VII CONGRESO CENTROAMERICANO DE HISTORIA Universidad Nacional Autónoma de Honduras 19 a 23 de julio de 2004 ENTRE LO REAL Y LO IMAGINARIO. EXPLORANDO LA HISTORIOGRAFIA DEL SIGLO XVI DE LA PROVINCIA DE SAN SALVADOR Leonardo Hernández Eugenia López Velásquez INTRODUCCIÓN Los escritos del siglo XVI aquí analizados dejan ver la cosmovisión medieval de los cronistas, la función mesiánica de la monarquía, el contraste de mentalidades entre los conquistadores y el modo cultural de concebir la acción y los acontecimientos. En cada una de las narraciones encontramos intereses particulares en algunos casos ideológicos, tal es el caso de Bartolomé de las Casas y de riqueza, poder y prestigio, sobre todo en Pedro de Alvarado; asimismo una manera de deshogar rivalidades o disputas. Con esta ponencia queremos contribuir a una reevaluación de escritos coloniales fundadores y fundamentados en una realidad homogenizante que ha venido a oscurecer el proceso de negociación que acompaño la conquista territorial y administrativa de América. En esta ponencia discutiremos autores cuyas palabras esclarecen el origen de las provincias coloniales de lo que ahora es El Salvador. LA VISION POLITICO-RELIGIOSA MEDIEVAL DE LOS VENCEDORES No nos cabe duda que en la antigua provincia de San Salvador y Sonsonate del siglo XVI se reproduce el escenario del conquistador español que escribe de las tierras descubiertas, de sus gentes y los sucesos vividos como una practica de revelación de su propia historia, de la occidentalización de tierras alejadas que implica un nuevo discurso del poder y una nueva invención del otro –los pueblos aborígenes- como seres con almas pero bárbaros y diabólicos tal como lo expresa el jesuita José de Acosta al referirse a los naturales de la América. Estas ideas aparecen con el desplome de la idea aristotélica de la existencia de seres monstruosos y de quienes se dudaba tuvieran carácter de humano, idea que domino gran parte de la edad media a través de la filosofía escolástica. Se da paso al relativismo como producto de la ilustración (por ejemplo con Locke y Bacon) y del trascendental impacto de las culturas descubiertas en el Nuevo Mundo. Ya Gomara en su Historia de las Indias escribía que el mayor hecho después de la creación del mundo, con excepción de la encarnación y muerte de Jesucristo, era el descubrimiento de estas tierras1. Es decir se impone la aceptación de que existen otros mundos fuera del europeo y que existen diferencias culturales; al indio comenzó a mirársele como un ser o civilización que estaba en la etapa infantil de su desarrollo, argumento que da justificación a la Corona para legitimar su función y deber cristiano para proporcionar salvación, cuido y enseñanza al indio que aun se encontraba en estado salvaje e introducirlo al mundo civilizado y moderno. Véase en “Por las sendas hispánicas de la libertad”, Silvio Zavala, p. 13, Colección América 92, MAPFRE. 1 1 Se construye una nueva práctica social como reflejo de los cambios ideológicos. Esta comenzando para el conquistador y conquistado un nuevo orden de cosas revestido por un discurso simbólico religioso-moral, europeo, expresado a través de un sistema de creencias, incluyendo la de la escritura. Debate y construcción ideológica que se encuentra manifiesto en los conquistadores y evangelizadores llegados a la región del istmo centroamericano. Esa nueva construcción ideológica parte del principio básico de que la invasión colonizadora tanto desde el marco referencial indígena como el del europeo fue por mandato divino. Vemos en ambas culturas una explicación religiosa de tal devenir. De hecho dicha aseveración satisface distintos derroteros, aunque a primera vista pareciera que solo el punto de vista europeo prevalece. Dentro de ese modelo era Dios quien ordenaba el cosmos. Para los escritores aborígenes cuyos escritos fueron hechos muchas décadas después de la llegada del europeo, los conquistadores son enviados de los dioses2. No obstante las distintas metas políticas que se persiguen con estos mensajes, no debe caber duda que el referente dominante sobre todo en la estructura de poder es la del conquistador. Y así, tenemos por un lado al clérigo viajero y etnólogo que desentrañaba tales señales; tenemos por otro lado al conquistador estratega quien deseaba esclarecer y superar no tanto el significado de señales y sucesos divinos como el universo de símbolos e información que se le presentaba. Con esto el español buscaba obtener y desvelar todo un universo de información el cual yacía escondido por el estado de barbaridad en el cual el indígena supuestamente vivía. Es decir, será el español quien al obtener y descifrar los “secretos” del indígena los entrega a sus reyes espirituales y temporales para justificar ante sí, Dios y el rey español la conquista de pueblos indígenas. LA AUSENCIA DE FUENTES INDIGENAS Este último proceso ha sido el que ha caracterizado la historia sobre la conquista y creación de la provincia colonial de lo que ahora es El Salvador. En la práctica escrituristica del XVI sobre la pequeña provincia de San Salvador lo predominante es la visión del conquistador. Hasta la fecha no se han encontrado libros escritos por indígenas en la región de Cuzcatlán, ni en la región Chaparrastique solamente textos de los pueblos de Guatemala que hacen mención muy breve de lo sucedido en Cuzcatlán, tal es el caso de El Memorial de Sololá, texto de origen Kakchiquel que habla de las huestes de Alvarado por el reino de Cuzcatlán; y el otro importante texto indígena es El Códice de Tlaxcala en el que los tlaxcaltecas de manera pictórica describen algunas de las batallas sucedidas en ese reino. El Lienzo de Tlaxcala posee imágenes de la batalla de Acajutla pero esta evidencia no es suficiente información sobre la sociedad aborigen a la que los mismos españoles nombraron pipil; son los dos textos indígenas que nos hablan de los sucesos de la conquista y en los cuales podemos identificar parte del pensamiento de los pueblos indios frente al invasor que toma sus dominios (sin embargo, por hoy dejamos pendiente nuestro análisis de estos textos). Estudiar ahora las crónicas e informes de conquistadores, de burócratas o clérigos nos permite acercarnos a su mentalidad y en cierto modo a la sociedad de la época, aunque en mucho es todavía una mirada muy fragmentada. Mirada que parece estar 2 Vemos en el Memorial de Sololá un ejemplo de esto, en donde se menciona como los pueblos aborígenes vieron a los españoles como dioses que les infundían miedo y que tenían caras extrañas. Con esto no queremos decir que el elemento religioso es utilizado para explicar la conquista sino que la religiosidad se convierte en arma política para hacer una síntesis de una nueva realidad. 2 destinada a la fragmentación por la escasez de fuentes que nos permitan penetrar más a fondo. Pero no esta demás el intento. Con este trabajo nos proponemos iniciar una exploración de las repercusiones humanas, sociales, historiográficas e ideológicas entre europeos y pueblos autóctonos. Nos mueve tomar esta temática contribuir al estudio o revisión del aspecto historiográfico de las fuentes que han servido para representar la llegada de los españoles a estas tierras. Ya para el México central3 y para Yucatán4 se han hecho reevaluaciones de documentación y narrativas históricas coloniales escritas por autores o instituciones indígenas e hispánicas. Intentamos ver la caída y sometimiento de los reinos aborígenes no como un devenir trágico y lógico por las diferencias culturales, sino como una ruptura transformadora cuyo resultado debe ser el tema de análisis. Como ha dicho Camilla Townsend con respecto a narrativas de la conquista del estado Mexica que tanto hacen alarde del fatalismo religioso azteca que se vio materializado en los supuestos portentos sobrenaturales que se dice ocurrieron antes de la llegada de los europeos y el mito de un Quetzalcoatl retornante, tales narrativas, dice ella, merecen un “urgente” “análisis critico”5. Nuestro marco interpretativo para tocar este tema parte de que el concepto de “el fetichismo de la escritura”6 introducido por los europeos difiere de las tradiciones orales y escritas empleadas por civilizaciones indígenas en la construcción de sus narrativas históricas7—, pero no, como veremos, en el enfoque religioso-político que ambas tradiciones (hispánica e indígenas) buscaban sintetizar. Hacia este objetivo hacemos una lectura de conquistadores y autores como Pedro de Alvarado, Bernal Díaz del Castillo, Fray Toribio de Benavente (Paredes), “Motolinia”, Fray Bartolomé de Las Casas, Diego García de Palacio, Antonio de Ciudad-Real, Fray Antonio de Remesal, como un primer paso en descentrar la importancia de la palabra escrita como prueba en sí y entender como la misma informa un sistema ideológico-religioso. Estos escritos fueron producidos por hombres que cruzaron el actual estado de El Salvador, que como característica tienen la escasa descripción del ambiente cultural y social de los pueblos aborígenes y que son escritos en distintas épocas y cada uno con una muy definida intencionalidad política. Son textos de testigos y a la vez reproductores del pensamiento vinculado a los hechos de la conquista que muestran el debate producido en 3 Algunas obras incluyen: Josefina Oliva de Coll, La resistencia indígena ante la conquista, 3ª edición (México: Siglo XXI Editores, [1974,] 1980); Ross Hassig, Aztec Warfare: Imperial Expansion and Political Control (Norman, Oklahoma: University of Oklahoma Press, 1988) y Mexico and the Spanish Conquest (London and New York: Longman, 1994); James Lockhart, The Nahuas: A Social and Cultural History of the Indians of Central Mexico, Sixteenth Through Eighteenth Centuries (Stanford, California: Stanford University Press, 1992); Camilla Townsend, “Burying the White Gods: New Perspectives on the Conquest of Mexico,” American Historical Review, (junio 2003): 659-687. 4 Inga Clendinnen, Ambivalent Conquests: Maya and Spaniard in Yucatan, 1517-1570 (New York, NY and Cambridge, UK: Cambridge University Press, 1987); Matthew Restall, Maya Conquistador (Boston, Massachusetts: Beacon Press, 1998) and Seven Myths of the Spanish Conquest (New York, NY: Oxford University Press, 2003). 5 Camilla Townsend, “Burying the White Gods: New Perspectives on the Conquest of Mexico,” American Historical Review, (junio 2003): 659. 6 Concepto desarrollado por Martin Lienhard en su libro, La voz y su huella: Escritura y conflicto étnicosocial en América Latina, 1492-1988 (Hanover, New Hampshire, EE. UU.: Ediciones del Norte, 1991). 7 “Todo parece indicar que para los conquistadores, la operación de escribir, sea como gesto simbólico (herrar esclavos, cambiar la toponimia, atestiguar un derecho) o como metáfora (escribir en las almas de los indios) apunta siempre a una práctica de toma de posesión, ‘sanctificada’ en ultima instancia por la religión del Libro en cuyo nombre ser realiza,” Ibid., 25. 3 el XVI en torno al indio. Un discurso teológico y moral, así también dejan notar ciertas diferencias de pensamiento entre unos y otros. DEBATE ENTRE DE LAS CASAS Y MOTOLINIA8 Motolinia y Bartolomé de las Casas fueron dos clérigos quienes llegaron a la región mesoamericana unos pocos años después de la conquista y produjeron escritos de gran importancia para la etnología dado que convivieron por mucho tiempo entre nuestros pueblos y se desplazaron por tierras centroamericanas. La polémica que se desato entre estos dos hombres es la más patente revelación y ejemplo que el “fetichismo de la escritura” también conlleva un “fetichismo” de la autoría. De igual manera, clérigos que visitaron esta región dejaron en sus escritos algunos párrafos concernientes a los pueblos de la región salvadoreña que nos ayudan a conocer nuestro pasado. Estos textos fueron escritos como instrumentos en la polémica que se dio entre dos de ellos. Fray Toribio de Bevante, “Motolina”, y Fray Bartolomé de Las Casas fueron dos hombres quienes chocaron en su visión sobre lo apropiado de la conquista y la manera de conducirla. Motolinia era amigo y defensor de Hernán Cortes; Las Casas ávido critico de los encomenderos y critico del maltrato hacia el indígena. La importancia de la polémica que se suscito entre los dos hombres es importante para la historia de nuestro país pues pone en duda la fiabilidad de la documentación escrita y la autoridad que el documento escrito le confiere al análisis. Recordemos también que personajes como Las Casas y Motolina convivían con las gentes a quienes querían evangelizar y era así como aprendían “sus secretos”—como dijo Motolinia—. Por otro lado, Motolinia al igual que Alvarado buscaba además servir a su rey terrenal. Seguimos viendo entonces como el poder para extraer y analizar información era lo que le daba al español un gran poder sobre aquellas sociedades donde la tradición y la oralidad todavía constituían elementos importantes en narrativas históricas; entre ellos, tal conocimiento era guardado y desglosado por unos cuantos. El europeo por otro parte obtenía del acto de leer y escribir la capacidad de autoconocimiento (ideal humanista del renacimiento) y de repetir lo que sabia (por medio de la imprenta). La diferencia entre los europeos por poseer los “secretos” de los pueblos indígenas era que algunos de ellos buscaban conseguir tal conocimiento por métodos pacíficos mientras que otros insistían en usar la fuerza de las armas. 8 El famoso debate en Valladolid entre Las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda es mejor conocido por demostrar el nivel de intensidad que distintos grupos y sectores del imperio y la iglesia atribuían por una parte al papel del estado en la evangelización, y por otra parte que tipo de sociedad habría que construir en América. Todos buscaban crear una nueva sociedad pero el papel de la cultura y calidad de los nuevos pueblos era punto de discordia. Esta polémica entre Las Casas y Motolonia no es menor reveladora de estos temas pues no hay duda que el convivir con pueblos y culturas radicalmente distintos a la cultura hispánica en verdad representó una “crisis de representación” para occidente. Es decir, el modo de ver el mundo que el europeo trajo a América tuvo que ser reevaluado a fondo, como venimos argumentado. Sobre esta crisis y un resume de las actividades de los primeros frailes etnólogos ver, J. Jorge Klor de Alva, “Sahagún and the Birth of Modern Ethnography: Representing, Confessing, and Inscribing the Native Other,” en The Work of Bernardino de Sahagún, Pioneer Ethnographer of Sixteenth-century Aztec Mexico, J. Jorge Klor de Alva, H.B. Nicholson and Eloise Quiñónez Keber, compiladores, 31-52 (Albany, NY: Institute for Mesoamerican Studies, the University at Albany, State University of New York, 1988). 4 Veamos el caso de Motolinia. Fray Toribio de Benavente, mejor conocido como “Motolinia” fue un franciscano entre los primeros “12” que llegaron a la Nueva España en 1524. Al no ver un sistema de significación y escritura legible para el europeo—tema que también veremos aparece en el informe de Diego García de Palacio—, Motolinia abrió su libro acerca de los indios del centro de México con un patente esfuerzo para ordenar la cronología de la conquista sobre bases bíblicas. Nótese, primerante, su lugar en esta trama: él es un traductor pues posee conocimiento quizás basado en los viejos libros que tenían los indígenas pero seguramente alguien quien pudo escuchar de boca de “los viejos de esta tierra” “las antigüedades y cosas notables” de ella9. Tal posición se la otorga la nueva realidad política imperante en el Anahuac y su deseo de escribir lo visto en parte se origina en el hecho de “buscar y saber secretos” para la “gloria de los señores y príncipes”10. Entonces, a falta de esos libros—los cuales no dice que fin tuvieron—, ya que en general la memoria del humano es “débil y flaca,” y ya que los indígenas no poseyeron sistemas de escritura comparables a los occidentales, él asume el papel de narrador de la historia de pueblos autóctonos para informar tanto a su rey terrenal como a su rey espiritual11. Motilina goza entonces de una variedad de capacidades y posee varias fuentes de poder que los escribanos y curas aztecas no poseyeron. Una nueva fuente de poder político le ha permitido ver y oír fuentes primarias y el nuevo tipo de escritura introducida por el europeo—el de los indígenas dice constituía de “caracteres y figuras”12—le otorga facilidad de ser escuchado por audiencias lejanas. Si los “secretos” de los antiguas aztecas eran guardados con recelo y actuados bajo ciertas condiciones, Motolina rompió esos moldes de conocimiento y poder. Al ser parte de ese proceso desintegrador, le toca ahora a él canalizar todo ese pasado o potencial humano a un nuevo cauce. Es entonces que Motolinia prosigue con su historia del recién derrotado estado azteca al relatar como la tierra fue azotada por “diez plagas trabajosas”13. Desde la viruela, los “muchos que murieron en la conquista”, “el hambre”, los capataces negros que maltrataron a los indios, los “grandes tributos y servicios que los indios hacían”, “las minas de oro,” los indios que murieron en la construcción de ciudad de México, los esclavos indígenas que fueron forzados a trabajar en las minas, el servicio de las minas, y las divisiones que hubieron entre los españoles, todas estas fueron las plagas enviadas por orden divino y en claro paralelo con las plagas bíblicas14. A nuestro parecer, el México prehispánico debía de ser limpiado y un nuevo orden creado. Las plagas fueron la señal que así debió haber sido. 9 Fray Toribio de Benavente, Historia de los Indios de la Nueva España, edición de Claudio Esteva Fabregat (Madrid: DASTIN, S.L., 2001), 56. 10 Fray Toribio de Benavente, Historia de los Indios de la Nueva España, edición de Claudio Esteva Fabregat (Madrid: DASTIN, S.L., 2001), 56. 11 Fray Toribio de Benavente, Historia de los Indios de la Nueva España, edición de Claudio Esteva Fabregat (Madrid: DASTIN, S.L., 2001), 56. 12 Fray Toribio de Benavente, Historia de los Indios de la Nueva España, edición de Claudio Esteva Fabregat (Madrid: DASTIN, S.L., 2001), 56. 13 Fray Toribio de Benavente, Historia de los Indios de la Nueva España, edición de Claudio Esteva Fabregat (Madrid: DASTIN, S.L., 2001), 69. 14 Fray Toribio de Benavente, Historia de los Indios de la Nueva España, edición de Claudio Esteva Fabregat (Madrid: DASTIN, S.L., 2001), 69. 5 LA LEYENDA NEGRA. FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS Algunos compartieron el pensamiento de fray Bartolomé de las Casas y reproducen una visión que forma parte constitutiva de la leyenda negra, un ataque intelectual en gran parte inspirado en el protestantismo contra las supuestamente rapaces y despiadadas ambiciones universalistas de la monarquía española15. En su relación Las Casas escribe al príncipe Felipe informándole sobre los maltratos que están sufriendo los indios a mano de los conquistadores y encomenderos, reconocen que los españoles son los llamados a proteger a los indios, a quienes comparan como ovejas mansas, sin maldad ni dobleces, obedientísimas y fielísimas a sus señores naturales y a los cristianos a quienes sirven; son pueblos que encontraran la salvación a través de la verdadera fe y les permitirá abandonar los ritos diabólicos16. En sus escritos aparecen los españoles como abusadores, aprovechados, que cometieron atropellos y abusos en la población y mujeres cuzcatlecas, pero finalmente fray Bartolomé de las Casas opina que es a través de la fe cristiana que los indios pueden abandonar ese mundo diabólico. Estas ideas se movían en el ambiente intelectual y político dejado por la reforma y contra reforma y que después del Concilio de Trento fueron desarrolladas para la construcción de las bases de la misión cristianizadora . La idea del indio bárbaro, demoníaco, natural y la necesidad de evangelizarlo para conducirle y enseñarle en el mundo moderno es central; para ello habría que crear pueblos y predicarles para transmitirles el saber religioso y con el cual debiera de normar la conducta del indígena. Es una visión que desde la idea de la libertad cristiana abogó para que se tratara al indio de manera generosa. Fray Bartolomé de las casas se valió de diversos recursos ideológicos para proteger a los indios de las consecuencias de la doctrina de la servidumbre natural, particularmente de la guerra, la esclavitud natural y la encomienda. Se refiere a la provincia de Cuzcatlán, donde ágora o cerca de allí esta la villa de San Salvador. Del ingreso de los conquistadores a Cuzcatlán relata una versión contraria a la de Pedro de Alvarado, según Bartolomé de las Casas en Cuzcatlán “unos veinte o treinta mil indios les hicieron grandísimo recibimiento cargados de gallina e comida. Llegado y recibido el presente se mando que cada español tomase de aquel numero de gente todos los indios que quisiesen, para los días que allí estuviesen... cada uno tomo ciento o cincuenta o los que le pareciese que bastaba para ser muy bien servido, y los inocentes corderos sufrieron la división e servían con todas sus fuerzas, que no faltaba sino adorarlos. Después les pido oro y los señores les llevaron hachas de cobre, por lo que dijo a los españoles dad al diablo tal tierra. Cada uno de los indios que tienen que les sirven échenlos en cadena y mandare herrárselos por esclavos. Hacenlo así e hiérrranlos con el hierro del rey y tomen por esclavos a todos los que pudieron atar, e yo vide el hijo del señor principal de aquella ciudad herrado. Luego regresaron a Guatemala.” 15 Anthony Pagden, La caída del hombre .El indio americano y los orígenes de la etnología comparativa (Madrid: Quinto Centenario, Alianza Editorial), 15. 16 Ver en particular los capítulos XXXIII-XLVIII de su Apologética Historia Sumaria, Obras Escogidas de Fray Bartolomé de las Casas. III. Apologética Historia (Madrid: Ediciones Atlas, 1958) en donde Las Casas compara la Antigüedad con las culturas amerindias. 6 En fin, el planteamiento lascasiano es una idealización de los indios a la cual él ha llegado a través de su formación intelectual de los elementos teóricos y filosóficos más avanzados de la época. PEDRO DE ALVARADO Y BERNAL DIAZ DEL CASTILLO La narración de Bartolomé de las Casas sobre las acciones de los conquistadores en Cuzcatlán y la región de los Izalcos se contradice a la que Pedro de Alvarado escribió y envió a Hernán Cortes acerca de lo acontecido en su misión de conquista y pacificación de esas provincias. La II carta de relación de Alvarado es un relato narrativo de las acciones sucedidas y expone de una manera breve su intento de conquistar y pacificar Cuzcatlán. Al contrario de las misivas cortesianas, Alvarado escribe de manera económica y llana; con todo esto, es evidente en la narrativa de Pedro de Alvarado que la resistencia armada que encontró fue bien organizada e intensa. En las relaciones de Alvarado se muestra la mentalidad asumida por los guerreros administradores y sacerdotes de la conquista. Expresan una lógica medieval escolástica con diversos contrastes culturales en la manera de entender cada uno de ellos el plan de conquista y pacificación. Por ejemplo, los contrastes entre la mentalidad de las Casas y de Alvarado están expresados en la imagen que tiene Las Casas del indio -como ovejas mansas- y Alvarado como gente en rebeldía que quiere hacer la guerra. Alvarado para obtener la conversión y el vasallaje de los pueblos indios justifica el sometimiento y expresa que la guerra devastadora y purgativa es inevitable y Las Casas opina que se obtendrá a través de la enseñanza cristiana y moral. El guerrero utilizara estrategia militares para obtener esos “secretos” que harán posible su victoria mientras que Las Casas utiliza la investigación para abogar por métodos pacíficos. Ambas aproximaciones dependen de la existencia de un Dios cristiano para validarse. Las pretensiones del conquistador de hacer indios vasallos y esclavos a través de la guerra, se justifica puesto que para él ya esas tierras eran parte del dominio de su majestad, ya que en su interpretación, los indios se habían ofrecido como vasallos. Sin embargo había encontrado a estos pueblos en plan de guerra, siendo así les comunicó que serian considerados rebeldes y alzados en contra del servicio del emperador. En la versión de Pedro de Alvarado, al llegar a Pazaco envió mensajeros a los indios pidiéndoles que fuesen buenos pero no le correspondieron, en su lugar encontró pueblos despoblados y los caminos cerrados. En su afán de calar cien leguas más, continuó avanzando pasando después de Pazaco por los pueblos de Mopicalco y Acatepec donde encontró más caminos cerrados y pueblos sin gente, luego partió a Acaxual. Siguió su camino a los pueblos de Miaguaclan, Atehuan y Cuxcatlan y en todos encontró igual respuesta. En Acajutla, las huestes de españoles y tlaxcaltecas y el resto de grupos étnicos acompañantes difícilmente pudieron ganar batalla, la derrota fue impactante para el conquistador, puesto que el mismo salió herido. A partir de esta batalla en su narración esta implícito el miedo que sintió, “Aquí en este reencuentro me hirieron muchos españoles, y a mi con ellos, que me dieron un flechazo que me pasaron la pierna, y entró la flecha por la silla, de la cual herida quedo lisiado”17. La batalla por Cuzcatlán no se vería finalizada aun cuando los extranjeros lograron llegar a la ciudad de Cuzcatlán en junio de 1524. Pedro de Alvarado, II carta de relación, “Cartas de Alvarado a Cortés”, en Cartas de relación y otros documentos, 2ª edición, (San Salvador: CONCULTURA, 2000), 29. 17 7 Alvarado había fracasado en esta campaña pues tuvo que abandonar el territorio cuzcatleco para regresar a Guatemala. La verdadera derrota de los cuzcatlecos se daría sin la presencia de Alvarado después de él haber partido, pero su carta de relación no provee más detalles. De nuevo, es evidente que el nivel de agresividad y organización que encontró en Cuzcatlán desastibilizaron esa estrategia militar de obtener “secretos” y proceder a conquistar con dicha inteligencia. Veamos este proceso en la manera de pensar y proceder de Alvarado. Años después de la derrota de naciones y pueblos indígenas en los actuales Guatemala y El Salvador, Alvarado respondió a una serie de acusaciones hechas por la Audiencia de Nueva España. Al ser acusado de violencia innecesaria en su trato con pueblos indígenas, Alvarado el estratega militar entró en ciertos detalles respecto a su modo de operar tal y como lo había hecho en la Nueva España y con los Kakchiqueles y Quichés, es decir colocar un pueblo contra otro. Esto no le funcionó puesto que en Cuzcatlán no encontró pueblos en guerra. Así, a su llegada a Guatemala hizo “llamar a los señores e prencipales della para que me dixesen el secreto de la tierra por que quería pasar adelante”18. Se le dijo que no había gran cosa por esos rumbos pero oportunamente una mujer indígena esclava le dijo le habían mentido, que sí había tierras que le podían interesar. Disgustado con estos señores mayas, Alvarado les regaña y decide continuar hacia lo que es ahora territorio salvadoreño. Al llegar a territorio cuzcatleco y encontrar resistencia organizada, inferimos que el conquistador recibió desilusión de lo que esperaba encontrar. Con este ejemplo vemos como el guerrero demanda de sus posibles victimas “secretos” para elaborar campañas pues no posee el tiempo para conocer la tierra hacia donde se dirige. En la probanza de sus entradas, sus respuestas sugieren que el indio es mentiroso por naturaleza y por lo tanto no se le puede confiar—como vemos en el caso anterior. Como el mismo Alvarado dice a lo largo de sus respuestas en la probanza, si el indio es poco fiable como fuente de información, la guerra se vuelva a justificar. Bernal Díaz del Castillo nos da otra justificación. Nos dice, como también Alvarado lo menciona, que los pueblos indígenas hacían sacrificios ante sus ídolos para que fuesen derrotados los españoles. Alvarado narra que a su llegada a Pazaco encontró que “ciertos indios estaban haciendo cuartos un perro, [a] manera de sacrificio.”19 Los indios, pues, obtenían una supuesta ventaja sobre el extranjero al emplear tales métodos supersticiosos. Es evidente en los escritos de Díaz del Castillo y de Alvarado que no hay otro método que emplear la fuerza para tratar con gente de índole pagana20. En las relaciones de Alvarado y probanza contra el mismo, queda débil la justificación de la guerra, puesto que si ésta solo se justifica en caso de rebeldía y no lealtad, ahora desde su mismo relato podemos inferir que los indios se prepararon para la guerra que les esperaba a la llegada de las huestes de españoles e indios. Alvarado nos dice que llego haciendo alarde de su gente y demandando sus tierras, asimismo los pueblos indios recorridos por él antes de llegar a Pazaco ya habían llevado noticias a los de Cuzcatlán acerca de las destrozos y matanzas que venían haciendo. En el pueblo 18 Proceso de residencia contra Pedro de Alvarado, con notas y critica de José Fernando Ramírez (México: Valdés y Redondas, 1847), 77. 19 Pedro de Alvarado, II carta de relación, “Cartas de Alvarado a Cortés”, en Anales 52, (San Salvador: CONCULTURA, 1996), 23. 20 Por cierto, estos comentarios nos traen a mente la conquista de Yucatán, en la cual los extranjeros también hicieron actos de “gimnasia mental”, como dice Matthew Restall, para poder excusar su brutalidad; Matthew Restall, Maya conquistador (Boston: Beacon Press, 1998), 17. 8 anterior a Pazaco, Nacendelan según su relato, había llegado amenazando con hacerles esclavos, de tal manera que los pueblos indios de Cuzcatlán y de Izalco actuaron en defensa ante la amenaza de esclavitud y destrucción21. El relato de Alvarado tiene toda la intención de ser escrito para justificar la invasión a esta región desbastando y haciendo la guerra, sin reconocer la provocación del conquistador y dando una explicación de su actuación a causa de la rebeldía de los indios. GARCIA DE PALACIO, CIUDAD-REAL Y REMESAL Con Diego García de Palacio22, fray Antonio de Ciudad-Real23 y fray Antonio Remesal llegamos a finales de siglo dieciséis e inicios del diecisiete. De este grupo, el informe de García de Palacio y el extracto de la relación de Ciudad-Real discuten el territorio asociado con lo que ahora es El Salvador. Como grupo de autores, identificamos en estos tres individuos el discurso teológico y la visión mesiánica del conquistador y el evangelizador destinados a liberar al mundo indígena de la esclavitud del pecado y hacer conversión de los indios a la fe de Cristo. Demuestran la defensa que se hizo de la religión católica como parte de las más importantes preocupaciones en la política colonizadora. La dimensión político-religiosa de la conquista queda esclarecida al leer esta memorable frase por el dominico fray Antonio de Remesal: “No quiso el Señor que una cosa de tanta importancia como la conversión deste Nuevo Mundo fuese a sordas, sin que le precediesen prodigios y maravillas que la anunciasen”24. El dictamen de un hombre con un alto nivel educacional e instruido en los caminos de la fe era de pronunciar que sin “prodigios y maravillas” la llegada del europeo no pudo haber ocurrido. Al menos para el clérigo preocupado por entender la espiritualidad del neófito, es evidente que toda acción y comportamiento debía caber dentro de cierto patrón, algo que debía ser entendible para su comodidad. Es por eso que Remesal ve como “milagros” sucesos o eventos que no pueden ser explicados de otra manera. He aquí otra vez otro ejemplo del fetichismo de la autoría. Remesal da a sus explicaciones un carácter religioso para seguir comprobando que la conquista había tenido intervención divina. Y es que el demonio tuvo amplio campo para hacer de sus fechorías por mucho tiempo. García de Palacio comenta que la variedad de idiomas en esta parte sur de Mesoamérica y en el reino de Guatemala en general fue prueba de la presencia y voluntad del demonio25. ¿Por qué? ¡Porque ni entre ellos mismos se entendían! Claro, la dificultad seria para el administrador extranjero mono-lingüe quien buscaba la manera más idónea de obtener información para implantar instituciones hispánicas. Sin embargo Pedro de Alvarado, II carta de relación, “Cartas de Alvarado a Cortés”, en Cartas de relación y otros documentos, 2ª edición, (San Salvador: CONCULTURA, 2000), 30. 22 Diego García de Palacio, “Carta de relación del oidor Diego García de Palacio,” en Cartas de relación y otros documentos, 2ª edición, 33-55 (San Salvador: CONCULTURA, 2000). 23 Fray Antonio de Ciudad-Real, “Capítulos tomados de esta interesantísima crónica franciscana que relata el viaje de fray Alonso Ponce por Centro América, en 1586, capítulos escritos por su acompañante y secretario fray Antonio de Ciudad-Real,” en Cartas de relación y otros documentos, 2ª edición, 57-182 (San Salvador: CONCULTURA, 2000). 24 Fray Antonio de Remesal, Historia General de las Indias Occidentales y particular de la Gobernación de Chiapa y Guatemala (México: Editorial Porrúa, 1988), 1:473. 25 Diego García de Palacio, “Carta de relación del oidor Diego García de Palacio,” en Cartas de relación y otros documentos, 2ª edición, 33-55 (San Salvador: CONCULTURA, 2000), 36. 21 9 los deseos del foráneo de crear otras nuevas, instituciones pre-hispánicas entre los pueblos del actual oriente salvadoreño seguían vigentes. Pro ejemplo, cuando CiudadReal y Fray Ponce de León quisieron cruzar un rió, la descripción de esta gestión hace eco de la manera como Motolinia describe a los pueblos de la Nueva España central. Motolinia vio en el indígena de esa región una persona demasiado respetuosa y acostumbrada a jerarquías socio-políticas aplastantes en su alcance y dominio. Dice Ciudad-Real que lograron pasar el rió con la ayuda de “ocho indios desnudos en cueros con solo unos pañetes, y llevaban el zarzo sobre los hombros y sobre las cabezas; y era mucho de ver y estimar su devoción, porque casi todos eran principales, y entre ellos iba un alcalde el [sic] pueblo y un Don Lorenzo, cacique y principal de aquella guardianía…”26. ¿Que mejor retrato de esta sociedad colonial fronteriza que el retrato de las antiguas clases poderosas y nuevas cúpulas poder ayudándose mutuamente y al servicio de la iglesia católica? Esta pregunta nos sirve para matizar un aspecto presente en la historia del sur de la Mesoamérica pre-hispánica e hispánica. Nos informan antropólogos que en la historia sur-Mesoamericana, el proclamar algún tipo de ascendencia o vínculo con extranjeros o cultura ajena a la propia ha sido utilizado para explicar el derecho a gobernar27—planteamiento muy parecido al que el español introdujo. El hecho que cierta documentación indígena escrita después de los hechos de la conquista tienda a exagerar la llegada del europeo a América como momento “catastrófico” no debe indicar que culturas indígenas no tenían antecedentes para entender el significado de un nuevo ciclo de conquistas que significaba la llegada del europeo28. Para lo que no existieron precedentes fue para el devenir y las consecuencias a largo plazo que vemos en el proceso de acomodamiento y negociación citado por Ciudad-Real. CONSIDERACIONES FINALES El deseo de ordenar el nuevo régimen creado por los europeos es evidente desde los más tempranos escritos producidos por los españoles en la región sur de Mesoamérica. Aquí llegaron estos hombres en su afán de descubrir nuevas tierras y nuevas riquezas. La estrategia a seguir se basaba en descubrir “secretos” para averiguar donde se encontraban tales riquezas. Los representantes de la Iglesia por su parte Fray Antonio de Ciudad-Real, “Capítulos tomados de esta interesantísima crónica franciscana que relata el viaje de fray Alonso Ponce por Centro América, en 1586, capítulos escritos por su acompañante y secretario fray Antonio de Ciudad-Real,” en Cartas de relación y otros documentos, 2ª edición, 57-182 (San Salvador: CONCULTURA, 2000), 120. 27 Un mito maya yucateco, por ejemplo, mantenía que ciertos linajes poderosos venían de una región llamada “Zuyua”—lugar que hasta la fecha no se sabe con certitud donde queda y palabra de aparente origen Náhuatl; Restall, Maya Conquistador (Boston: Beacon Press, 1998), 21. El Popol Vuh detalla el viaje mítico hecho por dioses Quichés hasta Tulán Zuivá o “el espacio vació fundamental, origen de la vida física”; El Popol Vuh, traducción de Carlos Rolando de León Valdés y Francisco López Perén (Guatemala: CENALTEX, Ministerio de Educación, 1985), versículo 590, página 78. 28 El territorio actual de El Salvador ha sido lugar codiciado por varias culturas. Por ejemplo, “Se cree que la ocupación de estas tierras centroamericanas por los pipiles, tuvo lugar en una época bastante temprana (siglos VII y VIII de nuestra era) quienes tuvieron que resistir la presión de los pueblos que los habían antecedido, resultando de ello la fusión de los elementos culturales que trajeron con los de esos otros pueblos”; Miguel Armas Molina, La cultura pipil de Centro América, 2ª edición (San Salvador: Ministerio de Educación, 1976), 21. 26 10 buscaban crear una utopía religiosa la cual había que crear escudriñando los secretos de los nuevos conversos y los pueblos amerindios. Fue este deseo de conocer y proveer un retrato escrito totalizante de lo descubierto que difiere de la tradición literaria indígena. Los pueblos indígenas actuaban sus memorias en conjunto y no en espacios privados como lo es el acto de la lectura. Así, los españoles que caminaron las provincias coloniales de San Salvador y Sonsonate demostraron ese mismo apego a un modelo de representatitivad que no nos ha dejado mucho para conocer nuestros antepasados, pero sin embargo, esas relaciones nos proveen con los pocos datos que tenemos para decir algo de esos pueblos. Vemos que lo que ahora es El Salvador fue una región claramente dentro de la esfera mesoamericana cultural pero al mismo tiempo una zona en donde la mezcla de culturas se mantenía vigente. Los pueblos del oriente salvadoreño y los remanentes de pueblos dominantes anteriores subsistían a la par de pueblos de habla Nahua. Es obvio que la hegemonía de la región la poseían estos últimos, gentes que habían llegado desde la zona del Golfo de México y el actual sur de México a partir de los siglos IX y X de la era presente. La historia pre-Hispánica colonial así pues se muestra como un mosaico de culturas y constantes enfrentamientos entre ellas por el dominio de recursos naturales y de la tierra. Esto significa que al igual que el europeo, el indígena salvadoreño pudo captar la llegada de invasores no como actos divinos sino como otra posible cultura a la cual dominar o contra la cual pelear—el español ya había pasado por este proceso en su proceso de reconquista de la península ibérica. Al contrario que el europeo, las evidencias citadas acá no demuestran un pueblo que quiso hacer al extranjero a su forma de ser. Recordamos a algunos de los indígenas conocidos por Ciudad-Real en sus viajes por Nicaragua. Nos dice, “[…] précianse de andar vestidos ellos como españoles y de hablar la lengua castellana por poco que sepan.” Los indígenas hicieron sus mejores esfuerzos para adaptar lo foráneo y así mejor controlar el proceso de negociación cultural. En ausencia de evidencias escritas por los mismos indígenas, son tales ejemplos que muestran el proceso de adaptación que también tomó lugar en el viejo señorío cuzcatleco. Finalmente agregamos que el sistema de obtener información en la región Cuzcatleca no le funcionó a Alvarado. Le crea desilusiones y por lo tanto en cuando puede decide regresar a Guatemala. Otro ejemplo de lo insatisfecho que se mostraba el colonizador con lo que encontró en el istmo centroamericano proviene de la cita de García de Palacio. El multi-lingualismo de la región era prueba de la existencia del demonio. Para los clérigos que hemos citado—con excepción de Las Casas—ese demonio era real y su presencia amenazaba la conquista religiosa. Era por esto que había que encontrar señales de la presencia divina en cualquier suceso fuera de lo normal. La conquista de Cuzcatlán así se muestra como un proyecto político azaroso, arduo y desde su inicio caracterizado por una dualidad de negociación-dominio en las relaciones interétnicas que continuaría a lo largo de la colonia. 11 12