(29) Vílanova. — LO P R E H I S T Ó R I C O E N E S P A Ñ A . 215 de huesos yacentes á escasa profundidad en el propio subsuelo, y á los cuales debia en gran parte aquella comarca las excelentes condiciones como primer granero de la Península: algún dia quizás paguen aquellas pobres gentes el obligado esquilmeo de sus tierras. Y si al menos el producto de semejantes despojos se hubiera quedado entre nosotros, menos mal; pero no, especuladores extranjeros los compraban á bajo precio y los convertían en Burdeos y otros puntos de Francia en pingües productos para la refinación del azúcar, y quizás también en excelente abono para sus campos; lo cierto es, que sólo de la estación de Palencia se ha extraido, con el indicado objeto, una cantidad fabulosa de materia orgánica y con ella multitud de objetos curiosísimos é importantes que la avaricia del especulador ha hecho perder para siempre. Desaparecía de esta manera de nuestro suelo una riqueza inestimable, sin que nadie se hubiera advertido del suceso, hasta que mi particular amigo y condiscípulo el médico de Vega de Rio Ponce, D. Vicente Pascual, excitada su atención hacia los estudios prehistóricos por la lectura en El Siglo Médico de las comunicaciones que tuve la honra de hacer en el seno de la Academia de Medicina, participóme el hallazgo hecho en Melgar de Abajo de gran número de objetos notables, particularmente en huesos labrados, lo cual me obligó á pedirle una muestra de lo que allí se encontraba, y habiéndome mandado algunos de ellos, me decidí á visitar tan importante localidad durante el verano de 1870, acompañado de mi amigo el ingeniero de minas Sr. Maestre, residente á la sazón en Palencia. El depósito de huesos y objetos de arte antiguos;, de Castilla la Vieja ocupa en los confines de las provincias de León, Valladolid y Palencia una extensión que no baja de 30 á 40 leguas cuadradas; pero en tan considerable espacio no se vaya á creer que los huesos se encuentran indistintamente en todas partes; quizás en época no muy lejana fuera así, pero hoy no ocurre lo mismo, pues grandes y dilatados valles de erosión accidentan el país, separando las llanuras y vegas del rio Cea, del Carrion y de sus afluentes, de las colinas y cerros de 35 á 40° de altura, en donde de preferencia aparecen aquellos, si bien, por regla ^general, á escasa profundidad. Toda ó la mayor parte de tan vasto territorio se halla ocupada por el Diluvium propio del N. de Castilla, representado por depósitos de arcilla entre rojiza y amarillenta, con una cantidad á veces fabulosa de cantos de cuarcita roja os-