La política y las monedas en Centroamérica

Anuncio
La política y las monedas en
Centroamérica
(1821-1889)
Manuel Benito Chacón Hidalgo
Curador de Numismática
Museos del Banco Central de Costa Rica
La política y las monedas en Centroamérica
(1821-1889)
La moneda cumple una función de vehículo que transmite una serie de
contenidos simbólicos por medio de sus grabados, como expresión de diversos
ideales respecto del tipo de Estado que deseaban establecer los grupos
ostentadores del poder, procurando siempre lograr la identificación y
legitimación de esos proyectos ante algunos sectores en particular y de la
población en general.
La ponencia “La política y las monedas en Centroamérica” consiste en un
estudio comparativo de las emisiones de monedas en Guatemala, Honduras,
El Salvador, Nicaragua y Costa Rica entre 1821 y 1889, en contextos de
cambio político. Se ha escogido el período en mención ya que el desarrollo
político y numismático de los países de Centroamérica está muy unido en los
primeros cuarenta años posteriores a la independencia, especialmente como
estados pertenecientes a la República Federal (1823-1839) y por los intentos
posteriores por restablecerla, idea que se va a perder vigencia con el
establecimiento de Guatemala como república en 1847. En este período, las
decisiones sobre las características de las monedas que se emitieron y los
símbolos que se grabaron en ellas se tomaron en función del tipo de
organización política que los individuos en el poder pretendían tener ya fuera
como
estados
independientes,
anexados,
federados
o
repúblicas
independientes.
Por lo general, las crisis políticas y económicas hacen surgir nuevas monedas.
En el período que aquí analizamos, los cambios políticos y las diferencias
políticas, aún dentro de la misma Federación Centroamericana, por ejemplo, y
algunas situaciones económicas, generaron monedas con características
particulares, cuyo objetivo era materializar los ideales de proyectos políticos
particulares. Como señala O. Gil Farrés, la moneda tiene importancia “(...)como
expresión de la soberanía, o bien de la preponderancia de un Estado sobre
otros(...) (y), paralelamente, la gente se ha acostumbrado (a) que una
deleznable moneda con el sello oficial es preferida a otra de mayor valor
intrínseco que no lo ostente.”1
Partimos de la base de que las monedas tienen grabados una serie de
símbolos cuyos contenidos promueven la integración social y el consenso
sobre proyectos específicos. Según Nestor García Canclini, los símbolos tienen
tres funciones primordiales: “a)
la integración real de la clase dominante,
asegurando la comunicación entre todos sus miembros y distinguiéndolos de
las otras clases; b) la interpretación ficticia de la sociedad en su conjunto; c) la
legitimación del orden establecido por el establecimiento de distinciones o
jerarquías, y por la legitimación de esas distinciones.”2
Todo poder político se rodea de representaciones colectivas en las cuales el
ámbito del imaginario y lo simbólico ocupa un lugar estratégico. Para ello,
busca monopolizar ciertos emblemas y controlar y dirigir la costumbre de otros.
1. De la independencia a la Federación 1821-1823: un período
de transición
1.1 El reino de Guatemala al momento de la independencia
A inicios del Siglo XIX, la sociedad y las instituciones de la región
centroamericana se encontraban fuertemente aferradas a la estructura
colonial. En el lapso de un par de décadas, sin embargo, se producirán
transformaciones políticas que trastocarán permanentemente el orden
imperante y del territorio conocido como “Reyno de Guatemala” emergerán
1
Gil Farrés, Octavio. Introducción a la numismática. Barcelona: Asociación Numismática Española y
Museo Casa de la Moneda, 1993, p.50 (los paréntesis son nuestros).
2
García Canclini, Néstor. La sociología de la cultura de Pierre Bourdieu. En: Bourdieu, Pierre.
Sociología y Cultura. Tr. Martha Pou. México: Grijalbo, 1994, p. 39
cinco estados en busca de una identidad política. Si bien fueron elementos
externos los que desencadenaron los hechos que llevan a la independencia de
Centroamérica, existían factores endógenos que determinaron el proceso de
independencia y el ámbito político centroamericano durante el resto del siglo
XIX3.
La crisis política que se inicia tras la invasión francesa de España en 1808
provocará los primeros indicios de disconformidad y separatismo en la región,
que tendrán su punto álgido con los acontecimientos que de desarrollaron en
México, hacia 1821, cuando Agustín de Iturbide, con un programa conservador
que prometía la independencia sin afectar los intereses de las élites, aglutinó a
quienes luchaban contra los españoles. El tema del comercio sería el principal
elemento de división política al interior de las diversas élites locales. 4
En
términos generales, mientras que los productores de las provincias buscaban
una apertura de las posibilidades de comercio con Gran Bretaña o con los
puertos de Cartagena, La Habana y Panamá; en Guatemala los comerciantes
del Consulado buscaban preservar sus privilegios apoyados por los artesanos
productores de textiles que temían a la poderosa industria británica 5.
1.2 El sistema monetario, los grabados de las monedas y su relación con
la sumisión al imperio español
Al momento de la independencia, el sistema monetario imperante era el
español, el cual se basaba en el bimetalismo, es decir, en la utilización de dos
metales, el oro y la plata, para la acuñación de monedas. Las monedas de
estos dos metales debían guardar entre sí una relación exacta de valores; por
Woodward, Ralph L. “The aftermath of independence, 1821-c,1870”. En: Central America Since
Independence. Leslie Bethell (ed.). New York: Cambridge University Press. 1991. p. 1.
3
Fernández, José Antonio. “El proceso de la independencia y de la República Federal (1821-1842). En:
Historia del Istmo Centroamericano (Tomo II). Víctor Hugo Acuña Ortega (coord.). San José, Costa
Rica: Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana, 2000, p. 278.
4
Solórzano, Juan Carlos. “Los años finales de la dominación española (1750-1821)”. En: Historia
General de Centroamérica. Hector Pérez Brignoli (ed.). T. III. Madrid: Sociedad Estatal Quinto
Centenario, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. 1993. p.65-66.
5
ejemplo, el oro contenido en una moneda de diez pesos debía valer
exactamente lo mismo que la plata contenida en varias monedas de plata que
sumaran diez pesos.
Las representaciones o grabados que aparecían en las monedas coloniales
fueron variando a lo largo del período, ya que su diseño dependía, en gran
medida, del soberano y de la situación política española. De ahí que en esas
monedas se puedan encontrar efigies de los diferentes reyes, así como cruces,
columnas, mundos entre columnas y escudos.
Durante los más de trescientos años de dominio de España sobre América, las
monedas reforzaron esa dominación con una serie de inscripciones que hacía
referencia al dominio del rey sobre los territorios americanos. Así, por ejemplo,
las monedas que se acuñaron entre 1700 y 1821 tenían en el anverso la
inscripción con el nombre del rey y la leyenda “dei gratia” (por la gracia de
Dios), “Hispaniarvm et Indiarvm Rex” (rey de España y de las Indias). En la
segunda mitad del siglo XVIII la imagen del rey se incorporó en los grabados
de la monedas, imagen que fue renovada con cada cambio de soberano
mediante la emisión, por parte de las distintas “Casas de Moneda”, de
medallas y monedas conmemorativas de la proclamación y jura de fidelidad al
nuevo rey.
1.3 Los estados centroamericanos en la búsqueda de una nueva forma de
organización política (1821-1823)
Los acontecimientos en México y la anexión de la provincia de Chiapas,
perteneciente a la Capitanía General de Guatemala, a México, forzaron a
Gabino Gaínza, Capitán General en Guatemala, a convocar a una reunión de
las autoridades civiles, eclesiásticas y militares para decidir con respecto a la
independencia de España. Así, el 15 de setiembre de 1821 se firmó el acta
en la que el Reino de Guatemala declaraba su independencia con respecto de
España y México. Esta fue enviada a las demás provincias del Reino,
instándolas a seguir el camino guatemalteco.
La reacción en las provincias tuvo diferentes caminos: El Salvador declaró su
independencia absoluta; Comayagua optó por la anexión a México y la
independencia de Guatemala; León de Nicaragua se proclamó independiente
de España y Guatemala, mientras que Granada se independizó de España,
pero se mantuvo fiel a Guatemala; y Costa Rica se proclamó independiente
tanto de España como de Guatemala.
1.4 Centroamérica y Agustín de Iturbide: la anexión al imperio mexicano y
la emisión de monedas y medallas de proclamación en la jura de la
fidelidad a Iturbide
Si bien la separación de España no encontró mayor oposición en las
condiciones en que se presentó, la posibilidad de anexión al imperio de Iturbide
dividió las opiniones políticas al interior de las provincias centroamericanas. En
términos muy generales se puede afirmar que los grupos liberales de la capital
y
El
Salvador
sostenían
posiciones
republicanas
mientras
que
los
conservadores apoyaban la anexión, sin embargo hay que notar que las
dinámicas regionales también influenciaron las posiciones con respecto a este
tema y en su momento tanto los grupos dominantes de Quetzaltenango 6,
quienes buscaban consolidar su control sobre la región de Los Altos, como los
de Granada en Nicaragua y Comayagua en Honduras verán la anexión a
México como una vía posible para escapar de la injerencia de la ciudad de
Guatemala, considerada un poder demasiado próximo y presente para el
ejercicio de su hegemonía regional.
Al mismo tiempo, la adhesión al Imperio Mexicano incrementó los
enfrentamientos locales, que estallaron a lo largo de toda la región.
Las
ciudades principales de las provincias (donde se asentaban las autoridades
coloniales en cada provincia) Comayagua en Honduras, León en Nicaragua y
Cartago en Costa Rica, apoyaron la anexión a México; mientras que por su
parte los ayuntamientos de Tegucigalpa en Honduras, Granada en Nicaragua y
San José en Costa Rica se oponían, aunque elementos de discordia y lucha
por la primacía, puramente locales, también jugaron un papel en dichos
conflictos7. En estas circunstancias, de una u otra forma se aceptó la anexión
al Imperio Mexicano8; sin embrago, el foco de mayor resistencia estaba en El
Salvador, el cual fue anexado por la fuerza de las armas a principios de 1822.
1.5 Intentos por satisfacer las necesidades de numerario (1821-1823)
Proclamada la independencia, una de las primeras preocupaciones de los
nacientes estados de Centroamérica fue organizar su sistema monetario. Se
siguió utilizando el sistema bimetálico de reales (plata), escudos y onzas (oro)
heredado de la Colonia y se iniciarona algunos intentos por acuñar moneda en
las circunstancias políticas de anexión al Imperio Mexicano.
En 1822, los delegados hondureños que participaron en el Congreso mexicano
de Iturbide lograron que se estableciera una ceca en su provincia, con la
finalidad de “economizar gastos y facilitar auxilios para los mineros” 9. El cuño
fue establecido en la ciudad de Comayagua, emitiendo monedas de uno y dos
reales con las siguientes imágenes: las de 2 reales tenían en el anverso, al
centro, el busto de Iturbide, con la orla “EMPER-AGUSTIN”, “1823”; y por el
reverso el águila mexicana coronada sobre cactos y la leyenda “M.P-2R” . Otra
6
Taracena, Arturo. Invención Criolla, Sueño Ladino, Pesadilla Indígena. Los Altos de Guatemala: de
región a estado 1740-1850. San José: Porvenir; CIRMA; Delegación Regional de Cooperación Técnica y
Científica del Gobierno de Francia. 1997. pp. 88-89.
7
Zelaya, Chester. Las tres etapas de la independencia en Centroamérica. Ciudad Universitaria
Rodrigo Facio: Departamento de Historia y Geografía (mimeografiado), 1967. p. 14.
8
Costa Rica aprobó de manera ambigua la anexión al Imperio de Iturbide y de hecho el juramento de
fidelidad a Iturbide como emperador fue aplazado en varias ocasiones y al final nunca llegó a realizarse.
Cfr. Pérez Brignoli, Héctor. Breve Historia Contemporánea de Costa Rica. México: Fondo de Cultura
Económica, p. 36, 1997.
9
Castillo Flores, Arturo. Historia de la moneda de Honduras. Tegucigalpa, Honduras: Banco Central
de Honduras, p. 30, 1974.
moneda llevaba en el anverso el águila mexicana coronada sobre cactos y la
leyenda “M.P-2R”; y en el reverso una cruz cuartelada con leones y castillos,
del tipo español, con cuatro festones en semicírculo y la leyenda “M.P-2R”10
Otra acuñación fue autorizada en Tegucigalpa por el gobierno de Guatemala, a
quien a su vez autorizó una junta consultiva. Los troqueles utilizados en
Tegucigalpa para monedas de 1 y 2 reales tenían los mismos tipos de
grabados de la moneda española: en el anverso una cruz cuartelada con
castillos y leones y la leyenda “TEGVSIGALPA LA 1823”. Por el reverso unas
tenían el escudo español entre columnas con la leyenda
“2R. M.
PROVISIONAL”
Las imágenes acuñadas en estas monedas son bastante ambiguas, ya que
tienen grabados que mantienen la sumisión tanto al imperio español como al
imperio mexicano, lo cual muestra la ambigua situación política de
Centroamérica durante el Imperio de Iturbide. Algunos autores han interpretado
la permanencia de símbolo españoles en las monedas hondureñas como una
muestra de que Honduras permaneció fiel a España. 11
Estas monedas, especialmente las llamadas Tegucigalpas, circularon, además
de Honduras, en El Salvador y Guatemala aunque no gozaron de mucha
aceptación ya que su burda fabricación las hicieron víctimas de los
falsificadores. Aún así continuaron circulando en Honduras hasta 1830,
aproximadamente. 12
Por su parte, Guatemala emitió, en el año 1822, una medalla de proclamación
de Iturbide como emperador, la cual tenía en el anverso el busto de Iturbide y
la leyenda que lo declaraba “Emperador de México”, y por el reverso, al centro
10
Ibid, p. 37
11
Proeber, Kurt. Historia Numismática de Guatemala. Guatemala: 1973, p. 72.
12
Al respecto cfr. Jovel García, José Roberto. Historia Numismática de El Salvador en el siglo XIX
(Volumen I: desde de la época colonial hasta el final de la Federación Centroamericana. San
Salvador, El Salvador: 1999, pp. 19-22.
en medio de una corona de laureles, tenía la leyenda “26 de dic. de 1822. 2 de
la Indep.”
y la
orla “GUAT. EN LA PROCLAM. DE SU 1. EMP.”
(GUATEMALA EN LA PROCLAMACIÓN DE SU I EMPERADOR).
Nicaragua,
específicamente
León,
también
emitió
una
medalla
de
proclamación de Iturbide como emperador, la cual tenía en el anverso el busto
de Iturbide, con la orla “AUGUST . 1 . EMP. DE MEXICO 1822”, y por el
reverso, al centro dentro de un óvalo, el grabado de un volcán con un león
rampante al la do izquierdo, con la orla “PROCLAM. EN LEON DE NICAR. A. 2
DE LA INDEP.” En 1823, en León y Granada, también se acuñaron monedas
de curso normal, aunque del tipo español con cruces cuarteladas con castillos
y leones, lo que hace referencia a la ambigüedad de la situación política que se
vivía en Centroamérica durante el imperio de Iturbide.
Las medallas de proclamación de Guatemala y León fueron emitidas como una
acto de sumisión al Imperio de Iturbide, en la jura y fidelidad, pero
curiosamente, señalan el año 1822 como el año 2 de la independencia, de
territorios que ahora estaban bajo el dominio de otro imperio. Si bien esto
puede parecer contradictorio, hay que tener en cuenta que la independencia
también puede ser interpretada como la posibilidad de decidir sobre el futuro
político de estos territorios, ya fuera como estados independiente, anexionados
o federados.
La ciudad de Quezaltenango también emitió una moneda de proclamación,
varias de las cuales fueron lanzadas al pueblo en el acto solemne de jura y
proclamación de Iturbide como emperador, llevado a cabo el 20 de enero de
182313, siguiendo un ritual que era el dispuesto para la jura de los reyes de
España, con lo cual el acto adquiría una connotación imperial.
En el caso de Costa Rica, los políticos que dirigieron el Estado entre 1822 y
1823 tuvieron diversas opiniones respecto del camino que debía seguir como
Estado, ya fuera anexionándose a otro o conformando un gobierno totalmente
independiente; por eso, algunas de las disposiciones relacionadas con la
emisión de monedas podrían parecer en cierto modo contradictorias, pero
reflejan las tendencias políticas de cada momento.
El 1 de octubre de 1822, el Tesorero General, Manuel García Escalante, envió
una nota a la Junta Superior Gubernativa, en la cual señalaba lo siguiente:
“Tengo el honor de incluir a V.E una medalla grabada con un rostro en que se
manifiesta lo adelantado del cuño que V.E puso a mi cuidado; estará concluido
para el cinco del que rige y el grabador me ha suplicado haga presente a V.E.
que para comenzar a acuñar las monedas que sean suficientes para mandar al
Imperio (mexicano) y demás gobiernos, se le faciliten las onzas de oro que V.E
tenga a bien, para darles la ley que tienen los doblones del cuño antiguo
español.”
14
En este caso, es de suponer que el busto grabado era el de Agustín de Iturbide
y ello, unido al interés de enviar las monedas a México, implicaba aceptar su
autoridad. Evidentemente, la Junta Superior Gubernativa tenía cierta
disposición a aceptar la anexión al Imperio de Iturbide, pues Costa Rica había
aprobado, aunque en forma ambigua, adherirse a aquel durante el segundo
semestre de 1822. Suponemos que las monedas mencionadas no se
emitieron, pues Costa Rica nunca hizo el juramento de fidelidad a Iturbide. Es
muy posible que el diseño de la prueba mencionada haya sido similar al de las
monedas acuñadas por los gobiernos centroamericanos que se anexaron al
Imperio Mexicano.15
La costumbre de grabar el busto de un monarca en las monedas se originó en
el Imperio español durante la segunda mitad del siglo XVIII. La emisión de
13
Municipalidad de Quezaltenango. Libro de actas número 3 (Iniciado el 8 de marzo de 1822, finalizado
el 1º de junio de 1824.), 20 de enero de 1823.
14
Gurdián Montealegre, Raúl. Contribución al estudio de las monedas de Costa Rica. San José, Costa
Rica. Imprenta Lil S.A, 1997, p. 12 (los paréntesis son nuestros).
15
Chacón Hidalgo Manuel. Del Estado a la República: las monedas y la política en Costa Rica (18211850). San José, Costa Rica: Banco Central de Costa Rica, 2000, pp. 28-29.
monedas y medallas de proclamación era parte de los actos de reconocimiento
del Emperador o del Rey. Esta acción fue común durante el período colonial:
cada vez que asumía el poder un nuevo rey, en las provincias que tenían Casa
de Moneda se acuñaban medallas y monedas alusivas a su proclamación y
jura.
La moneda continuó siendo escasa en este período, ya que la poca
experiencia en fabricación de monedas en la región, a excepción de la Casa de
Moneda de Guatemala,16 hacía que esta fuera una empresa difícil. Por lo tanto
se siguió utilizando la moneda de origen colonial y la de otros estados
recientemente independizados.
2. La Federación Centroamericana 1823-1838
2.1 El proceso de unificación 1823-1829
La presencia de tropas foráneas (mexicanas) en el Reyno, las contribuciones al
tesoro imperial, la visible marginalidad de los problemas del istmo, al igual que
la experiencia del Congreso Mexicano, generaron posiciones adversas con
respecto a México. Pero el punto de giro llegaría en marzo de 1823, cuando
Filísola declara que México ha caído en estado de “anarquía” al conocer las
noticias de la deposición de Iturbide y la declaración de la República Mexicana.
El 29 de dicho mes, Filísola decide convocar al Congreso Centroamericano
que estaba previsto en la declaración del 15 de Setiembre de 1821, para lo
cual
solicitaba
a
los
respectivos
territorios
la
designación
de
sus
representantes. La desaparición del Imperio de Iturbide volvió a plantear la
cuestión de si los estados debían unirse a uno mayor o continuar sus caminos
de manera totalmente independiente.
16
Hay que tener en cuenta que la principal casa de acuñación en Centroamérica era la de Guatemala,
fundada en 1733, por lo que las demás provincias del antiguo Reino no tenían ni la experiencia ni la
maquinaria necesaria para llevar adelante la fabricación de moneda propia en las cantidades que requerían
las transacciones comerciales.
Los grupos conservadores habían quedado bastante desacreditados tras el
fracaso de su proyecto político anexionista y, además, muchas de las grandes
personalidades conservadoras se encontraban en México como diputados ante
el Congreso Imperial.
En consecuencia el Congreso Centroamericano que
asume funciones a finales de Junio estuvo dominado por los liberales. Así, el
Congreso que proclamó el 1º de Julio de 1823 la independencia absoluta de
Centro América bajo el nombre de “Provincias Unidas del Centro de América”.
En Agosto, México reconocerá a la nueva república y Filísola se retira,
asegurando a su paso la anexión de Chiapas17.
El Congreso Centroamericano se restableció tras la declaratoria de la república
como Asamblea Nacional Constituyente y dedicó sus esfuerzos a establecer
los principios legales básicos de la nueva entidad política y a elaborar su Carta
Fundamental.
Durante el año siguiente las resoluciones de la Asamblea
Nacional transformarían en muchas maneras la estructura política regional,
estableciendo las bases del nuevo proyecto republicano. En este contexto se
redefinirían las relaciones entre las diversas regiones y las aspiraciones de los
distintos grupos políticos del istmo.
En un inicio se nombró un Poder Ejecutivo provisional, constituido como un
triunvirato. La resolución del 1º de Julio que proclamaba la República Federal,
sería ratificada con retardo por los representantes de Honduras, Nicaragua y
Costa Rica18.
Entre 1823 y 1825, la Asamblea y el gobierno provisional emitieron varias
disposiciones de importancia.
Entre las primeras preocupaciones de los
legisladores encontramos la creación simbólica que acompaña a la nueva
república, el 17 de Julio se presenta la moción que solicita
“...se designe la forma del Pabellón Nacional que deberá usarse desde
luego por la tropa permanente y las milicias nacionales, que deberá
17
Pérez Brignoli, Héctor. Breve Historia de Centroamérica. México D.F.: Alianza Editorial Mexicana.
1986, p. 82.
18
Pérez Brignoli, Héctor. Breve Historia de Centroamérica. Op. Cit. p. 82.
enarbolarse
en
las
funciones
públicas,
y
darse
a
reconocer
oportunamente por nuestros enviados a las naciones extranjeras; que
igualmente se designe cuál deberá ser el tipo y emblemas distintivos de
nuestra moneda, y por último las que deban adoptarse para el sello de la
Secretaría de la Asamblea y para que se coloquen en los puestos de las
oficinas públicas y en los edificios de las municipalidades...”19
Serían las comisiones de Artes y Guerra en conjunto las encargadas de
elaborar dichos símbolos. el 31 de Julio se decretó la nueva bandera se por
dos bandas azules y una blanca horizontales con la leyenda “Dios, Unión,
Libertad” y el 21 de Agosto se aprobó el Escudo de Armas de la Nación,
compuesto por un triángulo equilátero que contenía cinco volcanes bañados
por dos mares, un arco iris y el gorro de la libertad iluminando. Alrededor se
leería la inscripción ‘Provincias Unidas del Centro de América’.20 El ideal de
nacionalidad impulsado por los defensores de la unidad centroamericana no
estaba ligado a elementos étnicos o culturales fuertes.
Al no existir una
verdadera comunidad de intereses hegemónicos entre los grupos dominantes
centroamericanos, los impulsores de la unidad enfatizaron un ideal de la
nación representado por la defensa del espacio geográfico (los cinco volcanes
rodeados de los dos mares) y la posibilidad de tener un espacio viable y
legítimo entre las naciones civilizadas en términos de cantidad de población y
riqueza del territorio.
La nación centroamericana, entonces, se presentaba
como consustancial al progreso de la región, un progreso basado en los
ideales de la ilustración europea, como lo representa el gorro de la libertad y el
triángulo que simboliza la equidad entre los estamentos sociales. Este ideal
que pretendía ser inclusivo, al equiparar el progreso con la civilización,
condenaba a las poblaciones indígenas a la marginalidad21.
También se procedió a la eliminación de privilegios y títulos heredados del
sistema colonial y la leyenda que acompañaba la correspondencia oficial “Dios
19
Townsend Ezcurra, Andrés. Las Provincias Unidas de Centroamérica: Fundación de la República.
San José: Editorial Costa Rica, 1973. p. 183.
20
Ibid. p. 184.
21
Taracena, Arturo. Taracena, Arturo. “Nación y República en Centroamérica (1821-1865)” En:
Identidades Nacionales y Estado Moderno en Centroamérica. Arturo Taracena y Jean Piel (comp.)
guarde a V. Muchos años” es substituida por “Dios, Unión, Libertad”22. El 21 de
Agosto se eliminan las formas ceremoniales, símbolos y vestigios aristocráticos
o con alusión a la monarquía23, símbolos que también desaparecerán, como
veremos adelante, de las monedas.
El predominio liberal se hizo sentir más fuerte en los primeros meses del
gobierno provisional, como se demostró finalmente al prosperar la propuesta
de concebir la nueva entidad como una república federal. 24 La Constitución fue
proclamada oficialmente el 22 de noviembre de 1824, con lo cual las
Provincias Unidas se organizaron como República Federal de Centro América,
conformada por cinco Estados: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua
y Costa Rica.
Sin embargo más allá de la formalidad, que quedaría plasmada en la
constitución, las continuas tensiones entre el federalismo y centralismo y entre
el gobierno regional y los gobiernos estatales, determinarán el devenir trágico
de la nación centroamericana, parte del cual quedará plasmado en las
monedas emitidas entre 1824 y 1838.
2.2 La organización de la circulación monetaria (1823-1825)
En 1824, la Asamblea Nacional Constituyente de las Provincias Unidas del
Centro de América estableció, en la primera “Ley de la Moneda”, que toda la
moneda de oro y plata que se acuñase sería del peso y ley que le designaba el
gobierno español, y definió los signos e inscripciones que aparecerían en ellas.
Con respecto a los grabados de las monedas, la Ley de la Moneda, del 19 de
marzo de 1824, estableció lo siguiente:
25
San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica; CEMCA; FLACSO El Salvador; DRCST, 1995, pp.
45-48.
22
Townsend Ezcurra, Andrés. Op. Cit. p. 202.
23
Woodward, Ralph L. Op. Cit. p. 10.
24
Fonseca, Elizabeth. Centroamérica: Su Historia. San José: FLACSO, EDUCA, 1996. p. 134
25
Gurdián Montealegre, Raúl. Op. cit., p. 14.
"La Asamblea Nacional Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de
América, considerando que habiendo proclamado esta República su absoluta
independencia, es de toda necesidad fijar el peso, ley y tipo de moneda que
habrá de acuñarse en los estados que la componen – ha tenido a bien decretar
y decreta:
1.
Se prohibe la acuñación de toda clase de monedas con el busto, escudo
u otros cualesquiera emblemas que sean propios y distintivos de la
monarquía.
2.
Toda moneda de oro o plata que se acuñe en estos estados será del
peso y ley que le designaba el gobierno español, sin que en este punto
haya en modo alguno la menor diferencia.
3.
En el anverso de las monedas de plata que se acuñen en lo
sucesivo aparecerá figurada al natural una cordillera de cinco
volcanes y al lado derecho un sol comenzando a descubrirse por
detrás de la misma cordillera. La leyenda circular será “República
del Centro de América” y entre el principio y el fin de ella estará
indicado en números arábigos el año de la acuñación.
4.
El grabado del reverso presentará un árbol como emblema de la
libertad. A los lados del tronco del árbol se colocarán el número y
cifra que denoten el valor de cada pieza. En la inscripción “Libre
Cresca Fecundo”; y al pie las letras iniciales de los nombres del
ensayador, del lugar donde se hubiere verificado la amonedación y
los números que indiquen la ley de la plata o del oro según sea la
moneda.
5.
En las piezas menores de reales y medios, el grabado del anverso
presentará tres volcanes solamente; y en las demás será conforme
a lo dispuesto en los artículos precedentes.
6.
En los cuartillos no se grabará inscripción alguna. El símbolo del
anverso se reducirá a lo que previene el artículo anterior; y del
reverso al emblema del árbol, a la inicial del nombre del lugar en
que se acuñen y número que denote su valor.
7.
La moneda de oro se diferencia por el cordoncillo y por el sitio en
que
aparece el sol, que será al medio en el anverso.”
Esta ley es fundamental para analizar los diferentes aspectos políticos del
nuevo proyecto de la República Centroamericana, que se expresan mediante
los símbolos grabados en las monedas, pues fue vinculante para todas las
provincias de esta nueva unidad.
El artículo 1° de la ley expresa claramente la situación de independencia con
respecto a España, ya que el acuñar cualquier símbolo del Imperio Español
sería considerado un acto de sometimiento a él, aunque en el segundo punto
se mantiene su sistema monetario para garantizar la calidad de la moneda y su
aceptación por parte de otros estados y repúblicas en los que la moneda
española era aceptada.
Los artículos 3° y 7° se refieren al grabado del anverso de las monedas de
plata y oro, el cual estaría constituido por una cordillera de cinco volcanes,
elemento extraído del escudo de las Provincias Unidas del Centro de América,
establecido el 21 de agosto de 1823. Este concepto de cinco elementos que
representaban las cinco provincias centroamericanas, ya había sido acuñado
en la medalla conmemorativa de la independencia, emitida en Guatemala en
1822. El párrafo 17 del acta de Independencia del 15 de setiembre de 1821,
establece: “Que el Exmo. Ayuntamiento disponga la acuñación de una medalla
que perpetúe en los siglos la memoria del 15 de Septiembre de mil ochocientos
veintiuno en que Guatemala proclamó su feliz independencia.”
La medalla tiene en el anverso la figura de dos mundos que representan a
España y América; en el centro un ángel que tiene bajo el pie izquierdo
pedazos de las cadenas que nos unían, en actitud de separar ambos
hemisferios, y como orla tiene la leyenda: “El libre ofrece paz, pero el siervo
jamás”. Este grabado es opuesto al que tenían las monedas del tipo llamado
columnario, emitido durante la primera mitad del siglo XVIII, el cual tenía la
imagen de dos mundos unidos, que representaban al viejo y nuevo mundo,
coronados, sobre un mar y entre columnas, con la inscripción en la orla
“UTRAQUE UNUM” (ambos son uno).
Al otro lado de la medalla aparece un escultor terminando de labrar, en el
zócalo de un monolito piramidal, la inscripción: “15 de setiembre de 1821
Gener Gainza”, y encima del pedestal un escudo compuesto por tres volcanes;
además, cinco monolitos piramidales idénticos simbolizan las provincias
(Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica) y en la orla
aparece una inscripción que dice: “Guatemala libre e independiente”. 26
Sin embargo, el artículo 5° establece que en las monedas de baja
denominación, debido a su pequeño tamaño, se grabarían sólo tres volcanes.
Se podrían argumentar para ello razones de espacio si el diámetro de las
monedas en que se grabaron los tres volcanes hubiera sido idéntico, pero esto
se hizo en las monedas de ¼ (12 mm.) y ½ real (16 mm.), así como en las de 1
escudo (14 mm.).
¿Por qué se grabaron tres volcanes?. Es claro que el grabado debía tener
algún sentido, tal como lo tenían los cinco volcanes. Suponemos que se
decidió tomar la imagen del antiguo escudo de la ciudad de Santiago de los
Caballeros de Guatemala, compuesto tres volcanes, ampliamente reconocido
en toda Centroamérica y utilizado desde tiempos coloniales por diversos
26
Al respecto se puede consultar: Gurdián Rojas, Raúl. "Monedas de Costa Rica y sus
antecedentes". En: Boletín de la Asociación de Amigos del Museo Nacional, nº 18, marzo,
1966, p. 6.
Lines, Jorge. “Libre Crezca Fecundo”. En: Revista del Banco Nacional de Seguros. San José,
tomo II, n° 5, setiembre, 1946, pp. 7-8.
sectores importantes de la sociedad guatemalteca, entre ellos el Consulado de
Comercio, la Sociedad Económica de Amigos del País y la Catedral de
Guatemala. Como ya mencionamos, este escudo aparece también en la
medalla conmemorativa de la independencia de Guatemala.
La República Federal fue “un intento por mantener la antigua unidad colonial a
través de una nueva organización política”27, en la que Guatemala quiso desde
el principio asumir un papel protagónico y dirigir los destinos de la
organización, con el fin de mantener la preeminencia política y económica de
que gozó durante el período colonial. Así, Guatemala transmitió mediante las
monedas su visión de Centroamérica, identificándola con sus propios
símbolos, como una forma de legitimación y propaganda. Tal fue la
identificación de Guatemala con los símbolos de la Federación, que la
Asamblea Constituyente del Estado de Guatemala adoptó para sí, con unas
pocas variantes, el escudo de armas que antes se había decretado para toda
la República Federal. 28
Guatemala emitió sus primeras monedas con los símbolos federativos, tal y
como lo establecía la Ley de Moneda de la federación a partir de 1824, tanto
en plata como en oro. Honduras lo haría a partir de 1825 emitiendo monedas
de plata de 1 y 2 reales, al igual que Costa Rica que acuñó moneda de oro en
distintas denominaciones. Sin embargo, las deficiencias técnicas para
acuñación (troqueles, maquinaria y grabadores) en estos dos estados hizo que
los grabados de las monedas mostraran diferencias sensibles con respecto a
las monedas guatemaltecas en cuya casa de acuñación existía mejor
maquinaria y experiencia, dado que el cuño había sido fundado en 1733,
mientras que el de Honduras fue establecido en 1822 y el de Costa Rica en
1824. Estas diferencias causaron un serio problema entre el Gobierno Federal,
establecido en Guatemala, con Honduras y Costa Rica, al considerar el
27
Pérez Héctor. Historia General de Centroamérica. Tomo III. San José: FLACSO-Programa Costa
Rica, 1994, p. 133.
28
Marure, Alejandro. Bosquejo histórico de las revoluciones de Centroamérica desde 1811 hasta
1834. 2a. ed. Tomo I. Guatemala: Editorial del Ministerio de Educación Pública José de Pineda Ibarra,
1960, p.121.
primero que, al ser diferentes, las monedas podían causar un grave daño a la
nación (República Federal) por lo que se ordenó la suspención de la acuñación
en ambos estados, hasta que se tuvieran las matrices iguales a las de
Guatemala para producir moneda, disposición que se acató. 29 Aún así, estas
monedas se mantuvieron en circulación, por lo menos para el caso de Costa
Rica, hasta 1833, muy probablemente facilitado por el período de inestabilidad
política en que entró la República Federal a partir de 1827 y a la necesidad real
de moneda, que no pudo ser suplida por estos estados sino hasta el
establecimiento de casas de moneda, debidamente equipadas con maquinaria
y troqueles adecuados, lo que para el caso de Costa Rica sucedió en 1828 y
para Honduras a principios de la década de 1830. En este período, tanto El
Salvador como Nicaragua utilizaron las monedas acuñadas en las cecas de
Guatemala, Honduras y Costa Rica. Sin embargo es importante enfatizar que
la escasez de moneda fue la constante en Centroamérica durante la mayor
parte del siglo XIX, por lo que a la par de las monedas propias circulaban las
de origen colonial, las de otros estados de América recién independizados y la
de estados con los cuales se mantenían relaciones comerciales, como es el
caso de Inglaterra, Francia y los Estados Unidos.
2.3 Crisis en el proceso de unificación: conflictos internos, inestabilidad
política y monedas provisionales (1827-1829).
Las diferencias al interior de la Federación especialmente con un grupo
oligarca guatemalteco que quería imponer un régimen centralista en
Centroamérica
provocaron la invasión de la columna salvadoreña a
Guatemala, el 17 de Marzo de 1827, lo cual marcaría el inicio de los
enfrentamientos armados que se extendieron por Guatemala, El Salvador y
Honduras hasta 1829. Manuel José Arce dejó la presidencia del gobierno
federal a cargo de Mariano Beltranena y partió a la cabeza de las tropas
federales con las cuales penetró en territorio Salvadoreño en febrero de
1828.30 San Salvador fue sitiado en marzo iniciándose un período de lucha
29
30
Castillo Flores, Arturo, Op. cit., p. 48
Woodward, Ralph L. Op. Cit. p. 13.
que terminó en setiembre de 1828 con el triunfo de los salvadoreños bajo las
órdenes del Vice-Jefe del Estado, Don Mariano Prado.
Durante este conflicto federal, el hondureño Francisco Morazán emergió como
la figura militar más destacada del bando liberal. Tras la intervención de las
tropas federales en Honduras, en 1827, Morazán había organizado sus fuerzas
en Choluteca, con tropas hondureñas, nicaragüenses y salvadoreñas e iniciaría
la lucha contra las tropas federales, tomando Comayagua. Durante el sitio de
san Salvador, Prado pidió ayuda al Estado de Honduras, presidido por el
general Francisco Morazán, quien, preparó un ejército para combatir a las
tropas federales que estaban interviniendo en El Salvador 31. El 18 de Junio de
1828, Morazán dejó la Jefatura de Honduras en manos de su allegado Diego
Vigil y en julio de 1828 sus tropas entraron finalmente en combate en suelo
salvadoreño, logrando una importante victoria en la batalla de Gualcho.
Durante el sitio y debido a la dificultada para obtener moneda y reunir fondos,
el estado Salvadoreño tomó en calidad de empréstito alhajas de oro y plata de
las “ Iglesias del Estado”, material con el cual se acuñarían monedas
provisionales en una ceca establecida para tal fin. Estas monedas, conocidas
posteriormente como “monedas de Prado”, se acuñaron en plata en
denominaciones de ¼ de real, 2 y 4 reales.32
Las monedas tenían los siguientes grabados: por el anverso, al centro, un
volcán humeante sobre las olas del Océano Pacífico y la orla “Moneda
Provisional”, las iniciales del ensayador y el año (1828), y por el reverso, al
centro, una columna de la libertad, sobre las olas del mar y flanqueada por el
valos, en cuya parte superior contiene un gorro frigio y la orla “Por la libertad
Salv” “10 Ds. 20 Gs.”.
Este acto, además de ser de tipo económico, fue también un acto de soberanía
política, ya que se adoptó un diseño para las monedas que se alejaba de lo
estipulado por la Ley de Moneda de la Federación de marzo de 1824, y en el
cual se hacía referencia a ideales de libertad. El uso y circulación de estas
31
32
Durón, Rómulo E. Op. Cit. p. 237.
Jovel, Roberto. Op. cit, pp. 44-45
monedas en una ciudad citiada sirvió como vehículo transmisor que llevó esos
ideales a una gran parte de la población.
A finales de 1828 se organizó el Ejército Aliado Protector de la Ley, compuesto
por fuerzas hondureñas y salvadoreñas, el cual inició su marcha hacia
Guatemala. El Salvador realizó elecciones a inicios de 1829 donde nombró
Jefe de Estado a José María Cornejo, quien seguirá apoyando a Morazán en el
esfuerzo bélico33, incluido el aporte de dinero obtenido de empréstitos forzosos
a particulares. Morazán procede a invadir Guatemala a inicios de 1829 y, para
marzo, su ejército tiene cercada la ciudad de Guatemala y se reestablece el
gobierno liberal guatemalteco en Antigua.
La moneda provicional salvadoreña se utilizó también en otros estados. A
principios de 1829 la ocupación de parte del territorio guatemalteco por tropas
salvadoreñas, del Ejército protector de la Ley, produjo que en el Departamento
de Chiquimula, colindante con el Estado de El Salvador, se obligara al
intendente de dicho departamento a aceptar la moneda provisional
salvadoreña de Prado34. Esta acción fue un acto político, económico y
simbólico claro de la imposición y preponderancia de un Estado sobre otro que
tiene que aceptar, incluso, monedas con símbolos que identifican al primero,
en una clara pérdida de soberanía de parte del territorio guatemalteco.
Superada la crisis federal, en agosto de 1829 el gobierno del Estado de
Guatemala ordenó la desmonetización de la moneda provisional salvadoreña y
su reacuñación en la Casa de Moneda de Guatemala 35 lo cual formó parte de
las acciones de recuperación de su soberanía.
La unión de El Salvador con Honduras y la insuficiencia de numerario del
segundo, cuya casa de acuñación no estaba funcionando, permitieron que se
aceptara la circulación de la moneda provisional salvadoreña durante los
primeros meses de 1829. Sin embargo, en julio del mismo año el Estado de
33
Rafael Reyes. Nociones de Historia de El Salvador. San Salvador: Ministerio de Gobernación,
Fomento y Agricultura. 1920. p. 66
34
Jovel, Roberto. Op. Cit, pp. 79-80.
35
Ibid, p. 80
Honduras prohibió su circulación dad la mala calidad de la moneda provisional
salvadoreña y la solución de los problemas de numerario.36
Las
intervenciones
de
Guatemala
en
El
Salvador
habían
afectado
sensiblemente el erario guatemalteco y la Casa de Moneda no disponía de los
fondos necesarios para adquirir metales y acuñar moneda. Al estar sitiada la
ciudad tampoco existía la posibilidad de ingresar metales. Por esta razón, y
ante la escasez de moneda, el Gobierno de Aycinena recurrió a solicitar a las
iglesias que entregaran en calidad de préstamo joyas y alhajas para acuñar
una moneda provisional para financiar los gastos más urgentes. De esta
manera, en febrero de 1829, se procede a acuñar una moneda de ley de 9
dineros, de un real, con el mismo tamaño y peso que las de la Federación 37 y
con los siguientes grabados: por el anverso, al centro, el escudo de cinco
volcanes de la República de Centroamérica y la orla “Estado de Guatemala”;
por el reverso, al centro, un árbol flanqueado por el valor, y la orla “Moneda
Provisional”.
Esta moneda, emitida en condiciones muy similares que las de la etapa del
sitio de San Salvador en 1828, tiene la particularidad de que mantiene los
símbolos de la Federación, a diferencia de San Salvador que utiliza otros
distintos, con los cuales, como dijimos anteriormente, se identificaba
plenamente Guatemala habiendo adoptado, incluso, el escudo de la
Federación como escudo del Estado en 1824. Pero cabe preguntarse ¿ por
qué entonces se varió la leyenda de la orla enfatizando el carácter de la
moneda como provisional del Estado de Guatemala ?. Hipotéticamente
podríamos afirmar que:
1. Había una conciencia clara de la existencia de una crisis seria de la
Federación que, por el momento, se encontraba en sumida en un conflicto
interno.
2. Además del problema federal, la invasión que estaba sufriendo Guatemala
era una invasión contra el Estado, es decir, contra una unidad territorial con
36
Loc.cit.
Jovel, Roberto. Monedas de Necesidad de Guatemala: siglos XVII a XIX. Santiago de Chile: LOM
Ediciones, 2001, pp. 43-44.
37
una población, sentimientos, unidad e identidad local particular, por lo que la
moneda provisional si bien mantenía los ideales federales, representaba un
símbolo de la soberanía y de libertad del Estado de Guatemala. Hay que
recalcar que el árbol de ceiba acuñado en las monedas, en la Federación,
fue emblema de libertad.
Como podemos ver, tanto en el caso de las monedas provisionales de San
Salvador como las de Guatemala, las monedas sirvieron como un elemento de
separación temporal del proyecto federal e identificación y agrupación de la
élite dirigente y de la población en torno a ideales locales en momentos de
crisis política que afectaba directamente los intereses estatales particulares.
La rendición final de Aycinena se dio el 12 de abril, poniendo fin a tres años de
guerra. En Guatemala, se restauraría el gobierno de Juan Barrundia, y su
hermando José Francisco Barrundia asumiría la presidencia de la República
Federal. La moneda provisional sería desmonetizada y se restablecería la
acuñación de la moneda del tipo de la Federación.
Mientras se desarrollaba el conflicto en los estados del norte centroamericano,
el gobierno de Manuel Antonio de la Cerda en Nicaragua no estaría libre de
contradicciones, y terminaría dividiéndose en 1826 en el contexto de la
convocatoria de Arce al Congreso Extraordinario. Cerda (aliado de Mariano
Aycinena) reprime al sector de oposición en la asamblea y ésta desconoce su
autoridad formando un nuevo gobierno en Granada. Nuevamente los sectores
afincados en Managua y Rivas -dirigidos por el propio Cerda- se enfrentarían
con los grupos sublevados de León y Granada, encabezados por el vicejefe
Argüello. El conflicto que estalla a inicios de 1827, aunque inmerso en las
alianzas y enemistades que dividían toda Centroamérica respondía más a
motivaciones y rencores locales. La lucha se extendió hasta 1829 cuando –
tras la derrota de Cerda unos meses antes por parte de los sublevados- se da
una nueva intervención del gobierno federal, esta vez a cargo de Dionisio
Herrera, quien lograría conformar un nuevo gobierno central y asumiría la
jefatura de estado.38
38
Gámez, José Dolores. Op. Cit. p. 265-276.
En lo que a la circulación monetaria se refiere, en Nicaragua continuaron
circulando monedas coloniales, otras acuñadas en dicho estado entre 1823 y
1824, del tipo macuquino, así como de la Federación, acuñadas en Guatemala,
Honduras y Costa Rica, y otras provenientes de diferentes estados de América
y Europa.
El gobierno de Costa Rica, que estuvo al margen del conflicto del norte,
permaneció bajo el control de Juan Mora Fernández durante cuyo gobierno se
emitió un decreto, el 1º de abril de 1829, donde se declaraba detentora de su
plena soberanía política y territorial y fuera de toda responsabilidad de los
acuerdos dictados por los bandos en lucha, lo que manifiesta distancia con que
se posicionaba este estado con respecto a los conflictos federales.
Sin
embargo, el mismo decreto aclaraba que no se renunciaba al pacto federal 39.
Esta situación permitió que se mantuviera en circulación las monedas de oro
emitidas durante 1825, cuya calidad de grabados cuestionó el gobierno federal,
prohibiendo su circulación en ese mismo año. Para 1828 se estableció una
casa de moneda en San José la que, a partir de 1829, emitió monedas de oro
con fecha 1828, con los símbolos de la Federación, tal y como lo estipulaba la
ley de moneda federal de 1824, muy probablemente siguiendo la marcha de
los sucesos con el restablecimiento de la República Federal.
2.4 El gobierno de Morazán (1830-1838): reunificación y ocaso de una
república en crisis: las monedas federativas y provisionales (locales)
como reflejo de la inestabilidad política.
El segundo intento por establecer un gobierno federal efectivo se dio bajo el
mando del mismo Francisco Morazán, quien resultó electo a mediados de 1830
tras la restitución del orden constitucional. Dicha restitución involucró medidas
fuertes de imposición del control político como la persecución de los
conservadores más prominentes, la expulsión del arzobispo de Guatemala y el
comienzo de la expropiación de las órdenes religiosas40. Estas medidas ponen
39
40
Taracena, Arturo. “Nación y República...” Op. Cit. p. 50.
Pérez Brignoli, Héctor. Breve Historia de Centroamérica. Op. Cit. p. 85
en evidencia lo que sería el proyecto morazanista de la Federación, bien
asentado en reformas liberales con acciones fuertes por parte del gobierno.
La primer labor del nuevo gobierno fue consolidar la hegemonía, ya que se
produjeron diversos intentos de “restauración” por parte de los vencidos de la
guerra. En 1831 se dan dos levantamientos conservadores en Honduras que
toman Omoa y Trujillo, los que controlarán cerca de un año. Al año siguiente,
Manuel José Arce ingresa con sus tropas a Escuintla, en el Soconusco, donde
será derrotado por tropas federales con apoyo de los quezaltecos. 41
Si bien dentro de esta búsqueda por consolidar la Federación se trató de
restablecer como monedas únicas las definidas en la Ley de Moneda de la
Federación, de 1824, la realidad de los problemas económicos de los estados
centroamericanos requirió de la toma de medidas de emergencia por parte de
varios de ellos para solventar los problemas de escasez de moneda. Lo curioso
en todo esto es que las soluciones utilizaron, a nivel iconográfico, el uso de
símbolos muy particulares de tipo local.
Como mencionamos en el apartado anterior, después del triunfo de Morazán
en 1829 Guatemala volvió a acuñar las monedas con los símbolos de la
Federación, abandonando y desmonetizando la moneda provisional de 1829.
Las monedas provisionales de San Salvador, de 1828 habían seguido una
suerte similar en Guatemala. Sin embargo, la escasez de moneda hizo que
esta y otras emisiones provisionales posteriores se mantuvieran en circulación
por lo menos hasta 1835 en que el Gobierno Federal prohibió la utilización de
moneda provisional en Centroamérica.
En 1830 durante el Gobierno de José María Cornejo en El Salvador, debido a
la escasez de numerario, circulaban gran cantidad de monedas de diferentes
procedencias habiéndose detectado una importante circulación de moneda
falsa de 4 y 8 reales, tanto redondos como macuquinos siendo prohibida
indiscriminadamente su circulación. Esto agravó los problemas de falta de
moneda para las transacciones comerciales, por lo que el gobierno decidió
autorizar la circulación de aquellas monedas que se demostrara eran legítimas,
por medio de un resello compuesto por el escudo de armas del Estado de El
Salvador, es decir, un volcán como el de las monedas provisionales de 1828,
flanqueado por las iniciales “S.S”, de San Salvador, y el año de “1830”.42 Este
resello era también una muestra de la falta de unidad de la República Federal
en asuntos tan trascendentantes como la circulación monetaria.
Morazán era consciente de la animadversión que existía en el resto de
Centroamérica acerca de la injerencia de los guatemaltecos sobre el Gobierno
Federal y,
queriendo consolidar un poder efectivo y fuerte sin entrar en
conflicto con el gobierno estatal de Guatemala, en manos de Mariano Gálvez,
decide trasladar la capital federal a San Salvador, lo que conseguiría hasta
1834. Sin embargo, el cambio de sede no lograría eliminar la dependencia del
gobierno federal en Guatemala, que por su concentración demográfica e
importancia económica seguía siendo la región más importante del istmo 43.
En 1832 Morazán, con las intenciones de trasladar el gobierno federal a San
Salvador, ocupó la ciudad de Santa Ana y pidió a los estados de Honduras y
Nicaragua ayuda para combatir al jefe de estado de El Salvador. El gobierno
de El Salvador, dirigido por José María Cornejo, decide desconocer al gobierno
federal en defensa de su autonomía, ante el inminente traslado de los poderes
nacionales a ese estado, lo que veían como tendencias intervensionistas por
parte de Morazán; esto motivaría a una intervención militar federal que
reintegría el estado insumiso a la Federación44.
Ante la amenaza de guerra y la necesidad de recursos para afrontarla, se
estableció una casa provisional de acuñación de moneda en San Salvador.
Así, durante la guerra se acuñaron monedas provisionales, muy similares en su
diseño a las de 1828, cuyo grabado básico es el siguiente: en el anverso, al
centro presenta el escudo de armas del El Salvador, compuesto por un volcán
(el Izalco) que en esta ocasión tiene una estrella radiante sobre él, y bajo el
cual puede o no haber un océano y está flanqueado por las iniciales “S.S” o
41
Alvarado García, Ernesto. Op. Cit. p. 204-205
Jovel, Roberto. Historia Numismática de El Salvador en el siglo XIX. Op. Cit, p. 55
43
Pérez Brignoli, Héctor. Breve Historia de Centroamérica. Op. Cit. p. 85-86.
44
Reyes, Rafael. Op. Cit. p. 70-71.
42
por el valor. Como orla las monedas tienen la leyenda “Por la libertad del
Salvador”
Salvadore”.
o la variante “Por la libertad del Salvado” o “Por la Libertad
Por el reverso, contienen una columna flanqueda por el valor,
sobre la cual se aprecia un gorro frigio. En la orla aparece la leyenda “Moneda
Provisional” el ensayador y la fecha.
Es importante destacar que, al acto de declaratoria de la soberanía le sigue el
de acuñar monedas con símbolos que expresan la misma con respecto al
gobierno federal, al sustituir el escudo de la Federación por el del Estado de El
Salvador, en el anverso, y en el reverso grabar un símbolo de libertad como lo
es el gorro frigio. Aquí, nuevamente, la moneda se convierte en un vehículo
para transmitir una serie de símbolos que expresan las circunstancias e ideales
políticos (soberanía, libertad) de un momento específico de la historia del El
Salvador.
Entre los años de 1833 y 1834, durante el Gobierno de Joaquín de san Martín
en El Salvador, se siguieron acuñando monedas provisionales básicamente
con los mismos grabados de las emitidas durante la época de Cronejo, en un
contexto
caracterizado por la continuidad de la pugna entre el estado
salvadoreño y la Federación.45 Morazán depuso a San Martín en junio de 1834
y durante los meses siguientes se sucedieron varios jefes provisorios. La sede
del gobierno federal quedó en San Salvador, mientras que la del gobierno de
El Salvador se ubicó en San Vicente. Durante el gobierno del Vice-Jefe José
María Silva, por no aceptación del cargo del Jefe Supremo del Estado electo,
Dionisio Herrera, se procedió a resellar la moneda provisional con la marca de
un “serrucho”, una vez comprobada su calidad, en vista de la circulación de
monedas falsa de este tipo46.
En 1835 se prohibió la aceptación de las monedas provisionales de San
Martín, por determinarse que se encontraban bajas de ley, y posteriormente se
llevó a cabo la última acuñación de moneda provisional salvadoreña, durante el
gobierno de Nicolás Espinosa, que mantuvo los diseños básicos de las
anteriores emisiones provisionales con los símbolos particulares del estado de
45
Al respecto confróntese: Jovel, Roberto. Historia numismática de El Salvador en el siglo XIX. Op.
cit, pp. 65-68.
El Salvador, aún cuando San Salvador era el Distrito Federal. Esta emisión se
hizo en plata, en denominaciones de ½ y 1 real, dada la necesidad de moneda
fraccionaria para las transacciones comerciales y ante la incapacidad del
gobierno Federal para resolver la situación y llevar adelante un proyecto de
instalación de una ceca en El Salvador, para acuñar moneda oficial de la
Federación.47 Esta circunstancia muestra parte de los problemas que tuvo la
Federación para unificar los territorios y su gobierno, en lo cual se mezclaron
circunstancias políticas, económicas y hasta geográficas.
El estado de Honduras no escapó a una situación similar. En 1832 el jefe
supremo del Estado José Antonio Márquez, considerando que este estado
había sido invadido por las fuerzas al mando del Coronel Vicente Domínguez,
puso en circulación moneda provisional de plata con ley de 6 dineros, la mitad
de lo establecido por la Federación. Esta moneda tenía la finalidad de proveer
los fondos necesarios para financiar las fuerzas armadas para contrarrestar la
invasión.
El diseño de la moneda tenía en el anverso el escudo de la
Federación, compuesto por cinco volcanes con un sol naciente tras el primer
volcán, pero con la orla “Mon. Provisional del Est. de Hon.”, y por el reverso, al
centro, el árbol y la orla “Libre Crezca Fecundo. T. 1832. F.”. Este diseño se
aplicó en las monedas de 1 y 2 reales, pero también se acuñaron monedas de
½ y ¼ de real.48 Nuevamente, podemos ver como en circunstancias políticas
de crisis se materializa en la moneda el nuevo status político.
La moneda provisional hondureña se mantuvo en circulación hasta la
disolución de la Federación pese a la prohibición que la Federación hiciera, en
el año de 1835, contra la emisión de moneda provisional hecha por los estados
de Honduras y El Salvador, decretando que ningún estado podría acuñar
moneda provisional ni bajo la denominación de la República, sino conforme a
la ley del 19 de marzo de 182449. Esto sobre todo porque algunas monedas
como las de Honduras se emitían con menos contenido de plata del que
establecía la Federación.
46
Ibid, pp. 71-74.
Ibid, pp. 74-78.
48
Castillo Flores, Arturo. Op. cit., pp. 60-61
49
Ibid, p.79.
47
Para el caso de Nicaragua, durante esta etapa no realizaron acuñaciones, al
no contar con casa de moneda, por lo que la circulación monetaria estaba
reducida a la moneda colonial, la de la Federación, acuñada en Guatemala,
Honduras y Costa Rica, las provisionales de otros estados centroamericanos y
la de otros estados de América y Europa.
Las circunstancias de inestabilidad política de la Federación, especialmente los
conflicto en el norte de la República, permitieron que Costa Rica mantuviera
las monedas fabricadas en el cuño provisional de los Horcones, en 1825, hasta
el año de 1833 en que fueron amortizadas. Ya desde 1829 Costa Rica estaba
emitiendo moneda de oro de acuerdo con las leyes federales y a partir de 1831
empezó a emitir moneda de plata.
Morazán heredó de la guerra un grave problema financiero y una creciente
deuda con el extranjero, especialmente con Inglaterra. Los ingleses, a través
del comisionado Chatfield, lograron establecer una influencia cada vez más
contundente en el istmo, no sólo en el plano económico y diplomático si no
también a través de la extensión de los territorios bajo su control a lo largo del
litoral caribeño centroamericano. La crisis de finanzas también afectará las
relaciones entre el gobierno nacional y los estados y no es extraño que
coincidiera el decreto que pasó las rentas de las aduanas al Gobierno Federal
en 1838, con la separación de los estados de Nicaragua, Honduras y Costa
Rica del pacto federal50. La primacía de los intereses locales por encima del
proyecto federal se fortaleció con el relativo crecimiento económico que
vivieron las exportaciones de añil y grana a inicios de los años treinta, ya que
no existe ninguna élite productora o comercial que dependa del proyecto
federal para su éxito económico; en ese sentido las cargas impositivas que
significa el aparato nacional son duramente criticadas desde los espacios
estatales.
El debilitamiento de la República Federal no se debía únicamente a las
revueltas o levantamientos que buscaban una restauración conservadora. Los
mismos estados dominados por líderes liberales empezaron a prescindir
políticamente del ejecutivo nacional. La necesidad de controlar El Salvador fue
otra de las razones para el traslado de las autoridades federales a San
Salvador en 1834 y Morazán mantendrá durante los años siguientes un control
fuerte de la situación política interna del Estado, decretando a San Salvador y
sus territorios aledaños como Distrito Federal bajo su control directo, relegando
la jefatura de estado a la ciudad de San Vicente 51. Si bien en este caso el
Presidente toma el control de la situación, otros estados lograron independizar
su acción política sin entrar en confrontación directa con las autoridades
federales, como es el caso del gobierno de Mariano Gálvez en Guatemala y el
de Braulio Carrillo en Costa Rica, quien comienza a promover la primera
expansión cafetalera.52 El gobierno del primero llegó incluso a decretar que
Guatemala era un estado preexistente a la Federación, lo que sería utilizado
como antecedente en 1847 al declararse la República.
En la mayoría de los estados centroamericanos se realizaron reformas de
carácter liberal, promoviendo el libre comercio y la exportación de productos,
las reformas fiscales y jurídicas al igual que las reformas educativas y la
libertad de cultos.
Estas reformas tenían como objetivo terminar con tres
características básicas del régimen colonial, la injerencia de la iglesia en el
poder, la separación entre las poblaciones indígenas y el resto del estado y
lograr la vinculación al mercado internacional53.
3. Los estados centroamericanos
(1838-1847): de la disolución de la
Federación al
establecimiento de Guatemala como República
El período que va de 1838 a 1842 es uno de los más confusos en la historia
centroamericana, marcado por la guerra, los cambios de gobiernos, el
separatismo y las presiones inglesas.54
Durante 1838, los gobiernos de
Nicaragua, Honduras y Costa Rica declaran su separación formal de la
50
Reyes, Rafael. Op. cit., p. 85.
Ibid, pp 79-84.
52
Taracena, Arturo. “Nación y República...” Op. Cit. p. 53.
53
Pérez Brignoli, Héctor. Op. Cit. p. 89.
54
Pérez Brignoli, Héctor. Breve Historia de Centroamérica Op. Cit. p. 87.
51
Federación. Al año siguiente, los gobiernos de Honduras y Nicaragua se alían
en contra de El Salvador y de Morazán, quien había llegado a asumir el
gobierno de dicho estado55. En Guatemala, mientras tanto, Carrera vuelve a
ganar terreno y entra en la capital del Estado restituyendo al Jefe Rivera Paz y,
a inicios de 1840, los guatemaltecos iniciarán una campaña contra el Estado
de Los Altos cuyos líderes apoyaban a Morazán y donde se habían refugiado
los principales líderes liberales. Los indígenas de la zona apoyaron la
avanzada de las tropas de Carrera y para febrero de dicho año el sexto estado
de la federación había dejado de existir. Morazán se decide entonces a invadir
Guatemala en marzo de 1840, a pesar de la continuación de su conflicto con
Nicaragua y Honduras, pero en poco tiempo fue derrotado por Carrera quien a
la vez envió tropas a Sonsonate y San Salvador obligando a Morazán a huir
hacia Panamá y después Perú56.
La salida de Morazán de Centroamérica pondrá fin definitivo a la Federación;
su intento por restablecerla tomando el control de Costa Rica, en 1842,
terminará trágicamente con su fusilamiento en San José, el 15 de septiembre
del mismo año57.
3.1 Las nuevas formas de organización política
Para el año de 1838 se criticaba al orden federal por estar contrapuesto a las
realidades e intereses de quienes dirigían los varios estados centroamericanos.
El rechazo se enfocaba hacia lo poco apto del sistema federal, a la injerencia
del Poder Ejecutivo nacional y el malestar por los impuestos y obligaciones que
el sistema exigía, de hecho se culpaba al ordenamiento político plasmado en la
constitución de 1824 como el culpable de la inestabilidad y los enfrentamientos
que asolaban la región. Tras el restablecimiento de la paz en 1829 se habían
dado varios llamados a la reforma federal, muchos de ellos orientados a
reformar la constitución.
55
Alvarado García, Ernesto. Op. Cit. p.212-216.
Solórzano, Juan Carlos. “Rafael Carrera...” Op. Cit. pp. 20-21.
57
Pérez Brignoli, Héctor. Breve Historia de centroamérica. Op. Cit. p. 87.
56
Finalmente, estos deseos manifiestos se concretan de manera individual por
cada estado.
Durante 1838 y 1839 todos los estados centroamericanos
convocarán asambleas constituyentes para que revisen las constituciones
estatales emitidas entre 1825 y 1826.
El primer estado en hacerlo es
Nicaragua, donde el conflicto entre las ciudades de León y Granada durante el
lustro anterior llevaron a la necesidad de una recomposición del orden estatal.
En abril de 1838 se establece en Chinandega la nueva Asamblea
Constituyente, quienes decretarán el 30 del mismo mes que Nicaragua es un
estado libre, soberano e independiente 58. El precedente dado por Nicaragua
llevará a que el mismo Congreso Federal decida, en mayo del mismo año, que
cada estado es libre de organizarse como mejor le parezca, siempre que
mantenga el principio republicano y representativo, dando pie a que los otros
estados comiencen procesos de reforma parecidos. El 9 de junio, el decreto
planteado por el diputado federal guatemalteco Juan José Aycinena precisa el
sentido que se le daba a dicha reforma al declarar que los Estados debían
“reasumir completa e inmediatamente la plenitud de su soberanía e
independencia”59.
Ya para el mes de mayo, poco después del golpe de estado que instaura en el
poder a Braulio Carrillo de forma vitalicia, se instala en Costa Rica una
asamblea constituyente que declara en noviembre el estatus de libre, soberano
e independiente para dicho estado. En Honduras la constituyente reunida en
Comayagua decretará el 30 de octubre una resolución análoga 60.
En
Guatemala esta declaratoria se hará a mediados de 1839, pocos días después
de que Carrera le restaurara el mando al Jefe Rivera Paz. A pesar de que los
salvadoreños convocan una constituyente a mediados de 1838, el desarrollo
de la guerra interrumpirá y atrasará las labores de la misma hasta abril de
184061.
Los nuevos ordenamientos estatales, en la mayoría de los casos restablecieron
también algunas leyes y disposiciones que habían sido transformadas por la
58
Gámez, José Dolores. Op. Cit. p.318.
Taracena, Arturo. “Invención criolla, Sueño Ladino...” Op. Cit. p. 181.
60
Durón, Rómulo E. Op. Cit. p. 242-243.
61
Reyes, Rafael. Op. Cit. p. 102.
59
reforma liberal. Los estados restablecieron los códigos judiciales coloniales,
restituyeron los fueros eclesiásticos y eliminaron algunos impuestos directos.
Las nuevas circunstancias políticas de la mayoría de los antiguos estados de la
Federación, tuvieron consecuencias en la definición de nuevos tipos
monetarios y en algunos casos en las imágenes que se grabaron en las
monedas, en las que que van a expresar los nuevos ideales de conformación
de los estados.
En el caso de Guatemala, en 1839, la circulación monetaria era muy diversa,
circulando monedas del tipo macuquino, muchas de las cuales eran falsas o de
baja ley. Por dicha razón, se procedió verificar la calidad de la macuquina
circulante y a resellar aquellas autorizadas para circular, con un resello de seis
milímetros, utilizando un grabado de tres volcanes y un sol radiante en el cenit.
Guatemala había adoptado, en 1824, como escudo del estado el mismo de la
Federación, compuesto por cinco volcanes y un sol y ahora utilizaba uno
similar sólo que conformado por tres volcanes, muy posiblemente como una
reminiscencia del antiguo escudo de la antigua ciudad de Santiago de los
Caballeros y pretendiendo romper su ligamen, a nivel iconográfico en las
monedas, con el sistema de organización política anterior. Este resello se
aplicó en las macuquinas entre abril de 1839 y 1840.
Por otro lado, en 1838 cuando Rafael Carrera depuso al jefe de estado
Mariano Gálvez, los vecinos de Quetzaltenango consideraron que era el
momento propicio para separarse del Estado de Guatemala y fundar el Estado
de los Altos, el cual fue reincorporado al estado guatemalteco, por la fuerza, en
1840.
Al igual que sucedía en Guatemala, en Los Altos corría moneda
macuquina falsa o de baja ley, por lo que entre 1839 y 1840, se recurrió a
resellar la moneda legítima con un grabado de un volcán sobre el cual se
asienta un quetzal, imagen que representaba una parte del escudo de armas
de Los Altos.62 La aplicación de este resello fue un acto de soberanía del
62
Para ampliar este tema confróntese: Jovel, Roberto. Monedas de Necesidad de Guatemal. Op. Cit.,
pp. 60-71.
Estado de los Altos en cuanto a la determinación del tipo de moneda que
usaría, identificándola con sus propios símbolos.
En El Salvador, con la disolución de la Federación Morazán se había
establecido como jefe de estado. La escasez monetaria continuó y esta
situación se agravó con la llegada de monedas de baja ley de la Confederación
Peruano-Boliviana, las cuales no eran muy acepatadas para las transacciones,
aunque con el tiempo se aceptaron con un valor cercano al intrínseco y no al
nominal. Aún así, existía también en circulación una importante cantidad de
moneda fraccionaria peruana que sí tenía la calidad de metal para circular, por
lo que el gobierno de Morazán dispuso resellarlas con el grabado de un volcán,
escudo de armas del estado de El Salvador, con la fecha en su base, para que
el público las pudiera reconocer y utilizar en las transacciones comerciales por
su valor nominal. Este resello se aplicó enel año de 1840, aún cuando aparece
fechado 183963.
En Honduras, entre 1839 y 1842, se continuó la acuñación de moneda
provisional con las imágenes de la Federación, con la única diferencia de que
en la orla del anverso tienen la leyenda “Moneda provisional de Estado de
Honduras”. El mantenimiento de los símbolos de la Federación en las monedas
muy probablemente estuvo relacionado con mantener una actitud de cautela
ante los acontecimientos que se estaban desarrollando en Centroamérica y la
posibilidad de restablecer una nueva organización política de carácter regional.
Para el caso de Nicaragua, la inestabilidad política, unida a la falta de una casa
para la acuñación de moneda, hiciceron que la circulación estuviera
caracterizada por monedas de las más diversas procedencias: desde las
coloniales, las de otros estados centroamericanos, como también las de otros
estados americanos independientes.
63
Al respecto confróntese: Jovel, Roberto. Historia Numismática de El Salvador en el siglo XIX. Op.
Cit., pp. 99-107
Costa Rica fue el estado que probablemente llevó adelante las reformas más
radicales, en cuanto a las imágenes en las monedas, en relación con el nuevo
proyecto político de estado independiente.
La separación de Costa Rica de la República Federal significó para los
dirigentes del Estado la recuperación de la soberanía y la obtención de la
absoluta independencia. El uso de objetos con un contenido simbólico relativo
a la Federación, como la bandera, el escudo y las monedas, representaba el
sometimiento a aquella. Por eso, luego de separarse Costa Rica, una de sus
primeras acciones consistió en elaborar los reglamentos para la emisión de
monedas con los grabados que representaran su nueva situación política.
En 1839 Carrillo emitió el Reglamento de Hacienda, en el cual se reorganizaba
la planta de empleados de la Casa de la Moneda. En el artículo 16 fijaba el
peso y tipo de las monedas de oro y plata que se acuñarían. Estas monedas
no se acuñaron sino hasta 1842, aunque el escudo que llevaron, una estrella
radiante, fue diferente al establecido en el Reglamento de año citado. El 21 de
abril de 1840, el gobierno de Carrillo dispuso que, “(...) disueltos los lazos
federativos que unieron este Estado a los demás de Centro América, y
recobrada su soberanía, es ya impropio el uso del pabellón y armas nacionales
(de la Federación)”; por lo tanto, acordó que “el escudo de armas del estado
será una estrella radiante(...) y que (...) el gran sello del Estado, el del
Gobierno, el de sus agentes, y la moneda de cualquiera tamaño y metal
llevarán el mismo escudo(...)”64
En esa misma fecha, Carrillo habló al pueblo refiriéndose al decreto anterior en
los siguientes términos: “Fuera ya esos volcanes, símbolos de la anarquía y de
la destrucción política de Centroamérica: aparezca en el horizonte esa estrella
radiante que ha de guiar la marcha política de los Estados.”65 Este extracto del
discurso de Carrillo evidencia cómo el uso de los símbolos se halla en función
64
Colección de leyes y decretos expedidos por los Supremos Poderes Legislativo, Conservador y
Ejecutivo de Costa Rica, en los años de 1839 y 1840. Tomo IV. San José: Imprenta de La Paz, 1860, p.
319.
65
Soto Hall, Máximo. “Capítulos de un libro inédito”. En: Revista de Costa Rica del siglo XIX. San
José, tomo I, Tipografía Nacional (MCMII), p. 59.
de los intereses de quien los usa: lo que para la Federación era símbolo de la
unidad política, los volcanes, para Carrillo era símbolo de la anarquía y la
destrucción política.
En noviembre de 1841, debido a la escasez de moneda y a la circulación de
moneda de baja ley, el gobierno de Carrillo ordenó habilitar toda la moneda de
plata extranjera en circulación, con un resello o marca en forma de estrella.
Esta fue la primera vez que se acuñó en las monedas el nuevo escudo del
Estado, para garantizar su calidad e identificarlas como pertenecientes al
Estado de Costa Rica.
Además, se les hizo una perforación cónica para
extraer una porción de metal que el gobierno se dejó como cobro por el trabajo
de habilitación. En diciembre del mismo año, se acordó resellar con la estrella
la moneda de oro acuñada en el Estado que tuviera el escudo de armas de la
República Federal, pero sin perforarla. Este resello debió constituir un acto
simbólico muy importante, pues imponía el escudo del nuevo estado sobre la
moneda de una entidad que representó el sometimiento y de la cual se
consideró haber obtenido total independencia y soberanía.
En 1842 se acuñaron las nuevas monedas, según el Reglamento del 10 de
diciembre de 1839 y la disposición del 21 de abril de 1840. El nuevo tipo de
moneda sería acuñado en oro y plata. Las de oro tendrían grabado por un lado
(anverso) un escudo en forma de estrella de seis puntas, que indicaba la
existencia de un estado libre y soberano; y por el otro lado (reverso) una planta
de café, producto que empezaba a mostrarse como importante alternativa
económica. Las monedas de plata tendrían grabado por un lado el escudo de
estrella, y por el otro una planta de tabaco, que durante las tres décadas
posteriores a la separación de España continuó siendo uno de los principales
productos de exportación.
3.2 Las monedas y la continuidad de la imagen federativa
A pesar de las declaraciones de soberanía, los estados no pretendían en un
inicio superar el ideal de la nación centroamericana. Los distintos gobiernos
centroamericanos se declaran independientes de una estructura federal que
perciben como nociva, pero al mismo tiempo aclaran que se contempla la
posibilidad de volver a conformar la nación cuando se den las condiciones para
la negociación de un nuevo pacto y así lo plasman en las diversas
constituciones. El deseo por “restablecer la nacionalidad” de alguna forma que
no atentara contra los intereses de las élites locales seguía estando vigente
para los estadistas centroamericanos, en tanto no pudieran desarrollar
economías fuertes e independientes y presentar una imagen de “estado viable”
ante la comunidad internacional66.
Existieron de hecho intentos por restablecer una organización política de tipo
regional, tanto por medio de la negociación como por la fuerza. El Salvador,
Honduras y Nicaragua acuerdan en 1842 la formación de una “confederación
centroamericana” que sería dirigida por un Supremo Delegado que se ubicaba
en San Vicente (El Salvador). Esta institución pretendía la acción conjunta en
la defensa del territorio y en las relaciones internacionales y paradójicamente
se da en el contexto de la presencia de Morazán en Costa Rica y la amenaza
que ven estos tres estados en la restauración del proyecto unitario.
Las
relaciones entre los estados confederados no fueron del todo armoniosas y el
pacto se deshizo en 184567.
Durante la década de los cuarenta se mantendrían abiertos canales de
negociación en busca del “restablecimiento de la nación”, aunque no pasaran
de ser espacios puramente formales que no lograron mayores consecuencias
en las políticas internas de los estados, y por el contrario en El Salvador,
Honduras y Nicaragua las iniciativas unionistas darán espacio a reiteradas
hostilidades, movimientos militares y justificarían la intervención constante de
Guatemala para el mantenimiento del orden conservador.
La esperanza de retomar la conformación de una nueva estructura política de
tipo regional provocó el mantenimiento de imágenes de federativas en las
66
67
Taracena, Arturo. “Nación y República... Op. Cit. p. 53.
Durón, Rómulo E. Op. Cit. p. 251.
monedas. Guatemala continuó acuñando monedas de este tipo durante la
década de 1840. Entre tanto, Honduras mantuvo la emisión de moneda
provisional
con los grabados de las monedas de la
antigua Federación
Centroamericana., mientras que en Nicaragua la circulación monetaria
continuó siendo heterogénea con monedas provenientes de diversos estados y
caracterizada por la ausencia de emisiones propias.
En Costa Rica, en 1842, Francisco Morazán derrocó a Braulio Carrillo, con el
objetivo de restablecer la Federación Centroamericana.
Por tal motivo se
volvió a utilizar el diseño y las monedas del período de la federación. A pesar
de que Francisco Morazán fue derrocado en 1842, los gobiernos que lo
sucedieron hasta 1848 mantuvieron el diseño y las monedas de la federación,
con la esperanza de que esta se constituyera nuevamente. No obstante, a
pesar de que circulaban monedas de ese período y de que se emitieron
nuevas monedas con los grabados de esa etapa, el circulante monetario era
insuficiente. Por tal razón, en 1845 y 1846 se autorizó, mediante resellos, la
circulación de monedas de otros estados.
A diferencia de Guatemala, Honduras y Costa Rica, El Salvador reselló
moneda de distintos estados americanos, tanto del período colonial como del
período post-independentista, con la imagen de un escudo de un volcán, con el
cual se identificaba como estado, con banderas a ambos lados y sobre él un
gorro frigio, símbolo de la libertad. Su circulación monetaria estaba constituida
por monedas de diversas procedencias y acuñaciones provisionales.
Desde
la
independencia,
la
circulación
monetaria
de
los
estados
centroamericanos estuvo caracterizada por la escasez, ligada a factores
económicos y a dificultades para obtener metales, como a dificultades técnicas
para la producción de la moneda que se necesitaba para las transacciones
comerciales. Esta situación se vio agarbada por la inestabilidad política del
régimen federal o al interior de los estados aquejados por luchas entre el poder
local y central o entre liberales y conservadores. Por esta razón, la
característica principal del circulante fue la heterogeneidad de monedas,
provenientes de los más diversos lugares, aceptadas para funcionar como
tales basadas en su valor intrínseco, como metal y unidad de cambio. Como
hemos visto, la autorización para su circulación estuvo basada en decretos que
las ponían a la par de monedas propias, unas veces sin la aplicación de
resellos y otras grabándoles símbolos propios para legitimarlas dentro de un
territorio en particular.
4. Las Repúblicas (1847-1892)
El cambio de dirección con respecto a las expectativas federales lo provocará
el gobierno de Rafael Carrera en Guatemala, cuando el 21 de marzo de 1847
decide proclamar la República, causando duras críticas por parte de los otros
estados excepto Costa Rica, quien haría lo mismo poco más de un año
después, en agosto de 1848. En los años siguientes sin embargo, toda la
región seguiría el mismo camino, comenzando de esta manera a buscar la
definición de una identidad nacional más limitada.
La decisión de los estados centroamericanos de constituirse en repúblicas está
fundamentada en un nuevo contexto político y económico. La prosperidad
económica fue un factor determinante en la consolidación del control político
en los “estados libres” y un importante fundamento para su constitución en
repúblicas, ya que se perciben como proyectos económicos y políticos viables
que no dependen de una entidad mayor para alcanzar el progreso.
Para todos los estados del istmo, la necesidad de establecer relaciones
diplomáticas con las naciones “civilizadas” y de presentarse como una entidad
viable y estable será uno de los principales motivos para asumir el estatus de
República.
Proyectar una imagen de nación independiente y consolidada
hacia el exterior es una misión política necesaria para lograr beneficios
comerciales o inversiones o por el contrario, para defenderse ante reclamos o
usurpaciones territoriales. En este sentido se podría analizar la declaración de
la República de Costa Rica en 1848 en parte como una estrategia en el
conflicto de intereses estadounidenses y británicos por controlar el paso de
vapores y una eventual canalización del Río San Juan y las consecuentes
pugnas fronterizas entre Costa Rica y Nicaragua68.
Internamente, las “declaraciones de república” también jugarán un papel
importante en la consolidación de una identidad más limitada que la que
impulsaba el proyecto centroamericano y sustentada por elementos nacionales
particulares. La argumentación que sustenta la declaración de la República de
Guatemala en 1847 justifica su viabilidad porque “cuenta con una población
superior a la de otras Repúblicas del antiguo y nuevo continente; ocupa un rico
y extenso territorio en una de las posiciones más felices del globo y en donde
en otros tiempos florecieron imperios poderosos; comprende trescientos y mas
pueblos que se muestran unísonos en sentimientos...”
69
Como se puede ver,
el proyecto nacional se justifica siempre como un paso necesario para
concretar el progreso (favorecido por el territorio, la población y la comunidad),
sin embargo se hacen alusiones por primera vez a elementos culturales como
un pasado indígena glorioso. El gobierno de Costa Rica, también comienza a
resaltar elementos idiosincráticos particulares de la sociedad costarricense (la
homogeneidad de origen, el pacifismo, la laboriosidad, el aislacionismo) 70
como elementos constitutivos de una comunidad. Estos primeros elementos
nacionales particulares serían de suma importancia para los regímenes
liberales de fin de siglo que buscarán consolidar los idearios nacionalistas y
extender la identidad nacional hacia toda la población.
El gobierno de Nicaragua se constituiría como República en 1854, durante el
gobierno de Frutos Chamorro. Su decisión estuvo enmarcada en el interés de
la oligarquía granadina y del capital estadounidense por la construcción del
canal interoceánico en dicho territorio. El Senado de El Salvador decretaría la
misma resolución para dicho estado el año de 1859, dejando constancia –eso
sí– de los esfuerzos salvadoreños por reorganizar la federación y justificando
su decisión en la prosperidad económica alcanzada, que los llamaba a entrar
68
Ver: Obregón, Clotilde María. Costa Rica: Relaciones Exteriores de una República en Formación
1847-1849. Editorial Costa Rica. San José, 1984.
69
Taracena, Arturo. “Nación y República...” Op. Cit. p. 54.
70
Dichos elementos se encuentran en el “Bosquejo de la República de Costa Rica” publicado por Felipe
Molina en 1851, para promover al país en el extranjero, el cual sería declarado libro de texto para la
enseñanza en 1862. Taracena, Arturo. “Nación y República...” Op. Cit. p. 54.
decididamente “en la vía del progreso”71.
En el caso Hondureño, tras el
mencionado fracaso de la primera propuesta promovida por Guatemala y los
ingleses en 1849, el estatus de República quedará declarado por primera vez
en la constitución de 1865, aunque la Cámara de Diputados había emitido un
decreto en mayo de 1862, según el cual en adelante se reconocería el Estado
de Honduras como República de Honduras.72
El proceso no estaría libre de oposición, además del empeño inicial de El
Salvador, Nicaragua y Honduras por reestablecer el organismo confederado en
1849,
se
producirán
levantamientos
liberales
dirigidos
por
líderes
morazanistas.
4.1 Las monedas y sus grabados en la búsqueda de la identidad
El nuevo estatus político de república adquirido por los antiguos estados
centroamericanos, planteará la necesidad de establecer nuevos símbolos que
identifiquen y materialicen los nuevos proyectos políticos. En esta búsqueda e
implementación de las imágenes que representarán a las nuevas Repúblicas,
la moneda será uno de los vehículos que eservirá para plasmar y transmitir los
nuevos símbolos. Sin embargo la emisión de nuevas monedas no será un
hecho inmediato a la proclamación de las repúblicas, sino que se darán
períodos de transición forzados por razones de acomodo político y de
capacidad técnica para producir las nuevas monedas.
Así, Guatemala, que había proclamado la república en 1847, emitirá las
primeras monedas con las imágenes repúblicanas hasta 1859,
por lo que
entre 1847 y esta fecha circularon monedas del tipo de la Federación. En 1853
ya se había fijado la ley, peso y tipo de moneda de la república de Guatemala,
estableciendo que en adelante las monedas tendrían en el anverso el escudo
de armas de la república y en el reverso el busto de Cristóbal Colón. De esta
moneda se conocen muy pocos ejemplares por lo que se considera como
71
72
Taracena, Arturo. “Nación y República…” Op Cit. p. 55-56.
Castillo Flores, Arturo. Op. Cit., p.119.
prueba.73 Fue a partir de 1859 en que se iniciaron las acuñaciones normales
de monedas en oro y plata. El busto de Colón fue sustituido por el de Rafael
Carrera y se mantuvo el grabado del escudo de armas, compuesto por tres
volcanes, flanqueado por banderas y coronado por un sol radiante. En dichas
monedas ya aparece el título de república, y se hace referencia a Carrera
como su fundador o como su presidente. Este tipo de moneda se mantuvo
hasta 1871.
Costa Rica emitió las primeras monedas de la república, establecida en 1848,
a partir de 1850.
En el lapso comprendido entre 1848 y 1850, mientras
llegaban los troqueles de la nueva moneda de Inglaterra, el gobierno emitió
monedas del tipo de la federación, las cuales fueron reselladas junto con las
emitidas en años anteriores, para habilitarlas para circular en las nuevas
circunstancias políticas. Monedas inglesas equivalentes a uno y dos reales
también fueron reselladas en este período. A partir de 1850, para la recién
fundada República se acuñaron monedas de oro, las cuales tenían grabado
en el anverso el nuevo escudo nacional - compuesto una franja de tierra con
tres volcanes y un sol naciente bañada por sendos, mares en los cuales
navegan dos buques mercantes - y la leyenda “República de Costa Rica”. En
el reverso, llevaban la figura de una india, como “una alegoría al
acontecimiento venturoso de nuestra independencia (...) símbolo de nuestra
regeneración política y la enseña de nuestra libertad.”74. Las monedas de plata
tenían, en el reverso, el grabado de un árbol de encina sobre un terreno
figurado, como emblema de libertad. Tanto las monedas de plata como las de
oro presentaban en el anverso el escudo de armas establecido en 1848, con la
diferencia de que en las de plata sí aparecían los trofeos de guerra.
Las monedas, rescataron dos elementos importantes, para reforzar la
búsqueda del reconocimiento diplomático de Costa Rica como República
independiente, por parte de las principales potencias extranjeras, y firmar
tratados de comercio, amistad y navegación: en el anverso escudo de Costa
73
Al respecto confróntese: Banco Industrial. Historia de la Moneda en Guatemala (monografía).
Guatemala: Banco Industrial S.A., 2001, p. 31.
Rica, resaltaba su condición ístmica, con mares a ambos lados que facilitaban
el comercio, y la leyenda “República de Costa Rica”, que indicaba su sistema
de organización política; mientras que en el reverso la imagen de una india
descansando sobre el brazo izquierdo, apoyada en un pedestal cuya
inscripción decía: “15 de Setiembre de 1821” proyectaba a Costa Rica como un
país con casi treinta años de ser independiente y con un pasado común al
resto de Estados centroamericanos, específicamente Guatemala, república
que ya había logrado el reconocimiento del gobierno de Inglaterra, con el que
había establecido convenios comerciales y de amistad.
En el caso de las
monedas de plata, el árbol grabado en ellas era reconocido, desde los tiempos
de la Federación, como emblema de la libertad.
75
Para el caso de Nicaragua, si bien proclamó la República en 1854,
por
muchos años la circulación monetaria continuó limitada a monedas extranjeras,
cuya equivalencia se establecía sobre la base del “peso” como unidad de
cuenta o referencia.
Monedas inglesas, costarricenses, colombianas y
peruanas circulaban oficialmente en Nicaragua con obligatoriedad de ser
aceptadas en el comercio con equivalencias establecidas por ley. 76 No fue
sino hasta 1878 en que se emitieron las primeras monedas de la república,
sobre la base del sistema decimal, en denominación de “ un centavo”, como la
moneda representativa del valor de la centésima parte de un peso 77 . Estas
tenían por el anverso el escudo compuesto por un triángulo dentro del cual se
encuentra el grabado de cinco volcanes sobre los cuales aparece un sol
radiante y el gorro frigio, símbolo de libertad, y la leyenda “República de
Nicaragua”. Por el reverso tenían, al centro, el valor en medio de una corona
formada por dos ramas y como orla la leyenda “15 de setiembre de 1821”, con
lo cual se rescata, al igual que en el caso de Costa Rica, el 15 de setiembre de
1821 como fecha oficial de la independencia, con lo cual se asimilan al caso
74
Citado en: Gurdián Montealegre, Raúl. Contribucción al estudio de las monedas de Costa Rica. San
José, Costa Rica: Litografía e Imprenta Lil, S.A., 1997, p.28.
75
Para ampliar este tema confróntese: Chacón Hidalgo, Manuel. “Monedas y símbolos protonacionalistas
en Costa Rica: 1821-1850” En: Molina Jiménez, Iván (compilador). Fin de siglo XIX e identidad
nacional en México y Centroamérica. Alajuela, Costa Rica: Museo Histórico Cultural Juan Santamaría,
2001, pp............
76
La moneda en Nicaragua: reseña histórica. Managua: BCN, 2000, p. 33.
77
Loc. Cit.
guatemalteco aún cuando las decisiones sobre el futuro del tipo de
organización política que las antiguas provincias fueron tomadas en fechas
posteriores.
El Salvador se proclamó como república en 1859, y no emitió monedas con
imágenes propias sino hasta 1889, con el establecimiento del sistema decimal,
introduciendo símbolos como el gorro frigio y el escudo de armas compuesto
por un volcán humeante, y la utilización de la leyenda República de El
Salvador78.
Entre 1859 y 1889 El salvador utilizó monedas de distintas
procedencias, como la mayoría de los estados o repúblicas centroamericanas,
y reselló a partir de 1859 monedas guatemaltecas, con el busto de Rafael
Carrera, con el grabado de una letra “R”, para autorizarlas como moneda de
curso legal (KM# 83 – KM# 99).
Honduras fue el último estado en proclamarse como república, en 1862.
Emitido el decreto de proclamación de la república, una de las primeras
acciones consistió en emitir monedas de cobre, conocidas como “coquimbos”,
en las cuales, en el anverso, se sustituía el escudo de armas de la antigua
Federación Centroamericana por el escudo de Honduras, compuesto por un
triángulo equilátero en cuya base aparece un volcán entre dos castillos sobre
los cuales se levanta un arco iris que cubre el gorro de la libertad esparciendo
luz. En el reverso se mantuvo el grabado del árbol de ceiba y la leyenda
“Libre Crezca Fecundo”
utilizado por las monedas de la Federación.
Curiosamente, en el anverso se mantuvo la leyenda “Moneda Provisional del
Estado de Honduras”, aún cuando estaba de por medio el status republicano.
No fue sino hasta 1869 en que se emitieron monedas de cupro-níquel en las
cuales se consigna en el anverso la leyenda “República de Honduras” y en las
que el árbol de ceiba se sustituye por el valor en medio de una corona de
ramas.
78
Existen pruebas de monedas acuñadas entre 1861 y 1862, las cuales tienen por el anverso un escudo de
armas compuesto por seis volcanes y un sol en el cenit, dentro de un triángulo, y la leyenda “República de
El Salvador en la América Central” y el valor. Por el reverso tienen el busto de Gerardo Barrios y la orla
“Gerardo Barrios Presidente” y la fecha (KM# Pn1, KM# Pn2, KM# Pn3)
Es importante destacar que en las monedas emitidas por las repúblicas existe
un claro interés por transmitir una imagen de territorios con muchos años de
ser independientes, libres, soberanos, consolidados y en varios casos
rescatando su condición ístmica como una posición privilegiada para el
desarrollo del comercio, aún cuando esta imagen y la de una tierra de volcanes
era una reminiscencia colonial.
A manera de conclusiones
El territorio, las formas de gobierno y el orden institucional se fueron
transformando o consolidando después de la independencia, de manera que
las antiguas provincias de la Capitanía General de Guatemala, convertidas
después en estados de la Federación Centroamericana, y separados de dicha
organización entre 1838 y 1840, optaron por organizarse como una repúblicas
independientes entre las décadas de 1840 y 1860.
Las emisiones monetarias correspondientes al período 1821-1889, se
caracterizaron por reflejar en sus grabados los diferentes proyectos políticos de
cada momento, reproduciendo los escudos como símbolos que sintetizaban el
carácter de Estado o de República y utilizando esas imágenes como elementos
de unidad o de discordia en momentos de enfrentamientos políticos. En este
período las monedas fueron importantes, pues los medios de comunicación
eran muy limitados y sólo una parte de la población tenía acceso a ellos.
Debido a su utilización cotidiana como medio para la compra de bienes y
servicios, la moneda se convirtió en un objeto de uso generalizado para
transmitir los ideales de los grupos políticos que ejercían el poder, tales como
la soberanía o la imposición de un estado sobre otro u otros.
La moneda formó parte de una unidad simbólica de los distintos proyectos
políticos y funcionó como transmisora de esos símbolos, sobre todo en
momentos de cambio, conflicto político o necesidad económica en que se
implementaron nuevas formas de organización política. En este proceso, los
símbolos transmitidos por medio de las monedas funcionaron como parte de
un sistema para la construcción de lo real, instrumentos para comunicarse que
permitieron promover la integración de distintos grupos en torno a proyectos
políticos específicos.
Aunque esta fue una etapa de incertidumbre, en la que se experimentó con
diferentes tipos de organización política por parte de los distintos estados 79,
podemos decir que desde la élite política se transmitieron símbolos que
fortalecieron sentimientos locales, no digamos nacionales, que sentaron las
bases para que posteriormente se consolidaran las naciones ya que “durante la
época de los conservadores es probable que los sentimientos de identidad de
los habitantes de cada uno de los países centroamericanos giraran en torno a
criterios religiosos, étnicos, raciales y locales. Fueron los liberales los que se
preocuparon por desarrollar las ideas de pertenencia nacional mediante la
invención de las efemérides y símbolos patrios, así como a través de la
promoción de una historiografía y una literatura nacionales”.80
79
Entendemos estado como una institución o conjunto de instituciones específicamente
relacionadas con la conservación del orden. El estado surge sin ayuda de la nación. Los
estados, como las naciones, son una contingencia, no una necesidad universal. La nación
se compone de individuos que comparten una misma cultura (sistema de ideas y signos,
de asociaciones y pautas de conducta y comunicación) y que se reconocen entre sí como
pertenecientes a la misma nación. Gellner, Ernest. Naciones y nacionalismo. Madrid:
Alianza Universidad, 1988, pp. 13-20.
Acuña, Víctor Hugo.“Los cambios políticos y sociales (1870-1930)”. En: Historia del Istmo
Centroamericano (Tomo II). Víctor Hugo Acuña Ortega (coord.). San José, Costa Rica: Coordinación
Educativa y Cultural Centroamericana, 2000, p. 326.
80
Descargar