Publicado en “Salutenatura”, año 1, Nº 4, junio de 1989 Autor : Prof. Dr. Gian Mario Esposito Traducción: Dra. María E. Ferro Abatto Los dientes pueden condicionar a la columna vertebral En este artículo son analizados diferentes aspectos y relaciones entre los dientes y la columna vertebral que pueden, en algunos casos, influir sobre el sistema nervioso y por consiguiente en la totalidad del cuerpo del paciente. La quiropráctica es una ciencia que utiliza la capacidad específica de recuperación que tiene el cuerpo y las correlaciones existentes entre estructuras músculo esqueletales y funciones corpóreas, para reencontrar y mantener la salud. Particularmente la atención del quiropráctico, está dirigida a la columna vertebral ya que si ésta está en equilibrio (o sea sana) todo el cuerpo recibirá el beneficio. De hecho en la columna vertebral se encuentra alojada la médula espinal, parte integrante del sistema nervioso central, cuyo funcionamiento es óptimo sólo si las vértebras están bien separadas y alineadas normalmente de acuerdo las curvaturas fisiológicas. Por lo tanto, columna vertebral en equilibrio/ sistema nervioso en buen funcionamiento/ funciones corporales normales / cuerpo con buena salud. El objetivo del quiropráctico es restablecer el equilibrio funcional de la columna vertebral mediante oportunas manipulaciones de las mismas vértebras o bien de los músculos y/o de las articulaciones conectadas con la columna. En los últimos años se ha observado que los problemas disfuncionales a nivel de los pies y de los dientes pueden crear y mantener graves disturbios a nivel de la columna vertebral. El Dr. J .P. Meersseman y su equipo de quiroprácticos y osteópatas son actualmente los principales en sostener la nueva teoría, según la cual, estos problemas de oclusión (es decir, acoplamiento de los dientes), cuando crean un desequilibrio en la columna, deben tratarse antes de cualquier manipulación. Se demuestra así una doble responsabilidad: el quiropráctico o el ortopedista que tratan a un paciente por problemas de la columna vertebral (dolores de cuello, de hombros, de espalda, piernas, etc.) deben aprender a conocer la patología del aparato masticatorio y comprender si en el paciente examinado los eventuales problemas de este tipo tienen la capacidad de provocar el dolor que manifiesta. Por otro lado, también el dentista, de ahora en adelante, deberá aprender a valorar los problemas posturales del paciente (es decir, el equilibrio general del cuerpo), ya que, corrigiendo los defectos dentarios, tiene la posibilidad de curar una serie importantísima de problemas ligados a la columna. Todavía más importante es considerar otro hecho: el dentista es aquel que con un error, aunque sea pequeño como una sola obturación un poco mas alta de lo necesario (fig.1) Figura 1 puede provocar una serie de reacciones musculares en cadena que van a perjudicar la salud de la columna, y por lo tanto del sistema nervioso, y del cuerpo entero del paciente. Tratemos de comprender este increíble mecanismo: el diente más alto que los otros representa un contacto prematuro, es decir, en la última etapa del cierre de la boca, cuando los dientes deberían entrar en contacto todos a la vez, tenemos un diente que toca primero que los otros. A menudo, esta repentina sensación es percibida rápidamente por el paciente debido a la sensibilidad elevadísima, del orden de pocas millonésimas de milímetros de los receptores de presión que se encuentran en el parodonto (tejido amortiguador que une la raíz del diente al hueso alveolar). El problema es que después de varios días se acostumbra a este precontacto dental hasta el punto de no sentir más la fastidiosa presencia. Este aparente bienestar se convierte en realidad en una fuente de problemas, ya que enseguida el cuerpo, para defenderse de la molestia, pone en el acto mecanismos para evitarlo. Uno de estos mecanismos es desplazar ligeramente la mandíbula de manera tal que no sienta más al diente más alto: es lógico que la totalidad del engranaje dental esté alterado porque no hay más un diente que “toca” como antes, pero para el cuerpo lo importante es que toquen todos a la vez para no sentir dolor en el diente afectado. Para poner en marcha este mecanismo de defensa, es necesario contraer los músculos masticatorios de manera anormal; es decir, que mientras normalmente, cerrando la boca, los músculos trabajan todos juntos con armonía y equilibrio, en presencia de un precontacto dental algún músculo deberá contraerse más (espasmo y por consiguiente dolor de cabeza) y algún otro músculo se contraerá menos, de manera tal que se desvíe la trayectoria de la mandíbula. Ahora bien, sucede que en relación a la entidad del problema dental y a la sensibilidad del individuo, por este desequilibrio de la musculatura masticatoria se crea también un desequilibrio en los músculos del cuello, es decir en aquellos músculos que tienen la cabeza erguida, ya que la mandíbula se encuentra inserta en el sistema óseo y muscular que determina la posición de la cabeza respecto a los hombros (Fig.2). Fig.2 Fig.3 Tendremos entonces que un hombro está ligeramente más alto que el otro (espasmo muscular y por lo tanto dolor en cuello) y por consiguiente se verá involucrada la musculatura del tronco provocando curvas escolióticas (Fig. 3) en la columna vertebral (dolor de espalda) y como consecuencia habrá una pequeña rotación de la pelvis por lo que una cadera estará ligeramente más alta que la otra y por lo tanto la pierna correspondiente ligeramente más corta que la otra. Con tal de mantenerse en pie, el cuerpo deberá, en este punto, contraer algunos músculos de las nalgas y de los muslos (ciática) y de las piernas (dolor en una rodilla o en un pie) y el resultado será efectivamente el no sentir mas el dolor en el diente, pero con consecuencias, digamos, un poco desastrosas para el resto del cuerpo (Fig.4) Fig.4 Fig.5 El dentista deberá por lo tanto comenzar a analizar los problemas dentales relacionándolos con el completo equilibrio del cuerpo , observando al paciente detrás de una plomada e interrogándolo en relación a la presencia de dolores a cargo del aparato postural. Si el cuerpo del sujeto examinado está en el mismo eje que la plomada (Fig.5) y no hay dolores sospechosos, el dentista puede proceder tranquilamente a tratar los dientes del paciente según el procedimiento normal odontológico ya que en este caso los problemas dentales no provocan desequilibrio en la columna vertebral. En caso contrario (Fig.4), es decir que el cuerpo no esté en el eje de la plomada y existan dolores como los citados anteriormente, es obligatorio verificar la existencia al menos de una correlación, ya que en caso positivo, mediante una oportuna terapia odontológica se pueden curar de manera eficiente los dolores presentes. Copyright © Dr. GIAN MARIO ESPOSITO