Entre las religiosas se dice también que era « santa como muchas otras religiosas santas que había en las comunidades », lo cual es verdad y pone en evidencia el clima en que vivió Coínta. El por qué, entonces, destacar su santidad, es algo que puede no tener una respuesta satisfactoria, pero ello no impide que se constate el hecho, que no fue pasajero, sino que de alguna manera perdura hasta hoy en el recuerdo ya lejano de quienes la conocieron y en quienes le siguen confiando sus necesidades y deseos. Varios artículos, escritos en algunas revistas y en algún periódico de la época hacían público el testimonio de esa vida que a tantos había admirado por su cercanía, su bondad en todo tiempo, su entrega a los demás y sobre todo su capacidad de hacer lo ordinario de modo extraordinario, impulsada por el amor; éste parecía ser el secreto de lo que su presencia transparentaba, la fuente de donde brotaban « las delicadezas de la caridad » que ella tanto pedía a Dios. Un poco más tarde empiezan a llegar noticias de « favores » recibidos por quienes la invocaban. Surgió entonces la idea de componer una oración pidiendo a Dios por intercesión de Coínta. A medida que se multiplicaban estas noticias y las peticiones de quienes querían conocer algo más de su vida, se empezaron a recoger datos para escribir la primera biografía publicada en 1956; en los años siguientes se publicó otra12. ASÍ NOS TRABAJA DIOS Se introduce el proceso de Beatificación En 1961, en atención a quienes seguían recibiendo favores de Coínta y ponderaban el bien que les hacía acercarse a ella, se inició el proceso con miras a su beatificación. Es un proceso largo y complejo, llevado en forma rigurosa, que busca el reconocimiento, por parte de la Iglesia, de la santidad de una persona manifestada en la ejemplaridad de su vida. Incluye el estudio, hecho por expertos nombrados por el 12 84 Cfr. II Parte, Introducción, pp. 99-102.