.
IViro no im do ser, dichoso amigo,
Quo entonces ¡n¡y de nif! te conlt^taní:
Porque aunque puse mwlios oportunos
Todo« fueron ni flu empresa« vanas.
No suspendan tu juicio admiraciones,
Si digo que iinil cosa« y muy raras
Al emi»eiio gustoso de escribirte
De mi pluma los vuelos estorbaban:
Que nues s*» bailaba ¡a¡y lúgubres ínmunrias!
En <?1 golfo de amor entre olas tantas.
Mi ipohre corazón <>r¡i juguete
Cual 'triste navecilla entre las aguas.
—320—
Con que ocasión pacífica y tranquila
Para cumplir cou cosa« rl« inLnortaucia
¡Si emisivo como ahora, es porque el cielo
ES niiii" serena y calina la borrasca.
Eu esta lutelipeiicia, yu ivo cl «du
Que disculpando, ainiigi), mi tui'ilniiKa,
I'asaras -ií oscueliar lo que contiene
13« ta respuesta üe tu dulce carta.
I>a recibí con gusto, como he dicho,
l'orque tili ella me expresas la atunlauza
Que hiciste tie "Fulana," á la clausura
i>e esta siempre virtuosa casa santa,
Kieu pudiera decir que fugitivo
Saliste, nrocuraiiidü íierra salva,
De la.s ruinas que ¡1 Troya predecían
Las tramadoras Insaciable« llafiias.
O mejor: qtu\ de uu ¡ms¡cl advertido
huyendo, de Sutloma te apartaba«;
Portäue llamar podemos propiamente
So-aóma dp eslos tloiuipo« a "Fulana,"
i Qué bien hace;* en lili ir'de los peligros!
Nos lo gritan la« |K'iwina.s sagradas:
^ e e]ioS w> librarán los que los huyen,
Y
en olios ilaríin fin los que lus aman.
A-sí triunfa -Tose ile una lasciva;
* en el tra.uee mayor de la bu falla.
—32I—
A trueque de salvar su casto ipecao,
Hanta el abrigo pierdo de su capa.
Mas advierte <iuc aquel que lio procura
tin sus buenos propositas constancia,
l'eiveerâ sin díala, vwrquu sólo
AijiU'! que persevera e! vit-tor canta.
•SLiïiK» pues, signe amigo, tus empresas,
Y ni aun la vista vuelvas á "Fulana,"
Que sus deleites sou cuino la espuma
Eu el mar, ó eu el viento la hojarasca.
Annaíe tic imtler contra las vicios
Ton los fuertes escudos <lc la gracia,
Que vnta al fin premiará tus buenos lieeuos
Con triunfante laurel, gloriosa palma.
Y en tanto que.á los cielos te encaminas,
Mira dt! qué te sirvo y qué me inundas,
Pues skmipre te será •muy tíel amigo
Fray Manuel Navarrete, quien bleu te alna.
—322—
OCTAVAS
AL M. R. P. F.JOSE MARIACARRANZA
FUANIMM'AN«! Uli 1.A !'KOViN(U !>lï MlOHlIAI.ÀN.
I.
Ilija terrible del obscuro avonio,
Minist™ do la >parca enfurecida,
ltowtH'ta la virtud y amor .paterno
Itol fivnn ('arninna <-ti su ¡HT^OIKI y vliln:
¡OU diestra .poderosa del eterno,
K«a furia sujeta embravecida
Asi el 1 W K (i ,1e. un hijo y al instante
Abre cl cielo sus puerta« du diamanto.
II.
Cömo alba hermosa dü eaudor bañada
wja
sí, del empíreo, & tod<a priesa.
"-a -piGda.il del cierno, y azorada
1J¡< enfermedad dejó la rica presa:
'"1 alearía lilia.l alborozada.
Xo cabiendo en el aluna, así se expresa:
i Oh, vi V 0 ,,] Krnn du-i-n.n/.ii ! que ¡promete
Su
ímiparu al pobrocillo Navaiwto.
R
-323-
A LA HOSPITALIDAD
EN KL DIA
DEL MUY REV. PADRE FRAY JOAQUIN VALDERAS
ruiuK i)i:i.< oNYi.NTI i m-: s. u AN tJüiaun
ii.\ LA cu DAD Di:.s. uns rui'osi.
OCTAVAS.
I.
Anoche, ¿i tiempo que tu alegre Uta
Empezaba su curso presuroso,
Cargöseme eu la débil fantasía
Un ensueño, %auLMrue grave, misterioso:
El esqueleto de la parca impía,
El esqueleto triste y horroroso
])e la paren vi anoche ¡ay Dios! tan f e o . . .
Que otra ve/, rae parece que le veo.
II.
Tu vida acecha, que velando estaba
Sobre el alivio de la entérina gent»:
Ya templa el arco, y do la horrenda ¡tljaf-f*
Un dardo saca ipresrmwimente:
—324—
Iba ya á disparar, cuamio asomaba
Como alba iwrniDsa i>or el rubio oriento,
La ¡ihu.'L hospitalidad, qui! desde el i-íelo
Baja .1 la (¡erra eon airoso vuelo.
III.
• Cual nombra hermosa j>or la noche obscura
I^a descarnada reina de la vida
Huye, y la diosa il la celeste altura
liu sus brillantes alas fué subida:
Voy fl, cuu(¿ir entonces lu ventura;
filando con «nave acento repetida,
t'ua ve» des'i>erlúme que decía ;
Viva Joaquín, que es gloria de esto día.
Entroteuliuientos, Poéticos-Jí
-3-'5-
HÏMNO A MINERVA
Kubia Minerva, que del sumo Olimpo
Al bajo suelo descendiendo ufana,
litt uoohe ahuyentas ¡la horrorosa nociho
I>e la Ignorancia!
Hoy nuls que eu otros venturosos días
Te viera el «¡undo, enano enguirnaldada
Do ciencias puras, que la fonnia hubieron
De estrellas claras.
Te viera, cuando con el cetro regio.
Que el orí« culto de las letras manda,
Hiciste seña ..« juntar consejo
De ilustres ¡limas.
tt) Uno que se lii'mó en nuestro diario "Castro Duvepi," dio en él á luz una ¡producción.
que después resultó ser abolía; por lo que *e K'
eucarjïo al i'. Xíiivarrete que compusiese este
Himno, dando gracias á Minerva por el descubrimiento de este ladrón literario.—K.
—326—
Luego llegaron los .varones doctos,
E instruidos todos «11 la grave causa
De Castro ¡oh dioses! de las aUas musas
L,adrón de fama:
Unen sus votos
la seutecia intimas,
Abri eu do «1 labio de ardorosa llama:
¡Oastro i>ereee!.... retemblad horrenda,
Turba plagiaría.
Y ¡olí tú la misma luminosa dea!
Minerva, antorcha de la nuuva Arcadia,
Benigna acepta nuestro litigioso
Hlmuo de gracias.
—327—
AL ILMO. SEÑOE OBISPO
i>ELKi:kVO IftISt) III, l.KOS
DOCTOR DON PRIMO FELICIANO MARIN,
Cuando estuvo tm su visita en la villa
de S. Antonio de Tula.
Etico ist« veiiit »aliens i« moiitibus, trau sillons'
colles.
CANT., (.'. II, v. S.
ODA SAFICO-Al)ON LOA.
Ven, padre ilustro, ipríucltpe snjivail»,
r o r osos «umitas do la martw* si«T.'i,
Qtw* se Icvautau eon soberbias cumbres
Hasta las cielos.
Ven y & tu vis tu saltarán do JÍOZO
Mis corderinos, une eon voz doIUmle
LifiiHiiiu ansiosos al pastor benigno,
Ta» suspirado,
-328liijo así Tula: sm collados altos
Su voz vfipiteu; y t;l pastor entonces,
De sus ovejas escuehando cl eco,
Llega Volando.
V.oíaiído an-tuas île su animr pa torno,
HIT nuestros hires entra acompañado
T>e !a eloiuencia, y otras mil virtudes,
Qu« le lia ceil corto.
Alíunl, montaña«, îa escalpada freut«.
Ved como sale do entre esi>esos Iiosqnes,
fJiinl por nublados el radiante Fol»),
Dando sus luces.
Ka lud, decidlo, Feliciano grande,
Mil veces grande; y «1 cayado ! Lustre
]>e nuevos reinos, en tu mano saina
Slmn^re nos rija.
—329—
JOSÉ ESPARZA
ODA SAFICO-ADONICA.
¿Qn£ Dios oculto, niño prodigioso,
Suave lo inspira tau graciosos metros?
iQnO Dios benigno cariñoso inflama
Tu numen tierno?
¡Al»! cuando pulsas con airosa mano
Para imi elogio tu dorarlo plectro,
El mismo Apolo, mira como baja
De su alto asiento.
Cual tropa alada (te canoros cisnes,
Mira ya bajan con glorioso empeño
La* bellas musas como arrebatadas
Do tu almo fuego.
¡Ali! ya te ciüen con sus blaudtis majios
Tus sienes. doctas de laurel eterno:
Ya templa« todos de su orquesta dulce
Los instrumentos.
—330—
Yo eautUiho.... aa cierto, citarais simantes,
Quo iK?rnni>aüa(l¡is do himnos phu-cnioros,
Salvt! tjí dicon, ni fío el ¡mils n'ra cítiso
De mií>fil,l'(>íi 1 UM upes.
Suive, ¡y líis lucos di1 HI saliio padre
T(> nlumibnjii sk'iiuipi'o eumo Ins do I'olm,
<Jno se proiptuisiin en lumbreras tullías,
fíatao J(MI PKJMJOS.
Nalvn
ai*í cji.nln.il, cuando rojiciitiiii)
l'une ¡i los labios \"\ .inionibro un d<>do
Y oiinblenia propio, cuino muda osla tua,
Soy ûW silencio.
-331~
Al,
I,IL'ÍÍNCIA1H)
DON JUAN WENCESLAO BARQUERA
ODA.
Cuando el Militar oI¡i
En que «aluda ¡1 ki alma primavera,
Kl níiiiiiei) il« Harqiwra,
Trti'Kln.dAsO'ine acá on la fatil.asía
Una visión que sólo
l'udlom celebrar p.l ¡¿muilu Apolo.
Vf, quo la ninfa borinosa,
Movida. <le su estilo soberano,
Corriendo i)Oi' ol llano,
A Barquera SB acerca, y cariñosa
Cifle la docta fronte
Con »11 interna guirnalda llorock>nte,
Y que IUOÍÍ« 1° poiMí
Con amor ea »u falda, respirando
tjn aliento si mas blando
De nardo, ele Jazmín, y de anemone,
—333—
ijiu- lv i-DiicilÎji g r a t o
Kiii'ñd« l't'lici'S de tíi 11 ilnli-o rain.
Mientras i|tn l ¡iiacunlei'o
í.'im U'iincw Knplns c] ¡favonio .lindo;
Volando p o r t i prado,
líct'l"*SC<llKl S11H Sífilis 1ÍS1>11.)«U"0 :
INirqnfi Ji'SÍ lo onleiialiíi
IJÍI r e i n a íl« liis íloniK qui? ¡lili « d a b a :
Y quo algunos poetas.
Quo liiiinliión su (»inpefiaban. a l a b a n d o ,
Y sil« saludes dando.
E n cfiucioims Kuíivts* y iViseretaw,
A la illown del prado,
Mlivitinii la (KTisión t o n desagrado.
Y al catur, ijim .mi m u s a
Ku 'humilde HMiijjunje mi! ilwín:
l'orque yo In i*>ilía
' i n n t e m p l a r a uni put ire <M>riui]imsn,
"AOÍ'VCÜIIO fl B a r i p u ' r n , "
Cuando cuntes la liennoisa. p r i m a v e r a .
—333—
TRADUCCIÓN LIBRE
DE UNOS DÍSTICOS HECHOS A LA CONDESA DE SUZE
Por M. Fieubet ó por el P. Bouliours, ( 1)
"Quae dea sublimi veliltur per inania eurrn?
"An Juiiü? Au Palla«? A» Venus ipsa venü
"SI genus inspieias, Juno, «i seriipta Minerva.
"Si speet.es ocultos, Mater ajnoris erit,"
¿Que diosa llena la reglón vacía
Eu su cai'i'o «ranüIosoV ;.Ks Juno acá so?
¿Es Palas par ventura? ¿ó la aliña Venus:
I*a misma Vénus que iine ai-roba tanto?
Sogftn su descendencia es la alta. .Tuno;
Y Minerva, según sus libros sa>bk>s;
Pero según sus o j o s . . . . es, no hay duda,
La madre tierna de Cupido blando.
(1) Diccionar. de los Ilomb, Grand.
—334—
SONETO
Celebrando el templo de los RR. PP. Carmelita» de Celaya
Fabricado par el célebre Tresguerras.
Queriendo !u romana aixiuitectura
Osteutar «u Colnya su grandeza.
Por "Tresgiterras" levanta « m flnupza
t*n templo de liinífriíficji estructura.
La majestad, 'la ¡gracia, y la hermosura,
Unenae il un tiempo con igual .prestesia,
I'flréclendo e! total de aquella pieza
Un imilnsi'o üe\ arte y la .natura.
Lo v« la faina, y con SUÍÍ boon« ciento
Alaba del artista primoroso
lia rica erud.lel6n. y el gran talento:
Y ti monstruo de -la envidia snngutnoflo.
BxbB.Uindo pestífero su aliento,
Huye velos a! tártaro espantoso.
—335-
SONETO
EN KLOOIO DKL EXAMEN QUE TUVIERON EN SILAO LO« DLSOITULOS l i E ' l í
l'EDRO ANTONIO LIKIiNANDEZ, MAESTRO DE PRIMERAS JJOTRAS EN AQUEL
LT U i AR.
"Eecc futums populus."
(il'tttilS OSeUClUi» ÍHH lWltHjteS ítorOS
Respiran vu «il «legre lüaauía
Al influjo del sol, quo les euvía
La. luz tie mis benignos resphuidores.
Con motivos no -menos Kuyeriotvs
La tlonm juventud, nue Hernández erín,
De ciencia y tie virtud on este día
Exhalan anil suavísimos olores.
;(>h sabio el preceptor, que ha demostrado
Jíti tantos niños de su docta escuela
Lo 'que puede el estudio y el cuidado!
¡Venturoso Silao! torre, vuela,
Ciñe su fronte de laurel sagrado,
T en tu futuro ipneido le consuela.
—336—
CUARTETAS
DE UN NIÑO A SU PRECEPTOR
F i n i t e tinaoslTo, y a que us fiumsa
Ii'iistirisüi.i' tu cumpleaños,
Hújitimi tlee.ii' ipi-inw't'o
l'jtt i | l l l i s l p l ï t l ) (Ml <*Ktt' (.'[ISO.
Dias pcnUme i*i qui™ imjuwo
Que !HU'H1I*)( fouilo ijasííii'iiiiKts
(.Jon vorso an i«sl¡is l'uiK-ium's
TAIS pnbrocstus íníielliK'-lios.
'Ciiimi si l'iuH'it lo -misino
Hitroi - un VÍ'VSÜ no nnilo,
Quo a m l a r l:i "CiisquiliiniO'-lii,
O .lutfftï ipl'pisltiuîtos.
A lu VtH'llillI, qui' no ipiulo
OîtiisariiOi* limyor «ililit'U».
l'iM'qut» i1 s ilw.ii- quo moitih'Jiius
l i n l<» lopins del I ' t ^ a s o . , .,
—337—
¡Ay Jesús! que soy limy chico
Para su¡bir á caballo;
Y i>ava auf son mil leguas
lias que Jiay de aqui basta el Parnaso.
A mus île que. sou las inusas,
Según señor Garcllazo,
Vaya un falso testimonio.
Que ä bien que es Oía de tu santo,
Unas niñas melindrosas.
Que no es que les nacen caso
A Jos tontos, como yo,
Sino como tú, ü los sabios.
En esta suposición.
Perdona al verso prosaico,
Y sólo atiende al deseo
I)e que viva« muchos año<?.
—338—
SÁTIRAS
Contra poetastros maldicientes
"CitijH serrare iioícrit critico talo tiiinpure faninnil
JOAX KlUEYKC.
¿QU'K'LI iKXli'ii, ai fti il<ii"vasna
Hoy l,i nuis l'uei'I.L1 c«.u¡sm'n,
Ooiitíurvaí" la lUmia. puní
Do su lustro, liunoi' y t'iun:i?
•339—
ADVERTENCIAS DEL AUTOR
i.
No obstante e-star reprobado por el buen S'uslo cl uso île equívocos eu todo género de poesías
los uso on la síUíni por iparecermo que, eon 1"
moderación debida, «ou •muy ¡il intento, «egún
el carácter burlesco que ésta debe sostener.
II.
El monigote satirizado, no va alquila ix'rsona.
eclesiástica: os como el .sacristán de mi lien"),
que aunque le vemos eon su roquete es tan clérigo como los Santones de Turquía.
—340—
VEJAMEN
Al descubrimiento de cuatro poetastros
Ya que sin máscara OS veo,
Y sin la menor disculpa,
1'agando vos vuestra culpa,
Cumpliré yo mil deseo:
Y aunque poeta no me creo,
NI de pintor tengo nuda,
Es fuerza que de pasada,
Logrando de la ocasión;
Tero eon sucio carbön,
Os tire una pincelada.
Mojar quiso alucinado
De HeUcoua en law espumas
UTI "cagatinta" sus plumas,
Aunque escribiente "pelado;" '
Pero ya ha visto el letrado,
Cuando las aguas penetra,
Que su audacia, sólo Impetra
Un humor que nial le pinta,
l'orque un pobre "cagatinta"
No hace eu el l'aruaso "letra."
Enti'otoniiiiiuütosPoéticos.-23
—341—
Como tiene en calzar "pies"
Noticias nada confusas,
Los piesjje las sacras musas
Mide "nioneiuí'" hiuy cortes:
Le aconsejo, que después
De reflexionar un .i-ato.
Advierta con iníls recato,
Que el i>le de un verso »a mido
De otro imodo del que pide
La tosca llorína de uu zapato.
Oyendo decir: Parnaso,
Un "monigote" se inquieta,
Que aunque no cauta poeta,
Pero relincha pegaso:
Bien es lé contenga el paso
El que le cantan saitusUí;
Que se desmide el zoquete
Del habito clerical,
Que á todos parece mal
Un pegaso con bouete.
Un cojo en fin, con empeño,
Dijo coplas que en-tonada,s,
Pidiendo estaban prestadas
Las rouleras ft su dueño:
Malo fué su desempeño;
Y asi en el presente caso,
Considerando el atraso
Que le causaron los "pies,"
—342—
Infiero sin duda es
"El que rodó del Parnaso." (1)
Ya con esto se acabó
De lus cuatro el aparato,
V la esnada ¡garabato
S lu duda se les volvió:
Y aunque (picado fui j o
Eu su platillo mal hecho,
De estar ya muy satisfecho
Usté retorno es señal,
Quo aunque uo les haga mal,
No les puede hacer provecho.
ti) Glosa iloj primer verso de la décima con
Que cm'umirou los poetastros su libelo, y í la
que piuäiei'uij por mal nombre "Auapronta."—4..
—343—
MOTIVO
DE LA SIGUIENTE SÁTIRA
Uua ensaladilla, que produjo la ociosidad de
algunos "pseu do-poetas," como se Infiere del
contesto de las décimas que anteceden, ocasionó que todos lo« días salieran al iteatro del público diferente« paipeles infamatorios. Esto victo llegó A tomar tal incremento, que á instancias de algunos buenos amigos pretendía la exterminación total de esta canalla: cou este motivo hice las siguientes Octavas, que al cabo
no fueron bastantes á conseguir el fin, porque:
'Terversi difficile corriguntur.".—A.
—344—
AZOTE DE PEGASOS
POR UN PAJE
DE LAS MUSAS Y COCHERO DE APOLO
SÁTIRA
CONTRA 1'oETAKTKllS
MAUJIÇIKNTES
BICDICADA AI. TRIIHÎNM, Uli Al'STRIA.
I.
¡iMchoso, alegre, ntumorable tifa
Que no verá juinas su triste ocaso!
^'lígame Apolo, ¡y como la poesía
florece eu las alturas de! 1'arnaso!
No es ftste tiempo, no, como solüi.
Manilo hubo uuero musas y un pegaso,
1
nes-lioy 011 .horizontes muy inirenos,
Los pogasos son más, las IUIIÍJÍIS menos.
II.
^las no torios están, segfin ivflejo,
^ n lo« Ionios dispuestos ¡l la "silla:"
A1
Sunos hay que quieren ''aparejo; - '
el "carretón;" cuáles la "trlSia,"
—345—
l'odías ;ol) grande Apolo! íi mi manejo
Algunos .señalar de la cuadrilla:
A«! de esquiva Dafne cierna mente
I.osv ramos ciñan tu dorado frente.
III.
Ya ves quo para un "Hiplo" fuertes* lazos
\ o tenso, ni Mtbi'é llevar las riendas,
Y que. siendo muy débiles mis brazos
Digno no soy do tnJes eucotmiendas:
lia« ningunos serán los embarazos,
Y* mis arbitrios minchas, cou que «tiendas
A que si haeerane un Hércules no excusas,
líestnuraitíui su crédito las musas.
IV.
No dudo tu favor, y pues propicio
IJR ucencia me das, ya tomo el palo,
I>estinatido uno tí otro fi mi servicio.
Aquél ó éste, aunque, salga bueiw 6 malo:
De ecuestre domador el ejercicio
Desde luego yo propio me señalo;
Mas si en tal elección dicen que yerro,
Que se borren á coces e.ste fierro.
V.
Por allft entre el tropel de la manada.
Con cencerro al pescue//o, el guión se encubra
Fuerza serít que le eche una lazada
Sin tumbar el gregiSeseo que !e cubre:
-34&
Vou^a acá el roeimiuite, A quien de mula
Kiwen los bríos de poeta que descubra;
Pues relinchando Hlemprc detracciones,
Sftlo o» la "paja" dit sus mordlseones.
VI.
¿No eres tú de la turba maldiciente,
Capitán coceador, cuadrupedante?
¿No ere« el uiordedor míis insolente,
Y del ajeno honor can vigilante?
¿Cómo, siendo caballo, ailit. eu tu oriente
To uve volviste yerro en un Instante'.'
Metaiimn-fosis tal, que tú la expongo
De caba.llo y de i>erro haró un diptongo.
VII.
Encintado, ¡mordaz, antagonista,
Yo cortaré tu pluma volantona
Que sin ¡pasar de sucia borronlsta,
Alborota las aguas de Hellcona.
;No se cftmo hay paciencia que resista
En Apolo una pluma revoltona!
¡Y que no hay i-lsor que le despache
c
o n que allí no bay zurrapas de luiisaeh«!
VIII
Mas si del mismo Apolo la «nriel a
^le manda ¡hacer lo que mejor me guste,
Desde ahora, condenando la malicia
Öel eatuslasta idiota, le echo ua "fuste:"
—347^
Y in«»« quiere el rigor de la justicia
Castigar de su IM>OM In uto «iiuhustc,
Sin .que haya aipeiaoiou, sera muy bueno
Que en lo quo voy diciendo masque un '-freno.'
IX.
Entre tanto, oh ipegnso revoltoso,
Humilla la solwvbia de tus «la«.
¿ Por qué de Helicon subes furioso
Las cumbres, y en SU corro te acorra las V
El mundo ya te «hifla, que auuque brioso
Itodando dö'la cima te resbalas,
Sin 'haberle »ervido A tus alone*
Tanta copia de "¡plumas" y "enfiónos."
X.
Tii eres el que discurre entorpecido
Con razón, 4 tu ver, imuy poderosa,
Torciendo íi, cualquier cosa su sentido,
No» descubres una alma prodigio»:) :
De lo irónico, tú solo has sabido
Realidades sacar: ¡oh qué grau cosa!
;.Y asi dirán que Aqtieo uo sabe nada,
Con virtiendo la olla en una almohada V
XI.
Tu eres el que en las aulas difamadas
De lugares sacaste los más bellos;
Consecuencias del todo uo esperadas,
Como suelen decir, de los cabellos.
-
3 4
8-
d m razón de tu lógica est.¡wupaila¡*
Se L'-ejïisti'iiu las lucos en aquellos
HítSKos île tu "cañón" execratc-rio,
Que hoy vuela u eu un .parto infamatorio.
xir.
Eres hiibll, HO lin y il tula: y ¡mes que lo evos,
Todos los qu« lo sepan que te alaben.
Que serán il ml ver, miidia« mujeres.
Porque hombres, nocos son lu* que lo saben:
Mas, eneontrados vnii- los ipnreceres,
Pues alcen, que las letras que. eu tí cnl*>n
Son tan malas que, ;i<L flu si las iienetras,
tiarabatos verás míis bien que letras.
xin.
Eres
¡pero ¿qué no eres? buste, baste;
l'ônqne si un cuerno tíí te definiste,
En aquella inia.ruca que jugaste,
l'^ieraa será que seas cualquiera chiste:
A. tus contrarias piedras endonaste,
^ Por blanco â sus tiros te .pusiste
'•Vaya, â que todo el euevuí) »o ¡machuca
81
seguimos jugando a Ja mamen?
XIV.
•l*e los lomo« nie a.peo de esle salvaje,
* *Q lus. de otro me subo al primer th'i>:
»oto alante, que solo por el traje
—349—
Uu en bal lo te juago, si te miro;
Pero si mils observo tu pelaje
Cuando cerca te veo, yegua te admiro:
Con lo que ambiguo e.1 género te tacho.
Pues ni bien eres hembra, ni bien macho.
XV.
No sé por qué motivo, ul sé en qué arte.
Convenga ó uo conive.iijïit, este Andrógino
Se mete de "clarín" en cualquier1 parte,
Echando "cartabones" con tirar« tino:
Coloqnese entre Vénus y entre Marte
Kl que confusamente yo delirio:
Quizá porque lo observo de dos ases,
Las "medida«" trocando por compases.
XVI.
No es mincho que no encuentre su contrario
El "Aspe," si comió él nada se vicia:
Al prójimo ya muerde estrafalario.
Ya en la fama se ceba <su 'malicia:
I>ebiera conocerse el .perdulario,
Para no derramar taina hnmnidieia,
Y saber, cuando ni asno no lo aduno,
Que en cuanto asno es mayor que otro ninguno.
XVII.
Baja ya, Menalipe, las oreja«,
Cajonera que fuiste en algún día.
—350l'usadas de tus crine« ins madejas.
No suenes mils tu l osea ohiriiufn;
Mas tti orquesta entro roñen» comadrejas
Quo no deje de armar su algarabía.
Plies casada con Colo, eslfis lau lucha.
Quo tu estilo on soplar os cosa mucha.
XVIII.
Si en el mlisieo e&trueiulo, ya tu .pfcto
Mientra« mas acalora menos medra;
I>lme ¿por quo no matas tu apetito
Desordenado á hablar, contra una piedra?
Kndonarte un "atari's" solicito.
Que sj bien te fatiga, de Saavedra.
Xo te oivldes, sedienta Menalipe,
Procurando tragarte la aganlpe.
XIX.
A esta yegua la júíiuima le pongo
Con 'perendengues mil, que ya en ti caso
r>e un "Alce" que fl su fierro me dispongo,
Observo el natural contrario paso:
I^esde luego alcanzarlo nie propongo:
Ya corro detrás de 61; ya le eolio el laxo;
Ma» aquí »e me vino ü la .memoria
I*na »i no lo es, parece historia.
XX.
San Pedro, cuamlo «lift se ve en la entrada
*>* ao sé que lugar, se apea violento,
—351—
V Quitándose el manto, queda honrada
La espalda de su rustico jumento:
Ksta acción, íi mi ver, Interpretada,
IÍO que quiere decir, pase por cuento,
Que el «añilo predecía, que de su capa
Rstiipido algún "Alce" liaría gualdrapa.
XXI.
Corremos el paréntesis, que puedo,
Si pretendo aplicar el cuentee! Uo
Al "Alee" de que trato, no le quede
Ni e! contingente honor de. borriquillo:
El su?*so i'i'rece de adrede
Se invento para cierto juguetillo,
Y sea tiro, empujón, ö ya cabriola.
Hizo de "Alee" y de burro carambola.
XXTT,
En efecto, fue así; mas ya «o quiero,
Aunque es calcllador bien, conocido,
Ni de mnrea darle el noble fierro.
Ni de burro ni de "Alce" el apellido:
Solo sí le suplico, que del clero
Ya no vuelva il ramper otro vestido,
Que no lo Insulte mil«, siga en su trole,
l'ues solo os aprenda de "monigote".
XXIII.
En la nube de polvo que levanta
El motín descompuesto, ún juilóu busca
La defensa deJ lazo que le espanta,
—352—
Ï del fierro el calor que ¡e cnaiuiisca:
Mi astucia lo conoce, «e adelanta,
Y como el "NeHo" TÍ! no ge le ofusca,
Aunque mañoso mita y mfts cocea,
Sin trabajó lo coge, y lo manea.
XXIV.
Este es el que la fcran lllosofía
Tardípedo siguió cuya flojera
Haciéndole la earga, cada día
I»el principio 10 cansa en la «irrera:
Con el peso el bucéfalo se espía,
Y sin llegar al tin, se sale fuera.
Arguyendo que es grande desatino,
liue los "cojos" se pongan en camino.
XXV.
liste es el uní s apuesto caballero.
Quo íi tratar con las damas se ha entrejíAdo,
Mas sa entienden las "ilaiiiías" ti el tablero,
Que de las otras es nuiy desapreciado:
Lances equivocando el majadero,
Muchas veces se sueña "coronado,"'
Y sin pasar de "poön." jugando terco,
Xo lia parado el caballo basta ser "puerco.'"
XXVI.
Kste ea eu fin, olí Apolo, aquel .deformo
desquebrajado,. simple y toutouaao,
—353—
No obstante que Burdégano biforme
Lo acredita su error ft cada paso.
Este es aquel X)oetista, aquel enorme
Infamador de la honra del Parnaso:
Y supuesto que lauto es un borrico,
Ponle esto por "bozal" en el hocico.
XXVII.
A manadas se ven los Hipocampos
Ensuciando las fuentes cristalinas:
Los Oireomlenses llenan ya los campos,
Alzando polvorientas chamusquinas:
Necesarios serían muchos Mela nipos
Para nombrar las razas caballinas,
Que queriendo pacer en el .Parnaso,
No se les puede ya atajar el paso.
XXVIII.
Yo presumo que Hipone amodorrada
En los brazas descansa de Morfeo;
Y por este motivo desbocada
La turba, del Parnaso hace un í/iceo.
¡Pero que Tajarripe, tal manada,
Airado, no sumerja en el Ijeteo!
¡Ni les salga al encuentro uu Hipoctono.
Que ä las musas defienda de su encono'.
XXIX.
¡Qué es esto, Apolo! ¿tu deidad no extraña
Lo« insultos, los imales, los arrojos,
—354—
Cuando el coro infeliz eu tu montana
Fué u lira ja rio delante Je tus ojos? ,
I )«• agrupa do. trujpel. ¡maldad tamaña!
Ya, lau liwiiKiiviiü nueve soil despojos,
Í.OÓUUJ miras ;ou Apolo! lui li-eivza,
Kin romrperles lu lira eu lu vabvv.n '•'
XXX.
Debocados, mordaces, ¡usoicntes,
De las vestales vírgenes devoran
líos cundidos a ruamos que duiieui.es,
IX-I divino douc*l venganza Imploran.
Los santos himeneos son á sus diento»
Miserables destrozos: todos lloran
A ios sangrientos Jilos de *«« lengua«,
1X>] merecido iionor las triste» menguas.
XXXI.
Pero no solo allü se precipitan:
Ultrajando cruelmente los contemplo
Altares, ;qué terror y pasmo excitan!
V que son el pavor del .sacro templo,
No «é cftuio ios cielos no se irritan
Oont.ru este de loa gálico» ejemplo.
Y enojados Jos dioses soberanos,
Truncan sus lengua,* y sus viles ma:u<»s.
xxxir.
i Oh tú, que del Olimpo en la alta cumbre!
Fones tu pedestal iluminado!
—355—
Acuérdate de aquella pesadumbre
Con que Albion de ¡peñascos fué abrumado.
Abrase de estos zAuganos tu lumbre
Los .libelos que se lian desparramado:
Y descárgale«, Jove soberano,
Los poderosos rayos do tu mano.
XXXIII.
i Posible es que á. Quorétaro suceda
E) estrago de Abdera en estos días!
¡Y que después, llorarse de ella .pueda
El fin de sus dichosas alegrías!
M (m, Aipolo, que triste ya se queda,
S6I0 eon las poltrona« compaïïfas,
Como Abdera, si tfl no te antepones,
Apestado de ranas y ratones.
XXXIV.
Haga aquí que tu poder y grande celo
Lo que en los campos Áticos hacía,
Destruyendo la plaga de aquel suelo,
Que en tortugas iliorrofes difundía.
Si tu favor no niega este consuelo,
Sin duda ganai-ás en cualquier día,
Cuando ya tu castigo los asombre,
Lu justa gratitud de mejor nombre.
XXXV.
Y Vosotros, oh jueces de la tierra.
Que taltíUg de esto» grajos los insultos,
—356—
Contra ellos emprended sangrienta guerra,
Sin usar d« bení'íicos indultos:
Castidad la uiialieia, que se encierra
Kn esto« lau satírico« tumultos:
Descargad vuestro brazo, <iue ya ïârda,
Contra os ta de poetillas zalagarda.
XXXVI.
Entonces, no frustrándose mi empeño
Kn domar estas bestias íoHimlablcs.
De la« musa« vero el rostro halagüeño,
Escuchando sus cítaras afables;
Entonces lia de ser mi desempeño
I^as gracias repetir interminables,
Y entonces cantaré sin ironía,
"¡Dichoso, alegre, memorable día'"
Entretenimientos Fo¿tlees.-a4
—357—
Retrato del Dómine Suas
EN TRES PINCELADAS
La primera demuestra su estructura corporal.
La »eguu-da su extravagante adorno.
Y la tercera sus ridicula« geniales iiiclSuaciones.
CARTA.
Pues tue .pides la pintura
Del "Suas" que grita la fama,
AUS. va, querido Lelio,
Con sus pelos y sus lanas.
PIXC&LADA PIUMKItA.
Es este salvaje, atiende,
Mus "largo"' que su esperanza:
Mas "Baco" que sus razonas,
Y mils "seco" que sus parlas.
Sobre "ipies" de arte mayor
Su estructura se levanta,
-35*A quien de puntales sirven
Como de Ajara dos zancas.
Quiëbrasele la "cintura"
Con su qué sé yo d« dama,
La "barriga" se le aleaba,
Y anda en pos de las "espaldas."
Los "pulmones" se le empinan,
Los "brazos" se le desarma u,
Y t-oii retóricos gestos
Sus débiles "manos" cansa.
De sus "hombros" hay camino
A uua greñuda montaña;
Viaje en que se necesita
Echar no pocas jornadas.
Tal es su eterno "pescuezo,"
En donde suben y bajan,
No piojos, sino las que
Llaman perlas de la fMírica.
Es una extraña figura
Desde la "frente" ft la "barba:"
I'oír cada extremo ln "boca"
Necesita mil puntadas.
Las "narices" tiene en chita,
Eu deliquio las "quijadas,"
En suspensión las "orejas"
Los "ojos" ea atalaya,
—359—
Semi-círculo su "cuerpo"
Con la grau "ttssia" ramal.i,
Si ¡piedra por la durera,
Por lo insulso calabassa.
ÄQuiCn al
Una copia
Allá en su
I>e uu todo
ver partes tan bellns
no traslada
imaginativa
de linda troza?
PINCELADA SEGUNDA.
. Mas pongámosle e! vestido
Al señor don Papa-natas,
Que no an "coniposltuni simplex"
Se halla sólo en la gramática.
Ea dos bretes de vaqueta
De modo que su« pies aftauza.
Que uo cabiendo los dedos
Se asoman á sus ventanas.
Dos "hebillas" por cerrojo»
La estrecha (mansión msguimlnn.
Que aunque Iguales no parecen,
El quiere que sean cansadas.
Síguense lue¡ío en las piernas
Unas ".medias"-telarañas,
Con mils carrera» que dicen
Díi su aiiio en qua eau*paña,
-36o—
Ixw "t:a!zoiw*s," •iteíüoemTkMitna
De una carpeta, »eñfltíin
Que su dueño 'es penitente,
O que de rodillas anda.
Attuilos las "enuréteras,"
De tan distinta prosapia,
(¿ue nadie las juzga iirimas,
Por mua (jne Gl las nombra hermanas.
Yo uu podré encarecerte
l>el 'ante-pecho" la" sala,
Molo el tjue un desabillé
Transformo an una ".solapa."
De su cuello uli trapo pende
MAis puerco quo sus ¡palabras,
Y del tiempo infus mordido,
Que de su nombra "mascada."
IJU "uhnpa" <niii es nn eorapeiidii.
De torta «specie Je ilulaobas,
Mils que uua mesa do truco
Troneras lo antiguo saca.
Embútese la cabeza
TCu uua "montera" parda,
Torre por mil flamboya a.
Oastiüo por pieaas ta utas.
Sabre esta sigue el "sombrero,"
Que «i lo vieras, peasaras
—36i—
Que había bufiuelos de pelo,
O ciliiohaiTOnes de lana.
Por último un "nmrcillé,"
O verdl-negra "frazada,"
Baja, es cierto, de lo» ¡hoir'tt'os,
Pero eu Jas corras se canna.
Nadie el arte descubrió
>e componer esta capa,
Que deseubre anas balcones
Que la. más moderna casa.
La "camisa" echarás menos,
Y en verdad que ésta es la falla;
Pero cuando ]>los la dé,
Yo te prometo plegarla.
Esta es la igala del cuerpo
Según y cómo, pintada;
Hesta solo que te pinte
Todo el adorno de su alma.
PINGET^DA TERlCEKA.
Esta, cuyas luces fueron
Por naturaleza escasas,
No es más que lo que te diga
La información qne yo te lta^a.
Toma el uiüo con empeflo
La tablilla abecedarian
—3Û2—
Y «lu saber el "modorro,*'
A ¡mayor escuela pasa.
Con el arte de Nebrlja
Tan ain .provecho se abraza,
Que si liega 5, los "menores,"
A los "añedíanos" no alcanza.
Tras de la filosofía.
Tira un «alto hasta las aulas,
Y aquella aLina, aunque mds cursa,
No puede salir de "bárbara."
Esta es la «waa que encierra
Su carrera literaria;
Mas mira un maestro de todo,
A quien fué aprendiz de nada.
De Lego quiere salir
Sin baber abierto A- "IJU'ra.g:a:"
Por este y otro« motivos
Se mamo unas "calábalos,"
Pide frías,-aunque esta fruta
Tor no ser caliente empanza:
Y aunque se chupa los dedos,
No Je ba sabido la papa.
Enflatado de esta suerte,
Y perdida la esperanza,
Halla alivio & sus congojas
SM tintero en las zurrapas
3Û3—
No obstante, su voto expone
De modo que ya se pasa
A erudito á Ja vlolea
E! licenciado "petacas."
No hay autor que ag se queje
De sus continuas pedradas:
A ésta quita: al otro pone:
Y & todos los descalabra.
Pero cuando unas se vicia,
Es cuando á la« umsaa trata,
Como «i fuera de Vénus
lja de Júpiter prosapia,
A diestro, pues, y & siniestro,
Y como le de la gana,
A pesar del misnuo Ai>olo
Violenta si las nueve hei'nuni.is.
Ya, aimigo, no me hace fuerza
Que. e«te poet« musamifia
Trove en tanta,« ocasiones:
"El' novio y la desposada."
Si tu en
Lo vieras
Cantando
El tioctito
las nupciales fiestas
con su guitarra
el "sol cupitivo;"
k> juzgaras.
Si no es ya que al ver el hueso
Que le tiraban ¡por gala,
—364—
'•El perro de todas bodas"
Con propiedad lo llamaras.
La "cátedra" del cortejo
Desde luego allí lavan ta:
Y cata ique Don Tortugo
Se vuelve Adonis de miaren.
Viejido lo .mal que le pintan
Las ínfulas «itedrâik-as
Procura ihacerse con chiste
Kl bufón entre las damas.
¿No lias visto û tío Ballesteros,
Cuntido entona con miil gracias:
"Y toma la .hueva, Elena,
Envuelta, en mocos y bufoasï"
No de otra suerte su iliistriön
Con igual estilo agrada,
Porque hay cosas que divierten
Cotnio buenas, siendo malas.
Eu toda« estas funciones
T.a poesía siembre a s a l t a ,
De la cual algunos trozos
Te escribiré eu otra carta.
Todo es bulla dts doblones
Sin lineer caudal ile plata,
Como ruido de oropeles
El matachín sin sonaja.
__ 3 6 5 —
lin túmulos mi« est« poeta,
El calor natural gasta,
No (píense que pide treguas:
A un tiempo c&uga y dispara.
La risa me 'lia*e cosyuulas,
Cuando contemplo esta maula
Itaudo mil enhorabuenas
Que se van enhoramala.
Ya en elogios de algún maestro,
O de otro alguno alabanzas:
Ya en «nieto« de pies libres:
O ya en décimas prosaicas.
FatrÉceme nue lo eseueho
Cuando emulo se declara
De don Antonio .Ceniza,
r o e t a digno de su fama.
¿Quien A sus ecos sonoros
No suelta la carcajada,
Cuando entre dientes escupe
Un Terso en acción de gracias?
Vaya, ique al tu lo vieras,
Su« primores festejaras,
Si no entonándole "vivas,"
•Sacudiéndole "palmadas."
Pero nada de esto es cosa:
En la sátira, eu la eattra
-356Sí'yiie la mano m escupe
E&te poeta (faramalla.
"Lucillo" ,no le compite.
"Persi" so va enhoramala,
"Juvenal" no tale mi pito,
Y "Owen" lo mismo que nada.
A todoa tira atrevido,
81 bien A ninguno -alcanza,
Porque, a la verd&d, no son
Lo «llamo piedras que sfttiras
De consiguiente, sue tiros
Son de pedrero &in bala,
Cuyo estrago finaliza,
A donde el trueno se acaba:
Aunque ft petsair de. su gusto,
Y su Intención depravada,
Pues disipara por destruir
Las trincheras de la fama.
Desde luego la .malicia
Es la. que ei pecho inflama,
Y alisada de la envidia
lícvtenta maldades su alma.
Sí tnejor Informe quieres
Sobre aus negras infamias,
Registra tantos libelos
Que su nombre desparraman:
Y supliendo otras mil cosas
Ál retrato, que le faltan,
Veril« del "Suas" que (leseas,
"Cuerpo, vestidura y alma."
A Dios, fliiuigo, & quien nwigo
Que te Uhre del mal que anda ;
Esto es, fiel "Suas:" advertido
De que de él pocos se escapan.
—3<5S—
iDiEairasdrjLS
DECIMA
A 1LOUA
Tu trato, Flora, te apoca;
Pues de anclar de seca mi moca,
Yn tu estatura está seca,
Y tu alma tumo de lo«i.
l'oute de vergüenza toen:
No sean, Flora, tau bellaca,
Que (loi vulgo la matraca
Todo ol honor te trwbiK-a,
Diciendo, que por tarn cuca
Todo« te ven como "caca."
DECIMA
•*• CIERTA SKXOniTA UE XOMBIIE liO.SA,
•1 Oit IX) QiUIi SE VHUA
Vol vor quiere á »su osplemlor
Oferta llosa, cuawlo laba
IJÍI que otro tiempo fué aljaba
De la« flechas del amor.
Bien pudiera tal error
Coa-regir, y con cordura
—369—
Aparter' la compostura,
Parque es imposible cosa,
Qu« ajada una vez la Kosa
Vuelta a su antigua iheranosura.
DECIMA
A UN RETRATO
Sí me parece« tau anal,
Aunque fiel, retrato horrendo,
Ya conocer no pretendo
Tu monstruoso original:
Y si el destino fatal
Me mostrase tal visión,
Quiero ¡huir de la ocasión.
Porque imi aimor no se queje,
Pidiendo A Dios no me deje
Caer en la tentación.
—37°—
SONETO
A UN POETASTRO
Uno tras de otro huaro calentaba
Cierta, gallina clueca noche y día,
EsiiKTanilo sacar muy buena cría;
Pero el huero A la ix»stre «e «uhueraba.
Oneawando una nuiiga la exhortaba,
Que abandonara el ihuero convenía,
Que tt\ calor natural se le extinguía,
Y lleve «1 (..ii'Wo el ipollo que sacaba.
Aplica el cutnito, "Momo;" y advertido,
^ o ca.ltenk>s conceptos engañado
lie tener buenos partos en., tn nido:
Porque n tinque imás y nuls ihayas cloqueado.
El t-'ftlor de la uui.*a *¡e lui ext'ngnldo,
* HOTO el diablo el verso que lias sacado.
—371—
SONETO
EN FAVOIl DE LA INOCULACIÓN"
;Ti'ii>!« inoculación! ¿quién \e dijera,
Parto feliz dt; ingenio <fo.bi't:liui.ii;u>o,
(411« habías de sw del «uelo americano
1.a fábula, el ludibrio, la friolera!
Vuélvete allá- donde la vez primera
To juzgaron remedio soberano,
Franqueaindo tu favor al Africauo,
Y enriqueciendo á tu nación entera.
i í a s cutre tatúo »ales .perseguida
I)« la barbarie, que probar pretende
Tus acierto» de mágica homicida.
La imano te daré, que de esto pende
En el presente nial mi pobre vida,
Y el houor que .te ussurina el que no entiende.
—yj2—
EPIGRAMAS
i
DEL AMOR
Quo Cít prisión y luifonnedad,
Dicen <kvl »mor: yo digo,
Que no quiero, Fablo amigo,
Ni salud, ni lil>ertail.
II
PELIGRO DEL AMOR l'ASADO
DE TROXTO
Si aniíisío ñ Snlifio, entiende,
Filis, que el riesgo no pasa;
Puos cíM-Ma que ha sido brasa,
Con facH.iila.il .se- enciende.
III
AL VOLUNTARIO CAUTIVERIO PET AMOR
Aunque par nal voluntad
MI libertad cautivé,
Entretenimientos Poéticos.—SS
—373—
Siempre llorando diré:
¡Ay amada libertad!
IV
A UN NINO
Ma<lre o« la Filosofía
De mayaros faicultades,
Pues, "inclpe parre puer
R¡«u cognosoo.ro raalrem." (1)
V
EN CELEBRIDAD DE TINOS DIAS
DE PRONTO
Que dejen de pareceres
Las musas, que yo ft Dio» j»i lo
Vivas con ¡gusto cree do
Los años nue trt qnlslorus.
VI
AL MISMO ASUNTO
DE PRONTO
Si adegi^fl raos quiere amor
Eu este glorioso día,
(1) .Este verso latino a* tie "Vlrg." en
Egl: 4. E.
í»
—374—
Bebamos dulce licor,
Porque ©1 profeta decía:
"Vlüum laetiflcet cor." (2)
VII
A LOS OJOS D E CRISEA
Cuando Cupido te vea,
A posar de «us enojos
Le dirás, dulee Crlsea,
Que luego apagiw «u tea
Y se va'ga de tas ojos.
EL MISMO KN UN
VRKSO BOLERO
Luego que vio Cupido
Tus bellos ojos,
Arrojo contra el suelo
Sus flechas de oro:
Y dijo riendo:
—Desde hoy serán mis armas
Tus ojos bellos.
VIIÍ
A UN CENSO«
Haec mala »un; sr>d tu
meliora non facis.
Martialis.
Que mis versos son rezados
Diees, "Momo," y a lo »6;
(2) P«aüB. Olli, T. 15.
-375—
Y por esta causa, ¿quo.
Ya los tuyos sou eu.utai.los?
Motivos sou excusados
]>e In lengua estos rumoras,
Porque, aunque mil« te acalores
En conccptillos diversos,
Malos se quedan mis versos,
Sin que los tuyos mejores.
FABULAS
FABULA 1
MIS CENSORES
En las obscuras noches
Los ladradores perros
Turbáronme el reposo
De nii apacible techo.
Con esto a los principios
Causáronme desvelos,
Hasta que con el curso
Me Impuse de los tiempos.
La costumbre de oírlo»
Llegaba & tal extremo,
—J76—
Que ya no me dormía
Si no ladina ban ellos.
Lo misino tía de pasarme
Con censores molestos:
Si ellos roe desvelar*«;
Ellos I M darán sueño.
FABULA II
EL MOSQUITO
Un uiusqulHo Lmi>ertlnei]te
Picar fl un zorro ijuerfa;
Poro ósfre se defendía,
Y lo .burlaba, altamente.
Sin usai" voz difereute
Se disfraza on el vestido:
El zorro lo ha conocido,
Y le dice con ultraje:
*;.Quô importa mude* Je traje
ÏSJ no (Ínulas de zumbido?'
FABULA III
EL ESTANQUE, EL AIUiOYO Y CKRfcS
Cerca de un «rtsricine.
Cenagal horrendo
De «apos y ramas,
Pútrido elemento,
—377—
Cuyas turbias aguas
For ningún venero
Salen iL dar ivlila
A. los campos .muertos:
Aleare un «oroyo
Pasaba corrletndo,
Por dar al sembrado
Saludable riego.
Cuando en voz ingrata
De hediondos bostezo*
Le dice el estanque:
Ka, seor compañero,
Suspenda su curso,
Que es sobrado necio
Quien con otro gasta
Lo <jue le dio el cieio
Céres que escuchaba
El fatal consejo,
"Júpiter permita,"
Exclamó diciendo:
"Permita que te hagan
"De avaros ejemplo,
"Que con nadie gastan
"Su inútil dinero,"
—378—
FABULA IV
LA ARANA, EL MOSCO Y LA C1HADA
En un rincón obscuro
Lu uialldosa araña
De sus entrañas mismas
Urdiendo está mil trampas.
Después de la tarea
Se retira íi BU escancia,
Quai entre iMbellones
Alguna doüa Urraca.
Si no es que ya parezca
Cual entre totas beata,
O ermitaño en su cueva,
O en su garita «1 guarda.
Desde la claraboya,
O tronera, 6 ventana,
O ¡puerta, ú orificio
De aquella telaraña,
Atisba los mosquitos
Que llagan íi su cusa.
Y alia, quiön sabe córuo.
El jugo es que les saca.
Una ocasión, la 'historia
Dizque paso en Tarílu tulas.
—379Susurrante un mosquito
Llegó á iHiilir posada:
Como dama Je curto,
lCntre mil caravana*
lteeibió al señor mío
La herniosa doña zaucas.
Xo bien el suelo tuca,
La i n-ad vertida planta
Del inocente mosco,
Cua.udo... aquí son las ansias .
Al zumbido « acerca
L'u moza, y levanta
La escoba... mas se tiene
Diciendo estas palabras:
Fuerza, es que te perdone.
Pues, ¿qué Uaeen i».s arañas?
¿Trampas? Bl mundo todo
Incurre en esta falta.
Cuando un
A todos nos
So queda siu
Así quedó la
mismo delito
alcanza.
castigo: (1)
araña.
(t) Multitud peecantiuim, peeeaudi Hcotiliau'
subministra t.
HIEKON.
—380—
FABULA V
LAS DOS PAJARAS
Kii una jaula estaban
Dos pajaritas tiernas,
Con achaque el utas dulce
De la imturnileaap
LA falta de consortes
Onortuiwia lamentan:
Entre tanto Cupido
Subido la jaula vyla
Travieso este itiiiclinelio
Ya- se asoiuii .1 lus vejas,
Y de ovo ya les tira
Bus inflamadas floenas.
Hubieron <3« casarse
Las dos i>Aja.raí) bellas;
Mas corrido Himeneo
No *s que íi'Sisliíi íl Ja fiesta.
Cierto ttaturnllíttfl.
Admirado de verlas
Cuando en un propio nido
Las do« juntas se aeuestau.
Les pregunta: avecillas,
Decid, por vida vuestra,
'V. Quién puede luicer île ma (dio
"Cuando las dos sois hembras?"
—3Si—
FABULA VT.
LOS VIEJOS CASADOS.
Una vteja de ochenta,
Y un viejo d-e dem años,
l'ara aumentar «1 mundo
Sus bodas concertaron.
Como dos armazones
1)«? fragmentos bullíamos
Se presen Laron aquellos
Novios apelillado«
A las nupciales fiesta«,
Oomo era de contado,
VIlio el Dios Himeneo
Cou su cirio en la imano.
Vino la maniré Véiius,
Sus toballa» pwuamndo,
Y su hijo también vino
Y sus arpones trajo.
üercílronse del lecho,
Cuauído ya se acostaron
Aquéllos «ssqueletos
En forma de casados.
Y al verlo» tan endebles
Tay viejos, taa calcados,
•382—
UDOS & otro« se miran
Los dioses soberanee.
Apartaron*« al punto
Himeneo cabizbajo;
Avergonaada Venus;
Y Cupido llorando.
El caso ea fabuloso;
Mus si en verdad hablamos,
¿ Cuantos viejos y vieja«
Habremos retratado?
FABULA VII.
KL DENGUE.
Allá en tiempo eu que lo« dengues
Eran 1« graaidejMi y jKMupa
Y *sefl-InlutlMUíde lindos
Entre 'muchas (Jamas bobas:
Ena ley que a los fwuriuHgog
Fuesen cou sus dengues Unía*
Las que habían de. hacer papel,
Porque era traje de moda.
Entonce« una muchacha
Muerta per amelar en bola,
Vístese en dengue rotado,
Y cítamela persona.
-383Vase ft una fiesta, y asiento
Yo ¡presumo que «lia toma:
Y desde luego se mete
Por lucir, ü bailadora.
Ijevflulase la algazara;
Pero ella gritaba: ¡ola!
Malo ©stA mi dengue; pero
¿Quién me quita estar de moda?
Currutacas, las que sois
lie truco alto, y carambola,
Y .hacéis á cortejos viejos,
Por no tener otra cosa:
Cuando suene su matraca
El vulgo de nueva forma,
Responded lo que a IIA dijo
íja muchacha do la iMstorla.
POESÍAS
SAGRADAS Y MORALES
-3«5-
LA DIVINA PROVIDENCIA
POEMA EUCARTSTrCO
DIVIDIDO EN TRES CANTOS.
INTRODUCCIÓN.
Lejos, lejos il« mí, versos profanos,
Y oon sagrada lira
Cantemos al Señor que mos ¡usiñra
mismitos soberanos;
I*jo« de mí los versos que son vano?.
Como aquel que despierta alborozado
lleapuís de haber soñado
lili quimeras preciosas,
Pero que como sombra su alegría
Despaireee, mirando que estas posas
Fueron engaöos die su fantasía:
Así |>¡enifw> el que estov: mi grají vacío
Hallo en ei peoho mío,
Después ús q'ie canté tantos amores
De inocentes zagalas y pastores.
HA.« ya que la verdad con. presto vuelo
1*3 • la. mansión lumbrosa
Baja, y disipa como luz del cielo
¡La apariencia engaûosa
•""'•"• " t O v J - " " "
Que tuvieron por fútiles mi» versos,
Otros camina« seguiré diversos.
Y edeva.re mis toaos entre tanto
Que alabo la Divi.ua Providencia
I'kel níimea sacrosanto.
¡Oh si pudiese hacer una ipUiím-a
De su amor y clemencia!
Kn lotices i a poesía
Empleara como debe su bra-inns ara,
v íiajido en estos Qsuittks
draciaa debidas por favores tantos,
Jíiis sienes oefiirfa
Oon na laurel eterno
Que no Jo maitíhitará el cruel InTisrno.
¡Qu, abrásame mi Dio*! dnaic tn aliento.
Que no t.iejue la pobre mi usa mía
PÍITO. tanto argumento,
NI diseui-í«, ni grafía, raí ornamento.
¡Dh sí todo lo ¡hubiese de tu ruano!
Dame, Señor, tu aliento .soberano,
Y mi fligradocimiento, y mis ¡amores,
Saliendo del letargo mils profundo,
£¡ant¡a,rán tus favores,
Y extenderán tu .nombré era todo el .mundo,
CANTO PRIMBBO.
Ouaado con alas de inmortal deseo
Vuela hacia todos lados,
~.387Hubo y bajo los cielos elevados,
Y tantos »ciies veo
liln su orden respectavo colocados:
Como la luz rae guía
Del alma religion, nunca pudiera
Preguntarte« dudosa el alma mía,
¿Cual es el uílroen. ¡misericordioso
Que desde su a.!la esfera
Cuida de tantos seros »morosos'?
Alza, mortal, los ojos, ve y admira
Los cuidados de Dies siempre volando
iSobre toda la grau naturaleza:
Mira los bienes, los regalos mira
Qu« estÄ siempre manando
Da. fueiute jwetnnia,! ¡de KUK tonuss.i«:
Todo anuncia carillas y finezas
Del padre universal, del Dios de aiüores,
Que al mirar nuestra débil existencia
Nos colma de favores:
Todo anuncia su aimable .providencia.
Ríe el alba on los cielos, avisando
Que viene el claro día,
Y luego asoma el sol resplandeciente,
A cuyo fuego blando
Restaura su alegría
Y su vital calor todo viviente.
Sólo Dios pudo sen' tan providente:
Su infatigable empello
Aun en lo ¡mus pequeño
Se muestra cuidadoso:
-3«8l'orque ¿quiéa. si uo el Todopoderoso
Dice A las aves, al dejar sus nidos,
Que vuelen en bandadas
A los au dios y fértiles ejidos,
I*ara, volvör cargadas
A socorrer sus .míseras hijuelos,
Que al padre de los cielos
Ku flébiles piadadas
Le pitleu el <mrston>toY
Sólo lHos pudo hacer este portento.
1 if.ro aun á mils Si1 ex Hen de su cuidado,
Viendo por lo que está mils retirado:
Porque ¿(julón si no 101 mismo pule y v'ste
Ku el valle .mils -hondo y apartado,
l>e ta.ti l>ello color, al lirio triste?
Solo 1DS0.S, el Señor de cuauto existe:
Y su mano aibora
Haee que sa¡lga ]>or el alto cielo
IA\ rmilnin-te 'aurora,
Pa.ra alegrar la habitación del suelo;
Jlespués baril ñ la noche que descienda
Nohre nuestra morada
Y del sueño t.rn<ii<niilIo nemnipañada.
Hará lwinlgno que sus alas tienda.
Kntonofts, cuando el cielo
Pnreoe recogerse, y que Un bajado
Ija tierra, y que >se cubre con el velo
Que la noche de estrellas ba corrido . . . .
p
ero el Señor mo duerme . . cuando el mundo
D* lóbregas tinieblas rodeado,
Entretenimientos Poético».—36
-389Descansa eu 11:11 silencio tan profundo
Cual si lo hubiese Dios dado al olvido,
Quiéiu «i iiLo Dio« enmoiiccis. ii.l ñutido
Del formidable leöu une «n In espesum
Estremece los montos levantados-,
¿Quién si no Dios »11« manos extendiera
l'ai'ii saciar el hambre de una flora
Quo sal« entonces de su cueva obscuro?
Ta.les son dol Eterno los cuidados:
Al flu as su criatura,
lilla, cual todas, su favor espera.
Pirns ¡sfïlo Dias pudiera
Maiiitener providente cuantas cosas
Salieron de sus manos poderosas.
SI, Señor, sólo Trt: desde el brillante
Alcíizar de diamante
Que élevante «1 el alto firmianiento,
Sobre todos las seres vigilante,
Y poniendo en seguro movimiento
Los orbes celestiales,
Sí, Señar, desde allft, según el modo
Que aipenos se trasluce íl los m©••tules,
Todo lo miras, y Jo arreglas tmlo.
¡Todo
sí, pues no fu-era eonaigtiUuite
Que siendo tú el autor de lo criado,
Otro fuera encargado
De ser en cosa alguna providente.
Todo lo irlgets a certa da meinte;
Sin que lleve Piolo
El carro cte los viiemtos, al Nepturo
—390El oerlileo tridente:
l'orque tu cetro solo,
Tu cetro de esjileulor, y no otro alguno,
Sobre ©1 vasto ualverao representa
El gobierno il el Dios que lo sustenta.
Mas, ¿qui' genio divino,
fioiiK) A ireckus iuqmUoft me un obligado
A subir sobre cl cielo cr.lstiniioV
Deja, mi musa, deja el estrellado
I,uga.r, y en manso vuelo
Baja, y me muestra «n el humilde suelo
lias grandes profusiones*
l>e Dios en las 'anuales estaciones:
Raj-n, y canta su Señor que va guiando
Al ano por la« tierras c-.lrcula.ndo.
CANTO SEGUNDO
Al modio que los Inlbllas pintores
En ¡ingeniosos cuadras «¡pilcando
Oportunos colones
Nos vain representa ndo
T/O« aspectos que el ano va mudando:
Y como en cuatro imágenes procura,
De admirable y feliz correspoiideuciu
Coa la madre natura.
Instruirnos la pintura,
Hasta hacerme tocar coa evidencia
—391—
lit« fitvorös (te la alta I'rovidiíiieíu:
As£ tuunbiéii ufano yo quería
Que oti sus versos lu luciera
Da âteigre mus:» inla.
¡Oh tú, sabio "ifcmjiiera!''
Dirijela eutiie ta:nto,
DJríje.la, te meso, mientras ca.nto
ÏM dulce pruna.vera.
¡Cuan bolla se uos indiestra \wv cl llano,
Y cuál es -su decoro
De esa la amable ninfa <k*l verano.
Cuando el sol entra ufano
Ku- la st.!ta oasti del ea.ni+w do oroî
¡Cuan risueña se niLra en la csq.a<.ios:i
Y afortunada selva, eovonaindo
Al joven año (te clavel y rosa!
Y al verla, tau hermosa,
]JOS ajpaoibles zéfíros volando,
Los aírroyos eoiTieuda,
TÍOS 'melodiosos pájairos «a.uUitulo,
Y las flores r i e n d o . . . .
Nattirnteaa toda il su iprese.ncia
A.laiba & la Divina Providencia.
•Sigue el ano su curso .invsuroMO,
Y en tanto 'que los .cielos van roilaniló
Sobre sus firmes ojes, va torna mío
Kl sol por mi eambuo 1 tun im oso.
Asoiua luego el caluroso estío,
Y laiS espigus de los campos dora,
Que hizo brotar la momo a-giileiiltwrt,
Entre la escarcha del invierno irlo.
—392—
Arden los valles; pera «el ¡indio río
Los bosques y las auras una tíñales
lte¡stauraii el vigor d*; le« mortales:
Cuando por otra parte lo« de»i>t>,¡os
De la "alegre y fecunda sementera
Ofrecen mil convenios il los ojos:
La rubia mié« preséntase en nianiojos
Sobre los altos curro«: la galera
Ku su anchuroso »uno U aíesora:
Prapílruse la t>ni:
Y la ha.uilirt; »soladora,
(Jw Uai«j ¡i las génies formidable guerra,
Como asustada «alj le la: Mena.
Heauenii en la<s cabanas li ak'giíu
De la ¡jt'iitw del •ampo uieulKtd.'i la,
Y la sombra (.le Ceres disipada,
El canto sube a la r.^ióii de! din.
Pero <J1 Señor escucha .y c«n violencia
Convoca ít su presencia
Mil espesos nublados
Que de agua y r e f r í e n > van cargados:
Su seña aguardan, y en -d misan ínstame
Que responds ,i su yo/, el tlrimunento,
Lu infuiuina <loi< mundo vacilante
So pone en movimiento:
Sopla agitado el viento;
NI polo »uiiile; «>l Kste s>e ilumina:
La catarata' se abre repentina,
Y baja por o! aire cslrepito-ei
Ku torrentes la 1'uiviu cristalina.
Cruza la tempi'sfad, y la frescura
—393—
Que deja por la tierra calurosa,
Fomenta el seno le la gran natura.
¡Tiempo dichoso i?,u que !¡i tiucrta amena
Su abundancia nos brinda ya ¡uai'ura
De fruta« tantas cou que Dios la llena!
Este es el tiempo en que el cantor famoso
De la otofial riqueza noí mostraba
Las matutinas horas, y ardoroso
d'ou su citara dulce Ins cantaba
Eu la cuna de.1 alba amaneciendo:
Al punto litre asomaba
Neptouno con sus niui'ai.« ofreciendo
A los hoiuibres sus buenos en bonanza.
SI, "OanaauJ" felice, bljo de .-\polu,
Tñ las cantaste con tu dultv afluencia;
Tuya fué para Dios esta alabanza:
Ahora ique veas que sobre el alto polo,
Al parecer, su sabia providencia,
Fai"a igualar las noche* y los días,
Pese te« horas en que tú decía«,
Mostrando idie tn UÍÍHUMH mi ileistHIo:
"Mira cual brilla en e! oriente bello
"L.a roaagante aurora,"
Vuelve á templar tu citara sonora,
Y que rejdta ufana
Del rico otoilo la oriental niaííana.
Itepítaia, mirando la franqueza.
Del año dadivoso,
Y allá como en encanto primoroso
lie su genial destreza,
—394—
Recorra el velo a! cuadro milagruso
De la alegre y feras naturaleza.
Mas ¡iay! que ¡i nuestros ojos
Otra escena se va reiiresoutanilo,
Y la llura inclemencia y los enojos
Del cielo me carece estar mirando,
Cutiudo et orbe de altéete) va mudando.
Como uu saeño Hilero
Desaparecen Jos gastos
Y ipegaloa 4el timniKi lisonjero.
Ya tornan los disguatos
Y eom ellos «l «luía «ti tormento.
Los recito« golpes «lento
Del robusto aquilón que se desata,
Y la abundancia y todo el anwunento
De la estación fructífera arrebata.
¿Qué muevo, qué terrible poderío
Triunfa del año, y BU verdor maltrata?
Este es el tiempo del invierno frío.
Pero sin él, ¿qué fuera
Del orbe terrenal? ¿La primavera,
Para 'haeedo dichoso, bastaría
Que 'de vistosas floves lo cubriera?
¿El ardor estival feliz; lo h.u-ía.
Cuando tan solaunente sazón aira
La. m'os que le prepara
El labrador robusto"?
¿Y qué si no pasara
El mayor Iran tutu' ¡í míi« «.llura?
¿El otofio il sus mesas presentara
—395—
I.os dories de más gusto,
Que próvido ha sacado
I'N>. las (intrafuis de la tierra dura?
I>f la escarcha y el hielo?
¿Y à «vue »il Invierno, pues, liega curiado
¿Qué benetlcäos trajo ä Uii^siro suelo
Sil brazo fuerte de irigor armado?
Cea' obra « i el euf<*ïiuo. .v extenuttdo,
Tornándolo á su vida y fortalecí,
L'i virtud de Esculapio w:1 i¿ivso.
Así ob.-.'i t-n la coiníin u¿< jraie.u
lja tuerza del invierno riguroso;
M leu tros que el delirante
Filósofo atribuye íl desconcierto
Del mundo maquinal, lo que en comrierto
iJe la ley del Señor sieanpre constante;
Aunque aparenta elemental desorden.
¿Y ä quién tunta armonía,
Tanto primor, tanto orden,
Y tanta divinal sabiduría?
Todas sou de la suma Providencia.
Altas disposiciones.
Que á lin de conservar nuestra existencia
Arreglo las «míales «stacio'Uís.
Nuestra' existencia ha sido su cuidado:
¡Oh! dijo, minina, en plectro «»neertado.
CANTO TEROEUO
Ahora más que .uuuca yo quisiera
-Que felice tuviera
—396—
Mi musa el arpa de oro,
El arpa misma y ein tico sonoro
ltel geuio deificado
Qu« só el trono do Israel, colocado
Despertó íl la natura, y ¡1 su iui.'hn.»,ncia.
La iliiiüo t-aiiitar la. nuoiti: lYovi.ifc>n<'in.
Cantáronla los hombres, y extendieron.
KJ uombre del Señor de las alturas
A tod'HiS lue criaturas,
Y tudas al instante se movieron.
Cautlrouln
los & ramos sombrío-s
Lu enlutaron, y montes, y collados,
Y ipiélagas, y irlos,
V oyéronse mil cantos redoblados:
Ku tanto que la bóveda dei cielo
Con festival estruendo respondía
Al general aplauso coin que el siv.'io
A su gran bienhechor reconocía,
tíutunees: ¿cu&l sería
Mi goao'í Yo exckimiíifa,
después de contemplar lumbre clara
Del sol TCspla.nflecíente,
Después (le contemplar 'atentamente
I>a luna, las estrellas,
El mar, ta tierra, el aire y cua.iifc-is cosas
Son á la vista \m\si nuwavillosas;
IVvo que todas ellas
*V lus plantais del liom'bre «e postraron.
Y
a .su arbitrio y su ley m sujetaron:
Antonie«!, sí, exclamara ;Pios benigno!
UCl pecho lieuio de palabra« sa.nta«)
¿Por qué de tus favores >me luuss digno
—397—
Sobre criaturas tanta«?
Coco lítenos que un fruge-l te he delink),
St'gfiii las excelencia« *jue tue lia« il.i;U>;
Subásteme á tu eseuóa paireado,
Y de »loria y honor me ha« curouado:
¿Cuál *erú después d<e esto tu cuidado?
U rae ¡a s te «eau dada«
¿Oh l'adre de los l¡o..>ibreí5 bondadoso;
Ï tu nombre celeln-oj 'amoroso
Las geutes por la tier ni esparramadas.
;Oh! acaba de salir del seno ob.suuro
En quo ciego te tic no la Igiicv.-niüia,
Discípulo insensato de "lïïpicuro;
Y eu Ja acorde y eterna -consona iK-ia
De la naturaleza
En con trairás motivos poderoso«!
De amor y de fineza,
Con que la Providencia
Destruye tus sofismas engañosos:
¿Qué motivo mayor que tu existencia?
Asi exclamar« contra el grito horrendo
De la carne orgulloea, que murmura
Jíel níimeu que en sí propia está sintieudo.
Y que ve on todas partes, á manera
Que por el velo de una uu-be obscura
Vemos del ckuro sol la antorcha pura.
¡Qué! ¿por qué no nos pone en alta esfera,
Cual so el trono argentado de la luna,
I,a ambición altanera,
Se ha de pensar que ciega Ja fortuna
-398Nos lleva tropezando por el suelo,
Cuando estamos mirando en tierra y cielo
La sabia Providencia que gobierna
Todo, conformo con su ley eterna'!
¡Mil veces venturoso, amigo Fabio,
El vortfcade.ro sabio,
Quo, como tú, contempla su existencia
Un milagro do la «Uta Providencia:
Y couíorme cu su estado,
Juiciosamente advierte
Que lo lleva la suerte
Por los rumbos qu<: I.MOS li» ha señalado!
Si, Fabio: twos ¿que importa nue *-.l destino
Nos cargue de miserias y do malos
tJouio dura pensión de los uioetaios'í
¿Qué importa que el camino
'>e nuestra vida esté lleno de abrojos,
Si teruiina em las puertas eternalos
D* la patria, Bs verdad: yo estoy mirando
Detain te de mis ojos
El camino derecho de la gloria....
Cuando acá on su« recuerdos la memoria
•toe va representando
Tantos motivos de dolor jurando,
Tantos peligros, de oni triste historia:
Ï miro entonces mismo
Que una Deidad me libra protectora
Tantas reces de dur en el abismo:
¿Qu6 te podré decir Ï ¿Quo podré hucerte,
¡Oh amable Providencia bieinliochora!
Q1!» tantas ocasiones me has librado
—399—
Del haimbre, de la sed, do la doteuola..
De mil ministros île la cruda muerte?
; Un iniUiiffi-o les nid vkla !
;Msla¡rw> de la suma Providencia,
Que me lleva por «senda conocida
A la ciudad die eterna pefuljíeiifla!
Vos cantadla por mi, cielo estrellado
Y tleiTa florecida:
Alabad ul Señor de las alturas,
t'oriiue tiene cuidado
I*» (win a su«* criatura«:
Y alabémosle todos los mortales,
llcipit leudóle grackis eteruales.
—400—
rFOIEDVLA. H B H O I O O
ENCELKBRIDAI)
DE LA CONCEPCIÓN INMACULADA
DE MIARÍA SANTÍSIMA
INTKODUOCION
AI,
l'OEMA
Ipsa eoiítt'ivt. caput tuuiii.
(Jon., c. III, v. 15.
La imismva que« á su D.ios concebiría,
Previsto «ataba que por wi purcaa.
Con «l curso (tel tiempo, la cabeza
Al infernal dragón quebrantarla.
PANEGIRISTA
Mk'ntmas que otros popla* afamaito»
EstK.'im><M»u lu tim-ra
^ n cautos ilo varón«? wf oreados,
Qu* trimifairou gloriosos *n la guerra:
Mientras ^lh>s so stellten fluimtul.ts
lx
w& cantar los ínclitos solitario»,
Que unteunl« al pecho la acerada malla,
° « n » n traa ele la gloria
* w horrorosos campos ele batalla,
—401—
Mientras celebran la fatal victoria
Del Cíipiljuí valiente,
Que ciñó de laurel su altiva fiante.
Y que el tiempo borró de la memoria;
Yo me atrevo ü cantar en e«te día
J*a victoria luniortal, el triiMir'o eterno
Que consiguió María
Contra el dragón horrible del Infierno.
Ahora quisiera yo con presto vuelo
Atravesar del éter loa «mímelos,
Y iteffií.iulio hasta cd -cielo,
Entrarme por sus dóricos palacios.
Uiüérame ni instante c-ojí el coro,
Que lo« triunfos ensalza de María
Cou Ittülruiibentos (le oro.
¡Qué a,srod'a,hle coiie.lerui, «jué
Atónito escuchara,
Que alla â la eternidad me transportara,
Cuando el Omnipotente
Entrando en su« consejos «tórnale-*,
Preparaba esta miña sabiamente
Para veneeir las huestes infernales!
Entonces se encendiera
En fuego celestial la musa mía,
Que ü sin aisunto tal vez correspondiera
Oon gallard« nobleza y valentía.
Entonce«... Ma,s ya siento que me inflama
Tain molo el explain doír de «aque-Ma idea,
Y su fogosa llama
En la reglón de mi alma centellea.
Siéntame ya & eautar determinado
La triunfadora gracia;
—4 0 2 —
IVrn ¿quiöii ft nuis versos ha linsiiiraiio
La necesaria fuer/a y eficacia?
¡Oh t.íi, que desde el trono de (Hnma.nres,
Al msjikimhir de tu a«til refulgente.
Y de tu« vivas flecha« coruscantes, (.¿» Haces ¡Mirar a.l sol rcsiihunTeeiente! (2)
Tíi, que en fo¡rnm d« llamáis ulociienteis (il)
Encendiste unos hombres line tronamiu
Con formidable voz entre la,s gentes:
Tú, ü «íyo sacro fuego levantaron
El templo (te sus pluma« los doctore«,
Quo. wliotsais ¡vibrairom
CÍMIIO rüiyos ihus nsiíeMis iKiiiiieriotroí-:
I*iiieis eamto, ¡nh ;i-lto .nfrineui; la victoria
De la triunfante jii'flcia,
Ootimiwica A mi musa la eficacia
Be Jos sulílimas cantos de la glorln.
CANTO PRIMERO
MÚSICA
Quia projoetuis est. aecusator
Apoc, e. XII, v. lo.
Vvaet.am.ini eoeli.'et qui hnbitatis : n oís.
Id., v. 12.
Pues que triunfa la gracia de Marra,
¡Oh alcâzairets diel elelo. y moradores
De la eterna m.a;ni»i<Vn de resplandores,
" a a voces de contento } alegría.
—4û3—
PANEGIIUSTA
I
Hay nu logar folia «obra la tierra,
Al que ''Parais*)" de dtiUclítá Haiiua,
Por los contentos que en su estiwflo encierra,
La voz corriente de 1« autigua fauna:
P e <su Vf rile recinto se deust ierra
J¿a tristeza fatal, jungue derrama
Um torrante de plácida alegría
El autor soberano <jue lo crta.
II
En él, como en compendio deleitoso,
Se asoma la ferns; naturaleza,
Alentada del Todopoderoso,
Juntando lo mejor do au Iwllexa:
El gvupo de sus ilrboles frondoso,
]>e sus aguna la diäfniua llmpteía,
Y fil canto (k> sus guatas avecillas,
Alai »au d<>] Criador las maravilla*«.
Ill
l'ara custodia del fol IK terreno.
Acompañado de Eva, fué elegido
Adán, entonce« do ventura llono,
Y de blauen inocencia revestido,
Sate de su lmnd*> cavernoso seno
El antiguo diragím, y fementido
—404—
Fareuade ä. .los eonisortes el bocado,
De que tuvo su origen cl pecado,
IV
De ésto nacieron lu UKirsii'm furiosa,
La grave enfermedad, el dolor íuerie
La caterva de nuiles horrorosa,
Que nos arrastra aJ reino de la muerU:
Ku situación tan triste y lastimosa
Lloraba el íniumdo su iul'eliee suerte:
Los cielos su favor le retiraron,
Y sus eternas puertas le cerraron.
V
Tero -Dio«, que el remedio prevenía (1)
Ite tantos .malos, iwao Padre tierno,
Desde ¡untes de ' los tiempos disponía
Triunfar del monstruo que aborto el inüeruo:
El alma entonces traza de a l a r í a . . . .
itóatoutesY ¿qué es entonces? "Ab aeterno:* (-)
Desde antes que los cielos fabricara,
Y a, la tteura oimientos señalara, 13)
VI
Entra n»u sus tutu» juicuw .solieran uw (4)
I-a Trinidad aaijiusta y k\ piwesai
Que luabía de socorrer í\ los humanos,
l
«>eva sobre montos de lirin^wi: 15)
Kutrcti;i)iiMÍontos Poéticos.—»Ï
—405—
Fábrica hermosa de sus sabias manos (fi)
Aparece cual ¿fraude fortalesMi, (7)
Que veitKiarR. con el ipoder eterno'
Las espesas legiones del infiomo.
VII
Jaimíts tuvieron tau sublime id"a
IJO« fogosos poetas que enlutaron
Las lides ;de su gimni T'eutlS'iilea :
Xi jamöiS ä Béilona imagiinaron
Tan fuerte, para eintaiir eu la pelea,
Los que ein •carrosaas <ie oro la soñaron:
Nil pudiera, Jamás ,1a fantasía
Concebir igualdades a María.
VI11
•Cual toirre die David en m ainuadiiíM (S)
De dornte eseudois iinll estiln pendientes.
Cual muralla 'de bronce, «n euya altura (!')
Se divisan castillos irefulgeutes:
Cual batallón dispuesto en ,1« llanura (.10)
I>e vivos y ordenados combattent««:
Cual conviene ft la fuerza irresistible
Del Dios de los 'ejércitos temible. '11)
IX
•Cual.... Y ¿iqué «s esto, que ii»ttailo »1 pf'clio
Arde con vivo, fuego «celerado?
El amibo mundo ,me parece 'estrecho,
Sin' caber eoi eu espacio 11 ¡imitado,
—4o6—
Alzo los ojos al dorado techo,
Y entóneos... ¿qué oantoir tan sublimado
Habrá, que emito«; 0011 fogosa Jira
El cúmulo de cosas que me admira?
X
Cual Águila que lleva el iraudo vuelo (12)
Por las aileffiíes -sendas dio ;la altura,
u n a Reina camina pana el cielo (13)
I>cnTauia¡ndo esplendores de hermosura:
El sol :1a visite «u. inf laina'do voló,
I>e que «maiiiain tornantes de luz iwira:
I*a luna le hace ipeaua A su grandeza:
I>oce estrellas coronan su cabeza.
XI
Un temible dragón.., aquí debiera
Mi nftmieu elevarse al estrellado
I'olo •brillant» de la ¡sexta esfera: (14)
Y allá sobre las nubes leraiatado,
Abultando una voz, que estremeciera
IJOS cielos, como trueno dilatado
EÍU isu espacio, ictuiiitíitra «in síiu lion-romlo
t * escena formidable awe «stey viendo.
XII
Du terrible .dnaigón asoma .luejío, (.15)
emblema (leí pecado enrojecido,
Como embrión inflamado iio? el mogo
t>«l Etna, y a lew vientas impelido:
—407—
Agitado de envidia, y furor <"iego,
Aioanuatte û, Jii Iteiuüi •oinubniivecido-, (IG)
Mas «Ha con un rayo de irareaii
Quebranta- su cornígera uabwsa,
XIII
Bn la res'iöu é tö iva se ha encendido (17)
I ja 'abrasadora" llama de la guerra:
Huye la .luz, y el cielo obscurecido,
MÍgiK'1 banal 1-a, y all drago,n «ilerra:
Arrojado cual í'íi.yo desprendido (18)
Del globo «iiost.iji.l, tiembla la lierm;
Y al toeair en la arena el monstruo insano, (19)
Hórrido brama ol oísipnmoso océano.
XIV
Al punto «noma por ol alto coro.
La voz del misterioso veiicLiiiIemo:
Yo escucho. v . es cierto, los clarines de oro,
Que petw?tir,a¡n el vasto lirmainieuto.
Víctor repiten, y al cantan1 sonoro,
lEiespond« -en ecos la región doil viento:
Y los sublime« genio« ¡i Mairía.
"Salve," te (lluo.n, liónos tie alearía.
XV
"Salve.,"', repiten, Niña triunfadora.
A quieiu ol »limo Dios poder ha dado
—4o8—
Vaca ser la tembte voiM.iodor;i
I>e! änßetl contra el cJ*»lo îwbol.iilo.
I»-e la etérea sahid restaura dora, (üü)
AI hunnaiuo ,1 Ina je has libertado
Pel soberbio dragóin, cuya fiereza
Asusta :'i la mortal lKiluralexa.
XVI
"Salve mil v w « . ¡oh ]>,iuotwa hermosa,
Hija querida del Monsirea eterno!
Sflilví», fecunda vii\iye,n amorosa,
Dispuesta pjira madre do un Dios tierno:
Salve, divina, oe-kvíl.lal esposa
Ikel inflamado osplrllu "¡ib aeterno:"
i Olí! sn.lv« ve«1« mil, porque tu piaula
Su .cerviz. A la culpa te quebranta.
XVII
" S a l v e . . . " Así eanta.u, cuando alegremente
S«1 Hmuimans del aire tos espacios:
Snbe la Tirina a¡l cítelo rofulííouto:
Entra.se par sus deíficos palacio»:
V«. -lunilla oil pedo.st.ai ri'siKta,iid¡:»e.¡'-'J>
I^d tmiu) fabricado tío topacios:
Su solio ncniwi
y (4 asombrí) en tanto
Silencio impone a mi festivo eanto.
—409—
CANTO SEGUNDO
MÚSICA
Avarüsti captivUjitem Jacob.
Fis. LXXXIV, v. 2.
Glorioso, -díota sunt de te, el vitas I>oi.
Ps. XLVI, v. 3.
Gloriosa te predican, Virgen, pura,
Porque bajando desde el alvo cielo,
Cual dudad de refugio, ores cousuelo
Al muudo, qui« lloraba eu prisión dura
PANEGIRISTA
I
Ouail negra tempestad, <juo en la vacia
Region del »Ire, por ,1a moche obscura,
Brairna espantosa, y aaoniaindo el día,
Huye azorada de su 'antorcha pura:
Asi el dragón, lioraendo pairecla
Al luminoso royo de ¡beawiosuna,
Que 'despunto la aurora soberana.
Anunciando el candor de su niaüana.
II
A duro cautiverio reducidos,
lilorabain su totearla los ¡mortales:
—4 1 0 —
Los altos cielos, de su voz heridos,
Abren Juego sus ^puertas eterua!««:
Oye e.l iSefior sus Jftguibpas 'gemidos,
Y jwiira diair cionis.ue.lo û, tautos mules,
Ka mister-losas sombrais y figuras
IJH libertad mámete & ¡sus ¡criaturas.
Ill
Va ¡ w .Tuda u.¿a nube paqueñuria.
Bri aplacible lluvia se derrama:
Resucita, lu tierra, y «e 'Consuela
Coa mie vas flores, y reel aube grama.
Ya la ventura, ¡próxima nevóla
La estrella de Jacob con fausta llama:
Aunnckuido ft la etodidia doncella,
Nube fecrawJia, Tialucienite estrella.
IV
Ya se asoma Iliaque.1, y .su belleza
Nos netra.ba el sembteute de »Haría;
Llega Debarn, y dice au destreza
Kn triunfar ¡de una .larga tiranía:
Vleu» Judith, anuncia su entereza
13.1 vigor-de su brazo y . valentía:
Y Ester, con eu virtuosa compostura,
La .niña mas ¡modesta mos figura.
V
Corren los siglos, y ¡se ¡acerca el día
En que triunfan- del monstruo y de su ßtigafio
—4 1 1 —
J>L'ticùïinle la ¡llnin lwt'iiiuüü île ila.i'i.t:
Kl bajo, mundo PU *U tumble ihu'to
IV)r la« cnloste.* órhilas vi'fi
OnaUv mil vuelta« circulai' al ano:
J)«s(i'u'uiU> .en ;iu la eelasHa.l belV/.a,
A hoarai' il la îuoii-lin.l nalliraieaa.
VI
Xo tau alegre vin; el venin? pmdo,
DesmiAs de un largo rigoroso Invierno:
Xi es tam fértil de Gères el senibivulo
Con bhtinla lluvia île rocín tierno:
Gomo ¡tingre y fecundo el iwepurado
Ti'o.Ti-00 it) glorioso eipü ol bien eterno,
Que ostenta de sa fruto esclarecido
Tau mila.groiS'aiiuînte concebido.
Vil
Dun mío yo cuusKl.wt) a.l soboraiu
Artiüce empeñado 0.11 la ' belleza,
Que eua> refugio do! linaje liumatio,
Viene ,1 sor la ciudad de fortaleza,
l'anece (ine me toma do la iua.no
UiU genio celestial, y con presteza
Me lleva por el mímelo dilatado ¡2)
Que al águila de Palmos fué mostrado.
VIII
Otra tierra, otros ma íes, otro cielo
Se vloaeii â mis ojos admirados:
Kl nublado se tarrolla como un velo,
Que ocultaba Um ci t» los fwu-ellrwlas:
ICnfo.n«* (tel craipíroo »'u ni.'iiLsa vundo,
S(«st<ini(lji ilie espíritu» akutes,
La oiudail dot ¡•lono." baja à In »terra, {'•>>
Pnra ha.œr a.l in Heran cruilti guwríi.
IX
A su aspecto se humillan las fainusu«
Pininiiiiítóí (te Mrnl'.í. las ¡i.l.iiitnt:i.s
KtevadaM do llonin, y ]¡isi htvnuosas
Muralla« d« OArlasn y ,i.e Mlcowis:
Kil <J»1OÍ40 de lUxlas, y <>r;ru¡loKa»s
Torres jife-nitos ele la lusijjno Atenas:
101 urbe ttujo, porque ¡su estructura
Toí'a de Iiios la iiicoiiipre.iiíiblo altura.
X
Mientras que dft albas nubes rodeado
Vo nu> ftoutwraiMo,. asoma :rcful,.i't>uto
Una benigna lius .par <;1 poblado
Que "Agreda'' llama da española g'fflito: (4)
A ,&u claro ¡rof.tejo ilumltuiido.
El -misterio doscubro reverent«;
Hl augusto misterio re,sptvtabte,
l*e la ciudad d> Dios lim'Spugnablo.
XI
Cante, pues, otra .musa isu bolles»,
Su adorno, su primor, su simetría,
- 4 Î 3 -
Uns Îuiiidameutos gantois, su pureza i
Todo en aplauso dig.ti« île liaría:
Que a ml .Musa esta vez su fnrtalexa
La baista, cuando acá mi Ja fantasía
La ve como refugio .en tamtos males
Que patfteeen onuitivos los ¡mortale.«.
XII
¡Qui muro! ¡Guítl se eleva! ipe.ro ahie.rtis
Otrecleoflo «eguro y franco pa.so,
Con su mgraso conviilaiii dorv puertas
Al «viente, aquilón, austro, ,v oeaso, ((.il
Alla van las «actanes, ¡pie despiertas
A la plausible voz del feliz «aso,
Entran Ä resguardarse del horrendo
Cruel «neiniigo que las va siguiendo.
XIII
Gaino rugiente león, que se pasea 1,7)
Al rededor del monte lev am todo
Cuando la 'hambre voraz lo aguijonea,
Y fouseja «in sosiego a.lgfin bocado:
Así eil dragón solícito rodea
I>a ciudad de refugio que han hallada,
Pnim eisoairpaír sus barbaras furores,
Las almas d« los tristes .peca;!««'.-*.
XIV
Pero, ¿y «qui1? las diabólicas legiona»
Han de asaltar tos muros elevados
—414QUie defienden celestes batallonas
De espírtus vallantes y esforzados ï
¿Qwiéu podiil derrotar ío» «scuadronw,
Que «su su custodia velan, animados
l>el celo de su Itfey omnipotente,
Que llena «ski ciudad íWipkairidecieuíi??
XV
¿Qué es esto? ;ah! del- trono majestuoso
Que se eleva -con real magnificencia,
Unie la voz del Todopoderoso tü)
Aira.neiia.rnl« su mística presencia :
Vuela e¡ dra^ún, huyendo tumeroso,
Y su denso escwa-tU'ím eou .la violencia
P e las ares tjue el vuelo lian levanitaiio
Al estruendo de tun bronce fulminado.
XVI
Huye ta¡mibi«,ti la paroa niaici Lenta,
Que la oudpa au su imagen, contenta:
Kl agu Jo dolar también se ahuyenta,
Y la negra infernal uiela.nieolta ;
El llanto calila: ya no m lunirata
I*'i congoja de 1 iiiiito IMUM'HO día: d»j
Triunfa la «rnnsia, ion! ¡viva! De *stn anjOTl*
Queda vencido e! ¡retu* de la muerte.
XVII
Esto pasaba, cirando el vivo fuego,
Que caree ardlßU'dio ¡poir ¡las vouais mías,
—4t5—
Acabando M I nil tmlio uni ' eunaiígo.
Mo (iffew ol uliaii cLo innovas bat ovins:
Siento ya ol mfw-i o x t r a ñ o tliOisiwiiMro
Do iliiikvs mis notiMU-im«.... ¡olí «Uno Rlíais!
Móvanio « i ht CHUTO Dil <'if>li). en tmill o
Que iRinjilii ol vorso dol lomoro canin.
OAXTO
TMTil'XUiliO
MUSIDA
Quiiî vhli'tis .lai .Siilainil! 1 ,ii¡is)i churos
pasiti'oruinV
Hrtiit,. c. VII. V. 1.
»'.Qui" vuiiiiwï ¿Que c-M'iirltn.mos t-il >cl <!ia,
SUwi tie In. a.kna l¡slwla IMÜHIMS Ao.nni'os?
¿QUH .viiUMis. sino .c-.jórcifrjíi niiiMxros,
Que oolclirnn. ol tinuufii ili> Maria?
PAXBGIHIK'tfA.
I
Twin o.l orbe me a m e n é : y e n t r e t a n t o
Quo COUTC i>lnoenU»ra • la, siilosría:
Ortlobiia.wlo ol mltitiorlo sa'evdsa.nto
Do la .gracia it'i'iuiM'aiinto -do iMaria,
L a ivjiii'ni su ost.romoee ilol espmir.0,
Y wahre, confusa, y ÎÎIWIHIO voeiu-ia :
¿"Qwlfin es- ft»ta,, se escucha, q u e ! ia. t r i u n f a d o
" B u s u i n s t a n t e p r i m e r o de) peeatlo?"
—4l6—
II
Kn ,c! Hondo (i)íiil'iicHi ik> ,la obscura
Y ¿»nipi terna •liwlw" •»« cimKiH'sirt
Una eliiiiSjiiia. diabólica, qui! jura
Destruir la eaaisa poiriju¡e no sosic^-a:
A todo su dolor y desventura
DtWKpentdo ol príncipe so entres';!.
Y :uiii*»flii(>ii1 ¡lindo cl hórrulo Oooilo
lA'Viiiiita a.sí sn l'orm.ldalile. ¡ïïito.
III
"¡Olí, grandes dio mi corte! los' decía,
"I'«'('M(los souMW, iporque la belileza
"Quo triunfa, de. .nosotros ill (i día,
"lis iuiueMa miiije.r di» fortaleza:
"La interna que ,e¡n id ciclo nos vencía
"Con »olo la »>fiíi,l de su pureza:
"l'erillilos somos, puics «VI augusta sracia
"Ilepaiia el tun.I de la primor desgracia...
IV
Aisí empezaba, eua.ndo lio aoaüaroiii
Mil espíritus fuertes, pi'opoiiáemlo
Ileimedio en e.l eiTov... Todos la.nwii'oii'
Su formidable voz, ¡victor! diciendo:
I/n« siibt,owá.,nieei,s bóvedas temblaron,
Y <:IKITM1HI cl alegro monstruo iba saíiendc.
l'uinl uoclie. ,de mi lóbrega cnveniia,
Kiilidjsa,!' presumió ki Uiz 'eterna.
—417—
V
Carre par. todo «1 ámbito anchuroso
De este grande universo, A la inanera
I>e una i*iste, cuyo li&llto dañoso
Del aiiie samo la bondad altera:
Aquí y allí den-ama f\l contagioso
Létal veneno de su safra fiera;
Y aumentando sus sombras Igualmente,
Se opone a la alba -?n tu sagrado oriente.
v:
Rodeados de tinieblas horrorosas
Quedaron desde luego los Arríanos,
Maquinando BUS sectas peligrosas
don Begoairdos, Vegulims, Nestoriauos: (1)
Aumentan« ilas fuerzas poderosas
Del robusto «seuadrön (le an.U-Marla.iK»,
Que del errar armados combatían
Las murallas quo ft Sion fortalecían. (2)
VII
Oponíanse guenwos la.iürnoisos
Los Padre« de la Iglesia, y entretanto
u n a noche de siglos tenebrosos
Cubiie tte diTdws el misterio santo:
Batalla Anselmo, y vítores gloriosos
De huestes enemigas son quebranto:
La devoción, respira en Inglaterra:
.¡Tiempo dichoso paira aquella tirara!
—4i8—
ArIII
Entonces el error se desvuinece,
A :ki manara que la sombra ol>»i-ura,
Ouaintto la blaoictsi aurora presiplaiMlece
Sin niebla que se oponga ñ, su lierniosura.:
Su aspecto .le da horror, y se «átremoee,
I^a vista Iiuirtaniclo de la virgen pura:
Hure veloz al tártairo ¡profundo:
Brillan lots <äeilo», y se aJegi-a el mundo,
IX
Libre la Iglesia de enemigos taato*
(Um el que errar teaaz la jiersegula,
Desata luego sus festivos caratos
Aplaudiendo Ja gracia de Maria:
"Alegrarte, Ile dice, en .himno« santos,
"Que rebosan contento y «.leigría,
"Alégrate eu, el punto toiiuatrulatlo,
"Qite fuiste eomoebida sin pecado.
X
"Alégrate, pues sólo oon tu planta,
"Que eO Señor rubrico de fortaleza,
"Oprimes del infierno la gairganta,
"Que pestes vomitaba a tti purewi:
"Ah'grate, puies venidas tropa tanta,
"Coa que el error se opone a tu graonteza :
"Alégrate ;»¡h!.... por s*omp.w la alearía
''ttañe tu rosl.ro. celestial MtH'ífl«"
—419—
XI
Por otra parte, en Knmisos bat allomes
Se divide un ejercito ¡tdmiirable
De sabios y doctísimos varones,
Qiw la opinión doHcuM.le.ii menos loable,
81 bioo ai parecer de sus- razonas
Arguyen sobre punto o.l nuls probable:
Decreto fué do iDios, que en la vic ória
Sin fuerte oposición ¿cuiU fué 'la glora?
XII
Lcps piadosos ¡resistan «¡JOT su •pa.rtp
Con Itwróica. virtud, nobile ardian Lento :
Y así -como un ejército kk> Mart*'
(•June Me aminia <a¡l glorio«*) ve.iw-iiiliento,
< '<iw.ii! lo emarboUi. el! .bélico «Standarte
IV la. ihom'soina trompa al ronco aceirlo,
Asf también se animan il«s doctores
l.V l;i piedad uW'aiúaiiíL deJ'^ntsores.
XIII
La. disputa se eiRikimle, y más se aviva
t)«da día con tantas 01 uniones:
Ardan las nula«, como en »uorri viva
Lo« «unpos de en:eu<i)trado,s batallones:
SiioLíüim Jais «runas qiv» Minerva activa
1'f.pail'te íl «u<s fosfO'SOS escuadrones:
La verdad mdeeiüiii ¿se confunde,
X a! -orlxe literario ya «se hunde.
—420—
XIV
Ouaaido celoso el Padre omnipotente
De la gracia de eu hija soberana.
Anima, con. esfuerao euflolente
Al. «umpeon de la escuela Franciscana:
Vuela "Eseoto" á París, ¡y euafl ardiente
Iïiaiyo que vibra la mazón ¿Mariana,
El ibataainte destruye que tihisan«
De invencible toärreoa en la Corbona. (4)
XV
A este tiempo la fauia voladora
Sube & los ñires, y el clairin soaando,
Publica el triunfo de la grau .Señora
Oomtra las fuerzas <M contrairio bando:
Al ©oo grave d* BU VOZ sonora,
Que »e va por el orbe dltaliando,
Vletuen ft retostarse «on su tropa
La Asia, :1a Afrfoa, Aimûnloa y Europa. (5)
XVI
i (ïTaoKleis provincias, reim is dilatados,
Populosas ciudades de la tierra,
Iteuidld lais anuas A tos celebrados
IViuuifos gloriosos de tan f¡mista guerra!
¡Fieles iBspaßas! ¡fletaos ibletóiada.dos:
i Oh cuánto el Oi"cu de .mirar se aterra.En vuestros Garlos, reyes victoriosos
Celebrar estos triulníos misteriosos!
Entretenimiento s Foetioof.—38
—421—
XVII
"Salid, hijas tie Kióu: ved cual se eleva
"Al emiylreo la. Italna «obcraua,
"Que eon rodante albor, y con luz nuev.'1.
"De sus astros festeja la. mafiaim:
"Cuya hermosura la ntoncion se lleva
"Del isol ¡y idle Qu liuiiia, eua.unlo ufana
"La familia de Dios, sus hijos todos
"Cachan ¡sus triunfos eiii «legre« modos." (6)
XVIII
Y ¡oh tú, O l a y a ! quie a la soberana
•Princesa to île ofreces obsequiosa.
Pues ique te ]lamias la ciudad Mariana,
Y por lo imisnuo la ciudad gloriosa:
Así en tu fuente Hlev« sietmipre 'iiíasia
El clair« ¡nombre <le esta miña herniosa ;
Que no oeisieäi tus cultos aima luiente,
Celebrando estos triuníos reverente.
XIX
Pero, ¿A ildiudp ¡me HeVa la alegría?
¿A qué término ¡aspira ya oainsairin,
vSi.n «lina el verso, celestial María,
Aplaudiendo tu sor inmaculado,
Hasta «<juí, pue», llegó la imuea mía:
Acöjela te ruego: y su sagrado
Tenga a los pies de la tri umfante Pillan,
Cubierta «ra Ja sombra de »m «¡las, (7>
—422-
PUESTAS POR EL AITOR
AL PRECEDENTE POEMA
DE LA INTRODUCCIÓN
(1) "Ganiscawles." Es una dicción. ampollada; pero .utí eei-ía fácil .¡substituir oíTia uu »u
lugaii", »lu (]ue «1 vwso uo pierda ea.si tad« su
athua. 'SobiK1 ionio, véase el Ijlyciuuiarto cfc le
lfinguia' oaisUillíiiiia por ¡la AwRleuiia.
(-) Sol, et lluuiii « t e t e r a u t . . . . lu luce sagMtarum tuwiuu, ibuiit ihi ¡spl«udo;re fulguniiutis
lifflistiae tune.
Ma bac, c. III. v. II.
(3) Dispei-tllae .linguale tanquam i.^uls.
Ae. Apcist., c II, v. 3.
DKiL CANTO lUUMliltO
(1) Dews O'liiuiiioU'n.s it't •ch-iiiiMi«. stalini ur
nos iBüboliiía msiláfíiiiita« yeni'uo aune íuoi-tiuoav.lt .uivhlkve, prcuedestiuaUi rMiovamilis mor1«Hl)iií¡ suae jrietiiiis remédiai JjiU'i' .ip*a HIUIHJÍ
Ift'iuiurdki ])f!i«sigiiavi't.
8. Leo., 'tenu. II de Nafiv. -Dom,
—423—
(2) Ab aietemo ordihiata sum. Prow, c. VIII,
v. 23.
(3) Dominus iKiiSsedit me 1m iuitio vini-um
»¡jaraut, aiitoquaiu quldiqiiaiin fiaceix't «. principio.
M., c. vm, w 22.
(4) Quid ifiacieruus soroci uostrae?
Oainr., <;. VIII, v. 8(5) FiuiMlaiufiutia ejus in montibi's Sanctis.
rsaJio. LXXXVI, v. I.
(6) Ipse fuuiiav.lt «am Alti'shium«.
M., v. 5.
(7) Ego ínurus.
(8) Siout tun-is l>avid
ex ea.
Oaat., e. VIII, w 10.
mille clyiwi p«Mb»ut
Id., c. IV. V. 4(0) Super eum propügnaeula ariçc-uim.
Id., -2. VIII, v. i*.
(10) TieiTiblli'S ut cas worum acies ordin.it».
Id., c. VI, w 3.
(11) Dominus exarcitmn. Is, c XL VII I, v, %•
—424—
(,lü l>itae sunt muiieri ate*!
dus«, aiinilae
Apex;., c. XII, v. 1-1.
(111) Muli« amleta sole, et luna sub peilibus
ejus, et tu, oaipAte ojus corana tstellaram <luo
declm.
Id., c. XII, v. I.
(14) La sexta esteva, segíin loa cálculos d«
'rhicou, Júpiter es ©1 sexto die los pIa.TK>taa
ïespeeto <leJ que .habitamos.
(15) Ecee draco magnus rufus.
Apoc., c. XII, v. 3.
(10) Iratus es draco in muiliea-om : et ablit
fasere praalium.
Id., c. XII, v. 17.
(17) Factum eat praaltom uiagmium iu ccjelo:
MlL'haal, et «Jaiaco pugnabat.
Id„ c. XII, v. 7.
(18) Projoctus est draco
Id., o. XU, v. 9.
(10) ¡Et stetlt. «apra armiaui maris.
Id., c. XII, \. 18.
(20) N.UUC facta est sal us.
Id., c. XII, V. 10.
_4ás—
DEL CANTO SEGUNDO
(1) Tronco glorioso: «ilude íl St;i. Ama, mañrc (le ,l¡ii Saintlslma Virgen.
(2) Vidi coehiim novum, et termm -novam.
Apoc., c. XXI, v. I.
(.'i) Viill" Rflinctam clvltn.toaii.... des cien de lern
dí» cotilo.
Id., c. XXI, v. 2.
(4) Alusión íl la V. \T. Stuna do lesVU. auitural
de ila Villa, dio Agreda «J CaiSíiilla la Vieja, ex¡paaltora. ¿le este lugar del Apoenliprfis en los
capítulos XVII, XVIII y XIX de la Mística
Ciudad de Dios, prim, p a r t
(5) Et liabebat mu-ruin magnum et alíum.
Apoc, c. XXI, v. 12.
(C) Ab Oriento portille tres: ot ab Aquilon«
<pofrtae tres: et ab Austro portac tros: et ab
ü w a s ü ¡portae tres.
Id. c. XXI, Y. s. 13.
(T) Tairaquaní Loo rugions circuit quaeiw»
quiein devorot.
S. Pet., e. v, v. 8.
(8) AndlvJ vco.ni nwigtMmi de tliro.no dlcealeui:
Eco* taberna* ulu ni Dei.
A.poc, c. XXI, v. 3.
—426—•
IÜ) Et niara ultra 110.11 «'it, metí«« luctins, 110qno clamor, oeque dolor *r.l ultra.
Id., c. XXI, y. i.
DEL CANTO TERCERO
Cl) E s »vendad qan un esta -octava ino se obséiva el ordi'.n cronológico; pero ¡ambigu es
ciorto qw> fríia es una (!e >as poc.is überlades
i3r> la rlmu, «ègfta Al tuo de a.jjiiuos extaleuiía poemas.
(2) Et sic in Sion ilraiata sum.
Eucl., c XXIV, v. 10.
(!î) Gflude, María Virgo, cunetas haerte«!
sola Ln,tBPMiiist¡ ta universo mundo.
Ex off. Ecel.
(4) Obran. S. P. S. Fromc, part. III, e. X.
et XII.
(5) In omni ©ernte primatutn h«but.
Eccfl,. c. XXIV, V. 10.
(9) Hsmodlmtoi, et viilort**, Aline Skaï, iR&gX
^ftin vestram, quaim laudant astra nuntcclua;
Cujus pulebrîta(llnom soll et luna -miir*i¡mtur,
«t- Jubüaat omines fllll Del.
— 4 27—
"Ex ttttrattu iiDilssaie ita testo ïnnraeulatae
Concéptlottls Saractissimae Dei G«aitri«l8 Maria*."
'7) Sub umbra 'alarum tuarara.
Psalm. XVI, v. 9.
—428—
LA ALMA PRIVADA DE LA GLORIA,
POEMA LUGUBRE
DEDICADO A MOPSO.
CANTO UiNIOO
l'ara triste desahogo de la peina
Que mx Jo interior me asi ta,
Lloro ¡la triste y espantosa ¡escena
Del ni ma, lee el jjisrainte
QíUie escucha la sentencia tie precita.
Vuelve á mis niaiuos vuelve,
Mi citara somaote,
Que en más aüegre (lia
Acompañabais anas, festivos versos:
Hoy ©1 muiaea resuelve
Que 'lleves «1 ¡compás de la alerta,
Y por tonos diversos
La acampaflan tins cuerdas, «utwtnñi»
Que ilesata los diques de mi illaiuto.
Iiuego quie la mamortia me presenta
Co>mn en v<aisto proceso DLIS 'delitos,
De que se turba ,1a horrorosa cuanta,
Matoneéis la tormenta
Crece de mis tenwes y conflictos:
Y entonces, eu>al sí fue.se aiTebataJo
Al tribunal temible
—42(>—
IX^I juez eoiitd'a luis culpa« iretI ado,
litro su rostro fie furun* bañado,
Escucho d« sit boon l'a terrible
SeufceincSa de dolor y .llanto eterno:
SloDto el brazo de un I)l<js ivreüistible
Que me arroja á .las llaraas riel luller.no.
Desde qive este euklwdo me rodea,
Melancólico vago por ed mundo,
Como ini>rta<ndo «J semblante íi Jo alegría
Cfluíotimes «)lo cotí iui triste Idea
Son tus lugubiie.it sombra*), MI prof mido
Silencio, noche mcura, Kl claro di»
En va.no ponía mí su luz .en cien de:
IJO. ciudad, sni ni 11104', todo nus ofende,
Bl espamto «e sigue íi la. tristeza,
Y fill mû« love, ruarlo
Me parece ol UOIITÍSMIO estallido
De un rayo que me hiende la cabeza.
IJH, djmdlgïrn de la muerte ö cadn utsla.nte
Se tue pane íi los ojos;
Pero aún md« horroriza su semblante,
¡Eterno Dios! de don Je se desprende
Contra mi olma el! iraudaJ tie tita enojos
Que eu bu furor la enciande.
; Fallezco? eu Í*1 Instante me parece
Que el hentnoso espectáculo del mundo
Con seanpitennn nochíe se escwrece.
SaJe dell hondo pecho, el o u s profundo,
El ultimo suspiro, en que l&nsada
Va ral alma íl tu presencia
De crímenies liorrerndos acuisada:
Y herida die tu voz, como •de on trueno,
—43°—
De tu justicia escueliu la simUMifia
De tu eterno castigo irrevocable;
Atérraiiila tus ojo*;, y eil sereno
ltesplanilor de tiu rostro le parece
Nube que anuncia el rayo formidable
Cuaiiwlo truena «1 Olimpo y se enardece.
Id aliara, delicia« de la vida,
A dar algíín consuelo
A mi alma por vosotros nfligida.
HailagUcñas delicias,.. il« queda unti
l>e tontas que e.n el suftlo
Ciñeron el Jaurel il mi fort un«.
Toda« desparecieron
Como un sueño, de mi aJm«, y de rápente
Al caos de ta, nada s» val vieron,
Vosotros, mis amagos, Id ahora
Á socorrer ft mi alma, ¿mus qué digo?
¿Qué favor podra ser ¡ayl sufluU'ute
A salvarla de la ira vengadora
I>eJ Todopoderoso mi enemigo?
¿Del Dios cuya Invencible fortaleza
Suscita las violentas. con v ni stomas
I>e la naturaleza?
¿Que agitando los bravos aquilones
Impele la« soberbias tempeätmtet,
Inflama ilos obscuros horizonte«,
Estremece ilos montes,
Y basta el nombre les borra ft las ciudad«!'
¿Del Dios?
pero el palacio refulgente
Está vieudo con pasmo el elevado
Sollo die aique! monarca oaunipoteate:
—43*Ija Emperatriz augusta que a. su lado
Goza de sus ternuras y caricias;
Angeles inilnitos que agrupados
Ail rededor «Leí troao estän postrados;
Las ctadldas .doncellas
Que ea sus pairas deludas
Enguirnáldala las freu bes cou estrellas;
Santos todos; los justos bieinliadados;
Iva corte de los cielos... ¡oh dichosa
Moraüa!, «Jaima entonces ia airan mfa.
Alilí estás, ¡oh iiuii niaidw wsuturosa!
Aillí asomas con plácida alegría
Y deliciosa calma:
CJûzate, pues ya tienes
Becomfpeuisado ol mérito de tu atina.
Gózate, ¡olí madre! len Infinito« bienes
Pero qué, ¿la bland UTO de tus ojos
Con miradas crueles me retiros?
¿Objeto as de tus iras
El que sufre del cielo los enojos
¡Ay! vuélveme mi abrazo; 'abtrazo estrecho
Que en el mundo te di ewutdo expiraste
Y triste me dejaste
En abundantes lágrimas deshecho.
¿No me oyes? ¿no míe ves? ¿no me conoce«?
¡Ay! mírame jtar úiltlmo agradable:
No seas inexorable
Ail blaindo ruiego de mis tiernas voces.
¿Huyes dß ml presencia?
¿NI tuna vista míe pagas, ni un abrazo,
Al hacer urna aiusameaa
—432—
De que «s 1st misma eternidad. «1 plazo?
¿Con tu hijo tan cruel? ¿cou un pedazo
De tu vida? ¡ay die ml! con raudo vuelo
Tie apartas de mis o j o s . . . ya te fuiste
Para otras ¡pautes del alegre ctelo.
Tero ¿qué estoy miramdo'í ¡caiso liristo
Para mí, y de dolar «1 ,m&s profundo!
Allí «1 cómplice está, die mi pecado..
Y ¿cuántos que ea el mundo
Conocí .pecadores? ;oh! ¡dichosos,
Dichosos todos coin eiuivklia imía
Los que gozáis de Dios «1 dulce agrado,
Y os recrean sus ojos cariñosos!
i Dichosos! «(, uiLl veces, que- ocmpaiudo
Las mansiones de luz, con armonía
De voces apacibles estáis dundo
Gracias eto término á su autor: al mismo
tjue fabricó con unuios etemales
Las eíireeLes horrendas del abismo,
Y eucandlû las hoguera« lofarables.
Allá, me arroja con furor horrible
A gemir opriimiido de cadenas
Que su tnsiio terrible
Forjó paira InistiTOineinto de más pona«.
Allá me .¡precipita. ¡Qué caverna!
¡Que tvego abrasad oír! ¡Qué pestilente
Humo bosteza la tartárea boca!
Me aquí «r hórrido «poeüro de la. eterna
Noche, el dolor, la «olera Impaciente
Que sin cesar provoca
El llanto t}e los míseros precitos,
—433—
Hierve el lago iníernaí; la gruta brama
Coin sóa horrendo dK? inflamada llania.
LOO caflabozas lóbregos A "gritos
Ya.paireoe q>ue se hunden. ¡Qué molesto
Desorden!
¡qué funesto,
Qué temible lugar donde isevero
Descarga Dios su brazo justiciero!
¡Oh cuantos condenados
Como «u aiHenbce hornos encendidos
S B V«U ambutünadios!
Retumban con sus grandes aJarldus
lias suble.r¡rúneais bóvedas, y cumulo
Los demonios.... ¿qué es estoï delirando
Atóudto ed discmiso titubea.
Y cu-anulo los demonios com horrible
Presencia
yo "deliro
Con la fuerte impresión de la terrlbla
Imagen de esta idea.
Me agita el susto, y asombrado •riiro...
Todo el infierno junto
Se le presenta á mi alma en este punió.
No me Mames, ¡oh Dios! aun todavía;
Mas cuando sea llevada el alma mía
A tu presencia augusta, oh juez eterno,
No la airrojes, Señor, eu el iuüeruo.
Muévate ini congoja y mi gemido:
Mi corazón d o t a l te
Que sa.le i w los ojos derretido.
Quédate ü, Dios en lágrimas bailadn
De este alamo pendiente,
Citara triste, y á tu voz cansada
Prosiga de mis ojos la corriente.
—434—
OCTAVAS
i
Dies me i traiiisierunt.
Job., c. XV'I. v. 11.
¡Miserable de mí! que eu mar airado
Derrotado ©1 bajel do mi contento
La libertad perdí, y aprisionado
Hoy (sirvo d<e ejemplar al escaa'iniaDto:
"51i vida pereció," pues «epultndo
De anticipada muerte el horror «lauto:
Siendo esta cárcel paira penas mías
Tumba abreviadla de mis tristes día«.
II
Dolores infiero! circimidwleriiiiit me.
Psalm. XVIII, v. 6.
¡Qu« eoinfuisKm! ¡quo horror! ¡<jui'
obscuro
(centro
î>e esta imansiôn funesta y espantos«!
Pairéwune ¡ay de ral! que ya. estoy dentro
De la eternal estnawlft cavcruosa;
—435—
Aquí «Joy coin el. »usta, y ail H fmeiK'iitro
JJBS „bijas de ]la moo lie .pavorosa:
Y «ntire. espectros lioaTlbles <tóí avavuo
"Me 't'ircumJji'n tloiloi-ös del taiiMuio."
Ill
Misen'eiiiiîjil im»\. .«allem VOS niitiici ni-el.
Jot), c. XIX v. 21.
¿A QUÍLMI, pues, vuilv»r« nils triste? ojos
l'ara lialiiR" die m\» males el COU¡HJ«*1O,
Olíanlo solo, leixtre horriilcos dwpojos
Sotubrus mustia« registra, eu desvelo?
¡Ah! ¡mortajes!... ¡nuortuifes! lo« enojos
Ayúilanire A -miii'iv ftel aJto cielo:
"No os mostréis CL mis quejas onemilgo«,
Siquiera lias que tfiuLstelis uulis amigos."
IV,
Vocabte me, et euro MjspomlBlio Tibi.
Job. c. XIV, v. in.
No iKM'que ahora, ano veis t-oial llLtmieteo
Atado »m tener acclóiu «tgii'iia
M« abaimlooOis, lngraituSj ÏÙ l'jeteo
Com solmifl.il« irlgor, ipiedail ludinguna:
Que si os viómLs tal w z tomo lire v w
Y mu.dan'o ¡senibhioite la fort mua,
"Afe llaiiia.vóis «¡caso, y yo propicio
ïtospomferé â ila. Toa <;IMII beneficio,"
—436—
»ECIiMAS
A UN NINO
¡Oil niflo, la interna edad
(¿ritos da á tu entendimiento,
A ,que líente tu talento
Sentía tu capacidad:
Pues «i puerilidad
(.¿astas todw en travesuras,
En las edades 1'utuinas
Surfis cual fútil avenía,
Cual campaira que no sueua.
O ili'Ute.r.ua que asta Ü obscuras.
Mira aquel pulirte: ¿uo vus
Que ciego á la luz del día,
Cûruo tun bordón es su guía,
Fija coa temor loa pi»s'í
De la misma suerte es
El que es ciego ä la w»zón;
Teme dar uii tropezón
Al tiempo que un. paso da,
Y su enitift™iiiiv>ii«nt,n va
Como un -ciego de bard&n.
ODA
LA JUVENTUD ENGAÑOSA
Pues pobre ihuetrfaiaito,
Em urna odiad tan corta
Entretenimiento» Foétlo»».—S»
—437—
ïte œoe dejö 'tu madire
Gomo muât, riea joya;
Y puesto <im ¡al sepulcro
Cou -plannt», presurosa
Camino, aln 'dejarte
Ni ¡bactenda, mi otras cosas:
Y an flu, « tu intuí-encía
Ein edad petligii'Oisa.
Va entrauflio canta día,
Oye una tovc lulstorda.
Acu&ndorne qup asífundo
Uaa tarde A la .sombra.
De im. fUiboil, UíiTirttendo
Al^jmuia toltiiifw boras,
A ti y fi,
Que en ta
TViscálbaJs
Sim BruBtuä
otro« muchaolios,
.filones ta liaraioaa
inioaenitißö
mi zozobras,
TemläURlo altríin Imsecto
Que icon i Ma) jnuizoña,
OCandtera. ttt vida,
Fiara, mí tan preciosa,
Con roces corpulenta«
Que exhalo mi confioja,
—43&BJstos verso« o« dije,
Que oyó ila selva toda: (I)
"Oh, mifl*6 liiuprud'enites,
"Que audfi.ls eortaindo rosas,
"Y 'las yerbas reblen tos
"Que ya la tierra 'brota;
"Apartaos
"Pues bajo
"I>e flacas,
"lj& sderpe
del (peJigío,
de esta ali'ou'.br
os oceeba
venenosa."
Kiste aviso .importante
Que tu i»e,llgH> estorba,
R«ipwi.u'te quisiera
£¡u edad mA« w-mota:
Cu&udo del mundo alegra
Era selvas deleitosas
La. juventud rlsiwiia
Te ofreae.a su coroua;
Pero que ya mis h nasos
En um« wim tenebrosa
E*ta.ríüi destruidos
Del molió ¡y Ja carcomía.
(1) Qud tegltí« flore«, «t humi raaisoentia (rasa
ï'rtgldus. o puer!, íuglte inline, totet angula in
(Uerba.
¡Van«., agiloS' 8.
—439—
Mais para eutanictes, liijo,
Comsorva en. tu memoiiila
Las versos que te dije
Guando cortaba« rosta«.
DECIMA
EN LA COLOCACIÓN DE UN SAX RAFAEL
EN UNA CASA
Devoto Impulso de amar
I>e «»ta casa, tiernamente
Os elLj?e reverente
l'or su guarnía y protector:
Espera eu vuestro favor
Tod« jrracia oelestial,
Y que tendril en todo tnaJ,
lieu few loos prenante ft vos.
La medicina de Dios,
Que es remedio universal.
—44*—
SOlSriETOS
SONETO I
A NUESTRO S. J. C. EX SUS TEES CAÍDAS
Dolores .nostra« i]»e iiaHarv.lt.
Isa.i., o. M i l . v. 4.
El misiito etn cuyo brazo omuiipotuiiite.
El aoK'lw mar, el cielo dilatado,
La vasta tierra, y todo lo criado
Se rniaiitiaue »aguro y iijeNiianeute:
El "Hambre iDioe," ni pe«o solaantiite.
De este iff«, Apira del piHitdo,
Tres veces en la tierra derribado
Es la mofa de \m jnteblo i move route.
De esta suerte camiim : y cuHiudo asombre
Bl lu^ar afrentoso d<wide espera
Ultiinjés vite» fi. su «nanti) nombre.
Apagando la luz qne «ilm ,r¡eveirbe.ra
Eia &a divino sol, meno« el hombre,
Ije ülorarä naturaleza «¡niterai.
-*4I~
SONETO II
A LA FOHTALJSZA DB MARIA BN DA
PASION EKE J HSU S
IforUtudo...iiMtomentum i-jus.
I'roT., c. XXXI, v, 25.
Tu Hijo ipadiow, y >en nquel IUIOUWUU»
Que Oie mu allergo cádiz, vine-tMi pura,
JJH "filthua gota faJJetslendo apuru,
¿A. nué .coma pararé tu suírliii lento ï
SJ llora «I est.relhw.lo firiiKuniewto,
Vistiendo al velo de :1a jiwlie obscura,
Y si íjiuie tamibión Ja tUara dura
Con raíi'o generad ^cuitlmieuto:
¿CiiíU será tu (toktr'í laiwinpreusible.
Ma», iííonio tu mortíiil naturalisa
F a r n * eu lam to mal iunleetrnjetibl'e?
¿•C-öimo no BHMMW»? ;aih! que A tn terneza,
Siendo td la «-latum im&s sensible,
De -eoilunvaa alrvid Ja fortaleza.
—44 a —
SONETO III
A LA SANTÍSIMA VrKtíBN
Sacro efundido iHrio, que Iwtjado
Para «mtldoto fuiste diasdie el olelo:
Azweiua que J leva iiiueBlro «.utoelo
Al olor de »u ungüento derramado:
Nando ique tvni suaviáiules 'debitado
Lteiia. la aliua de £ozo y de consuelo:
Maravilla qme alalia todo ©1 suelo,
Y el empíiieo por única Ira eaiatiado:
Bograuídeaca la roano que descuella.
Sobre tu heiuuosa faz la luz que brilla.
Las gloria« que nil torpe labio '»ella.;
Volviéndole á «UIIUIT «U VOZ sencilla,
Medicinal, fungante, «uii.ve y bella:
Lirio, «nct>ua, uamlo y imanavilla.
—443—
SONETO IV
A LA MISMA ORA.
BAJO LA ADVOCACIÓN
DE LORETO
EJlegi. et «»nctiftc-avl loeuin ¿stuan, ut sil: ibi
Jioüion íneiuu, et IXT ma néant oeuili m«¡, et
oar iiwum ibi L-UIKHÍÍÍ Uiebus.
Paraltpotm., I. II, c. VII, v. ltí.
La «asa de ¡a aurora, u e,í optante
Que eJ soil eterno al .mundo iironiielfa,
A Daliaaeia sus Juees extinguía,
Y 6. ¡Loreito asomaba !i*efulgeitte:
Porque «t'ioso el l'àdre omnipotente
I)*ïl 'lionw quf a su casii «es «tabla,
Un .lugar la eiïg.io, dó en cualquier día
Su mwnibre se lensalzar-a ester najuente.
¡Oh valla, i'UaJ I^oreto veutnirosa,
Cuando «n tu anual reouaslo se reipetsa
Aquella trains) ación ¡muy prodigiosa!
Reíd te como «iemipre iwula «ftcaisa
La salve uom quo atiendes obsequiosa
Los «aerados derechos de esta casa.
SONETO V
A LA MISMA SEÑORA BAJO SU ADV O
CAÜION DE GUADALUPE
Desde «u etteriiio alcAzar, désete «J i-jólo,
Viendo .entalla á Ja América algún día
En ,»u última afliociúm la giran María,
Y baja il idarle niaiteauuíil c-ousuelo.
Miradla en I'spayac, y a su clesrnin
CcfiiH) «e frustra el pla.ui de la herejía.
Y ariatfai's« la llama que cundía
Deisde «1 fraíleos basta el indiano suelo.
!,Qné val«, pues, que Napoleón ufano
Con su hueste Infernal, que al niuu.'m aterra,
Quiera oenpar el reino mexicano?
A.l arma, paisanaje: guerra, guerra.
Que el ««ero Paladino GuadRlupnno,
Por su favor ampara uueistra tierra.
—¡WS—
SONETO VI
A LA MISMA SHA. BAJO D E LA MISMA
ADVOCACIÓN
Florea ajpparuesruut ID terra nostra.
Cant, c. II. v. 12.
La deidad de la Vaz, sabios pintores
Expiresaban con diukre gaillardín.
Dibujando nina virgen que oírtela
En aus candida» miauos tíenuns flores:
Entonces apurando sus primores
liustraido el pincel nos prometía
Esta agradable copia d« Marta
Que ireetbiö en el cieio sos colores.
Así .la ive aquel Lndiio afortaoado
De Tepeyae en la escarpada sierra:
Milagro qtie 'hasta boy se ha perpetuado:
Pues cuando se arde ol .mundo en viva guwra
Parece que la paz se ha refugiado
Eu lots lares felices de esta tierra.
•^4$w
soNBrro n i
A hX OON0EP0I0N INMACULADA DE
MARIA 1SANTI8IMA
Eu su mietite divlnta preparaba
El alto JOT« ila toetklad u.fis pura,
Dándole todo <c,I ¡ttano de herniosttiira,
Para los grandes fines quo intentaba:
Asi que las ivlntudas connpeudlaiM.
En tan igr&olosa »lin í*nim.i criatura,
Excitando ¿w laniior y su teiinor«,
ÍUJA, MADRE y ESPOSA la llamaba.
Brillo en el cintro Olimpo la alegría
Y rwo.nr,tó su lespaulo luminoso
Celebrando el origen de M a r k :
Pnineiipio, A Aa yierdad, cl mils gtarioao;
P«ro que la honra roteina lo pedía
De m PADRE, de su HIJO y de au ESPORO.
—447—
SONETO VIII
A S. FRANCISCO D E ASÍS
. . . u;i adivit
AEteraia Christi trimera.
Ex Officio «cet.
La oegra tanijiiaataid de ¡la ¡herejía
Oublie !a faz del .globo venturoso
Que Cristo redimió, y el hoiwr.otso
Caos i»e dilata de una noche impía:
Kl grito su,be á il a región del día;
El".grito de la Iglesia querelloso:
Truena el OiiiMi>o; el Fartiie ludivuioso,
Al gran Francisco, coano ¡i Cristo «min.
El vicie-Diios, ciMul astro refulgente
Asoma a'I inundo: la época cristiana
Cielo y tiierra celebra« e.n SU oriente;
¡Oh btaniUaidada .etlnd Ja frawisefwi*!
Y ¡ali íMniisto el Potosí! que alejtreineme
Canto. Ja mueva redeiiicióii hmiiana. (í)
(1) Nada ibatn-a encarecido en este Soneto
para eJ «ju« hubiere .leído Ja historia del siglo XIII.—A.
-448—
SONETO IX
AL MISMO SANTO
C«ilaf i'letus, psalnt coemis.
Ex, Ofûc. acel.
Vuelve del alto cielo, lu« sagrada,
Que 'bafinIra. mil rostro de alegría:
Vuelve a uits turbios ojo«, clara gula,
iOb! vuelv«, vuelve, religión amada.
Sin tí et error me tiene vulnerada,
Y procura acabarme
Asi decía
La Iglmia santa, cuamdo la bea-ejía.
La tien« can ¡sus sombras eclipsada.
Bn <wío el mismo iPíidre omnipotente,
Para «Mij-ugaír el Manto de su esposa,
Saca & Firoucdisco de «u caos profundo:
Déjate ver ed Serafín ardiente:
Huye al abismo ¿a .impiedad monstruosa;
Luce la Iglesia: se repara el mundo.
"WV
SONETO X
AL MISMO SANTO
Mientra« que adorna la soberbia frente
De caduco laurel el héroe vado,
Francisco ciñe con su samta imano
La humilkk? sien de Jauro jx-riüaiiente.
Reparada Ja Iglesia en el Pon tente
Al ii\wo setptenitrJün hace cristiano;
Ilustra aJ Mediodía; y el otomano
Pone & su* pies su cetro re fulgen te.
Después de tanta y tara cabal victoria
Que al ctelo ailegra, ¡y al abianno atenra,
Vuela Francisco fcil premio <le la gloria.
Apnanidan, pues, los liëroes île ila tteasra,
SI ipara nacer etorna su memoria
Conrea tras los laureles die :1a guenra.
—45Ö—
SONETO X I
A SAN JÜAN NRPOMU-OENO
Tmneilvilmus per ignera et aquam,
«t adduxistl in reitrigierluiin.
Panilni. LXVIII, v. 12.
Al graind/e e&fueirao del podw divino,
Aquel de NepouUK; varôn. coostamte,
Par fuego abrasado«: y agua inundante
Ha.ee, imtraindo ail «lelo, ßu camino.
Bárbaro el rey, su horrendo desatino
Oon blandura, ö rigor lleva adelante,
tjuanitaiido que el silencio se quebrante
Que resguardaba ran ¡pecho diaan'amtlno.
El halago se empeña por »u parte:
Aspira la crueldad a la victoria,
Gonubatiendo eJ más sólido baluarte:
La GomstaTwsia de Juan ee hace notoria:
Ï elevando «1 silencio au estaiadante,
.Viva, repite, la dilatante gloria.
—451—
SONETO XII
A LA MADIIE DE SAN F E L I P E DE
JESUS.
Llora M&ndca á su hijo ¡y «(invertido
Consigue venlo á Dios, ¡qué feliz llanto!
La Madme de Felipe hace ot.ro tanto,
Y sabe que .ha mudado die partido:
La primera contenta lo ha 'afligido
Can ver que al lxereslairea le da espanto;
La segunda lo adora Atleta santo.
En aras que la Iglesia Je ha construido.
Por .lo que de las dos en paralelo,
Dt#a el contemplativo mfts prudente
¿Quién tuvo en m dolor mmyor coronel o?
¿La del Grande Agustino por sapiente?
¿O la dal Mártir CRIOLLO que en el >!telo
Lo vio, según el Paipa, refulgente"?
—452—
SONETO XIII
AL SEÑOR DE LA BUENA MUERTE
Ubi est, íiini's, vielwi.i tu¡i'.'
"Ad Corlar«. '.'. XV. v. "ó.
Aqufilla muerte, frangen horroro*;)
D<> ,1» culpa (le Aili'i.n d éso bedien tv,
Al morir eu la cruz un Dios paicient»*
Acaba con au fiiarm poderosa:
Vuelvf «•] hombre íl la vida ¡más dichosa,
Na«« il*> .nuevo 'ínUagi'osmiuieul«,
Inuindaindo de sangre íl !a vertiente
Be la Pación de Cristo dolorosa.
íDfi tu victoria estil, muerte atrevida,
Cua'Udo el L<efYu de .Tuda muriendo fitwte,
A sus plantas te liftne ya venid da?
Huye azorada do tu nvismn suiertc....
y al autor eMKi'aiiKtezea'ii d«> la vida
Los que le llaman DE LA BUESW MUERTE.
Entretenimiento» Poáttoo*.-80
—453—
SONETO XIV
AL
PADRE
M:
UN
OKDKNADO,
SOBÜE
LA DIGNIDAD DKL SAOKIUHXHU
De majestad circuido y de grujid*«!»,
Ltesde «i cielo do alumbra «temo el día,
A las manos tie tu lujo descöudla
luí Dios id« samtMad y de in)re/.a:
Lo vi, y de luego oauot-í la alteza
Del saxMu-doclo santo: y el alma mía
Estática rebossa de alegría
Que no es .de la comftn uaitm'*i«ía.
¡Oh, "Collado," rolil veces vmmiiroiso!
SI vieras esta escena tan brUtaute
Qiuie se ofrece «a el templo majestuoso.
Hicieras
¿qué no liictem un padre amante
En éste el de »us días el más glorioso?
Pero si ausente estás . . . s i está disiamte...
No. pues, su voz levajrte
De ton aiiegres Piérides el coro
Sito que al canto se siga «1 triste Moro.
—454—
ELOGIOS FUNEBRES
J£N LA S E N S I B L E MUKBTE
Del P. F. Manuel Navarrete.
ELOGIO PKIMEKO, COMPUESTO POU l>.
MA1UAXO BAIÍAÜABAL
LAOIUMAS DEL, AliOADE AXKKISO,
AKRODILLADO AXT10 EL SEPULCKO
DE SU MAYOliAL NAVA IM! ETE
ELEC.1A
Dolin-: si «s que auliuiulo
Peremtie tue ¡K:om*pailnis,
Por voto que los cüos>es
Hicieran contra mi a hua:
Un niomieuto U» aparta, 'lolor nilo.
De fomentar nil jjra.ve desvarío.
D*ja selten a til* labios esta losa.
D6 mi cairo MANUEL en paz reposa.
¡Oh Mi, J&pUla fría!
Qiiie :im eriitreilicho «norme
Al flltinw consuelo
I>e unís ojos ojionas:
Deja de ser hoy pleilra, y en blandura
Transfórmese tu «er y entraña dura;
—455—
O ya ijue duruLiüU'tie ,no hau mi« brazos,
¡Ail I Ututo y mi dolor .te hagan pedazos!
, \ o me ivapimúa,...
¡Cielo!
Mas ¿cóiuo'r,,,, ¡qui' delicio!
¡No luye piedad eu. los hombres!
¿V à mut piedra la pklo'í...
'Xhl Milindaíuites ,son vutwairos aaitojos,
Ojos il*>¡ oueruo, Mniitados ojos:
No vertH-s á MAXl/ÜL, porque txsta pabiin
Ya sillo la da el cielo ñ los il«l aiitiw.
Coin, alios, ¡aiy! eon cillas
Ai i raw ti« hito en hito,
Como águila, al segundo
Apolo 4¡loI OLimiKi: •
A(jii*l ddvl'uo v«tH., que «olla
Oohiia.r al iituVio s»u<4o (le alf-grín,
EmtortMuido ¡ul amor: decid, paistows,
¿Qué llera lio escuchaba sus awowä?
Venturosa "Olortla,"
A cuya ston tejieron
Mis floridas #ul.EDaklas
Sus amorosos e«í(>s:
Congratulait*», ímnlga,, con la irt>a
IV» i.jiu* la oo-imwapla do Anwltea,
N,t su jíinlfu florido -recopila
Floras coimo "las floras de Olo-rila."
¡Ay, í'raoeente Amairda!"
El alma me ¡peoelyaa
—456—
Tu nombre: tu maníanla:
Tu virtud: tu "inooeuicia."
Pues cuaitMlo von caniUiSju ilukviueute
A su "Auarda." MANUEL, ü au "inocente,"
Tuve yo nine quejarme, cow wiv dii,
De la otra cruel "Ajiairda." y su perlldia.
Si a.q>ueja*lo se daba
A ias justa« querella»
•]>al luido y la fortuna,
Ki»teniae 10 il las piedras:
Yo por sus "Hatos tristes"" étoile Í!n;lo:
";Oiíl ¡mimen estés alegre, MA.NU.JaL mío!"
Porque cuando tienio sus enojos.
Ojos que .no lloraban, no eran ojos.
Si consagraba lino
De su alma generosa
La« efusión«! tiernas,
A la "a¡n*tetaid" Uerokja:
"FHWEO," *Mio tú, ¿qué producían i
Efestío» y Alejandro renacían;
Y eu vivo ejemplo de a m b t a g hinwies,
Volvíaiu al mundo I'íhutes y Oresves.
Ma«, aunque prodigiosos
Son todos estos rasgos,
Preciosos ornamentos
De nuestro suelo (patrio;
Nada 1» dicho, pastores: on i desvelo
Ha Tratado por ün cosas del suelo;
Y anun lie falta qti« lw«*'r A .»iJ31 eacouiio mayor ¿t su alma pura.
—457—
•Miradle, con Urania
Bu el etéreo carro
Peuetirur el empíreo,
Cou eunKiùo «ag-adtp.
Oíd CHU tul'...- ¡om cuáuta melodía!
La adorable "Pureza de M-iiría"....
¡Hombre! si áng"l uo f:iíst«w en, el ÄUPIO,
¿Cóuio t.e remontaste« laasta el cielo?
Basta, si: y al ompeüo
De uii tina íuiiuiQi'ta,
Excúsele la muerte
De la iitígra lisonja.
Falleciste, MANUEL: la parca duna
Te sujeta il uiia trist» sepultura:
¡Ya 'lio so olríiiu tus celestiales voces,
I;rrtói'pw*te divino de los dioses!
Cloto, L&quesi«, diadime
Del -precioso hilo cuenta:
¿Qué trabéis hecbo, cuitadas?
¿ Cortóle A tropos fiera Î
¡Suspendía la segur, parca enemiga!
Suspéndela, 6 el cielo te mnildiga!....
Mas ¡fly! que ya es eu vano .mí desvae:
Parca, ' perdona ; obedeciste al cielo.
Espíritu graodioso,
Que de la tierra tagnaita
Ha« cumplido el destierro
Y taimas á ilu pu tri a:
Esta triste cnucMm ú tu memoria
Couisagn-o, porque el fasto de la historia,
-45SPueda decir al orbe .en algún dfa:
"Fr. MANUEL N A VAIiRETE. a4.1I vivía."
Y tú, yerta ceniza,
La ineptitud perdona
D«l tnaInadia4o Aiufi'iso,
Qu« moribundo llora.
No tengo flores poética« divina«
Coa qué u o m w tu sepulcro; «ino. espina«:
¡Sólo te of reí* mi letail quebranto
Momento triste, silencioso Manto!
Vos, las IMéi-klwi almas,
Qu« del castallio nectar
GustiralB la ambrosía,
Cantad lu triste endecha.
A l ) i o s . . . . Y :ú, coturno, ane calzaba
MANUKL. cuando en «1 mundo lailitabi,
Este ósculo iecü>e, y ven al tenip'.n
De da inmortalidad ft dar ejemplo.
—459—
ELOGIO SEGUNDO, COMPUESTO POR EL
LIC. D. WENCESLAO BARQUERA
ODA SAF1ÜO-ADON1CA
Tu Paz llorosa cou la negra caudu
De uoelie eterna ipiesu.w>sa cubre:
Rige â lits anda« tu flamante CUTÍ,
Délflco numen.
La up-i'.'a niebla del fatid Eíeou
El orbe llena de pavor y »listo,
Y la iTisheza por iló quier extienda
Hórrido» lutos.
El Eurt) y Noto, en buracaue» ñivos
Y de Apeblotes el rugiente silbo,
El valle. ut«rro, y eu el bosque se oigan
I'ávklos gritos.
tía muerto, claman, NAVARRETE el -sabio-.
El vate divo, cuyo plectro de oro
En diestra mano, competir pudiera
Con el de Apolo.
(1) "El Täte divo que al Indiano suelo
"De honoT y gloria le cubriera nía no
(1) Bstji fue la. os trufa que se colocó abajo
del retrato d<>] poeta, como [Hiede vw-? ai
principio del tomo primero de e«ta obra.
—460—
"Con sus ca¡Qt&m¡, que preciaron siempre
"Xdmoüis nil to«."
Las nueve hermanas -ti« ful go* türcuiufls
Con megra resto recamada de oro,
Flotante el pelo, sin aliño ni orden,
Bajan al soto.
O&toe el sepuloro dolorosa« vierten
Fraga«tos flores; y el aroma digno,
Al irielo sube «u vi'Vwen,Le voto
P«r su querido
La bella Euterpe que preside a¡l coro,
Mii lira de élxuiio 'se adelanta á toda»,
Y ein esto« safos la mortal elegía
Lúgubre entona.
Hado ominoso, vengador insano,
¿Por qui1 nos privas del mejor inpMiiioV
;,Por ((lié deiwargíis tan soberbio• golpe.
Bárbaro, fiero?
;.Xo bay innlhwhoiie» cuya safía impla
El cieilo .iwlln eon iiiwiiumdo crlmon?
Plies, /.cuino a.l .Insto la fatal guadaña
Ciego diriges.?.
;.C«n que ite lleváis al cantor preciad».
Que ä ol alma Mut!«' <loJ Oeador divino.
—<+6l
En duloe métro consagrara ufano
Cflnlftcos, é himnos?
¿A aquel que ft Imputaos del »a-apraid-o fuego
í*eaetra al salió de iniuorttt:c¿ lu cea,
Citttaud« a! fuerte, prepotente y sabio,
Próvido Numen,
¿A aiquel que el estiro del valeur eaçiencle
En los lealles mexicanos pochos,
AJ Hiodu'lMite r-wtoaar altivo
¿De sus •acBtttoe";
¡Ay! tu llevas al virtuoso "Silvio," (1)
Qu« fi, la Inocencia'y al aunor celebra
En su festiva, juguetona, y dulce,
Uftstica avenía,
¡Cruel' mas ; dónde' ¡suspirar cansarlo!
Vn llamto «rtórii mis mejillas baña:
¿Donde te toa« ido, XAVAKKF/PB amalo?
¿•Dónde tus gracias?
j Tft, ya no existes'!... decretólo el ci«ío;
Así convino. La tnainsión eterna
A t«s virtudes ora justo fuese
I>a reeamipepsa.
(1) Este nombre se da «u sus IHWXÍH« pn*¡torilee.
—4Ô2—
Castos amores, celestial "Olorila,'
"Celia" luocuute, la fatal guirnalda
Da la cicuta y ol beleño, ««i
Flnebre g»ila.
Con que hoy ten, torno riel siijiiuir-ro triste
Entotiia.ivniO'S til "íl -Dios" puist i'wo :
Venid, y *«! 1 lamió doloroso sea
Kuestro consuelo.
Venid, zagales, del Faa-naw) indtiatiia,
Y en vuestros hlumios perpetuad su .uounbne:
Haced qu« al tleimpo su memoria exood:*.
Aneados nobles.
FIN
IHSTDICIE
DE LAS POESÍAS CONTENIDAS
EN ESTE TOMO
PAS«
J l P í w i t t iSiK-uiitia de Sos piúnei'im.lií'i
ISIKIPÄOS» île ila viibi ú*¡ Er. àltuaitA X«varaete
Elogio <k' Fi\ MíMiiwl Xavairrete, JHW 1).
Mariawi Barramhnl.
. . . . . .
VI
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EXXKI-yrENIMIENTOS l'OETICOS
A Fabio, en ,1a l'pinisàiôii
de «»tais t>oü
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SÍM*
Brillos^ insfwiiio.
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LAS FLOUES DE CLOR1LA
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ODA III. El triunfo 4el «mor,
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ODA IV. A FI!^no.
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ODA V. A urna imonsrtameia.
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ODA VI. A Lisi cantando. . . . . . 108
ODA VII. A lOlortla, emu una« frutan
•de pasta
109
ODA VIII. A unios «altillos de O l l a . . . 11.0
ODA IX, iBn •oelí-bulilad (1* uno« din«... I l l
ODA X. iKl día <!<> Oliura.. . . .
.112
ODA XI. A .Clarl «u «1 J<who. . .
.113
ODA XII. El Verano
115
ODA XIII. El Est*». .
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ODA XIV. M Otoño.
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ODA XV. El l¡nvi«rao
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LIBTHITÍT<A, A ¡OR loaiíiarios 4e Ulsi
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LtETKtLLA. A lesbia.
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CUATRO TUGUBTILUOS A CLOllILA
Juguotlllo iprlmoro
Jiuguetllio II.
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JuguetMJo I I I
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.lugUftHlló IV
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L K T K I L L A . La a-ftsa <k>l Valle. .
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. 12S
*ilLHA, A FaMo pimí (jilo 'Se « u s e . . . , i:¡tf
ÜP.l'iMiiiieu sohno íui U m á n .
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Vrtriüs vwi'siw Itokirtts
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OUAIÎTK'fAS. Ut-ítmto (lo Celia . '.
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U O l l A X ü E . C a r t a aaiiui'osa.
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KiOMANiCK. A ;lw día« ule mi miui.^.i.. 15c
DKSPKDlDA
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P K O I M A . A FiJU en riU-ainxpo. .
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. 101
P>rcCL\IA'S. iBu to ,dwstruwei5n tie IUIIM
liai»t'Uw laiuta t o r r a s .
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liECI.MAK. 'A :UÓ,i ssfflarita q u e
cogió
ia rua,nwi. .ite peillr viürsas tú a u t o r . . . 159.
IIEOIJÍA1S. A in! caraaöii.
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159
l>KOUÍA. A Lisi ¡pan «1 fueffo que lo
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DKf'ÍXIA. IKII vina musciieia.
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¡ • R O M A S . I E I Amor C a r m e l i t a . .
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Q I ' I X ' I ' I I J I J A S . il'nnln « m o n t a » .
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BXTtECHAS K K A L B S . A um c a l í a n l o
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DOS T B A D U ü C I O X í B S iDOS UNOS
I>E G A L O
Ppltrusra.
Segunda
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ItiG
VKUSOS
IOS
160
—468—
EPIGRAMA.— J;«l Amol- urauud >, "JLVraducüiftii idiel ikiio'nia griego a.l laitiuw y de
éste ai! oastoHajiio
171
JHar¿ll'.r¡íi!iiiS Kiel aiiiisiuo epigrama.. .
. . 17::
A Gloiri icon, uiita. fitAatmlrlta.. . . . . 17:5
A Clori ¡eau unos piíciiiwi'dtois.
. .
.174
Ol«r.i y Suivit© lOwmiiBiïtlo ¡duraaiios. . . 175
KOiMAN'CK lENDKIOASlLABO. A los
ojos de iClori
170
HiOJIANCE ißNÜECASlLABO. Tarn Ja
muerte de un lonlto
177
EPITAFIO.
.
.
USO
I;«, imaûwna. »
18t
CANTO EiN OCTAVAS. ¡Sueño alegórico. 18.1
IDILIO. iJa Zagíilla del 'Bosque. . . . lSfí
BGLOGAS.
US!)
ÉGLOGA PKXMEIIA. tól amiante nuis üei •
de los pastaros
í9o
ÉGLOGA II. La trastora imáe fiel ile la
«abaña
-00
ÉGLOGA H I . Diespttese Silvio de Ooni .215
ÉGLOGA IV. Llora i&ilvio !a aus&tioia.
de Cflori
.
. 21S
BGLOGA V.fl Celebra iSUlvio la vuelta
tie Gloa-1
'¿'¿I
SONETOS' •
SONETO PRilMEItO. ilraMuio del amor,
limitando el artificio del primer soneto
de IX TouifuB de M a r t e .
. . . .
'2-4
Entretenimiento» Poéticos. - 81
—469—
Píigs.
S O N E T O I I . IlïHMWi'tloiSit'Ptetwt.
. . '. 22~>
S O N E T O I I I . A Olori.1.1 e<: í ;'<•-: iludes
de a u s e n c i a
2.'o
S O N E T O IV. E l .deseo
22«
S O N E T O V. jai Bueflo eu eil Idía fte Oi«ri . 227
S O N E T O V I . El Ruego A m o r o s o .
.
. 227
S O N E T O V I I . ilîiftswilueiôa diel a m a r . .
. 228
.SONETO V I I I . Da sepa.rnicián t t e O l w i . . 229
.SONETO I X . L«a traste alísamela.
.
. 220
S O N E T O X . A !a vuettta d e Cloiri.
. . 2W
S O N E T O . X I . A iCIorren el oaijnpo.
. . 2:.il
S O N E T O X I I . Das t r a m p a s -ñe la e j u t a l a . 2'it
S O N E T O X I I I . I)*: aga-aiiieicimlöiito. . . 2:>2
iSONETO X I V . D e l a he,miio»ura.
.
. 28:!
S O N E T O XV. D é l a juvwnitud. .
.
. 23M
S O N E T O X V I . .Glonln. fi Disi .
.
.231
¿
S O N E T O X V I I . ;Ccnn.tni, el aimmr « o m ú i i . 2.i~>
SONETO XVIII. A Fileno.
.
.
.
.233
.SONETO X I X . ExukiniaoiüiiiiHs de una muj e r celosa
.
2U6
S O N E T O X X . TjaeaíFlfi de.Fneló-u. .
. 2¡U
Noelie T r i s t e
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. SIS
RATOS TRISTES.
Dedicatoria..
R a t o I. 'MI FíuatA.sla,
Rato I I . El Destino.
.
H a t o I I I . La, Berseeueiói*.
R a t o I V . Mi S o l e d a d .
24li
249
250
2M
251
—4/0—
Pug».
lía to V. La, lugim-filind.
R a t o VI. Mí H«rfa.iïiï«|d.
Kaito V i l . Tul V u g a .
R a t o VIII. I<a tenin-inaiCflßii d e mi« gustos,
lía to I X . La, au-stMWiin .
It ato X. La ftsuwriiiiiKa.
R a l o X I . M a m o r extlmgulclo.
R a t o X I I . El riimordiiiiipiito
R a l o X I I I . 'Hl (lí;vite P i t a i o
Rato XIV. 1 A Libertad.
R a t o X V. La ímiwtft île Ftliis
R a t o X V I . Mi retiro..
R a t o X V I I . Mis cns'Wüos.
R a t o X V I I I . Mis paidmeis ilmena.Vipmiti.irad'O«,
R a t o X I X . I « car¡suinieió,n.
Riaki X X . iMi d i f u n t a lremnainia
R a t o X X I . L a liumon aJMad.
R a t o X X I I . La me.mo'ria.
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ELEGÍAS A LA MUERTE ivrc GLOIUS
magia 1
Ktegla'll.
Elegía. I I I . . . . . . .
.
.
.
B N D E O H A S . A ¡Olm-is en pi seiprtiip-m .
.
r i i K f t l A . |FJII l a m i » r t e idirt |Lie. Y w dad ,y RaniwiS.
B L E G I A . i'Eu la m uferte <lefl l i m o . Sr. I ) .
Vv. Antonio «lo San MJjrñnl, Obispo ¡le
Miclwwc&n.
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283
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—471—
l'üjj«.
Ilroclaima y vaticinio de Miiinwva ew la, exaltación diel ;Sr. r>. Fettiftiutl<> Vil ai tronío, littfl
SONBTO. iCoiuipuiesito MI iSaiii Antomo d*>
Tilla, en unáis funciones que ¡hizo eeita
Villa por Fernando VII' «a ©1 «fio de
1808
aotí
La gloria del iSr. D. Calilos IV, Kiey de
E»paiïa
30 i
ROMANCE ENDEGASilLA.BO.
Elogio & iD. Luis Säwhez.
. . .
. . -'ill
A un gran, personaje
¡i 12
El Niño «graciado
.'lift
Carta á un aimigo
319
OCTAVAS. A,l M. II. P. Fr. José .Muiría,
Cautnauza. . . . . . . . . . '¿-'2
A lu hospitalidad: era eil (illa del ,M. R. P.
Fr. Joaquín Valdwas, iPrloir del Couve ato de 'San Juan de Dios, lern 'la Ciudad die Ban Luí« Potosí
323
FElniJio & Minerva. ODA SAFIOC-ADONIOA
i . . . :«.">
Oda iSAFlOO-ADONICA. (DMigMa al
linio. iSr. Ohiapo dol maiieivo Reino do.
de 'León, D.r. D. 'Primo FetHelan,') Marin cuando estuvo em mi VÍ<J1.I • -ti la
Villa, de San Aiuloniio (tlt; Tula
'.VZ7
Al Niño D. JOBO Espnrm
320
Al 'Lie. D. Juan Weincteslii > Bnni'i n-i.
Oda
. . . . •. . . . Ü'il
_
2 „
4 7
l'ÍÍSÍH.
Tfjiiliwci'flîi ¡libre (Is» muos ili<ll'.'(K IK-OIHA
â la Ooiiiil«È4ft de Suae, '1)111" M . ITnibert,
ó por
el P. KOUIHHMÎS
;13;Í
Somato. .Cale tarando <4 U»nu>lo ¿io los R R .
P P . Cia.rmipilitíis de Co'n.ya, fa-lirioado
p o r «1 <?61<eUw> T m s g u t T r a s
334
ftonp,to. E n elogio <lpil esñiiiTini tiue tuvieron, « i SMao lo« iliíitofinrící; de I>. IVduo
Foi'nJUid'eK, Maestro «te p r i m e r a s .leíras
en ÍWHK'1 Irisar
.
.
. '
.
,
.
.
335
C U A R T E T A S . l>o íwi íiiiiio sí t*u preceptor. 3!U>
S Á T I R A S , CONTRA P O E T A S T R O S MALTWOIEXTKlS
Vejamen. ;i,l <Tpisc-vi.l>i"!Í,ni¡etiti>:dle<vunl¡ri> ¡nwta»tr»s
Azote á Pogaso.«
Itatnato del Pftmine Sanas
. . . .
PiBCIMA. A ¡Filoir-a
I>EOIMA, A leiwíai isiéñrailta jir.tr ¡n'omilwe
(Rosta, ,i>oir .lo (jue se vei'ft .
.
.
.
TíiEGIMA. A un wtiiato
&O.XETO. iA un ax»tn«tro.
. . . .
S O N E T O . Ein favor de la taoiciiíarMíVn •
340
344
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E¡P10 R A M A S
T. Ttel amioír .
.
.
.
.
I I . PeiMfiTO <tal nmttr pram do .
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• 372
. . .
¡172
—473—
I I I . Al voluutairio (-ii'iili.vtti'io del •ainn "
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I V . À UTk «¿HO
V.
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icHftbniíiLi.rl d'p •tuiiiii.-i'tdííií* .
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VII.
A los* ojo« «te' iCinisiaa .
Eli m i s m o en, ini r o m o "BOI1«TO" .
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Vil 1 1 . A lull iCiMISOT
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V I . A l iiiiiiSiiii» liü'iiiuih).
I>c juKmiitiO.
.
.
.
.
FABULAS
F A B U L A I. .Mis Ce.rawwois
. . . .
F A B U L A ill. ,E1 Mosquito
. . . .
F A B U L A I I I . I'll iKstiaiiwinie, El Arroy»
y lOeiriee.
.
.
F A B U L A IV. L a Arana, ¡Eli Mosco y ¡la
Ci'iiulia. ,
F A B U L A ,V. L ^ s d o s Pñj-anüw.
.
.
.
F A B U L A VI. LON Viejos «*;IMHI1OM.
. .
F A B U L A V I L Eli D r a g i w .
.
.
.
P O E S Í A S .SAGRADAS
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MORALES
L a jilván«! J / w i d e n i n l a . P o e m a
Ein-auístii-o
divido on itiiie« oaintois.
IMrodweiöiii
Oaiiito .pfimwo
Omito isiPigiMwIo.
On roto ti(W«,ro.
38b
380
300
305
—474—
Págs.
I'OBMA
IIKHOH'O
Km t"el'Hbi\klíi>d <te la Ooiut"opi('i'óiu> ' Iiunafulaiia
üe Marta, jäaiutfctain.
Irahwiluiacióu ni ¡poema
Cauto primero
'Cíanto seguiiKlo
Oil lit»
tercero.
. . .
.
.
LA A L M A PRIVAI.»A 1W0 L A
P o e m a lûg-uihiïfi.
.
.
400
402
400
410
(ÎLOItIA
Caiato ú n i c o .
42?
OCTAVAS
'. 434
DiEOIMA'S. A u n iiiflo
4M
ODA. I>a juvöiiit'VKl eugniíosa
430
I>RGIMA. l í u la «olcíoncóón <le un ¡Sau
Rafael, en uiua wi.sa
4;i9
SONETOS
S O N E T O I. A .Nuestro iS. J . C. era- ¡sus irus
«aidais.
.
. i
44C)
S O N E T O I I . A la fortuJeaa. ¡ri«» PUa.ría en
ta P a s i ó n iite J e s ú s ,
.
.
•
•
• 441.
.SONKTO I I I . A líi SanütlsIiMi 'V'k'ffeui. . «142
S O N E T O IV. A il a ïuilsma Señora, b a j o
!a advocación dß L-oreto.
.
.
.
. 443
—475—
rá(¡i
S O N E T O iY. A lu m a i l l a . ¡Si'iiU'iu bajo
la atlvocuitítóu d e 'Guiada Influe.
.
.
. -144
.SONETO VI. A ,1a aiùsma iScnVw-n, bajo
la iiniisiiia Siilvui/nicifut
443
.SONETO VII. A. lu. Oí»iit«a>ciIóiL Luniaicul&da de iMaria .Sia.uitisinni.i..
. . .
. -)-tr>
S O N E T O Y I I I . A Sein FnaiiHiMw d e A.siis. 4-17
S O N E T O I X . Al m Mihi > Sainitü.
.
. 44H
.SONETO X. AI iiniismo iSauiito.
.
.
.441)
S O N E T O X I . A (San. Juan» N^ixmuiKroaio. 450
S O N E T O X I I . A la Jhnlirt» <te Saut Fuliipe 'din Josûis
.
.451
S O N E T O X I I I . Ail Si'iiuf d'e la ibmaui
muerte
. 451'
S O N E T O IV. Al ipaicLr« de iwi lOnidenad«,
swtone la dignidad Hei «niciPirdocio
453
E l i O C l O S KUN BBKEK
I3n la seauslblí! lumerte id'el il'. Fr.
NaivaiiT«ti>.
Marmel
lEloK-io ïH'inw'm, (pur 1). iMiairia.i» iliaifuüii•bn.l. I-Ägruuas del A m u l e ¡Auf.ris», « T O idMlado amie H seiijukro d e MU Ma.yovûi Nmva:iu"et<>
454
.Eltogto BeguiJiiU), a>oiV el l/ie. 1>. Juaai Wenceslao B a r q u e r a . 01>A ¡SAEICiO-Al MÉNICA
' .
.
. •. 450
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