DESCUBRIMIENTO DE LAS PARTÍCULAS

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DESCUBRIMIENTO DE LAS PARTÍCULAS
Un átomo está constituido por: Núcleo, formado por protones y neutrones; corteza, formada por electrones.
Neutrón: partícula sin carga que constituye una de las partículas fundamentales que componen la materia. La
masa de un neutrón es de 1,675 × 10−27 kg, aproximadamente un 0,125% mayor que la del protón. La
existencia del neutrón fue profetizada en 1920 por el físico británico Ernest Rutherford y por científicos
australianos y estadounidenses, pero la verificación experimental de su existencia resultó difícil debido a que
la carga eléctrica del neutrón es nula y la mayoría de los detectores de partículas sólo registran las partículas
cargadas.
Protón, partícula nuclear con carga positiva igual en magnitud a la carga negativa del electrón; junto con el
neutrón, está presente en todos los núcleos atómicos. Al protón y al neutrón se les denomina también
nucleones. El núcleo del átomo de hidrógeno está formado por un único protón. La masa de un protón es de
1,6726 × 10−27 kg, aproximadamente 1.836 veces la del electrón. Por tanto, la masa de un átomo está
concentrada casi exclusivamente en su núcleo. El número atómico de un elemento indica el número de
protones de su núcleo, y determina de qué elemento se trata. Como ión del hidrógeno, el protón desempeña un
papel importante en la química
Los protones son parte esencial de la materia ordinaria, y son estables a lo largo de periodos de miles de
millones, incluso billones, de años. No obstante, interesa saber si los protones acaban desintegrándose, en una
escala temporal de 1033 años o más. Este interés se deriva de los actuales intentos de lograr teorías de
unificación que combinen las cuatro interacciones fundamentales de la materia en un único esquema. Muchas
de las teorías propuestas implican que el protón es, en último término, inestable, por lo que los grupos de
investigación de numerosos aceleradores de partículas están llevando a cabo experimentos para detectar la
desintegración de un protón. Hasta ahora no se han encontrado pruebas claras; los indicios observados pueden
interpretarse de otras formas. Electrón, tipo de partícula elemental que, junto con los protones y los
neutrones, forma los átomos y las moléculas. Los electrones intervienen en una gran variedad de fenómenos.
El flujo de una corriente eléctrica en un conductor es causado por el movimiento de los electrones libres del
conductor. La conducción del calor también se debe fundamentalmente a la actividad electrónica. En los tubos
de vacío, un cátodo calentado emite una corriente de electrones que puede emplearse para amplificar o
rectificar una corriente eléctrica. Si esa corriente se enfoca para formar un haz bien definido, éste se denomina
haz de rayos catódicos. Si se dirigen los rayos catódicos hacia un objetivo adecuado, producen rayos X; si se
dirigen hacia la pantalla fluorescente de un tubo de televisión, producen imágenes visibles. Las partículas beta
de carga negativa que emiten algunas sustancias radiactivas son electrones.
Los electrones tienen una masa en reposo de 9,109 x 10−31 kg y una carga eléctrica negativa de 1,602 x
10−19 culombios. La carga del electrón es la unidad básica de electricidad. La partícula de antimateria
correspondiente al electrón es el positrón.
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MODELOS ATOMICOS
La materia en estado normal no posee carga eléctrica; es neutra. Sin embargo como los átomos están
formados, al menos en parte, por electrones cargados negativamente; debemos suponer que, al menos parte,
debe estar cargada positivamente, para que la carga total sea nula. Ello explica la necesidad de un nuevo
modelo atómico, que explique la presencia de cargas eléctricas.
Thomson sugirió que los átomos son esferas homogéneas e indivisibles, cargadas positivamente, en las que
están incrustados los electrones. El número de electrones por átomo es suficiente para que su carga sea nula.
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La evolución de los modelos físicos del átomo se vio impulsada por los datos experimentales. El modelo de
Rutherford, en el que los electrones se mueven alrededor de un núcleo positivo muy denso, explicaba los
resultados de experimentos de dispersión, pero no el motivo de que los átomos sólo emitan luz de
determinadas longitudes de onda (emisión discreta). Bohr partió del modelo de Rutherford pero postuló
además que los electrones sólo pueden moverse en determinadas órbitas; su modelo explicaba ciertas
características de la emisión discreta del átomo de hidrógeno, pero fallaba en otros elementos.
El modelo de Schrödinger, que no fija trayectorias determinadas para los electrones sino sólo la probabilidad
de que se hallen en una zona, explica parcialmente los espectros de emisión de todos los elementos; sin
embargo, a lo largo del siglo XX han sido necesarias nuevas mejoras del modelo para explicar otros
fenómenos espectrales.
Espectro:
Serie de colores semejante a un arco iris por este orden: violeta, azul, verde, amarillo, anaranjado y rojo que se
produce al dividir una luz compuesta como la luz blanca en sus colores constituyentes. El arco iris es un
espectro natural producido por fenómenos meteorológicos. Puede lograrse un efecto similar haciendo pasar
luz solar a través de un prisma de vidrio. La primera explicación correcta de este fenómeno la dio en 1666 el
matemático y físico británico Isaac Newton.
Cuando un rayo de luz pasa de un medio transparente como el aire a otro medio transparente, por ejemplo
vidrio o agua, el rayo se desvía; al volver a salir al aire vuelve a desviarse. Esta desviación se denomina
refracción; la magnitud de la refracción depende de la longitud de onda de la luz. La luz violeta, por ejemplo,
se desvía más que la luz roja al pasar del aire al vidrio o del vidrio al aire. Así, una mezcla de luces roja y
violeta se dispersa al pasar por un prisma en forma de cuña y se divide en dos colores.
Los aparatos para observar visualmente un espectro se denominan espectroscopios; los que sirven para
observar y registrar un espectro fotográficamente se llaman espectrógrafos; los empleados para medir la
intensidad de las diferentes partes del espectro se denominan espectrofotómetros. La ciencia que utiliza los
espectroscopios, espectrógrafos y espectrofotómetros para estudiar los espectros se conoce como
espectroscopia. Para medidas espectroscópicas extremadamente precisas se emplean interferómetros. En el
siglo XIX, los científicos descubrieron que más allá del extremo violeta del espectro podía detectarse una
radiación invisible para el ojo humano pero con una marcada acción fotoquímica; se la denominó radiación
ultravioleta. Igualmente, más allá del extremo rojo del espectro se detectó radiación infrarroja que aunque era
invisible transmitía energía, como demostraba su capacidad para hacer subir un termómetro. Como
consecuencia, se redefinió el término espectro para que abarcara esas radiaciones invisibles, y desde entonces
se ha ampliado para incluir las ondas de radio más allá del infrarrojo y los rayos X y rayos gamma más allá
del ultravioleta.
En la actualidad, el término espectro se aplica frecuentemente en un sentido más amplio a cualquier
distribución ordenada producida por el análisis de un fenómeno complejo. Un sonido complejo, como por
ejemplo un ruido, puede analizarse como un espectro acústico formado por tonos puros de diferentes
frecuencias. Igualmente, una mezcla compleja de elementos o isótopos con distinta masa atómica puede ser
separada en una secuencia ordenada según su masa atómica y denominada espectro de masas
Los distintos colores de luz tienen en común el ser radiaciones electromagnéticas que se desplazan con la
misma velocidad, aproximadamente 300.000 kilómetros por segundo. Se diferencian en su frecuencia y
longitud de onda (la frecuencia es igual a la velocidad de la luz dividida entre la longitud de onda). Dos rayos
de luz con la misma longitud de onda tienen la misma frecuencia y el mismo color. La longitud de onda de la
luz es tan corta que suele expresarse en nanómetros (nm), que equivalen a una milmillonésima de metro, o una
millonésima de milímetro. La longitud de onda de la luz violeta varía entre unos 400 y 450 nm, y la de la luz
roja entre unos 620 y 760 nm.
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Radiactividad:
Desintegración espontánea de núcleos atómicos mediante la emisión de partículas subatómicas llamadas
partículas alfa y partículas beta, y de radiaciones electromagnéticas denominadas rayos X y rayos gamma. El
fenómeno fue descubierto en 1896 por el físico francés Antoine Henri Becquerel al observar que las sales de
uranio podían ennegrecer una placa fotográfica aunque estuvieran separadas de la misma por una lámina de
vidrio o un papel negro. También comprobó que los rayos que producían el oscurecimiento podían descargar
un electroscopio, lo que indicaba que poseían carga eléctrica. En 1898, los químicos franceses Marie y Pierre
Curie dedujeron que la radiactividad es un fenómeno asociado a los átomos e independiente de su estado
físico o químico. También llegaron a la conclusión de que la pechblenda, un mineral de uranio, tenía que
contener otros elementos radiactivos ya que presentaba una radiactividad más intensa que las sales de uranio
empleadas por Becquerel. El matrimonio Curie llevó a cabo una serie de tratamientos químicos de la
pechblenda que condujeron al descubrimiento de dos nuevos elementos radiactivos, el polonio y el radio.
Marie Curie también descubrió que el torio es radiactivo. En 1899, el químico francés André Louis Debierne
descubrió otro elemento radiactivo, el actinio. Ese mismo año, los físicos británicos Ernest Rutherford y
Frederick Soddy descubrieron el gas radiactivo radón, observado en asociación con el torio, el actinio y el
radio.
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HIPOSTESIS CUANTICA DE PLANCK
En 1900, Max Planck, para justificar el espectro de emisión de un cuerpo negro, enunció su hipótesis según la
cual el contenido energético de un oscilador puede ser sólo un múltiplo entero de la magnitud hf, a la que se
denomina cuanto de energía, y en donde f es la frecuencia de su vibración y h la constante de Planck igual a
6,62 · 10−34 Js. En realidad, los cuantos o unidades de radiación son tan pequeños que la radiación nos parece
continua.
EFECTO FOTOELÉCTRICO:
Formación y liberación de partículas eléctricamente cargadas que se produce en la materia cuando es irradiada
con luz u otra radiación electromagnética. El término efecto fotoeléctrico designa varios tipos de interacciones
similares. En el efecto fotoeléctrico externo se liberan electrones en la superficie de un conductor metálico al
absorber energía de la luz que incide sobre dicha superficie. Este efecto se emplea en la célula fotoeléctrica,
donde los electrones liberados por un polo de la célula, el fotocátodo, se mueven hacia el otro polo, el ánodo,
bajo la influencia de un campo eléctrico.
El estudio del efecto fotoeléctrico externo desempeñó un papel importante en el desarrollo de la física
moderna. Una serie de experimentos iniciados en 1887 demostró que el efecto fotoeléctrico externo tenía
determinadas características que no podían explicarse por las teorías de aquella época, que consideraban que
la luz y todas las demás clases de radiación electromagnética se comportaban como ondas. Por ejemplo, a
medida que la luz que incide sobre un metal se hace más intensa, la teoría ondulatoria de la luz sugiere que en
el metal se liberarán electrones con una energía cada vez mayor. Sin embargo, los experimentos mostraron
que la máxima energía posible de los electrones emitidos sólo depende de la frecuencia de la luz incidente, y
no de su intensidad.
En 1905, para tratar de explicar el mecanismo del efecto fotoeléctrico externo, Albert Einstein sugirió que
podría considerarse que la luz se comporta en determinados casos como una partícula, y que la energía de
cada partícula luminosa, o fotón, sólo depende de la frecuencia de la luz. Para explicar el efecto fotoeléctrico
externo, Einstein consideró la luz como un conjunto de "proyectiles" que chocan contra el metal. Cuando un
electrón libre del metal es golpeado por un fotón, absorbe la energía del mismo. Si el fotón tiene la suficiente
energía, el electrón es expulsado del metal. La teoría de Einstein explicaba muchas características del efecto
fotoeléctrico externo, como por ejemplo el hecho de que la energía máxima de los electrones expulsados sea
independiente de la intensidad de la luz. Según la teoría de Einstein, esta energía máxima sólo depende de la
energía del fotón que lo expulsa, que a su vez sólo depende de la frecuencia de la luz. La teoría de Einstein se
verificó por experimentos posteriores. Su explicación del efecto fotoeléctrico, con la demostración de que la
radiación electromagnética puede comportarse en algunos casos como un conjunto de partículas, contribuyó al
desarrollo de la teoría cuántica.
Principio de incertidumbre:
En mecánica cuántica, principio que afirma que es imposible medir simultáneamente de forma precisa la
posición y el momento lineal de una partícula, por ejemplo, un electrón. El principio, también conocido como
principio de indeterminación, afirma igualmente que si se determina con mayor precisión una de las
cantidades se perderá precisión en la medida de la otra, y que el producto de ambas incertidumbres nunca
puede ser menor que la constante de Planck, llamada así en honor del físico alemán Max Planck. La
incertidumbre es muy pequeña, y resulta despreciable en mecánica clásica. En cambio, en la mecánica
cuántica las predicciones precisas de la mecánica clásica se ven sustituidas por cálculos de probabilidades.
El principio de incertidumbre fue formulado en 1927 por el físico alemán Werner Heisenberg y tuvo una gran
importancia para el desarrollo de la mecánica cuántica. Las implicaciones filosóficas de la indeterminación
crearon una fuerte corriente de misticismo entre algunos científicos, que interpretaron que el concepto
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derribaba la idea tradicional de causa y efecto. Otros, entre ellos Albert Einstein, consideraban que la
incertidumbre asociada a la observación no contradice la existencia de leyes que gobiernen el comportamiento
de las partículas, ni la capacidad de los científicos para descubrir dichas leyes.
PRINCIPIO DE DUALIDAD ONDA−CORPÚSCULO
Posesión de propiedades tanto ondulatorias como corpusculares por parte de los objetos subatómicos. El
principio fundamental de la teoría cuántica es que una entidad que estamos acostumbrados a considerar como
una partícula (por ejemplo, un electrón, con un momento lineal p) puede comportarse también como una onda,
mientras que otras entidades que solemos concebir como ondas (por ejemplo, la luz, con una longitud de onda
ë) también pueden describirse como corpúsculos (en este caso, fotones). La longitud de onda ë y el momento
lineal p de una entidad cuántica están relacionados por la ecuación pë = h, donde h es una constante conocida
como constante de Planck.
Esta dualidad onda−corpúsculo se aprecia especialmente bien en los experimentos de `doble rendija', en los
que un cañón de partículas dispara electrones o fotones (uno cada vez) a través de un par de agujeros en una
barrera, tras lo que son detectados en una pantalla situada al otro lado. En ambos casos, lo que sale del cañón
y lo que llega a la pantalla detectora son partículas, y cada una marca un punto individual en la pantalla. No
obstante, la figura global que se acumula en la pantalla a medida que se disparan más y más corpúsculos a
través de los dos agujeros es un diagrama de interferencia formado por franjas claras y oscuras, que sólo
pueden explicarse como resultado de ondas que pasan por ambos agujeros de la barrera e interfieren entre sí.
Esto se expresa en el aforismo de que las entidades cuánticas viajan como ondas pero llegan como partículas.
SIMETRÍA Y NÚMEROS CUÁNTICOS:
Hasta comienzos del siglo XX, los principios de simetría se aplicaban en física casi exclusivamente a
problemas de mecánica de fluidos y cristalografía. Después de 1925, con el éxito cada vez mayor de la teoría
cuántica en la descripción del átomo y los procesos atómicos, los físicos descubrieron que las consideraciones
de simetría implicaban números cuánticos (que describen los estados atómicos) y reglas de selección (que
rigen las transiciones entre estados atómicos). Como los números cuánticos y las reglas de selección son
necesarios para describir los fenómenos atómicos y subatómicos, las consideraciones de simetría resultan
esenciales en la física de las partículas elementales.
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