“Butera Jesús Juan Javier c/ Sprayette S.A. y otros s/ despido” Fallo: En la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina, a los 23 DE MAYO DE 2011, reunidos en la Sala de Acuerdos los señores miembros integrantes de este Tribunal, a fin de considerar el recurso interpuesto contra la sentencia apelada, se procede a oír las opiniones de los presentes en el orden de sorteo practicado al efecto, resultando así la siguiente exposición de fundamentos y votación: El doctor Héctor C. Guisado dijo: I) Contra la sentencia de fs. 652/659 que hizo lugar a la demanda, se alzan el actor (fs. 685/688), su abogado (fs. 678), los codemandados ARTURO ÁNGEL VILAR (fs. 690/697), SPRAYETTE SA (fs. 698/703) y COMPLEMENTOS EMPRESARIOS SA (fs. 704/708) y la perito contadora (fs. 689). II) Los codemandados SPRAYETTE SA y VILAR se quejan, en primer término, porque el Sr. Juez a quo consideró aplicable la presunción del art. 57 de la LCT en virtud del silencio guardado por la primera ante la intimación del actor, pese a que -afirman- esa intimación resultaba ilegítima, toda vez que SPRAYETTE no era la verdadera empleadora. Insisten en que el demandante era dependiente de COMPLEMENTOS EMPRESARIOS SA y que sólo prestó servicios eventuales para SPRAYETTE SA por cuenta y orden de la primera. Asimismo cuestionan "la ilegítima decisión de considerar ordinarias las tareas realizadas por el actor para SPRAYETTE SA", pues entienden que la declaración testifical de PÉREZ acreditaría "que el hecho extraordinario que motivó la contratación del actor se relaciona con determinadas campañas extraordinarias que realizara la firma SPRAYETTE SA que no se condice[n] con el giro habitual de sus funciones". En términos similares se agravia COMPLEMENTOS EMPRESARIOS SA, pues aduce que el actor era empleado suyo y no de SPRAYETTE SA, y por tal motivo no tenía derecho a considerarse despedido por el silencio de esta última.Sostiene que su parte es una empresa de servicios eventual debidamente habilitada por la autoridad administrativa y que la relación laboral con el actor era de carácter permanente discontinuo, conforme lo establecido por el decreto 1694/06. Afirma que su parte cumplió debidamente sus obligaciones, pues registró al actor en sus libros, ingresó los aportes y contribuciones de la seguridad social y le notificó a BUTERA la aplicación del art. 5° del citado decreto. Puntualiza que el actor no tenía motivos para darse por despedido pues se encontraba dentro del período previsto por la ley para reasignarle tareas eventuales. Insiste en que, por aplicación de lo dispuesto en el art. 29 in fine de la LCT, el actor era empleado suyo y no de la empresa usuaria. Anticipo que estas objeciones no merecen trato favorable, pues el citado art. 29 establece como regla que los trabajadores "contratados por terceros con vista a proporcionarlos a las empresas, serán considerados empleados directos de quien utilice su prestación". Si bien el último párrafo de ese artículo establece una excepción a esa regla respecto de los "trabajadores contratados por empresas eventuales habilitadas por autoridad competente", ello es a condición de que la contratación sea "para desempeñarse en los términos de los arts. 99 de la presente y 77 a 80 de la ley nacional de empleo", es decir para realizar tareas eventuales (condición esta que, adelanto, no se encuentra acreditada en la especie). En efecto, las empresas de servicios eventuales sólo se encuentran autorizadas para proveer personal a terceros, para cumplir en forma temporaria servicios determinados de antemano, o responder a exigencias extraordinarias y transitorias de la empresa, explotación o establecimiento, toda vez que no pueda preverse un plazo cierto para la finalización del contrato (art. 29 LCT, tercer párrafo; 77 de la ley 24013; 1° y 2° del decreto 342/92; arts. 1° y 2° del dec.1694/06). Sólo en estos casos, entre los trabajadores y la empresa de servicios eventuales se establece una relación de trabajo, de carácter permanente, continuo o discontinuo (CNAT, Sala VIII, 31/10/00, "Tabares, José c/ Yeneral Trup S.A. y otro s/ despido"; esta Sala, 26/12/06, S.D. 91.957, "Chazarreta, Alejandro Rafael c/ Edenor S.A. y otro s/ despido"). Al respecto, la jurisprudencia ha señalado que ni la celebración por escrito de un contrato de trabajo eventual, ni la intermediación de una empresa de servicios temporarios inscripta en el registro que lleva el Ministerio de Trabajo eximen de la prueba de la necesidad objetiva eventual, justificativa del modelo. Ello así pues en nuestro ordenamiento jurídico no basta el acuerdo de voluntades sanas y la observancia de las formalidades legales, para generar un contrato de trabajo de plazo cierto o incierto. Debe mediar también una necesidad objetiva del proceso productivo que legitime el recurso a alguna de esas modalidades (CNAT, Sala VI, 19/7/96, exp. 45004, "Pérez Marcucci, Osvaldo c/ Liverpool SRL s/ despido"; esta Sala, 9/2/06, S.D. 91.109, "Taborda, Guillermo Alberto c/ American Express Argentina S.A. y otro s/ despido"; íd., causa "Chazarreta" antes citada). En el caso de autos, los demandados ni siquiera mencionaron en sus respectivas contestaciones de demanda cuál habría sido en concreto la "necesidad objetiva eventual", es decir las "exigencias extraordinarias y transitorias" que justificarían recurrir a esa modalidad de contratación. Tampoco individualizan en sus memoriales recursivos ningún elemento probatorio que acredite esos extremos. Ciertamente no lo es la declaración de la testigo MARÍA BELÉN PÉREZ, pues la testigo sólo indica que el actor era telemarketer, que realizaba ventas a través de un teléfono, y que en tal carácter "trabajó para las campañas, entre otras, Alico Provisa y Argentina" (sic, fs.574/574 vta.), pero en ningún momento insinuó siquiera que esas tareas -cumplidas durante el prolongado lapso de tres años y tres meses- revistieran carácter transitorio o extraordinario. En consecuencia, se encuentra ausente uno de los requisitos exigidos en el tercer párrafo del art. 29 de la LCT (que el trabajador hubiera sido contratado para desempeñarse en los términos de los arts. 99 de la LCT y 77 a 80 de la ley 24.013), por lo cual la relación cae bajo el principio general que rige a la subempresa de mano de obra, consagrado en el primer párrafo del citado art. 29, según el cual se establece una relación directa y permanente con el empresario que utilizó los servicios del trabajador -en el caso: SPRAYETTE SA (CNAT, Sala X, 29/9/00, sent. 8724, "Cedeira, Nancy c/ Edenor S.A. y otro s/ despido"; íd., Sala II, 8/3/96, "Catalano, Martín c/ Banco del Trabajo SA s/ despido"; esta Sala, 17/3/2010, S.D. 94.569, "Bucci Nicolás Leonardo c/ H.B. Fuller Argentina SA y otro s/ despido"). En casos como este, la ley imputa la relación laboral en forma directa a quien se beneficia de los servicios de los trabajadores, sin que sea necesaria la acreditación de un propósito de defraudar a terceros acreedores (cfr. Hierrezuelo, Ricardo D., en "Tratado de derecho del trabajo" dirigido por Mario E. Ackerman, t. IV, esp. págs. 166 y 167; esta Sala, precedente "Bucci", antes citado). Hizo bien entonces el actor al intimar la dación de tareas a SPRAYETTE SA, pues era ésta (y no COMPLEMENTOS EMPRESARIOS SA) su empleadora directa. Cabe recordar que, en la medida en que las normas relacionadas con la "interposición y mediación" - tanto las de los arts.29 y 29 bis LCT como las de la ley 24013 y decretos 342/92 y 1694/06- están puestas a favor del trabajador, éste se encuentra legitimado para desdeñar la posibilidad de nueva ocupación con la empresa de servicios eventuales, y dirigirse únicamente a la usuaria para que continúe ocupándolo (CNAT, Sala VIII, 19/7/02, "Suárez, Néstor c/ Olsten Ready Office S.A. y otro s/ despido"; esta Sala, 18/8/10, S.D. 94.844, "Monzón Diego Esteban c/ Suministra S.R.L. y otros s/ despido"). Comparto entonces la conclusión del Sr. Juez a quo acerca de que el silencio de SPRAYETTE SA a la legítima intimación del actor para que le aclarase su situación laboral, configuró injuria de gravedad suficiente como para tornar imposible la prosecución de la relación laboral. Propongo entonces desestimar estos agravios y, consecuentemente, confirmar el fallo apelado en cuanto admite el reclamo de indemnizaciones derivadas del despido indirecto, con el recargo del art. 2° de la ley 25.323. IV) Los tres codemandados cuestionan el acogimiento de las indemnizaciones de la ley 24.013, pues consideran que no se verifica una situación de clandestinidad, en tanto el actor fue registrado por COMPLEMENTOS EMPRESARIOS SA. La queja no puede prosperar, pues, firme la conclusión de que el actor fue empleado directo de la empresa usuaria (SPRAYETTE SA), resulta aplicable al caso la doctrina sentada por esta Cámara en el acuerdo plenario n° 323 del 30/6/10 (en autos: "Vázquez, María Laura c/ Telefónica de Argentina SA y otro s/ diferencias de salarios"), donde se resolvió que "Cuando de acuerdo con el primer párrafo del artículo 29 L.C.T.se establece que el trabajador ha sido empleado directo de la empresa usuaria de sus servicios, procede la indemnización prevista en el artículo 8° de la ley 24.013 aunque el contrato de trabajo haya sido inscripto solamente por la empresa intermediaria". Dado el carácter obligatorio que reviste esa doctrina plenaria, me veo obligado a acatarla, sin perjuicio de dejar a salvo mi opinión en contrario (art. 303 del Cód. Procesal). Corresponde así desestimar la queja. V) COMPLEMENTOS EMPRESARIOS SA se agravia de la condena a entregar certificados pues -afirma- ellos fueron extendidos en tiempo y forma y consignados judicialmente. SPRAYETTE SA cuestiona también el fallo en ese aspecto, pues insiste en que el actor no fue empleado suyo. La queja de SPRAYETTE SA no merece acogimiento, pues la certificación acompañada por su litisconsorte no se aj usta a la realidad, dado que se consigna como titular de la relación laboral al intermediario, cuando, por disposición legal, el empleador directo es la empresa usuaria (art. 29 LCT). SPRAYETTE ha sido entonces la empleadora del actor, por lo que no puede eximirse de las cargas registrales derivadas de su calidad de tal (esta Sala, 17/3/10, S.D. 94.569, "Bucci Nicolás Leonardo c/ H.B. Fuller Argentina SA y otro s/ despido"). En cambio, resulta atendible la objeción de COMPLEMENTOS EMPRESARIOS SA, pues, como sostuve en otra oportunidad al adherir -como miembro subrogante de la Sala III de esta Cámara- al voto de la Dra. Porta, cabe liberar a la intermediaria en lo que concierne a la entrega del certificado de trabajo contemplado en el art. 80 de la LCT, ya que la carga de confeccionarlos pesaba exclusivamente sobre la empleadora directa (CNAT, Sala III, 30/9/09, "Muzio, Daniel Alejandro c/ Complementos Empresarios y otros s/ despido"). VI) También estimo atendible la apelación del codemandado ARTURO ÁNGEL VILAR en torno a la extensión de la condena a su respecto. En efecto, el Sr.Juez a quo consideró que VILAR debía responder, en su calidad de presidente de SPRAYETTE SA, porque "no tomó ninguna medida tendiente a modificar la clandestinidad del vínculo y la evasión impositiva que surge de autos". Ahora bien, como lo señala el apelante, en la causa no se acreditó clandestinidad ni evasión, pues el actor estuvo registrado por la intermediaria. En cuanto a la falta de aportes, no basta para extender la condena del director, ya que esta Sala tiene dicho que la mera existencia de deuda por conceptos salariales, indemnizatorios o previsionales, no justifica la aplicación de las normas de excepción previstas en los arts. 54 , 59 y 274 de la L.S." (cfr., entre muchas otras, S.D. 90.982, "Sánchez, Claudio Gustavo c/ Café del Pilar S.R.L. y Otros s/ despido" y S.D. 93.982, del 25/3/09, "Borquez, Renato Sergio c/ Instituto de Cardiología SA y otros s/ despido" ). Sugiero entonces admitir la queja del codemandado VILAR y rechazar la demanda deducida contra él, con costas en ambas instancias en el orden causado, pues el actor pudo considerarse asistido de mejor derecho para accionar (art. 68, 2ª parte , Cód. Procesal). VII) El actor se queja porque el Sr. Juez a quo desestimó la indemnización del art. 80 de la LCT por no haber respetado el plazo de espera de 30 días que establece el art. 3° del dec. 146/01. Es criterio de esta Sala (cfr., entre otras, "Ibáñez, Antonio Daniel c/ Eurobras S.R.L. s/ despido", Sentencia N° 90810, del 23 de septiembre de 2005) que el citado decreto "...debe ser leído con los límites de la norma superior que reglamenta.Esta última otorga al empleador un plazo de dos días hábiles para cumplir el requerimiento del trabajador relativo a la entrega del certificado art.80 LCT o cargar con la indemnización que se regula; la brevedad de ese plazo puede así explicar la interposición de otro plazo antes de que aquél requerimiento quede habilitado, ya que, por ejemplo, el cumplimiento de la obligación puede incluir la necesidad de regularizar el vínculo. La extensión del plazo encuentra su justificación en facilitar el cumplimiento del empleador antes que en obstruir la habilitación del trabajador para intimar, aunque la redacción de la norma pueda tolerar también esta última interpretación. De tal modo la intimación fehaciente a que hacen referencia tanto la norma originaria como su reglamentación sólo puede surtir efectos (el inicio del cómputo de dos días y el posterior derecho a una indemnización ) una vez que haya transcurrido el plazo de 30 días acordado al empleador para cumplir con la exigencia legal, plazo este último que constituye -desde el momento de la extinción- una oportunidad para que el empleador infractor regularice su situación administrativa (CNAT, Sala IIII, 27/4/04, sent. 85.785, "Carabajal, Luis c/ La Internacional S.A. y otro s/ despido; íd. Sala III, 12/12/02, "Puga, María c/ SB Mandataria S.A. s/ despido"). Desde esta perspectiva considero que el actor tiene derecho a la indemnización pretendida, dado que la verdadera empleadora (SPRAYETTE SA) nunca le entregó los certificados requeridos y ni siquiera lo hizo al contestar la demanda, lo que torna en un excesivo rigor formal su pretensión de ampararse en el plazo previsto por la norma reglamentaria. En ese orden de ideas, esta Sala tiene dicho que si la empleadora en ningún momento puso a disposición de su subordinado las certificaciones contempladas por el art. 80 LCT primer párrafo, no puede sustraerse al pago del resarcimiento contemplado en el párrafo agregado por el art.45 de la ley 25345, sea cual fuere la oportunidad en que se hubiera cursado la interpelación exigida por dicha norma (esta Sala, 22/9/05, S.D. 90.804, "Montesano, Mariano Hernán c/ Cotecsud S.A.S.E. y otro s/ despido"; CNAT, Sala X, 27/10/03, sent. 12.180, "Mamani, Alberto c/ Job Servicios Integrales SA y otro s/ despido"). Sugiero entonces admitir el reclamo de este rubro por la suma de $ 6.510,36 (2.170,12 x 3), con lo que el monto de condena se eleva a la cantidad total de $ 49.579,90 (43.069,54 + 6.510,36), con más sus intereses. VIII) Asimismo se quejan los codemandados VILAR y SPRAYETTE SA de la aplicación de la tasa activa de interés, que consideran excesiva. El actor, a su vez, cuestiona esa tasa por baja. Anticipo que, a mi criterio, no les asiste razón. Cabe recordar que, a partir del caso "Banco Sudameris c/ Belcam S.A. y otra" (pronunciamiento del 17/5/94, JA 1994-II-690 y Fallos: 317:507), la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido que la determinación de la tasa de interés a aplicar en los términos del art. 622 del Cód.Civil como consecuencia del régimen establecido por ley 23.928 , queda ubicada en el espacio de la razonable discreción de los jueces de la causa que interpretan dichos ordenamientos sin lesionar garantías constitucionales, en tanto sus normas no imponen una versión reglamentaria única del ámbito en cuestión. Con arreglo a esa doctrina, esta Sala ha resuelto en reiteradas oportunidades que, a partir del 1 de enero de 2002 y de acuerdo con el criterio adoptado por la Cámara en pleno (Acta 2357 del 7/5/02), debe aplicarse el interés que resulte del promedio mensual de la tasa activa que cobra el Banco de la Nación Argentina para el otorgamiento de préstamos, según el cálculo que será difundido por la Prosecretaría General (cfr., entre otras: S.D. 87.883 del 21/5/02, "Fernández, Osvaldo c/ Maco Transportadora de Caudales S.A. s/ despido"). Dicha resolución ponderó que "la supresión de la convertibilidad monetaria, y la consiguiente evolución de los precios internos, unidas a la subsistencia de la prohibición legal de los mecanismos de indexación, generan una brusca modificación de las condiciones de hecho en cuya virtud la Justicia Nacional del Trabajo ha venido fijando las tasas de interés aplicables en los procesos sometidos a su conocimiento...la última de las cuales era de un 12% anual...que ya no puede sostenerse sin grave daño para los derechos que la Justicia Nacional del Trabajo declara y garantiza...que la tasa activa del Banco de la Nación Argentina es la más apropiada para su aplicación a los créditos judiciales, que equivale, al menos aproximadamente, al vencimiento de la obligación, el monto que el deudor moroso hubiese retenido, a la vez que pone en cabeza del deudor la responsabilidad por el resarcimiento del costo, sea éste real o equivalente en términos de postergación de consumos o privaciones en que el acreedor hubiese debido incurrir para hacer frente a la falta de pago oportuno de su crédito". En otro orden de ideas,no encuentro mérito para aplicar el art. 275 de la LCT, como lo solicita el actor en su recurso, pues, para que se configure la "conducta maliciosa y temeraria" a que aluden el art. 45 del Código Procesal y el citado art. 275 de la LCT, no basta que una petición no sea resuelta favorablemente o que una pretensión o defensa no sean acogidas (CNAT, Sala I, 20/11/87, "Vallejos, Claudio c/ Bressuanello, Juan"). Es imprescindible proceder con suma prudencia para la aplicación de este tipo de sanciones y tener presente que éstas no pueden obedecer al sólo hecho de que las acciones o defensas han sido finalmente desestimadas, ni siquiera al hecho de que las pretensiones carezcan de sustento jurídico, dado que ello podría coartar la garantía constitucional de defensa en juicio (CNAT, Sala I, 3/6/96, S.D. 68661, "Córdoba, Angélica c/ Memi, Pedro s/ accidente"; esta Sala, 12/12/08, S.D. 93.799, "Rodríguez, Cecilia Verónica c/ Ed & Events S.A. s/despido"). Sugiero entonces confirmar el fallo en lo referente a la tasa de interés. IX) Los tres codemandados apelan por altos todos los honorarios. A su vez, la perito contadora y el letrado apoderado del actor cuestionan sus respectivos emolumentos por bajos. En atención al mérito e importancia de los trabajos realizados, los honorarios regulados por la acción principal a las representaciones letradas del actor y de los tres codemandados lucen equitativos, por lo que cabe confirmarlos; en cambio, los estipendios fijados a favor del letrado del actor por la reconvención parecen elevados, por lo que propongo reducirlos a la suma de $ 700; a su vez, los regulados a la perito contadora resultan bajos, por los que sugiero elevarlos al 7% del monto total de condena, incluidos los intereses (arts. 6, 7, 8 , 9 y conc. ley 21.839, 38 L.O. y 3° y conc. dec. ley 16.638/57). X) En síntesis, voto por:1) Modificar la sentencia apelada, rechazando la acción deducida contra el codemandado ARTURO ÁNGEL VILAR, con costas en ambas instancias en el orden causado. 2) Liberar a la codemandada COMPLEMENTOS EMPRESARIOS SA de la ob ligación de hacer entrega del certificado de trabajo. 3) Elevar el monto de condena a la suma total de $ 49.579,90, con más sus intereses en la forma establecida en origen. 4) Reducir los honorarios del letrado del actor por la reconvención a la suma de $ 700 y elevar los de la perito contadora al 7% del monto total de condena, incluidos los intereses. 5) Confirmar el pronunciamiento en todo lo demás que decide y ha sido motivo de recurso. 6) Imponer las costas de la alzada a los codemandados COMPLEMENTOS EMPRESARIOS SA y SPRAYETTE SA, salvo las derivadas del recurso del codemandado VILAR que serán soportadas en el orden causado. 7) Regular los honorarios de los profesionales intervinientes en la alzada en el 25% de los que les correspondan por su actuación en la anterior instancia (art. 14 ley 21.839). La doctora Graciela Elena Marino dijo: Por compartir los fundamentos, adhiero. Por ello, el Tribunal RESUELVE: 1) Modificar la sentencia apelada, rechazando la acción deducida contra el codemandado ARTURO ÁNGEL VILAR, con costas en ambas instancias en el orden causado. 2) Liberar a la codemandada COMPLEMENTOS EMPRESARIOS SA de la obligación de hacer entrega del certificado de trabajo. 3) Elevar el monto de condena a la suma total de $ 49.579,90, con más sus intereses en la forma establecida en origen. 4) Reducir los honorarios del letrado del actor por la reconvención a la suma de $ 700 y elevar los de la perito contadora al 7% del monto total de condena, incluidos los intereses. 5) Confirmar el pronunciamiento en todo lo demás que decide y ha sido motivo de recurso. 6) Imponer las costas de la alzada a los codemandados COMPLEMENTOS EMPRESARIOS SA y SPRAYETTE SA, salvo las derivadas del recurso del codemandado VILAR que serán soportadas en el orden causado. 7) Regular los honorarios de los profesionales intervinientes en la alzada en el 25% de los que les correspondan por su actuación en la anterior instancia (art. 14 ley 21.839). Cópiese, regístrese, notifíquese y oportunamente devuélvase. GRACIELA ELENA Juez de Cámara MARINO HÉCTOR C. GUISADO Juez de Cámara Juez de Cámara ANTE MI: SILVIA SUSANA SANTOS Secretaria