la familia, lugar de acogida y encuentro

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COLEGIO CORAZONISTA
HERMANOS CORAZONISTAS
Bogotá D.C.
LA FAMILIA, LUGAR DE ACOGIDA Y
ENCUENTRO
2013
PARA LEER Y REFLEXIONAR EN FAMILIA
LA FAMILIA, LUGAR DE ACOGIDA Y ENCUENTRO
Muchas familias no son verdaderos hogares en lo que es posible una convivencia abierta,
agradable y enriquecedora. Hay familias <<pensión>>, frías e indiferentes, en las que cada
miembro lleva <<su vida>>, no hay apenas comunicación y los silencios y reservas
<<cuartel>>, donde solo impera el orden y mando, la rigidez y el autoritarismo provocan la
despersonalización y el sometimiento y no permiten un desarrollo armónico de la
personalidad. Tampoco faltan hoy las familias <<oficina>>, porque el hogar se ha convertido
en lugar de trabajo, donde no queda tiempo ni lugar para nada. Ni para hablar, ni para reír,
ni para aconsejar, ni para un mínimo de convivencia y diálogo.
Muy frecuentes son las familias <<teleadictas>>, en las que la televisión, el video y la
cadena musical tratan de llenar el vacío o aburrimiento de sus miembros. Cada uno está en
un sitio viendo su programa de televisión favorito, con su ordenador o su cadena musical.
Así podríamos seguir enumerando otros tipos de familias en las que el empobrecimiento
progresivo de las relaciones humanas, afectivas, de comprensión y entendimiento entre sus
miembros es cada vez mayor. Pero vayamos ya a la consideración y al análisis de aquellos
valores que conforman la familia como hogar ideal: básicas por las que han de regirse las
relaciones familiares; en el respeto y en el amor se han de integrar los demás valores y
deben ser una constante y principal punto de referencia.
La sinceridad hace posible la espontaneidad, incrementa la bondad y la confianza entre los
miembros de la familia y es condición necesaria para que todos se sientan seguros y
tranquilos.
La generosidad, que fomenta más el dar que el recibir, es un valor básico para la paz y el
buen entendimiento en personas que conviven durante años. La generosidad corre pareja
con la grandeza de ánimo, con el perdón y con la bondad o deseo del bien de los demás.
Decía Goette que la alegría y el amor son las alas de las grandes acciones. Estoy
convencido de que la acción educativa, sean cuales fueren los problemas y las dificultades,
es eficaz y enriquecedora en la medida en que los padres mantenemos una visión optimista
y esperanzadora de la vida y hacemos de la alegría fiel compañera de viaje. La alegría,
como el sol y la sonrisa son los mejores euforizantes y antidepresivos naturales que
debemos procurar a grandes dosis los padres para nosotros y para nuestros hijos.
La cordialidad y el buen entendimiento son el resultado espontaneo y natural de un
proceder flexible y tolerante. Una actitud intransigente e intolerante en extremo cierra las
puertas a la comprensión y hace imposible el dialogo. De ahí que la tolerancia sea un valor
necesario para la madurez mental y psíquica de los hijos, que deben crecer en un hogar en
el que predominan las actitudes desdramatizadoras, el que se acepte a cada uno como es y
se respete y aliente su individualidad sin recurrir jamás a métodos impositivos y violentos.
La justicia y la equidad también deben aprenderse en vivo y en directo en el hogar como
valores que hacen posible unas relaciones humanas de igualdad, sin hacer preferencia ni
distinciones que puedan ser humillantes o descalificadores para el buen miembro de la
familia. Estas relaciones de igualdad previenen sobre las envidias y los resentimientos.
La sencillez, la naturalidad y el calor humano siempre están presentes en un hogar feliz
en el que cada miembro de la familia se siente valorado, aceptado y acogido.
La confianza-esperanza es otro valor fundamental que es necesario cultivar en una
sociedad dominada por el pesimismo, la desilusión, el abandonismo y la renuncia al
esfuerzo. Pero es desde la familia desde donde se ha de fomentar la confianza en sí mismo
de cada uno de sus miembros. Esa confianza que hará posible una actitud de esperanza, no
como algo que llega de forma prodigiosa desde el exterior, vivida y aprendida en el hogar,
de que siempre hay una alternativa . Los padres debemos contagiar la esperanza a
nuestros hijos hasta en los momentos más difíciles, haciendo buena la frase de E. Fromm:
<<No tengo ninguna razón para el optimismo pero mi esperanza aumenta día a día >>.
Los psicólogos de familia afirman que aquellos hogares en los que los padres se
manifiestan firmes y seguros contagiando su fortaleza y energía de espíritu a los hijos, se
viven unas relaciones más estables, maduras y enriquecedoras. Sin duda, es imprescindible
vivir en familia la fortaleza como virtud, como valor que nos capacita para encarar
dificultades y problemas con optimismo y para no desistir en el empeño de llegar hasta el
final en el logro de los objetivos marcados. Nuestros hijos maduraran, crecerán por dentro y
se descubrirán así mismos en la medida en que se entrenen, se midan con los obstáculos.
El sentido del humor, como posición ante la vida, es un valor que también se ha de
aprender y vivir en familia. Me refiero a ese humor sano que anima a encararlo todo de
forma más positiva, a vivir de manera más relajada el presente y a descubrir el lado más
provechoso, simpático o ameno hasta en las situaciones más negativas y problemáticas.
He podido constatar en cientos de casos que los padres con sentido del humor saben crear
en su hogar el ambiente más propicio para la salud psíquica, moral e intelectual.
En la familia-hogar ideal son las buenas relaciones entre los esposos las que marcan la
pauta y son siempre punto de referencia, ya que, más que las exhortaciones y consejos
(necesarios desde luego), son las acciones, las obras y las actitudes las que transmiten los
modelos de conducta a los hijos; <<las costumbres del que habla nos persuaden más que
sus razones>>
¡Estimada Familia Corazonista!:
¿Han tenido la idea de leer y releer, también en familia las presentes reflexiones
que con todo respeto y cariño hemos querido poner en sus manos?
Para ustedes: ¿Qué ideas son las que más les han podido impactar y que también
pueden ser materia de análisis y discusión?
¿Qué estilo de diagnóstico familiar pueden describirse?; ¿Cómo se manifiestan
ustedes en familia?; ¿Cómo es su comportamiento?
¿Qué fortalezas o valores positivos son conscientes que se viven y practican en la
casa?
¿Cómo podrían hacer para mantener dichos valores e incluso poco a poco
mejorarlos?
¿Qué se pueden proponer a corto plazo?
Siendo sinceros: ¿Qué debilidades o aspectos negativos creen que se vienen dando
entre ustedes a nivel familiar?Nota: Para el crecimiento y mejoramiento familiar,
sería adecuado que se propusieran, al menos una vez a la semana, reunirse y
repasar el cumplimiento o incumplimiento de los propósitos, para con optimismo,
unidad y colaboración mutua siempre estemos dispuestos a empezar y a mejorar.
Equipo de orientación
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