BJBLTOTECA OK AUTORES MEXICANOS POETAS 'v^ . <. 'H, • / FRAY MANUEL NAVARRETE O U R A S Fr, Manuel Navarrel.e MEMORIA SUCINTA DK LOS PRINCIPALES SUCESOS DE LA VIDA DE FI!. MANUEL NAVARRETIE, CON ALfUXAS REFLEXIONES SOBRE SUS POESÍAS. ESCRITA POR UN INTIMO AMIOO SUYO. El R. 1'. Fr. Juisé Manuel Miaii'tfi«»/ de Ñafíamete, á quien geuierahnente sólo se llama Fr. ¡Vfiinuel Naivarrete, naioió eu la .villa de Zamora, panteiieciente al obisipado de Michoacsin, el día 18 de Junio del año de lTtiiS. Fueron eus padres D. Jutiu Mniria Martínez de Navnrnete, y Doua Maoa Teresa Otilio a y Abadiaoo, ambos naturalles de la misma villa, y JK-TSOIMIIS de distiniguiida nobleza. No fué dado ¡i nuestro poeta el gozan- de la« ternuras de un padre aimante y bondadoso, pues la muerte s« ¡1« rabo â las cuarenta días de halber naaido. Pasö siu Infancia en. et lugar de su naeiiiiiento, y en 61 se <le enseñó A leer y esicnbir, y *;> le dedicó M estudio de la latinidad, bajo la dirección de su preceptor D. Manuel Cuevas. Los progresos que hizo en e\ conocimiento del idioma, y las ventajas con quo excedió ¡i sus condiscípulos, fueron, dig'iatio&lo así, la« pH- —IV— meras vi«luimbres eon que se anuncio este futuro manantial de luz. ,Por cierta decadencia (to fortuna que sobrevino á la íamalla, pasó, siendo todavía pequéis l/to, a. la ciudad de México, en compañía de su primo el Lie. D. José Manned Abadlano. con e! fin de iteistinarse aJlí en el comercio: y on et'octo fué admitido en una tienda situada j>or ol pot'fcal de la P¡iiputa,eión. No ¡puede catnar duida de los conoclmientoa que adquirió en aquel ejercicio, ni de la honradez con que se tnaíiiejrt en él, pues en el año de 1787 le eomiSUHH'I su patrón para que fviese ;'i expender una memoria á un paraje, que parece halier sido pil real de minas de Teniaseadtepftc. Sentía nuastiro jovencLto que le Ñamaba I>ios para el estado religioso: por lo cual, después de rendir las cuentas del encargo que se le habla condado, pidiñ licencia A su patrón para separarse de aquel giro, y se traslado á VallaBolitl, estando alli su hermano D. Blas, quksn le prapoiicloin/] el viaje para Qiteréíaro, donde tomó el hibito del Será-fleo San Francisco en el eouivento de ia provincia de Mkdioaoan. die los Santos Aipostoles S. Pedro y S. Pablo. Concluido el tlemipo del noviciado, hizo su profesión religiosa, y le mandaron sus pregados al convento de reoaleiaeion desl Pueblito, con, eil objeto de que en é! recordase y perfeoalema»e la laithtldrnd, que había aprendido en su nlftez. oomo ya queda dicho. Conalvjído este espidió se restitmyo nd convento de Qraeretflfro. ft la e«- —v— peotativa rie la filosofía, que por estatuto de la religión debía estudiar tros años: y en esta vacante fué cuando hizo loa primeros ensayos de sus versos. Se dirigió, en fin, paira cursarla al convento de Oelaya. Estaba »un adoptada allí, por aquellos tiempos, la doctrina peripatética, y vista con ceño la moderna; pero nuestro joven corista mostró tanto desafecto ft Ja primeria, y se aficionó tanto & la segunda, que desertado de la aula se asoció con un compañero suyo Ilaimndo Fr. Victoriano Borja, y entre amibos estudiaron ln Filosofía de Alfter). Acabado este trienio regresó al convento d-> QuöWStaro, donde estudió la sagrada Teología. Estando ya en disposición para poderse dedicar (i los ministerios ¡1 que le destinaba su provincia, obtuvo la cátedra de latinidad eu el convento grande, y habiendo desempeñado este cargo, so trasladó a,l convento de Valladolid, y residió en aquella ciudad por un tiempo considerable. Como ya había recibido la sagrada orden del sacerdocio, quisieron ©ni Idearle sus superfores con utilidad de los fieles; por lo cual le hicieron ir de predicador il Hioverde, y lo mismo ¡1 Silao, donde fué también comisario de la orden tercera; y en el ejercido de estos pulpito» permaneció algunos años. Ya en los últimos de su vida fué nombrado cura párroco de la villa de S. Antonio de Tulla, la cual es1A situada en la intendemeáa de S. I-mis Potosí y es una de ins mifiionos peiiteoeciftnfes il Kioverde, cuyo enraito se sirve por —VI— uuo de los mismos padres misioneros tie la orden de S. Francisco. Aquí fué donde otwiieurriô con el limo. Sr. Obispo de Monterrey, Dr. D. Primo Feliietaiuo Marin, y aquí donde se caiptó el singular aprecio con que le distinguió este sabio preílajdo. Finataietite, pasó al real de minas de Tilala>ujafliua, con el motivo de haber sido promovido para la gniairdianfa de aquel convento. En toda esta serie de tiettiitpos y de ocupaciones, ouilti'Vó Navarrete la poesía, á lu que siempre tuvo una particular inelimieión. Desde que seguía su carrera literaria eu la ciudad de Calaya, procairulja robar & sus quehaceres cuantos tatos podía, para consagrarlos & Jas musas; y así es que anitonoes salió a luz .manuscrita su primera composición en Terso heroico y patético, hecina con motivo de la. muerte de su uiaklre, á la cual tituló "'Noche triste." Este, obra fué como una piedra que descubrió el precioso mineral d-e donde había eaüido. E¡n eflla se advierte» aquellas exclamaciones eaétigieaB, que solo pueden naicer del alma cuando eatá penetrad* de un acerbo dolor: aquellos seutámioutos puros de que taiBto se noma la especie huamauia: y por último, aiqueUos raagoe de la naturaieza que jamás la afectación ha sabido, ni sabrá, remetíar. Todavía una palabra mus acenca de esta excelente ftegfa. Etla esM. puesta e¡n un estilo verdaderamente sublime: en aquel e-stllo que desde- —V l i ña tos adoraos postfizos, que no hacen más que poner trabas a la sencillez. Entregado el autor en los años subsecuentes al estudio de la poesía, su primera escuela y dechado fué el Parnaso espaiiol, donde se hizo de lo que se ISauía gusto; el que perfecciionftndose en otras oibras, especialmente en la de Meléndez Voldés, depuró su ingenio hasta elevarle al punto de finura y delíicade»a que muestran sus composiciones. A pro¡poreión que 'as iba trabajando estuvo á la mira de reservarlas, y mantuvo esta precaución por el tiempo de once aflos; en cuyo período las revio, conrigtló y aumento. Coinponfan estas un volumen en cuairto cuando se crio el Diairlo de México en el año de 1805. Por este conduelo se publicaron machos de sus versos, y el a;p!auso con que se recibieron fué como la campana que Hanno la atención general. Preguntabtwo al diarista por el nombre de este autor, pues Ü<1 fl.n de ellos sólo se leían las tres iuiciailes F. M. N. y se formaba enupeuo en saber ¿á qué lugar de nuestro continente había tocado la dicha de servirle de patria? Mucho« y muy aprectebles poetas, que constituidos en una especie de "Areadia" ilustraban al Diario con sus composiciones, le tributaron en ellas los uifts grandes elogios. Hicieron más: le eligieron por su Mayoral, y aun pensaron an haicer ran viaje hasta el lugar donde residía, sólo por tener el guato de eouooertte. JM saibia Universidad de México, esa madre fecunda de tantos —VIII— nombres grandes, dio taimbii'ii su vuto, y de un modo bastante decisivo, en favor del excelso nftiu-au de nuestro Naiv arrete; pues eu un certamen literario qm; œJabro eu e>¡ año -u 1809 asiguû el primer premio ilestiuado pa,m la poesía, & un cauto de éste que luibía sido presentado para entrât- eu el crisol de la crítica, eu competencia de otros tuucliue. Y ¿ft quién uo causará admiración el saber, que suis mejores composiciones salieron de sus manos "cuando (tiara usar de las exprestopes de un mbio aniígo suyo) |lj yaem soterrado en las montan us de la vHla d* Tula, desde doulde, eosuo Ovidio desale ai l'o-uto, remit!» aus obras «-an bellas y UiüaKlais, como si saller-am de la mejor academia de la liurepn; uo de otro modo que Bersier adaniró al intuido sabio, y caníundió al deisauo t*m su preciosa obra, trabajaba «ii las serranías y malezas de los Tirioeos!" Si notad« alguno que etntne ios versos de uuestro autor almndau tahito los del género erótico, queriendo deducir de aquí cousaeueu<ctos aoenca'd«! estado en que se liulllaba el coraasóu cteJ peertai, inflexione, que muchos partos del iug>enilo deben su sar unlcainiente & la fantasía; stn que Haya raison que bqste A persuadir, que sea fueras tenerlas por hijos de aJgún afee<1) Bl lAc. D. Carlos María Bustara&ttte en •la Necrología de! P. Navas-rate, que insertó en eJ diario de 0 de Agosto de 1809. —IX— to de to voluntad. Puede también temer presente, que al enviar Navarrete su« iKíesías á Rabio, nombre que da á su hermano 1). Blus, le atoe: "Las mas voces instado "De Ja aimiatiaid y al ruego, "En "ágenos amores" "Canté agradables mertaxjs." Así consta, y consta igualmente que las dos twuhiiociones de unos versos de (îailo, y la de otros de Angelo Policiano, las hizo de ordon del Rimo. P. Fr. .Toso María Carranza, varón muy docto de la provincia franciscana de Miohoacün, qiulan pretendió conocer die «ate modo los tamaños de nuestro poeta; y habiendo quedado muy complacido quiso acabar de formadle poniéndole en las manos el arte, del quo se aprovechó Fr. Manuel miaravlllosaimienite; ya eu la correoalÄn de sus "Batos tristes," ya en la forraaiciön de otras obras posteriores. Bs rmiy difícil entre sus poesías señalar law piezas que sobresalen roas por su mérito, pues no hay duda que los genios originailes son fecundos en cualquiera oíase de composiciones; <pero es fáwiil haicer ver, que acertó á dejarnos en todas ellas lo mas precioso y selecto que se puede encontrar en el raimo â que corresponden. Por eso en eJ estilo aflegre y jocoso ya nos presenta^ como en las "RIores de OiorMa," à la naturaleza engalanada, risueña y festiva, reboaftinido sólo iplaiceres: ya tama sus colores de —X— los objetos mas triveates, y nos pinta cou la mayor viveza el atina «ludida y pura de "la inocente Auarda:" ya se pone á asoonipañar eon su» blanjdos acentos los tonos concertados d'e la "MúsJioa de Oediia;" ya. se entoietiene en celebrar tt la "Poluta" pneddleieta de la hechicera "Glorl." S4 íijamios la, consideración en sus composiciones serias y majastueisas, como son las sagradas y inórales, veremos ¡icon cuánta majestad elige dos cwieeptos! ¡con cuánto detotro los trata! [con cuanto respeto loe exogne!. El nos iteva die la nraao, y nos enseña: ¡có¡no pregonan todlas las criaturas, que reia sobre ellos una Providencia btenheeliora! El nos llena del maiyor eiitualasmo cuando toma ft su cargo el alabar e! triunfo que consiguió la gracia en la OONOERCIOX iamaetílada de MARIA. El nos haice erizar de horror representándonos la situation lamentable de un alm a desdiiehaida, qae lia sido privada para siempre de la gloria. Y ¡Jamas alguna lira ha sido pulsada coa tanta suavidad «orno la suya, al comíiés meflainco!leo idle la triste elegía? Díganlo sus "Batos;" aiqueílas Batos q-ue papeäe. aus lo« forano la misma Melpomeíae, al todo de un esjuectiro, ö en la iia,varosJ,(lad de los sepulcros, rodeada de los despojos de la muerte. Muchos censores juiciosos o tastratdos, írata .sido de pareüoer que Ja poesía; lúgubre era el ea¡raetesr utas natura,! de Naivarrate; paro" A pesar de la generad lâaB con que así se ptettsa, y del resperto con qw& cteibo mirar î«s opiniones —XI— de los inteligentes, me a/trovera a decir, que su verdadero carácter era, en mi «oücepto, la sencillez en la poesía pastoril Me fundo eu que no hay una sola pieza de esta oíase en que no se vea bajo de esa misma sencillez una sublimidad & la que ciertamente no llegaron los mois afamados autores en su« abras compuestas en aquel estilo. Después de haber arriesgado este juicio, que quiero sujetar á la decision do los sabios, aíiaidíré: que todas las poesías de nuestro insigne ssamorano, llevan consigo como una carta de recomendación para quy las apreciamos más los Americanos; por haber sido producidas en nuestra patria, y por uu paisano 'nuestro que careciendo de aquellas ideas de «Hniparaciún que se adquieren con la residencia en diversos países del mundo, y destituido alguna vez aun de los libros preciosos, pensó por sí, y escribió par sí, recurriendo a sus propias reflexiones, y a una imaginación adral, ratbtamente fecunda. Tai fuó Navarrete considerado como poeta. Si oo temiera yo cansar all lecitor con la dilación, me complacería en formar aquí un cuadro que le presentara copiado con todas aquellas prendas que hacían .tan delicioso su trato Pfersonail; pero sacrificando este gusto en obsequio de la brevedad, te mostraró en una pequeña miniatura, ó por mejor decir, en mi ligertsjmo bosquejo. Concedió el cielo (l este hombre aquetas preciosas cualidades qme constituyen A un sujeto —XII— veudadenaanienite amiable en uuti sociedad. Tucode un aima verdaderamente noble, por lo que stompre aborreció todo género de bajeza«. Su carácter fué smuaiui-ente ingenuo, y la doblez y el aintiflielo, fueron violo« para fil absolutamente tïesconoicidos. Sup modales fueron afables; sus perasaaiiiietttos sanos, y su «mvorsaieión en extremo agradaibie. Su pobreau no le impidió ser franco, y mudias personas le vieron ejecutar aoeioaas baistaate generosas. El cuidado con que reservó sus poesías por tantos años; siendo así que por lo común se nota en los poetas ira flujo irresistible Ai» espertar 6, todo« »us producciones, bien 6 ma! digeridlas, es un airguonento convincente de su moderfltciôn, y de la desconfianza que tuvo de si mismo. Bl juicio que formó de ella« a! remitirla« S su iMBnmano, prueba claramente su humildad. El etogáo que hizo & Cni'los IV, por haber manifestado que le desagradaba el tormento, es un testimonio de que fué opuesto ft la vioJancía. Moa enbre tantas virtudes como le adornaron, campeaba y se llevaba la atención su fllnratroipía. No le faltaron aoaao en el discurso de su vida graves {yerseuueioue^; pero a aimó stoceraiuiente ó, los autores de ésta». M» pa¡rece que de ellos se esitaiba acordando, cuando en su 4o. "Rato triste" después de asegurar que sólo por sus penas vivía en las soledades, y que no era enemigo de sut. semejantes, afiadió cosa tanta nransedarmbre: —XIII-T"Y aunque entro uiuwhos de olios me Imagino "Como outre hatnibrlentos lobos mansa oveja, "De nadie forano queja "Porque asf lo elisión« mi destino." Si tal fui1 su paite rospsuto de esos hombree, ¿cuales serían las efusiones de sai corazón, reserva/das para aquellos sujetos con quienes vivió unido por los diillicos lazas de una estrecha amistad? ÜIlo tfl por todos, ¡oh sin igual .ternísimo Fileno! (1) trt que finiste depositario fiefl de los anéanos de su pacho, y il quien profesó rafts que ft nadie un cariño de que te hacías tan acreedor: df.... pero nada digas, porque es bien claro que le hubiera sido imposible el componer muchas de sus obra-s. & no haber estado dotado de una exquisita sensibilidad. Por lo que toca A sus lineaimicntos exteriores, fitti ailto de estatura; Maneo; de ojos azules; de pelo castaño y rizo; de buena presencia; (je semblante halagüeño, y de talle naítui'ataemte airoso. Nadie se imagine que he formado aquí una destortpeión estudiada no de lo que ftl fué, »ino de lo que debfa haber sido; como la qaie hizo Píinlo de Trajano, y Mareo Tullo de su orador. Soy sincero, no pretendo engañar al (1) Ast llaima en su 8o. "Rato triste & Fileno,*' hambre qrae dio ft su muy amado amfgo H. P- F. Vicente Victoria, frsuchioaino de su rois"J* provincia, y actualmente custodio de Blorerde. —XIV— público, y aseguro: "Que en lo que lie di-ulio •ni siquiera liay exagération." Este Insigne poeta tan favorecido de las musas, este nombre tan amable en el trato de ta saciedad, tesminó la carera de su viSda hallándose de guardia en el reail die minas de IBa'lpujaJiua. Poco tiempo llevaba de residir ailf cuando s« sintió atacado de una retención de orina, que lejos de ceder fi. los remedias que se le aplicaron, se obstinó en taies terminas, que fué. preciso adminístrame los santos sacramwnitos. Hallándose en esta situación, hizo salir de au racfimara & una aeftora anciana que le cuidaba, Uaanada Dona Josefa Silva, •con ¡pretexto de enviarla por un medioarttento; y aproveph&ndase de aquel intervalo, puso fnego a aus manuacritos. ¡De cuántas pceeiosidadep nos privarla este incendio! En él se sabe que perecieron treinta sonetos dirigidos â Anarda. Agravóse la enferjnadaid de todo punto, y con tal rapidez, qme en el cuarto día espiro Navarrafce á la« onoe y media de la mañana, Aoaecto-an muerte al día 19 de Jiulio del año de 1809, a tos cuarenta y un afíos de su edad. Fué sepultado su cadáver aJ siguiente día en la iglesia del miamo convento. . Confieso que aie faltan expresiones eon qué significar lo a.ma<rgo de mi pena ¡T/eotor! si eres sensible. añade aqpul una ligrima â las mucha« que entonces derratmaron sus parientes y amigos. I/o* elogios de tero recomendable varón deberían escribí rae por u« Sailustio, ó im Plu- —XV— time, que ensalzaran del modo debido M retevatnte mÊrlto Äe tm AMERICANO cuy* tau» Pasnirñ, para honor tte su {»iferia, ft las ma» remotos generaciones. ELOGIO DE FB. MANUEL NAVAIfcRKTE, POK D. MARIANO BARAZABAL, O SEA SUENO MITOLÓGICO DEL ARCADE ANKEISO. ROMANCE ENDECASÍLABO. Hijas de Jove, Ja em i inerte cumbre Dejad diel Pimío, y ä. la patria rala Bajad, cual suele del hermano vuestro La luz liemnosa que ai vi vi yute anima. Sí, diiv&s musas, descended ufanas Al suplo fausto do la vena rica Naietó (W oro, por desgrana suya, Pura la lilao blanco íle la vil codiola.... —2— Que no die tail riqueaa, ni Tiene por date la morena Del vasto septentrion, que Jaicta soberbia ni presume de cuantas ninfa no vio AJeldes, altiva. América blasona, saleras deas, Y forana ten ello toda su delicia, O de que vos laiotéis sus hijos «aros, O de ser de los vuestros la nodriza. A vos toca elegir: no es fácil caso. ¡Oh! luego que sepáis la caiusa digna Por qué os emipJaaa mi atrevido labio, Disputaréis ft América la dicha. Toda esto exalaimaiCiôn me figuraba El ensueño mas dulce de mi vida, Que si fugado por la ebúrnea puerta; (1) Pero no Fobeitoir (2) lo presidia. Y es que una nochíe la pasé en mi lecho Entregado íl tan placida vigilia, Cuail la die leer dell "Cisnie Americano" Da heohicena dulcísima poesía. Morfeo envidioso se aicencó Invisible Poco antas que la estrella maituitiaia (1) Finge la fu/bula, que los sueños de cosas que resultan verdaderas sailen por una puerta de cuerno, y los que s61o son ilusiones de ta fantasía, por una de marfil. (2) Dios que presidía los sueños funestos y espantosos. —3— Anuuofe la aflba: y esparció ol beleño, Y de la flor de Adonis la semilla, (1) Mae no bastando diligencia taata lías alias-bate: mata S« bugla: Ciera mis ojos: y el melifluo poema De mi ya floja mano se desliza. Empero, oo triunfaiate, dios del sueßo: Si e! cuerpo duerme, w l a el aJma mía; Y en la« alas del Éxtasis más dulce Mínale hablando con las musas mismas. La illusion sigue; yo me veo en la falda Dal Pindó sacro: las supernas hijas Del alto Jove coa aicienito blando Oigo Que dicen: "Sube hasta la cima. No temía»: sube, Anfriso, que al Parnaso Subir (merece quien virtuoso aplica Bl favor de las musas a su patria; Y esto ha honirasdo la serle de tu vida." Yo meóos suficiente que alientado, Lia senda estnacha que á la cumbre guía Piso eon luengos desiguales pasos, Yia bien hollando flores ó ya espinas. Jaimes me viera de la excelsa cumbre, A no aer por .milagro de las divas, (1) Muerto Adonis por un jabalí, fue convertido en amapola, cuya semilla es la adormidera. —4T- Bn dó su œlestial castalio coro Tienen las mueve hermanas peregrinas. Llego: las miro: y prosternado apenas Me deja absorto la visión divina Cuya pintura el estupor me veda, Cual imposible â mi profana lira. Decid vos lo que ví, Piérides almas. O tö, deifico saicro, tfl lo digas: Tú que presidas a la par que al ciólo Del sacro monte la mansión elísea. Mientiias, söilo diré, que interrogado Por ¿ou&l es eil asunto que motiva Mi osada invocación? respondo firme: t( Ell almo NAVARlliSTE: sus poesías. ¿De cuûil de vos es hijo predilecto, Deseaba saber mi pafirim, samta« divas? Soy que las prensas sudan con sus obras, Y honrarse quiere la tipografía." Brato dice luego: "Mío es el lauro, Que NAVAIMiETE solo amor respira; Y en líricas bellezas bu »ton sólo Tjas amorosas "flows tie líJlorila." (1) Sorprendida Oailioipe dice: "¿Cómo? MANUEL cantó el aimor; pero ¿tie olvidas De que <j, nii influjo le premió <MI SU alcá/.ar Minerva docta las "ilioróieas ruiinsV" (2) (1) IViíg. !), torn. i. Ö) I Vi«. 77, toan. II. EntretenImieiitos PniHiro«.-2 -*$— Enfcanees dice Olio: "Perdona, heruMMUt, Que si en la "historia" la "eipopeya" tinea, Yo, yo la maidne soy ctol a t a o vate, Por eso y »tros poemas que no Indicas." "Son sns vemos l'etfirioos, morales, Y madre siiiya soy:" dijo Poltamla. "Mas bien lo fuera yo si apaiiacierran Sus bellos dramas:" {1) replioo ïialfa. Eutenpe eon Tensicone disputa De mil composiciones exquisitas Lo dlsemto, lo ftuiido, lo gratctoso, Eu el "idilio" y "sátira" testlva. Aqut la gemebunda Melpomene Un suspiro laiozonMló dice: "Amigas, Reipasajcl de MANUEL lo» "Batos tristes:" i2> IAB flébiles dcülentes "Elegías:" (3) Y si no os desihacf is eu iMoo llanto Confesándome luego enternecidas l|ue yo la nmdre soy, el Pindó dejo, Y a manar voy en la îagïina EstigUi," "Yo uve subiré au cielo, «rita Tirania, Dû el atona de MANU-IiL estnalUs pisa, Si en el Plnïlo me nípigan twr mi madre. 1*01' sus "Mfíitk'os iweroas," tie justicia. (1) El autor ele este elogio tiene noticia de que el sabio Nava.rmte hizo piezas dramáticas. í'¿t •Pûp. 11 hasta !a 58, tom. II. (íl) Pá«. r.8 o ln 77, id. ¿Quién canté "la Divina Provide win :" (1.1 El vate que entoné "la pura," "liimpia," "Iomafuiaci«. Coineeine!ön" g'lorioaa (Mitológicos venia ) de MAK1A. (2) Podrá dejar de ser hijo miniaido De musa celestial? ¡Quién lo Imagina i Y puesto que yo soy- musa' del cielo, Silencio, hermanas, que la gloria es mía." bu discusión se enciende entre las nniaas: "¡Qué de iiiniigeftes hallan peregrina« Bn loor de NAVAHKMTE! ¡qué de encomios! ¡Qué digna eniailaeióu! ¡qué noble envidia! ¡Sí, mi querida, "mi adorada patria! Yo euntpefmdas miré á las Nemosluia« Ooniteuider por ser madres del que hiciera La lengua <le ios dioses má» i>u|liidia. Pero, ¿qué es lo que miro? CUÜHMIO ostabnoi Eu más cailor, de Jupiter las hija», Con mwva refulgente luz haroneen La inaccesible cumbre se ilutuiua. Una nube más aJba que la nteve Que descaüiswba en la froudosa cima, Meseórreise cual velo eu (los mitades, i al rubicundo Apolo paitemtiza. (D Pftg. 181 fi. la 201, id. '-> P;ÍR. 201 íi la 22R. id. —7— Seprtaulo tóstafba « i una slSIa de oro, TapiiO'iÄila cte astrelfcas diamantinas: Ki seonl-dtos MANUEL al diestro larto Y al opuesto la AMBRLGA se vían. "Henm'amas, KMJO el dios, Fióri¡f1es, basta. Mi hijo es éste. Su madre eat« gr.in INDIA, Deidad del septentrión. El a¡mor su ayo. Vosotros, alara« musas, aus "nodrizas" En aquel nuevo munido se levamba Otro nuevo Parnaso, y !a justicia Manda: que un nuevo Apolo en NAVAHRiKTK Ofoqpe mi lugar, y le presida. Diöcidile & es« atrevido anaiiuaieense, Else que, cual mi rio, se denomina. "Anf rtm," (1) que en. el Pindó mo hay tiranos. Y aplaudo su patriótica osnidía. Que á. su patria se vuelva, proeiatmando A este su compatriota y mi delicia; No "a.1 Cisme Araorieaino; aj nuevo Apolo," Y " yo despierto, y la ilusión termina. <i) "Anfríso," (rfo d e Tesalia en cuyas ori31AS vivió Apollo, ouansló desterrado del cielo guardaba eomo pastor loa gjMna4os de Adúnate. Entretenimientos Poéticos. Qui legis, tuaini nqpuatoeiiick) si mea, laimlas omnia, stuHtitiauu; si nihil, inviiliaiui. OWEN. Tu estalitk'ia HeiwelMämlo, Lieotor, si eu toldo me alabas; Y tu envidia, si oie u lega s Eu parte ¡las «.lataussa*. A FABIO B t i l a r e m i s i ó n , d e e«t«s» p o e s í a s Como eu triste sepulcro, En un estante viejo, üau<Jeu«4os â oilvido Yaictan mis ipoUres viens«: Beró â 1« voz, tpäfe tuaSfla B B tad© lo que teugo, FlfefttB SflíltetKlo t04lO8 Las niteta-aWes muertos, üaoue pena el mirados Caneomiifos del tiempo, Aatanándoiiue â dalles Algún scnnbtanite bueno. X'n les quito, ya 1*8 poiiíío; Y ail fln de todo advierta, Q«e eu vano se oams>oiK> Lo que ile suyo e« feo. No olkstante, Fablo, al modo De ntiatómiieo tfiestro. Que un esquMoto forma Do eawofiiiliílos huesos: •De la misma imtnera Par sólo bus preceptos, Hice éste oaino Itbro, De iuis mohosas versos. Haeert* yo querría Um wmifierte ameno, Del monte de las musas. Con fiorktos conceptos: Pero, ; vana« fatigas De Inútiles díseos, —10— Si Atuolo no «ne inflaiiHa Cou su dlviuo fuego! Un juvenile« años, Y alegres pasaittempos, El aimor fué mi nûmeo: ¿Cuales serán mis versos? Pero debo advertirte, Que de «u blando plectro No siempre me ho valido Bu algún .propio empeño. Las mfts reces Instrudo De la amistad y el ruego, En ágenos amores GwntG agradables metros. De aquí nace la (>ap«eie De nombres tan diversos, "Filis," "Doris," "Glorila," Y otros mtl sobrepuestos. En todos, ya supongo, Por todos sus aspectos, La falta del adorno, Y t a m b a n ¡del ingenio. Peno tú bien lo sabes: El ailcáíair »upflamo De las ciencias no he visto Sino muy à lo lejos. —II— Bor eso me disfrazo En stemple aa^alejo, Y en humildes cabanas Las más veces me sraeSo. Por eso à mis muchachas Por Jos campos las llevo, Ya tejiendo guirnaldas, Ya guardando corderos. Por e s o . . . . pero basta De por esto y aquello: Caitla cual reproduce Ul carácter ttel genio. Por último, t e encango, Que no pongas Hits vareas Donde 'malignos inoraos Tal vea puedan uioiiderlos. Después mas que descuides De ratones perversos, De crueles polillas, Y otros ansmailejos. Asjuettos son peores; Porque auruqtue éstos, es cierto Que devoran las hojas? Pero el honor aqtteHcs. Y en este caso, esteban Mejor mis potares v«rsos, Ooino en triste sepulcro; Bu un ©afcaaque viejo. —12— Prólogo inqênuo Dira <iuiou im i« VCIÍSOB lea Ta! Vez sin aingfm primor: "Vayas© el rudo i>astor A cantar adió & su »l)dea Mía» (para «uanido así sea, Desde »hora mi iimusa acuerda Docilite, (pues <p» dlacaetida Con au oído mi estilo tono: "V«yB «1 ueoio ciudanlauío «on au crítica á la" luire-£A-«aM&. "Esto es, A: cornier «con im-ûsie», «me san dos guatos & ou tiempo.' —13— U Mm di&todla, Meada* á Films. PliOLOGO. Quaeris unirte uiHii totles seribauitur amoves? U n i e nieus vientat mollis in one ¡liber? Non hoe Calliope, mm hoc uiilii cautat Apollo; lageuium nobis iipsa jvueíLa faoit PtttHMOH, Ub. 2o., cleg. 1. T R A J D U O O Ï O N L.IBIMË. I l'í'eguatan.'úB acaso. Doctor, si en inte aieentos Tienen parte los dioses Que ouiKlau <ie los versos? Hiosiporiido, q,we ntogomii: Sin«, cpje «1 rostro bailo De una hermosa unK'hauua lia toiupllado mi Ingenio. ülorila., si, Clorila, Ija ¡pastora qiue ijntoro, Inflaoaa -inte versutos Ooa su amoroso fuego. —14— ¿Para quô son de AJJQIO lnstplraoites reflejo«, Si uie influye niAfs suave La luz de sus ojuelos? ¿Pues que si de sus Uubius, De sus labios lúsuefios La sourisa iuiagiaioV Htal leona iio quiero. Lejos (le nil el Parnaso, Qu* ya para naoer versos, Slj ietitor mío, il CJorite, A Oloi'lla nie atengo. ODA PRIMERA. Los verslllws sabrosos Que1 cantaba A Otilia, Zagala del aunéno VaMe de la* olivas: Alegues produootoaes Fiuowm de aquellos dtfts, Que «atoe gustos »e pasan Cual aoMitorna fugitivas. Hoy ä su rutöö lÄibio Ml iriúsa cnnvnestna Los -nteilve, flieoraipafiflKlos De siu adrara festilvia. —15— Escucha pues, Fjteuo, Eti dutaes candoncUhiis, Amores Inmœntes De Silivlo y su Olorlla. Oatn» en uu ramillete Advierte eu esta «brilla, Lias usas pnetelosn« flores Que los tleimjws înameliitan. ¡Ay flilad nnilaglieüa! Huyeron trug delIciaiB, Si a dejarme otro« f nute« Que punzantes espions. •Espinas, ¡ay, Fileno! Que eu la reatante vida, E>1 «jacasón we pasam, Y el «»nteiïto me quitan. ¡Ay afinulabiea ratos, Cimud© A la víanle orlHa De una fuente risueña Eat»!» « m Olorita! ¡iCtMtmd« a la ïreaca suuibra De robusta» aoeluas, G*ot4twMoos iguales Mil aiawro^as diolMW»: ¡Ay, li^roaofia mutahacha: La memoria afligida E^ffime ipor tas ojos Estos tristes relliqulaä! —16O>mo quiera q;\ïe sean Estas "flores" 5 "esiplufl«,''' A tus ara«, Fileno, Ml afößto las ctedkta. AHÍ estairdn honrando Nittestra amistad amtlgiua, Que durara, no hay duda, MUs altó, de la vfrla. ODA II. Como yo cuando cauto Del pueblo aie retiro Al sMeacioao bosque I>e uedros y de pinos: O fi, la orit'la agradable líe 'los sonoros ríos: O au valle donde pareil MI» iimuso« cordierUlos: iteigu.ro me coûtemiipilo De censores maligno«, Que por la« oroiníaB obra» Jiuzg&n ágenos diiohos, Heme «Je holgar ahora Oon ailgiunos vensltos, Qiws ä Glorlla oamtailKi Allô criando era niño. —i?— Sus llores, ô »us gracias, Que tocto« son Jo iiiinuw, Cantar quiero. rllu flauta Sie prsesta, on CupRÄIo. Si, CiHpMilUo tierno, Muy male, muy blandito Me inspira, que no roe oyen Dos censores niiUignos. Asl te oírez>oan dones Oiitpre, Anmtuiita, Guillo, lÎacîo ei mundo: ¿ipues dónde No te hacen sacriflciosï Ni el Joven fltœaclBHte, Ni el aaelajiic inmrwhito, Se desdeñan de darte GuJbo no menecidco. A !os ardientes swpios De tu marôre, yo ho visto Que en tm aras se q u e m a n . . . . Rubor me dA «1 decirlo. Basta, Aimoir: lo qrae Importa Bs, qme con Manido estilo Me inspires, que no me oyen Dos censaros malignos. Despierta en mi memoria Los sabrosos versMos, Que á ClorHa eaatatba AHA euaiuido era niño. —IÔMas die «modo, que stendo De mi Clorila dignos, Lo seau también de todo* Los honestos oídos. ODA III. Por la margen de un rfo Qu« mansamente cow», La a&gala Clorila Cogiendo estaba flot««. Une le pido, y eila Tan Inocente entonces, A escoger de las que echa En sus faMae me pone. SRI conilaiiza ceqpeto; Mas entretainto díame Palabras de ser mía Eu lícitos amores. Pa»6 el verano: vino Kl otoño; y comfomaes Fueron slemjpre los frutos A sue Honestas flores. Aprended, zaigailejas, Y vosotros pastores, A disfrutar placeres, Quo no son los de Dloue. —19— ODA IV. ÜQ grujpo delteioeo, Por natural milagro, De entretejidas flares Formo el amwtw) liranl«. Entróse aW Gupido A descamaar un rato, De aquellas travefturas Agonías de un niuolmebo. De km pequeños hombros Baja el «arcax dorado, V en el florido locho Se entraga al sueño M atufo. Oonio otra« ocaslonies Saltó ölorü* al campo, A engabanar su froofce Con lo iraejor dea mayo. Heoha mamo öel gruipo, Donde dormido alcaso Bstirtm el hijo lieimnoso De Vémrs muy amado. ¡Qttién creyera! ya fuese Por voduntad ú<$ hado, O pac otra ouailqailiera IJwhura del acaso: —20— Entre ola/véles rojos, Y outre Jaamloes albos, No sé côano, enredóse £11 dioseaueJo incauto. Las ada« tambliod-osas Bate el ropa« cuitado, Hará quedar asido Más y más con los lazos. Aftmlraida Olortla, Suspenda estuvo <un rato; Beto luego entreteje Al Aimor eon los ramos, A su freute lo Lleva, Y el Amor mfts ufano Que si la miedla VÓIMIS Jje pusiera, eu sus braaos, Desde allí A los pastores Que coge descuidados Les dispara su» flecha«, Q-ue son Hrtlieiiifceíi rayos, I**** yo, que â tu guirnalda La estoy eleaapre mirmido, Y vengo & ser por esto De Aimor el «ulano blanco: ¿Como tetadle ©»te peeho, ÜLartla? Oon mtl anido» EntretrtïilmieutoR Poótioos—8 —21— IM stout» su Giorila-, IJO riiüHti» •ftiVtt*ffi**it<>, ¡Ay! analta #V JHKSWIUOJ. V íí la «hila Vt'UU's dalo, (.¡.nu únenos Q«e tus fteceü U¡uíi eu su s©u© daùoa. iAyl auóltítlo, ölorM«, (¿ne viejos y inuwlinichos SÍ> ímejau en lai >aWofi, l>e su íosüau esti-(i©o. ODA V. Galle la fniairt tulio-ra l>e ClilUTO, y no me diga Que sus îiîagre« !n«rKM Ofreeen mil (tel'tPtfls. Hl haerto coiflipeiiitftarftl Ite rai bfeïîa Oloritoi, Coattowe ÍMHOS florea; Pew»' ûe nuits eèttai*. Guaüöo es*«y asSiitHiflti tía neigra Mipoeonâffa1, Ma brinda mil placeres Eu BStias äöffcs ra.hnüAe. Clavetes «n s«3 labioi l>e púspüm ^ewcëndifla, —22— Bu «us ojuelos- hiedra«, Itoíws er* sus mejilins. ¿Q-UÉ dloe«,Vénus blumla, Del huerto de Glorlla? ¿ Son asi ö se i>ax«*in Tus clUipiiotas délit'btis? ¡Quídtetarieia tan gratule, Oh V6mis, -SO divisa Entre »ttB8 y otta« ñores, Aunque tú lo veislsitasl Aquellas npareicen Con agudas es^tonis; Pero estas, aunque gratas, Son de honestas delicias. Sí, Vénus: y te Juro Que a pesar die tiu envidia, No »o ajartin las flores De mi airoada Olortla. ODA VI. Con atrás zagaiejas, Un día de- verano, Por modo de paseo, Sallo Olorila aii eainiipo, Cuando daban to vuelta, Traían eu las ¡nanos —23— Hacecillos curiosos, De flores flcr.tlsados. Sobre tas ru-Was tre-nzas, Quie el aire iba «aplaudo, Se osteaitatoan Sas posas Que iia:bíam entrelasiado. Dispuso la fortuna Que yo salteria al paso: Clorüa diôme luego Un muy gracioso riuuo. Baoio que nable «ido Lisonja del olfato, Hmulo de los otro«, ¥ honor ya de oui mamo. Algunos päfvkmcWäos Que auipleron eil cano, Sai inoceiiicia y mi diuua Gruñeron y ladraron. Mns yo digo àCilarila: ¿Guando vuelves ai eiimipo Con otra« zagalejas Un día de verano? ODA VII. E«as que Los zagales Uaonaonos eiiufpa.-rosn*, —24— Tras tu guirnalda vuelan, Clorila, & todas hoi'a«. Algunos ipastonci'Mos Bmitlos üe mi gloria, Anidan también como «lias Al olor de sus rosa«. A todos los desprecia; Porque, éstos y Ins otra«. Son por rutmlios opuestos Hin,niil>rientns clmpn -rusas. ODA VIII. P e su guirnalda misma, Y eon su misma imano, CUoriln en ~»5 sombrero Tuso el mus bello ramo. Traía aeaso entonces Un hermoso 'durazno, Agradable primicia Del huerto que yo labro. Píselo; y ella luego I*» who1 en su seno blairtlo, Bn señal cariñosa Pe merecer su agrado. P e este modo Clorila Advierte -que su mano —25— No cultiva in tierra De al?run estéril campo. No ful tö quien dt jora, Que los lauce» trocamos! Pero «1 bian lo dijo, No lo se, ni So iíul&go. Solo sô que en mi pecho Sentí un placer extraflo; Pero tan 'dulce y vivo Q u e . . . . no podré explicarlo. Tor esto á mi Çiïorllft L»e digo cada rato: Daime flores, Olorlla, Y te daré duraznos. ODA IX. Sobre la blanda yerba De ama selva florida, Sus p&qpados al sueno Entregaba Glorila. La celestial fragancia De su cara divina, Un endaombre de abejas Gomvoe» & toda prisa. OuÉU se pega á los iajbios, Y quién & las mejilla«, —2ñ— Por dar !i sus colmenas De tan sabroso almíbar. Cloïila Qu« despierta i Y tantas abejitas Fueron luego deeawjo Ds SUS divinas iras. A vista del suceso; Qiue á todos intimidar Ko rústicas mmpoflaa No hatjr aagflj que no <M¡ga: "Que al amor Hl>a sójo "Las flores de Clariln; "Y para Silvio, y no otro, "Sus panales faibriea." ODA X. En pos de tu guirnalda Esitoy, ökrflla, vteado Mil simples Mariposas, Mil tiernos zagalejos. ¿Cuál es mayor, discurre Por contrarios extremos. Si de aquellas lo incauto, 0 la malicia de estos? Si respuesta tuertada Me dieres, te prometo Dn eaibrlto manohaüo, Que aon no asaran los cumuios. —27— ODA XL Ajar las tiernas flores De mi dulce zagala Quieren pastor«» necios Con maliciosa Ínstenla: Pero aunque elfos parecen Pajarra'cos que g a z n a n , Cuando viles no ensucian Las flores que Inttstttaí»«. Yo, como -eeattoeJa De sus flores amadas, Advierto que su dueño Con recato las guarda. Y ai instaute cogiendoLa .honda necesaria, A los pájaros bobos íjes tiro esta pedrada: "Aves de mal. agüero, "Mil veces mal os haya; "Y que os sean como espinas "Las flores de mi turnada." ODA XIL Un sueño misterioso, Dulce Olorila, atieode, —-2&T- M« lleva <por un prado De flore» -muy recientes. Haioer una guirnalda Allí se me previene, Mas ¡ay! que un ajgtid saie De entre el florido aHOepgue. Grito, corro; y el susto Del letargo me vuelves Y ya despierto, acaso Sera bleu que te ruegoe: "Que .no me des motivo "Jaimes porque me queje "De ios sueños, que pintan "Entre flores serpientes." ODA XIII. Un ramillo desflores Lleva -e» >9<]ieÉo blanco La aagala que adoro, Muchacha de quince años. Al olor qiue despiden Las joyuelas del «mayo, Sígiueaila los pastores Que encuentro por el ecumpo. Cercanía como «ibejas, Pero, vaimoa ail caso, ~-£Q Todos Jiueten tos flore»! Mas Qfrdie Itera el rienio Y«, «tue ilettsfl-H île txwlós Me toleà-to qnrracdo, Ail enfjöimtn"© inesperta Este r*B9Ht() catiito: "AipaHaos, «agAtejos,. "Qloiil* ime lia coutaidDj "Que- ft «us flow» no Ueigíín "Insolentes Biacäis*iios, OB A XTT. Gomo nilnea its hermosa Im zagala Ctoiîlà Se presente. & mis ojos Haieieníitj ñorecítit&s Ya construya •Qui© emutowsi» Ya nnn blanca Q»e sai «ana6r tusa posa iftejiiin«, «toraena ifottáv Ya un <ñmeS troyas' hojas, Segrto *u roja tlöte, Pai-eee ípie saüefrinr I>« sus labios teftM*s. m am] de SUS öjoe En una uiedra tira —30— Yo creo que mi zagaüa Se retrata íl si misma. Así que ha completado Su producción florida, De sai rubia madeja Se desata mía cinta* Una guirnalda teje, Y con su mano 'misma Ciñe »ni alegre frente, Por coronar mis dichas. En la estación risueña No sale & las campiñas Más giüfln el veraino A expensas de S41 ninfa, Como yo, zagalejos, Me presento á la vista De toda la cabana, Por mi aimada Clorila. Ayuda dime, pastores, A celebrar mis dichas, Y al son de nuestra flautas Conmigo todos digan: "¡Ay zagateja hewnosa! "Tu Silvio te suplica, "Q<ue con tus befla,s flores "Otra frente no ciñas." —31— ODA XV. Un niöo pequeftueía Con inoeante mano Jugaba can las flores De un delicioso prado: Así se divertía, Y con gorjeos blandos Engafiaba del tiempo Algunos tristes ratos. Mas ;aiy! furiosos vientos Qtue corren desatados, Desligando las flores Le privan de su encanto. Llora el n i ñ o . . . . y entonces Viendo que es un retrato De amor, delicia, ofensa, Todo lo que ha pasado: "Te ruego, mi Olorlla, "Que de algún ñero agravio "No deshojadas sean "Las flores que yo canto!" ODA XVI. Auséntase Olortía, Y en este mismo instante Que es de todas mis dlMias Ei triste último vale: —32— Mi coraaón, si puedo De este modo explicarme, Como el campo se queda Cuando el vera.no «ale. "A Dios, digo, Clorila: "Y pues contigo parten "Las flores que conmigo "No pemaiten quedarse: "Te pido la« defiendas "Del invierno que sabes, ''No con un torpe hiedo "Vayan á marchitarse." Ella me lo asegurU Con aquellos móldales, Que su dulce inocencia, Tiene para estos lances. Y mientras que uo vuelvan Las flores de mi aimante, Estése mi cafluela Pendiente de este sauce. Y el hijuelo de Venus Que dictó estos cantares, La más amarga ausencia A llorar me acompañe. —33— LA INOCENCIA, Dedicada á la flfeadia fllexieana. (1) t DEDICATORIA. ¿Con qni<> ¡podrá mi ¡musa, ARCADIA MEXICANA, Dart« ipor tanto elogio Las mfts debidas gracias? ¡Oh tú, "Quebrara" amable, Que en prodaweloues tantas La suave esencia quinta De las Piérides sacas: (1) Hallándose el autor de misionero on ut villa de San Antonio de Tula, colonia del Nuevo 'Santander, en el año de 1807, dedicó las diea siguientes Odas fl. los poetas cuyas producciones sallan entonces en los diarios de Mexico" á quienes habla en la «¡.guiante Dedicatoria, bajo de aq.uetlos nombres qn« elios SR daban en sus versos,—B, —34— Y tfl¡ TOdlíftwo ".Moyso," (¿lio île t» lira litanda, Prlyaste i los que Rfceaton Su» UMIOB eiwutïUabaa. Y tü, fiagoso "Ai'ezli" A (juieu la adad ni»'«paga Coil sil 8 esotoonas- frías > De »mor la axidtattteilkunhi. Y.tonqué Itms las hijas* Del guau Jú#it«fc amias, "Aplicados" tuartóso l'iu la« discretas olianaasj Y tu, <|ueitoistea-doso Ein cuatro letaw guantas (t) Um nombre que merece Le publique la fama. Y tú, "Gan-azuil" diestro, Que la discordia espantas, Al sön de las cañuelas, Que te dieron las gracias, "üribß Deoquin".... todas Los qiu,e «ii el diaria se Uajlau, T©ji6n4ole & mi mmsa Diferentes guirnaldas) (1) J. ,M. lt.- í¡¡. AMI B« öi'iiiaiUa amo en el ülarlo.^E. —35— Oon ellas bá subido A la *«H>tee elevada De Apoto, y hay «e mira Entre las nueve betúnanos; A/114 eu feltoe vuelo De v,ue»tras grau<d<Js <il<a* S u b l á , . . . ¡aiiilagm>8 todos De vuestra» alabanzas! ¿Can qué ¡Mdiiáy ornes, ella Corresponderé« ¡grata.. Sino <joa itqpetifos Lo inittmo q w tn ügtm.hv'1 • Vosotros 1© • üabéis dicto ; Y &sí estas Üdiis vay-tin^ Que alaibau la inocencia De una simple uiuehac-li«. Ellas son, en algunas Horas desoaupadas, A ma>ü«ra de"'alivio. De mi tristesMt aimarga. >íi niiusa la« éiittfnu, Y estas alta» montarías De la vMla ite'Wtó Keplteu sus tonadas. Los pastores ea ellas Apremteu como se aína; -36Y S. serle« siejnpre fletes Se enseñan sus zagalas. Escuchadlos, pastores De lo moderna AiROADIA; KHcwohadüas benignos, Y perdonad sus faltas. ODA PKIMEKA. Introduocióu. Cantar de la "inocencia" Los aimables candores, Será el <nïfl8 .propio asunto De rol caiiinpestre albogue. Muso, la que desdeñas A los sublimes 'hombres Que se van A. la« nubes Bu sua grandes transportes: Y. que solo te dignas Animar los cantor*«, Que entonan agradables Suis humildes canciones. Ta, que & mi ruego fácil Por estos densos bosques Me acompañas algunas Felloe» ocasiones: Entretenimiento« poético«.—* —37— Ahum mils que nunca Benigna lue socorre, Purgue de ía inocencia Quiero cantar loores. Loores, iine soilterulos Allá en algunas cortes, Desprecian los que ciegos Su objeto no conocen. Y tú, virtud del cielo, Alma inocencia, .acorre, Yuela y dale ñ. mi iinisa Tu merced y favores. Preséntale tu nmvgefl Bajo el rostro y colores De la eáudida Asíanla, Zagala (1» e»tos monte«". Y Haciendo este milagro, Verfi's irts vicios torpes Que arrastrándose huyen Y en BÍM* eneras" se esconden. Yer&s en tits altares I-as iiitós preciosas flores: Que brotan los afectos l>e nuestros corazones. Mientras que .la comarca 'fe llaaua coin el mniiibre ~38De la diosa tque iufluy« Eu los castos amoves. Y la fanm alentando Su retorcido bronce, A l e g » desüiarraum Tus gracias por el orbe. Esto baste, inocencia: Y que mi ni usa sople, Que ya mi albogue suena, Y las caJbafías le oyen. ODA II. LA ZAGALEJA. Erase BU estos caiiimws Utta graciosa ulfia, Que uunca vio 'la cava A ¡a twgra mal i fin. Lilevôla ma inocencia De acuerdo «MI mi ilkjlni, l'or tío estaba y« en vela De anís jwibi'es embritas. En »us n«it!'OH ojuelos Que el dulce lúdalo tmbita, Y en sus imipíirevs labios Que se bañan tie risa, —39Se ásoina milagrosa La hojieuttdftid sencilla, Que si esperanza alienta, ïanrblén temor inspira. Amor, que de in i pacho Su blanda euoa hacía, Cocino yo la mirase, Despierta á. toda prisa: Y äuego par el aire Batiendo sus alitas, Se va al tierno regazo De la silvestre ninfa. Elia teme 'Cobarde Al verle mía ascua viva, Y de su seno de áuitHU' Le arranca y précipita. Mas luego su ternura, Superior ft lo esquiva, Del suelo !o leva ota, Y le ha«e mil cariólas. ¿No te acuerdas, Anarda, De Jas primeras visitas Que tuvimos? ¡Ay tiempos De nuestra alegre vida! Huyeron mas dejando, Sin aguar nuestras diohtts, —4°— M ti motivos glorios«»*! De Inocente» delicias. Porque ellos sol win en te Lo carlnco dominan; No la virtud, que el alma Sus bienes eternlstn. ODA III. LA SIMPLICIDAD. Cuando en la dulce A na ni a Onal por vidrieras veo Aquella au agradable Inocencia del .pecho: Me acuerdo lo que sabios Declan nuestros -viejos A toaos aus muchachos En pastoriles versos. Al son de sus zamponas Cantaban, que limbo un tiempo En que bajó A los eaimipos Una virtud del cielo. Los hombres que al mirarla Nuda y de rostro bello, VA nombre de la atmaible Simplicidad le dieron. —42— Tus mercedes y grmt/ias, Quo ella guarda MI SU seno. Donde yo cariñoso X rendido, te ol'reaco, Como eu ara sagrada, Mil sacrificios tiernos. ODA IV. LA OOIMTtEtRITA. Uuíi mansa 'cordera Tiene la dulce Anarda. Que yo la di obsequioso De mi corta manada. Sonoros cascabeles Le eiwlga en 1« garganta, X un j>enaoho le l'ovinn De cintas coloradas. Erase la ovejilla Kn la verde campa ña, Envidia de las otras, V hechizo tie su aima. Mas ;ay! un lobo hero Que eu la iiMi-hí! callada Bajó, cuando yacía En sueño la cabana: —43— Del nannbre que le roe El corazón y entrañas Agitado, la embiste, V su sangre derrama. ;.Dá, Pan, i?st&s dormido? ¿Tor qué tn ronca flauta Crin stete horrendas voces A las fieras no espanta? Y no que Auar.rta triste Hoy llora por tu causa, Sin artmitir consuelo. Mil l&grimas amargas. Pero tu llanto enjuga, T ternísima zagala, Que sí la oveja ua muerto AÍJUÍ tienes mi alma. Mi alma que te quiere Con \m amor sin mancha, Como otra corderlta, Que te traeré mañana. Pero, cuidado, mira Que de otros montes bajan Otros lobos, hambrientos De otras corderas mansas. Guftrdaite siempre de ellos. De loe hombres te guarda, Que carnívoros buscan A las simples muchachas. —44— ODA V. EL PBEMIO. Píllenme las zagala» Que les cante la bella Perspectiva que forma La alegre primavera. El caso es venturoso, Pues sai favor me enjtpeñan Lesbia, Lidia, y Attarda, Con mil dulces promesas. Benjdfme, pues, gozoso: Rendtme ¿Y quién pudiera No rendirse ft la Instancia De tres mooha'chas tiernas? A su influjo suave Desatóse la vena, Y espacióse mi musa Por la pintada selva. Y asi cantaba el cómo Y el cudnido 8, nuestras tierras Se aswmaba la diosa De la estación rlsnefia. Y oómo va sennhrando Sus flores por la selva. -4S— Que por cogerías corren Las lindas zagsjejnis: Mteorticae que Jos pastares Cou Mandas cañuecJais Mis amor** la« cantan Y sus gratías festejan; IOOU otras miiohas edsas Que ltlenarou la ttesia Y que aunque no son malas, Pero que son ya viejas, GaMaba; y Iwetgo QÜÍM,* De sus floradas hebras Lesbia un listón . jjaora^I^j Y lo faja ft mi treiW». Al dedo i>er|u«íllto Una ebúrnea fineza Sa¡ca Litlia, y . a! mío Lo Uaeé entrar íl fiueraa. ¿Que hairâ entonces Amadla, La dulce iiMichachueln, Que.mi afecto se roba Con jäii simpile inoueaic-ta? ;,tjuéhai'Á entouaes? niie, niiva; Y la cam cubierta Del color q,iie le saea La virginal •luo.deistia. —46—' Se acerca titutoearado, Y una blanca aîwoana De su ailibo pecho arranca, Y la pone «n mi itie.sitfla. Se oye ail pronto un susurro, Coimo öl quite la« atoe jas En eil hueco levantan De la obscura colmena : Porque muclios zagales Que ostóin por Ja pradera, D¡«curren. ^.. como todos, Aillfi, con sus cabeza«. Unos, discretos votan Por el premio de Liesbin, Y otros por el d.e Lidia Mil raKon.es alegan. Yo que no entro en disputa«, Hut de la corntienida ; Pero dando al de Aunada Mi amor la preferencia: Porque en él conteMiiixlabn Cifrada su i noce nein, I'm la quo en estos catmpos Mis versos la celebran. Por ella, más que ¡i naidl-o, Le cantaré la Mila Perspectiva qme forma La alegre prima vorn. -47ODA VI. LA TORTOLITA. La tortolita tierna Que eu jatuUta curiosa P e mimbres dei léanlos T.wita mi pastora: I>a que huérfana vino. Por stierte venturosa, A morar en sn seno, Como en n lirio de nronwis: La misma que (l su dneîïo En aipaclbfles liaras Su inocencia tltvterte, Y sws delicia« forma: Esta mañana, es cierto, De la frágil custodia Salióse, dando al viento Sus alas voJadorifls. Sallóse cuando en lo alto De lias pajizas chozas ES halcón afilaba Sns uñas trime* afloras. Eate la signe, y alta Revolando medrosa, —48— Huye; y por todas partes Las auras lews corta. Yo erntonoes preparaba Mis flecha« cazadoras, Con que sigo ft los ciervos, Los ¡pardos y las onzas: Y con certera mano, £ en nombre de la diosa De lo* boaquies, disparo Una jara sonora. Silbó el alije: y al punto En presencia de todas La« Napeas que iban En séquito de Flora, Bajo el ave rapante Envuelta en sangre roja, Y la tórtola simple Con vida milagrosa. Al mirar el suceso, Estaba como absorta Anarda, y yo le dijte Pautándote ©stia copla: "Anarda, ten ptíeeente, "81 sales de tu ohoaa, " I « malicia del mundo, "Tu inocencia y mi honra. —49— ODA VII. KI, HIJO IMS VBNUS. ifiniMilo )¡i ¡itrtL-eiit'iii [)<> Auaivla, y Jó aetofciUn* Qu« se urupistnm lue gracias Quo !» hace» èôiwpiinia: La Insolencia pmsuiliie Temwi'ariii sus tlfclia«, Eu el ciilpji.Ule goce De faciles carleta«. Pero, ;euta e&gafiaila'! lMies rot eelo la nvis« Döt mal en quo n-qpiiezaii Lias Imprudante« nifîas. l'or esto, aiiiuíiue itioomte, De lae-flwAtais:*e 'libra Que Amor, hijo de Vomis, I je dispara emcefadlidas. RiKilaudo ente muutiaebo, EmboBeábase un klía, Oual cazador qive acacha lucütitas liebracílla«. Y OCBHO entoe las ramas, •Die BUS caiu telas fía —5°— BI triunfo â que avivaba De la inocencia mtomu. Como otras ocasiones Tras sus couderas 'iba, Buscando fretsieas Sombrais Mi Anàlîda siim,plc¡clliln: Saco la cara eaitoiiews Aimor, y la Convida Con sabrosas cireetlas, Que aílf cortado habla. Cuando otila advierte oí riesgo De las 'redes que pisa, Ltania a. su honor, que acaso Ya en su fcagafl vonta. Libróse: y aquí es «muido Dobladas las rodillas, El diosezutelo astuto De la chipriota Isla, Mirando & toiiías partes, Y juntas sus manitas, Mil pwjherkros forma Que a mt me hacen eoaq'uiílla«. y .llaiiwanido U lb» Faunos De aquellas 'serranías, Gamo teiStigcüS flak's, SU amparo ies smplUsi, —51— I'evo ai flu de «IM votos, Y plegaria infinita, Mezclada con xm dulce Torrente de mentiras. La merecido, gaia AJI pronto se le aplica Que se (M ft los rauwhaaho» Por sus travesurtllas. Las nimias de las montes Qu« estaban ¡V la vista, Kieoldo a carcajadas La öesta solemnizan* Y OupWo die entonces A mi zagala mira, Como gato escaldado Que huye del agua fría, ODA VIH. LA FUKXTECILLA. En el ameno soto Bó suelo entrarme ä ratos, A repasar memorias De >ta1ia «pueriles años: Hay un ojito alegre r>e agua pura, manando —52— B! humor de algún rio Que corre subterráneo. Jamás se le avecinan Los sedientos ganados, Porqiue Dríadas verdes Lo eefto siempre giuandamlo. Ad ufiiueii del silencio 1'awsee consagrado; Y aun uo sé qué •rehira Be suiefioa. y de encantos. Allgniio <J¡e estos Mm X sa orilla sentado, Contemplaba lo liimQiio De sus cristailes claros. Su linfa tra-nsiparante Mis ojos penetrando, Alcanzaba la vista Los ipececlUoB vagos, Y las pequeñas guijas, Qu* allô, como mi letargo Hundidas en öl fondo Se advierten descansando, Entonoes a >mi dueño Eli símil ajprapianido, Por eu peubo seaclllo Que nada me lia oouijtaWo, Entretenimientos FoítlceB.-n —53— Escribí como nuile En oí tronic» <le :un ár.lxjil, Olilro muy corpnlent«, üsstos Tensíllots cuatro: "Amí-Mti, si á este sillo "'lié -trnjeiíe el acaso, "Éu esas ag-uajs mira "Ttt natural retrato." ODA IX. LA VKNU8 DE OïlïFHE. Vociugilei-a !a fama Cu finta >ccuiio Cppido, Burilado por Au arda, A su madre le dijo. Y como allá eu eü bosque, Entre espese« ileutiacos Fvé ¡castiígaitlo, siendo Tan 'tierno y tan Ijonito. Y que Irritada Yfn'ua Ilasgaado aus vestidos,. Y dauöo al suelo muchos De su» uncientes rizos: Titjs, cuatro y uiuclias veces Con Mantos y cou xrttos. ~S4— Juraiba là veagatíBa POT los Jagos EstSgios. Y Oil» siîb!et(fl& «it cario, Y dlejauldo los eiiprios Lare«, Él ttttestras tierras Dereeihft tomó el giro; ï quo eil au auxilio v lernen Mil flecheros Cupido«, Cam» tordo» que vaigaai Tras Oeres por las trigos. Mas i*i\iÉ imfpovta, si Amanda Aun<j>ue simple lia temulo Para toda» sus buastès Uu peoho dlauoanttooï Hl caso es como »uéoo¡; Mas eu v«wlad yo lie vtato Un etjéiwtto granrieDe ailegïéo pastoneillos, Que siguen á. ml " Anwofta POT 4OS v&Ltes floridos: Y esto atxtterra mkrtei'kKs, Y eucantos, y prodigios. í'Fiuea qite? ¿no pHdw'Veaus Dar allñ, con nochizos La 'femma de sn^ak* A sus Anuos«« mismos ? -55Ï ¿juara qué todo eatui Tú, la reiaa *le G-uklo, Y (te Amaitiruta, y Pifos, Y otros pueblos datHUYOsï ¿Para qué Uw bflaitdoras, Tu poder y douai uios. Se exti anden haste el -campo De honestos j>astor«ltosï ¿Para qué toast» guerra ï ¿Para qué taute* tirow Preparas i. uua joven pie un ¡peono el mas samctiloí Pero: ¿<jué rae detenga, Pastorea, en deeiros La lusoiieuela de muchos Aiuioi'Bíi atuevlidos? Una lóbrega noch« Cercaron «1 parteo Albergue de tni Anarda, Sus »jas ya (town ¡idos. Mas juego itenpertaudo, Y daaflft vaoes 41jo: "Aufriso, aicarr«, vuela-, "ï'tt homar ue linUa eupeligro." Y ellos, como 'ladrones Ail truieao fugitivos, -56Con «u madre te« Meron De vergHouza corrillos. Acarax»fi»cliBe grato*, Pastores mis amigos, Y cáatemo« tifíanos AJI ¡SOU de! cara-raMIo: "¡Víctor! ¡Qh, viator grantde, "Attarda, y siemipre victor; "Que aunque simple tuut tributado "De V6aa* y OuptáoP' ODA X. CONiOLUiSION. Todos cantan materia« Según sus facultades, Ayudados del gusto Y primores del arte. ¥ Los IJÍIS En asi cantan felloe« rústicos aagales, gracias de sua dueiíos, que nías sobresalen.. F"al>io cauta de Mkila, En cítara sonaaite, Iva« heobLeeras voces Do sus dutaes cantares. —57— FJoridano, de Lisi Lais figuras que enbe Diestra forimar en todos Los eam®esiiiOiä twites. Amin, de Aleja lo albo De/ su mano tornátil, Cuando las cuerdas de oro ö e sa vttraala taflet También de su Dortla Los ojuelos vivace« Canta el sabio Fileno, En metras 'agradables. NfcanldTO, de Roseada El aliettïto «nave De odorosos clav-alee, Cuando la boca atore. Nemoroso, de Tirsa El oraello, compáctale, A la nieve, que adoroa Con sartas de eorafles. Todos enutaai discretos Según su ingenio, y h a t « De este modo á eus «dueños Suje±oB jaemorabíes. Yo empero cultadiMo, En tanmllde lenguaje —58— Cantó de la inocencia Los dones singulares. Cantólos como ¿»unie, Bajo öl propio seinhlaiute De Anarda, qme es el dueño Que por suerte m,e cabe. Si acertó en los colores Que presentan la imagen De la vuifcuid, que es propia De genios celestiales. No importa <i«e tu noiinbre Se quede en estos vailles, Amarda, y que el silencio Paira sioinipre lo guardo. Tomm -mi aUjogu«' humilde, Ï ten aqueil fafool grande Qu« hace frase« tu CIIOKU, Que penda en a<MaintiP. Allí estanö, tue ojos» Sin que otro •amov allaite, Que el que nace de un pecho Sencillo y como de Augeil. ¡Oh, si eä tiempo quisiera Los respetos guardarle Que hacen vivir por siempre A la virtud laudable! —59— Entonces 61 viviera, Y tu tyamdo toairftcter, Aunque simple, sería EJempao' ein Jas e&aûes. ¡Ay! guarniente los cielos De tíiKsiotgos faiaoes, Y ta alba frente ciñan laureles in-mortailes. (1) (1) Cuando <en el año de 1807 pasaron estas diez odltaa á .la censura dert señar D. José Manuel Sartorio ipara que se iin^rlintleran en nuestras diarios, compendio tan r e n t a b l e sabio todo su parecer en esta corta, pero enérgica exclamación : "¿Quién puente negar aiu aprobación Û, estas "baltezas" tan dignas de salir at! ipöiblres?"— SARTORIO. De intento no he qruerido poner esta nota hasta «1 fin de dllas, porque no dudo que encantado ya el lector con su hermosura, exolamartj también: ;, Quito te puede negar el tributo de la admiración, oh dulcísimo Navarrete?—B. La música da Celia, Quoniain coniveBtaus ambo Tu calamos Inflare leves, ego dieere versus, VIKGÏL. EGLOG. 5. ODA PRIMERA. Id, mis versltos tiernote, A 1« presencia augusta, A las ara» divinas De Oeíla, ttelftaid dura. lid ft sus manos atibas, A aras ruanos ebúrneas, Que al Ja«míu toaren negro, Y â la azucena obscura. Aquellas manos sabias, Que dUeetratnente pulsam £11 Grgaino sonoro De las cantaras musas. —6i— Besadlas: ;ag'! besadlas Cou isuiulsiún proímuda, A. nombre d*il quo OS mandil A tan sagrada aiUmra. ¡Aí'! venturoso« Jadüs î^eiiâHs,.^ qi» «s iíiái*SL-a Por su« muy castos ojo« Sa Oto amor y fe pura. ODA II. Canten oticus poetas De au objeto amoroso Claveles por mejillas, Y •laceras por »jos. Mientra» (ju* • «n petiiwñwilos Dulces versos yo eintou« Ija música suave Do la alna que adoro. i Oh ! {préstame, divluo YAUDUS, tu laúd de .uro: Kl -uiliamo que jJwlUiua Houniv al ïniiml« Aip«u>. Connu uíoanne el Lierno Aiquel u»uy blaado soplo, Que £ué pftra tus vacuo» Como un v.itaíl favonio. —0¡2"~— Aal tu diva FBI«, Cou recuerdos gloriosos* Kivjiugije ¡(tara siempre Tus tan fúnebres lloros. Bromees mis veremos, Con son mßis delicioso,. Que pláílulü ramimrtllo De peque&UKíQ arroyo, Irán & los oídos De un «tttmla'éro temoso, Duro ft mf, como blando A musiteatas tonos. ¡Ay, Celia! ¡ingrata Ceta! Acá como en un trono En el alma te miro, Y humilladlo te adoro. ODA III. En éxtasi a} más dulce Mi alegre fantasía Del celebre Parnaso Ijlevóme hasta la cima. Entre mil eaipriidnosa» Cuanto agradables ninfas, Eft atora me awatowtan lia "Música" y "Poesía." -¿3Estas dos beul«» artes, Como IRIAKTK flet-fa, Yo la» vi que tojcabwn En urna misma ltrft. Y Jove, el almo jMMr« De tan augusta« lujas, Desde au sou lo exeetso louées les coawmiléa. All paiteraal influjo Estrechamente unidas, Tina y otra abrazadas Sus gracias eteisni«an. Mutuos isuw sacros labios, Las rosadas mejillas Con ósculos se alternan En fraternaö caricia. Aquí vuelvo del rapto, Oeilia dal aJma mía, SoillcitajQdo el gocé De tu gracia benigna. Y que los anees versos De mi tierna poesía IJOS iLlevaim Û. sus toaos Tu música divina. ; OU, si tal suoMierá! í.OiiAnito mejor síerta La reaMdnd, <ine ef «íieílo De la Imaginativa? —04— ODA IV. i Qué quieres, wrnov ueeío, Si en pago del eariüo Que ft Ceíia ingrata ttfeues, Ya su rigor has visto? I Oh, más que el bromee dura Sí, más que el bronce mismo Dura, la que ñiiUltratn A un teffueauelo niflot Asi exclamaba, citando Em îni triste retiro, Dura Gell», eeajrt«mn)ilo Tu rigor excesivo. Entornoes, eea »ueño Que me cae de improviso, O fantástico rapto, O amoroso delirio, VI «Bitrawe pov la miento De ««te cuarto que hiblto Dando flébiles ayes, Un pequeño iuÉatatialo. ¿Que ttouies? le pregunto. Dímelo, ¿andas pendido? &Er«s huérfano a^aso? ¡Ay! ¡potore invw4isiiOU>to! -6SYa un diluvio de llanto Sus tiernos each-etltos Inundaba, ¿lloviendo Mi áminio counyasivtx Y arrancando del a t o a Un blando suapiruiu, Me resoponde: '^paipa," "Papá," yo aoiy tu Uljo. ¡Ay! qué ¿no me tonooee'í Yo soy tu amor, «1 minim» Qu« en Celia rigorosa A "mamá," solicit». Bopqwe «bsonto «U luis gracias De sus mArico* trinos, ESevajdo me tiene Con «OíMttas y trio*. Ma« ella rae deáipacba En busca de cariño«, Y madre que me envuelva A. No puado decirío. SI, ya te «attend© mi itítoa, L«e contesto: ¡angíflirtoí Vante á mi pecho, véate A Ira cuna, d tu abrigo. Duérmete; y la esperanza, Consuelo de afligidos, —66— Que te uiairteilèa calla; Ten paciencia, hijo mío. ODA V. I>toel|>ula «le AipuHo: Ornando yo te eouteinyio Dlvertkla pulsando El sou ora insfeumanto: Guarnido en raptos del ullina Miro tus albos dedos, Honrando del teclado Los marûles muy tersas: Eistaiba por -decirte Que como en grato sueño Escucho, aunque distante, Los acordes acentos. Tu rnustea nigra daib le Con un divino fuego Alienta, «í, no hflty duda, Ail lenta uní deseo. ¡Ay, Celia, Celia heitnosa! Con sus alas soberbio Sube & gozar las luces De tu etevado cielo. Mais lay! (fue desiumibrado. Tara loco pensamiento, —^7— I!j:eclii*¡t)aidQ b^ja; Pero en amarte ciego. Ciego etu turnarte sigue, Por imú« que toa intentos Castigos Le preparen Desipuée tie -bill tKupteao«. Este es »mor. coaata.nfav Mas cou tan du-Vee objeto, Las penas se hacen glorias, Favores los desprecios. OI>A VI. Ja>niá», ¡»Il cielo santo; Ldi teaitaeïôn tuviera De amar niñas que JHttían A !o snbfn« lo sei-líis'. Mt volunta»!, menlroistt Bn esta parte^ era VjDgeu, y así tenía Su algo ele recoleta: Y mi amor, cauto ulao, No crtwtafltfft su .tnouenciii tteieno vento tenía De CHstMaKí penipetiua, PACO j ^ y ! guie al couteaoplarte Aunque adusta, diacceta, —68— Todas mis precauciones Las ecliaste por tierra. Mas nada hablas perdido, Si por la -contingencia Tai gracia, Calía liemuowa, Mi amor te mereciera. Podías, y yo lo di KO, Gorrespomdeitle tterua, Siquiera ponqué haata ahora Tú has sido la primera. ¡Oh, Cellu, Celia Ingrata! i Ay! ôiniaime siquiera Porque nunca eu mi vida Quise á graves ni austero«. ;Oh, como te cantara, Y al comip&s de tus cuerdas Te dijera ¡rail dulces MU -cancioocilMaíj tierna«! ODA VIL ¡Oih, dichosos mil veces M (isleos celebrados: Tú, "P3«yel" expresivo, TU, "Halden" soberano! ¡D-ichoso«! sí, por vuesdras Obras de ingenio taro, Entretenimientos Poéticos.—0 <iue acaso ¡a hábil Celia Ahora esbá estudiando. Justo os hace, no hay duda, Aun nías afortunados: ¿Para cfiié mayor gloria? ¿Para qué mejor lauro"? Yo uo le trocaría Por el eterno ramo (J-iic «u su llorada fronte Ostenta Apiolo ufano Vuestras ciMiinoskioues Pol' virtud, ó milagro, llagan su otoin. mils dulce, Y MU genio itíft« blando. SUMO itou on su pecho, Eu su i>ei4io ni«« blanco Que la candida nieve, Y el bruñido alabastro, Aquellos .semtiimlenitos 1 »¡vinos, más que liuinianos, Que uresümien de tiernos, Stu desmentir lo castos. líl minino ¡imor (JUIB e.n «lia TIMIHIM) ha que estoy buscando, Por lisonja il ¡lo menos D«l gusto con que la aiíno. —7°— ODA VIII. lintcousoíabíle estai m Eil niño Amar, y dkíen Quo á su maidre fo diosa Auf le llora triste: -"¡Ay, madre! uo sé cuino, Nu sé cómo docilite, Quo Celia inexorable No quíore reclblrní«. Ksta deWaid míe agravia, Gunrotlo os que no me nuliuile, Parque intereses bajos Son mis únicos fines, íQué dices, matine, tic eso? Atom madre, ¿qué dices? Pues yo ¿.para' qué quiero IJOS dones contentibles? Aunque muohawUo, no nudo Con eiapeños pueriles; NI Irago el trato vea • comercio Que me desacredite. Yo busco los halagas Era tonos apacibles, Como nlno criado Con tu« tiernos med indues. —7i— Estos sou en mis "pascuas" En mis "pascuas" fälioas MI "turrón de Alicante," Y también mis "collates." ¿Y quo catando se llegan Mis cumpleaños? me sirven, Si, Jos dulces halagos De muy preciosos digas." Entonces Vén» ne blamla IilsueSa es qiue le dice: "Aínda, cuitadlo, apremie L<as cliainzas femeniles*. Y it la deidad que nombras, Y en guacias me concite, Dlíe: que eres muchacho Digno que he acaricien. Que te quiera, que te ame, Que te aflore, y estime, Que & su ¡seuo te lleve, Y que eu él te eternice." ODA IX. A tí, Fama glloriosa De la ( divina Celia, Que sus gracias publicas Can cieu bocas parleras: —72— A tl que te das todo Un cúmulo de prendas, A tí me quejo, Fama, Pues tú me haces quweifla. Si es tau tierna que admite El símil de la cera, (¡liando dôciil se ablanda A la llama febea: ¿Cuino dura resiste Cual diamantina pitvlra. Al fuego de un fumante, tjne ansioso la ilesea? No, Fauna, cuando alaben Tanta beldad, oxprasa, Su ingratitud, cual mancha ]>e texíu su belileza. O así como la somibra Al claro 8(»1 opuesta, O en cundhda maîîaiia Como una nube ii*>t;ra. Y tenga Celia Ingrata Bl uoaubre de discreta, Y de hermosa, y de sabia, Y otras mil cosas luu'iias: Y sobre todas cuanta« La "música" se lleva —73— Alabainaas sublimes, BObllqiiese maestra; Pero el honor más grande De la no turad essa, El título de "dill«," No, Fama, no lo tenga: Hasta q.ine & mis »morsa No ha,ya dado las prueba« Quo îas ¡eyes Imponen De la criniesiionitlPsncia. ODA X. Estas san, [oh sagradlo, Exceteo, saibio numen! Los silabas postera« De mis vwsiLlos Alices, 81, Afpolo, pana slamjpne De' 'tu elevada cumbre Me despido, Morando El rubor que me cubile. Porque dime, si Celia Como un empeño inútil Habla de leer mis versos, ¿Por qu£ suave le Influyes? ¿Por qué su a t o a dispones Con toidas las vlrtffldes —74— De músicos encanto«, Aunque cil verso no (wntehe'.' La música y poesía, Por tus hijas las tuve, Y en armónicos lazos Las hiciste iiisoluWes. ¡Ea! vaya, Apolo, (lile Que con su hermana junta A mi poesía tierna; Por miáis que la repugne. Que es paternal precepto, Y es fuerza so ejecute, Que un punlto no se aparten lia« hijas de tu numen. ¡Oh, si tal .sucediera! Yo en métirk-as lnaiitles, Su "clave" elevaría A eso« ciellos azuiles. Para que allí brillara Comió la lira ilustre Del milagroso Orféo, Entre las claras luce». ODA XI. ¿Con qme puado entregarme Al consuelo? ¡dichosas De amor das dulces flechas Que dientan mil victorias! —75— La mayar fue vencerte: St, Celia, y más que todas Aú amor acredita I>e fuerza poderosa. Todo Y i>or Se 'me Su tea al amor lo vonoe: el alma toda enta-« y me consume abrasadora. Pero, ¡qui' dulce! ;ay., Celia! ;Ay, Celia muy hermosa ! ¿La sientes tú Y ,pues deja, Deja abrasante toda. ¡Oh, blandos Cup idilios! Con ala« vagorosas Vflllaid: venid: tejednos Bettllsimas caronas. Quemad inciensas suaves: Kqparckl frescas rosas: Oarotadmos diuleee h tonos Con garganta« sonoras: Y repetid alegres Do aituor ia grau victoria; Si Celia con su "clave," Fidelio «on ¡sus "odas." _76_ Bn la siguiente composición Imitó bellamente ftl autor íl D. Juan MeilÊudez VaMés, en la "Paloma de Filis." ¡Gran privilegio de los Poetas: transmitir â da posteridad aun las mfnlmms cosas tie sns dueñas!—E. -77— La Pollita de Clon. ODA PRIMERA. SI el suave pajarlUo Que & Tiusbla fué ^mbeteso Dio materia al CATULO Para tonos funestos: Y si VALiDES divino, Inspirado de Febo, La "Paloma die Filis" Ca into eiv graciosos metros: Favor, oíh Manidas musas, Hoy sea, ï»ues os lo ruego, La "Potito de Otori," Asunto de rails versos. - 7 8- ODA II. En al (luloe regazo De mi Glori halagüeña Una allègre esperanza Cumplíame mil promesas: OuanKlo de au morada Entrase por la puerta Dando llorosas plaidas Una ipod.lita tierna. iDel caseairön Pintonees HaMa salido apenas. Porque eran sus plumillas Como de Manda seda. Al Instante mi Olor! A su fälbln la lleva, Ya en T»U seno la pone, Ya la saca y la besa. Tente, Olorl, y te guarda De prodigar finezas, Que S, ml se daben sólo TMS expresiones tiernas. ODA III. Ya en ei seno de Clori Se arrolla su pollita, -79Y al caiorcHlo blando Sc queda ya dqmnida. -¡Venturosa ipolluela, Que te ves socorrida No bajo de unas alas De piranas nial nmHtdas; Sino ¡en al íiiiamo seno De Clorl, donde anidan El »mor delicado, Lus ¡gracias, las delicias! ¿QMÍ Unpotita QU* los hnidos To hiciesen peregrina, Si tu suerte otras avos Gamo gloriosa, envidian? Sigue, sigue en el seno D6 gozas imil caricias, Con gusto ide -tu tlueño, Y con envidia mía. ODA IV. ¡Qué tiernos tus oficios. Que graciosos, que humanos. La huérfana poluta Debe, Câorl, il tu mano Ya de arroz le ipreMenta Los pequeftuelos (minos, O ya el trigo que quiebras Con tus dientHos arlbo«. No sé qué siento, Clori. Tu genio es ya más Mando, Que cuando yo gemía Bn busca de tu agrado. MI tierno amor entonces Tratabas con agitwio, No obstante que te haefa MU dulces agasajos. Pero, si ya ule quieres Olori, ¿dí si me engaño?— No.—Piles & Dios memorias De tiempos ya pasados. ODA V. De Olor! la pollita Ha crecido ya un poco, De suerte que ya puede Subírsele hasta el hombro. Desde aJií solicita Abrigo de algún modo, Entre las robla« hebras De su madeja de oro. Tal ve» aflatpga el cuello, Y su piqtílllo corvo —8i A besar-se dirige Del labio el <dav«l rojo. Jíl aljófar unemuido De sus diaiït'ltos t'imtos, Pk'tii y »u eiifiaöo.-ejüianwa Ailla eu su fwble toiuo. l*eix> ya. se consuela Cou néctar m&s saibroso Que el que A JiliHtier *¡lrv«n En su albo «uiisistorlo. ODA VI. Cuando'al uarabro te subea De ml querido due il u, Paaieee que ¡platican bas dos algún «exirato. Ya Hagas û, su oído El i>Iieo vocinglero, Y .ella volviendo el rostro Te truena uu dulce beso. ¿Le Ikervas por ventora Heleaid« de algún neldo ¡.Si mi íiueiia,... al imstaaiite Te tonelera el p*&ic:ue»o. Y en e! caso, ;*ju6 dice? lie pagará, su at'eeto'í —82— ¿Olvidara que da anuo? Tft uatias... yo recelo. Due, dile que ä nadie Mire con ojos tiernos, Quu su afición yo sólo, Yo sùlo Ja merezco. Diceio: asi los dioses To iiureu de halcón üero, Y lo que es mils, goaaiiüo Uerticlas de «u seno; Hasta que ihaiyais cmcido, Y de tus uiitsmos huevos Saques lunas pollitas Que te sirven de espejo. ODA VII. Los lumaiiici'tos negros Que en su carita blanca Tiene mi Olor i bella Con que aumenta su gracia, Con blandos piquet ¡líos Su ipoLlueila le halaga, Como que solicita Comérselo« incauta. Asi lo lie presumido, Porque en esta mañana -83Que Clon la tenia Calentando en su falda, Ya que Clarl dormía, La avecilla insensata Ail más pa-imclpnl de «HOB DA miuy recia picada. Abre los ojos Clorl, Y adolorida palpa Sobre ©1 puntito obscuro Sangrienta pimplada. Bn esta oeaHlöu s« une Al marfil de «u cara, Sobre azabache negiro, Hojo esmalte tie grama. Que A su mucha Inocencia De la llalla mil gracias; SI uo, asada esta noche Yo la diera la gala. ODA VIII. Polilla afortunada, Así etiando más crezcas Que te haiga bien la rueda. De tí se prende un pollo Que cuando al hombro suba a De mi adorada jwenda, -8 4 - IM digas, que no le haiga Trahcdö« !l mis finezas. Due, que si tau solo Bl temor de la oieiisa Es H juKlo oueinlllo Que ßt pecho me atraviesa; Cuanido de un dura a gravit, La rfiálMaid sintiera, ¿Qué sería? ¡Ay! ¿Ute, dile, Dile mil cosas de 6»tas. ¡Ay! dtoelas, pollita : Asi cuando niAs cnezcas De tf se prende un polio, Que to haga bien la ruiada. ODA IX. ¡Quo bello marldage, Pollueltt, lineen tus iplumias Heatzando cada dia MA s y más tu IwMQosnra! Sambia naturaleza, Kn dos colores Juuta Ouanto eabe de UUKIO KO las pallas más t'huilas. ¡Qué aJba se ine presenta La plumosa pechuga, Eatretentoiiiito» Poéttoo».—7 -85Qu« del sol á lus ru y us Como nieve ruluntbra'. Ell ébauo se visteu Las alas puntiagudas, Y an lo domas del cueiipii Los dos colore« JÉ^hau. TaJ vea fuoinar .pretenden De jaspes la figura: Tai! vez uno. llovizna De priuguitas menudas. Vete, vete á preseiHiia I>e Clor! que te Influya, Porque á sus ojos debes Tu hechicera hermosura, ODA X. La pollita de Cfari, De catarro maligno tie lia enfemuado, y no valen K tañadlos â. su alivio. La plumilla erizada, Lo clarado del pico, Los soñolientos ojos Son de su muerte indicio. ¡Ay: qué tierna mi ülori Los módicos oficios —86Hatse com da poMuela Iw&ü de sus cariños. Ya con aceite ia uula, Y ya la abre el pkjuillo, Instándola ft que puse A l g ú n « bocaditos. Ya eu su aauoroso seno Le «»licita alfrigo: Ya pero nada vale Coatra *u nial uocivo. Ya el estertor iic Jm entrado, Sucede el parasismo, Y su vitail aliento Manda & los aires firios. Y pues la pena paea Del pobre anlmaJito A ti, mi Olor! tterna, ]Mal haya el romadizo! ODA XI. Si la difunta puMa No tiene ya reanedio, Tainta copia de Ha uto ¿Para qué das al suelo? ¿Para gué el llanto turbio Buijpafia unos ojuelos -8 7 - Tan gracioso», tiúi Lindos, Tan sin limite bellos? Ya Be quedan sin rosas Tma caelietitos tiernos, Como ípraulos que aiwasau Algunos anroyuirfois. ¡Aj', CSoi'i! qmie se eclipsan De tu giracioso dedo Dos soles, cuyas lumbres Kuioendlerou mi p e c h o . . . . Qué ¿aun lloras? ¿Nuda valen De tu Silvio 'los ruegos? SI, Clorl, otii-o seanblsm« Ya se te va poniendo. Lu tomneuta ha ¡pasado: Míe paiMjoe qme veo Dell cielo cou lu lluvia Bañaido el ¡rostro bello, ¿Cou que estas consolada Y Pues déjame, le ruego, Buhar mi aunante brazo Sobre tu blanco cuello. ¡Qué dulüura! uo cube En ínl amoroso .pecho. Aihora te suplico Con toaos tute afectos, •88— Que no tengas tuAs pollas De tau »u'bi'do precie, Quo cuestan il tus o.fos LAgrimus, y fl mi VOTO». —8g— ADVERTENCIA DEL EDITOR. Distribuyó el 1\ Navarrete la traducción siguiente • en cinco ODAS, evitando asi la monotonia, que hubiera forzosamente resultado por la uniformidad de la asonancia, colocándola en xvua sola, la que siendo muy lairga, IM> hubiera podido dejar de ineomicwlai- al i>ído -nieno* delicado. A todas ellas les formó sn remate paira que quedasen perfectas. A tin de que éstos puedan distinguirse de la traducción. va>u colocados entre estrella«. —9 o — TRADUCCIÓN DK- U N O » Vl'.JiSO» 1>K ANGELO POLICIANO EN CINCO ODAS ANACREÓNTICAS. OPA VIUMKltA. ¡Oh niña! más suavt1 <Jiw e-1 lii>rm> jraxijpillo, Y más (|iie el eone.lmvlo (¿ui' ost'fl rccu'u íiíioiilo. Mus Müudn que líi tela Qut! wi O A W ha tejiílo, Y más ijue téuue pluma T>e nuevos nnsari 11 os, ¡Ou, ñifla bulltelwn, Aun nvSs qiiie e\ suiTiotieilln Cuando vuela MI verano Pot los ramos noHílois! —91— También más juguetona Que pequeñnelo ardillo Cuando la virgen lukwwla Ije dft en su seno aibiigo. ¿Olí niña, muy mías dnJee Que los panales mismos De Hibtea, y que de aaiVat Cantdildos fnagmentillos! Más Manea que la Iftolw», Y también mas que el lirio, Y que nieve formando Sus primeros armiños. jOh niña * pero basta De estos asonantillos: Vengan otros, pwque éstos Me quiebran ya el oído. Pero vengan con tragos De generoso vino, Que los bríos de Baico Son también de Cupido. ODA II. No puede Lleo, nina, Remedar tu« cabellos, NI aquel pastor Anfrlso, Por amor jornalero. —92— Aofi'iso, que con gnm-ia, Del uuo al otro extremo, De la frente le bajan Dorado« h Uos crespos. Los que con nudos de oro, Aunque se linllan sujetos, Hacen vagar las almas De Cupido traviesos. MM anillos se forma« Que con roclo tollo, Y con dor de mirra. Se llevan los afectos. ¡Oh, niña muy preciosa! Cuyos blandos ojuelos, Son teas luminosas Del interior incendio. Yo no puedo oiiirn-rlos De cerca mi d« .lejos, Porque con llama oculta No ne entren, en mis huesos. No, no parecen ojos Esos tus ojos bellos, Sino llamas, y llamas De un ainioroso fuego. La« que Vénus atiza Con soplo lisonjero, --93— Y mautiene la gracia De tu imiiraa- risueño. •Daune, dame otra taxa; Mas gústala primero. Si quieres que me salga Tu retrato perfecto'.* ODA III. Tu nariz y mejillas De estilo Idulce y blando, i Como el lirio y la rosa Ijlamnrélas acaso? Tus laibtocitos rojos, De ¿¡laveíes forinado«, ¿Diré que resplandecen Cual coral encamado? Dire que margaritas Son tus dlentitos blancos? Y de tu lengua, dulce ¿Qué seguiré pintando'? ¿Qué diré del 'hoyuelo De lili barba, torneado, —94— Y der tu blahdo cuello Como la nieve blanco? ¡Oh qui' brazos tan dulces! ¡ Oh'qué agradables manos! Ksolas son de la Aurora, Si de Juno los bracos. Tus pies, que me padecen Los de Tétls, ¡qué pasos Tan nobles! ¡qué posturas, Ya quietos, ya idajiüaudo! ¡Oh! daime, dame, niña, Dame, dame otro vaso, Y que siga la fiesta Kntre Vénus y Bft'co.* ODA IV. ¡Oh niña! ¡qué agradables! ¡Qué agnidos! ¡qué jocosos Son tus chistes freeuetites, Con #íwCa y oort adorno! -35— ¡Qué dulces consonancias Las de tas versos todos, Que salen de tus labios Como ¡tmbar oloroso! Ni la Wa.ada Tnlía, NI el mismo sabio Apolo. Que hacen vuelvan los ríos Su curso presuroso: Qu"e ablandan A !n.s fieras, Y atraen peñascos broncos. Igualan á lo ikilce De tus festivos tonos. Todas tus cosas tienen Mil heeihicaros modos: Son <lulicee, son alegres En su ti'aito amoroso. Tienen mil juyuetülos Venales en un todo: Tú sola en tí reúnes Lo docente y lo lier.moso¡ ¡Olí, ¡poderosa alna! Tu cumipostura abono; Mas ¡ay! para agradarme Xo lias menester adorno. * Echa vino, muchaicha, Que aunque ya esitoy beodo, —96— Quiero Quiero más trago», Quiero morir â sotibos. * ODA V. ¿Qu« dios no me envidia? Ni ¿qué valor te ¡basta Para dejaume ahora Bellísima tuuehatdhaY Mas, ¿donde te me ausentas? ¿A dónde huyes, ingrata, Alegrando los cielos Oon tu risueña cara? Mi placer, mi dulzura. Mi corazón, mi amada, Más que el oro y (la« ,pkulras, Y que la rica grana. Ma« ¿qué digo que el oro, Qué ¡piedras, ni qué grana.' Tamiibién unas que nui vida. Muuhaohita del alma. Haz memoria, te ruego, Haz memoria y ropas«, El tumor halagüeño, Y sus cadenas blandas. Desde la edad más tierna A mí y ¡L ti nos a t a n , . , , -97— SItts ¡ay! ii'leiulo Vénus, §e burïa ue wis ansias. * La postrer «upa quiero: ;Ay! dâiinela, muchacha... ¿Ya ni esto nue concertes«V Pues, vete enhoramala. * —98— ODAS A DIVERSOS ASUNTOS. ODA I. DE D-OHQFILA. Que en meidiecitos nuevos Yo diera â Darotila Diez pesos, era' fuerza De la imaginativa. Pero ¿quién pone «luida? Hues los labios de risa No son como los serios Que dicen mil mentiras. ¿Con que diez pesos fueronV ¿Y en medios de carita? ¡Oh quô prodigio me hacen Las ímuchactoas bonitas! —99— Y qué ¿«in otra causa, <4u« por sus caras liuclasV Pero vaya, si es íuterea De la imaginativa. ¡Ott cuántas honra« me hace lu« ttelfe, Dorofiía! ÍSiu duda que eu su obsequio MJ d«*eó adivina. Pues vaya reaibiendo Eata graciosa niña, No tan sólo diez ipesos, Qme éstas son raterías: Cieuto, mil, uu müióu. Y la monada misma, Mi alma, y mí vida, y ttfdo Bu meldioK de carita, ¡Mas ay! nul amor, no obsi.aute Que entre ohauzas se explica, De veras & ¡sus aras Grato se sacrifica. Y esto, ni yo, ni Fabio, Ni Dorofiía misma Podrá dwir que es fuerza P e la imaginativa, — ÎOO— ODA II. DE LA MISMA. Despu«» de leer los versos De una discreta oiña, Me acontaba pensando ¿QUÉ le contestaría? Ba.ttó ei ufiíinen del sueßo Sus alas, y &, la cima Del Parnaso armbníu Ml dôcïl fantasía. -Entre la saibla turba De las canoras ninfas, Sobresale en el canto Una beldad divina. Pregunto po>r su nombre; Y el genio de la risa Que Ihsiph'a en aquel monte Las canciones festivas, Aljre su alegre labio, Ouyo aliento suavlüa El aire, como el âmibar Que las flores r e h i r a n , Y en un tono 'brimante, Cual de uua sinfonía Eatretuulnilentoii Poético». —S IOI — Me responde: es lu bulla, La iiuusa Dorofila. D«sde (Rie en dulces muios Ksta preciosa' niña Entire las nueve hermanas Su grata voz auluia, l'ar,e.e,e <jue con nuevu Alegre lozanía F I W W J » las alturas! De esTii mansion henig-.i.ui. Y Apolo e.l ni,isi4)U Apolo De sus manos confia Su cíta.ra »j£ oro. í.Quileu. ser£ Doj,'piiUu' Yo djje .ttutoi}:«!*!: \'a}*¡); l'ero esas gracias mis-mas. 81 awpr ojo las d i el jU#mple. Xo ¡lo bajo Wen la niña. Yo lt> uanté unos versos De amor, eoiino por trisca, Versos tp» uada tteiHHi De la to¡*gitiativíi, Mas eJln se 'IHKO .»»'da: Y mientras la Talín Del blapido amor no estudie, Xo lo lnjrú bjen la niña. — i 02— ¡Ea! vamos > tú que p w d e * Influirle con tu,risa, Cou tu risa agradable Bu mi favor mil dtolias; Tú que tau bleu te lieruiaiius De amor cou las varíela», V cautas eiMBo & cilio Eu acordes eaiplllas: Dlle, que eutüue amores, ¥ que uu« cauciónenla Mis afectos la deban, Y lo hará bleu la ulüa. Entonces iLeapertauidQ Hallé en el alma mía Tin retrato muy b e l l o . . . . Ko liny duda, de ella misma. Ojos, como unos soles, ("orno rosas, mejillas, hablo«, como claveles: ;Qu£> hermosa me ía pintan! V.iva, pues, eu ml pecho: Amor la haga que viva; A'uuque diga que es fuwaa De ardiente fantasía. Esto coatesto ahora Que el bl&ado ajüor uve inspira, Después de leer los versos De uua discreta ulna, —í03— ODA m. EL l'HHJN'KO i>EL ASIOll Dirigida al autor tie unos versos du imnst.ro diario, que se* quejaba cíe. la nusenoiti del sueño, causada por unos celos que I« ilaba AnarAa. Hiuq tibi «mil muguu liindq tpiwuirtiutt eut. ED Baja Baja Atom alas de la noelie, de! Altó cíelo, tranquilo y suave, nflttieu tíe! .sueño. V al leelio del amante. Que cou.su tul»te ruego Invoca tus favores, .¿lega con paso lento. Liega, y unge piadoso ¿us fatigados miembros Del biMsainp agradable IJue refrigera el euenpo. Preséntale ft sus ojos La Imagen cíe su dueño, La Imagen cairlñosa Que tuvo en otro tieñipo, —io4— Haz, comió eu un encanto, QUÉ brote BU albo seno, Convertidos en flores, Agradable« «.tactos, Que luego la fortuna Los vaya recogiendo, Y trenœ una guirnalda Pora su aunante tierno. Después, que ni coronarlo Aparezca, el dios ciego En su triunfante eairro, ¥ ü sus plantas los celos: Y míe mi! Cupklílíos, Volando por el viento, Digan "victor"..., y alep¡v> "Victor," responda el eco. Y al punto despertando, El corn ¡con contento. Aun ni a 1« realice Lo que le fmja el sueño. Ka, pues, numen blando, Ail poder de sus versos En nías de la noche Baja del alto oielo. —ros— ODA rv. A FHJENiO. Sôm, Fileno, 901o El pastor de Dorila, De la escuela de aimores Sacó grande doctrina. Apenas de sus ojos Se le fueron sus dlöhas, Cuando lógico infiere Tor sus penas las mías. Desata el triste pecho, Y al son de una fnrutllla, Cual pajaro que llama A siu ausente aveclta, Entre los muchos ayes Que de su alma sallan, IÍOS montes repitieron Estas cláusulas mvsmvas: "Esta mañana al campo "Sallo mi belila ninfa, "A tiempo que pudiera "Dar ft la aurora envidia. "Ya la noche ha llegado, "Y aun no viene Dorila —iötf— "AmM, DoriKk, corre, "Que raufe» sHii tu vfsfa. "Olcrae*, S1 esta es lit iwna, "Que «niel nie martiriza, ";,Cual sorft In que siento "Silvio por su Ci oui la V "OlorVfrt ha muflios ttftmpos "Que (>e.|ffl esttts caimpiffas, "Dorarte ttttrto I* ttnhfWi; "Llonniflo uocífe y Bin "Mas Devils ntv vtena: "Dioses, trherfhie ft fioi-lla: "Y a Siirit»ttwnlWMVtrned'e "Su ïrm tesetiñK niniPn. "Vtarn, inen»* itínéíikéms, "Mtitfiaehas tienit^fas, "Que üe> mitten" îés qitt* Aíhan "AuaeWélas tan prolijas." Así que huiro pfíritailti, AlïèruB lft voz* irtfír: "Vívit id mgtü Fileno "AT ¡iMfo tfe Doríla. "V-ef nömeneiflo ttewio, "Amor, (iirer así té inspira, "Cfefe que »6 le pfigwft "Ofettsas por crrrteftiK. - -107— "Antea bien, su graciosa "Y honrada pastonciita, "De atrevidos amantes "Siempre se burle altiva." ODA V. A UNA INCONSTANCIA. Suspende, fuenteellla, Tu ligera corriente, Mientra« que triste lloro Mis ya perdidos bienes. ¿Cuantos veces, estando En tus orillas vendes, Lisi me aseguraba Su amor hasta la muerte ï Aquí su diestra mano, U&i» blanca que la nieve, En esta arena frágil ^îBorlibiô muchas veces: "Primero ha de tornara« "El curso de esta fuente, "Que el eoraäsön de Lis!, "Que ft au Salido quiere." Mas tus promesas, Lis), No ban sido menos leves Que el papel que escogías Para nmaarlas siempne. —io8— Las letras se borraron ,'or los soplos mas tenues Del viento, y tus promesas Por lo que tfl quisieres. ¡Ay contentos soñados De prometidos bienes! ¡Ay ¡»constancia propia De fáciles mujeres! ODA VI. A LISI CANTANDO. Salló la nenniosa Lisi Con las demás zagalas A cantar dulcemente Tün la nupcial cabana. Desata el suave pecho, Ï al campas de sus gracias Con angélicas voces A todas aventaja. Su enamorado Alejo, Que esitá â corta distancia, Gustoso le dirige Las siguientes palabras: "Así, divina Lisi, "Haces de tu garganta "Un órgano viviente "Qu* cautiva las almas." —ICK)— ODA VII. A OLOH-ILA, COX UNAS FllUXITAS DE PASTA. Estos pequefios danos Que la Industria fahrten, Son friitttas pmtirtfas Con que juegan la S ntßiis. Por lo misino & lus aras, Graciosa ntuehaííliita, Tu enmante zagalejo IIoJ* * fa's -Sttóf lütti. Becfbefas gwatoSft, Qu« aunque engañan ln vlsui, Son lisonja del gusto Cotí la miel que <íestf!af>. Ulévahte & ttt boca: A tu boca de' fttíníbírí, Donde su ser acaben Con no peí|TKíña dicha, Agua ge äifc «äfft ïffU'fttftlo La bffcíi, tal Óforíta, Contemplando en la tuya Las pintadas frustas. ; Qui besitos tan tnotetf! ¡Qrré tufethta« mortfWiíáá? —ITO— A la verdad, me gfentó Con la más ¿tutee envidia. ¡olí si fuesen mis TábloS Las pintarlas fratitas! Tirasfomnaclon que pende De solas tus caricias. ;Ay! hazme este milagro, Que por tu boca misma Juro traerte otra ofrenda De pintada« firutitas. ODA VIII. A UNOS O A B B L I J O S DE GEMA. I^uclentes hilos de oro, Que como hermosos rayos Fuisteis en otro tíennpo Del sal en que me abtaso, Ahora pin: efecto De amaor atWlls mis mantos: Como Manda« cadenas, O como (hitees lazos. Dejadme una y mfl veces Cual cautivo bestfros, Ï adoraros rendido Dichoso aínante fttaiflo. —Ill— ¡OU! quiera el alto cielo Que iuiteiiminaMeií añas Duren estas prisiones, En que alegre me hallo, ; Oh cortísima vida Para un amor tan largo! ¡Ay! Sáname, mi Celia, Ámame, coauo te amo. ODA IX. EN O E T J B B I I I D A D DE r X O « T)TAS. Eiste don pequefiueilo Que ofrezco á tus altares Es prueba de mi afecto Y de mis coptoda4es. Por ofrenda amorosa S61o puede aceptarse, Pues mas que el oro (1) aprecian El asaor ías deWades. Recíbelo, ao tenga Aunar de quo quejarse, Y el gusto de tu día Se le vuelva en pesare*. Entre tanto, loe cielo« Can influjos suaves (1) Se alude â una buje-ría ili; nro.—A. —112— Eu éi abril risueño line hoy junta tus edades, Hagan luzcan tus prendas Y gracias naturales, Pimpollos que el invierno De la vejes no dafie: ¡Ay! gwfcrdéute los. cielos: ¡Ay! para mi te guarden; Si »caso te merece Tu más rendido aunante. ODA X. EL DIA DE ULAltA. Dando vueltas los cielos, llagó el día De la zagala hermosa, A quien de Olara el nombre convenía. ¡Oh mi! vetees dichosa La edad que la merece, Y que & sus Wandas luces resiplaudeee! Salve, ninfa, y la tierra enternecida, Que con tus plantas huellas, Mil guirnaldas te ofrezca agradecida, Para tus sienes bellas; Despaa'raimando olores A la que es corno reina de las flores. Salv«, mil veces, y el alegre coro De voladora» aves —»3— fíopitan coa ei eaato «iju* pouorus Mi aaiior y metro« ttuave«; Saludando à ta aurora, Eu la au« es yei" sas gmçl&» *ui xefiurii. Salve, vuelw $ Atxiv, y á »íi dfseo Coi-Eeapcmclfc eojjatauí* Eu los amables tazos de himeneo. ¡Oh vent«rqs(9 listante! Llega, que tq alegría île.hará ile Ciaua m&s.gti>ri<*o *1 illa. ODA XI. A CLOIU'BN BL LECHO. Deja tu lecho, zaga leja mía, Tu dulce techo (16 eu tiutetud repulí El nlbo euaqyo como suave po*a, Que embalsaana Ja tértil jtraderlu. Ya que ewjafteanti sus varias•tonadillas Las avecülus Y envía el cieía Su ty£ al suelo, 'A\u leelw» ikja, Mi ¡sagaleja, Por veutr 4 uogw teu»i<i-aAias íleñ's Al la4u #el zagal, qu-e es tais auuu-es. Sup alas a#.vai]jiib-lf s -Jmutso el xwtña Levante de tu«. p^i^adus |)iieeio»os, —114— Y brillen tus ojuelos luminosos (Jomo la luz del día ui&s risueño. Tu boca do claveles carmeales, O de atelíes Bostece, dando Aliento blando: Así la rosa Muy olorosa, Aibre su eoipa de encendida grana Al dosuwrtar oon rtsa eu la maiiaua. Tu manu me darâ-s, que la floresta Te aguarda ansiosa, desiparciendo oloro's, Y uua tmi-ba de pájaros icautones Ofroioe a tu Ulegada alegre fiesta. Saldrán del rio por besar tus huellas Náyades bellas, Naipeas benmoms, Tirando rosas Irán delante: Y eu el Instante Que llegues al umbral del bosque d-unso, Ii¡t« Dríadas quemarán sagrado iueiensu. Mas ¡ay, uil zagaleja! ¿por qué tardas? ¿Por qué tardasV ;ay¡-<Uuielo. ¿No vioin's'í ¿Vor qué causa enemiga te detienes? ¿Mi lado no te oCreüeo? I'UL-S ¿qué aguarda.«V íAjp zagalejo, como piedra, dura —115— A ni! ternura! Ya desespero: Sacó primero Ei sol su caía, Que me alumbrara, Siquiera para alivio á, mis enojus, La aterre tuz de tus rfeueüos ojo*. ODA XII. EL VERANO. ¡Oh qué alegre esta<_'iöu la del Veruiio, Que brinda flores por el verde llano! Se Cuë el invierno Asnero y triste. Sus gallas viste El ca>ni¡po tierno; Los laainsoa vítulos Soplan sttoves, Cantan las aves Dulces aiviltus: Las fueilfwillus Vienen corriendo, Salen riendo. Las floreáis las. ¡Tierra fl Idiosa! S! íl tí viniere —n6— ÀiiiHTila, y viere Tu pompa lieiitnosu, l'on ou au firent* Ramio vistoso, Kl más granuloso Y floreciente. i Olí si viniera Ail Torde llano! Duloe varano, Du ¡pevauiadlera A s e n t a r a en la alfombra <Ve estas flore» Al laclo del zaga!, que es sus amores. ODA XIII. KL asTiu. I*« dorada* cstyigus coronado Kl Ksitio se asuma eu e) soanUnulo. Y si se iuvyaa'a.ii' IJOIS laibraltToras, Haoes euiipuñtiu, Lúa mieses cortan. De la al ma Oeres Que el eaitiijK) atloi-a Kirtreteuhuleutos Poéticos, it —117— Tirau lus bwíj'os Grandes carrozas: Alegr« L>a vega Salve le üou voz eatiUi toda, dice, sonora, Trojes se ill un au Kvas se cotaniiu, Y huyen las tuiuiibre« De nuestras ehozas. AuaiiJa, Auai'idu, Bajo estas soiujbrus A l'an le deja Tu« cabras gorila*, Mientra« qiie al baile Vamos ahora De la cosecha: Verás qué gloria. Vera« los ricos granos con que el cielo Ha. socorrido al miserable sítelo. ODA XIV. EL OTOÑO. Mira, Auarda, a.1 Otoño, que cargado De frutos vi« ne á nuestro «uellu anuido. Aquí, te sienta, Zagala mía, —II&~ Dó alfombra te hat-en Las yénbticltttti. Mira; ya vienen Las guatas utofas, Que de Poomma El huerto aliñan. ¡CuíLn oseadas Sus c«ua<*tillas Colmadas traen tNe frutas rica*! Uvas luvte gruesas! Paras ¡que litwlas! Mira ¡qué herniosas Estftn la» guüulas! ¡líJi! ¡qué hiaa>»tuas Tan encendidas! Y ¡q/ué naranja* Tam amarillas! Giwtí-moft amitos Sabrosas dichas, Que en tanto« dones El otólo envía: ûuesitra voz se eteve uíl aftmeu sanuto, Qu» en el Otoño nos «regala tanto. —i ig— ODA XV, BL INVIERNO. Llega, del año la estación severa, Y de la tierra toda se apodera. Nublado el cielo, Mudas las aves, Loe hielos graves, Y mustio el s«elo: Nuestro^ ganado Die temor Meno, »asea entre el be.110 Su abrigo anua do. ¡Q«é poco, Auïirda, El gusto dum, l'ues la OAuavgura Tras ét áo tarda! ¿Dö est&n las flores De primavera? ¿Dd îa ligera Edad tte amopesV Nada registe La ley del tiempo, Ni el •contratleraiK) Del haido triste. —120— ¿Pues gué «fspeiunsîa A uor«' abrigamos, Pov ai llegamos A tal mudanza î La virtud solamente, Auarda mía, Puedo valemos en, la v^jcz fría. LETRILLA. A LOS CANA.IUTOS DE LISI. Pues la bolla Li*t Os lleva el compá«, Tiernos canaritos, Alegres cantad: Cantad, y en su escuela Os aproyecihad : ;, Dóml« habréis fm*uua Al Intento iganl? Su albo pedio Oene Vox angelical!, Que »iemipi'e divierto, Y cansa laníos. Ya nu litaiuo le diga M ciego rapaz, Ya ocios, ya ausencia Se panga &• caatai'. —I2Ï— Ya fin módulo alegre^ De fiesta nupcial, Ya eu fúnebre tono Que incite & llorar. Como quiera suena Su voz celestial, Que siempre divierte, Y cansa jama». Cuando ft la jaulilla 1)6 alegres estáis Cautivas, se acerca, Y leectón os da, Otros pajarillas Quisieran trocar Por prisión tan dulce Toda liberta«!. Y asi, canarilios, Alegras cantad, Pues la bella Lisi Os lleva* ei compás. LETRILLA. A L K STRIA. M, versilloB dulce«, A lais manos alba« De la niña Lesbia, Que gustosa os llama». 122— Davos en Tonadillas Kn órgano Tal es su que qiifere blandas ebúrneo, garganta. Oiumil« esto Ruui'ilo Entonces hnWadln: Dec-ulle que tenga CimiipasWn >ie mi nlnin. r.Y si esto la irrita? ¡Buena va la dnnzaî ¿Qué imilxirta que os eolio Muy eiblinraimaln? SI ella fuera prieta, Coja, 1-uerta, ft niíinea; Pero si es bonl+a.... Que no os IWSP: basin. ouATKo .n;(JiM<yrn.T/Os A OUHIILA. JUGUETILLO 1. Attroyuelo Que enanillas A la alloîea De Clorlla: Oorre, corro, Dila, dila, Que lu adora lía filma mía: —123— Esto aliora En su orilla. Tras sus blancas Coiideriitas, O cortando GlaveUin&s Con las otras l'astoneitas, O asomando Su« mejillas En tus aguas Cristalinas: Cora«, coure». Dila, dila, Que. la adora IM alma mía. JUGÜEfTILtliO 11. ¡Ay Glorilal Tus ojuelos Son imanas De mi alecto: Son estrellas De tu cielo, Que me envían Dulce fuego: —-124— Stni antorchas De aman ttemio, Que se cèban En in,l pecho; £km divinos Tus ojuelos: Son Imianos Do mi afecto. Si están triâtes Son muy tiernw; Y si allègres Mwy risueños: Si ste «uo-ja.it Son severos: Si acarician Ha tagi leños. Son graicàosos: Son parleros: Son imanes De mi afecto. JUGUIÏPT-UJO Mtoa, Oloi-i, Dois aimnntfls Iiiuurtentie» Tlwnas a vos: m. —125— En la copa De aquel sauoe MM cairiños Ya se hacen. COD piquillos Muy «llaves Yia se iooMnan A besanse. Mas ;ay, Olovi! Que esta tumagen A los ojcis AgTaldaiWe, £31 veneno Nos ¡persuade Con instancias Amigables. ¡Ay! huyamos De este valle, No su inoenicHo Nos alcance: Y en nosotras Sea culpable La Inoaeneia De las aves. 126 De esto, Glori, No se bable, Que eues nifia¡ Y esto baste. A Bios, Olrtri, Que la taede Ya me obliga A dejarte. JUGUE/TILLO IV. ET, C E N T Z O N T L I . Pajar H 10 Que suave Con mil voces Variantes, Sabio riges Eil' volante Coro alegre D« las aves: Junta û. todias, Y que alaiben En ciapUila Resonante, A Glorila Que ya sale Al paseo De los «auoos: —127— Cou mil htenos AgradaMe», Qne île tllgan distas gailves: SalW, Ninfa Deseable: PriimaT'erft De estos vadles. M arroyo Ail jnir&rte Entre p»ñias Brinque, y salte. La Honesta Se eogafla ne, Y su aroma T e Hágale. •Bl favonio Que te halague Con au aliento Saludable. I^as pastoras Y zagales, NI te envidien, NI te imanchen. Y de Silvio Los cantares Te repitan Incesantes: —128— Salud, Ninfa Deseable: Primavera De estos valles. DETKilLLA. LA ROSA DDL VADLE. Dernumamlo linees Al oriente sale Km carro die fuego Bl día más gm wie: Dia en q,ue celebra u l'or éstos lugares Todos los amores "La rosa cletl vaille." Da niña preciosa De dlaro linaje, Que á sus plantas tiene La »uentie brillante: La que es por su rostro De Vénus ftnagen, Y por gracias rnuohas. "La rosa defl vaille." La que sus ©señalas Despide suaves, Llovanido con ellas Tnas si los muantes; ^129— La que es «1 ltewliiau l>e las vaUiiïtades; lVvque eucauta á todos "La rosa del vailte." ¡Olí! viva felice; Y «u cerco {mugante, De uiaau) atrevida l'or siempre la guaiide: Guárdela, no sea Que fuerte la arranque, Y marchita qu'eue "La rosa dal valle." Vira, y el invierno Sus hojas no escarche : Y Ja primavera ltfa eu su semblante. Lejos de eUa todos Los -triste« ipeHai'es, Pues bien lo merece "La rosa dal vaille." UUe el amor unas puro Que en estos cantares Celebra su <dta Gozoso y afable, Dtaft en todos tiempos Y en todas edades; Miil veces, que viva "La rosa del vaille." —130— SILVA. A FABIO PAIfcA QUE SE CASE. Una lipinlifa quiene Fjibio 0©Uio un rïcu tesoro, De beJlleza adornada y do decoro, Y un moldo de pensar discreto y sabio. Llevado de su genio cariñoso Ajrer qiuiao a. Rosalía: Hoy il Melisa quiere: y ardoroso A otra za-gala bella Dará su carazön peur la mañana. Bl influjo Inconstante de su estivlla Por la selva espaciosa. Meposaír no le deja: Y ite una en otra pasioncilla hermosa Pasa votando cual golosa abeja ; Con lo que & sus amores Ninguna »e le queda de las üoros. Fabio aimigo, sos.ie.ga, Y con eternos lazos Viu/eúlate â Florüla que te ruega. Pues vVe'uie & ti ofraciéirtloto sus brazos Gózate en ellos, y en unión repusu De una tan casta como dulce esposa, —131— Gertamen sobre un limón I'AHAtJtIK CASTE» IMK NIÑA* CELIA Y XJISI. OEMA. Daim« ol HmAn que ha «Ido Dal 'dneüo que aimu, Los olores son suyos, Mas ao los agrios. No me lo afegmes, Pues Lus calos conuoes II« las mujeres. IxLSI. Alejo el »agal mío Lo dio á mis aras, Como holocausto tierno p e toda su ailma: —132— Y uo se pueden Euagenar las cosas LM que se epíteto ÖELIA. El Hurto fué ¡prUuero Del btdn que estimo, Y auiique ei uso ooiKtjiïo. Mas no el dominio: Yo soila puedo 1-Hwuiiuu- en las i-osas Del bleu qnxe quiero. LISI. Tunia el linnóu y, advierte Que es aauaiÄo, Calor que siliraiboJlza Fatal odviido; Cosas no quiero Que olvidos me prodigan Del duiliee Alejo. OEM A. Dñcailo, Lisi: y mira Como ¡resalta Eutre amarillo de oro, Vende espieiiia.aaa : Entretenimientos PUÍÜOÜB.—lo —133— ; Olí, dulce» premias Que de Fidelio dicen Tauta firmeza: LAS DOS. OtíWa y Liai teugíuuos De utnior poi' triunfo; Tú, «1 uso defl deraulio, Yo, el usufructo: Sollo amor putíde Para füu ti eu das tal«« Darnos -sus teyes. -134— VARIOS VERSOS BOLEROS. i. No i>ases iKW los t-ampcs IJml aimor, niila* Porque auAs 'que las rosas Sou las espinas: •Üsipina« crueles, Que puuzau ttu el ahí va De quien bien qiutei'*». II Siento deutro ih¡l atoa, Cuando te miro, Del niño iniflús travieso Sollos y brincos: Ainior te teugo, Y aunque ilo pongo eu juicio Es muy travieso. —»35— m. 'Un OupitliUu •U'listi, Qu« si te inj ru, Al ¡uistaiiite ni« Horn Por ir. uoutigo; ¡Su llanto enjuga, ï ilt> tu blando pecho I la ate la i-uim. IV. lttMMdos altilea-es Crtlía me ka dado, Y xm ailaiwai w « <?\\w (Jnauo con chivos: Mi a'Uua los sul'iv, (Jumo suaves aupónos, O fteetmw iluVces. V. A) öeuirte ta fnnite !)<• llores vainas, Los pftjiívos alaren Te salvtdalwn: No do otra miarte Qw* al aHw cnamta asoma l'or el oriente,^ —1,36— VL Cuando sc aaosuu Ail baj«6a <lel ortenfce La blanea nwrora: Así m alegran Mis ojo» cuando R>«UUÄ* ï n oara bella, VII. Cuando ol sol eon »u nmnto La noche cubre, Lloran tristes los campos Sus bellas luces: 1)<»1 mismo modo í/loro (filando se ausenta« Tus l>oMos ojos. VIII. De un éemlén m tjopjnha I'll amoiii tierno; Poro halló «ta tos caratíoa Duíee reineâta! Î Di vi uni '»»«iw-. I*» do CMlai i w e e e Que hmo milagros. rx. Bo el crisol a«díe»te De tu« enojos, Ml cairtfio se jwuebe Cual suet« el oro: Propio es die »mantés Apreciar al carino Por los quilates. X. Un aunante qiue en «ueños Tieme suis gozos, Diga que le mwuitienen Consuelos bobos: ¡Triste del dwefio Que me sueña en sus brazos! ¡Qué vende está eso! XI. Cuando orayósne Celia Que yo la amaba, Hwra la flaiotasfaMuy inflamartia: Camo Ja novia Que suena estar en atrita, Y no hay toi com.. —138— XII. Ciemos awiaiilfrs rondan A una cl oncena: Me i)0;t'«(!0 una rosa Llena do abejas:» Dentro de breve La «lejarftn marchita, Como liaceu sieiupro, XIII A Vén-us ¡w Jifi nseapíiilo Su hermoso nulo, Y de huiliazgo tres liosos Ha prometido: Aquí «¡i mi pecho Le tallarás, Vénuw: dfliiiw, Dame los besos. XIV. Entre cüanaas niiñ flnra. Amor sus flechas; Si tales son «us ctoum». Reniego d« ellas. AiHirtn-, awrtíJf Torque tus olian»as, niño. Sou muy í*e»ad«s. —1.39— XV. Daime flores que ft Vdiius Se le dedican; Pero mira no tengan Ningrunír «iptóa. Mi'nlagro CWera, Ouamdo siempre lian ostfwlo I>e esiiinns llenas. XVI. Cítamelo miro dos niñas Que se cortejan, Me parrace que miro Farsa phinwsca: Donde las sombras Hacen vecéis de annamites Urnas con otras. xvit. El amor inte bálagalm Como por trtaèft, MefeasVagatoacon floree Llenas de é^>lraa<s: Y desde «ntonees, HwUflo #e sute pimía«, No quiero floree. —140XVIIil. En¡tamtóse<le & Venu« De ôïi'cp su li¡Jo; Pero mientras mfls m anuo, Más llora el oliieo: Vénus entonce** Le dice: niaana, ral alma, Mama y no lloros. XIX. Cierta niña rodeada De imjl cortejos, Ms carne en gamba tu tiesura de el lo« i-' Donde, si acuso La htieteu, no la cornioh Los cobres gtrtos. XX. El amor disfrazado Eu tierno niño, Birti&uie que en mi jw-lw Le diera abrigo: Luego se torna En una como tama Que une devora. —ï4'i— XXI, Niña, tut îlot oscomlc I>e amor astuto, Mira que toras las ütave» Quiere io» frutas: Y con el tlöHUpo Ni ôstos ¡le aaitisfaoeii, Que es .mail coatento. XXII Ai Aimor ya, ng pintan De ojos vemdftclQs, Oaxic^n »obre ios hombros, Fileeha eu las manos: Ahora le pintan Ofttooleawlo il las IIJWB.IS Lazos y d a t a s . XXIII. La. mujer rae pareen, Ru ocasiones, G«ito que en frasa ajena títtaea PfttoaiM: Sin otra cansa Que porqtK» a nndíft Elista Lo de su casa. -142 — CUARTETAS. »HTKA'i'O•UK CNUA. Vov liiiVwgifo dsl amor Que á tu haklmd m<e »iijetn, Oellta heiuflosa, ya de ipoeta Me he ti'ÄUsformadoe'n pihtor. Ofltiian'«, .pues, tin belleza En cuauto esté de mi parte, Consultando más que aJ art« A la fltíl nattirtileza. Lo mpaiciW« de te lwaa, Guando Sus ¡eöQeavos Henh, l'aîw tu freute serena Bs oosa muy oportuna-. Clon risuefflois afrreboíeé, Y Gön lus gi'aolos« y «laía, En el olelo de ta osra Por (tJiiH'pIlvtn don- solfs —143— Pongo «il tus tiernas mejillas, I>e carmín tirio bañadas, Cou azucenas meaülailas Kneendiida¡s niara villas. Tus labios eoiiuo rubíes ï a ilitowáo; a»a<jue fonteeiplo Que hauen m*1s vfvó él ejemplo Los claveles •cavjuestes. Tu cuello.... mas la pintura Dejo aquí, por preguntarte ¿Cómo, Sii puado pintarte, No comoxuo tu Ueirmoswfa "i Dame respuoata: y yo íieJ liai tan i>r«t*ioso »U»eù«, Ejoreeré, dulce dueño, Lo iiue le ro*ta al- piuCTl. CONTItSUACIWN, íáig« piiktaudo tro jiwiuoisa itawigtm, .divino- ¡duiißo^ Por «er de t» gusto e¡i«i»eiío De oeupaüwin '*» islwJo«*. Ya «la tu «vwlto.iHKjliiima AI plneÄ taiítft bteuümuí, Qwaiïianiga en él >n\m» pira, Donde autor templo su ilninia. —144— Kl înilwuio ¡wtmv, si reflejas, Verás iju«; «liai otro Marte, Arcos y flechas reparte Bittre iteM-añus y cejas. Hoc ta la uariss sutil r>et"K*mle i'i tus lUiilce» ojons Do uo meilklos arrojos, Cual mura Un île viiîivfil. Tu« îniiiivs), carta uua ùe i41us, l'ara ¡jouer, figurarla. Es necesario ¡pluta.nía Cou eiuco azuçeutis beilas. Tu. pecho lo lie de piut.'U' TWlKUlO, 4:>U lllK' 1<)K ÜOWSäülH'S Ot'ii'cen sus libniciones ]>e nuxir ou el swro- «Ifar. Lu que lue t'a.Ua proliwlu: Esto es, la iilrmu viel relmito: La pintaré en otro rato <>U<> 'lo permita su oib)«tn. Ahora parvee »lue no, l'tmi-ue a! ilar honesto un IHWO A i'iraÍK't'U •ta.uta. vontiewo <¿iw iw> m vCmio lue vio. —HS— ÜOiVOUUSION. A ilii. iniageu corporal Que rotórico el pinoel Ha trasladado ail papet So signe lu ewpirltual. Coll esta nuble pardon Tu retfiiitu •coHdlniri', Y de tori« suení« Motivos tde 'tiuoracWJu d>e HU luflttlto <ta*oi'o Pródiga umturailessu Ulö #raeta» il; tu belh'Sni tosuiaWaidtí« de devoro. Memoria diu ft tu beddad, Dióle im ula.ro uuiteniilliuimuto, I Ä did un blamlü s(jut tmlwito Bu su tierna vohintad. ¡Oli, euäu grande «8 tu lit'inuosunt Cou tan luimeuso caudail! ; Olí precioso cn'S®liual, Que lia copiado nui ipiutura! Bleu, ö mal .comMulilo «»bas, ¡Oh retrato! por ftsípejo Ve il mi duefio, aunque reflejo IM muy defonuie que vas. —146— Mas 11« llleva un ¡dulce beso, Y otro, y tuteo, y cieirto, y mil: ¡Ali! no mie eutlpes kle vil Por uu amoroso exceso. i Te ofendo, lili dueño? ¿(If? ¿Te liago injuria? ¿te hago agravio Y ¡Ah! sacrilego uii ilaibio Me saca fuera de ml. BOiMANOB. CAUTA AMOHOSA. llegtvlorto Naiiwulo, Tu carta noclbí, ii tieniiio Que eu visita ayer estaba Cieirto bi«ho algo travieso. Cauíuuiquéle su asunto, Cou todo lo mils secreto líe es*e tri »te corassó 11, ü ó cual ídolo te tengo. Y él, como & la« musas trata, Que eu amorosos empeño« Sou oráculos de aillantes, K intéipretes de cortejo«*, Prometióme Invocarla A todo el coro luoveno, Para resiuanüer tu ea¡rta Bu, estos que al Mamia versos: —(•47— Coo> que «ri tirev« iuetfiuitu üióiue La fotiuua uu grau sujeto, Un "stteratarlio" versista, ü ilo que illftimflu •"tenwai'ö." Impuesto yu MI al a«uwto, IWee ii"rM îuf. monjío e\ W;«J D« mit vu«, .cuanta»- coxillatí Mi lMK'a *e tfué diciendo: ¡Ay IIIUSMKU; Nail'HiinÎii! H-iué ïm^uïi.11, ijuoïklu «lucilo, Qiiu ti\ >ifrstàùû nos ftedwu'u Cou un;! umutlos kle iiuir int'diu'r ¿Qui huiimrlü, «i UiUestrjis silinu*1, Ooii viuwulo etl uw« estrecho Uuiwon á i[)ji.r île aimfiiiics Mus recíprocos •Híwtooí Bu vatio «I tewestre ¡»lobo Se opone al rayo fetbeo, t'ues eu ila luna ijiiimuito» Sus apacibles reflejo«: Kn vano pues se initi-nptuiii.' La íuisiencia, euaíiflo ico.ni-einiiilo Eu'ml .mo maria el retrato Del «oll herimos«) íjlte cjiiii-ro: Y Kluluenuwite Inflaauanta Con mil gtaríosus roetierdos, —14»— Te ösrtoy vli'Hilo, Nanwito, Acil en lo naejor (M pecho. Acsl, Ooml« Mini« tin illauía I>e! cnsto amor que te tengo; Sagrada 1 launa qiu> atíza La capera nan de Míneme». Acft pero, Narnanto, ¿Qui1 dires, mi bien? ¿qui1 os esto? ¿A dtode roe HÔVJI, ii dûu>il« Me arrebata mi 4eseo? liedle que al cie*o destino MP trajo iK>r un divierto A «f*ta ciudad <lo Olaya, Quo yo nniubro mi dftsUeiTo: Decile que uo me ,i?p>ttl|UW> 15u esos tus brazos tUirno«: Dewle que uo te lince uir blando HecWnatoi'lo mi n«>lio: Desde que tu voz uo esiwho, Cua.l la de grato lnatranwwto Animado, ail suave impaulso De ailflún ¡profesor umestro: Depile que yo ao te arrollo, Cual û ívu albo ipiolunizutalo ha ísfi.adkla (wJqauUWi, Mai'iéu'.iott! -*ull .extremo»; Kiilretr-iiltnlctitofc l'míttoos - 1 1 —149— -¡Ay! -no. sé .como explicarte Las oonigojas <jue te o£re«co, Los suspiros que te manido, Las lagrimas que te vierto. ¡Oil! aslipaso tíl olairo.día, Y cuando «1 nocturno velo üubre el urbe, y los mortale« Se dan ai triste s'leLX-ia, Entonces crecen luis Ansias, Crece emtouo&s'-mr'tormento, Levantando de mis ojos Sus blandas a tais el sueño. Tai veü ênioilees te miro En un faivtílstíw) vuedo, Haciénidouie mil cariños Que te can'espmmto ftul¿o. Tail'Vea qnic ile iní dlflüado Vas én pos de Otros ' Vucerb«, Y q u e . . . . pero luego aa>ago Las' Haima'i-adaíf• 'fteJ celo: Que court) yo fio te olvklo, POT un tarjjoslWe tango Que <cles|preeies milis eairio'ui'S Foi* Iwiliaigos «lè'otro flí*fío. Se va tn. worth«», y efl alba Me fevíiata «le iirtí tertio, —ISO— Dejando «a 61 l*s feUqutas De ait llftDitu, itw as «ttíüio. Estates n»i wtcta. eottreituiio Ausewte esiruy ¡le iiii nielo: ¡Qu& illírtiuta il lu que tuvo l'eiHlifliite île tu (iJht» <iu#Uo! ¡OU gracioso ,;ss,i'tvinii>'/. CoiTénrmuulMlu au ¡ifeclo A tu lti>«i(i(& UifelUn»., i. . ¿<Qu( w&»'t Un8tn, tin« no hay tlonipo. A mía tU> iju« «ft «sfl^jn-lo Dlco, que y a suena liwoo EJ ÚI'ÍÍHÜO de s» miiMw V iMHlfll l'IlMC Alise. PU'eSti»,! i 1'UÍHS- imlísniln caula,, ¡!(tw*öMt0 l.ji tecla lid amor, primero Le ViaiWan 4« futow te* flaneas, Qnt> Vi. las mpjer^R i^uicím"». ROMANCE. A 1,0« DÍAK UK ÏÎN AMt&O. Pap* «fehwîïraf It* nlí3»>! Del ñañigo que .niíis quiero, Prí»»tri,me.Ju lim, Alíenlo, V iltctaine hermosas versos. —î5i— Una hiss ât taute fuego; Así de Dafne consigas De #U8 «inores el .píernio. Q n é ¿ i » lo hrtoíMs? pueeneniiha JAptte«- que eii el Peneo Para tus sienes no1 halles N! «Iqiiiera un raimo sec«. De esta suerte, amigo mío, Hablo con el Dios &e Delfos; Y ail flu »le todo, no valen NI msMlclonee, ni ruegos. Stn fluía que no nie hallo Pava «1 caso bleu rti»iraesto: Bato OS, con la fantasía '-Pariiptorta »1 uso rtet tiwium: Qae produjera mfl floi-es, Quamauflo vwno» IncleM**, Y ofreciera en tus altares I Ä lisonja y finjfiniierrto. Mas i qué importa, duloe anillo, El qfue Apolo me %m& gfl»to«? ¿Sabes tú «jue yo te estimo? Pu*S & Dios, «j¡u« twilo estA beoho. —152— D B « P R O HO A if 6 voy, ma »p»rto, «te ausento: Ya te lo dit« ml llwitu: TÍ ijutdas, lo alecto: )ay on auto! ¡Ay cnftttto, mi Viteir, ío »lento! OJ-OSA. Me salgo fuera, de mf Aà reíleKiouai' legó Ell día «i <iue el hiulo f*tlo. Que uve apnrtasw <le • tí: Mas si lo dispuso »sí, ¿Por qui: raaistitime inieoto*' ¿No liny remedio? pues ailiento, A Dios, â Dios, alma mía, Que ya de tu «wwpañfn "Me voy, me aparto, me ausento," Hl amor eu tal estrecho Qué hacer coofuso no nabo, Y el dolor apemis cabe En los limites deil pecho. Ejemplo de niales, hecho A los golpes del qiuebranto, rS3— Siento el ausentarme lauto Dç tus luces Vefw*fceii»s Cuánto eu idiomas corrientes "Ya te lo dieu mi Manto." A D i o s . . . . mas ¡ay!¡qué toainieuto! De ín*8To> el mieijo me asalta: Me falta el vador, me falta Para ausentarme til aliento. Cadáver vivo ine siento: Mas ¡qué Mucho Ï no me espanto, Si dejo en tí gusto tanto, Tanto bien y lauta gloria, Que auaque vus en nrl memoria, "Te quedas, lo siento, ¡ay cuanto!" Pero tú ¿qué lloras? no Eclipses astros tan UeHos, Que no ee justo paKimu ellos Lo que es fuerza sienta yo; Mas al el amor nos untó Con sn propio Hgn'meíAto, Nuestro duro aipartauniemto Es bien sientas por tu parte, Que yo también el dejarte ":Ay cuánto, mi bien, lo siento!" —T-54— DECIMAS A FII4ÍS EN EL CUMPO. (1) Oye, Fills, lo sonoro De uieltt'Jioaas cadöiwius Que eu ncGudes •campetencia« Trina ya. <d vouante «oro: Calila lío jaro canoro Par«1«' que estñ apostando, Y sit £»kjii(illlo vairLíindo Va eon ton grato primor, Que uai órgano volador Se estíl fía el aire escucha nido. Mira tantos ««.(.'imiienitue De airmyuelos, cuya plata Susurrando se' desata Por esos valle» seiHeiitoü: Con uniforméis acentos, Y ewmipaises üistirHmidos, Van quedando suspendidoíi De «His músicos rumort«, (1) Eil que llegare ä leer estas décimas, tendrá ^•ueho que Teír; pe.ro «1 viejo Góiugora me la* a &rad«;erä. No es mail o el comsuelo.—A, —155— Hasta que on cania de flores Se quedan «WHO dormido« Mint lu herniosa- arboleda Du verde pumpa vestida, V como que nos convida A pasea i' por su alameda: Ailegre el ánimo queia Uesipirauido la frescura l'on que toriuda ila esj>e*iù.ni líe los arboles, que son Va un toldo, ya un pabeillóu A tu divina hermosura. Mira cuántos auwmales,. Ku cuyas pintada« pieles Se esmeraron los pinceles V dibujos' íUiaituralos: Tras de ellos van los zagales Tañendo y i-anitaindo minores: Así tienen por mejores Su lilx>rta,d, su cabana, Que aquel fausto que acompaña A las ciudades mayores. Mira la selva vestida I>e un vende que por los ojos Se entra ¡1 quitar los enojos De la aliña uros afligida: Ku «Ha la cmnailida. Oveja puede erocontrar —15&— UuaMto tenga que dosear: La mesa, paira cuuier, El caanpo para correr, Lecíio para destóuiisair. ¡Dlehoso yo, que á tu lado Anulo el carqpo y sus floresta« Eu las miañuiuts y siestas Libre de todo cuidado Aliara sleuitarte en ef pvado, A orilla de esta fueutt; Aquí, Filis, íuútua<mente Nos haremos mW «¡mores, Y con guirnaldas de dores Nos ceñJreiHOs In freute. DECIMAS. LA DES'J'IUJCCION DE UNOS PAl'ELES AMATOIUOS. ¿De qué me sirve, pajuiles, Hijos de uu bastan-do amior, Veros con tanto favor, Si vosotros sois cruelesÏ Ingratos sois, sois Ínfleles, Heredando el ser tiramos; Mas yo haré qiue vuestros vanos Y falsos promettaient©« 157— Scan en nienados fragmentos El despojo de lilis manos. Confieso fuisteis auiigois En amorosos cuidados; Mas ya del todo volteados Sois txaraces eutuiügo^i De mi deshonra testigos, Vergüenza me ¿la teneros, Pues m ¡random o moveros, Siu que el corazßa resista, Me .hacéis gustar por la viista Los acíbares mas üe¿-üs. Así, pues, os he de hacer Pedazos, porque íí mis ojos No sois más que unos despojos De Tin ingrato proceder.... Mas no esto sollo '»i de ser: AXtn más tenéis que aufrtr All fuego» al iU«Ki> 'habéis de Ir, Que pues fuego öl »er os dio, Fuego ha «Je ser, y »K> yo, Bl que os ha de coir-sumiv. Ya ardéis, y al punto i'.aé dun'rurDe vuestras 1 launas h\» lenguas Al padecer taratas mengua« Dicen ser fuego de amor: Cuyo escaso resplandor Gomo un día viene a wer, - i S 8 - Con que yo consigo ver M.i obsettMfdad disipada, Y (jut! en breve Instante em nada Bí »mor de UTMÍ muJeY. Ceniza o« coutoiuipflo ya, Y aunque tan yerta y tau fría, MañaiM, 6 «n •otro •dt». Tal ves romueitawä: Mas no, que «si vteiito será Vuestra tötail destrurtwWin B E alas del anjudilñm Volad, pues, y que el os lleve A cwbrtoüs -euu la nie^Ve I)e la más fruida région. Y 'mientras iifce 'tul presencio. Su furo*' as arrebata, La memoria q/ue os eomtoata Coa goOjpes de la experiencia: Que aun eu tau frâtfîl potencia Temeros no es 'penmltido, Y es remedio conocido Para un amoroso daño, Que lo lleve el fleseittgafio Al 9epule.ro del olvido. —159— A UNA SEXOUITA QUE OOUlO LA MAMA DE l ' E M l í VEItóOS AI, AL'TOll. ¿Ventos «juiel'es'í "UM" piu está; No tiene «i "seguado" i*ei'o: ¡Qué ÜUillu üUliú el "liNKül'u!" Cata uuu "cuartel ¡i" ya. Este es el "«iiihito:" »lia va Briuwiiido «1 "sexlo:" ¿i|tii' lail'í Xo «alió el "stfliMiiuu"' nial: E«te es el "ootavo:" altura Sobre el "uoiio" ve, señora, Uua "décima" caluiJ. ¿Quieres otra mtijuí; tiue ésta'í ¿Y de qué saldrá íuejoir'í ¿Quiéresla, aii.ltteu, tie ''¡unur'.'" S lu tí uo se liará la tiesta. ¿De "celosÏ" peto <m<> cuesta Muy cairo aste"nu*l pus* 'i. Vaya de aaseoma ¡a.y d»; mí! Que raie da tautoe «E©J**S, Porque uo miro tut* o,'«sr. Caita otra "décima' IÍ,JUÍ. Vaya de "amor," imi-que toda Bl alma te naicrlílca, —i6o— Cuando «nrtw» <-bniiKa,i te exiplk'a. Q-ue «ntçe veras ïfte acomoda. D»adte knegio <n» ila ¡feiodfi No ipermitkia taudaioiwits, SI & las Aiilces esplerflffBMis Propicia coweíípottdiei'as. Haciéndose amor de v « a s El amor q.we aorta con ohanzas. En An, ¡cuando el verso acabo, Hallo por mojlos diversos, Que «5 imuiy fJíieil ¡hacer versos De éatos, die que m» «ne alabo. De ser tu amoroso esclavo Stn duda <mé alabaría: Y «reo te paremia, SI no me ^afcaÄo, imejor El acento de mi amor. Que la T f l î d e i i ) Taifa. BBOIMAS. A Ml ßOBA/ON Corazón, oaraaía, di ¿Qué sientes, di. corazón, Qiue con recta vwlsnruVn S&llrte quieres i> íwíV —luíMus .ya, il» eatuwi adwjifi Y «reo w* sw-tdosaiBterto,* > Porque qjuecUnao yo JHL-IO D^u&w perça .tftfcitlBum, Tú ¡por irt» P.Í»I ilUcsiufiL. Salto qjuierea.vil.vo ft m IHM-M. JjUusön Ueoös, «îJt'iWiUiQue supuesto vita *a,.Mi <lufiío, Procuras el desanij)eñi) JPtí tu italoe qWiígiWfl''»«' Ve iHWSi tUlc la.ttvasifjíi Tftn.iyeußaft ?.n qiwj uie rps, Y te emcaiigo IJUP desuní'1 S .A, sus, pies, airway tJa-¡W;Hl:l. Porque ew ! JwstftiqtíPüKoisiyi:» Tal [M«íi)a t?»tfu á n\H• plfs. MäülMA. A LISI P O « EL FIT-BOO QI'H TJO SA 1.10 A L.A BOOA. Ese fuligo es pruebn ulani. Que•'ya-Sle; t t í ^ n j « Mnwmosí. ¡Ay Liai! y por lo qiu> venios Siftiapra; eimtaJ sale . a i * PIM-ÍI: Ï (juaadujá -itiiloü dí*jl(ra De tulutoHoní Ja pasión, —1Ô2— Se. cfuiivioue« la raaôu, Cou ateiiciûu ÍÍ, que y* if. Uetir, qiue á lu« dubio», saje IM que <»st& en e>! eurasôn. DECIMA. (V) A UNOS OJOS. Cuando, mí» o¿08 iiiih'iu'oii líe tu cielo los dos sales, Vieron tales, arrsbcçU;** Que siu visto se quedaron: Mas por ciegos no dejaría i De segrnir por sus destellos. Por lo que duélete de olios, Que aunque te cause ir enojos, Sou girasoles mis ojos De tus ojos soles bollo«. IJdäCIM-Ä. MN UNA AUSENCIA. Lai» lágrima» que eaeenvus l^twa cuándo, ojos, queréisV Si & yurntra ï i i i s uo veiw Ojos, ¿í>ot- qué uo llocáls'í (1) Bata íwudiioctói) Cuit el jji'jiMHK ¡íovjfeo de imusa.—tA. ml —IÓ3— Mas ya el <l«9enrgo me dííls Formando copiosos ríos: Uorwl, pues, tantos desYlos, Morad ausencias fatales, Morad, llorad tantos martes, Llorad, llorad, ojos míos. DIOCIMAS. iíL AMOR CAHMELITA. Ktmneíiaido en la líennos .¡r» Ae X.tee, el A r a « \iii *Ui\ Su retrato di^pouía Ku retórica uLutura, Mudar qui«o de figura l'a i a la vez de pintor, Y i>or singular favor Con su madre solicita Le transforme en carmelita. ¡QUÉ titulo que estû el Amor! i Con que & m&s «le niño, loco? Pues si se viera & un espejo, Sita, tener ¡brazas de viejo El mismo se biglera el coco: Otrando su capricho toco, En discursos me desveJo, —IÖ4— Pregnuitnndo n) dioseztielo ¡Quo liado 8Uiiesit.ro le tijuira, A que pinte la hermosura Vistiéndose (le i*a muelo 'i Pues qué, ¡el ,pitiitai' con esmero Una bmlleza sin par, Es io misino que jugar A l¡i£ (lnmiflK dal tnlvlwo? O ¡que piensa el dios eertero, Que esa tu cura divin«, Miniatura peregrina I>e raras modos y nuevo«. Pis niiToz, pescado, huevo«, TJ otro emforotílo de eoeltiaï Nada vale. Se presenta EJ Amor en siu apairarto. —QuC Unílo salió el retrato! l>t> siu origiinai, afvtmtn. ¡Y asi Ntse estai contenta V.... E»to es lo q.ne mils me irrita. Por tu cara tan bonita, Nlse, rasgado aJ Amor, Que cuando linea de pintor No se nieta íi canneillta. —165— QUINTIU/AiS. IXUiDA AMOHOSA. Hi por ana cosa raim Doe corazones tuyitsra, Bn uno Filis entrara. En «tro á Doris .pusiera, Y así ft las dos caniteiii'jira. Pöro si nao sólo tengo No podré darlo ft USIUIÍUIIIH, Porque luego m« datentío lio (jute si lo doy â la una-, AJ rigor de la otra vengo. Danlo a las dos os busicar, Si se examina despacio, Guerra en qjuie «temare han de estar; Ponqué u<n «alo palacio Dos n.o pueden go¡barna¡r. Qué lieber en t¿nl coaíuiaion No alcanzo; man si subiera, Que no había die habar cuestión, Sin duida a eadia una diera La mitad del eoirazan. Así una vez diacurala: Y Aimor que en mi pecho estaba, En lo interior me decía: —166 Que si â ut» darlo penwaba. A uittgvwia )o dairín. Que es ley ki más apoirtmira; Aunque de un tíwi oiego dios, Que se quiera Û sola una; Porque actual que qutore â dos No quiere bien ä. ninguna. Luego el eorazán le di A Darts; y mail pagaido, Al punto me uirTefpenlT, De que no ,le bublera daalo A Will*): ¡ triste d» mí! KNDKCHAS URALES. A UN GANA HITO DE OBUA. ¡Ay, pobre camarita, Que con flébiles ayos Ijlaroas all duflce diueíio Qu« te llevó la muerte inexorable! ¡Ay tristie, y cómo Mema« De suspiro« lina airee Que volverte no pueden A nueva vida la consorte aimante! ¡Ay ei'mio representan Tus lúgubre« cant aires 131 amor que perdiste, Amor difunto quie en la nada yace! —167— Suaipeade de tu* quejas Loa fúnebres campase«, Oon que & llanto provoena Al coro adegre ríe la« dulce« aves. Pairare que pefleneu hon sabrosos instaDites Que en el nxulJtdo lacho Son premio dulce de dewvelo »maule. Procura ;a.yl sí, innuciMa It« tu dueüo alMlalarte, Y sua total reuvedut Por tanto dolor un nuevo enlace. Ya die la hermosa Celia, Movida fi. tus pesares La ternura se empeña Para que «1 otro »un* alegre can-tes. Pacaje sus ofkrios, Sus oíLoios taai »ra.uufes De ternura, c-ooi quiebras Que trinas á la' aurora cuando sale. ¡Qui bella pajarita Te presenta! ¡Qui' talle! Qué ebúrneo .su piquillu! ¡Quíi pintado, j qué muelle «u piíwuaje. liéviaila ail diuice akU>, Que puedo asegurarte Que todo« aex&n gustos, Pites de los muertos no liara aprecio uad^' —ióS- ÜOS TRADUCCIONES OE UNOS VERSOS DE GALO. PKIMJàUA. Lidia btílla, íBUKihactaitíi blamia Más que leohe y que eánidido ,1 lirio; Mft« que rosa, que es alba entre rubia, Y que imitamos mal-ules bruñidas. iíuc'baoíiita, d«*a,ta, diesata El trenzad« de esos caballito« Para ver en tus efuuidildos hombros Hilos de oro luciente esparcido». Sus estrelláis •me muestren taws ojos, ï sus cejas an forma de arquitois; Y también tus mejillas me miu«sk'a, Que se bañan coin grain« de Tiro. iJlega an'fl, cow tu« labios cwmiteK, * me ilá cual paíoana besitos: " a a paute de mi alona te lleváis: «•asta el pecho tu baca he senttdo. , tI*or qué ágata« mi sameve que mm corro? ^ ï w , tapa tu btouico pecfoiito: ~" e pecho, niuohaiehita, cubre, '* u * se erayein*. dwl néctar urgido. —i6g— Cinamomo se een>ar¡cie an su seno: EH placer se suscita contigo: Tapa, tapa tu peono amoroso Que me .tiene auUcwmoiiite herido. Qué ¿no vos cuando «nfeiimo me quejo Mis amones? enu«l eres conmigo. MuctawstiSita., qué ¿asi me abandonnais Casi muerto, y á tus pies rend Wo? SEGUNDA. Lidia h&ronoKa, más ailba Que la leohe y que e! lirio, MAS que la rosa que une Lo blanco y lo encendido. Más que el martl) que aprecian Los orientales Indios, Y que por diestra mano Resplandece bruñido. Esparce, íüñii, e**parw 'rus rubios cubeJlitos, Y que en tus hombros vaguen Como dorados hMos. Denme luz las estretlilns De tans ojos divinos, Y de tras cejas negras Me muestra los arquito». —170— Tue mejillas rosadas, Que en púrpura de Tiro Rieoïbieiran lo rojo, Déjanme ver, te pido. Iilega acá con tus labios, TUB labios coralinos, Y díame cual paloma Muy sabrosos besitos. Una parte de mi ataia Te ilitevas; y percibo AJÍ tiempo qiue raie besas, BU corazón herido. ¿Por qué, por qué me deja» De este modo, blem mío? Ese peohlto esconde De nécta.r comprimido. ¡En tu seno conduces Ginamomo esparcido, Y maman de onde quiera Loe placeles ooolftgo. Esconde, miña, escómete Tu nevado pachlto. Porque todo me quemo Oan cuanto en éste miro. Qué ¿no ves lo que pa¡so? Tiran« eres conmigo. ¿Casi muerto me dejas, CiMtnido poír tí suspiro? —171— Epigrama de! Amor arando TraitlucUlo iK"l idioima gringo a:l latino, y de C-eU; al e&stollaiiio. El rapaz CypldMo Dejando el a>reo de oro, l'une oipo.rtrunainMMi'te La ¡till'orja sobre eil uojnhro. Arroja la hawluí amlwiut-e, Coge iñ cayado corvo, Y unce los mimso« bueyw Bajo dml yugo tosco. Cou lilaila t'e á la tierra Dá la semilla, y pronto Dijo, álzamelo la visita Ail est.rellilaklo pedo: Haz, oih Júpitor sumo, Este caunpo ail »undoso; SI 110 haré t[iK> bajanulo De tu luciente 1ro.- —172— Lleves ell yugo infamo (Otra vez oanio toro) De Europa, que sin iluda EB yugo el indis gravoso. PARAFBAS1S OKI. MISMO Kl'lGHAMA. De los candidos hoMibruM abnj.ii.ba El dorado carcax Amor mi día, Y en su lugaír ponía La. alforja que a propósito llevuba. Ig¡ualmen<te arrojaba La abrasadora tea Y el grosero cayado apercibí«. Y ft, los uncidas bueyes dMigenáe Paira que aibraiu al suilco agu ijornea: Ya esparee la seinillla conveniente Bn el fecundo preiparado suelo, Y dice: (levantando al olaro cielo Sus ojos) haz ¡olí Júpiter! que vea Iva siembra acreceutnirae en mi decoro; SI no quieres que sea Tu deidad convertida en lumusu toro: Y t« veas obligado l'or quien otra ocasián hacerlo pudo, A. llevar aqoiol yugo tan pasado De Europa, cou sníaimia d>e cornudo. —173A CL.ORI CON UNA CALANDK1TA. Olori, Cflori, restwure ml alienito De tus ojos .la il mico aieigiríu, Tru preseiiiijia îiuVa suave que la a.lba ¡Aiy, zagala! me du nueva vkla. iluirtedeice con ]A<gri¡niaiS tiomias El cadáver de esta caltandriita Que del nido martern© robatoa Para traer ä. tus aras divinas. A tu influjo esmeraba crwiern, Despubrlonílo la pluima anriairLM«, Qu« can negra foniuara un ropaje Mas gallan que la teda niAn rica. Parecíaime escuchita' los gomgeos. Que a tu \otz hechicera aprendía, Cuando Jaula de mimbres delgados Defendiera de halconea »u vida. Pero en medio de iiuíLgenes grata«, Eimpujando can alas blamdlitas De mi aiano se ¡salle, y se sube De un airbusto en las vendes ramillas. Fiero can, qtue la sigile, la coge; De suis flaneas mfe auslas la quitara, ¿Pero como, mi Olori? exhalanido MI esperanza halln,g¡ieí¡a «u »u Yida, —174— Los zagales al sfm de au« flaiu*as Su tragedla cantando, repitan: Avecilla« que Ubre« se piemtlen, Bs mejor que «e logren cautivas. A OLOltr CON UNOS L'ICHONCITOS. A estos dos iplßhiouicltas quw en ditk<e Y amoroso canicurso tuvieran Dos atnan;te8 focuaiKlas pailom«s Nuestra choza desunan loe cielos. A la esowila de amores tel leo« Dcfendense pqdrtl que viiiieirom, Si los d'os oon eniipeflo to/inannos Sai emseñanaa <m las dulce« ex/tremos. Apranicteid, yailunoñiSilos dwluisos, Las laociones que dicta til afwto: Ved en Olor! Inocentes njitegüs, Y en au Silvio cariño« liaweMto«. ;Ay! no quiera la diosa de Chipre Que su tarro tiréis com el tilunipu. Que auuqne «ol« de tam CÄIWIIHUIM ¡plumas Quediairols anaioullaidos muy presto. ¡Outato, OÍ orí, outato «os aimainott! Pues artjiirloiü con vintenio estrwlio, Me paireee que vienen la-s aves A tomar ile nosotros ojraniplo. —175— Alebraos, alegraos, ipawtovellkuí, V íowiid los festivo« ipamideiru«, Mlemtrus eaiuitan alegres kvs aves Al" ammr, que ÍM>S 'Utice suiauÄtrus. CI,QUI Y SILVIO ÜOMI'HXiIK) DUBA/A'OS. Mientra« pawn la«tolaiM-a«comiera« Verde ííra.ma y tomillo oloroso, CullHI'Mlms, zagala, «SÍOS tl'UtOS A la sonuhra que ofrecen los olmos, ¡Qué -duras»!«! paireue que m u e r d o . . . . Un carrillo del dueüo que a d o r o . . . . IH> uil Cloi'i. . . . de 'tí, por quien vivo EiM/aTutaido en ilos vailles y isotos, Dame tfi ewe que ¡ya h;»a etmienaado,... Torna tú é s t e . . . . ¿imitó es mos sa>liruso? Ml que t'Iiinc, mi Olor), eil afanll>ar Que tleetllaái tus <'1aveles TOJOS. BeiMüjíaiuios o,l infimen que manda La esturión del fructífero oU>üo, Y loe gusto« canite¡uu>s del campo, Que 110 tienen los (poblados todos. —176— ROMANCE KNDEOA SI LA BO. A LOS O.TOS DE CLOItl. Graciosa« lucos île In Cion mía, Kstivlil&s da.r.1« ,de «ipleiixloire« 'tiernos, Alba« risueña«, isotps a^ra^iaidos, Ojos divino« ijue me veis seretuos: Coan« los montes se estroiueccMi cn«n«\o Kayos fnlnilinan los airados <Mtilos, Así mi ipar-ho, que s*' isU«nito ltpiiido Sin caima, ailtfmia, dot! añojo vu entro. ¿ Hasta ciiálindo osas nanus cariñosa« No me vuelven, ö vor como rituiido'.' Tomad ail tmsto icon (fue nie mirabais, Hismeña« 'niñas, on nitegwis lioiuipos. Miradas ítolces -sobire el írlate -Silvio Bonl^nos twpnnclil, lwihlndane tleriHw, Híiibinidme tleímos, como sleun(i>t'e fuiste!*: Volve«! 5, vuestro amor, ojos parleros. Tiernos, y alegres, y bla.udos, y dulces. IHvtnos ojos do amoroso fileno. Convertid vuestras ira.s fumnildables Era onitm» icolesHal, ojos »orónos. Asi ilos 'dioses a, mañaina y tarde Luieir os hagan en 'lugnir ide Voiras, —177— Y asi las musas OB c-qnvpauga n himnos Que cante Silvio vuestro zagalejo. ROMANCE BNJ>EOASlLABO. EN LA MUERTE DK UN ]X>HITO. Fsittacus EoiiS iraniitivtrix al*ö ab lmlis, Oaciidit. Exequias ite J'i'equenter, W*#R. It«, plae valucxies; et plauglite poetara itennls; Et rígido teñera« magne .notaite genas. Hórrida pro 'mortis lanlefaur pl.uma oaipitlis: Pro lomiga pesone.nrte carmina vestra tuba. OVID, lib. 2o., "Aimor." eiifjî. lia. La muairte 4e uu gracioso pajarMo Diaro CAiPUIX) con diulaura tanta Coimo que era al que hacía Jias delicias Y et rftöi-eo ioido ¡de su T*sibla anmwla. Recuerda con t«muura y »emttmionto Sus gracias todas que BÜcaa reí rala, Y aquellos movraiilemtos inocente« Oom que â su ¡hermosa Lesbia tonto agrada. De su hôoMcero seno a un lado y otro El tierno anirnaliito se val aba, Outdaudo siempre de vaivén1 goz-oso Y imumica tarde â su envidiable estancia. —178— Lloro taimibién eü id u t o y suave OVIDIO De un perico la muerte ¡desdichada, Manso, hermoso, locuaz y lleno todo De euieaiataKíora« y miibli-nitw grnfcias. Kl fué líe una mócente tori.olil.lu Amigo llel, sin iinc jautas notara WiiS'uuo *MI oLlos la unas love riña; Cosa en sus «emejantes bieirextrañn. M fué parvo y fnigad, nues sdl amiante Vivió de «Muer nueres-y alguna agua: Tan aimoiroso y tierno, qui» lutistn de esto, SI le hajhlniban de amores, *c olvidaba. El en un. .mereció y logró la idk-lia De agradar a Gorinia, y sai palabra Ultimo, fué un liun.Cis.to y triste va<le Con iiue su auna seiistbJe le .tra.sftKisa. ¿•De (ju(. te Hirvió, dime, exclama Ovidio, *-*a fe a, tu tartoililila taji guatidnida? ¡De qué tai lieniwis'a variedad de jUramw. * Ja kLudzura de tu graciosa .habla'.' ¿QuC te ajírovetíba til don Inestiinin.bU' De agraidar á Corina'í ¡-oh suerte infausta! !Aiy! yacéis Infeliz, funesta gloria 1>e <iun.ti.tits unioblaai la.s .region«« a é r o a s . . . . Bl Ast sigue, seïïona, huraentando genli, 4nil.ee la fa 1 mi desgraiela, —179— Y a,sl de vuosrtro amado periquito QuiöLera .cantar yo, y os agirrwlara. Pero tan iincapaz me reconozco De esto, que ®ôio quiere nil ¡ifuora.iK'la Rfrtiiettlai' la explosion y las acentos De ía lira mejor tie ,las ronuinae. VeuM piadosas, tiernas avwMlas, A llorar sobro la nnia desdichada Pel ¡mña gracioso loro que ser piulo Despojo triste de la horrible parea. Romped vuestro plumaje hermoso y rico: Herios Jo« 1peiethos, azotad las aíla«, Y óiga.nise vuestra* quejas y lannemtrw Bu la re«Ion que esté mas iijpnr.ta.dn. Ijloriwl zonzomlos, y canario« suaves, TórtoilaiS, gorriaiK-'illos, y eala.iidirlns, IJlornd 'la winterte de¡l perito amable Que ¡se ha robado L/ieliesis avara. ;,Taíito importaba., imirrte, ii vuestros n'hiufo* Esta aveelhi que Joaquina amaba? ;,Xo tien.es alia tantos que ip'ubliquen Tu .eran ]milnr y fuerza illmirtadn? ¿El -rico freso, eJ elocuente Tullo, El valiente .Seiiplüai, •mi lienmnsa Ciara, N'o te dan todavía bmata.rite gloria'.' ¿Aun .no deuniuestrai) tu ftpreswi y saña? — T(Q0 P u e s ;.por qui'> fi osa uve amable é inooputt Hnz Hecho triste ob.ieto de tu nibinV ¿Quisiste jicaiso CÍISIÍLÍIU' su dueño Por lu t e r n u r a íletl con que ht aunaba',' Poro sea lo que fuer«, yn no existe, Y dentro de muy breve será na. la: '¡ralbemos ¡nuis por último en su losa TÍO que Ovidio hizo eu la deil (»tro, y Uasia. EPITAFIO. ])<>iSde este tris-te Leiten Que es propia Inuifron il<»í sn^no, A.ft-raiilni'fm ¡1 mi •diurno Mis caniolomes y corneo. •Supuesto, pues, que ¡nun lio» 1 « Aquella «luloe animonfa Y admirable melodía I M a v e m a s docta on canto, Y asi «wwieirta su limito En da unaycw aitegría. ICiitreteimidentos l'nétirim. -13 —I8I— La Mañana. Ya se aseann !¡i candida maaaioa Ooii su rosiiro aipaicihle: &i horizonte Se baña de una luz resplandeciente, Que íhaee brillar Ja caía de los cielos. Huyen coimo azoradas las tinieblas A la parte contraria. Nuestro globo, Que eataiba al parecer como suspenso Por la pesada 'ruano de la noebe, ¡Sobre sus firmes «jes me .parece Que le siento rodar. En un luistaiUite Se derrama el plaieer por todo el .mundo. ¡Agradable eajpeeWSouJoí ¿QuS .pecho No se atente agitado, si -contempla La milagrosa !uz |döl almo -tita! Ya comienza & vala.r «1 aire fresco, Ï ß sus vitales soplos se restauran Todos ios seros ¡que hermosean la tierra. Eil áimbar de ilae flore« ya se exhala Y suaviza Ja atanósfera: la* plantas Revivan tenias en el vende valle Con el jugo sutil que les discurre Por sus saareitais delicada« venas. —182— Alegre iVa feraz o&turadtm Se levanta rteuefia y agradable: Parece cuando e.mpleza « i ejercicio, Que una imano Invisible Ja .despierta. Ketumiwiii los collados con Jas vocea De las eantorais ¡nocentes aves: Susurrau las frondosas arboledas, Y el anroyuelo brinca, y imueve un roneo Pero alegre murmullo entre ilas (piedras. ¡Qué horas itan saludables en o] icampo San éstas de Ja luz madiragadora, Que ,los l&ngnldos miembros vigorizan, Y que malograín en .mullidos lechos Los pálidas y entecos ciudadanos" Todo escita en el atona un placer vivo, Que con .seoroto Impulso ila levanta A grandes y sublimes .pensamientos. Todo lleva el eairaicter estampado De su hacedor eterno. Altó, â su »nodo Parecen alabar todos Jos entes Iva mano liberal que ilos produce. Tocio se ipoue ein pronto movimiento: Caída eua'l de los «¡Imple« habitantes Comienza su ejercicio <?on el día. Tras mi imanada de corderas ibta'aca« I-<eula la ipastorcilla se entretiene, 'tejiendo una guirnalda, que imaitiza l'e varias flores para su niton frente. El vaquero gobierna su gun ado, Que se dWata en el hermoso ejido. B '. labrador robusto se dispone Pl »ra n\ cultivo del terreno fértil. -i8 3 1 Voiuie al sembrado «ine ila iprovideiwIH Con (su Invisible diestr« me seüala: Sufriré el sol añílente;'pero alegre Cou das finitos sazonas y nlmmlniiifiw Que los »míeos me dan <jue benellelo. Apagado el boch'orno de lia tarde, Me vulveré fi. ml ehoz:i apetecible, Morada, /le la paz y de tos gwrtos. Donde' mi esposa dtiilee ya me OSIKTH üo# su« braaos aiMertospm'is Uijitoti, Destpués il« recibirme «MI mil WirttiiWi Peodeir&n do mí cuello: <HexiUuäuute Que vendre a «er entonces' comu el -árín*! De que cuelgan -racimos Jos nnU" dulce*. ¿Y de trocar eiutonees rni cabana* Aunque eshrac-ba y humilde, 4>ot' e-1 ffi'*itiK> Y soberbio palacio, doiule brilla Como «¡1 sol «a su esfera in. -«efíor: rico, Piaaado alfombras con'relieves da oi'oï Nada memos. 'Itoimipoco esto iíiM>trr.imniro, Kste inatmimento rústico y grosero, BíemUechor, que me dá lo raecesarlo Bu todas las urgencias de mi vida. Por el cetro brillante qtío LUI imvbâvwr Empuña. eón su diestra itodetösa. No cabe ed gozo denrtro de mi i«olu> Ni de silabar me canso en !a ulrulana AJ padre univensail de las erliiuivast. Que miro con esa luí itiadmjíaclora: Sin dejarlo ide ver en las restaintes Producciones ten grandes de su »eno. ¡Oh cuentos! ¡cuates son! ¡y qnf> admirables! _!&<.Pepo ninguna como el alba liormosa, Que parece quie á todos Us ilil vida, Bavitadoles la luz de su semblant»*, iöu, fim !»lí! Jo« -cielos, x a-leguia» De esto« rampas felice« 1 ViS¡eát#tm De Jos rayos dal sal, yo te saludo. Las fresca« sombras, Ja« oaiuiplñns verdes, La« fuentes claras, los íavouios h nidos, Las aiv-es dulces y las dorre tiernas Te «ailudaiíi tflimbîéu allá' it »tt .mudo. Su faz hermosa la naturaleza Sacar païwe doil sepulcro ahora: Todos mm ontes ooforan «mu va vida A tu 'itt'oaeiiiL'Sft dulce y afçrad'able. Corren las fieras á sus euwvas 'Inundas, Brincan la« icaibras, los cordero« balan, tilamam las raioas á sus boceiu-Mlos, Mugen loa toros, y respande fil eco, Q»e sale do Jos miaates eotniniibando. Los .paetoiicillos, y las zmgalejas, (Sonoros hljmioB cantan al eterno Autor que baña tu satublaiiite henmoso De ta.ti 'üilogrc luz, .por la mañana. -i85- SUEÍÍO ALEGÓRICO CANTO EN OCTAVAS. Cuando domntanos punamos & un nuevo mundo que algunos veces («leudo todo Idea!, y una simple represeutaciou del que lMibitainoH) nos ofrecí' nueva« ocasiones de •reflexionar *61iiluaii«uitt> nuestra al ma, que «le*nj)re esta en ejercicio. CARAOCIOLO EN El. tíO'/.Y.. Ya qiue la fuerza de mi edanl lozana Uon treinta años de ipeso se rendía, Haill&banie eu la corte mexicana Qttfemno de mortal hipocondría: Hutoooes unía noche nías tempranal, Y ina&e triste que uunica, parecía Arrojarme del sueno ft los umbrale«. Torque viera un enigma de mis males. —186— il. Embrame en unos huertos deliciosos, A iquienes Priapo ve eon blando iceîio, íceseos» ailegms, verdes, olorosos, Y ûlrtima prueba nie su autor el sueño: De sus bosques espesos, pero hermosas, Al paso me salieron, ¡dulce empeño! Dos ninfas qiue .me ponen eu sus <brazoä, Cual imcauíta aveicilla en .mmchots lazos. III. Portaba U'u canastillo la primera De ípUbas los mais graios y sazones: Brindóme de ellos paru qiue comiera Con estilo que vene« corazones: ¿Quien habrá que resista & una hechicera Tan dulce en «us política« función*«? Brindóme ¡ay cielos! y á la nueva instancia De sius frutos comí con abundancia. IV. De rubio néctar una copa bolla I>a segunda & Jo« laibios me llegaiba; Mas en influjo de (benigna estrella Su poder y mi ruina rae anunciaba: Temeroso reslsitome; pero olla Gomo toda razan atrepellaba, Diöme vino â beber, que sin disputa De nal vergüenza fué iletal ciouta. - i 8 7 - V. CtiM.ii'.lu iior min verde celosía AsúHwisc oîrn ninfa ¡1 mis reici'o-us, Ijtio con el fiie-jjo que eu su roeiti'o ri ri lía Abrasa la région de lus deseos: Sah1: llame lu mamo.... ¡suerte usía! listo si fué o| mayor de tn!s trofeo*, 1'iies la expliqué mi amor, y MI el instante Se a sismó 1¡¡ sonrisa en' su seanbtante. VI, Arroyos de cristales derretidos, V can la ros de Unîtes risueiiores . ¡Suaveimeiiíe embargaban lias sen-lides !-iu lecho blando de mullidas ñores: Los timnpos laiuienitá.bau.se perdidos, Cuando a estorbinr dv Vénus las amove« A-parécesc un viejo, y dando un grllo, Llena de eapaiïto todo aqued distrito. Vil. Huyen las Circes, eoimo del sembrado Se levantan Wis a-ves, al w-t-ru-endo l»e la piedra une la honda ha Uisnintaiio: ICI risueño penaúl vuélvese norreunió: Ya el a>ielam¡ »u brazo ha levantado... • I Jaime un golpe, y d«l éxtasis volviendo Mis vicias liloro; ipero luego cauto Ueno de guato el deseaga-ño »an-to. —188— IDILIO. EA KAOALA EN E L KOKQUL- l'Youdos« bosque, auya froaca sombra Mi« p<N*Mos ttttentes w»St*HT¡*fl, Cuaudo de tierna grama en verde u 1 l'i>iubr¡i Uu pérfido pastor ¡me acariciaba, Todo el tiempo lo a c a b a . . . . ¡Ay Silvio, Silvio, Silvio ingrato du-eño! Puesto que ya sa,eudo el falal sueño De prolongados año« Que entretuve el amor eu tu« engaños, Es fuerza que despierte, Y que vea eu aUolaiUite »le otra wuert". De este modo uaná bella zaga leja. Cuando de Silvio cutral triste se quejiu Del alma abre Jos ojos, Y .alivia los enojos De un ainw ofendido; concluyendo Con aquestos reaglones Que en el tronco de un árbol va eseribieudo p o r a ailivio de incautos corazones. Zagala, tu amor conten, Si lo quiere algún zagal, Fue« si Silvio pagó anal ¿Quién habrá que ipague bien? —189— EOüOGÄS ADVERTENCIA DEL AUTOR. Confuso ei autor las dos siguientes ÉGLOGAS siendo u»uy joven, cuando por lo mismo aun no podía poseer todos aquellos «onoeimleutos que se «Miulenen en este ramo de la poesía. Asi lo expresó en un cuaderno escrito de 9U puño, daade dice: "Que .no la« extraía de ese dugaír, ipowjue no escribía para el pftblico; sino para los amigos privados." Sapa tmubii" el lector, que Ja formación de ©Ha« fu.; obra de poquísimo tiempo. —190— ÉGLOGA PRIMERA EL AMANTE MAS FIEL DE LOS PASTORES DEDICATORIA. A ti, con quien iml amor cu algún día De mi ailbogue al .eoui¡pas briste cantaba, Y *u voz «us cadencias alternaba, Cual eco que mis ayes repetía: A tí, que 'de mis penas la porfía Por Ja estrecha amistad que nos ligaba, De suerte ei ooraaó.11 te traspasaba, Que la Uopabas tuya, sienido ¡mía: A ti, Berardo, â ti Justo es resuelva Dedicar este afán, corto servicio, Ponqué asi A respirar contigo vuelva: Acepta, pues, de amor el sacriftcto Ba verso« qwe Jas ninfas de .la selva Escoctaaron de M04W0 y de Fenicio. —lyi— ÉGLOGA VOÏAA, y.OISO FENICIO. p o i n A. Víi la« uueUinius aves Del moii.lt> lioi'i'orl/.U'buu. la espesura Cou «us laiiiuNitu«, ^nivcH^ V el alegro vejo de la ncclie obscura Hiijiiu.lo 4e lu lóbrega montaña Se exteulia u lu nwtkM ealmùu: Cmi-uido Fenicio iH'i'idu Del ai'wlw dolor qui! le atitt-nienta, De,l mal eutretejido Al borgne iniwtoiral triste se aúnenla, l'ara dar stu miedl.la CL SU iiuebrautu El tufeliz cousuölo de su HUMO. Un cayailo grosero Su débil contestuni sustentaba. Kl rostro 1 tust huaro Sobre el CAnsaidt) jjecho ireoliuaba. Y hacia al suelo dobliuirlo ksii estutuni, Uu espectilt-ulo era de ternura. —192— EK traza tan penosa Poco a poco los pasos dirigía A la montaña tnwbrosa, Y en llegaudo íl bu "espesa serranía, De esta, suerte, sentiuidose en un tronco. Desató de -su voz el eco ronco. FENICIQ. ¡Ou noche,, a.mi tristeza acomodada', ¡Asilo de in¡ grande sentimiento A tu silencio sólo revelada La cansa puede ser (te mi tormento: Diga pries mi dolor la vos», cansada, Y «alga 'de este pet-ho ol nial qiw» siento: Siendo testigos las moiïtafias rudas, ha» peña« sondas, y las sed va» muflas. Que aunque-ai amp re serán quejas era vano, Bw«s mí ailma ¡a-y «le mí! no ti«ne «trat Xo sé qué de consuelo e>l peclio humaaio Siente com expresan' lo que le anuirá,: Hable pues de nii dueño que tirano Mi pena, ani dolor, mi mal ¡procura: De Doris, sí, de Doris tanto mangua Qne siente el corazón diga Ja lengiua. ¿Qué motivo ¡ay dolor! ingrata fiera. Pudo dar ocasión a tal desvío, Que- «fewMeffldo <mi< aimor y fe sinioora Sujetas & obro n.tnn.nite tu allvedrfoí —193— ¿ Por rentara no say el que ante« ara? ¿Pues >o&mo ya te enfada el amor mío? ¿OóaiK> así con tau «úbita mudanza Muere tu amor, acaba ¡ml esperanza? ¿A donde está «a «imor y la fe pura Que ea aras de tu ipecho me juraste? ¿A dónde retiraste mi ventura, Y de imí tan cruelmente la apartaste? i A donde mi regalo y m! dulzura, Y en ellos mi alma y vida te llevaste? ¿A durale? ¿â dónde, di, Doris, a dónde Tanto bien ¡ay de <mf! tu mal me esconde? ¿Con que Mego {por fin tu atrevimiento, Sin alma, ein razón, sin fe, sin juicio, A quebrantar el mutuo JuraineMo Con que »1 amor hicimos sacrificio? MAS que fiera «on tal (procedimiento Te acreditas ¡ay Doria! com Fenicio: Mas que ñ e r a . . . . si, Doris, ¿quieu creyera? i Ay Doris, Doris Doris más que fiera! ¡Que traición! ¡que rigor! ¡que alevosía, Ofendiendo ml »mor, es la que has hedió 1 Pue» «ruando el daño menos precavía, Parque «ataba, aunque mal, muy satisfecho, I * «xbaste eJ contento ft la alma tula, Dándole & otro .pastor su fácil pecho: Mas att& de äa .negra infamia toca Lo alevoso de tu hecho, y acción loes. ¿Quién creyera que ingrata me pagar«» Con tanta falsedad, ta«ta vllexa, —194— Los tiernos .holocaustos que fi. tus aras Ofrecía cuotidianos mi fineza? ¡Oh si tu oulpa á conocer llegaras! Quiza mirando entonces tu bajeza. Por no manifestaír perdido el juicio, Amaras como de antes á Fenicio. Mas si apartado esitoy de tu memoi-la, Y por otro ¡llegaste á imal quererme, ¿Cuándo .podré gozar mi antigua gloria? ¿Cuándo podré en tus ojos .complacerme? ¿Cuándo podre de amor .catatar victoria? ¿Cuándo en tus dulces brazos ipodré verme? ¿Cuándo podré? ¡ay de imi! no tienen cuando Los regalos de amor que estoy llorando. ¡Ay! que de rabia y cólera reviento, Mirándome por otro desdeñado: Eil corazón del flero sentimiento Parte á parte le tengo traspasado; Desmáyase el valor y el sufrUniento: Y del remedio ya deses.perado, Para aplacar un tanto mis enojos, Lloran hasta cegar mis tristes ojos. POETA. Aquí quedóse mudo, Ponqué al dolor el ipeoho Y cuando ya no pudo Con la lengua explicarse, De los ojos, que «on más En Idioma« de lágrimas le oprimía: se valía elocuentes corrientes. —195— Del tiempo la balanza Va cou iguales horas se movía, Y sin tener nnrdanza Mu suslágrimas tristes, parecía Que para da* alivio & su«, enojas Kl minia .liquidaba por los ojos. Cu ando a breves Instantes, Omn-o el dolo de uulws revistiese Su« autorohas flaimauítes, Y..sus faldas el monto estremeciese O« los horrendos truenos al amago, Esperando «n sus troneos el estrado: Oiwno enojado el viento Corriese por 'la sierra, despojando T>e su hojoso ornamento A las pinatos con que iba tropezando: Y quédase aquel sitio de tal modo, Que iiifundiondo pavor estaba iodo: Enjugando MI 'lilauto, A la rotura de una bruta twñn Ketir&se entre tatito El cielo daba de sofrenó seña, Que ya, íegúin Jo amw;ho que llovía. En agua al parecer se: deshacía. Con quietud procuraba Mitigar por entonces su« 'congojas, Y la noche pasaba liai öl lecho fatal de slaperas hojas, Dando alivio a sus ojos entre tanto Que volvía.de nuevo al triste Manto. 196— tën fia, ya el claro día Daba .paira Hogar paso« violemos, Y puerto eu armonía ICI curso tie los bravos elouieaiíoes, So asomaba la aurora à ,mi veinluii-H Ailegiraiiiiil« lia cundida niañaiía. BiitoKces la caverna Ml luíeux pastor desautpnraba, Y" á tierra más Interna Kns trabajados .pies eiulerexyiba ; Cuando Mopso saliémlole al camino, Loe pasos le estorbó de sil desuno. Ura óste un gaumlero Do disimila cabana, que había sido Su amado coimpañero Kn otro tiempo, imwjiie h¡tbíu,n vivido, Tmüt'ii lo sus alberguéis iiMnediatos, I'roba.udo su aimtetad cou fieles tratos. Después que se a/pagaron Algunas afeotuusas. expresión-es Que siempre acostumbraron Los amigo» on tale« ocasionéis, A la sombra de uu roble se ¡uioslcnm, Y .principio á su plática pusieron. FBNIOIO. ¿Qué iin de tu cabana te ha sacado Quieres decirme, iwnijío el más querido? Hntn't('iiini¡<'.iit>is 1'octicuH - 1 4 —197— MOBSO. Dorlsa, Ja zagala fi, quien he dado Por justo premio el corazón rendido. FENICIO. Dichoso aqui^l •Uiina.ute que jmgailo Vive, sin Jas ofensas del olvido; No así yo, Mopso: esicwcha tleani historia Mil cosas que enternecen mi memoria. A üenupo quo sus bodas celebraban Do« aiuia.uil.es dichosos cierto día, Á los eaiui¡uos me ful donde ,se hallaban Con música exprcsa.rtirlcr su alegría. Acer.qu6me curioso ü lernas estabau La« »agallas, y aun no Wen recorría La vista desgraciada, cúrralo luego Cual con la luz del sol tne quedé ciego. Era Doria, la misma que al institnit« En au imirar risueño iproanetía Ternura A mi cariño titubeante Que uni rendido pecho le ofrecí«: Entonces parecióme que de amante Venturoso la suerte une serla; Pues saliendo û. mis .labios mil arrojos, Se asomaban afectos •&, sus ojos. Dieron ftn íl da fiesta los pastores, Y acompañairila ofrezco hasta su casa; —198— Mas temiendo del vulgo los rumores, En admitir la oferta anduvo «acasa: No Juzgué sus reflejas" Inferiore«, Como que sé k> que en el inundo (pasa Y así me despedí toca ado ufano Albos jazmines die su blanca mano. A mi albergue me fui, y aunque pudiera Facilita? consuelos la eaiperanza, El corazón se abrasa, y una hoguera En suspiras de amor afuera lamza: La deidad de la noche en SU carrera Soñolienta ip&saba can tardanza: Pero habiendo llegado el claro día, A la casa de Doris me partía. De nuevo une enardezco, y cuando intento Aliviar «on su vista tul quebranto, Las laceadlos de amor hallan fomento, Y los deseos crecen otro tanto: Freoio pongo á cualquier atrevimiento Temiendo un disfavor; nías entre t a t l * No dejaba el amor de» hacer conquista, Ya que no con la boca, con la vista. Haplto mis visitas obsequioso: Y euail sallado en la campaña instruido ï a sm muestra caba>rde, ya animoso, Ya triunfante en la 'lid, 6 ya vencido: I*e 1--1 mt»ina manera cauteloso, •Me hago ya despreciado, ö ya querido: Oportuna materia para luego A I ft mina <1# amor prenderle fuego. —199— Ein este amustie amoroso, triste esfado Sujejto deii honor & la ca.iteua, En la cancel dél nècbo ai>n¿douai<lo Liaaaaentaba el amor su Aura pena. Diez pa.lae.ios había BI sol rtoiwlti,' Y la luna-«e viö diez veces llena, Sin que die.se por tímida la boca, Libertad 11 pa.sión que en muelle ioea. Hasta que eu ún, instable la fortuna, O la minimi desgracia cauteilosa, IHsipu-äMne. oi-asHiu lau («jKirtuaia^ Que me fiwa ei tallar «tsiisible cosa: No corrió roa aiiúi? fuerza fuente aginia, Omt iv. I ¡ i muit» - los díifun* > inijiot uosn, l>esi>iu"'S île laiifcfo tiempo aprisionada, Qne mi- alma al expresarse aipasirtuada; Hítela pues. del mal que adoleeía Con vivas y eftea-ppa expresiones: Y n t a r i e «irrior continua batería Kf muro »e vinillo de .sais razones. CoóiqtilHíttrlo el respeto f»,n aquel'jlía Unimos nuestros tiernos eorazolve*, Y ilámiónos rmpn»eos abrazos Fueron mulo,* o si recluís micslros bra/os. Vigilant«: el amor, nuevo culttndo Rñ' afielante peso ¡t su belleza: Y era taato mayor que en lo-po«Wlt> Ouauto hftstn eutonoes fué más su fineza: Igualmente oficioso que elevado Kn enïpen-03'de toda su terneza —200— Mis mauc« la servían, cuando ji «us solvs Krau «iouiiin'e mis ojos girasoles. Desdo luego su afecto me obligaba, Y -como ya o t o Doris parecía, Kl ojbsoq.uio futuro anUckpaha Uuaiitlo algunos ¡presentes le servía: Uuas veoee de un modo le expresaba,, Y otras de «tro el.açuor que il« tenía: Aociaixe.a con que suelen los amanites Obligar ä sus dueños A cousta/utes. Luego que por abril las blandas flores El a,bundo»o caitiapo ae vestía, A ejemplo de los imite tiernos pastores Las guirnaldas irrils bailas le tejía: Pretendía« »«aso mis aimoirciS Agitados á Impulsos de aüogría, Qu« cuando al caurypo su hninnosuva. i'iM'ia La adorara !a m lanía ptimavera. ES otoño t'onfowite se adornaba Y saponados frutos ofrecía. Las.primicias má« gmitaa le llwaba Que el çulitivado soto producía., Parece que mi amor sol« cuidaba. De ver como á su : Doris «wnpHawa, Pues aun cu tiBmjws meuus Jibenil«* Mis olidos se vieron si «lip re iguaäes. Inside lluego en micieniflo (ñ cordtírlílo Mils hermoso y galfuu por sus colores, Puriâcandjo eu aguas (ta lomillo Y an otroB app/niáiticots licores, —201 — Coronado del más tierno ratmillo, Y sableado bien'de nuevas flore» A sus aras llevaba en saerilielo l>öi aimo>r y la fe 'de su Fenicio. Ocasión no faltó en que nils desvelos, Haciéndose enemigos de las aves. Cogiesen de sus nidos ilos poüueíos Que diesen d ml Doris cantos suaves: industriosos acaso mis anhelos, Pues querían tal vez que en tonos graves Y dulces, tie la música del aJba También hicieran á rai Doris salva. Así el tiamipo pasaba, y sin las guerras De cellos «e gloriaban mis anuores: Tres vece« el verano en nuestras tierras Coronado salin de nuevas flores; Y otras tantas los montes y las sierras L/loraron del invierno los rigores; Sin que alterase e"l .mar de mis dulzuras Ni el aire de ligeras desventuras. Pero vino ¡oh dolor! ¡triste memoria! Otro tleiapo en que todo se perdiera, Tletraipo en qaie diera fin toda mi gloria, Tierno» en ^ue.tudo .unil en mí se viera. ¡Oh tlemajpo en que el laurel de mi victoria Secóse sin que yo !o mereciera! ¡Oh tiempo! '<tlampo, en que quedó triunfante Otro, «i mils feliz, monos aliñante! Kmtonees, Mopso, cuando ewtá más viva La llaima de mi aunar, euamdo más fuerte —202— Agita el alma, de ¡mi bien une priva Cruel Influjo de ¡mi mala suerte: Y entonces ¡ay de ml! Doris esquiva, Parece que on mí ausencia ve mi muerte, Pues violando el aimor y la l'e pura Mancha con otro dueño su hermosura. Cuando perdida advierto yo su gracia, Y el rigor á que ingrata sme condena: Y veo de mi amor la ineiicacia, i' en otro brazos la contemplo agena, Crece tanto el dolor de mi desgracia, Y de su ingratitud la grave pena, Que «levanto la voz de mis querellas Hasta herir esa 1)6veda de estrellas. Sí, Mopso, cuando yo su ¡mal recuerdo, Cual por el monte flora embravecida, Las planta« trozo, los peñascos muerdo, Procurando acabar uni aimarga vida: Me falta la irazón, el juicio pierdo: Y enferma el alma con mortal herida, No sé como despojo de mi saña No encuentro mi sepulcro en la montaña. Pluguiera al ciclo que de sus enojos (Antes que de mi Doris las estrellas Hubiera visto de su« negros ojos) Me hubiesen abrasado las centellas: Pues ahora que contemplo los despojos Que el a.mor ime ofreció en sus lucos bellas Tan sin retraadlo en otiro dueño, quedo Q u e d o , . . . como explicarte yo no puedo. —20$ MOI'SO. Hazte. Fenicio aunlgo, hazte violencia Para romper los llanos amoroso«: A tut ¡i y win se 'intra y a la auserw/la Ik>s,pviós de largos tlemnpos perezosos: l'on tu aflelfm on otra, y la experiencia Blwtiis Jf liant ver maravillónos: listos son contra ainur seguros medios. Y de su nial los únicos remedios. FENICIO. De mi (pecho confieso que debiera1 Arrancar su retrato soberano; Poro helara la alegre primavera, 'Florecieira el invierno Iriste y can«, Fsta montaña abajo ai? viniera. Tjíiinlamlo sus eumibi'cs coai el llano, Antes que, de mi agravio satisfecho. Sacara s-u retrato de mi pecho. Tu consejo, no hay duda, atiendo jírafo; Mas quererlo llevar íi buen efeclo • Es imposible, Mopso. y así trato Acabar íi los yerros de ni i al'ecro: Krnlo soy cu querer á un dueño ingrato. Aunque como hombro, culpo su defecto: Mas adorando íi Doris, no disputo Sobre si bien soy hombre, ó bien soy bruto. MOFSO. Fuerza ser¡1 dejarle en lu locura Cuando el tirano amor te tiene ciego: —204— No tienes ¡ay de til «o tienes cura, A mi eomsejo opuesto, y ¡l. nu' ruego: Mas si algo (o merece ni;, teiriMirn A m! cabana ven conmino,luego. FENICIO. ("uanto fuere tu '¿atrio ñ mi alma i>ide; Menos el que de Doris cruel se olvido. Que aunque me aviente la 1'orluna aU'ada A la región ardiente, ó á la fría, Y la esperanza llore retirada De volverla á gozar en algún día, I3n mi memoria siempre colocada El ídolo sert de la allana mía: Ast Doris verás por mis amores "El amante más fiel de los pastores." POETA. La carroza dorada Del hiflHiiuaidii inítréipido Faelonlc liodaVia acelerada Tras ule la.s ouuibi'es de] soberbio iuuuk\ Sepultando sais rayos cajimesíes Kntre nubes de vosas y .alelíes: , Cuando los do* zagales, Deja tuto del desierto la aspereza, Sus amorosos males Cantaban por alivio íi su tristeza: Costumbre muy antigua en los pastores Kn triste soledad cantar amores. —205— Al albergue llegaron Habiéndose ocultado el febeo coche Eotre las que bajaron Obscuras sombras de la oegrn moche, Y entonces cada cual se recogía En su pajizo lecho hastu otro día. —2o6— ÉGLOGA SEGUNDA LA PASTORA MAS FIEL DE LA CABANA DEDICATORIA. Fileno, sabio pastor. Si fi. ti se quejo algún día, Como eé, Ja 'Doris imla, De que olvidaba su amor: Oye en imi voz ¡su dolor; Mas sin nacer de esto juicio, Pues si del triste Fenicio Llega ft tí la voz confusa, Es, ¡porque quiere ral imusa Hacerte algún sacrificio. ADVERTENCIA DEL AUTOR. Para poner de algún modo intervalo & la* tristona» de la vida, nos propusimos tres »ml8*8 el asuwto de una ÉGLOGA que expresara los sentlmienitos de una mujer celosa. Yo, que coo bastantes motivos juzgaba á cierta dama, bajo el nombre de Doris, con aehaques de esta pasión, produje la siguiente pleccicllla, quo v 'ene & ser como una respuesta de mi ÉGLOGA anterior. —207— ÉGLOGA POETA, DORIS, FILOittlNÀ POETA. ("ii¡iíi'Eti en el h o r ú u n U ' A p a g a d a ¡a luz-, la .»oche. daba, l ' a r a salir d<d m o n t e , Acelerados vii.eliis, j - cisionaba Su 'precursora troipa tristes eco> ¡Sobre rudos peñascos, truneos secos; Dovls, la síagajej.u, EtiiLütuíu ile lo«, rústicos .jmsíoiws, De su casa se ,|ilHja Llorando ii Fenicio U«s rigores, Sin tener d,e'su lüni-lo l a g u n o s o Más Testigo quo {•] bosque siloiivioso. A I a, Uia rgtvii stí.sitiniti De un arroyuelo, músico del prado, Y á su «Mtipás «tenia, It« ciHiifojn« pl^HiL'lio trji*ii(a.*ud(Ti, El .sileiK'io''rouiiptA,Jclft.uilo il to« vhMifos E.stos'4e su dolor Matea- »oeiitost l>ORIS. Aquí la vess priineru . Keuiício une ofreció fíennos a m o r e s ; —2o8— Y aquí la vez ipos*rera II» ite;»er lio mi vida y wis' rigores: Que este lugar destina la eruel suerte l'or teaitlf) icie mi vida, y de mi ímiei-U». Voautiras, llores bellas, Que de Fenicio visteis las caricias, Y vosotras, estrenas, Qiu\,e.u,v¡diáSite¡H .acusy mis ilelieias, ¿No os mueve A ({ouiiiiiaiSiriiita.ucrueliutiilanza Que a.o;iJjA cutí,sift,ÍMH'W' y nti esperanza?. Fenicio;'ya- estés nlvnra Ofreciendo tu afecto en los al-lares I>e otra iueauta castora. O yai«9t#f! WKtiHuuulole euntares, l>esipués tk> haber llevado mis oveja-s; Como quiera que estés, oye mis queja*. Si & t*tí> uiorial otvido Habías île cmuUuiariue, ;.nor qué, liera, Mostrándote rendido Me ot'rriurst-e un autor tan (lisonjero? O Si es verdad criw eutonces me qtv'rías, ¿Dónde estil íKjHt»! autor que me decías? Luego yo per ingraito líesile hoy en adelante lie de tenerte. Tues tu ougatioiso trato No ni« cHctn .Itragartó do otra suerte: Mas ¿qué satisCaceifiíi, qité rwoiupensa Puede ser do mi uta] y de tu »twisn? —209— Si mientras ofendida Yo te culpo de laüe!, tfi en otro «mpeflo Acabas coa mi vida, ¿Cómo sera. posiBIe, ingrato duefto, Que de mi antigua paz la dulce calma Vuelva á la posesión de toda mi alma? No, Fenicio, uo es dable Que de mi pacho arranque los recelos, Con que se hace implacable La guerra cruda de continuos celos: Yo me siento morir, si de mis »nales No se duelen los dioses celestiales. i Cuanto mejor nw estaba No halber correspondido ft las finezas Con q<ue me señalaba Otro tiempo tu aimor entre bellezas! Quizá no euhara monos la alma mía El sosiego <jue tuvo eu algún día. ¡Oh tiempo venturoso Amtes que yo & Fenicio conociera! ¡Tiempo! ¡tiempo dichoso Que >me vela con cara placentera, Cuando de aquel arrayo en las orillas Triscaba con las otras pastorcillas! Mas hoy aprisionado Mi desgraciado aanor se llora ciego; Y era un mar alterado Bebiendo sin cesar olas de fuego —210— Naufraga la razön: ¡cuánto perjuicio El engaño me trajo de Fenicio! ¡Oiti vosotras, deidades, Que cuidáis de estos ipftraimos sombríos, Y de estas soledades Dedicados tenéis los sacros ríos, Si os mueven mi dolor y mis pesares, Sacrificio serC ft vuestros altares. Vosotras, si, por quienes Tantas veces Fenicio irne juraba Sus afectuosos bienes, Mirad que vuestro honor se menoscaba, Si de mi triste voz las grandes quejas No mueven ft piedad vuestras orejas. Y pues que de Fenicio Contra vos se declaran las ofensas, Recóbrese mi juicio, Que el Ingrato tendnâ las recoirapeasas Bu celestiales iras. Entre ta ato Calme el dolor, enjugúese «il llanto. Alas ¡ny! almas deidades, Suspended vuestro brazo vengativo; Ni mis penalidades De su desgracia sean triste motivo; Mas antes pague yo vuestros enojos, Y vuelvan ft llorar mis turbios ojos. POETA. Aquí la voz doliente Con los tiernos suspiros se embargaba; —2TT— Pero «1 llanto elocuente Que en sus mejillas rojas derramaba, Para afear de Fenicio las agravios, Hizo las veces de sus bellos labios. (Jla.morosos gemidos V lastimosos ay^s trasladaban. Por oí aire impelidos, l.a.s déliilos ]:>aro^lo,s i|!ie l'rmiwilmn l'na coreana choza en que vivía La aaiilíí'a nuls discreta quo lonía Esta ora Filomena., (.'.on quie/n había otras ve.nes conferido La calida ele su jiena, V ila que habiendo el ocre» conocido De su anilina, dejó la dulce enana, llevada del acento nue la llama. Presa la halló en los lazos !k» un violento desmayo, por el simio: Ti'miiala outre sus ¡brazos, V procurando, darlo algtin «misuelo, Itesnuós que ya del éxtasis volvía, Así con blanda« voces le decía: FILOMENA. ¿Tlítsrn cuando tus ojos I»ojarân de llorar, Doris querida, Los injustos enojos Con que Fenicio oruol te tiene herida".' t.Hasta cufiiiilo tondríln con tus in¡nieuto^ Lugubres quejas los sonoro* vientos? —212— No hay hora en que coil llanto No des de tu dolor »margas señas, Moviendo tal quebranto, Que pareoe lo sienten aun las ¡ponas: NiO hay hora eu que no suene tu amargura Sea del día claro, 6 de la noiche obscura. SI esa corriente fuera Me imodo que ít Fenicio caminara, No era mucho corriera I-továJidole las rosas de tu eara: Esperas tal vez su afecto entonces, SI hay lágrimas que ablanden fi, los bronces. Pero si la fortuna Descaimlna tu voz, y nada medras, Tu querella Importuna Quedara sepultada entre estas piedras, Mientras que en otras aras tu Fenicio Consuma de su amor el sacrificio. DOBIS. Nada menos, amiga, Que a los oídos de, un pérfido ane queje, Y que ruegos lo diga, Para que vuelva ATOÍ,cuando ú, otra deje: De ninguna manera, ponqué haría Su dureza mayor la queja imía. FILOMENA. i Luego sin esiperanza lamentas, imaltratando tu hermosura Kutretouiíniontos Poéticos.—18 —213— De que tendra mudanza Tu desgraciado amor, tu desventura'.' ¡Qué poco juicio! ¡ay Doris! nereditns En "tiempo que mejor lo necesitas! DOK1S. Siu esperanza lloro. Es ciento, de ser ya dueíij absoluto De lo <jue más adoro; Mas cuando al suelo lagi-imas tribu.tr», Discurro ¡ay triste! que en L'eiuedios tales Una ¡parte desahogo de mis niales. FILOMENA. Llora pues, Doria mía; Pero treguas permite á tus ¡luereüíi.s: Acuérdate del día En que dando tu sol sus luces bellas, Alegrabas los rústicos pastor«* Como el alba á los dulces ruiseñores. Acuérdate de cuando Despidiéndote Amor doradas flechas», Las ibas rectoaaando Y «aian fi. tus rpies luego desliechíis: Victorias que ite hacían fu la cabaíia Honores, comió ft Diana en h\ m:mtaña. Y acuérdate de aquellos Alegres tiempos, cuando en la Üorest.-t, —2U— De raímos los ^mAs bellos, Pasando los ardores de U siesta. Con caronas cantâbauuos y palmas La dufcé ltBertAtUla nuestra» ¡|S|aÍ. DOBIS. Auitee con la memoria De mi pasado ¡bien, iml mal se aumenta, Y perdida nil gloria, Un Infierno á (los ojos se presenta. ¿Quién, Filomena amiga, quiín pensara Que nal gloria en lnûerao se trocara? FILOMENA, Si de las sugestiones Del amor en el pe«too de quien ama No triunfan las razones, Emprendo inútil apaigar tu llaiina; Pero ya es hora de buscar sostago Kn nuestras dulce« cama«. DORIS. Vamos luego. POETA. Con amorosa* queja«, M juntarse 34 uaehe con el día, La* triâtes zag&lejas, Por temor de la luz que la alba envía, Se despidieron dándose un abrazo, Poniendo (p»ra veree corto plazo. —215- EGLOGA TERCERA D E S P Í D E S E SILVIO DE CLQKI. SILVIO, POETA. POETA. Viendo Silvio que Clor! se ausentaba En fuerza de las hadas rigurosos, Al ipeaho la estrechaba, Y con suspiros tiernos y amorosos Bu dolor desta suerte ie exppe&aba. SILVIO. iTe vaa? iay Olori! ¿coa que la fortus* Rompe lo« fuertes lazos De una estrecha aiBaasta.il'inasqueot.raalgui)«.'' ¿'Oon que dejas por (iltiimo mis brozo«? ¿Los duWs ibrazos de >tu Silvio dejas? ¿Dejas mi corazón que por la boca Repitiéndote está sus blandas quejan? ¿Te has ita-anstforaBado aoa«o «nrtur» roca, Que deja« ft tu Silvio en tri6te eafána Sin su Olori? ¿sin ti? ¿sin«toda su aim*'.' Mae ¡ayl ique si la-estrella De unte brazos te anrawa, ¿ipor qué Hwo —2l6— Motivos que no das, imi Olori bella? La estrella me arrebata el bleu que »Aero. A Dios, Clovl ¿te vas? sf, que la suerte Con tu ausencia, ¡procura.,... Procura.... ¡ay! sí, procura dacme muerte, Privándome de toda mi dulzura. Y ¡puesto que la fuerza La incontrastable fuerza del deslino No hwy brazo que la tuerza, Anda, uni Clori, empieza tu camino. Mas no, Clori, te aguarda: ¿Olvidara« de Silvio la ternura, Si acaso para verte el tiempo tarda ? ¿ Olvidarás que ha sido tu hermosura. Tantaa dichosas veces adorada, En lo anejar de su aima colocada? No lo permitas, Olori, ¡ay! tea presentes Del corazón xa&s fiel tantos amores, Que & prueba de otros muchos pretendientes, Envidiosos pastores, Me hicieron duefio al fla de tua favores^ Sf, Olori: que aunque ausentes Estemos, y en las tierras im&s distantes. Yo te prometo, por aquella gloria Que une causó el triunfar de tus amante«, El que siempre estará» en mi memoria.... En mi memoria, siempre agradecida Al honesto recato D« tu amoroso trato; —217— Y muy reconocida A. la sagrada fe camprornetWa Con, juramentos tantos, Qu« por tos dioses santo» Hicimos, cuando en ma« dichoso día Yo me nombré por tuyo, y tú por mía. ¿Lloras, mi Clori? no, uo tus ojuelos, Corriendo en tus mejillas; Como dos arroyueios, Se arrebaten la« tiernas floréenlas. ¡Ay! vôneete a tnl ruego; No eclipses de tu cielo peregriuo En cada niña » a sol de blando fuego: No llores, Gtor!, sigue to ««.mino. PÖBTA. Con estas expresiones de temara SHTIO ide su zagala se despida, Quien con llanto explicaba su amargura, Q u e * stí labio de rosa hablar impide: Da-nse öl postrer abrazo; Y desunido el amoroso lazo, Loa último« adloses se dijeron Con «yes ton del »atona prorrumpido«; Que las Criadas y Fannoa se movieron, Y en ecos repetido« Desde sus 'hondas cuevas respondlevou; —2l8— CUARTA ÉGLOGA LLORA SILVIO LA AUSENCIA DE CLORI. SILVIO, POETA. rOETA. Gomo suele el amante pajarlllo, Paira aliviar su corazón doliente, Quejarse sobre algún verde arboIMlo El triste Silvio sin su Clor! aunada Llora su desventura, Y en el silencio de la noche obscura De este modo ,su ipena fue exjirt••.suda. SILVIO. La cara trocó el iinuiiido: Y así icomo «n la noche obscura y triste. Un extraño silencio el ornas profundo Hespirá el eamipo desque tú te fuiste. Ya no ailegra la luz que la alba envía, NI la« aves canoras Su voz desatan ya con alegría. Tristes corren las fuentes más sonoras, Y aun las flores ya niegan su fragancia. Can razón la distancia, Que nos separa causa imis desvelos. —219— ¡Olí, si te viese ahora, Bellísima (pastara! ¡Ay! tráigante los cielos, Que luuaro ^er la luz de tus ojuelos. No .me ¡cabe el dolor dentro del pecho, Serraniila graciosa, Cuando ¡pongo Jos ojos en e! techo De tu imandra (1) dichosa: Ya no se ve Manquear, como solía. Con tantas ¡palomitas melindrosas: Que como echaron iinenos tu ¡presencia, Quiza & buscar se fueron su alegría. Si estuviesen aun freo que florosas Al triste Silvio ¡hicieran t-omipaftia. Date ¡prisa á volver, zagala mía. ¡Ay! tralagate los cielos, Que muero por lia luz de tus ojuelos. Tus mansas inocentes oorderibas Ni se alegran, ni ¿macan i » r el iprafio Carao de antes las nuevas yerbocifas. iPobreiei 11 o! ¡ay! sin tí de 4u 'ganado! Y cuando llega la -hora Que del redil las saque su ¡pastora, La l a m a n con 'tristísimos balidos: A tan grande dolor les acompaña Con ecos repetidos La lóbrega mañana. Y desde aquel instante el más penoso, (1) "Mandra," albergue pastoral.—A. —220— Bu que se vio la pastoril cabana Sin tu rostro precioso, Una noche sombría Paree« na« se extiende por t*áa ella, Aun cuando el so! está en eJ mediodía. iAy.aeira.nula 'bella! ¿SI volverá û, este campo su alegría. Que con ansias espera la aima ¡mía? ¡Ay! tralffaittte ios cielos, Que muero por Sa lue de tus ojuelos. Adiiiiite, coraz6n, algún sosiego, Y aguarda con el tiempo la venida lie tu Clori querida, Que enjugará este llanto en que me anego. Acaba de llegar, alegre día, Y tendrá«, no hay que hacer, en mi pastora Mejor regazo que en la blanda aurora. ¡Aiy, zagaleja mía! ¡Cuanto tus ojos tardan En alegrar los mío« que t e aguardan! íAy! tráigante ios cielo«, Que muero por la luz de tus ojuelos. POETA. Oalló ©i pastor aimante, Y la pesada noche tenebrosa Le retira á su imandra silenciosa Sin que el dotar le deje un solo instante. —221— ÉGLOGA QUINTA CELEBRA SILVIO LA VUELTA DE CLORI. SILVIO, POETA. POMTA. "Ya de los iinorates el invierna cano Retirado se había, Cuando Silvio volvía A ver (le Olori el rmsitro soberano. De su torneada nimio, Que & la boca llevaba mwlia« veces Go« gratas sencülecos, Oairiñoeo lo toma: Sobre la verde yerba de una Iftina I¿a «lenta, y ft su lado La requiebra, icual snele en el tcHuulo Simiple tpalcumo & eftndiia paloma. SILVIO. Bellísima serrana, Prodigio «elesitlal, todo bien nifo. Grata ft mis ojos m&s que en la mañana A la« sedientas flores e! rocfo: Paso la noche obscura, Que lloraba con lagrimas eternas: El suave .reai>lfl,ndor, las luces tiernas —;2í22— De ¡tu blanda uei;nH»ura I)ji*U>a jal triâtes«: Igual es tu belleza A la que tiene la rosada aurwn. Cuando, rampieoLlo los nocturno* , vf\H>&. Alegra los etj|i>aplo« de ¡lo« cielos, Y las coronas de los unoutos dora, Pojaros dulces, que en pajizas camas Gratas consortes requebráis contento«, Salid alegres â las verdes ramas; Desatad vuestros músicos acentos, Y esparcid eu. los vientos Vuestra sonora placida armonía, Pues lia Megaido la zagala mía. Salid ya del establo, corderinos, Que en el caimpo os espera Producción olorosa de tomillos, Que con Clori os envió la primavera. Subid al ¡monte, bajad á la ribera: Dad saltos tie aliegría, Pues lia illegado ¡la zagala mía. Amantes zagalejos, Que en el fértil sembrado de> amapolas Soléis cantar A soia¡s De u n mal pagado amor Jas tlwnas quejas, Vuestros amargos lloros Conviértanse ihoy en cflnticos sonoros De alegre melodía, Pues ha llagado la zagala rata, —223— Templad los agradables caramilkm, Porque en lo más sabroso de ta »lesta, Músicos ipastorclllos, Harerno* ouestir© baile en la floresta A. !a usanza de stanple serranía, Pues ha llegado la tagala mfa. POBTA. A seguir Iba Silvio; pero vtenido La carroaa 4el sol, que Iba subiendo, Se retira á su albergue eu compañía De Glori, y observando los pastorea Sus festivos empeños, Se dispusieron todos a porfía, Para alcanzar favores De sus hermosos dueOos: Y a la siesta en el campo se juntaron, "Y la vuelta de Clorl-' celebraron. —^224— SONETOS SONETO PBIMEKO. INFLUJO DEL AMOR, IMITANDO EL AR TIFIOIO DEL PRIMER SONETO DE D. TOMAS DE IRIARTE. CCiabres «alies de la carte Indiana, Grandes plazas, soberbios ecl lucios, Templos de imtagrosqs frontispicios, EJevados torreones Ide arte ufana, Altos {palacios de la gloria uuanana, Fuentes de primorosos artificios, Chapiteles, pir&mldieis, hospicios, Que arguyen la grandeza americana: ¡Oh México! sin eluda lyo go«ara D*fl gusto •que "me brinda tu grandeza, SM- causa superior no lo estorbaba. De tu suelo une arranca con presteza BU suave Influjo de la dulce cara De una agraciada rústica belleza. —225— SONETO II. RECUERDOS TRISTES. Cuando tu blanca frente yo ceñía De hiedra azul, y de encarnada rosa, Cuando en el fértil iHiado y selva umbrosa Mil cariños muy dulces te decía: Cuatulo de agreste flauta one servía. Para cantar tu cata mblagi'osa, Cuando en nuestra cabana venturosa Me nombraba por tuyo, y tú por mía: Cuando... .mas no, no quieras, Gl'od amada, Que refiera ninas gustos, pues uo iutt«uío Que gima la metmoriá lastimada: Iba il decirte, que en a^iuel niomouto Que rucuerdo Ja vida ya pasada, No sé como uo muero de tormento. SONETO III. A ÜLORI EN TRES MESES DE AUSENCIA. Tres casas visito, Olorlla hermosa. El aeJ dorado desde e r triste día Que á mis ojos rabairon su alegría Cou [privarlos de ver tu luz preciosa. —22Ó Desde entoniues! Ay 'triste! no hallo cosa Que no sea de *k>lor al aima mia, Y los males canece que â iporfla Me dtsponen la vida mfis ipenosa, Mas si Kloben iba Uni' corresipotudencia, Cuando los tiempos eatren eu bonanza, Los míales rigurosos tie la ausencia, Consuélame, Clarila, ila esperanza •Ue que tu dulice y celestial presencia Hauaríl mis dolencias sin tardan««. SONETO IX. K IJ D E S K O . Con alas vuelo Ue Inmortal deseo Ail campo de mi grata pastorcilla: Flores la bailo «ogtenido liacia. la orilla: De una fméate que es todo su recreo: En su falda las echa; yo la veo Cortar de verde sauce una ramilla, T «ou muido, violeta, y maravilla, Una guirnalda trenza con aseo. Cuando en sus hebra* de oro la >potifu, Los ipftjarot« cantaran duleeiniente, Juzgando que era la alba que salíía: Esto cantaba SiJvio estando auseule, V ansioso de la alegre eoon/pafiía . "B ülarila, à quieu ama tieruaûieBte, , —227— SONETO V. EL SUENO VHS EL DIA 1*E CLORI. Estando ausente de mi Clori amada, Y llegado que fué su alegre día, Pfisame en su sabrosa -campafila Dormid», da visión mas regatada. Bu ral amoroso-pocho rec-Mnada, Los requiebros imás dulces le decía: Ella con blainda voss me respomdía En su labio de rosa «emibalsaflnada. Parecíaime 'miraría con los ojos: Mas tocado de envidia el diua.Morfeo, Tuvo celos, no hay duda, y .dlóme enojos: Y del éxtasis, Clari, en que ite veo, VueJvo ¡ay triste! llorando líos despojos Con que *J sueño engañaba a mi deseo. SONETO VI. EL RUEGO AMOROSO. Acaba die llegar, tagala mía, Al delicioso campo, «\ft te «apera EM blando iwaplanidor, la luz primera Del .muy risueño, del reciente día, —228— ¡Si 'llegases ahora! ¡qué alegría Por to,do e] an olio valle se «sp arelara! Con frescas rosas la alona primavera Tus «iones al instante ceñirla. Camhirate ríe amor requiebros suaves, Con caótico mas dulce que il la aurora El coro alegre tie las dulces a v e s . . . . Qué ¿no llegas, bellísima pastora? Acaba de aliviar las penas graves Del itrisitie Silvio que tu ausencia llora, •SONiKTO VII. KESOI,UOION lUSIi AMOR. En el funesto potro de una cama, Que el impulso niel mal labró violento: A las sangrientas •niaiio.s del tormento, O la muerte, •& la vida un triste llama: Loa que escuchan las vooes con que exclama, A delirio atribuyen su lamento; Mas yo que ¡i semejanza suya siento, TfiUgo ,por bien el nial que ansioso clama. l*ues aunque el fin mortal le atemoriza, No logrando descanso, imira cierto Que en su dolor la muerte LSC eterniza: Así mi corazón del fln incierto, C'ua-uirto enferaio dio amor t.visle agoniza, ö e una vez quiere ser, 6 vivo, ó muerto. Entretenimientos Poctico8,~18 —229— SONETO VIII. LA SEI'AUACION LUC CLOIULA. Luego qui» de la uoc-he el nesro velo Por la espantosa selva se lia extendido, l'a rece que de luto se han ves ti Jo Las bullas flores del ameno suelo. Callan las nvess, y eon tardo vuelo Ca ¡la eual se retira al dulce nido: ¡Quo silencio eu el valle so lia esparcido! To:lo suscita un triste desconsuelo. Sólo del bullo -se oye el roneo aiceuto, De la lechuza el eco quebrantado, V el medroso ladrar de! can hambriento. Queda el mundo en tristeza sepultado, (Jomio mi eorazön, en e! momento Que se mpart a Clortla de mi lado. SONETO IX. LA THISTJÍ ALSl'JNCIA. Su manto rœoglo la íw'clie obscura Quo cobijaba al mundo tristemente, Y abriéndose las puertas del oriente Se asojrfu ¡i su balcon la aurora pura. De ila fresca arboleda eu la espesura Los céfiro« susurran blandamente: —27,0— Desata el arroyuelo su leonrkuite, Y por margenes verdes' sé apresura: Sus fragancias respiran flotes suaves, Y llenando los vientos de armonía. Requiebros trinan las pairleras aves: 'i'odo «1 imiinlo se llena de alegría: Menos yo, quo eu lui s penas siempre graves, Anseilte estoy de la zagala mía. SONiBTO X. A LA VUELTA DE CLOHI. Va vuelvo la deseada primavera Í2n alas de los blandos cerrillos Y el coro de los dulces paja.rUlos Ccm SU VOZ la saluda lisonjera. Del aVuiiuiliiiso río la a'lbera Atrae con el clor de S'ils 'tomillos A lo« simples y mansos icorderllilos Que fatigan del monte .la laidera. Su zámpenla el pastor ya leiinpla ufa.no Pava cantar amores cou terneza A- su zagala par el verde llamo S« alegra lá coniun naturaleza Cuando vueflve la ni nía de! verano, t-oiuo yo eua.ttrlo vuelve lu belleza, —231— SONETO XI. A CLORI BN EL CAMPO. A dó quiera que El rostro celestial Esparce con sus Tal es de alegre vuelve >öl rostro berruoso, Ja Clorl mía, ojos la alegría: su mirar gracioso. Un caos rpareclaine tenebroso DI campo, cuando & verme aun no salía; Mas después que asomó su claro día, Me parece un oriente luminoso. ¡Ayl «nlnrine, zagala; y tus ojuelos, Con cuyas blandas luces resplandeces, No los cubra la ausencia con sus velos: ¡Ay! mírame otra vez, y otras mil veces, Que el sol no es tan alegre por los cielos. Como tú ipor los campos me pareces. SONETO XII. LAS TRAMPAS DE LA CAUTELA. Con «us plmtadas alas ¡rasga ei viento De libertad gozando un pajarillo, Y cantando desde un verde arbolllllo Participa & los .prados su contento; —232— Pero apenas desata el duke acento, Y el agradable son de su ¡plquillo, Cuando el mas cauteloso pastorciLlo Mil redes le dispone aquel momento. A cautiverio duro reducido, Melancólico, triste, y pesaroso, En lágrimas su canto iha convertido: ¡Ali pajarUlo Incauto! riguroso Es tu estado Infeliz, porque has caído Camo yo, en la red del cauteloso. SONETO XIII. DE AGRADECIMIENTO. No necesitas, no, niña preciosa, De tu garbo, donaire y gentileza: Pana ser estimada con presteza, Eres á más de Unida, muy graciosa. Estando en la ciudad más populosa, Oual viajante, que yerra en la maleza, Mereció mi cariño tu terneaa'. ¿Puede darse entre dichas mayor. cosa ? Mil gracias te repito cada día, En la noche, en Ja tarde, en la mañana, Recorriendo tu amor y gallardía: Y á pesar de la ausencia mas tirana, Un atoar te levanto en la alma mía, Donde adoro tu Imagen soberana. —233— SONETO XIV. DE LÀ. HERMOSURA. Mira esa rosa, Lisi, en la mana.ua Cou lias perlas to alba enriquecida, Y en tvoaio de esm«r¡t!lidns, tan erguida Quo parece del caiujpo solí ora na. No (tatula, aunque la miras tan ufana. En verse por los viento« saeudkla, Y ail vertirás entonces com vertirla En mustia padklez su hemnoaa grana. No de ortra suéPte, T>iai, tu belleza, Cual ¡il de eterna fuese art asperninza, Te adonna do gallarda g-oiitllessa; Pero vendrá la muerte sin tianlanzn, Y marchito el veídor de su entere»:), Del trono la haríi caer de la privanza. SOMETO XV. IXE I,A JÜVENTUOi ¿No ves. ese eûavel ya deshojado,. Pur la crue* lad. deil eieirzo enfurecido: Ta<n muerto^ que pairee enterneródo Las exequias ,le cantia triste «1 praulo? Pues ayer se ostentó tan eiieai'nadQ,, Tain fragante, tau vente, bam Uncido. —234— Que entro el y ist oso ejército florido,Poi- ÎÏHIÎSU (le ¡a selva fué estimado. Así sera tu iniucrte lastimosa, Y no tarde tampoco; ¡unique reflejo, Que présumes de unti alma muy fogosa. ¡Pronostico fatal! roas ti> ii-ransejo, Kn premio del relra-to de Sa rosa. Que este clavel te ñongas por eisipejo. SOXETO XVI. C L O It I A L I ST . ¿Para que, Iwlla Lisi, el triste oa-so De la panea fatal tu musa entona, SI cou liljfUbiViS metro« nie oeasiona Rocucmlos de ml "mona" en el ocaso? Xo llores, Lisi; mas si el llanto acaso I>e justicia se dein» fi su persona, Uotifimos anBibas mi difunta "inona," Ldevúiidala eon versos aJ Parnaso, •Mientras vivió ¡memoria lastimera! Nos halagaba, acaso agradecida, SI no ä, nosotras, a¡l duraKno ó pera: Y aj hacernos su eteimn -denn«» .11.la, Nos recordf) en su escoma postrimera, IJO que soinos ¡ay T,lsi! ein esta vida. —236— Mas después que la suerte rigurosa A esta corte de México me envía, Ya parece que plende su amianta Nuestra amistad sagrada y deudosa. Debieras ser, Fileno, más amante, Y can Êmnco papel estar conmigo, Como yo estoy contigo, aunque distante. i Te ofendo, mi Fileno, en lo que digo? Pues prometí la enmienda en el instante Que escribas con mfi« ganas á tu amigo. SONETO XIX. EXCLAMACIONES DE UNA MUJER CBLQSA. Vino ya el desengaño al amor mío: Vino aunque tarde sin ningún provecho. ¡Desengaño fatal! que d& por hecho, Por Ingrato y eterno tu desvio. En este instante, desde el centro umbrío Se lanza â mi alma el infernal despecho: A-fuera aale del ardiente pecho, Buscando ft Fablo, ciego etl alibedrlo. ¡Ay, cairo dueño! cesen tus rigores, Y benigno te muestra & mis desvelos: iNo me oyes? ¿No te mueven mis claimores? Apiádense de mí los altos cielos, Qu«, viendo tan trocados mis amores ™n eil abismo muero de los celos. —237— SOXETO xx. LA CAÍDA DE FAETÓN. Hollaba el carro IntropKlö Faetón Sobre montes de ^'vana y de carmin, Y formaba île mibes un motín Ru la flainiaute. aui'Itiea región. Los allîjtti'os iwtfös la ocasión !>«] mal gobera ador sienten, y a.1 flu Haciendo bmila (Je su mano ruin A la Btiújila conviertan en carbón. Brotando llamas !e Hamo Titan, ¥ en la cara mostrándolo desdan Le dice, corrigiendo su ademán: Que le sirva de ejemplo este valvftn: Que en las manos Inutiles no eshln bas rienidas <lel gobierno nunca bien. -238- NOGHE TRISTE • ..Mihi so, non ante ooulis tarn niara, yivoiularu Qbtulit, et pura per nooleiu InJuoe reíulsit Atoa Parens. VIR., "Agnelli.,", lili. 2o. No de Artemisa el túmulo famoso, Ca,Pos ihermanos míos, De mi llanto esta ve« será urguirueaito;. NI el sepulcro de Adonis fabuloso Soïïadoo 4e$vaiíos Me Inspirará con triste sonitiniieuto: r>« otra uausa me siento íntimamente herido : r>« otro objeto me siento eoiuuoviido. fre nuestra 'tierna madre el triste vaso, Rl Ca tail accidente, Que ¡la lleva A lias Bombras de «u ocaso, K'S ol apunto que mi imusa 'Mora, Y el dolor vöUeftueute, Que míe traspasia «¡llora. *a tul llanto eu corriente, J) e los cansados o'jos kloaipreiulldo, A meaclarse ulesciende ¡dirigido Con lo q l l e Moran vuestros turbios oíos. A eonitonipUar 'me- excita la tristeza -239— Los fúnebres despojos De la naturaleza. Ya el sol se apaga, y á sus luces bailas, Pregonando de Dios ías maravillas, Suceda el resplandor de Jas estrellas. Ya rao cantan das tiernas avecillas Las dulces tonadillas, Que alegraban Ja fuente, «1 bosque, el prado. Ya la noche lia (llegado: Y la «ara /trocándose 4eJ raundo. Parece que se torna maori bu ndo A au prliiner catado. Un suénelo profundo Guardan todos los entes De Ja .naturaleza diferentes. Solo el fúnebre canto Con que ipasam la nqclie buhos romeos, Melancólico suena, Esparciendo el espanto Entre caducos troncos. Todo conspira & renovar la pena, Que siente el a/lina mía: Y corriéndose all punto El velo (de im! opaca ían/tasta, Se (me pone delante De tnl copioso Manto el trisite asunto, El mayor 'de anís bienes ya difunto. Desde luego mi m a d r e . , , . ¡Ay imadro amant«. ;A,y madre ¡a mas tierna! Tu Imagen esculpida En iml triste /memoria, se hará eterna Todo el aimargo tiempo de mi vida. —240— La noche sttenolosa P a r « « que camina adormecida, Y «amo nunca ¡ay triste! perezosa. En vano e! sueño putea Las delicadas puertas del sentido, Si el corazón repulsa El descanso del cuerpo (apetecido. Al dolor compelldo, MI duro lecho regaré con llanto. La cabeza realino, y entre tanto Me «alta «1 coraaom dentro fiel pecho. Cierro Jos ojos; hiéreme el espanto: Diligencias ninguna es de piweöho Para adiviar mis miembros íatlgados: Mt espíritu (laquea Con tantos pensamientos atropados: Y agitada la Mea, A mi tm&dre .parece que estoy viendo ¡Aíi! lance el más tremendo, Cuando en mortales analas agonizas. Tu cuerpo venerable Ya se convierte en Ingntores cenizas. Después que una imtirada, Extremo de tu angustia apoderada, Al resto inconsolable D* los hijos, que cercan tus dosyjojo'!, ^ e d*oe ya eclipsada, El ttenio último valle de tus ojos. De repente ipor toda la imarada ™ llanto suena, se levanta el grito: Ya se escuchan ilos ayes de nu "Alejo," Q u e esparcen el dolor en el d¡atrito. —241— Ya im "Fnuuílscauo" perplejo CiAu &\ súbito 'Hiu'l, la vestidura ltasya â su pecho blando: Y "Juautt," la mujer de mis termini, MI ca'iWlver helado esrú abrazando, Mteiiitras que eu dos torrente de amargura So van sus dulces ojo»« transformando. \* tú, que lujtkrioso Del mail, que por «utouces amagaba, Kii «¡mino tu ponas (presuroso, Y llegas" al ocaso ulonde a naba De apagarse la iluz, 'cuyos ardores Tuviste por unojorcs Que lus del alto sol: di ¿qué «eiftisle .VI saber la tóitástroíe aim« trUte'í "Blas" ¡ O h ! . . . . mi ¡du'lee hermano, Tú que ennobleces el linaje himmiio, PuiWi'ue uns souitiuiiüntos No tiene otro bijo iguales ¿Qué stóiKiale? ¡ay! ¿dirai«'/,.. «• tus lmmeuios Dlenarou ide gemaidois ft loa vientos. Tú dijiste á Jos techos iwlesUal*«, Cayeran sobre ti; y át tus querelláis Parecían movers« tas estrenas. Mas oí Señor que cuida de tu pena, l'or la cual estuviste desmayaido, Tioruameinte excitado, La •tennipestad ¡de tu ánimo »erwua: Con que ai fin del quebranto Procuraste piadoso EmünTHi' i'on ¡docouicia el cuerpo sa.nto. —242— ¡Dichoso ¡ay! sí, dichoso Tú, no? ejercitas la piedad Uuniaim! M ¡eut vîi s que yo yrivado ipov cl cielo Uû este û'itloiio consuelo, A la suerte me (luejü más tirana Un tai« ramoto isnelo. Kl .corazón «e ufana ¡Ay, airad«*, nuudre iiuta! Susinirando .tres H ños que ¡pasaron I>osite oil ¡»ostrero día, Em quo amoirosniiiiettte ine..estrecharon Los niisiiiHis brazos que iComtMiiiiilo yertos, Hü «ta el terrible anstaute. Que ú Ja regiiAn te iHwa de ¡los muertos. ¿Cou que fueron euitonces Tus postreras ternuras? ¡Olí peina« las iiiuls duras, Oaipaees dp. ablaiudar los mis'inos bronces! ¿Con que ya para sieaiipre IIIP dejaste. Aunada •madre mía, Ï siu -que yo-te viera te ausentaste? ¡Oh, s¡ me hubiera hallado eu 111 a./:"i¡.t Sobro pftfe minino pocho, I**X'Unn.tovio ¡1 tu cabeza sania l1« hubiera el amor tocho: ^ UKitado «i .latir de tu ^argunta, *** los ojo« saliera ol ilhurto mío, Pira laiapUiT el 'frío, Qu« .se fuera extendiendo Pt »' tu ufligMa cara, Que otra voz 1110 paraee estarle viendo... —243— 'Hall vez mie consolara En esto trance flero Con ía memoria del "Ä Dios" postrero. ¡Miserable d e m i , que mo 'he ipodldo Abrigar en imJ seno los alientos, Que exhalaron tus últimas boqueadas: líTailleoe él icorazón, fallece herido Con agudos tommentos. Ail dolor trastornadas Ijas potencias, se 'turban acá dentro. Por 'todas partes el pavor encuentro De tauilgßnes sombrías, Hijas de mi cuidado, Que el acerbo dolor ha fabricado. Ábrese ya un sepulcro cavernoso: Hórrida tumba: lúgubres bugías: Melancólica raima De «iipriis, y de -pöiLitla retama Se esparce en el recinto pavoroso. ¡Aparaitos funestos! Funerales me asustan ya dispuestos. Hieren ya mis oídos Los ayes, los lamentos, los gemidos. Tristes exequias ¡«y! ¡qui doloroso EspeeoaJeU'lo ¡ay cielos! estoy viendo! Exequias de mi madre ¡ a y ! . . . . Sepultada MI traspasado amor ¡la está sintiendo, Cantempiando su lóbrega morada. La turbación pesada Del letargo we vuertve; un sudor frío —244— Me jcutoe de los pies á la cabeza: Con súbita extrañeza Huye cansado el 'brío. ¡Oh, de los «lelos Soberana Altea«, Que imperas lias nocturnas sombras mustias, Hnvía las deseadas Luces del alba, viendo anis angustias! Mus que nunca (pesadas IJUS horas se figura él ¡alma mía, Cuando «Mas camo siemipre van volando. Desciende, oh nuun«n Maud«, Sobre mis tristes ipärpados, que el día Sus luces apresura 'Airas de ila moobe obscura. Preséntate á mis ojos desvelados Con semblante risueño.... Mas ¡que al contrario se (presentía el «ueño A los que tiene el susto acobardados! Miro por todos lados De macilenta parca los trofeos. Árlelos esqueletos descarnados Ocupan los obscuros mausoleos ¡Oh huesos ft irais ojos venerables, °uya vista iroe infunde Motivos de dolor intanmimables! Mi amimo se confunde, Y entre congojas vuelvo en mis sentidos, "»tropeado ¡«¡y dolor! icon tantos míales. " * la espantosa noche los umbrales Y« desaiperecidos, Se escuchan los aicentos rppetklos, Entretenimientos Poítieog.—17 —245— De las canoras a-v«s, Que eou vocees suaves Hac«n A su Creador salva *unura. A vista 'de 'la aurora Doy las graieias ít Dios, n\e une me había Dejado ver ,1a iluz ile.1 claro .«.lía. Mas «in üujar tie ver La mfis «lumia l'Uiajíeu que en la dócil faut usía Kil mwfw) tue dejó tau bie.11 eopiiula, Que lucrarse mi puede ya on la vida; Com« cosía en eil alma ret.raitadti, Y en tontas sus puteadas reuibkia. Y si enlai'ils ;ay madre! eu mi mitíuiorla, Qu« tim limite« ri<K-uei'4u» te venara, Como ewtrelbi <iue Jilee tin la alta u'loria: Y mi mulot «pi« »in tí .s« cuit-sUlera, Te lllar« «tei'naiuieute: Te Hora ¡uy madre! para siejiupre. alísenle. Sí, nii liuidre dicuosa: diki«iit,r,as- tu alnni Con eterno 'laurel, gloriosa .palnia. Allá sobre lus cielos se (pastea. Mi titirbio 'llanto enjuto En mí extenuado rosi.ro jaunie soa; Porque fin tu hijo se vea Que te ipaga, aunque i-orto, iwie 'tributo. —24k— RATOS TRISTES Optima qua^que dies uiLsoris uiorlotlibus aevi Prima fuglt, subeuut. îiKwbi, trisliswiut» «teu-eet.uiñ, Bl labor, «t. durai' raipit iuclemouilui mortis. Vlli., "AeiueUl." DiMUICATOfKlA. N'oa baiMr iujjfiilu, non Ua*-.i; icuuitioiiUmis arte: Materi« est jumprïis ingmiloi-a malin... . OVI1)., Trist. hVvt!. 'MI., lib. lo. Informes versos míos, A ouya voz rospoiiiden icon «us wos l-*os «âiu-avos peñascos, troneos biweos, I-'Us ail tos montéis, y las huidlo« ríos: yuetlaos (Mita1 t'j*los ptouiws »oui lirios, •41e eu las grandes <ñududes ^"o suena bleu el tono 'querelloso, Propio de la» profundas sotóladus. Mas ¡ay: que vuestro acó uto lastimoso tt'aspasniíiUo las límites debidos, Penetra lu» oddoa ' ^ un jalVneii de .la Üor.ru el mus pitoUwo. «»te, «Wntlo una imagen expresiva ***! Todopoderoso, •247— Us llama á su presencia: Idos pues a cumplir cou lu obediencia, V sus plantas besad cuando »s reciba. lit! eucuutr&rêls ateiiso Elevando su uieiïte Sc-br? la« aitas t-biuas del r.a.ruaso: 1 )i> el sabio presidente I»e aquel excelso coro l,a siiîïvt! Bina de aro Pone eu su sacra mano: V it las cuerdas sonoras ('tuno heridas de plectro soberano, Siguen alegres Pierides «auora«. ['¡iróeeuue esK.-«.-lm.r la « l w t a ' d i o liiflniLuatia. de miúsiica tain rara, („tue eu fuerza »le su lierók'o p<»derí<i El tiempo que pagó vuolve la cara, ('a litándole (por tonos diferentes, V colocando en su feliz tmeimoria Los sucesos iiná« grandes »le la historia, 1-jiiuiM'Wías aflduas de gloriosas gentes. I) las voces de Tiranta cuyo aieeiïtr» KitNéndose hasta el allto finiiaiinttiito, Baja a sus »jos luego Orbes bañados de ilúdante fuego, • Jue radaado en sus ejes «témales, Canil ñau por los campos celestiales. O di cauto de otra hernro.roa de la* nueve, Que agualda tal vez con ila armonía <Jiif eil nuevo Aipolo mueve, —248— Quiere seguir «ou j>a.sos tie garganta Alguna sinfonía Al eoinpas que la música levanta, SI le hallareis así tan divertido, O en otros ejercicios destinado, Agimlíios il que esté desocupado: Y en tono reprimido J'ecldle de nil pairte (1) Que Qs dispense las faltas eu el arte, Y adornos no docentes l'ara sacar la cara Knit re las icuiltas gentes: Vuestro lenguaje rudo, Que jamas esperasteis el que haibla.ra Sino a, las sondas ¡peñas; Jorque -mi Ingenio «J ftn daros no pudo Nino cosas pequeñas, S«Kfln las facultades que tent« ¡Ay! ¡poulies de ¡mis vertios! Mas, si seguros vais do liados adversos, Wi hijos de imi escasa fantaste, Y del nflmem que os digo eu Jos altares Ofmeerius, primero que pesares, Kl respeto y amor del que os -envía. 0)Ksro que dije en um tiempo n la persona Wlvada que aquí se entiende, digo también alio. Ta & los que hubieren de leer mis "Batos tris-.. tes."_^ —^49— RATO PIUMEIUX M l F A N T A S I A. Mortui •liipocojulvfa, Que siiC.llitT» eoinw diulos De mis molestos infelices ailow, Enferma de nii niiiisa la alegría*. Va IIJO, comí) «oiin, Cantar de los pa stores Inocentes amores: Va .110 eamta las simplet/a^lejïïs' ('(»roñada« do flores Tras 'de Maracas o-vejas. Ya .no icanta ;ay de -mV.' l,a "T*f>vw huMla*, XI la "Olori" serrana; Est« frrata, y acjuwila Tan cruel ('Mm lverMYoiHíwlnm MWrm, Ya ¡le influyo otra estrella; Otra, estrella .de as,peeto rigoroso: Y miidadiv la aleyiie perspectiva Ih'l tiempo venturoso, Los males Mora ríe mi suerte esquiva. ; A y musa! ¡ desgraieianla inusa nvía! Tras ile) alegre eanlo Vaiya tu triste Harnt o, Al modo que la noelie «Ijrue al día. Eftte alivio me dö en lais ooaislntne» Que '.la «1111110 flolorida Qulftra1 1 levai- enn menas all'icelonew Los "Ka-tos tristes" de mi amarga vida» —250— Así exöiiuaiibsi, cuando iOn éxtasi quedó mi fanfa^Ia : líiM (Uwes paneclíutH.' qut> veía Una deidad llorando; Mi misma musa que invocad« labia, lira su rostro ya nmrolii'to y Ico, Hin luz SUM ojos, icoiiuo amedreuludos Al ruidoso tropel <lo ntis viilrtfnkw. Nu r;iln'.llern ¡«y! WaiK-a y sin aseo: Toda su eontufiUira A la corva figura l'tt la trisito vejo/, unity *teroe.|«n>to. ;<¿lló asivecto tilt) extraño al que tenfa! l'une cu mi mano un lúnnbre I nutrimiento, Unísono ni que pulsa la líle/iüía, I*c ébano m'ííru: y en el mismo institute Mo eehn sus bra/os, y con raudo vuelo l'cir los vk'iiitos so sube f In sit M entrarse en «'1 seno de una nube •Jiu> \v sirvió como de obscuro velo. I'el leiarjío volví; pero abitados ''onto ilo un Krave ensueño unis sentid'«*, '-•eva.nto hasta lus cleiois mis K'i'itiíd'os, E11 Ingrimas los o,|ois em¡pnipa>dos. HATO II. HL DESTINO. I'm vano me resisto il la furtuiM. 'iue nie arrastra ¡11 y doler! en eua.lquier caso ''tt puilnro.su 'illustra de¡l destino, "esae mi alegre euua —251— Hasta las trttftes sombras de Uli ocaso, A mis pasos señala su camino. Tiiiego que esto imagino, ¡Olí numen soberano! Puree* quo me tama <\e ln mano Una ckíffu deidad; mi ¡propia Miente, Que trupeaamlo eu diferentes minies, Me lleva ¡por los rumbo« de i« iiitierre Hasta tocar ¡ln« puertas •eternales. Deidad <taJi jnehtwolicn y sutinbría, De mi confusa Jilea Cnmo de cueva lóbrega sa.lta; Pero una luz que en ¡la ailiina centellea, Hija graciosa idel autor (iel «lía, Disipa noche t'a.mta. Ya veo una mano santa, Que leyes imponiendo ft mi caimino Me dirige al alcázar de la g l o r i a . . . . ¡Oh, ee¡tesit!al mansión de mi destino! Que al salir de eista vida transitoria, Se prafleuton abiertas A mi alma pabrecilla vuestras ¡piierlaf. RATO III. DA FBItSECUCION. Mira, Glorl, este cauwpo, cuyas flores Me pintan aquel (prado, Dó ftlíftinfl' \'&z hoilgfime 1u hermosura Con sus blandos amores. B.n tus laabrosn» faldas recostado —252— Viorne ila aurora i>ura Juiutav ooin el recato la ternura. ¡Diiehosa! ¡ay! si, ¡dichosa la mañana, Que en este instante ocupa «il memoria! Enitonioes nui fortuna voló ufana. ï ¡llevóme ä. lo excelso de tu glonia. Paréceme aotualímente Que de «láveles, azucenas, rosas, Kutay ciñeudo tu nevada f r e n t e . . . . ¿Te acuerdas? ¡ay! ¿te acuerdas de esta« cosas? Yo ime acuerdo que entoiu-es (I>IMM"I raída I>e mis tiernos aimores, Desataste una ¡cinta colorada A tu rojo cabello, Y trenzando con ella hermosas flores, Tejiste un lazo, y une adornante el cuello. ¡Olí, qiié lejos que fueron de dó estamos Estas suaves fruiciones! D« tué países ¡ay Glo.ri! nos privamos Por grandes enemigas turbaciones, Que declararon guerra A Ja amistad más dulce y mAs sencilla. ¡A,y, pobre serranilla! '•Y cuando volveremos íl tu tierra? BATO IV. MI SOLEDAD. Extendiendo la vtota por e;i (prado, Mientras que imi town «uto Arranea de iml pecho faitigaido «isoiros con que ¡hiero el flumaimento, —253— Tal v*îM nie ofrece asiento En quieta soledad bosque sombrío: Tal vez del claro río La ruidosa aorrteate A su anilla me Ütee que iine SUMHO. Aquí ilnl llanta mío Son l'on Ilutantes mudos lírosaros irónicos y peñascos nulos, E'tieS Cftll e l l o s . 110 o b s t a n t e SU '(llll'rtM, I'nww que se alivia ani tristeza. No por esto me nombras, ¡Oh Zoilo! aquol filósofo ilc Altanas (1) Äopulta/lo ou desierta« soledades; Yo no 'soy anomlgo de los ltciinbn'is. Y sólo por mis penas Anttopoiijío o,l retiro ¡i las chiilii'dos. Y aunqw antro inwlios de alias me innagino ('(.uno entra Uainibnon,tos lobos íiia.nsa oveja, He naidie formo queja, Porque así lo dispone'lid {U>HlI.no. RATO V. LA IXtSliATHTJ». ICista es la miisima fuente A cuya suave 'trasparente linfa Su blown cuerpo mi ailovada ninfa l>aba, del año en bi astflelón ardiente. il) Timo» el nrraft'n*roipo.-"-A, —254— El cseaunoso dios de la corriente l'of entre aquellos verdes carrizales» .Se asomaba, ses'fln Me persiuwlta Kl cuidadoso a.mor que le tenta. u n a ocasión salló île ¡los cristales, Y en las verdes uriMas Bi'iiula.iiiloïKjis las tiernas flowfi.Ua« lia ma« ntatada alfombra, Y fréseos sauças su a ¡ira il a.l vie sombra. Kl) brazos de mi dueño Su« blandas alas extendióme el sueño. Agiitada de «iiuoií la fantasía. Veo (ine del alto cielo Desciende :1a alma Vénus que trat». En lus brazos Ti su liijo pequeñuelo. IV>1 éter Lîumfunsè el espacio, Como cuando la aurora Se asoma en el palacio Hel rubio oriente, y la mañana dora, plegóse la deidad resplandeciente, f'íts manos extendió MÍ tierno Infante. Y con cadena de oro refulgente Al albo cuello de mi ninfa ¡uníante 'une efi el i n s t a n t e . . . . ¡Oili dicha «in i-jïiirtil, que la fimitcza A mil aunor jiromiefía "' >•> una grande belleza! '•>a visión lisonjoandniíive seguía: ''ero e,l gusto, que en el alma no cabía, ftel ra.pto me volvió, dando A mi dueño Razón entera de tan d titee sueño. —255— Luego el cariño sé asoono iL sus ojos. Y su gracia hechicera Brillo, riendo por sus labios ¡rojos. ¿Quién eon «stos ^pronósticos tcawiera Kñ un ipeolio mudanza? lias ¡ay! que puso flu á mi espemnaa La ingratitud más fiera. Sí, Fileno, sí, amigo: .y la 'memoria ]>e éstos ¡ay! •ilSchostsimoa lngar.es, SascHa mis pesiaros, HaciémliHue pagar aqiieillu gJorrln, Qiic'lioy traiíwfiHttiía iinis ojos en dos .mare». HATO VI. III OltKANPAJl. • Seis ilnst'roa ha que vi ln ihunhre pura: Y tui ö8(paclon ran breves, l>« Infortunios sufrí goll¡pes fatale». Lleváronse & Ja horrenida sepultura A mi pailre ¡ay <le inf! parcas aje-ves, Mejor que por s-us años ¿>or sus males, ('namlo .cuarenta auroras no cabales Eran torta mi e d a d . . . . Tu, madre .mía, Hechos tus ojos tristes manantiales. Me contaste esto mismo eai algún día: Que pidlñime mi .padre moribundo, Y <?on debites btmos líe rtló ios tierno« últinuos abraso»: Que partióse pur ultimo del .mundo, —25<5— Dejándome su llanto en rostro tierno Dulces reliquias del annor paterno. Parece ¡ay ipadïe iuuaido! Que ft la tristísima hora de tu muerlp Lloraba« uní orfandad, más que tu vida. ¡Oh, si crecido ¡hubiera yo á tu 'ladol Entonces, de la suerte Que estorba la caída Al ipequeñuelo arbusto EJ árbol de la «eil va mies robustos De Ja misma manera sostenido Contra el recio huracán tic mil fortuna, De una caída Importuna Cou itus brazos míe hubieras defendido E.n mi lúgubre Idea, De la brillante limfbgeu de mil paidre Un riiyo centellea Así me lo pintó mi dulce madre Mi dulce luiaiU'c sí. Tampoco existe: Con su esposo ¡bajó al sepulcro triste. ¡Quién illorara, cual debe, estos asuntos!.... De mis padres fragmentos venerable«, Que ocupáis la región de los difuntos, p a m sianupre durables Seréis en mil memoria: aunque están cual .luceros en la gloria I ^ s almas inimoutaleis Que os inspiraban el vttal aliento, " l s ojos iham de ser dos manantiales, Que lloren vuestro triste apartamiento. Y —257— RATO VIL LA 1'IHiA. kistos litis busques sou lUiuy wuturosos Dû azorada «e Mitró >mi itw«toi>i:i¡lJa, Huyendo du .loa hados rigurosos. Herta lu pobrecilla C;ibaña de liuniiildtahuos ¡pastores Qu» la hospedó <:oiiitenta, Halve, .luffar feliz, ijue en la tormenta Que turba .todo el mar de mis •aiuiii>i>«>K, Y nostra facunda afortunada orilla, O H I O seguro ¡puerto »ti ofrece á nil agitada navecilla. Salve m 111 voces, delicioso huerto: Y de frutos sa/.oues y abundantes u s cutané el alto «ielo: 131 verdor se «itçniiwe eu vuestro «uelo. Y la ijMz eu sus buenos habitantes. ¡Tristes mamaria«! ¡ay! bo*su.Utí.s «äijesos De fertile» i>eriiles, Y abundosos 'Camuesos Kutre estos vendes árboles fruíale« Habitaba la dulce Ulori i s l a . . . . ' No nie acordéis, oh aviiufa« cariñosas., Vosotras, nue cscuvhilwtels ¿atibo üla Nuestra ternura eu plática« sabrosas, No me afondéis ninguna de su« cosas. No, ninfa«, aue auoudéi« cuando sacaba ^§8— De su utortxío «mo bus manzanas ¡uiuiduras que cortaba De vuestro boaque aimmo, Y al eclvarJe los brazos me la« daba. No in<! acordéis, oh niiufus, tanta gloria; Xi otros oficios tiernos, Que en nii triste anemona, Comió Je lauto amor, serán eternos. NTi menos aquel tra.uoe, el más ipenoso, Bu tjue, estando de lágrimia« bailada, I'ara su cara patria la jornada Bniipezaba eon paso temeroso. Todo .lo tengo, olí ninfas, miuy presente: Todo lo tengo em la 'memoria mía. Dei'idmie solo ¿no «abets «1 id tu, Ku que usóme su cara refulgwile, Como ila aurora pura, 'IVas de h\ noohe obscura, Tras de la noclie eterna de su ausencia?... Ueuiedlo no baila mi mortaj dolencia. HATO VI11. LA TERMINACIÓN 1>E MIS (ttI«TOS. Voiiuu n)or la ribera « este aunque pobre, ¡pero a logre rio, Qtle entre sauces y 1'MÍSUOS levantado« Su corriente purísima acelera, i Olí, y :cóilno t m e fli iKíusainikMili) mío m guistos que del tiempo arrebatados Cusieron tímniduo & ta edad florida! D —259— Sléntfíine á iuvenil cuu las memorias l)o mis :p«<*atlus gJorias, Va que otras no le quedan & mi vida: Aquí cutre la aonenísima espesura Cou Moipso.... ¡olí! ¡si él me viera Tan otro de Jo que era, l'enetrado quedara de ternura! Aquí con M o p » estuve Eu distintas alegres ocas iones Que hasta entonces no tuve, Ni tule penmiten ya mis-aflioeiones. Ambos con nuestras blandas jiivwii.-i.llas, Hermosas como honestas, I'asíLbaimos aquí omy dulces siestas. Ofrecían DOS los huertos floréenlas Con que aïlowiar sus frentes, Y con que ellas guirnaldas nos tejían. Kutouces parecíanos que venían De los vecinos bosques y la fuentes I,os dioses y Jas ninfas diilijçeuiles, Y encendidos de aunares se volvían. ¡Ay Mopso! ¡Mopso! que contraria escena En el teatro se ve de nuestros guBtos; La soledad ainiena No ofrece al corasiou «i no disgustos. Hoy sólo en icomipafiía Del .sin lífual tiernístano Fileno, IT.uw-o aimigq ibueiuo, Que siente como tfi lii pena itnía, A este luîïar consagro a.lfrunos ratos, Y en amargos tristísimos despojos, —3ÖO— Cua'trtos placeres uos brUidaba gratos Le pagan las dos niñas lüe ouLs ojos. BATO IX. LA AUSENCIA. Silenciosos y ¡placidos retiros De quieta soledad: nenio profundo (¿ue ofreces ilbertnxl íl luis suspiros tíscapados del tráfago dol íimnnlo: l>ó aixlimado tail vez á uu troucu seco, O á una peña lamosa, A. mi 'Itórkla 3lamió uiul'a hermosa, Ï & i¡\ doliente. vo2 rospoude id eco Del hondo valle y la empinada SÍIHTU,. ¡Ay Kórida'. te fuiste: Te fuiste mu; dejando sólo y triste, &iu ta lúa de tus ojos ñ lu tierra. A liora t« .me presenta« Bu el i usía inte 'íutsiuo eu que to ausentas Por. la fuerza del hado, •Juyo bra KO du L-Meras armado De mi lodo te arraaiea de repunte. ¡A,y! uo quiera« estar ya máis ausente: Vente fl. los brazos míos: ^ ° tu Hiuor se amedrente De arperos montes, ibrairwulni'p« i-tos. L i escarcina de ;io.s 'rígidos inviernos No ofenda rigurosa, Quiéralo el cielo, tus piocitos tiernos: lei so! ¡ay! !a .llama calorosa Entretenimientos Poéticos.-18 —2ÓI— Ennegre»ca el color ft lus lUiejillus, Amor ile los zagales, Y envidia de In« otra« pastorciUas. Anda, ltórkla uita, Y il tu visita disípense lilis lililíes. ^Llegas, UórhlaV ¡ay triste! si mi empeño Delirio!* UK' oc'tiHionH, como el stieíio. íjue se imprime en U débi! fn-nlnsfn. ;()li ewáni.» tie-muio falta nava verte! Olí cielo que me escuí'lm«. cielo «aulu. Si de lííirida a u s e u l e . . . . Si la uiuei'te.... Lo que empezó la vo¡s, prosiga el liante. Así un ipastur eon peueitraute queja La soledad de un bosque lastimaba: Y yo. que lu escuchaba, UniH'o.lujc su auseuíe «ajíaleja. Y como cumia herida, Templada por el luuii eu que él lloraba. En ¡ni llanto su voz fué iviivtiiln. HATO X. LA, ESPERANZA. Xosotro« ;ay-! nosotros no nn'euuos, FH<»uo desgraciado, Ounmlii lurtuywi benignas las OMHVJIÍIH. Luego que de i» luz .los rayos vhuos, Yo tile i-reo que Irritado El cielo fulmino iiHM'lias centella«, Ahilero que suweita la.s querella« Y los grandes enojos, —262-— Y que lloran sin termino los bji>s. l'or esto ;1« itestfraifi* macilenta Ue uuostra propia »a agi-« s« swateutH: V .Uns negros cuidados SLu aliento nos dojaai I>« itHlit nuestra viila' niiK»iH>i'!iil(is. ¡Xy, Fileno! y al modo que se alejan Los dulces ruiseñores I>e campus (ine proi.hicoii sólo espinas, lin busca de citrus do agraciadas llores: Ast las duUi's dicha«, si examinas ICste ipunto, verás que de nosotros Huyen on husra île oíros l>e aleares y festivos curaxoiies. i-Vy! ¡por cuantas razónos Me quejo de salud tan extenuado! •Mírame cómo estoy, Fileno amado. ¿No te ilA compasión ver que los niales Sólo huesos y ipiol.iue ltnyau rtejudo? Va tos tristes umbruiles De i!a esiiwiitosa muerte Toca mil vida: entonces de la su.-rt" Que en la noche descansa del trabajo JS1 que peso llevó de uu largo día. 'Vst espero el estar cuauído debajo fr»té durmiendo de la tierra fría; Hasta que recomía udo <V la von del quo es •toiltuiailei'i.nío "«'gil de ini sepulcro teuebroiso *' a r « estarle alabando * gozar de »u reino delicioso.. —263— Pobres ide nos, Fileno, Si e.1 premio a, tantas penas que pasamos. Nos aguardara.á nuestro ílnlmo sereno Mils allé, de e»¡c globo que miramos. HATO XI. E L AMO« EXTINGUIDO. ( 'i)¡imío u«t on mi 'tuiuiiai'iu ite presentas CUJÍ todos los hechizos de tu cara, ¡Ay Dórls! ¡cosa rara! La ya eenlza «le mi amor alientas. ; Influjo ¡poderoso Por secreta virtud de tu somblaule! lil sol no tileue luego semejante, Doris, al tie tu rostro <milu(proHo. No perturbes ¡ay Doris! mi sosiego. \M noche de til ¡uisewia obseura y fría, .Me ponga á «vivo de tu aixUe.nfe fuego. -;No te ablanda e.1 dolor de :tn aluna uiía, Que tu ingrata beldad ausente adora? ; Doris t«ruel! parece <Jue & mis iruegos te exaltas, según frece Lie tus ojos la lumbre abrasadora. Amor, tiruno aunor, asi me inflamas, Y mis huesos cual 'leños A his ¿Unnas, Me hacen eenitlr tU'l tltrtaro las penas. Muévante anis gemidos, (Jue cuail volcán que arroja Peiio«cos •encendidos, LÍIUKO al Impulso de montai congoja. —264— Así eu la ardtemte juventud *»atla Del amor los excesos; Mas ya con ila edad fría Eil ca'lor se retira d« mis ¡huesos. ¡Tríate setol ti« mi postrero día! BATO X l l . Mli BMMOHDIM IUXTO. i A qué parte iine Iré que no me siga Tu soniibm asustíulora, ïkemi tranquila paz siempre >eue.migrtï SI de amor í)ii ta 'llama abrasadora I*«l!gTß tu vi.nl ud, ¿á quó violencia •nueistir.a «laid fogosa T«m«'aria se queja tu inoeewciia? '^>liililiailt> de ml, imKibneha tierna, Jorque te dk-e mal sor rigurosa. Kftta eon-ieute «terna Que se desprende, de nuis turbios ojos, •Borre ya de tu <¡eño los enojos. ¡Ay, dura (Mm'l! ¡Churl inexorable! '.Aun nie v.iene «¡fíiiiendo, <><mu> de eueiipo «oinbni i.nscfpín'rtble, I'ft tie.ra tauigen de ni enojo horrendo? •'•» vano dejo iml rincón obscuro, «lineando alegres y floridos ¡prados: * e n vano ¡ay (Moví! tu favor JM'OCUTO Cc w tri Site* ojos de llorar «a usados. —265— HATO XIII. EL DIA UK FILKNO. ;Ay, a.niiíío Fileno! hoy es tu ".lía!!' ;Qué t'fisto lUie parafe I Si en brazos l e 1¡I ánfora ¡ist juiniiieee, ¿Que ser«, isitimltaalo 011 ,n<neli,e umbría'.' ¡Oh, si .puliera hivcc.fte etwnuMifua, Volaínilo en alas di' unil gran deseo. Sin i^lmin ¡mi disgusto si; tiroeara fóu ij-riiáiCHlo rix-reo Que'tu ¡ïfnitii iii-eseiu-wt me In^iivrura I KtUoiwes unir ila selva, el cüiiU[io, el soto, ltenovamlo ni luui.&uo sacro voló I*e amistades eterna«, lkiríainos á los rústicos aliares Fruto« razones, ílinrecillas tiernas, Que aeouuiiwiñaran himnos y cantares. Entouees en los nuls robustos tromeos, V en Sos i*eñ;isieos ibroncns De humilités silenciosas soleilailes, Xo en soberbias colimas, Que levantan f añiláis! lea« fortunas Y que di liiiniii>o derriba en ilas ciudades, Nuestro nombre rtondrínuos, para ejwmvlo De los deimfls zagales. Que nlvilfliron el roto l e leales; Que en ni stlmios« tenvplo De la amistad sagrada Prometieran coa mutua fe jurada. -2Ó6— KnUmws, olvidando tanta apena, A que ni liado iwlft .tulste y riguroso Nevero nos condena, O n til mosto nuls suave y generoso, XIMMIII'ÍIS dulces preciosas zag'alejas C'eüiríannos las frentes «-on guirtïnldas, V qul/Ji, reclinados en sus fallías, Nos darían (le su amor muy liliMudii.s qui Kiutoneos, abitada 1«' alegría, liuklsonas caiHiolus adentara. V" on imsturliUns ver.sos i-elebi'ara Lo mas conl'onnK! A tu glorioso ilía. I desceñid ierau tal vez á nuestras voces " e la tilt.lva moubana Amadrinilas y Kan nos, (lue veloces Multaran de eonitento en la cubana. Kutonees.... ;a,y, Fileno muy aniailo'. Mi no os ijioslUlc e¡! '(lite lioy esté routine ( 'on "nutí¡í4MU^ *»ó!d !*' fnilíutíi. Que tienen el valor de lo soñado. Ueeihe mies, nunino, mis dosons, Y goza de tu día ''oil todos los reí-feos (Jilo .[*> ofrezca eu su dulce eiHWtiuñíu I'fl inocente heninosura En cuyo altar consagras tu, toirnmia. Mientras (pie yo nio miro aquí tan sólo; MI hton entre el bull Wo curiesano. Que parezco habitante de alftíui palo "onde niiemiiS Ui>¡jo el género huma no. Por nitlmo, Fiteno, çrStt( s te lleguen del castalio coro, —267— Kutre tanto qua yo en lugar ageno Qu Sero cantarte, y de congoja Heno La lira dejo, y nuestra ausencia lloro. HATO XIV. LA LIBERTAD. ¡Qué admirable ¡eoaueleiito' ¡qué Armonía Maintien*' i\l univers»«! 131 afdua-ano Autor con sahln «m,ni|paWite mano Su máquina gobierna noolic y día. ¡Oui ¡«on <Mul.nt.il alegría Se asoma la mañana! Las estrellas Cual moribundas liflmpanis fallecen A.Llíl en el ,iná¿; dUAaube de los cielos. Las blandas luces bellas De ,1a alba resplandecen Goiuo por tenues ¿loiloados velo*. Por eil oriente sube el sol de fuego Derramando e¡n el éter un il colores. Alégrase la tierra, y abren lluego Su seno de (Imbuí- 'las pintadas tlore«. Con »opilo lisonjero el aire blando Las -mueve: y el arroyo cristalino Las saliplwa de aljófar *ra,8|pn;renite. Los pájaros voll ando, Con agradable trino Oantnm su lilieritad alegremente: Su ainiada libertad.... ¡Oh, don del ótelo, Que unos & otros la* hombres se han quitado, Verdugos de su especie!.... Un denso velo Dejo caer de repente a.l írtaltraitíido Cuadro, de ¡quien ,Dlos mismo fué cT modelo. —268— ¡Infelices! dejad esas ciudades, Donde el (poder ufano, Carao Infernal ministro de la imuente, Lleva atadas al «sarro de 'la .suerte, Par horrendo blasón de sus ¡crueldades, Tristes reliquias niel linaje ¡humano. Venid: y libres de feroces gentes, Esplayad vuestros ojos lastimados Por estas soledades inocentes. A Dios, allegros ¡prados: 1'o.nque el sol caluroso Me ¡retira ft im i albergue silencioso. Admitidme entre ¡tanto Que vuelvo & vuestro seno dolidos •> El triste obsequio ¡de mi justo llanto. HATO XV. LA MU'EHTK DIO VIÍAA. Mi dolor ¡me conduce al ea.inpo ameno En la fresca ¡mañana. Miro el ¡rostro sereno ^ la a'lba que se asoma ñ su ventana: I^a« nares con que el prado se -nia ahina: Lns campiñas risueñas: Eil arroyo que brinca entre la« i>eñ.is. Escucho las leaneiones de las aves: Y -recibo el ¡aliento D e ¡los favonios suaves. Ke esto ¡modo el rigor de mi .1 oriniento —269— I'««set» que »e calma; 1'oro en In ,rt*¡i!klatl tautaVlmlleza I H' la varia, feraz naturaleza, Hi' siisciit«! luuitivos eu el »lana He la mayar tristeza. ¿Qué iiuiipiïiita que tu imagen cariñosa, Tu mismo rostiro duke y 1)ailaglleno, f.Uiiiil sombra regalada «u blando sueño, So iiiuj iiresmi'lo aquí, Kills ktn-inosa? Ilusión agradable; i>oro vana, 1'ue.s ol jrolim violento l»i> tu muerte tointprana ACIIIH'I cim tu t'kla y mi t<out«tnto. I Ay Fills! tu liermosnra Km" In primera que encendió MI nil rwobo In' mi .amor celestial la llama pura. Mi corazón en lájiriunas ileslitM'lio Ijaiiüiiré aun' 'los ojos íurlii' y <ltn. (.•ierto qui1 mi liiiuwre CO,II lU'i'nas llores Un fe .mis amores El >t(Vinillo lió PMÎÏH, OPIIIZII Mu. Mas oxiyo el aiinor quo me tuviste. 'Lu« láKrtinas, las quejas. I OH nu.sj.ii ros, JInrän nal ofrenda trisito I'm1 estas sivlpülíiiles y ¡relíeos. Aquí te Ultimaré en linios hmknuhos: Y aunque Nimia á iinis lúgubres ge-mulos, Lo« inontips y ihts sierras niAs .ilutantes, líeiiwtiran berilios Tu nam!»re amado en ecos doloridos. —270—- It ATO XVI. M1 It K T I K O . Olvidado ¡a y de 'luí! de los mortal«», K11 mi irisite aiuôsenlo Mo ooiisiMite Interior desahriniiieiiito. Va para mit los a.stros (lelcsítlaies, Kl soil resplandeciente, lin vano saca su iiifianiiado *'<K.I1W I'm' tas doradas puentas del orieiute: V .tu luna. i>hi tea nidóso de lUooihe, Hu vano pava nil se nuiniliesta. l'na .sombra fuuosita, Que levanta la horrenda hipocondría, O01110 una nube »raosa Qii'o al mundo cslotrlm [para ver el día-; Knlre mi alma y el susto se al ni viesa, l'aroee nue mi triste seipultut'a •Me mlmlauUi la suerte Hn esta nielawóllca «lausura. iAy de ;nií! Jos horrores do la niueiiw ke me poinon dolante fl «ida paso: Llega el sol A. «u ocaso A su seipulero lle^a. y en el eiolo La iHMilic oxtiondie su estrellado .intuito; La .11 mho que otros dneinnon. y yo velo. Ajcmiiaianado sóJo de mi llanto, * 'loi inioiital ipavor une me ÎIIIIKHIrenta INoohe Juuesta. noche de amargura, En cuya sombra obscura —271— A lo vivo ;ay dolar! se me presenta La noche eterna de mi- sepultura! HATO XVII. M 18 ENSUEÑOS. ¿Queme queda ¡ay dolor! «1 el blando sueño Keeurso un tiempo «n la tristeKa mía, Vil itio viene á mis ojos atenuados (Jon el rostro risueño Que" alebraba ral itrlste fantasía'.' Hoy sólo ilos ensueños inte cesados Inquietan ni i reiposo. Eu este lecho ¡ay triste! el mfls ipenoso Tal vez .se me ip rose nía l/ii Inexorable parea macilenta linchando con mi vida ya i-ansada. Tal vez que en tribunal el más temible. l'or la justicia turada La sentencia terrible I0s contra nui ntain ¡oh cielos! pronunciada. Tal vez una caverna Del son« de la tierra en lo profundo. Rn cuyo OSRMK'ÍO inmundo, Sus soniíbms extendió la noche eterna. Mi humo -iH'stiJlente Que bosteza la gruta ¡pavorosa, lios roncos alaridos Que sa'len de aquel hondo icontinente, Amedrentan ft mil alma temarosa. Aun no despierto, cuando mis gemidos Penetran de Fiíleno log-oMos: ; —272— Y íste desde su canna, Oou asustada vos! luego me llama. En mf vuelo: y a,i>eiia.s «1 esparto De MUÍ« ojos aparta el duro cefio, Cuando al hórrido sueño Su sl-tçueu los raudales de mi llanto. ¡Olí tú, <jiie des.de el trouo en que te sientas De luces Iniaiuntates Allá .sobre el aileázaf de los n-iolos, ProeiUfitas la« noches sofitKlietKas I'ara alivio de todos los mortales! Ktei'uo Dios, que ves nuis desconsuelos, Ltbniinie de e¡sta pena to ti tira.ua. V así como la lúa d-e la mañana, Que sflil« por 'las icumbres 'de los montes. Ailegi'H los otpacos horizontes: Asi du luz. graciosa y soberana, Disipando el horror de la alma mía, l'U llene de consuelo y adestría. Ru tan penoso lance, Mi voló liuimBde tu favor a¡lc«ii/ee. HATO XVIII. MIS PAJHUOS JMUXA VENTURADOS. í(*h, qué astros tam 'lucientes a t e n t a on su teobumUre ka.perdurable bóveda del cielo! Mi« ojos itan i>ond!entes **« observan de su lumbre, Como que eu verla sólo hallan consuelo. —-273— ¡Oh, y côino levantaron su »Ho vuelo Aun mas alla de la fugusn cumbre Que rjerniben los ojos iKirsiilcíU-es. \M>\« aliñas de mis dciiVriw venturosas! Eu el imutniso iveiu« île las puces So eternizan con onlmais victoriosas. 1, a u rol i mu arco s lb le Orna sus sienes sautas. Uovisleu.se de luz inextinguible, Y ú sus felices lUnut«« Forman ipixarras bellas, O escabeles do luces las estrellas. ;(>li. padres! i.nadre* uníus! Aliviad desde a.Mú mis desconsuelos; Mis ojos hechos ríos Suplican al Señor do las alturas (Jue lue una con vosotros en los cielos. l'ara que tetinan tin mis ainarsíliras. liATO XIX. LA C O N S L N C I O X . De tu recazo tierno, do so anida Il«!ci)filf>ño el Aiiiuii', Vénus graolosn, Ale arrebatan con l'utirza poderosa Los años destructores de ,uil vida. La guirnalda tejida De mlil aleares deliciosas flores, La misma IJVK» <>on mano del irada Treuaoron los auiwwí •—274— Para adorno festivo de rot freute. Hacia mis pies contemplo desbrozada. Todo lo vence el tiempo. Sus rigores Consumen lentamente Kl placer regalado.... Mas, ¿qué es esto? ¿Por qué eu los brazos ya, por qué tan presto Eu ¡los débiles brazos, ¡triste suerte! Be la vejez me miro? «lud cansada, A quien postra la .muerte Con solos los a.ma.fíos de su estrada.... l>e su espida que triunfa aun del más tuerte. Treinta y tres años c u e n t o . . . . uo cabales; I'ero a.s[ como en .malos temporales Acelera su curso el cano invierno, V ínarcbitá la flor del camipo tierno: O ast como en la tarde tempest liosa Tras de nwbe lluviosa Bl sol esconde toda su alearla, lléjase ver la úoiche presurosa. Y antes de tiempo muere el claro tifa: I>e la mi*nna nunuei'u, ¡i»1> suerte dura! Sobre nii «dad florida, líu el día mfls risueño Ua veje/, se aipresura fon su rugoso y extenuado ceño, Por acortar los iwisos ñ mi vida. i Olí fugitivos años, i«e cou ipasos violentos Me ohiigtñis de este mundo fi la saliua! Vuestro« sou tantos daños, l —275— Motivo para duros escarmientos, Ï tristes desengaños.... Deteneos un instante ep la ligera Continuada carrera En que os pendéis de vista & los ¡mortales; Pondré remedio á tan funestos males Mas, en vano se esfuerzan más lamentos: ¿Pues qué /brazo robusto habrá bastante Paira haceros parar un solo instante? No es tan veloz el carro estrepitoso De ¡los ligeros vientos, Cuando ft la voz del Todopoderoso Con sus volantes ruedas Se arrebata las grandes arboledas. Con razones se suscitan mis congojas, Cuando advierto que el tiempo despiadado Como al árbol que el icierzo ha despojado Del natural adorno de sus hojas, Sin cabpllos one deja ila cabeza, Adorno que une dio naturaleza. ¡Miserable de uní! tan gran mudanza Hiaice uiiarlir del todo la esperanza. Torna asiento en el afana la tristeza: Nace la enfermedad consumidora: IJlueve el cielo cuidados: Y llega la fatal, la última hora De que en tropel los males conjurados Me arrastren á da puerta tenebrosa Del sepulcro, ¡a-y de mí! donde contemplo Que ni lu guarda de una triste losa Me librará de ser un triste ejemplo. —276— H a s t a nllil sefíiiiránuie los excesos Del tioiriiuo: y la memoria, liwoi-iiauílo (¡wiot.ii'S de JJii historia, <'a reuniera también mis ¡¡in-hnw huesos. 1ÎAXO X X . i l l D I F U X T A n-EUCUAXA. El tiempo ¡ay 'triste', tie la uoehe obscura, '¿IR' corre acolerado, \'U'tiG á SIT 'iiava el hwiubre ilosfjratiado l ' u SÍKIO de t o r m e n t o y anuail'fíura. Mil años de dolor m e han parecido ] tii'K Horas tpie hau c o r r i l l o . . . . I Hex horas de -tristeza, (Ule volaron I>« nú [presencia, desde qui.' ,l¡i.s l u m b r e s 1>('1 sol tras do los montes se oetiUaron l ' a i n 'alejívar del orbe la intra cara. ¡Qué g r a n d e s : ¡i|ué -suoiesdiis p e s a d u m b r e s '»i'Jivan ,m¡ corazón! ¡olí, si a c a b a r a i>e lk'sfMv al sepulcro, donde y a r e I n d u c i d a ¡\ p a v e s a s la luz >pura Clon ipu, a - t a n l u s cebaba tu h e r m o s u r a : •Ulíi el hombre infeliz, d t * l e «pie nace ^ i r i g e sn caminí,, ^ u u la etn-ji-a de males agobiado ••JH« 1<> inii]H)iii' la iley de su" destino. Alia e n c u e n t r a descanso, allá reposa. ^ n ' s l o (le los hombres olvidado, ^ u W r i o 1!,. x\un lusa. .''»Uk-f morada ÚV -lu p a z ! ¡dichosa F.nti'cti'iiui ienlos riHticiis».-! 1 '' —277— Habitación line anhelo l'ar¡i mis pobres huesos, inieiii'bvas uii alma Mi; sube ¡iil alto cielo 1'ara. alcanzar la inmarcesible palma! Ksta esperanza.... es cierto, lis al hombre de penas coiubaitido Lo que el seguro puerto Al que navega el imar cnihrtivecido. ¡Dichoso tú! ¡dichosa Tu aJma, hermana mía, t)nc dejando esía tierra trabajosa, Descansa en paz por un éteirno ,día ! ¡Uran satisfacción! Mas si se advierte 1.a dolorosa causa de tu uniente: Si se atiende á tus hijos (pequennulos: Si se ve á tus hermanas afligidos: Si á tu esposo, que manda hasta los cielos .Mil suspiros, mil a:yes, mil gemidos.... ;.Quién con estos ta« lúgubres despojos l'oidrá tener sin lagrimas los ojos"; To derramo uu torrente, euautlo el mundo Cubien.o de la .noc/he 'tenebrosa, En silencio profundo Tria imagen me insipfca pavorosa De aquel tremiendo 'día, El posirero del 'tiempo y las edades, En que dejaüido aquellas cavidades De la región umbría, Tú, yo, y todos seremos reanimados, Tuos para descanso y alegría, Y otros paira el abismo condenados. —278— ¡Oh! libróme, Señor,, tu brazo fuerte De IM e s p a n t o s a , ilu la eterna m u e r t e C u a n d o del ¡illo ek'lo estreiiioc'nla 1-a t'ábriea a d m i r a b l e , Y !¡t t e r r e s t r e niáqnïîia uuovida De tu unaüo al liuipuisii formidable, Kl inundo delincuente sea despojo I »o las a r d i e n t e s ylannas do tu enojo: KntdMci's, juez i't<'rin>, Xo q u i e r a s s e p u l t a r m e en el infierno. J.A HATO X X I . INMORTALIDAD. Ku csti.1 triste solitario llano, Dó violentas mi! aisallan las r e n d i j a s . No lia mucho que extendió sus verdes hojas, Y üalijiieó de llores el verano. Kste tronco esqueleto, euit q u e ufano E s t u v o el patrio s u d o , A b r i g a b a Uxs tiernos ¡pajarillas E n t r e frou.losa« r a m a s : El liquido a r r o y a d o , l'ur uii'iiiwuw .sembradas de tomillo«, l>e c.-ui'tiuwo,s d,i> pallidas rétamais, p u r u b i a s amapolas, De n.lbos j a z m i n e s y p u p ú r o a s vimlas, M a n c a m e n t e eo.rn'a Bafiainlo el fértil pra¡lo de alearía. B « i i « n u el aire en la espariosa e s t a u e i a l) e los lejano* fruto« y hus llores, iH^imrraiiuaba el b á l s a m o y ' í n i n a u c i a . ¡OiU tleihipo, y lo que v e n e e i r U i s rigores'. —279— M e g a d f l año ila estación nia.s c r u d a , Y m o s t r a n d o «1 invierno su« onojus, Todo el eamipo d e s n u d a A v i s t a tie. mis ojos, Que ya lloran a u s e n t e s L(»s pájairos, l a s flores y las fuentes. E n los Que miro ¡a¡y tirtsle! retratado« Lo« gustos d« .mi vida, P u r la m a n o del tiempo a r r e b a t a d o s . C u a n d o helada quedó mi oda 1 Honda. ¡Dulces momentos, a u n q u e ya pasados, A mi vida volved, como á esta selva l i a n de volver ilas c a n t a d o r a s aves, La« vivais fuentes, y las llores suaves, C u a n d o el verano delicioso v u e l v a ! ¡Mius a y ! ; votos ¡perdidos, Que el corazón arroja Al impulso m o r t a l de mi congoja! lluyéirouse los años más floiridos, Y la edad que no p a r a , Allá se lleva mis mejores d í a s . . . . A Diois, p a s a d a s breves alegrías, Qué ¿no volvéis siquier ta dulce « i r a ? . . . . Á r i d a s tierras, nuis que yo diclioisa.s, No así vosotras, que os enviando el cielo Auuaies .primaveras deliciosas, Se corona con mirtos y con vosas L a nueva j u v e n t u d de vuestro suelo. Pero ;.qué rayo ¡ay Dios! á mi aluna enciende.' ¡Ali! luz consoladora, Que del «ollio estrellado s e d e s p r e n d e . . Mas allá de Ja vida fatigada —28o Sí, de la vida -iivuol que tenjí'o ahora, (.'liando sea reainimada Ksfti porción de lienra oi'wuii/ada, Kuloiices. pi;¡r iijllujtis cok'stiali"-s, Kn los ea nipos t i e r n o s Floi-eeeran mis s u s t o s imnoiialt's Seguiros de los rígidos iuvkninos. ltATO XXII. L A M K M O Ií I A . Xu nie alonue.uleis ;a.v! no uno a I ominen les, Cruel tneinuoiria mía, I'<mlóiul(jipiL' p r t v e n k ' s TIMIIOS sucesos ï n s ï e s quo creía I*i'' 1n olurno volumen ya h o r r a d o s . l'-n vano os fatigáis, ojos ^anisados. . . . Kn e*ie mismo i n s l a u l e ¡la uuoinoria, Cwal isi c o r n e r a un wU> <1P repente M fiiiiosto tciiitiii") île uni historia, liouuova i«i dolor. . . . Violentamente lT*so.iise los ipaíses máiS ¡diversos I'<»r 'donde .ine lian llevado ' j f | s hado« nias a il versos, .. . 3 j el efimu'lo de males que he p a s a d o líi'ííislro 'mil tristísimos despojos K.ii un .punto r e u n i d o s . . . . '.Qué nu> aiproveichan lúfruhreis gemidos'.' ¿•¿Hé d e r r a m a r >sus l á g r i m a s mis ojo:-:. ,; iit'o F.raiiei-ieo. lu-riiuiiio y w m p a ù c r o , A-mado Silvio, y tú, Glorila m í a : —28l — Si mi gemido volteo y i!a,slim<>ro Meg-ar no puoide ú la irojíiún umbría. ¡Ay muertos muy a.mables, Cuya« "souubras une son in,se,i>arable,s! Mu vano estoy llorando mobile y día: Y en •vnuo ¡ay iinusa-! tu favor ,nu' elisio Para que yo llorara mi tonmiMito; Mas aunque en la alma aristo Los miesmos mailes siento De que antes me quejaba. No olvidaré que art son de tu instrumento, Estos versos fatuta ba, Cuando en -mis "Hatos tristes" te invoeaba. A Dios, ¡olí musa aunada! Que ein el llanto lia voz queda anegada. Así me d e s i d i a De la tninsüi que entona la olojrfa: Y entonces la memoria El libro cierra de iini triisto historia. —2¿J— A LA MUERTE DE CLORI ELECÍA8 Rr,K<;iA mtrMRiiu. Acolora iln «•tirso, lincho innlu'f:i, Y cubro eau tu velo tenoibroso ï.ii osioena infausta do lan triste.día. íQuó iniinoirla ano on su carro luminoso Ml »«1 rompía ndeoiente Salfra ipor oil orient« Ainniibr:iii.iln lu lúlu'ej*a montuna? ¿Qué importa, si allá dentro on nil oab-afia Sobre la 1 ierra fría Tendida yaco l¡i ¡»ígnita imla? ;. Vos ¡bio es, nnwi-te ¡dura. Quo ¡nil iiiîtiuM mils ilukie me quitaras Ku 'la mojar hwhura '**' ta madre natura Posible <*s que ñ imi Glori míe llevaras? ¿A «M me la llevaste? ¿4 ßC te has Ido, Clorl, en edad -tan tierna? - 2 8 3 - l ' a n V e m o que ©sicuebo tu gemido, Que .int> resiponde y (lice, que ;'\ ila e t e r n a Hcglón obscura del Infausto ollviilo IKvícausa ;ay (Mori! en p z , y d e s d e el cielo Tu espíritu inmortal de 'luz circuido, Mi soledad ailivie y deaeousuolo, E L E G Í A II'. ;.Adonde, ('Inri una. te me fuiste? Todo este largo invierno t e lie 'busi'-aido l'or mil luganes q u e mos vieron j u n t o s . J^es pregunto á. ilos m o n t e s y á los vailles l'or (.Mori: y <sólo une responde el eco De mis lúgubres queja.s. ; ( ' u á n en vano Mi voz te tlaana, «i la inme.rU> imiiiia E n su casa te entró, y •ei<rró las p u e r t a s ! Aquellas p u e r t a s , de id ó nadie sale A r e s p i r a r al aire de la vida. Afila fueron contigo mis a m o r e s : Contigo se fué mi aluna: allá la tienes Prosa d e itu s e m b l a n t e ann /töeido. No la c a u t i v a n ya tus f.roiuza,s de oro, Xi la a>legran >e<«n .risa p l a c e n t e r a T u s labio« de'claveles c u e a m a d o s : Xi ya en t u s ojos el a m o r sus t e a s Enciende para daiiile un fuego dulce. M'odo onto ;a,y Clori! lo acabó la m u e r t e . C u a n d o llegó â tu lecho enfurecida. Cu ail liera b r a v a , q u e en la noclie oíwcura B a j ó -del imante y destrozó la oveja. •284— ¿Quo dios entóneos so me entró en e!-peolio, Y 1110 animó o«u fortaleza j;ran:ile P a r a .110 me e x c u s a r 011 t u s oficios'.' Yo niisimo. sí, icon estas propias manos. Que nulos ciñeron á tu «ion mil flores. Cierro t u s ojos y l u s ilabios j u n t o : L a v o tus pies con olorosas a s n a s : I/rt vostiilur.'i fúnebre 1o pólipo: Y tu ca.dávor tiendo on u n a e s t e r a . . . . Mas ,si p a r a e s t o entonces valor h u b e ; Hoy no lo toniío para recordarlo: Y emisuiiiido de mortal tristeza Me escora allá, mi (Muri, en el sepulcro. KMÍfíTA ITT. Dospuó* que de mis b r a z o s te a r r a n c a r o n Ministros lioros do la parca impía, Y en sus lóbregas c u e v a s to «cuitaron, ¡Ornólos m e m o r i a s ! ¡ay! desdo aquel illa K11 que todo« mis 1 »iones te llevaste Ooutijío íi sepultarlos, Olmri mía, ¿.Cómo iioilré decir m a l m e dejaste. Perdidos para siempre mis amores. Y ( l e n t i s d u r a s ipeua s cl c.mtfnHsle'í T>os años, sí. diw «igkis do idolovos " « « u t o ya do .llorar tu ausencia ottmia. Sin que aflojen su c u e r d a los rigoros. -28SUna noche me cubro .soiinipiternn, .Noche fatal, la noche .nrfts obsioura Muerto ya n!_rompíaiid<u'<U> in hv/. tierna. ¿Cou que ya para sirnmpre tu hermosura So acabó? Pues ¿qué p w d e bailor dejado \"orass el tiempo enila honda ftqpufllura? ¡Ay de tí! ; ay de mí, nue traspasad» Kl corazón de ¡ponas, te estoy viendo 'Horroroso esqueleto descarnado! 81 no os que aieaso ¡l tu scipullio.ro horrendo Ha.ia;ron otros muertos e-sipaaiiosos, Y con ello« te lüi.s Ido ooui'mi'diMido, Si no es quo tus fragmentos ya mohosos, Slu que formen su Undo, separado.« Estant» ya on osarios horrorosos. ¡'Pristes reliquias! ¡ay! ¡huesos ¡mmdos! ¿Quién os hubiera dado ulojamionln, Pondo iludieseis sor niojov tratados? Obra muy dlniui del merecimiento De mi virtuosa ('Inri, que iswía Do inoeenoia y de a'iuor un monumento. Ksta ¡nsietipeion rencilla le pondría: "A su Inocente Glori, Silvio a m a n t e " . . . . Pero si soy un pobre, dlorl mala: —28T^lîwibo, ituirts, lili minor, Ulli fo eonsliuito, Mi corrióme »le láfíririiii.H difusa. Mi voz eon quo to llainui ¡1 cula ¡lisiante. V onto jmslTer ol»seqiiio d<> ivii musa. KXIMSCIIAS. A CLOW EN BL S E I T U ' H O . ¿I'm- quo ¡Í inis roncos ayes X« vuelves a este iimimlo, Y In región no dejas Do .sombras y tk> tintos? Sill, ¡H.yl Olori. cuanto antes. I)o ese lugar obscur«; l'or tu ausencia 1110 cubro. Que de negra tristeKa ¿Xo uic oyos? ¡icufui on v«no Mi lengua ¡desanudo, Y grito, y enloquezco, Y en 'lagrimas mo inundo! •En vano; pues Jammerte Te ¡levó conuo on triunfo Be su j>esndo .cetro, Al liori'Mo sepulcro. AiHil to tie no: y icuamlo Desde laica 'te descubro. Cual por o¡pacos velos Ansioso lo procuro, -_>8 7 ~ ¡Oh si licuara!... entonces. . . I'ero yn me tijrttro (¿110 ViOllO, y q u e lir.-M |miU» Unjo ta I'U'UN». .Huiros, ; Q l l i > C O U S U C l o ! \'j> l'NtlHUOS* Cuino ou ipiiorto seguro, Libres deiliis tonuiuxuhiis Kn quo naufragan muchos. I Insta que viiiiio <JI ilia Ku i|in> del ciclo siïjiio J)c vivos y ,de muertos. Desciendo ci lîcy ¡nisiusid. A su vu/, iuiipciriosi Kl iloturjîo s a c u d o . . . . No llegn, y ;ya lo voo! No iiiibla, y ;ya lo escucho! F,sta es la fc do Oisto. f'loi'i, A ml .llanto turbio So siguo ol contento Lo« miníales más puros, Duermo, uii (Mari: duermo El sueño más i>roíumlo: Duerme y ou pan «IAKCIIM»«. Sin zozobra y sin susto: Mientras que ni cielo viiinas, Y cotí esU'wlto nudo De eairiidail. gozamos La suerte de Sos justos. —288— ELECxIA KN i.A MI I:I;TI. Del Lie. Don Francisco Verdad y Ramos. Ti-fuisi vi ums per lírnoim el ¡wiuaiiu.... et a.lduxistl 11 os ill refrifierium. "Psalm." I-XV. v. 1-. -•.Córnin os que á un tiempo ¡tos siniestros hados l>er.rihon só la tierra, fon asmnliro l>e la América sabia, una colima Que el -templo sustentó de nuestra gloria? ».Por qué da e,n el sepulcro el Varón grande )'V cuya antorcha de divinos fuese« ^a,s ciencias como estrellas relumbraron ¡Rn lo ailto >de la esfera mexicana V ¡Qué! ;.no dotienden las virtules almas T '¡i vl-ta inmaculada de los justos. (Cunudo liera lu 'muerte (los invade (CtMicsuidolos de males espantosos'.' «Ay anuido de mi alma', si en la casa •289— ,l)e ¡los muertos se oyein los gemidos ,lJe la santa amistad, mi voz te initiera, j.\Ii voz escucha, y á la víila torna: •Torna dul grave sueño que entoayueeo, (i'us iniumbros venerables; y este lloro ,iíesuene alli'i 011 Ja cama de (la tumba .Cual triste ofrenda ,de itu eterno amigo. Vo te v i e r a . . . . ;ay de mí! íuiuea .te viera pon la carga tie infundas [pesadumbres jilutídUo en la mansión de 'las iculimdos, Y gimiendo en el Jerbo de »dolores! ,; Antes cegara que el Ua'bert« visto I»o la justicia fuerte ajtt'isloiiainlo ¡Con cadenas de fierro lo« delitos, Castiga los desordenéis del mundo! ,; Purgatorio de infames! ¿Como ha sido Que á tí vaya la eándidia inocencia, VY que allá ,se confunda entre la negra Caterva de ilos crímenes más feos? Allá se la arrebata en su ini<petuosa CVirrieute la «ulunumia embravecida, (.'aillo río soberbio que «il mor corre, Y que se lleva lobos y fonderos. Ailllá fuiste arrojado, caro Amigo: Kse monstruo infernal que boy se desata, <¿ue forsíii la razón, y que se vale Del brazo de ¡his leyes i»re¡noteu.te. Ese monstruo te arrastra: tú lo sufres. Tú sufres sus violencia.s, y animado l'or tu misiino valor, el cúliz 'liebes (Jue te ofroee l¡i suerte inñs Ingrata. Kiitiüuces,,,. yo me aieufrilo: jinnvioiisc —2¿>0— Que una deida.d de lo alto descendía A unanlener inmoble tu oabeaa, Depósito de ilwes celestiales.. Tires vece« levantó la parea horreaida Su guadaña, temblando; y otras tantas El golpe suspendió. . . . Que á tanto obliga MI mérito ¡de los thomibres respetables. Hasta <iuo al tin un suefio, parecido Ail en quo posa el triste ieaminante, Después de una jornada trabajosa, Cierra tus ojos, y tu ¡niImito aea.ba ¿Cou que acaba tu vida'.'... ¿Y enmudece Aquella lengua quo en el ancho foro Defendió la verdad y sus derechos Con rayos ¡de elocuencia abrasadores? ¿Con que ya para siempre so cortaron Los raudales de dones que salían De tu iua.no benéfica en socorro De las virgo-nos, huérfanas y viudas? Finaste ¡ah! cierto. ¡Lamentable caso! La patria gemebunda te echa monos, Y la aunistaid sin término lloranido Con tu memoria se entra en el «epuilero. Mntre tanto nuil genio« del empíreo Sefl'iMMlenrnde tu aginia venturosa, Y en sus atas de lu/, resplandeciente Lia sulien al palacio ,de lo« cielos. ItaoflMMiila los ángeles y santos. 1 "cantándola el imano ido la gloria La ciñen su eorona do luneros. Knto hará en los trabajos mi consuelo. Mientras acá en la tierra suspirando —2gi— Por tu amnblti im-som-in. I¡i wponinZTi Me i»n»i>oiu> i'1 jtiiutii.rino :\U;\ leoiiti,«". Aliii JHMVS de nuiles est,'iremos. . . . ;.<,¡u¡rii lo ikulüV ;. l'asti urns \H>V bis Humus? i'u«s aliento en lu.« iienns, ¡«lana min. Que ol Si'fïor yii nos Hevu ni refrigerio. —292- ELEGÍA E N LA M U E R T E DKL II,MO. 811. DON F. ANTONIO DE SAN MIGUEL, OBISPO DE MICHOACAN Viae SU»u ¡ugeiit,.. Sacerdotes ejus geweu-les, Virgines ojus squalidae, Ol. ipsa oppressa »maiitmliue. lerem. Thron., eaj.j. lo. v, 4. i Cou que el príncipe Antonio es fallecido! ¡VaiUndolkl infausta! ¡ah! (pie tu »nolo, Cual si lüiuriera uu sol, SU lia obscurecido. Ya lo pubiiea, o! .1 fisti! desconsuelo, Que poa- calles y plazas su desnta, Enviando quejas al distamte cielo. I*a Iglesia como viuda se aparata, * !as festivas galas .deponiendo Kl negro adorno de sus toras ata: H«*de sus «ramdes torres iretnltiendo, ** « H K » s<m de voces funerattes *'• nJoltw que Ha í>stá desfalleciendo. Entretenimientos roétknit.—20 —293— El coro ido iiniuLstiMs clericales Va se iprepara con la voz doliente, <¿uu plañirá eu las honras sepulcrales. Tjloniiii las religiosa« tie.rnatinente, Manifestando «I IK'CIK) atravesado IM ilar-ilo, quo las Hiere inortalnionto. El cmifiiTSo de vírgenes wigrailo, ('nul sin ,pa.stor rebaño de corderas, La estancia aqueja il«l retiro amado. Minerva, eontoniiphuido sus lumbreras, Con luz. opaca, advierto destrozada La coluift esencial «lo dos esferas. De pobres ¡ali! poiiicióu abandonada A su tfriste orfandad y aunargo Aloro, ¿(v>uiéu dirá vuestra pena redoblada'.' ;I>ú está, 'Ciudad ilustre, aquel decoro (¿ue a.yoc brilla.ba; ;ayer!... Ku uu momento Cae de .tu freute la eorona île oro. La parea 'lo acertó golpe violento, Y como en triunfo de su mano impía La colora en uu ¿pravo monumento. Allá van la.s virtudes, y la fría LiK-a de duro .mármol ciweilando, llai'ciii eterna su itwuuuHn pía. —294— D e lo« tioiuiKis .lu g u a n l u u , que. ¡intentando Aniquilarla en su VI>IOB r a i ï e n i , lin vano irán sus ha.elias l e v a n t a n d o . (Jm> e u l o u o e s . • - m a s ;.quó imagen ¡plaeenitera St' me .present a acá M I la í i m t a s í a . l.'iiiil si en un teati-(i un vein se ««iri-oi'aï >Iui>re cl iivíiwi'po Antonio, y la alearía IttH/oiTo las iiiansio,uos il«l K/onUMito, IX» la in.iumal»le IHIK y eterno día. Muer« el euompo ¿qué inipiu'ln, si ai niouieuto Kl a.lnia de su ]»'») d e s r a i z a d a Se eleva «il estrellado linnaineiiluV lili alas de su IIHTMO llevada, WM'ÎI iiinumrtal do toVkw .sus nnlieOos, Sube <-unl viva illauiia ¡Hvlc.i-a.da. l^e .npjii-ns .nulles los o.pa,eus velos " e aiTullaii, y lo 'dejan rid Ínsita nie '•duros lus rundios de los alios eielos. Ahi'tMD^, ya las m i e r l a s de iliii.ni.une, feiitvaiKlo en el pala;<-io ¡de ila ti'lnna, * e !<" eine una esiula mluiiiliranh'. Corona la ipurezn su vietoria, * lu voz de | o s ¡-1ni,»viles difusa «lel.nu t a n aleare su memoria. *"« aiM^bat,, las yoees A uni m u s a . —295— ADVERTENCIA Dil use al jHïlulici) his ipoesíasdoeslaespeeie.cou tM allien ob.jeilo de no privar íl éste de Jas .bellezas poétk-ns que «».íitieiien, y ule ¡presentarle la culeecióu iiuás eoiiipleta -que ha sido posible. SI el autor existiera diría ciertamente cou Ovidio: ¡áiqua mois fiioirint. ul erunl. vMimsii libellis; Kx^usata suo temipore, leelor, liabe. OYID., Trist., lib. IV, olc-s. t"- •—296— PROCLAMA Y VATICINIO DE MINERVA En la exaltación de Femando VI I AL, TRONO" ¡,Qu¿ peusaríiui Um buenos y los malos de mi sileneiof ÜA I'M AS I, Cenlinrhi rnnlni frúncese», OCTAVAS I. K11 tanto que Minerva, oclobrando •°" tosió su entusiasmo y andiimionito l *\ exaltación al trono do Femiando, JK'i explendor íl la patria y luermicnlo: *fi que eu la baja tierra oslas mirando J f>das la.s ,eosa,s .desde tu auto asiento, '°*1> Aipalo! tú me .cuenta soberano '° '<lHe pasa on el suelo .mexicano. '•) Canto que obtuvo oil primor .premio de poefu ol Certainem que loolebró la Universidad Ue México ©n 20 de Octubre do 1809. Se le asigBar<xn "dos medallas de oro, y cuatro de <plat8. a —2y7— il. Asi ii.',-. voces: cuando de ¡í'tiiíMití» I'iiii-tk-wne que baja el dios propicio: Su felice, llegada el cn¡inpo siente: La r-a.baña abaiiidona su ejercicio; lM.ni rsu curso la sonora fuente; He aquí öl nümien por -raro Imnelieio: Gozan ¡oh «imites! su presencia jirafa, Y'ntended que sus cláusulas desata. III. Hay en México un templo fabricado He Tica y milagrosa, arquitecluni, A la rubia Minerva .consafrailo. Que de j>ilo,ria lo llena ¡y hemnosura ; Allí sobre su trono levantado Apárete la diosa de ihr/ pura Su frente oriui mío con »su« cieiiii/ias bellas. A «llanera de candidas estrellas. IV. Allí sobre su esfera portentosa.. Y cercada de gentes (|iie ilumina. Con toldo el aparato de una «liosa Proclamar ;'i Fernando determina: Baña pronta su cara de lumbrosa Purpura, y encendiendo su divina Palabra con que el mundo reverbera, A la AjuC'i'Sea babló de esta utaucra; —2Ç)8— V. '•Ru au candido «olio amanecía El nimiancii do luz, alma del icietlo, Iteimrtiendo a los swcs >su alegría, Su gozo puro, su vital consuelo: Cuando Infausta il a amcbo.... ;.<ntién diría Que tnn redoute el sol, con trisle velo Tina noche fatal isu luz cubriera? . ¿Su benéliea luzï ;,su luz primera? VI. ¡IuXanido mail', la tierra en ei >nunnento l'e monstn-uos se inundó, nie vomitaba Uebrania.ndo «1 abismo: .su Uwnento Geniebunida la patria redoblaba: I-íloró lia religión, y el iseintiiniento Al ¡pedio de los justos se lanzaba: I^as labias se rompieron ¡de las leyes, Y cayeron loa tronos y los reyes. Vil. AIM vaecs retembló la madre tierra. Y bañada e,n la «an»ra de. inocentes Víctimas al iciielnllo de la «tierra Quino tragarse las feroces «entes: Un mantón ule cadiiveres aterra Al resto de los aniseros vivientes: ¥ entre tantas tau bárbaras escenas La esdlavltud prepara sus cadenas. —299— vin. ¡Toatro espantoso! os cierto: yo lo vía fMunifilo oí joven Fernando, el sol lien«oso Do lu lí^paña (Mi su trono amanecía Mostrándonos su aspecto luminoso: ¡Tristes de nos! ¡ay! sí, ¿quién nos diría Uiitonces que el engaito ri.cruro.so, liU'váiiílosclo íi Francia, nos privara Dril 1 ionio jjosso do mirar su cara? IX. ¡Es vonlad ! y on los lucubres unomontos Quo nos ocultan los siniestras diados, í'iiíill ibaniladas ni« pujaros hambrientos Sobre eiiiiiipos de espigas coronados, Knmiiiíías ejércitos sangrientas I>e Uulroities cal fiwnia ile soldados Cayeron, cometiendo atrocidades Sobre indefensos pueblos y ciudades. X. Asómase la {fiienra, y vau cundiendo Sus-tronadores fuegos la campana: Sale la ímwrte del cañón 1 remendó, Y a. su estrago despierta el He6n de Espafia, Despierta, y -mientra A su rigor horrendo Responde estremecida la montaña, Corre & veniRat' ultrajes de su suelo, Y en su ayuda ,se ve propicio el cielo. —3°°—• XI. ; Propicio cl cielo! sí tic la alta cumbre Desciende ñ nuestras 'bé¡lica>s legiones Itel Dios do, los ejércitos la lumbre Que i H il nui a il los 1 asirianos leorn'zonos: AUil va la francesa jmKíliedunvbre K.n fugitivos rotos escuadrunes. , . . Dios estA con nosotros: nuestra sne¡r,te l'ende tan sólo de su brazo fuerte. XIT. A! a tuna,.«pues, ¡ah América! y aliento; Y antique el dulce Femando esté en Bayona ¿Lograra Napoleón el .loco intento De arrancar de sus sienas la corona? Animo, y fuerza, y ícelo, y aii'diimiento: ¡Viva Fernando! tráigalo Botana A su patria; ;n.li! ¡Fernando!... ¡viva, viva A pesar do la suerte mds esquiva! XIII. Asi Minerva al .proclamar <.-elosa Ail défraie!ndo príncipe Fernaíiudo, 1 luego, nuestra Aim&riea gloriosa 1 ue sus solemnes votos renovando : Entra en silencio lia celesíe diosa, »'«"simes, icuail de un aiwíío reeordaiudo, *_ ta-pulsoH tie su alegre fantasía, Muestra & la España en asta profecía: —3oi— XIV America felice, enjuga el llanto, Enjuga é\ llaiiito, que benigno el cielo J>oja correr all (teatro dul «»pauto, Movido á compasión, uu denso-velo: La anticua unadre te convida ni «auto ]-)emost\i'¡1iiw.lote limpio el caro alíelo De la iplaga infernal que le Inundara, Ï q.ue todos «us frutos 'devorara. XV. Ya no se oyen Oos truenos espantosos De Mavorte cruel, que al orb« aterra, Ya no se ven los eanupms horrorosos Cubiertos «ou estragos de ila guerra: O s ó la mortandad, y sus gloriosos Triunfos celebra la ospnftola tierra. Oegó Li pass canto la blanca aurora Del monarca planeta precursora. XVI. Allí vienen dos bravos capitanes, Y ocuipando sus plazas y enancóles, Tremolan los guerreros tafetanes, Y sus .sienes coronan de laureles: La patria galardona sus afanes, Y todas sus espadas y broqueles, Después ide tanta sin igual victoria, Se consagran ail genio de la ¡historia. —302— XVII. iSniUil, iiLuil'as «leil Duero y Manauatnrcs, Y ¡hnplad vuestra •cara ila-grlmosn, Que el tieumiMi ya so fin" de lus ptwares, Y lia Hcgnrto la edad más 'venturosa ; Vive Pertnritido: vivo, y nuestros lares Logran ya su (presenda milagrosa: Vivo Feriiiuiilo.... si, ij«e en nuestras cumbres CotïiieuKiui ya A brillar sus sauras lumhn«, XYI1I. Kl sus-piraidn su! de tias lvspsifuirf A-sonut. pur ¡los ¡iMon l'irineos: Saltüiii de JJOKO solva« y «iranianas Quo tienmi au m Ira rio sus iwt't'os: (.'(«iiiiiuí'iv^iise á «H visita las «nbañas l'or dó vl«ue e] aimoi' y los deseos Ile ia patria, que ú, Dios se lo pidiera Co.11 lnv^'os votos <le .pleulml sinwei'a, XIX. Alf-gran&e líos pueblos y eiiulmU's, ï al modo (]tio lias (pftjariis r-rm tores, f'unmlo vuelve ;i las mustia« solert-ades ï>«leitoso el abi'il con .nueva« Hures, Todos eelolirum sus felicid-a-das •'t--o.u cauto universal sus mw'arbu'os: U^paîia se transporta, y su contente Hlûohe de gritos la región del viento, —3o3— XX. Abre Maninil sus puertas, y va entrando lin -i>il «im'o triunfal ûe lia Y tetaría A sus altos alcázares Fernando Acompañado de la hispana gloria: Su iti'ono lo recibe, eoronando Su ilustre sien su vida ¡meritoria: Risueñas sus virtudes le rodoa.it, Y en-cotejarle todos se recrean. XXI. ¡Bh! ya i» su grata solieraïun ta fluencia Se •cubrieron los campos de hennosura Huye de nuestras casas la indigencia, Y sus gremios ya vio lia agricultura: Colocando & la Igual correspondencia Kntre el noble Interés y la fe pur;t l.'niíi su proipia bse,nibada,il.i tierra En lazo <le aquistad con la Inglaterra. xxir. T>a inocencia ya tuvo en sus estrados I »nice arogkln de su aauor ¡paterno, Y los negro« delitos arrojados Por su celo bajaron sil infierno. i Oh tti de los <pa»la<-ios estirolilartos 8ol>era.no Señor, ¡monarca eterno! Ampara con tu brazo .poderoso A un ¡príncipe tan dulce y amoroso. —304— x x i ir. Dijo Mitien'n: y on ei misino instante Toma su vois la fania vo«.-iiig,lera Y por «»1 uii-olio mundo revolante La iprevisión auiiaicia verhindern. La turba île ¡os sabios eincu'iistante, Oual si después de un éxtasi volviera. 3111 voces ii'apitió: viva Forndiwlo Bl tetro de la Ks;paña gobernando. XXIV. Al punto «e otye concertado un Coro Que hi misma Minerva lia convocado: Brillan los ipremios de niedaHas de oro Con la alma efigie dal monarca tunado; l>ause A, los vates (lue en cantar sonoro Las gloria« de Fernando han celebrado, Y etilos Ha ponen sobre «War ya hocilio lie afectos puros en su aiolile pecho. XXV. Mientras Afpulo estas i-osaa une contaba La. brillaidora corte parecía Quo eon vivos colores me dejaba Su imagen ö u l u i (i,vil fantasía: I j a Kleidad de las ciencias nie mirabel, Y can risueño labio mi« decía: Canta, tierno zagal, canta en mil coro: Mfls no me daba un ictotteo sonoro, —395— XXVI. Toil«) di?¡ui|i>ntw*: y yo agitado I»c uu jíran placer, cu mi etliiipestre suplo, ]>« la cC'leVu'o .México apartiidQ, Sa.lto ni o H'OÄO, ¡y ¡¿rito ilr c-ousuolo: ";Viva Fernando,!" canto alborozado, "El rey de ilas lEspniïas!" Y íl .mi aullólo Kespomlieroii festivas las montaña«: "Viva Fernando el voy 'di» las Knonflas." -—3°6— SONETO COMPUESTO EN SAN ANTONIO DE TULA E S i:.\As r r N c i o N i - : * I.H'K H I Z O F ^ T A V I L L A T'Oi: FEKNAN'IMJ VII, KN Kl- ANU 1>K 1N08. ViVB l»I lU'lllL'ipt' HUL'Sll'l) '"!). FtTlUSLldo," V luui'r-a "N.'ipitloán:" ;i.sí decía I - a F i J l i l i l V U l d l l g l l T Ü <M r'illliHlO (I ÍM, tjuy ii] nuevo Siilitn.lHk>r ilt:l volilllllo. 1-a.s villus todas iiior do va ti>;ksu.udo iV'l&lii'imla fuu (.vîntes de altMíi"«*. I'twiio auuaiidu A JJI iiUpana. monarquîu ï>« <luo su Dio« ttobre ell« i«sl:A velando. •,lt*){ot;[j«st! Tu In, y ni linimento S*e- U.U'íí-i'iiu sus desiertos y mioiitafiiis Kapei'imilu un ftdiss Bicacciüileütd; Todo «s goxt) en MUS i'ústk-üís caUiiîins, 'lleyitkMitlo ni uill voces «le contento: Viva Fm-immlo cl rey de la* Kspafisis. —307— LA GLORIA DEL SR. D. CARLOS IV, REY DE ESPAÑA i KU .MAX Olí 'IÜXDKCASI LA 150. (¿»od [irevur evmiict. SimtqirîFilaiiioiauiilur.iliiiii. Nain I»IMIBUI>tauti prospera sigua iliwti. OVJD., de rmil., 111), a';, clcg. 1î ¿Cou que al iprínclpo iCt'irlos desagrada ICI "tormento" cruel Y ora forzoso, l'orque uo sólo es rey do hm vasallos, Sino aimigo, y también padro du todos. Viva, pues, su clcuienelu: y «1 instante Aplicando su brazo poderoso Arrójelo del seuo <to la imtria t.Jue no eou.slenk' detestableis ¡monstruo«. (1) Compuso el autor este romance en eî año de 1807 con el motivo de iluÜKTse referido en un artículo de nuestros diarios el dt sagrado uue cansaba ú Carlos 1\', true se procurase la ipives tigación de un crimen ,por medio del torméntrt.—K. —308— Arrójelo: y un rmyo ilc «u diestra Lo aviente lejos del a u g u s t o trono, 1'el trono (jiin roilcnu las virtudes Más ha,la:,riieña.s y de afable rostro. Kus-que otro a s i l o . . . . itero nui ú>seo, . , , '•fui*', . . . ¿se realiza eu lo que .vin» mis «jos'J Alzad, Ksipafias, vuestra 'blanca i r o n i e , W d cómo sale ya de entre nosotros. De entre nosotros el '•tormento" sale Cou t i t u b e a n t e l»ic, con cieño t o r b o : A su aspecto Uns reinos y provincias .'J'ieuiililan del uno al c o n t r a p u e s t o polo. ]>e inl'auiiia sale, y do rubor cubierto, Kxe de la crueldad ¡ufando a b o r t o : Kl "ionneuito" fatal, que el inconfeso Nitfriú gimiendo en formidable potro. l*a nuche lo .leoiiipañn íiemebunda, ''ti noche de su origen tenebroso, •-'orouada île esipecfms. que s e ñ a l a n Absurdos de los luiiiipois m á s ignotos. f-'arjiado de i n s t r u m e n t o s iuferna.les, * ^«îtuîitti île .¡í'oiiiO'S satiS'uiliosos, A los Aliólos se lanza, quo. allá tiene Ku <q m>,.(l ••i'ictón" su j»r¡in p a t r o n o . (1) U) Kn el artículo de. que hace mención .la.no*;t anterior se cuenta el horrible t o r m e n t o iludo t'(>1' un tal " l ' i c t o n " á una Jovoneita de edad • ' '•"'«> años, en una isla pci'lcmvU'iite û los lnKloses.--J.;. KiHreteuluileiito» ruétlco». SI —309— A este tiempo el <iiiiu>riy IM j u s t i f i a U l i ÓWUlu SI.' .piltftUl íHllijítOtMI, La 'liiuuaiiilihicl sus lá^rinia enjuga, Y l¡iL tuición «o libra tie un oprobio. ¡Olí, viva «ii<wiiim< la ipiwUid de ('¿irlifc', Kel tierno il.'ai'los, y en festivos modo« Cantémosle Uliiuio* quo reipitaii ¡frutos I)i; la futura e d a d siglos r e m o t o s : . . . . ;..Sueño. . . . ó es cierto q u e vendrá algún P e htü circuido y sobre uubes de oro HtiKc.il¡Mulo <>n las jíeu't.cs v e n i d e r a s Los recuerdos m a s dulces y jjloi'iiv+osï ;.() es ilusión de. alegre f a n t a s í a La bella ninfa que con blandos tonos Se prepara á c a n t a r la m i l clemencia, Deshaciéndose cu llijirinias do ÍÍOWJ',' La ninfa, os cierto, que ¡1 !o lejos viene K.n el carro d e l ! lempo 'presuroso: Ya su citara templa, y los murtales La ¡miran y la cscueliíiai con ¡asunvbro. "Carlos".-, .. no liay duda, s o n o r i z a can La « l a t i t u d al príncipe .niadoso, "Carlos proscribe del '•tormento" duro " L a ley severa q u e a d o p t a b a el Uoilo." •iCárlos". . . repite la esipañoia. fama. ron.k»ui'lo «1 lai bin su elu,vín »nuin'o. —3io— "Carlas proscribe del "tonivctito" duro "La h\v iSit'A'ora qiw .;<doii»tiiib¡i i\l <Jtnlo.-' "Ciarlos".,.. ívsíiiunde redoblado id eco Sotiüiulo ui'ütn» IMH- (d orí«4 todo, •'('«.ríos jifoicrilH' del "loniioiilo" iluri» "l<a lf.v »n'cra ijin' adoidaba el titulo." l.Ha fíhii'ias dt-.l iniiuiirca »e Hil'iimU'ii Cumio la luz del cHtlo stdit\> <d JÍU>1>O, Y el iHuitbiv dulce del aunado Crudos Hiuclie did inundo i-I ámbito :I<IHIII\U'OSO. —311— ELOGIO A D . L U I S SANCHEZ ROMANCE MNiI>BC.V8II„ABO. Entre tanto que «irt« ihasta «1 emintroo. Como de «aero fuego humo oloroso, El canto dulce del divino Síinehez, De las -musas se alegra el suave i-oro: Toca los himnos »leí favor maria no, Que suseltnii un son mas delicioso Que el que mueven las blandíi.s arboledas Cuando bote sus alas el favonio. Alégrate, Quei-ótaru. JHIOS 1 H*IK>S Un ¡hijo que cantando más sonoro Que el resto de tus «libios .habitant«*«. A pesai- de la onv.idîn, es nuls que todos. Mas no pretenda« alabar á Sánclioz; Ponqué A inels que no estima los elogios, Necesario seril pulsar su lira Que puede comiipetir con la do Apolo. —312— R \JH GHRfi PEf^SOflAJE IIOM AX< *E KXI >MOA,S I LA RO. Parva quiiletn fateov ¡pro nuiguls .muñera reddl, Cum pro confessa verba salute damns. OVÜH0. ;.IIa¡blaró, ó callaré?..., Díetanif», Apolo, Kl feble idioma (le los Iristos versos. AsJ en In trente 'de oro el verde ramo l>e esquiva Dafne so eternice fresco. ¿Mnw ü qué vienen dudas? ¿y á quí> Invoco l'VibtjIosu deidad de gentil pueblo? Lejos de mi fantásticos exordios, Que el llanto con ficción repugna luego. ¿.Con rjuc por fin, Señor, pasáis â Kspaiio, Y aipnvtjils vuestros ojos de este suelo, ''onde los pechos todos sou aliares Quo el amor os erijíe J" el respeto'; '.Va no gustáis, Señor, del sacrificio '»ebido A la virtud eon tine los cielo*. Haciéndoos singular entre los hombro», Os producen gigante entre pigmeos? —3i,v~ ;,<¡uO diremos aquellos q u o ¿vi influjo líciiifími y ellea/. ili' vutwtro fíi'i'i" Konwis (rrtiitunw t a n b e n o l i d a d a s C o m o - l a s ]>IJItit;is qut- cultiva el d u e ñ o ? ?.Quó d i r e m o s ? . . . . Anuí l:is sensaciones De un ¡"miaño e n t r e tollos el m á s tierno, Atropellun In p u e r t a de lo« labios, Cual si peleasen por salir p r i m e r o . Sí, Señor: c u a n d o veo vuestra p a r t i d a , Cuando <;u rciniolois países os couteiuplo. Cumulo ya v u e s t r o ¡ u t x i l i o . . . . no hallo voces Caipaees ,(U' oxipresar nil sentimiento. El terrible eseuadr6n de las düs^raeias Pareoe n u e nie cerca, y q u e estoy v i e n d o La í'oiuuidablc paren que amenii/.a. E n triste situación unis días postreros. 'Mas ¿ q u é vil no» temores me c o n t u n d e n ? ;,Yo iprorruiupo e n delirios, cumulo t e n g o Ku 1:1 luriîîi exíiH'rkMH'iii do i'avoivs De dulce ju'otecclóii t a n t o a r g u m e n t o ? No, Señor: a m i q u e en medio ¡»riiuiW íiuivss, Vos seréi« comió el sol, q u e desde ol cielo, No olmtivute mue se opone el terreo globo, Ha.ce v e r i»n ,1» luna «us reflojos Y pues la insiituat-ión del c u a r t o Carlos OB llama ya para su real consejo', —3 r4Idos, Señor; m,a.s ¡tutos c u e a r g a d m e Al digno sucesor del «nulo v u e s t r o : .Lo mismo iw pido p a r a con el sabio KU1 i :iÍlimîiiî,ntI-;K]in1, poiiijno co.i¡te<miph>, Sí, Señor, que me quedo ya sin .pad»*; Vuestro favor no ha sido p a r a menos. I>c h u m a n i d a d á oficios t a n e x t r a ñ o s Ks fuerza que l e n g á i s condigno premio, Ha« all« de do vumos q u e r e l u m b r a l'il fogoso escuadrón de astros etéreos. Otra vex el dolor me sobrecoge. , . . ïdos, Señor, seguro en que los tiempos, A u n q u e Uipeslados se .hallan de •enemigo«. Ho^petarán sin duda el valor vuestro. Olí si t o m a r pudiera lo* colores.V nu r e t r a l o f o r m a r el nuis eompleto 1*0 las heroicidades q u e os grangas-ron J'ítlllos, cruces, encomiendac». p u e s t o s ; l'ero vos no c u s í a i s de los elogios, IVipqiK» haciendo lugar á lo modesto. " ' ) v u e s t r o .inicio sun las nlnliajiüii« ''•mini las hojas q u e a r r e b a t a el viento. l>e reponte nie a s a l t a n lo« tumores, ' ^ v u e l t a la región del s e n t i m i e n t o : A l>en¡is en h) tierra es conlempla.ba, C u a a ü o y a sobre el m a r os estoy' viendo. •vs— Mas ;,qué importa. s\ ol cielo on vueslra vida Se Interesa, (Señor? Ya nada Iwmi: Noptuuo mirtino uinaiidanl â his olas. Que paso ni) os impidan ¡por su reino: Kolo calmará con su imperiosa V07. los enojos do encontrados vientos, Y el bramido do horrendas teiniiostados No l urbar« vuositro ¡Uiinio »ereno. rareeonne mic (»cucho de Trilolios, Y do afables sirenas los acentos, (¿no halaga mío vuestro oído, «H terminan K.n modln« consonancias pianos ecos, T*a nave entonces, como acaudalada Con un tesoro de tan grande precio, Se engolfa inás que ol Argo enriquecida Hasta poneros salvo en feliz puerto, Asf lo pide el insís dichoso osclavo, A quien marcó do gratitud ol sello, Levantando llanta el cielo, coimo os justo, Entre el amargo llanto, humilde ruego. —316— EL NIÑO AGRACIADO JtOMAXOK KX1WAKILAKO. Verso« quiero Melito, y yo deseo f "oilljïîiit-t'l1 sil« íunrtivs: y por til lito, I->i> formaré un retrato primoroso I-*ol agraciado niño que Idolatro. Mira ¡oh Melito'. qué a«radable hechizo SP presenta íí tu vista, y ewiln ufano f <m las ripientos Acres *¡ue So ciñen '•rfi* nuevo primaveras ilc sus años. Mira su cuerpo, todo compartido fon grata protporción á su taniaño, "wnl sauce pequeñuelo que se cría A Ins orillas del arroyo claro. ^Mirn su rostro cual jibrll risueño. <-iial »hiedras sus ojos azulados, Ï cual tempranas rasas sus mejillas, cual clavetes sus purpúreos labios. .V7— ;.Xo te riiha (4 carillo? ipues ahora ('o'Uitomjtíii do mi Adonis los encantos. Y admira, cual discurren sus potencias, Al moil« qiM1 en el cielo v.'iii los ¡i si ros. Admira su iiiBiniu'in, ;inió" felice! Su euloiiid milieu to ailtniírtilo ;cuán :llto! ;Su voluntad'..... ;sus juegos inocentes Que de su Ucnio liedlo eslíi exhalando! I'cro aguanta. i¡ue el niño está pidiendo Con iuslaiR'Iu ii.l pincel, la mejor m.auo. Y asi se le dareimos con adornos Que lijtiWin inestimable .su retrato. ;, No lo ves con su libro divertido, Sin triscar eti montón, con los muchachos? ,'Xo lo ves en la gran cahwafta. Y aritmética custn adelatthulo? ¿Xo lo ves eufln sumiso íl .sus inn.yo.ivs, Y ¡1 la virtuosa Olori, cuyo amparo •ToiitAs le faifa, <1P.«ÍU> Í[1IP la »merlo I> dejó hnorfimito en suelo extraño? ;Xo lo ves á su Dios qué reverente, (¡miniando sus preceptos sohera.tms, Y para dar o! lleno á sus deberes. No lo ves en el templo sacrosanto? i.Ya lo ha.« visto. Metilo? pues haz cumula Que te viste al espejo ;ay! teute canto: —3T8— No le SHcciiii ¡«.y no! lo i\w ft XnrcWo, Quo lion*) rio sí propio cuniinovnilo. Toilo á IHos lo dehemos: tintín es nuestro, Asf escrito lo venios iior Santiago. (1) Huunlléinionos ipues, Motilo mío, Y alabemos ft Dios por dones tantos, (1) Oimie flatum optimum, et o.iune ilomini perfootum tltwiirsnin, et rlescmulens s\ pairo lunitnmu. iS. JACOB., Kpist. en tili, eaip. 1. v. 17. —319— CARTA À UN AMIGO nOMAXOE KNIiKOASlliARO. Ananas ol contento daba tresnas Kn que enilN'bidn l;i aima se recreaba I .oyendo do tu carta los reuniónos. Cumulo Invino âne i m « ¡i contestarla. IViro no im do ser, dichoso amigo, Quo entonces ¡n¡y de nif! te conlt^taní: Porque aunque puse mwlios oportunos Todo« fueron ni flu empresa« vanas. No suspendan tu juicio admiraciones, Si digo que iinil cosa« y muy raras Al emi»eiio gustoso de escribirte De mi pluma los vuelos estorbaban: Que nues s*» bailaba ¡a¡y lúgubres ínmunrias! En <?1 golfo de amor entre olas tantas. Mi ipohre corazón <>r¡i juguete Cual 'triste navecilla entre las aguas. —320— Con que ocasión pacífica y tranquila Para cumplir cou cosa« rl« inLnortaucia ¡Si emisivo como ahora, es porque el cielo ES niiii" serena y calina la borrasca. Eu esta lutelipeiicia, yu ivo cl «du Que disculpando, ainiigi), mi tui'ilniiKa, I'asaras -ií oscueliar lo que contiene 13« ta respuesta üe tu dulce carta. I>a recibí con gusto, como he dicho, l'orque tili ella me expresas la atunlauza Que hiciste tie "Fulana," á la clausura i>e esta siempre virtuosa casa santa, Kieu pudiera decir que fugitivo Saliste, nrocuraiiidü íierra salva, De la.s ruinas que ¡1 Troya predecían Las tramadoras Insaciable« llafiias. O mejor: qtu\ de uu ¡ms¡cl advertido huyendo, de Sutloma te apartaba«; Portäue llamar podemos propiamente So-aóma dp eslos tloiuipo« a "Fulana," i Qué bien hace;* en lili ir'de los peligros! Nos lo gritan la« |K'iwina.s sagradas: ^ e e]ioS w> librarán los que los huyen, Y en olios ilaríin fin los que lus aman. A-sí triunfa -Tose ile una lasciva; * en el tra.uee mayor de la bu falla. —32I— A trueque de salvar su casto ipecao, Hanta el abrigo pierdo de su capa. Mas advierte <iuc aquel que lio procura tin sus buenos propositas constancia, l'eiveerâ sin díala, vwrquu sólo AijiU'! que persevera e! vit-tor canta. •SLiïiK» pues, signe amigo, tus empresas, Y ni aun la vista vuelvas á "Fulana," Que sus deleites sou cuino la espuma Eu el mar, ó eu el viento la hojarasca. Annaíe tic imtler contra las vicios Ton los fuertes escudos <lc la gracia, Que vnta al fin premiará tus buenos lieeuos Con triunfante laurel, gloriosa palma. Y en tanto que.á los cielos te encaminas, Mira dt! qué te sirvo y qué me inundas, Pues skmipre te será •muy tíel amigo Fray Manuel Navarrete, quien bleu te alna. —322— OCTAVAS AL M. R. P. F.JOSE MARIACARRANZA FUANIMM'AN«! Uli 1.A !'KOViN(U !>lï MlOHlIAI.ÀN. I. Ilija terrible del obscuro avonio, Minist™ do la >parca enfurecida, ltowtH'ta la virtud y amor .paterno Itol fivnn ('arninna <-ti su ¡HT^OIKI y vliln: ¡OU diestra .poderosa del eterno, K«a furia sujeta embravecida Asi el 1 W K (i ,1e. un hijo y al instante Abre cl cielo sus puerta« du diamanto. II. Cömo alba hermosa dü eaudor bañada wja sí, del empíreo, & tod<a priesa. "-a -piGda.il del cierno, y azorada 1J¡< enfermedad dejó la rica presa: '"1 alearía lilia.l alborozada. Xo cabiendo en el aluna, así se expresa: i Oh, vi V 0 ,,] Krnn du-i-n.n/.ii ! que ¡promete Su ímiparu al pobrocillo Navaiwto. R -323- A LA HOSPITALIDAD EN KL DIA DEL MUY REV. PADRE FRAY JOAQUIN VALDERAS ruiuK i)i:i.< oNYi.NTI i m-: s. u AN tJüiaun ii.\ LA cu DAD Di:.s. uns rui'osi. OCTAVAS. I. Anoche, ¿i tiempo que tu alegre Uta Empezaba su curso presuroso, Cargöseme eu la débil fantasía Un ensueño, %auLMrue grave, misterioso: El esqueleto de la parca impía, El esqueleto triste y horroroso ])e la paren vi anoche ¡ay Dios! tan f e o . . . Que otra ve/, rae parece que le veo. II. Tu vida acecha, que velando estaba Sobre el alivio de la entérina gent»: Ya templa el arco, y do la horrenda ¡tljaf-f* Un dardo saca ipresrmwimente: —324— Iba ya á disparar, cuamio asomaba Como alba iwrniDsa i>or el rubio oriento, La ¡ihu.'L hospitalidad, qui! desde el i-íelo Baja .1 la (¡erra eon airoso vuelo. III. • Cual nombra hermosa j>or la noche obscura I^a descarnada reina de la vida Huye, y la diosa il la celeste altura liu sus brillantes alas fué subida: Voy fl, cuu(¿ir entonces lu ventura; filando con «nave acento repetida, t'ua ve» des'i>erlúme que decía ; Viva Joaquín, que es gloria de esto día. Entroteuliuientos, Poéticos-Jí -3-'5- HÏMNO A MINERVA Kubia Minerva, que del sumo Olimpo Al bajo suelo descendiendo ufana, litt uoohe ahuyentas ¡la horrorosa nociho I>e la Ignorancia! Hoy nuls que eu otros venturosos días Te viera el «¡undo, enano enguirnaldada Do ciencias puras, que la fonnia hubieron De estrellas claras. Te viera, cuando con el cetro regio. Que el orí« culto de las letras manda, Hiciste seña ..« juntar consejo De ilustres ¡limas. tt) Uno que se lii'mó en nuestro diario "Castro Duvepi," dio en él á luz una ¡producción. que después resultó ser abolía; por lo que *e K' eucarjïo al i'. Xíiivarrete que compusiese este Himno, dando gracias á Minerva por el descubrimiento de este ladrón literario.—K. —326— Luego llegaron los .varones doctos, E instruidos todos «11 la grave causa De Castro ¡oh dioses! de las aUas musas L,adrón de fama: Unen sus votos la seutecia intimas, Abri eu do «1 labio de ardorosa llama: ¡Oastro i>ereee!.... retemblad horrenda, Turba plagiaría. Y ¡olí tú la misma luminosa dea! Minerva, antorcha de la nuuva Arcadia, Benigna acepta nuestro litigioso Hlmuo de gracias. —327— AL ILMO. SEÑOE OBISPO i>ELKi:kVO IftISt) III, l.KOS DOCTOR DON PRIMO FELICIANO MARIN, Cuando estuvo tm su visita en la villa de S. Antonio de Tula. Etico ist« veiiit »aliens i« moiitibus, trau sillons' colles. CANT., (.'. II, v. S. ODA SAFICO-Al)ON LOA. Ven, padre ilustro, ipríucltpe snjivail», r o r osos «umitas do la martw* si«T.'i, Qtw* se Icvautau eon soberbias cumbres Hasta las cielos. Ven y & tu vis tu saltarán do JÍOZO Mis corderinos, une eon voz doIUmle LifiiHiiiu ansiosos al pastor benigno, Ta» suspirado, -328liijo así Tula: sm collados altos Su voz vfipiteu; y t;l pastor entonces, De sus ovejas escuehando cl eco, Llega Volando. V.oíaiído an-tuas île su animr pa torno, HIT nuestros hires entra acompañado T>e !a eloiuencia, y otras mil virtudes, Qu« le lia ceil corto. Alíunl, montaña«, îa escalpada freut«. Ved como sale do entre esi>esos Iiosqnes, fJiinl por nublados el radiante Fol»), Dando sus luces. Ka lud, decidlo, Feliciano grande, Mil veces grande; y «1 cayado ! Lustre ]>e nuevos reinos, en tu mano saina Slmn^re nos rija. —329— JOSÉ ESPARZA ODA SAFICO-ADONICA. ¿Qn£ Dios oculto, niño prodigioso, Suave lo inspira tau graciosos metros? iQnO Dios benigno cariñoso inflama Tu numen tierno? ¡Al»! cuando pulsas con airosa mano Para imi elogio tu dorarlo plectro, El mismo Apolo, mira como baja De su alto asiento. Cual tropa alada (te canoros cisnes, Mira ya bajan con glorioso empeño La* bellas musas como arrebatadas Do tu almo fuego. ¡Ali! ya te ciüen con sus blaudtis majios Tus sienes. doctas de laurel eterno: Ya templa« todos de su orquesta dulce Los instrumentos. —330— Yo eautUiho.... aa cierto, citarais simantes, Quo iK?rnni>aüa(l¡is do himnos phu-cnioros, Salvt! tjí dicon, ni fío el ¡mils n'ra cítiso De mií>fil,l'(>íi 1 UM upes. Suive, ¡y líis lucos di1 HI saliio padre T(> nlumibnjii sk'iiuipi'o eumo Ins do I'olm, <Jno se proiptuisiin en lumbreras tullías, fíatao J(MI PKJMJOS. Nalvn ai*í cji.nln.il, cuando rojiciitiiii) l'une ¡i los labios \"\ .inionibro un d<>do Y oiinblenia propio, cuino muda osla tua, Soy ûW silencio. -331~ Al, I,IL'ÍÍNCIA1H) DON JUAN WENCESLAO BARQUERA ODA. Cuando el Militar oI¡i En que «aluda ¡1 ki alma primavera, Kl níiiiiiei) il« Harqiwra, Trti'Kln.dAsO'ine acá on la fatil.asía Una visión que sólo l'udlom celebrar p.l ¡¿muilu Apolo. Vf, quo la ninfa borinosa, Movida. <le su estilo soberano, Corriendo i)Oi' ol llano, A Barquera SB acerca, y cariñosa Cifle la docta fronte Con »11 interna guirnalda llorock>nte, Y que IUOÍÍ« 1° poiMí Con amor ea »u falda, respirando tjn aliento si mas blando De nardo, ele Jazmín, y de anemone, —333— ijiu- lv i-DiicilÎji g r a t o Kiii'ñd« l't'lici'S de tíi 11 ilnli-o rain. Mientras i|tn l ¡iiacunlei'o í.'im U'iincw Knplns c] ¡favonio .lindo; Volando p o r t i prado, líct'l"*SC<llKl S11H Sífilis 1ÍS1>11.)«U"0 : INirqnfi Ji'SÍ lo onleiialiíi IJÍI r e i n a íl« liis íloniK qui? ¡lili « d a b a : Y quo algunos poetas. Quo liiiinliión su (»inpefiaban. a l a b a n d o , Y sil« saludes dando. E n cfiucioims Kuíivts* y iViseretaw, A la illown del prado, Mlivitinii la (KTisión t o n desagrado. Y al catur, ijim .mi m u s a Ku 'humilde HMiijjunje mi! ilwín: l'orque yo In i*>ilía ' i n n t e m p l a r a uni put ire <M>riui]imsn, "AOÍ'VCÜIIO fl B a r i p u ' r n , " Cuando cuntes la liennoisa. p r i m a v e r a . —333— TRADUCCIÓN LIBRE DE UNOS DÍSTICOS HECHOS A LA CONDESA DE SUZE Por M. Fieubet ó por el P. Bouliours, ( 1) "Quae dea sublimi veliltur per inania eurrn? "An Juiiü? Au Palla«? A» Venus ipsa venü "SI genus inspieias, Juno, «i seriipta Minerva. "Si speet.es ocultos, Mater ajnoris erit," ¿Que diosa llena la reglón vacía Eu su cai'i'o «ranüIosoV ;.Ks Juno acá so? ¿Es Palas par ventura? ¿ó la aliña Venus: I*a misma Vénus que iine ai-roba tanto? Sogftn su descendencia es la alta. .Tuno; Y Minerva, según sus libros sa>bk>s; Pero según sus o j o s . . . . es, no hay duda, La madre tierna de Cupido blando. (1) Diccionar. de los Ilomb, Grand. —334— SONETO Celebrando el templo de los RR. PP. Carmelita» de Celaya Fabricado par el célebre Tresguerras. Queriendo !u romana aixiuitectura Osteutar «u Colnya su grandeza. Por "Tresgiterras" levanta « m flnupza t*n templo de liinífriíficji estructura. La majestad, 'la ¡gracia, y la hermosura, Unenae il un tiempo con igual .prestesia, I'flréclendo e! total de aquella pieza Un imilnsi'o üe\ arte y la .natura. Lo v« la faina, y con SUÍÍ boon« ciento Alaba del artista primoroso lia rica erud.lel6n. y el gran talento: Y ti monstruo de -la envidia snngutnoflo. BxbB.Uindo pestífero su aliento, Huye velos a! tártaro espantoso. —335- SONETO EN KLOOIO DKL EXAMEN QUE TUVIERON EN SILAO LO« DLSOITULOS l i E ' l í l'EDRO ANTONIO LIKIiNANDEZ, MAESTRO DE PRIMERAS JJOTRAS EN AQUEL LT U i AR. "Eecc futums populus." (il'tttilS OSeUClUi» ÍHH lWltHjteS ítorOS Respiran vu «il «legre lüaauía Al influjo del sol, quo les euvía La. luz tie mis benignos resphuidores. Con motivos no -menos Kuyeriotvs La tlonm juventud, nue Hernández erín, De ciencia y tie virtud on este día Exhalan anil suavísimos olores. ;(>h sabio el preceptor, que ha demostrado Jíti tantos niños de su docta escuela Lo 'que puede el estudio y el cuidado! ¡Venturoso Silao! torre, vuela, Ciñe su fronte de laurel sagrado, T en tu futuro ipneido le consuela. —336— CUARTETAS DE UN NIÑO A SU PRECEPTOR F i n i t e tinaoslTo, y a que us fiumsa Ii'iistirisüi.i' tu cumpleaños, Hújitimi tlee.ii' ipi-inw't'o l'jtt i | l l l i s l p l ï t l ) (Ml <*Ktt' (.'[ISO. Dias pcnUme i*i qui™ imjuwo Que !HU'H1I*)( fouilo ijasííii'iiiiKts (.Jon vorso an i«sl¡is l'uiK-ium's TAIS pnbrocstus íníielliK'-lios. 'Ciiimi si l'iuH'it lo -misino Hitroi - un VÍ'VSÜ no nnilo, Quo a m l a r l:i "CiisquiliiniO'-lii, O .lutfftï ipl'pisltiuîtos. A lu VtH'llillI, qui' no ipiulo OîtiisariiOi* limyor «ililit'U». l'iM'qut» i1 s ilw.ii- quo moitih'Jiius l i n l<» lopins del I ' t ^ a s o . , ., —337— ¡Ay Jesús! que soy limy chico Para su¡bir á caballo; Y i>ava auf son mil leguas lias que Jiay de aqui basta el Parnaso. A mus île que. sou las inusas, Según señor Garcllazo, Vaya un falso testimonio. Que ä bien que es Oía de tu santo, Unas niñas melindrosas. Que no es que les nacen caso A Jos tontos, como yo, Sino como tú, ü los sabios. En esta suposición. Perdona al verso prosaico, Y sólo atiende al deseo I)e que viva« muchos año<?. —338— SÁTIRAS Contra poetastros maldicientes "CitijH serrare iioícrit critico talo tiiinpure faninnil JOAX KlUEYKC. ¿QU'K'LI iKXli'ii, ai fti il<ii"vasna Hoy l,i nuis l'uei'I.L1 c«.u¡sm'n, Ooiitíurvaí" la lUmia. puní Do su lustro, liunoi' y t'iun:i? •339— ADVERTENCIAS DEL AUTOR i. No obstante e-star reprobado por el buen S'uslo cl uso île equívocos eu todo género de poesías los uso on la síUíni por iparecermo que, eon 1" moderación debida, «ou •muy ¡il intento, «egún el carácter burlesco que ésta debe sostener. II. El monigote satirizado, no va alquila ix'rsona. eclesiástica: os como el .sacristán de mi lien"), que aunque le vemos eon su roquete es tan clérigo como los Santones de Turquía. —340— VEJAMEN Al descubrimiento de cuatro poetastros Ya que sin máscara OS veo, Y sin la menor disculpa, 1'agando vos vuestra culpa, Cumpliré yo mil deseo: Y aunque poeta no me creo, NI de pintor tengo nuda, Es fuerza que de pasada, Logrando de la ocasión; Tero eon sucio carbön, Os tire una pincelada. Mojar quiso alucinado De HeUcoua en law espumas UTI "cagatinta" sus plumas, Aunque escribiente "pelado;" ' Pero ya ha visto el letrado, Cuando las aguas penetra, Que su audacia, sólo Impetra Un humor que nial le pinta, l'orque un pobre "cagatinta" No hace eu el l'aruaso "letra." Enti'otoniiiiiuütosPoéticos.-23 —341— Como tiene en calzar "pies" Noticias nada confusas, Los piesjje las sacras musas Mide "nioneiuí'" hiuy cortes: Le aconsejo, que después De reflexionar un .i-ato. Advierta con iníls recato, Que el i>le de un verso »a mido De otro imodo del que pide La tosca llorína de uu zapato. Oyendo decir: Parnaso, Un "monigote" se inquieta, Que aunque no cauta poeta, Pero relincha pegaso: Bien es lé contenga el paso El que le cantan saitusUí; Que se desmide el zoquete Del habito clerical, Que á todos parece mal Un pegaso con bouete. Un cojo en fin, con empeño, Dijo coplas que en-tonada,s, Pidiendo estaban prestadas Las rouleras ft su dueño: Malo fué su desempeño; Y asi en el presente caso, Considerando el atraso Que le causaron los "pies," —342— Infiero sin duda es "El que rodó del Parnaso." (1) Ya con esto se acabó De lus cuatro el aparato, V la esnada ¡garabato S lu duda se les volvió: Y aunque (picado fui j o Eu su platillo mal hecho, De estar ya muy satisfecho Usté retorno es señal, Quo aunque uo les haga mal, No les puede hacer provecho. ti) Glosa iloj primer verso de la décima con Que cm'umirou los poetastros su libelo, y í la que piuäiei'uij por mal nombre "Auapronta."—4.. —343— MOTIVO DE LA SIGUIENTE SÁTIRA Uua ensaladilla, que produjo la ociosidad de algunos "pseu do-poetas," como se Infiere del contesto de las décimas que anteceden, ocasionó que todos lo« días salieran al iteatro del público diferente« paipeles infamatorios. Esto victo llegó A tomar tal incremento, que á instancias de algunos buenos amigos pretendía la exterminación total de esta canalla: cou este motivo hice las siguientes Octavas, que al cabo no fueron bastantes á conseguir el fin, porque: 'Terversi difficile corriguntur.".—A. —344— AZOTE DE PEGASOS POR UN PAJE DE LAS MUSAS Y COCHERO DE APOLO SÁTIRA CONTRA 1'oETAKTKllS MAUJIÇIKNTES BICDICADA AI. TRIIHÎNM, Uli Al'STRIA. I. ¡iMchoso, alegre, ntumorable tifa Que no verá juinas su triste ocaso! ^'lígame Apolo, ¡y como la poesía florece eu las alturas de! 1'arnaso! No es ftste tiempo, no, como solüi. Manilo hubo uuero musas y un pegaso, 1 nes-lioy 011 .horizontes muy inirenos, Los pogasos son más, las IUIIÍJÍIS menos. II. ^las no torios están, segfin ivflejo, ^ n lo« Ionios dispuestos ¡l la "silla:" A1 Sunos hay que quieren ''aparejo; - ' el "carretón;" cuáles la "trlSia," —345— l'odías ;ol) grande Apolo! íi mi manejo Algunos .señalar de la cuadrilla: A«! de esquiva Dafne cierna mente I.osv ramos ciñan tu dorado frente. III. Ya ves quo para un "Hiplo" fuertes* lazos \ o tenso, ni Mtbi'é llevar las riendas, Y que. siendo muy débiles mis brazos Digno no soy do tnJes eucotmiendas: lia« ningunos serán los embarazos, Y* mis arbitrios minchas, cou que «tiendas A que si haeerane un Hércules no excusas, líestnuraitíui su crédito las musas. IV. No dudo tu favor, y pues propicio IJR ucencia me das, ya tomo el palo, I>estinatido uno tí otro fi mi servicio. Aquél ó éste, aunque, salga bueiw 6 malo: De ecuestre domador el ejercicio Desde luego yo propio me señalo; Mas si en tal elección dicen que yerro, Que se borren á coces e.ste fierro. V. Por allft entre el tropel de la manada. Con cencerro al pescue//o, el guión se encubra Fuerza serít que le eche una lazada Sin tumbar el gregiSeseo que !e cubre: -34& Vou^a acá el roeimiuite, A quien de mula Kiwen los bríos de poeta que descubra; Pues relinchando Hlemprc detracciones, Sftlo o» la "paja" dit sus mordlseones. VI. ¿No eres tú de la turba maldiciente, Capitán coceador, cuadrupedante? ¿No ere« el uiordedor míis insolente, Y del ajeno honor can vigilante? ¿Cómo, siendo caballo, ailit. eu tu oriente To uve volviste yerro en un Instante'.' Metaiimn-fosis tal, que tú la expongo De caba.llo y de i>erro haró un diptongo. VII. Encintado, ¡mordaz, antagonista, Yo cortaré tu pluma volantona Que sin ¡pasar de sucia borronlsta, Alborota las aguas de Hellcona. ;No se cftmo hay paciencia que resista En Apolo una pluma revoltona! ¡Y que no hay i-lsor que le despache c o n que allí no bay zurrapas de luiisaeh«! VIII Mas si del mismo Apolo la «nriel a ^le manda ¡hacer lo que mejor me guste, Desde ahora, condenando la malicia Öel eatuslasta idiota, le echo ua "fuste:" —347^ Y in«»« quiere el rigor de la justicia Castigar de su IM>OM In uto «iiuhustc, Sin .que haya aipeiaoiou, sera muy bueno Que en lo quo voy diciendo masque un '-freno.' IX. Entre tanto, oh ipegnso revoltoso, Humilla la solwvbia de tus «la«. ¿ Por qué de Helicon subes furioso Las cumbres, y en SU corro te acorra las V El mundo ya te «hifla, que auuque brioso Itodando dö'la cima te resbalas, Sin 'haberle »ervido A tus alone* Tanta copia de "¡plumas" y "enfiónos." X. Tii eres el que discurre entorpecido Con razón, 4 tu ver, imuy poderosa, Torciendo íi, cualquier cosa su sentido, No» descubres una alma prodigio»:) : De lo irónico, tú solo has sabido Realidades sacar: ¡oh qué grau cosa! ;.Y asi dirán que Aqtieo uo sabe nada, Con virtiendo la olla en una almohada V XI. Tu eres el que en las aulas difamadas De lugares sacaste los más bellos; Consecuencias del todo uo esperadas, Como suelen decir, de los cabellos. - 3 4 8- d m razón de tu lógica est.¡wupaila¡* Se L'-ejïisti'iiu las lucos en aquellos HítSKos île tu "cañón" execratc-rio, Que hoy vuela u eu un .parto infamatorio. xir. Eres hiibll, HO lin y il tula: y ¡mes que lo evos, Todos los qu« lo sepan que te alaben. Que serán il ml ver, miidia« mujeres. Porque hombres, nocos son lu* que lo saben: Mas, eneontrados vnii- los ipnreceres, Pues alcen, que las letras que. eu tí cnl*>n Son tan malas que, ;i<L flu si las iienetras, tiarabatos verás míis bien que letras. xin. Eres ¡pero ¿qué no eres? buste, baste; l'ônqne si un cuerno tíí te definiste, En aquella inia.ruca que jugaste, l'^ieraa será que seas cualquiera chiste: A. tus contrarias piedras endonaste, ^ Por blanco â sus tiros te .pusiste '•Vaya, â que todo el euevuí) »o ¡machuca 81 seguimos jugando a Ja mamen? XIV. •l*e los lomo« nie a.peo de esle salvaje, * *Q lus. de otro me subo al primer th'i>: »oto alante, que solo por el traje —349— Uu en bal lo te juago, si te miro; Pero si mils observo tu pelaje Cuando cerca te veo, yegua te admiro: Con lo que ambiguo e.1 género te tacho. Pues ni bien eres hembra, ni bien macho. XV. No sé por qué motivo, ul sé en qué arte. Convenga ó uo conive.iijïit, este Andrógino Se mete de "clarín" en cualquier1 parte, Echando "cartabones" con tirar« tino: Coloqnese entre Vénus y entre Marte Kl que confusamente yo delirio: Quizá porque lo observo de dos ases, Las "medida«" trocando por compases. XVI. No es mincho que no encuentre su contrario El "Aspe," si comió él nada se vicia: Al prójimo ya muerde estrafalario. Ya en la fama se ceba <su 'malicia: I>ebiera conocerse el .perdulario, Para no derramar taina hnmnidieia, Y saber, cuando ni asno no lo aduno, Que en cuanto asno es mayor que otro ninguno. XVII. Baja ya, Menalipe, las oreja«, Cajonera que fuiste en algún día. —350l'usadas de tus crine« ins madejas. No suenes mils tu l osea ohiriiufn; Mas tti orquesta entro roñen» comadrejas Quo no deje de armar su algarabía. Plies casada con Colo, eslfis lau lucha. Quo tu estilo on soplar os cosa mucha. XVIII. Si en el mlisieo e&trueiulo, ya tu .pfcto Mientra« mas acalora menos medra; I>lme ¿por quo no matas tu apetito Desordenado á hablar, contra una piedra? Kndonarte un "atari's" solicito. Que sj bien te fatiga, de Saavedra. Xo te oivldes, sedienta Menalipe, Procurando tragarte la aganlpe. XIX. A esta yegua la júíiuima le pongo Con 'perendengues mil, que ya en ti caso r>e un "Alce" que fl su fierro me dispongo, Observo el natural contrario paso: I^esde luego alcanzarlo nie propongo: Ya corro detrás de 61; ya le eolio el laxo; Ma» aquí »e me vino ü la .memoria I*na »i no lo es, parece historia. XX. San Pedro, cuamlo «lift se ve en la entrada *>* ao sé que lugar, se apea violento, —351— V Quitándose el manto, queda honrada La espalda de su rustico jumento: Ksta acción, íi mi ver, Interpretada, IÍO que quiere decir, pase por cuento, Que el «añilo predecía, que de su capa Rstiipido algún "Alce" liaría gualdrapa. XXI. Corremos el paréntesis, que puedo, Si pretendo aplicar el cuentee! Uo Al "Alee" de que trato, no le quede Ni e! contingente honor de. borriquillo: El su?*so i'i'rece de adrede Se invento para cierto juguetillo, Y sea tiro, empujón, ö ya cabriola. Hizo de "Alee" y de burro carambola. XXTT, En efecto, fue así; mas ya «o quiero, Aunque es calcllador bien, conocido, Ni de mnrea darle el noble fierro. Ni de burro ni de "Alce" el apellido: Solo sí le suplico, que del clero Ya no vuelva il ramper otro vestido, Que no lo Insulte mil«, siga en su trole, l'ues solo os aprenda de "monigote". XXIII. En la nube de polvo que levanta El motín descompuesto, ún juilóu busca La defensa deJ lazo que le espanta, —352— Ï del fierro el calor que ¡e cnaiuiisca: Mi astucia lo conoce, «e adelanta, Y como el "NeHo" TÍ! no ge le ofusca, Aunque mañoso mita y mfts cocea, Sin trabajó lo coge, y lo manea. XXIV. Este es el que la fcran lllosofía Tardípedo siguió cuya flojera Haciéndole la earga, cada día I»el principio 10 cansa en la «irrera: Con el peso el bucéfalo se espía, Y sin llegar al tin, se sale fuera. Arguyendo que es grande desatino, liue los "cojos" se pongan en camino. XXV. liste es el uní s apuesto caballero. Quo íi tratar con las damas se ha entrejíAdo, Mas sa entienden las "ilaiiiías" ti el tablero, Que de las otras es nuiy desapreciado: Lances equivocando el majadero, Muchas veces se sueña "coronado,"' Y sin pasar de "poön." jugando terco, Xo lia parado el caballo basta ser "puerco.'" XXVI. Kste ea eu fin, olí Apolo, aquel .deformo desquebrajado,. simple y toutouaao, —353— No obstante que Burdégano biforme Lo acredita su error ft cada paso. Este es aquel X)oetista, aquel enorme Infamador de la honra del Parnaso: Y supuesto que lauto es un borrico, Ponle esto por "bozal" en el hocico. XXVII. A manadas se ven los Hipocampos Ensuciando las fuentes cristalinas: Los Oireomlenses llenan ya los campos, Alzando polvorientas chamusquinas: Necesarios serían muchos Mela nipos Para nombrar las razas caballinas, Que queriendo pacer en el .Parnaso, No se les puede ya atajar el paso. XXVIII. Yo presumo que Hipone amodorrada En los brazas descansa de Morfeo; Y por este motivo desbocada La turba, del Parnaso hace un í/iceo. ¡Pero que Tajarripe, tal manada, Airado, no sumerja en el Ijeteo! ¡Ni les salga al encuentro uu Hipoctono. Que ä las musas defienda de su encono'. XXIX. ¡Qué es esto, Apolo! ¿tu deidad no extraña Lo« insultos, los imales, los arrojos, —354— Cuando el coro infeliz eu tu montana Fué u lira ja rio delante Je tus ojos? , I )«• agrupa do. trujpel. ¡maldad tamaña! Ya, lau liwiiKiiviiü nueve soil despojos, Í.OÓUUJ miras ;ou Apolo! lui li-eivza, Kin romrperles lu lira eu lu vabvv.n '•' XXX. Debocados, mordaces, ¡usoicntes, De las vestales vírgenes devoran líos cundidos a ruamos que duiieui.es, IX-I divino douc*l venganza Imploran. Los santos himeneos son á sus diento» Miserables destrozos: todos lloran A ios sangrientos Jilos de *«« lengua«, 1X>] merecido iionor las triste» menguas. XXXI. Pero no solo allü se precipitan: Ultrajando cruelmente los contemplo Altares, ;qué terror y pasmo excitan! V que son el pavor del .sacro templo, No «é cftuio ios cielos no se irritan Oont.ru este de loa gálico» ejemplo. Y enojados Jos dioses soberanos, Truncan sus lengua,* y sus viles ma:u<»s. xxxir. i Oh tú, que del Olimpo en la alta cumbre! Fones tu pedestal iluminado! —355— Acuérdate de aquella pesadumbre Con que Albion de ¡peñascos fué abrumado. Abrase de estos zAuganos tu lumbre Los .libelos que se lian desparramado: Y descárgale«, Jove soberano, Los poderosos rayos do tu mano. XXXIII. i Posible es que á. Quorétaro suceda E) estrago de Abdera en estos días! ¡Y que después, llorarse de ella .pueda El fin de sus dichosas alegrías! M (m, Aipolo, que triste ya se queda, S6I0 eon las poltrona« compaïïfas, Como Abdera, si tfl no te antepones, Apestado de ranas y ratones. XXXIV. Haga aquí que tu poder y grande celo Lo que en los campos Áticos hacía, Destruyendo la plaga de aquel suelo, Que en tortugas iliorrofes difundía. Si tu favor no niega este consuelo, Sin duda ganai-ás en cualquier día, Cuando ya tu castigo los asombre, Lu justa gratitud de mejor nombre. XXXV. Y Vosotros, oh jueces de la tierra. Que taltíUg de esto» grajos los insultos, —356— Contra ellos emprended sangrienta guerra, Sin usar d« bení'íicos indultos: Castidad la uiialieia, que se encierra Kn esto« lau satírico« tumultos: Descargad vuestro brazo, <iue ya ïârda, Contra os ta de poetillas zalagarda. XXXVI. Entonces, no frustrándose mi empeño Kn domar estas bestias íoHimlablcs. De la« musa« vero el rostro halagüeño, Escuchando sus cítaras afables; Entonces lia de ser mi desempeño I^as gracias repetir interminables, Y entonces cantaré sin ironía, "¡Dichoso, alegre, memorable día'" Entretenimientos Fo¿tlees.-a4 —357— Retrato del Dómine Suas EN TRES PINCELADAS La primera demuestra su estructura corporal. La »eguu-da su extravagante adorno. Y la tercera sus ridicula« geniales iiiclSuaciones. CARTA. Pues tue .pides la pintura Del "Suas" que grita la fama, AUS. va, querido Lelio, Con sus pelos y sus lanas. PIXC&LADA PIUMKItA. Es este salvaje, atiende, Mus "largo"' que su esperanza: Mas "Baco" que sus razonas, Y mils "seco" que sus parlas. Sobre "ipies" de arte mayor Su estructura se levanta, -35*A quien de puntales sirven Como de Ajara dos zancas. Quiëbrasele la "cintura" Con su qué sé yo d« dama, La "barriga" se le aleaba, Y anda en pos de las "espaldas." Los "pulmones" se le empinan, Los "brazos" se le desarma u, Y t-oii retóricos gestos Sus débiles "manos" cansa. De sus "hombros" hay camino A uua greñuda montaña; Viaje en que se necesita Echar no pocas jornadas. Tal es su eterno "pescuezo," En donde suben y bajan, No piojos, sino las que Llaman perlas de la fMírica. Es una extraña figura Desde la "frente" ft la "barba:" I'oír cada extremo ln "boca" Necesita mil puntadas. Las "narices" tiene en chita, Eu deliquio las "quijadas," En suspensión las "orejas" Los "ojos" ea atalaya, —359— Semi-círculo su "cuerpo" Con la grau "ttssia" ramal.i, Si ¡piedra por la durera, Por lo insulso calabassa. ÄQuiCn al Una copia Allá en su I>e uu todo ver partes tan bellns no traslada imaginativa de linda troza? PINCELADA SEGUNDA. . Mas pongámosle e! vestido Al señor don Papa-natas, Que no an "coniposltuni simplex" Se halla sólo en la gramática. Ea dos bretes de vaqueta De modo que su« pies aftauza. Que uo cabiendo los dedos Se asoman á sus ventanas. Dos "hebillas" por cerrojo» La estrecha (mansión msguimlnn. Que aunque Iguales no parecen, El quiere que sean cansadas. Síguense lue¡ío en las piernas Unas ".medias"-telarañas, Con mils carrera» que dicen Díi su aiiio en qua eau*paña, -36o— Ixw "t:a!zoiw*s," •iteíüoemTkMitna De una carpeta, »eñfltíin Que su dueño 'es penitente, O que de rodillas anda. Attuilos las "enuréteras," De tan distinta prosapia, (¿ue nadie las juzga iirimas, Por mua (jne Gl las nombra hermanas. Yo uu podré encarecerte l>el 'ante-pecho" la" sala, Molo el tjue un desabillé Transformo an una ".solapa." De su cuello uli trapo pende MAis puerco quo sus ¡palabras, Y del tiempo infus mordido, Que de su nombra "mascada." IJU "uhnpa" <niii es nn eorapeiidii. De torta «specie Je ilulaobas, Mils que uua mesa do truco Troneras lo antiguo saca. Embútese la cabeza TCu uua "montera" parda, Torre por mil flamboya a. Oastiüo por pieaas ta utas. Sabre esta sigue el "sombrero," Que «i lo vieras, peasaras —36i— Que había bufiuelos de pelo, O ciliiohaiTOnes de lana. Por último un "nmrcillé," O verdl-negra "frazada," Baja, es cierto, de lo» ¡hoir'tt'os, Pero eu Jas corras se canna. Nadie el arte descubrió >e componer esta capa, Que deseubre anas balcones Que la. más moderna casa. La "camisa" echarás menos, Y en verdad que ésta es la falla; Pero cuando ]>los la dé, Yo te prometo plegarla. Esta es la igala del cuerpo Según y cómo, pintada; Hesta solo que te pinte Todo el adorno de su alma. PINGET^DA TERlCEKA. Esta, cuyas luces fueron Por naturaleza escasas, No es más que lo que te diga La información qne yo te lta^a. Toma el uiüo con empeflo La tablilla abecedarian —3Û2— Y «lu saber el "modorro,*' A ¡mayor escuela pasa. Con el arte de Nebrlja Tan ain .provecho se abraza, Que si liega 5, los "menores," A los "añedíanos" no alcanza. Tras de la filosofía. Tira un «alto hasta las aulas, Y aquella aLina, aunque mds cursa, No puede salir de "bárbara." Esta es la «waa que encierra Su carrera literaria; Mas mira un maestro de todo, A quien fué aprendiz de nada. De Lego quiere salir Sin baber abierto A- "IJU'ra.g:a:" Por este y otro« motivos Se mamo unas "calábalos," Pide frías,-aunque esta fruta Tor no ser caliente empanza: Y aunque se chupa los dedos, No Je ba sabido la papa. Enflatado de esta suerte, Y perdida la esperanza, Halla alivio & sus congojas SM tintero en las zurrapas 3Û3— No obstante, su voto expone De modo que ya se pasa A erudito á Ja vlolea E! licenciado "petacas." No hay autor que ag se queje De sus continuas pedradas: A ésta quita: al otro pone: Y & todos los descalabra. Pero cuando unas se vicia, Es cuando á la« umsaa trata, Como «i fuera de Vénus lja de Júpiter prosapia, A diestro, pues, y & siniestro, Y como le de la gana, A pesar del misnuo Ai>olo Violenta si las nueve hei'nuni.is. Ya, aimigo, no me hace fuerza Que. e«te poet« musamifia Trove en tanta,« ocasiones: "El' novio y la desposada." Si tu en Lo vieras Cantando El tioctito las nupciales fiestas con su guitarra el "sol cupitivo;" k> juzgaras. Si no es ya que al ver el hueso Que le tiraban ¡por gala, —364— '•El perro de todas bodas" Con propiedad lo llamaras. La "cátedra" del cortejo Desde luego allí lavan ta: Y cata ique Don Tortugo Se vuelve Adonis de miaren. Viejido lo .mal que le pintan Las ínfulas «itedrâik-as Procura ihacerse con chiste Kl bufón entre las damas. ¿No lias visto û tío Ballesteros, Cuntido entona con miil gracias: "Y toma la .hueva, Elena, Envuelta, en mocos y bufoasï" No de otra suerte su iliistriön Con igual estilo agrada, Porque hay cosas que divierten Cotnio buenas, siendo malas. Eu toda« estas funciones T.a poesía siembre a s a l t a , De la cual algunos trozos Te escribiré eu otra carta. Todo es bulla dts doblones Sin lineer caudal ile plata, Como ruido de oropeles El matachín sin sonaja. __ 3 6 5 — lin túmulos mi« est« poeta, El calor natural gasta, No (píense que pide treguas: A un tiempo c&uga y dispara. La risa me 'lia*e cosyuulas, Cuando contemplo esta maula Itaudo mil enhorabuenas Que se van enhoramala. Ya en elogios de algún maestro, O de otro alguno alabanzas: Ya en «nieto« de pies libres: O ya en décimas prosaicas. FatrÉceme nue lo eseueho Cuando emulo se declara De don Antonio .Ceniza, r o e t a digno de su fama. ¿Quien A sus ecos sonoros No suelta la carcajada, Cuando entre dientes escupe Un Terso en acción de gracias? Vaya, ique al tu lo vieras, Su« primores festejaras, Si no entonándole "vivas," •Sacudiéndole "palmadas." Pero nada de esto es cosa: En la sátira, eu la eattra -356Sí'yiie la mano m escupe E&te poeta (faramalla. "Lucillo" ,no le compite. "Persi" so va enhoramala, "Juvenal" no tale mi pito, Y "Owen" lo mismo que nada. A todoa tira atrevido, 81 bien A ninguno -alcanza, Porque, a la verd&d, no son Lo «llamo piedras que sfttiras De consiguiente, sue tiros Son de pedrero &in bala, Cuyo estrago finaliza, A donde el trueno se acaba: Aunque ft petsair de. su gusto, Y su Intención depravada, Pues disipara por destruir Las trincheras de la fama. Desde luego la .malicia Es la. que ei pecho inflama, Y alisada de la envidia lícvtenta maldades su alma. Sí tnejor Informe quieres Sobre aus negras infamias, Registra tantos libelos Que su nombre desparraman: Y supliendo otras mil cosas Ál retrato, que le faltan, Veril« del "Suas" que (leseas, "Cuerpo, vestidura y alma." A Dios, fliiuigo, & quien nwigo Que te Uhre del mal que anda ; Esto es, fiel "Suas:" advertido De que de él pocos se escapan. —3<5S— iDiEairasdrjLS DECIMA A 1LOUA Tu trato, Flora, te apoca; Pues de anclar de seca mi moca, Yn tu estatura está seca, Y tu alma tumo de lo«i. l'oute de vergüenza toen: No sean, Flora, tau bellaca, Que (loi vulgo la matraca Todo ol honor te trwbiK-a, Diciendo, que por tarn cuca Todo« te ven como "caca." DECIMA •*• CIERTA SKXOniTA UE XOMBIIE liO.SA, •1 Oit IX) QiUIi SE VHUA Vol vor quiere á »su osplemlor Oferta llosa, cuawlo laba IJÍI que otro tiempo fué aljaba De la« flechas del amor. Bien pudiera tal error Coa-regir, y con cordura —369— Aparter' la compostura, Parque es imposible cosa, Qu« ajada una vez la Kosa Vuelta a su antigua iheranosura. DECIMA A UN RETRATO Sí me parece« tau anal, Aunque fiel, retrato horrendo, Ya conocer no pretendo Tu monstruoso original: Y si el destino fatal Me mostrase tal visión, Quiero ¡huir de la ocasión. Porque imi aimor no se queje, Pidiendo A Dios no me deje Caer en la tentación. —37°— SONETO A UN POETASTRO Uno tras de otro huaro calentaba Cierta, gallina clueca noche y día, EsiiKTanilo sacar muy buena cría; Pero el huero A la ix»stre «e «uhueraba. Oneawando una nuiiga la exhortaba, Que abandonara el ihuero convenía, Que tt\ calor natural se le extinguía, Y lleve «1 (..ii'Wo el ipollo que sacaba. Aplica el cutnito, "Momo;" y advertido, ^ o ca.ltenk>s conceptos engañado lie tener buenos partos en., tn nido: Porque n tinque imás y nuls ihayas cloqueado. El t-'ftlor de la uui.*a *¡e lui ext'ngnldo, * HOTO el diablo el verso que lias sacado. —371— SONETO EN FAVOIl DE LA INOCULACIÓN" ;Ti'ii>!« inoculación! ¿quién \e dijera, Parto feliz dt; ingenio <fo.bi't:liui.ii;u>o, (411« habías de sw del «uelo americano 1.a fábula, el ludibrio, la friolera! Vuélvete allá- donde la vez primera To juzgaron remedio soberano, Franqueaindo tu favor al Africauo, Y enriqueciendo á tu nación entera. i í a s cutre tatúo »ales .perseguida I)« la barbarie, que probar pretende Tus acierto» de mágica homicida. La imano te daré, que de esto pende En el presente nial mi pobre vida, Y el houor que .te ussurina el que no entiende. —yj2— EPIGRAMAS i DEL AMOR Quo Cít prisión y luifonnedad, Dicen <kvl »mor: yo digo, Que no quiero, Fablo amigo, Ni salud, ni lil>ertail. II PELIGRO DEL AMOR l'ASADO DE TROXTO Si aniíisío ñ Snlifio, entiende, Filis, que el riesgo no pasa; Puos cíM-Ma que ha sido brasa, Con facH.iila.il .se- enciende. III AL VOLUNTARIO CAUTIVERIO PET AMOR Aunque par nal voluntad MI libertad cautivé, Entretenimientos Poéticos.—SS —373— Siempre llorando diré: ¡Ay amada libertad! IV A UN NINO Ma<lre o« la Filosofía De mayaros faicultades, Pues, "inclpe parre puer R¡«u cognosoo.ro raalrem." (1) V EN CELEBRIDAD DE TINOS DIAS DE PRONTO Que dejen de pareceres Las musas, que yo ft Dio» j»i lo Vivas con ¡gusto cree do Los años nue trt qnlslorus. VI AL MISMO ASUNTO DE PRONTO Si adegi^fl raos quiere amor Eu este glorioso día, (1) .Este verso latino a* tie "Vlrg." en Egl: 4. E. í» —374— Bebamos dulce licor, Porque ©1 profeta decía: "Vlüum laetiflcet cor." (2) VII A LOS OJOS D E CRISEA Cuando Cupido te vea, A posar de «us enojos Le dirás, dulee Crlsea, Que luego apagiw «u tea Y se va'ga de tas ojos. EL MISMO KN UN VRKSO BOLERO Luego que vio Cupido Tus bellos ojos, Arrojo contra el suelo Sus flechas de oro: Y dijo riendo: —Desde hoy serán mis armas Tus ojos bellos. VIIÍ A UN CENSO« Haec mala »un; sr>d tu meliora non facis. Martialis. Que mis versos son rezados Diees, "Momo," y a lo »6; (2) P«aüB. Olli, T. 15. -375— Y por esta causa, ¿quo. Ya los tuyos sou eu.utai.los? Motivos sou excusados ]>e In lengua estos rumoras, Porque, aunque mil« te acalores En conccptillos diversos, Malos se quedan mis versos, Sin que los tuyos mejores. FABULAS FABULA 1 MIS CENSORES En las obscuras noches Los ladradores perros Turbáronme el reposo De nii apacible techo. Con esto a los principios Causáronme desvelos, Hasta que con el curso Me Impuse de los tiempos. La costumbre de oírlo» Llegaba & tal extremo, —J76— Que ya no me dormía Si no ladina ban ellos. Lo misino tía de pasarme Con censores molestos: Si ellos roe desvelar*«; Ellos I M darán sueño. FABULA II EL MOSQUITO Un uiusqulHo Lmi>ertlnei]te Picar fl un zorro ijuerfa; Poro ósfre se defendía, Y lo .burlaba, altamente. Sin usai" voz difereute Se disfraza on el vestido: El zorro lo ha conocido, Y le dice con ultraje: *;.Quô importa mude* Je traje ÏSJ no (Ínulas de zumbido?' FABULA III EL ESTANQUE, EL AIUiOYO Y CKRfcS Cerca de un «rtsricine. Cenagal horrendo De «apos y ramas, Pútrido elemento, —377— Cuyas turbias aguas For ningún venero Salen iL dar ivlila A. los campos .muertos: Aleare un «oroyo Pasaba corrletndo, Por dar al sembrado Saludable riego. Cuando en voz ingrata De hediondos bostezo* Le dice el estanque: Ka, seor compañero, Suspenda su curso, Que es sobrado necio Quien con otro gasta Lo <jue le dio el cieio Céres que escuchaba El fatal consejo, "Júpiter permita," Exclamó diciendo: "Permita que te hagan "De avaros ejemplo, "Que con nadie gastan "Su inútil dinero," —378— FABULA IV LA ARANA, EL MOSCO Y LA C1HADA En un rincón obscuro Lu uialldosa araña De sus entrañas mismas Urdiendo está mil trampas. Después de la tarea Se retira íi BU escancia, Quai entre iMbellones Alguna doüa Urraca. Si no es que ya parezca Cual entre totas beata, O ermitaño en su cueva, O en su garita «1 guarda. Desde la claraboya, O tronera, 6 ventana, O ¡puerta, ú orificio De aquella telaraña, Atisba los mosquitos Que llagan íi su cusa. Y alia, quiön sabe córuo. El jugo es que les saca. Una ocasión, la 'historia Dizque paso en Tarílu tulas. —379Susurrante un mosquito Llegó á iHiilir posada: Como dama Je curto, lCntre mil caravana* lteeibió al señor mío La herniosa doña zaucas. Xo bien el suelo tuca, La i n-ad vertida planta Del inocente mosco, Cua.udo... aquí son las ansias . Al zumbido « acerca L'u moza, y levanta La escoba... mas se tiene Diciendo estas palabras: Fuerza, es que te perdone. Pues, ¿qué Uaeen i».s arañas? ¿Trampas? Bl mundo todo Incurre en esta falta. Cuando un A todos nos So queda siu Así quedó la mismo delito alcanza. castigo: (1) araña. (t) Multitud peecantiuim, peeeaudi Hcotiliau' subministra t. HIEKON. —380— FABULA V LAS DOS PAJARAS Kii una jaula estaban Dos pajaritas tiernas, Con achaque el utas dulce De la imturnileaap LA falta de consortes Onortuiwia lamentan: Entre tanto Cupido Subido la jaula vyla Travieso este itiiiclinelio Ya- se asoiuii .1 lus vejas, Y de ovo ya les tira Bus inflamadas floenas. Hubieron <3« casarse Las dos i>Aja.raí) bellas; Mas corrido Himeneo No *s que íi'Sisliíi íl Ja fiesta. Cierto ttaturnllíttfl. Admirado de verlas Cuando en un propio nido Las do« juntas se aeuestau. Les pregunta: avecillas, Decid, por vida vuestra, 'V. Quién puede luicer île ma (dio "Cuando las dos sois hembras?" —3Si— FABULA VT. LOS VIEJOS CASADOS. Una vteja de ochenta, Y un viejo d-e dem años, l'ara aumentar «1 mundo Sus bodas concertaron. Como dos armazones 1)«? fragmentos bullíamos Se presen Laron aquellos Novios apelillado« A las nupciales fiesta«, Oomo era de contado, VIlio el Dios Himeneo Cou su cirio en la imano. Vino la maniré Véiius, Sus toballa» pwuamndo, Y su hijo también vino Y sus arpones trajo. üercílronse del lecho, Cuauído ya se acostaron Aquéllos «ssqueletos En forma de casados. Y al verlo» tan endebles Tay viejos, taa calcados, •382— UDOS & otro« se miran Los dioses soberanee. Apartaron*« al punto Himeneo cabizbajo; Avergonaada Venus; Y Cupido llorando. El caso ea fabuloso; Mus si en verdad hablamos, ¿ Cuantos viejos y vieja« Habremos retratado? FABULA VII. KL DENGUE. Allá en tiempo eu que lo« dengues Eran 1« graaidejMi y jKMupa Y *sefl-InlutlMUíde lindos Entre 'muchas (Jamas bobas: Ena ley que a los fwuriuHgog Fuesen cou sus dengues Unía* Las que habían de. hacer papel, Porque era traje de moda. Entonce« una muchacha Muerta per amelar en bola, Vístese en dengue rotado, Y cítamela persona. -383Vase ft una fiesta, y asiento Yo ¡presumo que «lia toma: Y desde luego se mete Por lucir, ü bailadora. Ijevflulase la algazara; Pero ella gritaba: ¡ola! Malo ©stA mi dengue; pero ¿Quién me quita estar de moda? Currutacas, las que sois lie truco alto, y carambola, Y .hacéis á cortejos viejos, Por no tener otra cosa: Cuando suene su matraca El vulgo de nueva forma, Responded lo que a IIA dijo íja muchacha do la iMstorla. POESÍAS SAGRADAS Y MORALES -3«5- LA DIVINA PROVIDENCIA POEMA EUCARTSTrCO DIVIDIDO EN TRES CANTOS. INTRODUCCIÓN. Lejos, lejos il« mí, versos profanos, Y oon sagrada lira Cantemos al Señor que mos ¡usiñra mismitos soberanos; I*jo« de mí los versos que son vano?. Como aquel que despierta alborozado lleapuís de haber soñado lili quimeras preciosas, Pero que como sombra su alegría Despaireee, mirando que estas posas Fueron engaöos die su fantasía: Así |>¡enifw> el que estov: mi grají vacío Hallo en ei peoho mío, Después ús q'ie canté tantos amores De inocentes zagalas y pastores. HA.« ya que la verdad con. presto vuelo 1*3 • la. mansión lumbrosa Baja, y disipa como luz del cielo ¡La apariencia engaûosa •""'•"• " t O v J - " " " Que tuvieron por fútiles mi» versos, Otros camina« seguiré diversos. Y edeva.re mis toaos entre tanto Que alabo la Divi.ua Providencia I'kel níimea sacrosanto. ¡Oh si pudiese hacer una ipUiím-a De su amor y clemencia! Kn lotices i a poesía Empleara como debe su bra-inns ara, v íiajido en estos Qsuittks draciaa debidas por favores tantos, Jíiis sienes oefiirfa Oon na laurel eterno Que no Jo maitíhitará el cruel InTisrno. ¡Qu, abrásame mi Dio*! dnaic tn aliento. Que no t.iejue la pobre mi usa mía PÍITO. tanto argumento, NI diseui-í«, ni grafía, raí ornamento. ¡Dh sí todo lo ¡hubiese de tu ruano! Dame, Señor, tu aliento .soberano, Y mi fligradocimiento, y mis ¡amores, Saliendo del letargo mils profundo, £¡ant¡a,rán tus favores, Y extenderán tu .nombré era todo el .mundo, CANTO PRIMBBO. Ouaado con alas de inmortal deseo Vuela hacia todos lados, ~.387Hubo y bajo los cielos elevados, Y tantos »ciies veo liln su orden respectavo colocados: Como la luz rae guía Del alma religion, nunca pudiera Preguntarte« dudosa el alma mía, ¿Cual es el uílroen. ¡misericordioso Que desde su a.!la esfera Cuida de tantos seros »morosos'? Alza, mortal, los ojos, ve y admira Los cuidados de Dies siempre volando iSobre toda la grau naturaleza: Mira los bienes, los regalos mira Qu« estÄ siempre manando Da. fueiute jwetnnia,! ¡de KUK tonuss.i«: Todo anuncia carillas y finezas Del padre universal, del Dios de aiüores, Que al mirar nuestra débil existencia Nos colma de favores: Todo anuncia su aimable .providencia. Ríe el alba on los cielos, avisando Que viene el claro día, Y luego asoma el sol resplandeciente, A cuyo fuego blando Restaura su alegría Y su vital calor todo viviente. Sólo Dios pudo sen' tan providente: Su infatigable empello Aun en lo ¡mus pequeño Se muestra cuidadoso: -3«8l'orque ¿quiéa. si uo el Todopoderoso Dice A las aves, al dejar sus nidos, Que vuelen en bandadas A los au dios y fértiles ejidos, I*ara, volvör cargadas A socorrer sus .míseras hijuelos, Que al padre de los cielos Ku flébiles piadadas Le pitleu el <mrston>toY Sólo lHos pudo hacer este portento. 1 if.ro aun á mils Si1 ex Hen de su cuidado, Viendo por lo que está mils retirado: Porque ¿(julón si no 101 mismo pule y v'ste Ku el valle .mils -hondo y apartado, l>e ta.ti l>ello color, al lirio triste? Solo 1DS0.S, el Señor de cuauto existe: Y su mano aibora Haee que sa¡lga ]>or el alto cielo IA\ rmilnin-te 'aurora, Pa.ra alegrar la habitación del suelo; Jlespués baril ñ la noche que descienda Nohre nuestra morada Y del sueño t.rn<ii<niilIo nemnipañada. Hará lwinlgno que sus alas tienda. Kntonofts, cuando el cielo Pnreoe recogerse, y que Un bajado Ija tierra, y que >se cubre con el velo Que la noche de estrellas ba corrido . . . . p ero el Señor mo duerme . . cuando el mundo D* lóbregas tinieblas rodeado, Entretenimientos Poético».—36 -389Descansa eu 11:11 silencio tan profundo Cual si lo hubiese Dios dado al olvido, Quiéiu «i iiLo Dio« enmoiiccis. ii.l ñutido Del formidable leöu une «n In espesum Estremece los montos levantados-, ¿Quién si no Dios »11« manos extendiera l'ai'ii saciar el hambre de una flora Quo sal« entonces de su cueva obscuro? Ta.les son dol Eterno los cuidados: Al flu as su criatura, lilla, cual todas, su favor espera. Pirns ¡sfïlo Dias pudiera Maiiitener providente cuantas cosas Salieron de sus manos poderosas. SI, Señor, sólo Trt: desde el brillante Alcíizar de diamante Que élevante «1 el alto firmianiento, Sobre todos las seres vigilante, Y poniendo en seguro movimiento Los orbes celestiales, Sí, Señar, desde allft, según el modo Que aipenos se trasluce íl los m©••tules, Todo lo miras, y Jo arreglas tmlo. ¡Todo sí, pues no fu-era eonaigtiUuite Que siendo tú el autor de lo criado, Otro fuera encargado De ser en cosa alguna providente. Todo lo irlgets a certa da meinte; Sin que lleve Piolo El carro cte los viiemtos, al Nepturo —390El oerlileo tridente: l'orque tu cetro solo, Tu cetro de esjileulor, y no otro alguno, Sobre ©1 vasto ualverao representa El gobierno il el Dios que lo sustenta. Mas, ¿qui' genio divino, fioiiK) A ireckus iuqmUoft me un obligado A subir sobre cl cielo cr.lstiniioV Deja, mi musa, deja el estrellado I,uga.r, y en manso vuelo Baja, y me muestra «n el humilde suelo lias grandes profusiones* l>e Dios en las 'anuales estaciones: Raj-n, y canta su Señor que va guiando Al ano por la« tierras c-.lrcula.ndo. CANTO SEGUNDO Al modio que los Inlbllas pintores En ¡ingeniosos cuadras «¡pilcando Oportunos colones Nos vain representa ndo T/O« aspectos que el ano va mudando: Y como en cuatro imágenes procura, De admirable y feliz correspoiideuciu Coa la madre natura. Instruirnos la pintura, Hasta hacerme tocar coa evidencia —391— lit« fitvorös (te la alta I'rovidiíiieíu: As£ tuunbiéii ufano yo quería Que oti sus versos lu luciera Da âteigre mus:» inla. ¡Oh tú, sabio "ifcmjiiera!'' Dirijela eutiie ta:nto, DJríje.la, te meso, mientras ca.nto ÏM dulce pruna.vera. ¡Cuan bolla se uos indiestra \wv cl llano, Y cuál es -su decoro De esa la amable ninfa <k*l verano. Cuando el sol entra ufano Ku- la st.!ta oasti del ea.ni+w do oroî ¡Cuan risueña se niLra en la csq.a<.ios:i Y afortunada selva, eovonaindo Al joven año (te clavel y rosa! Y al verla, tau hermosa, ]JOS ajpaoibles zéfíros volando, Los aírroyos eoiTieuda, TÍOS 'melodiosos pájairos «a.uUitulo, Y las flores r i e n d o . . . . Nattirnteaa toda il su iprese.ncia A.laiba & la Divina Providencia. •Sigue el ano su curso .invsuroMO, Y en tanto 'que los .cielos van roilaniló Sobre sus firmes ojes, va torna mío Kl sol por mi eambuo 1 tun im oso. Asoiua luego el caluroso estío, Y laiS espigus de los campos dora, Que hizo brotar la momo a-giileiiltwrt, Entre la escarcha del invierno irlo. —392— Arden los valles; pera «el ¡indio río Los bosques y las auras una tíñales lte¡stauraii el vigor d*; le« mortales: Cuando por otra parte lo« de»i>t>,¡os De la "alegre y fecunda sementera Ofrecen mil convenios il los ojos: La rubia mié« preséntase en nianiojos Sobre los altos curro«: la galera Ku su anchuroso »uno U aíesora: Prapílruse la t>ni: Y la ha.uilirt; »soladora, (Jw Uai«j ¡i las génies formidable guerra, Como asustada «alj le la: Mena. Heauenii en la<s cabanas li ak'giíu De la ¡jt'iitw del •ampo uieulKtd.'i la, Y la sombra (.le Ceres disipada, El canto sube a la r.^ióii de! din. Pero <J1 Señor escucha .y c«n violencia Convoca ít su presencia Mil espesos nublados Que de agua y r e f r í e n > van cargados: Su seña aguardan, y en -d misan ínstame Que responds ,i su yo/, el tlrimunento, Lu infuiuina <loi< mundo vacilante So pone en movimiento: Sopla agitado el viento; NI polo »uiiile; «>l Kste s>e ilumina: La catarata' se abre repentina, Y baja por o! aire cslrepito-ei Ku torrentes la 1'uiviu cristalina. Cruza la tempi'sfad, y la frescura —393— Que deja por la tierra calurosa, Fomenta el seno le la gran natura. ¡Tiempo dichoso i?,u que !¡i tiucrta amena Su abundancia nos brinda ya ¡uai'ura De fruta« tantas cou que Dios la llena! Este es el tiempo en que el cantor famoso De la otofial riqueza noí mostraba Las matutinas horas, y ardoroso d'ou su citara dulce Ins cantaba Eu la cuna de.1 alba amaneciendo: Al punto litre asomaba Neptouno con sus niui'ai.« ofreciendo A los hoiuibres sus buenos en bonanza. SI, "OanaauJ" felice, bljo de .-\polu, Tñ las cantaste con tu dultv afluencia; Tuya fué para Dios esta alabanza: Ahora ique veas que sobre el alto polo, Al parecer, su sabia providencia, Fai"a igualar las noche* y los días, Pese te« horas en que tú decía«, Mostrando idie tn UÍÍHUMH mi ileistHIo: "Mira cual brilla en e! oriente bello "L.a roaagante aurora," Vuelve á templar tu citara sonora, Y que rejdta ufana Del rico otoilo la oriental niaííana. Itepítaia, mirando la franqueza. Del año dadivoso, Y allá como en encanto primoroso lie su genial destreza, —394— Recorra el velo a! cuadro milagruso De la alegre y feras naturaleza. Mas ¡iay! que ¡i nuestros ojos Otra escena se va reiiresoutanilo, Y la llura inclemencia y los enojos Del cielo me carece estar mirando, Cutiudo et orbe de altéete) va mudando. Como uu saeño Hilero Desaparecen Jos gastos Y ipegaloa 4el timniKi lisonjero. Ya tornan los disguatos Y eom ellos «l «luía «ti tormento. Los recito« golpes «lento Del robusto aquilón que se desata, Y la abundancia y todo el anwunento De la estación fructífera arrebata. ¿Qué muevo, qué terrible poderío Triunfa del año, y BU verdor maltrata? Este es el tiempo del invierno frío. Pero sin él, ¿qué fuera Del orbe terrenal? ¿La primavera, Para 'haeedo dichoso, bastaría Que 'de vistosas floves lo cubriera? ¿El ardor estival feliz; lo h.u-ía. Cuando tan solaunente sazón aira La. m'os que le prepara El labrador robusto"? ¿Y qué si no pasara El mayor Iran tutu' ¡í míi« «.llura? ¿El otofio il sus mesas presentara —395— I.os dories de más gusto, Que próvido ha sacado I'N>. las (intrafuis de la tierra dura? I>f la escarcha y el hielo? ¿Y à «vue »il Invierno, pues, liega curiado ¿Qué benetlcäos trajo ä Uii^siro suelo Sil brazo fuerte de irigor armado? Cea' obra « i el euf<*ïiuo. .v extenuttdo, Tornándolo á su vida y fortalecí, L'i virtud de Esculapio w:1 i¿ivso. Así ob.-.'i t-n la coiníin u¿< jraie.u lja tuerza del invierno riguroso; M leu tros que el delirante Filósofo atribuye íl desconcierto Del mundo maquinal, lo que en comrierto iJe la ley del Señor sieanpre constante; Aunque aparenta elemental desorden. ¿Y ä quién tunta armonía, Tanto primor, tanto orden, Y tanta divinal sabiduría? Todas sou de la suma Providencia. Altas disposiciones. Que á lin de conservar nuestra existencia Arreglo las «míales «stacio'Uís. Nuestra' existencia ha sido su cuidado: ¡Oh! dijo, minina, en plectro «»neertado. CANTO TEROEUO Ahora más que .uuuca yo quisiera -Que felice tuviera —396— Mi musa el arpa de oro, El arpa misma y ein tico sonoro ltel geuio deificado Qu« só el trono do Israel, colocado Despertó íl la natura, y ¡1 su iui.'hn.»,ncia. La iliiiüo t-aiiitar la. nuoiti: lYovi.ifc>n<'in. Cantáronla los hombres, y extendieron. KJ uombre del Señor de las alturas A tod'HiS lue criaturas, Y tudas al instante se movieron. Cautlrouln los & ramos sombrío-s Lu enlutaron, y montes, y collados, Y ipiélagas, y irlos, V oyéronse mil cantos redoblados: Ku tanto que la bóveda dei cielo Con festival estruendo respondía Al general aplauso coin que el siv.'io A su gran bienhechor reconocía, tíutunees: ¿cu&l sería Mi goao'í Yo exckimiíifa, después de contemplar lumbre clara Del sol TCspla.nflecíente, Después (le contemplar 'atentamente I>a luna, las estrellas, El mar, ta tierra, el aire y cua.iifc-is cosas Son á la vista \m\si nuwavillosas; IVvo que todas ellas *V lus plantais del liom'bre «e postraron. Y a .su arbitrio y su ley m sujetaron: Antonie«!, sí, exclamara ;Pios benigno! UCl pecho lieuio de palabra« sa.nta«) ¿Por qué de tus favores >me luuss digno —397— Sobre criaturas tanta«? Coco lítenos que un fruge-l te he delink), St'gfiii las excelencia« *jue tue lia« il.i;U>; Subásteme á tu eseuóa paireado, Y de »loria y honor me ha« curouado: ¿Cuál *erú después d<e esto tu cuidado? U rae ¡a s te «eau dada« ¿Oh l'adre de los l¡o..>ibreí5 bondadoso; Ï tu nombre celeln-oj 'amoroso Las geutes por la tier ni esparramadas. ;Oh! acaba de salir del seno ob.suuro En quo ciego te tic no la Igiicv.-niüia, Discípulo insensato de "lïïpicuro; Y eu Ja acorde y eterna -consona iK-ia De la naturaleza En con trairás motivos poderoso«! De amor y de fineza, Con que la Providencia Destruye tus sofismas engañosos: ¿Qué motivo mayor que tu existencia? Asi exclamar« contra el grito horrendo De la carne orgulloea, que murmura Jíel níimeu que en sí propia está sintieudo. Y que ve on todas partes, á manera Que por el velo de una uu-be obscura Vemos del ckuro sol la antorcha pura. ¡Qué! ¿por qué no nos pone en alta esfera, Cual so el trono argentado de la luna, I,a ambición altanera, Se ha de pensar que ciega Ja fortuna -398Nos lleva tropezando por el suelo, Cuando estamos mirando en tierra y cielo La sabia Providencia que gobierna Todo, conformo con su ley eterna'! ¡Mil veces venturoso, amigo Fabio, El vortfcade.ro sabio, Quo, como tú, contempla su existencia Un milagro do la «Uta Providencia: Y couíorme cu su estado, Juiciosamente advierte Que lo lleva la suerte Por los rumbos qu<: I.MOS li» ha señalado! Si, Fabio: twos ¿que importa nue *-.l destino Nos cargue de miserias y do malos tJouio dura pensión de los uioetaios'í ¿Qué importa que el camino '>e nuestra vida esté lleno de abrojos, Si teruiina em las puertas eternalos D* la patria, Bs verdad: yo estoy mirando Detain te de mis ojos El camino derecho de la gloria.... Cuando acá on su« recuerdos la memoria •toe va representando Tantos motivos de dolor jurando, Tantos peligros, de oni triste historia: Ï miro entonces mismo Que una Deidad me libra protectora Tantas reces de dur en el abismo: ¿Qu6 te podré decir Ï ¿Quo podré hucerte, ¡Oh amable Providencia bieinliochora! Q1!» tantas ocasiones me has librado —399— Del haimbre, de la sed, do la doteuola.. De mil ministros île la cruda muerte? ; Un iniUiiffi-o les nid vkla ! ;Msla¡rw> de la suma Providencia, Que me lleva por «senda conocida A la ciudad die eterna pefuljíeiifla! Vos cantadla por mi, cielo estrellado Y tleiTa florecida: Alabad ul Señor de las alturas, t'oriiue tiene cuidado I*» (win a su«* criatura«: Y alabémosle todos los mortales, llcipit leudóle grackis eteruales. —400— rFOIEDVLA. H B H O I O O ENCELKBRIDAI) DE LA CONCEPCIÓN INMACULADA DE MIARÍA SANTÍSIMA INTKODUOCION AI, l'OEMA Ipsa eoiítt'ivt. caput tuuiii. (Jon., c. III, v. 15. La imismva que« á su D.ios concebiría, Previsto «ataba que por wi purcaa. Con «l curso (tel tiempo, la cabeza Al infernal dragón quebrantarla. PANEGIRISTA Mk'ntmas que otros popla* afamaito» EstK.'im><M»u lu tim-ra ^ n cautos ilo varón«? wf oreados, Qu* trimifairou gloriosos *n la guerra: Mientras ^lh>s so stellten fluimtul.ts lx w& cantar los ínclitos solitario», Que unteunl« al pecho la acerada malla, ° « n » n traa ele la gloria * w horrorosos campos ele batalla, —401— Mientras celebran la fatal victoria Del Cíipiljuí valiente, Que ciñó de laurel su altiva fiante. Y que el tiempo borró de la memoria; Yo me atrevo ü cantar en e«te día J*a victoria luniortal, el triiMir'o eterno Que consiguió María Contra el dragón horrible del Infierno. Ahora quisiera yo con presto vuelo Atravesar del éter loa «mímelos, Y iteffií.iulio hasta cd -cielo, Entrarme por sus dóricos palacios. Uiüérame ni instante c-ojí el coro, Que lo« triunfos ensalza de María Cou Ittülruiibentos (le oro. ¡Qué a,srod'a,hle coiie.lerui, «jué Atónito escuchara, Que alla â la eternidad me transportara, Cuando el Omnipotente Entrando en su« consejos «tórnale-*, Preparaba esta miña sabiamente Para veneeir las huestes infernales! Entonces se encendiera En fuego celestial la musa mía, Que ü sin aisunto tal vez correspondiera Oon gallard« nobleza y valentía. Entonce«... Ma,s ya siento que me inflama Tain molo el explain doír de «aque-Ma idea, Y su fogosa llama En la reglón de mi alma centellea. Siéntame ya & eautar determinado La triunfadora gracia; —4 0 2 — IVrn ¿quiöii ft nuis versos ha linsiiiraiio La necesaria fuer/a y eficacia? ¡Oh t.íi, que desde el trono de (Hnma.nres, Al msjikimhir de tu a«til refulgente. Y de tu« vivas flecha« coruscantes, (.¿» Haces ¡Mirar a.l sol rcsiihunTeeiente! (2) Tíi, que en fo¡rnm d« llamáis ulociienteis (il) Encendiste unos hombres line tronamiu Con formidable voz entre la,s gentes: Tú, ü «íyo sacro fuego levantaron El templo (te sus pluma« los doctore«, Quo. wliotsais ¡vibrairom CÍMIIO rüiyos ihus nsiíeMis iKiiiiieriotroí-: I*iiieis eamto, ¡nh ;i-lto .nfrineui; la victoria De la triunfante jii'flcia, Ootimiwica A mi musa la eficacia Be Jos sulílimas cantos de la glorln. CANTO PRIMERO MÚSICA Quia projoetuis est. aecusator Apoc, e. XII, v. lo. Vvaet.am.ini eoeli.'et qui hnbitatis : n oís. Id., v. 12. Pues que triunfa la gracia de Marra, ¡Oh alcâzairets diel elelo. y moradores De la eterna m.a;ni»i<Vn de resplandores, " a a voces de contento } alegría. —4û3— PANEGIIUSTA I Hay nu logar folia «obra la tierra, Al que ''Parais*)" de dtiUclítá Haiiua, Por los contentos que en su estiwflo encierra, La voz corriente de 1« autigua fauna: P e <su Vf rile recinto se deust ierra J¿a tristeza fatal, jungue derrama Um torrante de plácida alegría El autor soberano <jue lo crta. II En él, como en compendio deleitoso, Se asoma la ferns; naturaleza, Alentada del Todopoderoso, Juntando lo mejor do au Iwllexa: El gvupo de sus ilrboles frondoso, ]>e sus aguna la diäfniua llmpteía, Y fil canto (k> sus guatas avecillas, Alai »au d<>] Criador las maravilla*«. Ill l'ara custodia del fol IK terreno. Acompañado de Eva, fué elegido Adán, entonce« do ventura llono, Y de blauen inocencia revestido, Sate de su lmnd*> cavernoso seno El antiguo diragím, y fementido —404— Fareuade ä. .los eonisortes el bocado, De que tuvo su origen cl pecado, IV De ésto nacieron lu UKirsii'm furiosa, La grave enfermedad, el dolor íuerie La caterva de nuiles horrorosa, Que nos arrastra aJ reino de la muerU: Ku situación tan triste y lastimosa Lloraba el íniumdo su iul'eliee suerte: Los cielos su favor le retiraron, Y sus eternas puertas le cerraron. V Tero -Dio«, que el remedio prevenía (1) Ite tantos .malos, iwao Padre tierno, Desde ¡untes de ' los tiempos disponía Triunfar del monstruo que aborto el inüeruo: El alma entonces traza de a l a r í a . . . . itóatoutesY ¿qué es entonces? "Ab aeterno:* (-) Desde antes que los cielos fabricara, Y a, la tteura oimientos señalara, 13) VI Entra n»u sus tutu» juicuw .solieran uw (4) I-a Trinidad aaijiusta y k\ piwesai Que luabía de socorrer í\ los humanos, l «>eva sobre montos de lirin^wi: 15) Kutrcti;i)iiMÍontos Poéticos.—»Ï —405— Fábrica hermosa de sus sabias manos (fi) Aparece cual ¿fraude fortalesMi, (7) Que veitKiarR. con el ipoder eterno' Las espesas legiones del infiomo. VII Jaimíts tuvieron tau sublime id"a IJO« fogosos poetas que enlutaron Las lides ;de su gimni T'eutlS'iilea : Xi jamöiS ä Béilona imagiinaron Tan fuerte, para eintaiir eu la pelea, Los que ein •carrosaas <ie oro la soñaron: Nil pudiera, Jamás ,1a fantasía Concebir igualdades a María. VI11 •Cual toirre die David en m ainuadiiíM (S) De dornte eseudois iinll estiln pendientes. Cual muralla 'de bronce, «n euya altura (!') Se divisan castillos irefulgeutes: Cual batallón dispuesto en ,1« llanura (.10) I>e vivos y ordenados combattent««: Cual conviene ft la fuerza irresistible Del Dios de los 'ejércitos temible. '11) IX •Cual.... Y ¿iqué «s esto, que ii»ttailo »1 pf'clio Arde con vivo, fuego «celerado? El amibo mundo ,me parece 'estrecho, Sin' caber eoi eu espacio 11 ¡imitado, —4o6— Alzo los ojos al dorado techo, Y entóneos... ¿qué oantoir tan sublimado Habrá, que emito«; 0011 fogosa Jira El cúmulo de cosas que me admira? X Cual Águila que lleva el iraudo vuelo (12) Por las aileffiíes -sendas dio ;la altura, u n a Reina camina pana el cielo (13) I>cnTauia¡ndo esplendores de hermosura: El sol :1a visite «u. inf laina'do voló, I>e que «maiiiain tornantes de luz iwira: I*a luna le hace ipeaua A su grandeza: I>oce estrellas coronan su cabeza. XI Un temible dragón.., aquí debiera Mi nftmieu elevarse al estrellado I'olo •brillant» de la ¡sexta esfera: (14) Y allá sobre las nubes leraiatado, Abultando una voz, que estremeciera IJOS cielos, como trueno dilatado EÍU isu espacio, ictuiiitíitra «in síiu lion-romlo t * escena formidable awe «stey viendo. XII Du terrible .dnaigón asoma .luejío, (.15) emblema (leí pecado enrojecido, Como embrión inflamado iio? el mogo t>«l Etna, y a lew vientas impelido: —407— Agitado de envidia, y furor <"iego, Aioanuatte û, Jii Iteiuüi •oinubniivecido-, (IG) Mas «Ha con un rayo de irareaii Quebranta- su cornígera uabwsa, XIII Bn la res'iöu é tö iva se ha encendido (17) I ja 'abrasadora" llama de la guerra: Huye la .luz, y el cielo obscurecido, MÍgiK'1 banal 1-a, y all drago,n «ilerra: Arrojado cual í'íi.yo desprendido (18) Del globo «iiost.iji.l, tiembla la lierm; Y al toeair en la arena el monstruo insano, (19) Hórrido brama ol oísipnmoso océano. XIV Al punto «noma por ol alto coro. La voz del misterioso veiicLiiiIemo: Yo escucho. v . es cierto, los clarines de oro, Que petw?tir,a¡n el vasto lirmainieuto. Víctor repiten, y al cantan1 sonoro, lEiespond« -en ecos la región doil viento: Y los sublime« genio« ¡i Mairía. "Salve," te (lluo.n, liónos tie alearía. XV "Salve.,"', repiten, Niña triunfadora. A quieiu ol »limo Dios poder ha dado —4o8— Vaca ser la tembte voiM.iodor;i I>e! änßetl contra el cJ*»lo îwbol.iilo. I»-e la etérea sahid restaura dora, (üü) AI hunnaiuo ,1 Ina je has libertado Pel soberbio dragóin, cuya fiereza Asusta :'i la mortal lKiluralexa. XVI "Salve mil v w « . ¡oh ]>,iuotwa hermosa, Hija querida del Monsirea eterno! Sflilví», fecunda vii\iye,n amorosa, Dispuesta pjira madre do un Dios tierno: Salve, divina, oe-kvíl.lal esposa Ikel inflamado osplrllu "¡ib aeterno:" i Olí! sn.lv« ve«1« mil, porque tu piaula Su .cerviz. A la culpa te quebranta. XVII " S a l v e . . . " Así eanta.u, cuando alegremente S«1 Hmuimans del aire tos espacios: Snbe la Tirina a¡l cítelo rofulííouto: Entra.se par sus deíficos palacio»: V«. -lunilla oil pedo.st.ai ri'siKta,iid¡:»e.¡'-'J> I^d tmiu) fabricado tío topacios: Su solio ncniwi y (4 asombrí) en tanto Silencio impone a mi festivo eanto. —409— CANTO SEGUNDO MÚSICA Avarüsti captivUjitem Jacob. Fis. LXXXIV, v. 2. Glorioso, -díota sunt de te, el vitas I>oi. Ps. XLVI, v. 3. Gloriosa te predican, Virgen, pura, Porque bajando desde el alvo cielo, Cual dudad de refugio, ores cousuelo Al muudo, qui« lloraba eu prisión dura PANEGIRISTA I Ouail negra tempestad, <juo en la vacia Region del »Ire, por ,1a moche obscura, Brairna espantosa, y aaoniaindo el día, Huye azorada de su 'antorcha pura: Asi el dragón, lioraendo pairecla Al luminoso royo de ¡beawiosuna, Que 'despunto la aurora soberana. Anunciando el candor de su niaüana. II A duro cautiverio reducidos, lilorabain su totearla los ¡mortales: —4 1 0 — Los altos cielos, de su voz heridos, Abren Juego sus ^puertas eterua!««: Oye e.l iSefior sus Jftguibpas 'gemidos, Y jwiira diair cionis.ue.lo û, tautos mules, Ka mister-losas sombrais y figuras IJH libertad mámete & ¡sus ¡criaturas. Ill Va ¡ w .Tuda u.¿a nube paqueñuria. Bri aplacible lluvia se derrama: Resucita, lu tierra, y «e 'Consuela Coa mie vas flores, y reel aube grama. Ya la ventura, ¡próxima nevóla La estrella de Jacob con fausta llama: Aunnckuido ft la etodidia doncella, Nube fecrawJia, Tialucienite estrella. IV Ya se asoma Iliaque.1, y .su belleza Nos netra.ba el sembteute de »Haría; Llega Debarn, y dice au destreza Kn triunfar ¡de una .larga tiranía: Vleu» Judith, anuncia su entereza 13.1 vigor-de su brazo y . valentía: Y Ester, con eu virtuosa compostura, La .niña mas ¡modesta mos figura. V Corren los siglos, y ¡se ¡acerca el día En que triunfan- del monstruo y de su ßtigafio —4 1 1 — J>L'ticùïinle la ¡llnin lwt'iiiuüü île ila.i'i.t: Kl bajo, mundo PU *U tumble ihu'to IV)r la« cnloste.* órhilas vi'fi OnaUv mil vuelta« circulai' al ano: J)«s(i'u'uiU> .en ;iu la eelasHa.l belV/.a, A hoarai' il la îuoii-lin.l nalliraieaa. VI Xo tau alegre vin; el venin? pmdo, DesmiAs de un largo rigoroso Invierno: Xi es tam fértil de Gères el senibivulo Con bhtinla lluvia île rocín tierno: Gomo ¡tingre y fecundo el iwepurado Ti'o.Ti-00 it) glorioso eipü ol bien eterno, Que ostenta de sa fruto esclarecido Tau mila.groiS'aiiuînte concebido. Vil Dun mío yo cuusKl.wt) a.l soboraiu Artiüce empeñado 0.11 la ' belleza, Que eua> refugio do! linaje liumatio, Viene ,1 sor la ciudad de fortaleza, l'anece (ine me toma do la iua.no UiU genio celestial, y con presteza Me lleva por el mímelo dilatado ¡2) Que al águila de Palmos fué mostrado. VIII Otra tierra, otros ma íes, otro cielo Se vloaeii â mis ojos admirados: Kl nublado se tarrolla como un velo, Que ocultaba Um ci t» los fwu-ellrwlas: ICnfo.n«* (tel craipíroo »'u ni.'iiLsa vundo, S(«st<ini(lji ilie espíritu» akutes, La oiudail dot ¡•lono." baja à In »terra, {'•>> Pnra ha.œr a.l in Heran cruilti guwríi. IX A su aspecto se humillan las fainusu« Pininiiiiítóí (te Mrnl'.í. las ¡i.l.iiitnt:i.s KtevadaM do llonin, y ]¡isi htvnuosas Muralla« d« OArlasn y ,i.e Mlcowis: Kil <J»1OÍ40 de lUxlas, y <>r;ru¡loKa»s Torres jife-nitos ele la lusijjno Atenas: 101 urbe ttujo, porque ¡su estructura Toí'a de Iiios la iiicoiiipre.iiíiblo altura. X Mientras que dft albas nubes rodeado Vo nu> ftoutwraiMo,. asoma :rcful,.i't>uto Una benigna lius .par <;1 poblado Que "Agreda'' llama da española g'fflito: (4) A ,&u claro ¡rof.tejo ilumltuiido. El -misterio doscubro reverent«; Hl augusto misterio re,sptvtabte, l*e la ciudad d> Dios lim'Spugnablo. XI Cante, pues, otra .musa isu bolles», Su adorno, su primor, su simetría, - 4 Î 3 - Uns Îuiiidameutos gantois, su pureza i Todo en aplauso dig.ti« île liaría: Que a ml .Musa esta vez su fnrtalexa La baista, cuando acá mi Ja fantasía La ve como refugio .en tamtos males Que patfteeen onuitivos los ¡mortale.«. XII ¡Qui muro! ¡Guítl se eleva! ipe.ro ahie.rtis Otrecleoflo «eguro y franco pa.so, Con su mgraso conviilaiii dorv puertas Al «viente, aquilón, austro, ,v oeaso, ((.il Alla van las «actanes, ¡pie despiertas A la plausible voz del feliz «aso, Entran Ä resguardarse del horrendo Cruel «neiniigo que las va siguiendo. XIII Gaino rugiente león, que se pasea 1,7) Al rededor del monte lev am todo Cuando la 'hambre voraz lo aguijonea, Y fouseja «in sosiego a.lgfin bocado: Así eil dragón solícito rodea I>a ciudad de refugio que han hallada, Pnim eisoairpaír sus barbaras furores, Las almas d« los tristes .peca;!««'.-*. XIV Pero, ¿y «qui1? las diabólicas legiona» Han de asaltar tos muros elevados —414QUie defienden celestes batallonas De espírtus vallantes y esforzados ï ¿Qwiéu podiil derrotar ío» «scuadronw, Que «su su custodia velan, animados l>el celo de su Itfey omnipotente, Que llena «ski ciudad íWipkairidecieuíi?? XV ¿Qué es esto? ;ah! del- trono majestuoso Que se eleva -con real magnificencia, Unie la voz del Todopoderoso tü) Aira.neiia.rnl« su mística presencia : Vuela e¡ dra^ún, huyendo tumeroso, Y su denso escwa-tU'ím eou .la violencia P e las ares tjue el vuelo lian levanitaiio Al estruendo de tun bronce fulminado. XVI Huye ta¡mibi«,ti la paroa niaici Lenta, Que la oudpa au su imagen, contenta: Kl agu Jo dolar también se ahuyenta, Y la negra infernal uiela.nieolta ; El llanto calila: ya no m lunirata I*'i congoja de 1 iiiiito IMUM'HO día: d»j Triunfa la «rnnsia, ion! ¡viva! De *stn anjOTl* Queda vencido e! ¡retu* de la muerte. XVII Esto pasaba, cirando el vivo fuego, Que caree ardlßU'dio ¡poir ¡las vouais mías, —4t5— Acabando M I nil tmlio uni ' eunaiígo. Mo (iffew ol uliaii cLo innovas bat ovins: Siento ya ol mfw-i o x t r a ñ o tliOisiwiiMro Do iliiikvs mis notiMU-im«.... ¡olí «Uno Rlíais! Móvanio « i ht CHUTO Dil <'if>li). en tmill o Que iRinjilii ol vorso dol lomoro canin. OAXTO TMTil'XUiliO MUSIDA Quiiî vhli'tis .lai .Siilainil! 1 ,ii¡is)i churos pasiti'oruinV Hrtiit,. c. VII. V. 1. »'.Qui" vuiiiiwï ¿Que c-M'iirltn.mos t-il >cl <!ia, SUwi tie In. a.kna l¡slwla IMÜHIMS Ao.nni'os? ¿QUH .viiUMis. sino .c-.jórcifrjíi niiiMxros, Que oolclirnn. ol tinuufii ili> Maria? PAXBGIHIK'tfA. I Twin o.l orbe me a m e n é : y e n t r e t a n t o Quo COUTC i>lnoenU»ra • la, siilosría: Ortlobiia.wlo ol mltitiorlo sa'evdsa.nto Do la .gracia it'i'iuiM'aiinto -do iMaria, L a ivjiii'ni su ost.romoee ilol espmir.0, Y wahre, confusa, y ÎÎIWIHIO voeiu-ia : ¿"Qwlfin es- ft»ta,, se escucha, q u e ! ia. t r i u n f a d o " B u s u i n s t a n t e p r i m e r o de) peeatlo?" —4l6— II Kn ,c! Hondo (i)íiil'iicHi ik> ,la obscura Y ¿»nipi terna •liwlw" •»« cimKiH'sirt Una eliiiiSjiiia. diabólica, qui! jura Destruir la eaaisa poiriju¡e no sosic^-a: A todo su dolor y desventura DtWKpentdo ol príncipe so entres';!. Y :uiii*»flii(>ii1 ¡lindo cl hórrulo Oooilo lA'Viiiiita a.sí sn l'orm.ldalile. ¡ïïito. III "¡Olí, grandes dio mi corte! los' decía, "I'«'('M(los souMW, iporque la belileza "Quo triunfa, de. .nosotros ill (i día, "lis iuiueMa miiije.r di» fortaleza: "La interna que ,e¡n id ciclo nos vencía "Con »olo la »>fiíi,l de su pureza: "l'erillilos somos, puics «VI augusta sracia "Ilepaiia el tun.I de la primor desgracia... IV Aisí empezaba, eua.ndo lio aoaüaroiii Mil espíritus fuertes, pi'opoiiáemlo Ileimedio en e.l eiTov... Todos la.nwii'oii' Su formidable voz, ¡victor! diciendo: I/n« siibt,owá.,nieei,s bóvedas temblaron, Y <:IKITM1HI cl alegro monstruo iba saíiendc. l'uinl uoclie. ,de mi lóbrega cnveniia, Kiilidjsa,!' presumió ki Uiz 'eterna. —417— V Carre par. todo «1 ámbito anchuroso De este grande universo, A la inanera I>e una i*iste, cuyo li&llto dañoso Del aiiie samo la bondad altera: Aquí y allí den-ama f\l contagioso Létal veneno de su safra fiera; Y aumentando sus sombras Igualmente, Se opone a la alba -?n tu sagrado oriente. v: Rodeados de tinieblas horrorosas Quedaron desde luego los Arríanos, Maquinando BUS sectas peligrosas don Begoairdos, Vegulims, Nestoriauos: (1) Aumentan« ilas fuerzas poderosas Del robusto «seuadrön (le an.U-Marla.iK», Que del errar armados combatían Las murallas quo ft Sion fortalecían. (2) VII Oponíanse guenwos la.iürnoisos Los Padre« de la Iglesia, y entretanto u n a noche de siglos tenebrosos Cubiie tte diTdws el misterio santo: Batalla Anselmo, y vítores gloriosos De huestes enemigas son quebranto: La devoción, respira en Inglaterra: .¡Tiempo dichoso paira aquella tirara! —4i8— ArIII Entonces el error se desvuinece, A :ki manara que la sombra ol>»i-ura, Ouaintto la blaoictsi aurora presiplaiMlece Sin niebla que se oponga ñ, su lierniosura.: Su aspecto .le da horror, y se «átremoee, I^a vista Iiuirtaniclo de la virgen pura: Hure veloz al tártairo ¡profundo: Brillan lots <äeilo», y se aJegi-a el mundo, IX Libre la Iglesia de enemigos taato* (Um el que errar teaaz la jiersegula, Desata luego sus festivos caratos Aplaudiendo Ja gracia de Maria: "Alegrarte, Ile dice, en .himno« santos, "Que rebosan contento y «.leigría, "Alégrate eu, el punto toiiuatrulatlo, "Qite fuiste eomoebida sin pecado. X "Alégrate, pues sólo oon tu planta, "Que eO Señor rubrico de fortaleza, "Oprimes del infierno la gairganta, "Que pestes vomitaba a tti purewi: "Ah'grate, puies venidas tropa tanta, "Coa que el error se opone a tu graonteza : "Alégrate ;»¡h!.... por s*omp.w la alearía ''ttañe tu rosl.ro. celestial MtH'ífl«" —419— XI Por otra parte, en Knmisos bat allomes Se divide un ejercito ¡tdmiirable De sabios y doctísimos varones, Qiw la opinión doHcuM.le.ii menos loable, 81 bioo ai parecer de sus- razonas Arguyen sobre punto o.l nuls probable: Decreto fué do iDios, que en la vic ória Sin fuerte oposición ¿cuiU fué 'la glora? XII Lcps piadosos ¡resistan «¡JOT su •pa.rtp Con Itwróica. virtud, nobile ardian Lento : Y así -como un ejército kk> Mart*' (•June Me aminia <a¡l glorio«*) ve.iw-iiiliento, < '<iw.ii! lo emarboUi. el! .bélico «Standarte IV la. ihom'soina trompa al ronco aceirlo, Asf también se animan il«s doctores l.V l;i piedad uW'aiúaiiíL deJ'^ntsores. XIII La. disputa se eiRikimle, y más se aviva t)«da día con tantas 01 uniones: Ardan las nula«, como en »uorri viva Lo« «unpos de en:eu<i)trado,s batallones: SiioLíüim Jais «runas qiv» Minerva activa 1'f.pail'te íl «u<s fosfO'SOS escuadrones: La verdad mdeeiüiii ¿se confunde, X a! -orlxe literario ya «se hunde. —420— XIV Ouaaido celoso el Padre omnipotente De la gracia de eu hija soberana. Anima, con. esfuerao euflolente Al. «umpeon de la escuela Franciscana: Vuela "Eseoto" á París, ¡y euafl ardiente Iïiaiyo que vibra la mazón ¿Mariana, El ibataainte destruye que tihisan« De invencible toärreoa en la Corbona. (4) XV A este tiempo la fauia voladora Sube & los ñires, y el clairin soaando, Publica el triunfo de la grau .Señora Oomtra las fuerzas <M contrairio bando: Al ©oo grave d* BU VOZ sonora, Que »e va por el orbe dltaliando, Vletuen ft retostarse «on su tropa La Asia, :1a Afrfoa, Aimûnloa y Europa. (5) XVI i (ïTaoKleis provincias, reim is dilatados, Populosas ciudades de la tierra, Iteuidld lais anuas A tos celebrados IViuuifos gloriosos de tan f¡mista guerra! ¡Fieles iBspaßas! ¡fletaos ibletóiada.dos: i Oh cuánto el Oi"cu de .mirar se aterra.En vuestros Garlos, reyes victoriosos Celebrar estos triulníos misteriosos! Entretenimiento s Foetioof.—38 —421— XVII "Salid, hijas tie Kióu: ved cual se eleva "Al emiylreo la. Italna «obcraua, "Que eon rodante albor, y con luz nuev.'1. "De sus astros festeja la. mafiaim: "Cuya hermosura la ntoncion se lleva "Del isol ¡y idle Qu liuiiia, eua.unlo ufana "La familia de Dios, sus hijos todos "Cachan ¡sus triunfos eiii «legre« modos." (6) XVIII Y ¡oh tú, O l a y a ! quie a la soberana •Princesa to île ofreces obsequiosa. Pues ique te ]lamias la ciudad Mariana, Y por lo imisnuo la ciudad gloriosa: Así en tu fuente Hlev« sietmipre 'iiíasia El clair« ¡nombre <le esta miña herniosa ; Que no oeisieäi tus cultos aima luiente, Celebrando estos triuníos reverente. XIX Pero, ¿A ildiudp ¡me HeVa la alegría? ¿A qué término ¡aspira ya oainsairin, vSi.n «lina el verso, celestial María, Aplaudiendo tu sor inmaculado, Hasta «<juí, pue», llegó la imuea mía: Acöjela te ruego: y su sagrado Tenga a los pies de la tri umfante Pillan, Cubierta «ra Ja sombra de »m «¡las, (7> —422- PUESTAS POR EL AITOR AL PRECEDENTE POEMA DE LA INTRODUCCIÓN (1) "Ganiscawles." Es una dicción. ampollada; pero .utí eei-ía fácil .¡substituir oíTia uu »u lugaii", »lu (]ue «1 vwso uo pierda ea.si tad« su athua. 'SobiK1 ionio, véase el Ijlyciuuiarto cfc le lfinguia' oaisUillíiiiia por ¡la AwRleuiia. (-) Sol, et lluuiii « t e t e r a u t . . . . lu luce sagMtarum tuwiuu, ibuiit ihi ¡spl«udo;re fulguniiutis lifflistiae tune. Ma bac, c. III. v. II. (3) Dispei-tllae .linguale tanquam i.^uls. Ae. Apcist., c II, v. 3. DKiL CANTO lUUMliltO (1) Dews O'liiuiiioU'n.s it't •ch-iiiiMi«. stalini ur nos iBüboliiía msiláfíiiiita« yeni'uo aune íuoi-tiuoav.lt .uivhlkve, prcuedestiuaUi rMiovamilis mor1«Hl)iií¡ suae jrietiiiis remédiai JjiU'i' .ip*a HIUIHJÍ Ift'iuiurdki ])f!i«sigiiavi't. 8. Leo., 'tenu. II de Nafiv. -Dom, —423— (2) Ab aietemo ordihiata sum. Prow, c. VIII, v. 23. (3) Dominus iKiiSsedit me 1m iuitio vini-um »¡jaraut, aiitoquaiu quldiqiiaiin fiaceix't «. principio. M., c. vm, w 22. (4) Quid ifiacieruus soroci uostrae? Oainr., <;. VIII, v. 8(5) FiuiMlaiufiutia ejus in montibi's Sanctis. rsaJio. LXXXVI, v. I. (6) Ipse fuuiiav.lt «am Alti'shium«. M., v. 5. (7) Ego ínurus. (8) Siout tun-is l>avid ex ea. Oaat., e. VIII, w 10. mille clyiwi p«Mb»ut Id., c. IV. V. 4(0) Super eum propügnaeula ariçc-uim. Id., -2. VIII, v. i*. (10) TieiTiblli'S ut cas worum acies ordin.it». Id., c. VI, w 3. (11) Dominus exarcitmn. Is, c XL VII I, v, %• —424— (,lü l>itae sunt muiieri ate*! dus«, aiinilae Apex;., c. XII, v. 1-1. (111) Muli« amleta sole, et luna sub peilibus ejus, et tu, oaipAte ojus corana tstellaram <luo declm. Id., c. XII, v. I. (14) La sexta esteva, segíin loa cálculos d« 'rhicou, Júpiter es ©1 sexto die los pIa.TK>taa ïespeeto <leJ que .habitamos. (15) Ecee draco magnus rufus. Apoc., c. XII, v. 3. (10) Iratus es draco in muiliea-om : et ablit fasere praalium. Id., c. XII, v. 17. (17) Factum eat praaltom uiagmium iu ccjelo: MlL'haal, et «Jaiaco pugnabat. Id„ c. XII, v. 7. (18) Projoctus est draco Id., o. XU, v. 9. (10) ¡Et stetlt. «apra armiaui maris. Id., c. XII, \. 18. (20) N.UUC facta est sal us. Id., c. XII, V. 10. _4ás— DEL CANTO SEGUNDO (1) Tronco glorioso: «ilude íl St;i. Ama, mañrc (le ,l¡ii Saintlslma Virgen. (2) Vidi coehiim novum, et termm -novam. Apoc., c. XXI, v. I. (.'i) Viill" Rflinctam clvltn.toaii.... des cien de lern dí» cotilo. Id., c. XXI, v. 2. (4) Alusión íl la V. \T. Stuna do lesVU. auitural de ila Villa, dio Agreda «J CaiSíiilla la Vieja, ex¡paaltora. ¿le este lugar del Apoenliprfis en los capítulos XVII, XVIII y XIX de la Mística Ciudad de Dios, prim, p a r t (5) Et liabebat mu-ruin magnum et alíum. Apoc, c. XXI, v. 12. (C) Ab Oriento portille tres: ot ab Aquilon« <pofrtae tres: et ab Austro portac tros: et ab ü w a s ü ¡portae tres. Id. c. XXI, Y. s. 13. (T) Tairaquaní Loo rugions circuit quaeiw» quiein devorot. S. Pet., e. v, v. 8. (8) AndlvJ vco.ni nwigtMmi de tliro.no dlcealeui: Eco* taberna* ulu ni Dei. A.poc, c. XXI, v. 3. —426—• IÜ) Et niara ultra 110.11 «'it, metí«« luctins, 110qno clamor, oeque dolor *r.l ultra. Id., c. XXI, y. i. DEL CANTO TERCERO Cl) E s »vendad qan un esta -octava ino se obséiva el ordi'.n cronológico; pero ¡ambigu es ciorto qw> fríia es una (!e >as poc.is überlades i3r> la rlmu, «ègfta Al tuo de a.jjiiuos extaleuiía poemas. (2) Et sic in Sion ilraiata sum. Eucl., c XXIV, v. 10. (!î) Gflude, María Virgo, cunetas haerte«! sola Ln,tBPMiiist¡ ta universo mundo. Ex off. Ecel. (4) Obran. S. P. S. Fromc, part. III, e. X. et XII. (5) In omni ©ernte primatutn h«but. Eccfl,. c. XXIV, V. 10. (9) Hsmodlmtoi, et viilort**, Aline Skaï, iR&gX ^ftin vestram, quaim laudant astra nuntcclua; Cujus pulebrîta(llnom soll et luna -miir*i¡mtur, «t- Jubüaat omines fllll Del. — 4 27— "Ex ttttrattu iiDilssaie ita testo ïnnraeulatae Concéptlottls Saractissimae Dei G«aitri«l8 Maria*." '7) Sub umbra 'alarum tuarara. Psalm. XVI, v. 9. —428— LA ALMA PRIVADA DE LA GLORIA, POEMA LUGUBRE DEDICADO A MOPSO. CANTO UiNIOO l'ara triste desahogo de la peina Que mx Jo interior me asi ta, Lloro ¡la triste y espantosa ¡escena Del ni ma, lee el jjisrainte QíUie escucha la sentencia tie precita. Vuelve á mis niaiuos vuelve, Mi citara somaote, Que en más aüegre (lia Acompañabais anas, festivos versos: Hoy ©1 muiaea resuelve Que 'lleves «1 ¡compás de la alerta, Y por tonos diversos La acampaflan tins cuerdas, «utwtnñi» Que ilesata los diques de mi illaiuto. Iiuego quie la mamortia me presenta Co>mn en v<aisto proceso DLIS 'delitos, De que se turba ,1a horrorosa cuanta, Matoneéis la tormenta Crece de mis tenwes y conflictos: Y entonces, eu>al sí fue.se aiTebataJo Al tribunal temible —42(>— IX^I juez eoiitd'a luis culpa« iretI ado, litro su rostro fie furun* bañado, Escucho d« sit boon l'a terrible SeufceincSa de dolor y .llanto eterno: SloDto el brazo de un I)l<js ivreüistible Que me arroja á .las llaraas riel luller.no. Desde qive este euklwdo me rodea, Melancólico vago por ed mundo, Como ini>rta<ndo «J semblante íi Jo alegría Cfluíotimes «)lo cotí iui triste Idea Son tus lugubiie.it sombra*), MI prof mido Silencio, noche mcura, Kl claro di» En va.no ponía mí su luz .en cien de: IJO. ciudad, sni ni 11104', todo nus ofende, Bl espamto «e sigue íi la. tristeza, Y fill mû« love, ruarlo Me parece ol UOIITÍSMIO estallido De un rayo que me hiende la cabeza. IJH, djmdlgïrn de la muerte ö cadn utsla.nte Se tue pane íi los ojos; Pero aún md« horroriza su semblante, ¡Eterno Dios! de don Je se desprende Contra mi olma el! iraudaJ tie tita enojos Que eu bu furor la enciande. ; Fallezco? eu Í*1 Instante me parece Que el hentnoso espectáculo del mundo Con seanpitennn nochíe se escwrece. SaJe dell hondo pecho, el o u s profundo, El ultimo suspiro, en que l&nsada Va ral alma íl tu presencia De crímenies liorrerndos acuisada: Y herida die tu voz, como •de on trueno, —43°— De tu justicia escueliu la simUMifia De tu eterno castigo irrevocable; Atérraiiila tus ojo*;, y eil sereno ltesplanilor de tiu rostro le parece Nube que anuncia el rayo formidable Cuaiiwlo truena «1 Olimpo y se enardece. Id aliara, delicia« de la vida, A dar algíín consuelo A mi alma por vosotros nfligida. HailagUcñas delicias,.. il« queda unti l>e tontas que e.n el suftlo Ciñeron el Jaurel il mi fort un«. Toda« desparecieron Como un sueño, de mi aJm«, y de rápente Al caos de ta, nada s» val vieron, Vosotros, mis amagos, Id ahora Á socorrer ft mi alma, ¿mus qué digo? ¿Qué favor podra ser ¡ayl sufluU'ute A salvarla de la ira vengadora I>eJ Todopoderoso mi enemigo? ¿Del Dios cuya Invencible fortaleza Suscita las violentas. con v ni stomas I>e la naturaleza? ¿Que agitando los bravos aquilones Impele la« soberbias tempeätmtet, Inflama ilos obscuros horizonte«, Estremece ilos montes, Y basta el nombre les borra ft las ciudad«!' ¿Del Dios? pero el palacio refulgente Está vieudo con pasmo el elevado Sollo die aique! monarca oaunipoteate: —43*Ija Emperatriz augusta que a. su lado Goza de sus ternuras y caricias; Angeles inilnitos que agrupados Ail rededor «Leí troao estän postrados; Las ctadldas .doncellas Que ea sus pairas deludas Enguirnáldala las freu bes cou estrellas; Santos todos; los justos bieinliadados; Iva corte de los cielos... ¡oh dichosa Moraüa!, «Jaima entonces ia airan mfa. Alilí estás, ¡oh iiuii niaidw wsuturosa! Aillí asomas con plácida alegría Y deliciosa calma: CJûzate, pues ya tienes Becomfpeuisado ol mérito de tu atina. Gózate, ¡olí madre! len Infinito« bienes Pero qué, ¿la bland UTO de tus ojos Con miradas crueles me retiros? ¿Objeto as de tus iras El que sufre del cielo los enojos ¡Ay! vuélveme mi abrazo; 'abtrazo estrecho Que en el mundo te di ewutdo expiraste Y triste me dejaste En abundantes lágrimas deshecho. ¿No me oyes? ¿no míe ves? ¿no me conoce«? ¡Ay! mírame jtar úiltlmo agradable: No seas inexorable Ail blaindo ruiego de mis tiernas voces. ¿Huyes dß ml presencia? ¿NI tuna vista míe pagas, ni un abrazo, Al hacer urna aiusameaa —432— De que «s 1st misma eternidad. «1 plazo? ¿Con tu hijo tan cruel? ¿cou un pedazo De tu vida? ¡ay die ml! con raudo vuelo Tie apartas de mis o j o s . . . ya te fuiste Para otras ¡pautes del alegre ctelo. Tero ¿qué estoy miramdo'í ¡caiso liristo Para mí, y de dolar «1 ,m&s profundo! Allí «1 cómplice está, die mi pecado.. Y ¿cuántos que ea el mundo Conocí .pecadores? ;oh! ¡dichosos, Dichosos todos coin eiuivklia imía Los que gozáis de Dios «1 dulce agrado, Y os recrean sus ojos cariñosos! i Dichosos! «(, uiLl veces, que- ocmpaiudo Las mansiones de luz, con armonía De voces apacibles estáis dundo Gracias eto término á su autor: al mismo tjue fabricó con unuios etemales Las eíireeLes horrendas del abismo, Y eucandlû las hoguera« lofarables. Allá, me arroja con furor horrible A gemir opriimiido de cadenas Que su tnsiio terrible Forjó paira InistiTOineinto de más pona«. Allá me .¡precipita. ¡Qué caverna! ¡Que tvego abrasad oír! ¡Qué pestilente Humo bosteza la tartárea boca! Me aquí «r hórrido «poeüro de la. eterna Noche, el dolor, la «olera Impaciente Que sin cesar provoca El llanto t}e los míseros precitos, —433— Hierve el lago iníernaí; la gruta brama Coin sóa horrendo dK? inflamada llania. LOO caflabozas lóbregos A "gritos Ya.paireoe q>ue se hunden. ¡Qué molesto Desorden! ¡qué funesto, Qué temible lugar donde isevero Descarga Dios su brazo justiciero! ¡Oh cuantos condenados Como «u aiHenbce hornos encendidos S B V«U ambutünadios! Retumban con sus grandes aJarldus lias suble.r¡rúneais bóvedas, y cumulo Los demonios.... ¿qué es estoï delirando Atóudto ed discmiso titubea. Y cu-anulo los demonios com horrible Presencia yo "deliro Con la fuerte impresión de la terrlbla Imagen de esta idea. Me agita el susto, y asombrado •riiro... Todo el infierno junto Se le presenta á mi alma en este punió. No me Mames, ¡oh Dios! aun todavía; Mas cuando sea llevada el alma mía A tu presencia augusta, oh juez eterno, No la airrojes, Señor, eu el iuüeruo. Muévate ini congoja y mi gemido: Mi corazón d o t a l te Que sa.le i w los ojos derretido. Quédate ü, Dios en lágrimas bailadn De este alamo pendiente, Citara triste, y á tu voz cansada Prosiga de mis ojos la corriente. —434— OCTAVAS i Dies me i traiiisierunt. Job., c. XV'I. v. 11. ¡Miserable de mí! que eu mar airado Derrotado ©1 bajel do mi contento La libertad perdí, y aprisionado Hoy (sirvo d<e ejemplar al escaa'iniaDto: "51i vida pereció," pues «epultndo De anticipada muerte el horror «lauto: Siendo esta cárcel paira penas mías Tumba abreviadla de mis tristes día«. II Dolores infiero! circimidwleriiiiit me. Psalm. XVIII, v. 6. ¡Qu« eoinfuisKm! ¡quo horror! ¡<jui' obscuro (centro î>e esta imansiôn funesta y espantos«! Pairéwune ¡ay de ral! que ya. estoy dentro De la eternal estnawlft cavcruosa; —435— Aquí «Joy coin el. »usta, y ail H fmeiK'iitro JJBS „bijas de ]la moo lie .pavorosa: Y «ntire. espectros lioaTlbles <tóí avavuo "Me 't'ircumJji'n tloiloi-ös del taiiMuio." Ill Misen'eiiiiîjil im»\. .«allem VOS niitiici ni-el. Jot), c. XIX v. 21. ¿A QUÍLMI, pues, vuilv»r« nils triste? ojos l'ara lialiiR" die m\» males el COU¡HJ«*1O, Olíanlo solo, leixtre horriilcos dwpojos Sotubrus mustia« registra, eu desvelo? ¡Ah! ¡mortajes!... ¡nuortuifes! lo« enojos Ayúilanire A -miii'iv ftel aJto cielo: "No os mostréis CL mis quejas onemilgo«, Siquiera lias que tfiuLstelis uulis amigos." IV, Vocabte me, et euro MjspomlBlio Tibi. Job. c. XIV, v. in. No iKM'que ahora, ano veis t-oial llLtmieteo Atado »m tener acclóiu «tgii'iia M« abaimlooOis, lngraituSj ÏÙ l'jeteo Com solmifl.il« irlgor, ipiedail ludinguna: Que si os viómLs tal w z tomo lire v w Y mu.dan'o ¡senibhioite la fort mua, "Afe llaiiia.vóis «¡caso, y yo propicio ïtospomferé â ila. Toa <;IMII beneficio," —436— »ECIiMAS A UN NINO ¡Oil niflo, la interna edad (¿ritos da á tu entendimiento, A ,que líente tu talento Sentía tu capacidad: Pues «i puerilidad (.¿astas todw en travesuras, En las edades 1'utuinas Surfis cual fútil avenía, Cual campaira que no sueua. O ili'Ute.r.ua que asta Ü obscuras. Mira aquel pulirte: ¿uo vus Que ciego á la luz del día, Cûruo tun bordón es su guía, Fija coa temor loa pi»s'í De la misma suerte es El que es ciego ä la w»zón; Teme dar uii tropezón Al tiempo que un. paso da, Y su enitift™iiiiv>ii«nt,n va Como un -ciego de bard&n. ODA LA JUVENTUD ENGAÑOSA Pues pobre ihuetrfaiaito, Em urna odiad tan corta Entretenimiento» Foétlo»».—S» —437— ïte œoe dejö 'tu madire Gomo muât, riea joya; Y puesto <im ¡al sepulcro Cou -plannt», presurosa Camino, aln 'dejarte Ni ¡bactenda, mi otras cosas: Y an flu, « tu intuí-encía Ein edad petligii'Oisa. Va entrauflio canta día, Oye una tovc lulstorda. Acu&ndorne qup asífundo Uaa tarde A la .sombra. De im. fUiboil, UíiTirttendo Al^jmuia toltiiifw boras, A ti y fi, Que en ta TViscálbaJs Sim BruBtuä otro« muchaolios, .filones ta liaraioaa inioaenitißö mi zozobras, TemläURlo altríin Imsecto Que icon i Ma) jnuizoña, OCandtera. ttt vida, Fiara, mí tan preciosa, Con roces corpulenta« Que exhalo mi confioja, —43&BJstos verso« o« dije, Que oyó ila selva toda: (I) "Oh, mifl*6 liiuprud'enites, "Que audfi.ls eortaindo rosas, "Y 'las yerbas reblen tos "Que ya la tierra 'brota; "Apartaos "Pues bajo "I>e flacas, "lj& sderpe del (peJigío, de esta ali'ou'.br os oceeba venenosa." Kiste aviso .importante Que tu i»e,llgH> estorba, R«ipwi.u'te quisiera £¡u edad mA« w-mota: Cu&udo del mundo alegra Era selvas deleitosas La. juventud rlsiwiia Te ofreae.a su coroua; Pero que ya mis h nasos En um« wim tenebrosa E*ta.ríüi destruidos Del molió ¡y Ja carcomía. (1) Qud tegltí« flore«, «t humi raaisoentia (rasa ï'rtgldus. o puer!, íuglte inline, totet angula in (Uerba. ¡Van«., agiloS' 8. —439— Mais para eutanictes, liijo, Comsorva en. tu memoiiila Las versos que te dije Guando cortaba« rosta«. DECIMA EN LA COLOCACIÓN DE UN SAX RAFAEL EN UNA CASA Devoto Impulso de amar I>e «»ta casa, tiernamente Os elLj?e reverente l'or su guarnía y protector: Espera eu vuestro favor Tod« jrracia oelestial, Y que tendril en todo tnaJ, lieu few loos prenante ft vos. La medicina de Dios, Que es remedio universal. —44*— SOlSriETOS SONETO I A NUESTRO S. J. C. EX SUS TEES CAÍDAS Dolores .nostra« i]»e iiaHarv.lt. Isa.i., o. M i l . v. 4. El misiito etn cuyo brazo omuiipotuiiite. El aoK'lw mar, el cielo dilatado, La vasta tierra, y todo lo criado Se rniaiitiaue »aguro y iijeNiianeute: El "Hambre iDioe," ni pe«o solaantiite. De este iff«, Apira del piHitdo, Tres veces en la tierra derribado Es la mofa de \m jnteblo i move route. De esta suerte camiim : y cuHiudo asombre Bl lu^ar afrentoso d<wide espera Ultiinjés vite» fi. su «nanti) nombre. Apagando la luz qne «ilm ,r¡eveirbe.ra Eia &a divino sol, meno« el hombre, Ije ülorarä naturaleza «¡niterai. -*4I~ SONETO II A LA FOHTALJSZA DB MARIA BN DA PASION EKE J HSU S IforUtudo...iiMtomentum i-jus. I'roT., c. XXXI, v, 25. Tu Hijo ipadiow, y >en nquel IUIOUWUU» Que Oie mu allergo cádiz, vine-tMi pura, JJH "filthua gota faJJetslendo apuru, ¿A. nué .coma pararé tu suírliii lento ï SJ llora «I est.relhw.lo firiiKuniewto, Vistiendo al velo de :1a jiwlie obscura, Y si íjiuie tamibión Ja tUara dura Con raíi'o generad ^cuitlmieuto: ¿CiiíU será tu (toktr'í laiwinpreusible. Ma», iííonio tu mortíiil naturalisa F a r n * eu lam to mal iunleetrnjetibl'e? ¿•C-öimo no BHMMW»? ;aih! que A tn terneza, Siendo td la «-latum im&s sensible, De -eoilunvaa alrvid Ja fortaleza. —44 a — SONETO III A LA SANTÍSIMA VrKtíBN Sacro efundido iHrio, que Iwtjado Para «mtldoto fuiste diasdie el olelo: Azweiua que J leva iiiueBlro «.utoelo Al olor de »u ungüento derramado: Nando ique tvni suaviáiules 'debitado Lteiia. la aliua de £ozo y de consuelo: Maravilla qme alalia todo ©1 suelo, Y el empíiieo por única Ira eaiatiado: Bograuídeaca la roano que descuella. Sobre tu heiuuosa faz la luz que brilla. Las gloria« que nil torpe labio '»ella.; Volviéndole á «UIIUIT «U VOZ sencilla, Medicinal, fungante, «uii.ve y bella: Lirio, «nct>ua, uamlo y imanavilla. —443— SONETO IV A LA MISMA ORA. BAJO LA ADVOCACIÓN DE LORETO EJlegi. et «»nctiftc-avl loeuin ¿stuan, ut sil: ibi Jioüion íneiuu, et IXT ma néant oeuili m«¡, et oar iiwum ibi L-UIKHÍÍÍ Uiebus. Paraltpotm., I. II, c. VII, v. ltí. La «asa de ¡a aurora, u e,í optante Que eJ soil eterno al .mundo iironiielfa, A Daliaaeia sus Juees extinguía, Y 6. ¡Loreito asomaba !i*efulgeitte: Porque «t'ioso el l'àdre omnipotente I)*ïl 'lionw quf a su casii «es «tabla, Un .lugar la eiïg.io, dó en cualquier día Su mwnibre se lensalzar-a ester najuente. ¡Oh valla, i'UaJ I^oreto veutnirosa, Cuando «n tu anual reouaslo se reipetsa Aquella trains) ación ¡muy prodigiosa! Reíd te como «iemipre iwula «ftcaisa La salve uom quo atiendes obsequiosa Los «aerados derechos de esta casa. SONETO V A LA MISMA SEÑORA BAJO SU ADV O CAÜION DE GUADALUPE Desde «u etteriiio alcAzar, désete «J i-jólo, Viendo .entalla á Ja América algún día En ,»u última afliociúm la giran María, Y baja il idarle niaiteauuíil c-ousuelo. Miradla en I'spayac, y a su clesrnin CcfiiH) «e frustra el pla.ui de la herejía. Y ariatfai's« la llama que cundía Deisde «1 fraíleos basta el indiano suelo. !,Qné val«, pues, que Napoleón ufano Con su hueste Infernal, que al niuu.'m aterra, Quiera oenpar el reino mexicano? A.l arma, paisanaje: guerra, guerra. Que el ««ero Paladino GuadRlupnno, Por su favor ampara uueistra tierra. —¡WS— SONETO VI A LA MISMA SHA. BAJO D E LA MISMA ADVOCACIÓN Florea ajpparuesruut ID terra nostra. Cant, c. II. v. 12. La deidad de la Vaz, sabios pintores Expiresaban con diukre gaillardín. Dibujando nina virgen que oírtela En aus candida» miauos tíenuns flores: Entonces apurando sus primores liustraido el pincel nos prometía Esta agradable copia d« Marta Que ireetbiö en el cieio sos colores. Así .la ive aquel Lndiio afortaoado De Tepeyae en la escarpada sierra: Milagro qtie 'hasta boy se ha perpetuado: Pues cuando se arde ol .mundo en viva guwra Parece que la paz se ha refugiado Eu lots lares felices de esta tierra. •^4$w soNBrro n i A hX OON0EP0I0N INMACULADA DE MARIA 1SANTI8IMA Eu su mietite divlnta preparaba El alto JOT« ila toetklad u.fis pura, Dándole todo <c,I ¡ttano de herniosttiira, Para los grandes fines quo intentaba: Asi que las ivlntudas connpeudlaiM. En tan igr&olosa »lin í*nim.i criatura, Excitando ¿w laniior y su teiinor«, ÍUJA, MADRE y ESPOSA la llamaba. Brillo en el cintro Olimpo la alegría Y rwo.nr,tó su lespaulo luminoso Celebrando el origen de M a r k : Pnineiipio, A Aa yierdad, cl mils gtarioao; P«ro que la honra roteina lo pedía De m PADRE, de su HIJO y de au ESPORO. —447— SONETO VIII A S. FRANCISCO D E ASÍS . . . u;i adivit AEteraia Christi trimera. Ex Officio «cet. La oegra tanijiiaataid de ¡la ¡herejía Oublie !a faz del .globo venturoso Que Cristo redimió, y el hoiwr.otso Caos i»e dilata de una noche impía: Kl grito su,be á il a región del día; El".grito de la Iglesia querelloso: Truena el OiiiMi>o; el Fartiie ludivuioso, Al gran Francisco, coano ¡i Cristo «min. El vicie-Diios, ciMul astro refulgente Asoma a'I inundo: la época cristiana Cielo y tiierra celebra« e.n SU oriente; ¡Oh btaniUaidada .etlnd Ja frawisefwi*! Y ¡ali íMniisto el Potosí! que alejtreineme Canto. Ja mueva redeiiicióii hmiiana. (í) (1) Nada ibatn-a encarecido en este Soneto para eJ «ju« hubiere .leído Ja historia del siglo XIII.—A. -448— SONETO IX AL MISMO SANTO C«ilaf i'letus, psalnt coemis. Ex, Ofûc. acel. Vuelve del alto cielo, lu« sagrada, Que 'bafinIra. mil rostro de alegría: Vuelve a uits turbios ojo«, clara gula, iOb! vuelv«, vuelve, religión amada. Sin tí et error me tiene vulnerada, Y procura acabarme Asi decía La Iglmia santa, cuamdo la bea-ejía. La tien« can ¡sus sombras eclipsada. Bn <wío el mismo iPíidre omnipotente, Para «Mij-ugaír el Manto de su esposa, Saca & Firoucdisco de «u caos profundo: Déjate ver ed Serafín ardiente: Huye al abismo ¿a .impiedad monstruosa; Luce la Iglesia: se repara el mundo. "WV SONETO X AL MISMO SANTO Mientra« que adorna la soberbia frente De caduco laurel el héroe vado, Francisco ciñe con su samta imano La humilkk? sien de Jauro jx-riüaiiente. Reparada Ja Iglesia en el Pon tente Al ii\wo setptenitrJün hace cristiano; Ilustra aJ Mediodía; y el otomano Pone & su* pies su cetro re fulgen te. Después de tanta y tara cabal victoria Que al ctelo ailegra, ¡y al abianno atenra, Vuela Francisco fcil premio <le la gloria. Apnanidan, pues, los liëroes île ila tteasra, SI ipara nacer etorna su memoria Conrea tras los laureles die :1a guenra. —45Ö— SONETO X I A SAN JÜAN NRPOMU-OENO Tmneilvilmus per ignera et aquam, «t adduxistl in reitrigierluiin. Panilni. LXVIII, v. 12. Al graind/e e&fueirao del podw divino, Aquel de NepouUK; varôn. coostamte, Par fuego abrasado«: y agua inundante Ha.ee, imtraindo ail «lelo, ßu camino. Bárbaro el rey, su horrendo desatino Oon blandura, ö rigor lleva adelante, tjuanitaiido que el silencio se quebrante Que resguardaba ran ¡pecho diaan'amtlno. El halago se empeña por »u parte: Aspira la crueldad a la victoria, Gonubatiendo eJ más sólido baluarte: La GomstaTwsia de Juan ee hace notoria: Ï elevando «1 silencio au estaiadante, .Viva, repite, la dilatante gloria. —451— SONETO XII A LA MADIIE DE SAN F E L I P E DE JESUS. Llora M&ndca á su hijo ¡y «(invertido Consigue venlo á Dios, ¡qué feliz llanto! La Madme de Felipe hace ot.ro tanto, Y sabe que .ha mudado die partido: La primera contenta lo ha 'afligido Can ver que al lxereslairea le da espanto; La segunda lo adora Atleta santo. En aras que la Iglesia Je ha construido. Por .lo que de las dos en paralelo, Dt#a el contemplativo mfts prudente ¿Quién tuvo en m dolor mmyor coronel o? ¿La del Grande Agustino por sapiente? ¿O la dal Mártir CRIOLLO que en el >!telo Lo vio, según el Paipa, refulgente"? —452— SONETO XIII AL SEÑOR DE LA BUENA MUERTE Ubi est, íiini's, vielwi.i tu¡i'.' "Ad Corlar«. '.'. XV. v. "ó. Aqufilla muerte, frangen horroro*;) D<> ,1» culpa (le Aili'i.n d éso bedien tv, Al morir eu la cruz un Dios paicient»* Acaba con au fiiarm poderosa: Vuelvf «•] hombre íl la vida ¡más dichosa, Na«« il*> .nuevo 'ínUagi'osmiuieul«, Inuindaindo de sangre íl !a vertiente Be la Pación de Cristo dolorosa. íDfi tu victoria estil, muerte atrevida, Cua'Udo el L<efYu de .Tuda muriendo fitwte, A sus plantas te liftne ya venid da? Huye azorada do tu nvismn suiertc.... y al autor eMKi'aiiKtezea'ii d«> la vida Los que le llaman DE LA BUESW MUERTE. Entretenimiento» Poáttoo*.-80 —453— SONETO XIV AL PADRE M: UN OKDKNADO, SOBÜE LA DIGNIDAD DKL SAOKIUHXHU De majestad circuido y de grujid*«!», Ltesde «i cielo do alumbra «temo el día, A las manos tie tu lujo descöudla luí Dios id« samtMad y de in)re/.a: Lo vi, y de luego oauot-í la alteza Del saxMu-doclo santo: y el alma mía Estática rebossa de alegría Que no es .de la comftn uaitm'*i«ía. ¡Oh, "Collado," rolil veces vmmiiroiso! SI vieras esta escena tan brUtaute Qiuie se ofrece «a el templo majestuoso. Hicieras ¿qué no liictem un padre amante En éste el de »us días el más glorioso? Pero si ausente estás . . . s i está disiamte... No. pues, su voz levajrte De ton aiiegres Piérides el coro Sito que al canto se siga «1 triste Moro. —454— ELOGIOS FUNEBRES J£N LA S E N S I B L E MUKBTE Del P. F. Manuel Navarrete. ELOGIO PKIMEKO, COMPUESTO POU l>. MA1UAXO BAIÍAÜABAL LAOIUMAS DEL, AliOADE AXKKISO, AKRODILLADO AXT10 EL SEPULCKO DE SU MAYOliAL NAVA IM! ETE ELEC.1A Dolin-: si «s que auliuiulo Peremtie tue ¡K:om*pailnis, Por voto que los cüos>es Hicieran contra mi a hua: Un niomieuto U» aparta, 'lolor nilo. De fomentar nil jjra.ve desvarío. D*ja selten a til* labios esta losa. D6 mi cairo MANUEL en paz reposa. ¡Oh Mi, J&pUla fría! Qiiie :im eriitreilicho «norme Al flltinw consuelo I>e unís ojos ojionas: Deja de ser hoy pleilra, y en blandura Transfórmese tu «er y entraña dura; —455— O ya ijue duruLiüU'tie ,no hau mi« brazos, ¡Ail I Ututo y mi dolor .te hagan pedazos! , \ o me ivapimúa,... ¡Cielo! Mas ¿cóiuo'r,,,, ¡qui' delicio! ¡No luye piedad eu. los hombres! ¿V à mut piedra la pklo'í... 'Xhl Milindaíuites ,son vutwairos aaitojos, Ojos il*>¡ oueruo, Mniitados ojos: No vertH-s á MAXl/ÜL, porque txsta pabiin Ya sillo la da el cielo ñ los il«l aiitiw. Coin, alios, ¡aiy! eon cillas Ai i raw ti« hito en hito, Como águila, al segundo Apolo 4¡loI OLimiKi: • A(jii*l ddvl'uo v«tH., que «olla Oohiia.r al iituVio s»u<4o (le alf-grín, EmtortMuido ¡ul amor: decid, paistows, ¿Qué llera lio escuchaba sus awowä? Venturosa "Olortla," A cuya ston tejieron Mis floridas #ul.EDaklas Sus amorosos e«í(>s: Congratulait*», ímnlga,, con la irt>a IV» i.jiu* la oo-imwapla do Anwltea, N,t su jíinlfu florido -recopila Floras coimo "las floras de Olo-rila." ¡Ay, í'raoeente Amairda!" El alma me ¡peoelyaa —456— Tu nombre: tu maníanla: Tu virtud: tu "inooeuicia." Pues cuaitMlo von caniUiSju ilukviueute A su "Auarda." MANUEL, ü au "inocente," Tuve yo nine quejarme, cow wiv dii, De la otra cruel "Ajiairda." y su perlldia. Si a.q>ueja*lo se daba A ias justa« querella» •]>al luido y la fortuna, Ki»teniae 10 il las piedras: Yo por sus "Hatos tristes"" étoile Í!n;lo: ";Oiíl ¡mimen estés alegre, MA.NU.JaL mío!" Porque cuando tienio sus enojos. Ojos que .no lloraban, no eran ojos. Si consagraba lino De su alma generosa La« efusión«! tiernas, A la "a¡n*tetaid" Uerokja: "FHWEO," *Mio tú, ¿qué producían i Efestío» y Alejandro renacían; Y eu vivo ejemplo de a m b t a g hinwies, Volvíaiu al mundo I'íhutes y Oresves. Ma«, aunque prodigiosos Son todos estos rasgos, Preciosos ornamentos De nuestro suelo (patrio; Nada 1» dicho, pastores: on i desvelo Ha Tratado por ün cosas del suelo; Y anun lie falta qti« lw«*'r A .»iJ31 eacouiio mayor ¿t su alma pura. —457— •Miradle, con Urania Bu el etéreo carro Peuetirur el empíreo, Cou eunKiùo «ag-adtp. Oíd CHU tul'...- ¡om cuáuta melodía! La adorable "Pureza de M-iiría".... ¡Hombre! si áng"l uo f:iíst«w en, el ÄUPIO, ¿Cóuio t.e remontaste« laasta el cielo? Basta, si: y al ompeüo De uii tina íuiiuiQi'ta, Excúsele la muerte De la iitígra lisonja. Falleciste, MANUEL: la parca duna Te sujeta il uiia trist» sepultura: ¡Ya 'lio so olríiiu tus celestiales voces, I;rrtói'pw*te divino de los dioses! Cloto, L&quesi«, diadime Del -precioso hilo cuenta: ¿Qué trabéis hecbo, cuitadas? ¿ Cortóle A tropos fiera Î ¡Suspendía la segur, parca enemiga! Suspéndela, 6 el cielo te mnildiga!.... Mas ¡fly! que ya es eu vano .mí desvae: Parca, ' perdona ; obedeciste al cielo. Espíritu graodioso, Que de la tierra tagnaita Ha« cumplido el destierro Y taimas á ilu pu tri a: Esta triste cnucMm ú tu memoria Couisagn-o, porque el fasto de la historia, -45SPueda decir al orbe .en algún dfa: "Fr. MANUEL N A VAIiRETE. a4.1I vivía." Y tú, yerta ceniza, La ineptitud perdona D«l tnaInadia4o Aiufi'iso, Qu« moribundo llora. No tengo flores poética« divina« Coa qué u o m w tu sepulcro; «ino. espina«: ¡Sólo te of reí* mi letail quebranto Momento triste, silencioso Manto! Vos, las IMéi-klwi almas, Qu« del castallio nectar GustiralB la ambrosía, Cantad lu triste endecha. A l ) i o s . . . . Y :ú, coturno, ane calzaba MANUKL. cuando en «1 mundo lailitabi, Este ósculo iecü>e, y ven al tenip'.n De da inmortalidad ft dar ejemplo. —459— ELOGIO SEGUNDO, COMPUESTO POR EL LIC. D. WENCESLAO BARQUERA ODA SAF1ÜO-ADON1CA Tu Paz llorosa cou la negra caudu De uoelie eterna ipiesu.w>sa cubre: Rige â lits anda« tu flamante CUTÍ, Délflco numen. La up-i'.'a niebla del fatid Eíeou El orbe llena de pavor y »listo, Y la iTisheza por iló quier extienda Hórrido» lutos. El Eurt) y Noto, en buracaue» ñivos Y de Apeblotes el rugiente silbo, El valle. ut«rro, y eu el bosque se oigan I'ávklos gritos. tía muerto, claman, NAVARRETE el -sabio-. El vate divo, cuyo plectro de oro En diestra mano, competir pudiera Con el de Apolo. (1) "El Täte divo que al Indiano suelo "De honoT y gloria le cubriera nía no (1) Bstji fue la. os trufa que se colocó abajo del retrato d<>] poeta, como [Hiede vw-? ai principio del tomo primero de e«ta obra. —460— "Con sus ca¡Qt&m¡, que preciaron siempre "Xdmoüis nil to«." Las nueve hermanas -ti« ful go* türcuiufls Con megra resto recamada de oro, Flotante el pelo, sin aliño ni orden, Bajan al soto. O&toe el sepuloro dolorosa« vierten Fraga«tos flores; y el aroma digno, Al irielo sube «u vi'Vwen,Le voto P«r su querido La bella Euterpe que preside a¡l coro, Mii lira de élxuiio 'se adelanta á toda», Y ein esto« safos la mortal elegía Lúgubre entona. Hado ominoso, vengador insano, ¿Por qui1 nos privas del mejor inpMiiioV ;,Por ((lié deiwargíis tan soberbio• golpe. Bárbaro, fiero? ;.Xo bay innlhwhoiie» cuya safía impla El cieilo .iwlln eon iiiwiiumdo crlmon? Plies, /.cuino a.l .Insto la fatal guadaña Ciego diriges.?. ;.C«n que ite lleváis al cantor preciad». Que ä ol alma Mut!«' <loJ Oeador divino. —<+6l En duloe métro consagrara ufano Cflnlftcos, é himnos? ¿A aquel que ft Imputaos del »a-apraid-o fuego í*eaetra al salió de iniuorttt:c¿ lu cea, Citttaud« a! fuerte, prepotente y sabio, Próvido Numen, ¿A aiquel que el estiro del valeur eaçiencle En los lealles mexicanos pochos, AJ Hiodu'lMite r-wtoaar altivo ¿De sus •acBtttoe"; ¡Ay! tu llevas al virtuoso "Silvio," (1) Qu« fi, la Inocencia'y al aunor celebra En su festiva, juguetona, y dulce, Uftstica avenía, ¡Cruel' mas ; dónde' ¡suspirar cansarlo! Vn llamto «rtórii mis mejillas baña: ¿Donde te toa« ido, XAVAKKF/PB amalo? ¿•Dónde tus gracias? j Tft, ya no existes'!... decretólo el ci«ío; Así convino. La tnainsión eterna A t«s virtudes ora justo fuese I>a reeamipepsa. (1) Este nombre se da «u sus IHWXÍH« pn*¡torilee. —4Ô2— Castos amores, celestial "Olorila,' "Celia" luocuute, la fatal guirnalda Da la cicuta y ol beleño, ««i Flnebre g»ila. Con que hoy ten, torno riel siijiiuir-ro triste Entotiia.ivniO'S til "íl -Dios" puist i'wo : Venid, y *«! 1 lamió doloroso sea Kuestro consuelo. Venid, zagales, del Faa-naw) indtiatiia, Y en vuestros hlumios perpetuad su .uounbne: Haced qu« al tleimpo su memoria exood:*. Aneados nobles. FIN IHSTDICIE DE LAS POESÍAS CONTENIDAS EN ESTE TOMO PAS« J l P í w i t t iSiK-uiitia de Sos piúnei'im.lií'i ISIKIPÄOS» île ila viibi ú*¡ Er. àltuaitA X«varaete Elogio <k' Fi\ MíMiiwl Xavairrete, JHW 1). Mariawi Barramhnl. . . . . . . VI "¿ EXXKI-yrENIMIENTOS l'OETICOS A Fabio, en ,1a l'pinisàiôii de «»tais t>oü S SÍM* Brillos^ insfwiiio. t.- LAS FLOUES DE CLOR1LA l'tViliii;o ODA PUIMEUA ODA I I . . . . ODA I I I . . . íi 18 -4<$4— PS«». ODA OíDA ODA OPA ODA ODA ODA ODA ODA IV V. VI VU Y1U IX X. XI XII . 1!1 . . ' . . . Ül Ü'i -I ' , . - --H Si -'(! -'7 2Ï ODA x i i i as ODA X I V . . ODA X V ODA X V I 2Í) 31 31 LA INOCENCIA Dedicatoria O D A P R I M E R A . Xnt-mlwvHïiïi. . . O D A II. ha Zn*ï:l.l0j!l.; . . . . OiDA I I I . Lu slmi>llchl:v.l O D A IV. hs\ .ooTiit'.vlta O D A V. El pTPinio O D A V I . I^a tortolita ODA VII. El hijo d e W i m s . . .. ODA V I I I . L a fuK>ut.willlá. . • 'ODA I X . L a Venus d e ¡Ofoiipiw. . O D A X . CoiKSInalAa ' 33 :í<5 :;s 40 42 44 47 49 "I 5» 56 L A M Ú S I C A D E iGELIA ODA B R I M E ß A GO —465— Pájtl. ODA ODA ODA ODA ODA ODA ODA ODA ODA ODA II III. . . . IV. V. . . . . VI . . . . VII VIII IX X XI . . .til (tí (¡4 ti« . 1 1 7 t¡S . . 7 0 71 , . 73 74 . ' . . . . . . . . . í . . . . . . I.A P O L L I T A Dlí C L O l t l ODA ODA ODA ODA ODA ODA ODA ODA ODA PRIMMKA. II. . . III. . IV. . V VI. . . VII VIII IX. ODA x ODA XI. h 1 . , :.'.". . . . , . , . . . . ; . . T R A D U C C I Ó N D E UNOS VEiïî/SOS ANGELO POLICIANO ODA PBIMBRA 77 78 .7,8 79 • N(> íil . S2. «3 84 . sr> '. 80 DE 90 —466— ODA. ODA ODA ODA II III IV V . . . . • . . «1 Í13 . .IM . - ¡Hi ODAS A DIVERSOS ASUNTOS ODA Pit IM KEA. De Doro« la 98 ODA II. De Ha misum 1U0 ODA III. El triunfo 4el «mor, . . . lf»;i ODA IV. A FI!^no. . . . . . 1.05 ODA V. A urna imonsrtameia. . . , 107 ODA VI. A Lisi cantando. . . . . . 108 ODA VII. A lOlortla, emu una« frutan •de pasta 109 ODA VIII. A unios «altillos de O l l a . . . 11.0 ODA IX, iBn •oelí-bulilad (1* uno« din«... I l l ODA X. iKl día <!<> Oliura.. . . . .112 ODA XI. A .Clarl «u «1 J<who. . . .113 ODA XII. El Verano 115 ODA XIII. El Est*». . . . . .116 ODA XIV. M Otoño. il< ODA XV. El l¡nvi«rao . Htt LIBTHITÍT<A, A ¡OR loaiíiarios 4e Ulsi 120 LtETKtLLA. A lesbia. . . . -121 CUATRO TUGUBTILUOS A CLOllILA Juguotlllo iprlmoro Jiuguetllio II. . 12Ä —4Ó7— JuguetMJo I I I 121 .lugUftHlló IV . 12t¡ L K T K I L L A . La a-ftsa <k>l Valle. . . . 12S *ilLHA, A FaMo pimí (jilo 'Se « u s e . . . , i:¡tf ÜP.l'iMiiiieu sohno íui U m á n . . . . V-\t Vrtriüs vwi'siw Itokirtts VU OUAIÎTK'fAS. Ut-ítmto (lo Celia . '. . 142 U O l l A X ü E . C a r t a aaiiui'osa. . . . 140 KiOMANiCK. A ;lw día« ule mi miui.^.i.. 15c DKSPKDlDA .152 P K O I M A . A FiJU en riU-ainxpo. . . . 101 P>rcCL\IA'S. iBu to ,dwstruwei5n tie IUIIM liai»t'Uw laiuta t o r r a s . . . . . . 15ti liECI.MAK. 'A :UÓ,i ssfflarita q u e cogió ia rua,nwi. .ite peillr viürsas tú a u t o r . . . 159. IIEOIJÍA1S. A in! caraaöii. . . . . 159 l>KOUÍA. A Lisi ¡pan «1 fueffo que lo . l'»l .DECUIA, A'iHnus ojos DKf'ÍXIA. IKII vina musciieia. . . . ¡ • R O M A S . I E I Amor C a r m e l i t a . . . . Q I ' I X ' I ' I I J I J A S . il'nnln « m o n t a » . . BXTtECHAS K K A L B S . A um c a l í a n l o ile 'Celia.. • • IRAIÍÓ an ia iluten. . . • . . K2 Hi'-' 1<¡:> lt:5 DOS T B A D U ü C I O X í B S iDOS UNOS I>E G A L O Ppltrusra. Segunda . ItiG VKUSOS IOS 160 —468— EPIGRAMA.— J;«l Amol- urauud >, "JLVraducüiftii idiel ikiio'nia griego a.l laitiuw y de éste ai! oastoHajiio 171 JHar¿ll'.r¡íi!iiiS Kiel aiiiisiuo epigrama.. . . . 17:: A Gloiri icon, uiita. fitAatmlrlta.. . . . . 17:5 A Clori ¡eau unos piíciiiwi'dtois. . . .174 Ol«r.i y Suivit© lOwmiiBiïtlo ¡duraaiios. . . 175 KOiMAN'CK lENDKIOASlLABO. A los ojos de iClori 170 HiOJIANCE ißNÜECASlLABO. Tarn Ja muerte de un lonlto 177 EPITAFIO. . . USO I;«, imaûwna. » 18t CANTO EiN OCTAVAS. ¡Sueño alegórico. 18.1 IDILIO. iJa Zagíilla del 'Bosque. . . . lSfí BGLOGAS. US!) ÉGLOGA PKXMEIIA. tól amiante nuis üei • de los pastaros í9o ÉGLOGA II. La trastora imáe fiel ile la «abaña -00 ÉGLOGA H I . Diespttese Silvio de Ooni .215 ÉGLOGA IV. Llora i&ilvio !a aus&tioia. de Cflori . . 21S BGLOGA V.fl Celebra iSUlvio la vuelta tie Gloa-1 '¿'¿I SONETOS' • SONETO PRilMEItO. ilraMuio del amor, limitando el artificio del primer soneto de IX TouifuB de M a r t e . . . . . '2-4 Entretenimiento» Poéticos. - 81 —469— Píigs. S O N E T O I I . IlïHMWi'tloiSit'Ptetwt. . . '. 22~> S O N E T O I I I . A Olori.1.1 e<: í ;'<•-: iludes de a u s e n c i a 2.'o S O N E T O IV. E l .deseo 22« S O N E T O V. jai Bueflo eu eil Idía fte Oi«ri . 227 S O N E T O V I . El Ruego A m o r o s o . . . 227 S O N E T O V I I . ilîiftswilueiôa diel a m a r . . . 228 .SONETO V I I I . Da sepa.rnicián t t e O l w i . . 229 .SONETO I X . L«a traste alísamela. . . 220 S O N E T O X . A !a vuettta d e Cloiri. . . 2W S O N E T O . X I . A iCIorren el oaijnpo. . . 2:.il S O N E T O X I I . Das t r a m p a s -ñe la e j u t a l a . 2'it S O N E T O X I I I . I)*: aga-aiiieicimlöiito. . . 2:>2 iSONETO X I V . D e l a he,miio»ura. . . 28:! S O N E T O XV. D é l a juvwnitud. . . . 23M S O N E T O X V I . .Glonln. fi Disi . . .231 ¿ S O N E T O X V I I . ;Ccnn.tni, el aimmr « o m ú i i . 2.i~> SONETO XVIII. A Fileno. . . . .233 .SONETO X I X . ExukiniaoiüiiiiHs de una muj e r celosa . 2U6 S O N E T O X X . TjaeaíFlfi de.Fneló-u. . . 2¡U Noelie T r i s t e '. . SIS RATOS TRISTES. Dedicatoria.. R a t o I. 'MI FíuatA.sla, Rato I I . El Destino. . H a t o I I I . La, Berseeueiói*. R a t o I V . Mi S o l e d a d . 24li 249 250 2M 251 —4/0— Pug». lía to V. La, lugim-filind. R a t o VI. Mí H«rfa.iïiï«|d. Kaito V i l . Tul V u g a . R a t o VIII. I<a tenin-inaiCflßii d e mi« gustos, lía to I X . La, au-stMWiin . It ato X. La ftsuwriiiiiKa. R a l o X I . M a m o r extlmgulclo. R a t o X I I . El riimordiiiiipiito R a l o X I I I . 'Hl (lí;vite P i t a i o Rato XIV. 1 A Libertad. R a t o X V. La ímiwtft île Ftliis R a t o X V I . Mi retiro.. R a t o X V I I . Mis cns'Wüos. R a t o X V I I I . Mis paidmeis ilmena.Vipmiti.irad'O«, R a t o X I X . I « car¡suinieió,n. Riaki X X . iMi d i f u n t a lremnainia R a t o X X I . L a liumon aJMad. R a t o X X I I . La me.mo'ria. 25:5 255 237 258 2(¡0 2til 20\", 204 2(>5 207 2CS 270 271 272 273 270 278 2S0, ELEGÍAS A LA MUERTE ivrc GLOIUS magia 1 Ktegla'll. Elegía. I I I . . . . . . . . . . B N D E O H A S . A ¡Olm-is en pi seiprtiip-m . . r i i K f t l A . |FJII l a m i » r t e idirt |Lie. Y w dad ,y RaniwiS. B L E G I A . i'Eu la m uferte <lefl l i m o . Sr. I ) . Vv. Antonio «lo San MJjrñnl, Obispo ¡le Miclwwc&n. .' ; 282 283 284 28(1 2SS 2!»2 —471— l'üjj«. Ilroclaima y vaticinio de Miiinwva ew la, exaltación diel ;Sr. r>. Fettiftiutl<> Vil ai tronío, littfl SONBTO. iCoiuipuiesito MI iSaiii Antomo d*> Tilla, en unáis funciones que ¡hizo eeita Villa por Fernando VII' «a ©1 «fio de 1808 aotí La gloria del iSr. D. Calilos IV, Kiey de E»paiïa 30 i ROMANCE ENDEGASilLA.BO. Elogio & iD. Luis Säwhez. . . . . . -'ill A un gran, personaje ¡i 12 El Niño «graciado .'lift Carta á un aimigo 319 OCTAVAS. A,l M. II. P. Fr. José .Muiría, Cautnauza. . . . . . . . . . '¿-'2 A lu hospitalidad: era eil (illa del ,M. R. P. Fr. Joaquín Valdwas, iPrloir del Couve ato de 'San Juan de Dios, lern 'la Ciudad die Ban Luí« Potosí 323 FElniJio & Minerva. ODA SAFIOC-ADONIOA i . . . :«."> Oda iSAFlOO-ADONICA. (DMigMa al linio. iSr. Ohiapo dol maiieivo Reino do. de 'León, D.r. D. 'Primo FetHelan,') Marin cuando estuvo em mi VÍ<J1.I • -ti la Villa, de San Aiuloniio (tlt; Tula '.VZ7 Al Niño D. JOBO Espnrm 320 Al 'Lie. D. Juan Weincteslii > Bnni'i n-i. Oda . . . . •. . . . Ü'il _ 2 „ 4 7 l'ÍÍSÍH. Tfjiiliwci'flîi ¡libre (Is» muos ili<ll'.'(K IK-OIHA â la Ooiiiil«È4ft de Suae, '1)111" M . ITnibert, ó por el P. KOUIHHMÎS ;13;Í Somato. .Cale tarando <4 U»nu>lo ¿io los R R . P P . Cia.rmipilitíis de Co'n.ya, fa-lirioado p o r «1 <?61<eUw> T m s g u t T r a s 334 ftonp,to. E n elogio <lpil esñiiiTini tiue tuvieron, « i SMao lo« iliíitofinrící; de I>. IVduo Foi'nJUid'eK, Maestro «te p r i m e r a s .leíras en ÍWHK'1 Irisar . . . ' . , . . 335 C U A R T E T A S . l>o íwi íiiiiio sí t*u preceptor. 3!U> S Á T I R A S , CONTRA P O E T A S T R O S MALTWOIEXTKlS Vejamen. ;i,l <Tpisc-vi.l>i"!Í,ni¡etiti>:dle<vunl¡ri> ¡nwta»tr»s Azote á Pogaso.« Itatnato del Pftmine Sanas . . . . PiBCIMA. A ¡Filoir-a I>EOIMA, A leiwíai isiéñrailta jir.tr ¡n'omilwe (Rosta, ,i>oir .lo (jue se vei'ft . . . . TíiEGIMA. A un wtiiato &O.XETO. iA un ax»tn«tro. . . . . S O N E T O . Ein favor de la taoiciiíarMíVn • 340 344 3.">7 íitiS 3(>S ?»'i0 370 371 E¡P10 R A M A S T. Ttel amioír . . . . . I I . PeiMfiTO <tal nmttr pram do . • • • 372 . . . ¡172 —473— I I I . Al voluutairio (-ii'iili.vtti'io del •ainn " 37:5 I V . À UTk «¿HO V. En icHftbniíiLi.rl d'p •tuiiiii.-i'tdííií* . ;m VII. A los* ojo« «te' iCinisiaa . Eli m i s m o en, ini r o m o "BOI1«TO" . :i7:! 374 ;¡7í Vil 1 1 . A lull iCiMISOT :i7 4- V I . A l iiiiiiSiiii» liü'iiiuih). I>c juKmiitiO. . . . . FABULAS F A B U L A I. .Mis Ce.rawwois . . . . F A B U L A ill. ,E1 Mosquito . . . . F A B U L A I I I . I'll iKstiaiiwinie, El Arroy» y lOeiriee. . . F A B U L A IV. L a Arana, ¡Eli Mosco y ¡la Ci'iiulia. , F A B U L A ,V. L ^ s d o s Pñj-anüw. . . . F A B U L A VI. LON Viejos «*;IMHI1OM. . . F A B U L A V I L Eli D r a g i w . . . . P O E S Í A S .SAGRADAS Y 375 :¡7(! ;i7ii íiTS :-VS(> 3KI :J.82 MORALES L a jilván«! J / w i d e n i n l a . P o e m a Ein-auístii-o divido on itiiie« oaintois. IMrodweiöiii Oaiiito .pfimwo Omito isiPigiMwIo. On roto ti(W«,ro. 38b 380 300 305 —474— Págs. I'OBMA IIKHOH'O Km t"el'Hbi\klíi>d <te la Ooiut"opi('i'óiu> ' Iiunafulaiia üe Marta, jäaiutfctain. Irahwiluiacióu ni ¡poema Cauto primero 'Cíanto seguiiKlo Oil lit» tercero. . . . . . LA A L M A PRIVAI.»A 1W0 L A P o e m a lûg-uihiïfi. . . 400 402 400 410 (ÎLOItIA Caiato ú n i c o . 42? OCTAVAS '. 434 DiEOIMA'S. A u n iiiflo 4M ODA. I>a juvöiiit'VKl eugniíosa 430 I>RGIMA. l í u la «olcíoncóón <le un ¡Sau Rafael, en uiua wi.sa 4;i9 SONETOS S O N E T O I. A .Nuestro iS. J . C. era- ¡sus irus «aidais. . . i 44C) S O N E T O I I . A la fortuJeaa. ¡ri«» PUa.ría en ta P a s i ó n iite J e s ú s , . . • • • 441. .SONKTO I I I . A líi SanütlsIiMi 'V'k'ffeui. . «142 S O N E T O IV. A il a ïuilsma Señora, b a j o !a advocación dß L-oreto. . . . . 443 —475— rá(¡i S O N E T O iY. A lu m a i l l a . ¡Si'iiU'iu bajo la atlvocuitítóu d e 'Guiada Influe. . . . -144 .SONETO VI. A ,1a aiùsma iScnVw-n, bajo la iiniisiiia Siilvui/nicifut 443 .SONETO VII. A. lu. Oí»iit«a>ciIóiL Luniaicul&da de iMaria .Sia.uitisinni.i.. . . . . -)-tr> S O N E T O Y I I I . A Sein FnaiiHiMw d e A.siis. 4-17 S O N E T O I X . Al m Mihi > Sainitü. . . 44H .SONETO X. AI iiniismo iSauiito. . . .441) S O N E T O X I . A (San. Juan» N^ixmuiKroaio. 450 S O N E T O X I I . A la Jhnlirt» <te Saut Fuliipe 'din Josûis . .451 S O N E T O X I I I . Ail Si'iiuf d'e la ibmaui muerte . 451' S O N E T O IV. Al ipaicLr« de iwi lOnidenad«, swtone la dignidad Hei «niciPirdocio 453 E l i O C l O S KUN BBKEK I3n la seauslblí! lumerte id'el il'. Fr. NaivaiiT«ti>. Marmel lEloK-io ïH'inw'm, (pur 1). iMiairia.i» iliaifuüii•bn.l. I-Ägruuas del A m u l e ¡Auf.ris», « T O idMlado amie H seiijukro d e MU Ma.yovûi Nmva:iu"et<> 454 .Eltogto BeguiJiiU), a>oiV el l/ie. 1>. Juaai Wenceslao B a r q u e r a . 01>A ¡SAEICiO-Al MÉNICA ' . . . •. 450