La Ciencia y la educación superior en el - unesdoc

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UNESCO Forum Occasional Paper Series
Paper no. 3 / S
La Ciencia y la Educación Superior en el
Proceso de Internacionalización.
Elementos de un Marco Conceptual para
América Latina.
Hebe Vessuri
Directora, Departamento d e Estúdios Científicos,
Instituto Venezolano d e Investigaciones Científicas
Caracas, Venezuela
Articulo Poducido por el Comité Científico Regional por Latin América y el Caribe
del Foro de la UNESCO
Paris, Diciembre 2003
(ED-2004/WS/l
O)
LA CIENCIA Y LA EDUCACIÓN SUPERIOR
EN EL PROCESO DE INTERNACIONALIZACIÓN.
ELEMENTOS DE UN MARCO CONCEPTUAL PARA AMÉRICA LATINA
Hebe Vessuri
1.La globalización y la desigualdad de las naciones
Aunque hoy el m u n d o pueda ser concebido c o m o un único sistema, todavía no existe una sociedad
mundial y el conflicto y la fragmentación son más evidentes que la integración y la gobernabilidad global. Están
envueltas realidades heterogéneas: los países ricos y los pobres difieren en dimensiones clave, pues sus
circunstancias son inmensamente dispares. La competición global por los mercados y la innovación tecnológica
han interactuado para darnos una economía mundial anárquica, condenada a ser el sitio de grandes conflictos
geopolíticos.En lugar de una multiplicación de sociedades modernas que en mayor o menor medida replican el
modelo de la próspera sociedad occidental eurcmorteamericana, c o m o se esperaba, hoy existen muchas
modernidades que constituyen proyectos fallidos de modernidad.
Mientras que los países más poderosos continúan jugando un papel central en la política global, la
soberanía de otros está siendo seriamente erosionada. Esto tiene fundamental importancia para el proceso de
desarrollo global. Si bien algunas diferencias pueden atribuirse a la desigual dotación de recursos, es
ampliamente reconocido que el aumento histórico de la desigualdad entre las naciones se relaciona con otros
fenómenos. En muchas partes del m u n d o el Estado moderno no existe o ha sido debilitado, c o m o la ilustran las
restricciones impuestas por las instituciones monetarias internacionales sobre las políticas económicas nacionales;
el impacto de las estrategias de las corporaciones transnacionales sobre los trabajadores, consumidores y
empresarios de muchos de los países donde ellas operan; la dinámica de la movilidad internacional d e científicos
y tecnólogos a través de políticas implícitas o explícitas de los países más industrializados que profundizan las
debilidades en la dotación d e capacidades de los países pobres.
Por otra parte, si bien los estados-nación continúan siendo fuentes de identidades colectivas e
instituciones básicas para la toma de decisiones, comparten la escena con otros importantes actores sociales,
tales como las organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales, los mercados
internacionales, las corporaciones multinacionales, los movimientos colectivos globales y comunidades
transnauonales. Reacciones a la globalización -tales c o m o el nacionalismo agresivo, los problemas derivados de
la coexistencia de diferentes culturas en sociedades crecientemente rnultiétnicas, los 'repliegues' culturales, la
intolerancia religiosa y los prejuicios de distinto tipo-tienen efectos debilitadores adicionales sobre la autoridad
del estado-nación.
La crisis de valores del mundo contemporáneo contribuye a que el mar de invenciones que empuja la
economía global sea cada día más incontrolable. Las tecnologías que están en el corazón de la dinámica
económica global actual nos condicionan de maneras que ni siquiera comenzamos a entender. Las instituciones
que pudieran monitorear o contrarrestar sus efectos colaterales no existen o son m u y débiles. Estamos al borde
de una era trágica, en la cual las fuerzas anárquicas de mercado y la presión incesante sobre recursos naturales
en vías de agotamiento empujan a los estados soberanos a rivalidades cada vez m á s peligrosas. Experiencias
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cada vez más frecuentes y acumulativas demuestran que los enfoques únicos a la solución de solución de
naturalezas extremadamente variada no son necesariamente los más apropiados, especialmente en relación con
las necesidades de los países en desarrollo.
Tales enfoques, poco sensibles a las especificidades del conjunto m u y heterogéneo de países que
emergieron de la disolución del m u n d o colonial, han sido frecuentes en las políticas de desarrollo en los últimos
50 años. Se pretendió que con el transplante de instituciones de ciencia y tecnología c o m o ingredientes de la
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modernización sería suficiente para alcanzar la modernización y con ella el progreso social y económico.
Obviamente urge redefinir el papel de la ciencia y las políticas de desarrollo en los países sin ciencia para no
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seguir cayendo en esas trampas y al mismo tiempo aprovechar el potencial que ella contiene. Mientras tanto, la
ciencia misma ha seguido evolucionando en correspondencia con los procesos históricos en los ámbitos
económico, tecnológico,social, cultural y ambiental y concomitantemente los productos de la investigación y los
medios están siendo transformados.
No es accidental que el estilo analítico reduccionista extremo sea justamente el de la investigación al
servicio del 'saber corporativo', pues de esa manera los aspectos contextuales de la ciencia, particularmente sus
efectos sobre los ambientes humanos y naturales, pueden considerarse c o m o 'externalidades', para que sean
atendidas cuando puedan por los reguladores y las personas a quienes preocupan los aspectos éticos. En
contraste, una nueva conciencia de la ciencia, sistémica y humanística, que asimila la incertidumbre y los
compromisos de valor y que abarca comunidades extensas de evaluación social, comienza a asumir la causa del
'conocimiento público' en momentos en que el sector académico está siendo reducido a la impotencia.
2. ¿El fin d e la era dorada d e la ciencia disciplinaria autónoma?
A lo largo del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX la unidad de la ciencia y su posición
privilegiada frente a otras formas de conocimiento fue en gran medida indiscutida. La dinámica cognitiva de la
ciencia y su organización social convergieron en la creación de la ciencia pura, básica, fundamental,académica,
a través de la constitución de disciplinas científicas y de modalidades de producción, difusión y legitimación del
conocimiento científico que se volvieron estándar. Aunque la ciencia aplicada, es decir, aquélla dirigida a la
resolución de problemas técnicos concretos también evolucionó en el siglo XIX c o m o una forma característica de
interacción entre el desarrollo científico y el tecnológico, la creciente significación de la ciencia y la tecnología en
la sociedad fue percibida c o m o el resultado de la disponibilidad de nuevas técnicas derivadas del desarrollo
autónomo de la ciencia teórica m á s que de una demanda de tecnología para la solución de problemas. D e esta
forma los científicos trataron de proteger la autonomía profesional recientemente lograda para sus disciplinas
contra la demanda de tener que producir una ciencia orientada a las aplicaciones técnicas.
Las disciplinas llegaron a proporcionar la base no sólo para la clasificación y codificación del
conocimiento sino también para las estructuras universitarias. Particularmente en conexión con la educación, una
implicación para las universidades fue su dependencia organizacional respecto de la estructura cognitiva
disciplinaria. Se ha dicho que el m o d o de organización disciplinario volvió a la educación superior más
internacional o meta-nacional que la educación secundaria; tambien se argumentó que la disciplina científica
generalmente proporciona el principal foco del compromiso individual llevando a compartir el control sobre el
trabajo (entre el departamento universitario y la comunidad disciplinaria, por ejemplo), y que la estructura
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departamental o de cátedra se convirtió en el elemento básico de la estructura organizativa. Lo cierto es que la
ciencia siempre encontró que la universidad -o en términos más generales la educación superior-era un hogar
incómodo aunque el mejor posible, y la convivencia de la investigación con la docencia con frecuencia no estuvo
libre de tensiones y conflictos.
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Con la Segunda Guerra Mundial se inició una profunda transformación de las actividades industriales y
militares en torno a las ciencias y la máquina estatal de los países industrializados. En la reorganización de los
procesos productivos, se incluyó la del conocimiento, para no perder la Guerra Fría. Esto dio más valor y
urgencia que nunca a las ciencias y contribuyó a la utilización de analogías e imágenes industriales para la
descripción y gestión de la actividad científica. Formas de hacer ciencia en contextos previamente ignorados o
marginados adquirieron nueva legitimidad y visibilidad. Por m á s de medio siglo, la actividad científica se
desenvolvió en un contexto de políticas dominado por la Guerra Fria. Por un lado, con el argumento de buscar
consolidar las bases de conocimiento nacional e internacional, se iniciaron procesos para el intercambio,
evaluación e integración del conocimiento que han perdurado en la política del conocimiento post-Guerra Fría,
c o m o lo ilustran las condiciones en las que se desarrollaron el Science Citation Inúex, el lnternet y la
investigación sobre inteligencia artificial. Por otro lado, el abandono por parte del Estado de la función
reguladora de esos desarrollos los dejó cautivos de las demandas competitivas del mercado global y de
comunidades m á s o menos sectarias. Las incertidumbres que rodean el futuro institucional de la universidad en
la mayoría de los países están vinculadas a esta situación.
Por la autonomía cotidiana que el Estado concedió c o m o rutina a los investigadores durante la Guerra
Fría, éstos pagaron un precio elevado, ya que proporcionó un desincentivo, si no una prohibición lisa y llana
cuando intervino la seguridad nacional, a la posibilidad de que los investigadores enfrentaran los fines de su
producción de conocimiento. En el presente el resultado se siente c o m o una falta cada m á s sofocante de
espacio retórico disponible para expresar un punto de vista de investigación que sea autónomo de los intereses
de un público (cliente) potencial sin que parezca un argumento por el cual el investigador trata de servir a sus
propios intereses gremiales. A ú n cuando esos raros espacios están todavía accesibles, los científicos y en general
los intelectuales se han acostumbrado tanto a los cambios ocurridos que se han vuelto crecientemente incapaces
de cualquier cosa que no sea una 'sabiduría convencional'.
3. La evolución de la tecnociencia
Las condiciones de vida cambiaron notablemente en los cien años que transcurrieron desde mediados
del siglo XIX a mediados del XX. En la medida que la Revolución industrial profundizó sus efectos, el ámbito del
conocimiento empezó a ser crecientemente percibido c o m o un continuurn guiado por dos conjuntos de fuerzas
dominantes -en un extremo, las fuerzas de mercado para bienes y servicios y, en el otro, las fuerzas vinculadas a
los intereses y propósitos de buscadores profesionales de conocimiento (todavía autonomizados en el medio
académico), c o m o resultado de lo cual comenzó a llenarse la brecha entre el conocimiento cientifico y
tecnológico. Esas dos fuerzas fundamentales han sido responsables de la creciente internacionalización de la
industria y la investigación tecnológica.
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Desde la Segunda Guerra Mundial el desarrollo exitoso d e mercados domésticos e internacionales pasó
a requerir avances técnicos permanentes. Con el tiempo, las oportunidades de mercado se hicieron tan grandes,
la competición tan intensa y los recursos técnicos tan complejos y costosos que la industria ha tenido que hacer
uso de otros mecanismos, además de vastas inversiones en instalaciones globales, para operar efectivamente a
escala global. El desarrollo de vínculos con fuentes externas de tecnología se implementó a nivel internacional
apoyándose en la amplia infraestructura puesta a punto por las multinacionales.La participación substancial en
la producción y comercio mundial que representó esta inversión permitió a las corporaciones multinacionales
aprovechar oportunidades de crecimiento en nuevos mercados y un conocimiento de las fuentes de cambio
técnico en todo el mundo, estimulando de esta forma la movilidad no sólo de capitales sino también de
cerebros.
En esta dinámica la ciencia pasó a ser crecientemente considerada c o m o un recurso para el crecimiento
económico e industrial y menos como una actividad cultural universal, intrínsicamente valiosa. El giro
'económico' no termina allí, sin embargo. Hay una profunda implicación que sólo ahora comienza a ser digerida
por la sociedad. Aun si los cambios en la estructura de conocimiento de la ciencia no minan las bases internas de
la ciencia y sus prácticas, el pluralismo teórico y la provisionalidad intelectual que han llegado a ser aceptados
c o m o rasgos legítimos de la moderna empresa científica imponen serias restricciones intelectuales internas a la
fuerza retórica con que los científicos pueden presentar, en el contexto del discurso social o político, un
concepto uniforme de realidad como superior a todos los conceptos competitivos. D e muchas maneras, la
percepción social de la mayor complejidad de la ciencia contemporánea tiene efectos debilitadores sobre la
autoridad de las mismas imágenes y metáforas que mediatizaron la importancia ideológica y política que ésta
tuvo en la sociedad moderna. Las consideraciones relevantes para la confirmación o refutación de las
aseveraciones científicas, por su mera complejidad son usualmente inaccesibles al público.
Las concepciones filosóficas e históricas contemporáneas del conocimiento científico, la orientación de
los científicos y la propia práctica científica ponen hoy al descubierto una situación paradójica. La fractura
crecientemente visible entre el conocimiento científico y el sentido común, entre los conceptos profesionales y
legos de evidencia y prueba, ha devaluado en los hechos a la ciencia c o m o recurso cultural para promover en el
contexto social m á s amplio, el respeto por la superioridad de sus afirmaciones acerca del mundo. Como n o hay
distinción en última instancia clara y rotunda entre la ciencia y otras formas de producción de conocimiento
(hasta recientemente consideradas 'menores', 'alternativas' o simplemente 'diferentes'), con la desestabilización
de la ciencia pareciera que se da una suerte de reunificación del conocimiento, que permite explorar en un
plano metodológico m á s simétrico y neutro vías de conocer hasta hace poco rechazadas de plano. Lo que está
involucrado, en los hechos, es un papel declinante de la ciencia y de los científicos en la racionalización y
legitimación de las acciones públicas. La ciencia sigue siendo proclamada c o m o uno de los pilares del ámbito
democrático público, en tanto que baluarte de la racionalidad, la Nerdad y el conocimiento objetivo. Pero en el
trayecto no sólo ella ha sido profundamente transformada sino que ese mismo ámbito público está siendo
drásticamente redefinido.
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4."Producción" y "consumo" de conocimientos
Por un largo período la ciencia derrotó, c o m o sistema de conocimiento, a otras formas existentes por su
habilidad de separar los hechos de las ficciones,la realidad de las quimeras, algo que se suponía que las otras
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culturas eran incapaces de hacer. En el mismo proceso, a diferencia de magos, brujos y shamanes, por ejemplo,
a quienes se ha responsabilizado por sus acciones supuestas o reales, los productores de conocimiento científico
no fueron considerados socialmente responsables del conocimiento por ellos producido, ya que su ciencia se
percibía como independiente de cualquier 'interés' (conocimiento puro en un espacio aparte, el de la
universidad, concebida como intelectualmente neutra). D e allí que se diera por supuesto que la producción de
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conocimiento no tenía que ver con el posible 'mal' uso a que esos descubrimientos fueran sometidos en otros
espacios de la sociedad (típicamente la industria o las fuerzas armadas). La práctica científica estuvo protegida
por m á s de un sigio d e enfrentar seriamente los rasgos de incertidumbre inherente y la falta de control último
sobre los efectos de su práctica. Esto se hizo fundamentalmente a través de la definición del ámbito de la ciencia
c o m o aquél 'donde se pueden encontrar soluciones' y privilegiando ideológicamente el propósito buscado por
encima de 'losefectos colaterales' (que pueden incluir aspectos inconvenientes o indeseables), de manera similar
a c o m o se ha protegido históricamente el gremio médico: 'la operación fue un éxito, el enfermo falló y se
murió'.
Esa inmunidad ética se pudo mantener mientras el foco de la ciencia en su base experimental fue
suficientemente reducido, y el planteamiento de hipótesis, la recolección de datos y el diseño de pruebas críticas
para rechazar hipótesis inválidas ocurría a relativamente pequeña escala tanto en el tiempo c o m o en el espacio,
dentro del marco de la tradición analítica y en el contexto de la llamada ciencia básica, académica, pura. Allí la
producción y el uso de los resultados de la investigación se dan en el mismo contexto aislado y esencialmente
simple de la comunidad de investigadores. Pero esta arquitectura epistémica sufre presiones y deformaciones en
el contexto del desarrollo industrial y particularmente en el contexto de la política científica. En el caso del
desarrollo industrial los productos de la investigación que entran en el proceso de un diseño son eventualmente
probados por los mecanismos directos del mercado. Cuando el asesoramiento científico usa la investigación,ésta
se usa directamente en un contexto que claramente político:en cuanto a su formación, ejecución y justificación.
En este último caso, criterios de adecuación y valor muy diferentes estarán en juego. Los aspectos no técnicos
llegan a dominar el proceso de decisiones, de manera que la calidad 'política' del material es decididamente
menos importante. Se invoca a la ciencia públicamente para justificar políticas por su reputación general de
objetividad y probidad. No obstante entra en el proceso político inevitablemente habrá intentos de interpretarla
y gestionarla por medio de criterios apropiados a la administración y la política, más que a la investigación
científica tradicional, siendo muy difícil evitar el abuso y la corrupción de la ciencia.
La profunda incertidumbre que ha pasado a dominar la política científica y tecnológica en muchas áreas
marca una acentuada desconfianza del público respecto de la 'opinión experta' de los científicos,especialmente
a partir del reconocimiento de desacuerdos flagrantes en los juicios que revelan o bien insuficiente libertad de
expresión o excesivo compromiso con inversiones administrativas o institucionales, c o m o es posible observar en
los debates recientes del ámbito internacional sobre los OGM,las 'vacas locas' o lo que son grados tolerables de
contaminación industrial en situaciones particulares. En' general diferentes categorías de científicos gubernamentales, universitarios, comerciales- reciben puntajes variables de 'desconfianza' de parte del público,
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dependiendo de los supuestos grados de autonomía de sus opiniones así c o m o de la calidad de su juicio
experto.
No hay vuelta atrás a los dias cuando el Estado y la ciencia funcionaban cada cual en sus propios
ámbitos, interactuando sólo ocasionalmente. Con el desarrollo de la tecnociencia, las cosas pueden salir mal con
creciente severidad en todos los niveles y el Estado, que actúa simultáneamente c o m o promotor, regulador y
usuario no puede evitar involucrarse con los problemas resultantes de política. Sin embargo, hay diferencias
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radicales entre el ámbito de las políticas y el ámbito de la investigación y esas diferencias deben ser bien
entendidas, aunque el interés pueda a menudo ser el mismo. Los cambios coinciden con el clima cultural de la
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sociedad contemporánea y son particularmente importantes para la investigación que es impulsada por
cuestiones políticas. Un ejemplo claro de esto es la producción y uso de la ciencia para el desarrollo sustentable,
aquel en el cual los conceptos de libertad,justicia,equidad, capacidades básicas e igualdad gobiernan el acceso
y uso de los beneficios obtenibles de los ecosistemas. El bienestar humano tiene múltiples constituyentes,
incluyendo los materiales básicos para una buena vida, la libertad de elección, la salud, buenas relaciones
sociales y la seguridad, que dependen de la situación,reflejando la geografía local, la cultura y las circunstancias
ecológicas. La búsqueda de desarrollo sustentable supone desafíos novedosos sobre las maneras c o m o se
definen los problemas, se identifican soluciones y se implementan acciones. Lo que se ha dado en llamar
'ciencia para la sustentabilidad' se concentra en las interacciones dinámicas entre la naturaleza y la sociedad, en
el supuesto de que el conocimiento del sistema es siempre incompleto y las sorpresas son inevitables. El sistema
mismo es un objetivo móvil, que evoluciona por los impactos de la gestión y la expansión progresiva de la escala
de las influencias humanas sobre el planeta.
Cuál es la mejor manera de estructurar los sistemas d e conocimiento para la sustentabilidad es un
tema abierto a la investigación, la experimentación práctica y el aprendizaje comparativo. Se han propuesto
algunas características probables de tales sistemas: por ejemplo, la extensión a sistemas de conocimiento para la
sustentabilidad de hallazgos anteriores en los ámbitos más estrechos del asesoramiento y evaluación científicos
tiene m á s probabilidades de ejercer influencia en la medida que ellos mismos y el proceso que los produjo sean
percibido c o m o importantes y legítimos al igual que creíbles por actores sociales interesados y relevantes. Lograr
niveles adecuados de los tres criterios simultáneamente es un desafío central que enfrentan los sistemas de
conocimiento para la sustentabilidad.Puede apreciarse que en m á s de un sentido, los nuevos enfoques reflejan
que en el presente hay m u c h o más espacio para la variable 'agente económico' o 'actor social' en relación con la
producción y consumo del conocimiento. Además de los investigadores c o m o productores de conocimiento, se
reconoce también la existencia de los consumidores, una variada gama de usuarios, grupos objetivo en los
mercados, los beneficiarios d e las políticas, inclusive c o m o causas de otros problemas o gente 'real' en
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innumerables procesos de interacción y comunicación,sin dejar de lado a aquellos ubicados en las márgenes o
aún m á s allá de la economía global, quienes reclaman y exigen entrar.
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5. El lugar d e las redes en la producción, comunicación y difusión del conocimiento
En los inicios del nuevo siglo, la noción y la realidad de redes en perpetua expansión y en constante
reconfiguración han capturado la imaginación colectiva en los escenarios m á s variados. Hoy existen
innumerables redes de innovación y de investigación y flujos fluidos entre la investigación y las funciones
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productivas vinculando a instituciones del sector público y privado en un continuurn institucional bastante más
complejo que en el pasado. Hasta ahí, pareciera que lo que tenemos es un mecanismo de organización social
para la producción y distribución del conocimiento m á s flexible e idóneo para responder a las demandas
abundantes y cambiantes del presente. La popularidad de la noción que el conocimiento se crea y trasmite a
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través de 'redes' se conecta, por supuesto, con la penetración de las tecnologías de la información, pero tiene
implicaciones que van m á s allá. No se puede olvidar que las redes surgen para cumplir con objetivos bastante
específicos. Constituyen en más de un sentido 'fuerzas de tareas' (task-forces)que siguen presuponiendo la
existencia previa de un caudal de conocimiento preexistente y de dinámicas institucionales diferenciadas, partes
de las cuales entran en la conformación de redes típicamente transitorias.
La facilidad con que las redes pueden surgir y desaparecer refleja esta realidad. Frente a la m o d a actual,
algunos autores argumentan si no se pudiera hablar de la posibilidad de fallas de las redes de la misma manera
c o m o se reconocen fallas de/mercado, en las que el conocimiento basado en redes podría conducir, en última
instancia, a una restricción de la distribución general del conocimiento producido. En las formas tradicionales de
producción de conocimiento académico, el problema se resolvía en el supuesto que el conocimiento nuevo se
diseminaría libremente a través de la docencia y la publicación. En ese sentido la universidad ha sido la
salvaguarda institucional del conocimiento concebido c o m o 'bien público'. Sin embargo, las redes en las que se
produce nuevo conocimiento pudieran verse restringidas por derechos propietarios de corporaciones y otras
entidades que exigen sigilo, al mismo tiempo que carecen de memoria institucional una vez que la red
desaparece, restringiendo así eventualmente el flujo general de información. Este problema se agudiza por el
hecho de la creciente virtualización de la información,que hace que a menudo información que por un tiempo
es libremente accesible en internet, pase a formar parte de sistemas privados con lo cual dejan de ser visibles y
accesibles.
Pero hay más envuelto en el tema de las redes. Las redes de hoy son posibles por la existencia de los
sistemas normativos de la ciencia que jugaron un rol cultural hegemónico desde el siglo XIX produciendo un
'profesionalinternacional', en un patrón común de calificaciones mutuamente reconocidas a través de fronteras
nacionales y culturales. Cuando los científicos 'viajan'física o virtualmente,en teoría lo hacen simplemente c o m o
científicos y no c o m o canadienses, japoneses o malayos. El supuesto básico es que se mueven en un 'universo
episternológicamente compartido'; se espera que el profesional 'internacionalmente calificado' pueda
desenvolverse de manera satisfactoria en condiciones 'internacionalmente estandarizadas'. Estándares comunes
y el reconocimiento recíproco de calificaciones por medio de la localización de programas de educación superior
y postgrado en instituciones de los más variados paises, hace que incluso aquéllos sin tradición científica suelan
tener como uno de sus objetivos básicos la superación de las barreras culturales nacionales o étnicas. Se ha
escrito mucho sobre el tema de la necesidad de desarrollar la infraestructura científica y las capacidades de
investigación en los países en desarrollo. La oferta curricular, los procedimientos de "aseguramiento de calidad",
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la evaluación y la acreditación constituyen un paquete m u y importante en la orientación de la reforma
universitaria latinoamericana del presente con implicaciones inmediatas para su desarrollo futuro.
Sólo que el m u n d o no acaba de estar perfectamente organizado ni es homogéneo. La supremacía de los
modos de pensamiento y trabajo occidentales hizo que se constituyera un sistema elaboradamente jerarquizado
en el cual todo el m u n d o tiene su lugar. Las características de los mercados, la distribución desigual de la
riqueza, la determinación políticoeconómica del conocimiento y la ideología dominante se combinan para
perpetuar un estado de cosas que se gestó hace tiempo y según el cual el propio desarrollo de la ciencia c o m o
institución social internacional supone ab initio la existencia de un modelo que asume diferentes rasgos,
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estructurando los intercambios científicos entre centro y periferia, metrópolis y provincia, el corazón del imperio
y sus puestos coloniales, los centros económicos y las periferias subdesarrolladas, el cual se expresa en una
cantidad de dimensiones.
Faltan respuestas más ricamente texturizadas a muchas de las cuestiones planteadas por las redes de
conocimiento. Entre otras, uno de los principales desafíos contemporáneos es reducir drásticamente la exclusión
y marginalidad y aumentar la participación y la autonomía democráticas en escala planetaria. La tecnociencia ha
acompañado a los diferentes proyectos de modernización desde tiempos coloniales. Pero todavía hoy la gran
mayoría de la humanidad vive al margen de la tecnociencia y sus redes. ¿Por qué? La tecnociencia viaja a través
de rutas y de intermediarios pautados. Claramente, estos no parecen ser los mecanismos más apropiados o al
menos suficientes para lograr un mundo menos desigual y satisfacer las necesidades sociales en situaciones muy
diferentes. D e hecho, la tecnociencia ha llevado a menudo en los países en desarrollo a la consolidación de
sectores sociales que hicieron más lenta, cuando no detuvieron, la ampliación de la participación social,
conduciendo a la frustración de la modernidad democrática. Veamos un ejemplo.
Durante los años de 1950 y 1960,la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de las Naciones
Unidas prestó especial atención a estimular el crecimiento de una clase media de empresarios, ingenieros y
cientificos, profesionales y profesores universitarios, que eran percibidos c o m o vectores potenciales de las
fuerzas progresistas de la modernidad, que producirían la democracia social, la estabilidad política y el
desarrollo económico. No obstante, el crecimiento específico de sectores medios en la mayoría de los países de
América Latina creó situaciones de modernización parcial, que en lugar de permitir mayor avance, actuaron
c o m o frenos en una fuente de distorsión, desviación e incluso frustración de la modernidad. El personal
académico de las universidades y otras instituciones de educación superior que compone los sistemas nacionales
formales de conocimiento de nuestros países son clase media o tienen valores de clase media. Una porción
sustancial entre ellos, articulados a redes internacionales y habiendo internalizado valores y pautas culturales de
los países ricos, tienden a estar asustados del cambio social previsible porque su situación se percibe c o m o frágil
y vulnerable. Quisieran que las cosas mejoraran, pero temen que los cambios los afecten haciéndoles perder su
precaria posición. D e allí el vehemente rechazo de cualquier cambio en el status quo. Tales grupos sociales, y las
redes con las que están articulados, difícilmente pueden ser vectores de los cambios necesarios para construir
sociedades menos desiguales y m á s modernas.
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Las nuevas modalidades de investigación y entrenamiento en la investigación enfatizan la exploración,
comprensión y optimización de los nervios y redes a lo largo de los cuales viajan los productos, servicios,
conocimientos e información. Igualmente destacan la necesidad de analizar las nuevas formas de trabajo y la
dinámica específica que se desarrolla en los sitios de carga y descarga del conocimiento e información.Las redes
de conocimiento son verdaderas 'redes sociales' que exhiben una fluida topología en la adaptación y
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reconfiguración de objetos y prácticas a medida que viajan. Pero si bien los rasgos estructurales de una red son
bastante claros de discernir, a menudo resulta difícil dilucidar las relaciones sociales y culturales así c o m o
políticas engendradas a través de ella. En relación con esto, parece tanto o más significativo descubrir más
acerca de c ó m o es que la tecnociencia viaja, que tratar de discernir si pertenece a una u otra cultura particular.
En el proceso se alterarían y desafiarían las distinciones entre lo global y lo local.
6.Cambios en el Escenario lnstitucional d e la Educación Superior y la Investigación
El espacio retórico de libertades intelectuales que llegó a caracterizar a la universidad en el siglo XX se
fue haciendo cada vez más escaso a medida que pasó el tiempo, c o m o parte del creciente uso de credenciales
c o m o principio de estratificación social. La masificación significó que las universidades ya no estuvieron tan
íntimamente asociadas con la producción de élites científicas y profesionales o con la diseminación de la cultura
científica. Hay cada vez m á s estudiantes que asisten a la universidad por razones más especificas vinculadas a
expectativas de un mercado de empleo diversificado. La práctica de cruces interdisciplinarios con la posibilidad
siempre en aumento del surgimiento de nuevas disciplinas y especialidades, se vio crecientemente erosionada
por el carácter fragmentario y vocacional de la instrucción académica.
El problema se complica por el carácter cambiante del personal académico. Si bien en décadas pasadas
se vivió c o m o conquista la dedicación a tiempo integral a la vida universitaria y la carrera de investigación, la
mayor parte de la actual generación de académicos deberá pasar al menos parte del tiempo c o m o docentes e
investigadores en contratos por horas y algunos pasarán toda su carrera de esa manera. Tales arreglos ofrecen
pocos incentivos a los jóvenes para invertir en hacer una futura carrera en el medio académico y en efecto son
pocos quienes se inclinan o se sienten estimulados a participar en la evaluación de pares, en realizar
investigaciones sustanciales y publicar sus resultados u ocupar posiciones de liderazgo académico, actividades
que no pueden ser justificadas en términos de ventaja de carrera en el corto plazo pero que son parte
consustancial de la cultura universitaria.
Hoy en día hay por lo menos dos tendencias en el debate sobre la vigencia de las instituciones. La
primera plantea que las familiares instituciones productoras y reproductoras de conocimiento están en crisis,
sean ellas universidades, laboratorios gubernamentales o corporativos, institutos de investigación, etc. La
segunda reconoce que si bien hay una diversificación creciente de los sitios de producción del conocimiento, las
universidades permanecen en el centro del sistema. Esto no sorprende si se reconoce a las instituciones c o m o
'vectores' de comprensiones colectivas que tienen consecuencias específicas, la corporización de los logros
formulados y comunidades de pensamiento, tales c o m o ideologías institucionales,roles y funciones,la fuente de
legitimación de los grupos en ellas y la más importante fuente de medios financieros y políticos que ayudan a
lograr fines deseados. En sentido Weberiano, las instituciones son depósitos de constelaciones de conciencia y
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comprensiones colectivas que, cuando se las integra en diseños institucionales, se vuelven la precondición del
comportamiento institucional.
Las universidades representan los sitios por antonomasia de la tecnociencia hegemónica. Junto con los
laboratorios de investigación y los institutos públicos y privados de I+D ellas fueron las instituciones estratégicas
de conocimiento en el siglo XX, percibidas c o m o ‘fábricas’en las cuales se emplea una variedad de capital
intelectual, gozando d e cierto grado de autonomía y ‘distancia social’ para la búsqueda de su ’negocio: el
conocimiento’. Este modelo institucional desarrollado en las naciones más avanzadas, ha sido formalmente
replicado infinidad de veces en todo el mundo. La presencia de instituciones científicas de tipo occidental en el
m u n d o en desarrollo ha sido ampliamente aceptada c o m o una indicación de modernidad, resultado de un doble
impulso: por un lado fue un instrumento de los intereses de los países más avanzados y por el otro, fue un
resultado de los intentos de las naciones subdesarrolladas de dominar el conocimiento que constituía la promesa
de la modernidad.
Pero esta noción, corporizada en multitud de proyectos de instituciones creadas a través de la historia
moderna de los países en desarrollo, ha estado acompañada de un éxito m u y desigual y en general de
dificultades de consolidación. No pareciera que los países pobres no van a lograr el desarrollo construyendo
una escenografía institucional modelada según el patrón occidental,c o m o se esperaba en el pasado ni tampoco
participando formalmente, c o m o se les viene pidiendo en tiempos recientes, en el nuevo sistema distribuido de
producción y consumo d e conocimiento. [Podrían las universidades convertirse en zonas de trueque y síntesis
para diferentes tipos de conocimiento en competición por validez epistémica o comprometidos en procesos de
hibridación activos? El problema podría verse no sólo ni tanto c o m o un cuestionamiento d e la institución
universitaria en tanto que el sitio proverbial de la razón instrumental sino más bien de la universidad en tanto
que el sitio para la co-producción de la tecnociencia y los órdenes sociales/culturales. No hay fórmulas claras
para el desarrollo.
La ‘red’o sistema técnico ‘distribuido’internacional mayormente basado en las corporaciones que ya
existen hoy es básicamente una combinación de comunicaciones corporativas internas, acuerdos técnicos,
relaciones funcionales e intercambios informales. Es un sistema que proporciona acceso a avances técnicos
mundiales en campos particulares, desarrollos o mercados. El acceso no es tan abierto c o m o se publicita. Más
bien, tiene lugar a través de vínculos existentes y bienes previos. Aunque ciertamente significa una oportunidad
y un desafío para la gestión creativa y dinámica del conocimiento, la competición es tan intensa y los recursos
requeridos son tan complejos y costosos que los países e instituciones tienen que hacer uso de otros
mecanismos para operar efectivamente en una escala global. ¿Cuál será el papel de los países en desarrollo en el
nuevo sistema de producción de conocimiento? ¿Sólo el de consumidores pasivos de productos de información
predigeridos?
Lo que ya está sucediendo y seguramente va a intensificarse con el crecimiento del sector de servicios
educativos es que, c o m o spin-off de la apertura comercial de la educación superior, las universidades de los
países industrializados están vendiendo cursos virtuales enlatados y otros productos para la educación bajo
reglas de protección intelectual, con implicaciones sobre los costos de la educación superior; las instituciones se
ven obligadas a emplear cada vez m á s una parte mayor de sus presupuestos en el pago de licencias, derechos
autorales y otras regalías asimiladas a las “mercancías de conocimiento” y por la adquisición de equipos y
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materiales de alta tecnología.La implantación de franquicias o sedes foráneas se va a multiplicar porque
representa, a la vez, una válvula de escape al mercado académico saturado de los países más desarrollados y un
negocio de gran rentabilidad por los estímulos (fiscales, laborales y de mercado) que de hecho existen para la
inversión privada en educación superior en los países en desarrollo, en ausencia de regulaciones claras al
respecto. De esta forma, muchas instituciones de educación superior en América Latina se convierten en las
filiales, ramas o cajas vacías de nuevos emprendimientos comerciales de las instituciones de conocimiento del
Norte, listas para explorar la más reciente frontera del conocimiento,la de los servicios educativos.
I
La cooperación científica internacional es una parte de la diplomacia y cuando las negociaciones se dan
entre socios m u y desiguales,la posibilidad de hacer un buen trato disminuyen. De esta forma se puede observar,
derivado de la función que cumplen las universidades en el desarrollo científico y tecnológico en relación con la
cooperación internacional, c ó m o se suele minimizar o descartar el patrimonio de conocimiento y capacidades
que los países más débiles conservan en sus comunidades científico-técnicas y en las instituciones que las
albergan, usualmente las universidades, y c ó m o esto se refleja en los tipos de redes de intercambio muy
desiguales que se proponen. Dependiendo de las fuerzas y de las posibilidades y capacidades de negociación de
grupos y países, resultarán mejores o pseudo-programasde cooperación. La g a m a d e arreglos reales es enorme.
En las actuales circunstancias,entonces, en relación con el conocimiento y la educación superior desde
la perspectiva de los países llamados en desarrollo en esta etapa de globalización, m á s que suponer
comunidades nacionales relativamente cerradas y predicar el análisis en el estado-nación, pareciera más útil
adoptar un enfoque explicativo que incluya el reconocimiento de una tensión entre la homogeneización /
estandarización, por un lado, y las necesidades nacionales por el otro, en relación con la estructura y la
construcción de sistemas nacionales de conocimiento. Dicha tensión, que no es nueva aunque incluya aspectos
novedosos, es parte de los efectos presentes -intelectuales y sociales- de siglos de expansión europea sobre el
resto del m u n d o y de construcción de la modernidad del cual la ciencia y la tecnología y los sistemas de
educación, incluyendo la educación superior,han sido parte esencial.
7. Elementos para un marco conceptual
En sociedades que han sufrido profundas transformaciones en el curso del medio siglo pasado y que
ahora, en el contexto de la globalización de los mercados, enfrentan graves problemas de desarrollo en
condiciones de debilidad absoluta o relativa,las instituciones de conocimiento de América Latina,en su mayoría
sometidas a una inestabilidad perpetua, tuvieron que introducir relativamente rápido innovaciones que en otras
partes pudieron escalonarse en un período mucho más largo: por ejemplo, el aumento de la cantidad de
inscritos, la democratización del acceso a los estudios superiores, la creación y el desarrollo de la actividad
científica, una profesionalización de la vida académica y más recientemente la redefinición de las relaciones
institucionales con el Estado y la sociedad y la integración de nuevos esquemas de internacionalización de la
cultura.
La educación superior y el conocimiento científico han constituido una parte crítica de un enfoque
altamente unidimensional y dirigido al crecimiento y desarrollo. Ellos pueden desempeñar también una parte
crucial en nuevos arreglos institucionales que reconozcan las interacciones entre los sistemas socioeconómicos y
naturales, entre la ciencia, la tecnología y la sociedad, entre disciplinas, a través de escalas temporales y
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espaciales, capaces de abordar profundas y persistentes incertidumbres, si bien
apenas estamos en los
comienzos de lo que promete ser el umbral de una era en la que el estudio y el manejo de la complejidad serán
centrales. Mientras que las diferentes fuerzas sociales luchan por imponer su propia definición cultural de la
modernidad, lo que caracteriza a las instituciones de conocimiento en la región en el momento actual es
precisamente la variedad de propuestas y de modelos de organización diferentes que intentan ganar legitimidad
más allá de la presencia de una u otra tradición percibida c o m o válida.
En la figura 1 se ilustran los principales componentes del esquema conceptual. La noción de 'deuda
social moral' se refiere básicamente a la necesidad de reducir la pobreza, de integrar a grupos socialmente
marginados y de generar empleo. Debe aclararse que si bien el tema toca en lo inmediato y sin atenuantes la
realidad de la región, la deuda social moral no se circunscribe a sus sociedades sino que concierne al mundo
todo en tanto que sistema único global. Las estrategias e intervenciones desde el ámbito de las funciones de
conocimiento deben estar dirigidas a satisfacer dentro de un grado y en una escala de tiempo razonables esa
deuda y permitir a diferentes sociedades participar en un mundo de socios diferentes aunque menos desiguales
y a lograr una comunidad internacional m á s socialmente responsable. En los nuevos escenarios también debiera
preverse el cambio en las necesidades de los sistemas nacionales de conocimiento, a través del estímulo de una
conciencia mundial de interdependencia y comunidad de destino.
Los principales motores de cambio están, por un lado, en la economía, incluyendo las tendencias ya
comentadas de la globalización,que inciden sobre los rasgos y dinámicas del comercio, los mercados y el marco
de regulación y políticas que se pueda ir entretejiendo. Pero los cambios sociales y políticos, que incluyen la
gobernabilidad cada vez más difícil y las mudanzas en los marcos institucionales y legales, también impulsan las
transformaciones mundiales y locales. La ciencia a través de su capacidad de descubrimientos, ha constituido a
lo largo de su historia una fuente de cambio y se puede esperar que continuará siéndolo, si bien la ciencia
instrumentalizada del presente está demasiado estrechamente asociada a la dinámica económica, lo cual frena
su efectividad potencial pues la amarra demasiado a la dinámica del cambio técnico. Está por verse si la ciencia
seguirá instrumentalizada o si conseguirá liberar toda su potencialidad creadora en un contexto de realización
diferente.
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Figura 1
Esquema de Análisis
Reducción d e la pobreza
ocialmente margina
C a m b i o Económlco (incluyendo
globallzación,comercio,
mercado y m a r c o de politicas)
neración d e e m p
.Cambio Social y Politico (incl.
Gobernanza, marco
institucional , alegal)
Educación e Investigación
.Cambio Tecnológico
.Formación y Entrenamiento (Producción.Servicios)
.Descubrimientos Cientificos
.Reproducción de investigadores
.Cambios d e Estilos d e Vlda y d e
Comportamiento
.Provisión de nuevo conocimiento erkico
-Solución de problemas (Poniendo en prlctica el
conocimiento)
.Cultural (Cultural.Est6tica)
La innovación tecnológica continuará siendo un motor de cambio con incidencias directas sobre la
dinámica económica y política. Ahora mismo estamos viviendo la etapa de multiplicación masiva de las
tecnologías de la información. No obstante, las promesas de democratización, participación social y desarrollo
económico a partir de este cambio tecnológico siguen siendo ambiguas, cuando no refutables por la realidad
recalcitrante de la exclusión social. Las transformaciones en los estilos de vida y de comportamiento de los
cuales somos testigos en vastas regiones del mundo, con el desarrollo de nuevos hábitos de consumo y de
satisfacción personal y grupal, son otro factor de cambio con incidencias sobre los demás y que pueden ser
maleables a una mayor o menor conciencia del destino compartido.
Los motores de cambio afectan de múltiples maneras las funciones de la educación superior y la
investigación, que son instrumentales a un modelo de economía y sociedad particular. La provisión de
conocimiento crítico es fundamental para países pobres que necesitan derrotar los difíciles obstáculos que se
oponen al desarrollo. Pero en un océano de problemas y carencias no es sencillo ni probable que las funciones
educativas que m á s se desarrollen en estos medios sean precisamente las que apunten a producir mentes
originales, que recorran sendas no trilladas. Una de las funciones fundamentales de la educación superior es la
de formación y entrenamiento de profesionales, técnicos y científicos. La cuestión de la brecha de competencias
ocupa un lugar prominente en la agenda de muchos países, incluyendo los industrializados, y en el caso de los
latinoamericanos es un problema serio, por el lastre de la pobreza y la inequidad.
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La formación d e investigadores no es una función específica de la educación superior, aunque sí un
subproducto de la docencia orientada a la práctica profesional. La actividad de investigación, y por ende los
investigadores, son centrales para la provisión de conocimientos cruciales en la sociedad, tanto para la
comprensión de problemas c o m o para contribuir a la solución de los mismos. No se trata de un papel
excepcional, sino de una función social necesaria, entre otras. Además de estas funciones formativas, para
muchos estudiantes la educación superior es hoy una manera de entrar en ocupaciones tradicionalmente no
vistas c o m o intelectualmente exigentes. Hay una tendencia a considerar las perspectivas del empleo para los
graduados universitarios más sistemáticamente y surge así una agenda de trabajo sobre temas tales c o m o
mercados de empleo cambiantes, educación superior y movilidad social, las funciones sociales de los diplomas
universitarios,el desempleo de los graduados, diferentes oportunidades de empleo por campo de estudio y por
institución y las expectativas y comportamientos de los empleadores.
Los principales ejes temáticos pasan, entonces, por la consideración de los sistemas de conocimiento,de
la gestión de la investigación y la discusión c o m o bien público o c o m o bien privado de la educación superior y la
investigación. Esquemáticamente estos ejes se muestran en la figura 2.
El primer eje implica reconocer que en el presente el conocimiento en sus diferentes configuraciones tanto el conocimiento científico básico c o m o el aplicado, el conocimiento tecnológico, económico, social y otras
formas de saber hacer efectivo- ocupa la escena central, aunque supone condiciones de realización
marcadamente diferentes en el mundo industrializado y en los países en desarrollo. Su análisis integral en el
contexto de los desafíos debe abarcar tanto el mantenimiento de los sistemas de educación superior y de
investigación (favoreciendo su transformación y actualización), c o m o las exigencias del acceso y la equidad en el
logro de la competitividad y calidad para beneficio de la sociedad. Debe examinarse cuáles son los factores que
limitan o incrementan las capacidades de investigación,y qué mecanismos pueden establecerse para mejorar el
acceso y la provisión d e servicios de educación superior a grupos excluidos o marginados por la pobreza,
contribuyendo entre otras cosas a generar empleo significativo. Asimismo, es preciso concebir y poner en
marcha mecanismos y programas nuevos que fomenten y financien la investigación necesaria para satisfacer las
necesidades y aspiraciones de las diferentes sociedades así c o m o ajustar los existentes.
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r
f
Figura 2: Ejes Temáticos
conocimiento
. Factores y
tendencias de
cambio en el conocimiento
. Implicaciones de un Sistema
Nacional de Conocimiento en el
Contexto de la globalización
. Comercialización de
la ES, la
investigación y el conocimiento
. Revisión y reafirmación de los
.Propósitos públicos de la ES, 1 y C
.
La ES como bien público
Políticas de investigación
Para un país pobre es tan necesario c o m o para uno rico definir estratégicamente sus necesidades de
conocimiento. Y en este punto no hay recetas únicas. También la educación así c o m o la investigación
formales deben ser capaces de valorar y eventualmente acomodar 'otras' formas de conocimiento. La
heterogeneidad marca tanto a las sociedades contemporáneas como a los conocimientos. Las ciudades, las
regiones y los pueblos hablan, viven, trabajan de maneras diferentes, su bienestar material y cultural varía
profundamente. Lo mismo sucede con su acceso a los conocimientos y a la información,y naturalmente a su
utilización. El proceso de conocimiento también es complejo, no lineal: creador de oportunidades, es
polivalente y múltiple, implica riesgos, movimientos. Así es c o m o emergen nuevas reglas de comportamiento,
de los hombres, de las ideas, y a veces se retoman de maneras inéditas antiguos saberes y antiguas
estructuras y agregando a ellos, y superándolos, con formas nuevas, c o m o se observa, entre otros, en
campos médicos, alimenticios y ambientales.
El segundo eje de análisis nos remite al tema de la gestión de la investigación. En la interfase entre
la ciencia y la educación superior, el eje en la gestión de la investigación tiene una doble connotación:
investigación sobre la universidad y su desempeño social a través de la función educativa, incluyendo aquí la
agenda clásica de las llamadas ciencias de la educación, m a s también investigación científica tout court,la
que busca producir conocimiento nuevo sobre el mundo natural y social. Los múltiples intentos, hasta ahora,
de evaluar la naturaleza, alcance y dirección de las relaciones cambiantes entre la ciencia y la educación
superior han mostrado:
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Las dificultades inherentes en cualquier estudio de esta naturaleza;
Las limitaciones de los varios enfoques; la necesidad de una visión integrada de las implicaciones y
consecuencias para sectores,productos, tipo de formación,disciplinas, etc.;y
Una fuerte necesidad de investigación para mejorar el caudal de conocimiento en un nivel comparativo
transnacional.
Sin embargo, la fase actual se caracteriza por una abundancia de análisis, teorias y nuevas formas de
cuestionamiento y enfoques, lo que hace que a pesar de las incertidumbres del presente, existan algunos
ámbitos donde podemos movernos con cierto grado de confianza. Entre los que son de particular interés en este
contexto se encuentran los referidos a los problemas de la evaluación del desempeño individual en la
investigación y en la docencia y la evaluación institucional. Se debate actualmente si el prestigio y el énfasis
unilateral en indicadores de desempeño de la investigación académica no afectan en muchos contextos
institucionales la función docente, o el entrenamiento profesional.
La gestión puede cumplir un papel invalorable tanto en el manejo de los equilibrios necesarios c o m o de
las crisis, asegurando la maximización de las cuotas de participación, negociación, flexibilidad/pluralismo y el
espacio relevante para la realización de los fines últimos de la educación superior y de la investigación. Pero la
gestión por sí sola no hace milagros; con la mera inyección de gerencialismo en las instituciones de un país o en
un país c o m o un todo no se podrá alcanzar la competitividad o recuperarla, y mejorar los niveles de vida de la
sociedad. Deben darse otros elementos que a menudo no son tomados en cuenta a la hora de formular recetas
para el cambio. Se requieren fondos en cantidades considerables, tiene que ser posible construir unidades
novedosas en las periferias de la institucionalidad existente,debe existir un consenso o convicciones compartidas
en grupos, departamentos o escuelas de peso en el contexto institucional.
Las interpretaciones de las relaciones entre la gerencia y el 'éxito' en el desempeño académico y
científico suelen ser vagas e insustanciales en términos de teoría y análisis; el m u n d o real no es tan simple ni
lineal c o m o muchos quisieran; más gerencia no necesariamente significa más crecimiento y m á s crecimiento no
necesariamente significa más eficiencia; muchos de los cambios gerenciales y administrativos que han tenido
lugar en varios países latinoamericanos en el marco de procesos nacionales de modernización del estado o
implantación de la moderna gerencia, o bien han resultado en beneficios modestos o fueron parte integrante de
procesos de privatización y transnacionalizaciónque erosionaron los modestos beneficios que se pudieran haber
obtenido de la 'moderna gerencia' puesta en práctica.
El tercer eje recorre la temática de los bienes públicos y privados en relación con el conocimiento y en
particular con la educación superior y la investigación cientifica. U n fenómeno observable en la educación
superior contemporánea es el papel creciente de entidades comerciales en aspectos de la docencia y el
aprendizaje, los llamados 'nuevos proveedores' de servicios educativos. Está por verse hasta dónde y de qué
forma esas relaciones entre el sector comercial y el sector no comercial de la educación habrán de desarrollarse
en el futuro, si lo harán en forma competitiva o de complementariedad. Crecen sin cesar las compañías que
proporcionan una g a m a creciente d e servicios a instituciones de educación superior sin fines de lucro, incluyendo
la provisión de software de gestión del aprendizaje, la comercialización de cursos y programas on-he, la
creación de portales electrónicos para promover a universidades particulares en el extranjero, el desarrollo de
diseños de cursos por encargo y la provisión de áreas especializadas del currículo, así c o m o la atención a las m á s
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variadas funciones de la administración universitaria, desde bibliotecas y centros de documentación científica
hasta la nómina automatizada del persona y la gestión de la contabilidad interna. Hasta ahora ha sido escasa y
débil la reacción de parte d e la comunidad académica de la región, con la excepción de Brasil. Si bien algunos
argumentos apuntan a que esto se debe a una ausencia de información porque las negociaciones se adelantan
no a través de los ministerios de educación si de los de comercio y relaciones exteriores, también es
demostrativo de la falta de fuerza de comunidades académicas que están perdiendo el monopolio en el área de
la educación.
La relación entre las esferas pública y privada en la educación superior y la investigación tecnocientífica
estan cambiando siguiendo las tendencias que se perfilan en los países más industrializados. Lo que queda por
verse es si c o m o en ellos se conformará un espacio de organizaciones semi-públicas,agencias de regulación
independientes y redes de política mixtas pública y privada o si simplemente lo público será un terreno de caza
sin reglas claras, que acabe d e barrer con lo que queda del espacio público. En este sentido urge que en la
región se profundice la discusión sobre temas c o m o cuál sería la división de trabajo ideal entre las universidades,
las empresas industriales y los laboratorios de investigación gubernamentales. La iniciativa empresarial en el
sector de educación superior, incluyendo el público, aparece c o m o una respuesta institucional para recuperar
autonomía de maniobra frente a la pérdida de la vieja autonomía. Además de estas iniciativas están las de las
llamadas universidades de empresas (o corporativas)en las que la transmisión de los saberes académicos es algo
accesorio ya que sus funciones cruciales son el acompañamiento de los cambios en las empresas y la formación
de sus dirigentes superiores.
Los latinoamericanos, que en las últimas dos décadas han visto el desmantelamiento progresivo de sus
aparatos productivos por los fenómenos de la privatización y el cierre de sus empresas y la pérdida de soberanía
económica y política de sus países deben pensar qué grado de autonomía, si alguno, consiguen para participar
en los procesos de globalización. A pesar de las ilusiones y mitos de una identidad universal resultante de la
globalización, los pueblos y regímenes seguirán siendo diferentes por mucho tiempo y quizás la tarea m á s difícil
de nuestra era sea encontrar los términos de una coexistencia productiva y pacífica. La tecnociencia y la
educación superior, que han sido históricamente instrumentos universalizantes de un proyecto modernizador
hegemónico, aparecen crecientemente en forma simultánea c o m o sitios de negociación, préstamo e
intercambio, de desplazamiento y reconfiguraciónde los procesos transnacionales
Siendo esto así, los latinoamericanos, que en las Últimas dos décadas han visto el desmantelamiento
progresivo de sus aparatos productivos por los fenómenos de la privatización y cierre de empresas deben pensar
qué grado de autonomía, si alguno,consiguen para participar en los procesos de globalización.
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1
U N E S C O Forum on Higher Education,Research and Knowledge
Division of Higher Education
UNESCO
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75 007 Paris,France
Tel: 33 1 45 68 11 85/1077
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