INTRODUCCION El tema de este libro surgió como

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INTRODUCCION
El tema de este libro surgió como consecuencia de haber
centrado nuestra atención, hace unos años, sobre las Novelas
de Justiniano ese apéndice de la Compilación frecuentemente
desdeñado por los romanistas. En aquel interés inicial confluyeron dos factores: de una parte el lógico deseo del investigador por encontrar parcelas poco estudiadas que permitan una
labor creativa, de otra nuestras estancias, en 1977 y 1979 en la
Universidad de Freiburg im Breisgau donde pudimos aprovechar el magisterio del recientemente fallecido Prof. H. J. Wolff.
La escasez de estudios detallados sobre el contenido de las
Novelas de Justiniano constituyó un estímulo para nuestra tarea pues, a cambio del riesgo de errar, permitía arrojar alguna
luz sobre instituciones hasta ahora obscuras. El interés hacia el
'
1 FI-uto de esta atención son los siguientes tr-abajos: La prohibición de ser
arreiidutarios 10s clérigos de Noil. Jitst. 123,6, AHDE, 49 (1979) 721 y sigs.; Notas
sobre el asegitramiento dc, obligaciones en la legislación justinianea. AHDE 50
(1980) 683 y sigs.; Les garanries bancaires dans la législaiion de J~dstinien,RIDA
29 (1982) 166 y sigs.; L'itirercession des femmes dans la Iégislution de Jilsti~iien,
RIDA 30 (1983) 81 y sigs.
Derecho griego, que nos despertó la labor del Prof. Wolff, abría
una sugerente perspectiva a nuestro trabajo: rastrear el influjo
helénico que se amalgamaba con la tradición romana en las
Novelas del Emperador bizantino.
La influencia griega en el Derecho Romano tardío ha sido
cuestión ásperamente debatida y hace algún tiempo enfrentó a
los romanistas '. Todavía hoy puede resultar discutible el alcance de este influjo en las distintas épocas del período postclásico, y en las diversas fuentes; sin embargo está totalmente
admitido que éste existió y que se aprecia de forma amplia en
las Novelas justinianeas. Pero a nuestro entender, sólo se alcanzará la delimitación de este fenómeno a través de análisis
concretos de las instituciones lo que permitirá mostrar hasta
qué punto la impronta helénica determina soluciones contradictorias con la tradición romana y en quS casos hubo de plegarse a ella.
El estudio de las Novelas de Justiniano aporta otro dato
siempre intuido pero quizás no debidamente resaltado: el vulgarismo oriental. Muchas de las desviaciones que presentan las
Novelas respecto a las soluciones romanas clásicas se inscriben
sencillamente en esa degeneración de las categorías conceptuales que conocemos como vulgarismo. La legislación justinianea postcompilatoria aparece más apegada a la realidad
circundante y a los problemas de la práctica cotidiana que los
'
2 Sobre esta c u e s t i h se han pronunciado con más o menos amplitud casi
todos los i-omanistas. Vid. un interesante resumen del estado de la cuestión en
su epoca en SAN NICOLO,II problema degli influssi greco-orientali nel diritto
bizantino, Atti del Congresso Internazionale di Diritto Romano, Roma 1933,
vol. 1 ed. 1934, págs. 257 y sigs.
3 SAN NICOLO, ibid. pág. 277 proponía un programa de trabajo para
detectar las influencias griegas y orientales en el Derecho postclásico consistente en pazienti analisi e di laboriose ricerche nelle diverse direzioni esposte piu
sopra, onde poter fornire alla sintesi dello sviluppo del diritto romano da Costanttno a Giustiniano quella fermezza di linee e soliditu di costruzione che deve
caratterizure l'interpretazione di feriomeni storici di tanta entitu.
textos recopilados; frente al «clasicismo» de aquéllos adolece
de una clara falta de rigor técnico y revela incluso una desorganización en la administración imperial que en algún momento alcanza matices graves 4. Todo esto permite revisar la
fórmula estereotipada de la perfección técnica del Derecho bizantino frente al lamentable vulgarismo occidental. Ciertamente, la distancia entre la producción jurídica de ambas partes del antiguo Imperio es considerable, pero si se toma referencia el contenido de las Novelas, no resulta tan abismal
como si se hace con el Digesto, las Instituciones o el Código '.
Las numerosas peticiones que los banqueros dirigieron a
Justiniano, casi siempre acogidas con complacencia, dejan
traslucir una serie de rasgos característicos de la realidad jurídica de la época. En efecto, se dibuja en ellas vigorosamente
esa tensión entre clasicismo y vulgarismo, entre romanismo y
helenismo que va a constituir el complejo entramado del pensamiento jurídico justinianeo. Por una parte, la praxis bancaria
se muestra en todas las épocas de la historia especialmente
sensible a las exigencias del tráfico y a los avatares de la economía. No es por ello extraño que en las reglas referentes a la
actividad bancaria se manifieste de forma acusada la tendencia
postclásica naturalista que lleva a enfocar los problemas jurídicos desde una perspectiva preferentemente económica y social, aun a cambio de dislocar la arquitectura conceptual de las
instituciones tal y como los clásicos las habían delineado desde
la rigurosa autonomía de su pensamiento. De otra parte, el
tráfico bancario resultaba ser un terreno especialmente abo4 Los ejemplos pueden ser muy numerosos, uno muy expresivo puede ser
la Nov. 134 del 556, vid. nuestro trabajo cit. en RIDA 30 (1982) 81 y sigs.
e srudio dell'eia giustiniunea, 3.O ed., 1979, pág.
5 BONINI ( l n t r o d ~ ~ i o nallo
46) expone la sospecha de que el Digesto piu che u n vero e proprio testo normativo, sarehhe stato unu raccoltu di materiali ~ u u t o r i t a t i v i particolarmente
~~,
idonei
a .nutriren la convinzione del giudice. Los rasgos de vulgarismo que presentan
las Novelas hacen pensar que tal sospecha es acertada y que posiblemente el
Digesto no cumplió en muchos casos ni siquiera esa función de autoridad.
nado para el desarrollo de soluciones jurídicas acordes con la
tradición griega. Desde antiguo había estado el pensamiento
jurídico romano más vinculado a la mentalidad agraria y campesina que a las concepciones mercantilistas del mundo helénico; de ahí que los influjos jurídicos griegos, poco profundos
por lo com6b1 en el Derecho Romano clásico, se pueden sospechar más tacilmente en las instituciones relacionadas con el
comercio y la navegación. Especialmente en materia bancaria
se advierte la huella helénica a lo largo de toda la historia de
Roma. Los banqueros romanos solían ser de origen griego6 y
posiblemente la estructura de los negocios que realizaban no se
sustraía a esta tradición '.
El tema de los negocios bancarios presenta un interés considerable para el jurista y no pocas dificultades. En una economía capitalista evolucionada, gran parte del tráfico jurídico
cae bajo la órbita de actuación de la banca. Pero no es fácil el
estudio de la actividad del banquero antiguo. Para el historiador es bien conocida la importancia que revistió la figura del
banquero en la Antigüedad, su eminente posición social, e incluso, a veces, su influencia política. Pero si aún hoy la complejidad de los negocios bancarios resulta obscura para quienes
estamos alejados del mundo de las finanzas, más todavía lo son
las operaciones bancarias de una época que sólo alcanzamos a
conocer a través de indicios.
Los negocios bancarios descansan en gran parte sobre prácticas estereotipadas, ampliamente repetidas que con frecuencia
quedan sobreentendidas en las normas relativas a esta materia
6 Ya en tiempos de Plauto se les llamaba, además de argentarii, con el
nombre griego de trupeziti, vid. GIANGRECO-PESSI, ~Argentariire ~ t r a p e z i t i n
nel teatro di Plauto, AG 201 (1981) 39 y sigs. LAUM, RE Supplementband IV,
1924, S.V.Bunken.
7 Ha sido admitido frecuentemente el origen griego de la institución m á s
característica del Derecho bancario romano: el recepturn urgentarii, vid.
PARTSCH, Der edikrule C;aruntievertrug durch recepturn, SZ 29 (1 908) 4 17 y sigs.;
MITTEIS, Trupeziticu, SZ 19 (1898) 198 y sigs.
y que solamente pueden ser supuestas a través de datos económicos, sociales y culturales que dibujan la complicada
trama del comercio. Pero evidentemente, un propósito tan amplio sobrepasa con mucho el propósito de este libro y las fuerzas del autor. Si dispusiéramos para la banca bizantina de un
estudio tan completo como el de BOGAERT para la banca en
las ciudades griegas donde se individualizan los bancos públicos, los privados y la función bancaria de los templos, con
una amplísima casuística, podríamos haber acometido este
trabajo con un bagaje completo de datos históricos. Pero este
estudio no está hecho y quizás no sea fácil realizarlo. Por todo
ello hemos creído que un trabajo como éste, que se limita casi
exclusivamente al análisis de datos jurídicos, podría desbrozar
el camino para nuevas aportaciones que confirmen o corrijan
las interpretaciones que aquí se aventuran. No olvidamos la
conveniencia de que los datos jurídicos sean contemplados en
relación con los demás hechos sociales con los que la regla de
Derecho está en armonía o en contradicción. Pero la misión del
jurista es precisamente el estudio de la experiencia jurídica,
que en sí misma es un hecho social, y la integración en los
planteamientos históricos generales sólo es posible en la medida en que éstos hayan sido analizados con mayor detalle. No
obstante, la legislación justinianea en materia bancaria permite apreciar el peso de ciertos acontecimientos históricos,
singularmente la crisis que sufrió el Imperio a partir del 541
por la epidemia de peste y la guerra contra los persas, así como
la presencia del banquero Pedro Barsymés en el influyente
puesto de Comes Sacvavum Luvgitiomcm, lo que se acusa muy
marcadamente en el Ed. 7 del 542.
Aun con esta limitación a los datos jurídicos proporciona8 Banques et banyuiers duns les cirtis grecques, 1968. Alguna noticia sobre
banqueros bizantinos se puede hallar en el artículo del mibmo BOGAERT,
Chungeur~et bunquiers chez les pkres de I'Église, Ancient Society 4 (1973) 259263, aunque referidas más bien a orfebres.
dos por las fuentes, resulta sorprendente la falta de trabajos
dedicados a su análisis, al menos que conozcamos V , puesto que
los textos proporcionan un material bastante rico: tres constituciones justinianeas en griego (la Nov. 136, de fecha indeterminada,el Ed. 7 de1 542, y el Ed. 9 de fecha indeterminada)están dedicados exclusivamente al estudio de los contratos de los banqueros. Otras referencias aisladas aparecen en alguna constitución
más. En estas fuentes resuenan viejos temas del Derecho Romano clásico, como la transcriptio nominum, las usurae derivadas del mutuo, los privilegios para el que proporcionó el dinero
invertido en la adquisición de una cosa, la datio in solutum, la
exceptio non numeratae pecuniae, o el receptum argentarii, entre
otros. A veces el Emperador ha de claudicar de su romanismo
para acoger soluciones helenizantes o vulgaristas, o simplemente privilegios para los banqueros que a nuestros ojos parecen abusivos. Alguna vez, sin embargo, estas desviaciones resultan afortunadas y están plenamente asumidas por la mentalidad iurídica moderna, así por ejemplo, el principio de indivisibilidad en la aceptación o el rechazo de las partidas de la
contabilidad bancaria ' O , o la admisión de una acción subrogatoria que permitiese al banquero acreedor dirigirse contra los
deudores de su deudor en caso de impago, rompiendo así la
limitación romana del vínculo obligacional ".
La actividad bancaria, fuertemente decaída en el Imperio
9 Sobre los banqueros romanos tampoco abundan los estudios, vid.
VOIGT, Ueber die Bankiers, die Buchführung und die Literalobligarion der Romer,
1887 (Abhandlungen der philologisch-historischen Classe der Kgl. sachs. Gesellschaft der Wissenschaften Nr. VII) 4 . O 65 SS.), recens. por NIEMEYER e n S Z
11 (1890) 312 y sigs.; HERZOG, Aus der Ceschichte des Bankwesens, (Abhandlungen der Giessener Hochschulgesellschaft, 1 1919, 16 y sigs. cit. por Laum);
FRUECHTL, Die Geldgeschüfte bei Cicero, 1912, cit. por Bogaert; GUILLARD,
Les banquiers athéniens ei romains, 1875, idem.
10 Ed. 9 , 2, 1 .
11 Ed. 7, 3.
desde la crisis del siglo 111 12, debió experimentar un pujante
resurgimiento en tiempos de Justiniano. Bizancio ha sido durante toda su historia una ciudad cruzada por rutas comerciales, cuya principal riqueza era el tráfico mercantil 1 3 . Sabemos
que los banqueros estaban organizados corporativamente y
que la actividad bancaria se manifestaba ya en Bizancio como
una parcela del tráfico jurídico que exigía, en muchos aspectos,
un tratamiento legal diferente del régimen general. Se encuentran en los textos alusiones expresas a ciertos caracteres de la
actuación de los banqueros que, muchos años más tarde, proporcionarán los elementos para la construcción del Derecho
Mercantil, así la celeridad en la contratación 14, la tendencia a
la abstracción exigida por el tráfico 1 5 , el reconocimiento de la
12 BOGAERT, cit. págs. 31 y 32: Donc entre le début du IIIe siecle et le début
du V I e siecle, il y a pratiquement une éclipse de la banque pendant pres de trois
siecles, qui ne doit pas &re attribuée a l'état lacuneux de notre documentation. Elle
fut provoquée, croyons-nous, par la grande crise politique, économique et monétaire dans iaquek se débattait I'Empire romain a partir du IIIe siecle. Lorsque
l'inflation prend une ampleur catastrophique, lorsque la confiance dans la monaie
est totalement ébraniée, de sorte que l'on constate un retour partiel a l'economienature, au troc, il est évident que la banque dont le bon fonctionnement repose,
entre autres, sur une situation monétaire saine, ne peut résister. Nous devons donc
supposer que la plupart des trapézites ont du, par nécessité, fermer leurs comptoirs.
La crisis bancaria es subrayada también por LAUM, cit. pág. 73. Vid. las alusiones a la banca en San Juan Crisóstomo recogidas por GONZALEZ BLANCO.
Economía y sociedad en el Bajo Imperio según San Juan Crisóstomo, 1980, págs.
201 -203.
13 Sobre la capacidad económica de Bizancio vid. DIEHL, Grandeza y
servidumbre de Bizancio, trad. esp. 1943, págs. 68-76. Sobre el comercio bajo
Justiniano, vid. VASILIEV, Historia del Imperio bizantino de Constantino a las
Cruzadas, trad. esp. 1946, págs. 202-208. Sobre la pujanza de la banca bizantina en u n dilatado período subraya LAUM, cit. pág. 73, que no conoció ninguna quiebra ni suspensión de pagos (Von Diokletian bis Alexios (das sind 800
Jahre) hat Byzanz nie B.-Bruch begangen und die Zahíungen eingestellt).
14 Ed. 7 , 4. pág. 765, líneas 18-19.
15 El ejemplo más notable va a ser la xa9o.p~dvricpóvqoi~estudiada en el
cap. V .
onerosidad como inherente a sus negocios 1 6 , la necesidad de
obtener vías rápidas y seguras para la realización de los créditos 1 7 . Todas estas circunstancias son huellas de una especialización embrionaria de la materia comercial, mucho antes de lo
que se suele admitir. Pero hay que prestar atención singularmente a la petición, que refiere el Ed. 9, 8, y que pretende que
todos los litigios relativos a los banqueros se sustancien ante la
iurisdicción del Pruefectus Urbis, «bajo la forma de juez espe6
Gixaoro; o X { p ) , fundándose en la dificial » (xcxrol ro ~ o iGixo6
cultad de la materia bancaria y en el alto conocimiento de la
ley que este magistrado tenía, lo que le permitiría encontrar
una solución a todo aquello que podría parecer complicado e
ininteligible a los otros ' 5 El Emperador acogió esta petición y
estableció esta jurisdicción especial para todos los negocios de
obligación, tanto si los banqueros eran demandantes como si
eran demandados ". No se trataba, sin embargo, de la única
atribución de los negocios bancarios a una jurisdicción especial: según el Ed. 7,6 estaban colocados bajo la del Comes Sucrurum Lurgitionum 20 y del destinatario del Ed. que era el abogado de Constantinopla Juliano, ambos indistintamente. No
hace falta subrayar la importancia que ha tenido históricamente la creación de tribunales especiales para asuntos mercantiles a la hora de perfilarse el Derecho Mercantil como
rama independiente del Derecho Privado, pero no se suele aducir este precedente, muy anterior a los tribunales comerciales
de la Edad Media.
Las fuentes nos dan información sobre las relaciones entre
la corporación de los banqueros y el Poder, con la evidente
presión que el ((poder fáctico)) de los dueños del crédito ejercía
16 Ed. 9. 2 pr., pág. 773, líneas 20-21.
17 Nov. 136,3; E d . 7 , 3 ; 7 , 4 ; 7 . 7 . N o v . 136, 5 p r . ; E d . 7 . 2 , 1.
18 Pág. 776, Iineas 10-12.
19 Pág. 776, líneas 12-15.
20 Que en este momento era el célebre banquero Pedro Barsymt-s ex-cónsu1 y patricio.
sobre el Emperador hierático y todopoderoso que muestran los
mosaicos 2 ' . Justiniano no se recata en sus elogios a los banqueros, al contrario, la legislación justinianea en materia bancaria subraya repetidamente la utilidad que suponen los banqueros para la comunidad y los riesgos que asumen 2 2 .
Para la redacción de este libro hemos aprovechado dos
aportaciones científicas inestimables: la edición de las Novelas
de SCHOLL y KROLL 2 3 y el Munuule Novellarum Justiniani de
VAN DER WAL 2 4 .
Respecto a la primera obra no hace falta manifestar su
bondad ya quc es herramienta habitual e indispensable para
todo romanista. La cuidada traducción latina que acompaña a
los textos griegos proporciona una considerable ayuda para la
comprensión de testos redactados en una lengua siempre menos familiar al romanista; el aparato crítico permite apreciar
21 Las ordenanzas relativas a los banqueros, a pesar de la incei-tidumbre
de sus fechas, se sitúan en el período entrc el 535 y el 545. Es fácil suponer que
Justiniano tenía en esta tpoca grandcs necesidades de dinero para los gastos de
sus campanas militares (el comienzo d e la «guerra gótica. para la conquista de
Italia se sitúa en el 535, vid. ZAKYTHINOS, Bvzanrinische Geschichre, 1979,
págs. 40 y sigs.) y para sus construcciones monumentales (Santa Sofía fue
inauguxada en el 537. y Fueron constmidas otras obras públicas, vid. PROCOPIO, n ~ p ixriopcírwv, ed. por J . HAURY, 111, 2, 1913).
22 Subraya que los banqueros w n Útiles a muchos (Nov. 136 PR. pág. 69 1 ,
línea 11); tienen cuidado dc los contratos comunes (Ibid. línea 23); son útiles a
la comunidad con su5 contratos exponiéndose a muchos peligros (Ibid. pág.
692, líneas 21-23); gastan de lo suyo y no e5 justo que no tengan preferencia
sobre los bienes hipotecados (Ibid.. líneas 30-31); están dispuestos a ayudar a
casi todos los que los necesitan ([bid. pág. 693, líneas 16-17); no prestan servicio a un número reducido de personas sino a casi toda la comunidad (Ed. 7, 4.
pág. 765, líneas 27-28); los contratos más importantes y necesarios son siempre
realizados por la corporación de los banqueros (Ed. 7, 8 1 , pág. 767, líneas
20-21); merecen que su palabra sea aceptada respecto a ellos mismos, al igual
que es admitida cuando la empeñan por otros (Ed. 7, 5, pág. 766, líneas 1-2);
velan por la utilidad común (Ed. 9, 2 pr. pág. 773, líneas 22-23).
23 Corptc.c I~trisCii~i1i.s.6." ed. vol. 111 Novellue, 1954.
dtc conrenu des Novelles de Jusrinien,
24 Subtitulado Apcw;ll s~sre~tzariyue
1964.
las variantes de los manuscritos y ensayar diversas lecturas;
las notas que aparecen con frecuencia remiten a posibles paralelismos textuales o recogen opiniones prosopográficas o
cronológicas de gran valor. Sin embargo es inevitable que ante
una obra de tal envergadura y extensión se puedan aventurar
ciertas precisiones que rectifican ambigüedades de traducción
o referencias de textos. Ello es posible, incluso desde la modestia de nuestro trabajo, cuando se hace un análisis detallado de
unos cuantos fragmentos.
Respecto a la obra de VAN DER WAL tenemos que decir
simplemente que sin su consulta no hubiésemos podido llevar
a cabo este trabajo. La minuciosa labor de sistematización de
los textos nos ha permitido ir a los fragmentos buscando la
materia correspondiente, y relacionarlos con otras sedes donde
se trataban cuestiones relacionadas. TambiPn en este caso debemos señalar que en algunos puntos nos hemos atrevido a
disentir de sus interpretaciones, reconociendo asimismo que lo
hemos hecho desde la posición cómoda de quien profundiza en
unas pocas páginas frente a quien, como VAN DER WAL ha
explanado un campo amplísimo de textos.
La presente obra se articula en cinco capítulos independientes. En el primero de ellos se ensaya una tipificación de la
documentación bancaria en relación con la tradición postclásica sobre la fuerza probatoria de los documentos y sus mecanismos de adveración. Desde el punto de vista de la eficacia
probatoria del documento se abordan también algunos problemas sustantivos como la exigibilidad de intereses, o la oposición de la cxceptio non nurnemtue pecuniae.
En el capítulo 11 se examina el privilegio concedido a los
banqueros por la Nov. 136,3 en virtud del cual se les consideraba como adquirentes de las cosas compradas por sus deudores con dinero procedente de ellos. Solución esta ciertamente
helenizante y contraria a la tradición romana pero que por vías
indirectas había tenido ya alguna penetración en los textos.
En el capítulo 111 se analiza la concesión en el Ed. 7,3 a los
banqueros de una acción subrogatoria, prácticamente desconocida en Derecho Romano, y de una hipoteca tácita que se viene
a aiiadir a la larga lista de las que conoció el Derecho postclásico, aunque no se la menciona jamás. Como precedentes previos al estudio de esta concesión se comentan las peticiones de
los banqueros recogidas en la Nov. 136,s y la respuesta del
Emperador.
En el capítulo IV se trata del llamado «beneficio de excusión u orden),, sistema establecido para la ejecución de deudas
garantizadas, por la Nov. 4 del 535 que ya contenía una norma
excepcional dejando fuera de este régimen a las 6vricpovfio~ic
de los banqueros. Ello suscitó dos protestas por parte de la
corporación bancaria: la primera está recogida en Nov. 136 PR.
con la consecuencia de que en Nov. 136,l se permite la renuncia por escrito al sistema de la ley por parte de los garantes de
los deudores del banco. La segunda se refiere en Ed. 7,4 y
suscita la concesión de un privilegio excepcional en virtud del
cual el sistema de orden no se aplicaba a las garantías prestadas para negocios bancarios.
El capítulo V se dedica a la garantía abstracta prestada por
los banqueros. El Ed. 9 PR. describe una garantía abstracta
(x~9crp&úvricpóvqoic) por la que el banquero asumía una
deuda, presente o futura, de su cliente comprometiéndose a
pagar frente al acreedor quien liberaba los deudores dirigiéndose después contra el banco. La protesta de los banqueros se
refería a las dificultades que encontraban para obtener el
reembolso de sus clientes ante la falta de pruebas del nacimiento de la deuda. La respuesta del Emperador ordena la
redacción por escrito de la orden de asunción dada al banco
por el cliente, con el fin que conste su deuda con aquel. Este
capítulo concluye con la comparación entre la xci&p& &vricpóvqoic y el recepturn argentarii romano que cumplía la
misma finalidad. En lo sustancial ambas figuras se identifican
pese a la, a nuestro entender, inexacta afirmación de Justiniano en CJ. 4,18,2 (del 531) según la cual el receptum había
caído en desuso y era preciso refundirlo con el constitutum 2 5 .
Este libro deia abierta la vía para ser completado con otras
dos líneas de investigación que en este momento no hemos
podido abordar: la primera de ellas es la investigación papirológica de documentos bancarios, que podrá suministrar más
datos sobre la aplicación de estas reglas jurídicas en la práctica
negocial; la segunda es el seguimiento de estos problemas jurídicos en el Derecho bizantino postjustinianeo que permitirá,
seguramente, observar cómo la tradición del Imperio de
Oriente continuó alejándose cada vez más de la mentalidad
romana, que ya en la época justinianea debía ser más un ideal
de grandeza que una vivencia efectiva.
25 Este cap. coincide sustancialmente con nuestro trabajo publicado en
RIDA 29 (1982) 165-191, que ahora queda ampliado con la inclusión de los
textos v algunas modificaciones de matiz.
26 SAN NICOLO cit. págs. 272 y sigs.
.
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