falta de competencia objetiva y funcional de los juzgados de familia

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FALTA DE COMPETENCIA OBJETIVA Y FUNCIONAL DE LOS
JUZGADOS DE FAMILIA SOBRE ANTERIORES PROCESOS DE
ALIMENTOS PROVISIONALES Y DEFINITIVOS.
Una vez más apelo a que el derecho de familia sea considerado como un
derecho en mayúsculas, donde los aspectos procesales o las costas se tomen
realmente en serio. Sin embargo un mal entendido derecho de protección de los
menores, o del derecho a la igualdad de los hijos de parejas de hecho, hacen un
flaco favor a esta rama del derecho cada vez más especial y especializada.
En muchas ocasiones una demanda mal formulada, mal presentada y mal
defendida es rectificada y “asumida su defensa” por el propio juzgador o por el
fiscal, la mas de las veces no especializado.
En la práctica diaria, los jueces alteran el petitum de una ejecución del 776
de la LEC solicitando la suspensión del régimen de visitas ante el
incumplimiento del progenitor no custodio, con la citación a una vista al amparo
del 775 de la LEC, citando a la parte a través de su representación ( Juzgados de
Torremolinos, sin citar al pecador), o se admite sin traba procesal alguna
prescindir del inicio de los trámites del 806 y SS para citar directamente a
nombramiento de peritos, ( juzgado de familia), o se acuerda en el auto de
admisión de las medidas provisionales una prueba pericial de oficio por el
Juzgado, sin haberla solicitado la actora y por supuesto sin haber oído ni siquiera
a la otra parte, o se asume la competencia objetiva y funcional tras existir una
sentencia firme de alimentos provisionales, para acordar su modificación al
amparo del 775 de la LEC.
Todas estas situaciones procesales anómalas se han adoptado en interés de
los hijos y al encontrarnos ante un derecho semipúblico donde todo vale. Sin
embargo entiendo que toda esa defectuosa técnica procesal, ese prescindir de la
norma para hacer “un derecho procesal de familia acomodado a las
circunstancias del caso y del juez que lo interpreta y aplica” va en perjuicio de
los propios profesionales que nos dedicamos a este derecho especializado y de
nuestros clientes. Qué pensará nuestro cliente cuando al preguntarnos sobre cómo
es el proceso nos encogemos de hombros para decirle que “depende, aquí se hace
de esta manera, pero en el otro juzgado no sabemos como lo hará”. ¿Es eso
seguridad jurídica?, ¿es éste un verdadero derecho de familia?.
Pasando al tema que nos ocupa sobre la competencia objetiva y funcional
de los juzgados de familia para conocer de la modificación de medidas
definitivas cuando ya exista una resolución firme de alimentos provisionales
adoptados previamente dictada al amparo de la legislación procesal anterior,
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hemos de indicar que esta falta de competencia habremos de alegarla al amparo
del artículo 46 de la LEC.
En primer lugar hemos de indicar que la demanda a interponer no puede
ser dirigida sin más Al JUZGADO de FAMILIA de modo expreso, pues ello
conllevaría a que en el Juzgado decano no se examinara el fondo de la demanda y
se remitiera a este juzgado, el cual carece de competencia objetiva para ese
proceso. En determinados partidos judiciales las juntas de jueces han acordado
que todo lo que “huela a familia” se remita a los Juzgados de tal condición.
De conformidad con el RD 1322/1981, de 3 de julio, (EDE 1981/7) por el
que se crearon, se les asigna el conocimiento "de forma exclusiva por vía de
reparto de las actuaciones judiciales previstas en los Títulos IV y VII del Libro I
del Código civil, así como de aquellas otras cuestiones que en materia de
Derecho de familia les sean atribuidas por las leyes" (Art. 1.2). Se excluyen
expresamente como de competencia de los Juzgado de Familia las reclamaciones
sustentadas sobre los alimentos entre parientes están regulados en los arts. 142 a
153 dentro del Título VI del Libro I del CC.
Tratando por tanto la materia objeto del proceso que estudiamos, sobre los
alimentos entre parientes regulados en el Titulo VI del libro I del código civil,
esta materia resultan en principio una competencia no asumida por los juzgados
de familia para conocerlas.
Además de lo anterior, y al amparo de lo previsto en el Art. 61 LEC, que
señala que salvo disposición legal en otro sentido, el Tribunal que tenga
competencia para conocer de un pleito la tendrá también para resolver sus
incidencias. Esta afirmación nos lleva a preguntarnos si el proceso de
modificación de medidas es realmente un proceso autónomo o es un incidente del
pleito donde fueron adoptadas las medidas definitivas.
La anterior jurisprudencia menor, con ocasión de determinar la
competencia objetiva y funcional del proceso de modificación de medidas, y
analizando el antiguo artículo 55 de la LEC de 1881, ( hoy Art. 61 de la LEC),
concluyeron que no cabe sustanciar un procedimiento de modificación de
medidas ante órgano jurisdiccional distinto al que acordó la medida cuya
variación se pide.( AP de Madrid de 13 de septiembre de 2001 (EDE
2001/45192) o la de la AP de Alicante de 19 de diciembre de 2000 (EDE
2000/69559))
Pero es más, recientemente el TS ha tenido ocasión de volver a
pronunciarse sobre este extremo al considerar en el Auto de fecha 1 de octubre
del presente año y siendo ponente del mismo el propio Presidente del TS, D.
Ignacio Sierra Gil de la Cuesta, si es susceptible de casación la sentencia dictada
en un procedimiento de modificación de medidas, y cómo en reiterados autos
dictados por el TS en esta materia y que se especifican en el mismo, resulta :
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“la imposibilidad de atribuir a la resolución recurrida la condición de
una verdadera “sentencia de segunda instancia”, y ello porque la propia LEC
2000 distingue entre “apelación” y segunda instancia” limitada esta última a los
casos en que se pone fin a la primera............ apareciendo concebida y regulada
la modificación de medidas como una cuestión incidental, a resolver por auto”.
Más adelante el propio auto que invocamos nos indica que :
“el legislador, con mayor o menor acierto, pero en todo caso
expresamente, ha configurado la modificación de las Medidas definitivas, por
variación de las circunstancias y a solicitud de uno de los cónyuges, como
“cuestión incidental” a resolver mediante Auto y, por ende, excluida al acceso
a la casación”.
En idénticos sentidos se han pronunciados los autos del Tribunal Supremo
de fecha 18 septiembre de 2002, 31 julio 2001 y 2 de octubre de 2001.
Igualmente hemos de entender que el procedimiento del artículo 775
especifica que el procedimiento debe presentarse ante el que conoció el proceso
que acordó de medidas definitivas, (" solicitar del tribunal"), es decir se refiere al
juzgado que las adoptó.
A la vista de los razonamientos anteriores parece que el juzgado
competente para conocer en todo caso de una modificación de medidas al
amparo del artículo 775 deberá ser el juzgado que las dictó.
Pero no podemos olvidar que nos podemos encontrar con dos supuestos
distintos. Uno consistente en una sentencia que acordó alimentos provisionales y
otro en el que los alimentos se hayan fijado en el juicio declarativo de alimentos
definitivos.
Para el caso de considerarse que los alimentos tienen el carácter de
“provisionales”, no nos encontramos ante un supuesto de medidas definitivas y
por tanto el proceso utilizado del 775 no es el adecuado.
Estamos en principio ante una sentencia dictada en un juicio de alimentos
provisionales, que conforme al artículo 1617 de la LEC de 1881 “quedará a
salvo el derecho de las partes a promover el juicio plenario de alimentos
definitivos ventilando en el juicio plenario que corresponda, tanto el derecho a
percibirlos, como la obligación de darlos y su cuantía, sin perjuicio de seguir
abonando mientras tanto la suma señalada provisionalmente”
Este artículo nos indica dos cuestiones importantes:
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a)
Que estos alimentos tienen el carácter de provisional y que cualquier
modificación debe plantearse ante el proceso de alimentos definitivos,
cuando nos dice que queda a salvo el derecho de promover el juicio
plenario y cuando nos indica la obligación de seguir pagando “la suma
señalada provisionalmente”. Es decir, nos remite al proceso de
alimentos definitivos regulado en el artículo 250,8ª de la LEC.
b)
Que si intentamos dar traslado al proceso matrimonial para aplicar las
normas procesales actuales nos encontraríamos no ante medidas
definitivas,
sino
provisionales
(“la
suma
señalada
provisionalmente”) y por tanto no definitivas y no susceptibles del
proceso de medidas definitivas del 775.
Para el supuesto de que los alimentos hayan sido dictados en un proceso
declarativo de alimentos definitivos, solo en ese caso sería cuestionable la
utilización del proceso especial de modificación de alimentos, pero eso sí ante el
juzgado que dictó tales alimentos. No obstante en puridad procesal creo que para
la modificación de estos casos sería procesalmente más apropiado el cauce del
juicio verbal especial del artículo 250,8º de la LEC, que sin duda ofrece mayores
garantías a las partes.
En definitiva, a la vista de los argumentos expuestos, tanto en uno como
en otro caso la vía del juicio verbal de alimentos sería el cauce procesal más
correcto, sobre todo, porque como ya he indicado, es el que ofrece mayores
garantías a las partes. No obstante, este argumento será acogido o rechazado
dependiendo del juzgado que tenga que resolver.
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