A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 7 de marzo de 2007, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores Negri, Pettigiani, Kogan, Genoud, Hitters, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 84.101, "Belvedere, Estela M. contra Sociedad Impresora Platense S.A. Demanda interruptiva prescripción. Indemnización por despido". A N T E C E D E N T E S El cuanto resulta interpuesto, demanda Tribunal de rechazó deducida de Trabajo interés -por por a Nº los mayoría Estela 2 Mabel de fines de sus La Plata, del recurso miembros- Belvedere en contra la la Sociedad Impresora Platense S.A., en cuanto pretendía el cobro de indemnizaciones derivadas del despido indirecto en que aquélla se colocó, con costas en este aspecto a cargo de la parte actora. Esta dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley. Dictada la providencia de autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I O N ¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley? V O T A C I O N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: I. El tribunal de trabajo que intervino en autos, por mayoría prematura de la declaración sus miembros, ruptura de juzgó laboral despido injustificada -por indirecto- conducto decidida y de la por la trabajadora. Consideró, en tal sentido, que la negativa de tareas que invocó como causa determinante del acto extintivo, respondió a una decisión que adoptó el empleador en ejercicio de las facultades de dirección que le asisten, y motivada aquélla en circunstancias -suspensión investigación por plenamente precautoria faltante de en dinero- conocidas por virtud de la por que no lo consideró exigible la formalidad de la comunicación por escrito, ni la determinación del plazo, dado que la propia naturaleza de la investigación impedía su acotamiento temporal. II. La parte actora deduce recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley en el que denuncia absurdo e infracción de los arts. 44 inc. "d" de la ley 11.653; 1, 3, 9, 17, 62, 63, 68, 78, 81, 218 y 246 de la Ley de Contrato de Trabajo y 16, 17 y 18 de la Constitución nacional. Sostiene que el pronunciamiento adoptado por mayoría de miembros quebranta la normativa que cita, al desconocer el derecho de la trabajadora a considerarse despedida por la negativa de tareas y prohibición del ingreso al lugar de trabajo, cuando explicación la intimó- actitud carece del de empleador razonabilidad -a y cuya de los recaudos exigidos por la Ley de Contrato de Trabajo para la aplicación de suspensiones, esto es, haber sido notificada por escrito y tener plazo fijo, para lo que no basta el conocimiento de la investigación que se estaba llevando a cabo, la que por otra parte, había sido iniciada con once días de anterioridad durante los cuales no se apartó a la actora de su lugar de trabajo. III. Considero que el recurso debe prosperar. 1. El tribunal a quo declaró acreditado que el denominado "relevamiento de tareas" dispuesto por la empleadora con motivo de la investigación del faltante de dinero en el que se halló involucrada la actora configuró, en los hechos, una suspensión precaucional. A partir de la referida plataforma fáctica, la mayoría del órgano jurisdiccional juzgó injustificada la ruptura del contrato decidida por la actora, toda vez que del entrecruzamiento epistolar se desprende que no ignoraba los motivos en que se sustentó consecuencia, la decisión debió suspensiva acatar la del medida y empleador no y, disponer en -de manera prematura- la referida extinción. Consideró además el magistrado con cuya adhesión se obtuvo la mayoría de opiniones, que el plazo de la medida dispuesta era incierto o indeterminado, toda vez que, dada la naturaleza del mismo, no podía ser temporalmente acotado (fs. 96 vta./99). 2. Extractado de tal modo el fundamento sustancial del voto mayoritario, es preciso advertir que sobre el tema de la suspensión precautoria del trabajador con motivo de la sustanciación de una investigación o sumario interno tendiente a establecer su responsabilidad en un hecho susceptible de acarrear una sanción disciplinaria, tiene dicho esta Corte -como se refirió en el fallo- que la posibilidad del empleador para disponerla deriva de las facultades de dirección que le competen y se encuentra directamente fundada confianza, seguridad buena y fe en que los principios deben de presidir la relación laboral (art. 65, L.C.T.), resultando ajena a la regulación contenida en el art. 224 del mismo cuerpo legal (conf. causas L. 34.076, sent. del 4-XII-1984; L. 33.687, sent. del 5-III-1985; L. 39.188, sent. del 7-III-1989; L. 47.784, sent. del 20-X-1991; L. 66.501, sent. del 9-II-1999; L. 66.850, sent. del 2-III-1999). También es doctrina de este Tribunal que, dispuesta la suspensión precautoria del trabajador, éste debe acatar la decisión adoptada, sin perjuicio de encontrarse habilitado para reclamar los salarios caídos durante el período de la suspensión, si el resultado de la investigación o sumario le fuese favorable (conf. causas L. 66.501, sent. del 9-II-1999; L. 70.380, sent. del 19-XII-2002). 3. Sin perjuicio de lo expuesto, es dable resaltar que las circunstancias fácticas que concurren en el caso, no doctrina, habilitan siendo implicancias tribunal de formalidad la además aplicación que la asumidas en origen sobre la el acto que valide el de misma fallo no de falta la contiene las mayoría del exigencia de o, la la de referida suspensivo desde perspectiva del empleador, el incumplimiento de uno de los deberes primordiales a su cargo, como es el de dar ocupación (art. 78, L.C.T.). Luego del referido anuncio, considero necesario puntualizar, entonces, las cuestiones de hecho que habrán de conformar el basamento y soporte del encuadramiento jurídico de la decisión que habré de proponer en el caso. A tal fin destaco: a) que el hito inicial del conflicto suscitado entre las partes tuvo lugar -como se desprende del veredicto al que se arribó por unanimidad- el día 14 de octubre, a raíz de un faltante de dinero -$ 16.466,91- de la caja ocasionalmente a cargo de la actora; b) once días después, el 25 del mismo mes, la empleadora le remite un telegrama en el que -cabe señalar, con liviana e imprecisa mención- le faltante…" solicita (fs. requisitoria referido 5), -el c) día faltante, formulado que "explique la 28- actora al que contador razones respondió desconociendo explicación verbalmente las en dicha general -alegóde a del ya la el había empresa y solicitando la definición sobre la eventual imputación de un ilícito. En esa misma fecha la demandante remitió otra comunicación al empleador, solicitando la aclaración de su situación laboral ante la negativa de tareas de que había sido objeto y el retiro de su material de trabajo de su lugar habitual de prestación, bajo apercibimiento de considerarse despedida, d) ante el silencio patronal frente a la intimación, e invocando entonces la reiterada negativa de tareas durante los días 27 y 28, y negativa de ingreso al lugar de trabajo en los días 29 de octubre y 1º de noviembre, la promotora del juicio se consideró despedida el día 2 de ese mes; e) la respuesta intentada por la empleadora en la carta documento impuesta el día 1 de noviembre -en la que le señalaba a la actora, reiterándole una supuesta explicación verbal, que "está relevada de prestar tareas hasta tanto se aclare su situación"- le fue devuelta por error en el domicilio consignado (fs. 43/48), de modo que dicha comunicación llegó a la esfera jurídica de la destinataria el 4 de noviembre (fs. 53/56), vale decir: dos días después de efectivizado el despido indirecto. 4. La cuestión radica, pues, en determinar si, frente a la situación bosquejada se configuró o no la injuria invocada por la actora. 4.1.) El entramado fáctico dentro del cual se perfiló la decisión de la trabajadora se presentó, de tal modo, a partir de una actitud patronal materializada en una persistente -días 27, 28, 29-10 y 1-11- e inmotivada negativa de tareas -no había dado satisfactoria explicación verbal contestó ni respuesta la epistolar, intimación- habida aditada la cuenta denuncia que acerca no del retiro de los elementos del lugar de trabajo. Bajo esta perspectiva, bien puede anticiparse que no parece razonable, desconocer que la trabajadora pudo legítimamente considerar e invocar configurada la injuria patronal representada por un acto que reviste las características de un grave incumplimiento de la obligación de dar ocupación, -fundamentalmente- signado la por la inmotivación -en persistencia un doble y orden, sustancial y formal, es decir, carencia de causa cierta -justificada o no, pero expresada- y notificación escrita. En el caso, entonces, no puede menos que concluirse en la justificación del despido indirecto en que se colocó la trabajadora por incumplimiento reiterado y sostenido del deber del empleador de suministrarle tareas y de permitirle el ingreso al lugar de trabajo, sin brindar justificación adecuada para la adopción de tal medida, y no obstante la intimación cursada bajo apercibimiento, por lo demás, del anunciado final que aparejaría el mantenimiento de la injuria que consideraba infligida. 4.2.) Desde otra perspectiva, la conclusión del tribunal -al descalificar la justificación del autodespido de la trabajadora con base en el supuesto conocimiento de las causas en las que se basaba la suspensión aplicada por su empleador- aparece como absurda porque, en sustancia, importa reconocer que la actora debió presumir que en el marco de la investigación por el faltante de caja (cuya ajenidad personal declaró respecto del hecho) había sido suspendida precautoriamente. Es más: debió presumir que la negativa de tareas respondió a una decisión -la de suspenderla- no comunicada, y debió presumir también que el silencio del empleador ante la intimación tuvo por virtualidad ratificar esa suspensión. Sobre el punto cobra relevancia la manifestación vertida por la actora en el escrito liminar del proceso en el que alegó no haber recibido mayores explicaciones sobre la negativa de tareas que se le indicaba con la aclaración de que recibiría un telegrama. No obstante, dicha comunicación (fs. 25 vta.) tampoco aportó precisiones sobre la hipotética suspensión -fs. 5- falencia que fue reiterada en las posteriormente extemporáneamente, cursadas vale en aclarar- las se que brindó -si bien como toda respuesta que, "como le había sido indicado verbalmente" -en una alcance admisión de la conceptual explicación que oral implica la del eventualmente acotado brindada- "quedaba relevada de prestar tareas hasta que se aclarase su situación" (fs. 45, 49). 4.2.a) En el contexto señalado, cabe precisar, no es dable calificar como acertado el razonamiento que importa la pretensión de que la trabajadora deba presumir la existencia de un acto cuya condición de validez (una de ellas) es la notificación "por escrito" (art. 218, L.C.T.), reconocidamente omitida en la especie. En este sentido, si como tiene dicho esta Corte, las facultades del empleador para disponer una suspensión precautoria -admitiendo el marco habilitante de una investigación seria con miras a disponer una sanción al trabajador presuntamente involucrado- encuentran su fundamento en las facultades de dirección que le asisten de acuerdo a la disposición del art. 65 de la Ley de Contrato de Trabajo, y se nutre de los principios de confianza, seguridad y buena fe, que deben tener especial preponderancia en el contrato de trabajo, una auténtica y estricta aplicación de los mismos -robustecida a partir del principio tuitivo que tiende a preservar la dignidad y el elenco de derechos personales y patrimoniales del trabajador- se traduce en la imposibilidad de admitir la aplicación de la medida sin el cumplimiento de los recaudos que para "toda" suspensión establece el art. 218 de la Ley de Contrato de Trabajo, esto es, debe tener plazo fijo, ser notificada por escrito y especificar la causa en que se funde la suspensión del deber de ocupación que el contrato impone al empleador (López, J. -Centeno, N. -Fernández Madrid, J., "Ley de Contrato de Trabajo Comentada" t. II, págs. 1057/58). La notificación por escrito de las causas que motivan la disposición de una suspensión precaucional como también del término de su duración -que debe ser razonable y adecuado naturaleza prórroga a la del en finalidad hecho caso de y de sin ser la investigación perjuicio necesario de y a la su ulterior (Vázquez Vialard, "Estudios de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social", Ediciones Jurídicas, 1986, tomo 1, pág. 441 y "Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social", 9ª ed. Astrea, tomo 1, pág. 584)- se presenta así, como un requisito condicionante de validez de la medida adoptada (v. Rodríguez Mancini, Jorge -Director- "Estudios de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social", 3ª ed. 1999, pág. 388), e instala un registro objetivo en el marco de conductas exigibles y observables con base en las insustituibles condiciones de confianza, solidaridad y buena fe que deben presidir el contrato de trabajo. La comunicación escrita hace posible el acatamiento de la medida que se impone al trabajador y que exige y determina el desarrollo de la investigación que deba llevar adelante el empleador con temporal alejamiento de quien -en inconducta principio- laboral grave aparece que lo como hace autor de una pasible de una sanción. Por ello debe adoptarse con estricto cumplimiento de los recaudos exigibles para todo tipo de suspensión, a fin de otorgar certeza a la presunción del conocimiento que pueda tener el operario, sobre los alcances y términos en que se desarrollará proposición la normativa investigación. (art. 218, Al L.C.T.) respecto, la es al clara disponer que "toda suspensión dispuesta por el empleador, para ser considerada válida, deberá" -entre otros requisitos- "ser notificada por escrito al trabajador" (el destacado me pertenece), en una locución imperativa en cuyo contexto parece indiscutible la referencia a la forma del acto en sí mismo. En este sentido, la doctrina de este Tribunal vinculada al acatamiento del dependiente ante una medida suspensiva de carácter precaucional, presupone -o al menos, su análisis hubo quedado desplazado en razón de tratarse de aspectos inobjetados por las partes- la satisfacción de los requisitos legales establecidos para considerar legítima, y por ende autorizada, la adopción de la misma. Y desde esta óptica no puede menos que concluirse en la necesidad del cumplimiento de las pautas a las que el art. 218 de la Ley de Contrato de Trabajo subordina la validez de toda medida de carácter suspensivo. No debe perderse de vista que el derecho del trabajo reconoció los poderes jerárquicos del empleador y que ese reconocimiento no sólo hizo factible su legitimación sino también su limitación. En ese orden, una decisión fundamentada que cumple con los requisitos de plazo y notificación -no podrá a partir de esa notificación fehaciente- ser modificadas -salvo necesidad de prórroga del plazo que deberá eventualmente notificar- permitiendo, al mismo tiempo, el conocimiento fehaciente por parte del trabajador de las circunstancias a las que queda sometido su contrato de trabajo. Ello así teniendo en cuenta, además, que con motivo de la medida el trabajador se ve privado de la percepción de sus haberes -aún cuando un resultado favorable de la investigación le conceda el derecho al cobro de los salarios caídos- circunstancia que justifica la necesidad de despejar toda incertidumbre sobre la afectación que la medida dispuesta -cualitativa y cuantitativamente- acarreará en definitiva sobre la suerte de la relación laboral. 4.2.b.) Por otra parte, sin perjuicio del déficit original de la eventual aplicación de una suspensión precaucional en los términos examinados -sin notificación escrita al trabajador- tampoco parece que puedan tener relevancia las aclaraciones dadas por la empleadora después de operado el distracto por parte de la trabajadora. En tal sentido -y sin perjuicio de las explicaciones brindadas respecto del error consignado en el domicilio de destino, pese al correcto al que fue remitida la comunicación que abrió el diálogo epistolar y obtuvo debida respuesta de la dependiente- no cabe duda que -sin abrir capítulo sobre su suficiencia- resultaron ser extemporáneas y por lo tanto estériles. Sobre el particular esta Corte reiteradamente ha declarado que resultan irrelevantes o inútiles para producir efectos jurídicos, las comunicaciones emitidas en el marco de una relación ya extinguida (conf. causas L. 38.984, sent. del 6-IX-1988, "Miranda", L. 71.536, sent. del 21-II-2001), vale decir, con prescindencia de dicha circunstancia. 4.3. No obstante lo dicho, y sólo si a mayor abundamiento pretende analizarse la tardía respuesta del empleador, ha de señalarse que sus términos en modo alguno habrían de relativizar la conclusión expuesta antes en orden a la configuración de la injuria, toda vez que la suspensión precautoria evocada (así encuadró el tribunal a quo la medida), se reconoce fue dispuesta sólo verbalmente, sin una clara indicación de los hechos que justificarían la necesidad de apartar a la demandante del lugar de trabajo y sin indicación del plazo. Lo expuesto nos coloca en la necesidad de examinar que el deber de ocupación es, juntamente con el del pago del salario, la obligación primordial y básica del contrato de trabajo, en cabeza del empleador. De manera que su incumplimiento debe estar debidamente justificado y certeramente comunicado al trabajador a fin de que pueda adoptar las medidas o previsiones necesarias teniendo en cuenta, fundamentalmente, las consecuencias económicas que acarrea con motivo del débito contraprestacional -pago del salario-. Ello tiene su origen y fundamento en el principio elemental de buena fe que debe presidir el contrato de trabajo a fin de que se desarrolle en un clima de colaboración y solidaridad que desaliente conductas que por su ambigüedad o deslealtad generen incertidumbre y perjudiquen material o moralmente a las partes. Cabe tener en cuenta al respecto, que la adopción de una suspensión precaucional crea -por su propio sentido y finalidad- una suerte de presunción de culpabilidad y provoca, situación como consecuencia, contractual, así incertidumbre como respecto sobre la de la contraprestación del débito laboral. Por ello, dada la calidad alimentaria inherente al salario y su finalidad, la interpretación de toda medida de esa índole -máxime en cuanto proveniente de la decisión unilateral del obligadodebe ser de carácter restrictivo. La suspensión precautoria constituye entonces una medida de "precaución" para asegurar la investigación y su legitimidad depende de la razonabilidad que justifique el apartamiento. Se funda en la necesidad -no en el arbitrio o capricho del empleador- de separar al trabajador durante el tiempo útil -siempre que no se excedan los máximos legalespara realizar una investigación sobre un hecho grave que, en principio, pareciera serle imputable. La facultad de dirección dentro de la cual se encuadra -entre suspensión como otrasla la de posibilidad autos, dando de por disponer supuesta una la imprescindible finalidad de carácter funcional -en atención a los fines de la empresa- debe ser ejercida con observancia del deber de previsión o preservación, a fin de que el empleador adopte las decisiones de manera de no provocar -o mejor dicho, de evitar- que el contrato de trabajo se constituya en un factor de perjuicio físico, moral o espiritual para el trabajador (art. 65, L.C.T.) y con exclusión de toda forma de abuso de derecho. En este orden de ideas y respecto de la exigencia sobre la comunicación de los motivos en que se funda la adopción de una medida suspensiva de carácter precaucional y el análisis de la razonabilidad que permita considerarla legítima, cabe abordar otra perspectiva. Esta es que, aún en la hipótesis de entenderse que la accionante no podía ignorar el motivo inicial con el que supuestamente estaba vinculado el denominado "relevamiento de tareas" invocado por el empleador, y ello por el conocimiento de la investigación que se llevaba a cabo respecto del faltante de dinero en cuyo marco -presumiblemente- se dispuso la medida, lo cierto es que ese supuesto saber empírico, no permite suplir ni satisfacer el de las causales que pudieran motivar -eventualmente- el cambio de actitud en el comportamiento del empleador que justifique el desplazamiento de su lugar de trabajo luego del período de once días aquélla, durante los desempeñó su cuales labor y en pleno habitual. desarrollo Ello siempre de con apego a la finalidad u objetivo intrínseco que supone la adopción de una suspensión precautoria, cual es el de la adopción de una sanción definitiva con motivo de la inconducta laboral que pueda resultar comprobada. IV. Por lo expuesto considero que el recurso debe declararse haciendo procedente lugar indemnizaciones a y la derivadas revocar demanda del la sentencia por despido cobro impugnada de las indirecto que justificadamente dispuso la actora (arts. 65, 68, 78, 218, 242, 231, 232, 233 y 245, L.C.T.). En el tribunal de origen se practicará la liquidación que corresponda. Costas de ambas instancias a cargo de la parte demandada (arts. 289, C.P.C.C.; 19, ley 11.653). Voto por la afirmativa. Los señores jueces doctores Pettigiani, Kogan, Genoud e Hitters, por los mismos fundamentos expuestos por el señor Juez doctor Negri, votaron la cuestión planteada también por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se hace lugar al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley y, en consecuencia, se revoca la sentencia impugnada en cuanto rechazó el reclamo de las indemnizaciones derivadas del despido indirecto que justificadamente dispuso la actora, y cuya procedencia por ende, se declara (arts. 65, 68, 78, 218, 242, 231, 232, 233 y 245, L.C.T.). Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que practique la liquidación que corresponda. Las costas de ambas instancias se imponen a la parte demandada (arts. 19, ley 11.653; 289, C.P.C.C.). Notifíquese y devuélvase.