Mujeres toman las riendas para construir la paz

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Mujeres toman las riendas para construir la paz en Colombia
Con apoyo de ONU Mujeres, se han incluido las voces de mujeres como expertas,
sobrevivientes y negociadoras en un proceso de paz inédito por la integración de la
perspectiva de género.
En un Encuentro de Mujeres realizado el 8 de marzo de 2015 en el Departamento del Meta, mujeres plasmaron sus manos pintadas de
blanco en unos murales como símbolo de dejar su huella por la paz. Foto: ONU Mujeres/Mauricio Cardona
Campesina que desde muy joven se vinculó al movimiento agrario, Nelly Velandia es una lideresa
rural de Nuevo Colόn, un pueblo en la parte centro-oriente del país. Rápido se dio cuenta de que
las más afectadas por la desigualdad y la violencia eran las mujeres. Por eso se vinculó a la
Asociación Nacional de Mujeres Indígenas y Campesinas de Colombia.
Por su labor en defensa de los derechos de las mujeres
campesinas a lo largo de varias décadas, recibió
amenazas de muerte de parte de diferentes grupos
armados ilegales. Aunque fue difícil, la Sra. Velandia
cuenta como no se rindieron, convencidas de que era
necesario que las mujeres participaran en la
construcción de paz: “La paz para nosotras es la
defensa del territorio, la soberanía alimentaria, los
derechos de las mujeres. Eso es construir paz”.
Ella es una de las 16 mujeres que han logrado
participar como expertas en género en los históricos
Diálogos de Paz entre el Gobierno de Colombia y las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –
Nelly Velandia, lideresa de la Asociación Nacional de
Mujeres Indígenas y Campesinas, tras un encuentro de
las delegadas expertas en género que han participado
en la Mesa de Conversaciones en La Habana. Foto:
ONU Mujeres/Maria Reyero
Ejército del Pueblo (FARC-EP), que tienen lugar en La Habana, Cuba, desde octubre de 2012.
Tras más de 50 años de conflicto armado y dos procesos de paz frustrados, el Gobierno, con el
Presidente Juan Manuel Santos a la cabeza, y el grupo insurgente FARC-EP, se sentaron en Cuba
con un objetivo común: poner fin a uno de los conflictos armados internos más largos del mundo y
lograr un acuerdo de paz estable, duradero y sostenible.
Representantes de organizaciones y redes de mujeres que formaron parte de la primera delegación de expertas de género ante la Mesa
de Conversaciones de La Habana – Subcomisión de Género, exponen sus propuestas para la construcción de paz frente a los equipos
negociadores del Gobierno y las FARC-EP, en diciembre de 2014. Foto cortesía de la Mesa de Conversaciones, Habana Cuba.
Al inicio de las negociaciones, se hizo mucho énfasis en que tenía que ser un proceso inclusivo. El
“Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y
duradera”, que ha guiado las negociaciones, incluso reconoce que esto “requiere la participación
de [todas y] todos sin distinción”. No obstante, el cambio fue lento en llegar. Incluir a
organizaciones de mujeres en este proceso se tardó más de dos años.
Al mismo tiempo, como parte del proceso de paz, en Colombia las mujeres empezaron a levantar
la voz, siendo la mitad de las participantes en espacios de consultas ciudadanas regionales, que
contaron con el apoyo de Naciones Unidas.
Tras un año de haberse anunciado las conversaciones de paz, las mujeres seguían estando
ausentes del proceso y sus demandas, invisibilizadas. Reconociendo que este proceso presentaba
una oportunidad histórica para dar a conocer y atender las desigualdades estructurales que
afectan a las mujeres en el ejercicio de sus derechos, las organizaciones de mujeres dieron pasos
decididos para aumentar su participación.
En octubre de 2013, aunaron
esfuerzos para hacer incidencia
común
y
demandar
su
reconocimiento y voz en el proceso
de paz. Para ello, cerca de 450
mujeres de todo el territorio
colombiano se dieron cita en Bogotá,
en la Cumbre Nacional Mujeres y
Paz. Este evento fue apoyado por el
Sistema de Naciones Unidas, bajo el
liderazgo de ONU Mujeres, y contó
con el apoyo de varios países.
La Cumbre Nacional de Mujeres y Paz, en octubre de 2013, contó con el
apoyo de ONU Mujeres. Foto: ONU Mujeres
“Las organizaciones convocantes a la Cumbre”, explica Marina Gallego, coordinadora de la
organización de base Ruta Pacífica de las Mujeres, “le dijimos a la Mesa en La Habana que no
queremos ser pactadas, queremos ser pactantes de la paz”.
Dos semanas después de la Cumbre de Mujeres y Paz, en la Mesa de Conversaciones se llegó a un
Acuerdo sobre Participación Política, en el que las partes reconocieron “el importante papel de las
mujeres en la prevención de conflictos, resolución de conflictos y construcción de la paz”. Poco
después, en una decisión histórica, el Presidente Santos designó a dos mujeres con mayor poder
decisivo en la Mesa de Conversaciones por parte del Gobierno.
A veces, un tercio de los delegados en La Habana han sido mujeres, aún lejos de la paridad, pero
por encima de los promedios mundiales.
En agosto de 2014 la Mesa de
Conversaciones abrió un espacio para
recibir a delegaciones de personas
sobrevivientes al conflicto armado,
con 36 mujeres representando más del
60 por ciento de participantes.
Posiblemente sin precedentes en el
campo de la resolución de conflictos,
las mujeres en la mesa de negociación
de ambas partes se reunieron con las
En un acto simbólico de la Cuarta Delegación de Víctimas ante la Mesa de
mujeres afectadas por el conflicto. Con
Conversaciones de la Habana en noviembre de 2014, Nora Elisa Vélez,
ellas se visibilizaron los testimonios de
representante de las víctimas LGTBI y mujer desplazada, entrega una vela a
Marcos Calarcá, del equipo negociador de las FARC. Foto cortesía de la Mesa
las violaciones de sus derechos,
de Conversaciones, Habana Cuba.
incluyendo la violencia sexual y el
desplazamiento, evidenciando las distintas maneras en que la guerra ha afectado sus vidas y la de
sus comunidades.
Así mismo, representantes de organizaciones de mujeres y de la comunidad LGBTI han participado
directamente ante la Mesa de Conversaciones en la Habana como expertas/os en género,
presentando sus propuestas ante los acuerdos de paz y el posible escenario post-conflicto.
Entre ellas estuvo la Sra. Velandia, que aprovechό ese momento esperado y tan soñado para
enfatizar el impacto del conflicto sobre las mujeres campesinas, indígenas y afrodescendientes.
Urgió a las y los negociadores a llegar a un acuerdo y tener en cuenta a las mujeres en él.
Poco tiempo después, en septiembre de 2014 se instaló una Subcomisión de Género en la Mesa de
Conversaciones, con el mandato de integrar una perspectiva de género y derechos de las mujeres
en todos los acuerdos.
La Sra. Velandia valora muy positivamente el acompañamiento y compromiso de ONU Mujeres
con la participación de las mujeres en la construcción de paz: “Ha jugado un papel de garante y de
apoyo técnico en nuestra participación como mujeres en el proceso de paz. Con todo este apoyo
técnico siento que he madurado políticamente, ha contribuido a formarme más”.
Además de apoyar la participación de
mujeres en los procesos de paz, para
sentar las bases que garanticen los
derechos de las mujeres en futuro
escenario post-conflicto, ONU Mujeres
ha prestado apoyo en varios ámbitos,
desde la creación de leyes y planes para
integrar la igualdad de género y apoyar
a mujeres sobrevivientes, incluyendo
una Ley de Víctimas y Restitución de
Tierras en 2011 con más de 25 artículos Una mujer shagrera -que cultiva según las formas de producción agrícola
ancestral- beneficiaria de un fondo de ONU Mujeres para el
sobre temas de género, hasta empoderamiento económico, clave para la construcción de paz a nivel
formaciones para que las mujeres territorial. Foto: ONU Mujeres/Ryan Brown
conozcan sus derechos e iniciativas para impulsar la independencia económica.
En su reciente visita a Colombia, frente a las asistentes a un encuentro en una comunidad del
departamento de Antioquia, la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka
destacó la labor de alto impacto de las organizaciones de mujeres: “Por mujeres como ustedes se
ha cambiado el discurso de la guerra. El proceso de paz hace un país mejor y Colombia las necesita
para mantener la esperanza”.
Para obtener más información, consulte nuestro material editorial En la mira sobre Las mujeres
y el conflicto armado en el sitio web de la campaña Beijing+20.
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