Sentencia 110-2016

Anuncio
VISTOS:
Que se ha deducido por don Pedro Gutiérrez Álvarez, defensor
de confianza, en representación del condenado LUIS FERNANDO ÁLVAREZ
ASTORGA, recurso de nulidad en contra de la sentencia de fecha 8 de
marzo del 2016, dictada por la sala única del Tribunal de Juicio
Oral en lo Penal de Ovale, constituída por los jueces doña Samantha
Blanco Guzmán, quien la presidió, don Claudio Weishaupt Milner y
doña Eugenia Gallardo Labraña, en virtud de la cual se condenó al
nombrado
presidio
Álvarez Astorga
mayor
en
su
a
la pena
grado
de diez
medio,
años y
accesorias
un día de
legales
de
inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y
derechos políticos, en calidad de autor del delito de homicidio
simple previsto y sancionado en el artículo 391 N° 2 del Código
Penal, en grado de consumado, perpetrado en la persona de Omar Díaz
Figueroa, con fecha 28 de febrero del 2015, en la comuna de Ovalle.
Funda
el
contemplada
en
recurso,
el
en
artículo
primer
término,
374 letra
e) del
en
la
causal
Código Procesal
Penal, en relación a los artículos 342 letra c) y 297 del mismo
texto legal, esto es, por haberse omitido en la sentencia la
exposición clara, lógica y completa de cada uno de los hechos y
circunstancias
que
se
dieren
por
probados,
fueren
ellos
favorables o desfavorables al acusado, y de la valoración de los
medios de prueba que fundamentaren dichas conclusiones; y, en
subsidio, en la causal prevista en el artículo 373 letra b) del
citado código, vale decir, porque en el pronunciamiento de la
sentencia se ha hecho una errónea aplicación del derecho que ha
influido
sustancialmente
en
lo
dispositivo
del
fallo,
solicitando, en definitiva, en relación a la primera causal, que
se invalide el juicio y la sentencia recurrida y se ordene la
realización de un nuevo juicio; o en subsidio, sea anule el fallo
y
se
dicte
fallo
de
remplazo
que
estime
muy
calificada
la
atenuante del numeral 9 del artículo 11 del Código Punitivo,
rebajándose la pena en un grado, conforme a lo dispuesto en el
artículo 68 bis del mismo cuerpo, y se imponga al enjuiciado la
sanción de cinco años y un día de presidio mayor en su grado
mínimo, con las accesorias legales correspondiente.
Declarado
admisible
el
recurso,
se
llevó
a
efecto
la
audiencia correspondiente y se fijó para la lectura del fallo el
día 2 de mayo del 2016, a las 12 horas.
CON LO RELACIONADO Y CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que el defensor del encausado LUIS ÁLVAREZ ASTORGA
invoca como causal principal del recurso el motivo establecido en
el artículo 374 letra e) del Código Procesal Penal, en relación
con lo dispuesto en los artículos 342 letra c) y 297, ambos del
mismo código.
Fundando el arbitrio, el recurrente sostiene que el fallo
impugnado no se hace cargo en su fundamentación de toda la prueba
producida en la audiencia de juicio oral y, por tanto, tampoco indica
las razones que se han considerado para desestimar la prueba que la
sentencia omite. Añade que ello se puede constatar al confrontar lo
señalado en los motivos noveno, decimo y undécimo del fallo, con el
audio de la declaración del único testigo que depuso en la audiencia,
don Christian Ara Rojas, y luego de reproducir lo señalado por el
referido testigo en distintos minutos de registro de audio, refiere
que ninguna de esas declaraciones es mencionada en la sentencia
impugnada, excluyendo toda alusión al consumo de pasta base de
cocaína por parte de la víctima en la madrugada en que ocurrieron
los hechos, circunstancia que infringe el artículo 297 inciso 2°
del Código de Enjuiciamiento Penal, que obliga al juzgador a
hacerse cargo en su fundamentación de toda la prueba producida;
por tanto, a su juicio, el Tribunal, no indica las razones que
tuvo para desestimar dicha prueba, en cuanto resulta concordante
con lo declarado por el condenado, quien señaló que la víctima
estaba bajo los efectos de la droga al momento de producirse el
hecho imputado. Agrega que, además, de omitir esa prueba, los
sentenciadores en el párrafo segundo del considerando undécimo
del fallo la tergiversa, al presentarla de modo incompleto, ya
que indica que “cerca de las 3.00 de la madrugada, Omar Díaz
volvió al mismo lugar y le encargó nuevamente a Fabricio que le
comprara unos papelillos, este se los compró, se los entregó...”,
dando a entender que lo adquirido eran simplemente papelillos,
que
es
como
se
conoce
a
los
papeles
para
envolver
tabaco
artesanalmente, en circunstancias de que lo comprado era pasta
base de cocaína, como afirmó el testigo Ara Rojas. Asimismo, el
defensor
aduce
sentencia,
que
tampoco
el
tribunal
se
hace
en
cargo
la
fundamentación
de
prueba
que
de
ha
la
sido
desestimada, en cuanto es plenamente concordante con lo declarado
por
el
acusado,
adicionando
al
respecto
que
al
omitir
toda
mención al consumo de droga por parte de la víctima, los jueces
al fundar el fallo no entregan un razonamiento lógico que permita
entender porqué dicha circunstancia no es un indicio suficiente
para dotar de veracidad a la declaración del encartado, en cuanto
a que la víctima le habría tocado el pecho a su pareja, dándose
inicio de esta forma a los fatales acontecimientos, en especial,
en atención a lo dicho por el testigo Cristián Ara Rojas, quien
sostuvo que los dos testigos presenciales de los hechos por él
entrevistado, estuvieron contestes en que previo a la puñalada
que provocó la muerte de la víctima, observaron un altercado
entre el occiso y el acusado y su pareja,
relatado
por
el
encausado
en
su
incidente que fue
confesión,
antecedente
que
tampoco es descartado razonadamente en cuanto es concordante con
lo declarado por el acusado.
Asevera que, en consecuencia, los juzgadores, al fundamentar el
fallo, omitieron
prueba
que era
claramente concordante
con lo
declarado por el acusado y la desestiman sin indicar razones, no
obstante señalar en la sentencia que previo a la puñalada mortal,
los testigos vieron un altercado entre la víctima por un lado y el
acusado y su pareja por otro, versión corroborada con el relato del
encausado. Adiciona el defensor que en este aspecto el tribunal se
limitó a aseverar que las motivaciones del incidente que derivó en
la muerte de la víctima pueden ser tan diversas como la lógica
junto con la imaginación lo permitan, afirmación que, en concepto
del recurrente, carece de lógica, puesto que, lo lógico hubiera
sido establecer los hechos que se dan por probados extrayéndolos de
los antecedentes presentados en juicio y no omitir el señalamiento
y análisis de la prueba presentada para simplemente concluir que
nada se acreditó.
Prosigue,
por
otra
parte,
el
defensor
exponiendo
que
la
sentencia reprochada incurre en el mismo vicio antes señalado, en el
considerando
decimocuarto,
párrafo
final,
toda
vez
que
para
desestimar como muy calificada la colaboración del condenado, se
limitó a señalar que si bien su defendido reconoció la acción
homicida, “intento atribuirle una justificación que no logró ser
acreditada ni someramente en juicio, desviando la atención del
Tribunal al debate de atenuantes sin asidero factico” (sic), en
circunstancias que el fallo omite mencionar, analizar e indicar las
razones que tuvo en consideración para descartar aquella prueba que
era concordante con la declaración del acusado, es decir, el consumo
de pasta base de cocaína por parte de la víctima al momento de
ocurrir los hechos y el altercado previo a la puñalada homicida,
suscitado entre la víctima por una parte y el acusado y su pareja
por otra, antecedentes que claramente permiten dotar de credibilidad
al relato del enjuiciado. Por este motivo, a juicio de la defensa,
la sentencia recurrida no se hace cargo en su fundamentación de toda
la prueba producida, sino que considera sólo aquella prueba que es
útil para fundar su decisión, omitiendo incluso señalar la prueba
que siendo concordante con la versión del acusado, servía para dotar
de credibilidad a su relato y para sustentar la concesión de la
atenuante del artículo 11 N° 9 del Código Penal como muy calificada.
Concluye expresando que los vicios que denuncia influyen en lo
dispositivo del fallo, puesto que, en el caso del primero de ellos,
si el Tribunal se hubiese hecho cargo de toda la prueba rendida sin
omitir aquella que era concordante con los dichos del acusado, en
particular el hecho que la víctima se encontraba bajo el efecto de
la pasta base de cocaína y que previo a la puñalada homicida existió
el
mencionado
altercado,
se
habría
visto
en
la
obligación
de
fundamentar de forma lógica la negativa a dar credibilidad al relato
del encartado respecto del inicio del incidente que tuvo con él
fallecido, lo que le habría resultado imposible atendida la prueba
rendida, por lo que, en definitiva, habría tenido que acoger la
atenuante invocada.
Enseguida, además, el recurrente arguye que el vicio denunciado
en relación a la decisión de no calificar la atenuante del artículo
11 N° 9 del Código Penal, tiene una influencia evidente en lo
dispositivo del fallo, puesto que, para tal rechazo, el Tribunal
señala que el acusado intentó atribuirle a su acción homicida una
justificación que no logró ser acreditada ni someramente en el
juicio, afirmación que, según el parecer del defensor, es errada
puesto que las pruebas excluidas y desestimadas eran justamente
aquellas necesarias para estimar veraz el relato del condenado,
agregando
que
en
la
especie,
era
plenamente
justificada
la
aplicación del artículo 68 bis del Código Penal, ya que el acusado
prestó declaraciones reconociendo derechamente su participación en
el hecho imputado, aun sabiendo que a la audiencia de juicio no se
había presentado ningún testigo presencial de los hechos y que el
ministerio público no pidió la detención de los testigos ausentes en
la oportunidad procesal correspondiente, compareciendo al juicio
solo un testigo de oídas, no obstante lo cual su defendido insistió
en entregar su versión, auto inculpatoria, por lo que se debió
estimar la atenuante como muy calificada.
Añade, finalmente, que resulta evidente el agravio causado al
acusado, toda vez que de no mediar los vicios que reclama, el
condenado “habría contado con dos minorantes, en el primer caso o
con una muy calificada, en el segundo” (sic), pudiendo rebajarse la
pena a la de 5 años y un día de presidio mayor en su grado mínimo.
SEGUNDO: Que, subsidiariamente, la defensa alega la causal
contemplada en el artículo 373 letra b) del Código Procesal Penal,
solicitando la invalidación de la sentencia, de conformidad con lo
previsto en el artículo 385 del mismo cuerpo legal, por haberse
impuesto una pena superior a la que legalmente correspondía. En
sustento del referido motivo abrogatorio, señala que en la especie
se rechazó la petición de estimar como muy calificada la atenuante
del artículo 11 N' 9 del Código Penal, decisión que se ha fundado
en que no se habría acreditado en juicio la justificación que dio
el acusado para su acción homicida, razonamiento que resulta ser
contrario a derecho, por cuanto lo que exige la norma del citado
artículo en relación con el artículo 68 bis del mismo código, es
que
la
colaboración
al
esclarecimiento
de
los
hechos
sea
sustancial, lo que debe presentarse con una intensidad aún mayor
para
calificar
la
minorante.
Al
respecto,
reitera
que
la
declaración del encausado en juicio no fue contrastada por el
ministerio público ni por el querellante, habiendo reconocido su
participación
en
el
hecho
imputado,
por
el
que
claramente
correspondía conceder la minorante. Insiste el recurrente en que de
no haber mediado la declaración del acusado auto incriminándose, no
habría sido posible condenarlo con la prueba aportada con el ente
persecutor, consistente solo en un testigo de oídas y una perito
del Servicio Médico Legal.
Termina exponiendo que el perjuicio sufrido por el acusado se
produce, porque al no calificarse la atenuante no se pudo rebajar en
un grado la pena, y por lo tanto, se impuso la sanción en un grado
superior al que correspondía en conformidad a la Ley.
En
cuanto
a
la
causal
de
nulidad
principal,
esgrimida
en
relación al motivo absoluto previsto en el artículo 374 letra e) del
Código Procesal Penal, en
relación con los artículos 342 letra c) y
297, ambos del mismo texto legal.
TERCERO:
infiere
que
Que
en
de
el
la
revisión
motivo
de
noveno
la
sentencia
del
fallo
recurrida
recurrido,
se
los
sentenciadores del grado, en virtud de las probanzas incorporadas al
juicio por el órgano persecutor, vale decir, la declaración del
funcionario de la Policía de Investigaciones don Cristián Ara Rojas,
los
dichos
doña
Katia
Cabrera
Briceño
en
torno
a
la
pericia
consistente en el informe de autopsia y el set de fotografías
correspondiente a la autopsia N° 65-2015 captadas por el Servicio
Médico
Legal,
analizadas,
según
refieren,
de
conformidad
a
lo
dispuesto en el artículo 297 del Estatuto de Enjuiciamiento Criminal,
tuvieron
por
acreditado
que
el
día
28
de
febrero
de
2015,
alrededor de las 3 horas de la madrugada, en las proximidades de
la calle Soldado Sánchez esquina con el pasaje Quechereguas, Luis
Fernando Álvarez Astorga agredió a Omar Sebastián Díaz Figueroa
con un objeto corto punzante, clavándole el arma blanca en el
cuerpo en dos oportunidades, la primera a la altura del tercio
superior del brazo izquierdo, lo que le ocasionó una herida corto
penetrante de tres centímetros de recorrido intracorporal, y la
segunda a la altura del tórax, provocándole una herida tóraco
cardiaca con un recorrido intracorporal de 17 centímetros, lesión
esta última que le causó la muerte al nombrado Díaz Figueroa. En
el considerando siguiente, los jugadores del grado consignan que
en el juicio no existió controversia en relación a la fecha, hora
y lugar de ocurrencia del ilícito, agregando que el acusado se
situó en el mismo sector del que dieron cuenta los testigos
presenciales en las diligencias de investigación, conforme a lo
declarado
por
el
policía
Christian
Ara,
quien
reprodujo
la
versión entregada por Fabricio Calderón y Víctor Rivera, amigos
del occiso, que estaban con la víctima al momento de la agresión,
y
le
aportaron
durante
circunstancia en que el
las
referidas
diligencias,
las
nombrado Díaz Figueroa fue acometido con
el arma blanca, precisando los jueces, en el fundamento undécimo,
que la dinámica del delito, las heridas provocadas con el arma
corto punzante y el resultado mortal, han sido consolidadas con
la
valoración
integrada
del
relato
de
oídas
del
funcionario
policial, Ara Rojas, reproduciendo las declaraciones entregadas
por testigos presenciales del hecho, que en lo medular resultan
concordantes
con
lo
relatado
por
el
encausado
y
con
las
conclusiones objetivas y científicas de la pericia médico legal.
Luego
los
falladores,
ponderando
lo
expuesto
por
el
mencionado funcionario de la PDI don Christian Ara, en especial,
en
relación
a
los
dichos
de
los
dos
testigos
presenciales
individualizados durante la investigación, esto es, los aludidos
Calderón y Rivera, reiteran que el testimonio del policía logró
reproducir detalladamente las versiones de dichos testigos, los
cuales coincidieron en que existió un altercado entre el sujeto
al
que
conocían
como
el
Chino
Lalo
y
el
occiso
Omar
Díaz,
encontrándose presente, además, la pareja del Chino Lalo, apodada
la Negra, y que en esta circunstancia ambos apreciaron un ataque
directo
del
primero
al
cuerpo
de
la
víctima.
Agregan
los
juzgadores del tribunal oral que la pericia médico legal expuesta
por doña Katia Cabrera corroboró el uso de un arma cortante como
el medio para ocasionar las lesiones en el cuerpo del fallecido,
constatando
izquierdo
la
en
existencia
la
cara
de
dos
externa
heridas,
del
tercio
una
en
el
superior
brazo
con
una
profundidad de 3 centímetros y otra, la que ubicada en el tórax
izquierdo, en la zona inferior de la aréola mamaria, la que medía
3 centímetros de ancho, con un recorrido intracorporal de 17
centímetros
de
profundidad,
la
que
dañó
la
piel,
el
tejido
celular subcutáneo, que atravesaba el cuarto espacio intercostal
izquierdo y que provocó una herida en la pleura de un centímetro,
causando un hemotórax en la cavidad izquierda de un litro y en la
cavidad
derecha
de
medio
litro,
lesionando,
además,
la
cara
externa del pericardio y la cara externa distal del ventrículo
izquierdo, dejando una herida de un centímetro en ese sector,
concluyendo que esta última herida principal en el tórax produjo
un
colapso
pulmonar
izquierdo,
estableciéndose
como
causa
de
muerte una herida corto penetrante toraco cardiaca, reciente,
vital
y
necesariamente
mortal
aun
con
socorros
oportunos
y
eficaces, producida por un elemento corto penetrante, y que en
atención
a
su
trayectoria
se
trató
de
una
herida
del
tipo
homicida.
CUARTO: Que, enseguida, en el motivo duodécimo los jueces a
quo
consignan
que
hechos
que
se
tuvieron
por
acreditados,
configuran el delito de homicidio simple, previsto y sancionado
en el artículo 391 N° 2 del Código Penal, en grado de consumado,
perpetrado en la persona de Omar Díaz Figueroa, puesto que en la
acción desplegada por el encartado “se utilizó un arma idónea
para causar el resultado mortal imprimiéndole tal energía que
lesionó órganos vitales a raíz de lo cual la víctima falleció.”
(sic).
Agregan,
en
el
considerando
que
continúa,
que
la
participación del acusado se ha logrado acreditar, más allá de
toda duda razonable, con la declaración del citado testigo Ara
Rojas, en cuanto dio cuenta de las diligencias policiales que
condujeron a sindicarlo como el autor de los hechos, haciendo
presente, además, que el propio encausado, en la audiencia de
juicio, asumió haber tenido un incidente con la víctima y que a
raíz de ello tomó un cuchillo cocinero que llevaba consigo y le
propinó una puñalada en el pecho, por lo que su conducta se
encuadra en la norma contemplada en el Nº 1 del artículo 15 del
Código Punitivo.
QUINTO:
Que
en
la
motivación
decimocuarta
del
fallo
impugnado, haciéndose cargo de las pretensiones del defensor en
cuanto a considerar en favor del encartado la atenuante prevista
en el numeral 1 del artículo 11 del Código Penal, esto es, la
legítima defensa incompleta, en relación con el artículo 10 N° 4
del mismo texto legal y la morigerante contemplada en el numeral
5 del precitado código, vale decir, la de obrar impulsado por
estímulos tan poderosos que naturalmente hayan producido arrebato
y
obcecación,
argumentando
probar
el
los
que
sentenciadores
respecto
supuesto
fáctico
de
del
ninguna de
en que
grado
las
desestiman
ellas se
ha logrado
se intentan
sustentar,
es
decir, que el motivo del altercado entre la víctima y el acusado
hubiere sido provocado porque aquel habría tocado los pechos de
la polola del segundo, añadiendo que, como lo ha indicado el
propio defensor, lo más lógico es que existió una motivación para
el incidente producido y, además, agregan al respecto que “tales
motivaciones pueden ser tan diversas como la imaginación junto
con
la
lógica
lo
permitan” (sic).
Asimismo consignan
que
no
existe antecedente probatorio alguno que permita corroborar la
versión
entregada
adicionando
que
por
los
el
acusado
elementos
como
de
hecho
medio
de
de
las
defensa,
eximentes
y
atenuantes invocadas deben ser acreditadas por la parte que las
alega,
razones
por
las
cuales
se
desechan
ambas
minorantes
esgrimidas.
SEXTO: Que, por otra parte, prosiguiendo sus razonamiento en
el
mismo
fundamento
concurrente
la
decimocuarto,
atenuante
de
los
juzgadores
colaboración
estiman
sustancial
al
esclarecimiento de los hechos, prevista en el artículo 11 N° 9
del Código Penal, teniendo en consideración que el encartado en
su declaración como medio defensa, se situó en el lugar de los
hechos y se atribuyó una agresión con arma blanca en contra de la
víctima,
elementos
que,
a
su
juicio,
estimaron
relevantes,
atendida la calidad de la prueba de cargo aportada.
Por
último,
considerar
términos
respecto
a
la
como muy calificada
del
artículo
68
solicitud
de
la
defensa
la aludida morigerante en
bis del
Código Penal,
de
los
la rechazan,
aduciendo que no obstante que el acusado reconoció su acción
homicida, intentó atribuirle una justificación que no logró ser
acreditada ni someramente en el juicio, “desviando de esa forma
la
atención
del
Tribunal
al
debate
de
atenuantes
de
responsabilidad sin asidero fáctico.” (sic)
SÉPTIMO: Que a fin de resolver acerca de la procedencia de
la causal de nulidad invocada por el recurrente, conveniente es
recordar que, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 297
del Código Procesal Penal, en relación con lo previsto en el 342
letra c) del mismo texto legal, la fijación que se hace de los
hechos y circunstancias que se tuvieren por probadas, favorables
o desfavorables al acusado, corresponde al ejercicio de una labor
soberana de los jueces del fondo, aunque forzosamente ella debe
ir precedida de la debida valoración de toda la prueba producida
en el juicio, sea de cargo o descargo, lo cual conduce a que los
juzgadores deban examinar y ponderar cada uno de los medios de
prueba aportados por los intervinientes, valorándolos libremente,
pero
sujetos
a
las
normas
de
la
lógica,
las
máximas
de
la
experiencia y los conocimiento científicamente afianzados.
OCTAVO: Que, en el caso sub lite, del exhaustivo examen del
fallo recurrido se desprende que los elementos de convicción
ponderados
estuvieron
sometidos
a
los
principios
de
contradicción, oralidad e inmediación que constituyen la garantía
fundamental para el derecho de defensa, conforme lo determinan
los
artículos
296
y
340 inciso
2° del
Estatuto
Persecutorio
Criminal y cuya valoración cae, como se señaló, en el ámbito de
las
atribuciones
grado,
que
debiéndose
le
son privativas
tener
en
a los
consideración,
falladores
además,
del
que
la
sentencia los analiza a través de una exposición clara, lógica y
completa
de
los
establecidos,
hechos
y
que,
y
circunstancias
asimismo,
fueron
que
se
dieron
apreciados
por
libremente,
conforme a lo dispuesto en el artículo 297 del citado Código, no
divisándose, de modo alguno, que hayan infringido los principios
de la lógica, las máximas de la experiencia ni los conocimientos
científicamente
afianzados,
todo
lo
cual
permitió
a
los
sentenciadores a quo determinar, en primer término, la forma de
ocurrencia
de
los
hechos,
los
cuales,
según
su
fundado
y
convincente razonamiento, satisfacen íntegramente los elementos
propios del tipo penal del delito de homicidio simple, en grado
de consumado; y, también, la participación culpable que le ha
cabido al enjuiciado Álvarez Astorga en calidad de autor del
referido ilícito.
NOVENO: Que, al respecto, se advierte que los sentenciadores
del tribunal del juicio oral procedieron a efectuar la valoración
de
los
medios
persecutor,
establecer
probatorios
que
los
arrimados al
resultaron
hechos,
esto
relevantes
es,
los
juicio por
y
el
órgano
suficientes
atestados
del
para
testigo
Christian Ara Rojas, los dichos de la médico legista doña Katia
Cabrera Briceño y las fotografía captadas en el procedimiento de
autopsia,
que
por
ser
coherentes
y
armónicos
entre
sí,
permitieron al tribunal establecer un cuadro conexo acerca de la
reconstrucción histórica de lo ocurrido, corroboración que no pudo
ser desvirtuada por prueba de descargo, toda vez que la defensa no
allegó medio de convicción alguno, no existiendo en la causa otros
elementos que permitan demostrar que el razonamiento empleado por
el
tribunal
reposado
por
ha
en
resultado
apreciaciones
consiguiente,
público
falaz,
respecto
las
de
o
que
puramente
proposiciones
la
acción
la
valoración
subjetivas,
fácticas
delictiva
hubiese
verificándose,
del
ministerio
desplegada
por
el
encausado Álvarez Astorga.
DÉCIMO: Que, además, preciso consignar, en primer término,
que la responsabilidad atribuida al encartado en el ilícito por
el que fue condenado ha sido establecida conforme al ponderado
juicio de los juzgadores, sustentados en un razonado análisis de
los
elementos
crítica
y
probatorios,
con
las
acorde
propias
con las
declaraciones
reglas de la
formuladas
sana
por
el
encausado en el juicio, quien se situó en el lugar de los hechos,
reconociendo asimismo que luego de un altercado con la víctima,
la acometió premunido de un cuchillo de cocina propinándole una
estocada, ponderación que les permitió arribar a la conclusión de
que aquel obró de manera contraria a derecho y en forma culpable,
colmando
necesaria
las
exigencias
del
tipo
normativas
delictivo
que
respecto
le
de
la
incrimina
actividad
el
órgano
persecutor, interviniendo directamente en su ejecución, en los
términos del artículo 15 Nº 1 del Código Penal; y, en segundo
lugar, que asimismo reflexivamente desestimaron las pretensiones
del defensor relativas a la concurrencia en favor de enjuiciado
de las minorantes de los números 1 y 5 del artículo 11 del Código
Penal, o bien, que se estimara como muy calificada la atenuante
de
colaboración
sustancial
al
esclarecimiento
de
los
hechos,
sosteniendo que la versión entregada por el acusado, destinada a
morigerar su responsabilidad en los hechos y que constituye el
fundamento fáctico de dichas alegaciones, esto es, que previo a
la agresión, el occiso habría procedido a efectuar tocaciones en
el
pecho
de
su
polola,
como
se
ha
señalado,
no
ha
sido
corroborada con elemento de convicción alguno, siendo del caso
tener en consideración que, por lo demás, tampoco el defensor
ofreció prueba para acreditar la causal de nulidad impetrada.
UNDÉCIMO:
Que,
por
otra
parte,
útil
resulta
dejar
establecido, frente a las aseveraciones de la defensa, en cuanto
reclama una ponderación sesgada de los antecedentes probatorios
en la sentencia impugnada, que la valoración completa de los
medios de prueba no importa la exigencia de una descripción
minuciosa de los elementos de convicción. En efecto, si bien el
artículo 374 letra e), en relación con el artículo 342 letra c)
ambos del Código Procesal Penal, dispone que la sentencia deberá
contener la exposición clara, lógica y completa de cada uno de
los hechos y circunstancias que se dieren por probadas, fueren
ellos favorables o desfavorables al acusado, y de la valoración
de los medios de prueba que fundamentaren dichas conclusiones de
acuerdo a lo dispuesto en el artículo 297 del mismo Código, lo
que
se
hechos
traduce
y
en una
exposición cabal
y exhaustiva de
circunstancias
que
se
dieren
obstante,
dicho
no
exige
una
minucioso
de
de
convicción,
precepto
los
medios
por
acreditados;
descripción
sino
o
que
los
no
detalle
únicamente
encierra una descripción fáctica de todos y cada uno de los
hechos y circunstancias acreditadas, y una valoración de ellos
con libertad, sin contradecir, según se ha dicho, los principios
de la lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos
científicamente afianzados, pero no resulta indispensable una
exposición
completa
y
cabal
del
medio
de
prueba,
con
una
trascripción íntegra y textual del contenido de los documentos o
de los dichos de cada uno de los testigos que han depuesto en el
juicio. Así, por lo demás, lo ha establecido la jurisprudencia
en el sentido que el legislador no ha exigido que la valoración
de las pruebas se haga pormenorizadamente, sino que contenga el
señalamiento del o de los medios de prueba mediante los cuales
se
dieron
por
acreditados
cada
uno
de
los
hechos
y
circunstancias. (Excma. C. Suprema, sent. 10 de agosto 2004,
Gaceta N° 290).
DUODÉCIMO: Que en la especie, según se ha indicado, de la
revisión de los considerandos de la sentencia se colige que los
sentenciadores del tribunal oral efectuaron la ponderación de
las pruebas producidas en el juicio, valorando los contenidos
que
han
realizando,
estimado
además,
relevantes
un
para
análisis
formar
global
de
su
las
convicción,
mismas,
en
relación tanto a la consistencia de los relatos del testigo Ara
Rojas y de la médico legista Katia Cabrera, como a la forma de
ocurrencia de los hechos y que como colofón de de su fundado y
convincente
razonamiento
tuvieron
por
acreditadas
las
circunstancias fácticas que tipifican el delito incriminado y a
la participación del encausado en el mismo, haciéndose cargo,
además,
de
las
alegaciones
formuladas
por
su
defensa,
desestimándolas.
DECIMOTERCERO: Que, en consecuencia, conforme a lo meditado
en los motivos precedentes, de manera alguna se ha infringido la
normativa establecida en el artículo 374 letra e) del Código
Procesal Penal, que la recurrente estima vulnerada, en relación
con lo dispuesto en los artículos 342 letras c) y 297 del mismo
texto
legal;
y,
por
tanto,
solo
resta
desestimar
el
motivo
abrogatorio intentado de forma principal.
Respecto de la causal de nulidad formulada subsidiariamente,
contemplada en el artículo 373 letra b) del Estatuto Persecutorio
Criminal.
DECIMOCUARTO: Que en relación al fundamento de la causal
subsidiaria
impetrada,
esto
es,
la
errónea
aplicación
del
artículo 68 bis en relación al artículo 11 N° 9, ambos del
Código
Penal,
como
se
ha
señalado
en
el
motivo
sexto
del
precedente fallo, si bien los falladores del grado consideraron
concurrente
la
atenuante
de
colaboración
sustancial
al
esclarecimiento de los hechos, prevista en el artículo 11 N° 9
del
Código
Penal,
teniendo
en
cuenta
al
respecto
que
el
encausado, al prestar declaración en el juicio, se situó en el
lugar de los hechos y se atribuyó una agresión con un cuchillo
cocinero en contra de la víctima, dichos que apreciaron como
relevantes
y,
por
tanto,
apta
para
producir
el
efecto
morigerador, en atención a la calidad de la prueba de cargo
aportada; sin embargo, enseguida, desestiman apreciarla como muy
calificada, aduciendo que no obstante que el acusado reconoció su
acción
homicida,
intentó
atribuirle
una
justificación
que
no
logró ser acreditada ni someramente en el juicio, desviando de
esa forma la atención del Tribunal al debate de atenuantes de
responsabilidad sin asidero fáctico.
DECIMOQUINTO: Que la regla de determinación legal de la
pena contenida en el artículo 68 bis del compendio punitivo,
previene que sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 65
a 68 del citado código, cuando solo concurra una atenuante muy
calificada el tribunal podrá imponer la pena inferior en un
grado al mínimo de la señalada al delito.
DECIMOSEXTO: Que a fin de discernir sobre la procedencia
de la aplicación del referido artículo 68 bis en relación a la
atenuante reconocida
colaboración
preciso
al
sustancial
enjuiciado Álvarez,
esto
al
de
esclarecimiento
es,
los
la
de
hechos,
es consignar que el mérito de muy calificada o de
gran entidad de la minorante queda librada al arbitrio de los
sentenciadores, por lo cual no puede constituir un error in
iudicando calificarla o no, en otros términos, correspondiendo
la calificación a los jueces del fondo no puede ser materia de
nulidad sustantiva.
En
efecto,
atendida la redacción del citado artículo 68
bis, no cabe sino concluir que dicho precepto sólo contempla una
mera facultad o prerrogativa otorgada a los sentenciadores de la
que pueden o no hacer uso respecto de la posibilidad de estimar
como muy calificada la única circunstancia atenuante concurrente
para
imponer
la
pena
inferior
en
un
grado
al
mínimo
de
la
señalada al delito, toda vez que el empleo de la forma verbal
“podrá”,
revela
una
potestad
de
los
magistrados
y
no
un
imperativo, por lo que dentro de sus atribuciones privativas se
encontraban autorizados para no determinar una pena disminuida,
como ocurrió en la especie, por lo que la extensión de la pena
privativa
de
libertad
impuesta
al
encartado
corresponde
legalmente a aquella determinada por los juzgadores, conforme a
lo dispuesto en el artículo 391 N° 2 en concordancia con lo
previsto en el inciso 2° ambos del Código Penal.
DECIMOSÉPTIMO: Que, en consecuencia, atendido lo razonado en
los
motivos
precedentes,
en
el
caso
sub
lite
no
es
posible
advertir la existencia del error de derecho invocado respecto del
artículo 68 bis del Código Punitivo que el recurrente pretende
infringido en relación al artículo 11 N° 9 del mismo texto legal,
lo cual conduce necesariamente a colegir que la causal de nulidad
impetrada,
en
forma
subsidiaria
y
que
se
ha
fundado
en
el
artículo 373 letra b) del código de enjuiciamiento del ramo,
carece de sustento jurídico, debiendo, por tanto, también ser
desechada.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en
los artículos 352, 372, 376 y 384 del Código Procesal Penal, se
RECHAZA, sin costas, el recurso de nulidad interpuesto por el
defensor
penal
de
confianza
don
Pedro
Gutiérrez
Álvarez,
en
representación del condenado LUIS FERNANDO ÁLVAREZ ASTORGA, en
contra de la sentencia definitiva de fecha ocho de marzo del dos
mil dieciséis, declarándose que dicha sentencia no es nula.
Incorpórese a la carpeta digital, debiendo mantenerse su
original en el correspondiente Registro del señor Secretario.
Redacción
del
ministro
Infante.
Rol N° 110-2016-REF
titular,
don
Fernando
Ramírez
Pronunciado por la Primera Sala integrada por los Ministros Titulares señor
Fernando Ramírez Infante, señora Marta Maldonado Navarro y señor Christian LeCerf Raby.
Lila Vega Espejo
Secretaria Ad Hoc
Descargar