Los avances de una revolución silenciosa

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El negocio de los bancos (Número 1)
Los avances de una
revolución silenciosa
Después de décadas, la actividad bancaria uruguaya está experimentando
cambios profundos. La baja rentabilidad de los negocios tradicionales,
los rebotes de la crisis financiera global, la inserción de nuevos actores
y el creciente papel de la tecnología, entre otros factores, indican que la
consolidación de empresas, la búsqueda de nuevos segmentos de mercado y la
colaboración con otros operadores, son señales que designan nuevos rumbos.
En este artículo, primero de una serie, anotamos los principales rasgos de este
proceso removedor, colmado de obstáculos y oportunidades.
E
l Silencio del Mar es una novela francesa, publicada en
1941, cuyo título alude a la intensa agitación que se oculta
bajo una superficie silenciosa
y aparentemente calma. Esta metáfora
de Vercors, el autor, también es apropiada para ilustrar lo que está ocurriendo hoy en el mercado bancario uruguayo. Pese a las grandes crisis periódicas
de las últimas décadas, con su tendal de
quiebras, recates, compras de carteras
o reprogramación de las deudas, recién
ahora se está viviendo una redefinición
profunda del negocio de los bancos.
Forzados por sus pérdidas o por rentabilidades muy bajas, los bancos deben
navegar nuevos rumbos, que presentan
desafíos pero también ofrecen oportunidades. Incluso ser abogado de bancos
supone enfoques totalmente diferentes
a los habituales hace pocos años, ya no
queda espacio para quienes asumían
ese papel como la mera ejecución de
“contratos” y “juicios”.
Años difíciles para los bancos
En el marco de un sistema bancario
sólido, que mantiene su alta liquidez,
los últimos años han sido muy difíciles, algunos bancos registran pérdidas
y la mayoría tiene rentabilidades insuficientes. Además de satisfacer sus
propias, razonables y legítimas expectativas de rentabilidad creciente, para
la economía del país resultaría fundamental que estas instituciones aumenten su patrimonio y su giro.
Durante la década de 1990, para algunos, el negocio rentable era fondearse
con depósitos a tasas bajas en Uruguay
y prestarle a empresas argentinas, eso
llegó a un repentino final cuando Argentina entró en default, devaluación
y pesificación con las pérdidas consiguientes. Luego, el período siguiente,
en el que los bancos se financiaban con
depósitos a tasas bajas y ganaban una
diferencia colocando títulos seguros en
el mundo desarrollado, también culminó abruptamente. Tras la crisis financiera, las tasas en esos países bajaron
a casi cero y afectaron seriamente ese
modelo de negocios.
Estas pérdidas o baja rentabilidad,
que derivan de la baja de las tasas internacionales tras la crisis financiera
mundial, llegan, además, en un momento especialmente difícil porque
las matrices están menos pacientes.
Muchos bancos tienen sus propios problemas de rentabilidad en los mercados
maduros, fruto de la recesión, el bajo
crecimiento o la crisis en las finanzas,
según el caso. Para compensar, aumentaron las metas de rentabilidad de sus
operaciones en países emergentes. Las
nuevas metas se están cumpliendo en
muchos mercados latinoamericanos,
pero cada día se ven más lejanas en el
uruguayo. A lo que se agrega, que los estándares de Basilea III, con su exigencia
de mayor capitalización y más severidad en la valoración de riesgos, acrecentarán aún más el desafío cuando se
apliquen plenamente.
¿Dónde está la rentabilidad?
Los bancos están forzados a buscar
una rentabilidad cada vez más esquiva, aún con mayores esfuerzos y mejor
“actividad bancaria” que durante las
últimas décadas. Estos cambios son
difíciles de procesar porque suponen
modificaciones estratégicas ajenas al
funcionamiento tradicional e involucran recursos humanos que ocasionalmente presentan escasa motivación y
cuyo perfil puede resultar inadecuado.
Como consecuencia de factores políticos y sindicales, en Uruguay la implementación de las limitaciones de ajuste, horarios, incentivos y contratación,
es ardua y compleja. A este panorama,
Andrés Cerisola
[email protected]
además, cabe agregarle el peso de la temática vinculada a la Caja Bancaria.
La banca corporativa no traerá la esperada rentabilidad porque, salvo tomando bastante riesgo, los préstamos
a empresas se están realizando a tasas
muy bajas por el exceso de liquidez y
falta de opciones de colocación. El dilema de los bancos, agravado por altos
costos y baja productividad, es si colocar la liquidez que disponen a tasas
muy bajas en el mercado corporativo, o
si buscar tasas mayores profundizando
la banca minorista u otro tipo de negocios y servicios.
Renovación
En parte, la banca tiende hoy a una
gestión más profesional del riesgo y
medidas de optimización similares,
pero la ruta principal hacia la rentabilidad se está buscando por la vía de ofrecer servicios a sectores de banca consumo diferentes y mayoritarios respecto
del ya bancarizado ABC1. Esta tendencia a la búsqueda de otros segmentos
del mercado es coincidente con una
de las principales políticas sociales del
gobierno actual, lo que debería facilitar
el proceso. Pero como las instalaciones,
recursos humanos, cultura y hasta los
horarios de los bancos son inadecuados para cualquier estrategia de bancarización dirigida a sectores sociales
mayoritarios, el proceso ha incluido la
competencia entre emisores de tarjetas de crédito, la compra de financieras
que pueden rentabilizar su mayor flexibilidad, tecnología y capacidad para
evaluar riesgos (Itaú-OCA hace ya tiempo, NBC-Pronto!, Santander-Creditel),
la apertura de nuevos canales (ASI de
BBVA-Abitab) así como canales inclusive más innovadores que están desarrollándose. [El segundo artículo de esta
serie, “El negocio de los bancos”, se publicará la semana que viene.]
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